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El celular, ¿amigo o enemigo de los niños?

José Fernando Dueñas León


joduenasl@unal.edu.co
Nutrición y Dietética
Óscar Alberto Chacón Gómez
Abstract:

[Texto argumentativo] El uso constante y no responsable del celular por parte de los niños de entre
8 a 12 años de edad provoca, en ellos, un efecto negativo en su desarrollo; esta es la tesis que pretende
defender el siguiente ensayo por medio de la argumentación sobre cómo se da ese efecto en el desarrollo
cognitivo, social y biológico-fisiológico del niño; esto con base en información reportada por diferentes
investigadores y la encontrada por medio de la puesta en práctica de la observación de los patrones de uso
del celular en niños.

Palabras clave: Celular, efecto negativo, desarrollo, niños herramienta.

En la última década el uso del celular ha pasado de ser una adquisición meramente lujosa a
una herramienta que facilita la comunicación entre los seres humanos. Sin embargo, no es esa la
única función que tiene, puesto que junto a la de establecer comunicación, está la de ser un medio
de entretenimiento y una puerta a todo el conocimiento que se difunde por medio del internet. Así
como se expuso anteriormente puede que sólo sea asumido por personas con un alto grado de
criterio y responsabilidad que le dan un manejo adecuado, pero ¿qué sucede cuando un niño lo usa
irresponsable y desmesuradamente?

El presente ensayo pretende dar respuesta a este interrogante, argumentando las razones
por las que el niño no debería usar el celular de forma irresponsable, pero sí bajo una supervisión
que promueva el uso de la función de comunicación y evite los diferentes riesgos a los que el niño
se puede ver sometido por el uso de esta herramienta. Así, la tesis sobre la que se cimenta el
presente texto es: el uso constante y no responsable del celular por parte de los niños de entre 8 a
12 años de edad provoca, en ellos, un efecto negativo en su desarrollo. Para ello se expondrán, a
continuación, los argumentos que sustentan esta postura basados en información presente en la
literatura, seguidos de los resultados obtenidos por medio de la observación en lugares públicos y
por último se abordarán las conclusiones, en donde convergerán los puntos más relevantes de este
estudio.

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Se delimitó un rango de edad entre los ocho y doce años porque el niño ya cumplió su etapa
de primera infancia, en la cual se llevan a cabo los primeros aprendizajes, experiencias de contacto
con la realidad e interacciones tanto con el medio como con otras personas que constituirán la base
de su desarrollo a nivel socioemocional, psicológico y, por ende, cognitivo. Después de los 12 años,
el niño desarrollará otros procesos marcados por otros factores físicos, sociales, emocionales, entre
otros.

Al hablar de un efecto negativo en el desarrollo del niño por el uso irresponsable del celular,
se hace referencia, en este punto, a las repercusiones que tiene el uso nocivo de esta herramienta
en el desarrollo cognitivo del niño, es decir, en las “habilidades que tienen que ver, básicamente,
con los procesos ligados a la adquisición, organización, retención y uso del conocimiento” (Gutiérrez
M, 2005, p. 26), de las cuales dependerá la formación de todos los complejos procesos de desarrollo
psicológicos. Pero ¿cómo se llega a este efecto negativo?, la respuesta está en el hecho de que por
pasar tiempo manipulando el celular, el niño no lleva a cabo estos procesos de aprendizaje
marcados por la actividad imaginativa que deviene de las experiencias que el niño tiene a diario
(Vygotsky, 2012, p. 31), dentro de las cuales se encuentran la lectura, el juego, las interacciones con
la familia y con el entorno que le rodea.

Se puede pensar que, si bien el niño usa el celular, también puede desarrollar las
interacciones y experiencias mencionadas anteriormente; sin embargo, como lo afirma Bohórquez
(2018), el uso irresponsable de esta herramienta inhibe las capacidades de ingenio, imaginación y la
creatividad porque presenta imágenes antes que un texto (p. 22). En seguida, el autor menciona lo
siguiente: “de acuerdo con Sartori (1998, p. 22), esta capacidad de comprensión no es nada buena,
ya que hemos pasado del homo sapiens al homo videns, una especie de ser que primero aprende a
ver y después a leer” (2018, p. 22). En definitiva, se deja como base de los procesos de desarrollo
cognitivos a la capacidad de comprender, interpretar y codificar la información la cual se enriquece
día a día en la medida en que haya un esfuerzo por percibir el mundo y no se limite solamente a la
contemplación de la información.

