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RELACIÓN DEL ESCEPTICISMO

CON LA FILOSOFíA
RELACIÓ DEL ESC EPTI CISMO CON LA FILOSOFfA.
EXPOSICIÓN DE S US DIVERSAS MODIFICACIO ES y
COMPARACIÓN DEL MÁs MOD ERNO CO~ EL ANTIGUO

Critica de la fúoso{{Q teárica,


de Go ttlob Emst Sc hulze, Canciller y Profesor en Helm slAdt,
vol. 1, xxxii+728 pp., vol . D. V1+722 págs.
Ha m bu rgo , e.E. Bchn, 1801

(GW 4.197] Ocho años después de que el se ñor Schulze


entrara e n escena con estrépi to co ntra la filosofía kantiana,
especialme nte en la fonna que ella había revestido en su Teoría
de la (acuItad de representaci ón1, aborda ~l ahora la filosofía teó-
rica en general. para p rende rla fuego con su escepticismo y con-
sumirla has ta su fund a me nto. Toda la tro pa de los escépticos
modernos venera buename nte al se ñor Sch[ulzeF como a su
jefe de filas y este saco de are na de cuatro pliegos alfabéticos!
hasta ah ora. que el señor Schlulze] ha esgrimido co ntra la for-
tal eza de la filosofía , le asegura b ue na mente es te p rimer puesto.
La exposición y apreci ación de este escepticismo más
moderno hace necesario que nos adentremos en la relación de
éste así co mo del esce pt icismo en general con la filosofía; segú n
esta relación las diversas modificacion es del esce pticis mo se
determinarán desd e sí misma! y a la vez se evide nciará la re la-
ción con el antiguo de este esce pt icismo más moderno , el cual
pretend e haberse colocado sobre las espaldas del an tiguo tanto
para ver más lejos como para dudar más raciona lme nte. Asf que

1 Se reñere Heael al lib ro de G. W. Schube, E-sUlemo o ~ les (untilJ.


mentos th ft¡ Filoso(la th los Ekmentos prtpan:I(M por el Pro(. kinhold th l m a,
junto co n una de(ttlSa del escepticismo ml1fe a las prt!tmsionu de ft¡ critica th ft¡
m t611. (Ael1uidemus oder nbe,. die Flm dam enle der VOtl dem Pro{. kil1hold il1
l etla geliefertm Ekmmtar-Philosophie. Nebst ei"" Verteidi, un, des Slup titismus
Itlffl die Anm ass utlgetl du Vem l((tluitikj, 1792. {N. de la T.J.
1 Hegel escribe frecuen temente la .breviatura Seh. pot" Schulu. (N. de la T./.
) Los pliegos utilizados entonces en Imprenta se marcat-n con una letra.
Cada pliego ccruenre 2J hoja¡ y Sehu lze habla an unciado una nueva entrega.
{N. de ft¡ T.J.

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especula tiva. lneluso si la consideración del dest ino pUOll'l J lit:
1.1II1pt)(;O pa rece inútil una discusión de la relación del ~.epti. ga r a ser un motivo [Mommt} en el respeto y la ad hc Ión a una
t I mo co n la filosofía y un conocimiento del escepticismo Iilosoña . tendría q ue ser, no la universalidad, si no poI el co n
OH mo proveniente de ella. pues los conceptos qu~ u_sualm~nte tra rio la no-universal idad un mo tive de la recomendación, pu l'
circulan sobre él son sumamente formales y en los ~u.m05 u em - es concebible que las filosofías más a uténticas no son aq uella...
pos su esencia -c-noble . cuando es verdadero escepticismo- ha que llegan a ser universales. ya que, si además de que majas filo-
Iido ser tras mutada en un escondrijo habitual y en pretexto de señas alcanzan una universalidad, que también consiguen las
la no-filosofía. más autén ticas, Jo que llega a se r el aspecto universal de las mís-
De la [uente subieüva de l escepticismo schuJz~ano la l ntro- mas es justamente lo q ue no es filosófico, de modo que también
ducci ón nos da una historia: co ntiene la elaboración de l pensa- e n estas filosofías, que disfrutan por así decirlo de un destino
miento de que si u n conocimiento que debe ser extrafdo de la más feliz. a unq ue en verdad -si es que se puede habla r aquí de
razón no puede [G W 4.198] conseguir ni ngún acuerdo general y un destino feliz o infeli z en generaJ- se ha de tener por una
du radero , s i los q ue lo e laboran se e n~e n lran en cons ta~le con- [GW 4, t 99] desgra cia, habría q ue buscar lo no-universal para
tradicción e ntre ellos y ca da nuevo interno de co nferir a ese enco ntrar a la filosofía. - Pero si el se ñor Sc h[u lze] ha visto que
co noc im iento la solidez de un a ciencia fracasa , se puede CO~· el resultado del es fuerzo de tantos hombres e nco míables por su
c1uir co n basta nte seguridad q ue la ~úS9u~a ~e tal co nocr- tal ento y por su celo en la ocupación co n la investi gación de los
miento tien e que ten er en su base ~ n fin ultlmo .lnalcanzable y últimos fund am ent os de nuest ro co nocim iento ha sido igua l-
un a ilusión co mún a todos los Forjadores de l mism o; la obse r- men te desafortunado, es to só lo pu ede ser co nside rado co mo un
vació n de l éxito que tuvo desde siempre el esfuerzo de tantos modo de ver suma me nte subjetivo; Leibniz, por eje mplo, expre-
hombres encomiables gracias a su talento y a su probado ce lo sa un modo de ver co mpleta me nte d istinto e n e l pasaje qu e
e n la búsqued a de las verdades ocultas ace~a de u!'a filosofía Jacobi tomó co mo un o de sus lemas; «J' a i trouvé q ue la plupart
cie nHfica también ha ten ido una fuerte influe ncia sobre ~I des sec tes o nt raison dans une bo nne part¡e de ce qu'elles avan-
modo de pe nsar del a utor acerca de la filoso ffa - ya que a nadie cent, ma is non pas tant e n ce qu'e lles nien t. s. La consideración
se le ha de reprochar una desconfianza general fre nte a las ala- superficial de las d isputas filosó ficas sólo deja entrever las dlfe-
banzas de la intelección y sabidurla d~ la razón-: y le ha dado rencias de los siste mas, pero ya la vieja regla _co ntra negarues
aquella orientación de la que ha surgido esta crit ica de la filo- prin cipia non est disputandum » da a e ntender que si los siste-
sofía teó rica . Toda inclinación a aplicar sus fuerzas en la el:,~ mas filosóficos luch an entre si ~ tra cosa es, desde luego,
ración de uno de estos sistemas que le parecía contener el índí- cuando luch a la filosofía co n la no-fiJosofía- existe unidad en
cio más seguro de verdad y de certeza ha sido reprimida.cada los princi pios, los cuales. estando por encima de lodo éxito y
vez q ue é l se dtsponta a satisfacerla, ante todo JJ:O"la cons,de~· destino, no se dejan conocer a partir de lo que se discute. y esca-
ción del destino que ha encontrado toda OCUpaCIÓ~ ~peculauva pan al curioso que siempre ve lo contrario de lo que pasa delan-
co n los últimos fundamentos de nuestro co nocumemo de la te de sus ojos. Con los principios o con la razón les ha ido bien
existencia empírica (Dasein] de las cosas; pues la con(ranz.a ~n a todos estos ho mbres encomiables por su ta len to y su celo . y la
sus capacidades no ha llegado lan lejos co":'o para que él pudie- diferencia hay que po ne rla sólo en la mayor o me no r abstrac-
ra albe rgar la esperanza de alcanzar efectivamente aquello por ció n co n la q ue la razón se ha expuesto en princi pios y s iste mas,
lo que tantos hombres d~tados ~el mayor talento y de las m~ Si no se presupone el fracaso de la verdad especulativa. no hay
diversas capacidades de inte lección se ha n esforzado en vano . luga r ya pa ra la modestia y la desesperanza de alca nzar aq uello
Justamente asf se habl a a la cara de l pueblo y po r la boca del en que, según cue nta la visión superficial, los hombres enco-
pu eblo. - En la época en que estallaron disturbios en el es tado, miabl es han fra casado; o bien, si se presupon e ese fracaso, si la
el legislador ateniense habi~ decretad o la muerte pa ra la aprag- modesti a y la desconfianza en las facultad es pudiera n procurar
mosyne [indiferencia] pol ítica : 1::, ,!pragm osyne filosófica de no
tomar partido, sino de esta r decidid? de antem ~n o a, so me te~
a lo que fuera coronado por el desuno co n la victoria y la um- J cHe e ncc nrrade que la mayo r parte de las secta s uene n ra:t6n en una
versalidad. está a fectada de por sí co n la mue rte de la ra zón buena parte de lo que a nlicipa n, pero no tanto en 10 que ellas niegan._ err.
F. H. Jacobi. CartlJS sobrt/.tl doctrina de Spino;JI ... (1785 ), lomado de G. W.l.zib-
ni %" Trr.>U kmu d M, Rimcmd de MOtl/mort. ( 174 1). {N. el" Id E],
• Plrilrasis de la CrltictJ de Schulzc . I. págs, J, 6-7. {N" de /.ti T.J,

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I nln! motivo [Momnlt} ju nto con el de la apreciación del mt~.
no hay cuestión sobre qu é modestia sea la mayor: la de no abrí- una alegria tal de la qu e nu estra Sección de Noticias' cc nuc ne
lar la esperanza de alcanzar aquello en qu e se hablan es forza- un ejemplo.
do vanamente los hombres dotados de talento y de visió n inte- El señor Schul ze excluye de su elaboración escéptica de la
lectual [Eí nsícht], 0 , co mo dice el señor Schulze que le ha filosoffa la parte práctica y es tética 'J' 1a limita a la filoso ffa teé-
ocurrido a ~I , la de llegar a la suposición de que al gún pecado rica. - A juzgar por el conjunto, parece Que el señor Schub..e
original tuvo qu e habérsele pega do a la fílosofta y ha be rse trans- considera úni camente como filosofía especulativa a la filosofía
plantado de un a ocupación dogmática con ella a otra (luego teóri ca, pero no se sabe cómo considera a las res tantes partes; o
veremos que el señor Sc h[ulze] sólo co noce el filosofar escépti- más bien , no se adviene en nin gún lugar un rastro de la idea de
co y el dogmático); qu e el señor Sch[ulze) se crea ca paz de una ñlosoffa especu la tiva , Que sea en panicular teórica , o prá c-
haber descubiert o este pecado original y que lo que ha descu- tica , o estéti ca. Por lo demás. a esa divis ión de la filoso fía llega
bierto lo exponga en la presente o bra, prueba que hace tan poco el señor Schulze a través de la psicología emp írica, indepen-
caso del motiv o de la modestia en la filosofía. del qu e habla. díentemente de qu e excluye a és ta de la fHosoffa, pero con tod o
co mo del moti vo del éxito. la utiliza de un mod o bastante singular como fuente de dl vísl én
Se promet e, pu es , en esta o bra el descu brimiento del pecado de la filosofía: pues en los hech os de la concie ncia deben e ncon-
original de tod a Hlosofta especula tiva hasta hoy; y c~ n este des- trarse importantes diferencias, ya sea n conoc imientos de obje-
cubrim iento Que afecta a la Hlosoña hasta hoy, d ice el señor tos o exterio rizacio nes de la volu ntad. o sentimientos de agrado
Sch[ulze] ( I :· parte, pág. 610) Que tod a es pera nza de éX~lO de la y desagrado, a los cuales pert enecen también los se ntimientos
especulación le será retirada para el fu tu ro, pues sería ms~~sa­ de lo bello y lo sublime; hasta dond e alcanza nu estra int eligen-
ro (iclarol) es pera r un ca mb io de las fuerza s cognosciuvas cia de los mismos, no se pueden retrotraer a una única clase o
humanas. Pero , ¿Qué descubrimiento más feliz Que el de un derivar de una úni ca fuente (palabras Que leemos literalmente de
pecado origina l de tod a especulación se pued e ~G~ 4.~OO) Kant , Critica del Ju icio, Introd., pág . xxm.' sino Que se diferen-
aportar al pu eblo aficio na do a la filoso.fía , que o bu:n justifi ca cian ese ncialmente unos de otros por rasgos permanentes y pro-
siempre su aleja miento de la especulac ión. el cual ciertamente porcionan las tres partes de la filosofía antericrrnente mencio-
no necesitaba justificación alguna. con la po lémica de la filo- nadas. -Ya en esto se separa el señor Schulze esencialme nte de
so fía y se decla ra d ispues to a entregarse a un sistema tan pron- Sexto Empírico, qui en en su cri tica de las partes si ngu lares de la
to como un concilio o coloquio filosófico se po nga de ac ue rdo filosofí a y de las ciencias no esta blece él mismo [GW 4.201] la
so bre un a filoso fía universalme nte válida -o bi en COrTe él división , sino que las tom a tal como las encuentra y las ataca
m ismo tras todos los sis temas filosóficos (y e ntre ellos cuenta escéptica me nte .
cu alquier hon go de pensa m ientos ), pero su Química intelectual Lo prime ro de todo tenemos Que ver cómo concibe el señor
está organizada tan desafortunadam e nte co mo para tener afi - Sch[u lze] esta filosofÚJ teórica y cómo se caracteriza especifica-
nidad só lo con la aleación del metal más nobl e Que se añade a mente el enemigo qu e él ec ha po r tierra. En la primera parte se
un a moneda, el ún ico con el cual se combina, al pu eblo Que una investi gan de un modo suma mente metódi co los rasgos ese n-
y otra vez se da cuenta de que no han hecho más Que burlarse ciales de la filosofí a teóri ca , revisando sus diversos aspectos, y
de él y en su desesperación se refu gia finalmente en lo moral, obti ene la siguiente defin ición: la filosofía teóri ca es la cie ncia
no s in preocupacion es po r el aspecto especula tivos-e- ¿qué des- de. las causas supremas y m4.s incond ícíonadas de todo lo condi-
cubri miento más feliz se podría hace ~, para ambas partes. Ql!e cionado, de cuya realidad eíect íva tenemos por lo demds certeza.
el Que afecta a la filosofía especulativa en su misma ese ncia -Esta certeza ocas ional de lo condicionado anteri or a la filoso-
más fntima? En cua nto a la primera, se da la prueba de que han fía la llegamos a conoce r más adelante. Pero las ca usas supre-
s ido más sagaces, pu es no arriesga nada por la filoso~a espe- mas e íncondícíonadas. o mejor. lo racional. las concibe el señor
cula tiva; la segunda se co nsuela de habe r Sido burlad a Siempre,
en el hecho de qu e se le descarga de la culpa qu e se echa a la
filosofía y se le quitan sus preocupacion es por la filosofía espe - • Hegel se refiere al apa nado que &C'1'IC'ralmenlC' se Incl uía al final del Kri-
culaüva. Por tanto , no es nin guna so rp resa qu e es te escepuc rs- li.sches JoumaI thr Philosophie para ceíucer c Ironizar IObre .lSUna obra o a utor
mo se agencie una acla mación bastan~e amplia : si no general. q ue ya habla sido analizado en el mi smo número. {N. de la T.}.
y en particular qu e la pesada elaboración del mismo produzca 1 P'robabkmmte Head cita de la Primera Edición de la IntrOOucdón a la Cr(-
rice dd Ju icio, de 1790. eh: 1. Kant. "~, Abd, Auspbc, V, P'&- I n. {N. tM la T.}.

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tampoco podemos dudar de la concie ncia misma: pero lIut'I'-' 1
hul7<' incluso co mo cosas [D ínge] que se encue nt ran fuera y dudar de la co ncie ncia es abso lutament e impos ible, puc t.,1
por encima de nu estra co~cie~cia como alg? c.xistente ~ co ntra- duda, como no puede ten er luga r sin la conciencia. se aniqu ila
puesto sin más a la co ncrencra: del ccnoc tm tento rac ional no a st misma, co n lo cual no seria nada ; lo qu e está dado en \ con
resu lta nun ca nada más que la representación, repetida hast a la la conciencia se lla ma un hecho de la conciencia , y co ns igu ie n-
saciedad , de que mediante el mism o se debe obtener un co noc í- te me nte los hech os de la co ncienc ia so n lo efec tivame nte real
miento de cosas {Sachen] que deben permanecer ocultas detrds innegable. a lo que se tienen que re ferir todas las es peculaciones
de las siluetas de las cosas {Dingd' qu e el modo de conocí- filosófi cas y lo qu e se ha de acl a ra r o hacer concebible median-
miento natural del ser humano nos presenta; med iante la ayu da te estas especulaciones 10.
de principi os y co~ceptos abstractos deb:e po nerse a descubíeno A es ta filosofía, qu e pone la ce rteza indudabl e en los hechos
la existencia empírica Yas í debe se r avenguado 10 que debe~ ser de la co nciencia y que exac ta me nte igual que el kantismo más
las cosas {Din~l. lomadas en su verdadera y oc ulta realidad vulgar limit a tod o co noc imie nto racional (pág. 2 1) a la unidad
qectiva ; el ins trume nto del que se strce la fi.lOS?~a para su ave- fonnal que hay que as ignar a esos hech os. ¿no se le puede plan-
riguación de las cosas so n conceptos , pn ncspros abstractos. tear la cuestió n de cómo co ncibe que el hombre no se co ntente
deducciones de conceptos . y los puen tes hacia aquellas cosas co n es ta certeza innegable que encue ntra e n la percepción per-
ocultas se construyen a su vez nada más que de conC%plos'. o manente y fija de los obje tos, y có mo a partir de ese mod o de
es pos ible ca ptar lo racional y la especulación de u n modo más percibir quiere co mprender además aquel orde n de percepcio-
tosco' la filosofía especulativa se representa constantemente nes? ¿cómo es qu e el hombre sobrepasa la bestialidad de tal
co me: i a nte ella estuviera extendida de man era insuperable y existencia que, para ha blar según el señor Sch[ul ze], consiste en
co mo su hori zonte férreo la expe rie ncia co mún. en la forma ina- percibir e l ser real de las cosas y llega a tener una idea de lo qu e
movible de su real idad co mú n , y [co mo si] ella supusiera y qui- el se ñor Sch[ulze] llama metafísica , la idea de un a [u ndamenta-
siera descubri r det rás de es te hori zo nte suyo las cosas t n st , cual ció" de ese ser real o de una derivación de este ser real y de tod o
monta nas de un a realidad igualmente común que llevara so bre lo que pertenece a él a partir de un fu ndamento originario
sus hombros aquella otra realidad; lo racional. lo en st {An sich] [Urgrunde] , para hacerlo co mprens ible? - Esta filosofía de
no se lo puede representar el seño r Sch[ul ze] de ningun.a otra hechos no tiene más qu e la es túpida res pues ta de que ese esfor-
manera que co mo un a roca bajo la nieve; pa ra los ca t ólicos la zarse por un co noc im iento que se e ncuentra más allá del se r
Hosti a se transforma en algo viviente divin o; pero aqu í no oc u- real y co mpleta me nte cie no de las cosas y que por ta nto las
rre lo que el diabl o pretendía de Crist o, que transformara la pie- co noce co mo inciertas , es también un hech o de la co nciencia; el
dra en pan , sino que el pa n vivo de la razón se transforma eter- señor Sch[ulze] lo di ce ast (1. Parte, pág. 2 1): e n virtud de una
namente e n pied ra . disposición {Binríchtungl orig ina ria de nuestro ánimo, tenemos
A esta filosofía especula tiva , qu e busca un co noc im iento de en efecto el anhelo de indagar el fundamento último e incondi-
cosas que deben existir fuera de nu estra co ncie ncia , se opone el cionado de todo lo qu e existe, segú n nuestra intelección sólo de
lad o posit ivo de es te esce pticismo ; pues ~l no lien.e meramente un modo co ndicionado. Pe ro si todo hech o de la co ncie ncia
el lado negativo que se oc upa en destruir l~s ~U1meras de 1?5 tien e certeza inmediata, una intelecció n de que algo existe só lo
dogm áticos y sus intentos d~ alca~zar co noctrme ntcs de la eus- de modo condicionado es imposible, pues existir de mod o co n-
tencia [Exís tent] de cosas hlperf(slcas . . . . dicionado es s inónimo de no ser nada cierto de por sí-o Así se
[GW 4.202] El lado positivo de este esce pncrsmo co nsiste. expresa el a utor en pág. 72 , cua ndo da el paso desde ese mirar
por ta nto . en qu e él se describe en general co mo un a filoso((a fijamente bes tial al mundo y su ce rteza innegable al problema
qu e na sobrepasa la co nciencia, y prec isame~te (pág. SI) la exrs- de la filosofía teórica : si bie n el ser de las cosas es com pletarnen-
tencla de aq uello que está dado en el á mbito de nuestra co n- te cierto según las pretensiones de la concie ncia, esto no sarísfa-
ciencia tiene certeza innegable; pues como está prese~te a la co n- ce de ningun a man era a la ra zó n (aquf [GW 4.203 ] aprendere-
cie ncia, no pod emos dudar de la certeza de la m isma como mos en qu é consiste la razón), pues co n respecto a las cosas
exist entes que conoce mo s de suyo no se co m prende que son, y

• Ue¡:d distingue aqur entre rosa irssceooeme (Dit¡g) Y cosa en ¡enent.l


T.!.
(.s«he) , sigu iendo el texto de Schulze. {N. tU: /t¡ l' Paráfras is de Schu lu. Cril lctJ . p'¡. S l . {N. de /t¡ T.}.
• Hegel cita libremente págs. 26-27 de la CritIca de gchulze. {N. tU: /t¡ E].

