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La Apgustia


,
)

EL SEMINARIO
EL SEMINARIO DEJACQUESLACAN
E JACQUES LACAN
EDITOR ASOCIADO
·J
JUAN GRANICA
EL SEMINARIO
TRADUCCIÓN DE
ENRIC BERENGUER DEJACQUESLACAN
ÚNICA EDICIÓN
AUTORIZADA
LIBRO 10

LA ANGUSTIA
1962-1963

\~t~ \\\1\ \\\\\ \\\\ \\\\\ \\\\\ \\\\\ \\\\\ \\\\ \\\\
'00032829'
K.02 L129s
• ·111can: Jacqu•s 1901-198'
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TEXTO ESTABLECIDO POR
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JACQUES-ALAIN MILLER
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EDITORIAL PAIDÓS
BUENOS AIRES - BARCELONA
Diseño de la Colección
Carlos Rolando • The Design Workshop MÉXICO
Título del original
LA Séminaire de JacqU#JJ Lacan, Livre X
L 'A111Joi.s..~ ÍNDICE

e ÉdiLions du Seuil. París, 2004


Traducción de Enrie Beren¡,"Ucr

CotTeCCión de Gabricla Ubaldini

Motivo de cubierta M. C. Esther. Moebius Strip JI


INTRODUCCIÓN A LA ESTRUCTURA DE LA ANGUSTIA

150.195 Lacan. Jacques


l..AC El seminano lle Jacques Lacan ! libro 10 : la l. La angustia en la red de los significantes 11
angustia.· 1 • ed. 3' retmp.· Buenos Aires : Pa1d6s, 11. La angustia. signo del deseo
2007. 2S
368 p. ; 22><16 cm.· (El seminatio de JBCQues 111. Del cosmos aJ Unheimlichlceit 39
Lacan) IV. Más allá de la angustia de castración
Trallucci6n de: Enrie Berenguer 33
V. Lo que engaña
ISBN 978-950-12-3978-2
VI. Lo que no engaña 81
.FACU\.Tl9 IE P' m:OLG6lJ.
-- 1. Psicoanlllisis l. Enrie Berenguet, trad. 11. Titulo

lnvoantario
•,. '3 28 29 - i• edición caste/lalllJ, 2006
REVISIÓN DEL ESTATUTO DEL OBJETO

3• reimpruión. 2007
VII. No sin tenerlo 97
._,.,..._todas&.. dwt"echw. Qulftdan nsuroe•lllttt\te prohibida, ain la autonzeclÓn uc:r1ta Vill. La causa del deseo 113
lu uaeioon Mtabloada• en lu ley.,., la ,.,proc1..- parcial o lotlll
do loo \isalarft dol t'Q/11ri6"', bajo
di - obra pw cualquior- o jd +r iHlto, incluidoe la ttpt°'1 afia y cl lnlAmiODIO lnfonnabco. 127

O 2006 de todas tu ediciones en castellano,


XI. Puntuaciones soble el deseo
Editorial Paidós SAICF
Defensa 599, Buenos Aires LA ANGUSTIA
e-mail: diíusion@areapaidos.com.ar ENTRE GOCE Y DESEO
www.paidosargentina.com.ar

111·
Queda hecho el depósito que ¡>1'1lV1ene la Ley 11.723 )85
lm¡»'\'90 en la Argentina • Printed in AtgenLina 199
21s
lmprellO llll Grafka MPS,
Sena..,. del EllLero 338, Lanús, en tN.!Jltiembre de 2007
Tirada; 3000 iUemplares
LAs CINCO FORMAS DEL OBJETO a

ISBN: 978-950-12-397&.2 XVI. Los párpados de Buda 231


7
XVII. La boca y el ojo 249
XVlll. La voz de Yahvé 263
XIX. El falo evanescente 277
XX. Lo que entra por la oreja 289
XXI. El grifo de Piaget 301
XXI. De lo anal al ideal 317
xxm. De un círculo imposible de reducir al punto 335
XXIV. Del a a los nombres del padre 351

Nota 367

INTRODUCCIÓN A LA ESTRUCTURA
DE LA ANGUSTIA

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LA ANGUSTIA
EN LA RED DE LOS SIGNIFICANTES

El desro del Otro


Hacia una orografía de fa angustia
Suiedad, prtocupaci6n, espera
Inhibición, impedimento, t:mbaraw
lnhibidón, mwción. t11rbadón

Voy a hablarles este año de la angustia.


Alguien que no está en absoluto alejado de mí en nuestro círculo me
dejó .l>C'.rcibir sin embargo el otro día alguna sorpresa por el hecho de que
yo ehg1era este tema. que no le parecía que diera para tanto. Debo decir que
no me costará probarle Jo contrario. En la masa de lo que se nos plantea
sobre este tema a modo de preguntas, me será preciso elegir, y con severi-
dad. Por eso trataré desde hoy de poner a ustedes manos a Ja obra.
Pero ya esta sorpresa me pareció conservar la huella de no sé qué inge·
nuidad nunca extinguida. consistente en creer que cada año escojo así como
así un tema que a mí me parecería interesante para seguir el juego de algún
camelo. No. La angustia es muy precisamente el punto de encuentro don-
de les espera todo lo relacionado con mi discurso anterior. Verán ustedes
cómo ahora podrán articularse entre sí cierto número de términos que an-
tes habrían podido no parecerles suficientemente conjugados. Verán uste-
des, así lo creo, cómo. aJ anudarse más estrechamente en el terreno de la
angustia, cada uno de ellos ocupará mejor su lugar.
Diré, aún mejor, porque pudo hacérseme manifiesto en lo que se dijo en
ocasión de la reciente reunión llamada pro\'ÍnciaJ de nuestra Sociedad, que
algo había ocupado efecti\'amente su lugar en la mente de ustedes en lo
referente a aquella estructura tan esencial llamada el fantasma. Verán uste-
des que la estructura de la angustia no está lejos de ella, por la razón de que
es ciertamente la misma.

..
:~ /J
/,\TRODUCCIÓN A LA ESTRUCTURA DE LA ANGU~TIA
LA ANGUSTIA EN LA
l RED DE WS SIGNIFICANTES
Además. su forma. quizá<; nunca la ha .
Lt-s puse en esta pizarra algunos pequeños significantes-puntos de re- angustia. Quizás no sea por yan visto como la de una pera de
Por otra pane mi azar que debamos evocarla aquí
ferencia. como ayuda-memoria. No es grande. una pizarra, y quizás no es- · entras que ta pequeña rfi . ·
tén todos los que yo hubiera querido, pero también conviene no abusar de el año pasado un papel tan · supe 1c1e topológica a la que di
imponante. la del e
los esquematismos. algunos de ustedes ciertas forma<; d r ross-cap. pudo sugerirles a
así como de las capas del cónex ~dr~p iegue de los haces embriológiC-Os.
Fonnan dos grupos. A la izquierda. éste. que completaré.
,

b1·¡ateral y anudada de intcrcom . .na ie.
·
mencionado a este respecto el pi
b 1 .
.
a pesar de la d"
.
umcac1oncs onentadas
1
. .6
1spos1c1 n a la vez
· d 1
propia e grafo. ha
exo so ar. No pretendo po
rae es aqu1 sus secretos. aun cuando esta cu . ~ r supuesto. lt-
.
quizás tan externa como se cree y m í nosa pequena analogía no sea
. · cree a ser recordada al co · de
un d 1scurso sobre la angustia. mienzo
Como lo l'Onfirma hasta cieno punto la reflexión con 1 .
ducido mi discurso, la de uno de mis alleoado a ~ue he intro-
• r: s en nuestra sociedad la an
gu¡· st1a yno ~arece ser aquello que los asfixia. quiero decir como psi~oana~
1stas. sm embargo decir q d berí
. · ue e a no sería excesivo. Está, en efec-
to, en l.a lógica de las cosas, es decir. de la relación que tienen ustedes con
su paciente. Sentir la anguMia que el sujeto puede wponar los pone en
todo momento a prueba. Hay que suponer pues que. aJ menos para aque-
A la derecha, este grafo. a propósito del cual me excuso por impor- llos ~e entre ustedes que están formados en la técnica. la cosa ha acaba-
tunarlos desde hace tanto tiempo. pero que con todo es necesario. ya que do siendo re.guiada por usted~s mismos. de una forma que no se percibe.
su valor como referencia les parecerá. así lo creo, cada vez más eficaz. hay que decrrlo. Pero el analista que entr.1 en su práctica. no está exclui-
do de sentir, gracias a Dios. aunque presente muy buenas disposiciones
paca ser un psicoanalista, en sus primeras relaciones con el enfermo en el
diván alguna angustia.
Quedaría por tratar en este sentido el problema de la comunicación
d~ la angustia. Esta angustia que ustedes saben, al parecer. regular tan
Gt e bien en ustedes, ¿es la misma que la del paciente? ¿Por qué no? Dejo
ef (,to-) > - - l l - - " " " ' ( abierta la pregunta de momento. quizás no por mucho tiempo. Vale la
' pena plantearla de entrada, aunque será preciso recurrir a nuestras arti-
culaciones esenciales para darle una respuesta válida, y por lo tanto es-
perar hasta haber seguido p{)r un tiempo los primeros rodeos que voy a
proponerles. ·
Éstos no están completamente fuera de toda previsión para quiefle/> son
mis oyentes. En efecto. si ustedes lo recuerdan. en cx:asión de oua serie de
Jornadas llamadas provinciales, que estuvieron lejos de habenne dado tan-
ta satisfacción. creí necesario. a modo de paréntesis en mi discurso del año
pasado, proyC1:tar por adelantado una fórmula indicándole$ la relacíón
esencial de la angustia con d deseo del Otro.
l(J\)

13
12
/flt7RODUCCIC)N .·\ lA ESTRUCTURA DE LA ANGUSTIA

P..u-a qwenes no estaban allí, recordaré la fábula. el apólogo, la imagen di- LA ANGUSTIA EN LA RED DE WS SIGNIFICANTES
\ eni<la que erigí ante ustedes por un instante. Revistiendo yo mismo ante uste- En el juego de la dialéctica que anuda .
des la máscara animal 1..-on que se cubre el brujo de la gruta llamada de los Tres pases donde veremos introduci . f ~ estrechamente estas dos eta-
1
en sí misma su resorte es lo rse a unc~ón de la angustia. No es que sea
HemlalK'lS, me in1aginé frente a otro animal, éste de verdad, que supuse gigan- ' • que nos penmt ·
te en aquella ocasión. una mantis religiosa. Como yo mismo no sabía qué más- momentos de su aparición A , e onentarnos en función de los
. s1 pues, 1a cuestión que he planteado
cara Ue'aba. pueden imaginarse fácilmente que tenía alguna r.izón pard no es- d e su relación de analistas con Ja angustia, d . , acerca
tar tranquilo ante la posibilidad de que. debido a algún azar, aquella máscara ¿a quién ponen ustedes a salvo? Al otro sin ~J~ en suspenso -~sta otra -
mismos Est d ' u a, pero tamb1en a ustedes
fuese impropia. induciendo en mi partenaire algún error sobre mi identidad. . os os poner a safro, no porque se recubran debe . d .
La cosa quedaba acentuada por lo siguiente, que añadí, yo no veía mi propia queden confundidos. Ésta es incluso una de las metas m~s eJarque
drán al final del discurso de este año. que se es propon-
imagen en el espejo enigmático del globo ocular del insecto.
Esta metáfora conserva hoy todo su valor. Justifica que haya puesto en , De momen~o, me confonno con introducir una indicación de método
sobr~ las ens~nanzas que _deberemos extraer de nuestra in\'estigación so-
el centro de los significantes en esta pizarra la pregunta que hace tiempo
bre la anguslla. Ver en que puntos privilegiados emerge nos permitir.i mo-
introduje como la bisagra entre los dos pisos del grafo, en la medida en que delar una verdadera orografía de la angustia, lo cual nos conducirá direc-
éstos estructuran aquella relación del sujeto con el significante que, según ta~ent_e a un punto destacado que no es sino el de las relaciones término
creo, debe ser la clave de lo que introduce sobre la subjetividad la doctrina a termmo, ~ue constituye la tentativa estructural. más que condensada.
freudiana. Che \•uoi?, ¿Qué quieres? Fuercen un poco más el mecanismo, que ~e quendo que sea para ustedes. mediante este grafo. la guía de nues-
hagan entrar más la llave y tienen ustedes ¿Qué me quiere?, con la ambi- tro dJ!>CUrSO.
güedad que el francés permite respecto al me, entre el complemento indi- Si ustedes saben. pues. arreglárselas con la angustJa, tratar de ver cómo
recto o directo. No es sólo ¿Qué pide, él, a mí?, sino tainbién una interro- Y_ª nos permitirá avanzar. Y, por otra parte, yo mismo no puedo presentarla
gación suspendida que concierne directamente al yo, no ¿Cómo me quie- sm ordenarla de algún modo. Qui1.ás esto sea un escollo. No debo arreglar-
re?. sino ¿Qué quiere en lo concerniente a este lugar del yo? la demasiado deprisa. Esto tampoco significa, en modo alguno, que me-
La pregunta se mantiene en suspenso entre los dos pisos, y precisamente diante algún juego psicodramático mi objetivo deba ser arrojarlos a Ja an-
entre las dos vías de retomo que designan en cada uno el efecto característico. gustia - con el juego de palabras que ya hice sobre el je del jeter. 1
La distancia entre ella.;;, que es tan esencial construir, y que estar.i en el princi- Todos saben que la proyección del yo (je) en una introducción a la an-
gustia es desde hace algún tiempo la ambición de una filosofía llamada
pio de todo aquello en lo que vamos a adentramos, hace al misn10 tiempo
existcnciaJista. No faltan las referencias. desde Kierkegaard hasta Gabriel
homólogas y distintas la relación con el deseo y la identificación narcisista
Marcel. Chestov Berdiaev y algunos otros. No todos ocupan el mismo lu-
gar ni son igualmente utilizables. Pero si quiero decir al comienzo de este
discurso que esta filosofía - en la medida en que. empezando por su pa-
trón, nombrado en primer lugar. hasta aquellos cuyos nombres he expues-
to después, acusa indiscutiblemente cierta degradación-. me parece ver-
la marcada por alguna prisa y por cieno desasosiego, diría yo, respecto a
la referencia a la que se encomienda en la misma época el movimiento del
pensamiento, o sea la referencia a la hi:;toria. fu debido a un desasosiego.
en el sentido etimológico del término. respecto a dicha referencia, como
nace y se precipita la reflexión existencialista.

l. Jetu= amJJ&f.je"" yo. (N. del T.(

15

14
INTRODUCC/Ó,V A L4 ESTRUCTURA DE U ANGUSTIA

El caballo del pensamiento. diría yo tomando prestado a Juanito el ob- LA ANGUSTIA EN /.A RED DE LOS SIGNIFICANTES
jeto de su fobia. que por un tien1po se imagina ser el que arrastra el carro do a mi expectativa, tal como después de todo o
de la historia. de pronto se encabrita. se vuelve loco. se cae y se entrega al tiempo aquí a la de ust d . E, · . . Y acabo de responder a
· e es. i, s este mov1m1ento · ·
gr.m Krawa/lmachen en el que Juanito encuentra una de las imágenes de suscitar Ja angustia? N h . en s1 mismo como para
· o e interrogado a aquel de ·
su querido temor. Es lo que yo llamo un 1novimiento de prisa, en el mal no lo creo. En cuanto a mí a f . quien se trata, pero
t. . ' e m1a. puedo responder que esa expecta-
sentido del ténnino. el del desasosiego. Y por esta razón. ciertamente. está 1va - muy capaz sm em?argo de hacer que recaiga sobre mi cierto so
lejos de ser lo que más nos interesa en el linaje de pensamiento que he- . _no. es, creo p~er decirlo por experiencia. una dimensión ue !';sí
mos señalado hace un instante - como todo el mundo, por otra parte - misma h_a~a surgir la angustia. Incluso diría lo contrario. q
con el ténnino existencialismo. Esta. ultima referencia, tan próxima que puede parecerles problemática,
Por otra parte, puede advertirse que el último en llegar - y quizás no he quendo ~acerla para indicarles de qué modo pienso comprometerlos en
sea de los menos grandes - , el Sr. Sartre. se dedica expresainente a poner lo ~~e e~ m1 pregunta deMie el. comienzo - ¿a qué distancia poner Ja an-
gustia para hablarles de ella. sm meterla enseguida en el ann · · de
de nuevo a este caballo no sólo sobre sus patas, sino en las parihuelas de la · 1 ano, sm -
historia. Precisamente en función de esto el Sr. Sartre se ocupó mucho de Jar a tam"°':o en un. estado vago? Pues bien. a fe mia. a la distancia que es
la b~ena. q~~ero dectr. la que no nos pone demasiado cerca de nadie. a la dis-
la función de la seriedad. se hizo muchas preguntas sobre ella.
tancia familiar que les evocaba precisamente al tomar estas última'i reteren-
Hay también alguien a quien no he introducido en la serie y de quien cias. ~a de ruj interlocutor que me trae in extremis su escrito, y la relativa a
diría. ya que me limito a abordar el fondo de un cuadro tocándolo de entra- mí rrusmo, que debo arriesgarme aquí a mi discuP.iO wbre la angustia.
da. que en referencia a él los filósofos que nos observan. en el punto al que Vamos a tratar de tomar esa angustia bajo el brazo. No por ello va a ser
estamos llegando. pueden decirse - ¿están los analistas a la altura de lo la cosa más indiscreta. Ello nos pondrá \erdaderamente a la distancia opa-
que nosotros hacemos con la angustia? Está Heidegger. Con mi calambur ca. créanme. que nos separa de quienes nos son más cercanos.
sobre la palabrajeter, de quien n1ás cerca me encontraba era de él y de su Entonces, entre esta preocupación, esta seriedad y esta espera, ¿creerán
desamparo original. ustedes que es así como he querido circunscribirla. atraparla? Pues bien.
El ser para la muerte. para llamarlo por su nombre, que es la vía de ac- desengáñense. No hay que buscarla ahí en medio. Si he trazado en medio
ceso por la que Heidegger, en su discurso avezado, nos conduce a su inte- de estos tres términos un pequeño círculo con sus flechas separctda..~. es para
rrogación enigmática sobre el ser del ente, no pasa verdaderamente por la decirles que si ahí es donde la buscan pronto verán que el pájaro alzó el
angustia. La referencia vivida de la interrogación heideggeriana, él la nom- vuelo, si es que alguna vez allí estuvo.
bró, ella es fundamental, es de todos, es del on, de la omnitud de la
cotidianeidad humana. es la preocupación. Por supuesto, a este título. no
podría. como la preocupación misma. semos ajena.
2
Ya que he llamado aquí a dos testigos. Sartre y Heidegger. no me privare
de llamar a un tercero. pues no lo creo indigno de representar a quienes aquí
!>e encuenuan. para observar también lo que él va a decir, y soy yo mismo.
Inhibición. slntoma y angustia. tal es el título, el eslogan. con el que a
Me autorizan a ello los testimonios que he obtenido, incluso en las un analista le viene a la memoria y con el que queda marcado lo último que
horar; más recientes. de lo que llamaré la espera. Pero no sólo está la de Freud articuló sobre el tema de la angustia.
ustedc!óo, de la que hablo en este caso. También ocurre que ayer por la No voy a entrar en este texto. porque hoy estoy deddido, como Jo ven
noche me llegó un trabajo que le había dicho a uno de ustedes que espe- ustedes desde el comienzo, a trahajar sin red. y no hay tema en el que la
raba tener antes de empezar aquí mi discurso. Le había pedido tener ese red del discur.;o freudiano esté más cerca de damos una falsa seguridad.
texto, incluso que me orientara a propósito de una pregunta que él mis- Cuando entremos en este texto. verán pn.>cisamente lo que hay que \'er a
mo me había planteado. Aunque todavía no he podido tener conoci- propc.Ssito de la angustia. a saber, que no hay red. Tratándose de la angus-
miento de él, el hecho de que me lo hayan traído a tiempo ha respondí-
Ji
16
INTRl>DUCCIÓN A L.\ ESTRUCTURA. DE LA ANGUSTIA
LA ANGUSTIA EN U. RED DE LOS SIGNIFICANTES
tia. cada eslal.x)n. por así decir. no tiene otro sentido que el de dejar el va-
~Í\.l donde está la angustia. luego una noción extremadamente preciosa Im 1· •
En el discurso de Inhibición, si11to11u1 y angustia, se habla. gracias a
., . . · P ica, en e1ecto. la rela-
c1on de una d1mens16n con algo que viene a 1·nt rf · 1
.. . . e enr a y que. en aque-
Di1..1S. de todo menos de la angustia. ¿Significa esto que no se pueda hablar llo que nos mteresa, 1mp1de, no la función térm1·00 d • ·
.. . . _. · e re1erenc1a. no el
~ella? Tr.ibajar sin red evoca al funámbulo. Me limito a tomar a 1nodo de mo\ilm1ento. que se ha vuelto d1f1cI1 sino ciertament 1 · H •
. • e a Sujeto. e aqu1
cuenla el título, Inhibición. síntoma. angustia. Salta al entendimiento, si me algo que nos aproxima a lo que buscamos a saber 1 b ·
. · . · • o que ocurre a10 el
pemtiten la expresión. que estos tres términos no están en el mismo nivel. nombre de angustia. Pongo. pues impedimento en la ·.
,
que smtonw. · misma co 1umna
Resultan heteróclitos. por eso los he escrito en tres líneas escalonadas. Para
que la cosa funcione. para poder entenderlos con10 una serie, en verdad es Les indico enseguida que la trampa en cuestión es la captura narcisis-
preciso verlos con10 los he puesto aquí, en diagonal. lo cual implica relle- ta. Luego nos veremos llevados a articularlo mucho más. pero aquí ya
00
nar los blancos. se ~ncuentr~n ~sted~s e~ los elementos básicos. si acaso recuerdan lo que
No voy a demorarme en demostrarles lo que salta a la vista. la dife- arltculé en u.lt~mo termmo sobre el límite muy preciso que introduce Ja
capt~ra narc1s1sta en cuanto a lo que puede investirse en el objeto. en Ja
rencia entre la estructura de estos tres términos, ninguno de los cuales
medida en que el falo, por su parte. permanece investido autoeró-
tiene en absoluto, si queremos situarlos. los mismos términos como contex-
ti~amente. La fractura que de ello resulta en la imagen especular será pro-
to o entorno.
piamente lo que da su soporte y su material a esta articulación significante
Así, la inhibición está en la dimensión del movimiento. en el sentido que, en el otro plano, simbólico. se llama castración. El impedimento que
más amplio del término. No entraré en el texto, pero ustedes recuerdan de sobreviene está vinculado a este círculo por el cual, con el mismo movi-
todos modos Jo suficiente como para ver que Freud. a propósito de la inhi- miento con el que el sujeto avanza hacia el goce, es decir, hacia lo que
bición. no puede hablar de otra cosa más que de la locomoción. El n1ovi- está más lejos de él. se encuentra con esa fractura íntima. tan cercana. al
miento existe. al menos metafórican1ente. en toda función. aunque no sea haberse dejado atrapar por el camino en su propia imagen. la imagen es-
locomotriz. pecular. Es ésta la trampa.
En la inhibición. de lo que se tr.i.ta es de la detención del movimiento. Aquí todavía nos encontramos en el plano del síntoma. Tratemos de ir
¿Significa esto que la palabra inhibición deba sugerimos tan solo detención? más lejos. Si llevamos más lejos la interrogación por el sentido de la pala-
Les resultaría fácil objetanne el frenado. ¿Por qué no? Se lo concedo. bra inhibición. ¿qué ténnino podemos introducir en la ten:era columna?
Construiremos pues una matriz que nos permita distinguir las dimensio- Tras la inhibición y el impedimento. el tercer término que les propongo,
nes en juego en una noción que nos es tan familiar. No veo por qué no po- siempre en el sentido de devolverlos al suelo de lo vivido, a la !>ericdad irri·
dríamos poner en el eje horizontal la noción de dificultad. y en el otro eje soria de la cuestión. es el bello término de embara¿o.
de coordenadas. la de movimiento. Esto nos pennitirá ver más claro, por- Nos será tanto más precioso, cuanto que hoy la etimología me está col-
mando, queda daro que el viento sopla a mi favor. El embarazo es exacta-
que también nos pennitirá volver a bajar al suelo, el suelo de lo que no está
mente el sujeto S revestido con la barra. $. porque imbaricare alude de la
velado por la palabra experta. la noción. incluso el concepto con el que uno
forma más directa a la barr.i. btJra. en cuanto tal. Ésta es ciertamente la
r.c las arregla.
imagen de la vivencia más directa del embarazo. Cuando uno ya no. sabe
¿Por qué no recurrir a la palabra impedir? De esto se trata. ciertamente.
qué hacer con uno mismo, busca detrás de qué esconderse. Se lnlta. cierta-
Nuei.tros sujetos están inhibidos cuando nos hablan de sus inhibiciones, Y mente. de la experiencia de la barra. Si no estoy maJ infonnado: en mue~
nosouu~ mismo&. cuando hablamos de ellas en congresos cienúficos, pero
dialectos esta barra toma más de una foona. Pero no es necesano recumr a
cada día. ciertamente. están impedidos. Estar impedido es un síntoma. Es- los dialectos. ¿No hay algún español aquf? Da igual. porq~ me afirman ~ue
tar inhibid<) C!t un i.íntoma metido en el museo. en español la embarazada designa a la mujer encinta.. lo cual es otra tor-
Ver la etimología no implica ninguna superstición. 1ne sirvo de ella ma. bien significativa. de la barra puesta en su lugar.
cuando me sirve. Jmpedicure quiere decir caer en la trampa. y es desde
19
18
J.VTR<JDl'CCUJf\' •..\ LA t.::il KUtl UKA LJJ:.. LA ANGUSTIA
LA ANGUSTIA EN LA RED DE LOS SIGNIFICANTES
He .:iqu1. pues. lo que se refiere a la dimensión de la dificultad. La prim _
ra fila tkmzontal. que en1pieza por la inhibición y sigue con el impcdimente Estos señores me dicen, pues: que
. <>. . . el· sent 1.m1'ento l.mgu1st1co,
·· · · ,
segun
~--ulmina en esa ionna ligera de la angusua que se llmna en1barazo. ellos se expresan. equipara este termino con la palabra ·u sta, que es ¡a pa-
1
En la otra dimensión. la del movimiento, ¿cuáles son los ténninos que l abra conmover. Pero desengáñese de eso nada Eti·molo'gi·
. · . camen te, como
,eremos dibujarse verticaln1ente tras el término inhibición? por.~tra ~art~ para. quienquiera que sepa servirse de las palabras. la tur-
En primer lugar. la emoción. bac1on [emotl no llene nada que ver con la emoción [émotion]. En cual-
t\te perdonarán ustedes que siga fiándome de una etimología que hasta quier cas~, s.epan que el tér'.11in~ e.~mayer ya atesta el siglo XIII _que,
ahora me ha sido tm1 propicia. La emoción se refiere etimológicamente al con antenondad a él, esm<11s e incluso esmoi-esmais, si quieren ustedeli
movimiento. sólo que aquí le daremos el primer en1pujoncito introducien- saberlo, no se impusieron, para expresarme como los autores, hasta el
XVI-, que esmayer tiene el sentido de perturbar, atemorizar. y también
do el sentido goldsteiniano del arrojar fuera. ex, fuera de la línea del m<>vi-
penurbarse - que esmayer aún se usa a Yeces en ciertos dialectos y nos
miento - es el movimiento que se desagrega. es la reacción que se llama
conduce hasta el latín popular exmagare, que significa hacer perder el
catastrófica. Era útil que les indicara dónde poner esto, pues, al fin y al
poder, la fuerza - que este latín popular está ligado al injerto de una raíz
cabo. algunos nos han dicho que la angustia era esto, la reacción catastró- germánica occidental que. reconstituida, da magan. Por otra parte no hay
fica. No deja de tener relación, por supuesto. pero ¿qué no iba a estar rela- necesidad de reconstituirla, porque existe bajo esta misma forma en alto
cionado con la angustia? Se trata precisamente de saber dónde está verda- alemán y en gótico. Por poco gennanófonos que sean ustedes. pueden
deramente la angustia. El hecho de que hayan podido, por ejemplo, y sin relacionarlo con el miigen alemán. En inglés, está el to may. En italiano,
escrúpulos. recurrir a la misma referencia a la reacción catastrófica para ¿existe smagare?
designar la crisis histérica, o también, en otros casos, la cólera. demuestra No de esa forma. Esto significaóa. de creer a Bloch y Von Wartburg.
que en cualquier caso no puede ser suficiente para distinguir la angustia, ni desaninwrse. Subsiste, pues. una duda. Corno aquí no hay ningún portu-
para señalar dónde está. gués, no tendría inconYeniente en admitir lo que, no yo, sino Bloch y von
Demos el paso siguiente. Nos mantenemos todavía a una distancia Wartburg. plantean al proponer esmagar, que querría decir aplastar. Lo
respetuosa de la angustia. porque nos encontrarnos aquí. a una distan- tomo hasta nueva orden como algo que luego tendrá un gran inlerés. Les
cia de dos casillas. En la dimensión del movimiento, ¿hay algo que ahorro el provenzal.
Sea como sea, con toda seguridad. la traducción que ha sido admitida
responda más precisamente al nivel de la angustia? Voy a llamarlo con
de Triebregung por émoi pulsiomiel es del todo impropia. Y preci~nte
un nombre que reservo desde hace tiempo para el interés de ustedes.
por la distancia que hay entre la emoción y la turbación. La turbación es
como una exquisitez. Quizás haya hecho alguna alusión fugitiva, pero trastorno. caída de potencia. la Regung es estimulación, llamad~ al des~r­
sólo los oídos particularmente prensile.s han podido retenerlo. Es la den, incluso al motín. f\.1e protegeré así con esta investigación e11mológ1ca
palabra turbación.~ para decirles que. hasta una época determinada. la misma ~nás ~ mcnof> q~e
Aquí la etimología me favorece de una manera fabulosa. Me colma. Por en Bloch v von Wartburg se llama el triunfo de la turhac1ón. emeute tu .º
eso no dudaré en abusar de ella todavía más, una vez que les haya dicho precisam~nte el sentido de emoción. y sólo adquirió el sentido de mo\1 -
primero todo lo que me apona. Les indico expresamente que se remitan ª miento popular a panir del siglo XVII. .
los artículos de los Srs. Bloch y von Wartburg. y me disculpo si ello resulta Todo esto debería hacerles percibir claramente que. los maric~s
redundante respecto de lo que ahora les diré, tanto más cuanto que lo que lingüísticos, incluso las versiones aqui mencionadas, nos sif\·en de.~a
voy a decirles es su cita textual. Tomo lo que me conviene de allí donde lo para defimr . el tercer 1ugar, en e 1·sentido de lo que s1gm-
. con la turbación .
encuentro. le moleste a quien le moleste. · ·
fica la inhibición en la vertiente del movmuento. tal como en
• . la vert1en-
. t·
te de la dificultad. hemos destgnado la re crenc1a e · orrespond1en1e con el
. es el trasromo. e 1 tras.1o marsc 1
embarazo. La turbación · en cuanto tal. e
'2 Emm IS del T. I
21
20
l;\TRODUCCIÓN A L.\ ESTRUCTURA DE U ANGUSTIA
LA ANGUSTIA EN JA RED DE LOS SIGNIFICANTES
He aquí. pues.. lo 4ue se refiere a I~ d~~e~~ión ~e la dificul~ad. La prime-
ra fila horizontal. que empieza por la 1nhib1c1on y sigue con el impedimento. Estos sei\ores me ~icen, pue~. q~e el sentimiento lingüístico, según
~-wnuna en esa fonna ligera de la angustia que se llruna embarazo. ellos se expresan. equipara e~t~ tenruno con la palabra justa. que es lapa-
En la otra dimensión. la del movimiento. ¿cuáles son los ténninos que labra conmover. Pero desenganese. de eso nada. Etimológicamente. como
por otra parte para quienquiera que sepa servirse de las palabras, Ja iur-
verenws dibujarse verticalmente tras el término inhibición?
bación lémoi] no tiene nada que ver con la emoción (émotion). En cual-
En primer lugar, la enwción.
quier caso, sepan que el término esmayer ya atesta el siglo XIII _que,
f\te perdonarán ustedes que siga fián~ome de una eti_mol~g~a que hasta
con anterioridad a él, esmais e incluso esmoi-esmais. si quieren ustedes
ahonl me ha sido tan propicia. La emoción se refiere eumolog1carnente al
saberlo, no se impusieron, para expresarme como los autores, hasta el
IDO\imiento. sólo que aquí le daremos el primer empujoncito introducien- XVI-, que esmayer tiene el sentido de perturbar, atemorizar, y 1ambién
dci el sentido goldsteiniano del arrojar fuera, ex, fuera de la línea del movi- perturbarse - que esmayer aún se usa a veces en ciertos dialectos y nos
miento - es el movimiento que se desagrega. es la reacción que se llama conduce hasta el latín popular exmagare. que significa hacer perder el
catastrófica. Era útil que les indicara dónde poner esto, pues. al fin y al poder, la fuerLa - que este latín popular está ligado al injerto de una raíz
cabo. algunos nos han dicho que la angustia era esto, la reacción catastró- germánica occidental que, reconstituida. da magan. Por otra parte no hay
fica. No deja de tener relación. por supuesto. pero ¿qué no iba a estar rela- necesidad de reconstituirla, porque existe bajo esta misma forma en alto
cionado con la angustia? Se trata precisamente de saber dónde está verda- alemán y en gótico. Por poco germanófonos que sean ustedes. pueden
deramente la angustia. El hecho de que hayan podido. por ejemplo, y sin relacionarlo con el moge11 alemán. En inglés, está el to may. En italiano,
escrúpulos. recurrir a la misma referencia a la reacción catastrófica para ¿existe smagare?
designar la crisis histérica. o también. en otros casos. la cólera. demuestra No de esa forma. Esto significaría, de creer a Bloch y Yon Wartburg.
que en cualquier caso no puede ser suficiente para distinguir la angustia. ni desanimarse. Subsiste, pues, una duda. Como aquí no hay ningún portu-
para señalar dónde está. gués. no tendría inconveniente en admiúr Jo que, no yo. sino Bloch Y von
Demos el paso siguiente. Nos mantenemos todavía a una distancia Wartburg. plantean al proponer esmagar, que que~a decir a~/ast~r. Lo
respetuosa de la angustia. porque nos encontramos aquí, a una distan- tomo hasta nueva orden como algo que luego tendrá un gran mte.res. Les
cia de dos casillas. En la dimensión del movimiento, ¿hay algo que ahorro el provenzal. . ad · da
Sea como sea, con toda seguridad. la traducción qu~ ha sido . nuu
responda más precisamente al nivel de la angustia? Voy a llamarlo con
de Triebregung por emm . . pulswnne . / es de1todo 1·mprop1a . •
y prec1samen1e
•. •
un nombre que reservo desde hace tiempo para el interés de ustedes, . 1 ºó la turbación La 1urbal.:1ón es
como una exquisitez. Quizás haya hecho alguna alusión fugitiva. pero po r la distancia que hay entre a emoc1 n Y ·
· · 1 ·6 llamada al dcsor-
trastomo caída de potencia. la Regung es estimu aci n. . ·.
sólo los oídos paniculannente prensiles han podido retenerlo. Es la · • . . · , ·tigación cumo 16gu.:a
den, incluso aJ motín. Me pro1egeré ast con esta JO\~s nos ue
palabra turbación.2 . é . derenninada. la m1sl11ll más o me q
Aquí la etimología me fa\'Orece de una manera fabulosa. Me colma. Por para decirles que. hasta una poca . de la turbación. ém.ru~ tU\'O
en Bloch y von Wartburg se llama el rnunfo d .. ó el sentido de movi-
eso no dudaré en abusar de ella todavía más. una vez que les haya dicho . d e emoc1·ón · •v ·sólo a quin
precisamente el sentido
pmnero todo lo que me aporta. Les indico expresamente que se remitan a
miento popular a partir del siglo xvn., . laramente que lo~ matices
los anículos de los Sn;. Bloch y von Wartburg. y me disculpo si ello resulta
Todo esto debería hacerles percibir c . das nos sirven de gula
rcrlundante ~pecto de lo que ahora les diré, tanto más cuanto que lo que . . .
hngüís11cos. mcluso las vers1on s
· e . aquí mem:1ona , · ·
nudo~ to que ~1gm-
. .
voy a decirle.-. es su cita textual. Tomo lo que me conviene de allí donde lo 1
para definir con la turbación el tercer lug_ar.. en e sel como en la vertien-
encuentro, le moleste a quien le moleste. . . . . . d 1 mo" 1m1ento, ta ·
fica la mh1b1c1ón en la \'ert1ente e . 0 .....,.spondientc con el
... _ _. . d la referencia c "•
1e de la dificullad. hemos UC"sagna 0 . m··""C en cuanto tal. el
. 1 tomo e 1 tras 11' .....
embarazo. La turbación es e ira!' ·
~ f;,,,c,,. IN det T.¡
21
/NTRODUCCllJN A LA E,\TRUCTURA DE LA ANGUSTIA
LA ANGUSTIA EN LA RED DE WS SIGNIFICANTES
tr.istomarse 01ás prot:undo en la dimensión del movimiento. El embarazo
es el má.~imo Je la dificultad alcanzada. estoy menos interesado en los afectos que en cualquier otracosa. Es absur-
h
¿Ptto significa eso que hayamos alcanzado la angustia? La'i casillas de do. Al~una ~ez e t~atado de decir lo que el afecto no es. No es el ser dado
t'sta pcq~ña tabla están ahí para mostrarles que. precisamente, no lo pre- en su inmechatez. m tampoco el sujeto en una forma bruta N ·
• á· · . . o es en nm-
~odemos. gun caso protop tico. Mis observaciones ocasionales sobre el af: ·
·fi y . ecto no s1g-
m 1can o~~ cosa. precisamente por este motivo el afecto tiene una estre-
cha relac1on ~e estructura con lo que es un sujeto, incluso tradicionalmen-
te. Espero aruculárselo de una forma indeleble la próxima vez.
·TU) .-.lh·~u,JI&. Por el c~n~ario, lo que he dicho del afecto es que no está reprimido. Esto
~ 11"..l.·~~ E~~lL:A~-f l~ Freud lo dice igual que yo. Está desarrumado, va a la deriva. Lo encontra-
r¡\~t
_ ,..,..J - -
- mos desplazado. loco, invertido, metabolizado, pero no está reprimido. Lo
que está reprimido son los significantes que lo amarran.
- C"'-''~ f11~~ )( La relación del afecto con el significante exigiría todo un año de teoría
de los afectos. Ya dejé ver en una ocasión cómo lo entiendo. Se lo dije a

