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La “antioqueñidad”: Historia sociocultural de la legitimación de la literatura a

finales del siglo XIX.

Nathalia González
La cultura antioqueña se caracteriza, en la actualidad, por la exaltación de la historia oficial:
los regionalismos, las festividades, las costumbres y demás mecanismos sociales que sin
más, logran esconder o, mejor, camuflar la historia oculta que se encuentra detrás de la
renombrada “antioqueñidad”. Y es que, a finales del siglo XIX, Antioquia se vio permeada
por esa exaltación de lo oficial sumada a la exaltación de lo extranjero, de darle más
importancia a los sucesos que ocurrían en el exterior. Lo cual, llevó a la ciudadanía a un
‘declive cultural y social’ pues se le restó demasiada importancia a lo sucedía en el
departamento y de cómo esto los podía afectar socialmente. Y esto, en una reacción en
cadena, trajo problemas políticos, económicos y claramente literarios: desde su cultura se
creó un imaginario en el que se destacaba el ¿qué se debía leer?, ¿a quién?, ¿qué temas
eran políticamente correctos leer?, ¿quién era al que se leía?, ¿qué está mostrando? Y
demás preguntas que se basaban en una necesidad de culturización1, de acumular riqueza
para así poder avanzar y movilizarse socialmente. Todo esto, con el fin de construir, a partir
de ese declive cultural, un fenómeno que se conoce como chauvinismo que, sin más, es la
creencia narcisista de la superioridad en el departamento.

A partir del declive social y cultural que empezó en Antioquia en los años 1870, la figura del
escritor y sus textos empezaron a ser legitimados por el ideal de “cultura superior” y de la
intención por ocultar lo que sucedía en esta época en el departamento. Por lo cual, este
proyecto de investigación intenta responder a la siguiente pregunta: ¿Cómo desde el ámbito
social y cultural fueron deslegitimados los escritores y sus textos por una ruptura de la
“antioqueñidad” en los años 1870-1880 en el departamento de Antioquia?
Y, para estudiar este fenómeno de legitimación e imaginario que se dio hasta finales del
siglo XIX se utilizará la corriente historiográfica sociocultural por, en primera
instancia, tratarse de un acontecimiento que altera o fragmenta la historia intelectual y
literaria en Colombia. Y segundo, porque será la herramienta para entender y comprender
por qué se dio este acontecimiento, cuáles fueron sus causas y sus consecuencias en el
ámbito social (espacios de sociabilidad, costumbrismo…) y en el ámbito cultural (dinámicas
culturales, “culturización”) y así mismo estudiar la cultura como un ámbito que se presenta
en la vida cotidiana y que es la base para comprender cómo era la visión y la perspectiva
que se tenía de la literatura en esta época.

Por fuentes primarias: se tomarán escritos como: Actas y documentos contables del Casino
Literario, revistas literarias, libros, poemas y demás textos (Frutos de mi tierra, Simón el
Mago…) escritos por los integrantes de dicha sociedad literaria y que daten del rango
temporal mencionado con anterioridad; discursos, memorias y un periódico literario. Y, para
hacer la crítica; como fuentes secundarias están: artículos periodísticos escritos en años
posteriores, investigaciones y análisis de escritores.

