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Serie: El cristiano y su mundo de problemas

Tema: El trato a los demás

Introducción (leer introducción)

Todos conocemos personas que nos resultan "difíciles" de una u otra manera, y todos somos instados
a tratar con personas difíciles en cualquier momento. Una persona difícil puede ser una que es
condescendiente, argumentativa, beligerante, egoísta, irreverente, torpe, o simplemente grosera. Las
personas difíciles parecen saber exactamente cómo fastidiarnos, frustrarnos, herir nuestros
sentimientos y crear problemas. Tratar con gente difícil se convierte en un ejercicio de paciencia, amor
y gracia. Nuestra respuesta ante las personas difíciles, debe modelar los ejemplos proporcionados por
Jesús, porque ciertamente Él trató con muchas personas difíciles durante Su tiempo aquí en la tierra.
En sus interacciones con este tipo de personas, Jesús nunca mostró una actitud de cruel superioridad
o displicente orgullo; por el contrario, mostró autoridad bajo control. Usó la reprensión cuando era
necesario (Juan 8:47), pero también trató a la gente difícil permaneciendo en silencio (Juan 8:6),
formulando preguntas (Marcos 11:28-29), llevándolas a las escrituras (Marcos 10:2-3), y contando una
historia (Lucas 7:40-42).

¿Cómo hacerlo?
En el sermón del monte, Jesús fue muy específico respecto al trató con las personas difíciles, el cual
debe ser en amor y humildad: Lucas 6:27-31; 1 Pedro 3:9, según estos versículos debemos tratar a los
demás como nos gustaría que nos traten.

Cuidados a tener
Al tratar con personas difíciles, debemos protegernos contra el orgullo Romanos 12:3; Filipenses 2:3-
4, por lo tanto, cuando sabemos que debemos tratar con una persona difícil, abordamos la situación
con mansedumbre. El amor también es clave: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Gálatas 5:14),
mostremos el amor de Dios a todos, incluyendo a las personas difíciles.

El libro de Proverbios proporciona mucha sabiduría respecto al trato con personas difíciles:
Proverbios 12:16: Promueve la paciencia en nuestras relaciones.
Proverbios 20:3: Elogia la paz
Proverbios 10:12: Fomenta el amor
Proverbios 17:14: Valora la precaución y el respeto
Proverbios 22:24: Eligiendo cuidadosamente las personas con las cuales nos relacionamos

En Conclusión:
Lidiar con personas difíciles es inevitable. Cuando tratamos con esta clase de personas, es fácil
responder en la carne. No obstante, eso sólo saca a la luz lo peor de nosotros. Es mucho mejor
permitir que nuestras relaciones con personas difíciles saquen el fruto del Espíritu en nosotros
(Gálatas 5:22-23). Por la gracia de Dios, podemos lidiar con personas difíciles en amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, y como si fuera poco, dominio propio. Podemos
extender el mismo amor, gracia y misericordia que Dios nos extendió. ¡Y debemos ser cuidadosos de
que nosotros mismos no nos convirtamos en la "gente difícil"!

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