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¡NI UNA PEZUÑA!, NO NEGOCIAMOS CON EL ENEMIGO - Celula PDF
¡NI UNA PEZUÑA!, NO NEGOCIAMOS CON EL ENEMIGO - Celula PDF
Pero no fue fácil, porque Faraón se resistió. Cuando Moisés le pidió que los dejara
ir a servir a Jehová, solo quería dejar ir a los varones Éxodo 10:8-11.
Pero Moisés insistió en que debían ir todos, incluso los ancianos, los niños y el
ganado. Lo mismo debe suceder ahora; no debes aceptar que solo una persona
de la familia sirva al Señor, no debes negociarlo; todos, esposo, esposa, hijos,
nietos, abuelos, sobrinos, todos deben comprometerse en la vida de servicio a Dios.
El diablo siempre quiere negociar a su favor, si ve que te comprometes con una vida
digna y correcta, él te dirá: “Sirve tú a Dios, mientras yo meto en drogas a tus hijos”.
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C.C.Pagiel Enseñanza para Grupos.
Todo lo que hay es Suyo, Él lo creó, así que no hay autoridad que el diablo pueda
ofrecerte o delegarte.
¡No permitas que las tinieblas te ofrezcan algo que Dios ya te concedió! Tu sanidad,
tu seguridad espiritual, familiar y económica solo están al lado del Señor. Toma
autoridad como Jesús lo hizo y dile al diablo: “Vete, tú y tus ofertas se van ahora”.
Entonces verás la gloria de Dios y toda la plenitud de Su reino vendrá a tu vida.
3. No aceptes ser siervo de nadie más que del Señor. Hebreos 2:14-15
Él es el único dueño del oro y de la plata, así que es el único que te los puede
entregar. Dios desea bendecirte, pero de forma correcta, no con mentiras, sobornos
o corrupción. El imperio del diablo está derrotado, no hay por qué negociar con él.
Tú estás en victoria, así que sigue al victorioso, al Rey, no al humillado que ya fue
derrotado.
4. Jesús tiene toda potestad. Mateo 28:18 enseña: Y Jesús se acercó y les
habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Con esa autoridad nos envía a hacer discípulos, por lo tanto, debemos asumir
esa instrucción y obedecer. Tu nación doblará sus rodillas para confesarlo como
Señor y Salvador, esa es otra verdad que no debes negociar con el diablo.
Ordénale con toda seguridad y autoridad que se largue de tu vida y de tu país
porque le pertenecen a Jesús.