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Wallerstein Immanuel - La Decadencia Del Imperio -

Estados Unidos En Un Mundo Caótico Pdf (94458)

RESEÑA:
El sueño americano que acompañó al optimismo de generaciones de estadounidenses
pareció convertirse en pesadilla el 11 de septiembre de 2003 y haberse desvanecido
desde entonces por fuerza de una realidad terca y caótica. Sin embargo, lo cierto es que
desde que Estados Unidos emergiera ante el mundo tras la Segunda Guerra mundial, no
sólo como potencia militar, sino también económica e incluso moral, no ha hecho sino
imbuirse en una espiral descendente al servicio de la propia lógica capitalista.
En este libro el autor se cuestiona el papel de la intelectualidad crítica estadounidense,
se plantea prioridades en el campo de la ética política y hace una reflexión acerca de
una necesaria alternativa que pueda encauzar la podredumbre estructural que amenaza
al imperio y, por extensión, al mundo.

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BIOGRAFIA:
Immanuel Wallerstein (Ciudad de Nueva York, 28 de septiembre de 1930) es un
sociólogo y científico social histórico estadounidense. Principal teórico del análisis de
sistema-mundo. Obtuvo su maestría en 1954 y el doctorado en 1959, después trabajó
como conferencista hasta 1971, año en que se hizo profesor de sociología en la
Universidad de McGill. En 1976 se hizo profesor de sociología de la Universidad de
Binghamton (SUNY), puesto que ocupó hasta que se retiró en 1999. Fue director del
Centro Fernand Braudel de estudios económicos, sistemas históricos y civilización.
Wallerstein ocupó diversos puestos entre ellos el de profesor visitante en diferentes
universidades alrededor del mundo, fue premiado con múltiples títulos honoríficos.
También fue el director de estudios asociados en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias
Sociales (École des Hautes Études en Sciences Sociales) en París, y fue presidente de la
Asociación Sociológica Internacional de 1994 a 1998.

Es presidente de la Comisión Gulbenkian para la restauración de las ciencias sociales,


encargada de una reflexión sobre el presente y el posible futuro de las ciencias sociales,
pues muchos especialistas aseguran que no deben ser enseñadas por separado, porque
todas ellas persiguen al final un mismo objetivo: la percepción de la realidad ( ya sea en
el pasado, presente o futuro) del ser humano relacionado con su entorno social.

En 2004 recibió la Medalla de Oro Kondratieff de la Fundación Internacional N. D.


Kondratieff y la Academia Rusa de Ciencias Naturales (RAEN)

Immanuel Wallerstein
Immanuel Wallerstein
Información personal

Nacimiento 28 de septiembre de 1930(87 años)


Nueva York, Nueva York, Estados Unidos

Nacionalidad Estadounidense

Educación

Alma máter Universidad de Columbia

Información profesional

Ocupación sociólogo, profesor

Empleador  Universidad de Binghamton

Miembro de Academia Estadounidense de las Artes y las


Ciencias
 Phi Beta Kappa

Distinciones Oficial de las Artes y las Letras

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Immanuel Wallerstein (Ciudad de Nueva York, 28 de septiembre de 1930) es un sociólogo y


científico social histórico estadounidense. Principal teórico del análisis de sistema-mundo.

Índice
[ocultar]
 1Educación y vida profesional
 2Líneas teóricas esenciales
o 2.1El moderno sistema-mundo
o 2.2El Centro Immanuel Wallerstein
 3Citas de Immanuel Wallerstein
o 3.1El cambio social y la justificación de El moderno sistema mundial
o 3.2El origen de la economía-mundo capitalista
o 3.3Sobre el origen del Estado moderno y el absolutismo
o 3.4Sobre la Revolución francesa
o 3.5Sobre Karl Marx
o 3.6Sobre las ciencias sociales
 4Obra publicada
o 4.1Obras de Inmanuel Wallerstein
o 4.2Bibliografía sobre Immanuel Wallerstein
o 4.3Artículos en prensa y Comentarios
 5Referencias
 6Véase también
 7Enlaces

Educación y vida profesional[editar]


Immanuel nació en Nueva York, realizó sus estudios en la Universidad de Columbia donde se
graduó en 1951. Obtuvo su maestría en 1954 y el doctorado en 1959; después trabajó como
conferencista hasta 1971, año en que se hizo profesor de sociología en la Universidad de
McGill. En 1976 se hizo profesor de sociología de la Universidad de Binghamton (SUNY),
puesto que ocupó hasta que se retiró en 1999. Fue director del Centro Fernand Braudel de
estudios económicos, sistemas históricos y civilización. Wallerstein ocupó diversos puestos
entre ellos el de profesor visitante en diferentes universidades alrededor del mundo; fue
premiado con múltiples títulos honoríficos. También fue el director de estudios asociados en la
Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (École des Hautes Études en Sciences
Sociales) en París, y fue presidente de la Asociación Sociológica
Internacional de 1994 a 1998.
Es presidente de la Comisión Gulbenkian para la restauración de las ciencias sociales,
encargada de una reflexión sobre el presente y el posible futuro de las ciencias sociales, pues
muchos especialistas aseguran que no deben ser enseñadas por separado, porque todas ellas
persiguen al final un mismo objetivo: la percepción de la realidad ( ya sea en el pasado,
presente o futuro) del ser humano relacionado con su entorno social.
En 2004 recibió la Medalla de Oro Kondratieff de la Fundación Internacional N. D. Kondratieff y
la Academia Rusa de Ciencias Naturales (RAEN).1