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tenec ientes sólo a la ftlosoffa no son objeto de re (' uct
qw ,lhu .~ O" [o que son. - Pero ento nces, ¿qu~ es tatuto tiene mo ; ~ues.o bie!,! expresan los JJa mados hec hos [GW 4 204f de 1.1
.hon esa certeza innegable del hech o en el conoci mie nto Inm e- co nc renc ra o bien se fundan en el pensar analtuco: por tanto u
diato del ser de las cosas? (pág. 57): en la realidad efec tiva qu e ve rd a~ pu ed~ ser so ndeada y exa m inada tam bién . egun el
adscribimos a las cosas [Sache n] int uidas . no cabe absoluta- escep uctsrno: por el co ntrario, es te escepticismo afirma centra
mente nin gún grado. de modo que un a cosa poseyera más de la la filosofía teóri ca , Que no se pu ede saber absolu tamen~e nada
realidad efectiva que otra. - P. 62: el sujeto que intuye co noce d~ lo~ fundame ntos presentes fuera del alcance de nuestra co n-
los objetos y su existencia inm ediatamente sin más y como algo ciencia o , co mo el a uto r tambi én dice, de los fundam entos del
que es y exis te para sí de un modo completamente inde pen- ser de las cosas qu~ no es tán dadas a ella en s u existencia o de
diente de los efectos de la facul tad de re presentación, lo mismo las cosas q1:'e exis t~ n fuera de las cosas exis tentes. El señor

que el sujeto cog noscente es y exis te para sf. "Cómo. pues . e n Sc.h(ulze) mismo deja qu e a este conce pto de escepticismo se le
esta certeza absoluta de que las cosas existen y e cómo exjsten . t:,nga I ~ obJeción de qu e se~n el mis mo nada de lo que enseña
no se ha de co mprender a la vez por s( mismo que son y que ellas experiencia , puede ser ob,t:to de la duda escéptica , y en partí-
son Jo que so n? Se afinna a la vez un co nocimiento segú n el cual cular no lo es la suma total de las sensaciones externas e incluso
la existe ncia y la índole de las cosas se co mprenden por f mis- que de tod~ las ciencias sólo puede serlo la tilosorla (pues nin-
mas y otro conocimiento según el cual esta exis tencia y es ta guna otra t1en~ que ver con ~I ~nocimien to de cosas que est én
índole e n modo algu no se comprende n por sí mismas. No se fuera .del ám bito de la conciencia): por el contrario, la antigua
pued e imagi nar una co ntradicción más comp leta entre lo que skepsís ~ extendía a ambas [la experiencia y la filosofía] y la
a ntecede y este modo de hacer comprensible la búsqueda de un más antigua se extendía al menos a aquéUa [la experiencia).
conoci miento racional, ni un paso más obtuso y tort uoso hacia ~l se ño r Sch[ ulze] dest aca so bre todo al respecto que el
la metafísica . C?mlenzo y el avance del escepticis mo se han determinado
Despees de haber iluminado el lado positivo de este escepti- slemPr:e por I~ pret ens iones de los dogmáticos ; los a ntiguos
cismo, pasemos a su lado nqa.rivo. al que está dedicado toda la escép t iCOS admiten qu e hay un co noci m iento a través de los
parte tercera del primer volumen. El mismo señor Schulze se da se n tl d~ y un a c:o nvicc ió~ mediante los mismos de la existe ncia
cuenta de que un escepticismo Que adscribe una certeza innega- em pí rica [Dasein] y d ~ ciertas r ro Piedades de cosas subsisten-
ble a los hechos de la conciencia concu erda poco con el concep- tes po r,sí ml s~ as , segu n el cua se ha de regi r todo se r racional
to de escepticismo que nos dan los escépticos an tiguos; tenemos en la VIda actIVa . -A ~uf. el c ue tal ,c on.vicción es tuviera dirigi-
primero que escuchar la propia opinión del señor Sch(ulzc) sobre da me ramente a la Vida acuva ra dica mmed ia ta me nt e en que
esta diferencia. Et se explica al respecto en la introducción y en el ~ta no tenía nad a qu e ver con la filosofia; e n que esta convic-
primer apartado de la parte tercera. Para empezar, recuerda qu e cien y la.co !,!c:iencia limitad a y llena de hech os no se es tablecía
a menudo se ha dad o el caso de que aquel que primero ha enco no co mo pnncrpic de un a certeza inn egabl e contra puesto en gene-
trad o un pensam iento en el camino de la verdad comprmdió ral a la ~ zón y a la filoso fía, y mu cho menos jactá nd ose frente
mucho menos sobre su contenido . fundamentos y consecuencias a ella, smo qu e só lo era el tributo estipulado, tan pequ eño
que otros que tras él investigaron con esmero el origen y el sígní- como era pos ible, qu e se pa ga rla po r la necesidad de un [modo
Bcado del mismo; qu e hasta ahora el verdadero alcance del escep- de] dete~inar obje tivo; no elegiríamos esto o evitaríamos
ticismo ha sido las más de las veces malentendido. etc.!' . aquello, dicen los escépticos, cuando se trate de cosas qu e está n
El escepticismo qu e el se ñor Schulze tom a po r el verdadero e!1 nu est ro pod e'} pero aq u~l1 as que no es tán en nu estro poder
y por má s perfecto qu e el de los antiguos, se relaciona en efec- sm o que so n seg un la necesidad , no pod emos evitarlas , como el
to co n los juicios peculiares de la filosofí a -segú n el señor hambre, la sed, el frío; pu es a éstas no cabe a parta rlas del camí-
Sch[ulze] expresa el propósito último de esta ciencia- , esto es, no por la raz én. e
con aqu ellos qu e determinan los fundamentos abso lut os o al . P~ro el escéJ?tico antiguo estaba mu y lejos de elevar la con-
menos suprasen sibles, es decir, presentes fuera de la esfera de crencra qu e se Vincula ~ es tas precariedades necesarias al rango
la co ncie ncia, de algo qu e está presente de modo co ndicio nado de un sa ber qu e constituye un a aserción objeti va; teni endo e n
segú n el testimoni o de nu estra concie ncia. Pe ro los jui cios per- cuenta. lo. que apar;ece, vivimos -dice Sexto- conforme al
entendlmle~to c? mun ~ e la .~ da, pu es no pod emos estar como
pletamente macuvos , sm e mitir co n ello ninguna opinión o afir-
11 Cfr. Schulze. Crlr~Q , l. pág. 585. {N. de la T.) .

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lllud(lIl " Para este esce pticis mo. sin e~bargo. no ~ ~ta de lam~ién las pro~siciones de todas las doctrmas que' tu-u 11 pl \
una convicción de cosas y de sus propiedades: el entena del
c.'M:cplid3mo. según se expresa Sexto. es 10 que apa rece ((aino-
mCllon ), por lo cua l nosotros entende mos de hecho su apari-
dón u ({a l/ tas iQtI autou ] , por tanto lo subjetivo; pues co mo ella
un tz:
tenslo?es de validez pa r:a todo entendi miento humano lU('1 un
de duda atesti gua un desconocim ient o po i pa rte dI
ellos el verc:Jadero fund amente ~e su duda l.; y, po r lo dJ'mds. l."
fuent es part~cu.la res d~ conoc rrr uemo de cada ciencia v I~ la
res ide en la convicción {peisei, pero no de un a cosa) y en un se r- dos de convicción pos ible en ella aún no habían sido mve t~lta
afectado involuntario. no tiene lugar ninguna investi gación; es dos entonces como 10 han sido hoy dta ; muchas doctrinas que
azaaos (la expres ión alemana «duda», usada para el esce pticis -
mo, [GW 4.205] es siempre equívoca e inadecuada): Pero en aJ¡,0i '!.fs.afian toda b úsqueda de duda racional, como por ('jml
cuanto a que los escé pticos calificara n toda percepció n como
J! o, a [ísica y lo astronomía , eran ento nces aún tan sólo un con-
mera apariencia en lugar de adscribir a ella un a certeza ínnega- Jun to de opiniones indemostrables y de hipótes is sin fund a.
ment o. -c-Este r:asgo c~m pleta el carácter de este esce pticismo
ble y co nsideraran qu e se tiene que afi~ar igual,mente lo <;00- mod e~o y ~ u dlfe ~n c la con el antiguo ; a parte de los hech os de
trarío de 10 qu e se ha afi rmado de un objeto segu n su apanen- la concsencra. 13: física y !a astrono mía de los tiem pos modernos
cía, qu e se tiene qu e decir igualme nte qu e la miel es am arga se~a n así tam~l én las clenc.ias que desafían todo esce pticismo
como qu e es dulce -que, como dice el señor Sch[ulze] mismo , "'C I~)Oal , doctnnas que e-dejando a u n lad o lo pu ... ment e mate.
los diez primeros y aut émícos tro pos de los escé pticos única- m átíco de ellas, que no [GW 4.206] pertenece a su peculiari-
mente se referían a esta incertidumbre de la percepción se nst- dad- aaf:.l1.lr de un recuento de percepc ion es se nsib les y de
ble-c-, la ra zón que da el se ñor Sch[ulze] es qu e ya en los más una aro gama de éstas y de co nceptos del ente ndim iento de
tempranos tiem pos de la filosofía es peculativa las sensaciones cfu ef'Z3;S_ : ~ materias_ , etc ., consi sten en un sa ber que afum a
era n tenidas por los dogmáticos como un {en6mePlo (Erschei- un a objetivida d exhaustiva y qu e es por lo tan to un saber pu ra -
nung], qu e si n embargo ten fa como fundamento algo completa- men.te formal , una parte del cual, el recuent o de percepcion es
ment e diferent e y que al fenómeno mismo se le atribufa una no llene para nad a que ver con un sa ber científico y por end~
conco rdancia con lo qu e debe ser tm ea nlrable delrds de él como cae ~bl én fuera del c:sccpticis mo, en la medida en qu e en la
cosa propiamenle dicha, es más , el co noc imiento po r med io de eX b~.I~ n de la percepci ón no se debe expresar nada más que su
las se nsaciones muchas veces era considerado po r ellos co mo su jetividad - J!l ie.ntras qu e la otra parte es el punto culm inan-
un a cienc ia del objelO que se hallo esco ndido detrás de la sensa- te de ~n entendlrníento dogmati zador; ¿Qué hubieran dicho los
cién. Por esta ra zón , los escé pticos han atacado esta doctrina de ~ucos antl~os 3: semejante bastardo de escepticis mo, que
los dogmáti cos so bre la certeza del conocimiento sensible y han pu e .co n~c l3rse Incluso con el es tridente dogmatismo de
negad o qu e mediante el objeto en la sensación qu epa conocer estas ciencias ?
con segu ridad algo de 10 que deba hallarse detrás de es te objeto El señor Sch[ulze] finalm ent e llega a la inseguridad y a las
como cosa verdadera y propiamente subsistente para sf.. lagunas de las informa.cio,,:,es so bre el esce pticis mo antiguo.
Aquí se expresa con res pecto a los antiguos filósofos exacta- -:-Desde luego nos falta n ínform acíones más precisas sobre
mente la misma representación , suma mente burda , qu e el señor Pirró n, Enesiderno y otros famos os escépticos antiguos ' sólo
Sch[ulze] tiene del conoc imiento racional; pero la interpreta- que, por una parte. de la esencia entera de este escepti~ismo
ción según la cual el escepticismo atacaba no la percepción sen- resulta q~~ el lado po lémi co contra sistemas filosóficos que tuvo
sible misma , sino sólo las cosas colocadas detrás y bajo ella por el escepticismo d ~ .Enes idemo, Metrod oro y los posteriores fui.
los dogm áticos, es com pletamente infundada; cuando el escép- la ~a en el escep}~c lsmo de Ptrró n . a quien pertenecen los diez
tico decía que la miel es tan amarga como dulce y tan poco pnmeros tropos y por otra parte, resulta también que en los
amarga como poco dulce , no se mentaba ah! ninguna. cosa colo- tropos d.e Sexto Empírico se nos ha conservado muy fielme nte
cada detrás de la miel. -El que para los escé pticos de Crecia la ese ncra general de este escepticismo, as í que todo desarrollo

11 Cfr. Hipotiposis pim:jnicas , 1, 1. 22 Y sipo {N. de la T.J.


u TraducllTlOS aqul . En c1leinu ns - como aJXIrid6t1 para hacer \~r la rall. :: Cfr. Schul~e, Critico, 1, pág. 599. {N. de la T.J.
co mú n con .das Enc~~"th. , lo que a parece. Mis edelante se vuelve a la In - Esle pasaje pued e se r un ejemplo de las lagunas sobre e l escepticismo
que entonces se tenían . He¡e1 ~nec la el ~ticismo de PifTÓn con los d iez pri_
ducci6n mAs ha bilua l de fen6".~no. {N. de ID T.J. meros tropos, 105 cua les se at ribuyen hoy al esceplicismo pos terior. (N. th la T.).

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mftemo. tifinen~ su ese ncia y su verdad, v que una \t'lt l,tdl;I,l lIle)
ulterior del esce pt icismo no pu ede ser otra cosa que la repe lí- SO a es In namente más escé puca que w d u u t pu I
dl'ln continuada en la a plicación de uno y el mi sm o modo un í- mo.•
¿Q ~é docum~~to y sistema más perfecto \< co n ¡ 1 nte ,1
\le~1. dutléntilco esce pucismo podriamos encontrar que e1/~¡Jnn,.rud
No obs tante. en general los co nce ptos de escepticismo que
dejan co ntemp larlo sólo en esta forma particular. en la que e a osoña pla tónica, el cual abarca y destruve todo el ambl
entra en esce na co mo escepticismo puro Y simple. desaparecen t? de ese sabc:r por conceptos del entendi mien to? Este rpu
a nte el punto de vista de un a filoso fía desd e la cual cabe encon- crsmo 'p1~tóOlCO no se dedica a dudar de estas verda dc del
trarlo como aUl~ntico esce pticismo incl uso en aquellos sislemas entendimiento, que co noce las cosas como diversas, co mo todos
filosóficos que el señor Sc h[ulze] y otros co n él só lo pu eden co n- qu~ consisten .en, ~rtes, como un surgir y desaparecer, una plu
siderar co mo dogmáticos . Sin la determinación de la verdadera ~hdad, ~a similitud, etc ., y hace afirmaciones objetivas me -
relación del escepticismo con la filoso fía y si n la intelecc ión james. S100 9ue. se: ded ica a negar completamente toda verdad
[Einsicht} de que el escepticismo mismo es en su núcleo más de un ~noclml~nto tal . Este escepticismo no constituye una
intimo un a sola cosa co n toda verdadera filosoffa y que por cosa [Díng] particular de un ístema, sino que ~I mismo es el
tanto sólo hay una filosofía. que no es ni escepticismo ni dog- ~ado ".egatlVO del conocimiento de lo absoluto y presupone
matismo y por tanto es ambos a la vez, sin esto, todas las hist o- mm~alame n te a la razón como el lado pcstnvo. Asf pues. mde-
rias y relatos y nuevas ediciones del escepticismo no conducen pendíentemente de. que ~. Pamrbtides platónico aparece só lo
a nada. Lo esencial para el conocimiento del esce pticismo, de desde el lado negauvo. Ficlno. por eje mp lo, reconoce perfecta-
esta relación misma co n la filosofía, no con un dogmati mo. el m~nte q~e por eso aquel que se acerca al sagrado estudio del
reco nocimie nto de una filosofía que no es un dogmatismo. en mlSm? uene qu~ prepa~ de antemano mediante la pureza
gene ral, pues, el concepto de una filosoña co mo tal es justa- del án.lmo l&.nrülsl y la libertad del espíritu, antes de osar tocar
mente lo que se: le ha escapado al señor Sc.h[ulz.e]; y si el señor los ~lIstenos de esla. obra 5aF8da. Tledernarm' ", sin embargo.
Sch[ulz.e] no pudo sacar la idea de la filosofía del campo de debido a es ta expresión de Ptcíno. no ve en éste nada más que
batal la de las filosofías que E.I examina esdpticarnente, ya lo u n ho mbre que se pega en el lodo ncoplatónioo mientras E.I no
histórico del esce pticismo antiguo tuvo que llevarlo al menos al ve en las obras platónicas nada más que un mo~tón y una nube
pensam iento de la pos ibilidad [GW 4.207] de que la fílcsoña sea d ~ sofismas bastante oscuros, y para los tiempos de un Parm é-
algo distinto del dog matismo, que es 10 único que E.I co noce. nid es y ~n Pla tón bastante agudos, aunque rep ugnantes para un
Sin embargo. el propio Diógenes Laerci o. a su modo , men o metafísico moderno, ~erecto que proviene del hec ho de que
cio na que algunos nombran a Homero co mo fundador del ~as expresiones metafís icas no hayan sido aún bie n determ ina-
esce pticis mo, porque habl ó de las m ismas cosas de modo dis- as po r fiJó~ros rigurosos; quien esté algo más ejercitado en
tin to y en dist int os co ntextoS; así serian tambié n esc~pticas cosas meta físicas e nco ntrará que se co nfunden un os co n otros
mu ch as sentencias de los Sietes Sabios , co mo enada demasía- co nceptos [GW 4.208] que so n distintos entre sí en todo el
do» y ela obligación al iado de la perdición- (es decir. toda vin- o~; ~ to es, esa ge nte por lo dem ás aguda, Platón y Pa rrn é-
culación co n algo lim itado tiene en sí (in sich] su ruina); pero nid es . aun no hab lan dado co n la filoso fía que encuentra la ver-
aún más cita Diógenes a Arquíloco, Eurlpides , 6Zenón , Jen éfa- dad en los hec~ os de la co nciencia 'j por todas partes, excepto
nes, Demécrito. Plat ón , etc., co mo escé pticosl ; e n resumen, en la ra zón, ni . ha.bfan llegado a la cla ridad de conceptos tal
aqu ellos a qui enes Diógenes repi te tuvieron la int elecci ón de co mo el entendi mie nto y un pensar mera mente fini to la esta-
que una verd ade ra filosofía tien e necesariamente un lado nega- blecen firm emen te en las más modernas ciencias de la física
tivo propio , el cual va dirigido co ntra todo lo limitad o y por etc., y su ponen .o~tenerla de la expe riencia. '
ende co ntra el montón de hechos de la co ncie ncia y su ce rteza Est e esce pucrsmo qu e entra e n esce na e n su pura figura
innegable, así como co ntra los co nce ptos estrechos qu e estáe] n explicita e n el Pam!én i~es ca be e nco ntrarlo ímplicite, sin embar-
pre sentes en esas magnfficas doctrinas, que el señor Sc h[ulz go, e n tod o au té n tico sistema filosófico , pu es es el lado libre de
toma por inasequibles para el esce pticismo raciona l, y co ntra
todo es te suelo de finitud , sobre el cual este escepticismo más
argu~nta uposila et iUu$trota (1786). {N. de itI T.J.
17 El filósofo Did rich TIedcmann ( 1748- 180 3) escribiÓ Dialogonlm Plato
ms
.l cfr. Di6&ene5 Laudo (IX, págs. 7 1 Ylip.).IN. de la T.J.
tod•• IiJusona de esa índole : si en un a proposición c ua lq~ iera . hacer surgir inmed iatamente este lado negativo \ 1'1 '1'.11.11 tlll
que e presa un co noc imie nto de la razón, se aísla lo re flexiona- esce pt icismo a partir de cada una de ellas.
do de e lla. los co nceptos que están e n ella contenidos. y se con- Es totalmente inconcebibl e que a tra vés de- todo [u ludlH
idera el modo e n q ue están unidos . tiene q ue mostrarse que de] Sexto no le haya emradc al señor Scblulze l. ni IlllJl('ra en
estos co nce ptos están a la vez superados laufg~hobe"J o unifi- ge neral, el co ncepto de que aparte del escepticismo " ('1c.lnvrna
cad os de tal manera que se co ntrad icen, de o.tr.o
mod o no serl~ tism o hay un tercero. a saber. un a filosofía: ya en la, pumcra
una proposición racional , sino una proposición del, entend i- líneas divide Sexto a los filósofos en dogmáticos. acadenncnv v
miento. Spinoza co mie nza su Ética c~n la ~ ecl ara cI 6n : . P?r escépticos , y si en toda su obra se oc upa de los dogma uc os, de-
causa de s f e ntiendo aquello cuva ese ncia encierra en s í la e~ ls­ ni ngú n modo supone ha ber refutado tamb ién a la Academia
tencía. o aquello cuya naturaleza sólo puede se~ concebida Esta re lació n del escepticismo con la Acade mia se ha d iscu tido
co mo exis tente.• - Pero ahora el concepto de esencia o de naru- bas tan te; ha ocasionado una célebre disputa en la historia del
raleza só lo puede ser puesto en tanto se abst ra iga de la ex isten- escepticis mo y es esta relación del pu ro escepticismo [co n la
cía; un a excluye ~ ~a otra; un a es de tc!"1'"ina ble sólo e n tanto ,que Acad emia] y su difi cult ad su aspecto más interesante. Con tod o,
exista un a oposici ón co n la otra; SI ambas se po ne~ u.mdas pa ra no ser injust o co n e l señor Sc h[ulze]. hay que menci onar
como un a en tonces su uni ón entraña un a co ntra dicci ón y que, no obs tante, a través de Sex to se ha percatado él de que ha,
am bas so n' negadas a la vez. O bien, si otra proposición de .Sp i- un a relación de la Acade mia co n el escepticismo. Pero , ¿cómo
noza dice: - Dios es la causa inmanen te, no la ca usa transruva se figura el señor Sc h[ulze] esta relación y lo que Sexto dice
del mundo ». entonces, al po ner la causa co mo inmanente, por sobre e lla? En la no ta ( 1.- Part e, pág. 608) en que el señor
tanto co mo una co n el efec to -pues la causa sólo es causa en Sc h[ulze] despacha el asu nto, dice que e n la doctri na de Arcesi-
la medida en que se co ntrapone a l efec to- niega el co ncepto de lao (el fundador de la Acad emi a Media ) dudar de la verdad de
ca usa y efecto; igualmente soberana es la ~ n ti n? m i a de 10 u~ o y las doctrinas del dogmat ismo se co nvirtió, ahora ciertamente, e n
de lo m últ iple; la u nidad es pues ta como Idé ntica con 10 m últi- u n procedim iento despojado de toda aplicación de la razón, pues
pie, la sustancia co n sus atributos . tal dudar se supera a sí mism o de nuevo y con ello ya no presta
En ta nto que toda tal proposición de razón p~ede reso~verse a tención a la razón para nada. El se ño r Sc hlulze] s igue dícien-
en dos Que se co ntradice n estrictamente -por ~je~r.lo, DIos ~ do que xio (Hipo tiposis Pirronicas, l. ca p. 33) quiso distinguir
ca usa y Dios no es ca usa; es un o y no es uno; m últip e y no m úl- desde la base la doctrina de Arcesilao de la del escepticismo. por-
tiple; tiene un esencia qu e es eliminada de nuevo, pues la e:-e- n - que segrí" la doctrina de Arcesilao y de Caméades incluso esto de que
cía só lo es co ncebible en oposición a la forma y la forma tiene todo sea in cierto ha de ser tenido a su vez por incierto ; se mejante
que ser puesta id én ticame n te co n la esencia , etc.~ ':'Sí: el prin- proced im iento de dudar, a ñade el señor Sc.h[ulze] por su cuen-
cipio del escepticismo: panti logoi lagos esos antikeitai [contra ta, está despojado de toda razón.
todo argumento hay 01TO igual en el lado opuesto] " entra en Por 10 que co ncierne al lado his tórico, en primer lugar. uno
esce na co n toda su fuerza. El llamado principio de co ntradic- no da crédito a sus ojos cuando lee se mejan te funda mento para
ción es pues para la ra z ón ta n poco cercan? !ncluso a la ve~ad la exclusión de la doctrina de Arcesilao del escepticismo, atri-
formal que, por el co ntra rio, tod a proposici ón de razón tien e buida a Sexto. Son por supues to los escé pticos mism os, co mo
qu e co ntener una violación del mismo co n. ~pecto a los co n- menciona el propi o se ñor Sc h[ulze] a l co mienzo de su nota ,
ce ptos co ntenidos en ella; Que una proPOSICIÓ? ~ merame nte quienes expresan ellos m ismos al respecto de la manera más
formal, significa para la razón que está pu esta umcamente JXl!3' definid a , que sus habituales fó"ai [declaraciones] - todo es
sí. s in afirmar igualmente a la que se le contrapone contrad.lc- falso, nada es verdadero , tan poco uno co mo otro, etc.e- se
toriamente. y precisa me nte por eso es ~als:a ' Reco noce r el pn n- incluye n también a su ve z a ellas mism as -somperigra(ein (Hip.
cipio de co ntradicción co mo formal sign ifica por tanto co no- Pirr 1. 7) , Y se superan e llas mism as de nuevo. u f eautón autas
cedo a la vez [GW 4.209] co mo falso . - Pues to que toda ana ireiszat emperígraiomenas ekeinoís peri órl legetai [ellas so n
a uténtica filoso fía tiene es te lado negati vo, o supera permanen- superadas po r st mismas a l inclui rse e n el á mb ito de las cosas
temente el principio de co ntradicción, qui en lo desee, puede de que ha blan ]19- , doctrina que, aparte de que se encuentra en

11 Cfr, S. Emplrico, HI potiposiS P1rTÓrl iOlS. 18. (N. de la rt. l' crr. Hlpo riposu P1rTÓrliOlS, 1, 206, {N, de ID T.}.

