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30 de enero de 2020
El virus de inmunodeficiencia humana (VIH) es una de las amenazas más mortíferas con las
que la humanidad se ha topado. La naturaleza de su transmisión, así como la propensión a
causar el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) la catapulta como una
enfermedad importante en países con tasas de natalidad moderadas a altas como lo es México
(18 nacimientos por cada 1,000 personas).
Los primeros casos de SIDA en México comenzaron a ser notificados en 1983, tan sólo dos
años después de lo que se considera como el inicio de la epidemia. Tras casi 40 años de su
descubrimiento, la concientización acerca de las consecuencias, métodos de transmisión y
peligro de la enfermedad ha aumentado considerablemente; antes, el VIH era considerada
“una enfermedad de homosexuales”.
La transmisión del VIH pone en peligro a todos los mexicanos, pero en especial a los jóvenes.
El virus se encuentra en la sangre, el líquido preseminal, el semen, los fluidos vaginales y la
leche materna; se transmite a través del contacto de estos fluidos con las mucosas o el torrente
sanguíneo de otra persona. Existen tres vías de transmisión: la sexual, la sanguínea y la
perinatal. De las tres, la sexual es la clara dominante, abarcando el 98.4 de los casos en 2019.
La falta de uso de protección durante las relaciones sexuales, así como el carácter
“clandestino” de estas entre los jóvenes debido a ser mal visto por sus padres los deja
expuestos a esta vía de transmisión.
En la población adolescente, el peligro latente está en los hombres, ya que las mujeres que
adquieren la infección lo hacen en edades más avanzadas y en una relación estable. Los
hombres son contagiados durante etapas más tempranas y en este grupo de adolescentes se
ha visto que los de mayor riesgo para infectarse son hijos de madres que los tuvieron en la
adolescencia. El abuso sexual a menores es otra de las condiciones que mantiene a la
población en un estado de riesgo de adquirir la infección.
En general, este grupo tiene comportamientos de riesgo para el desarrollo de una infección
por VIH, incluyendo la experimentación sexual y el abuso de drogas, que a menudo son el
resultado de una fuerte presión por parte de sus compañeros y amigos de la misma edad y
una menor supervisión por parte de los padres que ocurre con frecuencia cuando llegan a la
adolescencia.
Sin embargo, una positiva a destacar es que la creciente apertura a la educación sexual, ya
sea institucional o de manera informal a través de internet, así como los avances en
tratamientos antirretrovirales han tenido un efecto en la incidencia de jóvenes infectados. De
acuerdo con el Sistema de Vigilancia Epidemiológica de VIH/SIDA, entre 2015 y 2018 se
experimentó un crecimiento del 28% por ciento en los casos de SIDA notificados en jóvenes
de entre 15 y 24 años, llegando a una máxima de 955 casos, el mayor número desde que la
enfermedad apareció en el país. No obstante, en 2019 la incidencia bajó de 8.70 a 6.81, con
753 casos notificados y una disminución del 22% por ciento.
Aunque no existen iniciativas sólidas por parte del gobierno en materia de comunicaciones
para la prevención del SIDA, existen iniciativas legislativas a nivel estatal para mejorar la
observación y análisis del virus en la población y reformar la legislación sanitaria y educativa,
tal como la propuesta por el gobierno de Quintana Roo en 2016.
Aunque los medios masivos facilitan la propagación de la información, muchas veces no son
capaces de llegar al conocimiento colectivo de las personas. Una propuesta que opino podría
funcionar es hacer una campaña de concientización en la que periódicamente se trabaje en
conjunto con las escuelas para hablar con los estudiantes de secundaria y preparatoria acerca
de métodos de protección contra la ETS, así como pláticas de educación sexual en la que los
jóvenes puedan resolver todas sus dudas en un ambiente sano sin temor a ser juzgados.
El VIH es un problema complejo: además de ser un virus complicado para el que todavía no
se ha desarrollado una cura, es una condición que está altamente influenciada por las
condiciones sociales de la población que la contrae. La pobreza, inseguridad, abuso sexual y
falta de educación y tolerancia son problemas, muy reales en el país, que exponen a los
mexicanos al virus. Para librar la batalla contra esta condición, no sólo es necesario el trabajo
clínico y el desarrollo de la vacuna, sino un trabajo social que ayude a los grupos vulnerables
de México a salir de las condiciones que los ponen en riesgo.
Referencias
Gobierno de Quintana Roo. (2016). Iniciativa de Ley para la Prevención del Virus de
Inmunodeficiencia Humana y de Respuesta al Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida del
Estado de Quintana Roo. Recuperado de:
http://documentos.congresoqroo.gob.mx/transparencia/proceso_legislativo/iniciativas/I152
0161201001.pdf
National Institute on Drug Abuse. (2006) ¿Cuáles poblaciones son las más afectadas? El
VIH/SIDA. Drug Abuse. Recuperado de:
https://www.drugabuse.gov/es/publicaciones/serie-de-reportes/el-vihsida/cuales-
poblaciones-son-las-mas-afectadas