1
Tómese por culturización el hecho de que como sujetos se pueden volver más “cultos” y tener más capital
social y económico a través de la imitación de culturas extranjeras.
Concepto de “antioqueñidad” o de lo antioqueño
Para iniciar con este proyecto de investigación que tiene como principal finalidad demostrar
que la literatura y los escritores a finales del XIX fueron víctimas del afán, por parte de la
comunidad, por ascender socialmente y de manera rápida y efectiva, en el departamento
de Antioquia, Colombia; se debe tener en cuenta varios aspectos de suma importancia que
ayudan a crear el contexto y la atmósfera necesaria para comprender qué sucedía social y
culturalmente en este departamento. Y, uno de esos aspectos es el concepto de
“antioqueñidad” que, si bien se observa en varias definiciones y en varios autores que han
tratado este concepto; se puede encontrar que el común denominador es que la
antioqueñidad “… está vinculada a una larga historia inherente a los imaginarios de
identidad respecto a lo que significa ser antioqueño o haber nacido en Antioquia” (Escobar,
J) y que dichos imaginarios se crean inicialmente a finales del siglo XVIII.
Pero, hay que indagar a profundidad qué significa este concepto para los antioqueños y
para quienes no hacen parte de esta sociedad. Pues, en primera instancia hay que resaltar
que en Antioquia el 11 de agosto de cada año se celebra El día de la Antioqueñidad, día en
el que se conmemora la independencia del departamento pero así mismo el orgullo y la
idealización de verse a sí mismos como una cultura predominante y con un regionalismo
propio e inalcanzable. Ya que, los principales eventos que se realizan ese día van
encaminados a lucir sus negocios y de demostrar su exagerado sentido de pertenencia.
En contraste a esto y en segunda instancia se encuentra la historia del ideal que se tiene
cuando se habla de este concepto, según Juan Camilo Escobar Villegas2 son
“…descripciones que estaban sustentadas en el reconocimiento propio de la riqueza que
había llegado con la actividad minera en la zona a finales del siglo XVIII y principios del XIX.
Se comenzó a hablar entonces de que el éxito económico de los antioqueños provenía de
la pertenencia a una raza determinada”. (Escobar, J) Es decir, que se hablaba de lograr
una superioridad por su color de raza: blanca; que equivalía igualmente a la cantidad de
riquezas y patrimonio que cada una podía llegar a acumular. Pues Antioquia en ese
entonces era “…una sociedad de mercaderes y buhoneros, de comerciantes y
rebuscadores; de aquellos que quieren conseguir fácil la fortuna y que persiguen la de otros”
(Spitaletta, R. 2010) buscando así el ascenso social, cultural pero más importante aún el
ascenso económico.
Por lo cual, se anula el concepto de diversidad y de inclusión social en este movimiento de
Antioqueñidad. Pero, en la actualidad los antioqueños realizan esta anulación de manera
casi inconsciente, pues la mayoría conoce su pasado burgués y solo intentan demostrar
que su clase es la dominante y que en consecuencia, no permite la movilidad social de
quienes lo intentan. Otro de los aspectos que se empiezan a ver afectados por la
idiosincrasia y el fanatismo, es identificar cuál es la forma correcta de pensar. Pues las
clases sociales bajas estuvieron en la necesidad de adecuarse al ‘discurso intelectual’ de
las clases sociales altas. Por lo cual, hubo confusión a la hora de cómo se debía actuar en
la cotidianidad y entre esos actos se encontraba la lectura. Elemento que fue fundamental
para la creación del Casino Literario en Medellín, pues según su pensamiento:

2
Doctor en historia de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París (Francia)
Doctor en Historia y Civilizaciones en Universidad EAFIT.
“Dios que puso la idea en el entendimiento humano, concedió al mismo tiempo el
derecho de emitirla: potestad y derecho son, pues, correlativos en el código de la
naturaleza. Y no como quiera, sino que tal derecho puede y debe ejercerse,
cualesquiera que sean las condiciones en que se halle el individuo que engendre
pensamientos: de aquí el principio que emana la legítima democracia del talento”
(C.E. Restrepo, 1888)