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el pro pio escepuc rsmc. también era absoluta mente necesaria pio, sino en verdad un dogmático: es decn. qu ha ti Jo Il ll'llJ
hacia fuera. contra los dogmáticos. que reprochaban a los re mática só lo para probar si sus dlsctpulos tetu 111 I1 IJ.ad
escé pticos el que ellos también tenían un dogma. «no determi- para la doctrin a pla tónica y por ello era tenido pOI un por 11
nar nada s o «nada es verdadero». así como para distinguirse de co: pero a quien se hallara capacitado le en naba la d 1I IUI
otros filósofos. por ejemplo. (cap. 30) los de la esc ue la de Demé- platónica.+
cri to a quien pertenecía la expresión escéptica «tan poco uno Debido a este dificil aspecto del escepticn m e . QU 1l,;,lr I
como otro- -por ejemplo. la miel es tan poco dulce como poco Sexto radicaba en su relación [GW 4.21 1] on la Acade r ma.
amarga [GW 4.2 10). Los escépticos se distinguen de ellos en que ocupa ~I muy detenida me nte de Platón y los AC8d~m lu•. I
dedan que «no es ninguno de los dos. encierra un dogma, por só lo por la falta del concepto de l verdadero fundamen to de la
el contrario. con la exrresión cuno no más que el otros mues- dificultad y del de la filosofía por lo que el señor Schl ulze ]
tran que no saben si e fenómeno es ambas cosas o ninguna de puede creerse liberado de tomar en consideración a la Acad
ellas. Asf dlsungue Sexto (cap. 33) también a los escépticos de mia , debido al bulo que ~I cita precisamente en esta misma nota
la Nueva Academia de Carnéades. cuya pro~ición fundamen- tomada de la Historia d~J escepticis mo , de StAudlin 1 1: pero, dice
tal consiste en que «todo es inconcebible» • quizá, dice é l. se el señor Schlulze]. recientemente ya ha sido observado por
distinga ella tan sólo en que expresa precisamente esa Inconce- varios autores, speclalmerue por Staudlln. que el espíritu que
bibilidad afirmándola. 1..0 que el señor Sch[ulze] dice como animaba a la Academia Media y ueva era completamente d ife-
limitación de estas expresiones escépticas -que Sexto sólo ha rente del espíritu que condujo a los escépticos en su investiga.
querido enseñar que el escéptico no determina nada sobre la ciones; los adeptos a la Academia no eran efectívamerue nada
índole trascendental de las cosas, ni de un modo positivo ni de más que charkuanes sof(sticos, que exclusivamente producían
un modo negativo - no hay que verlo en absoluto como una mzonamieruos falaces ~ ilusorios y que utilizaban la filosofta, así
oposición contra esa afirmación del escéptico y de Arcesilao, de como toda la polémica de los esc épticos con los dogmáticos, tal
que una expresión escéptica se incluye y se supera a st misma .+ como se desarrolló entonces, sólo como medio para su fin prin-
Pero entonces, ¿qué ha de significar la (ndoh trascendental cipal, es decir, el ane de persuadir a otros, de deslumbraríes y cau-
d~ las cosas? ¿no consiste lo trascendental en que no hay ni sar sensación, y no rentan en absoluto sentido para la jnvt!Stiga·
cosas ni una índole de las cosas? Sexto, por tanto, estuvo muy ción de la verdad por st misma lJ • Incluso si tal acusación no
lejos por sl mismo de distinguir la doctrina de Arcesilao del fuera en general ya de por sr tan vac ía y repelente como es, que-
escepticismo, por la razón que el señor Sch[ulze] le atribuye, daria aún la Antigua Academia y Platón mismo; quedaria la fiJo-
pues esa doctrina era literalmente la de l escepticismo; Sexto softa en general, que no es ningún dogmatismo, y que hubiera
mismo dice que ésta le parece a él coincidir tanto con los logois ten ido que tomarse en consideración; pero mayor considera-
pirrónicos que casi es una y la misma agogi con la de los escép- ción por la filosofía de la que he mos obtenido de esta cita, no
ticos , si no se quiere decir que Arcesilao declaraba a la ~pochi hemos podido encontrar.
como buena y acorde con la naturaleza, pero al asenumienta En la antigüedad, e n cambio, estuvo muy desarrollada la
co mo malo, lo cual es una afumación, mientras que los esc épti- co ncie ncia sobre es ta relación del escepticismo con el platonis-
cos po r el contrario tampoco aqu í expresan nada afirmándolo. mo; se dese ncadenó una gran disput a al respecto, e n ta nto que
La difere nciación de lo que Sexto opina, que se puede hacer un a parte despachaba a Pla tón por dogmático, y otra por escép-
tod avía. tiene por ta nto justamente la razón opuesta; segú n el tico (Diógenes Laercio, Platón, 51). Puesto que las ac tas de la
señor Sch[ulze] esta Academia había sido declara da por Sex to disp uta están perdidas para nosotros, no podemos enjuiciar
demasiado escéptica; Sexto sin e mbargo la encuentra , como hasta dónde llegó a discutirse la verdadera re lación del esce pti-
hemos visto, demasiado poco escéptica. Apart e de la diferencia- cis mo co n la filosoña y hast a dó nde entendiero n esta relación
ció n mencion ad a Sex to aduce otra razón aú n peo r que co nduce los dogm áticos, que reivindica ban a Platón por su dogmatismo,
a un infu nd io, a saber, qu e Arces ilao, si se puede otorgar crédl- co mo igualme nte had an los escépticos, en el se ntido de que el
lo a lo que se d ice de é l, ha sido no sólo un pi.rr6nico en prínci-

11 Ch: St.lI.udlin, G6chicJUt wul ~IJt du SkLpllcismUJ. 2 vols. ~ipl:il,


10 _ab talepta einai panta_ ob. cit., !. 226. Para Sexto, Camtades represen- 1794. IN. lk la T.).
ta a la Nueva Academia y An:esilao. la Media. IN. de la T) . u Ch: Schulze, Critlca, 1, p6¡. 608. (N, tk Id T.).

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cepucismo mism o perten ezca o no 3 la fllosofta . Sex to se razona miento siguiente, pa ra el c ua l muoduce ¡» I un
reucre a una explicación más amplia del asunto en sus comenta- co nce ptos de la reíl ext én de «todo y parle . qm CUII
11() escepucos . que no nos han llegado; e n las H ipot iposis. 1, 222, en el Parménides , él a niquila en sus libros Contra lu t t , J 1
nos dice qu e qui ere men cionar 10 prin cipal segú n Enesidem o y la ra zón se co ncibe a sr misma, e n tanto q ue "C comil I1 11
Menodoto , quienes e n esta disputa fueron los jefes del lado de q ue se r o bien clladO que se concibe, o no el rodo v nton 1.:
los escépt icos ; Plató n seria un dogmáti co. pues cuando indica tiene ql:'e usar pa ra e llo sólo una parte. Pero s i es I todulH 'jiu:
qu e las Ideas son, (q ue hay] u na provi de ncia, una preferencia de ~ co ncibe. en tonces el co nce bir y 10 que concibe es el l(JOu. 11('1 l'
la vida virtuosa sobre una vida vícíosa . o bien dogmati za si reco- 5 1 el. todo es lo qu e co ncibe, e ntonces no queda nada para In I,;lIn
noce es tas cosas co mo ex iste ntes. o si asiente a lo más co nvin- cebido: pe ro es co mpletamente irrncional que lo que con Ih..•
cente [pizanoterois], escapa de l carácter del escepticismo. pues sea. pero q ue no sea aq uello que es concebido. Ahora bien , la
prefi ere a lguna cosa a la o tra por la co nvicci ón o la falta de co n- razón ta mpoco pued e usar una pa rte de sí misma para esto.
vicción acerca de cHal). pues ¿cómo debe concebirse la parte? Si es un todo . no q ued a
[GW 4.212] Esta diferenciación del platonismo fre nte al ~da de 10 qu e se ha de concebir; y si de nuevo se ha de co nce-
escepticismo es o bien una mera pedantería formal . que en la pre- bir co n una parte. ¿cómo debe concebirse a su vez ésta? Y as¡
ferencia afinnada no reprocha nada más que la forma de la co n- hast a el infi n i ~o . de modo que el concebir es sin princi pio. en
ciencia -pues la obed iencia del escéptico frente a la necesidad y tanto que o bie n no .se encuentra ningún [principio] prime ro
a las leyes de la patria era una preferencia justamente igual. solo que as uma el co ncebir, o no hay nada q ue deba ser co nce bido.
que inconsciente-e o. s i está dirigida contra la realidad de la ldea ~ \:e que la .razó n se trasmuta byrkLhnl en algo absoluto-
misma. se refiere al conocimiento de la razón a través de el la subjetl\:o qu e, SI es puesto como un todo. no deja nada para ser
mism a y aq u í tiene q ue exponerse la peculiaridad del escepticis- co ncebido. y a hora vienen [G W 4.213] argume ntos aún mejores
mo puro. que se separa de la filosofía. A este co nocimiento de la que degrada n la razón al fenó meno de un luga r de terminado.
razón llega Sexto en el pri mer libro Contra los Lógicos (Sección o:>mo antes 10 fue en el concepto de todo y partes. y en el de O
310). después de haber discutido anteriormente el criterio de ver- bien una subjetividad absoluta o una objetivida d absoluta: en
dad en general a partir de las disens iones entre los filósofos sobre efec to. si la razón se co ncibe a s í misma. ta mbién concebirá el
el mismo '.f luego. en particular. la verdad del co noc imiento sen- lugar en el que está, pu tod o lo q ue co ncibe, co ncibe co n un
sible. Lo que dice ahora en co ntra de que la razón se conoce a sf lugar de term inado; pero si la razón concibe j uma consigo
mism a a través de ella mism a (Oli oud ' eautes e¡:i~'omcm estin misma el lugar en e l que está , los filósofos no tendría n que esta r
hedianoia.... o nous eaUlon kxuakatalambanetai} 4 , es tan pobre desunidos sobre es to . pues u nos dicen que ese lugar es la cabe-
que si los escépticos modernos qui eren a taca r el autoconoc i- za . o tros el bust o y e n particular unos d icen q ue es e l ce rebro.
miento de la razón tienen q ue ad ucir algo mejor. a menos q ue o tros la co rteza cerebral. o tros el corazón. otros 105 co ndUCIOS
enco ntraran más có modo ahorrarse por co mpleto este esfuerzo, del hfl?ado o a lgu na o tra parte del cuerpo; acerca de es to están
al iK!'o m r lisa ~ llan amente a la razón y a su autoconocimiento y, desunidos los filósofos dogm áti cos . En co nsecue ncia, la ra zón
metiénd ose be]o el escudo de Gorgona . transformaran inmedi a- no se co ncibe a sí mism a .
tam eme. y no mediante una distorsi ón maliciosa o artific io. ni Esto es lo qu e Sexto ad uce co ntra el autoco nocerse de la
co mo si 10 vieran antes de o tra man era , sino ca ra a ca ra, trans- ra z ón: es un eje mplo de todas las a rmas de l esce pticismo cont ra
formaran, di g~, 1.0 raci onal en ~ nte nd i m ien to expresado subjeti- la razón ; co ns isten en una a plicación de co nceptos a la misma
vamente. y o bjetiva me nte en piedra, y esto que ellos presient en co~ lo cual resulta fácil mostrar que la razón, trastocada en I~
que se sitúa por encima del entendimiento y de la pied ra lo lla - finitud y. co mo hace el se ñor Schulze. co nvert ida e n cosas, es una
man enso ñació n [Schwa rmereí] y entend imiento.+ cosa co ntra pues ta a otra, lo cual igualmen te tiene que ser puesto.
Por cie rto, Sexto sr que sa be de la ra zón y de su autocon oci - pero que no es puesto por esta singularidad . El arma más co mú n
miento. Lo que aduce sobre la posibilidad del mism o es el naco de todas. es dec ir, la apelación a la desunión de los filósofos entre
st, la expone Sexto e n detall e inmediatamente después del pasaje
c itado , un bulo que los dogmát icos moralistas co mpa rte n co n el
n err. Ul poilpo$is Pindnicas. 1, 222 . {N. di! itJ T.}.
2••... el Imelecro [dia nola ) no es cognoscente de 51 mismo... n l tampoco la
ra ZÓn (nous) se aprehend e a s r misma . efr. Ad~us lbricos. 1, 310 . {N. di! la T.}. II Cfr. Adl~rsus Ph)·sicos. 1. 258·264 y 308.358 . (N. tk itJ T.).

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cptlci roo ten contra de la especulación , como ya Jenofonte lo -Sexto d ice en ge neral lo s modernos; OiógC'n nombr 1
pune también en boca de Sócrates, y que se presenta de mmedía - pa , quien vivió unos qui nientos Mas despu de Pm {1I 1 JI
tu a la visión superficial que q ueda apegada a las palabras. Así añadi do ci nco ; los dos qu e a ún se a ñaden a parecen ni t nrd
qu e, si bien es te escepticismo se ha desligado y a islado de la fil o- Oiógenes no los menciona en absolu to , Sexto los al la y "11
soña . es decir, de aquella qu e a la vez inclu ye den tro de st a l escep- insignifi cantes .
tlclsmo. sin e mbargo reconoció esta distinción entre dogma tismo Estos di ez a rt ículos, por tanto, a los que se limitaba el t."p
y filosoffa (la última bajo el nombre de fi losofía acadé mica), as t ucísmc antigu o, es tán dirigidos . como tod a la filosofía e n gene
como la gran concordancia de la misma con aq uél, de lo cual por ra l, co ntra el dogmati smo d e la misma conciencia comú n: die
el contrario nad a sabe el escepticismo más rec iente. fu nd an la incerti d umbre acerca de las ñ nl tudes con las que [la
Pero aparte de l escepticismo que es una sola cosa con la filo- conciencia co mún] está e nredada inconscientemente V acerca
sofía, se puede desdoblar el escepticismo que está separado de de es ta indi ferencia d el espíritu. ante la cual tod o lo que el fenó-
ella según esté dirigido o no centra la razón. El auténtico escep- meno o el entendimiento ofrece se vuelve vacilante; V en ta
ticismo antiguo se distingue llamativam ente de la figura bajo la vaci lación de lodo lo finito, según los escépticos como la somo
cual Sexto nos presenta el escepticismo que se separa de la fijo- bra sigue al cuerpo. hace su aparición la ataraxia co nseguida
soña y se revuelve contra ella; y ciertamente no tenía un lado po r la ra zón . Igu al que Apeles cuando pi n taba un caballo y no
pos itivo , co mo la filosofía, si no que sostenfa una pura negativi- podía lograr la representación de la espu ma , re nu nciando a ello
dad con re lación a l saber, pero no estaba dirigido en lo más mtnl- a rro jó la esponja e n la qu e limpiab a los colores de los pinceles
mo contra la filosofía ; igu almente se parada se encuen tra su pos - co n tra la pintura y así co nsigui ó la rep roducción de la espuma",
terior o rie ntación hostil q ue iba en parte con tra la ñlosoña y en as f, en la mezcola nza de tod o lo aparencial y tod o lo pensado
parte contra el dogma tismo. El cambio [de l escepticismo] contra enc uentran los escépticos 10 verdadero, esa ecuanimidad alean-
la misma , asf como el d e ésta en dogmatismo. m uestra cómo ha zada po r la razón que consti tuye por natu ral eza la diferencia
ma nten ido el m ismo paso con la degeneraci ón común de la filo- entre el hombre y el animal y que Pirrón mostró una vez a sus
soffa y de l mundo en general , [GW 4.214] hasta que finalmente , co m pañeros de navegact én, q ue tenían miedo en una fuerte loro
en los últimos tie mpos, se ha hundido tanto en el dogmatismo menta, seña lando con ánimo tranq u ilo a un cerdo que corola en
qu e para ambos hoy día los hechos de la conciencia tienen una el barco, con las palabras sigu ien tes: el sabio tiene q ue guardar
certeza in negable y para ellos dos la verdad reside en la tempora- un a ataraxia se mejante. Este escepticismo tenía po r ta nto su
lidad , de m od o que , como los extremos se tocan, en es tos tiempos lad o positivo total y únicamente e n el carácter y en su com ple-
felices d e nu evo se ha alcanzado por su parte la gran meta de que ta indiferencia fre nte a la necesidad d e la natural eza .
dogmati smo y esce pticis mo coincí.de n un o con otro por abato. y Con un a b reve mención de los diez puntos q ue fundamentan
a mbos se tienden la mano más a m istosa y fraterna . El escepucis- la epoché del escep ticis mo, se pondrá de manifiesto inm ediat a-
mo sch ulzeano se integra con el dogma tismo más rudo y el dog- mente su orientación contra la seg u rida d d e las cosas y de los
matismo krugea no lleva en sí a la vez ese escepuctsmow. hechos [GW 4.21 5] de la conciencia; la inseguridad d e todas las
Sex to nos expo ne las máximas del escepticismo en diecisie- cosas y la necesidad de la ~poché se explican a partir de : 1} la
te tropos, cuya diversidad nos ind ica co n precisión la diferenci a di ve rs idad de los animales; 2) de los hombres; 3) de la o rgani-
en tre. su escepticismo y el antiguo, el cual ciertamente se sostu- zaci ón de los se n tidos; 4) de las circunstancias; 5) de las situa-
vo por sr m is mo si n un saber filosófico , pero al mismo tie mpo ciones, distancias y lugares; 6) de las mezclas (por las cuales
cae po r co mpleto de ntro de la filosofía , y especialmente es idén- nada se presen ta co n pureza a los sentidos); 7) de los diferentes
tico po r com pleto co n la antigua, q ue tenfa menos que ver con ta ma ños y caractertsricas de las cosas; 8) de las re laciones (es
la subjetividad deci r, que tod o es tá en relación con otra cosa); 9) de la rareza o
Al escep ticis mo antigu o pe rtenecen los d iez p rimeros de los Frecue ncia de los sucesos; 10) d e la di vers idad de la cu ltura, coso
d iec isiete tropo s, a los cuales los escépticos mucho más ta rdíos tumbres. Jeyes, las cree ncias m íticas, los prejuícíos' ".

:. Alusión _ W T Kro.¡ . de qelen HetC'1 Se' ocu pa con . WIC' <k:r IC'mdnsamC' n La co mparación con ApC'~ pI'O\icollC' de Sexto. Cfr. H ipollposis Pinórn -
M COnKhC'n\~tand die Phílosophie IIC'Mv a (Cómo loma col SC'ntMio común _ la cru. l . 2&-29. (H. IÚ
lIlI T.).
filosofía). Knl isdtn JOfUl'IIÚ Mr Phllosophilt. l . l . (H . ,.,. T.). • CEr. HipotIposis p;nóftiaU. 1, 36-37. (N. tU.Ia T.).

- 72- - 73-
Sobre su form a. observa el propio Sex to que todos estos tro- cia fini ta suya misma pasa, y que no ha y nlll f."1l.1 L 11 1. I 11
pos se pueden co ndensa r adecuadamente en la triplicidad: un esto; la distinción entre este aspecto del senm CI ' " 11111 11 v e lt
tro po de la diversidad del sujeto cognoscente. uno del objeto escepticis mo consiste en que aquél se expresa a f IIKI" ,. ''''' I
conocido y uno que los reúne a ambos. Necesariamente tienen jero», mientras que el escepticismo, cuando un he hu LillOO.1
que confluir también varios en la exposición. -Acerca de los establecido como cie no, entiende probar que esa L: rtcza 110
dos primeros tropos sobre la diversidad de los animales y de los nada. - Además, en el sentido común su escepucismo v 11 ,Ic
hombres. ha bla también Sexto de la diversidad de los órganos. marism o sobre las finitudes se mantienen yuxlapu~tos. ~ pOI
que propiamente corresponde al tercero; e l más extenso, señala elle res ulta ese escepticismo algo meramente form al. rmem ra
Sexto , es el octavo punto, el de la condicionalidad de todo lo que en el auténtico escepticismo este último [es dec ir. el dI
finito mediante otro, o que todo es só lo en relación a otro. ve ma tismo) llega a ser superado y por tanto aquella fe com ún en
que están reunidos al azar y presuponen una reflexi ón no des- la incertidumbre de los hec hos de la conciencia deja de ser a lgo
arrollada o más bien una falta de delíberací én por parte de la formal , en tanto que el escepticismo eleva todo el ámbito de la
reflexión con respecto a una doctrina propia. y un descuido que realidad efectiva y de la certeza a la potencia de la incenidum
no estarfa presente si el escepticismo Y3 hubiera tenido Que ver bre y aniquila el dogmatismo común que pertenece inconscíen-
con la tarea critica de las ciencias. tememe a las costumbres y leyes y a otras circunstancias parti-
Pero el contenido de estos tropos prueba aún más cuán aje- culares, como a un poder para el cual el individuo es só lo un
jados están de una tendencia contra la fílosofta y cómo se diri- objeto y el cual lo concibe también. en todos sus detalles, al hilo
gen total y únicamente contra el dogmatismo del sentido de los efectos, dogmatismo que acerca de esto se construye un
común ; ni uno de eUos concierne a la razón y su conocimiento. saber del entendimiento, y que con ello se hunde cada vez más
sino que lodos y cada uno se refieren sólo a lo finito y al cono- en el servicio de este poder.+
cer de lo finito , al entendimiento. Su contenido es en parte El escepticismo al que la libertad de la razón e leva por enci-
empfrico. en la medida en que no afecta para nada a la especu- ma de esta necesidad de la naturaleza, en tanto que la conoce
lación ya en sí [an sich); [dicho contenido] en parte se refiere a como nada, honra a la vez a esta necesidad en grado máximo,
la relación en generaJ o a que todo lo efectivamente real Lá en tanto que para ~ I no hay en una sola de sus singularidades
condicionado por otro y en esta medida expresa un principio de algo cierto, sino só lo la necesidad en su universalidad, en cuan-
la razón. Este escepticismo. consiguientemente, en modo algu- to que 11 mismo no introduce una singularidad como fin abso-
no está. dirigido contra la filosofía. sino que, precisamente de luto que él quisiera llevar a cabo en eIJa, como si I1 supiera lo
una manera no filosófica sino popular; está dirigido contra el que es bueno; ~I escepticismo anticipa en el individuo aquello
sentido común o contra la conciencia común , la cual se atiene a que la necesidad desplegada en la finitud del tiempo lleva a cabo
lo dado, a los hechos, a lo finito (llámese esto finito, fenómeno inconsciente mente para la raza [GeschlecJ'le] inconsciente; lo
o concepto) y se apega a ello como a algo cieno, seguro, eterno; qu e para éste vale como absolutamente uno y lo mismo y como
esos tropos escépticos muestran al sentido común lo inestable algo fijo, eterno y constituido igual en todas partes, el tiempo se
de ta les certezas de un modo que a la vez se aproxima a la con- lo arrebata; en el caso más general, el trato creciente, por nece-
cie ncia co mún; es deci r, apela a la vez a los fenómenos y a las sidad natural , co n pueblos extranjeros -como por ejemplo el
finitu des y a part ir de su diversidad así como de l igual derecho trato de los europeos con un a nueva parte del mundo-, ha tení-
de todos para hacerse valer, a partir de la anti no mia que se ha do ese efec to escé ptico para el dogma tismo de su se nti do comú n
de reco nocer en lo finito mismo, conoce la no-verdad de és te. tal co mo era hasta e nto nces y sobre la certeza innegable de un
Pu ede por tanto ser co nsidera do co mo e l primer grado montón de co nce ptos sobre el derecho y la verdad.
[GW 4.2 16) hacia la filosofía, pu es el co mie nzo de la filoso fía Asf que, puest o que e l escepticismo tenfa su lado pos itivo
tiene qu e ser cie rta me nte la elevación sobre la verdad que otor- LÍnicamenIe e n el carácter, no se proponfa como una herejfa o
ga la co ncie ncia comú n y el presentimiento (AJutLmg) de un a una escuela, sino, co mo se indicó an tes, co mo un a agogt, una
verdad superior; por tan to el escepticismo más moderno con su educación ~ra un modo de vida, un a formaci ón , cuya subjet i-
certeza de los hech os de la co nciencia se ha de remitir, sobre vidad sólo lGW 4.217) podía se r obje tiva en que los escépticos
todas las cosas, a este esce pticismo ant iguo y a este primer se se rvía n de las m ismas armas co ntra lo objetivo y co ntra la
grado de la filosofía, o al se ntido común m ismo, que co noce dependencia de ello; cc noctan a Pirrén co mo el fundador dcl
muy bien que todos los hech os de su conciencia y es ta concien- escepticismo en e l sentido de que ellos eran iguales a él no cn

