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La Odisea
La Odisea
Canto I
Canto II
Canto III
Telémaco viaja a Pilos para informarse sobre su padre. La siguiente mañana, Telémaco y
Mentor llegan a Pilos e invitados por Néstor, participan en una hecatombe para Poseidón. El
rey Néstor les relata el regreso de otros héroes desde Troya y la muerte de Agamemnón, pero
no tiene información específica de Odiseo. Les sugiere que vayan a Esparta a hablar con
Menelao, quien acaba de regresar de largos viajes. Atenea se desaparece milagrosamente.
Impresionado que un joven esté escoltado por una diosa, Néstor arregla que su hijo Pisístrato
acompañe a Telémaco a Esparta.
Canto IV
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Telémaco viaja a Esparta para informarse sobre su padre. Continúa el viaje hasta Esparta,
donde le reciben Menelao y Helena. Éste le cuenta acerca de su conversación con Proteo,
quien le informó acerca de la suerte que había corrido Odiseo, encontrándose éste en una isla
retenido por Calipso. Mientras tanto, los pretendientes sabiendo del viaje del joven, le
preparan una emboscada a su regreso.
Canto V
Odiseo llega a Esqueria de los feacios. En una nueva asamblea de los dioses, Zeus toma la
decisión de mandar al mensajero Hermes a la isla de Calipso para que ésta deje marchar a
Odiseo. La ninfa le promete la inmortalidad si se queda, pero el héroe prefiere salir de la isla.
Tarda cuatro días en construir una balsa y emprende el viaje al quinto día, pero es hundido
por Poseidón, enfadado con Odiseo desde que el griego cegó a su hijo Polifemo. Odiseo es
ayudado por la nereida Ino, quien le da una manta con la que debe de taparse el pecho y
nadar hasta la isla de los feacios.
Canto VI
Odiseo y Nausícaa. Atenea visita, en un sueño, a la princesa Nausícaa, hija de Alcínoo, rey de
Esqueria y la urge a tener sus responsabilidades como mujer en edad de casarse. Al
despertar, Nausícaa pide a su padre un carro con mulas para ir a lavar ropa al río. Mientras
ella y sus esclavas descansaban y otras jugaban a la pelota, Odiseo se despertó, las vio y
pidió ayuda a la princesa. Nausícaa, impresionada por su forma de hablar, acoge al héroe y le
brinda alimentos, le dice que la siga hacia la casa del rey y le indica cómo pedirle a su madre,
la reina, hospitalidad. Le señala un bosque consagrado a Atenea a las afueras de la ciudad
donde puede descansar. Odiseo aprovecha la ocasión para implorar a la diosa que lo reciban
y lo ayuden a llegar su isla patria.
Canto VII
Odiseo en el palacio de Alcínoo. Odiseo es recibido en el palacio por Alcínoo, rey de los
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feacios (fue guiado hasta allá por Atenea), y le invita al banquete que se va a celebrar. Odiseo
cuenta todo lo acaecido hasta ese momento, con lo que el rey queda impresionado. Éste le
ofrece la mano de su hija, más Odiseo no acepta, por lo que el rey cambia su ofrecimiento por
ayudarlo a llegar a su isla.
Canto VIII
Odiseo agasajado por los feacios. Se celebra una fiesta en el palacio en honor del huésped,
que aún no se ha presentado. Tras una competición de atletismo, en la que Odiseo asombra
al público con un gran lanzamiento de disco, comienza el banquete. El aedo Demódoco
ameniza la comida con un canto sobre la guerra de Troya. Al hablar del episodio del caballo
de Troya, Odiseo rompe a llorar, y el rey manda al aedo que deje de cantar, y pregunta al
huésped sobre su verdadera identidad.