Por lo cual, los integrantes de dicho colectivo se interesaron por entender la situación social
y cultural del departamento que para ellos significaba un ‘declive cultural’ y un hecho por el
cual debían preocuparse; para posteriormente analizarla, comprenderla y poder
demostrarla y exponerla en la escritura y lectura. Aspecto que será tratado en los siguientes
párrafos.
Tradiciones y costumbres: ¿Declive cultural?
En la década de 1880 y 1900 en Antioquia sucedieron ciertos acontecimientos, como la
llegada del Federalismo o reconocer a la iglesia como institución de orden social; los cuales
marcaron la forma de vivir en esa época y que a su vez fueron transfigurando el
pensamiento hasta llegar a lo que hoy se percibe como lo antioqueño y las implicaciones
que tiene esto. Hablando en la parte política, la ruptura sobre el concepto de lo “antioqueño”
se produce por las exigencias de la Constitución de 1886 en la que prevalecía un
radicalismo religioso y un dogmatismo que llegó a la política cuando el poder conservador
se tomó el poder de la región. Esto, creó un pensamiento sobre cuáles acciones sociales
eran correctas para la sociedad o por el contrario debían ser consideradas como pecado.
Pues, la penalización de un acto que social o moralmente estaba ‘mal visto’ debía darse
por parte de la iglesia ya que era en el pecado, o lo que la iglesia consideraba como pecado,
donde se empezaban a encontrar “…el arribismo de las clases sociales emergentes”
(Spitaletta, 2010) Pues, las acciones sociales consideradas como ‘correctas’ estaban
mediadas por el esnobismo que se define como la “Imitación con afectación de las maneras,
opiniones, etc., de aquellos a quienes considera distinguidos” (RAE)
Por lo cual, en una de las sesiones del Casino Literario en Medellín, un colectivo literario
que nace con el fin de incrementar la “… lectura instructiva, para alimentar el espíritu con
sanas enseñanzas” y así mismo “… contrarrestar los frutos dañosos de la mala obra (
haciendo referencia a las acciones de los jóvenes como la rebeldía, el ateísmo o hasta el
anarquismo ” (Restrepo, C. 1888); se concluyó que los valores y las tradiciones en
Antioquia estaban en decadencia y que por tal motivo en el departamento de Antioquia no
se podía encontrar material novelable pues no se encontraban escritos que tuvieran como
base la historia sobre el departamento y los escritores de la época renunciaban a la idea de
contar historias que se desarrollan en Antioquia o en donde sus personajes fueran de esta
parte del país.
Y, en consecuencia a esto, en Antioquia se confundió el concepto de libertad (libre
expresión, poder tomar decisiones propias…) con el de libertinaje. Y, mientras la mayoría,
que ya era parte de la clase alta del departamento, luchaba con incrementar su regionalismo
exacerbado, la minoría, la clase media y baja, intentaba luchar contra el clasismo con
acciones que, para los integrantes del Casino literario, denotaban una pérdida notable de
valores y de civilización: rebeldía. Dicha pérdida de valores, creó conflictos internos que
fueron minimizados gracias a que los nuevos movimientos económicos que surgían en
Antioquia captaban la atención de los más poderosos y así se le restaba importancia a
dichos conflictos.
Posteriormente, en 1863 llegó a Antioquia un movimiento económico denominado como
“federalismo conservador” que tuvo como principal finalidad defender las riquezas y el
patrimonio de la región a través de las grandes élites que estaban conformadas en ese
entonces en el departamento. Por lo cual, Luis Ortiz especialista de la Universidad Nacional
de Colombia explica que “Para el caso Antioqueño, la relativa estabilidad económica y
política de la que gozó el Estado de Antioquia durante la segunda mitad del siglo XIX,
sumada a ‘una predominante homogeneidad étnica y cultural de su sociedad’, constituyó
un marco más que adecuado para la formación de una de las hegemonías políticas más
sólidas del país durante el período”. Es decir, se transformaron algunas instituciones con el
fin de buscar una homogeneidad, que en otras palabras era conseguir que Antioquia fuera
en su gran mayoría clase alta, en pro del capitalismo que se avecinaba.
Dicha homogeneidad se trasladó al ámbito cultural: las grandes élites buscaban la forma
de introducir, en toda la población medellinense, una nueva forma de convivir y de
cotidianidad, la cual estaba basada en la idea de ‘alta sociedad’ y de la “cultura que la élite
medellinense compuso al finalizar el siglo xix.” (Toro, C. 2013) Es decir, de imitar las
costumbres de las sociedades europeas que era de dónde provenían los movimientos
económicos. Pues, a ojos de los antioqueños, dichas sociedades era económica, social y
culturalmente un ejemplo a seguir por su gran avance paulatino. Y, esta es una de las
razones por las cuales Antioquia empezó a permearse de un declive cultural: hubo
confusión a la hora de saber cómo vestir, cómo vivir y si se traslada este problema al ámbito
literario la confusión se encontraba en el que se debía leer, a quién y qué libros ayudarían
a ser más similar a las sociedades mencionadas anteriormente. Por lo cual, la mayoría de
los escritores nacionales tuvieron que trasladar su imaginación y sus historias a lo
extranjero, a la cultura que estaba siendo imitada y a olvidar lo que realmente pasaba en
Antioquia.
Pero, algo que se debe resaltar es que esa homogeneidad que se mencionó anteriormente
fue la acción obligatoria que tuvieron que aceptar las clases bajas. Pues los movimientos
económicos empezaban a crear un fenómeno de inclusión/exclusión, en donde las
economías débiles y quienes hacían parte de ellos debían adecuarse a las grandes
industrias si no querían quedar en quiebra. En otros términos, sus acciones debían ir