~
propósito de la cólera.
E ~d'' /( La cólera, les dije, es lo que ocurre en los sujetos cuando las clavijitas

1 no entran en los agujeritos. ¿Qué significa esto? Cuando en el plano del


Otro, del significante, o sea, siempre, más o menos, el de la fe, de la buena
fe, no se juega el juego. Pues bien, eso es lo que suscita la cólera.
Para dejarlos con algo de qué ocuparse. les haré una simple observación.
Hemos llenado con emoción y turbación estas dos casillas en el sentido ¿Dónde trata mejor Aristóteles de las pasiones? Creo, de todas formas, que
''ertical. y con impedimento y embarazo estas dos en el sentido horizontal. algunos lo saben. Es en el libro II de su Retórica.
Pero ésta se encuentra vacía. y ésta de aquí. Lo mejor que hay sobre las pasiones está atrapado en la red' de la retó-
¿Cómo rellenarlas? Es un tema que tiene el mayor interés en cuanto al rica. No es por casualidad. Los significantes de la pizarra. eso es la red. Por
manejo de la angu~tia. Por un tiempo, se lo dejaré como adivinanza. eso, ciertamente, les hablé de red a propósito de los primeros puntos de
referencia lingüísticos que traté de darles.
No he tomado la vía dogmática de hacer preceder de una teoóa general
de los afectos lo que voy a decirles de Ja angustia. ¿Por qué? Porque aquí
no somos psicólogos, somos psicoanalistas. . .
3 Yo no les desarrollo una psíco-logía, un discun;o sobre esa realidad irreal
que se llama la psique. sino sobre una praxis que merece un nomb~. erowl<>g:
Se trata del deseo. Y el afecto por el que nos vemos llevados. ~i.zás. hac
ª
Hecho ya este pequeño preámbulo para la tríada freudiana de la inhibi- surgir todo lo que este discurso comporta a título de con.~ueIIClil. 00 gaicral
ción. el síntoma y la angustia, he aquí el terreno ya desbrozado para hablar sino universal, sobre la teoóa de los afectos. es la angusua
de ella doctrinalmentc.
Tras haberla llevado, mediante estas evocaciones, al nivel mismo de la Es sobre el filo de la angustia donde debemos mantcnernos. y sobre este
experiencia. tratemos de situarla en un marco conceptual. filo espero llevarlos más lejos la próxima vez.
La angustia, ¿qué es? Hemos descartado que sea una emoción. Para in- J4 Df. N()VW.'JBRE Df. 1962
troducirla. diré que e~ un afecto.
Como quienes siguen IO!I movimientos de afinidad o de aversión de mi 4. En francé.~. le ji/et. le riuau. (N. del T.J
dHcurw !te deJan atrapar a menudo por las apariencias, sin duda creen que
23
11

LA ANGUSTIA, SIGNO DEL DESEO

Un ideal de simplicidad
Hegel y Lacan
lAs cinco f 6rmu/QS del <hseo del Otro
lA división y su resto
Te deseo, aunque no lo sepa

.. En el momento de ll~viir un poco más adelante mi discurso sobre la an-


gustia. puedo legítimamente plantear ante ustedes la pregunta de lo que es
- ' aquí una enseñanza.
Dado que en esta sala somos en principio. digamos que la mayoría.
analistas, y que la experiencia analítica es supuestamente mi referencia
esencial cuando me dirijo a la audiencia que ustedes conforman, la idea que
podemos hacemos de la enseñanza debe acusar ciertamente algún efecto
.,...,.,,.~.~ 1 .....
del hecho de que el analista. no podemos olvidarlo, es. por así decir. un
interpretante .
. . . .""VW ••
. .. El analista juega. en efecto, con ese tiempo tan esencial que ya he des-
tacado para ustedes en varias ocasiones, a partir de diversos sujetos del \'Cr-
bo - él no sab(a. yo no sabía. Asi pues. dejaremos indeterminado este
. .
.. sujeto. concentrándolo en un no se sabía.
Respecto a este 1w se sabía, se supone que el analista sabe algo. ¿Por
qué no a~mitir incluso que sabe un montón? Pero lo que sabe. ¿pu~ en-
señarlo? No es ésta la cuestión. o aJ menos sería prematura. Hasra cierto
punto, Ja sola existencia de un lugar como éste. y del papel que en él de-
sempeño desde hace cierto tiempo. es una forma de dirimir la cuestión
- bien o mal -, pero de dirimirla.
No. la cuestión es. lo que sabe. ¿qué es enseñarlo?
' '

25
l:\'TRODUCCll)N A LA ESTRUCTURA DE LA ANGUSTIA
LA ANGUSTIA. SIGNO DEL DESEO
1
un momento he llamado interpretante, sino que me es preciso pasar a una
posición comunicante más amplia, y comprometenne en el terreno del ha-
cer comprender, para lo cual apelaré en ustedes a una experiencia que va
¿Qué es enseñar. cuando lo que se trata de enseñar, se trata precisamen-
mucho más allá de la estricta experiencia analítica.
te de enseñarlO', no sólo a quien no sabe, sino a quien no puede saber? y
Es importante recordar esto, porque el hacer comprender es verdadera-
hay que admitir que, hasta cierto punto, aquí estan1os todos bajo Ja misma
mente. desde siempre. el escollo en psicología. en el sentido más amplio. No
enseña. tratándose de Jo que se trata.
es tanto que se deba poner el acento en el tema que, en cierto momento, pa-
Fíjense ustedes en las consecuencias. por así decirlo. de esta base tan reció la gran originalidad de una obra como la de Blondel sobre la concien-
inestable. cia mórbida - a saber. hay límites de la comprensión, no nos imaginemos
Si oo fuerj por esto. una enseñanza analítica. este mismo Seminario. po- que comprendemos Jo vivido auténtico o real de los enterrnos. Pero no es la
dría concebirse como la prolongación de lo que ocurre por ejemplo en un cuestión de este límite lo que nos importa. En el momento de hablarles de la
control. donde lo que se aportaría seria aquello que ustedes saben. y yo in- angustia. ésta es una de la cuestiones que dejamos en suspenso.
ter•endría tan solo para aportar algo análogo a la interpretación, o sea, En efecto, la cuestión es. antes bien. explicar a qué titulo podemos hablar
aquella adición mediante la cual surge algo que da sentido a lo que creen de la angustia cuando subsumimos bajo esta misma rubrica experiencias tan
ustedes saber y hace surgir en un relámpago Jo que es posible captar más diversas como - la angustia en la que podemos introducirnos a consecuen-
allá de los límites del saber. cia de cierta meditación guiada por Kierkegaard - la angustia para-normal.
Ciertamente en la medida en que se constituye un saber en un trabajo o incluso francamente patológica. que puede apoderarse de nosotros. como
de elaboración, que llamaremos comunitario más que colectivo, del análi- sujetos nosotros mismos de una experiencia más o menos psicopatológi-
sis entre quienes lo experimentan, los analistas, resulta concebible un tra- camente situable - la angustia de la que nos ocupamos con nuestros
bajo de recopilación que justifique el lugar que puede ocupar una enseñan- neuróticos, material corriente de nuestra experiencia - Ytambién la angus-
za como la que aquí se hace. Si ustedes quieren. es porque hay- secretada tia que podemos describir y localizar en el origen de una experien~a ~
periférica para nosotros. la del perverso por ejemplo. incluso la del ps11.-ótico.
por la experiencia analítica - toda una literatura que se llama teoría analí-
Si bien esta homología se encuentra justificada por un paren_resco de
tica. por lo que me veo obligado. a menudo a mí pesar, a darle aquí tanto
estructura, sólo puede estarlo a expensas de la comprensión ongmal. ~ue
lugar. y ella es la que requiere que haga algo que vaya más allá de la reco- ·
sin embargo aumemará necesanamente. con e¡ pe 11gro
· de hac·emos· olv1dllr
pilación. que vaya., a través de esta recopilación de la teoría analítica, en la
que dicha comprensión no es la de algo \"ivido. sino la de un resorte. Y de
dirección de acercamos a aquello que constituye su fuente, o sea, la expe- . pode mos a'iU . mir las experiem:1as a las que
presumir excesivamente de que . .
nencJ.a.
se refiere. en particular las del perverso Y el psicótico. .
Aquí se presenta una ambigüedad, que no se debe tan solo a que aquí se ~ .bl ad rur· . quienquiera que fuese que
En esta perspectiva, es pre1en e ve a
mezclan con nosotros algunos no analistas. Esto no supone grandes incon-
no debe creer demasiado en aquello que puede compren~er. el
,·enientes, puesto que también los analistas llegan aquí con posiciones, pos- . · portancia los emen 1o~
Aquí es ciertamente donde adquieren su im . . _,_ .
turas. expectativas, que no son forzosamente analíticas . Están ya suficien- . De rov1stos al máximo"" c.:on-
significantes que introduzco para ustede.'i. i.p · edii!lJ-
temente condicionados por el hecho de que en la teoría que se hace en el fi por h·1cerlos aparecer. m
tenido comprensible, tal como me es uerzo ~ ·on el que trato de
análisis se introducen. en una cantidad mucho mayor de lo que parece a pri-
mera vista. referencias de toda clase, que se pueden calificar de extra-ana-
te su notación en la relación estructural, son d .
. e la c-0mprens16 n no se
° c.: a en"ailosa. a la
º
mantener el nivel necesano para qu . • 1·gni"ºicarivo.~ en los
líticas. psicologizantes . por ejemplo. , · di\'e-rsamen 1e ~ •
vez que deio localizables los temu.nos . . ando !iC Ir.Ita
Por el solo hecho de ocuparme de esta materia - materia de mi audien- J b arse espec111Jmen1e c.:u.
que nos adentramos. Esto debe su ray ·1
10
de dliSifkaci6n. La
cia. materia de mi objeto de enseñanza - me veré llevado a referinne a esta de un afecto, ya que no me he negado 11 este e emen
experiencia común gracias a la cual se establece toda comunicación ense- angustia es un afoc10.
ñodde. E<>to significa que no puedo permanecer en la pura posición que hace
27
l,\TRODUCC/l)N .4 L.\ ESTRUCTURA DE L4. ANGUSTIA
LA ANGUSTIA, SIGNO DEL DESEO
[)(osde el punto de vista dd enseñante, el abordaje de un tema como éste
ría psicoanalíti~a del afecto. es verdaderamente ejemplar por el balance al
~ propone siguiendo distintas vías. que se podrian definir sumariamente.
que llega. prop1~ente descorazo~ador, sin que por otra parte la pluma del
o sea. detallando su sun1a. bajo tres rúbricas.
autor trate de d1s1mularlo. Anunciar un artículo con este titulo podría ha-
Ha) en primer lugar la vía del catálogo. En lo concerniente al afecto,
cemos esper~. después de todo. que de él surja algo nuevo. original. sobre
con~iste en agotar. no sólo lo que quiere decir. sino lo que se ha querido
lo que el anahsta puede pensar acerca del afecto. El sorprendente resulta-
decir al constituir dicha categoria. Esta vía lleva a adoptar la postura de en- do es que el autor se limita a establecer el catálogo de las acepciones en las
señar al sujeto de la enseñanza. según su n1odalidad más an1plia. y aquí nos que este término ha sido empleado en el interior de la teoría analítica es-
pemlitiría conectar lo que se enseña en el interior del análisis con lo que se trictamente. para percatarse al fin de que dichas acepciones son irreduc-
nos aporta desde afuera. ¡.Por qué no'? Nos han llegado aportes n1uy am- tibles las unas a las otras.
plios. y yo estoy muy lejos de neganne, ya se lo he dicho, a insertar la an- La primera es la del afecto concebido sustancialmente como la descar-
-
2ustia en el catálo20 de los afectos, así como en las diversas leonas del
~

afecto que se han producido.


ga de la pulsión. La segunda pretendería ir más lejos que el teltto freudia-
no. para hacer del afecto la connotación de una tensión en sus diferentes
Para tomar las cosas en una especie de punto medio del corte. hay en fases. de ordinario contlictivas. la connotación de la variación de la tensión.
Santo Tomás de Aquino. para llamarlo por su nombre. cosas buenísimas so- En el tercer tiempo. el afecto es definido. dentro de la referencia propia-
bre una división del afecto. que él no inventó, entre lo concupiscible y lo mente tópica de la teoría freudiana, como señal. en el plano del exo. de un
irascible. La extensa discusión, que precede de acuerdo con la fórmula del peligro venido de otro lugar. Lo importante es que el autor constata que en-
~bate escolástico, proposición-objeción-respuesta. mediante la cual pone tre los autores que se han sumado más recientemente a la discusión analíti-
en la balanza la cuestión de cuál de las dos categorías es primera respecto ca subsisten todavía reivindicaciones divergentes relativas a la primacía de
a la otra. y cómo decide, y por qué, que a pesar de cierta'\ apariencias y cier- cada uno de estos tres sentidos. de manera que ahí no se resuelve nada. Que
tas referencias, lo irascible se inserta siempre en algún lugar en la cadena el autor en cuestión no pueda decirnos más al respecto es, de toda$ fonnas.
de lo concupiscible. que es pues respecto a él primero - esto no carecerá señal de que el método llamado del catálogo está por fuerza marcado. al
de utilidad par.1 nosotros. puesto que. en verdad. tal teoría sería para noso- fin y al cabo, por cierta profunda aporia. que conduce a callejones sin sali·
tros muy admisible si en última instancia no dependiera por completo de da. incluso a una infecundidad muy especial.
la suposición de un Soberano Bien al que, como ustedes saben. tenen1os ya Hay otro método. ~1e excuso por extendemie tanto tiempo h~y en la
muchas objeciones que hacer. Veremos lo que podemos conservar de esta cuestión del método. pero tiene un gran interés preliminar. rclallv~ a la
teoría. lo que ilumina para nosotros. Les ruego que se remitan allí. cuando oportunidad de lo que aquí hacemos. y no faltan razones parn que la tntro-
. · Lo llamart n:1rc1 hacerlo
corresponda les daré las referencias. En ella podemos encontrar, sin duda. duzca. como verán. en relación con la anguslla. · r-·
entrar en consonancia con el ténnino precedente. el método del análogo.
mucha materia pard alimentar nuestra propia reflex.ión, mucha más. para-
Éste nos llevaría a discernir niveles. Una obra. a la que ~y no '"ºY
8
dójicamente, que en las elaboraciones modernas. recientes - IJamemos a . d · , de esta especie, en la que
referirme más presenta una tentauva e reuruon · ·.
las co..a.' por su nombre. siglo XIX-, de una psicología que pretendió ser .• . .. . b1·da biológicamente. 1ue!!o
más ex.perimental. y ciertamente no con todo el derecho. se ve. en capttulos separados. la anguslla conce .
1 al mente tal como lo c.\pre~an.
. Sin .embargo. esta vía tiene el inconveniente de empujamos hacia ta cJa- sociológicamente, luego cultura 11Y· cu tur . lar "''~idones
· 0 si bastara con fC\C r
l'tficac1(in de los afectos. Ahord bien, la experiencia nos demuestra que si
puesto que la obra es mg 1esa - com · · . al más
. d nd1en1es para hacer go
analógicas en niveles supuestamente m epe · .
c;c abunda de~1ado en esta dirección. en nuestro campo no se hace más . -16 · una suerte de upo.
o~duce a lo que se llama una
que llegar a endentes callejones sin salida. aunque el acento recaiga cen-
tralmente en esa pane de nuestra experiencia que hace un momento distin-
que elttraer, no ya una clas1ficac n smo
Se sabe a qué conduce un método tal. :in adentramos. la antro-
antropología. De toda.~ las vías en las qu~ ~ ª~~yor numero de pre-
guí como teo~a. Tenemos un muy bello testimonio al respecto en un artí-
culo de .David Rapaport que encontrarán ustedes en el tomo 34 del pología es a nuestro mo~Jo de ver 141 q~ ~=ted«licismo que exhiba.
fnt~mtJIU>na# )ouma# tercera an d J953
supuestos de lo más arnesgados. Se~ ,u ·
· P e e . Este texto. que ensaya una teo-

28
/h7RODUCC/ÓN A LA ESTRUCTURA DE l.A ANGUSTIA
ú\ ANGUSTIA. SIGNO DEL DESEO
~ll)(!Jante métoJ,, L·onduce sien1pre y necesariamente a un núcleo central
q~ es el junguismo. o al menos lo que llamamos asi en nuestro vocabula- El rasgo unario está antes que el sujeto. En el principio era el verbo sig-
rio familiar, sin hacer de ello el índice de alguien que habría ocupado una nifica En el principio es el rasgo unario. Todo lo que es enseñable debe
posición tan eminente. Respecto a la cuestión de la ansiedad, esta temática conservar el estigma de este initium ultrasimple. Es lo único capaz de jus-
úficar para nosotros el ideal de simplicidad.
~ encuentra muy lejos de lo que está en juego en la experiencia.
Simplex. singularidad del rasgo, eso es lo que nosotros hacemos en-
La experiencia nos conduce. por el contrario, a la tercera vía, que pon-
trar en lo real, lo quiera lo real o no. Una cosa es segura, que entra. y que
dré hajo el indice de la función de la llave. La llave es algo que abre y que,
ya ha entrado ahí antes de nosotros. Por esa vía, todos esos sujetos que
par.i abrir, funciona. La llave es la forma de acuerdo con la cual opera o no
dialogan desde hace, ciertamente, algunos siglos, tienen que arreglárse-
opera la función significante como tal. las como pueden con esta condición - que precisamente entre ellos y lo
Que yo la anuncie. la distinga y ose introducirla como aquello a lo que real está el campo del significante. porque ya fue con este aparato del
podemos encomendamos. no está marcado en absoluto por la presunción. rasgo unario como se constituyeron como sujetos. ¿Cómo iba a sorpren-
La razón que lo legitima y que será. creo yo, una referencia suficiente- dernos reencontrar su marca en lo que es nuestro campo, si nuestro cam-
mente convincente. especialmente para aquellos de ustedes que son docen- po es el del sujeto?
tes de profesión, es que la dimensión de la llave es connatural a toda ense- A veces en el análisis hay algo que es anterior a todo lo que podemos
ñanza. analiúca o no. elaborar o comprender. Lo llamaré la presencia del Otro. con mayúscula.
En efecto. diré - por mucho que a algunos les sorprenda que lo diga No hay autoanálisís. ni siquiera cuando se imagina que lo hay. El Otro está
yo mismo respecto a lo que enseño - que no hay enseñanza que no se re- allí. En esta vía y en esta misma perspectiva se sitúa la indicación que ya
fiera a lo que llamaré un ideal de simplicidad. les he dado en relación con algo que va mucho más lejos, o sea, la angustia
He empezado indicándoles a este respecto cierta relación a Ja que hasta
ahora no he hecho más que darle una imagen. La última vez les recordé esta
imagen, con el dibujo evocado una vez más de mi presencia. muy mode~~a
2 y llena de embarazo. frente a la manús religiosa gigante. Pero ya les dije
algo más al precisar que ello estaba relacionado con el deseo del Otro.
A este Otro. antes de saber qué significa mi relación con su deseo cuan-
do estoy en la angustia. lo sitúo de entrada en. A mayuscu ' 1a. Para acercar-
Procediendo por la vía de ir a los textos sobre el afecto, acabamos de ver
que. respecto a lo que pensamos nosotros. los analistas, no hay quien se aclare me a su deseo, retomaré las vías que ya he abierto.
Les he dicho ya que el deseo del hombre es el deseo del Otro.
Hay ahí algo profundamente insatisfactorio y que constituye una obje-
Pido disculpas por no poder retomar lo que articulé a este respectullen
ción suficiente. En efecto. es exigible, al título que sea, que satisfagamos . . . · · ue ese texto me e-
cierto ideal de reducción simple. las últimas Jornadas provmc1a1es, y por eso 111s1sto en q · ~-~•: .
. e ueda ser difundido. Se Ir.liaba del awws1s
¿Qué quiere decir esto? ¿Por qué? ¿Por qué, desde el úempo en que se gue, por fin. mtacto, para qu P d . tido objenvo
1
gramatical de lo quiere decir eso. el deseo del Otro. Y .es se~ an·o tienen
hace <..ieocia - ya que estas reflexiones se apoyan en algo muy distinto, y . d hasta ahora en nu . emm .
de este genitivo. Los que han esta o .
en camP:°s ~u~ho más.vas!os que el. de nuestra experiencia - se exige la
con todo. los elementos suficientes para situarlo. ba. ue me habían
ma~or stmphctdad p<_>s•~le. ¿P~r que lo real sería simple? ¿Qué puede per- . • 1 ., .
Mencione a u urna vez:
al COnllCDZO un breve tra
' uJ
"° q
refiere a la puesla en sus-
11UUrnos suponerlo s1qu1era un instante?
Pues bien. nada - salvo ese initium subjetivo que enfaticé aquí duran- remitido aquella misma manana. Aquel
penso de lo que podemos llamar la raz
ar::
diºa~ctica en el plano l!'StnlC-
este debate. entrar en sus
te ~ la ~parte de mi ~nseñanza del año pasado, o sea, que no hay . . • Lé . Strauss Para ac1arar
turahsta donde se s1tua v1- · · de · ... analítico su autor
~~n concebible~ un SUJeto en cuanto tal sino a parúr de la introduc- - desde el punto v1~... .
meandros. desenredar su marana podido decir del fantasma como so-
ción pnmcra de un_ significante. Y del significante más simple. el que se se refiere, por supuesto, a lo que yo he
llama el ra\go unano.
JI
30
J;\JTROL>VCCJON A LA ESTRUCTURA DE LA ANGUSTIA
LA ANGUSTIA. SIGNO DEL DESEO
Jll'r1e del deseo. Pero. para nü gusto. no subraya lo suficiente lo que digo
..:uando hablo del deseo del hombre con10 deseo del Otro. Lo demuestra el tant~ qu.e es también el lugar donde se instituye como tal el Ülro de la dife-
hel:bo de que cree poder conformarse con recordar que ésa es una fórmula rencia smgular del que les hablaba al principio.
hegeliana. . ¿Introduciré ahora las fónnulas que he inscrito? No pretendo. ni mucho
Sin duda. si hay alguien que no ha despreciado lo que nos aportó Ja ~~nos. que és~ ~es libren inmediatamente su picardía. Les ruego hoy tam-
Fenomenología del Espíritu. ése soy yo. Pero si hay un punto donde es im- b1en. como la uluma vez, que las trascriban. Para eso escribo este año co-
portanle señalar el progreso. por emplear este término - me gustaría más sas en la pizarra. Luego verán ustedes su funcionamiento.
aún decir el salto que damos respecto a Hegel - es sin duda el concerniente
Fónnula nº 1
a la función del deseo. d(a): d(AJ <a
En vista del campo que tengo que cubrir este año, no puedo retomar con
ustedes el texto hegeliano paso a paso. como lo hace ese artículo. que es- En el senlido hegeliano, el deseo de deseo es deseo de un deseo que res-
pero sea publicado. porque pone de manifiesto un conocimiento del todo ponde a la llamada del sujeto. Es deseo de un descante. A este deseaDle que
sensible de lo que dice Hegel a este respecto. Ni siquiera voy a retomar el es el Otro. ¿para qué lo necesita el sujeto? Está indicado de la fonna más
pasaje. en efecto original. que el autor recordó muy acertadamente en esta articulada en Hegel que tiene necesidad del O!ro para que lo reconozca,
ocasión. Pero dada la idea que el conjunto de mi auditorio ha podido ha- para recibir de él el reconocimiento. ¿Qué significa esto? Que el Otro ins-
cerse de la referencia hegeliana. diré enseguida. para hacerles palpar de qué tituirá algo. designado por a, que es de lo que se trata en el plano de aque-
se trata. que en Hegel. en lo referente a la dependencia de mi deseo respec- llo que desea. Ahí está todo el obstáculo. Al exigir ser reconocido. aJli don-
to del desean te que es el Otro. con lo que me enfrento. de la forma más de soy reconocido, no soy reconocido sino como objeto. Obtengo lo que
segura y más articulada, es con el Otro como conciencia. El Otro es aquel deseo, soy objeto, y no puedo soportarme como objeto. puesto que dicho
que me \'C. objeto que soy es en su e~encia una conciencia, una Selbst-bell'usstst•in. No
En qué concierne esto a mi deseo, ustedes ya lo entreven suficientemen- puedo soportarme reconocido en el mundo, el único modo de reconoci-
te. y lo retomaré enseguida. De momento, planteo oposiciones globales. miento que puedo obtener. Es preciso pues. a toda costa. decidir entre nues-
tras dos conciencias. Ya no hay más mediación que la de la violencia. Tal
En Hegel, el Otro es aquel que me ve. y esto da inicio a, por sí solo. la
lucha, de acuerdo con las bases con las que Hegel inaugura la Fe11ome110- es la suerte del deseo en Hegel.
logia del espfritu, en el plano de lo que llama el puro prestigio. y es en este
Fórmula nº 2
plano donde mi deseo se ve concernido. Para Lacan - porque Lacan es
d(a) < i(a): d( J.J
analista- el Otro está allí como inconciencia constituida en cuanto tal. El
Otro concierne a mi deseo en la medida de lo que le falta. Es en el plano de En el sentido lacaniano, o analítico. el deseo de deseo e.; el .de~ dd
lo que le falta sin que él lo J>epa donde estoy concernido del modo que más Otro de una forma mucho más abierta por principio a una med1ac1on. Al
se impone. porque para mí no hay otra vía para encontrar lo que me falla
menos eso parece de en1rada. .
en cuanto objeto de mi deseo. Por eso para mí no sólo no hay acceso a rni Vean que la fórmula que pongo en la pizarra va bastante leJO~ en d sen-
de!ICO. s~ tam~ sustentación posible de mi deseo que tenga referencia tido de que contraría lo que pueden ~perar. En efecto, h.e esenio la rela:
a un objeto. cualquiera que sea. salvo acoplándolo, anudándolo con esto. .ó d 1d del Otro dftXJ. con la imagen soporte de este deseo. que D<
c1 n e eseo · . . . b" üedad res-
el $. que expresa la necesaria dependencia del sujeto respecto al Otro en dudo en escribir i( a). precisamente porque ello m~u;;e un~ am rg :ular:
cuanto tal. la unagen espec. .
pecto a la notaeión i(m) con la que habitualmente designo puede ser la una-
E...i.e Otro es. ~~ su~uesto, el que a lo largo de los años creo haberlos i(a)
-r --'~ , sabemo~ cuándo. eÓmo Ypor qu é este
·
• <JU<1Vl3 no 1 · pecular. es.
entrenado para disungmrlo a cada momento del otro, mi semeiante Es el gen especu lar• .--,,..ro s1·n
. duda es· una imagen. No es a rmag:en e<;
Olrocomo lu del · "fi · J •
gar sigru tcante. Ef. m1 semejante entre otros. pero sólo en
)3

32
/,\TRODUCCIÓN A LA ESTRUCTURA DE LA ANGUSTIA

lkl orden Je la imagen, es aquí el fantasma. No dudo. en esta ocasión, en LA ANGUSTIA. SIGNO DEL DESEO
r\!'\:Ubrirlo con la notación de la imagen especular. Digo, pues, que este
3
deselles deseo en tanto que su imagen-soporte es el equivalente del deseo
dd Otro. Por esta razón los dos puntos que estaban aquí se encuentran ahora
ahí. Este Otro está connotado ahí con10 A tachado porque es el Otro en el Antes de dejarlos hoy, quiero tan solo indicar algunas observaciones.
punto donde se caracteriza como falta. Co~o ustedes ven:.hay algo que aparece igual en Ja fónnula de Hegel y
Están las otras dos fórmulas. No hay más que dos. porque las que están en la mta. Por paradójico que esto pueda parecer. el primer término es un
englobadas en un corchete no son sino dos formas de escribir la misma, en objeto a. Es un objeto a el que desea.
un sentido. luego en el sentido palindrón1ico. No sé si hoy voy a tener tiem- Si hay algo en común entre el concepto hegeliano del deseo y el que pro-
muevo aquí ante ustedes. es esto. En un momento que es precisamente el
po de llegar a su traducción.
punto de impacto inaceptable en el proceso de la Selbst-bewusstsein según
Hegel. el sujeto, siendo este objeto. queda irremediablemente marcado por
Fórmula nº 3 la finitud. Este objeto afectado por el deseo que les presento tiene cierta-
d(x): d(A) < x mente. a este respecto, algo en común con la teoría hegeliana. salvo que
nuestro nivel analítico no e:Uge la transparencia del Selbst-bewusstsem. Es
Fórmula nº4 una dificultad, sin duda. pero no es como para hacemos retroceder, ni para
introducimos en la lucha a muene con el Otro.
d(O) <O: c/(/A.)
Debido a la existencia del inconsciente. nosotros podemos ser ese ob-
d(a): O> d(O)
jeto afectado por el deseo. Incluso es en tanto que marcada de este modo
por la finitud que nuestra falta. la nuestra, como sujeto del inconsciente,
Sepan de5de ahora. sin embargo, que la primera está hecha para evi- puede ser deseo, deseo finito. En apariencia es indefinido, porque la falta,
denciar que la angustia es lo que da la verdad de la fórmula hegeliana. al participar siempre de cierto vacío. puede llenarse de distintas mane-
Ésta es, en efecto, parcial y falsa. incluso en falso. Ya les he indicado ras, aunque sepamos muy bien. porque somos analistas. que no la llena-
muchas veces la perversión resultante - y llega muy lejos, hasta el do- mos de cien maneras. Veremos por qué y cuáles son estas maneras.
minio político - de todo este punto de partida de la Fenomenología del Desde esta perspectiva. la dimensión clásica. moralista. no tanto teológii.:a.
de la infinitud del deseo debe ciertamente ser reducida. En efecto, esta
Espíritu. demasiado centrado en lo imaginario. Queda muy bien decir
pseudo-infinitud no depende sino de una cosa, que ciena parte de la teoría
que la servidumbre del esclavo está preñada de todo el porvenir hasta el
del significante felizmente nos permite imaginar - no es otra ~ue_ la ~I
saber absoluto, pero, políticamente, significa que hasta el fin de los
número entero. Esa falsa infinitud está ligada a la clase ~ meton~t.a que,
tiempos el esclavo seguirá siendo esclavo. De vez en cuando es preciso con relación a la definición cid número entero, se llama la recurrencia. E.~ l.a
decir inconveniencias. ley que acentuamos fuertemente el año pasado a propósito dd ~no repellll-
E~ Kierkegaard quien aporta la verdad de la fórmula hegeliana. La vo. Pero to que nos demuestra nuestra experiencia - Yyo lo artu:ularé para
próiuma vez comentaré. creo, lo que significa aquí la fórmula 3. ustedes en los diversos campos que se proponen. en panicular Yde forma dis-
La f<1rmul~ 4 - vaya, ahora que lo pienso. lo que se debe leer aquí no tintiva el neurótico, el perverso. también el psicótico - es que. e~ Uno al
es la_ letra o, sino cero - no es la verdad de Hegel. sino la verdad de la an- 'Jti·mo análisis ta sucesión de los elementos s1gruficantes
que se red uce en U · .
gustia. ~c. por su parte, sólo se puede captar remitiéndose a la fóm1ula 2, en tanto que distintos no agota la función del Otro. .. .
que concierne al deseo en tanto que psicoanalítico. E..-. lo que expreso aquí en la fonna de estas dos_ co~umnas. en las ,.uales
se puede escribir la oper.1ción de la división. Al pnnc1p10 em:uentran usi:-
dcs A. el Otro originario como lugar del signi_ficantc. y S. ~.l s~J~lo todav1a
no-existente, que debe situarse como dctennsnado por el s1~ru11cante.