Canto IX
Odiseo cuenta sus aventuras: los cicones, los lotófagos, los cíclopes. Odiseo se presenta, y
comienza a relatar su historia desde que salió de Troya. Primero destruyeron la ciudad de
Ísmaro (donde estaban los cicones), donde perdió a bastantes compañeros. Más tarde
llegaron a la isla de los lotófagos. Allí, tres compañeros comieron el loto, y perdieron el deseo
de regresar, por lo que hubo de llevárselos a la fuerza. Posteriormente, llegaron a la isla de
los cíclopes. En una caverna se encontraron con Polifemo, hijo de Poseidón, que se comió a
varios de sus compañeros. Estaban atrapados en la cueva, pues estaba cerrada con una
enorme piedra que les impedía salir. Odiseo, con su astucia, emborrachó con vino a Polifemo
y mandó afilar un palo con el que cegaron al cíclope mientras éste dormía. Consiguieron
escapar ocultándose bajo pieles de oveja.
Canto X
La isla de Eolo. El palacio de Circe la hechicera. Odiseo sigue narrando cómo viajaron hasta
la isla de Eolo, que trató de ayudarles a viajar hasta Ítaca. Eolo entregó a Odiseo una bolsa de
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piel que contenía los vientos del oeste. Al acercarse a Ítaca, sus hombres decidieron ver lo
que había en la bolsa, dejando salir a todos los vientos y creando una tormenta que hizo
desaparecer la esperanza del regreso al hogar. Tras seis días de navegación, llegaron a la
isla de los Lestrigones, gigantes caníbales que devoraron a casi todos los compañeros de
Odiseo. Huyendo de allí llegaron a la isla de Circe, quien dijo al héroe que para regresar a su
casa, antes tendrá que pasar por el país de los muertos. Igual que Calipso, Circe se había
enamorado de Odiseo. Pero ninguna de las dos se vio correspondida.
Canto XI
Descenso a los infiernos. Tras llegar al país de los Cimerios y realizar el sacrificio de varias
ovejas, Odiseo visita la morada de Hades para consultar con el adivino Tiresias, quien le
profetizó un difícil regreso a Ítaca. A su encuentro salieron todos los espectros, que quisieron
beber la sangre de los animales sacrificados. Odiseo se la dio en primer lugar a Tiresias,
luego a su madre Anticlea y también bebieron la sangre varias mujeres destacadas y algunos
combatientes que habían muerto durante la guerra de Troya.
Canto XII
Las sirenas. Escila y Caribdis. La Isla de Helios. Ogigia. De nuevo en ruta, lograron escapar
de las Sirenas, cuyo canto hacía enloquecer a quien las oyera. Para ello, siguiendo los
consejos de Circe, Odiseo ordenó a sus hombres taparse los oídos con cera exceptuándolo a
él y manda ser atado al mástil. Escaparon también de las peligrosas Caribdis y Escila.
Consiguieron llegar a Trinacria (nombre griego de Sicilia), la isla del Sol. Pese a las
advertencias de no tocar el ganado de Helios, los compañeros sacrificaron varias reses, lo
que provocó la cólera del dios. Al hacerse de nuevo a la mar, Zeus lanzó un rayo que destruyó
y hundió la nave, sobreviviendo únicamente Odiseo. Finalmente, arribó a la isla de Calipso
(lugar donde se encuentra al principio de la historia).
Canto XIII
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Los feacios despiden a Odiseo. Llegada a Ítaca. Cuando el héroe termina de contar su viaje,
el rey ordena su regreso a su hogar. Acompañado por navegantes feacios, llega a Ítaca.
Atenea le disfraza de vagabundo para evitar ser reconocido. Por consejo de la diosa, va a
pedir ayuda a su porquerizo, Eumeo.
Canto XIV
Canto XV
Telémaco regresa a Ítaca. Atenea aconseja al joven Telémaco salir de Esparta y regresar a su
hogar. Mientras tanto, Eumeo relata su vida y sus orígenes al mendigo, y de cómo llegó al
servicio de Odiseo.