encaminadas a hacer parte de quienes estaban incluidos en las diferentes élites que se
establecieron con rapidez en Antioquia.
Lectura: ¿lucha cultural y social?
“Nosotros sí que podríamos acusar de enemigo
del progreso (propio) a la doctrina de los que nos impugnan”
(Carlos. E. Restrepo)
Después del año 1890 las creaciones literarias empezaron a ser, por testimonio de los
mismos escritores, más reales. Puesto que, hablaban de las condiciones sociales por las
que atravesaba Antioquia en ese entonces: pobreza en gran parte de su población,
corrupción y legitimación de instituciones capitalistas que intentaban incrementar su poder.
Además, esto trajo consigo una serie de cambios literarios: ya se podía hablar de finales
trágicos, de personajes reales, de crítica a la sociedad, al poder, se podían mostrar las
preocupaciones del autor frente a Antioquia y un par de temas muy importantes que antes
eran censurados: la crítica a la religión y los valores sociales. Se hablaba también de la
construcción de ciudadanía y de progreso sin necesidad de la represión social y de ese
pudor falso que era característico antes de 1880.
En consecuencia, los creadores del Casino Literario hablan que “Así como pinta (Tomás
Carrasquilla) las viejas sociedades va dando cuenta de las transformaciones, de las
novedades. Así como habla de las exclusiones de antes se refiere a las de después. Es un
novelista de las clases sociales” Con lo que dejan conocer que lo que buscan aparte de
incentivar la lectura es que se vuelva a legitimar la definición de sociedad, de familia y
principalmente de cultura. Es decir, que la colectividad vuelva a ser protagonista y la
individualidad y la exclusión pase a un segundo plano. Pues, explican que el hecho de
intentar avanzar sin tener en cuenta a la sociedad, no tener ‘conciencia social’ y memoria
histórica implica ciertos riesgos como el declive cultural, la represión social y la
deslegitimación de la escritura. Pues para los escritores del Casino“… la pluma del literato
está en el deber de recordar a los que hoy son las proezas de valor casi fabuloso ejecutadas
por los mártires de la libertad de esta parte de la América” (Isaza, I. 1869) para poder así
recordar que la lectura tiene un poder social y cultural amplio y que fue deslegitimado por
parte de la sociedad más no de las estructuras políticas establecidas, como bien se
pensaba.
Es por esto que, recuperar los espacios de sociabilidad fue uno de los objetivos más
relevantes del Casino Literario. Pues dichos espacios eran importantes para el desarrollo
social y cultura. Ya que, eran los lugares como cafés, bares, parques… en dónde las
personas se sentaban a discutir, platicar y analizar su entorno: política, deportes, cultura y
claramente de literatura. Y, además era allí en donde se empezaba a dar la legitimación de
esta última: ¿qué se debía leer?, ¿a quién?, ¿qué temas eran políticamente correctos leer?,
¿quién era al que se leía?, ¿qué está mostrando? Pero, finalmente estos espacios se
perdieron por, como se mencionó anteriormente, prestarle más atención al ascenso
económico de la región.
Cuando dichos espacios de sociabilidad se empezaron a recuperar ya era válido hablar de
la literatura y de los escritores como la contraparte, o mejor, la lucha que se le hacía al poco
culto y a la falta de 'moralidad' que fue resultado de la imitación de las culturas extranjeras
y del olvido de las realidades que se vivían en el departamento. Hubo una transformación
en el pensamiento y se empezó a legitimar la literatura antioqueña y la profesión del escritor
y así mismo se le empezaba a dar importancia a las historias que se contaban y que tenían
como principal protagonista al departamento de Antioquia y las diferentes historias que se
encontraban en la sociedad. Al igual que empezar a mostrar interés por las problemáticas
sociales que fueron el resultado del declive cultural para así restaurar, o por lo menos
intentar, el orden social y recobrar paulatinamente la cultura local antioqueña y así buscar
esa culturización pero a partir del cuidado y mantenimiento de lo propio.
Y por tanto, otro de los objetivos más relevantes del colectivo literario era restaurar la ética
que se iba perdiendo paulatinamente en 1880. El valor de ética para los integrantes del
casino era, en resumen, la recuperación y buen uso de los valores sociales. Y para eso,
tenían presente que dichos valores solo se podían restaurar a partir de volver a reconocer
la cotidianidad, de volver a experimentar la cultura propia y registrar a ojo propio que sí se
habían perdido los valores propios y que la cotidianidad que se vivía era una imitación.
Elemento que puso en prueba Tomás Carrasquilla con su libro Frutos de mi Tierra publicado
en 1896: “En la obra de Carrasquilla se encuentra un imprescindible compendio de los
oficios, las artes, las fiestas, la melancolía y la musicalidad del antioqueño” (Spitaletta, R.
2010) y en donde también, a partir de dos historias: la de una familia antioqueña que
empieza a ascender económicamente y la de un joven que se enamora de una mujer no
correspondida; se empieza a relatar de manera bastante detallada las costumbres de la
población antioqueña así como resaltar el territorio que abarca el departamento: “el
comadreo, el chisme de atrio, las conversaciones en la cocina.” Mostrar que “eran los días
en los cuales en las casas de los más acomodados soñaban con tener un hijo cura o
dedicado a las leyes, y una hija monja” (Spitaletta, R. 2010) Lo que quería mostrar
Carrasquilla eran esas tradiciones que pasaron de generación en generación y que en los
años 1880 cuando los jóvenes empezaron a vivir unas nuevas rutinas, olvidaron casi que
en su totalidad.