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las doctrinas . sino en estos giros fren te a lo o bjetivo (homo tro- mo e n pa rte co ntra el dogmatismo , e n parle conuu 1.1 111" ) j
pos, Di6gencs Laercio LX, 70). La ataraxía haci a la que se for- misma, se relaci onan total y ún icamente los (: lII CO Iml po 1
maban los escé pticos. co nsis tía en que , co mo Sex to dice [Adver- rie res de los escépticos, los cuales constituye n el ge nuino I
sus ah ícos. 154), al escéptico no pod ía ser tem ible ninguna nal de sus armas contra el co nocimiento filosó fico. , t.ltlC"IOl~
perturbación (taracht); pues aunque sea mayor, la culpa no cae otros, para justificar nuestra exposición , queremos ,pon
sobre nosotros, que padecemos sin voluntad y según la necest- brevemen te. +
dad sino sobre la nat ural eza. que no a tien de nada a 10 que los El p rimero de es tos tropos de la epoch é es el de la dsver f
ho~bres esta blecen . y sobre aquellos que por su o pinión y .P~ dad, es decir, a hora no ya de los an imales o de los hombree
pia voluntad atraen so bre s t el mal. ~~sde este la~o POS ltI.\'O co mo e n los di ez primeros, si no de las opinio nes co munes v de
res ulta tanto más cla ro qu e este escepticismo no es aje no a mn - las doctrinas de los filósofos , tan to la [diversid ad] e ntre amba
gu na filosoffa. La apatía de los es toicos y la indi fere ncia de los co mo la que tienen int ernamente un as co n otras e n ca da grupo .
filósofos e n general tie nen que co nocerse en esa a taraxia. Como - tro po sobre el cual los escépticos siempre so n mu v proli jos
hombre original que era. como cu alq uier OLrO fundador de pues "e n e introducen diversidad por todas partes, donde han
escuela, Pirrón llegó a filósofo por su propia cuenta; pero su an mejor en ver identidad. El segu ndo es el que regresa al lllf l
fllosofta origi nal no fue por esto algo propio , opuesta a otras nito; Sexto lo utiliza tan frecuentemente que en los último
necesariamente y según su principio; la individ ualidad de su tiem pos se ha hecho presente co mo la tendencia a la funda
ca rácter no se imprimió tanto en un a Hlosoña s ino que era más mentaclon: es el co nocido [argumento] de qu e pa ra a lgo que
bien su propi a filosofía y su filosoffa no era nad a más qu.e .Ia fundamenta se exige un a nu eva fundamentación, pa ra és ta,
libertad del carácter; pero ¿cómo podía una filosoffa asf e rtgt r- otra y as ! sucesivamente hast a e l infinito . El tercero estaba ya
se co ntra este escepticismo en este punto?+ en los diez pri me ros . a saber, el de la relaci ón. El cuarto tra ta
Si los discipulos más próximos a grandes índivtduos como de los prrsUP«e510S e-contra los dogmá ticos que para no ser lle-
éste se adherían especialmente, co mo la veces] ocurre, a lo for - vados a l infinito po nen a lgo co mo estrictamente primero e
mal , a lo que destaca , ciertamente no a~e nada .má:S 9ue la indemostrado--, el cual imita n inmedi atamente los escépticos
diversidad ; pero cua ndo el peso de la autoridad del indivi duo y al pon er sin prueba co n igual de recho lo co ntrarío de aquella
de su personalidad se iba disipando ca da vez má~ y se erguía pr esuposición . El quinto es el circulo, cua ndo aquello que debe
pu ro el int erés filosófico, también pod ía se r co nocida de nuevo servir de prueba pa ra otra cosa, necesita él mismo para su
la mis mida d de la filoso fía. Así co mo Platón unificó en su filo- prueba aqu ello que debe ser probado mediante él. -Otros dos
sofía la de Sócrates, Pítágc ras. Zenó n y orros, as í ocurrió que tro pos, de los que dice Sex to que se adu cían también , que Di6-
Antíoco -a quien Cicerón habia escuchado y, si bien no se genes no menciona y de los que se ve que no contienen nada
deducía de su vida que se perdió para la filosofía, de sus pro- nu evo , sino só lo lo a nterior, puesto e n una forma más general,
ducc iones filosóficas no salía nin guna luz favorable para su so n: que lo que se co ncibe. o bien se co ncibe po r si mism o o por
maest ro y pa ra su uni ficación de las fil?SOfias- ocurrió .que otra cosa, por sf mism o no , pues no hay ac uerdo so bre la fuen -
Anuoco, digo, incorporo la filosofía es to l~ en la Aca.d ~m la ; y te y el órgano de co noci miento, si so n los se ntidos o el enten-
que esta última co ntenía e n sí por su ese ncia al esce pticismo lo dimlemo: por otro ta mpoco, pues entonces se cae en el tropo
hemos visto a ntes . No hace falta recordar que de lo que se trata de lo infi nito o en e l del círculo.
aq uí es de una unifica ción que co nozca lo más intimo de. l:u Se ve también en la repetición de alguno de los diez pri me-
diversas filosofías co mo una y la misma cosa, no del eclecucts- ros, a saber. en parte aquellos que so n el pri mero y el qu into de
mo que ro nda po r sus flecos y que con florecillas recogidas por los ci nco, y po r todo su co ntenido, que la intención de estos
doquier se tre nza su vacua corona. . cinco tropos es co mpletamente distinta de la tende ncia de los
Es un a accidentalidad del tiempo el qu e más ta rd e los d íver- diez primeros y qu e ellos concie rne n ún icamente a l giro post e.
sos sistemas filosóficos se se pa raran por co mpleto y qu e en ríor del escepticis mo co ntra la filosofía. No hay mejores annas
adela nte se tuvie ran por e nemigos co mrapuestos la apatf~ a I~ co ntra el dogm ati sm o de las finitudes, pero so n completa mente
ataraxia, los [GW 4.218] dogmát icos de la Stoa (Sexto, H IfK!lI . inservib les contra la filosofia , pues [GW 4.219] co ntienen clara-
posis Pirr., 1, 65) a los escépucos. Con esta completa separacl ~n men te conceptos de la reflexi ón, de modo que, d irig idos hacia
de las filosofías y con la completa fijaci.ón de .s us dogmas y .~s­ estos dos lados d istint os, tienen un significado co mpleta mente
tinciones , así co mo co n la coetánea orientaci ón del escepncis- opuesto : diri gidos co ntra el dogmatismo, aparecen del lado e n

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que pertenece n a la razón, que junto a la parte afinnada por el puro só lo lo hay para el entend imiento, y todo 1" d. 1 11 al
dogma tismo pone la necesaria a ntinomia de la otra, co ntra la puest o por la razón como uno; cierto que es ta unidad .•1 11. linO
filoso fía , por el co ntrario. aparecen del lado en que pertenecen aq uella desigualdad, no hay que (a ma rla, como dice 1)I.HulI J
a la reflexión; co ntra aquél tienen que ser victoriosos por tanto, la manera común y pueril de que un buey, ele.• e. pU~ IU 1.0 10(1
pero a nte ésta se derrumban en sf [in sich] mismos o son dog- lo Uno del cua l se afirmarla que a la vez sea muchos bm') l:
máticos. Pues to que la esencia del dogmatismo consiste en que se puede mostrar de lo racional. segú n el tercer tropo. que
él pone algo finito. algo afectado co n una oposición (po r ejem- só lo en re lación, en una necesaria referencia a airo; PUl: ( 1
plo. el puro sujeto o el puro objeto o en el dualismo la dual idad m ismo no es nada sino la relación . Pues to que lo rac iona l e la
frente a la identidad) como absoluto. ast, la razón muestra de referencia misma, as í las cosas que ex isten en referencia v qu •
este absoluto que tiene una referencia a lo excluido por él y que cuando son puestas por el entendimiento deberían fundarse
só lo es por y en esta referencia a Jo otro, por Jo tanto que no es una a otra, bien pueden caer en e l circulo o en el quinto (ro po
absoluto. según el rereee tropo de la relación; si este otro ha de del dialelo, pero no 10 racional mismo, pues en la referencia
tener su fundamento en el primero ase como el primero lo ha de na~a se ha de fundamentar rec íprocamente. Igual me nte, lo
tener en el o tro, es éste un círculo y cae en el quimo. el tropo del racional no es un presupuesto indemostrado, según el cuarto
dialelo; si no se ha de incurrir en ningún circulo, sino que este tropo, fren~e al cual su contrario con igual derecho podría pre
otro, como fundamento del primero, ha de estar fundado en sf suponerse lndemostradc. fUes:
lo racional no tiene ningún con-
mismo y se convierte en un presupuesto infundado, entonces, rrano. -a los [elementos finttcs. del cua l uno es el contrario
como es algo que fundamenta, tiene un opuesto. y este opuesto de l otro, [Jo racional] los incluye a ambos en s! [in sich]. Los
suyo puede ser presupuesto con el mismo derecho como ~go dos tropos precedentes co ntienen el concepto de un funda-
indemostrado o infundado, una vez que aquf se ha reconocido mento y una consecuencia, según los cuales el otro serta fun-
el [argumento de] fundamentar según el cuarto tropo de los pre- dado por otro: como para la razón no hay ningún otro frente a
supuestos; o si no , este otro. en cuanto fundamento. ha de estar otro. es tos [tropos] pierden su razón de ser, asf como la exi-
a su vez fundado en otro, )' éste Fundado en la infinitud de la g~ncia de un fundamento, surgida en el terreno de las oposi-
reflexió n será llevado de finito en finito hasta lo infinito y asf de c iones y pro seguida infinitamente. la exigencia del segundo
nuevo carece de fundame nto, según el segundo tropo. Final - tropo, la del regreso al infinito; ni esa exigencia ni esta infini-
mente, ese absoluto finito del dogmatismo tendría que ser tam- tud atañen para nada a la razón .
b ién un u niversal; sólo que esto no sucederá necesariamente, Asf, como ,es tos tropos encierran en si todos ellos el concep-
pues es algo limitado y aquí interviene el primer tropo de la to de a lgo fini to y se fundan en esto, lo que ocurre inmediata-
diversidad. -Estos tropos insuperables para el dogmatismo los me.nte e n su aplicación a lo racional es que lo trasmutan en algo
ha uti lizado Sex to con gran éxito contra el dogmatismo, espe- fini to, que le dan el picor de la limitación para que pueda ras-
cialmente contra la física, una cie ncia que como la matemática ~~ . No van, en y para sf, contra el pensar racional, pero si se
ap licada es el verdadero a lmacén de la re flexión, de I ~ concep- di r-igen co ntra él, co mo Sexto los usa también, alteran inmedia-
tos limi tad os y de lo finito, pero que para los esc épüccs más tam ente lo racional. Desd e este punto de vista se puede concep-
modernos vale ciertamente como una cie ncia, la cual desa fía a tu ar todo 10 que el escepticis mo ad uce co ntra lo racional' un
todo [ejercicio de] escepticis mo racional; por el co ntrario, se eje mplo lo vimos antes, cuando pone e n tela de /'uiciO el c~no­
puede considerar que la an tigua física era más cie nt ífica que la ce r de la razón a partir de s í mis ma por cuanto convierte a la
é

modern a y po r tanto que ofrecía me nos puntos débiles al escep- ra zón o en un subje tivo-absoluto O e n un objetivo-absol uto o en
ticism o. un tod o O en una parte; am bos [térm inos ] los ha int roducido el
Con tra e l dog matismo, estos tropos so n racionales bajo el escepticis mo só lo. Si, pu es, el esce pticismo entra en batalla co n-
aspecto de qu e fre nte a lo finit o del dog matismo dejan entrar a l tra la razón, en seguida hay que rechazar los co nce ptos que él
o pues to del que el dogmati sm o hizo a bstracción y as t res table- trae co ns igo y re pud iar sus malas armas , inútiles para el ataque.
ce n la antino mia; en ca mbio, di rigidos co ntra la ra zón retienen - Lo que el escepticis mo más moderno trae cons igo siempre es,
co mo peculiari dad suya la pu ra diferen cia de la que es tán afec-
tados; lo racional de es tos tro pos está ya en la razón. En lo que
respecta a l primer tropo de la diversidad , [GW 4.220] lo racional
es permanentemente y po r doq uier igual a sf mismo; lo desigual 19 crr. Panntnidu , 127e- 128. [ N. de ltJ T.J.

-7S- -79-
dad , por ta nto , o no es absolutamente nada , en lanto ~Il 111
co mo ya hem os visto a ntes, el co nce pto de una cosa (Sache}>O quila en su opuesto, o ten ía q ue llega r a ser a la v 1 IIIlJ UIW
que es tá detrds y debaio de las cosas feno mé nicas. [G W 4.221 i mente objetiva; la co ncie ncia acerca de esto es lo que l. pi
CL!ando e l escepticismo antiguo se s irve de las expresiones hypo- a lcance de la mano y lo q ue u rgían los adversarios: I()'¡ pu
keimenon, hypo.roon, adélon, e tc., designa así la objetividad q ue cos explica ban justamente por es to , como en tes se mCnll C1l10
no corresponde a s u esencia ex presar. el escepticismo se queda q ue sus {ónai -.todo es falso, nada verdaderos . «m ngu na el
para sí en la subjetividad del aparecer: Pero es te fenó meno no es más q ue otra- se incl uye n a sí mis mos y que el escé puc n.
pa ra ~ I una cosa [Ding] sensible detrás de la cual deberían ser [GW 4.222 ] al en unciar estos eslogans, só lo dice lo q ue le par
afirmadas por el dogmatismo y por la filosofía aun otras cosas ce y con eIJo expresa su afección, no una opinión ni una aíir
a saber. las suprasensibles. Como él en general se retrae d~ mac íén sobre un ser o bjetivo . Sexto {Hipotiposis psrr., 1, 7 " en
expresar U?~ certeza o un ser, no tien e ya para s( ni nguna cosa, otros lugares, panjcularmente en el cap. 24 )3' se expresa esf: a
nada co ndicionado)' de lo cual él supiera, y no le es necesario lo que.el escéptico dic~ -ccomc quie~ e nu~ia perípat á, en ver-
deslizar ni esta cosa cierta ni a lgu na otra que estuviera detrás de dad dice _yo voy_ tie ne que a ñadirse srernpre: «segú n nos -
ella en Jos zapatos de la Illoscña con el fin de hacerla caer. otros» o -en lo que me concierne», o «según me pareces . Esta
Debido a l giro del escepticismo contra el saber en general . posición puramente negativa , q ue quiere permanecer mera sub-
puesto que co ntrapone aquf un pensar co ntra otro y combate el je tividad y parecer, precisamente por eso deja de ser algo para
.es- del pensar filosófico, aqu él resulta empujado a superar en el saber; quien se queda firmemen te apegado a esta vanidad del
la mi ma medida el «es.. de su propio pensar, por lo tanto a que- .Ie ~e a 1I_ o _l l opina que», a quien quiere hacer pasar sus
~a~ e n la pura nega~ividad, que por si misma es una pura sub- exp':e5'tones por algo q ue no expresa nada objetivo del pe nsar )'
jeüvtdad. Cuán puntillosos eran los escépticos al respecto, lo del Juzgar, hay que dejarlo estar -su subjetividad no importa a
hemos visto antes en el ejemplo de la ueva Academia, que afir- ningu na otra persona , aún menos a la filosoffa, ni la filosoffa le
m~ba q ue todo es ínc jert o y que esta pro pos ición se incluia a sí importa a ella .
misma; co n todo, es to a ún no es lo bastante escéptico para De esta co ns idera ció n de los distintos aspectos de l escepti-
Sexto, y él distingue la Academia del escepticismo porque inclu- cismo antiguo resulta pues , para decirlo brevemente, la diferen-
so ~~ ella form ula una proposición y dogmatiza; pero esa pro- cia y la esencia del escepticismo más moderno.
posíct ón expresa tan bie n el escepticismo más alto que esta dis - A és te le falta, para empezar, el aspecto más noble de l escep-
tinción resulta a lgo completamente vaefo . Según esto, tendrfa ticismo , la orientación contra el dogmat ismo de la conciencia
~ue ocurrir tambi~n q';1e se le despach ara a Ptrrén por dogmá- común, que se encuentra en las tres modificaciones indicadas,
tico . Con esta ~pane nc la ~ormal de una afirmación es con lo que a saber, ya sea id éntico co n la filosoffa y sólo su lado negativo,
a su. vez se c:uldan de chicanear a los escépticos. ya que se les o que es t é separado de ella , pero no vue lto contra ella, o que esté
replica q ue S I ellos dudan de todo, también este _yo d udo.., eme vue lto co ntra ella. Para el escepticismo más reciente, Ja con-
pa~", etc., es cie rto, por tanto la realidad y objetividad de la ciencia co mún co n todo su á mbito de infinit os hechos'! tie ne
ac tividad de pe nsar va co ntra ellos cuando se atiene n a la forma más bien una ce rteza innegabl e; un razonamiento sobre estos
del poner e n cada poner de l pensar y de este modo declaran hech~s de la co ncie ncia, reflexionar y clasificar los mismos,
toda activida d expresada co mo algo que dogma tiza . co ns tituye para él la tarea de la razón, proporciona, co mo cie n-
En este extre mo de la suprema consecuencia, a saber, de la cia de este esce pticismo, por una parte una ps icologfa empírica,
negati vidad o subjetivida d qu e ya no se limita ba a la subjetivi- por o tra parte, medi ante el pensar ana lítico apli cado a los
dad del ~a~~ter qu e a la vez es o bjetividad, sino q ue llegó a ser hechos , propo rciona o tras much as cien cias , eleva das por e nci-
una s l;J~Jetlvl dad del saber qu e se diri gía co ntra el saber, el ma de toda duda racion al.
esce pticismo rent a qu e ser inco nsecuente, pu es el extremo no se De esta ba rb aridad de pone r inn egabl e certeza y verd ad e n
pu ede manten er sin su o pues to; la pura negati vidad o subjeriví- los hechos de la co ncie ncia no han sido culpa bles ni el escep ti-

II Cfr. Hipotiposis pirronicas, 1, 13-15 Y 198· 199. ( N. tÚ lo T.).


leCfr. nota 8 10bre el uso de _Sache_y . Dinl_. { N. de lo T.}. lJ . Infin itos _ (Iln~ldfich~n), pero con el se mldo de la Infinitud del entendi-
)1 La aliluad ón dtol alemán . kein Ding, ketn bed ingtes _ (ni"IUna cosa,
m iento. (N. tÚ lo T.).
nadaco ndicio nado) no queda reflejada en su traducción . (N. tU lo T.J.

-8,-
mación [Bildlmg) de la época moderna, pues e~ co noc ido que ~a
mo anteri or, ni nin gún materi alism o. ni tampoco el se ntido
l , ..
filosofía kantiana es la que. desde el punto de Vista hmltado bajo
cornun más c?mún, a men os ,que sea co mpleta mente a nim al. y el cual es ideali sm o -en su deducci ón de las ca tego rfas- supe-
ha la en los tiem pos más recientes era algo ina udito en la filo- ra esta o pos ició n, pe ro por otra parte es \0 bastante inconse-
cue nte para co nverti rla en el supremo principio de la especula-
ofta . ció n; la fijaci ón de esta oposició n aparece de la manera más
explfcita y co n infinita aut<><:o mplacencia ~rente a la llamad a
Adem ás , segú n este escepticis mo más reciente nuestra física
." a~tron om(a y e l pensar anaUtico desa fían tod a d ubi ta bilidad
raci onal; y así le falta también el lad o no ble del escepticismo prueb a ontológica de la eXIste nc ia de DIOS Y co mo .JUICI O 4

a ntiguo tard ío , a saber, el q ue se vuelve co ntra el co nocer lim í- {Urtei15kraf1} reflexionante frente a la naturaleza, y partlcular
mente ha ten ido una Ion una unive rsal v a mpliamente difundi-
lad o , co ntra el saber finito.
¿Qué le ~ueda pues ahora del escepticismo a este escepucis- da en la forma de una refutación de la
prueba o ntológica ; el
señor Sch[ulze] ha aceptado esta fonna util íter y no sólo la ha
Ola m~ n:cle~le. que pone su verdad y certeza en la más na-
gra nt~ límjtac íón, tanto de la intuición empírica co mo del saber utilizado en gene ral . sino tamb ién las pal ab ras kantian as repe-
e mplnco. que transforma la intuición empírica en reüexi én y tidas l heralme nte (véase pág. 71 Y otras): igualmente proclama
preten de ta n sólo analizarla, pero no [GW 4.223] a ñadir nada a (parte l . pág. 618) en tc oc kantiano: _Si algu na vez se ha hecho
ella? ecesariam.ente, nada. salvo el negar la verdad de la razén un íntenio brillante de enlazar inmediatamente el reino de la
y la t~~fonnac'6n para este fin de lo racional en reñexl én . de l [GW 4.224] fflllidad [WirklichkLit} objetiva con la esfera de los
conOCimientO de lo absoluto en un co nocer finito . La forma fun - conceptos y pasar desde esta última a aquél exclusivamenu. co n
d:tmental de esta transformación que 10 pe netra todo consiste. la ayu da de un puente de nuevo preparado con puros conceptos.
Sin. e mbargo, en que lo co ntrario de la primera definición de
esto ha ocurrido e n la ontotcologfa ; e n todo caso. recientemen-
Spmoza , ya expuesta an tes. que exp lica una causa sui co mo te. (¡qué cegada estaba entoncesl a füosoffe. an tes de esta época
moderna!) ese ha destapado por co mpleto Ia vecta sutileza y el
aq uello c~}:a esencia encierra a la vez la existencia. se co nvierte
en prmcrprc y se co nsidera como proposición funda mental artificio en que uno se ve envuelto.Jo'.
absoluta. qu e lo pensado . porq ue es algo pensado. no encierra Asi que el señor Sch[ulze] no ha hecho nada más que reto-
mar este reciente y excelente descubrimiento de Kant. co mo
en sS a la vez un ser. hici eron también los innumera bles kantianos. y esgrimir por
Esta separación de lo racional. en lo cual pensar y ser son
todas partes es te truco su ma me nte sim ple. a derecha e izquier-
uno. en los o pues.tc!s pensar y ser, y la fijació n {Festha íten} abso-
luta de esta. oposici ón. por lo t~tO d.el entendimiento absoluti- da , y co ntra el pad re del hallazgo mism o . y atacar Ydisolve r co n
zedo. co nstituye el fu ndamento infinitamente repetido y a plica- el mismo ácido todas sus partes.
do ~~ todas ~artes de este esce pticismo dogmá tico . Esta Tambi én la cie ncia de l a ma so na sólo repite siempre una Y
oposici ón. co ns iderada p"!ra si, tiene el mérito de que e n ella la misma identidad racional. pero de esta repeticiÓn de forma-
está expresada la diferencia e n.su abstracción suprema y en su ciones culturales surgen nu evas formaci ones. a partir de las
forma más verdadera; la esencia del saber co ns iste en la ide nti- cuales ella se erige co mo un mundo co m pleto y o rgánico. que se
dad de lo uni versal y lo particula r o de 10 pu esto bajo la forma co noce co mo la mi sm a ide ntida d tanto en su totalidad co mo en
sus partes ; la ete rn a repetició n de esta oposició n. sin embargo .
que llega al desmembramiento orgáni~ {f)esorganismus} y al
del pe nsar y del se r. y cie ncia es . según su co ntenido. un a e nca r-
nación [Ve.rk6rpen m g] de . ~ identidad racio nal y. desd e su
~pecto formal, un a repe tic ión co nsta nte de la misma ' la no- nihil negativum , es desde su lad o negativo un ete rno verter agua
Identidad . el principi o de la co ncie ncia co mún y de lo c~ntrario en una criba. pero desde su lad o pos itivo es la conti.nu~ y mecá-
de l sa ber, se expresa de la manera más det erminada en esa nica apli caci ón de una y la misma regla del enten~lmlento -. por
forma de la o pos ició n; p?r supues to, a es ta forma se le quita de la cual nunca viene una nueva forma de la forma S IOO que siem-
nuevo ';In.a parte del '!lénto. por cua nto se la co nci be sólo co mo pre se hace la misma obra mecánica ; esta aflicación es igual
la oposicíén de.un sujeto pensante frente a un objeto exist ente.e qu e el trabajo de un leñado r que siempre da e mismo tajo . o de
Pero el m érito de esta oposició n co ns ide ra da en relación co n
el esce pticismo más rec iente se desvan ece por co mpleto pu es el
hal~azgo de es ta oposició n es. e n sf (an sich], por lo de"';ás , más
ant~guo que aq uél;. tam poco merece es te escepticis mo más )00 cfr. Critica tU wl1Z~n punt o8 618 Y slp. l N. tU wE].
reciente tod o el ménto de ha ber acercado esa oposición a la Ior-
-lll--
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un erre que cona uniformes para un ejército. Ocurre aquf lo re presentació n de la representación, pu esta rept IIhu 11 11
que Jacob i opina en ge neral del saber, exactamente el juego de l de segunda po tencia ta f!lb i~n es un algo, sin? sélo la lepl ~
so lita rio de Nu rem be rg'! j ugado una y otra vez, que nos harta raci ón de la representac ión de la re presentacr n. y a: 1 uc 1\
tan pron to llegan a sernos conocidos y familiares todos sus men te has ta el infinito: o bien, si una vez se representa ra ti
movimtent cs y posibles jugadas. Este escepticismo tiene en asunto de modo que hubiera dos bolsillos dísuntos, de lo s cua
todo SU Juego un único movimiento y una sola jugada. y lampo- les uno contuviera el algo qu e so n las re presentac iones. e l ouo
co és ta es suya propia, sino que la ha tomado prestada del kan- e l algo qu e son las cosas, no se ve por qué aquel te ndría que -r
tismo. Este carácter del escepticismo más reciente se mostrará siem pre el llen o y te el permanentemente vado.
de la ma nera más clara en lo que él llama sus argumentos y en La razón [Gru nd} de que aq ué l está llen o , pero q ue nosotro
un ejemplo de su aplicación. sólo ima gina mos lleno a és te. no podrfa ser otra si no que aqué l
Se da a co nocer ya uñcíememente por la manera en que ha fuera el de la camisa y este el del traje del suje to, el bols illo ~e
captado su objeto, a saber. el interés de la razón especulativa, las re presentaciones está más cerca de él, el de las cosas 10
co mo la tarea de explicar el origen del conocimiento humano de embargo está más alejado: sólo que entonces la prueba se lle -
las cosas y de espiar para lo que existe de manera condicionada varia a cabo a base de presuponer aquello q ue ha bria de ser
10 que existe de manera incondicionada; en primer lugar aquí se probado, pues la cuestión de que se:
trata es precí~,:,ente la de
co~ trapo nen las cosas al conocer en la razón; en segundo lugar la preeminen cia de realidad {Rral.Ultl de lo subjetivo y de lo
se Introd uce una explicación de su origen y con ello la relación objetivo. . .
causal; entonces el fundamento de l conocer es algo dísumo de Con este principio escéptico Fundamental, de .que uruca -
lo fundamentado del co nocer, aquel es el concepto, éste es la mente se debe reflexionar sobre que la representación no es la
cosa, y una vez que se presupone esta representación funda- cosa que se representa y no que ambas son id éruícas, concuer-
mental me nte falsa del pensar racional, ya no queda nada por da francamente mal lo que se dice de la certeza innegable de los
hacer, salvo repetir siempre que fundamento y fundame ntado, hechos de la conciencia; pues según el señor Schlulze] (1 P~e.
co ncepto y cosa, son de dos clases distintas, que todo el conocer pág. 68) las representaciones .son verdaderas, reales y COnstitu -
racional [GW 4.225] trata de extraer [huausz.uJdaubnaP", como yen co nocimiento en la medida en que ellas concuerdan com-
se dice co n palabras igualmente kantianas, un ser del pensar: plaamente con aquello a lo que se refieren y se representa
exis tencia de conceptos. ' medi ante ellas, o en la medída en que no presentan a la con-
Según es te escepticismo más reciente la facultad humana de ciencia otra cosa que lo que se encuet1lra en lo representado, y
co nocer es una cosa que tiene conceptos y, como no tie ne na da (pág. 70) nosotros en la vida cotidiana presuponemos constan-
salvo conceptos. no puede salir a las cosas que están afuera; no temente una concordQncia.t~l.como cierta, sin preocul'<l!"os en
pUe?e exp íoraríos ni escudriñados, pues ambos son (1 Part e, lo más mínimo po r su posibilidad, como hace la metafísica más
página 69) específicamente distintos; ningún [ser] racional se mod erna" . ¿En qué otra cosa fu ndame nta, pues , ahora e1.se,..?r
imaginará que en la posesi ón de la represemocion de algo posee Sch[ulze] la certeza innegable de los hechos de la co nciencia
a la vez ese a lgo mism o. sino e n la a bso luta identidad del pe nsar y el ser, del concepto y
En ningu na parte se manifiesta qu e este escepticismo fuera de las cosas, él, que luego explica e n un santiamé n qu e lo sub--
tan co nsecuente como pa ra mos trar q ue tampoco ningún [ser] jeti vo, la representación, y lo objetivo, la cosa, so n específica-
racional se ímagínara en posesió n de un a representocion de algo; mente distintos? En la vida co tidiana, d ice el señor Sch(ulze]
pu esto qu e cie rtame nte la representación es ta mbié n un algo, el ponemos de antem an o esa ídent idad ; q ue es un a [identidad] pre-
[ser] raciona l sólo pued e ima gina rse poseer la representación de supuesta e n la vida cotidia na quiere decir que no está presente
la re presentació n, no la rep res entación mi sma , y ta mpoco la en la co ncie ncia co mú n; la meta(lsic.a más moderna busca fU,n-
dementar la posibilidad de esta identidad; pero ento nces, [decir)
que la filosofía más modema busca fu nda me ntar la posibilidad
de la identidad presupuesta e n la vida co mún no es en a bsoluto
,n Cfr. Jacobi an Fichte, en F. H. Jocobi, ",erie, IJI , 29-30. Jacobi compara a una frase verdadera, pues no hace nad a sa lvo expresar y co no-
las ciencias con juegos del esprruu frente a la propia ignorancia, especialmente
con el juqo del _solitario_ , Cll)'lU jugadas se hacen con uno mismo para simp le
entretenimiento. {N. de /t¡ T.J.
M 1.&upraión proviene de la CrltiCG de /t¡ ral6n PUnJ, A 603. {N. rú ltJ T.J. " Cfr. Schulze, cnaca. 1, pq. 70. {N. dt ltJ T.].