15
14
/JlrTRODUCCIÓN :\ LA E..\TRVCTVRA DE l.A ANGUSTIA
lA ANGUSTIA. SIGNO DEL DESEO

No crean que Hegel no advirtió esta consecuencia de su doctn' H


.t · do . na. ay
un~ no.U a preciosa . n~ _mdica que es por ahí por donde habría podido
hacer pasar tod~ su d1alect1ca. También dice que si no tomó esa vía es por-
que no le pareció que fuese lo ba~tante seria. Cuánta razón tiene. Experi-
menten esta fórmula, ya me darán noticias sobre su éxito
~ay. s_in embargo. otra fórmula que. si bien no demue~tra mejor su efi-
cacia, quizás ~a tan solo porque no es articulable. Pero esto no significa
q_ue no est~ art1~ulada. Es Yo te deseo, aunque no Jo sepa. Alli donde con-
sigue, por mart1culable que sea, hacerse oír. ésta. se lo aseguro, es irresisti-
Primer esquema de la división ble.
¿Y por qué? No voy a dejarlos con la adivinanza.
Supongamos que sea decible. ¿Qué es lo que con ella digo? Le digo al
otro que. deseándolo, sin duda sin saberlo, siempre sin saberlo, lo tomo
Con respecto al Otro. el sujeto que depende de él se inscribe como un como el objeto para mí mismo desconocido de mi deseo. Es decir, en nues-
cociente. E."tá marcado por el rasgo unario del significante en el campo del tra propia concepción del deseo, te identifico, a ti, a quien hablo, con el
Otto. No por eso, por así decir. deja al Otro hecho rodajas. Hay, en el sentido objeto que a ti mismo te falta. Tomando prestado este circuito obligado para
de la di\isión. un resto. un residuo. Ese resto. ese Otro último. ese irracional. alcanzar el objeto de mi deseo, realizo precisamente para el otro lo que él
esa prueba y única garantía, a fin de cuentas. de la alteridad del Otro, es el a. busca. Si, inocentemente o no, tomo este desvío, el otro en cuanto tal, aquí
Por eso los dos términos $ y a, el sujeto marcado por la barra del objeto - obsérvenlo - de mi amor, caerá forzosamente en mis redes.
sinificante y el a minúscula. objeto. residuo de la puesta en condición, si
Los dejo con esta receta y les digo hasta la próxima.
puedo cxprcsanne así. del Otro. están del mismo lado. el lado objetivo de
la barra. Están ambos del lado del Otro. puesto que el fanta'ima. apoyo de 21 DE NOVIEMBRE DE 1962
mi deseo. eslá en su totalidad del lado del Otro. Lo que ahora está de mi
lado es lo que me constituye corno inconsciente, a saber. A. el Otro en la
medida en que yo no lo alcanzo. i.
i. Voy a llevarlos más lejos? No, porque me falta tiempo. Pero no quiero
dejarlos en un punto tan cerrado en cuanto a la secuencia dialéctica que aquí
se insertará.
¿~uál es el próximo paso que ésta requiere? Como verán, tendré que
explicarles lo que comprometo en el asunto. a saber, en la subsistencia del
f~'lma. Enseguida mostr.ué cuál es el sentido de lo que tendré que pro-
d~. re;ord~les algo que les será de cierta utilidad para lo que, por
º'°'· mas ter. interesa - no soy yo quien lo dice, es Freud - a saber. la
experiencia del amor. '
El punto donde nos encontramos de la teoría del deseo en su relación con
el Ocro les apona a ustedes, en efe.cto, la clave de lo siguiente que contr.i·
ruunentc a la ~ . ' '
· peranza que podría darles la perspectiva heoeliana, el modo
de la conqu1!ita del otro 1 e
•. · no es aque - dema.i;iado a menudo adoptado, des·
pai:iadammic, por uno de k)!t partenaires-del Te amo, aunque tú no quieras.
37
111

DEL COSMOS AL UNHEIMLJCHKEIT

Lo especular y el significante
Del mundo a la esceTIQ del mundo
Hamlet )' la escena dentro de Ja escena
Serenidad de llvi-Strauss
CualquÜ!r cosa en el blanco del falo

Como us~edes verán. siempre me gusta aferrarme a algo de actualidad


en nuestro diálogo.
En su~a. no hay sino lo que es actual. Por eso es tan difícil vivir en el
mundo. digamos. de la reflexión. Es que, en verdad. en él no ocurre gran
cosa.
~ veces ocurre. de este modo. que me tomo la molestia de ver si por
algun lado asoma algún pequeño signo de interrogación. Pocas veces ob-
teng~ mi recompensa. Por eso, cuando sucede que me plantean preguntas.
y senas. no pueden ustedes reprocharme que me aproveche.

Prosigo mi diálogo con la persona a quien ya he mencionado dos veces


en mis Seminarios anteriores.
A propósito de la fonna en que puntué la última vez la diferencia de
concepción que hay entre Ja articulación hegeliana del deseo y la mía. me
apremian.
Me apremian para que diga más sobre todo aquello que se designa tex-
tualmente como una superación que debe realizarse en mi propio discurso.
Quisieran una articulación más precisa enire el estadio del espejo -es de-
cir. como lo expresa el discurso de Roma. la imagen especular - y el
significante. Parece que queda ahí algún hiato, no sin que mi interlocuror

39
/,\7RODUCCIÓN A LA ESTRUCTURA DE LA ANGUSTIA
DEL COSMOS AL UNHElMLlCHKEIT
$11!percate Je que el en1pleo de la palabra hiato, corte o escisión es aquí,
qwzi.'. nada más y nada menos, la respuesta espe~ada. dispuestos a escuchar un discurso que entonces. era muy nuevo. gente si- ·
Baj\.1esta forma. sin embargo, la respuesta _podna parecer que no es más tuada en lo que se llama políticamente la extrema iz.quierda. comuniMas
que una elusión. o elisión. Por eso hoy tratare de responderle. para llamarlos ~r su nombre. dieron muestras de reaci:ionar en particular
Lo haré de tanto mejor gana. cuanto que en este punto nos encontramos en aquella ocasión de un modo cuyo estilo <~n-al·
debo ·- · ·
. . • · ar con un tennmo que
en la vía de lo que he de describirles este año. La angustia, en efecto. nos es de uso comente, aunque debenamos detenemos un instante antes de ade-
permitirj, olver a pasar por la articulación que así se me requiere. Digo vol- lantar su. empleo.. pues es un témtino . que ha acabado si·end o muy IOJUStO
· ·
,·er a pasar. porque quienes me han seguido durante estos últimos años. in- con quienes lo invocaban en el ongen, un ténnino que ha acabado toman-
duso los que. sin hahcr sido muy punto asiduos. han leído lo que escribo, do un sentido despreciativo, pero que yo lo empleo en el sentido corté. _
el término farisaísmo. s
,.a tienen elementos más que suficientes para llenar ese hiato y hacer fun-
En aquella ocasión. en el pequeño va~o de agua que es nuestro medio
~ionar ese corte como lo verán ustedes con lo que ahora empezaré recor-
psiquiátrico. el farisaísmo comunista cumplió plenamente la función de
dándoles. aquello a lo que lo hemos visto dedicarse, al meno3 en nuestra gener.ición,
No creo que nunca haya habido dos tiempos en lo que yo he enseñado, en la actualidad aquí en Francia. o sea. a asegurar la pennanencia de aque-
un tiempo centrado en el estadio del espejo y en lo imaginario y luego, más lla suma de hábitos, buenos o malos. en los que cierto orden establecido en-
tarde. en ese momento de nuestra historia que se sitúa con el discurso de cuentra su confort y su seguridad.
Roma- el descubrimiento que yo habría hecho, de golpe, del significante. En suma. no puedo sino dar testimonio de que es a esas reserYa~ tan
Ruego a quienes se interesan en la cuestión que así me plantean que se re- especiales de los comunistas a lo que debo el haber comprendido entonces
mitan a un texto que ya no es de muy fácil acceso. ixro que se encuentra que mi discurso tardaría todavía mucho tiempo en hacerse entender. De ahí
en toda.-. las buenas bibliotecas psiquiátricas. Dicho texto. publicado en el silencio en cuestión. y lo aplicado que: estuve consagrándome tan solo a
L 'Evol11tíon psychia1riq11e y que se titula "Acerca de la causalidad psíqui- hacer penetrar dicho discurso en el medio que por su experiencia sería el
ca", es un discurso que nos hace remontarnos a 1946, si mal no recuerdo. más apto para entenderlo. a saber, el medio analítico. Les ahorro las a\'en-
justo después de la guerra. Lo que allí verán les demostrará que no es de turas de lo que vino después.
Pero si esto puede hacerles releer Acerca de la causalidad psiquica.
ahorn que trenzo íntimamente el interjuego de los dos registros.
verán ustedes, sobre todo después de lo que hoy les habré dicho, que ya
Sí aquel texto fue seguido. digamos. de un largo silencio por mi parte.
entonces existía la trama en la que se inscribe cada una de la\ dos peri.·
no hay que sorprenderse demasiado. Luego hubo que recorrer un camino pectivas que distingue no sin razón mi interlocutor. Esta~ pcrspecti\·as
para abrir cierto número de oídos a este discurso. No crean que en el mo- están indkadas aquí por estas dos líneas coloreadas, la \'Crtical en azul.
mento en que pronuncié estas palabras sobre la causalidad psíquica, resul· marcada con el signo 1 de lo imaginario. la hori1.ontal en rojo. con la S de
tara tan fácil encontrar los oídos para escucharlas. Ya que fue en Bonneval lo simbólico.
donde fueron pronunciadas. y como una cita más reciente en este mismo La articulación del sujeto con el otro con minúscula y la articulación del
lugar pudo poner de manifiesto para algunos el camino recorrido, sepan sujeto con el Otro con mayúscula no apuntan a separar. Habría ~ás de una
ustede!> que la.'i reacciones a aquellas primeras palabras fueron bastante fonna de recordárselo. pero se lo voy a recordar a ustedes voh rendo a pa-
chocantes. sar por cierto número de momentos que ya han sido señalados como esen-
El término que mejor la-; caracterizaría es el de ambivalencia. término ciales en mi discurso.
púdico Yque emplearnos en el medio analítico. pero sería decir poco. Dado Lo que ven ustedes aquí esbo.mdo en la pi1..arr.i.. donde siW:wmos los ele-
. , no es· MOO
-· un esquc n"• ... .va publ1"cado en mt "Observación
q~ me hu~an en este punto, y me devuelven a esa época en la que cierto memos en cuestJon, .
numero de ustedes ya estaban lo suficientemente formados co1no para re- sobre el informe de Daniel Laga·he". En eMe dibujo se articulan ~no.~ que
cordarlo. - momento de posguerra animado por no sé qué movimiento de tienen la más estrecha relación con nuestn1 lema. o sea. la función de la de-
•· Lo'~ r~romo
pen dencra. , del tex.to de eso ..Obervación ··. pero también del
renovación que de él se podía esperar- no puedo evitar recordar de pron-
to que aquello!\ que ~in lugar dudas. individualmente. no eran los menos
.//
/i\rfRODUCCIÓN A LA ESTRUCTURA DE U ANGUSTIA
DEL COSMOS AL UNHEIMLlCHKEIT
di:.(UC'Sll anlt'rior que desplegué aquí el segundo año de mi Seminario, 1>obre
lo QU(' en101Kes llamaba. respectivamente. yo ideal e Ideal del yo. desde la entrada
. .en juego
.... de la función del inconsciente a pan·iresue.
d 1 ño
Recorden1os. pues. cómo la relación especular ocupa su lugar y de qué este ténnmo se mtr<JUUCe. como esencial. Pues bien · creo que se Irata. en
modo Jt>pt>nde del hecho de que el sujeto se constituye en el lugar del Otro efcc~o. de un m<Kio constituyente de lo que es, digamos, nuestra razón.
,. su man:a se constituye en la relación con el significante. En cuanto a esta razón. buscaremos el camino para dir.cemir sus estruc-
• En la pequeña imagen ejen1plar, de donde parte la demostración del 1uras. Diré que el primer liempo es - hay el mundo. Lo digo sin má~. para
estadio del espejo, aquel momento de júbilo en que el niño. captándose en hacerles entender lo que tengo que decirles. pero será preciso volver a este
punto. porque todavía no sabemos qué significa.
la experiencia inaugural del reconocimiento en el espejo, se asume como
Este mundo tal como es. he aquí lo que concierne a la razón analitica.
totalidad que funciona en cuanto tal en su imagen especular, ¿acaso no he
aquella a la que el discurso de Claude Lévi-Strauss tiende a otorgar la pri-
recordado siempre el movimiento que hace el niño? Este movi1niento es tan
macía. Con esta primacía, le concede también una homogeneidad a fin de
frecuente, yo diría constante. que cada cual puede recordarlo. A saber, se cuentas singular, que es ciertamente lo que choca y preocupa a los más lú-
vuelve hacia quien lo sostiene. que se encuentra ahí detrás. Si nos esforza- cidos de entre ustedes. Estos no pueden dejar de discernir lo que ello com-
mos por asumir el contenido de la experiencia del niño y por reconstruir el porta de retomo a lo que se podría llamar un materialismo primario, en la
sentido de ese momento. diremos que. con ese movimiento de mutación de medida en que. en el límite de este discurso, el juego de la estrul1ur.t. el de
la cabeza que se vuelve hacia el adulto como para apelar a su asentimiento Ja combinatoria tan poderosamente articulada por el discurso de Claude
y luego de nuevo hacia la imagen, parece pedir a quien lo sostiene -y que Lévi-Strauss, no haría otra cosa más que coincidir con la esr.ructura misma
representa aquí al Otro con mayúscula - que ratifique el valor de esta del cerebro, por ejemplo, incluso con la de la materia. represenlando. de
nnagcn. acuerdo con la forma llamada materialisla del siglo XVUI. tan solo su du-
No hay aquí. desde luego, sino un índice, teniendo en cuenta el vínculo plicado. ni siquiera su doble. Sé muy bien que eslo es sólo una perspecú\·a
inaugural entre la relación con el Otro y el advenin1iento de la función de llevada al límite, pero es válido captarla pueslo que está expre~amente
la imagen especular. indicada aquí como i(a). articulada.
Ahora bien, la dimensión de Ja escena. en su división respecto del lu-
¿Pero tenemos que limitarnos a esto?
gar, mundano o no, cósulico o no, donde se encuentra el espectador. está
Si le pedí a mi interlocutor un trabajo. fue por las dudas que lo asalta-
ahí ciertamente para ilustrar ante nuestros ojos la distinción radical entre
ban a propósito de lo que planteó Claude Lévi-Strauss en su libro que mar- el mundo y aquel lugar donde las cosas, aun la.~ cosa.~ del mundo, acuden a
ca la actualidad, El pensamiento salvaje, a propósito del cual verán uste- decirse. Todas las cosas del mundo entran en escena de acuerdo con las le-
des su estrecha relación con lo que tenemos que decir este año. yes del significante. leyes que no podemos de ningún modo considerar en
Si. en efecto, tenemos que abordar lo que está en juego en dicha obra. principio homogéneas a las del mundo. .
es para l>Cñalar la clase de progreso que constituye el uso de la razón Es demasiado evidente que la existencia del discurso. donde es~am~.
~coanalítica. en la medida en que ésta responde a la hiancia ante Ja cual ·
como !iUJetos. · l'icados, es muy anten'or al ad···eru'miento
1mp • de la .c1enc1a.
más de uno entre ustedes permanece por ahora detenido, la misma que Por admirablemente instructivo que sea el esfuerzo de Claude-UVl Strauss
Oaudc Lévi-Strau:c.s indica a lo largo de su desarrollo mediante la oposi- por homogeneizar el discurso que él llama de la magia con el discurso de
ción entre lo que llama razón analítica y la razón dialéctica. la ciencia. m. por un instante
. podría dar 1u.,aar a la ilusión de creer
. que no
. incluso
. un corte - Yen.seguida de:;ta1.:are lo que te-
_ En referencia a esta oposición. quisiera aportarles la siguiente observa- ha y ahí una diferencia, .
ción a título de introducción al camino que debo hacer hoy. ·
nemos que decir al respecto. El estuerLo en cues úón es•a decir verdad. ma-
Recuerden lo que extraje de aquel trabajo inaugural en el pensamiento ravilloso por su sesgo desesperado. ha
· Ja escena a 1a que -
de ~reud que con~tituye w i11terpretación de los sueños, cuando destaqué Así primer tiempo. el mundo. Segundo uempo. . .
lo siguiente, que Freud introduce allí de entrada el inconsciente co1no un cernos 'que suba este mundo. La e~ena
.• e.s la dimensión de la h1slona.
lugar que llama eine amlerer Schauplatz. otra escena. Desde un principio.
43
/,\TRODL'CCIÓN A L.\ ESTRUCTURA DE LA ANGUSTIA
DEL COSMOS AL UNHEIMLICHKElT
La historia tiene siempre un carácter de puesta en escena. Claude Lévi-
StrJuss kl muestra perfectamente. en especial en el capítulo donde le res- 2
ponde a Jean-PauJ Sartre. y donde crit~~a el últin~o ~esarrollo po_r él insti-
tuido para lle,· ar a cabo aquella operac1on que la ultuna vez Jlame volver a
Ya que hablamos de la escena. sabemos qué función desempeña el tea-
poner a Ja historiu sobre sus parihuelas. Lévi-S1rauss recuerda que el jue-
tro en el funcionamiento de los mitos que nos han dado, a nosotros.
go histórico tiene un alcance limitado, que el tien1po de la historia se dis-
analistas. materia para pensar.
tin~ue del tiempo cósmico, y que las propias fechas adquieren de golpe en
Los conduciré de nuevo a Hamlet. y a un punto crucial que ya ha les ha
la dimensión de la historia otro valor. llán1ense 2 de diciembre o 18 planteado preguntas a numerosos autores. Otto Rank, en particular, escri-
brumario. No se crata del mismo calendario que aquel cuyas páginas arran- bió a este respecto un artículo en todo punto admirable en vista del momen-
can ustedes todos los días. Lo demuestra el hecho de que esas fechas tie- to precoz en que fue escrito. y particularmente por cómo llama la atención
nen para ustedes otro sentido. Pueden ser evocadas nuevamente en cual- sobre la función de la escena dentro de la escena.
quier otro día del calendario para significar que ellas le aportan su marca, En H<1mlet, ¿qué es Jo que Hamlet, el personaje de la escena, hace sur-
su característica. su estilo de diferencia o de repetición. gir en la escena con Jos comediantes? Es. sin duda. la mouse-trap, la rato-
Un ~·ez que la escena prevalece, lo que ocurre es que el mundo entero nera con la que. nos dice. atrapará la conciencia del rey. Pero además ahí
se sube a ella. y que con Descartes se puede decir Sobre la escena del mun- pasan cosas bien extrañas. y en particular la siguien1c. que en la época en
do. yo a\·an;:o, como él hace. larvatus, enmascarado. que les hablé tan extensamente de Hamlet no había querido introducirles,
A partir de ahí, se puede plantear la cuestión de saber lo que el mundo, porque nos hubiera orientado hacia una literatura que es, en el fondo. más
lo que hemos llamado el mundo al comienzo. de forma del todo inocente, hamlética que psicoanalítica, y ustedes saben que de ésa hay como parn em-
le debe a lo que Je viene de vuelta de dicha escena. Todo lo que hemos lla- papelar estas paredes.
mado el mundo a Jo largo de Ja historia deja residuos superpuestos, que se Cuando se imita la escena a modo de prólogo. antes de que Jos actores
acumulan sin preocuparse en absoluto por las contradicciones. Aquello que e1npiecen sus discursos. ello no parece alterar mucho al rey. aun cuan.do en
la cultura nos vehicula como el mundo es un amontonamiento. un depósi- su presencia se hace la pantomima de los presuntos gestos de su cnmen.
to de restos de mundos que se han ido sucediendo y que no por ser incom-
Por el contrario, si hay algo bien extraño es el verdadero desbordarruen~o.
patibles dejan de hacer buenas migas. demasiado. en el interior de cada uno la crisis de agitación que se apodera de Hamlet a partir del mome_nto crucial
de nosotros. en que aparece en escena el personaje llamado Lucianus. o Luciano. Ylle-
va a cabo su crin1en. tanto contra el personaje que represenla al rey-. rey
. El campo particular de nuestra experiencia nos permite medir cuánto se
de comedia. aunque en su discurso se haya afinnado como el :CY de L·ierta
impone esta estructura. Nosotros conocemo!> su profundidad, especialmen-
dimensión - como contra el personaje que representa ª su conyugdc:.
te en la expenencia del neurótico obsesivo, a propósito del cual el propio
Todos los autores que se han deteru'do en es·ta e.scena han observa o que
Fre~ ~e tiempo obser\'ó hasta qué punto esos modos cósmicos podían uien se traUtba de atrapar.
la vestimenta del tal Luciano no era 1a de1rey a q . . _
~x.isur C:O él de un modo que no plantea aparentemente Ja menor obje- . 1 p tra ~ se indica que esle per
sino exactamente la del propio Ham et. oro P · _
ción._ mamfcstando al mismo liempo la más perfecta heterogeneidad desde No está pues con él en una re
sonaje no es el hem1ano del rey de comedi a. . _,. do el
el pnmer ex.amen: ~n suma. ya que hemos hecho referencia a la escena. no ' .
!ación homóloga a la relación de1 usurpa or
d _ quien
.
una vez rC<ülnl
adre de
hay n~ ~ leg¡umo que el cuestionamiento de lo que es el mundo de lo . d 1 ·na Geruud1s - con e1p
cósmico en lo real Aquello co 1 , · crimen, se encuentra en posesión e ª rei di· .• "ón hc.m1óloga a la
. .· n o que creemos enfrentarnos en cuanto Hamlet. Luciano es el sobrino del rey de come ª• posii:i
mundo. c. 00 son simplemente restos acumulados, provenientes de la esce- del propio Han1kt respecto al usurpador. pu•s fin de cuentas.
na cuando 'IC encontraba, por así decir. de gira? tar en Ja escena es ... · 3
E.~te breve repaso 00 · 1 od .· Lo que HamJc=t hace represen .. r.:.·t:e nrrwnaie, cuyo de-
· en ·ue~u 6n ,_,s ,..- · '
- 1 iial¿_ . · s m r uc1rá ahora a un tercer tiempo, que ya anta-
no ~ 'iC " sm que entoncel> tU\•1era e1tiempo
· suficiente para destacarlo.
l
él mismo llevan~o a cabo e ~~men . t;
seo no puede a111marse a reahz.ar la \olunl
ad
del ·ghi•sl. dd fantasma de su

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44
J.\TRODUCCJOS :\ L.\ ESTRUCTURA DE L4 ANGUSTIA
DEL COSMOS AL UNHElf>.1LICHKEIT
~ _ por la." r.umk"!' que lr.t_té de articular ante us~edes - . intenta dar
.:~rpo a aJgo. que pa.'1 por su unagen especular. su imagen puesta en la a la clase de gloria simple que merece, simplemente. por haber estado
s.itw.óún. no Je Ue\'ar a cabo su venganlél. sino de asumir, en primer lugar, vivo entre nosotros. La identificación con el objeto del duelo, Freud la
designó en sus formas negativas, pero no oh·idemos que también tiene su
d c~n que ~ tratará de vengar.
fase positiva.
Ahora bien. ¿,qué es lo que vemos? Que es insuficiente. Por rnucho que
La entrada en Hamlet de lo que llamé el furor del alma femenina es lo
Hamlet caiga preso. tras esta especie de efecto de linterna mágica, de Jo que
que le da la fuerza para convertirse en aquel sonámbulo que todo lo acep-
verdaderamente se puede calificar - en razón de sus palabras, de su esti-
ta. hasta - lo he indicado suficientemente - ser en el combate quien jue-
lo. incluso de la fonna ordinaria en que los actores animan este momento ga la partida de su enemigo, el propio rey, contra su imagen especular.
- de una \·erdadera pequeña crisis de agitaci6n n1aniaca, cuando. un ins- Laertes. A partir de ese momento, las cosa.o; se arreglarán por sí solas. sin
tante después. se encuentr;i con que tiene a su enemigo a su alcance, sólo que en definitiva él haga nada más que lo que no se debe hacer. hasta que
sabe artil·ular lo que cualquier oyente puede percibir con10 una escapada. hace lo que a él le toca hacer. A saber. será herido de muerte antes de matar
Se c~onde tras un pretexto. a saber. que atrapó a su enemigo en un mo- al rey.
mento demasiado santo - el rey está rezando - con10 para decidirse, gol- Aquí podemos medir la distancia que hay entre dos da-;es de identifi-
peándolo en ese instante. a hacerlo acceder directarnente al cielo. caciones imaginarias. Está la identificación con i(a), la imagen especular
No me entretendré en trdducir todo lo que esto significa. porque nece- tal como la encontramos en la escena dentro de Ja escena, y está la identi-
~ito ir más lejos. Aparte de ese eco. les había mostrado todo el alcance de ficación más misteriosa. cuyo enigma empieza a desarrollarse aquí. con el
una identificación de Hamlet cuya naturaleza es c:ompletunente distinta. Es objeto del deseo en cuanto tal, a. designado en cuanto tal en la articulación
lo que llamé la identificación con Ofelia. En efecto, en el segundo momento shakespeariana sin la menor ambigüedad, pues es en tanto objeto del de-
HamJet es arrebatado por el alma furiosa que. como podemos inferir legí- seo con10 Hamlet ha sido ignorado hasta un determinado momento. Y es
timamente. es la de la víctima. la suicidada, manifiestainente ofrecida en reintegrado a la escena por la vía de la identificación. _ .
sacrificio a los manes de su padre. pues ella si cede y sucumbe es a conse- En la medida en que. en cuanto objeto, acaba desapareciendo, se •n:ipo·
cuencia del asesinato de su padre. ne la diinensíón retroactiva que es la del imperfecto, con la fonna ambigua
en que éste se emplea en francés y que le da su fuerza a la n:ianera _en que
Esto remite a las creencias de siempre sobre las consecuencias de cier-
repito ante ustedes aquel Él no sabía. Esto significa al mismo uempo.
to~ modos de fallecimiento, cuando las ceremonias funerarias no pueden
lle,·arsc a cabo plenamente. La venganza que clama Ofelia cuando se re- En el último ·momento. no ha bro- sa" ¡ ·do, Y Un poco más e iba a. saber. .
No sin razón désir. en francés, viene de desitlerium. Hay re~onoci~~ento
,.~la lo ~ue fue para él su padre. ese objeto ignorado, desconocido. no ha
retroactivo del objeto que se encontra b a ªh ·
f Por esta na se suua e
. de su
1
sido ·~fcch·ª en 1o mas /.. nummo.
' · "vemos cómo en ese punto interviene aJ . tremo de su desuno.
retorno de Hamlet. lo que consutuye e1punto ex . . . ión bamlética.
desnudo '.1<Iuella identificación con el objeto que Freud nos designa como
el mec.m1smo fundamental de 1a f unc1on· · del duelo. Es la definición impla- función de Harnlet. si puedo expresarme así,~ su culr:: la escena den-
· Aquí es donde lo que he llamado el rercer tiempo, ·. .
cable que Freud supo dar del d 1 . · d" · ir nuestra mterroeact 6n.
· ue o. esa especie de reverso que señaló en el tro de la escena, nos muestra dónde conviene ing ho . po- por-
Uanto comagr.ido al d"fu1 lo " · d . d sde hace mue uem •
. n · ese iondo de reproches que supone el hecho Esta interrogación - lo saben uste es e~últi les ángulos_ ~-oncier·
de que, de la realidad de aquel a · h . .
dar la pena que dejó. qmen se a perdido. sólo se quiera recor- q es la misma que renuevo siempre desde
ue P nos dice
. b" t del deseo. Todocuanw
ne al eslatuto del objeto en tanto qu~ 0 ~e de la magia y del mito tien~ ~u
0
Qué crueldad tan chocante y d .
timidad de aqu -~..1 • muy a ecuada para recordamos la leg1· Claude Lévi-Str.iuss acerca de: la !unción de relación con ese obje-
e 11 os ""NOS de ccl b .6 . 1
pr;i(;ucar. C-Olectiva.s tod· . . . e rae•. n más pnmitivos que algunas valor, a condición de que sepamos que se lnlEta ~t"tuto lo admiro. toda-
. dd deseo stc es .. •
que el difun1i, haya e . ª~~a ~llenen vivas. ¿Por qué no regocijarse de b
to 4ue tiene el estatuto de o 1eto · • . trata de b.1CCf avanzar
..._~- • Xtsu
0
· A n<>!>Otros nos parece que los campesinos
·
vía no está establecido, · ~"'ente lo .quC' se
y es cien.....
'" ..~ con !iW. banquetes una ¡ . ·b · · de ¡a anousua.
hdad hacen algo muy d" . nsen~i ihdad perjudicial. cuando en rea· este año por la vía del abordaje e
istmto, celebran el advenimiento de aquel que fue
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46
J:VTRODUCCJÓN A U ESTRUCTURA DE U ANGUSTIA DEL COSMOS AL UNHEIMLlCHKEIT
--~--
Con,·iene. con todo. no confundir este objeto del deseo con el objeto
definido por Ja epistemología. El advenimiento del objeto de nuestra cien. 180"
cia está muy específicamente definido por cierto descubrimiento de la efi. E.<tpejo
cacia de Ja operación significante en cuanto tal. Esto significa que lo pro-
A
pio de nuestra ciencia, digo de la ciencia que existe ~esde hace dos siglos
entre nosotros, deja abierta la pregunta por lo que acabo de llamar lo cós-
mico del objeto. No es seguro que haya un cosmos, porque nuestra ciencia
a\.·anza en la medida, precisamente, en que ha renunciado a preservar toda
presuposición cósmica o cosrnicizante.
Este punto de referencia sigue siendo, sin embargo. tan esencial. que no
puede dejar de sorprendemos que al restituir en El pe11sa111iento salvaje, de i'(a)- 180º

una forma moderna. la permanencia. la perpetuidad, la eternidad de lo cós- • 1

mico de la re.Uidad del objeto. Claude Lévi-Strauss no aporte a todo el mun-


do la seguridad. la serenidad. el apaciguamiento epicúreo que debería re-
sultar. La cuestión entonces es saber si son únicamente los psicoanalistas Esquema completo
quienes no están contentos, o si es todo el mundo. Ahora bien. yo presu-
mo, aunque todavía no tengo pruebas, que debe de ser todo el mundo. Se
trata de dar razón de ello. s tJ A (· .pl

¿Por qué no se pone uno contento al ver de pronto el totemismo vacia-


do de su contenido, que llamaría. para hacerme entender, pasional? ¿Por
qué no no pone contentos desde la era neolítica - porque no podemos
--·······(J i'(a)

remontarnos más lejos - el mundo esté tan en orden que todo lo que hay
en la superficie de ese orden sean ondas insignificantes? En otros términos. (· <P)
¿por qué queremos preservar tanto la dimensión de la angustia? Tiene que
haber una buena razón para ello.
Esquema simplificc1do
Eo1.re el retorno a un cosrnismo tranquilizador y el mantenimiento de un
patetismo hi.stórico que ya no tenemos muy en cuenta. aunque conserve
toda su func_1ón, hay un s~ndero. una vía de paso. Hay que abrirla, precisa- de . ~ .nario wbrc el deliCO. a saber. que
mente, mediante el estudio de la función de la angustia. siguiente, que destaqué al final IDJ mi .. uada en el interiór de la dia·
la función del invesúmiento especular está sat .
léctica del narcisismo tal como Freud la introduJO. . fundaJ1lcnlal dt
. pecular e.~ un ucmpo .
El investimiento de la imagen e~ . mecfda en que uenc un línu-
la relación imaginaria.. Es fu~~enl~ en ª r la ¡~en especular. Hay un
1
3
te. No tocio el in\'esunuenlo hbídmal pasa po . • dicOO ro;tu es el
.do b ·ecles cQffi:eb1r por que .
resto. Espero haber conscgw ª'
En ste punio voy a ~
,ornarlo la próiuma vez.
1pn' ·
He aquí por qué me veo u ado . ·
eje en toda esta d1alécoca. ~ ..vvlido hactt. cuá.I es e
mente la ...1•• h·ión ev ªrecordarles cómo se anuda precisa- · de 1 basta ahora he: I"'-"
El
... ._ especu
.
1ar con la rcl '6 •
ac1 n con el Otro con mayuscula. para mostrarles. ma~ · ~que .dad Jd f¡¡Jo.
aparato que urd1 en el artf 10 al vilegio de esta función baJO la modali
que no voy a rcproduc' ¡ cu que les pedí que se remitieran. ya
10
ir aqu por entero, está destinado a recordamos lo
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4X
t.\TRo15Vi t IVR A C\ f8 I RUi I l'k..\ DE LA ANG VSTJA
DEL COSMOS AL UNHEIMLICHKEIT
Esto significa que, en todo lo que es localización in1aginaria, el falo
l'tl..'t'ra entonces bajo la fom1a de una falta. En la medida en que se re~~a.­ del sujeto, con la sola condición de que lo limitemos al hecho de que ha-
.iqu1. en ifal. lo que llan1é la imagen real. imagen del cuerpo que funci iza bla. En cuanto empieza a hablar, el rasgo unario entra en juego. El hecho
. . . . . ona
en lo matenal del sujeto como prop1ainente 1magmana. o sea libidinalizada de poder decir 1 y 1 y l más. y 1 más, constiluye la identificación prima-
el falo apare~·e en men\lS, como un blanco. A pesar de que el falo es sin dud~ ria. Siempre se tiene que partir de un 1. Como lo ilustra el esquema del ar-
Wla reserva operJtoria, no sólo no está representado en el plano de ¡0 ima- ticulo en cuestión. es a partir de ahí que se inscribe la posibilidad del reco-
ginario, sino que está circunscrito y. por decirlo como corresponde, cona- nocimiento en cuanto tal de la unidad llamada i(a).
dl.,• de la imagen especular. Este i(a) está dado en la experiencia especular, pero. tal como les he di-
cho. ésta es autentificada por el Otro. Sin volver a darles todos los elemen-
Para añadir un eslabón a esta dialéctica, el año pasado traté de anicular
tos de la pequeña experiencia de física recreativa que me sirvió para ilus-
esto en tomo a una figura tomada del dominio ambiguo de la topología, que
trárselo. les diré que, en el plano de i'(a), que es la imagen \'inual de una
reduce al extremo los datos de lo imaginario, y que opera en una especie
imagen real. no aparece nada. He escrito arriba (·<p), porque tendremos que
de trans-espacio. del que todo hace pensar a fin de cuentas que está hecho llevarlo hasta ahí la próxima vez. Este menos-phi no es más visible. más
de la pura articulación significante, al tiempo que deja a nuestro alcance al- sensible. más presentificable allí que aquí, bajo i(a), porque no ha entrado
gunos elementos intuitivos, como, por ejemplo. los que soporta la imagen
en lo imaginario.
estrafalaria y sin embargo bien expresiva del cross-cap. El destino inicial. el tiempo inaugural del deseo. que tendrán ustedes que
~lanipulé ante ustedes esta superficie durante más de un n1es para ha- esperar a que se lo articule la próxima vez, re!>ide en la relación que le.\ plan-
cerles concebir de qué modo puede el corte instituir allí dos piezas diferen- teé como la correspondiente al fantasma.($ Oa), que se lee - S lachada.
t~. una que puede tener una imagen especular, y otra que. literalmente, no losange. con su sentido que pronto sabremos leer de otro n~. a mínúscula.
la tiene. Se trataba de la relación entre menos phi y la constitución del a Si el sujeto pudiera estar realmente, y no por intenned10 del Otro, en el
~nú.scula. Por un lado. la reserva inasible imaginariamente, aunque esté lugar designado I, tendría relación con lo que se tratad.e atrapar en el cue-
hgada a un órgano - gracias a Dios. perfectamente asible todavía. ese ins- llo de la in1agen especular original. i( a), a saber. el. objeto de ~1l d~seo. a.
trumento que de todas formas. de vez en cuando. deberá entrar en acción Estos dos pilares. i(a) y a, son el soporte de la función del deseo. S1 el de-
. _ ·. · d h bre es en la medt·
para la.satisfacción del deseo, el falo. Por otra parte. el a. que es ese resto. seo existe y sostiene al hombre en su ex1stenc1a e om · ..
.bl d. t algún rodeo en que L ier·
ese residuo. ese objeto cuyo estatuto escapa al estatuto del obieto derivado da en que la relación($ Oa) es acces1 e me tan e '.
dela" . . · · aria que constuuve el fan·
J
imagen especular. es decir, a las leyes de la estética trascendental. Su tos artificios nos dan acceso a la re 1ac16 n imagm ~ •
"bl d mo<lo efecuvo Lo que e1
estatuto es tan difícil de articular que se constituyó en la puerta de entrada tasma. Pero esto no es en absoluto post e ~ un . al .'(al. de lo que
á e la imagen \·trtu · 1 •
de todas las confusiones en la teoría analítica. hombre tiene frente a él nunca es m s qu __, e• la ilusión del
. 1·r ) De esto que prouu ... ·
Cuando Fr~ud habla del objeto a propósito de la angustia se trata siem· yo representaba en m1 esquema con ª· ~ ~ rma de una imagen
=de este objeto a, cuya-; carclcterísticas constituyentes tan solo hemos es-
~ y que estamos poniendo en el centro de la actualidad. La ambigüe-
1
espejo esférico a la izquierda ~n estado .de ~ ~ ~: :Cn.:ha. sin nada en el
real, el hombre sólo tiene la imagen virtu · f ta ·ma. 00 es \'isible en
d 1 deseo en e1 an s
dad 'e debe a que no podemo . · · . cuello del florero. El a. soporte e . d . d seo