Críticos y analistas de literatura, concuerdan en que “A la par que se ensalzan algunos de


estos rasgos del antioqueño, se critican con precisión algunos, como la exagerada
religiosidad y superstición de los antioqueños de la época, el chismorreo y los vicios de la
gente” (Mesa, L. 2017) Pues él dejaba claro la diferencia entre tradición y vicio. En donde
estas segundas eran la consecuencia del ‘declive cultural’ que experimentó el
departamento: las tradiciones se olvidaron y, por qué no decirlo, se transformaron en
acciones que alimentaron el ‘ego’ de los Antioqueños.

En conclusión, Antioquia pasó por una ruptura en la linealidad de su historia al haberse


permeado por el deseo y la ambición económica que dejó en decadencia la parte social y
cultural. Al ocurrir esto, los problemas en estos dos ámbitos, que son dependientes uno del
otro, generaron una ruptura en lo que anteriormente se conocía como “antioqueñidad” lo
que causó que los inconvenientes en la literatura local se incrementaron: desde el ámbito
social y cultural fueron deslegitimados los escritores y sus textos, los espacios de
sociabilidad se desaparecieron, la lectura debía responder a ciertas necesidades de
ascenso social. Por lo cual un grupo se escritores se reúne para formar el Casino Literario
para poder contrarrestar esta situación con la literatura e intentar recuperar a la Antioquia
anterior a los años 1880.

Posteriormente, los escritores intentaron escribir historias sobre Antioquia para que la
sociedad empezara a legitimar nuevamente la escritura, pero aún más importante, a la
escritura como una profesión: estudiarla y enseñarla; y reconocer que una persona podía
vivir netamente de la creación literaria y así mismo ver a la escritura y a la lectura como una
lucha colectiva ante problemáticas socioculturales. Pues, las creaciones daban cuenta del
entorno político, económico, social y también cultural.

“Sin el concurso del novelista, sin su talento, nosotros no sabríamos cómo fueron
nuestros antepasados, cuáles eran sus pecados, cuáles sus diversiones y
melancolías. Carrasquilla es como un historiador de las mentalidades y de las
costumbres. Él muestra al indio o al liberto que si no iba a misa sería objeto de
azotes.”

((Spitaletta, R. 2010)
Bibliografía:
Fuentes primarias:

1. Restrepo, C. (1888, dic.). Memoria escrita para ser leída en una sesión pública del
Casino Literario de Medellín. En La Miscelánea. Año III (N° 7), pp. 193-199.
2. Carrasquilla, T. Frutos de mi tierra. 1896.
3. Martínez, J. (2007). HISTORIA SOCIO-CULTURAL: El tiempo de la historia de la
cultura. Universidad Computlense de Madrid, 82, 237-252.

4. Actas del Casino Literario, 1887-1891. Fondo Carlos E. Restrepo. Sala Patrimonial.
Universidad de Antioquia.
5. Anuarios del Casino Literario, 1887-1891. Fondo Carlos E. Restrepo. Sala
Patrimonial. Universidad de Antioquia.
6. Documentos contables del Casino Literario, 1887-1891. Fondo Carlos E. Restrepo.
Sala Patrimonial. Universidad de Antioquia.

7. E. Ramírez. 11/08/2016. Diario El Colombiano. ¿Por qué celebramos el Día de la


Antioqueñidad? En línea el día 25/04/2019. De:
https://www.elcolombiano.com/cultura/por-que-celebramos-el-dia-de-la-
antioquenidad-AA4763103

Fuentes secundarias:

1. Isidoro, I. (17 de abril de 1896). El Oasis. Periódico Literario, Núm. 16, 121-170.
2. Mejía, J. 2008. Discurso: Don Tomás Carrasquilla y su generación.

3. Spitaletta, R. (2010). Tomás Carrasquilla. La antioqueñidad como materia novelable.


Revista Comunicación, 27, 117-123.

4. Mesa, L. 2017. RESEÑA: Frutos de mi tierra - Tomás Carrasquilla. En línea el


26/04/2019 en: https://www.elestanteliterario.com/resenas-de-libros/frutos-de-mi-
tierra-tomas-carrasquilla

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