Del efecto del celular a nivel cognitivo pasamos a las consecuencias en el desarrollo del niño
a nivel social, y aquí es importante mencionar el concepto de zona de desarrollo proximal (Z.D.P.)
elaborado por Lev Vygotsky, el cual se define como la diferencia en el desarrollo alcanzado por un
niño sin la dirección de un mediador y el alcanzado por otro gracias a la intervención del que sería
un adulto, la cual implicará un compartir de saberes y de cultura relacionados con un medio y un

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tiempo específicos (Venet & Correa Molina, 2015, p. 22). Este espacio (Z.D.P.) viene a ser el conector
entre el desarrollo cognitivo y el desarrollo social del niño porque involucra interacciones y
relaciones que llevan a un aprendizaje. Sin embargo, el celular llega a suplir estas interacciones con
las demás personas y con el entorno del cual hace parte el niño, lo cual disminuye el elemento clave
de este desarrollo: la comunicación, sustancial para interactuar con las otras personas al mismo
tiempo que con el entorno, puesto que la naturaleza y el medio es en donde se llevan a cabo estas
relaciones. Por el lado de las interacciones con los demás, Bohórquez (2018) afirma:

Suena contradictorio y hasta extraño, pero, así como el celular facilita la comunicación, en
ocasiones puede generar todo lo contrario cuando los niños no tienen normas tales como no
usarlo en la mesa cuando se cena en familia, o dejarlo a un lado cuando se pasa tiempo con
los padres, hermanos, familiares y amigos. (p. 55)

El efecto negativo a nivel social en las interacciones con las personas que rodean al niño
recae completamente en la forma en que él se comunica con los demás, es ahí en donde se
encuentra lo paradójico del asunto; el uso del celular de forma irresponsable inhibe la comunicación
real, es decir, la que el niño ejerce con quienes se encuentran a su alrededor. Se propone denominar
a este hecho como paradoja comunicativa del celular porque comunica e incomunica al mismo
tiempo.

Ahora bien, por el lado de las interacciones con la naturaleza y el medio en el que vive el
niño, es pertinente afirmar que el uso del celular, al igual que con las personas, también disminuye
la relación niño-naturaleza y las implicaciones están determinadas por la deficiencia de estímulos
provenientes del exterior. De acuerdo con Collado, se puede hablar de una “extinción de la
experiencia”(2017, p. 34), es decir, de la pérdida de “una experiencia directa, personal, de contacto
con los seres vivos que nos afecta de manera vital” (2017, p. 34). La misma autora se refiere a
diversos estudios que muestran que, en efecto, se está extinguiendo la experiencia con la naturaleza
lo cual tiene efectos tanto en la salud de las personas y particularmente en el desarrollo de los niños.
Por ejemplo, una de esas evidencias está dada, de acuerdo con la autora, por un estudio que
demostró que las prácticas generalmente llamadas actividades al aire libre, han disminuido en
comparación a años anteriores (2017, p. 34). Finalmente, la autora acuña dos términos que recogen
lo tratado hasta el momento, como son la “videofilia” y la “biofilia”; el primero para designar el
estadio al que están llegando los niños por el uso contante y desmedido del celular, el cual empuja

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al olvido al segundo término, que se refiere sin más a todas aquellas prácticas de interacción y
relación con la naturaleza.

El informe de la U.N.I.C.E.F., sobre el estado mundial de la infancia afirma que:

Los niños y niñas precisan también del contacto con la naturaleza. Numerosos indicios
apuntan que la cercanía con los árboles, el agua y otros aspectos del paisaje natural influye
de forma positiva en la salud física, mental, social y espiritual de niños y niñas. Se ha
constatado que el contacto con la naturaleza puede restablecer la capacidad de
concentración de los más pequeños, que es la base para mejorar la cognición y el bienestar
psicológico (U.N.I.C.E.F., 2012, p. 62)

De esta manera se afirma que el efecto negativo en el desarrollo cognitivo y social es un


ciclo en el que sus etapas derivan de interacciones e implican consecuencias diferentes, que al final
no son irreconciliables, es decir, las consecuencias de uno están mediadas por el otro y viceversa.

Un tercer efecto negativo que deriva del uso irresponsable y desmedido del celular se
evidencia en cómo se ve afectada la salud del niño por diferentes enfermedades. De acuerdo con el
estudio Using Nature and Outdoor Activity to Improve Children's Health, “un aumento en los estilos
de vida sedentarios en interiores ha contribuido a las enfermedades crónicas infantiles” (McCurdy,
Winterbottom, Mehta, & Roberts, 2010, p. 1), dentro de las cuales se encuentran la obesidad
infantil, el trastorno por déficit de atención / hiperactividad (TDAH) y la deficiencia de vitamina D.
Con esto, se deduce que el uso irresponsable del celular es un problema que involucra además del
desarrollo cognitivo y social, un tercer desarrollo que será el biológico-fisiológico que no solamente
se relaciona con los procesos de aprendizaje, percepción y comunicación, los cuales aparecen
cuando se menciona el déficit de atención, sino con las funciones fisiológicas del niño como son
nutrición y metabolismo, directamente relacionados con la diabetes, la obesidad y la deficiencia de
vitamina D. El mismo estudio recomienda fortalecer las interacciones del niño con la naturaleza y la
realización de actividades en exteriores (McCurdy et al., 2010, p. 16). De esta forma se retoma lo
afirmado anteriormente en relación con el efecto del uso del celular en el desarrollo social con
respecto a las interacciones con el medio, pero que se complementa con el hecho de que ahora está
relacionado con el estado de desequilibrio que el uso de esta herramienta genera en la salud del
niño.