do
.
. ·
s smo 1magmarlo en el registro especular. Se
trata pre.c1sament.e de instituir a · . . . .
qui otro modo de 1mag1nanzac16n s1 pue-
.
En otro lugar. más acá de esui unag . '
1:
lo que constituye para el hombre 1.a im~~e~ :u~er~. cslá la presencia
e..., el inirium del de-
exprcsarmc as1. en el que se defi b" • ·1sta pero qu •··
hacer · __._ . •na este o ~eto. Es lo que llegaremos a del a, demasiado cercana a él para ser ' . ·. Pero cuanto más se acerca
~• U!-t~s llenen la bondad de se . .
En este artículo d 1 1 . gu1rme, es decir, paso a paso.
-
ª
seo. De ahí ex trae la imagen i ·f >su prestigio.
. .. lo que cree qu ... ~
e .: el ()bil!to de su de-
,.ª., De un S 1 . . e que es hablo. ¿de dónde hacía yo partir la dialécti· el hombre cuanto ma~ rodea. acaricia .ad ...-odo
J
lo que hai..-.c por
- . ' e SUJelo como posibl 1 . • . . tra. cxrrav1 o. ' 1 . ,,_
hablar de él ~¡ -.e habl · e. e SUJCto, porque por fuerza hay que seo de hecho más alejado se encuen · 3
lo que c:n el obJCIO ""'
ª·Y cuyo modelo nos lo aporta la concepción clásica esta' vía para aarcarse. da cada vez más cuerpo c .. ' ......
~nro máio lo 1-:e Ye
·uantll
· en especu 1ar. .......
r11u¡>.1 ••1!n1f~ tanto cortAdo como
dicho deseo, representa 1a imag ·
\eparado IN. del T. J
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50
l\7RODVCCIÓN t\ LA ESTRUCTURA f)E LA ANGUSTIA

mas quiere. en el objeto de s~ deseo. pres.ervar, mantener, pro~eger el lado


Ultai:lo de ese florero primordial que es la imagen especular. mas se adentra IV
ffi aqueUa vía que a n1enudo se Uama impropian1ente la vía de la perfec-
ción de la rt'ladón de objeto. y más engañado está. MÁS ALLÁ DE LA ANGUSTIA DE CASTRACIÓN
He aquí que estamos en posición de .responder ahora a la pregunta
_ ¿cuándo surge la angustia? La angustia surge cuando un mecanismo
b:k,·e a~er algo en el lugar que Uamaré. para hacerme entender, natural,
a saber. el lugar(-<P), que corresponde, en el lado derecho, al lugar que ocu-
pa. en el lado izquierdo. el a del objeto del deseo. Digo a/!fo - entiendan El objeto e11 fonna de pie:.a separada
cualquier cosa. El objeto hoffmaniano
Desde ahora hasta la próxima vez. les ruego que se tomen la molestia El objeto a postizo
de releer. con esta introducción que les hago, el artículo de Freud sobre lo El objeto-demanda
El objeto que no falta
UllMimJiclikeit. Es un articulo que nunca he oído comentar, y a propósito
del cual nadie parece haberse percatado siquiera de que es el eslabón in-
dispensable para abordar la cuestión de la angustia. Así como abordé el in-
Vuelvo a ponerles pues en la pizarra el esquema con el que me interné
consciente mediante el Witz, abordaré este año la angustia mediante lo
con ustedes la última vez en la articulación de lo que es nuestro tema.
Ut!Mimlichkeit.
Mediante la angustia, mediante su fenómeno, pero también mediante ~J
Lo unheimlich es lo que surge en el lugar donde debería estar el menos-
lugar que les enseñaré a designar como ~ro~io de e~l:1' se trata de profundi-
phi. De donde todo parte. en efecto, es de la ca<;tración imaginaria, porque
zar en la función del objeto en la expenencia anahtu.:a.
no hay inlagen de la falta y con razón. Cuando algo surge ahí. lo que ocu- Brevemente. quiero señalarles que pronto aparecerá el ~ex to que me he
rre, sí puedo expresanne así, es que la falta viene a faltar. tomado la molestia de redactar de una comunicación que hice hace. má.~ de
Esto podrá parecerles una agudeza, un concetto, muy propio de mi esti- dos años, el 21 de septiembre de 1960, en una reunión ~egehana. en
lo, del que todo el mundo sabe que gongoriza. Pues bien, me importa un Royaumont. El tema que elegí tratar era el sigu~ente: Sub11~rs1.ón ~el:¡~=~~
bledo. Tan solo les haré observar que pueden producirse muchas cosas que v dialéctica del deseo en el inconsciente fre11dumo. Se lo md1co, q ~
van ~ la direcdón de la anomalía, y que no es esto lo que nos angustia. · a están familiarizados con m1. ensenanza.
- porque allí encontraran. me . . pa
Y
te a los tiempos de <.."Onstrul:l:I 6n y
Pl!TO s1 de pronto falta toda nonna, o sea, lo que constituye a la anomalía
como aquello que es la falta. si de pronto eso no falta. en ese momento es
. 1 t
tr
°
rece. la mayor satisfacción en re eren
• . todos hemos 11 ama
d el grafo Este 1e~10
o · · .
el functonanuento de 1o que en e 'rá b" las <>tras intervenc10-
cuando empieza la angustia. Traten de aplicar esto a muchas cosas.
verá pues la luz en un volumen, que inclut. tam 1en C tro en eJ 173 dC'I
· alf · publicado por un en •
Los autori · nes, no todas ellas ps1coan ucas. d ditar todos los 1n1bajos de
, . zo ya mismo a retomar la lectura de lo que dice Freud en su Boulevard Saint Gerrnain, que se encarga e e
ultuno gran artículo sobre la angustia, lnliibkión, síntonu1 y an!(usria. La
cla,·e que les entre 1 · :....( Royaumont. 1a medida en que sub\'etsión_._del
. , g~ es penrutu a ver el verdadero sentido que hay que dar. . . h
S1 este anuncio es oy o portuno • es en fu . del obieto en la que ,....o-
ba1o su pluma, al tennino pérdida del objeto. 6
suJ· eto y dialéctica del deseo enm arcan Ja nc1 nt ,
En er.t.e punto lo retomare 1 6 · á . profundamen e. ·
daden . ª pr xuna vez. cuando espero poder darle su
) !14:nudo a nuestra investigación de este año.
ra tendremos que adentramos m s . nes vienen aquí corno novi·
\CT No creo que encuentre en absoluto en. q~1.e ~ con la que fue acogido
cios la reacción - delio decir . 10 • muvJ anupaucad nue\'O en cue~1J'ó n muy
, . ·h para Poner e .. 1
28 DE NOVIF.MBRF. Dfi 1962 en Royaumont este trabajo. hec ~ d 0 biicto dd deseo en partJi;U ar.
profundamente la func1on , ' e1 ,
· · de t ob•cto

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/;\TRODUCC/c)N ..\ L.\ ESTRUCTURA DE LA ANGUSTIA
MÁS AUÁ DE LA ANGUSTIA DE CASTRACIÓN
P:ua mi Stvpresa. esta reacción pn1vino de filósofos a quienes creía más h _
e~ a k.1 inhabitual. Su impresión. que no puedo calificar de otro modo e En este lugar, i'(a). en el Otro. en el lugar del Otro, se perfila una ima-
·
L"OOK' ellos mismos 1o hi c1eron.
· f ue 1a de una especie
· de pesadilla, incluque gen tan solo reflejada de nosotros mismos. Está autentificada por el 01ro.
de una elucubración cargada de de cierto diabolisn10. Sin en1bargo, todo~ pero es ya problemática. incluso falaz.
la .:-xpcriencia que llamare n1odema - con las modificaciones profundas Esta imagen se caracteriza por una falta - o sea, lo que en ella se evo-
ca no puede aparecer ahí. Dicha imagen orienta y polariza el deseo. tiene
q~ conlle,·a en la aprehensión del objeto eso que no soy el primero en ca.
para él una función de captación. En ella el deseo está, no sólo velado. sino
lificar como la era de la técnica - ¿no debería acaso sugerir la idea de que
puesto esencialmente en relación con una ausencia.
un discurso sobre el objeto debe pasar obligatoriarnenle por relaciones com- Esta ausencia es también la posibilidad de una aparición regida por una
plejas. que sólo nos penniten el acceso a través de profundos zigzags? presencia que está en otra parte. Tal presencia la gobierna de cerca, pero lo
Tomemos por ejemplo ese módulo de objeto que se llama la pieza se- hace desde donde es inaprensible para el sujeto. Como les indiqué. la presen-
parada. tan característico de lo que nos aporta la experiencia. la experien- cia en cuestión es la del a, el objeto en la función que cumple en el fantasma.
cia más externa. no la analítica. ¿No es acaso algo que merece nuestra En este lugar de la falta en el que algo puede aparecer, puse la última
atención. algo que aporta una dimensión nueva a toda interrogación vez, y entre paréntesis, el signo (-'P ). Les indica a ustedes que aquí se per-
noética sobre nuesrra relación con el objeto? Ya que, al fin y al cabo. ¿qué fila una relación con la reserva libidinal, o sea. con algo que no se proyec-
es una pieza separada? ¿Cuál es su subsistencia fuera de su empleo even- ta. no se inviste en el plano de la imagen especular - es irreductible a ella,
~ en relación con cierto modelo? Éste puede estar hoy en función, pero por la razón de que permanece profundamente investido en el propio cuer-
po - del narcisismo primario. de lo que llaman autoerotismo. de un goce
bien puede mañana quedar anticuado. no renovarse, corno dicen - a con-
autista. Es en suma un alimento que permanece ahí para animar. dado el
secuencia de lo cual. ¿en qué se convierte la pieza separada? ¿Qué senti-
caso, lo que intervenga como instrumento en la relación con el otro, el otro
do tiene?
constituido a partir de la imagen de mi semejante, el otro que perfilará su
¿~or qué este perfil de cierta relación enigmática con el objeto no iba a forma y sus normas, la imagen del cuerpo en su función seductora. sobre
ser\'IJ1lOS hoy como introducción para retomar este esquema?
aquel que es el partenaire sexual.
Este esque.ma no e!; una complicación vana. No tenemos por qué sor- Como les indiqué la última vez. lo que de pronto puede hacerse n~rar
prendcmo!;, ru ponemos rígidos ante él. . • ( ) 1
en el lugar designado aqut con -'P es a angu
su·a. la anuustia
e
de castroeión,
.
en su relación con el Otro. He aqu Í 1a cues t
. tºón en la que nos adentraremos
hoy. Como ustedes ven, voy directo al punto nodal. . b Ja
· · al que sabemos so re es-
Todo aquello. absolutamente nuevo Y ongm • .· .
. . 1d tenemos que artJcular. noso-
1 tructura del sujeto y la dtalécttca de eseo ~u:., Por la .vía de la e;i;pericncia
tros analistas ·por qué vía lo hemos aprendid · '> ""'" el últi-
, ' l.. d. . F d a este respecto. '<""
del neurótico. Ahora bien. ¿qué nos ice reu . . su punto de Uegada.
o mo término al que él llegó al elaborar esta expene~cia. ~stia de ca~traeión.
A f- 'PI su tope. el término para él imposibl~ d~ su~rar, ~~I~: superar?¿~ sig-

-·-·-~---·--~
. Qué significa esto? ¿Es este termino ·~post · de cnstraeión?
<. . lé . . analit1ca en la angustia

"ª'es (. ~)
-···-··--- i'(a)
ni fica esta detención de la dia cuca
¿No ven ustedes ya. s61 o en e 1u.
so del esquema
·
. d ·irlos? Esta v P
se la vía por la que pretend o con uc. .
. moque empleo. esbozar-
0s .
. .r18 artt: de una rne1or an1-
freud designó como el tope
·

culación de aquel hecho de la expeneacaa qu~ d• castración. La 1tpertura


. n la angustia .., · .
con el que tropieza el ne uróuco e aquí. ....-nnite arncu 1ar que
· q ue les· demuestro
que les propongo. la dialéc uca ··-
Esquenu1 simplificado
55
JJ\TRODUCC/(J,\' ...\ L.\ ESTRUCTURA DE LA ANGUSTIA
MÁS ALLÁ DE LA ANGUSTIA DE CASTRACIÓN
00 ~en absoluto la angustia de c~~tración en sí misma lo que constituye el
calkión ~n salida final del neurouco. 2
En ef~to. la fonna de la castr.1ción. o sea..la castración en su estructura
trna~inaria. va está dada aquí. en (-¡p). en el nivel de la fractura que se pro.
dlA.; ante l; proximidad de la imagen libidinal del semejante, en un mo- La angustia, tomémosla en su definición a mínima, como señal. Como
nxntl' ~cierto dramatismo imaginario. De ahí la importancia de los acci- Fn:ud la produjo al término del progreso de su pen~amiento, esta defini-
dmt~ de la escena que por esta razón se llama traumática. La fractura ima. ción no es lo que se suele creer.
ginaria presenta toda clase de variaciones y de anomalías posibles. lo cua) No resulta ni de un abandono de sus primeras posiciones, que hacían
de ella el fruto de un metabolismo energético, ni de una nueva conquis-
indica ya por sí solo que algo en el material es urilizable para otra función
ta, pues en el momento en que Freud hacía de la angustia la transfor-
que. ella sí. da su pleno sentido al ténnino castración.
mación de la libido. se encuentra ya la indicación de que podía funcio-
Aquello ante lo que el neurótico recula no es la castración. sino que hace nar como señal. Me resultará fácil mostrárselo de paso remitiéndonos
de su castración Jo que le falta al Otro. Hace de su castración algo positivo. al texto, pero tengo demasiadas cosas que plantear ante ustedes e.ste ~o
a saber. la garantía de la función del Otro, ese Otro que se le escapa en la como para estancamos demasiado tiempo en el plano de la exphcac10n
mn.isión indefinida de las significaciones. ese Otro donde el sujeto no se del texto.
\·e sino como destino. pero destino sin término. destino que se pierde en el La angustia. les dije. está ligada a todo lo que puede surgir en el .l~gar 1-qi).
océano de las historias. Ahora bien. ¿qué son las historias - sino una in- Nos lo asegura un fenómeno al que se le ha prestado una a~encm~ dema-
mensa ficción"? ¿Qué puede asegurar una relación del sujeto con este uni- siado escasa. por lo que no se ha llegado a dar u~a formulación sausfacto-
\·erso de las significaciones. sino que en algún lugar haya goce? Esto sólo ria unitaria. de todas las funciones de la angusua en el campo de nuestra
~asegurarlo por medio de un significante. y por fuer.la este signi- ex~riencia. Este fenómeno es el de lo Unheímlichkeit. .
ficante falta. En este lugar faltante. el sujeto es llamado a hacer su aporta- La última \'eZ les rogué que se remitieran ustedes mismos al texto de
ción mediante un signo. el de su propia castración. Freud porque no tengo tiempo para deletrearlo nue\'amente en su presen-
'
cia. Muchos. lo sé, lo hicieron ensegm·da. se 1o a~rc1 dczco: Hasta con .. una
Consagrar su castración a Ja garantía del Otro. Ante esto se detiene el . 1 .. lt ·a la vista es la unportam:ia que
neurótico. Se detiene por una razón en cierto modo interna al análisis y que lectura superficial, lo pnmero que es sa ara .·, todas
. . 1· ··r u· ·o Si esto no saltara a la \tsta por
resulta de lo siguiente, que es el analista quien Jo conduce hasta esa cita. da Freud allí al anáhs1s mgu s c · . .fi · redominio que otor-
• b taría para JUSII 1car e 1 P
La castración no es. a fin de cuentas. nada más que el momento de la inter· Partes. este texto por s1 so1o as . . . d F ud
· ·fi t n m1 comentario e re ·
prctación de la ca.-;tración. go a las funciones del s1gm ic~ e e undo Ju ar cuando lean la explo-
Lo que les llamará la atención en seg d . trodgu ~ su estudio. e~ que la
Quizás be tdo más deprisa en mi discurso de esta mañana de lo que era . . · • 1 e Freu m c .. · ·
mi i~tención. Pero ya ven usteder. aquí la indicación de que tal vez haya una
ración de los d1cc1onanos con qu ª . r h Lo que es Unheim. es lo que
definición de lo unheimlich es que es herm re ·
posible vía de paso, pero esta posibilidad no podremos explorarla sin vol·
se encuentra en el punto del Heim. . Es ~·si· Como se hace mu)·
':cr
attás. hasta ese lugar donde la castr.tción imaginaria funciona para cons- Freud no se ocupa de exp tc l . amos por que. . ... ·
. · él no se detiene más en
lltutr. hablando con propiedad. de pleno derecho. lo que se llama el com· . d" . · nanos. que es a.s.1. •
evidente con sólo leer los u:cio Pu..< bien para pennanc
piejo de castración. • · ue a\'anzar ..... ·
ese punto está como yo hoy, Llene q d ·la clan·dad de nuestrO l.en-
Es en el pi~ del cuci;tionamiento del complejo de castración donde . · ··
cer dentro de nuestra convenci~n, Y .
en ar.i." e
. t (uuar designado la u unui
·1
nucwa Cllploración concreta de la angustia nos permitirá estudiar el paso g uaie para lo que \'endrá a continuac1ón. ª es eombre e
- e.s esto to que se
poo.¡blc - tanto-"· ·bl , . 1 11· aremos· por su n
vez como el menos-phi. 0 am
. "14'> posi e cuanto que ya ha sido atravesado en muchas
~a»o~. El estudio de la fenomenología de Ja angustia nos permitirá de· llama el Heim. . · · humana:
ún sentido en la expcnencia
CU' cómo y por qué.
Digamos si esta palabra nene alg 1 . se t"rmino c(lst1 todas la.~ re!.O
que ahí está ·la casa del hom bre. Den e a e. "

57
/NTR<>DUCC/l)N .-\ LA ESTRUCTURA DE LA ANGUSTIA.
MÁS ALLÁ DE l.A ANGUSTIA DE CASTRACIÓN
na.n.:ia.' 'IUC" quieran. incluidas las astrológicas. El hon1bre encuentra su e
en wi punto situado en t-1 Otro. más allá de la imagen de la que estam~: que él me exilia de mi subjetiv.idad. resolviendo por sí mismo todos los
h«~. . nificantes a los que ésta se \'lncula.
E..~ lugar representa la ausenda en la que nos encontramos. Suponiendo stg Por supuesto. ello no ocurre todos los días, y quizás sólo ocurra en los
que eUa se revele como lo que es - o sea. que se revel~
,"OIJXl a vn"l!'S Ol.'UJTe'. cuentos de Hoffmann. En Los elixires del diablo es del todo claro. En c:uJ_a
la pre.encia en Olra parte que constituye a este lugar con10 ausencia - enton-
una de las vueltas de esa larga y tan tonuosa verdad. se venfica la peru-
nencia de la observación de Freud cuando da a entender que aquí uno se
\."e'S dla manda en el juego. se apoder.i de la imagen que la soporta. y la ima-
pierde un poco. En efecto. este perderse forma parte de la función del !a-
~n es~ular se con\;erte en la imagen del doble. con lo que ésta apona
be nn· lo que es lo que se trata de animar. Pero. si se sigue cada una de sus
de extrañeza radical. Por emplear términos que adquieren su significación • . é d
vueltas, queda claro que el sujeto sólo accede a su deseo susutuy n ose a
por opo~~ a los ténninos hegelianos - hace que aparezcamos como ob- uno de sus propios dobles. . . .
jclo. al re\'elarnos la no autonomía del sujeto. No en vano Freud insiste en la d1mens16n esencial que .da el ~ampo de
Los textos hoffmanianos. como lo muestran todos los ejemplos que en la ficción a nuestnl experiencia de lo u11heimlich. En l~ realidad. es~ ~s de-
ellos halló Frcud. se encuentran en el corazón de una experiencia semejante. masiado fugitiva. La ficción la demuestra mucho me1or, ~a pr~uce mclu-
En la atroz historia de El hombre de arena, se ve cómo el sujeto rebota . efecto de una forma más estable porque está me1or arttculada. Es
so como . . tro . . que nos
de una captura a otra ante esa forma de imagen que materializa. hablando una especie de punto ideal.. pero cuan precioso para noso s, ya
con propiedad. el esquema ultrarreducido que les he dado aquí. La muñeca nnite ver la función del fantasma. ,
pe Este e1ecto
' mayor de ficc1"ón • articulado hasta la machaconena
. en una
que el héroe del cuento espía tras la ventana del brujo, que urde a su alre-
Lo lixires del diablo. pero situable también en tanta.~ otras. es
dedor no sé qué operación mágica. es propiamente esta imagen. i'(a), en la obra como s e . · anece en estado de
és·te e 1que • en la corriente eficaz de la ex1stenc1a, ~rn1 .
operación de completarla con aquello que, en la forma núsma del cuento. é . 1f tasma smo como en parte sos-
o;c distingue de ella. a saber, el ojo. El ojo del que se trata no puede ser sino fantasma. Considerándolo asf. ¿.qu es e .an . ~~mo' todos los anhelos,
pechábamos. ein Wu11sch. un anhelo. e i~cl.uso, d. , e la fónnula
el del héroe - el tema de que le quieren arrebatar este ojo aporta el hilo 1 h 11onst1camentc. ma qu
explicati\'O de todo el cuento. bastante ingenuo? Para expresar o u1uci~ desde esta perspectiva - que
del fantasma, $deseo de a. puede trad d . te ese objeto que soy, con la
Resuha 5ignificati,·o de no sé qué embarazo - sin duda ligado a1 hecho el Otro se desvanezca. se quede pasma o. an .
de que era la primera vez que el arado entraba en esta línea de la revelación sal\'edad de que yo me veo. d modo apodíctico an-
de la C\tructura subjetiva-. que Freud nos dé esta referencia desordenada- . . . 1 tear la cosa e un
Para iluminar m1 linterna y p an d'ré seauida que las dos fases
~tc. Dice algo así - Lean Los elixires del diablo, no puedo decirles hasta les de mostrarles cómo funciona
· la cosa. les 1 en e-
. .. and de forma diterenle este
que punto es completo. hasta qué punto se encuentran allí todas las fonnas . 1~ 1o he escnto s1tu o . .
- cuyas relaciones de .P con e . • exiva del A como espe10-coires-
~bles del mecanismo, ha\ta qué punto se explidtan todas las incidencias último término respecto de la f~·~~ redfl 1 s términos del fantasma en d
en las que puede producirse la reacción de lo 11nheimlich. Manifiestan1ente. ponden exactamente a 1ª rep art1c1on e o.
00
se adentra má.\, como desbordado por el car'dCter en efecto lujuriante de perverso y en el neurótico.
esta hfcvc novela.
A
No ~ tan fácil """""urarse u · l
... "'" · n CJemp ar. aunque, gracia-; a una de las per- A
~ Pfel.Cnte!i, me he enco trado · s / oS
......,.. b .. . n provisto de uno, por lo que le doy las
ao-lal. muy uul disponer de más de un e'e l· a $
En eSlc ,.._,..,
nun•~ H . .
e1m no se tT>••ft1fic ·ta ..
11 mp ar. be
de~ · .. ....,, s Mmp emente lo que ustedes sa n
Siempre, que el deseo se re I· El ¡anwsma en ttl neurótico
el ('•- ·
~u. 'l.IJlo también que nu de
. a como deseo del Otro ' aquí deseo en
ve d' El fa11tasnu1 e11 el perl'erso
paado A-,.... ,,_••. 1 •• seo, iría yo, entrd en e! antro donde es es-
..,.:-uc: """' '"' eternidad b· . 1• f .
ªJº a orma del OhJclo que soy, en tanto
59
J.\TRODUCCJÓ.\' A L.\ ESTRUCTURA f)E LA ANGUSTIA
MÁS ALLÁ DE LA ANGUSTIA DE CASTRACIÓN
En d pen·erso. las l'Osas están. por así decir, en su sitio. El a se encuen.
tn alli lklnde el sujeto no puede ,·erlo. Y. el S tachado está en su lugar. Por en que es un a postizo. E~ta función, se la ilustré a ustedes hace tiempo con
~'puede d«irse que. por su parte. el SUJeto perverso. aun permaneciendo el sueño de la bella carnicera.
ioconxiente del modo en que esto funciona. se ofrece lealmente al goce del A ta bella carnicera le gusta el caviar. por supuesto. sólo que no lo quie-
Otro. porque eso podría contentar demasiado al bruto de su marido. que es ca-
S<,'llo qut> nunca lo hubiéramos sabido de no ser por el neurótico, Para ;~z de comérselo con t~o el resto, eso no lo detendrá. Ahora .bien. lo que
quien et fantasma no tiene en absoluto el mismo funcionamiento. Es el neu- le interesa a la bella carnicera no es absol~to, por su~ue~t~. alimentar a s~
arido con caviar, porque como les he dicho él le anadira todo un menu.
rótico quien. al mismo tien1po. nos re\'ela el fantasma en su estructura de-
bido a lo que con él hace. pero tan1bién porque lo que hace nos embauca,
~iene buen apetito el carnicero. Lo único que le interesa a la bella c_amice-
ra es que su marido tenga ganas de la pequeña nada que ella mantiene en
como embauca a todo el mundo.
En efecto. como les explicaré a continuación, el neurótico se sirve del reserva. d h. · · h
Esta fórmula del todo clara cuando se trata e 1stencas - por ~y con-
fantasma con fines particulares. Lo que se ha creído percibir como perver- , e.n 1ní _ se aplica a todos los neuróticos. El objeto· a que funciona en
f 1en b. ·
sión lkbajo de la neurosis. algo de Jo que les he hablado muchas veces, es . f ntasma y que les sirve de defensa contra su angusua. es tarn 1ea. ~on-
~implemente esto que les estoy explicando. a saber, que el fantasma del ;~ ~odas la~ apariencias, el cebo con el que retienen al Otro. Y. gracias a
~un'ltico está situado todo él en el lugar del Otro. Es el apoyo que toma el Dios. a esto debemos el psicoanálisis. . .
neurótico en este fantasma lo que. cuando nos encontran1os con él. se pre- Hay una tal Ana O. que sabía un mo~tón :'°bre la man1ob~. del Juego
senta como per\'ersión. histérico. Ella presentó toda su pequeña h1stona. too~s sus fantasmas, a los
Lo!. neuróticos tienen fantasmas perversos. y los analistas se rompen la - .B Freud que se sintieron como pececuos en el agua. Freud.
senores reuer Y • . . • ··11 del hecho de
··abeza desde hace mucho tien1po preguntándose lo que esto significa. Se en la página 271 de los Studie11 über Hystene. se mara~~ ab oo 1 e
. . de todo no hubiera en ella la menor defensa. a a t o o qu
•e muy bien. de todas formas. que no es lo mismo que la perversión, que que. a pesar • d · que lo soltara tooo.
no funciona de la misma forma - y se engendra una gran confusión, y se tenía tal cual. No había necesidad de su ar un~armparaagcnerosa clcl fum.:io-
. F d . ncontraha ante una 10
multiplican los interroganter., y se preguntan por ejen1plo si una perversión E\'1dentemente. reu se e . des saben. a Breuer se le
. é . r esta razón como us 1e
es ciertamente una per\'ersión. Esta pregunta no hace má.s que redoblar la namiento htst neo, Y Pº . · bo tragó también la pequeña
él ¡ fonmdable ce , se
primera ¿para qué puede servirle aJ neurótico el fantasma perverso? atragantó. porque •con e . L e o va no ,·olvió a acercarse.
A panir de lo que acabo de exponer ante ustedes acerca de la función nada. y le llevó un tiempo regurg1t~rla. ~o!o·ai mismo tkmpo era inteli·
del fanta.'\ma. lo que hay que empezar diciendo es que, en efecto, algo del Felizmente, Freud era un neurótico, y . ngustía frente a su deseo. que
· . de su propia a ·
orden del a aparece en un lugar que se encuentra encima de la imagen i '(a) gente y valiente, pu d º.servirse o ridículo a aquella imposible buenu
se encontraba en el ongen de su apeg ue se llamaba Sra. Freud. Pudo ~r­
que le~ desi~ en la pizarra. lugar del Heim que es el lugar de aparición
mujer que, por otra parte. lo enterró y ia antalla radiogr'Jfica de su fidelt·
de la angustia. Este fantasma del que se sirve el neurótico y que organiza virse de ella para proyectar el caso en p er allí sin parpadear un solo
en et momento de usarl.o. lo llamativo es que es lo que más le sirve para .
dad a tal objeto tantasm · • y pudo reconoc. . de fonna
á t1co, · clara que ...A na o .
defenderse de la angui>tia. para recubrirla. . ', od so hasta adm111r . poco
instante, para que servia t ~e. . d Pero e\•identemente el era un . 1
8to <.ólo puede concebirse, naturalmente. partiendo de los presupues- apuntaba perfectamen te hacia el, Freu ·A to ciertamente. 1e debemos e
¡o" que he _tenido que plantear de entrada llevándolos al extremo. Como más duro de pelar que el otro, Breuer. 1esmccanism(l • · y en un
del an ál is1s
illlc todo d1~1'\0 nuevo será .· . . . de1 fantasma. en e
f . . · preciso que lo Juzguen en el mon1ento en que haber entrado. a traves
\C onna.. apr~tando !.t cubre el funcionamiento de la experiencia. Creo que uso ral:ional de la transferencia. ;,...; dar el siguiente paso. Y rcctlno·
no I~ cabrá ninguna duda. . StO es igualmente 10 qu e nos pennllu" ,.
E· ( fÓU. CO V lt>S dCma5·
&.te objeto a que el neurtit" h · · . · ntre e neu ,
. _, . p . > 1co se ace ser en su fantasma no le pega nt ccr lo que constituye el hm1te e
con """ª or C!IO cien·
....., 0 E · . ami:ntc. con su fantac;ma el neurótico nunca hace
""'ª e~. ~' c<m,.1gue defcnde 1 de 1 · · ·
· ro a angustia JU~tamente en la medida 61
/.\TRODUCCI(J.'V A L.\ ESTRUCTURA DE LA ANGUSTIA
MÁS ALLÁ DE LA ANGUSTIA DE CASTRACIÓN
3
una falsa comprenl>ibilidad grosera, la dialéctica frustración-agresión-re-
gresión. En la medida en que dejan sin respuesta la demanda. ¿qué !.e pro-
duce'? La agresión de la que les hablan, ¡.dónde la han visto ustedes produ-
Ahor.i ha) que dar otro salto. les ruego que lo adviertan. porque, como
cirse. salvo fuera del análisis, en práctic~ llamadas de psicoterapia de gru-
ha ocurrido con los otros, luego tendremos que justificarlo. po. de las que hemos oído hablar en algún lugar? No se produce ninguna
¡Qué es lo que funciona efectivamente en el neurótico en el lugar, para agresión. Por el contrario. la dimensión de la agresividad entra en ju~~o
él desplazado. del objeto a? ¿Qué realidad hay tras el uso falaz del objeto para cuestionar aquello a lo que por su naturaleza apunta. o sea. la relac10n
en el fantasma dd neurótico? Esto se explica suficientemente por el hecho con la imagen especular. En la medida en que el sujeto agota sus iras co~-
~que ha podido trasladar al Otro la función del a. Esta realidad tiene un
trae.sta ·1magen • ·se produce aquella. . sucesión
. . de las demandas que va hacia.
nombre muy simple - es la demanda. una demanda cada vez más ongmal, históncarnente hablando. y entonces
El vettladero objeto que busca el neurótico es una demanda que quiere que se se modula la regresión en cuanto tal. . , .
le demande. Quiere que le supliquen. Lo único que no quiere es pagar el precio. Ahora llegamos a un punto que nunca se ha e~p~cado- est~ tarn~
Esto es una experiencia común. de la cual los analistas - sin duda lobas- d n modo satisfactorio hasta ahora. ¿,Por que. s1 el su1eto es mtroduci-
- e u t" mpo que por fuerza debemos situar históricamente como pro-
tante poco esclarecidos en este punto por las explicaciones de Freud como do en un 1e .
para no sentirse obligados a volver a la pendiente resbaladiza del moralismo esivo ello ocurre por la vía regresiva? .
gr Hay 'quienes. frente a la paradoja de saber que es remontando hasta I~
- dedujeron un fantasma siempre presente en la<; predicaciones moralístico-
oral como se aísla la relación fálica. han tra~do de hac~os ~r: i~ecual es
religiosas más antiguas. el de la oblatividad. Como no quiere dar nada. Jo cual .. , reciso rehacer el mismo cammo en r.enu 10' e • ..
regresión era p . ex riencia Nunca se ha visto un análisis. por
evidentemente tiene alguna relación con el hecho de que su dificultad es del
orden del recibir, entonces. si quisiera dar algo, todo marcharía. absolutamente contrano a la ¡ .de la regresión volver a pa.<WI! por
logrado que se lo suponga en e p~oceso . . se tratara. de una reconsuuc-
Pero Jos que hacen bellos discursos y nos dicen que la madurez genital
es el lugar del don, no se dan cuenta de que si hay algo que se le debeóa las etapa~ ~ontrarias. tal co~o ::~: =~= :~ ~ue se agolan. llegan hasta el
ción genet1ca. Por el contrario. d l demanda hasta la demanda de
en~ñar aJ neurótico a dar, es eso que él no se imagina, es nada - es preci-
final, hasta el fondo, todas la~:º7.1':1a:ió~ de cai;tración.
samente su angustia. cero. vemos aparecer en el fon. o a. como relación en el limite del dri:u-
He aquí algo que nos devuelve a nuestro punto de partida de hoy. que La castración se encuentra mscnta do ven la medida en que. el
Aparece ahí cuan •,
designa ese tope que se alcanza en la angustia de castración. lo regresivo de la deman da.
El neurótico no dará su angustia. Como verán ustedes. acabaremos sa- registro de la denlllllda está agotadojó icamente. Pero como hoy no puedo
biendo algo más al respecto, vamos a saber por qué. Esto es tan cierto. es Se trata de comprender esto_ topo g. . con una observación que. al
tan claramente de esto de lo que se trata, que todo el proceso. toda la cade- llevar las cosas mucho más le1os. tennmarc1.né mi último discu~. lle,·arál
con la que tenn .· u1ente. ta
na del análisis consiste en lo siguiente - que dé al menos su equivalente. converger con aquella otra. podrá facilitarles el paso si~ odeos
porque empieza dando un poco su síntoma. Por esta razón un análisis. como su reflexión en una dirección que ste punto me entretendré en r .
. . 1 Tampoco en e
lo decía freud, empieza por una puesta en forma de los síntomas. Nos es- como acabo de md1car o. . . tiéndome en ella de lleno. e decimos..
forzamos. Dios mío. por hacerlos caer en su propia trampa. No puede inútiles, abordaré la cuesuon me na freud nos dice.<> ~rcc enume-
3'..1U~ de otro modo en ningún ca..o. Él nos hace una oferta que, en suma. En Inhibición. síntom~ ?' an~usal an~e la pérdida de un objelOI. yacimien-
ci. falaz - pue!> bien. la aceptamos. En consecuencia, entramos en el jue- que la angusua . es l·a re acc1on-sen produce en bl"''ue
,..., con e n·roída del
go allí donde él apela a la demanda. Quiere que Je pidan algo. Como no le ra - pérdida del medio uterin~u~:~~idcrada como ob-:~ - ~'Ó. Ahora
piden nada. empieza a modular sui. propiar. demandas. que van a ocupar el to_ pérdida posible de I~ ~a bje;o _pérdida del anlOf . ~:rta ~3 que e~
lugar del Heim. É.sta es la primera entr.ida en el análisis. pe ne - pérdida del amor e o . . ·1ntroducsrlos en un:1 c1
'l ·ma vez para
De Pª"°· les diré que ~alvo lo que se articula casi por sí mismo en este bien. ¿qué les dije la u 11
1
ci;quema. no veo cómo se ha podido justificar hasta ahora. a no ser mediante 6J
_J
fó?
INTRODUCCIÓN A U ESTRUCTURA DE /.A ANGUSTIA
------
esen.:ial ~aptar·? Que la angustia no es la señal de una falta. sino de algo
MÁS ALLÁ DE LA ANGUSTIA DE CASTRACIÓN

Uno es el goce del Otro. El segundo es l~ dem~da del Otro. El tercero,


q~ es preciso concebir en un nivel redoblado ~o~o l~ caren~ia del apoyo
q~ a~"\113 la falla. Pues bien. retomen c~n esta 1nd1cac1ón la hsta de Freud,
l ha podido ser escuchado por los 01dos mas finos. es aquella clase
~~ .
que sÓ o ue se manifiesta en la .mterpretac1'6n. cuya fonna m..,.
de deseO q . e1emp1ar
que yo he atrapado al vuelo. por así decir. .
enigmática es la incidencia del analista e_n la cura .
. No saben ustedes que no es la nostalgia del seno materno lo que en-
y E la que hace que desde hace mucho tiempo les planiee esta pregunta
2Cndr.t la angustia. sino su inminencia? Lo que provoca la angustia es lo _e: la economía del deseo. ¿qué_ rep~esenta aquella clase privilegiada de
que nos anuncia. nos permite entrever. que volvemos al regazo. No es, con- deseo que llamo el deseo del analista.
trariamente a lo que se dice. el ritmo ni la alternancia de la presencia-au.
senda de la madre. Lo demuestra el hecho de que el niño se complace en 5 DE DICIEMBRE DE 1962
renovar este juego de presencia-ausencia. La posibilidad de la ausencia es
eso. la seguridad de la presencia. Lo más angustiante que hay para el niño
se produce. precisamente. cuando la relación sobre la cual él se instituye.
la de la falta que produce deseo. es perturbada, y ésta es perturbada al máxi-
mo cuando no hay posibilidad de falta, cuando tiene a la madre siempre en-
cima. en especial limpiándole el culo. modelo de la demanda, de la deman-
da que no puede desfallecer.
En un plano más elevado. en el tiempo siguiente. el de la presunta pér·
dida del pene, ¡,de qué se trata? ¿Qué vemos al comienzo de la fobia de
Juanito'? Se hace énfasis - lo cual no está bien centrado - en el hecho • - . •r ....llllllm
de que. según dicen. la angustia estaría ligada a la interdicción por la
~
madre de las prácticas masturbatorias. vivida por el niño como presencia
del de~o de la madre ejerciéndose respecto a él. Pero ¿qué nos enseña
aquí la experiencia sobre la angustia en su relación con el objeto del de·
seo. sino que la interdicción es tentación? No se trata de pérdida del ob-
........
,,,....,
jeto, sino de la presencia de lo siguiente - los objetos, eso es algo que
DO falta.
.· '
Pasemos a la próxima etapa. la del amor del superyó, con todo lo que se • .,,...:til
supone que comporta en la vía llamada del fracaso. ¿Qué significa esto. sino
que lo temido es el éxito? Siempre se trata del eso no falta.
.. . ,. .
Hoy los dejaré en este punto, destinado a disipar y a darle la vuelta a . . " ..,,..
una confusión que descansa por entero en la dificultad de identificar el ' • ""'!"'.4Í. .
objeto ~l dese.o. ~e sea difícil de identificar no implica que no esté ahí. ·-.. -.:.liit
~ ah1. y su función es decisiva. 11 .. •.

