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2 Unidad (I) del Curso | e-Learning
Introducción a la Unidad:
En la presente unidad se refiere al tema de inversión pública como preludio para comprender
el contexto en el que se formulan y se ejecutan los proyectos de inversión pública como base
para reducir el déficit existes en el país. Para varios de ustedes este concepto ya son conocidos
e incluso utilizados en el ejercicio profesional, sin embargo, vale la pena explicarlo con cierto
nivel de detalle
Objetivos/competencias:
• Que la estudiante conozca y puedan aplicar los conceptos de Inversión Pública y
proyecto de inversión pública.
• Que puedan comprender explicar la importación de la inversión pública para el
desarrollo del país
• Que conozcan y comprendan el proceso de inversión publica
• Que el amplíen su vocabulario con concepto relacionados con la inversión pública.
Temario:
La inversión pública tiene como fin mejorar la calidad de vida de la población, el desarrollo
de las comunidades del país y generar la infraestructura necesaria para la realización de las
actividades económicas.
A través de la inversión públicas, las autoridades y funcionarios del Estado (esto incluye
ministerios y municipalidades) deben responder a las necesidades de la población y, por lo
tanto, a las prioridades de desarrollo del país.
Un Proyecto de Inversión Pública es, por lo tanto, una herramienta que utiliza el Estado para
que sus inversiones produzcan cambios que mejoren la calidad de vida de la población y
dinamicen la economía a través de la generación, ampliación e incremento de la cantidad y/o
calidad de los servicios públicos que le corresponde brindar.
Los proyectos de inversión pública se formulan porque existe un problema social que se
quiere resolver, por lo que es necesario explicarlo e identificar y evaluar alternativas de
solución. Ese problema se genera porque existe un servicio público deficiente o inexistente,
por lo que hay consenso de que la situación actual es insatisfactoria y que se requiere un
cambio.
En general, existe un consenso sobre la necesidad de fortalecer todos los procesos alrededor
de la IP, puesto que juega un papel determinante cuando de asegurar la estabilidad económica
se trata. De la misma forma, por medio del presupuesto, se persigue que la IP refleje una
asignación eficiente de recursos para mejorar la calidad del gasto público. Esto es acertado
para todos los niveles de gobierno, es decir, tanto central, como local.
Es decir, esto implica que el debate vaya más allá de lo puramente técnico, ya que al momento
de realizar ajustes en la economía (léase en los proyectos de inversión), en lugar de tomar en
cuenta las consideraciones de impacto en el crecimiento o en la pobreza, en muchos casos
las decisiones son puramente políticas. Esto podría explicar, en parte, los cambios
permanentes de la participación de la IP en el producto Intento Bruto, y de la volatilidad del
crecimiento económico en América Latina y Asia.
Por este motivo, se puede decir que el funcionamiento de la inversión pública constituye uno
de los pilares fundamentales de la gobernabilidad democrática, no sólo porque este proceso
define las prioridades y asignación de recursos públicos, sino también porque permite
entender una parte de sus restricciones económicas y políticas.
En América Latina se plantea como un desafío la interrogante de cómo deben definir sus
prioridades de inversión las instituciones públicas y las alcaldías, no se diga las prioridades
de gasto. Varios países llevan años avanzando por la senda de la descentralización, de
desconcentrar y delegar un conjunto de competencias a los niveles seccionales. Este avance
no ha sido consistente con la demanda de recursos que la asunción de las nuevas
competencias requiere, ni con la capacidad institucional que exigen estos procesos. Por tanto,
el desafío se plantea en lo institucional en todo el conjunto de fases del ciclo del proyecto,
desde cómo formular proyectos, evaluar ex ante, ejecutar y evaluar ex post.
Inmersos en un sistema en el que “un quetzal vale un voto”, no es probable que los mercados
respondan de manera adecuada a las necesidades básicas de los ciudadanos más pobres. A
saber, el gasto en investigación de fármacos para adelgazar es veinte veces mayor al gasto
invertido en la investigación de la malaria, una enfermedad que cobra más de un millón de
víctimas al año.
Existen, por otra parte, “bienes públicos” que, con toda probabilidad, estén siendo provistos
de modo insuficiente por individuos que se limitan a actuar conforme a los incentivos del
mercado. El orden público, la infraestructura básica, la salud primaria, la educación básica y
la investigación científica son ejemplos de tales bienes públicos.
Para corregir las deficiencias del mercado, la inversión pública puede y debe desempeñar un
papel clave, especialmente en aras del desarrollo a largo plazo. Tal desarrollo, requiere de
inversiones en el terreno de los recursos físicos y humanos.