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cer ~ identidad presupuesta; precisamen te porque en la "ida res e n la a usen cia de una cosa v tendrí a que ser presentado
tCllldl,ana esa identidad es un a identidad presupues ta, la co n. ah ora a su concie ncia a lgo distinto de lo que M t.'tlclUmlra e n la
crcncra comun pone el obje to sie mpre co mo algo distinto del cosa rep resentada, para ha blar co n exp resi o nes del se ñor
"Ulcto.. Y ~ elve. a ~n er lo o bje tivo así co mo lo su bje tivo co mo Sch[ulze]? Apen~ la identidad del SUjeto y el obje to, e n la qu e
UIlO diversidad infinita de [e leme ntos] ab solutamente diferentes se pone ce rteza innegable. se habla dejado ver, cua ndo. no se
entre sí; esta identidad s610 presupuesta pa ra la co nciencia sabe có mo, en segu ida se ve tra stocada de nuevo en la pstcolo-
común, inconsci ent e, la lleva la metafísi ca a la co ncie ncia, ella 2l'a empfrica; recae a veces en un sign ificado psicol ógico para
es su principi o absoluto y único. La ide ntidad seria susceptible negar a ser co mpleta y totalmente o h idada e n la cri tica de la
de una explicación sólo e n la medi da en q ue no sea, co mo la filosofía misma. y en el esce r ticismo. v para deja r el ca mpo a la
llama el señor Sc h[u lze], una identidad presupuesta en la vida no-iden üdad del s uje to y de objeto , de l concepto y de la cosa .
co tidiana, s ino una ide ntidad efec tiva me nte real. es dec ir, como Es ta no-identidad se muestra co mo principio e n aquello que
pJela~ en( e det erminada y finita. y entonces tambi én e l sujeto y se llama los tres argumentos del escepticismo. Como los antiguos
el O~jeto so n finitos: pero un a exp licación de esta finitud . e n la escépticos no ten ían dogmas . proposicio nes fundamentales ,
medida e n que pone de nuevo la relac ión ca usal, cae fuera de la sino q ue llamaban a sus formas tropos , giros {Wmdungt.'nJ - lo
filcsofta. e que desde luego eran , co mo hemos visto , por eso el seño r
El ;;e~? r Sc hlulze] dice de esta co ncordancia (pág . 70) que Sch [uJze] evita igualme nte la expres ión «proposición funda -
su posibilidad es uno de los más gra ndes enigmas de la natura- mental ». «pri nci pios» y los llama sólo «argumentos• . ind epen-
leza humana , y e n este enigma es tá a la vez el misteri o de la dientem ente de qu e sea n tesis completamente dogmáti cas . La
pos ibilidad de un conocimiento de cosas a priori, es decir; anterior plu ralidad de es tos a rgumentos se habría podido evitar medi an -
aú n a que hayamos intuido estas cosas . - Ahi a prendemos por te una a bstracci ón más co mpleta ; pues ellos no expresan nad a
tanto correcta me nte lo q ue es un co noci miento a priori: a fuera salvo un úni co dog ma: qu e co nce pto y ser no son uno.
está n las ~ ; de ntro es tá la facultad de co noci miento; cu ando Su enan de la man era sigu iente (Parte 1, págs. 6 13 Y sígs.):
és ta co noce Sin co nte mplar las cosas, co noce a priori. - Para no «Pri mer argumento: en la medida en que la filoso/fa 1Ia de ser una
o mitir nada de estas tres páginas (68-70). que contiene n la ver. ciencia, necesita proposiciones fundamentales incondicionalmen-
dad era qu intaesencia de los co nce ptos de este escepticis mo más te verdaderas. Pero semejantes proposiciones [undamentales son
moderno sobre la ~ Iosofia, ten emos qu e se ñalar a ún q ue, acer- imposibles.•
ca de en qué cc ns rste lo a uté ntica me nte pos itivo de la co nco r- ¿No es esto dogmáti co ? ¿se parece a la expresi ón de un giro
dan cia de I ~s representaciones co n sus o bje tos reales, el señor escéptico? Tal dogma de qu e sea n imposibles proposiciones fun -
Sch(ul ze] dice que no cabe una ulteri or indi caci ón o descrip- dam entales incondicion almente verdade ras necesita también
c ión co n palabras : cada uno de mis lectores, tien e más bien qu e una prueba ; pero co mo a es te dogm at ism o se le oc urre llam arse
procurar trabar co noci m iento co n él. observándo le cuando sea a sf mism o un esce ptic ismo, de nuevo se evita la expres ión
conscie~ t~ del mism o (de lo positivo) y viendo eh cerca lo que él «prueba s y en luga r de ella se utili za la palabra aclaración; ¿pero
ha percibido y ca ptado cuando, medi ante la comparación de có mo ca mbia semejante aspecto externo al as unto?
una representación que él se hizo de una cosa en ausencia de La aclaración, pu es , echa la cu lpa como siempre a los filóso-
ella co n la cosa mism a tan pronto co mo es intuida por él. fos especulativos de que creen poder crear a partir de meros
e ncuentra q ue aqu élla co nc uerda ccrnpletameme co n ésta y la conceptos la int elecció n de la existencia de cosas suprasens ibles;
representa exacta mc ntew,« la prueba misma consiste e n q ue e n una proposi ción , es decir en
~ Qué viene a s ignificar esta aclaración? ¿Es que en la co n- una uni ón de representaciones y conceptos, ni en la uni ón
co rdancia (o no-concordan cia) de la representación co n el obje- (cópula) ni en los co nce ptos de la proposición se da co mo nec e-
to tod o vien e a co nsistir en un a distinción psicológica de la pre- saria una concordancia de la proposici ór co n lo pensado median.
sencia o au sen cia, del intuir efectivo y del rec uerdo? [GW 4.227) te ella; - la có pula serta só lo la relación del predicado co n el
¿Es que la co nco rdancia de una representación co n el objeto sujeto en el entendimiento (po r lo tanto algo puramente subjeü-
qu e está presente en el percibir tendrí a que escapar a los lecto- vol y no tendría segú n su naturaleza a bsoluta mente ninguna
refere ncia a algo fuera del pensar del ente nd im iento- en los
co nce ptos de predicado y sujeto, nada, pues co n la real idad
JI Cfr. Schulu , Crllial . J. ~ 69·70 . {N. « '" T.}. efectiva de l co nce pto en el en te ndimie nto sólo u da la posibili-

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dad de 1, [GW 4.228] es d ecir, que no se con tra dig a , pero no que ce inte rve nir en la forma del producir y e l producto. I ult ..
ste también lenga reierenc ía a algo disti nto de él. Es te es tam - in medi atame nte supe rada por cua nto lo q ue produce \1 el 'HU
bién el luga r preciso donde al se ñor Sc h[ulze] le viene a las ducto se po ne n co mo iguales. la ca usa igual que e l efec to. UIII) \o
mi ent el artificio y la sutileza va c ía de la prueba ontológica de lo mis mo como causa de sí mism o y como efec to de f mi fll.l .
la e xiste ncia de Dios . - ada si no una repetición de esta acla- y lo qu e se a plica es sólo la expresión de la relación. pero O( ) la
ración es el: relación mism a; -c-est qu e, no se habla para nada en la füosoíra
Segu ndo argumento (pdg. 620): ÚJ que el filósofo especulativo especulativa de que de la Ind cle de lo co ndiciona do se in ííera 1;,\
pretende haber conocido de los fundame ntos supremos de lo que de lo incondicionado.
existe de modo condicionado, lo ha captado y pensado meromen· És te es (pág. 643 ). pues. -el ca tálogo y el co nte nido de 1<»
le en conceptos. El entendinueruo ocupado con meros conceptos argumentos generales po r los cuales el escépríco niega certeza a
no es sin embargo ninguna {acuitad que P'4MO hacer incluso s610 las doctrinas de lodos los sistemas de Iílosoña que se han ta-
represemabk algo a la medida de la realidad efectiva . blecido has ta el mom ent o o que quisi eran establecerse en el
En la aclaración dice el autor que , entre los filósofos espe- fu turo y qu e le det erminan a no co nceder a ninguno de es tos si .
cula tivos o investigadores de la existe ncia de las cosas a pa rt ir temas preten siones fundadas en la verdad •. Pero se ha visto que
de meros co nce ptos . el entendimiento goza de tal es tima q ue estos argume ntos no tienen nada q ue ver co n la filosofía , pues-
qu ien arroje la más mínima d uda sobre es ta estima se expone a to que la filoso ffa no se ocupa de extraer una cosa a partir de
la sospecha y a la acusación de tener poco o incluso nada de conceptos ni de escudriñar una cosa que se encuentra más al lá
en te ndimiento . Pero aquí más bien es verdadero lo contrario, en de la razón, y en general tampoco se oc upa de lo que el autor
ta nto que la especulación tiene al en te nd imiento por completa- llama conceptos. ni de cosas. ni co ncl uye ca usas de los efec tos.
mente incapa z pa ra la filosofía. -El señor Sc h[ulze] sigue Sobre estos argume ntos. dice el se ñor Sc h[u lze] . el escépti-
diciend o qu e ten em os q ue medita r sobre si la razón pu ed e co n- co, cu ando sopesa la finalidad propia de la filosofía y sus co n-
ceder esa pe rfección al e ntendimiento. -¿Qué ha de hacer di ciones . y a la vez la capacidad del esptruu humano para a lean-
e nto nces la razón aqu f? ¿por qu é e l a utor ha hablado en el za r un co noc imiento real y seguro. se ve llevado a no poder
segundo argumento só lo de l e nte ndímle ntc. del cual no se hace co mprender có mo habría de producirse algu na vez un conocí-
ninguna cuestió n en la especulación, y no de la razó n, como si mien to de lo suprasenstble. en ta nto no ca mbi~ la orga"ización
atribuyera el entend imiento a la filosofía, y la razón en cambio de la facu ltad humana de co nocimiento. lo cual cierta mente n in-
a es te escepticismo? Enco ntramos , sin e mbargo, qu e en las gtl/1 {ser] racional espera y sobre lo cua l seria insensato alimen-
escasas ocas iones en qu e apa rece la palabra «razó n» se util iza tal' a lguna es pe ra nza. y tan insensato seria alimentar tal espe-
sólo co mo una palabra nobl e , q ue debe causar impres ió n; lo que ra nza ya que, incluso co n la organización del espíri tu humano
es ta razón produce no es nunca algo distinto de q ue «el co n- tal como se halla e n el a ño en curso, es posible una fílosoña.
cepto no es la cosa. y una razón tal es justamente lo que es Ua- Éstas so n las annas co n las que se combaten ahora los is-
mado entendim iento por la especulación. temas de Locke. Leibniz y Kant ; a saber, el sistema de Locke y
Tercer argumenIo (pdg. 627): El filósofo especulativo apoya su el de Leibniz co mo sist em as del realismo, e-aquél, sens ualis ta.
pretendida ciencia de los [undamentos absolutos de lo que existe és te. racicnall sta-c-, el siste ma de Kant , sin embargo. co mo s iso
de modo condicionado completamente y sobre todo en el razona- tema del idealism o tra scendental; el ideali smo trascendental
miento [Sch iuss} que va de lo índole {&schaffenheit} del efecto a más rec ien te es tá reservado para un tercer volumen-".
la índole de u na CQUSQ apropiada. De la índok del eíecto, sin El primer ,..o lumen co ntiene la exposici ón de estos s iste mas.
embargo, no se sigue en lo mds mínimo con ninguna seguridad la el de Locke. desde la pág. 113 has ta la 140; el de Leibniz, desde
("do le de Jo. causa. - En la aclaración se afi nna que , si acaso no la pág. 141 has ta la 172. Pero desde la pág. 172 hasta la 582
se ha llegad o por inspiración al co noc imiento de lo q ue pu eda ten em os otra vez un extracto de la tan ci ta da Critica de la raz6n
se rvir de fund amento a tod o lo co nd icio nado. és te só lo puede pura kantiana; lo qu e sigue hasta el final está dedicado al escep-
se r un co nocim iento mediado por el principio de ca usa lida d .- ticismo expues to más a rri ba.
Trat ándose de la fílosoña especulativa. esta presuposició n de
que en ella la re lació n de causalidad sea notoriamente predo-
m inante es de nuevo radicalmente falsa. puesto que [GW 4.229]
más bien está co mpletame nte des terrada de ella: si acaso pare- '" Este tereer volume n no uqó . publi~_ {N de ÚI T.}.

-88- -89-
[GW 4.230] El segundo volumen co ntie ne la critica de es tos de fundam ento, y uno tiene que maravillarse e/«t/,'am<1Itr' \1
\i ... ternas segun los arg ume ntos a ntes e lucidados, ~ I del sis te- qu e el hombre pa ra qui en no fueran en modo algwlI) d ono.. 1
ma de Locke. desd e la pág. 7 hast a la 90, el de Leibniz desde dos los requ isit os de una pru eba válida pudiera prestar ta"11OC'lJ
la 91 hasta la 125. Al de Kant se le dedica n 600 pági nas. atenci ón a los preceptos de la lógica. - Aquí a pre nde mos ante
Para eje mp lo de cómo se aplican estos argumentos escépti- tod o qué es lo que le ha falta do a Leibni z, es to es , una arencr én
cos a estos sistemas, ofrecemos el modo en que el autor co mba- a la lógica ; y el se ñor Sc h[u lze] se ma ra villa efec tiva me nte de
te los co nce ptos innatos de Leibniz; esta refutación de Leibniz esto; pero lo que a Leibn iz no le faltó, sino que tU\"Odemasiado.
adquiere el curso sigu ien te (vol. 11. pág . 100): -En general , fue genio , como toda vía lo encontraremos más adelante; v de IQ
desd e que Leibniz ha dado citano co n eso de que el funda~en­ qu e uno tiene a ún que maravi llarse efec tivamente es de que un
10 de los j uicios necesarios radica mera~!'te en el . ánimo ser huma no tenga ge nio .
[GemiU] mis mo y que por tanto el entendimie nto co nt iene ya Es decir, no se co mprende de 5U)'0 que , si hay conceptos v
co nocim ientos a priori. se ha repelido innumerables .\-eces. JJ:Or principios inna tos en nuestro á nimo, haya también algo fuera
cierto. que los juicios necesarios sólo pueden prove nir del suje- de ellos que se les corresponda, a lo cual se refieren, y que lo dan
lO cognoscente mismo; pero todavía no se ha demostrado hasta a co nocer tal co mo es según su efec tiva realidad objetiva; pues
a hora ni una sola propiedad de este sujeto mediante la cual ~I se conceptos y juicios m nosotros no so n por cieno los objetos mis-
cualificara de modo com pletamente particular para ser la fuen- mos pensados mediante e llos y, con la neces idad de la referen-
te de juicios necesarios, y ni en la simplicidad, ni ~n l.a sustan- cia del predicado al sujeto en nues tro pensar sobre ello. de nin -
cialidad, ni tampoco en la capacidad de conoclm~ento . del gún modo se da la referencia del pensamiento a una cosa real
mism o se encuen tra el fundamento para una tal cuel íficaci én. q~e existe fuera de ~I , referencia tÚ una clase completamente
-¿Son pues la simplicidad y la sustancialidad del alma cuali- diferen te. Se ve que el autor toma los co nceptos innatos en el
dades que es te escepticismo le concede? -Si en orden a la afir- se~tido más crudo que es posi ble: según su representación, un
mación de juicios necesarios esto dependiera só lo de sei\alarlos SUjeto nace con un paquete de letras de cambio en su cabeza,
e n una cualidad del al ma , e ntonces ciertamente no hay nada que están re lacionadas co n un mundo que exis te fuera de esa
que hace r sino decir que el al ma tiene la cualidad de los juicios cabeza - pero la pregunta sería si se aceptarán las letras de
necesarios. Si luego el a utor afirma que , hasta donde alcanza ca m bio de es te banco, si es que no so n falsas-, o co n un mon -
nuestra intelección de nuestro ) '0 cognoscente, no encontramos tón de bille tes de lotería en el alma. de los cuales nunca se ten -
en él nada que lo determine a tener que ser una fuente de jui- drá experiencia de s i no so n los números que no salen. puesto
cios necesarios, no obstante añade inmediatamente desp~ és que no tiene luga r ningún sorteo de lotería mediante el cual se
que los objetos de nuestro pensar son juicios unas veces co nu n- ha rian real idad. Esto , prosigue el au tor, ha s ido admitido y reco-
gentes y otras veces necesarios; pero no se pu ede decir .qu~ estos nocido en todo tiempo por los de fensores de los co nce ptos y
últimos juicios tuvieran mayor relación co n el entendim iento y principi os inn atos e n el a lma hum ana , y por ello han tratado de
su natural eza que aq uellos, y que perteneciera a la esencia de dar un a prueba de la verdad de estos co nce ptos y principios, o
nues tro entendimiento produci r ju icios necesaríos r'" pero si hay también de determinar más precisamente el modo en que tales
qu e ad mitir só lo.que hay dos .d ~ de c,:,alidades del entendi- principios han de referirse a las cosas reales.+
miento , un a cualidad para los JUICI OS co ntmge ntes, otra pal"a: los . ,En la Nota se aduce que, segú n Platón, los co nce ptos y prin -
necesarios: de este modo la cualificación de nuestro án tmo c rpios qu e el alma trae co ns igo innatos a la vida presente y por
lGemiit] para los juicios necesa rios está tan suficie ntemente los qu e úni camente so mos ca paces de co nocer lo efectivamente
bien probada co mo las otras cualidades en un a psicologfa em pí- real tal como es , no co mo nos a parece por los sentidos, so n
rica. El señor Sch[ul ze] adm ite desd e luego los juicios necesa- meras re minisce ncias de aq uellas intuicion es de las cosas de las
rios co mo un hecho de la co ncie ncia. que el alma fue partícipe durante su esta ncia con Dios; Desear-
Pero lo que Leibni z dice sobre la verdad de los co nce ptos tes se co ntenta co n apelar a la veracidad de Dios; para Spínoza
Innatos y la int elección de la ra zón pu ra ca rece co mpleta mente el pensar de nu estro entendimiento es verdadero porque cc ns ls-
te en represe ntaciones y co nocim ientos de la divinidad . en la
medida en qu e co ns tituye n la ese ncia de nuestro es píritu, cuyos
conocim ientos de la divinidad tienen que concord ar completa-
00 CIT. Schulze , Cri,iCG, págs. 100 Ysipo{N. tÚ la T.}. mente con Jo co noc ido medi ante ellos y jus tamente so n una y la