En lo que a la angustia se refiere. consideren que lo que hoy les he di-


cho no es kxlavía máli que acceM> preliminar. El modo preciso de situarla, .
... •\
en el que entrar~ a partir de la próxima vez, debe situarse entre los tres
~ que vieron U\tedc.\ dibujarM: en mi discurso de hoy.
65
V

LO QUE ENGAÑA

Pavlo\'. Goldsttin y la dtmanda dtl


Otro
lones Y ti goct dtl Otro
1As hutllas dtl sujtto
los corus dt la pulsión
Pascal Y la exptritncia dtl vado

. Hemo~ ~isto. hemos leído y seguiremos leyendo, que un segmento del


ps1~oanális1s, el que aqu! pro~guimos. tiene un carácter más filosófico que
~gun otro. e~cual tra~ana de aJustarse a una experiencia más concreta. más
c1enúfica, mas expenrnental. poco importa qué palabra se emplee.
No es culpa mía. como se suele decir, si el psicoanálisis cuestiona en el
plano teórico el deseo de conocer, y si. en su discurso. se sitúa así él mis-
~º ~n un más acá anterior al momento del conocimiento. Ello por sí solo
JUstJficaría tal cuestionamiento, que da cierto tinte filosófico a nuestro dis-
curso.
Por otra parte. en esto fui precedido por el inventor del análisis. quien
se situaba ciertamente, que yo sepa. en el plano de una experiencia directa.
la de los enfermos mentales. especialmente los que han sido llamado&. con
mayor rigor desde Freud, los neuróticos.
Ello no sería motivo para pennanecer más tiempo del ronveniente en
un cuestionamiento epistemológico. si el lugar del deseo. la fonna en que
dicho 1ugar se produce, no se nos presentificara en todo momento en nues-
tra posición terapéutica a través de un problema. el más concreto de todos..
que es el de no dejamos llevar por una vía falsa. no responder. ahi de una
forma errada. al menos respecto a cierta objetivo que pcrseguunos Y que

Recuerdo haber provocado la indignación de aquella e~ de colegas


no es tan claro.
que saben. llegado el caso. parapetarSC tras oo se qué inflación de ~
sentimientos destinados a r.ranquilizat vaya a saberse ~ quién. cu3Ddo di,Jt'
que en el análisis la curación venía por añadidura- Se V10 en dio algún des-

67
J,\~fRODUCC/ljN A L.\ ESTRUCTURA DE U ANGUSTIA
/
LO Ql!E ENGAÑA
Jen 1'4-lf aquel que está a nues,tr~l car~o y que .sufre. cuando yo hablaba des.
de un puntl' de, isla metodokl~Jco. Es n1~y _c1e110 qu~ nucstru justificación
asl 1..·omo nucs~l dc~r. es mejorar la pos1c1ón del sujeto. Pero yo sosteng~
q~ nada cs mas \"a1.:1lante. en el 1..·an1po en que nos e111..·ontran1os, que el con.
1..·epto de curación. Hay cierto tipo de interrogación que. c1111 o \in nu.ón • ~ft 11 m ¡ ... _
,.. ¡¡ a e .1uor-
Un análisis que acaba con la entrada dd paciente o de la pacienie en la dajc ohjetiv~> o cxpe~imental del prohlema de Ui angustia.
Orden Ten:era. aunque d sujero se encuentre 1nejor en lo rcferenre a sus sfn. No podri~m~s .evitar perdcn1os t!'n este campo s1 no le~ hubil'ra dado a
tomas. ¿es una curación si. con la fuerla que le da cierta elección, cierto ustedes al pnnc1p10 las líne~s dc mira •. los puntos de apoyo, que no pode·
orden que ha reconquisrado, enuncia las reservas más expresas sobre las mos abandonar y que permiten garant11.ar y ufimar nue~tru objetivo. y ad-
,·fa.~. per"ersas según él. por las que lo hemos hecho pasar para hacerlo en- vertir aquello que lo condiciona de la forma má.~ radical. La última vez mt
discuro;o acahó circunscribiéndolos, por así decir, con tres punto~ de refe-
trar en el reino de los cielos? Puede ocurrir.
rencia que me limité a introducir. tres puntos en los que lu dimensión del
Por eso no creo apartanne ni por un mo1nento de nuestra experiencia si Otro sigue siendo dominante.
mi discurso recuerda que en su interior se pueden plantear todas hL~ pre- Son, a saber, la demanda del Otro, el goce del Otro y. bajo una lnmw
guntas. y que es preciso que mantengamos la posibilidad de cierto hilo que modalizada, que por otra parte pcnn:mcce como signo de inlcm>gadón, el
nos gar.mrice al menos que no hacemos trampa con lo que es nuestro pro· deseo del 01ro, en la medida en que es el deseo que corresponde al ;m:1li~1a
pio instrumento. es decir, el plano de la verdad. en cuanto interviene como ténnino en la e"'periencia.
Ello requiere una exploración que no sólo debe ser seria. sino incluso. No vamo!> a hacer lo que reprochamos a todo~ los demás. o sea. elidir al
hasta cierto punto. exhaustiva. incluso enciclopédica. En lo referente a un analista del texto de Ja expcriencü1 que interrogamos. La an¡?uslia l.'.uy:i í6r-
tema como la angustia. no es fácil. ciertamente. reunir en un discurso como mul;i dchemos aportar es una angustia que nos responde. uru1 angu~tia que
d mio lo que debe ser funcional para los analistas. Lo que no hay que olvi· provo<.:amos, una angustia con la que, llegado el caso.1ene1110" una relación
dar en ningún momento es que el lugar que hemos designado en este pcque- detemtinante.
oo esquema como el de la angustia. ocupado actualmente por d (- <P ), cons- En esta dimensi6n del Otro. nosolro~ enl'ontmmo~ nue,lro lugur. nut',tw
útuye un cieno \"acfo. Todo lo que se puede manifestar en este lugar nos des- lugar eficaz, en la medida en que sabemos no meno!i<:aburla. Me gusuuía 4uc
pudiemn percibirlo no está auo¡ente de nin~una de las fontta\ b:1.10 ."t\ cua·
orienta. por así decir. en cuanto a la función estructurante de dicho vacío.
les se ha int~·ntado circunscribir hasta hoy el fenómeno de l;i angmlm.
Esta topología sólo tendrá valor si pueden ustedes encontrar los índices
En el punto de ejercicio mentnl para t:I qUC' los he lom1ado Y•ti que qut·
que ella les da. confinnados por cualquier abordaje que se plantee del fe· . por fUc."r1.a, ¡es. pª•ecer:í vano el ~nfoM~. vuno
zás los he acostumbrado bien, ...
nómeno de la angustia, por cualquier estudio serio. sean cuales sean sus pre· el éxito, falso el Lríunfo. que algunm ven al alcance de Ja mano ill urJlc.l. umcn·I
supuestos. Aunque a nosotros nos parezcan demasiado estrechos y consi- .
lar nue por e¡'emplo como 1.hcen. Y·al con
• 1r an· o de In uue ., r··~
nnoh~U erru e

dercm,>s que es preciso resituarlos en el interior de la experiencia radical ., • · . • , . , · t'Tl fin .. _ las ncuru·
pensarniento analít1co aunque fuese lo 1,;onlr.tn0 '
que es nuei;tra experiencia, de todas formas, en cierto plano. algo se ha apre· • . . ... . · cn I•• mesa c"'penmenl<l. 1
sis se reali1.an en el ammal, en el 1.1u.ira1ono. . .
hendido correctamente. Aunque allí el fenómeno de Ja angustia aparezca . 1 . "Uicron han destacado a1guna
Esas neurosis que Pavluv Y quaene~ 0 si,.
· · .
.
é >do se concl1c1011a i:rc:rto re: c
. n.
como limitado: distorsionado, insuficiente respecto a nuestra experiencia.
vez. ¿qué nos enseñan'! Nos d"::en de qu n~ . ' ~i·i una "'timullll'IOll.
al ~nos ~viene saber por qué es asf. Y no siempre es así. 1
jo del animal. A un11 reacción llamada natura se e w m'cnle del rodo c.lil>·
Cual~uiera que sea el nivel en el que haya sido formulada hasta el pre· . . .
una exc1tac1(m, que lonna parte e
d un rc"'l\lro ~upue"" 1
e- - L , M! l1-1n• que L'otn el)an
.
~te la interrogaci6n acerca de la angustia. tenemos que sacar de ello al- tinto del que está impli1:aJo en la reac\.'JÓll. duc¡.:o~t~niéndu~ 11 ~1 tf(l(.to~
gun prO\'echo. · · 1nd1cmn11 :t.~. 11 " ~
de algún modo dicha~ reacc1unc~ 1,;c . .,,. • . ...1~ ;anue~1n11lo en
Mi propó~ito de hoy es indicarlo. a falw de poder establecer la suma de •
de contrar11~d;1d. Lo que hcmoh i;ollM:~
UJ0ll l;llflUlL 11101,.... '•
• ·•-último cap:tl de re\·
10 . mte voh cr u e~ ....
todo que <>e ha aponado ha11ta ahora a e11te respecto lo cual exigiría todo las respuci.tai> del or~anr ...no, nos pcn
un at,o de -.emanario. •
6\1
JNTRODUCCJ(JN A /..A f.'"STRU(7"l!RA /JE l.A ANGUSTIA
1.0 QIJf: l:N<iANA
nooJ('r 1.k dos fonnas opuestas al mi!.mo licrnpo, engendrando d
r··- · .1 ··.1 _. • e cate
1tk~1. pllr ª"í decir, una especie ue pcrp 1eJluau orgánica. ab<;(1lu1amen1e de acuerdo. Por eso, cicn;uncnle • todo mi e: ~ ¡UCíl.(I. . dur:mtc
. . .
Para ir ntás tejos. ~iremos induM~ que se nos ocun:c. la idea de que co algún tiempo, c11n,1suó en dcmc"trarlc:s a U\lcdc!I la amplnud de un lll\'cl
~iertO!I casos consegu1ntos un agotamiento de las pos1h1 hdades de rcl>pue!l- comparable en nosotro... su¡cto~. l:n C!>le \UJeto que , 11mo... lál 1,;omo aprc:n-
la. un desorden más fundamental engendrado por su de!.viaci6n. que afee. dcmo~ a mane¡arlo y a determinarlo, hay t:unb1tn todo un Qfflpo donde.
la de forma más r.idical al campo ordinario de las reacciones implicada, de aquello que nos co11-.1ituye, 110 \abctnoi. nada.
traducción objeth·a de lo que podrá interpretarse desde una perspectiva má.~ El Selbst:b~wu.1-.1·1.ft'Ín. que l~s cno;eñé a llamar el \UJClo wpue,to ,ahc:r.
ei¡ una supos1c1ón engafül'ia. l:l 8e/b.,t-hn-.·utt/.'i4'111, u:mMdc:rado cun.'llllulilr'o
general con10 definido por ciertos modos de reacción que se llamarán in~.
del sujeto cognoM:cnte, es una ilu'>i<'m. una fuente de mor, J>UC\t'-' que la di-
tintivos. Más recientemente se ha teorizado, en otras áreas cuhuralcs, lo yue
mensión de i.ujcto supue!ilO traw.parcnle en su pmpio il(.ltJ de: conocimaenlo
se ha calificado con el ténnino.rtress. Se alca111.a un punto en que la deman.
sólo empieza a pan ir de la entrada en juego de un ob¡eto C'lf>CX=IÍlcado que e'
da que ~ hace a la función desemhoca en un déficit que i.upcra a la propia el que trata de circunscribir el estadio del c'pcjo, o i,ca, la 1mag~ 1 del cuc:rpo
función. lo cual llega a afectar al aparato en fonna tal que lo modifica má\ propio. en lanro que, frente a ella. el '>UJeto tiene el -.c111u111cn1u ¡ubtlw' de:
allá del registro de la respuesta funcional. para descmhocar finalmente en estar ante un objeto que lo torna al sujeto tran,parcntc pard ii 1111 ,1110 I,,¡¡
las huellas duraderas que engendra. en el déficit lesiona!. extcn!;ión a loda cla!it: de con111.:imicnlo de C:hla 1Ju~i<in de la c<lfK:1c01:1a c\lá
En este abanico de la interrogación experimental, sería sin duda impur· molivada por el hecho de que: el ohJelo del t(JOoc:imic:nh> ei.lá conwui.do.
tante indicar dónde se manifiesta algo que recuerde la fonna que llaman modelado. a imagen de la rclad6n con la imagen c:<.pci.:ular. Poi ett' J>R:Cl!i<t·
angu'itiada que podemos encontrar en reacciones neurótica... Hay '>in em· mente c~tc objeto dd conocimic:nlo C:!'> in,uftciente.
bargo algo que parece quedar siempre elidido en una fonna semejante de Aunque no cxi~liern el p'>ÍC(}análi~i'> igualmente lo 'abriamtl' purque
plantear el problema de la experiencia. E.., ciertamente imposible reprochár· hay moml!nto1' de aparición del objclo que no' arro¡an a una dimcm16n muy
selo al relator de esas experiencias. porque la elisión es constitutiva de la distinta. que !te da en la experiencia y que mc:rccc \Cf anlilda como prmu·
experiencia mic¡ma. pero todo aquel que quiera comparar esta experiencia tiva en la experiencia. [:.., la dimcn~ión de lo c:xrr:uín.
É!>ta no puede en modo al!;!unc> caplar..c corno itlgo trefile a lo <:ual el
con la nue'>tra. que se lleva a cabo con un sujeto hablante, no puede dejar
sujeto permanece 1ran.,parcn1e a su cono<:imicnto. Anlc C:'llJ nuc..,o. el ~u¡r­
de tenerlo en cuenta. Se trata de lo siguie111e. Por primitivo que sea, con
lo literalmenle vacila. y todo en la relación \upue\lamcnlc prunordud dc:I
rci¡pccto al organismo de un sujeto hablante, el organismo animal interro-
sujeto con cualquier efecto de cunoc1mu:n10 C\ puc,10 en 'ue)tJl'in.
gado ~. que está muy lejos de l>CT' primitivo en las experiencias pavlovianas. Este i.urgirniento en el campo del ohrcrn de algo dcM:onondo cxpm·
porque <.e llevan a cabo con perros-. la dimensión del ()tro e~tá presente mentado en cuanlo taJ, de un:1 C:\lrutlurauon -·• ·ublc · no pl.-u11~~_una
- ' 111.,.,u~
en la experiencia. . . . . --··• . . uc C\· "'""que \C da c:n la e.t·
cue~t16n unn;amente a 'º" p~ico... uul~la.,, >'ª q "'
Hace mucho que lo advierto. Al intervenir en una de nuestras sesione~ pericncia. Sea como o;ca. e" prcc1'i0 1rara1 ~ -'- cxp I'icar r-·
"'"qué Jm OIÓO• llC·
cicntífic~ _a propóo;ito de alguno\ fenómenos que se nos exponían acer':3 nen miedo de la oscurid;td. Se comprue....a al mi '"'º ucmpo que oo '1crn-
de la creación de la ncur°"i"' experimental. hice notar a quien noi. comunr· ..
pre tienen miedo de la oM:undad ._.nrnncei>, · hacen "'ª'ºIC>f?la.
r-
l..(" que K'
. .. Jo- her •
caba su~ ln\'Csttgacioncl; que su propia presencia. en la experiencia. como . h· . teoría' ~obre lll rc.31.c""' e
llarnan c:xpcn mcnladorc~ ~ ¡xmc:n ª ac.:cr - hay pensaanc:n·
pc:rv)f.aJC humano, manipulador de cieno número de cO!Sas alrededor del dada, ancc~tral, pnmordial. de un pcn~anucnro ~ }'ª qUC: cwocturiido de
anunal. debfa ~r tenida en cuenta en cieno momento de la experiencia. Si .
lo, parece que 1o1c:mpre lloC e
d ba con~rv·u • .c~lc:
· rtnruno
. _ .. 1 y coo!ltnl\'ctl e in·
~ •ahc cómo '>C comporta un peno rc~pecto a aquel que se llama o no se Un modo d1~1irtlO que el pen<MUnlen J
· 1, lóglCO rae ltnwu-


• ......,. 11 w1ucllot
llarn.a \U amo .__.. • ~ ,__ ... . · ·ón , E e<>lt pun111 c'pe"''"' ... ...,
• ... _,"" que en l<JUtl'I los cao;oii para un perro la d1men"1 ventml. Ahí C\ donde hai::en filo'>(• f ,¡¡. .n .. d rmMno iem:·
. :.c~utr el dialogo. en
det Otro clJenta. Pero aunque no fuese un perro aunque fuei.c un saltamon· 1.:on quienes algu. na vez debcmno~ pro._g ·iJ11 .,,('.)JJ)U\ , 1·..,.- --.t.omcl\, par RUC'·
te-> o una_\;inouiJ.
e "*i·il, J·¡¡ d IJneO\l\Jn
..._ Á · ud ,1_ (
)tro C\lá'
prci;entc. 00 en ljUC e\lC d1álOJZO lleOC l!UC: M!f JU/ - ' . ido meflUS btpoCtf.icfl.
Me dirin U\lede11 que un \alt.amonte"' o una •;;muui1"ucla organismo pa· Ira parte, dar cuenta de h1 cxpericncl•• de un O'lf
~icntc de L1l ex · · e- ' •.
pcoencia, no -.ahe nada de C!o.la dimcn~ión del Otro. E.!iWY
71
..,,.
J.VTRODUCC/ÓN A LA ESTRUCTURA DE LA ANGUSTIA
LO QUE ENGAÑA
He aqui una respuesta concebible. voy a dársela. Consiste en part'
· com! 1at1· vo de un pnmer
la \.".Onstitución dd objeto · modo de abordaie trde surgimiento de la falta bajo. u~a forma positiva lo que es fuente de angustia
. . PI . , , e1re.
conocimiento de nuestra propia to~a. antea que dicho reconocimiento _ sólo q~e. segunda c_ondtctón, e~ este caso tampoco se debe omitir que
es en sí nlismo limitado. porque deja escapar algo de aquel investimiento el sujeto tiene frente a el a Goldstem o a determinada persona de su labora-
de existir como cuerpo• i1·No torio. que lo somete a una prueba. a un test organizado. Así, el campo de la
Primiu\·o de nuestro ser resultante del hecho .
falta se produce bajo el efecto de una demanda.
es acaso una respuesta. no sólo nll.onable sino controlable, decir que es este
resto. este residuo no imaginado del cuerpo. lo que, mediante algún rodeo Estos términos. cuando sabes dónde y cuándo buscarlos. Jos encuentra.~
indefectiblcn1ente, si es preciso.
que sabemos designar, viene a manifestarse en el lugar previsto para la fal-
Para sallar a un orden muy distinto. evocaré la experiencia que es más
ta. v de tal forma que. al no ser especular. resulta imposible situarlo? En
general. no reconstituida. ni ancestral. ni arrojada a una oscuridad de las
ef~to. una dimensión de la angustia es la falta de ciertos puntos de refe- épocas antiguas de las que supuestamente habríamos escapado. aunque es
rem:1a. testimonio de una necesidad que nos une a esa." épocas. experiencia siem-
En este punto no estaremos en desacuerdo con la forma en que aborda pre actual y de la que. curiosamente. hablamos con muy poca frecuencia
este fenómeno un Kurt Goldstein. Cuando nos habla de la angustia, lo hace - Ja experiencia de la pesadilla.
con mucha pertinencia. Toda la fenomenología de los fenómenos lesionales Uno se pregunta por qué Jos analistas, desde hace algún tiempo. se in-
en los que persigue las huella~ de esta experiencia que nos interesa. ¿cómo teresan tan poco por ella. Lo introduzco aquí porque será preciso, de todas
se articula. sino mediante la observación preliminar de que el organismo formas. que nos detengamos en ello por un tiempo. Les diré por qué, y
funciona como totalidad en todos sus efectos relacionales? No hay uno solo dónde encontrar el material en cuestión, porque hay al respecto una litera-
de nuestros músculos que no esté implicado en una inclinación de nuestra tura ya constituida - y de las más notables - a la que conviene que se
cabeza. Toda reacción a una situación implica la totalidad de la respuesta remitan ustedes. Estoy pensando, por olvidada que esté. en la obra de Jones
organísmica. Si lo seguimos en esto. vemos surgir dos términos estrecha- sobre la pesadilla, libro de una riqueza incomparable. ., .
mente enlazados uno con otro. la reacción catastrófica y, en el interior de Les recuerdo su fenomenología fundamental. No se me ocumna m por
~11 campo fenomenal. la localización de los fenómenos de angustia en cuan-
un momento eludir su dimensión principal - la angustia de h1 pe~dilla es
to tales. experimentada, hablando con propiedad. como la angustia del goce del
Les ruego que se remitan a los textos de los análisis goldsteinianos. muy Otro.
Lo correlativo de la pesadilla es el íncubo o el súcubo. aquel ser que te
accesibles. puesto que se han traducido al francés, para ver allí. al mismo
oprime el pecho con todo su peso opaco de goce extraniero , · que te aplasta .
tiempo. cuántas de sus fonnulaciones se acercan a las nuestra'> y cuánta cla- . ¡ ·l pero también en la pesadilla
baJ·o su goce. Lo pnmero que se ve en e mt o, .
ridad obtendrían si se apoyaran en ellas más expresamente. Lo verán uste· 1 mbién un ser que mterro-
des si siguen el texto con la clave que les aporto. vi vida, es que aquel ser que pesa por su goce es ~ · d liad· de la pre·
. 11 dimensión esarro a ·t
Tornemos. por ejemplo, la diferencia que hay entre la reacción de des- ga. e incluso que se mamfiesta en aque ª .
. intervención en e1m1 o. 00
orden y la reacción de angustia. gunta que se llama el enigma. La Esfinge. cuya fi de pesadilla v
d·ni)
1 es una 1gura · •
lo olviden. precede a todo el drama de E r •
Mediante la reacción de desorden. el sujeto responde a su inoperancia.
al mismo tiempo una figura interrogador~. rdial de lo que he llamado la
al ~cho de e<>tar ante una situación insuperable. sin duda a causa de su dé-
Esta pregunta aporta la fonna más pnm<> ll hahitualmente !lama-
ficiL .Es ~a forma de reaccionar que no es del todo ajena a un sujeto no dimensión de la demanda, mientras que aq~e q~ndidamenre instintual.
0
dcficrtano ante una ~i~ión de Hilflosigkeit, de peligro insuperable. mos demanda. en el sentido de una exigen\;ia pre
P~ que la reaccton de angustia se produzca. siempre se precisan dos no es sino una forma reducida. . na vez má.\ la relación
condietones. que están presentes en los caws evocados. La primera es que d ·do· a interrogar u .
Henos aquí de nuevo con uct s b,;eü\·a. C'D el sC"nudo co-
los ~bos ~ficitarios sean lo bastante limitados como para el sujeto pue- entre una experiencia que puede ser
llamada pre-su ,
. forma más cerrada. en torma
.
da cir~u~l>Cnbtrlor. en la prueba a la que se halla sometido. y que, debido a rricnte del ténnino sujeto. Yla pregunta en su
C\lc limite. la laguna aparezca en cuanto tal en el campo objetivo. Es este
73
72
/.\TRODUCCIÓN A L.\ ESTRUCTURA DE U ANGUSTIA
LO QUE ENGAÑA
~ un significante 4ue se pro(X'ne a sf mismo como opaco, lo cual es lapo.
sh:ión del emgnlil. guro. porque no es más que significante, y así la historia es artificio. Tie-
Esto les permite a ustedes ponenne de nuevo entre mi espada y mi ne razón el ~bsesivo, ha captado algo, quiere ir al origen, a la etapa ante-
· a dfi"'
pia pared. para que. al recumr e 1n1c1onei> que ya les he propuesto,pro.
yo rior, la del signo.
las tenga que someter a la prueba de su uso. Ahora voy a tratar de hacerles recorrer el camino en sentido contrario.
Si he partido hoy de nuestros animales de laboratorio no es sin motivo.
Después de todo, podóamos abrirles las puertas y ver qué hacen ellos con
la huella.
No es una propiedad únicamente del hombre la de borrar las huellas.
2
operar con las huellas. Vemos que algunos animales borran sus huellas.
Vemos incluso 1:omportamientos 1:omplejos que consisten en enterrar cier-
to número de huellas, por ejemplo deyecciones - es algo bien conocido
El significante. como les dije en cierto momento decisivo, es una hue- en los gatos.
lla. pero una huella borrada. El significante. les dije en otro momento deci- Una parte del t:omportamiento animal consiste en estructurar un cierto
sl\'O. se distingue del signo en el hecho de que el signo es lo que representa campo de su Umwelt, de su entorno, mediante huellas que lo puntúan y le
algo para alguien. mientras que el significante es lo que representa a un definen límites. Es lo que llaman la constitución del territorio. Los hipopó-
~ujeto para un ser significante. tamos lo hacen con sus deyecciones, y también con el producto de ciertas
Vamos a poner esto a prueba otra vez respecto a lo que está en juego. glándulas que en ellos son, si mi recuerdo es bueno. perianalcs. El ciervo
De lo que se trata es de nuestra relación angustiada con cierto objeto se va a frotar sus astas contra la corteza de ciertos árboles, lo cual uene el
perdido, pero que seguramente no está perdido para todo el mundo. Les valor de una localización de huellas. No puedo ex.tendenne aquí en la infi-
mostraré dónde se lo reencuentra. pues no basta con olvidar algo para que nita variedad de Jo que una zoología desarrollada puede enseñarles e~ este
no continúe estando allí. sólo es que ya no sabe1nos reconocerlo. Para punto. Lo que me importa es lo que tengo que decirles sobre el borranuento
reencontrarlo, convendría volver al tema de la huella. de las huellas.
El animal. les digo, borra sus huellas y hace falsas huellas. Pe~ al ha-
Para animar en ustedes el interés por esta investigación, voy a darles en-
o;eguida dos flashes sobre el tema de nuestra experiencia más común.
cerlo, ¿está haciendo significantes? Hay algo que el animal no hace
hace huellas falsas o sea, huellas tales que se crea que son falsas. '
uan:
Hay una correlación evidente entre lo que trato de esbozarles y la
son las huellas de s~ verdadero paso. Dejar huellas fal~ente fabas es un
fenomenología del síntoma histérico, en el sentido más amplio, pues no ol- . . h mano smo e~enc1almcn1e
comportamiento. no diré esencia 1mente u ·. . Cuan·
videmos que no sólo hay pequeñas histerias, también están las grandes. d . 11 · "te Ahí se present1f1Ca un suJClO.
~ IM anestesia!>, están las parálisis. hay escotomas, hay estrechamientos significante. Ahí es don e esta e mu · runa falsa huella. enton-
do una huella se ha trazado para que se la to~ pobe que hay un sujeto
del cam~ ''isual. La angustia no aparece en la histeria. y ello exactamente
ces sabemos que hay un sujeto hablante. ahí sa mos
en la medida en que estas falta.<> son desconocidas.
Hay algo que no se suele percibir, que no ponen ustedes mucho en jue- como causa. . rte más que éste. Luego.
La propia noción de la causa no uene otro sopo . ·ginal es la cau-

=
go, Y que ~m embargo explica toda una parte del comportamiento del ob- nosotros tratamos de extenderla al universo. pero la c~usa:erse comar por
se,n·o. En ~u forma tan Part"1cul·ar d e tratar el s1gn1ficante,· · a saber. de vacía. que quiere
sa de una huella que se presenta co 010 . decir indisolubJcmenle. que
::!~ ~acarle brillo, borrarlo, triturarlo. hacerlo migas. coro- una falsa huella. ¿Qué significa ~sto? Qu•:~ell~ bfevemenle la forma
... .
c,.,~~n·o por Una V{
como Lady Macbeth con la maldita huella de sangre. el
. l" d el sujeto allí donde nace, se dmge ª 10 q .. ~miento no tiene:. en
·d d d 1Otro Esle compo•-·~
.._
...,._111
' . ª '>ID sa 1 a pero acerca de cuyo objetivo no cabe
__...a... opera prcct\amente en 1 ·d de . ·
' ·
más radical de la rac1onah a e : . rmrse en el lugar del
1
. · . fi e sen11 o volver a encontrar el signo baJO efecto, ningún otro alcance pos•"ble• smo .d de mse ·
00 tienc!n el nusmo on-
~ ' '.gnhi ic~te. Unxl".'<:IU'hei1 machen. tomar no advenida la inscripción Otro, en una cadena de significantes que uencn °
1a 1\ton.a Eso ocurrió de
aquc 11 a rorma. pero no es seguro. No es se-
75
7.
INTRODUCCIÓN A L.\ ESTRUCTURA DE LA ANGUSTIA
LO QUE ENGAÑA
gen. pen) que constituyen el único termino de referencia posibl
huella l·on\·ertida en s.ignificante. e Para la de que se ha de~c~nocido la parte profunda de falsedad que hay en la de-
Ven ustedes. pues, en este punto. que lo que alimenta en el or· manda del neurouco.
emergencia del significante es la pretensión de que el Otro, el Otro ~a
sepa. E..;.te 11 rn> sabía hunde sus raíces en un no debe saber. El signific~teo
:::t La existencia de la angustia está vinculada al hecho de que toda deman-
da. aunque sea la más arcaica, siempre tiene algo de engañoso respecto a
lo que preserva el lugar del deseo. E~to ex: plica también el lado angustiante
sin duda. revela al sujeto. pero borrando su huella. ·
de to que. a esta falsa demanda. le da una respuesta que la colma.
Lo vi ponerse de manifiesto, no hace tanto tiempo. en el discurso de uno
a A
de mis pacientes, a quien su madre no lo había dejado ni a sol ni a sombra
$ hasta determinada edad - ¿puede haber una forma mejor de decirlo'/ Ella
no había dado a su demanda sino una falsa respuesta, una respuesta verda-
Esquema de la huella borrada deramente errada, puesto que, si bien la demanda está ciertamente estruc-
turada por el significante. no debe ser tomada al pie de letra. Lo que el niño
le pide a su madre está destinado a estructurar para él la relación presen-
Hay pues, de entrada, un a. el objeto de la caza. y un A, en el intervalo cia-ausencia que demuestra el juego original del Fort-Da, que es un primer
de los cuales el sujeto S surge con el nacimiento del significante, pero como ejercicio de dominio. Hay siempre un cieno vacío que presef\·ar, que no
tachado: como no-sabido. Toda la orientación ulterior del sujeto se basa en tiene nada que ver con el contenido, ni positivo ni negativo, de la deman-
da. Es de su colmamiento total de donde surge la perturbación en la que se
la necesidad~ una reconquista respecto a este no-sabido original. Aquí \'en
uste~s surgir la re~ación verdaderamente radical. concerniente al ser que manifiesta la angustia.
Nuestra álgebra nos aporta aquí un instrumento muy oponuno para apre-
debera ser reconquistado. por parte de este sujeto, que se encuentra entre
ciar bien sus consecuencias. La demanda acude indebidamente al lugar de
el a Y.la primera aparición del sujeto como no sabido, lo cual significa in-
lo que es escamoteado, a, el objeto.
consciente, ~nbewusste. La palabra se justifica por la tradición filosófica.
que confundió el bei,o.·usst de la conciencia con el saber absoluto. Esto no
puede ~as~ a nosotros, en la medida en que sabemos que este saber y
la conc1enc1a no se confunden. 3
~reud deja abierta la cuestión de saber de dónde puede provenir la ex:is-
tencta del c~po definido como el de la conciencia. Yo puedo reivindicar
que el estad.10 del espe1·0 • tal como está articulado,
. . · de t' nado a convenir algo
.• aporta ahí un comienzo ·Qué es un álgebra sino algo muy s1mp1e. s 1 de
de so1uc1on, aunque sé en q é · · ·facc1on
. . puede dejar a ciertos espfntus . (, . t sin tener que l·ompren r-
'~~~..1- . . u msat.1s complicado en algo manejable mecántcamen ~ áu· as Basta
lvuuauus en la med1tac16n cart .
w..cn más .
e
es1ana. reo que nosotros podremos dar un
.
lo? Es mucho mejor así. siempre me 1 0 han dicho en matem e ·
ida
~ este año. .que .les· haga cap
. tar donde. .
llamado de la se encuentra. de este sistema con que el álgebra esté correctamen1e consttu ·
. . .6 ($00) que debe 1ec~-
s ta·
mes .... .~, ... ~ncicncta, el origen real, el objeto original pues no estare-
""'1:wec,...,,, en o refcrent la f
1
151
Les he enseñado a es1..11bir la pu n • . hablar de este corte.
· ' • 1 d da Voh·eremos a
ciencia hasta que . eª re utac1ón de las perspectivas de la con- chado, corte de D mayuscu a. eman · . na .-'-a al res....,..to hal;e un
d hacen;e c1e IU<: r-
ai•dable e.,....,..;fi adosepamos. por fin. que ella misma se aferra a un objeto De todas fonnas - han empeza o a . ulso del cazador· pero la far-
· -r-• te en la estructura. momento - lo que se trata de cortar es el •~P 1 e"plil·a nnr qué es en
Hace un momento les he indi . . . ·b 1 puls1ón va e~ " r-·
léctica Si han ••guid d cado la pos1c16n de la neurosis en esta d1a· ma en que les he enseñad<> a escn ir ª · :. . Ello es :i..;i en la me·
·- o uiite es el .· d . 'do de·. ·1as las pubionc>. . 1
rmtc a la emergencia del . :fi neí\' 10 e lo que está en juego en lo refe· los neuróucos donde han SJ sen •onna pn'vilc:gtada en e
. $" ) ~nta de una ,,
..e_
U1C11~ rc'lbaladiza no~ ac
stgm tc-dllte podrán
• perc1'b'1r enseguida a qué pen- d1da en que el fantasma ( va se P
T~ W. trampas en las crc:cn. _en cua~to a ~o que ocurre en la neurosis. neurótico como($ O0).
que caido la dtalécuca analítica resultan de esto,
77
..
/J\iTR<>DUCCIÓN ..\ LA ESTRUCTURA DE lA ANGUSTIA
LO QUE ENGAÑA
En otros términos. es una tran1pa .de: la estructura fantasmática en el ncu.
róti"""tl lo qu(' pennitlll d_ar aqud ~nmer_ paso Uamado pulsión. Freud, sin su primera fenomenología. que es la de un dummy, quiero decir. algo que
runguna da.."C de vacilac1ón. la designó s1en1pre como Trieb. La palabra tic- se presenta dotado de un carácter artificial. Esto es. ciertamente. lo que
~ una historia en d pensamiento filosófico alemán, y es ahsolutamente im-
pennite que sea reemplazado por no importa qué biberón. que funciona
exactamente de la misma forma en la economía de la pulsión oral.
posible confundirla con el término instinto. Rc:sulta que. incluso en Ja Stan-
Las referencias biológicas, las referencias a la ne~esidad, son algo esen-
Jarri Edirion. recientemente encontré - y. si mal no recuerdo. en el texto
cial. por supuesto. no se trata de rechazarlas. pero a condición de darse
Inhibición. sintoma y an!(11stia - traducido todavía como i11sri11ct11al need cuenta de que la diferencia estructural más primitiva introduce allí de he-
algo que se llama Bedürfni.'> en el texto alemán. Sustituir simplemente. si cho rupturas. cortes. introduce enseguida la dialéctica significante. ¿Hay
~quiere. Bedürfnis por need sería una buena traducción del alemán al in- algo que no pueda penetrar una concepción que llamaré la más natural que
glés. ¿Por qué añadir ese insrincr11al que no se encuentra en absoluto en el existe?
te:x.to. y que basta para falsear todo el sentido de la frase? Una pulsión no La dimensión del significante no es otra, si ustedes quieren. que aque-
tiene nada que ver con un instinto. lla en la que queda capturado un animal cuando persigue a su objeto. de tal
No tengo nada que objetar a la definición de algo que se pueda llamar forma que la persecución de dicho objeto lo conduce a otro campo ~e hue-
instinto. ni siquiera al uso habitual del término, como por ejemplo llamar llas. donde la persecución en sí misma pierde su valor introductono ~a
in~tintos a las necesidades que tienen los seres vivos de alimentarse. Pero convertirse en su propio fin. El fantasma. el $con respcc~o alª: adquiere
la pulsión oral es otra cosa. Concierne a la erogeneidad de la boca. lo cual aquí valor significante por la entrada ~el ~ujeto_ en esta dimensión qu~ lo
nos conduce enseguida al siguiente problema - ¿por qué se trata única- devuelve a Ja cadena indefinida de las s1gmficac1ones que se llama destino.
mente de la boca? ¿Por qué no también de la secreción gástrica. ya que hace Puede uno escapar indefinidamente. pero lo que se trat~ de reencontrar
un momento hablábamos de los perros de Pavlov? E incluso. si lo exami- es precisamente el punto de partida - ¿cómo entró el sujeto en este asunto
namos má.<. de cerca. ¿por qué se trata más especialmente de los labios tan del significante? 1 do
vale la pena reconocer la estructura que es y
solo hasta cierta edad. y por qué. transcurrido ese tiempo. se añade lo que Está pues muy claro que . . ál' · Tenemos ya
Homero llama el recinto de los dientes? de la pulsión en los primeros objetos aislados por el a~ 1s1~. 1 ciernan·
1. . rtado Má~ tarde, al invertirse a
De hecho. desde el primer abordaje analítico del instinto. encontrarnos el que acabo de nombrar, e seno co dr. · os e'"' obieto que se llama
d de la ma e. tenem · "" ,
esa lfnca de fractura esencial de la dialéctica instaurada por esta referencia da a la madre como deman ~ . .vile ío d de este objclo. salvo que
al otro en espejo. esdbalo. No se ve cu~ ,podna ser su pn ue gse i1ama erógena. Hay que en·
Creí haberles traído. pero no lo he encontrado entre mis papeles. la fra- él también tiene relac1on con una zona q . e ·u·ón está separada por
.• t aso la zona en i;u s
5C de Hegel en la Fenomenología del Espíritu, que les traeré la próxima vez •• tender bien que, tamb1_en en es e e. ' al ue desemboca y que es mucho
~ se dice formalmente que lenguaje es trabajo. que es así como el su- ·un límite de todo el sistema funcional q . . ué el ano. sino por su
· nes excretoras. "por q . ,, Es
.teto hace pa.'ial su interior al exterior. La frase. tal como está, deja muy cla- más vasto. De entre las f uncio .b . a cortar un objeto. te
ro que !.C trata de un inside-out. como se dice en inglés. Es verdaderamente .
función determinada de es·fínter· que contn. uye al con todo lo que és·1e
. cento al obJClO an • doo
la mctáfor.s del guante dado vuelta. Pero si añadí a esta referencia la idea corte es el que da su va1or, su ª ·
· 1emen1c. como
dicen en tanto que
·
·
de una pérdida. es en la medida en que hay algo que no sufre esta inver- puede llegar a representar, no samp
.. ~~
\IÓD: en cada etapa queda un residuo que no es invertible. ni tampoco sino en tanto que identidad· di nombre de Ja relación
~1gn1ficablc. en el registro aniculado. La función que eventualmente se le. o en r -- está ju~1ificada por
. yer slJl(I anteaye dd analiza-
No nm sorprenderá que estas formas del objeto nos aparezcan bajo la jeto en la teoría analfuca - no
. .
ª · ---A-lo del mundo
er en ello un o!VU'o . •· mprogn:M·
..
fCJmla que llaman parcial. Este hecho nos ha llamado lo bastante la aten- lo que estoy diciendo. pero v .. 'tiria la rest11u...ll
CJ6o como para que la" nombre""'""· ~,.r
~" ,..
~ . .
um" ~o; • en su 1onna sccc1onada. Por ejem-
. d madurac1on pemu 'afr ~lo todo. No.
do. en el que un proceso e ¡ 0 auténtica. es 1' ~
pila~ • ~~ tlO!> vemos llevadm a hacer intervenir el obieto correlativo de
1 va de una reacc1.6n supues·¡amente 10 a
1
P11 "'"'"oral hablamos del ,,,. ' .
· pc7.vn materno. Con todo, no debemos omiur
79
/,\TRODUCCIÓN A LA ESTRUCTURA DE LA ANGUSTIA