Los programas de inversión pública del Estado pueden aumentar los recursos físicos por
medio de la inversión en equipamiento e infraestructura (por ejemplo, transporte y
telecomunicaciones) e incrementar los recursos humanos a través de la inversión en salud,
educación, capacitación e investigación científica.
Los programas de inversión pública realizados por el Estado que se destinan correctamente
–inversión de recursos destinada a la educación de hijos de familias pobres o infraestructura
creada para ayudar a una región depauperada a exportar sus productos– pueden contribuir
también a mitigar la pobreza y, por ende, promover el desarrollo económico y social a largo
plazo.
La inversión pública es, asimismo, un instrumento fundamental para mejorar la actividad del
sector privado por el efecto de “atracción de inversiones”.
Durante las últimas dos décadas se tendió a presumir que toda inversión pública producía un
“efecto de desplazamiento” en la inversión privada. Sin embargo, el “desplazamiento” se
convierte en una posibilidad significativa sólo cuando la economía se acerca al pleno empleo.
La inversión pública, en tanto que porcentaje del Producto Interno Bruto -PIB., disminuyó
en los países en desarrollo, especialmente en Guatemala, considerada la mayor economía de
América Central, pues en el último decenio sus ingresos tributarios no han crecido lo
suficiente para reducir sustancialmente los elevados niveles de pobreza, de alrededor de 60%
de la población en la actualidad, porque ha habido una disminución drástica del gasto social
y de la inversión publica
Esta caída brusca no fue menor a consecuencia de las condiciones impuestas por el Fondo
Monetario Internacional FMI. El hecho de que se hiciera tanto hincapié en la estabilización,
por encima de otros objetivos como crecimiento, empleo y desarrollo motivó la reducción de
toda suerte de inversión. Asimismo, las condiciones orientadas al equilibrio presupuestario
no hacían distinción entre gastos corrientes y de capital, lo que implicaba que el gobierno
redujera la inversión pública en lugar de reducir los gastos corrientes, cuya reducción es más
difícil desde un prisma político.
Si bien es cierto, en la legislación guatemalteca hay varias normas que en general tratan de
orientar el proceso de inversión, también lo es, que estas normas están dispersas en distintas
leyes de diferentes categorías. En la práctica esto ha representado problemas, pues las reglas
de la técnica jurídica parecieran poco prácticas para resolver los problemas de aplicación de
las leyes.
1
Véase artículo 3 del Acuerdo Gubernativo 87798, Reglamento Interno de trabajo de SEGEPLAN
2
Artículo 14, literales a), c), d) y h) del Decreto 11497 del Congreso de la República, Ley del Organismo
Ejecutivo
Referente a la programación de las inversiones públicas, son los órganos ejecutores los que
la propondrán oportunamente a SEGEPLAN y, en cuanto a la programación presupuestaria
del ejercicio vigente, los ejecutores la presentarán al Ministerio de Finanzas Públicas
La literal h) del referido cuerpo legal, establece que SEGEPLAN debe coordinar el proceso
de planificación y programación de inversión pública a nivel sectorial y territorial. El artículo
15 de La Ley Orgánica del Presupuesto, establece entre otros aspectos, que la programación
financiera anual y los cronogramas de ejecución física, deberán guardar congruencia con el
Programa de Inversiones Públicas elaborado por SEGEPLAN. Más específico es el Acuerdo
Gubernativo 87798, que en su artículo 2 indica que es objetivo de SEGEPLAN: la
programación de la inversión pública (…) la literal h) del artículo 14 de la ley citada establece
que: corresponde a las direcciones técnicas de SEGEPLAN integrar el Programa de
Inversiones Públicas, lo anterior se ve reforzado por lo establecido en el último párrafo del
artículo 15 de la Ley Orgánica del Presupuesto.
En la formulación de presupuesto, hay una primera etapa que es la elaboración de las políticas
y lineamientos que rigen este proceso, esta función es compartida entre el MINFIN y
SEGEPLAN. La segunda etapa, es la asignación de recursos, la que tiene dos momentos: el
primero consiste en los requerimientos financieros que hacen las entidades públicas de
inversión, mismos que deben canalizarse vía el PIP; el segundo momento consiste en otorgar
el financiamiento a los proyectos que conforman el programa, tarea que compete a la
Dirección Técnica del Presupuesto. Debe indicarse, que tanto la solicitud como la asignación
de recursos, deben ceñirse a los montos recomendados por SEGEPLAN en el PIP.
En una primera aproximación, se puede decirse que los fondos para financiar la inversión
pública en Guatemala provienen de recursos de origen interno y externo.
Por otro lado, los fondos de origen externo, que también financian parcialmente el
presupuesto nacional, se clasifican básicamente en reembolsables (préstamos) y no
reembolsables (donaciones y cooperación técnica).
• Administración directa
• Contratación
• Alianzas Público-Privadas (APP),