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mism a cosa co n Jo conocido. Según Leibniz. a los principios producir la respuesta a esta pregunta só lo a partir del e nt 11th
que se encuentran a priori en nuestro án imo y las representa- mie nto y de sus intelecciones innatas, como efecuvamenr hu
ciones contenidas en ellos les adviene verdad y realidad de bido hecho, Consigulememente en la prueba de la verdad de I cou
a que son copias de los conceptos y verdades que se encuentran ceptos inn atos él cae en un círculo vi c ioso. [Claro: y SI no cave
en el entendimiento de la divinidad. los cuales son el principio ra en un círcu lo. tendría una relación causal)' segun el terc
de la posibilidad. existencia y constitución de todas las cosas argumento el puente del efecto a la causa se construirla con
reales del mundo. Pero en la presentación que el sdk>r Sch[uJz,e] Simples conceptos que no tienen ninguna realídad.s-
ha dado del asunto, aún antes de entrar en la critica, lo ha dís- Pero no era necesario separar la verdad y fiab ilidad de 105
torsionado de inmediato; pues ¿se trataba propiamente para llamados concept?S innatos del privilegio sublime de la paruc¡
Platón. Spinoza , Descartes. Leibniz, de llegar a una demostra- ~c lón en las COpias y en los conocimientos eternos y real de
ción de que a los conceptos innatos o de la [GW 4.232] razón DIOS, y hacer de cada uno de ellos una cualidad particular: o
corresponde una realidad. o a una determinación del modo en como se quiera llamar, sino que los dos son una y la mis':"'a
que les corresponde cuando estos filósofos ponen a Dios como cosa; no se trata aquí de ninguna prueba de lo primero a partir
Fundamento de la verdad de Jos mismos? Según el se ñor d.e lo segundo; así que el c írculo desaparece y no queda nada
Sch(ulze] la secuencia es esta: a ) conceptos subjetivos. que son sm~ la a~ación , en .expresión reduplicada, de que la razón,
de por sí sin realidad. luego. b) una realidad que reside fuera de segun Leibniz, es una Imagen de la divinidad o que ella conoce
ellos, ahora, e) la cuestión de cómo se reúne esto, d ) la pru eba verdaderament~. Esto lleva ciertamente a quimeras teosóficas,
de su verdad en algo ajeno fF~,tuhnl a los co nceptos y a la ~. pero P:Or lo nusmc no se puede negar que, para decirlo con
Iidad ; estos filósofos , como dice el señor Sch[ulze), más bien expresiones de este escepticismo, ese parentesco de nuestra
han reconocido la identidad presupuesta del concepto y de la alma con la naturaleza de Dios, y el representarse la divinidad
realidad en la vida cotidiana y la han llamado entendimiento de era un hecho de la conciencia para esos filósofos; la conciencia '
Dios, en el cual realidad efectiva y posibilidad son uno. no obstante, es para este escepticismo el tribunal supremo de I~
No queremos Investigar; reza el juicio del autor al respecto, certeza y. de la verdad; lo que está presente en la conciencia, lo
si este argumento de la verdad y fiabilidad de los conceptos he mos VISto antes, no puede ser puesto en duda al igual que
innatos al final no va unido a las quimeras teosoíicas sobre el ~poco.puede serlo la conciencia misma ; pues dudar de ésta
parentesco de nuestra alma con la naturaleza de Dios y se deri - es Imposible. Así que, como en la conciencia de algunos fiJÓS().
varía de eso, 10 cual se puede deducir por lo demás de lo que fas aparece la realidad de sus ideas y el parentesco de su natu-
Leibniz enseñ ó sobre la gé nesis [Entstehung] de las mónadas raleza con la naturaleza de Dios, pero en la conciencia de otros
finitas a partir de la mónada suprema. no , no hay nada que hacer sino lla mar embusteros a esos filó-
¡Va tenemos aquí la sorpresa! El parentesco de nuestra alma sofos, 10 que no conviene, ~ exigir de ellos que deberían hacer
con la naturaleza de Dios es cosa de quimeras filosóficas y el concebi~le s~ conciencia, lo que a su vez no se puede reclamar,
autor no investigará -seguro que por cortesía-e- hasta dónde va hU~ la Ide.n~ldad de la represen tación y la cosa presupuesta en
unido a eso el argumento de la verdad y fiabilidad de los con- a VIda cotidiana tampoco se concibe por la conciencia corntin
ceptos innatos, Pero estos filósofos han establecido, conforme al que podrl~ .formu lar esa exigencia; por tanto, no queda nada
asunto, que el alma no es nada en sí [an sích], sino que 10 que es , salvo admitir dos razas de conciencia , una, que es consciente de
lo es en Dios; el modo más breve de hablar sobre esto es despa- ese parentesco, y otra , que explica tal conciencia como una qUI
char la füosoíta de estos filósofos como desvario [&hwlinnereil me ra filosófica,
y quimeras teosóficas. Sin embargo el señor Schlulze] se da el E ~ tonces mu es tra el señor Sc h[ulze] la falta de fundamemo
aire de querer intr oduci rse en el fundamento del co nocimiento ; ~e la Idea de que la ra~~n tiene ~alidad debido a que cIJa e.. una
tanto que -prosigue- cada un o de nuest ros lectores compren- Imagen de la razón divin a, pa rt iendo ta mbién de l pro pio I " lh
de que aquí tiene que preguntarse necesariamente ¿de d6nde n!z, pues ést~ dice que los co nceptos de los seres ñntros U ll IIIH
sabem os, pues , que nues tro e ntendimiento posee el privi legio nI.lamente di feren tes de los co nceptos en el cntend hn n-uto ¡j
sublime de haber llegado a ser participe de las copias de los DIOS, Pero el se ñor Sc h[ulze] muy bien pudo en tcndc¡ ~' I ll ll l
conocimientos eternos y reales que están prese ntes e n el enten- cepto de la oposición leibni z.ia na de lo finito y lo ¡lIlmllo pe I I
dimiento de Dios? Como los sentidos no enseñan absolutamen- exposición de l sistema leibnizia no en el "OIU"l('n I lJ 111 1I 11
te nada sobre Dios y sus propiedades, Leibniz puede obtener y es de nuevo el señor Sch[u lze] quien trat a la n¡V"' 11 11111 tll 1'1 fjlll

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to Y 10 infinito co mo abso luta; en la ex~ ici6n del sisle ~~ ~eib­ la de nuestro sujeto cognosct!nte y de sus deterrmnacronc lllt"nl
nlzlan o . §28. se dice Que a las propi ed ad es de la dl~mdad men te subjetivas (pa rece que el señor Sc hlulze] disti ngue .IUII
co~pondt! a quello que en las mónadas creadas .c onstltur~ el e ntre el se (sich) y su sujeto; un o no podría me nos de se r nUIU
fu nda me nto de los co nocimientos y de la ca pac idad volitiva: so ante.una d iscusió n de esta diferencia; pues segu n se dc~lI n
pero en Dios ellas están presentes en grado i~{injto y en la suprt!· lle ra , ~Ien podría conducir a q uimeras teosóficas); de ah! qu e rol
ma perfecci6n; las propi edades cotn.S~ndumles a e ll,as e n las q ue la Intuición surja de la co nfusión de diversas caracterl nca
món adas creadas son por el contrano meras semqantas de e~ u:na representación, no te nga para nada ningún sen tido ni
aq ué llas. según el grado de perfección que posee!' (~fr. §34 Y la s ignificado; ambas no guardan ,rrngún parentesco en tre ellas.
ola de a llf)". - La oposición , por tanto , q ue Leibniz establece (La cuestió n seria. sin embargo, en qu é parentesco están e l " O \
entre la mónada Infinita y las finitas no es , puesto q ue ~ las per- nuestro sujeto q ue se ha de distinguir de l yo, y entonces cuál Q
feccio nes de la mónada infinita corresponden perfecciones de el parentesco con sus determinaciones subjetivas y final mente
las finitas y [GW 4.234] éstas tienen una semejanza co n aquélla. cuál con sus determinaciones objetivas). Está en e l poder de
la oposición absoluta de lo finito y lo infinito como el se ñor tod~ ho mbre hacer surgir a su gusto intuiciones de cosas )', si
Sc hlulze] la aprehende. quien bien podría haberse ~~resado al hubiera pensado algo claramente, transformar tambi én e n
respecto diciendo q ue ambas so n especiíicamente distintas ; que segui~a s~ es tado de conciencia en la intuición de un objeto.
Leibniz ponga la mónada absoluta ~mo infinita pero las otras Para mturr un polígono de mi] lados o una pieza de oro. una
como finitas y que hable de una semejanza ent~ ambas, lo ~n­ casa, un ser humano, el universo, la divinidad , e tc.• como pre-
tará el señor Sc h[ulze) entre los casos en que ~lbOlZ no ha Sido ~ n tes [GW 4.235) no se requerirla na da salvo que se contun-
suficientemente atento a los preceptos tU la lógica. . . dieron unas co n otras adecuadomente las caractertsucas que se
Ade más . según el señor Schlulze], I~ prueba de Lejb nizde encuentran e n la representaci ón del pclrgonc de mil lad os , del
que los juicios necesarios del entendimiento huma~o también oro, etc.• después de ha be r desviado la atención de sus dife-
tienen que estar prese ntes en el e!1tendimlento de .DIOS se den- rencias; por el contrario, para tra ns fo rm ar la intuición de u na
va de que esos juicios, en la medida en que constituyen ve.rda. casa , u~ ser humano, un árbol, en un me ro co ncepto no seria
des eternas, tien en que estar presentes desde toda la ~ter~lIdad necesario nada más que uno diferenciara unas de otras las
en un entendi miento que las piensa y por e nde que.CXIs.te igual- pa rtes 9ue aparecen en la lla mada representación sensible y
mente desde toda la e ternidad, en cuanto determinaciones de las pusiera en claro para uno mismo. Ojalá que no obstan te
ese entendimiento. El se ñor Sch[ulze) exige q.ue. te ndría que nad~e preten~a en serio que su sujeto cognoscente (aqu í, e l
habe rse establecido de an te mano que u n en tendimie nto ex':5 tetl- nadie y su suieto¡ es té en situació n de lleva r a cabo ta n inau -
te desde toda la eternidad y que ininterrumpidamente piensa di tas artes de prestidigitación med ia nte tal transformación
ciertas verdades existe. antes de que se pueda a~ar que hay ca prichosa de los conceptos de cosas e n intuiciones y de las
verdades ete rnamente válidas y para todos los tiempos; verda- intu icio nes en co nceptos'",
des eternas so n tales q ue según nuestra intelecc ión todo ent.en- Como el señor Sc h[ulzc] no se atreve aquí a hace r descende r
dl miento que es co nsc iente del juicio tiene que pensar precisa- tranquilam en te lo especulativo -de que ha bla Leibn iz sobre la
mente tal co mo las pensamos, y esto c(:IIl~iguie nteme nte . no naturaleza de lo representante- al suelo del representar emprrt-
tien e nin guna relació n co n que un ente nd imiento que ef~tlva. co y a pone r sobre la mesa co ntra Leibniz tri vialidad es exacta-
mente pien sa los juicios haya existido desde toda la etemld~d. mente de la mism a clase q ue Nico laio y otras ta ntas lumbreras
- Ta mbién aq ut aprehe nde otra vez el señor .Sch[u.lze) la e~s­ aducen co ntra el ide alis mo , seguro q ue el idealism o más recíe n.
ten cia del e nte ndi mie nto divino co mo una exrstenc ra empírica, te, al que el se ñor Sc h[ulze) ded icará un tercer volume n, no tien e
y la etern idad, co mo un a ete rnidad em p írica.
Fin a lmente no podem os dejar pasar lo q ue el se ñor
Sch[ulze} aduc~ acerca del co ncepto leibnizian o del representar
[Vorstellen} cla ro y el co nfuso; la, intuic::ión de cosas ext~~as
01 Hasta aquí , Hegel ha citado cas i textualmente a Schulze , h 'la 111 '" tll
seria un a co nciencia de l presente inmedia to de una cosa dís rin- na 114 de su obra, (N, de ID T.).
4l Chrisloph Fried rich Nko!ai (1733· 1811). conocido por u Inll"lp'"I_'''''
de la lluslraci6n alemana y partkiario de la d i\'Ulgaó6n de 1.1 111.",,11. 11. 1
41 Cfr, Schulze , Critica , P'I. 163: la noIa rernlte e la MOIIIUIoIog(D. {N, «'" T./. alude a la critica de Nkolai .1 idealismo de Kanl.{N. de ltJ T J

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o tra cosa que esperar sino que se repitan acerca de él e5la;5 mis- cebirla de Otro modo. Para los kantianos qu e- ra n d .n.ul 11,
mas mezquindades y Que se le des pache como la afi rmació n de letra, este arduo trabajo y el amargo pesar de que ouu ¡(lIul••11,.,11CI
una arbitrariedad de producir cosas. y de transformar los concep- se co nstituye co n el formalismo de Kant . as t co mo la rma ' 11 L
tos en cosas. y como el juego de prestidigitación más inaudito. esa zafiedad. podrían tener el efecto de estremeceríos. i aú n .JI
Este tratamiento de la filosofía leibniziana por parte de este capaces de estremecerse por eso; no es sólo la imagen de la hlf1lM ..
escepticismo será suficiente co mo muestra de su proceder y así fía kan tiana tal como se les brinda aquí, sino esta image n tal C( ll llC)
como la filosofía leíbnizíana se prestaba ya en )' para si a ser tra- se representa de un modo bastante llamativo en toda la co nunut
tada como sistema racional. asi también la Jm~tigacid" de la iilo- dad de los cuatro pliegos alfabéticos, así como tam bién I
so{úJ kantiana podfa negar a ser notablemente interesante 'por muestra suficientemente la deficiencia del formalismo kantl,U1f11
cuanto esta fllosoffa de l entendimiento se ha elevado por encima para dedu cir o producir sus fonnas. Pero en vano buscarlan ellos
de su prop'o principio. que tiene e.n la reflexión. y así hubi~ sido aquí el concepto de la razón o de la fiJosofia. el cual se ha lu
sacada a la luz y expuesta la gran Idea de la razón y de un SIStema mado en la aglomeración de los becbos )' de las cosas buscadas
de Blosoña. que se encuentra a su base por todas partes como una detrás de estos hechos, como se le ha reprochado. y que. por .
ruina venerable en la que se ha incrustado el entendimiento. La no le atañe en lo más rnfnimo todo el asunto de este escept.ici mo.
eficacia de esta idea se hace visible ya en la estructura ulema de Finalmente, no podemos dejar de escoger un retazo de la
sus partes; pero aparece más explícitamente también c!, los ~. psicología empírica de este escertici mo, a saber, el modo e n
los culminantes de sus sfntesís. especialmente en la Critica cW Jui- que se representa la relación de: genio y de la fantasía con la
cio. Es el espúitu de la fílcsoña kantiana tener coocíencía de esta filosofía; en el Prefacio (pág. XXIV), explica el señor Sc h[ulze]
idea su prema. pero a su vez el erradi~a de nuevo ~. con respecto a su escrito, que las Ilcres de la retórica se avienen
te. Distinguimos pues dos tipos de espíritu que son VlSlbl en la muy mal en el tratamiento de las cuestiones de la fiIosoffa espe-
filosofía kantiana: uno el de la filosofía, que el sistema arruina culativa , pues desconciertan a la razón y mezclan la famasta en
continuamente, otro el del sistema, que insiste en matar la idea de el trabajo de la razón; así que incluso si hubiera estado en su
la razón; pero este último espíritu sin espíritu aún tiene, no obs- poder aviva r aún más la exposición de: esta ctitica mediante una
tante, la letra, y el señor Sch(ulze] recuerda que ~I, confonne a ~ expresión elocuente e imaginativa y hacerla así más atractiva.
declaraciones expresas de Kan t de que se tiene que tomar su SIS- no habría hecho ningún uso de esto. •
tema según la letra, no según el espíritu, se ha atenido a la letra, De Leibniz, dice el autor (págs. 9 1 y sig.) que. si la incumben-
-cesr que de este modo él ha l legado a la letra sin espíritu del espí- cia de la razón en el filosofar consistiera en sobrepasar incluso a
ritu sin espíritu de la filosofía.. . la fantasía en los más altos vuelos q ue puede realizar mediante
[GW 4.236] Esta ese ncia {W6m} totalmente fonnal lo ha en- audaces y gratamente amenas poetizaciones sobre un mundo
ticado él co n una ese ncia [Wesenl igualmente formal; la filosofía trascendental que yaceescondida supuestamente cktn1s del mundo
kantiana vertida en la forma más grosera posible -en lo cual el sensible, y en proporcionar uni dad y co hesió n a estas poetizacio-
au tor estaba por lo demás justificado por el precedente de la 7eo- nes median te la ayuda de ciertos co nceptos. ni un sólo filósofo
ría de Reinhold" y de otros kantianos- y no concebida de otra hu biera alcanzado a Leibniz, mucho menos lo hu biera sobre pe-
man era más que bajo la figura de l más craso dog matismo, que sado. Parece q ue la na tural eza haya [GW 4.237] queri do most rar
tiene un [enórneno y cosas en s í, las cu ales se en':Uentran delrds del en él qu e el logro de las met as más a ltas de las fuerzas cognosct-
fen6meno co mo fieras indómitas detrás de l follaje del fenóme no; y uvas no depende meramente de la posesión de gra ncks dotes natll
esto es así no co mo si los kantianos hubieran de ser atormen tados rores y que una cabeza poco [avorecida por la naturaleza. co n lo
sólo co n la imagen de esta zafiedad, sino porque, ~mo hem os utilizar de modo pert ine nte sus fuerzas podría no só lo igualar 0,1
visto antes suficiente me nte, el sistema de la certeza innegable de genio en este ambiso, sino tamb íen probablemen te incluso SIIpc.',m
los hechos de la co ncie ncia y de este esce pticismo no permite co n- lo ; el señor Sc h[uIze] o pina que si Leibni z hubiera desarrclludu
sus filosofemas en un sistema, no hubiera sa lido mucho de 1.
salvo acaso ensoñaciones neoplat énlcas' ". De Knnt . 1"'01 el con
-M Hegel se eeüere al escrno de Karl Lconhard Rcinhold. l'ttrsuch eirwr trario, dice el señor Sch[ulze] co n la mayor venera Ión que 1.1 ( ."
Muen ThtOrle w Vor'StdlunlSWmlOfmS (ErtSilyo de un.ll n _ teorúl de Id ("cul-
ttul tU rY~ntaciótl). del cual se ocupó en Di(erencia entre los sistemtlS de filo-
so(rlt tU F~hle y SduOi",. {N. tÚ la T.}. .} Cfr. Crlticlt. U, páp. 93 'Y l ip_ {N. dt ltJ T./.

-%- -97-
tíca d~ la razdn pura es el producto de un intenso esfuerzo del
poder de l pensamiento que no teme ningún obstáculo y proviene
ún icamente de la libre resolución de su autor. y que genio y (eliz
casualidad no pueden tener la más mlnima pmDlSión en la eje-
cución del plan que se encuentra a su base (¡co mo si pudiera
ha ber una feliz casualidad para algo distinto del genio!).
Este desprecio de l genio y de las grandes dotes naturales, esta
o pinión de que la fantasía tan sólo procurara a la exposición de COLECCIÓ CLÁSICOS
la filosofía [lores de retórica. como si la razón inventara ~ el
se ntido en que, por ejemplo. se inventan las mentiras de los perló- DEL PENSAMIENTO
dí ces-e- 0 , que cuando inventa cosas por encima de la realidad
efectiva produjera fantasmagorías, ensoñacícnes. quimeras teo-
sóficas. que ella pudiera sobrepasar en invención a la fantasía ,
incluso e n sus más al tos vuelos. -no se sabe qué es mayor, si la
barbarie o la ingenuidad co n la q ue [este desprecio] aplaude la
ausencia de genio o la vulga rida d de los conceptos. Cuando lla-
marnos ba rbarie al desprecio hacia las gra ndes dotes na turales,
no q ueremos dec ir esa barbarie nat ural , que está más allá de la
cultura, pues ella venera el genio como algo divino y lo respeta
como una luz que penetra en la oscuridad de su co ncie ncia-,
sino que queremos decir la barbarie de la cultura, la tosq uedad
hecha, la cual se forja un I1mite absoluto y que en el seno de este
enclaustramiento desprecia lo ilimitado de la naturaleza y que,
alli do nde se expresa cognoscítlvamente. es entendimiento.+
En cuanto a los conceptos, ellos surgen de esa psicología
empírica que dispersa el espíritu en cualidades y por tanto no
encuentra ningún todo y ningún genio y talento bajo estas cueli -
dades. sino que lo expone como un saco Ueno de facultades, cada
una de las cuales es algo particular, siendo una la razón sin intuí-
ción separada de la fantasía , y otra una fantasía sin razón, y cuya
vaciedad sólo se puede Uenar a duras penas con cosas y que tiene
su valor únicamente en estar llena de cosas objetivas y reales . El
entendimiento sigue siendo entonces, entre las otras facultades
que pueblan el saco anímico del sujeto, la más eminente, porque
entiende cómo transformarlo todo en cosas, en parte los concep-
lOS, en parte las cosas; así que también este entendimiento (lo
mismo que proporciona cosas extrañas en las dos pri meras par-
tes alfabéticas expos itivas) prosigue en su monóto na tarea de des-
gajarlo todo en conce ptos y en cosas que existen fuera de ellos, sin
ninguna revitalización de una idea de la razón, sin fan tasía, sin
fortuna, e n un tono estride nte, ensordecedor, na rccuzante. apa-
bullante, co n el mis mo efecto que si uno vagara por un campo de
adormideras en flor, cuyo olor estupefaciente ningún esfuerzo
puede contrarrestar y donde uno no recibe esUmulo de ningún
destello vivificador, ni siquiera en la figura de un presentimiento.

--98-
INTRODUCCIÓ
CoNTEXTllAUZAClÓN FlLOSO FlCA

Presentamos aquí la traducci ón del escri to de Hegel, ¡aÚJ·


ción tkl escepticismo con la filosofia, publicado en 1802 en la
revista Kritisches Jou rnal der Philosophie. Esta publicación de
carácter critico comenzó su a ndadura en la primera época
de Hegel en l ena , y como fru to de su estrecha colaboración co n
Sc helling . De ahí que ambos filósofos figuraran co njun tamente
como autores de la misma. La publlcaci én de una nueva revista
filosófica había sido objeto de consideración desd e 1798 JX>r
parte del circulo de filósofos e intelectuales allegados a Fíchte y
Schelling . Algunas cartas de Sc heUing y de F. Schlegel escritas a
Fic h te e n 1799 hablan de la creación de un a revis ta, proyecto
que se co nt inúa deba tiendo a lo largo de 1800 , al hilo de una
discusión muy intensa sobre el desarrollo y la orientación que
debía adquirir el idealismo pos tkantia no . Las co ntribucio nes y
criticas de Reinh old y de Bardili sobre este tema, por un lado,
y las crecientes discrepa ncias entre Fichte y ScheUing, por otro,
van decantando cada vez co n mayor claridad las dificultades
para llevar adelante un proyecto co njunto de este ti po po r parte
de ambos.
Hegel se trasladó a l ena en enero de 1802 , decidido a
co me nzar su carrera acadé mica y a prep ararse para hacer su
propi a aportación a la d iscusión de los problemas filosóficos
que es taban teniendo luga r en el cfrculo intelectual de esa Uní-
versidad. El propio Hegel manifiest a es te pro pósito en su ca rta
a Schelling del 2 de noviembre de 1800', en la que invoca la
amistad de am bos, y más tarde se re fiere a este tema en un
borrador de su cuniculum, probabl emente escri to en septiem-
bre de 1804 , menci onando que después de haber es tado en
Berna y en Frán d ort el prestigio de l ena no del·aba dudas para
su elección. Por lo demás , la publica ción de primer escri to
estric ta mente filosófico de Hegel, so bre la Diferencia entre los
sistemas de (ilosorla de Ficht e y Schelling en j ulio d e 1801 2 , co n-

I crr. G. W. F. Hegel, Escritos de Ju~nlud, Mad rid, FCE, 1998, ed ición de


J<* M ." Ripalda , pé¡. 4]3.
1 G. W. F. Heief. D1{em U:ltl lnln los sistemas .u r'¡oso{fQ tU Fil:hlc y Sche-
Hin" Mad rid, Tecnol, 1990, ,rad uoción de M." del Canncn Paredes.