tan solo ~ tr.ita de un desecho que designa lo único que es inipon


. ante, 0 VI
sea. el lugar de un vac10.
Ahi irán situándose. ya se lo mostraré a ustedes, otros objetos mucho LO QUE NO ENGAÑA
más interesantes. Por otr.i parte ya los conocen. pero no saben !>ituarlos. Por
hoy, consideren reservado el lugar de este vacío.
Como. por otra parte. algo en nuestro proyecto no dejará de evocar la
~ría existencial. incluso existencialista. de la angustia. tienen razón en
pensar que no es casualidad si aquel que puede ser c~nside~ado u~o de los Un rasgo precioso de Ferrnct.i
padres. al menos en la época moderna. de la perspectiva ex1stenc1al, se in- La angustia está enmarcada
teresó en el vacío La angustia, no sin objdo
De la angustia a la acción
~t~ refiero a Pascal. que nadie sabe por qué nos fascina tanto, ya que. si
Demandas del Dios de los judíos
hemos de creer a los teóricos de las ciencias. metió la pata. Al menos la
metió en el cálculo infinitesimal. que al parecer le faltaba muy poco para
descubrir. Creo más bien que le importaba un bledo, porque había algo que . aquí para ustedes no es metaíísica. Es más bien
le interesaba más, y por eso todavía nos toca, incluso a quienes somos ab- Así pues. lo que e' oco
solutamente incréduloi>. Como buen jansenista que era. Pascal se interesa· un lavad~ de .cerebro. h bía nnitido emplearlo hace algunos años. an-
ba por el deseo. y por esta razón, !">e lo digo a ustedes como una confiden· Estc tennmo. y~ me a . pe . Lo ue retendo es. grd<:ia.~ a un mé-
cia. Ue\·ó a cabo las experiencias del Puy de Dome acerca del vacío. tes de que la actualuiad lo fa,orec;~ra. a~ec:ado lo que se presenta en su
El vacío es algo que ya no nos interesa en absoluto desde el punto de todo. enseñarles a reconocer e~ e .ug; lo que pretendo h&.-cr sólo se com·
experiencia. Por supue~to, la e icacta e
vista teórico. Ew ya casi no tiene sentido para nosotros. Nosotros sabemos
que. en el vacío, pueden producirse todavía huecos. llenos, paquetes de Prueba en la expenenc1a."d b" tar la presencia .
en
nu' enseñanl3 de algu·
A veces. se me ha podi ál" o o. ~eDespué r, de todo • la le..,itimidad de la co-
ondas y todo lo que ustedes quieran. Pero para Pascal. que la ~aturaleza ,,
nos a quienes tengo en an isis. . . una en la que se me oye Y
tenga o no horror al vacío era capital, porque esto significaba el horror de 1 · ·onnugo - ·
existencia de estas dos re ac1one~ I,; 1 deJ·uzgarse desde el intenor.
todos los sabios de su tiempo ante el deseo. Hasta entonces, si no la natu- . mi _ só o pue por
otra en la que se hacen oir por . te facilitar a cada uno. 'i
raleza. al menos todo el pensamiento había tenido horror de que pudiera Lo que aquí les enseno, - ¿puede. · efecuvamen . · · ·coto de
haber. en algún lugar. vacío. 1acceso al recoooclJJU
lo tanto también a quien trabaja conm1~~· de da un límite donde el conteo1
He aquí lo que se propone a nuestra atención. Queda por saber si tam- .
su propio caJruno? A este res·pecto. hay 1 sm . o uver que quienes..-·
. nnrric1pan de
bién nosotroi., de vez en cuando, cedemos a este horror. . no es un ma s1gn .
externo se detiene, pero r lo menos. a Jecr meJor· . recc:uxiccr
estas dos posiciones aprend.en. ~· ertamentc, mostrarles que sé ba en lm
12 DE DICIEMBRE DE 1962 Lavado de cerebro. he dicho. ana1' . . a)ao disúntO de lo q&K )' ,..,..
en lo que dicen aquellos a quien · es· · _..,...... nte para cllos. 1o ts. ~Jf"l-
ilO e
. . ntrol In ve1 ,.....~ · n tos libtoS·
libros es ofrecenne a ese 1.:o · h fC\:tivameJtle e . orno uno.
l.b
~ben reconocer en 1os 1 ro.
s lo que . ay e -""
ante un pequi;;uv s1E'1" e análi~~-
. pi aud1m1e . re DEº en
Por eso no puedo más que ª de alguien a quien _......, pe~ar al
reciente que me fue dado por tioca de un rJSgo que se !"'""~~·muy
No sel~ escapó. en efecto. el aJc~.:_e..1ucci6n~~r«lCn
. cuyau...,
vuelo en un libro de Ferenczi.
tarde.
SI
IW
/.\TRODUCCIÓN A L.\ ESTRUCTURA DE U ANGUSTIA LO QUE NO ENGAÑA

1 eso tan precioso que aquí se nos aporta como material. se muestra
mente · .... E al · d' l d · l
.
1mprec. 1·s·i• y en cierto modo "'>rrosa. n eman, no ice o emuestra 1gua -
sino simplemente nach Art der H)•sterie, o sea. a la manera de o
me11 te. ·
El útulo original de la obra es Versuch einer Gn1italtheorie, 0 sea, ln-
según la modalidad de.
,.f'stigm:ián. con toda exactitud. de una teona de la genita/idad. y no de los ¿Qué significa esto para algui~n que ha aprend~do, ya sea aq~í o en otro
cin·(c'nes de la \•ida sexual. que es como la traducción lo ha diluido. . a escuchar. sino que la vagina entra en función en la relación gerutal
·E..,.te libro seguramente. por un lado. produce alguna inquietud. Para
1ugar. . . 1 1 .
mediante un mecanismo estnctamente eqmva ente a cua quier otro meca-
qwenes saben escuchar. hace tiempo indiqué en él lo que en algún caso nismo histérico? .
puede participar del delirio. Pero. al ser portador de una enorme experien- ¿y por que sorprendemos? Nuestro esquema del ~ugar vac1~ en la fun-
cia. de todas fonnas. con todos sus rodeos. permite extraer más de un ras- ción del deseo les permite al menos situar la paradoja en cuesllón, que se
go para nosotros precioso. define del siguiente modo. .
Estoy seguro de que a éste. el propio autor no le da todo el énfasis que El lugar. la casa del goce. se encuentra norrnal~nte: ya que lo ~sta n~­
merece, dado que su designio. en su investigación, es alcanzar una noción .
tura1men . ·
te situado en un órgano que tanto la expenenc1a como la mvesu-
.
~masiado annonizante. demasiado totalizante de su objeto, a saber, la rea- ación anatomo-fisiológica les enseñan de la forma más certera qU: ~~ m-
lización genital. ~nsible. en el sentido de que ni siquiera puede despc~.ª la sens1b1hdad
He aquí en qué términos se expresa de paso. El desarrollo de la sexua- cilio hecho de que no está inervado. El lugar ult1mo del goce ge-
por e 1se º . · 1 pueden \'erter
lidad genital. cuyas grandes líneas acabamos de esquematizar en el hom- nital es un lugar - esto no es un m1steno - en ~ que se cual-
b" - se trata del varón-, sufre en la mujer lo que se traduce como una diluvios de agua hirviendo. hasta una temperatura.mso~~~i:~
interrwpción bastante inesperada. traducción del todo impropia. pues se qul·er otra mucosa • sin provocar reacciones sensonales mm . 1
· antes que entrar en e
trata en alemán de eine ziemli<"h un\'ermittelte Unterbrechung. lo cual quie- Es del todo pertinente situar taJes corre1ac1ones . del to de lle-
d ··ón el cual hana pun
re decir una interrupción en la mavoría de casos casi sin mediación. Esto mito diacrónico de una supuesta ma ura~ó1 . al en la función genital. el
· .·ó de la func1 n sexu
'iignifica que no forma parte de lo que Ferenczi califica de amjimixia, y gada. o sea. de la cu 1mmaci n . llo que hasta entonces se
que a fin de cuentas no es sino una de las formas naturalizadas de lo que lugar de convergencia y de síntesis de t~o aquRe ocer la accesidad del
· parciales econ
llamamos tesis-antítesis-síntesis, o sea. el progreso dialéctico, por así ha podido presentar como ten d enc1as . . ue la propia na-
. al d ¡ deseo y constatar q
decir, término que. a pesar de no estar valorizado en el espíritu de lugar vacío en un punto func1on e . 1 gar su punto funcional
Fercoczi. anima efectivamente toda su construcción. Si la interrupción es turaleza. la fisiología. no ha encontrado en otrOd ·~que han hecho ¡magi-
.be d 1peso de esas para 0 J inal
llamada unvermittelte es porque es lateral respecto.a este proceso. y no ol- más favorable, nos ~1 ra : .. · a}rededordel supuesto goce vag ·Y~
'idcmos que se trata de encontrar la síntesis de la annonía genital. Hay que nar tantas construcciones miucas por supuesto. no es que 00
. .. á clara - aunque. .
entender. pues. que esta interrupción está más bien en un callejón sin sali- sitúa así en una pos1c1on m s
da. o ~ fuera de lo!> progresos de la mediación. podamos indicar nada más allá de esto. tro Congreso de A.rnsterdalll
Esta in~pción, dice Fcrenczi, se caracteriza por el desplazamiento Quienes de entre ustedes as1sner
· · on a nues
se dijeron muchaS e~~ '"
de la erogeneídad del clftoris, pene femenino, a la cavidad vaginal. En este sobre la sexualidad femenina recor~ que :UOculadaS y sirua~. a fal-
. . efecuvamente ellos traba·
~n\o no ~e más que acentuar lo que nos dice Freud. La experiencia ona- meritorias, sin que pudieran ser . . ué en la apertura de aqu i1.>-
Utica_ nos 1 ncl1~, .nn emba1"1(o. a suponer que, en la mujer. no sólo la vagi· ta del registro estructural que yo mdiql uí y sin embargo. cuán~n
na nno tam!nen otras partes del cuerpo pueden genitalizarse, como lo · ·
jos y cuyas a.rt1culac10nes a
tr· to de dar es aq ·
"' en la piz¡¡rfll· ~
·uando ~ ,,'-VUV""'
..... dar
demUi'stra igualmente la histeria. en particular el pez6n v su región cir- bc r lo que es"" 11 ar que se .,......
so resulta para nosotros sa ropósito de ug .
clllldan te. · todas las paradojas en las que se entra alp ('sea.la de las ncuroMs.
Como ~stedes !!aben, en la histeria hay todavía mucha.-; otras zonas que . - ~iría
a la histena en lo que se ,,.,... •
uaroar
a '
~án unplica<ta!. Por otra parte 1 ad
· . a tr· ucc1.úm. a falta de seguir efecuva-
.
/.\TRODUCCJ<)N A L.\ ESTRUCTURA DE U ANGUSTIA LO QUE NO ENGAÑA

En razón_ de_ las analogías ~\'i~entes con el mec~ismo histérico, cuyo otro modo no vería. Lo que quiero decir con esto es que la primera
ekmcnto pnm:1pal yo les he md1c~do. se suele cons1d_er.ir a la histeria la que de .
cosa a plantear sobre la es~ctura de 1a angusua - ~ que ustedes descui-
oe~ 1 s más ª'·anzada. al ser la mas cen:ana a la culminación genital. Se- dan siempre en la.e; observac1?n~s. porque están fascm~os por el conteru-
gún e~ta conce¡x:1ón diacrónica.. tenemo~ que ponerla al término de lama- do del espejo y olvidan su~ .limites-.• es que la angusua está. en~arcada.
duración infantil. pero también en su punto de partida. puesto que la clíni- Quienes escucharon m1 mtervenc1ón en las Jornadas provmc1alcs con-
ca oos muestr".t que en la escala neurótica. debemos considerarla, por el "s al fantasma - intervención cuyo texto todavía espero que me re-
y~ad - .
oontrano....-orno la más primaria. pues sobre ella se edifican las construc- itan tras dos meses y una semana - pueden recordar la metáfora que em-
ciones de la neurosis obsesi\'a. Por otra parte. las relaciones de la histeria ml · la de un cuadro que viene a situarse en el marco de una ventana. Téc-
p ee. . . 1
con la psicosis. con la esquizofrenia. son evidentes. y han sido destacadas. nica absurda. sin duda. s1 se trata de ver meJor lo que hay en e cuadro. pero
Lo único que puede permitimos - aparte de flotar al capricho de 1~ ne- no se trata de esto. Cualquiera que sea el encanto de lo que está pintado en
~idade~ del ca."° a exponer - no poner a la histeria ya sea al final, ya sea la tela. se trata de no ver lo que se ve por la ventana. .
al principio. de las supuestas fases evolutivas, es ponerla de entrada en rela- A veces sucede que se ve aparecer en sueños. y de un modo no am~1-
ción con lo que prevalece, a saber. la estructura sincrónica y constituyente na fonna pura. esquemática. del fantasma. Tal es el caso en el sueno
~u '"óad-
del deseo en cuanto tal. donde lo que yo designo como el lugar del blanco, el dc la observación del Hombre de los Lobos. Si este sueño de repeuc1 n
lugar del \'acío. desempeña siempre una función esencial. Que esta función quiere toda su importancia y Freud lo elig_c como cen~. es _porque es el
sea puesta en C\'idencia en la estructura acabada de la relación genital es a la fantasma puro develado en su estructura. S1 esta obs.ervac1ón uene ~no­
,.ez la confirmación de lo bien fundado de nuestro método y el comienzo de sotros un carácter inagotado e inagotable. es porque s.e trata ese~1al~o~
te de cabo a rabo, de la relación del fantasma con lo real. Ahorn bien. "~ue
una \·isión más clara. desbro1.ada. de Jos fenómenos de lo genital. • . . 'b' ¡ d 1énninos están mdica-
Sin duda hay algún obstáculo para que lo veamos directamente, puesto vemos en este sueño? La h1anc1a su 11a - os os :
dos - de una ventana. El fantasma se ve más allá de un cnstal, y por una
que para llegar a ello tenemos que pasar por una vía algo desviada. la de la
angui.tia. He aquí por qué estamos en ello. ventana que se abre El fantasma está enmarcado.
· · . allá. . rán allí la esuuctura que
En cuanto a lo que ven ustedes mas reco~ .... "-~ la de un
· d ·
es la que ven en el espejo e flll esqu . ema · Hay s1empn: dos ''""""'
"_..,...,..,¡,., En este:
de aJoo que está "'-1"" - ·
sopone más o menos desarro11 ado Y 1ª brir cualquier
-'.,¿_l No tengo mas que ª
e .
d 1
sueño. son Jos lobos en las rama~ e i1J " " • por 3.5Í decir. de
2 . · fré · para encontrar1o.
recopilación de dibujos de esquizo rucos al . n árbol con algo en la cima
a montones. A veces encontrar.in también gu tó Jean Bobon ea el úl-
. . l0 d l . f 0 mie que presen
E.'\te mome~to en que se acaba. con el año, una primera fase de nuestro dis- Tomo mi pnmer e3emp e ID de la expresión.
limo Congreso de Anvers sobre ~ fenó~cn~Qué hay en el ex!remo de las
CU™"> e$ propicio para lo que subrayo - que hay una es1ructurc1 de Ja angustia.
Vean este dibujo de una esquizofrénica. " - el nsind que del-Cm·
La abordé para ustedes con ayuda de esa forma taquigráfica que está en .ó 10 ue desempena y-r·· allá de
la pu.arra desde el comienzo de m1· d.1scurso. y de las aristas viva.'i que apor- ramas? Para el sujeto en cuesU n. ~obos son significantes. Má.~
. peñan los lobos para el hombre de los ' d ·u se1,.-rcto, /o soTW umprt
ta, que deben considerarse co t ld0 ·t la fórmula es .
toda"Vía
no
be· .: .do n_ e su carácter e!;pecífico. Sin embargo.
msistJ 1o suficiente en un punto. las ramas del árbol, ella ha escn °
unca habta r -
.
....v!ido decir. S1emprt · .
SOY 1·1.1·
en 11l111a-
E~te trazo es el ~peJ·o v· ·t0 de vista. Es lo que hasta entonces n hacerles ver q~c:.tm10 '.IAlk> ~
· _,,_ h . . . is
ue •...., asta el mfimto llene lím't
canto. Ahora bien, un espejo no se ex-
s· . ta. Todavía es preciso que me det~nga para es sólo un partu:ipJO pa: •· 'de
que e~ extraído C\tc ~ •
1
cs. 1 !>C rcmnen ustedes al artículo del · es ambiguo. No · . ·vo la fun.::1ón
no como en franc é s, wsta · .do . subjetivo y obJeU · . . la que
c~JO. E.Me espejo penn;::rna, .vcr'dJl que doy cuenta de estos límites del también la 1•ista. con sus dos scntt s. · dii:t" la vista del paasaJC.
00 le C\ rw-rc.f'nl· ..., di al ~UJeto ver un punto situado en el espacio que ·i sta. i."Omo se
la vista y el hecho de ser una ' -, eta post. al .
,.... -,..h 71C rectamente P ·
m1~mo. o a mi o¡o en el e . · ero yo no me veo fort:osamente a mi se toma como objeto en un a la!J
spe1o. aunque el espejo me ayuda a percibir algo
/;\7RODUCCIÓN A u\ ESTRUCTURA DE LA ANGUSTIA
LO QUE NO ENGAÑA

Lo único que quiero destacar hoy, es que lo horrible, lo oscuro, lo in-


. . o - por una vez. el término en francés [Mte}-. este hué!'>-
qui~tante, tl"l<lo aquello con lo que traducin1os, como podemos, en francés, lo indica el te~m corriente, es ya alguien bien trabajado por la espera.
d llla2tstral unheimlich del alemán. se presenta a través de ventanillas. fu pe<.i. en su senudo 10 ue ha virado a lo hostil. que es por donde he empe-
e~ado como se sitúa el campo de la angustia. Aquí vuelven ustedes a Este huéspt.'<i es yba 1q ·pe"'d. Este huésped. en el sentido corriente. no.es
di . urso so re a es " . .,.,,..,,¡,,.
eo~:ontrMSe con aquello con lo que he introducido mi comentario, a saber. zado est~ se ·1h· b. tante de la casa. es lo hostil domesucado. apacté""""·
la rt'lación de la escena con el n1undo. lo heim/ich. no es e Ha .' lo que es Geheimnis. nunca pasa por los rodeos. las
. 'd Lo que es e1m, . h . ¡· h nos
Súbitamente. de golpe - siempre encontrarán ustedes este término en admtU o. . 1 . ocimiento. Ha permanecido un e1m 1c . me
. 1 s tamices de recon . . 'lado
d momento de entrada en el fenómeno de lo unheimlich. Siempre encon- redes. o . h· b'tante menos inhabitual que mhabt .
rrar.in la escena que se plantea en su dimensión propia. y que permite que inhabituable que m ªd' 1 I • . l1'ch en el marco lo que constituye el fenóme-
. ·ento e o 1e1m ob'
surja aquello que. en el mundo, no puede decirse. . Es el surguru . fal~o decir que la angustia carece de ~eto.
ti y por eso es "' . h
·Qué esperamos cada vez que se levanta el telón, smo ese breve momen- no de la angu~ ª.' . clase de objeto distinto del objeto cuya apre en-
to de angustia? Ése que pronto se apaga, pero que nunca falta en aqu~lla La angustia llene ot~a da r la rejilla del corte. del surco, del ras-
sión está preparada y estructura . popre cerrando el labio. o los labios. del
dimensión por la que. cuando vamos al teatro. hacemos algo más que 1r a . d 1 so que opera s1em
sentar nuestras posaderas en el sillón pagado a un precio más o menos caro, go unano, e es e .· rten entonces en cartas ceu-·•-· .......... re-
orte de los significantes, que se con\ ie
el momento de los tres golpes y del telón que se alza. Sin este tiempo e d a otras huellas.
mitidas en sobre cerra o d red de huellas. en la que el paso
introductorio, que pronto se elide, de la angustia, nada puede adquirir el va- ·• h en~lm~o~ ·
Los sigmhcantes ac . , 1 .. nifica que el sigmficanle en-
lor de lo que se determinará a continuación como trágico o cómico. s posible Lo cua s1g . . .
de un ciclo al otro es pue .. h bla cuya caractenst1ca esen-
.'iquello que no puede, decía yo. Tampoco en este caso aportan todas las undo el mundo del sujeto que a .
gen dr a Un m · . . .
lenguas los mismos recursos. No se trata de kiin11en - por supuesto, pue- cial es que en él es posible enganar. eto sin el cual la presencia del
den dcctrse muchas cosas. materialmente hablando - sino de dürfen, de La angustia . es es·te corte - este corte n .
real es impensa ble - • es·
. . · u surco en 1o • . .
un poder que trdduce mal el permitido o 110 permitido, pues esta palabra se significante, su func1ona~1ento. ~e~ lo que ahora entenderán us1edcs ~
relaciona con una dimensión más original. Incluso es porque man dar/ este corte que se abre y deja apar . . lo que expresa tan bien el ténn ,,
nicht, no se puede, por lo que 11Uln kann. de todas formas se podrá. Aquí j.or lo inesperado. la visita. · · 1a not1c1a d 'rse simplemente como e¡ prescnu- ·'-1
actúa el forzamiento, la dimensión de disparador, que constituye la acción • .
presentimiento, que no . , . debe en ten e ·
pre-sentimiento, lo que está an~s""'
dramática propiamente hablando. rru·ento de algo. sino tarnbten como e1 .,,_
Todo el tiempo que le dediquemos a los matices de este encuadramien- nacimiento de un senti~1ento. . ed tomar cualquier orieniac1'ó~:.~q~- de la an-
lo de la angustia es poco. ¿Me dirán ustedes que la fuerzo en el sentido Apartir de la ang usua S: P.'.'._ e ésta es la verdadera sustancia
de reducirla a la espera, a la preparación, a un estado de alerta, a una re- perábamos. a fin de cuentas ~a lo fuera de duda. Jo entre la an-
puesta que es ya de defensa frente a lo que va a suceder? Esto, sí, es la gustia-, es ese lo q11e no e11ga11 :encías. Aunque c.I vfncu del obsesivo.
Eni.·artung, la constitución de lo hostil en cuanto tal, el primer recurso No se dejen llevar por las ap~e o llamado amb1valen1e mislll3 cosa.
máJ; allá de la HilflosiRkeit. Si hien la espera puede. en efecto, servir en- gustia y la duda. Ja hesitación. el JU ~. ble no por ello son la .
tre otro!> medios, para enmarcar la angustia, no es indispensable. No hay ·
Pueda parecerles clímcame nte aprecia · d la duda. ·
t' es la causa e ,_,,;caries que si la
ninguna necesidad de la espera, el marco siempre está ahí. Pero la angus- . d d· la angus ia debeft IJlUI .
ua e!> otra cosa. La angustia no es la u a. rá la última. que . 11ensión c:ónca. es
No es la primera vez. y no~ s dos siglos de apre •. blly una dimen-
Hay angustia. cuando surge en este marco lo que ya estaba ahí, mucho función de la causalidad subs1stetrntr~lí donde la refu16an.~•,,.Cf'(!aJcro pcs0.
má..-. cen:a. en la casa. Heim. Es el huésped, me dirán ustedes. En cierto ciertamente porque no se em:uen . es n.en 111 dire~·ón de 1ll
b ····ar la verdadera func•
'len1i.d«i. '>(, ~supuesto, este huésped desconocido que aparece de fonna sión en la que tencmos· que. du.~ función de causa. · .
1nop1nada 11enc que ver, enteramente, con lo que se encuentra en lo . t
el sentido de la sub sis e nc1a e 1 a
unheintl1ch, pero dci;ignarlo a!i.( es insuficiente. Puesto que, como muy bien apertura de la angustia.
S7
La du?a los es~uerzos que i~vierte. tod~ ello no es sino Para comb .
la angusua. y precisamente mediante enganos. Es que se trata de . atir
- LO QUE NO ENGAÑA

ha de menos en la turbación.1 esmayer, que es esen~ial­


.
que. en la angustia. es certeza homble. evuar 10 barazo Y lo que d~ la evocación del poder que no aparece, la expenen-
te como les iJe. .
men · 1 falta a uno en la necesidad.
cia de lo que e d s términos es esencial para nuestro tema, porque
l , ·ulo de estos o stá de más
E vine b. .. dad Si aquello con lo que nos enfrentarnos e •
subraya su am igfuale Si llega a faltamos. ¿,por qué decir que en otro lugar
3 entonces no nos ta.
sa embarazo? · má 1· 'eras
nos cau .d do de no ceder aquí a las ilus10nes s isonJ . .
Tengamos c~1 a a enfrentamos con el problema de la angusua, reco-
Pienso que en este punto ustedes me pueden detener para recordarme Ahora que .., a~os od uellos que han hablado desde un punto de
q ué quieren t os aq . . . ne
que más de una \'ez he planteado, de formas aforísticas. que toda activi- nozc~os, - • . diez! Lo que tuve que plantear al pnnc1p10 c~~ -
dad humana se desarrolla en la certeza. o incluso, que engendra certeza. · c1enttftco. iPart't ción de un rnun do . el s'1gn'1ficante
vista · corno pos1b1hdad
cesario para la co~s t u e se revela que no es vano. Se ve mejor cuando se
o bien. de una forma general. que la referencia de la certeza es esencial-
mente la acción. de engaño. es aqu1 dond . ti y lo que se ve. ¿qué es? Que abordarla
trata precisament~ de la ~g~~caª~ostrar que es una inmensa engañifa..
Pues bien. sí, seguro. Y ello es precisamente lo que me pennite introdu- científicamente siempre imp 11 lo que se extiende la conquista
cir ahora que es quizás de Ja angustia de donde Ja acción toma prestada su No se dan cuenta de que todo aque o a trar que es un inmenso enga-
certeza. . d iempre a mos
de nuestro discurso se re uce s . l nsamiento consiste siempre en
Actuar es arrancarle a la angustia su certeza. Actuar es operar un trans- ño. Dominar el fenómeno med1ante:oJ: e~gañoso. implica poder repro-
ferencia de angustia. mostrar cómo se puede hacer ~e ~~ te . Un significante de qué? El su-
Y como resulta que estamos al final del Uimestre, me permito plantear ducirlo. o sea. hacer de é_l un s1g~1 ic: c·u~ntas. No es nada que deba sor-
lo siguiente. un poco deprisa. para completar, o casi completar. los blancos J.eto al reproducirlo. falsifica el hb~tio t s la huella del sujeto en el cur-
• . · 1sigm 1can e e · la an-
que había dejado en el cuadro de mi primer Seminario. ordenado a partir
prendemos. s1 es cierto qu~ e poder continuar este JUego con
so del mundo. Sólo que. st creemos 'dad saldremos perd1e . ndo, porque la an-
de los términos frcudianos, inhibición, síntoma y angustia, con impedimen- . . bien con toda segun .
to. embarazo, emoción y turbación. ¿Qué hay en los lugares vacíos? Hay gustta. pues. • • a a este juego. 1nwmcnto de
el pasaje al acto y el acting out. gustia. precisamente. escap debemos precavemos e~ e de más y
Así pues. es de esto de lo ~ued mbarazo con el significante . no fue-
Inhibición
. 'ti
captar qué s1gn1 ic~ es
ta relación e e s pan que s1
de enos. Voy a ilustrarlo: . ~ ropezó con eso
Impedimento Embarazo de falta con el sigmficant~ mi de ello. Pero el análisis t
Emoción Síntoma . · 0 podría habar
Turbación
Pasaje al acto ra por el an ál 1s1s n . l el falo. '6 ¡¡(Jdos lt>S ~-
Acting out od po r e1emp o 1 ecuact n .
Angustia en el primer rec ~· Aristóteles, plantea. ~ nte que ha se~- 'J.
Juanito, tan .lógico co~o Supongo que me diriJ~ª f;anito. y que iam-
Cuadro de la angustia res animados tienen un fa º:o del análisis del caso e asado sobre la pro-
i!
do mi análisis del comentru:1 ¡dado de acentuar d ailO tiene otrO senudo
bién recuerdan lo que tuv~ ~u universal. a saber, q~e sible. Es imposible
Hoy_ no tengo tiempo de decirles por qué. Por este motivo he dicho que pos1c1 . . dealo real. a Partir de lo unPo
· ·ón llamada afirrnah'i
me llDlltaba a casi completar este cuadro. De todos modos los haré avan- más que el de defintción v~ C#IP· 1.1N
zar por cate camino haciéndoles notar, en estrecha relación con nuestro erde ea espa11ci1.
tSlfflJ\'4'f ~pe
tema de C\ta mañana., l· opo · ·ó
. .
pnmera tnlrod ió dea 111c1 n ya
· .
implicada, incluso explicada. en nu
· . · entre
1. La ttlación cumológjU ""'°' Y ·
ucc n c11tos términos. entre lo que hay de má.<; en el em- del T.)