Líneas teóricas esenciales[editar]


Wallerstein inició como un experto en asuntos post-coloniales africanos, a lo que dedicó casi
todas sus publicaciones hasta principios de los setenta, cuando empezó a distinguirse como
un historiador y teórico a nivel macroeconómico de la economía capitalista global. Su reciente
crítica al capitalismo global y su influencia en los movimientos anti-sistémicos lo han
convertido en una eminencia en el movimiento antiglobalización junto con Noam
Chomsky y Pierre Bourdieu. Su obra y presidencia del Fernand Braudel Center de la State
University of New York constituyen uno de los principales puntos de referencia y producción
historiográfica a nivel mundial. Es posible distinguir, por el desarrollo de una teoría global y sus
aportaciones a la historia como ciencia social, una línea directa entre Karl Marx, Fernand
Braudel y Wallerstein. También tiene empatía intelectual con Ilya Prigogine, Marc Bloch, Paul
Sweezy y Franz Fanon. Trabajó e investigó junto a Giovanni Arrighi quien recoge el corpus
del sistema-mundo de Wallerstein para desarrollar y perfeccionar la teoría de los ciclos
económicos. Ambos son exponentes del desarrollo global de las ciencias sociales.
El científico social mexicano Carlos Antonio Aguirre Rojas -uno de sus principales discípulos-
en el prólogo a La crisis estructural del capitalismo (Editorial Contrahistorias, 2005) planteó
que sus aportes teóricos se pueden esbozar en cuatro líneas principales:

1. la explicación histórico-crítica de la historia, el desarrollo y los mecanismos globales y


funcionales del capitalismo desde el siglo XVI hasta nuestros días mediante la
colectivamente aceptada teoría del sistema-mundo (world-system).
2. el análisis crítico de los hechos y realidades del largo siglo XX y su influencia en los
procesos históricos en los que estamos inmersos.
3. el análisis histórico-crítico de los hechos coyunturales y el ejercicio de escenarios
prospectivos del actual sistema-mundo, resaltando que éste vive la fase B de un ciclo
de Kondrátiev iniciado posterior a 1945 y experimenta una crisis estructural que
iniciará su fase final hacia 2050.
4. la reflexión epistemológica-crítica de la urgente necesidad de reconfigurar y replantear
la estructura parcelada de las ciencias sociales actuales y encaminarlas hacia una
perspectiva unidisciplinar.
El moderno sistema-mundo[editar]
Artículo principal: Sistema-mundo

Su obra más importante, El moderno sistema-mundo (The modern world-system) ha aportado


a la ciencia histórica un nuevo modelo teórico-interpretativo. Apareció en tres volúmenes en
1974, 1980 y 1989. En ellos, Wallerstein se basa en tres influencias intelectuales:

 Karl Marx, donde se incluye la crítica sobre el capitalismo del socialismo científico como
un enfoque de aproximación marxista basado en el materialismo histórico.

 El historiador francés Fernand Braudel.

 Y la Teoría de la dependencia, en su experiencia práctica obtenida en su trabajo en la


África post-colonial y las varias teorías acerca de las naciones en desarrollo. Un aspecto
de su trabajo por el cual se merece crédito fue el anticipar la importancia del
creciente Conflicto Norte-Sur el cual estaba ya en la cima durante la Guerra Fría. En este
sentido, Wallerstein rechaza la noción de un “Tercer Mundo”, afirmando que había solo un
mundo conectado por una compleja red de relaciones de intercambio económico.
Wallerstein localiza el origen del moderno sistema-mundial en el noroeste de Europa del siglo
XVI. Una pequeña ventaja en la acumulación de capital en Gran Bretaña y Francia, debido a
circunstancias políticas específicas al final del periodo del feudalismo, pusieron en movimiento
un proceso gradual de expansión, dando como resultado: la red mundial, o sistema de
intercambio económico que existe en la actualidad. Para Wallertstein, la transición al
capitalismo se llevó a cabo durante el "largo" siglo XVI con la previa "crisis" del modo de
producción feudal, que englobaba causas climáticas, demográficas, políticas e incluso
culturales, lo que obligó a los señores feudales de Inglaterra y del norte de Francia a
convertirse en capitalistas. Lo anterior llevó a la conformación de la economía-mundo
capitalista que llegó a ocupar América y a convertirla en la periferia del sistema mundial, y
consecuentemente desecha la idea de "revolución burguesa" arraigada en el marxismo
ortodoxo. En este sentido, Wallerstein se pregunta cuál es el sentido de afirmar que la
Revolución francesa fue una "revolución burguesa" si el capitalismo como tal ya estaba
consolidado desde hace dos o tres siglos atrás, por lo que, llega a mencionar que la
Revolución francesa fue en realidad una "revolución anticapitalista" -con lenguaje antifeudal- y
además, fue el acontecimiento en donde la superestructura ideológica se pone por fin al
mismo nivel que la estructura económica; es decir: que a partir de tal suceso las ideologías
expresan transparentemente los intereses de las clases al interior del sistema-mundo. Pero,
en modo alguno, según Wallerstein, representó un cambio estructural profundo. Con esta
última idea, Wallerstein ensalza a la Revolución francesa y baja el perfil a la Revolución rusa
de 1917.
Un mayor avance ocurrió durante la época del imperialismo, el cual puso en contacto a cada
rincón de la tierra con la economía capitalista al estilo europeo.
El sistema-mundial capitalista, se encuentra lejos de la homogeneidad en términos culturales,
políticos y económicos; está caracterizado por profundas diferencias en el desarrollo cultural,
acumulación del poder político y capital. Wallerstein concibe las diferencias en las teorías de la
modernización y capitalismo como una división duradera del mundo en el núcleo, semi-
periferia y periferia.
En 2011, Immanuel Wallerstein publicará el cuarto tomo del Moderno sistema mundial, cuyo
subtítulo es "el triunfo del liberalismo centrista" y cuyo período va desde 1789 hasta 1914.
Esta cuarta entrega se encargará de continuar la idea de "geocultura" en tanto que ideología
dominante del sistema-mundo capitalista en su conjunto. Ahí se verá cómo surgen las
ideologías modernas ante el desafío que representó la "Revolución francesa" con las
consecuencias que aquella trajo: 1) el cambio político es normal, y 2) la soberanía reside en el
pueblo. Pues bien, las ideologías "modernas" se encargan de ambos problemas en que surgió
el conservadurismo, el liberalismo y el radicalismo/socialismo, cada una poniendo distintos
énfasis en cuanto a la "velocidad" y "profundidad" de los cambios sociales que deseaban. Y el
tomo cuatro tratará de cómo la ideología liberal centrista triunfó por sobre el conservadurismo
y el radicalismo/socialismo en orden de asegurar la acumulación de capital a largo plazo, para
Gran Bretaña, Francia y los demás capitalistas de la economía-mundo.
El Centro Immanuel Wallerstein[editar]
El centro Immanuel Wallerstein fue fundado en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México,
en 2004.

