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Sebastián Villamil Cortés

Universidad de La Salle
30181761
AyC

Febrero del 2016, Esta historia empieza con una de las frases más profundas que (C)
alguna vez le dijo a un amigo mientras estaban borrachos a las 3am en un bar: “Recordar no
siempre es bello, pero es necesario. Hacer memoria de los sucesos para aferrarse a ellos,
atesorarlos para esconderlos o compartirlos”. Así empiezan las historias, con recuerdos que
desearíamos haber vivido, o que quisiéramos cambiar.
Primer semestre, en contraste con lo que la familia de (C) le había dicho, C solo tenía dos
amigos, aunque solo se va a mencionar a uno por ahora a (A). veinte años, delgado, pelo
castaño, sin pena alguna para hablar a las mujeres. (A) era ese hombre que todos
deseábamos ser cuando teníamos 15 años y nos empezaban a gustar las mujeres. (A) Era
acechado por las chicas más lindas de la carrera, tenía el celular repleto de notificaciones de
tinder, y de vez en cuando una que otra chica le preguntaba si estaba libre por la tarde. (C)
tenía con (A) casi todas sus clases, tal vez de esa forma se hicieron amigos. A (C) Los
viernes le gustaba sentirse interesante, ir por un cappuccino de vainilla y sentarse a dibujar.
De esto (A) solo se burlaba, llamaba a alguna amiga de él, y se quedaban conversando al
lado de (C). Pero (A) de vez en cuando proponía ir por unas cervezas, salir a una discoteca
a buscar chicas e ir borrachos a clase. Todas esas malas influencias de las que alguna vez
los padres de (C) le habían hablado, así que (C) sintiéndose orgulloso negaba con su cabeza
y le invitaba un cigarro Lucky strike de su media caja.
Julio 2016, El mes en el que apareció (B). Pelo rubio, cara delgada con algunas
pecas y ojos verdes como esmeraldas, igual de alta a (A) y (C), ropa hippie y un amor
perdido a los cigarrillos gratis. (B) fue la amiga que faltaba en el grupo le comentaba (A) a
(C) de vez en cuando después de días largos en la universidad, la veían caminar hacia ellos
con esa sonrisa que la caracterizaba. (B) llegó a hacer cambios drásticos, el café se
convirtió en cigarrillos malboro, el sentimiento ilusorio de (C) de persona intelectual
cambió por el sentimiento de alegría bares y olor a cigarrillo. Pero B antes de hacer
cambios dejó algo muy claro apenas se hizo amiga de (A) y (C).
-A mí solo me gustan extranjeros y con plata. Dijo (B), sonriendo de forma coqueta
mirando a los dos.
puede que estas palabras solo hayan provocado risas entre (A) y (C), pero (B) estaba
dejando muy claro que ellos no tendrían ninguna oportunidad con ella. A lo que (A) para
eliminar la tensión preguntó
- ¿Qué vamos a hacer hoy?, quiero ir a intoxicarme.
- Ir para la casa. Respondió (C) sin pensarlo dos veces, y frunciendo el ceño recogió su
maleta y se fue a la estación.
(C) pensó que así mantendría controlados a (A) y (B), rechazando sus proposiciones y
luego huir del lugar, O por lo menos así lo aprendió de su madre cuando le ofrecían whisky
en una reunión familiar. Pero (A) y (B) siempre tenían la misma reacción, apagaban sus
cigarrillos y con un gesto de aburrimiento se miraban entre ellos.
-Pero entonces me acompañan a mi casa. Decía B mostrándonos una caja nueva de
cigarrillos
-Claro, como no. Respondieron (A) y (C) sin pensarlo mucho.
(C) no le gustaba el cigarrillo, odiaba su olor y lo asociaba con sus tíos, que se la pasaban
acostados en la cama quejándose de las mujeres. Pero igual fumaba, sabía que así podría
hablar con (A) y (B), verlos reír un poco y apreciar el humo saliendo de sus bocas.
-Me quiero cambiar de carrera. Dijo (C), intentando hacer un gesto serio.
-Más bien vamos por una ron a mi apartamento, yo también estoy estresada. Dijo (B).
(C) nunca fue bueno para el licor, había tomado varias veces con sus amigos del colegio.
Pero jamás con (A) y (B). Así que empezaron a pasar las horas, 2pm…3pm…4pm.
-Yo siempre lo he tenido todo en la vida. Dijo (A) con tono melancólico.
-Nunca he tenido que esforzarme por nada, dejé el ejército por una lesión y desde entonces
tengo depresión.
-No me gusta dibujar, lo odio, odio tener que coger ese lápiz. Ojalá pierda todas esas
materias y que me echen de esta universidad. Dijo (C) frustrado, limpiándose las lágrimas.
Después de esto solo hubo silencio, (B) cogió la botella y repartió lo que quedaba con un
gesto de tristeza. El problema del alcohol es mostrar a una persona en su lado más débil,
pero quien no muestra su lado más débil, es más débil que los demás.
Al acabar ese semestre, celebrando en un bar, (B) decide levantarse y decir unas palabras.
-Muchachos, este es mi último semestre. Lo estuve pensando y necesito trabajar para pagar
mi semestre, espero me entiendan. Solo es por un año, seguramente vuelva y espero
encontrarlos para seguir bebiendo.
Esas palabras no eran más que cortesía, (A) y (C) no volverían a ver a (B). esas palabras
solo eran la forma de decir adiós de (B). Tal vez (C) lo sospechaba, tal vez (A) también lo
hacía. Pero ambos tenían miedo de admitirlo, de aceptarlo. (B) se despidió de ellos para no
volver, tal vez ella fue la razón de que (C) y (A) renunciaran a sus carreras. Tal vez ellos
solo necesitaban un motivo para huir.
-Yo la amaba, en serio lo hacía. Dijo (A) dirigiéndose a (C).
-Lo sé, yo también lo hacía…

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