88
INTRODUCCION A LA ESTRUCTURA DE LA ANGUSTIA

que un ser no tenga falo. Como \'en ustedes, la lógica tiene por lo t
. .. . .
hm~·1on eseoc1almente precana de condenar lo real a tropezar etemam
anto esa
- da d que "ien
LO QUE NO ENGAÑA

.· e de Qahal. asamblea. Qoheleth es a la vez una fonna abs-


. d' h 1 & l . .
· ,.
acta y ,eme nína . la virtud aglutinante
. propiamente 1c a, a e es1a, s1
coo lo imposible. No tenernos otra forma de aprehenderlo más que ªente
zandl., de tropiezo en tropiezo. Van. tr ·eren n1ás que el Eclesiastés.
ustedes ~Ul . en~ña este libro que he llamado libro sagrado y el más pro-
Ejemplo. Hay seres \·ivos, mruná por ejemplo, que no tienen falo. En- . Que nos · é · , E 1
" filó f tropieza cuando lec en él no sé qu eco ep1cureo. sto o
toJK~s es que no hay ser "·ivo - angustia. fano? El 1 so o . E 1 • , Sé
he 1 ·'do Ep1cure · , 0
- hablemos de ello• a propósito. del e esUJStes. .. muy
Hay q~ dar el paso siguiente. Lo más cómodo es decir que, incluso aque- . ei · hace mucho tiempo que Epicuro dejó de tranquilizamos, tal
llos que no lo tienen, lo tienen. Por eso, ciertamente. nos aferrarnos en con- ~ien q~;a~~omo ustedes saben. su designio. Pero decir qu~ el Eclesi~rts
junto a esta solución. Los seres vivos que no tienen falo lo tendrán, contra ¡;omo
hava teni.do por un solo instante la oportunidad . . de. producUllos el mismo
toda e,·idencia Si son seres vivos es porque van a tener un falo - que noso- · ·ertamente no haberlo abierto s1qu1era.
tros. psicólogos. llamaremos, irreal, y que será simplemente el falo efecto. eso es-~ que goce-textual. La Biblia es. sea como sea. la palabra de
significante. Así. de tropiezo en tropiezo, progresa. no n1e atrevo a decir el . Dios _m~ p'. . es la alabra de Dios. creo que ya han observado uste·
oooocimiento pero sí, segur.tmente. la comprensión. Dios. ~:~~~~~~~~:lula :ue existe entre el Dios de los judíos y ~l Dios~
De paso, no puedo resistirme al placer de compartir con ustedes un des- des la A .
e la histona . cnsttana
. . creyó encontrar respecto
· al Dios de los
cubrimiento. un hallazgo, que el azar, el buen azar, lo que llainan el azar y Platón. unqu - . asión psicótica en el Dios de Platón. ya es hora de acor·
que lo es tan poco. me ha pennitido hacer por ustedes, apenas este fin de judíos su pequena e~ 1Dios motor univeri;al de Aristóteles. el
semana. en un diccionario de s/ang. darse de la difer~nc1a que hay. e:1:~te de Platón, y el Dios de los judíos,
Dios soberano bien, concepc1óh bl D1'os que te pide algo y que. en el
¡Por Dios, me ha costado tiempo, pero qué bella es la lengua inglesa! D . . el que se a a, un
que es un 1os con . daderamente el colmo.
¡,Alguien sabe aquí que. ya en el siglo XV, el slang hizo el hallaz- .
Eclesiastés, te or ena
d Goza - esto es \-er
angustia tiene una fuente. un
go maravilloso de reemplazar a veces J understand you perfectly 1
Gozar a la orden es algo que. si es que oc1oªs podemos sentirlo. AGoza.
por 1 understumble you perfectly? Lo escribo, porque quizás la fonetiza- . d al · modoalú-t ·
origen. debe de estar e gun . ~ ro naturalmente. no por eso go-ro
ción no les haya pennitido captar el matiz. Este 11nderstumble intraducible sólo le puedo responder una cosa. O•Rº· pe . la que se activa parn noso-
al francés incorpora al understand, que significa comprendo, el s111mble, I 1 de presencia en
con tanta facilidad. Tal es a c ase di~e expresamente que él es lo que es.
que quiere decir precisamente uopiezo. Comprender es siempre aden- tros el Dios que habla. aquel que nos . 1 anee en el campo de sus deman-
trarse dando tumbos en el malentendido. Para adentranne. mientras esté a~ a e ··tro tema. porque es el mo-
La psicología ~lásica enseña que la trama de la experiencia se compone das. plantearé, porque est m y
. á u próxuno a nues
. .ón reciente-, que entre .
las de-
de lo real Y ~ l? urca!. Y que los hombres están atonnentados por lo irreal .
mento-tienen raz n. no
ó es una obseí\' ac1
'd rivilegiado. las hay muy
precisas.1
en lo rcal .•s1 as1 fuera. sería del todo vano esperar desembarazarse de ello. mandas de Dios a su pueblo cleg1 o. p quel Dios no necesi~ba tc~.ró a
~ ~ razon de que la conquista freudiana. por su parte, nos enseña que lo Para precisar sus ténnmos, P
· arece que. a lar hay una llan_...
. __ .1~ cll'CUm.,_~,
___ ,1
o.
inquietante es que, en lo irreal, lo que los atormenta es lo real. . . .o - en parucu l>..orjsa hl demauua.
Presciencia de fil Semman 1modo de uso. ,... ....
S~cocupac1ón. Sorge, nos dice el filósofo Heidegger. Por supuesto. Nos ordena gozar y, adcm •
ás entra en e
c.tesa¡>erCi-
pero aquí que hemos avanzado mucho. ¿Es esto la última palabra? An- des ni 3 mi les ha po&d~ que sup<>·
~ ~ª~~·de
dcslinda el objeto. .
hablar. de ponerse a trabajar. la preocupación está supues- Por eso. me parece. ni a uste rdi .o embrollo. la co us1
ta. e.Qué i;igmfic~ esto? ¿No se ve que alú estamos ya en el plano de un arte · elextrao nan
bido desde hace ttet~~
upaci~n?
deal la preocl El hombre es. evidentemente un gran productor de
go que e coDClerne y qu ll . •
l . stración. .
ne referir la circunc.:1s1ón a ~c.~ ón analógica. porque t~e·necausa. ~u repre-
relación 1."t>n el

fi1ero !.abcrlo por un li b e .se ama preoc:upac:1ón · Pero en tal caso • pre- Por supuesto, hay una re ac_i la cin:uncistón es su
. ro santo, que es al mismo tiempo el libro más ·
objeto de la angusua. e · p ro decir que
profanador que c:iustc. llamado Eclesiasrés.
f.m título c." la traducción ·
término Q{}~k-rh ha x _gne~~· 11evada a cabo por los Setenta, del 2. Jouis! J'oiU.<. IN- del T. I
• pa ·término uruco empicado en esta única oportuni-
91
9fJ
l.\TRtJDliCCf{),\' A l..\ ESTRUCTURA. DE LA ANGUSTIA

scotlnle, d ao.á.logo de Jo que llrunan1os la castración y su compleJ·o


. • • es co.
mctl"r un t!f\l~ro _emlr, no sahr del s1ntoma. o sea, de la ~onfusión que en
- LO QUE NO ENGAÑA

ás directamente que Freud, ya que vengo detrás de él.' interrogo


Per?. ~ CI i•1toi? Dicho de otra manera. ¿cuál es la relación del de-
un sujeto cin:unc1dado puede establecerse en lo concerniente a su marca
~00 algo que quizás esté en juego en su neurosis en lo relativo al complej~
a su Dios - ~·ep gunta siempre elidida por la tradición filosófica, pero
·on la ley · re
seo e ud respon d'ó
· 1 ·t d 1
Je casrracion. 1 - y ustedes
• viven de ello, aunque, como . e res o e
que Fre
d todav1a , no se han dado cuenta. Respuesta - es la nusma cosa. -
Nada menos castrador que la circuncisión. Cuando se hace bien, no po.. °·
munLo q ue yo 1es. e nsen·o
demos negar que el resultado es más bien elegante, sobre todo al lado de . • aquello a lo que los conduce lo . que les enseno.. Y
. l t xto enmascarado bajo el mito de Edipo, es que esos ter-
aquelloi; sexos masculinos de la Magna Grecia que los anticuarios, con el que ya esta en~. e l .ntearse en una relación de anútesis, el deseo y la ley,
. . que parecen p a 1 1 e
pretexto de que soy analista. me traen de a montones y a domicilio. Mi se- nunos . . la misma barrera que nos cierra e acceso a a osa.
1.."Rtaria se los devuel\'e y los veo marcharse por el patio cargados con una no son sino una y do. me adentro en el camino de la ley. Por eso Freud
maleta llena de esos sexos. en los que debo decir que la fimosis siempre se \hfe,~s. nolens,_dese: la, ley con el inaprehensible deseo del padr_e. Pero
xcntúa de una forma particularmente repugnante. Hay. de todos modos, en relaciona el origen d u descubrimiento y toda la investigación
1 d ce a uste es s · -
la práL"tica de la circuncisión algo saludable desde el punto de vista estético. adonde . os con u .d
. no perder e vis a . ·t lo que hay de verdadero tras este engano.
,,_
analíuca. es a . b' tos mientras desee no sé nada"" 1o que
Por otra parte. la mayoría de quienes siguen repitiendo en este punto las
Me normalicen o no nus ~d~ ap~ece un objeto, entre todos los dcmá.\,
coofusiones que subsisten en los escritos analíticos captaron. de todas fonnas. deseo y luego, de vez en cua · ah'
hace tiempo, que se trataba también de reducir de forma significante la am- · · é qué se encuentra 1. .
que en verdad no s por : d 1 e he aprendido que cubre mi angus·
bigüedad del tipo sexual. Soy la henda y el cuchillo, dice en algún lugar Por un lado, está aquel objeto :riu hizo falta que me lo explicaran.
Baudclaire. Pues bien. ¿por qué considerar como la situación normal ser al tia. el objeto de mi fobia. y no n~g ~:tenía en la cabeza. salvo decir si
mismo tiempo el dardo y la \'aina? La práctica ritual de la circuncisión no puede porque hasta entonc~s yo no sabia~~a~o. está aquel objeto dd que en ver·
sino engendrar una repartición saludable en cuanto a la división de los roles. ustedes tienen o no tienen. Por otr é 1que deseo -Y yo. que no detesto
Estas obser.·ai;:iones, como ustedes ya deben advertir. no son laterales. La dad no puedo justificar por qué es se e, más los zapatitos?
. ue me gustan aun
dmmcisión ya no puede parecerles un capricho ritual, porque se ajusta a lo a las chicas, ¿como es q otro la pastora.
que les enseño a considerar en la demanda, o sea, la circunscripción del ob- Por un lado está el lobo. por e1
jeto y la función del corte. Lo que el Dios pide como ofrenda de esta zona - r zando estas primera.~ cbaria:; .sobre la
delimitada aísla el objeto tras haberlo circunscrito. El hecho de que después Voy a dejarlos en este punto. tina 1 . J·
de esto quienes se reconocen en este signo tradicional no vean menguar su . usúanle de Dios. a
angustia. ntender de Ja orden ang 1 1del i:en-
rtlación con la angustia. quizás todo lo contrario. es una cuestión. Hay otra cosa qu~ hay qu~ e omento que elegí para hace~·º·: Les doy
Uno de ~uellos a quienes nos referimos - y dada mi asistencia esto caza de Diana, de quien. en e m la Cosa de la búsqueda freu ian .
oo es no ~1gnar a nadie - me llamó un día. en una nota privada. el últi· tenario de Freud. les. di'Je q ue era ·
1 alalí del lobo.
. tre para e
mo de l~ caballeros _cristianos. Tranquilícense. Si puede ocurrir que me en· cita para el próximo tnmes . EMllRE DE 1962
tretcnga con algun_a 1~vesligación jugando, para hablar con propiedad. con 19 DE OKl
~cálculo de los s1gn1fic_antes, mi gematría1 no se perderá en su cómputo.
Sunca me hará confundir. s1 ustedes me permiten mi veiiga con la linter-
na• del · · · · • ~
conocunicnto. Más bien. s1 esta linterna demuestra ser una linterna
!>Orda. me hará reconocer allí Sl ce ""CC.ISO · ..
0

• ., r· · , nu VCJiga.

l í;hnm,~ 1:"11. del T.)


4. "f'rmdtt tkf v'~a. 1 ,..,,., d l.a •. .
-z... - r~
W..J>Ofotra_ IN. delT.I r• nir~t . cxpre~1ón qu.: denota confusión ' confun-

93
92
REVISIÓN
DEL ESTATUTO DEL OBJETO

'. . •

' •

.- ...
. ...-
--= . . . , . .

:::,.:a. .

•t:¡._::

VII

NO SIN TENERLO

Fúica
lingüfstica
Sociología
Fisiología
Topología

.
'

En la trigésimo segunda de sus lecciones introductorias al psicoanáli-


sis, que encontrarán ustedes en la serie llamada de las Nuevas conferencias
sobre el psicoanálisis, tal como se retradujo su título al francés, Freud pre-
cisa que se tr.ita de introducir algo que no tiene en absoluto, dice, el carác-
ter de una pura especulación.
.- Nos lo han traducido al francés ininteligible que podrán ustedes juzgar.
Pero no puede tratarse verdaderamente sino de concepciones. Punro. En
efecto, se trata de encontrar las ideas abstractas. justas. que, aplicatlas a
la materia bruta de la obsen•ación, aportarán orden y claridad. Evidente-
mente. siempre es un fastidio confiar algo tan precioso como la traducción
de Freud a las damas de la antecámara .
.· No hay punto en el texto alemán alü donde se lo he señalado. Yno hay

r
.!í
-
ningún enigma en la frase. Sondem es hande/t sich wirklích um Aujfas-
.
sungen. Se trata • wirklich realmenle, efectivamente -y no rerdaderamen-
te - de concepciones. o sea. con ello quiero decir represenraciones.
.
· .R;hre_n. de traerlas aob-la
v.orstellungen, abstractas correctas. se trata de emzu,..
luz Y aplicarlas a la Rohstoff der Beobachtung, la marcna bruta~ ª. el
1
servación, lo cual permite extraer de allí Ordnung und Durc:hsichngkeit,
orden y la transruirencia.
r- . ·smo en el que noso-
Este esfuerzo, este programa. es c1ertamen~ e1 IUI
Iros nos esforzamos aquí desde hace algunos anos.

97
ncrlO>IUN DEL ESJ"AIUTO DEL OBJETO
NO SIN TENERLO
1
. . . · de lo que prescinde de la objetividad. y es llamado sul>-
No hablare aqui de la ciencia - hablo de nuestra ciencia en general -
· · 1 En el campo
1euvc · d . e desde Kant le han ocum·do, a este ob"~eto. al gunas des-
Resulta que hemos precisado. en nuestro camino de la angustia 1 . ben uste es qu . . . .d dar .·
. · ·e esta- ya~ odas debida.-. a la importancia excesiva que se ha quen o a 1.:ier-
tuto de lo que de entrada he designado con la letra a. graci~<;, t . . n particular. a las pertenecientes al campo de la estética tras-
taS evidenc i~-; ~· ~ ne por evidente la separación de la dimensión del espacio
La Yen ustedes aquí coronando el perfil del florero que simboliza
nosotros el continente. . . de 1a l'b·d
narc1s1sta i i o. E'ste puede ser puesto en rel
par-.i_ 5
. dental. 1 se ue
cen
.. .
d 1 del tiemp<>. ta elaboracion del objeto c1entí 1co <H:a trope-
. 'ti bó
c1ón con la imagen del cuerpo propio, i'(a), por intermedio del espejo d:I res·pecto e ª traduce muy impropiamente como una cns1s · · de 1a razón
Otro. A. Entre ambos se produce esta oscilación comunicante que Freud de- 7.an~~º~~
1
H bo hacer todo un esfuerlo para percatarse de que. en cierto
.
·entífica. u que . · · ·
signa como la reversibilidad entre la libido del cuerpo propio y la del obje- e~ de la física. los dos registros, espacial y temporal. no podían segmr s1en-
to. En la oscilación económica de esta libido reversible entre i(a) y i'(a), mve1 .d dos variables independientes, lo cual. hecho sorpren~ente, pa-
hay algo que no es que se le escape. sino que interviene allí con una inci- do cons1 era_ l·· . do a algunos espíritus problemas insolubles. Estos. sin
rece haberles p antea . damos
dencia cuyo modo de perturbación es precisamente lo que estudiamos este . parecen dignos de que nos detengamos en ellos s1 nos
año. La manifestación más llamativa de este objeto a. la señal de su inter- cmb~g~~ ~~e es precisamente al estatuto del objeto a lo que trdla de se rec;
vención. es la angustia. c~en a el fin de devolverle a lo simbólico el lugar exacto que le correspo
mrcon · · ·n hacer una extrapo-
Ello no significa que este objeto sea sólo el reverso de la angustia, pero n la constitución y la traducción de la ex_pen~~1a, s1
sólo intcn·iene. sólo funciona en correlación con la angustia. e · · · 1 s1mbóhco
!ación aventurada de lo 1mag1nano en o . . es irrealizado en
La angustia. nos enseñó Freud. desempeña en relación con algo la fun- En verdad. el tiempo en cuestión. en el mvel el nu·eqmuepo que en la intui-
ción de señal. Yo digo que es una señal en relación con lo que ocurre res~­ . · d que ver con e •
una cuarta dimensión. no tiene na a . d . ·to infranqueable de lo
to de la relación del sujeto con el objeto a en toda su generalidad. El sujeto o una especie e impac
ción, parece plantearse com · d . que a todos se no~
1
real. Inquietarse por el hecho de que aqucll~d e ~1empono pueda traducirse
sólo puede entrar en esta relación por la vacilación de un cierto fading, la de-
·d d na ev1 enc1a -
signada por su notación mediante una S tachada. La angustia es la señal de manifiesta - y que es consi era. o u . d d'1 nte cs. simplemente. co-
~ momentos de esta relación. Es lo que nos esfori.aremos por mostrar en lo simbólico mediante una vanable _epend. ~ ltad como us1cdes sa-
10

mejor hoy. precisando lo que entendemos por este objeto a. meter un error categorial de entrada. La nusma 1 icu •
, · d ¡ r ica con el cuerpo. h
E.ste objeto, lo designarnos con una letra. Tal notación algébrica tiene su ben existe en cierto hm1te e a is · . t >a to que debe a·
• , ·tro terreno. En cuan l .
función. Es como un hilo destinado a pennitimos reconocer la identidad del Aqu1 nos encontramos en nues ex""nem:aa.
1ª 1- . tenemos
· d
cerse al conuenzo para ar su es ª ·t tuto correctoª
. . . t . e in~utuye que m· 0 •
objeto en la..-. diversas incidencias en las que se nos manifiesta. La notación nenc1a P an ea1 . · ·no
algébrica tiene precisamente la finalidad de damos una localización pura de algo que decir En efecto. nuestra ex pe Dun·hsich1igke11. iemu
. . .. . mnguna
guna mlu1c1on. . transparencia.
· ninguna inluic1ón"" . ·'ª la concieoc.:1a
.
la identidad. ya que hemos planteado que la localización mediante una pala- . .·mplemente en a 1 ·onsuru1t
de Freud, que se funde p~r~ y Js1 . válida y no puede por lo tan o~ simple 1
bra ~ siempre metafórica. es decir, sólo podría dejar la función del propio
significante fuera de la significación inducida por su introducción. La pala- puede ser considerada ongma • 01 . • • deniaJ. Y ello por ·
· ·1éuca u-aseen · ·amenle en
bra bueno. si engendra la significación de lo bueno, no es buena por sí mis· el punto de partida de ninguna es . . odo estar ex.haU-"tl~ . d
. de de nmgun m · ·onsi:1cn1e. ~
ma. ru m~ho menos, puesto que engendra al mismo tiempo el mal. razón de que el sujeto no pue . d pr1rniti\·urnente tm ·.. ..rjón ¡3
· · e es de entra a··d
Y . ~u con,ut....
Del Dllsmo modo, designar esta a minúscula con el término objeto es 1a conc1enc1a, puesto qu · f'.tr antenor a ·
. d hemos cons1 e
hacei" u~ uso n_-ictaf6rico ~ dicha palabra, porque está tomada de la rel~­ b1do a lo siguiente. que e · ik ves ._'ÓfllO
1
ción 'WJClo-obJeto, a partir de la cual el término objeto se constituye. Sm incidencia del significan le. . "ficante e11 lo real Ye llfl(c una
·--t~ del s1gm ·unvlS ~-orno
1
El problema~ el de .ª e~~'""'csto ue nos e~~"'."'1 ~ alados·~¡,~
duda. es ótdccuada para designar la función general de la objetividad. pero '

de lo que no!tOtro!> tenemos que hablar haciendo uso del término a es pre· de eso nace el sujeto. ¡.S1gru~ 1~ de q ción de s1pulíellD
1:i-.amcnte de un objeto externo a toda definici6n posible de la objetividad.
especie de descenso del ei;p1I1tu. :ip3l1 11
98
99
------·
••
RE\'ISIÓN DEL ESTATUTO DEL OBJETO
NO SIN TENERLO
est~ empezarían por sí solos a producir sus agujeros en lo real y u .
al modo de un pequeño memento - i.Y por qué no éste entre otros? - no
medio ~iria un agujero que seria el sujeto? Me parece que cuaoo:· e ahí en . 1
1."0 la división real-i~ginario-sirn~lico n~e me atri~uye taJ propó~~~­
es sin ob~eto. .
Tal es exactamente la fórmula de la que debe suspenderse la relación de
se ~de saber. precisamente. que le penrute a este significante encamarse y 1 angustia con un objeto.
~ · Se lo pennite. de entrada. lo que tenemos aquí para presentificamos los~ ª Este objeto no cs. estrictamente hablando, el objet~ de la angustia. Ya
a los otros. nucs~ cuerpo. S~lo que este c~erpo tampoco debe tomarse pura utilicé este no sin cuando I~s presenté la fórmula relativa a la relación del
simplemente bajo las categonas de la estébca trascendental. Este cuerpo no Y ·eto con el falo: él no deja de tenerlo.
ronstituible a la manera en que Descartes lo instituye en el campo de la exte~ 1ca que se sepa de qu é obº~eto se
SUJ . • ºfi
Esta relación de no ser sin tener no s1gru
sión. Tampoco nos es dado de fonna pura y simple en nuestro espejo. trata. Cuando digo Vive no sin recursos, actúa no sin astucia, ello significa
Incluso en la experiencia del espejo, puede llegar un momento en que que. al menos para mí. sus recursos son ~se~.' su astucia ~o es _co~ún.
la imagen que creemos tener allí se modifique. Si esta imagen especular que Por otra parte. incluso en el plano lmguísbco, el ténruno sin. sine en
tenemos frente a nosotros. que es nuestra estatura, nuestro rostro, nuestro latin. es profundamente correlativo de la aposición de haud. Se dice non
haud sine. no sin. Es cierto tipo de vínculo condicional que vincula el ser
par de ojos. deja surgir la dimensión de nuestra propia mirada. el valor de
con el tener en una especie de alternancia. No es ahí sin tenerlo. pero en
la imagen empieza a cambiar - sobre todo si hay un momento en que esta
otra parte - ahí donde está. eso no se ve.
mirada que aparece en el espejo comienza a no miramos ya a nosotros mis- ·No es esto Jo que nos demuestra la función sociológica del falo. a con-
mos. lnitium. aura. aurora de un sentimiento de extrañeza que es la puerta dición de tomarlo en el nivel mayúsculo, et>. donde encama la función más
que se abre a la angustia. alienante del sujeto en el intercambio? En el intercambio social, el sujeto
Este paso de la imagen especular al doble que se me escapa, he aquí el macho circula, reducido a ser portador del falo. Esto es lo qu~ hace de la
punto donde ocurre algo cuya generalidad, cuya presencia en todo el cam- castración algo necesario en una sociedad socializada. donde sm du~ hay
po fenoménico nos permite mostrar la articulación que damos a la función interdicciones. pero también y ante todo preferencias. como nos lo hizo ad-
del a. Esta función va mucho más allá de lo que aparece en ese momento vertir Claude Lévi-Strauss. El verdadero secreto. la verdad de_ todo lo que
extraño, que aquí he querido situar simplemente por su carácter, al mismo él hace girar en la estructura en tomo del intercambio de las mu)CTCS es que.
tiempo el más notorio y el más discreto en su intensidad. debajo del intercambio de las mujeres. hay falos que van.ª llenarlas. Es pre-
. que no se vea que es el falo 1o que es tá en J·uego· Si se ve, angusua
c1so
¿Cómo se efectúa tal transformación del objeto, que convierte un obje-
. d í Está claro que. con esta
to situable, localizable, intercambiable, en esa especie de objeto privado. Aquí podría hacer más de un cambio e v ª· . .00 Pues
incomunicable y, sin embargo, dominante que es nuestro correlato en el fan· referencia, nos encontramos enseguida en el complejo de castrac• ·
tasma? ¿Dónde se sitúa exactamente el momento de esta mudanza. trans· bien. por Dios, ¿por qué no dedicamos a él?
formación, revelación? Ciertos caminos. ciertos rodeos que he ido prepa·
rando para ustedes a lo largo de los años precedentes. permiten designar
este lugar y, más todavÍa, explicar lo que en él ocurre. El pequeño esque· 2
ma que les he puesto en la pizarra les da algunas de esas richtigen Vorstel-
lwigen. reprc<>entacioncs correctas, que pcnniten hacer de la llamada siem· -ión del cam-
te ustedes· la castr3'
pre más 0 menos opaca, oscura. a la intuición y a la experiencia. algo Como lo he recordado muchas veces an sabe todo el mundo lo sospc-
dJ4rchsichtigbar, transparente - dicho de otra manera reconstituir para no- plejo no es una castración. Todo el mundo 10 ' u·ene todo su intCfés.
oott°' l cstéti • . . n eso Pero
ª ca trascendental que conviene a nuestra experiencia. cha y, curiosamente. nadie se deuene e ·
Que la angu stia no ttcne
· · es algo generalmente admitido. Esto. que
objeto
se ~trae. 00 del discurso de Frcud. sino de una parte de sus discursos. es
propiamente lo que yo r-.....:r. · ·
"'"utlCO con m1 discurso. Pueden pues cons1
·derar
mdudab4c que. como he tenido el cuidado de escribirles aquí en la pizarT3
JO/
RE\'/SIÓN DEL ESTATUTO DEL OBJETO
NO SIN TENERLO
E.-;ta inmgen. este fantas1na: ¿d~~de ~ituarlo e~tre imaginario y simbóu.
1.'ti? ¿Qué ocurre ahí'? ¡,Es la ev1.r.ic1on. bien conocida entre las prácticas lllás tos Está. de entrada. el plano de la primera identificación con la ima-
feroces de la guerra'? Seguramente se acerca más a esto que a la fabricación n:e: es~cular. descon~~~iento original del sujeto en su to.talidad. Luego
de eunucos. Está la mutilación del pene. por supuesto, evocada por tas ame. ~stá la referencia tr~s1t1v1sta que se establece .en s~ rclac16~ con el .otro
. ginario. su semejante. Es lo que hace que su 1denudad se d1sunga s1cm-
naz.a.s fanta.<;Jlláticas del padre o de la madre según la'i época<; del psicoanáli. ima mal de la identidad del otro. De ahí la introducción de la mediación de
-;is. Si haces esto. le lo van a cortar. Este acento del corte ha de tener toda su ~:objeto común. o~jeto de competició~. cuyo estatuto corresponde a la
imponancia para que se pueda considerar castración la práctica de la circun. 'ón de pertenencia - es tuyo o es nuo.
...-isión. a ta que la última vez hice referencias. por así decir, profilácticas. noc l . de b. 1
En el campo de la pertenem:1a. hay dos clases . o ietos - ~que se pue-
La incidencia psíquica de la circuncisión está lejos de ser equívoca. No den compartir. y los que no. Los que.no. los veo circular. aun as1. en este do-
soy el único que lo ha ad\'ertido. Uno de los últin1os trabajos consagrndos a minio del compartir con los otros objetos. cuyo es~uto SC: ba.'WI en.teramente
este tema. el artículo sin duda notable de Nünberg sobre la circuncisión en en la competencia. función ambigua que es al nusn:io llempo nval1dad y
sus relaciones con la bisexualidad. es muy adecuado par.i recordamos lo que n obietos contables. objetos de intercambio. Pero hay otros.
acuerdº· So J • d b'd 1
numerosos autores habían introducido antes que él. que la circuncisión tiene Si he puesto por delante el falo. es porque es el más ilustre, e 1 o a a
como objetivo tanto reforL.ar. aislándolo, el término de la masculinidad en el ·· ro hay también equivalentes de este falo. de entre los cuales
~~1®.pe ~H
hombre. como provocar los efectos llamados del complejo de castración. al ustedes ya conocen aquellos que lo preceden. el escibalo y el n. ay pe: .
menos en su incidencia angustian te. Es precisamente este común denomina- . qu1zas
otros que " , conozcan menos • aunque . sean peiiectamente
. v1s1bks
do en
dor del corte lo que permite llevar al campo de la castración la operación la literatura analítica y nosotros trataremos de designarlos. Cuan bestos
circuocidante. la Beschneidung del prepucio, el arel, para decirlo en hebreo. objetos entran libre~ente en este campo donde no tienen nada que ac~.
. . m arte cuando aparecen allí Y se vuel\'en reconoc1-
·No hav acaso en este término del corte algo con lo que dar un paso más el de aquello q~e seco - p • .. 1 'dad de su estatuto. Son. en efecto.
" -
sobl'c la función de la angustia de ca,.tración? Voy a cortártela. dice la mama'
calificada de castrador.i. Sí. y después, ¿adónde irá el Wiwimacher. como dice
:~:·t~ :~:~~:;e~~sl:;:!:t~~:c:i;;e~statuto del ~bjeto común. comuni-
,d ése trata en el objeto a.
Juanito? Pues bien. si se admite que se cumpla esta amenaza desde siempre cable. socializado. He aqui e qu . mos su ··atáJooo quizás ex-
. ·onfecc10nare ~
presenúficada en nuestra experiencia, estará en el campo operatorio del ob-
b
Nombraremos estos o 1e os, i; 1 . · faltan "' 'El conJun-
dos.
y he nombrado tres. so o 1
jeto común. intercambiable. estará allí, entre las manos de la madre que lo haustivo, esperé mos l ~· . a la pérdida. de Ver/ust, qu.e Freud de-
habrá conado. y esto será ciertamente lo extraño de la situación. lo corresponde a las cmco formas de . 1 momcn1os pnnc1palcs de
·
signa en Inhibición. smtnma. e " v mouslla como os
Sucede a menudo que nuestros sujetos tengan sueños en los que tienen el
la aparición de la señal. . ro tomar la otra ~ía. en el
objeto en la mano, ya sea que alguna gangrena lo haya separado. ya sea que ·te punto. qu1e
Antes de adentrarme más en e~ para hacer una obsen'3•
algún partenaire. en el sueño, se haya ocupado de reali1.ar la operación co~­ . hace un mome 010·
te. ya sea por alg¡jn accidente cualquiera. E."tos sueños. diversamente manza·
cruce en el que me vieron op1ar edes esclarecedores. .
ción cuyos pormenores serán ~ara ust ·nv~tigación científica al dei;lf q~
dos de extrañeza y de angustia. úenen un carácter especialmente inquietante.
Ya he señalado una carencia en la ~ stión fisiológica de la sexu~
Este pa.w súbito del objeto a lo que se podría llamar su 'Zuhandenlieit, como
no habíamos hecho dar un solo paso a a c~ema falla en lo referente a la un-
diria Heidegger, su mancjabilidad en el sentido de los objetos comunes. de dad femenina. Podemos acus amos· de la rrus .
10!. utensilios. se cncuentr.tn designados en la observación de Juanito por f nonnan-
potencia masculina. b' localizable en !>US a.~s fi ...,
un ~ueño. el del instalador de los grifos, que los desenroSt:ará. los revisará. 1 roceso. 1en ·taft)(l.~ re m.. ".
hará pai;ar lo eingew11r..el1. lo que estaba o no bien enraizado en el cuerpo. Después de todo. e~ e P · ulación. siempre nos e~ .mer lu!?ar
vas. de la parte masculina de la co~ .b.....,..... de fi§iología en pn ....
al registro de lo amovible. Este vuelco fenomenológico nos permite desig- ·ualqu1cr 11 ''""y . _ .. ,,,0 s con una, ..
do a lo que se encuentra en e . asmo. Nos conJouu-·· · ll hOmolO-
nar aquello que opone dos tipos de objetos. sobrc la erección y luego sobre el org _,..si fuera aceptable 1
Cuando empecé a enunciar la función fundamental del estadio del es- ferencia al circuito esnmu, ¡o-respuestll. \.°O""'
ptjo en la inr.titución general del campo del objeto. pasé por diversos mo-
103
RE\"/SIÓN DEL ESTATUTO DEL OBJI:..70 NO SIN TENERW

gia de la Je~·arga orgá~mica con la parte motriz de ese circuito en un pro.