Citas de Immanuel Wallerstein[editar]


El cambio social y la justificación de El moderno sistema mundial[editar]
El cambio es eterno. Nada cambia jamás. Los dos tópicos son "ciertos". Las estructuras son los arrecifes
de coral de las relaciones humanas, que tienen una existencia estable durante un período relativamente
largo de tiempo. Pero las estructuras también nacen, se desarrollan y mueren. Wallerstein, I. - El
moderno sistema mundial I2

Lo que aquí es relevante es que así me hice consciente del grado en que la sociedad como abstracción
quedaba grandemente limitada a sistemas político-jurídicos como realidad empírica. Era una perspectiva
falsa el adoptar una unidad como la "tribu" e intentar analizar su funcionamiento sin hacer referencia al
hecho de que, en una situación colonial, las instituciones gobernantes de una "tribu", lejos de ser
"soberanas", estaban seriamente circunscritas por las leyes (y las costumbres) de una entidad mayor de
la cual formaban parte indisociable, léase la colonia. De hecho esto me llevó a la generalización más
amplia de que el estudio de la organización social era en su mayor parte deficiente debido a la muy
extendida falta de consideración del marco legal y político en el que tanto las organizaciones como sus
miembros operan. Wallerstein, I. - El moderno sistema mundial I 3

¿Cómo podía uno decir que la Francia del siglo XVII era en algún aspecto equivalente a la India del siglo
XX? Los legos podrían considerar tal afirmación absurda. ¿Estarían acaso tan equivocados? Está muy
bien y es muy cómodo eso de apoyarse en las fórmulas de los libros de texto acerca de las virtudes de
la abstracción científica, pero las dificultades prácticas de la comparación parecían
inmensas. Wallerstein, I.-El moderno sistema mundial I4

Si determinadas sociedades atravesaban "etapas", es decir, tenían una "historia natural", ¿qué sucedía
entonces con el propio sistema mundial? ¿Acaso no tenía "etapas", o al menos una "historia natural"? Si
así fuera, ¿no estaríamos estudiando evoluciones comprendidas dentro de otras evoluciones? Y de ser
ese el caso, ¿no se estaría convirtiendo la teoría en algo ligeramente sobrecargado en epiciclos? ¿No
estaría pidiendo a voces algún toque de simplificación?. Wallerstein, I.-El moderno sistema mundial I5

El origen de la economía-mundo capitalista[editar]


A finales del siglo XV y principios del XVI, nació lo que podríamos llamar una economía-mundo europea.
No era un imperio, pero no obstante era espaciosa como un gran imperio y compartía con él algunas
características. Pero era algo diferente y nuevo. Era un tipo de sistema social que el mundo en realidad
no había conocido anteriormente, y que constituye el carácter distintivo del moderno sistema mundial.
Es una entidad económica pero no política, al contrario de los imperios, las ciudades-Estado y las
naciones-Estado. De hecho, precisamente comprende dentro de sus límites (es difícil hablar de
fronteras) imperios, ciudades-Estado, y las emergentes "naciones-Estado". Es un sistema "mundial", no
porque incluya la totalidad del mundo, sino porque es mayor que cualquier unidad política jurídicamente
definida. Y es una "economía-mundo" debido a que el vínculo básico entre las partes del sistema es
económico. Wallerstein, I. - El moderno sistema mundial I6

Sobre el origen del Estado moderno y el absolutismo[editar]


Pero ¿por qué surgieron tales regímenes políticos en este tiempo en particular? Una respuesta clásica
se nos da en términos de los fenómenos centrífugos presentes en los nuevos Estados, argumento
utilizado frecuentemente para los nuevos Estados del siglo XX. El empuje inicial de los "restauradores
del orden" del siglo XV surgió de la "crisis del feudalismo". La presión económica sobre los señores
había llevado a un incremento de la explotación de los campesinos y, consiguientemente, a rebeliones
de estos. También había llevado a guerras internas entre la nobleza. Los debilitados nobles se volvieron
a los reyes para que les preservaran de aún mayores desórdenes. El rey se benefició de las
circunstancias para aumentar sus riquezas frente a esta misma nobleza. Wallerstein, I.- El moderno
sistema mundial I7

