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Tejido linfoide
asociado con las
mucosas (MALT)
El término tejido linfoide asociado con las mucosas
(MALT) (ing. mucosa-associated lymphoid
t¡ssue) es una denominación común dada a la
parte muy flotable del sistema inmunitario que
se encuentra en las mucosas del tubo digestivo,
las vías aéreas y el sistema urogenital, en forma
de linfocitos y tejido linfoide. La gran superficie
de estas mucosas, muy fáciles de lesionar y en
constante contacto con antígenos extraños, sobre
todo en el tracto gastrointestinal y las vías aéreas,
es controlada por esta avanzada del sistema
inmunitario, cuya importancia se destaca, por
ejemplo, por el hecho de que la cantidad de células
plasmáticas en el MALT en conjunto es mucho
mayor que la cantidad total de células plasmáticas
en la médula ósea, los ganglios linfáticos y
el bazo juntos.
Por su estructura, el MALT presenta notables
variaciones, desde linfocitos aislados ubicados
entre las células de los epitelios, pasando por
cúmulos difusos y foliculares en la lámina propia
de las mucosas, hasta estructuras más organiza-
Linfocitos en lagunas
das en la forma de amígdalas, placas de Peyer
y el apéndice (véase el Capítulo 18). El tejido
Iinfoide asociado con el intestino (GALT) (ing.
gut-associated lymphoid tissue) ha sido objeto de
intensos estudios, por lo que se verá con mayor
detalle como ejemplo de MALT. La capa epitelial
orientada hacia la luz contiene linfocitos
intraepiteliales (IEL), de los cuales la mayoría
son linfocitos Tc, en particular linfocitos Tc (8y)
(véase la pág. 401). La mayor parte de los linfocitos
Tc están activados, es decir son CTL (véase
antes en este capítulo), que representan así una
línea avanzada de defensa contra agentes infecciosos.
La lámina propia contiene gran cantidad
de células plasmáticas, linfocitos Th activados
y macrófagos, mientras que los linfocitos B se
encuentran en folículos solitarios, las placas de
Peyer, más organizadas, y el apéndice vermiforme
(véanse las Figs. 18-53 y 18-58), como folículos
primarios y secundarios.
Las regiones más estructuradas del tejido
asociado con las mucosas, donde se encuentran
folículos linfáticos, no reciben vasos linfáticos
aferentes, pero están en estrecho contacto con
el líquido intersticial. En correspondencia con
las zonas foliculares denominadas sitios inductivos,
aparecen células especiales en el epitelio
superior, denominadas células M, que tienen
micropliegues en lugar de microvellosidades en la
superficie celular. Están especializadas en lo que
se refiere al transporte de muestras de antígenos
extraños desde la luz del tubo digestivo, las vías
aéreas y las vías genitourinarias hacia el MALT
subyacente (Fig. 16-34). Las células M tienen
profundas invaginaciones correspondientes a la
membrana celular basolateral, donde se ubican
cúmulos de linfocitos T y B Y macrófagos; justo
por debajo, en la lámina propia, se encuentran
cúmulos de células dendríticas intersticiales.
Las células M captan antígenos luminales por
endocitosis y los transportan en vesículas hasta la
membrana basolateral, donde se vacían al espacio
intercelular. Se ha demostrado que Vibrio cholerae
(la bacteria que causa el cólera) es liberado
al espacio extracelular, donde es captado por
macrófagos que luego presentan el antígeno a los
linfocitos de los folículos linfáticos en la lámina
propia. Para otros antígenos, esto también induce
la formación de células plasmáticas que abandonan
los folículos linfáticos. La gran mayoría de las
células plasmáticas secretan anticuerpos del tipo
IgA dimérica capaces de ser captados por las células
epiteliales, donde se les adosa un polipéptido
denominado componente secretor, con formación
de un complejo de IgA denominado en conjunto
IgA secretora. Esta inmunoglobulina es secretada
a la luz, donde el componente secretor protege
el anticuerpo contra la degradación por varias
enzimas proteolíticas, por ejemplo, las que se
encuentran en el tracto gastrointestinal. Los precursores
de las células plasmáticas productoras de
IgA también pueden llegar al torrente sanguíneo
por los vasos linfáticos eferentes y localizarse en
otras mucosas o glándulas. Así, la leche materna
contiene IgA dimérica con especificidad por
microorganismos del tubo digestivo de la madre.
Como consecuencia de la gran cantidad de células
plasmáticas en la lámina propia del tejido linfoide
asociado con las mucosas, es muy importante la
cantidad de IgA secretada en las diversas secreciones
de estas mucosas (en los seres humanos,
¡de 5-10 g por día!, más que de todas las demás
inmunoglobulinas juntas).
Una cantidad discreta de células plasmáticas
del MALT secreta IgG e IgM, que se cree que
tienen funciones de defensa local en la lámina
propia. Además, algunas secretan TgE, que media
la liberación de histamina por los mastocitos por
unión con su superficie (véase también la pág.
220). Los mastocitos también se encuentran en
gran cantidad en las respectivas mucosas. Como
se mencionó antes, los granulocitos eosinófilos
activados poseen receptores FCE que se fijan a
TgE, que a su vez puede unirse a un antígeno en
la superficie de un parásito. Esta unión desencadena
la exocitosis de los gránulos muy tóxicos
de la célula sobre la superficie de los parásitos,
que por lo general son demasiado grandes para
poder ser fagocitados. Es un mecanismo de
defensa de suma importancia contra diversos
vermes intestinales muy difundidos en muchas
partes del mundo.
Algunos patógenos aprovechan las células M
como vía de ingreso durante la invasión del microorganismo,
por ejemplo el ya nombrado Vibrio
cholerae, y también muchos tipos de Salmonella
y el virus de la poliomielitis.