Hasta este punto se presentan los diferentes efectos del uso irresponsable del celular
descritos en textos, artículos e investigaciones. Sin embargo, se quiso trascender el estudio a la

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comprobación de la información reportada por la literatura por medio de la observación. Por lo
tanto, se escogió un lugar de alta concurrencia por familias, como la plazoleta de comidas de un
centro comercial, adonde llegan las familias a compartir el momento del almuerzo o la cena como
parte de una salida familiar. La metodología utilizada fue observar cómo los niños usan el celular,
cuánto tiempo y cómo actúa la familia cuando él manipula esta herramienta. En total se observaron
cerca de cien niños, de los cuales solamente tres usaron el celular durante el tiempo que
permanecieron en el lugar. Claro, el ejercicio de observación se efectuó durante el tiempo que una
familia emplea en consumir los alimentos, que además varían con respecto a los ingeridos
normalmente en sus hogares, lo cual demanda mayor atención por parte del niño y su familia a la
comida. Sin embargo, en los tres casos reportados se identificaron los siguientes puntos a resaltar:

El primero y segundo niño, de una edad entre nueve a once años de edad aproximadamente,
usaron el celular, que al parecer pertenecía a uno de sus familiares, como una herramienta para
jugar. Sin embargo, durante el tiempo que lo hicieron (cerca de veinte minutos) permanecieron
totalmente aislados en este objeto. Así se pone en evidencia lo planteado anteriormente en cuanto
al desarrollo a nivel social y cognitivo; no se promueven las interacciones con los demás, lo cual
afecta al desarrollo cognitivo.

Por último, el tercer niño, de 3 a 5 años de edad aproximadamente, contemplaba el celular


que sus padres ubicaron frente a él mientras consumía sus alimentos. Por una parte, no se evidencia
algún estímulo en el desarrollo a nivel social, y por otra, a nivel biológico se distorsionan las
interacciones, no con la naturaleza directamente, pero sí con una parte de ella como son los
alimentos. La alimentación debe ser un proceso consciente, pero en este caso, se convierte
progresivamente, en una función mecánica del niño.

De estos tres casos se menciona que, si bien no son relevantes, puesto que se trata de una
muestra sumamente pequeña, confirman el hecho de que los niños sí usan el celular, además de la
falta de atención que el niño le presta a la realidad de la cual hace parte. Nuevamente, no se
evidenció una mayoría de casos, pero basándose en los diversos estudios que se han adelantado
con relación a este tema y los tres ejemplos mencionados, es posible deducir que, si se aplicara otro
método para evaluar los patrones de uso del celular en niños, uno que implique una mayor
convivencia e interacción a mediano plazo con comunidades específicas, se determinarían
conclusiones sumamente relevantes al enriquecimiento de este tema de estudio.

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Finalmente, por un lado, sí se evidencia un efecto negativo en el desarrollo de los niños por
el uso irresponsable y constante del celular que se puede disminuir por medio del fortalecimiento
de los procesos de aprendizaje, interacción social y puesta en práctica de actividades que involucren
la relación con el medio y la naturaleza.

Por otra parte, este ensayo pretende exhortar y servir de insumo a la comunidad académica
para la profundización de este estudio por medio de la evaluación de patrones del uso del celular y,
en general, del uso de la tecnología en la población colombiana. Sin duda, surgirían hallazgos
importantes que posibilitarían la puesta en práctica de estrategias que garanticen y tiendan a
mejorar el bienestar de las personas.

Referencias

Collado, S., Corraliza, J. A., & Gutiérrez M., A. (2017). Conciencia ecológica y bienestar en
la infancia : efectos de la relación con la naturaleza / Silvia Collado, José Antonio
Corraliza ; coordinación editorial Adriana Gutiérrez M. En Educación.

Díaz Bohórquez, J. C. (2018). Los desafíos de la familia en la era digital (1a ed., Vol. 2).
Chía: Universidad de la Sabana.

Gutiérrez M, F. (2005). Teorías del desarrollo cognitivo (McGraw-Hill/Interamericana de


España. S.A.U., ed.). Recuperado de
https://josedominguezblog.files.wordpress.com/2015/06/teorias-del-desarrollo-
cognitivo.pdf

McCurdy, L. E., Winterbottom, K. E., Mehta, S. S., & Roberts, J. R. (2010). Using Nature and
Outdoor Activity to Improve Children’s Health. Current Problems in Pediatric and
Adolescent Health Care, 40(5), 102–117.
https://doi.org/10.1016/J.CPPEDS.2010.02.003

U.N.I.C.E.F. (2012). Estado mundial de la infancia 2012: Niños y niñas en un mundo


urbano. Recuperado de https://www.unicef.org/spanish/sowc2012/pdfs/SOWC-
2012-Main-Report-LoRes-PDF_SP_01052012.pdf

Venet, M., & Correa Molina, E. (2015). El concepto de zona de desarrollo próximo: un

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instrumento psicológico para mejorar su propia práctica pedagógica. Pensando
Psicología, 10(17), 7–15. https://doi.org/10.16925/pe.v10i17.775

Vygotsky, L. S. (2012). La imaginación y el arte en la infancia : ensayo psicológico. En


Básica de bolsillo Akal 87.

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