¿Cómo hicieron los reyes, que eran los directores del aparato de Estado en el siglo XVI, para
fortalecerse? Utilizaron cuatro mecanismos fundamentales: burocratización, monopolización de la
fuerza, creación de legitimidad y homogeneización de la población súbdita. Wallerstein, I. - El moderno
sistema mundial I8

Sobre la Revolución francesa[editar]


No creo que debamos intentar preservar la imagen de la Revolución francesa como una revolución
burguesa para preservar la de la Revolución rusa como una revolución proletaria. Pero tampoco creo
que debamos tratar de crear la imagen de la Revolución francesa como una revolución liberal con el fin
de empañar la de la Revolución rusa como una revolución totalitaria. Ninguna de estas categorías -
burguesa o liberal- clasifica bien lo que de hecho ocurrió. Wallerstein, I.-El moderno sistema mundial III9

La Revolución francesa tal vez no fue una "revolución burguesa" puesto que en la economía-mundo
capitalista en la cual se ubicaba Francia, el comportamiento económico de la clase dominante era
"capitalista". En ese sentido, los "capitalistas" no tenían necesidad de una revolución política en estados
particulares con el fin de obtener el droit de cité [derecho de alternancia] o buscar sus intereses
fundamentales. Wallerstein, I.-Impensar las ciencias sociales10

Estos "levantamientos" por supuesto podrían asemejarse de manera analítica a las recurrentes revueltas
por comida y alborotos campesinos de los siglos anteriores. Creo que la burguesía del mundo percibió
que algo diferente estaba ocurriendo, que a esos "levantamientos" podrían catalogárseles mejor como
los primeros disturbios verdaderamente antisistémicos (es decir, en contra del sistema capitalista) del
mundo moderno. No es que esos levantamientos antisistémicos tuvieran mucho éxito, sino que al
menos se habían suscitado y por lo tanto presagiaron un importante cambio cualitativo en la estructura
del sistema-mundo capitalista, un punto de cambio en sus políticas. Wallerstein, I.-Impensar las ciencias
sociales11
Sobre Karl Marx[editar]
Marx tenía un defecto importante. Era excesivamente smithiano (la competencia es la norma del
capitalismo, el monopolio una distorsión) y schumpeteriano (el empresario es el agente del progreso).
Numerosos marxistas del siglo XX no comparten ya estos prejuicios, aun cuando creen que eso es
porque el capitalismo ha evolucionado. Sin embargo, una vez que se invierten estos supuestos, el uso
de un marco dialéctico y materialista para el análisis obliga a hacer una lectura muy diferente de la
historia de los siglos XVI a XVIII, incluso del XIX, de lo que el mismo Marx hizo la mayoría de las
veces. Wallerstein, I.-El moderno sistema mundial III12

Es en cambio al otro Marx, al que veía la historia como una realidad compleja y sinuosa, al que insistía
en el análisis del carácter específico de los diferentes sistemas históricos, al Marx que era, por tanto,
crítico del capitalismo como sistema histórico, a quien debemos devolver en el primer plano. ¿Qué
encontró Marx cuando examinó a fondo el proceso histórico del capitalismo? Encontró no solo
la lucha de clases, que a fin de cuentas era el fenómeno de "todas las sociedades existentes hasta el
presente", sino también la polarización de las clases. Esta fue su hipótesis más radical y atrevida y, por
consiguiente, la más criticada. Wallerstein, I.-Raza, nación y clase13

Sobre las ciencias sociales[editar]


La ciencia social es una empresa del mundo moderno; sus raíces se encuentran en el intento,
plenamente desarrollado desde el siglo XVI y que es parte inseparable de la construcción de nuestro
mundo moderno, por desarrollar un conocimiento secular sistemático que tenga algún tipo de validación
empírica. Wallerstein, I.-Abrir las ciencias sociales14

Puesto que la presión por la transformación política y social había adquirido una urgencia y una
legitimidad que ya no resultaba fácil contener mediante la simple proclamación de teorías sobre un
supuesto orden natural de la vida social. En cambio muchos –sin duda con esperanzas de limitarlo-
sostenían que la solución consistía más bien en organizar y racionalizar el cambio social que ahora
parecía inevitable en un mundo en el que la soberanía del “pueblo” iba rápidamente convirtiéndose en la
norma. Pero para organizar y racionalizar el cambio social primero era necesario estudiarlo y
comprender las reglas que lo gobernaban. No sólo había espacio para lo que hemos llegado a llamar
ciencia social, sino que había una profunda necesidad de ella. Además parecía coherente que si se
intentaba organizar un nuevo orden social sobre una base estable, cuanto más exacta (o “positiva”)
fuese la ciencia tanto mejor sería todo lo demás. Wallerstein, I.-Abrir las ciencias sociales15

El hecho de que las ciencias sociales construidas en Europa y Estados Unidos durante el siglo XIX
fueran eurocéntricas no debe asombrar a nadie. El mundo europeo de la época se sentía culturalmente
triunfante y en muchos aspectos lo era. Europa había conquistado el mundo tanto política como
económicamente, sus realizaciones tecnológicas fueron un elemento esencial de esa conquista y
parecía lógico adscribir la tecnología superior a una ciencia superior y a una superior visión del
mundo. Wallerstein, I.-Abrir las ciencias sociales16

Obra publicada[editar]
Obras de Inmanuel Wallerstein[editar]

 1971 - El estudio comparado de las sociedades nacionales (Con Terence K. Hopkins).