Canto XVI
Canto XVII
Odiseo mendiga entre los pretendientes. Al día siguiente, Odiseo, de nuevo como mendigo, se
dirige a su palacio. Sólo es reconocido por su perro Argos que, ya viejo, fallece frente a su
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amo. Al pedir comida a los pretendientes, es humillado e incluso golpeado por éstos.
Canto XVIII
Los pretendientes vejan a Odiseo. Aparece un mendigo real, llamado Iro, quien solía pasarse
por el palacio. Éste, riéndose de Odiseo, le reta a una pelea. Los pretendientes aceptan que el
ganador se junte a comer con ellos. Odiseo, tras quitarse su manta y dejar ver sus músculos,
gana fácilmente al mendigo. A pesar de la victoria, ha de seguir soportando las vejaciones de
los orgullosos pretendientes.
Canto XIX
Canto XX
La última cena de los pretendientes. Al día siguiente, Odiseo pide una señal, y Zeus lanza un
trueno en medio del cielo azul. Este gesto es entendido por uno de sus sirvientes como una
señal de victoria contra los pretendientes. Odiseo aprovecha para ver quién es fiel al
desaparecido rey, y librarse así de la venganza. Un profeta, amigo de Telémaco, advierte a
los pretendientes que pronto los muros se mancharán de su sangre. A pesar de que algunos
de ellos creen en la profecía y huyen, la gran mayoría de ellos se ríe de la adivinación.
Canto XXI
El certamen del arco. Aparece Penélope con un arco que Odiseo dejó en casa a su marcha a
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Troya. Promete a los pretendientes que se casará con aquel que consiga hacer pasar la
flecha por los ojos de doce hachas alineadas. Uno tras otro, los pretendientes lo intentan, pero
ni siquiera son capaces de tensar el arco. Odiseo pide participar en la prueba, ante la negativa
de los demás. Tras la insistencia de Telémaco, le es permitido intentarlo. Con suma facilidad,
Odiseo tensa el arco y consigue hacer pasar la flecha por los ojos de las hachas, ante el
asombro de los presentes. A la señal de su padre, Telémaco se arma, preparándose para la
lucha final.
Canto XXII
Canto XXIII
Penélope reconoce a Odiseo. Después de que Odiseo matase a los pretendientes que se
hospedaban en su casa, Odiseo manda a los presentes que vistan sus mejores trajes y bailen,
para que los vecinos no sospechen de lo ocurrido. Con la ayuda de Euriclea, el héroe se
presenta a Penélope, pero ella no le reconoce ya que ella estaba convencida de que él estaba
muerto y el aspecto que tenía en ese momento no era el mismo que cuando se marchó a la
guerra. Entonces, Odiseo describe el lecho conyugal del matrimonio, y cómo lo hizo él mismo
de un olivo. Penélope, convencida ya, abraza a su esposo, que le narra sus aventuras, como
por ejemplo el enfrentamiento que tuvo con Polifemo, el monstruo de Escila, cuando Circe
convirtió en animales a todos sus marineros, etc. Finalmente le cuenta que aún tendrá que
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hacer otro viaje, antes de terminar su vida en una tranquila vejez.
Canto XXIV
El pacto. Las almas de los muertos viajan al Hades, donde cuentan lo ocurrido a Agamenón y
Aquiles, compañeros del héroe en la expedición de los aqueos a Troya. Odiseo marcha a
casa de su padre, Laertes, que se encuentra trabajando en la huerta. El hombre se encuentra
envejecido y apenado por la larga ausencia de su hijo. Para ser reconocido, Odiseo le
muestra la cicatriz y recuerda los árboles que en su infancia le regaló su padre. Mientras, los
familiares de los pretendientes se juntan en asamblea, y piden venganza por la muerte de los
suyos. Odiseo, su hijo y su padre, que se encuentran en la casa de éste, aceptan el reto, y da
comienzo la lucha. Laertes dispara una lanza que mata al padre de Antinoo. Pero en ese
momento cesa la lucha. Interviene la diosa Atenea, que anima a los itacenses a llegar a un
pacto, para que juntos vivan en paz durante los años venideros.