- 11-
tribuye a subrayar tales discrepancias. que no son desm entidas todas las contribuciones o complementaciones que se pre ten-
ni corregidas por Sc helling . Finalmente. en el otoño de 1801 dían desarrollar siguiendo más o menos fielmente las premi-
loma forma el proyecto de publicación de la nueva revista. bajo sas ge nerales de la filosofía kanlia na .
la autoría conj unta de Schelling y Hegel y cuya edici ón co rrió a Entre qu ienes se presentaron inicialmente como seguidores
cargo de Colla , en Tubinga. De los seis volúmenes qu e se publi- de Kant se encontraba Kar l Leonhard Reinhold , quien en 1786
caron,los cinco primeros (Núm. 1,1, I. 2 1, 3, Núm . u. r y 11 , 2) y 1787 publicó en el Mercurio Alemdn [Teutscher M~rkur) sus
aparecieron en 1802 yel último ( úm . ll . 3) en 1803. Canas abiertas a la Critico. de lo. razón pura . Pos teriorm ent e.
En cuanto a la secuencia de las publicaciones que tienen que Reinhold desarrolló en una serie de publicaciones su - ftloso fta
ver con la evolución del pensamiento de Hegel. el primer volu- de los elementos», en parte con la pretensión de continuar a
men contiene, a modo de introducción, el ensayo Sob~ la esen- Kant . en parte también para aportar a la filosofía critica la siste-
cia de /Q critica filosd{ica y Cómo loma ti sentido com ún a la iito- maticidad que a juicio de Reinhol d le faltaba, debido a las exí-
sofla . El escrito cuya traducción se presenta aquí. &lación de.! genctes del método kantiano. Hay que des tacar que si bien Retn-
esceps ícísmo co n la {iloso(fa , sigue a éstes cronológicamente. ya hold se presentó en sus Cartas como seguidor entusiasta de Kant.
que apareció en el segundo volumen ( ÚOl. 1, 2). Pcsteric rm en- su rápida evolución le llevé a introducir nuevos elementos en la
te aparecen los escritos sobre F~ 'j saber y Sobre las 1mmuas filosofía kantiana que contribuyeron a avivar la discusión. La pri-
cú-nllficas ck tratar el derecho natural, que concluye en el volu - mera critica escéptjca a Kant proveniente de Schulz.e indufa asi-
men 3 del número n. En 1803 Schelling se traslada a WOrzburg mismo una extensa critica de la interpretación que Reinhold
interrumpiéndose esta publicación. había hecho de Kant entre 1789 y 1791. Ninguno de los aludidos
lalación del escepticismo con la (ilosofÚJ es s in duda obra respondió directamente a estos ataques. pero Reinhold lo hizo, de
de Hegel , quien se refiere a ~I en el §39 de la Enciclopedia y del manera indirecta. en la lntroducción que redactó para la nueva
que Goethe toma nota en su diario el J5 de marzo de 1802 1• traducción alemana del Bnquiry de Hume. publicada en 1793,
Este text o sobre el escepticismo. como tos restantes escritos introducción que lleva el significativo título: «Sobre el escepticis-
hegelianos que aparecieron en la citada revista, ofrece el mo fíloséfico ». Fichte. por su parte. publicó en 1794 una extensa
carácter de una discusión y explicación por parte de Hegel con recens íón del E~Ukmo , en la cual examinaba tanto el escrito de
algunos de sus contemporáneos. En este caso la discusión Schulz.e como los de Reinhold y discutía a la vez los principios
tiene por objeto una obra de G. E. SchuJze, Critico. d~ la filoso- escépticos que subyacen a estas criticas a Kant.
(lo. teórica, en la cual el autor vuelve a reiterar sus reservas Todo eUo nos da a entender el alcance de la discusión sobre
hacia la filosofía de Kan t desde premisas escépticas. La posi - las respuestas escépticas a la filosofía trascendental. asf como
ct ón de Schulze en su Critica es fundamentalmente la misma la intensidad con que se defendían otras propuestas de distinta
que había desarrollado en un escrito anterior más breve, Ene- índole. las cuales también formaron parte de la polémica filo-
sidemo o sobre los [undamentos de la . Filoso(la d~ los Elernen- ~fica de la época. Cuando Hegel redacta Relación del escepti-
tos. preparada por ~I Pro( Re ínhold eh lena , publicado en 1792 crsmo con la ,i/osorlo. ya ha bía pasado la primera efervescencia
y que bien puede considerarse como la primera reacción de las mencionadas discusiones y quizá precisamente por eso
esc éptica frente a la filosofía kantiana, al menos en el ámbito Hegel se refiere al Enesídemo al comienzo de su escrito para
alemán . Precisamente. el papel que desempe ñ é G. E. Sc hu lze contextua lizar la discusión y dejar claro a la vez que efectiva-
(1761-1833) en la Blasona de finales del siglo XVIII se debe a la mente conecta la anterio r lnterpretacíon de Sc hu lze. Pero a
notoriedad que a lcanzó en ciertos círculos filos éfícos la crüi- Hegel no le Interesa tanto la pos ició n de Schu lze como e l pro-
ca ta n pa ten te a Kant que expuso e n el Bnes ídemo . AlU no só lo blema de fondo a l que é l se refiere. Expresado en pocas pala-
afi rmaba que la filosofía critica no pod ía refu ta r efectivame n- bras, es te probl em a tien e que ver, en pri mer luga r, co n la cues-
te el escepticis mo, tal como Hu me lo había fundamentad o, tión de que la filoso fía tie ne que co ns truir sis temá tica me nte un
sino que además co nsideraba el idealismo tr ascendental como método de co nocím lento racional y especulativo, en el cual el
un nuevo tipo de dog matis mo, en el cual incurriría n ta mbi én uso del entendim iento esté orientado a su p ropi a superación.
Ésta es un a de las cues tio nes que Hegel habla plantead o e n el
esc ri to de la Dííerencia, donde exige que la filosofí a desarrolle
1 J W ~tM . oTaacbOchcno . en GcsDmlausl'IlM der Wem uru/ &hn{'e" .
la operatividad del pe nsar raciona l a través de l a ná lisis de la
Ahl 2 Bd 11 . 1", . 607. relación e ntre re flexión finita , reflexi ón filosó fica y co noc i-

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Illl (·~l o C\pccu laliv0 4: En segundo lugar, se trata para Hegel de rner s istem~ filosófi.co. cuando Hegel tu vo especial int eré s e n
clnctdar en q ué medi da puede la critica escé ptica articula rse en d:rr su propi a soluci ón a problem as epis temológicos que en el
la co ns truccl én del método del co noci m iento especulativo, pero siste ma de madurez pueden co ns iderarse co mo men os atendí-
no co mo un escepticis mo q ue sitúe a la tarea filosó fica en un dos explícita me nte. Es te interés es manifiest o no sólo e n algu-
hori zonte prekan tian o, por así decirl o, sino co mo «momen to- de nos de sus esc ritos publicados en el Krit isdies Joum al der Phi/o-
un procedimiento filosófico que pe rm ita destruir espec ulativa- sophie , si no ta mbién e n la Lógica de l en a V en la Fenomenología
ment e las formas fin itas de co nocer, propias del ente ndi mie nto . del Espíritu , que de algún modo pret ende da r una res pues ta más
siste má tica.
H egel .d~taca del mét~o uni ve rsal del escepticismo ant iguo
TI POS DI!. E.5CEPT1CISMO el procedi miento que consiste en opone r proposicio nes de igual
fuer:z:a e n co ntra y a favo r de una cues tió n, produciendo un
La discusión de Hegel co n el escepticismo se inicia, pues , e n eq uili brio en cu anto a la pos ible j ustificación de ambos lados
este escrito de 180 2, donde se ocupa de Sc hu lze asf co mo de los de l probl ema. Éste es el mét odo de la equipolencia o ísosthenia,
acadé micos y del pirronism o a partir de las fuentes de Sexto que. u~n los escépticos griegos para prod uci r la sus pensión
Empirico. Hegel establece una clara distinción entre el escepti- de J UI CI O (epochéJ y q ue Kant se ña la tambié n como lo más
cismo antiguo y el moderno y sostiene que el escepticismo a nti- caracteristico de la «objec ión escépucas".
guo es superior y mucho más importante desde el pu nto de vista . El uso del mé todo de la eq uipolencia promovía una epochi
filosó fico que el más reciente. S i bie n para la discus ió n filosófi- unJ\"ersal. S??re todos los juicios filosófi cos, sin q ue ninguna
ca act~al ~a noci ó n de «escepticís mos es u na categoría genérica clase de JUICIOS q uedara a salvo de los argumentos escépticos.
cuyo stgnifícado y alcance es preciso determinar en cada caso, Se trataba , entonces, de q ue ninguna propos ició n era co nsi de-
aquí to ma mos los títulos de «escepticismo antiguo» y de «escep- rad:a como más co nvince nte que las o tras y así se producía una
ticismo. modernos tal co mo los e mplea Hegel. para nombra r se ne de argumentaciones destru ct ivas contra las argumentacio-
respecuvameme a la tradición escéptica y a la posición que nes cons~ctivas de los dogmáticos. A Hegel es justame nte esta
re presenta ante todo G. E. Sc hulze, el escéptico más moderno faceta crníco-destrucríva del escepticismo a ntiguo lo que le inte-
co n relación al escri to de Hegel. Po r lo demás , en el ho rizonte resa adoptar co mo parte del desarrolle de su ñ losoña.
histó rico de la d iscusión sobre el escepticismo gravita ta mbién ~o~ el co ntrario, el esceptic ismo moderno no tiene un pro-
e~ reconocir:nier'!to de la importancia qu e tu vo en la co nfigura- ced im iento ge neral escéptico y se limita a a tacar det erm inad os
cíen de la ciencia y de la filoso fía modernas el redescubrim ien- juicios filosóficos, bajo el presupuesto de qu e hay o tros jui cios
to del a ntiguo escepticismo griego a través de la obra de Sexto que no pu ede.n cues ~io.n~rse . Para Hegel, es ta manera de pre-
Empírico , tal co mo porldnS ha se ñala do. ~rvar determll:, a~os JU ICIOS filosófi cos de la duda escéptica co n-
En este caso, Hege se enfrenta a los probl emas filosóficos Viene al escepuc rsmo moderno en algo ese ncia lme nte dogmáti-
que todos los escepticis mos plan teaban a la fundamen tación co. Con el lo se opone a 1.41 .tes is de Sc hulze de qu e el intento de
epistemológica de su tiem po, especial me nte a partir de la Críti - Kant de refutar el escepucrsmc le co nd uce a un dogmatism o no
ca de la razdn pura . Por ello, es imponante la interpretación de declarado, a la vez q ue despla za la vincul ación e ntre idealismo
Hegel sobre la na turaleza y la valide z del escepticismo, as f co mo y d~mati smo que impl fcita!"lente esta blece esta interpret aci ón .
e l pa pel qu e j ueg a dentro del desarrollo de sus planteamientos Segun ~ egel , I.a co nvergencia entre dogmatismo y escepticis mo
en esta época . Fue durante su primeros añ os en Jena ( 180 1.1807) es un .n esgo I ~herent e a la evolució n hist órica de cu alquier
y mien tras se ocu pa ba int ensamen te en la ela bora ció n de su pri - ~p lJctsm o , n es.ge;' qu e aparece cada vez que la negatividad
mterna del esce puc rsrno pierde radicalidad. En es te se ntido en
el esce pticis mo griego cabe distinguir e ntre un «a uté ntico escep-
• Cfr_nuestro Estudio Prehrrunar- a la traducción de Dt(nrrrdiJ ~"'rt los su te-
llUU d~ (iloso(1rl d~ Ficht~ Y Sch~Uitlg, Mad rid, 'recnos, 1990, págs. XXXV1 1 Y11¡s.
, Cfr R H Popkln, Ur historia d~1 ucepticinno dnd~ Eras",o el Spi~Ul
Mldco. FCE, 1983. car.. 11 )"s lp. . phllosophl~
u nd ~kfl/rlllon " Der Slrel! u m d íe Geilah elner Ers ten PhUosophie,
• Cfr G. MaluiCh e, Krili1c u. elbsolfll~ M~lhode in H~gels Dial~1ctilc, Donn Hambu r¡o. 1993. K. Vie\O,e¡. Plu"losophrl! dn kmis: der jlmp H~g~/l/nd das
1974, 19 Y il•.; T. Rockmcre, H~gtls Cirt:fllilr Epis'~",ology, Bloomln¡ ton 1986; oGesr.nsI des Skept lcUmlls•• Mun ich . f inlt, 1999 ,
M N Fo rst er; H~gd atld Skept lCum. Cambridge. Mass ., 1989 y 7hms~ndentDl· Cfr. CrltiaJ d, la m wn pura. A 38&.389.

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uc lsmoe que no ataca a la verdadera filosoffa y otras formas Hegel se había ocupado de Rei nhold en el escrito de la Di(e-
más o menos mistificadas de escepticismo. Por otra parte, rencia, a propósito de las caractertstlcas propias de las filosofías
Hegel subraya muy concretamente el componente dogmático de Fichte y Schelling, así como también de l aspecto verdadera-
que contiene la defensa de determinados presupuestos ñloséñ- me nte filosófico que ambos comparten. Es patente por el tenor
cos del escepticismo de Schulze, y por extensión otras formas de de sus criticas que conocía ta nto las Canas como los escritos
escepticismo contemporáneas a él. posteriores que Re inhold había publicado hasta entonces. En el
Estos presupuestos filosóficos son en SchuJze los «hechos de caso del ensayo sobre el escepticismo, Hegel no se detiene
la conclenc ía» y la expresión de estos hechos en conceptos . La expresamente en la interpretación de Reinhold, sino en el uso
acción del escepticismo no pone en teja de juicio ni el conrenl- que hace Schulze de elJa para apoyar su posición escéptica. Por
do empírico de los conceptos de la representación ni el princi- ello responde a esta objeción fundamental sobre la concepción
pio de contradicción, como supremo principio de todo razona- de lo a priori rechazando que lo racional y la especulación filo-
miento lógico, ya que sin ellos, .según Sc bulze, no seria posible sófica puedan quedar reducidos a un análisis empírico de
la filosofía como tal. Para Hegel, se encuentra aquí una asun- hechos de la conciencia y a una consideración a posieriori de la
ción dogmática , en cuanto que el esc éptico moderno supone causaJidad. El escepticismo dogmático absohníza el privilegio
que tenemos certeza del conocimiento de al menos un tipo de de 10 empírico y concede originariedad a lo dado. Asr se hace
hechos, que son los hechos de la conciencia , y esto le lleva a cargo Hegel del problema y sostiene que es la radicalización del
considerar como justificados todos los juicios que se refieran a auténtico escepticismo con vistas a preparar el camino a la
ellos, tomándolos al mismo tiempo como base para atacar los especulación, tal como ~I la caracteriza en estos r.rimeros años,
juicios que se refieren al mundo externo. Frente a esto, el escep- lo que ofrece una posibilidad de solución al prob eme del escep-
ticismo antiguo nunca considero los hechos de conciencia como ticismo moderno.
absolutamente cienos, ni tampoco como algo perteneciente a la El hecho de que Schulze sea el único nombre que se cita en
realidad objetiva. Por ello tampoco concedía a las expresiones el texto plantea la cuestión de si es éste el único objetivo de la
sobre los hechos de la conciencia ninguna certeza o ser'. En critica de Hegel al escepticismo moderno, o si lo que ~I califica
cambio, la validez de los hechos de la conciencia supone que el de dogmatismo tiene un alcance más amplio. La cuestión es
escepticismo comempcránec a Hegel exige atenerse al principio pertinente, ya que Schulze plantea el problema escéptico única-
de conciencia y dirige la duda sobre la relación entre nuestras mente dentro del marco de la distinción kantiana entre fenó-
representaciones y las cosas externas. meno y noúmeno, atacando justamente la posibilidad de que la
independien temente de que esto corresponda en verdad a filosofía pueda decidir sobre la existencia de cosas en s¡ mismas
una diferencia entre el escepticismo antiguo y el moderno, el y sus propiedades, pero dejando a salvo la certeza de los fenó-
caso es que Hegel critica detenidamente el supuesto de que se menos. Las referencias de Hegel a los problemas escépticos en
pueda fundame ntar la filosofía sobre los hec hos de la concien- textos inmediatamente posteriores, asf como e l desarrollo ulte-
cia, así como el papel que tiene n los estados me ntales en la epís - rior de su critica al escepticismo moderno permiten afirmar que
temologfa empirista, por ejemplo, las «idease y las «impreslo- en 1802 muy bien puede tener presente as imismo los plantea-
nes s. En efecto, lo que plantea Scbulze en su Crítica de la mie ntos escépticos de la filosofía moderna. La distinción de
filosorla teórica es precisamente que Kant no logra resolver el Hegel, en la Penomenologta, e ntre el significado negativo de un
problema p lanteado po r Hume, acerca de có mo se puede legiti - escepticismo fru ct tfero y el epropóshc de no rendirse, en la
mar la ap licación del pri ncipio de ca usa lidad en la fundame n- cie ncia, a la autoridad de los pensam ientos de otro, sino de exa-
tac ión de la fllosoña teórica. Para ello, Sc hulze se basa e n la minarlo todo por sí m ismo»' parece aludir casi textualmente a
interpretación que hizo Reinhold de que los ju icios s inté ticos a algunas expresiones ca rtesianas bien conocidas. Por otra pa rte,
príori yen general todos los co nocim ientos a priori se co nciben co n respecto a Hume, Hegel afirma e n la Enc iclopedia que su
co mo a lgo «dados cuya ca usa debe indaga rse . esce pticis mo se debe disti nguir co mp letame nte del esce pticis-
mo griego, pues mient ras que Hum e acepta la verdad del se ntí-

• En la misma linea 1M! eneuentrao la interpretación de M. F. Bllmyeal en


. Ideali~m and Greelt Philosophy. What Descanes Sawand Berttclcy Missed . , en , G. w. F. Heeel F,momnrolotfa dd rspfrilU, trad. apenola de w. Roces,
The PJIIlosophlOdf &v~: XCI (1982), 3-10, eh: pAp. 25·27 . Mbic:o, FCE, 1966, pág. 54.

-.6- - 17-
miento y la intuició n se nsible, el viejo escePoticismo estaba muy saber y su o bjeto. Para él, es, nec~rio ir más allá del pri ncipio
lejos de ace ptarlos como ca no n de verdad 0. Ccnslguientemen- de co nciencia y de la subord lnaci én de l orde n de los entes al de
te , cabe co ncl uir q ue m uc has de las consideraciones de Hegel e n las representaciones. as! co mo supe.rar la.cer1;eza de la percep-
Relaci ón del escepticismo con lo filosofía tie ne n por objeto no ción como pun to de pa rtida pa ra la invest igac ión de la verdad y
sólo el motivo próximo de l comentario a Schulze. sino ta m bién como criterio del desarroUosistemá tico de la filosofía .
una crftica general al escepticismo moderno. e n cuya comente Además de la ce rteza de los hec hos de la co nciencia. otro
se integrarfan las réplicas escépticas a Kant más recientes. presupues to dogmático de la pos ición escépt ica que Hegel criti-
En este contexto, conviene destacar la consideración siem- ca se encuentra en la separación co mpleta entre los co nceptos y
pre positiva de Kan t frente a Sc hulze. Esto contrasta con la sus referentes en el mundo. a partir del su puesto de que exis te
valoración de Hegel sobre el escepticismo kantiano realizada una diferencia específica entre ellos. Esta separación es tanto
el 27 de agosto de 180 I d u rante la defensa de doce tesis para la más importante cuanto qu e también.la ~cep taba d~ algún .m ~o
obtención de su ha bilitació n pa ra la enseñanza. En d icha Dis- el escepticismo a ntiguo. Por conslg~lIen te, la dí fere ncíac i én
putat ío Hegel argumentó, en la tesis séptima: da f ilosofía crttí- entre los conceptos y la llamada «realidad exte m~., que pn:su-
ca carece de ideas, y es u na forma imperfecta de escepticis mo•. pone la heterogeneidad e ntre el pensar y la realidad efectiva,
Desde luego que esta afirmación se puede interpretar desde di s- forma la base de u n problema escéptico particular, que tien,:
rimos á ngulos. especialmente e n comparación co n otras formas especial im pacto en la filosofía de Hegel: el probl ema de SI
de esce pticismo qu e para Hegel podrían no ser imperfect as . puede haber co ncep tos que no tengan ningún referente en el
Poniendo e n relación los dis tintos a nálisis de Hege l acerca de mundo,
Kant en estos años, y estudiá ndo los e n su contexto y en sus ínte r-
relaciones, se puede apreciar e n qué medida Kant representa
para él un a cumbre del desa rrollo filosófico de los últ imos tiem - E L ESCEP'J1C1S.\10 ANTI GUO
pos y e n qué medida tam bién es necesa rio ir más allá del plan-
tea miento trascenden tal. En tod o caso, queda a sa lvo la valora- Hegel util iza co ntinuamente la , co ntraposición entre. el
ción positiva de Kant fren te a Sc hulze. quien no representaría escepticismo co ntemporáneo y el antiguo co mo un o de los ejes
una forma imperfecta de escepticismo filosófico, s ino más bie n sobre los que desarrolla las t~is pri ncipales, ~e su esc~ to. De
un escepticismo de se nt ido común, que carece del verdadero ello se despren de la superioridad del escepticismo a nuguo en
se ntido critico tal como Kan t lo he b ra establecido. puntos mu y concretos de su argu me ntación y .d~ sus I~ ,
El ataque de Hegel a la representación debe considerarse en pero es to no significa que Hegel ace pte el escepticismo an uguo
re lación co n esto, porque el problema de la representación literalmente. Lo que ~I pretende es ra dicalizar- 1:, pos tura escép-
alude a la critica de Schulze a la filosofía trascendental , según tica y defender la Incorporaci ón del escept,lclsmo que no se
la interpretación de Reinhold que se ha mencionado antes. Pa ra opone a la razón ni a la verdadera fLJ~ ffa , S IOO ~Io al d~a.
Reinhold , el princi pio de la representación supone que en la tismo de cualquier filosofía. Pero sm duda hay Inexactitudes
conciencia la representación se distingue del sujeto y del obje to. históricas en sus afirmaciones, deri vadas del hech o de que en el
y a la vez está relacionada con ambos. 1..0 que plantea Schulze mo mento de escribir es te ensayo la co nexió n tem poral de las
es la necesidad de desarrolla r la relación e ntre la representación escuelas escépticas e n la hist oria de la filoso ffa an t~gua tenía
y e l sujeto. por una parte, y entre la representación y el obje to, para Hegel un a im portancia secundaria. En ca mb io. lo que
po r otra. ya que en todas las mani festaciones de la co nciencia ten fa verdadera imponancia era el problem a de la relaci ón
hay una doble re ferencia a l sujeto y al o bjeto. pero esta referen- en tre el idealism o tra scendental yel ideal ism o especulativo, qu e
cia no pued e ser en a mbos aspectos de la m isma índole. Hegel Hegel po r e nto nces int erpretaba en part e segú n la fi losoff~ de la
recoge este planteamient o en re lació n co n el probl ema de nu es- identidad de Schelling, pero ya co n todas las reservas hacia és ta
tro co nocim iento del mundo externo y lo interpreta en el se nti- que se encue ntra n en el escri to de ,la. Di(erenc!a, Tam~i én ínílu-
do de que este esce puc lsmc a bsolutíza la separación entre e l ye en la int erpretación del escepticismo a n~l~uo el mt,: ~s de
Hegel en desvin cular a Sc hulze de un a tradici ón escé ptica ta~
respetable, particularmente en desvincularlo de Sexto Empfn-
" CIT. Encic~d'o , §J9, TraducdÓrl espanola de Ramón Valls , EtlCidopr- ce. Por eso , allí donde Sc hulze apela a Sexto c0":l0 ~ n tecede nle
dio tk las ciLncilu rUosd{icas . \ ta drid, A1ian2;3, 2000, p4i" 141, de sus tesis , Hegel descubre una falta de e ntendimiento. o una