Valparaíso, Ediciones Universitarias de la Universidad Católica de Valparaíso
 1978 - The 'crisis of the seventeenth century' en New Left Review I, Nº 110, julio/agosto
 1979 - El moderno sistema mundial. La agricultura capitalista y los orígenes de la
economía-mundo europea en el siglo XVI. Madrid : Siglo XXI Editores.
 1983 - Dinámica de la crisis global. Con Samir Amin, Giovanni Arrighi y Andre Gunder
Frank. Ciudad de México: Siglo XXI Editores
 1984 - El moderno sistema mundial II. El mercantilismo y la consolidación de la economía-
mundo europea, 1600-1750. México, Siglo XXI Editores
 1988 - The Bourgeois(ie)as Concept and Reality en New Left Review I, Nº 167,
enero/febrero
 1988 - El capitalismo histórico. Ciudad de México, Siglo XXI Editores
 1991 - Raza, nación y clase. Las identidades ambiguas. Con Étienne Balibar. Madrid:
Iepala Textos
 1996 - Abrir las ciencias sociales. Madrid : Siglo XXI Editores
 1996 - Después del liberalismo. Madrid : UNAM : Siglo XXI Editores : IIS-UNAM
 1997 - El futuro de la civilización capitalista. Barcelona: Icaria
 1998 - El moderno sistema mundial III. La segunda era de gran expansión de la
economía-mundo capitalista, 1730-1850. México, Siglo XXI Editores
 1998 - Impensar las Ciencias Sociales. Madrid : UNAM : Siglo XXI Editores : IIS-UNAM
 1998 - Utopística. O las Opciones Históricas del Siglo XXI. Madrid : UNAM : Siglo XXI
Editores : IIS-UNAM
 1999 - Movimientos antisistémicos. Con Giovanni Arrighi y Terence K. Hopkins. Madrid:
Akal
 2001 - Conocer el mundo, saber el mundo. El fin de lo aprendido. Madrid : Siglo XXI
Editores, 2001
 2003 - Saber el mundo, conocer el mundo. Una nueva ciencia de lo social. Madrid :
UNAM : Siglo XXI Editores : IIS-UNAM
 2004 - Las Incertidumbres Del Saber. Gedisa
 2005 - Estados Unidos confronta al mundo. Madrid : Siglo XXI Editores
 2005 - La decadencia del poder estadounidense. Estados Unidos en un mundo caótico.
Santiago de Chile. Lom Ediciones
 2005 - La crisis estructural del capitalismo. México : Editorial Contrahistorias
 2006 - Análisis de sistemas-mundo. Una introducción. Madrid : Siglo XXI Editores
 2006 - La trayectoria del poder estadounidense en New Left Review, Nº 40,
septiembre/octubre, Akal
 2007 - Geopolítica y geocultura: ensayos sobre el moderno sistema mundial. Barcelona :
Kairos
 2007 - Universalismo europeo. El discurso del poder. Madrid : Siglo XXI Editores
 2009 - Leer a Fanon en el siglo XXI en New Left Review, Nº 57, julio/agosto, Akal
 2010 - Crisis estructurales en New Left Review, Nº 62, mayo/junio, Akal
 2011 - The Modern World-System IV: Centrist Liberalism Triumphant, 1789-1914,
California, University of California Press 2013, the Moderm From system: Elina Rijo De
Jesus (1998_2013).
Bibliografía sobre Immanuel Wallerstein[editar]

 Göran Therborn From Marxism to Post-Marxism? (Verso, 2008)


 Beverly J. Silver Fuerzas de trabajo. Los movimientos obreros y la globalización desde
1870 (Akal, 2005)
 Carlos Antonio Aguirre Rojas. Immanuel Wallerstein: Crítica del sistema mundo capitalista
(Estudio y entrevista a Immanuel Wallerstein). (Editorial Era, 2004)
 Leslie Sklair Sociología del sistema global (Gedisa, 2003)
 Giovanni Arrighi y Beverly J. Silver Caos y orden en el sistema-mundo moderno (Akal,
2001)
 Jaime Osorio Fundamentos del análisis social (Fondo de Cultura Económica, 2001)
 Steve J Stern Feudalism, Capitalism and the World-System in the Perspective of Latin
America and the Caribbean (American Historical Review, Nº93, 1988)
 Eric Wolf Europe and the people without history, (University of California Press, 1982)
(Europa y la gente sin historia, Fondo de Cultura Económica, 1987)
 Anthony Brewer Marxist Theories of Imperialism. A Critical Survey (Routledge & Kegan
Paul, 1980)
 Ernesto Laclau Política e ideología en la teoría marxista: capitalismo, fascismo,
populismo (Siglo XXI Editores, 1978)
 Robert Brenner The Origins of Capitalist Development. A Critique of Neo-Smithian
Marxism (New Left Review I/104, July-August 1977, pp. 25-92)
 Theda Skocpol Wallerstein's World Capitalist System: A Theoretical and Historical
Critique (The American Journal of Sociology, 1977)
Artículos en prensa y Comentarios[editar]
Wallerstein escribe artículos en numerosos medios, tanto prensa escrita como en red. Entre
ellos destacan:

 Agence Global - 'by Immanuel Wallerstein'.17


 Le monde diplomatique.18
 Sin Permiso.19
 Comentario - Escritos mensuales sobre algún aspecto de la situación mundial en el sitio
del Fernand Braudel Center. Son traducidos a más de veinte idiomas.20 En español son
traducidos y publicados por el diario La Jornada.21
 “El sistema que salga de la crisis será muy diferente”. Entrevista de Wallerstein concedida
a Iñigo Errejón y Pablo Iglesias. 2009.
 Al Jazeera - The contradictions of the Arab Spring, 14/11/2011 - Will Asia save global
capitalism?, 27/9/2011

Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ The International N. D. Kondratieff Foundation
2. Volver arriba↑ Wallerstein, I., El moderno sistema mundial I. La agricultura capitalista y los
orígenes de la economía-mundo europea en el siglo XVI, p. 7
3. Volver arriba↑ Wallerstein, I., El moderno sistema mundial I. La agricultura capitalista y los
orígenes de la economía-mundo europea en el siglo XVI, pp. 9-10
4. Volver arriba↑ Wallerstein, I., El moderno sistema mundial I. La agricultura capitalista y los
orígenes de la economía-mundo europea en el siglo XVI, p. 12
5. Volver arriba↑ Wallerstein, I., El moderno sistema mundial I. La agricultura capitalista y los
orígenes de la economía-mundo europea en el siglo XVI, p. 12.
6. Volver arriba↑ Wallerstein, I., El moderno sistema mundial I. La agricultura capitalista y los
orígenes de la economía-mundo europea en el siglo XVI, p. 21)
7. Volver arriba↑ Wallerstein, I., El moderno sistema mundial I. La agricultura capitalista y los
orígenes de la economía-mundo europea en el siglo XVI, pp. 189-190
8. Volver arriba↑ Wallerstein, I., El moderno sistema mundial I. La agricultura capitalista y los
orígenes de la economía-mundo europea en el siglo XVI, p. 191
9. Volver arriba↑ Wallerstein, I. El moderno sistema mundial III. La segunda era de gran
expansión de la economía-mundo capitalista, 1730-1850, p. 70
10. Volver arriba↑ Wallerstein, I., Impensar las ciencias sociales. Límites de los paradigmas
decimonónicos, p. 11.
11. Volver arriba↑ Wallerstein, I., Impensar las ciencias sociales. Límites de los paradigmas
decimonónicos, p. 17-18.
12. Volver arriba↑ Wallerstein, I. El moderno sistema mundial III. La segunda era de gran
expansión de la economía-mundo capitalista, 1730-1850, p. 71
13. Volver arriba↑ Wallerstein, I., Raza, nación y clase. Las identidades ambiguas, p. 198
14. Volver arriba↑ Wallerstein, I., Abrir las ciencias sociales, p. 4
15. Volver arriba↑ Wallerstein, I., Abrir las ciencias sociales, p. 10-11
16. Volver arriba↑ Wallerstein, I., Abrir las ciencias sociales, p. 57
17. Volver arriba↑ Contradictions in the Latin American Left, 15/8/2010
18. Volver arriba↑ Le monde diplomatique.es
19. Volver arriba↑ Sin permiso - información por autor
20. Volver arriba↑ Comentarios -binghamton.edu-
21. Volver arriba↑ Immanuel Wallerstein. Opciones imposibles en una depresión mundial,
19/7/2010

Home

Re s eñ a s de l ib r os

La decadencia del poder estadounidense


De Immanuel Wallerstein

Editorial:

Ediciones Le Monde diplomatique

Cantidad de páginas:

190

Lugar de publicación:

Buenos Aires

Fecha de publicación:

Septiembre de 2006

Precio:

22 pesos

“La historia no está con nadie.” Es conveniente apuntar de entrada esta afirmación del autor, ya que el título
de la obra induce a suponer que se trata de uno de esos trabajos, más expresión de deseos que análisis
concreto, a los que acostumbran ciertos analistas de izquierdas. Wallerstein demuestra la decadencia del
poder estadounidense con argumentos fácticos y extrañamente –en estos tiempos de pensamiento débil–
apoyados en el análisis de los ciclos históricos, la estructura económica del sistema capitalista y las razones,
el modo y los efectos del actual proceso de globalización. Para el autor, el capitalismo es un “sistema-
mundo”, al que es ineludible pensar según la idea china de que el aleteo de una mariposa en Asia puede
desencadenar un huracán en América (y viceversa), y también un “sistema-histórico” que, como todos los
anteriores, ha conocido su período de gestación, de auge y esplendor y, ahora, de inevitable declive. Desde
este punto de vista, arriesga una opinión que hará saltar por los aires a más de un lector superficial de
Carlos Marx y a lo que queda de la ortodoxia leninista: durante el período de auge capitalista, todos los
intentos por modificar el sistema, desde la Revolución Soviética hasta la socialdemocracia, pasando por los
nacionalismos, han sido funcionales, expresión contradictoria del propio sistema. Lo que no supone negar su
importancia, sino considerarlos –en especial al leninismo– como intentos que tuvieron su razón de ser en
determinados momentos históricos, pero de los que restan muy pocas herramientas teóricas y prácticas para
orientarse en el caos actual.
“Estados Unidos (es hoy) una superpotencia solitaria que carece de verdadero poder, un dirigente mundial al
que nadie sigue ni respeta y una nación peligrosamente a la deriva en medio de un caos global que ella no
puede controlar.” De esta afirmación no se sigue que la cabeza del Imperio se derrumbará una mañana
como las Torres Gemelas el 11-S, ni que un sistema más democrático e igualitario reemplazará
naturalmente al injusto capitalismo.
“La historia no está con nadie”, reitera el autor en los últimos capítulos, destinados a analizar la situación y
perspectivas de las izquierdas (en el sentido más amplio, incluyendo a los “verdaderos” liberales) en el
mundo actual. Esfumadas “las trayectorias” de las Revoluciones Francesa y Rusa, que compartieron la idea
de la linealidad del progreso histórico, Wallerstein está lejos de mostrarse pesimista, pero advierte que
“quienes están en el poder ya no tratarán de conservar el sistema existente –condenado como está a su
autodestrucción–; más bien tratarán de asegurar (…) un sistema nuevo que repita las peores características
del existente, sus jerarquías, sus privilegios, sus desigualdades”.
Entonces, ¿el Gran Hermano o un mundo nuevo? Para Wallerstein, “la respuesta es incierta, pero es seguro
que todos, individual y colectivamente, podemos afectar el futuro más de lo que creemos, porque estamos
viviendo una etapa de transición, de bifurcaciones caóticas, de opción”.

