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Escenas de Rosario

Por Luciana Seminara y Ezequiel Gatto

El 6 de agosto pasado lxs docentes de la UNR empezamos, junto a otras 26 Universidades


Nacionales, una huelga que ya lleva 5 semanas. Desde entonces hemos recorrido de las Facultades e
institutos y hemos caminado las calles rosarinas buscando la solidaridad y la adhesión de la
sociedad.

El llamado “conflicto universitario” se inició con el reclamo salarial pero rápidamente


adquirió un cariz más complejo, centrado en la defensa de la Universidad Publica frente a un
gobierno que no deja de poner en evidencia que una educación de calidad y accesible a todxs está
en las antípodas de su furia precarizadora y su utopía totalitaria de mercado. Lxs docentes sabemos
que la disputa salarial es justa pero también que es la punta del iceberg de un proceso que tiene que
hacer de la defensa de la Universidad pública un modo de construir nuevas posibilidades para saltar
el cerco asfixiante de un gobierno decidido a entregarnos a la voracidad financiera y los
disciplinamientos sociales que ésta requiere e impone.

En otro movimiento a contramano de las opiniones de la mayoría, de esos que Cambiemos


viene produciendo casi a diario, el gobierno empujó a la Universidad a un escenario de conflicto y
crisis presupuestaria: la consecuencia fue el despertar de un sentimiento y un interés multitudinario
en defender un derecho que ya forma parte de las conquistas de nuestro devenir histórico, que,
desde la Reforma de 1918, ha logrado atravesar incluso años dictatoriales. Las consignas y hashtags
#Sin Educación pública no hay futuro y #UniversidadesEnPeligro sintetizaron los temores y las
expectativas compartidas por una sociedad movilizada y comprometida con una lucha que excede
las demandas sectoriales, que encarna como pocas los deseos de movilidad social y que aloja la
potencia de proveer imágenes de futuro para cualquier política posneoliberal, incluso poscapitalista.

Del otro lado de estos movimientos y estos sueños, están quienes se han sentado una y otra vez en la
mesa paritaria para ningunearnos y proponernos cifras irrisorias, insultantes cómodas cuotas, que no
alcanzan para paliar la inflación y la escalada del dólar. Combinan desprecio, crueldad e
incomprensión con el deseo de producir una desigualdad social crónica e inalterable. Hoy, esos
responsables del vaciamiento de las aulas y la subejecución presupuestaria, hablan a través del
Ministro Alejandro Finocchiaro, que invoca fantasmas garabateados con pedazos de Guerra Fría
(como Patricia Bullrich y cientos de odiadores seriales que habitan Internet) para explicar la
situación.

Frente a esa situación de agresión, reforzada y facilitada por el silencio mediático, la COAD
y la comunidad de la UNR, inspirándose en los conflictos docentes de 2017, inventaron un artefacto
callejero, político y comunicacional que anudó ingenio y desesperación: la Universidad Itinerante.
Se trata de una propuesta que interpeló a todas las cátedras de todas las unidades académicas, a los
grupos y programas de estudio, bajo una consigna clara: mostrar a la sociedad qué hacemos lxs
trabajadores en la Universidad Nacional de Rosario. La Universidad Itinerante cumple su quinta
semana de vida: han tenido lugar paneles de debate y reflexión de la más variada índole, cursos
breves sobre RCP, reparto de materiales para el cepillado de dientes, campañas de vacunación,
exhibición de proyectos de impacto social (alimentos, reciclado, vivienda), conversatorios sobre
políticas de género y prevención de la violencia sexual en el ámbito de la UNR. Todo ello
intercalado siempre con intervenciones desde el gremio, que explicitan y explican las demandas
salariales específicas en el contexto del reclamo más general. La Universidad Itinerante tiene la
particularidad de interpelar no sólo a la comunidad universitaria sino también a las personas que se
encuentran con ella en la calle, y ha sido un dispositivo muy eficaz para construir consenso en una
lucha que la semana pasada pudo romper el cerco mediático y congregar a 50 mil personas frente al
Monumento a la Bandera.

Estamos convencidxs de que hemos ganado este conflicto: hemos logrado romper el techo
del 15% que Cambiemos intentaba imponer y pero sabemos que la lucha continua porque
defendemos la Universidad de un ataque precarizador. La Universidad Itinerante no desaparecerá:
se ha convertido en un insumo valioso, una plataforma para pensar los modos en que la producción
universitaria de conocimiento se vincula y potencia con otras inquietudes, saberes y realidades,
propiciando intercambios que ayuden a construir sociedades más justas, creativas y democráticas.

Luciana Seminara, Doctora en Historia (UNR). Profesora Titular de Problemática Histórica de la Facultad de
Humanidades y Artes (UNR) y Congresal a Conadu por la COAD.

Ezequiel Gatto, Doctor en Ciencias Sociales (UBA). Profesor Auxiliar en Teoría Sociológica en la carrera de
Historia de la Facultad de Humanidades y Artes (UNR).

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