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divergencia fundamental para mostrar que Schulze contradice fílosoña. Por elle afirma que el escepticismo al que da libertad
a la tradición en la que pretende apoyarse. Un ejemplo de estas de la razón» eleva por e ncima de la neces idad de la na turaleza
d ivergencias lo tenemos en la actitud escéptica hacía dos clases ces diado libre de toda filosoftas!'. Como una de las claves de
de conocimiento: el empírico y el racional. Hegel sostiene que esta interpretación, podemos tener e n cuenta el hecho de que
Pirrón dudó al menos de la primera y que los escépticos poste- Hegel tome como modelo el Parmenides de Platón. En este con-
riores dudaron de las dos, mie ntras que Schulze duda sólo del texto, a Hegel le interesa el Platón destructor del criterio del
conocimiento racional y defiende exclusivamente la validez de l conocimiento sensible y por ello lo interpreta como represen-
conocimiento emprríco. tante de un escepticismo radical. Pla t ón es ejemplo de la a utén-
La atribución de Jos diez primeros tropos a Pirrén es clara- tica filosofía, vieja y nueva a la vez: en ~ I prendió la chispa del
mente inexacta. y la existencia de una conexión histórica real escepticismo más antiguo desde Zenón e incluso desde la raíz
entre los pirréníccs y las escuelas escépticas posteriores, como homérica del filosofar, en su época más hero ica. Por ello. en el
Hegel parece sugerir. resulta cuando menos controvertida. Más Parménides permanece el Impulso escéptico de los antiguos,
seguro es que existiera una cierta continuidad entre la Acade- aunque trascendido: es la expresión del poder del pensamiento
mia de Arcesilao y la de Caméades. Ahora bien, al atribuir los para negar las verdades limitadas y la legitimidad del saber que
diez tropos a Pírrén. Hegel otorga al primer escepricísmc una se construye sobre ellas . En esta interpretación convergen dife-
dimensión teórica y argumentativa que , tal como conocemos rentes aspectos e influencias. Destacaremos tan sólo la propia
hoy el pirronismo, quizá apenas tuvo . Sin embargo, la referen- posición de Hegel ante las exigencias del entendimiento. frente a
cia a los cinco tropos de Agripa es correcta, así como la defini- las cuales él desarroUa una disciplina negativa orientada a des.
ción del contenido de todos los tropos en cuanto a lo que de truir. la finitud del entendimiento y sus formas de pensar,
ellos le interesa destacar. mediante una exposición sistemática del carácter eutocontradic-
Para Hegel. los diez primeros tropos se dirigen contra el torio de todas y cada una de las categorías del entendimiento.
dogmatismo de la conciencia común y atacan la certeza de todo Asf es como Hegel plantea la tarea de la lógica como Inrro-
lo finito , de modo que el pensamiento alcanza la etaraxía al des- ducción a la metafísica en un texto procedente de sus lecciones
prenderse de esa finitud. Evidentemente, este es un aspecto cru- sobre Lógicay Meta{lsica del semestre de invierno de 180 1_1 802 12 •
cial del pensamiento de Hegel cuando se dirige contra la abso- En consecuencia, una de las fuentes de la interpretación «escép-
lutización de lo finito. por ejemplo, de lo individual sensible, tíca» del Parménides está relacionada con esta concepción de la
tomado como referente único del conocimiento verdadero. Con lógica en cuanto distinta de la metafísica y como introducción
arreglo a este criterio. el escepticismo antiguo se encuentra más a fa misma. Desde esta perspectiva cabe afirmar que el Parme-
cercano a los problemas filosóficos que Hegel quiere reso lver. nides de Platón puede ser entendido como ejemplo para la
En todo caso,la superioridad del escepticismo antiguo no inclu- nueva lógica que Hegel debe construir para su propio sis tema.
ye en el mismo nivel al propio Sexto. Podemos decir que «el
escepticismo que es uno con la filosofías identificaría sobre
todo a Pirrén eel escepticismo que no se vuelve contra la raz ón »
refiere a la Academia, y «el escepticismo que se separa de la
ñlosoña y se vuelve contra ella. encuentra un representante en Tan to por lo que respecta a Relaci ón del escepticismo con la
Sexto Empírico, lo cual lleva a Hegel a suponer que Sexto no filoso((a como a la ocupación pos terior de Hegel co n los proble-
comprendió rea lmen te el sig nificado profundo del escepticismo mas escépt icos, conviene tener en cuen ta que las pa utas de
más antiguo. Sin embargo, Sexto Empírico es s iempre superior Hegel para reco nstruir el escepticismo antiguo le sirve n al
a los escép ticos co ntemporáneos de Hegel. as! como lo es Kant , mismo tiempo para cri tica rlo. Esta crítica está expuesta más
a pesa r de otras criticas. clarame nte e n la Ff!llo menolog(Q del espíritu, pero se encue ntra
Esta mos , por tanto, ante una interpretación que es más bien
una recons trucción del escepticismo an tiguo -y de los tro pos
escépticos-e- como parte de la au téntica filosofía, que es a la vez
11 Cfr. págs. 63-64 .
a nt igua v nueva, y como mom ento destructivo del ejercicio del 1I crr. Geummdtt "nit , 5, 269·275. Un m,mento de este texto fue inclul-
pcn sarmen to fiJosófico. El escepticis mo introd uce así un princi- ~r Roscnkn.nl. en su b1ocnf1a de Hqel. Cfr. K. ROIenkJ'a,nl. Hq;tls ubtn ,
pio de libertad , sin el cual Hegel no puede construir su pro pia In, 1844, p4¡s. 190 Yslp.

-2ll- - 2 1-
mento de su método . s i por otra parte se trata de una de las figu -
ya de modo incipiente en el escrito de 1802. Además. la int er- ras tGestahen} de la concie ncia en su ca m ino ha cia la consecu-
pretación de la posició n escéptica que hemos come ntado es un ción del saber abso~uto . Sobre este punto hartam ente co mplejo,
rec hazo po r parte de Hegel de la actitud de la duda como inde- tan sólo cabe mencionar; de forma muy breve. qu e según indi ca
cis ión del espíri tu. la cual podrfa corresponder al escepticis mo Hegel en ~lación del escepticis mo co n la {ilosofia, as i como en
moderno , pero no al a ntiguo. Por eso, afirma que el verdadero otros esc ritos publicados en el Kritísches Joumal der Philoso-
esce ptic ismo no duda. sino qu e niega la pret ensión cognoscitiva phie, - po r eje!'1,?lo, e n Cómo loma el sentido com Ún a la filoso-
del entend im iento. Pues el escéptico. al conside ra r sus propi as {Úl- el conoc urue ntc Filosófi co propiamente dich o impli ca el
aserciones como aparie ncias, tiene Que recluirse en su propi a abandono.de la eco nciencia natural •. En el mismo lugar de la
subjetividad y por lo tanto tiene que a ba ndo nar cualquier pre- Introducción a la Fenometlologfa qu e a ntes hem os citado. se
tensión de co nocim iento. A este respecto es mu y s ignificativo refiere a este tema afirmando que para la concie ncia natural el
que el término _nega tividad., que no es tá e n la Dire~ncia , apa- ca mi no hacia e~ ver?adero sabe~ tiene un sign ificado negati vo,
rece en esta discusión sobre el esce pticis mo como un a de las en cuan to que im plica ela pérd ida de si misma . o «de su ver-
características de la po~ic.i~n escé ptica: se ~ta de la negativi- dad»". Esta pérdi da presenta diferentes aspectos . entre los cua-
dad Intrínseca al subjetivis mo del esc épuco moderno. que les se pueden incluir. en prime r lugar, los qu e guardan relación
pu ede afirma r la certeza de sus percepciones y dudar sin embar- con la concepción escépuca de la «conciencia natural•. Así.
go de la pret ensión cognoscitiva de su pen samiento. para el escéptico la conciencia na tu ral ob tiene del mundo sen -
Es en este pun to en el que el auténtico escepticismo se dis- sible los eleme ntos fund a me ntales de sus propios co ntenidos y
tin gue por comp leto del escepticis mo qu e tom a la percepción so bre esos eleme ntos actúa escépticamente invalidando las pre-
sensible como base para la ínvestigaci én de la verdad . Enron - tensiones de objetividad del conoc imiento. Por lo tanto. la pér-
ces, la ac tit ud negat iva del escéptico ya no es la negat ividad del dida de sí m ism a alude aquí a la ruptura del víncu lo e ntre la
procedimiento plató nico. sino u n re troceso en las pretens iones conden.cia y sus objetos. sobre los cuales ya no podrá ac tuar
cognoscitivas de la filosofía. Se trata para Hegel de un a ~i­ . escé~tl camen te •• de modo que ya no será posi ble la «posici ón
ción pu ra y si mpleme nte subje tiva. que no sobrepasa el á mbito negauva » hacia la certeza sens ible e n que se instala la concie n-
del pa recer propi o y po r tanto no puede construir las bases de cia natural.
un enjuiciam iento objetivo . Desde es ta perspecti va el escepu- . En segu ndo l~ ga r. la afi.a:mación de que la conciencia expe-
cis mo no llega a expresar ningún tipo de verdad . ya qu e sus nmenta . 101 pérdida de sf misma . alude a la situación concreta
pro posi ciones siempre guardan un a relació n hacia una opinión de la pérdida de su verda d. Puede ente nderse que se trata de la
subjetiva. ce rteza de sí inmediata de la co ncie ncia acerca de sus propi os
Cons iguie ntemente. en 1802 Hegel considera como algo contenidos, esto es. de sus es tados mentales o «hechos de con-
mu y problemá tico la co nstrucción lógica de las proposi ciones cienc!a •. ya qu e es te tipo de ce rteza co nstituye un a de las carac-
escé pticas que van precedidas de la res tricción que se formula terísncas gen~ricas de la co ncie ncia natural. Asi respo nderia
como eme parece. o en otros términos aná logos . En la Fenome- Hegel presumiblem ent e a la concepción de la conciencia qu e el
" olog(a también se refiere al escepticis mo de una manera serne- escepticis!"o de su época t~nfa co mo punto de apoyo de su
ja nte: . EI esce pticismo qu e culm ina en la abstracción de la nada
° del vacío no puede, partiendo de aquí, ir más adelante- P.
cons trucc ión filosófica. Esta interpretaci ón permite además ver
la posici ó!1 ~e Hegel c:om ~ una res,?uesta no só lo a las aportas
a nuncia en la Introducción , Dicho de otro modo. la posición de I~ ?"3dlclón escéptica smo también a las qu e se derivan del
escéptica tradicional alcanza un punto en qu e se vuelve im pro- empmsmo moderno. que cons ide ra a los datos de los sentidos
ductiva ya que. despu és de haber eje rcitado 10 qu e para Hegel es com~ la única base de fundamentaci ón epistémica .
una vulneración dialéctica del principio de contradicción , el . Sin e mba rgo. con la idea de qu e la concie ncia natural expe-
escépti co es incapaz de dar el paso adelante hacia el con oci- nmenta la pérdida de sf misma en su ca mino hacia el saber.
miento de la ra zón . Hegel,.po r un,a parte, va más allá de las exige ncias de la actitud
Ahora bien , si éste fuera el resu ltado definitivo del esceptl- escépt ica antigua y. por otra parte. po ne de man ifiesto que su
cismc, cabria preguntarse por qu é Hegel lo incorpora como ele-

•• Ob. cit .• pá,. 54


. 1 G. W F IlegcL Ftmo nw wlogía ¡hl u piritu. ob. cit ., plil · 55.

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noc ión de esceprícísmo se separa por co mple to del significado b.les y el mundo del que provienen. Esta conciencia de la distin-
que se daba al mismo en su época. Pues la duda, si se entiende ción entre los c0':l~ptos y la realidad, que aparece histórica-
cerne falta de certeza, no produce una auténtica transformaci ón mente con el estoicismo, se encuentra en el origen de una cul -
de la relación entre la conciencia y su objeto . sino únicamente tura escéptica que se ha ido desarrollando gradualmente hasta
la indecisión con respecto a una s upuesta verdad determinada. la el mundo moderno. Por elle. el s ignificado del paso de l estoicis-
cua l, una vez subsanada esa falta de certeza, vue lve a ser recu- mo supone ta mbié!, que los escé pticos asumen esta separación
perada tal como se presentó e n u n primer momento'J. Por co n- y.ren uncian a explicar la rea lida d co n arreglo a sus representa-
siguiente, si bie n Hegel interpreta a l esce pticis mo desde su pro- clo n~. ~I esce pt icis mo es, por tanto, no sólo un a figura de la
pia construcción filosófica y para esc larece rla , al mismo tiempo co ncle~c la y una fiJ osoffa , si no ta mbién un tipo de experiencia
introduce en él una transformación, mediante la cual en la que se ,mtegra en el movimiento dialéctico de las disti ntas figuras.
Fenonlenologfa se desarrolla un «escepticismo que se consuma BaJO este aspecto, el escepucrsrno es caracterizado en la
a sf mismo. el cual más tarde será - esce pric ts mc consumados . Fenottreno/ogúJ co~ dos n~tas que aparecen ya, aunque sucinta-
pecíalmerue en la Enciclopedía'", "!1~nle, en el estudio antenor.la negatividad , inherente a la rela-
Esta transformación afecta tanto al escepticismo rnetodoló- tivt~ad que la co~iencia esc éptica descubre en todo lo finito, y
giro como al doctrinal . puesto que, por una parte. el modo en la . libertad. mediante la cual la conciencia se eleva hasta sr
que Hegel cuestiona las creencias y los juicios filosóficos ~tsma.como autoconciencia al desvelar para sí misma un poder
supuesta me nte privi legiados así como, por otra part e, su é nfa- dialéctico que, po.r as í d~irlo, antes ignoraba. Dicho de otro
sis e n poner de manifiesto la incapacidad de l e ntendimiento ~odo, la con~lenCla escéptica se libera de l mu ndo y descubre su
para proporcionar a l conocer un fu nda mento seguro, se distin- independencia a l desve lar el carácter lnesencta l de lo qu e se le
gue n del proced imie nto y de l punto de m ira escépticos. Por lo ~abia presentado c~mo válido, es table y real Esta co ncie ncia de
demás, a Hegel le interesa pri ncipalmente no la aplicación Ibertad recuerda SIR duda la caracterización del escepticismo
metódica de la búsqueda esc éptica por sí misma, sino los res ul- como «el lado libre de toda filosofta » y es tá en relación sobre
tados de la mi ma para la fundamentaci ón de l saber. Esto puede todo, con la ~ncepción hegeliana de que el verdadero ~pti.
significar que Hegel, aunque doctrinal mente está más cerca del co DO duda, sm o que niega lo aparíenc íal.
pirronismo, se aJeja metodológicamente de ~I, en cuanto que su Aho~ pueden plant~arse de inmediato al menos las siguien-
posición no se puede definir como la de quien _sigue buscan- tes cuesuon : 1) qu é upo de posición negativa (negal ive Hal-
do- , según la expresión de Sexto, sino como una detenninación lung) desarrolla el escepticismo en la Fenomenoloeta hegeliana:
critica de l saber de la conciencia natural , que es justamente un 2) CÓmo se ha d~ ente!'der la refutación de la tradición esc~pti~
saber apariencia!. De a hí que el escepticismo hegeliano, e n ca y 3) qu é relaci ón existe entre el escepticismo co mo forma his-
cuan to escepticismo que se co ns uma a s i mismo, co nlleve una tórica y c?mo co nfiguración de la conciencia.
refutación exhaustiva de la tradición escéptica. .. En pn mer luga r; el res ultado pu ramente negat ivo de l escep-
Por otra parte, interesa me ncionar que e n la Fenomeno íogia , ncrsm o que desemboca en la abstracción de sus objetos es
a diferencia de lo que se muestra en Relaci ón del escepticismo, transformado en un proceso de autofundamentación med iante
los problemas esc épticos 'Iue para Hege l poseen releva ncia jue- el cu~ la pura !U!da de la abstracción escéptica llega a ser cuna
gan un papel no sólo en a reflex íén filosófica como tal , sino n~clón determinada ». Hegel cambia el significado de la nega-
también en el desarrollo intelectual de la cultura humana. Asf, c~ón general de todo contenido de tenninado por el de la negatí-
es fundamental para la significación histórica del escepticismo, vídad que ~ relaciona consigo misma, y que en este movimien-
según se expone en la obra de 1807, la conexi ón entre el estoi- to de negación se muestra como resu hadc de algo anterior: esto
cismo) el escepticismo, en la medida en que e l estoicis mo trae ~, C?mo . Ia nada . d~ aquello de lo que resulta». Tal resui tado
co ns igo la conciencia de la di ferencia entre el pensamiento y la Implica la desaparici ón de aq uello de lo que proviene, y por lo
realidad, la separación por tan to del propio yo fre nte al mundo, tanto su . negac í én. De est.a manera obtenemos un a negación de
asr como la d istinción en tre las propi as representaciones sensí- la negación, o un a negación de terminada que tiene un con tent-
do. En segu!1do lugar, el desarrollo de l escepticismo que se con-
suma a sí nusmo pone e n Juego la noción de refutación, que sólo
Ob ClI
puede lleva rse a ca.bo desde dentro . Pa ra Hegel, u na verdadera
.. Cfr Adición al §71 de la EItCIdopedUl de 1130. refutací én no consiste tan só lo en una crttl ca inmanente, pues

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la refu tación ha de desarrollarse a partir del prin cipi o m ismo ~od~ con la c~ncien cia infeliz del ca pítulo so bre la Au tocon -
refutado. y así el desarrollo es a la vez la co mplementación o el ciencia. Asf esc ribe Hegel acerca de la fe del mundo de la cultu-
proceso a través del cual lo que es deficiente alcanza su como ra : . Ya se n?S h.a ma nifestado en otras determinidad es , a saber.
plct ud. En este senudc, el escepticismo hegelian o conlleva un a co mo concren cra desventurada , co mo figura de l movimiento
refutación exhaustiva y un desarrollo sistemático de l principio carente de susta ncia de la co ncie ncia misma. " Por lo ta nto la
inmediato de la posición escéptica. Esta cuestión plan tea de relación entre hist oria y sis tema se muestra aq~f como el m~o
forma explícita la relación entre escepticismo y dialéctica y sus en que I~ probl em as escé pticos han dad o lugar a formas de
co nsecuencias. así co mo la de si la refutación de los prin cipios extrañamíemo (~ntfnmuJwlg) distintas , pe ro co nverge ntes.
es sólo una refutación lóg ica o tiene alguna re lación co n una Ace rca ~el s lgní fícado de este tipo de explicaciones. se ñala-
refutación hist órica. rem~ que Junto a las argume ntaciones de carácter teórico y sis-
En tercer lugar, la relación entre el escepticismo co mo fenó- tem ático, e.n la Fenom~nolog(a Hegel ha ce refere ncia a situacio-
me no histórico y como «figu ras de la conciencia puede enfo- nes y estadios del d~1I 0 de la cult ura, referencias que dejará
carse como un caso especial de las relaciones entre hist oria y de lado en obras posteriores. En ad ela nte se interesará sobre
s istema. Según Hegel. el escepticismo antiguo incu rre e n una todo por las ca~sas intelectuales de los problemas escé pticos. lo
co ntradicción desde el momento en que, por una parte. critica que puede considerarse como una característica de la evo lución
toda posici ó n que afirma haber encontrado un punto de apoyo de su pe nsamiento.
verdadero. pero por otra parte. para atender a las neces idad es En cuanto a una consid~~ción general sobre la pos ició n de
de la vida tiene que identificarse co n alguna posición sobre las H1 el co n respecto aJ esceptlcls.mo de su tiem po en su gran obra
cosas. de modo que inevi tablemente oscila entre esta Ide ntifica- de a época de Je":"" cabe decir que l!:1 cri tica el escepticismo
ció n y el rechazo de la mis ma. Esta contradicci ó n inherente a la co mo forma de racionalidad limitada y como co ncl us ión deses-
posición escéptica -que de nuevo ha sido anal izada en la filo- pera~ del desarroUo de la Ilustracíc n'", La dis tancia entre . eJ
sofía co ntemporánea-e'? está resuelta escépticamente en ~1iJ­ cam~o de la duda» y «el camino de la desesperación» pued e
ción d~l escepticismo con 1iJ fi-losofla. En cambio. en la Fenome- medi rse a través del movim iento dialéct ico que da lugar a una
nmog(a esa co ntradicción es integrada e n una visión dialéctica m.t.~ ~gura de co nciencia , la cu a l muestra un co njunto de
de la conciencia , puesto q ue representa e l movim iento dialécti - c n nclPlos más adecuados para explicar los errores y aciertos de
co q ue da lugar al paso de la figura eescep tí c tsmo» a la «con- a 6~ra. an tenor. Una recons ideració n de los r rin ciPios del
ciencia desventurada - o infe liz. Hegel Interpreta la aparición de co nocmuento hu ma no y sus objetos por parte de esce pticis mo
este modo de co nciencia como un res ultado de la reduplicación que se c.0nsuma a sf m ~s r:n~. y no del mero esce pticismo de la
de la co ntradicció n en que desemboca el escepticis mo. en cuyos Moc;Iet:'lId~d. pued e posibilitar qu e la co ncie ncia natural supere
det a lles no vamos a det enem os . Baste indicar aquí qu e la co n- s~ limltacl~n a la esfe ra del saber apariencial, y esto guarda una
cie ncia desventurada o infeliz hace explícitos los dos lados de cie rta rel3:cl~n co n lo qu e hoy co nocemos co mo el «increme nto
es ta au toccntra dlcción. q ue en el escepticismo pe rm a nece n del co nccrrmentos .
Impl ícitos , proyectando ca da lad o de la co ntradicció n co mo una Comt? se sa be. Hegel volvió a oc uparse del escep ticis mo en
es fera separada de la realidad . sus I;eccrones sobre la Historia de la Filoso{(a. En ellas, las re fe-
Por o tra pa rte, desde el punto de vista históri co la alien ación ~nc l:-S a Sc hulze expresan fundam entalmente el mism o e njui-
de la co ncie ncia se encue ntra ejemplificada en el cris tia nismo cla m l~n to qu e Hegel expone en el ensayo de J 802.• En los últi-
vist o en relació n co n la un idad de la eucidad griega y su derrum- mos t ~e,:" pos Sc hu1u:. en Co tin ga , se ha vanagloriado de su
bamient o. Los dos lados de la co ntrad icción son en el cris tia nis- escep t ~cls mo; ha ~~ to también un Snesidemo y también ha
mo la reaJidad co ntingente del presente. por un lad o. y el más sos te nido el ~p tlcls mo e n oposició n co ntra Leibniz y Kant .
allá infiniLo por otro. Es de notar qu e el espíritu extrañ ado de sí En est e escepticismo mod erno se co nsidera que todo lo qu e hay
[sich t nt{rwldeu Geistl en formaci ón o cultura (Bildu ng) y fe en nu estra conciencia inmed ia ta, todo lo sens ible, es algo ver-
(G/al/be) del ca pítulo sobre el Espíritu se co rresponde de algún

l ' el r M F Bu rn , ~I . • Can tbe Skepti c Lh e hls skeplicism?, e n 7lle SJup- :: CfT. Ftno~"oloR(t1 dtl tsp(rilU, ob. cu., p'¡. 3 12.
Cfr. Ene. §22 , Adición .
tI. II I Tradl tll.lll M F. Burnyea t (ed.j, Ikrkd ey, 1983.

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dadero_ 20• y más adelante des taca que Sch ulze ignora como
pleto la esencia científica del escepticismo an tiguo. de a cual el
ror
suyo se distingue absolutamente.
Pero lo más importante, a nuestro juicio, de la relación de
Hegel con el escepticismo se encuentra más allá de los térmi nos
personales de cualquier polémica. En el estado actual de la
investigación sobre Hegel se reitera una y otra vez la dimensión
epistemológica de su filosofía, la cual sin embargo ha sido BmUOGRAflA
durante largo tiempo dejada de lado. Este nuevo enfoque tiene
que ver con la creciente especialización sobre el periodo de
Jena , etapa en la que Hegel concentra sus esfuerzos por resolver
problemas epistemológicos que, por una parte. se plantearon
entonces como resultado del estudio de la obra de Kant y. por
otra parte, son problemas que el propio Hegel tiene que afron-
tar en la construcción de su propia filosofía . Entre estos proble-
mas se encuentran el desafio del escepticismo. tal como Hegel
lo entiende en estos años de 1802 a 1807, desafio que al parecer
seguirá estando vigente mientras haya filósofos!' . Frente a este
desafio Hegel desarrolla los recursos metodológicos que le per-
mitan remontar las objeciones escépticas y esto es. hasta cierto
punto. lo que le sitúa en la comente principal del idealismo ale-
mán . Es cierto que los escritos de estos años. si se exceptúa la
F01omenolog(a , pueden parecer excesivamente pol émicos y en
cierto sentido fragmentarios en comparación con obra poste-
riores. pero no por ello carecen de una sólida estructura argu-
mentativa . en particular con relación a problemas del conoci-
miento, estructura que, una vez reconocida . puede ser
identificable sin grandes dificultades. Por todo ello. sigue
teniendo interés para la investigación actual del desarrollo de la
filosofía hegeliana destacar la na turaleza y la fuente esc éptica
de los problemas que el procedimiento peculiannente eescépti-
co» de Hegel pretende resolver y. en cierto modo. superar.

G. w F. !l eed . lbrlaungm il~r die Geschidlle du Plll/m ophie. Werke In


r ....-anzí W,nde, 1lJeorie.WerUusgabe. vol. 19, pás. 375. La traducción es nueet.....
11 Sobre e&ta afirmación, cfr. por ejemplo. P. F. Sllllwson, Sktpticisffl rllld
!Io',/fUrJJh'II. .sollle \.~rieliu. Londres , Melh en, 1987, pál. 92; M. Willlams (ed.).
....... ""'. Aldenhol. Dartmouth, 1993, pila. xvi.

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