Immanuel Wallerstein

La decadencia de EU: el águila se estrelló al aterriza:


Immanuel Wallerstein (Nueva York, 1930) sostiene en su más reciente libro de ensayos,
La decadencia del poder estadounidense, que más allá de su indudable superioridad
militar, desde hace tres décadas Estados Unidos es una potencia hegemónica en un claro
proceso de decadencia económica, social, política, cultural y geopolítica. Publicado en
México por Ediciones Era, el volumen revisa el "largo siglo XX" como la historia del ciclo
completo de dicha hegemonía, dentro del cual tienen un significado profundo los
atentados del 11 de septiembre de 2001. Con la autorización de los editores, ofrecemos
a nuestros lectores un adelanto del nuevo libro de Wallerstein, colaborador de La
Jornada.

¿Estados Unidos en decadencia? Pocos en la actualidad creerían en esta afirmación. Los


únicos que en efecto la creen son los halcones estadounidenses, quienes vociferan en
favor de medidas políticas que reviertan el declive. Esta creencia de que el final de la
hegemonía estadunidense ya comenzó no proviene de la vulnerabilidad que para todo
fue patente el 11 de septiembre de 2001. De hecho, Estados Unidos se ha ido
desvaneciendo como potencia global desde los años setenta y su respuesta a los ataques
terroristas sólo ha acelerado este declive. Con el fin de entender por qué la llamada Pax
americana está yendo a menos es preciso examinar la geopolítica del siglo XX, en
particular durante sus tres últimas décadas. Este ejercicio pone al descubierto una
conclusión sencilla e ineludible: los factores económicos, políticos y militares que
contribuyeron a la hegemonía de Estados Unidos son los mismos factores que han de
producir inexorablemente la subsecuente declinación estadunidense
* El ascenso de Estados Unidos a la hegemonía global fue un proceso largo que dio
principio como tal con la recesión mundial en 1873. En esa época, Estados Unidos y
Alemania empezaron a hacerse de una participación cada vez mayor en los mercados
globales, a expensas sobre todo de la recesión constante de la economía británica.
Ambas naciones acababan de adquirir una base política estable: Estados Unidos al
terminar exitosamente su guerra civil y Alemania al lograr la unificación y derrotar a
Francia en la guerra franco-prusiana. De 1873 a 1914, Estados Unidos y Alemania se
convirtieron en los principales productores en ciertos sectores de punta: el acero y más
adelante los automóviles en el caso de Estados Unidos y los químicos industriales en el
caso de Alemania.

Los libros de historia registran que la primera guerra mundial estalló en 1914 y que
concluyó en 1918, y que la segunda guerra mundial duró de 1939 a 1945. Sin embargo,
tiene mucho más sentido considerar a las dos como una sola y continua "guerra de
treinta años" entre Estados Unidos y Alemania, con sus treguas y conflictos locales
repartidos en medio. La lide por la sucesión hegemónica adquirió un giro ideológico en
1933, cuando los nazis llegaron al poder en Alemania y empezaron su búsqueda por
trascender el sistema global en su conjunto, no persiguiendo la hegemonía dentro del
sistema al uso, sino más bien bajo la forma de un imperio global. Recuérdese la consigna
nazi "ein tausendjähriges Reich" (un imperio de mil años). Por su parte, Estados Unidos
asumió el papel del abogado de un liberalismo centrista a nivel mundial -recuérdense
las "cuatro libertades" del ex presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt
(libertad de expresión, libertad de culto, libertad frente a la carencia y frente al miedo)
y se metió en una alianza estratégica con la Unión Soviética, volviendo posible la derrota
de Alemania y sus aliados.

La segunda guerra mundial comportó una destrucción enorme de la infraestructura y de


las poblaciones de Eurasia, desde el océano Atlántico hasta el Pacífico, en la que casi
ningún país salió indemne. La única potencia industrial grande que emergió intacta -e
incluso muy fortalecida, desde la perspectiva de la economía- fue Estados Unidos, que
de inmediato consolidó su posición.

Pero el aspirante a hegemón enfrentó algunos obstáculos políticos prácticos. Durante la


guerra, las fuerzas de los Aliados acordaron el establecimiento de la ONU, una
organización integrada básicamente por los países que habían estado en la coalición
contra las fuerzas del Eje. El rasgo crítico de la organización fue el Consejo de Seguridad,
la única estructura que podía autorizar el empleo de la fuerza. El Acta de la ONU les
otorgó el derecho de veto sobre el Consejo de Seguridad a cinco potencias, incluyendo
a Estados Unidos y a la Unión Soviética, y esto en la práctica desarmó en gran medida
al Consejo. De ahí que no fuera la fundación de la ONU en 1945 lo que determinó las
limitaciones geopolíticas de la segunda mitad del siglo XX, sino más bien la reunión de
Yalta entre Roosevelt, el primer ministro de Gran Bretaña, Winston Churchill, y el
dirigente soviético, José Stalin, dos meses antes.

Los acuerdos formales de Yalta fueron menos relevantes que los acuerdos informales,
los cuales no se verbalizaron y sólo pueden valorarse al observar la conducta de Estados
Unidos y de la Unión Soviética durante los siguientes años. Al terminar la guerra en
Europa, el 8 de mayo de 1945, las tropas soviéticas y occidentales -esto es, las
estadunidenses, las británicas y las francesas- se ubicaron en sitios especiales: en
esencia, a lo largo de una línea norte-sur en el centro de Europa, el río Elba, la histórica
línea divisoria de Alemania. Salvo ciertos ajustes menores, ahí se quedaron. En
retrospectiva, Yalta significó el acuerdo de ambas partes en cuanto a que ahí podían
permanecer y que ninguna de las partes emplearía la fuerza para sacar a la otra. Este
arreglo tácito incluía asimismo a Asia, como lo mostró la ocupación estadunidense de
Japón y la división de Corea. Por tanto, en términos políticos Yalta fue un acuerdo sobre
el statu quo en el cual la Unión Soviética controlaba aproximadamente un tercio del
mundo y Estados Unidos el resto.

Washington enfrentó asimismo desafíos militares más serios. La Unión Soviética contaba
con las fuerzas de tierra más grandes del mundo, en tanto que el gobierno estadunidense
se encontraba bajo la presión interna de reducir su ejército, para acabar en particular
con el reclutamiento forzoso. De ahí que Estados Unidos decidiera afirmar su poderío
militar no por medio de las fuerzas de tierra, sino del monopolio de las armas nucleares,
más una fuerza aérea con la capacidad para desplegarlas. Este monopolio en breve
desapareció: para 1949 la Unión Soviética ya había desarrollado también sus armas
nucleares. Desde entonces, Estados Unidos se ha visto reducido a tratar de prevenir la
adquisición de armas nucleares -y de armas químicas y bacteriológicas- por otras
potencias, esfuerzo que, para el siglo XXI, no parece haber sido muy exitoso.

Hasta 1991, Estados Unidos y la Unión Soviética coexistieron en el "equilibrio del terror"
de la Guerra Fría. Sólo en tres ocasiones se puso seriamente a prueba este statu quo:
el bloqueo de Berlín en 1948-1949, la guerra de Corea de 1950 a 1953 y la crisis cubana
de los misiles en 1962. En todos los casos, el resultado fue la restauración del statu quo.
Más aún, es preciso señalar cómo cada vez que la Unión Soviética enfrentó una crisis
política en sus regímenes satélite -Alemania del Este en 1953, Hungría en 1956,
Checoslovaquia en 1968 y Polonia en 1981-, Estados Unidos apenas se involucró en algo
más que maniobras de propaganda, permitiéndole a la Unión Soviética proceder a su
antojo.

Esta pasividad no se extendió hasta la esfera de la economía, por supuesto. Estados


Unidos capitalizó el contexto de la Guerra Fría para lanzar masivos esfuerzos de
reconstrucción económica, primero en Europa occidental y más adelante en Japón, así
como en Correa del Sur y Taiwán. El razonamiento era obvio: ¿qué sentido tenía contar
con una arrolladora superioridad productiva si el resto del mundo era incapaz de reunir
una demanda efectiva? Más aún, la reconstrucción económica ayudó a crear obligaciones
clientelares de parte de las naciones que recibían ayuda de Estados Unidos; esta idea de
obligación alentó la disposición para entrar en alianzas militares y, lo que es aún más
relevante, en subordinación política.

Por último, no se debe subestimar el componente ideológico y cultural de la hegemonía


estadunidense. El periodo inmediatamente posterior a 1945 bien pudo ser el punto más
elevado de la popularidad de la ideología comunista en la historia. Hoy olvidamos con
facilidad los cuantiosos votos que obtenían los partidos comunistas en las elecciones
libres realizadas en países como Bélgica, Francia, Italia, Checoslovaquia y Finlandia, por
no mencionar el apoyo que reunieron los partidos comunistas en Asia -en Vietnam, India
y Japón- y por toda América Latina. Sin contar áreas como China, Grecia e Irán, en
donde las elecciones libres siguieron estando ausentes o limitadas, pero en donde los
partidos comunistas gozaron de un atractivo muy difundido. En respuesta, Estados
Unidos apoyó una gran ofensiva ideológica anticomunista. En retrospectiva, esta
campaña parece en buena medida exitosa: Washington blandió su papel como dirigente
del "mundo libre" con la misma eficacia al menos con la que la Unión Soviética blandió
su posición como dirigente en el campo "progresista" y "antimperialista".

El éxito de Estados Unidos como poder hegemónico en la etapa de la posguerra creó las
condiciones del deceso hegemónico de la nación. Este proceso se engloba en cuatro
símbolos: la guerra en Vietnam, las revoluciones de 1968, la caída del Muro de Berlín en
1989 y los ataques terroristas de septiembre de 2001. Cada uno de estos símbolos se
fueron montando uno encima del otro hasta culminar en la situación en la que Estados
Unidos se ve hoy: una superpotencia solitaria que carece de verdadero poder, un
dirigente mundial al que nadie sigue ni respeta y una nación peligrosamente a la deriva
en medio de un caos global que no puede controlar.

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