\."CSO de acción cualquiera. Por supuesto, nosotros no estamos en eso .
s u
A
(- <P)
1
• , n1
mucho menos.. ni Freud. El planteó el proble111a de saber por qué, en el pla.
[ ) i'(a)
1.."ef sexual. d circuito no es. como en otros casos. el más corto para volver
al ni••el del mínimo de excitación. sino que hay un Vorlust, un placer preli-
nunar. tal como lo traducen. que consiste precisamente en elevar todo lo
posible ese nivel mínimo. ¿Y por qué interviene el orgasmo a partir del
momento - ¿cuál? - en que se interrumpe la elevación del nivel, vincu-
lada normalmente al juego.preparatorio?
La elección de objeto
¿Hemos dado de algún modo un esquema de lo que interviene? Si se
quiere aportar una representación fisiológica. ¿hemos distinguido, aislado,
designado, el m·ecanismo del circuito de inervación - Freud diría las
·ón que reviste al obJ' eto con el xlamour, el brillo deseable,
Abfuhrinnervationen - que es el soporte de la puesta en juego de la des- La atracc1 · . ~ ·a1
el color - así es como se designa en chino la sexuahdad - ~re ~renc1 .
carga? Ciertamente, hay que considerarlo distinto de lo que funcionaba
1objeto se tome estimulante en el plano de la exc1tac1ón. Este
antes. pues lo que funcionaba antes era, precisamente, que ese proceso no
llegara a la descarga. Era un ejercicio de la función del placer que tendía a
~~~;/:;::erencial se sitúa del lado de i '(a) en el nivel de señal ~e pu~
ser igualmente el de la angustia. ¿Cómo? ~ediante la c~nellloc~I~;: ~a
confinar con su propio límite, o sea. a detenerse antes de alcanzar cierto ni-
investimiento erógeno original que hay aqu1 en a, prescn e y
\'el de ele,·ación del estímulo. antes del surgimiento del dolor.
Entonces. ¿de dónde viene elfeed-back? A nadie se le ocurre decírnos- vez. d' · inativo en la elección del
lo. Pues bien. sea como sea, es seguro que. de algún modo, en él debe in- O bien, lo que funciona co~o ele~nt~:::;ado del espejo. en el pla-
tcn·enir la función del Otro. objeto de amor se produce aq~1, en e yo. inrchriinkung. un estreehamien-
no del encuadramiento del objeto por una E · . del yo una limitación
No soy yo quien debiera decirlo. sino aquellos para quienes lo que constituye . F d a un mecamsmo · .
to directamente refendo por reu . . rto tipo de objeto prec1sa-
una función genital nonnal está ligado a la oblatividad. Por otr.t parte. a este del campo del interés libidínal que excluye cte
respet..10. siempre estoy esperando que nos confíen de qué modo interviene la ·' con la madre ·
mente en función de su relac1on de la cadena que em-
función del don en cuanto tal, lúe et nunc, en el momento en que uno copula. . án los dos exuemos -
Estos dos mecamsmos .est en . · linea diagonal ya he se.~-
Como ustedes saben, es en las perturbaciones de la vida amorosa don- 3
pieza en inhibición y tennma en angusua. cuyde ·te an-0 Enrre la inbibi-
de reside una parte importante de la experiencia analítica, y una parte i.m- mienzo es .
lado en el cuadro que les presenté a co . d canismos diferente~. Y
portante de nuestrac; especulaciones concierne a lo que se llama la elecoón · y la angusua. · correspon de distinguir me el espectro Ull' -'-1 ª lllll·
c16n · . os todo
del objeto de amor. En este campo. la referencia al objeto primordial. la ·ntervemr en
concebir cómo pueden uno Y otro 1
madre. es considerada capital. y su incidencia una criba. Para algunos. de
nifestación sexual. . yo aquello que. eo nuestra expe-
ello rcs-ultará que sólo podrán funcionar para el orgasmo con ciertos pro- Cuando digo en todo el espectro. me u 1
cedimientos. míen~ que. para otros, será con partenaires elegidos en o~ ·
riencia se llama la transferencia. ~ . 1•a al hcCh<> de que. en nucs- .
registro. La relación con la prostituta. lo sabcn1os por nuestros análisis. . hada re1erern.: l3 rran.~ferencta.
Recientemente he oído que se bf un montón sobre
engrana casi directamente con la referencia a la madre, mientras que. en
~ C3$05. las degradaciones de la liebesleben están ligadas a una elección
tra Sociedad, éramos gente. que s: : transferencia. que
Ahora bien, tras algún trabaJO sobf\
1
por=
Sociedad i;6lc> cono h3'.1: ~
parie fue
uno más

IOmada en oposición al ténnino materno, que se apoya en la mujer en la me- escrito antes de la fundación de nuel~~é·a C3bo con ustc:Je~ a¡'
más ade-
dida en que és1a se convierte en soporte. es el equivalente, del objeto fálico. que se le haya consagrado. es ~I que f~ que era. sltl duda. 3

Pue'i bien, ¿cómo fiC produce todo esto? El esquema que reproduje una años. Dije no pocas cosas. baJO una
vez en 1.a pizarra no~ permite aportar una respuesta.
/05
/().1
RE\'/SJ()N DEL ESTA.TVTO DEL OBJETO NO SIN TENERLO

i:uada. C'S OO:ir. pan~ialn1ente velada. Es cierto que aquel trabajo les había dliche indefinido, ilimitado, y no infinito. Si se in~tituye
d llama unen · · · d. a1·zad ·
a¡x~ado a ustedes una distinción tan genial como la de la oposición entre freu rnute . es en 1.a medida en que algo ha sido. no tría no an 1 o, smo
1
De\.'1."Sidad de repetición y repetición de la ne(.·esidad. prueba de que el re- este · forma únicamente parcial, y yo puedo por lo menos plan-
velado de una . bl
~urso a} juego de palabras para designar las cosas - por otra parte no ca- re ·t·ón
la cues 1 de saber

cómo es analiza e. .
rente de interés - no es nli privilegio. teanne
No crean que en este punto aporto algo que deba ser considerado com-
e los límites de los esquemas ya trazados por nuestra ex-
Creo que la referencia a la transferencia. si se limita únicamente a los 1 t'unente f uera d . . 1
efectos de reproducción y de repetición. es den1asiado estrecha, y merece-
P e.'encia.. p
ara re1'
"erirme ahora a trabajos recientes. conocidos en e cam-
, . .ó de
penfrancés un an . al"ista
· • durante años, los que duro la compos1c1 .n su.
ría ser extendida. A fuerza de insistir en el elen1ento histórico, en la repeti-
po . ·' muy especialmente sus análisis de neurosis obsesivas, gt-
ción de lo vivido. se corre el riesgo de dejar de lado toda una dimensión no libro. hizo que, 1 v1'd1·a del pene No pocas veces los he comentado con
menos importante. la dimensión sincrónica, precisamente la propia de en tomo a a en .
raran . a criticarlos y para mostrar sus tropiezos. con lo que enton~es
aquello que está incluido. latente, en la posición del analista, a través de la ustedes parestro alcance, que ahora formularé de una manera más p~1sa.
cual la función del objeto parcial ocupará el espacio que la detennina. esta~a a ~u . detalladamente sus observaciones. vemos que este autor cu-
E~ lo que. hablando de la transferencia. si lo recuerdan ustedes. designé S1 se een ue desi no como el de la interpretación que debe hacerse de
con la metáfora. creo que lo bastante clara. de la mano tendida hacia el leño. bre el c~rnpo_ ~ . g . vel del Otro con mayúscula con el fantasma de
En el momento en que va a alcanzar el leño. el leño se inflama, y en la llama la función fah_ca en el ~1 al ne del analista. Indicación muy da-
aparece otra mano tendida hacia la primera. Es lo que designé igualmente. felación, refendo e~pe~ialmente pe t advertido, y déjenme decirles que
estudiando El Banquete de Platón. mediante la función llamada del ága/ma ra El problema habta sido correctamen e 1 ·toy de~ollando ante
· . · d · respecto a o que es ·
en el discurso de Alcibíades. Me parece que la insuficiente referencia que se no es por casualidad. quiero ec1r odeo insuficiente. Centrar un
hace a la dimensión sincrónica de la función del objeto parcial en la relación ustedes. Pero no es más que un rodeo, y un :ustivo e.n relación con lo que
análisis en este fantasma n_o pued~ s~r ex_I' ~n fantasma sintomático dd
analítica de transferencia explica la negligencia en un dominio que no me sor- está en juego. pues en realidad coincide con
prende que sea dejado en la sombr..t. a saber, el campo de lo que se puede lla-
mar el resultado ¡x>St-analitico, en el que se distribuye cierto número de co- obsesivo. . "tiré a una referencia verdade·
Para precisar lo que quiero . de<:ir · me rem1 ·enlo nocturno. b"1e.n
jeras de la función sexual. . a saber el compo11anu '"
ramente ejemplar en la literatura. ~ eras conseguir su propia crecciun
La función del análisis como espado o crunpo del objeto parcial es preci-
conocido. del hombre de las ratas cuand . al fantasma imaginado de ~u
samente aquello ante lo cual Freud nos dejó detenidos en su artículo Análisis · . abre la pue rt· de su rellano •do ac-
terminable e inrenninable. Si se parte de la idea de que el límite de freud.
ante el espejo, ª · .
da de este espcctrO. e1esta
padre muerto, para presentar, an te .la mira '
alizar lo que está en JU · eaoe
que se encuentra a lo largo de todas sus observaciones, tiende a la no percep- . 1 ocumera a uno an .·~uJado
tu al de su miembro. S1 se e .· ón del analista - tan \ ~
ción de lo que debía ser propiamente analizado en la relación sincrónica del tan solo en el plano del fantasma de felacb1 1 t·'-nica del ~ercanucnto. en
analizado con el analista respecto a la función del objeto parcial, se verá que por el autor en cuestión a 1o que ti llama f a a ~undamental
C'-
de 1a es·tro'tura
. , 'l
tal es el resorte mismo del fracaso de su intervención t-'On Dora, así como con ·d da un ac 1or ª' · ocumna.
la cual la distancia es consi era . . I· sicosis -. ¿que
la joven del c:a..o de homosexualidad femenina. y por eso Freud nos designa . . tacion con a P· . , aJ¡.)plllí en
obsesiva. en partJcular en su re . . .1.. _,, se k anunana" . ,.,.,u¡
en la angustia de castración lo que él llama el limite del análisis. Es que él · ·rf al sUJCIO, me """' de rt...em:1a K.,
seguía "!tiendo para su analizado el lugar de ese objeto parcial.
Creo que sólo se le penn111
, . • 1
ª
pand
d 1Otro Ni•o d modo P ~~- ;illá.
~ 1•1 un """', ..~.
esta relación fantasmatu.:a e r- ediría yo lle\'ánd,1 r ·
Freud ~di« que el análisi'> deja al hombre y a la mujer con las ganas, constituido por la muerte• ese ouo,. 'elación. . i~s ....nnitt:
......... nte a 1 ....Jk•tJ¡;3 ~ r
al uno en el campo del complejo de castración. a la otrJ con el Pe11is11eid. Pero que contempla fantasma t"11:a
1
º
.. ~ . uelk1s •uva t"~-
bte oo es un lfmite abl>oluto. Es el límite donde se detiene el análisis finito d" . ido n aq •
E.-;te último punto sólo''ª in~ .
con Freud. en cuanto que 6ste sigue todavía el paralefom10 indefinidamente ·
ponc.r estas obse~·actlmes e n ·su s1uo.
aproAimado que c.:ardetcri7.a a la a.'iíntota. He aqu! el principio del análisis que
/07
lfV.
NO SIN TENERW
DEL ESTATUTO DEL OBJETO
- Acuérdense uste El
des de que hace tiempo que les hablo del guante. así
peruza. sue
-no de un caso de Ella Sharpe que comenté re-
como de la ca mayor parte en tomo a este modelo.
3 cientemente gira en ~~ento con lo que les enseñé a conocer de la banda de
l{agan este expe . turón y tras abñrlo. se lo vuelve a abrochar
.
Moeb1us. 1
s· se toma
.
este ctn • .
Ita mitad de camino. consiguen ustedes con mu-
. , d le dar media vue a
Terminaré con las dos imágenes que he puesto en la pizarra. hac1~n -~·dad una banda de Moebius.
cha ac ¿..
1
e :. 4 , a c::'!a >' a • : ]

El desdoblamiento del borde

La primera representa un florero con su cuello. He puesto ha~ia ustedes


el agujero del cuello, para indicarles claramente que lo que ~e importa es
el borde. La segunda es la transformación que puede producirse respectoª
dicho borde.
A partir de ahí apreciarán la oportunidad de mi larga insistencia d~l año
pasado en consideraciones topológicas sobre la función de la identifica-
ción en el plano del deseo. o sea, el tercer tipo designado por Freud en su
artículo sobre la identificación. aquel cuyo ejemplo principal encuentra El cinturón /la banda de Moebius
en la histeria. aras aparentes a la
He aquí la incidencia y el alcance de estas consideraciones topológicas. asaría de una de las e Is banda de
Les dije que si los tuve tanto tiempo con el cross-cap. fue para ~ar­ Una hormiga que se pasearalPbor"-
sar e ll<'·
Dicho de otra maner:1"
..-fic1e ~ n• sola
..__ ..,.._
les la posibilidad de concebir intuitivamente la distinción entre el objeto otra sin necesidad de atrave la cara. y a una su.,..'.~" ..,.8 8 sí mi!-
. rficie de una so será IU"o...~
a y el objeto construido a partir de la relación especular. el objeto común. Moebius es una supe . lo hacen. siempre ·
5
Para ir deprisa - ¿qué hace que una imagen especular sea distinta de aque- cara no se le puede dar vuelta. J·magen especular. _, la.~ una parte mt-
llo que reprci;enta'? Que la derecha se convierte en izquierda y a la inversa. ma. Es lo que yo
Uamo no tener 1
.. en el cross-cap. e
uandO ue ..,s
la de cerr~ .
so-
Confiemos en la idea de que por lo general dar crédito a los dichos de Freud. Por otra parte. les diJe que.. condi.::ión máS q ...,.,_una baDd8 de
incluso los ~ aforistioos, nos sale a cuenta. El yo es una superficie. dice. la
· orte sin otr.l --....ficie· quir;uu
diante una sección. un c • . ado de la su.,...··
proyección de una !iupcrficie. Es pues en términos topológicos de pura super- bre sí tras incluir el punto aguJcre
ficie romo debe plantearse el problema. Con respecto a aquello que redobl~ la Moebius.
imagen C!!pecular es exíll..."'tamente el paso del guante derecho al guante i2quier-
do, lo que en una superficie simple puede conseguirse dando vuelta el guante. /09

108
RE\'/SIÓN DEL ESTATUTO DEL OBJETO
NO SIN TENERW

Esta parte residual. aquí está. La he construido para ustedes. la hago cir-
Fig11ru J
E..w superficie cerrada que tiene una lí- l cular. Tiene su pequeño interés.' porque, permítanme que se lo diga. esto es
el a. Se lo doy como una hostta, porque luego se servirán de él. EJ a mi-
nea~ aulo-inte~ción es considerada
topológicamente equivalente al plano núscula está hecho así.
Está hecho así cuando se ha ~roduc~~o el corte, cualquiera que sea. ya
proyecth·o. sea el corte del cordón, el de la crrcunc1s16n y aún algunos otros que debe·
remos designar. Queda, Iras el corte, algo comparable a la banda de
Moebius. que no tiene imagen especular.
Vean ahora lo que quiero decirles relomando el florero.
Primer liempo. el florero tiene su imagen especular. que es el yo ideal.
constitutivo de todo el mundo del objeto común .
••
Añadan a bajo la forma de un cross-cap. Luego separen. en este cross-
Figuro 2 cap. el pequeño objeto a que he puesto entre sus manos. Queda, adjuntada
La superficie obtenida retirando el fondo a i(a), una superficie que se une como la banda de Moebius.Apartirde este
de la superficie preceden1e es el cross- I momento. todo el florero se convierte en una banda de Moebius, puesto que
cap. ~ _ __..__
una hormiga que se pasea por el exterior entra sin ninguna dificultad en su
interior.
La imagen especular se convierte en la imagen extraña e invasora del do-
ble. Es lo que ocurre poco a poco al final de la vida de Maupassant, cuando
empieza a dejar de verse en el espejo, o a percibir en la habitación algo. un
fanta'>ma, que le da la espalda y del que sabe inmediatamente que no deja de
Fig11ra 3 tener cierta relación con él, y cuando el fantasma se vuelve. ve que es él.
Si ~ corta el · . He aquí de qué se trata en la entrada de a en el mundo de lo real. al que
. cross-cap s1gu1endo su lí-
nea de autotnterse<:ct·6 n. resulta una su-
.-rh •
no hace otra cosa más que volver. .
~
c1c a la que se puede dar 1a aorma
t -...
Les puede parecer extraño como hipótesis que haya algo parecidoª. esto.
un disco . de Observen lo siguiente, sin embargo. Pongámonos fuera del campo visual.
en
su
ctrcular, con un agujero circular
centro cuyos . cierren los ojos por un instante y recorran a tientas el borde de ~orero
estemas que
re . puntos d1ametrdlmen. di • (ene
1
opuestos se identifican por pares. transformado.
. Pero es un florero como el otro. se ran. no •
· _; .....n sin embaf:go ueoe el
un agujero. ya que sólo hay un borde. St 1o.b...... ~·· '
de hace un momcnlo. e1
aspecto de tener dos. como les muestra e1d1 UJO
11
del borde transformado. saben
Esta ambigüedad entre el uno Yel dos, los que han ~ .6 u~r=o·en el
1 {do
"l

Fig11ra 4 que es una ambigüedad común relacionada_'-:<'º la a~c• :iu


campo de la aparición onúica. y no sólo ~c:1· :' ;x~~íón es ~er
0
donde apa-
,1
'\

'
&ta~ .
l'C!ikluaJ.__se_,puede m'>f....;
ha.iJO la fonna ..t-.,._, ~ 1: ••
• ...._.....u.ar rentemente no hay falo real. su modo ordinano · pan
-"""llllaaa ocho interior. bajo la forma de dos falos.
Ya es bastante por hoy.

Elcros.w;a P Y .tus trmisro,.,..n~ ·

110
'J' ........ iones
• ///
VIU

LA CAUSA DEL DESEO

El objtto tktrás del tiesto


ÚJ itk111ijicación sádica con ti objno
ftticht
ÚJ idtntificaci6n masoquista con ti
objeto común
El amor rtal prtstlllt tn la trans/tffll-
cia
El dejar caer tk lajovtn homostxual

Quisiera llegar a decirles hoy cierto número de cosas sobre lo que les
he enseñado a designar mediante el objeto a, hacia el cual les orienta el afo-
rismo que propuse la última vez respecto a la angustia que es no sin objeto.
El objeto a se sitúa este año en el centro de nuestro discurso. Si se ins-
cribe en el marco de un Seminario que he titulado de la angustia. es porque
es esencialmente por este sesgo como es posible hablar de él, lo cual signi-
fica también que la angustia es su única traducción subjetiva.
Sin embargo. el a que aparece aquí, hace tiempo que fue introducido.
Fue anunciado dentro de la fórmula del fantasma como soporte del deseo.
($O a),$ deseo de a.

.
.
¡ ...
~- ..
-
•,. .. • 1
.- :a
~~~
. Uil
.
.. . . ,
. Como
..
. primer punto haré una .prec1s16n. que
1mpos1ble de conquistar por sí rmsmos a qui
· n.amenre no les resulta
·enescie
me hall escu cbado• aun·
que subrayarla hoy no resulta inútil. .. SIJ(gido de un.1 paspcctiva
Lo que se !rala de precisar concienJe al espeJL~ se refioe a la~
que se puede llamar subjetivista. en la nJrdidadl ~ m lo~ del~
tinx.ión de nueslnlexpaicncia. pone roctosuéufastSCD la

/JJ 1 1
RE\'/S/Ó,\' DEL ESTATVT<> DEL OBJETO LA CAUSA DEL DESEO

E.su linea de elabon1ción. que la tradición filosófica n1odema llevó dad topo16 gi·ca estructural que exige la función del . objeto es
punto nlás ~xtremo. en. el ent~mo de Husserl. al d~limitar la función ~~ d: parte. la nove 'bl n las fonnulaciones de Freud, y especialmente en
rfectamente sens1 e e .
intencionalidad. nos deja cautivos de un malentendido acerca de lo que con- pe • das con la pulsión. . . .
las relaciona d erificarlo en un texto, los renuto a la tngés1mo se-
'~~ llamar objeto del deseo. Nos enseñan, en efecto, que no hay ningu
.. al na s.1 qu ieren uste es v , . . . , 1 'l .
. de Introducción al psicoanal1s1s, que cite a u Urna vez:
La
~is. ningún pensamiento. que no se di nJa a go. Es el único punto, pa-
gunda lección t an ustedes allí entre el Ziel, la meta de la puls16n,
rece. que le pennite al idealismo reencontrar su camino hacia lo real. Pero . ·ón que encuen r · .
disunci . d' ·t·nta de lo que se ofrece de entrada al pensamiento
el objeto del deseo. ¿puede ser concebido de esta fonna? ¿Son así lasco- b 'ekt es bien is 1 1
Ysu O 'l ·ta meta y ese . ob,ieto estarían en el mismo lugar. Freud emp ea
sas en lo referente al deseo? J •
- q~e ~s im actantes, el primero de los cuales es eingeschoben - el
Para ese nivel de nuestros oídos que existe en cada quien y que necesita térmmos muy. pahí d tro pasa a algún lugar. Es la misma palabra que
de la intuición. diré - (.acaso el objeto del deseo está delante? Éste es el . t se desliza en · · · JI'
o.b:1e o ara la Verseh1e . bung • el desplazamiento.
· Lo que se mdtca a 1es que
espejismo en cuestión. Esterilizaba todo lo que, en el análisis, pretendió sirve .P su función esencial, algo que se escapa en el plano de nues-
avanzar en el sentido de lo que llaman la relación de objeto, y ya he pasado el objeto es. en
por muchos caminos para rectificarlo. Lo que voy a plantear allora es una tra aprehensión. te plano existe una oposición expresa entre dos tér-
nueva forma de acentuar esta rectificación. . Por otra parte. ene:~emo. exterior, e inneres. interior. Se precisa que.el
No lo haré de una manera tan desarrollada como convendría, sin duda. minos - ausseres. . a arte que la salls-
objeto debe situarse ausseres, en. el exten.or, y. por¡°tr ~da~ que alcan-
Re~rvaré esa formulación para algún trabajo que les llegará por otra vía.
facción de la tendencia sólo consigue .real1zarsel:n a ·mr del cuerpo, donde
Creo que para la mayoría de los oídos alcanzará con escuchar alguna<; de las
za algo que se debe considerar en. el mneres.
.. e mteno
fonnulaciones generales que me bastará con acentuar en relación al punto encuentra su Befriedigung, su sat1sfacc1on.
que acabo de introducir.
Ya saben ustedes hasta qué punto, en el progreso de la epistemología. a X

el áislanúento de la noción de causa ha producido dificultades. Sólo me-


diante una sucesión de reducciones que acabaron reduciéndola a una de las
funciones más tenues y más equívocas, la noción de causa ha podido sub-
sisúr en el desarrollo de nuestra física.
Está claro. por otra parte, que cualquiera que sea la reducción a que se la
someta. la función mental, por así decir. de esta noción no puede ser elimina-
da. ni reducida a una especie de sombra metafísica. Que es un recurso a la in- El .yo .Y el no-yo
tuición lo que la hace subsistir, es decir muy poco. Lo que yo sostengo es que
toda crítica de la razón pura. bajo la luz de nuestra ciencia. será posible par-
tiendo del rcexamen que podríamos llevar a cabo de la experiencia analítica.
. .
La función topológica que les he pre
sentado permite forn1uJar
stc: enigma. Es la noc _de
de;:.:
. od cir para resolver e. . . c:n o llll~
Para fijar nuestro punto de mira. diré que el objeto a no debe situarse clara lo que conviene mtr u . . .60 que se situll · f¡¡
·
un exterior antes de una cierta m · 1enonzac1 ·
ba ·0 la forma espcc
ular.· c:n J,
en nada que sea análogo a la intencionalidad de una noesis. En la
mleDl:ionatidad del deseo, que debe distinguirse de aquélla. este objeto debe que el su1· eto. en el lugar del Otro. se capteel yo~ y et no yo. . _...:." .,.,..ne-
. · ·ón entre ·ora toda inteO·onzac•.,...
cual introduce para él la disttncl ,_....,,...-m3s
roncebirr.c como la causa del deseo. Para retomar mi metáfora de hace un l ob ·eto anic:n ~ la •• 11 , , _

momento. el objeto está detrás del deseo. A este exterior, lugar de ~ ~o ¡0 mc.cfiauunen•e hOY ,,,y a. abs·
. De este objeto a C.'i de donde surge la dimensión cuya elusión en la teo- nece la noción de causa. Voy a 11 ~~. ya que por
simple para que la escuc~ sus. iJ~trarlo. no par<='
01
OIJ'3::
1
dad vo)· 11 ~-
na del SUJeto ha coni;tituido la insuficiencia de toda esa coordinación cuyo
centro se manifiesta como teoría del conocimiento, gnoseología. Por otra tenerme de hacer metafísica. Para
//$
/14
RE\'ISION DEL ESTATUTO DEL OBJETO LA CAUSA DEL DESEO .•

\irme del fetk~ en cuanto tal. pues en él se devela la dimensión del . - ·d· con una observación destinada a desplazar, incluso a
to como causa del deseo.
0
hJe- ilustrarlo ensegui .ª s trillados donde suelen dejar las funciones llamadas
er tos canuno . d
conm0 ~ del masoquismo. como si sólo se tratara del registro e una
¿Qué es lo que se desea'? No es el. zapatito, ni . el seno • ni ning una otra del sadism0 Y . .nmanente y de su reversibilidad. Al adentrarnos en su
~-os.a en la que encarnen ustedes el fetiche. El fetiche causa el deseo. El de- 6
seo. por su parte. va a agarrarse donde puede. No es en absoluto nece . especi··edeagres1
b. . nia surgirán rasgos de diferencia. de los cuales e1esenc1·a1
iructura su ~e1iv •
que sea ella quien lleve el zapatito. el zapatito puede estar en sus alred= :: el que voy a señalar ahora.
res. Ni siquiera es necesario que sea ella la portadora del seno, el seno pue- d s
de estar en la cabeza. Pero todo el mundo sabe que, para el fetichista, es
preciso que el fetiche esté ahí. El fetiche es la condición en la que se sos-
tiene su deseo. ---·--
Indicaré de paso ese término, que creo que es poco utilizado en alemán
y que las vagas traducciones que tenemos en francés dejan escapar por
completo. Es, en lo que respecta la angustia, la relación que Freud indica a $
mediante la palabr.i Libidohaushalt. Nos encontramos aquí con un térmi-
no que está entre Aushaltung, que indicaría algo del orden de la interrup- El deseo sádico
ción o del levantamiento, e /nhalt, que sería el contenido. No es ni lo uno
He aquí un esquema donde encontrarán ust~des de nuevo I~ d~su;c~:
ni lo otro. Es el sostén de la libido. Por decirlo de una vez. esta relación con

nes que organiza el grafo en una fórmula ~bre~1a:: ;1º1~~~~~ ~ é:u~~ del
el objeto de la que les hablo hoy permite llevar a cabo la síntesis entre la
función de señal de la angustia y su relación, en cualquier caso, con algo
nemos a la derecha el lado del Otro, a la 1zqu1er . el .interior de
que podemos llamar. en el sostenimiento de la libido. una interrupción. . . . d 1 · t0 que hay que revisar en
Suponiendo que me haya hecho entender lo suficiente con Ja referencia je todavía 1nconst1tu1do, e suje ed . · ·dir con la fór-
. . d 1 al bemos que no pu e comc1
al fetiche en cuanto a la diferencia máxima que separa las dos perspectivas nuestra expenenc1a, e cu sa . toda relación con el
. . .
mula trad1c1onal del sujeto, a sa . ber ser exhausnvo en
posibles sobre el objeto como objeto del deseo, y en cuanto a las razones
que me hacen poner a en una precesión esencial. quiero hacerles compren- objeto. . .. sólo es articulable a
der ya adónde nos conducirá nuestra investigación.
~l deseo sá~c~, con ~od~ lo. que uene ::~ucir en el suje~•. el
partu de la esqu1c1a, la disoc1ac1ón. que ap. .bl _,_ rolerar - el llJDJle
. I' "t algo 1mpos1 e U<i •
otro, imponiéndole hasta cierto inu e . . . hiancia. entre su exis-
. na div1SJÓD,
exac.to en q~e aparece en e1sujeto u
una
uede sufrir en su cuerpo.. . . ._
tenc1a de sujeto y lo que soporta. lo que P busca en Ja intención sadi
2 No es tanto el sufrimiento del otro lo que se . Ja,$ o. En las fórmu-
. . é sta pequeña s1g . ceTll
ca como su angustia. Lo mdiqu con~ Jeerlo 00 eso. lalelJ'3. ~ ·
las de mi segwxla lección de~ aro.~ .¡~ com~ sujeto en .rdaáón ron
. En el_ lugar mismo donde su hábito mental les indica que busquen al su- La angustia del otro, su existencia e~nc ex,,..rtO en hacer \'tbraf· Y
~· alh ~· ª pesar de ustedes, se perfila el sujeto cuando, por ejem- ld sádico es un r- al su esUUC-
csa angustia. he aquí lo que e. eseo. · . anteriores. en scil ar OJl(iil.-ióo
p • Freud indica la fuente de la tendencia, allí donde en el discurso se en- por eso no dudé, en uno de nus SellllnanosKant articuJócOlllO la' hablar
~tra lo que articulan como siendo ustedes - en suma allí donde dicen tura como propiamente homólogaª 1. qu:e una voJunuid ~t~iurse una
~~~~ . . .
0

. .•
i;e sitúa a.
· propiamente hablando, donde en el plano del inconsciente,
' del ejercicio de una r~n _pura ~~=c~to <k>ock pu~::;:::de este resu-
con ~piedad, donde .s1tua el um~e :i;culp<> Pof" la l:>feV
En este
lerable y
plano tú eres
~~ . ª: el 0 b"~eto, Ytodos sabemos que es esto Jo into-
·
relación con un puro bien moral.
• 00 para el discurso, que después de todo lo traiciona. Voy a
//1
116
R!'\'/Sfi>N l>EL ESTA.TI 1TO DEL OBJETO
L.\ CAUSA DEL DESEO

men. Quienes asistienm a aquel Seminario lo recuerdan. Los demás v . . rque el superyó es muy cruel. Nosotros conocemos. por
.
publicado lkntro de no mucho llempo 1o que pude retomar de él en u
· eran oq u1smo es po . 1. . del
mas od 1 distinciones que es preciso hacer en e mtenor ma-
f3':'i'-' a La filosc>tü1 en el tocador, que era el texto en torno al cual habní pre. uesto t as as . . f . 1
· · . a or. sup . • asoquismo erógeno. el masoqmsmo ememno. e maso-
u1smo - e 1 m
ganiz.adi..) esta comparación. ~ . 1 Pero la sola enunciación de esta clast"ti1cac1on ·· d ·
ya a cierta
El elemento nuevo que _qu_iero aportar es el siguie?te, característico del qu1sm~ ?'ora · . tienen un vaso, la fe cristiana y la baja de Wall Street.
. res1on - aqu1 . . .
dese!O sádico. En el cumplimiento de su acto, de su nto - porque se trata imp · d . ·ea como sea. un poco con las ganas. S1 el termmo maso-
Es.·to. nos eJa. s . d • 1 'ó
propiamente del tipo de acción humana en el que encontramos todas las es- de lle ar a tener algún sentido, con ven na encontrar e una a· r-
tructu.ra.s del rito-. lo que el agente del deseo sádico no sabe es lo que quismo pue g poco más unitaria. Diciendo que el superyó es la causa
la que fuera un . · . · ¡·
bllica. y lo que busca es hacerse aparecer a sí mismo - ¿para quién? ya mu .. os apaitaríamos demasiado de esta mtmc1 6n satis ac-
d 1masoqms1no no n · 'é ho
e . · .. h bria que tener en cuenta todavía lo que les ensen Y
que en todos los casos, esta revelación sólo puede permanecer oscura para
tona - solo que . ª ·· d 1 f "ó de
él mismo - como puro objeto. fetiche negro. A eso se resume. en último b la causa. D igamos. • pues. , que el superyó part1c1pa e a unc1 . nh
término. la manifestación del deseo sádico. en tanto que aquel que es su so re bºeto en cuanto causa, tal como la introduje hoy. lnclui.o podna a-
agente se dirige a una realización. est~ o ~trar en la serie de los objetos que deberé desplegar 3?te us1edes.
cer o e . bl Pero si no he hecho de entrada este catálogo. es para
Por otra parte. si recuerdan ustedes la figura de Sade, advertirán que no Son enumera es. . . la.\
. d . la cabeza y vayan a creer que ah1 se encuentran
e~ casualidad si lo que queda de él tras una especie de transubstanciación que no pierdan uste es . se han sentido ustedes en su terreno en
lograda a lo largo de las épocas, tras la elaboración imaginaria de genera- . as con las que siempre ·
mismas cos . . . N . rto Si bien pueden ustedes creer que
ciones. es precisamente la forma que Man Ray encontró más adecuada para lo que al análisis se refiere. o es c1e . d 1 . íbalo saben pertectamente
"ó d l . materno o la" e esc1 ..
alumbrarlo cuando hubo que hacer su retrato imaginario, a saber, una for- conocen la func1 n e seno ·ente al falo Y cuan-
'ritu en 1o concem1 ·
ma petrificada. qué oscuridad pei:nanece ~~ su esp1 iatamente después - "ºY a confiár-
Muy distinta es la posición del masoquista, para quien esta encarnación do se trata del objeto que \ iene mmed. .d d ln-ún alimento, es el ojo en
r dar a su cunos1 a a fo ·
de sí mismo como objeto es el fin declarado - ya sea que se haga perro selo de todos m odos. Pº · ede .da Por eso con\'iene aprmu-
, ·aben ust s na ·
bajo la mesa, o mercancía. ítem del que se habla en un contrato entre otros cuanto tal - . entonces ya no s .· · es el ohieto sin el cual no
. razon porque s1 ,
objetos destinados al mercado. En suma. lo que busca es su identificación
marse a él con prudencia, Y con • . S mos pues pruden1es.
. b. to peligroso. ea
oon el objeto común. el objeto de intercambio. Sigue siéndole imposible
hay angustia. es ciertamente un ~e ° • ·

puesto que falta. . . ara mí la ocasión de bacef visib!e


captarse como aquello que es, en tanto que, como todos, es un a.
En lo inmediato. esta prudencia ~~a P .. . ote que llamó la :11enct00
En cuanto a saber por qué esto le interesa tal reconocimiento, que per- . .
en qué sentido. dos lecciones atras,
· . dije lo s1gu1e '
an Ja misma cosa.
manece de todas formas imposible. es lo que su análisis podrá revelar. Pero . 1deseo y la 1ey er. . les es
de uno de mis oyentes - que e · i ·"'ntido de que su ohJeto
incluso antei. de poder comprender sus conjunciones particulares, hay cier· · cosa en e "" snl'Cto
El deseo y la ley son la misma d. ··endo que son. el uno re r-:1
tas conjuncion~ .estructurales que es preciso establecer aquí.
común. No basta pues con reconforta;-:e ~~mo el deri:cho ~ ~~ re\'éSj ~._¡'~
0
1

. Ei:'tiend_an bien q_ue no he dicho, sin más, que el masoquista alcance su al otro como los dos lados de la mura ª: . ·-• que peronUó que e ·
identificación de objeto. Como en el sádico, esta identificación sólo apare- ' . - 1 d S.1el mito ,enu.., hllL°"e que se
sería tener en poco la d1t1cu ta · ál.d lo es tan solo porque
ce en una escena. Pero, incluso en esta escena, el sádico no se ve. sólo ve . ha es v 1 o.
coanálisis se pusiera en marc · c:I de·
el reMo. Hay también algo que el masoquista no ve, y nosotros veremos en· . . . _ en el onge0 · ..
'ieguída qué e11. sienta que es así. . ._ da más que esto_ . . Ut re1ac1on
El mito de Edipo no sigmhca na a sola y r111srna ~osa- irai.a d
Esto me pcnrute
· introducir
· · algunas fórmulas, la pnmera
. de las cua· l es seo como deseo del pa
clre la ley o;on un
Y h. 3 que sólo la func1<
. in de la 1cy
. ..u011 cn a l:i
~que reconocerse como 0 b" de~-- art. u· t an estrec 1 adre e.~ 1""
:JCto U<::.cO, en el sentido en que yo lo ic de la ley con el deseo es. ... ~ •.,.. .,--
· cuanto uo;.-~ nnr a m . · •..... ...1a. ya
lo, ~ " etnpre masoquista.
1
1
rnpone OC"'"'
camino del deseo. El deseo. en bíbc que la ley
E.~ fórmula tiene 1 · é d y ~"to que la pro
-L • e mter s e hacerles palpable la dificultad. Es mu función de la ley. Es en t ....
...ímodo \Cf\;¡r;c de otro.... - . .h y
,.~queno guiñol y decir. por ejemplo. que si ª
/(9

llll
RE\'ISJ<)N DEL ESTATUTO DEL OBJETO U. CAUSA DEL DESEO

que. después de todo. la madre no es en sí e~ objeto más deseable. Si tOd . Qué es el objeto a en el plan~ de lo qu~ subs iste dc~mEo cueb~ y que
se organiza en tomo al deseo de la madre, s1 se debe preferir que la .0 " en parte. por así decir. su propia vo 1unta . ste o Jeto a es
, . .- 11 . muJer
se~ di~tinta de la madre. ¿,que sign1hca e o. sino que un imperativo se in- nos sul~traeca de la que habla Freud. la reserva última irreductible de la
tn'ldu1...-e en la estructu~a m~sm.a del deseo? Para decirlo todo, se desea a la aquel a ro
. .
,. l. 1 d
. os contornos es tan patet1co ver itera mente puntua os en sus
ooien. El mito del Echpo significa que el deseo del padre es lo que hace la bb1do.. cuy d vez que da con ella. y no voy a termmar · nu· 1ecc1'ó n de hoy sm
·
textos ca a . 'ó
kv. . . dónde conviene que vayan ustedes a renovar esta conv1cc1 n.
1es ·? E · 1podóa ser reco-
· t.En qué consiste el valor del masoquismo desde esta perspectiva? Es el decir Este a minúscula. ¿,en qué lugar e~ta. ¡, n qué ruve
único mérito del masoquista. Cuando el deseo y la ley se encuentran jun. ··d .· llo fuera posible? Les he dicho hace un momento que recono-
noc1 o. s1 e . . . p 1 .
tos. lo que el masoquista pretende hacer manifiesto - y. añado, en su pe. Obj.eto del propio deseo es siempre masoquista. ero e ma-
cerse como od
queña escena. porque nunca hay que olvidar esta dimensión - es que el · . ólo lo hace en la escena, y van a ver ustedes lo que se pr uce
soqu1sta s . 1
deseo del Otro hace la ley. ede permanecer en la escena. No siempre estamos en a
cuan do ya no Pu · · 1d · ·
escena se extienda muy lejos, mcluso hasta e om1mo
Enseguida vemos uno de los efectos que esto tiene. Es que el propio escena. aunq Ue la d
masoquista aparece en la función que yo llamaría de deyecto. 1 Es nuestro · tros sueños. Cuando no estamos en Ja escena. cuan o pennane-
de nues · · aca' y tratamos de leer en el Otro de que· va. no encon . tramos
objeto a. pero bajo la apariencia de lo deyectado. echado a los perros. a Jos cernos mas ·
despojos. a la basura. al desecho del objeto común. a falta de poder poner- allí. en x, más que la falta. . , ..
El objeto está en efecto vinculado a su falta necesana allt donde el ~~t-
lo en alguna otra parte.
Es uno de los aspectos con que puede aparecer el a tal como se ilustra to se constituye en el lugar del Otro, es decir. tan lejos como sea P.°; i:
ás allá incluso de lo que puede aparecer en el retomo de lo repdnnu 1 ..
en la perversión. Esta forma de reconocerlo en el masoquismo no agota de m· . · • , ·t no podemos ecir o m-
ningún modo lo que sólo podemos circunscribir rodeándolo, a saber. la fun- Urverdriingu11g, lo irreductible de 1o mcogm o~ d de se estrUCtura v
ción del a. cognoscible puesto que hablamos de ello -~ i es ;~oduje ante ustede.s
se sitúa lo que, en nuestro análisis de la trans erenc1a.
El efecto central de esta identidad que conjuga el deseo del padre con la
ley es el complejo de castración. La ley nació de la muda o de la mutación con el término aga/ma. . . en cuanto tal. se institu-
En la medida en que se apunta a este.lugar~ ac1~ ando se trata de la trans-
misteriosa del deseo del padre después de que se le hubo dado muerte. Yla . ., . descuidada y con razon, cu
ye la dimens1on siempre • •aliza en la imagen. un
consecuencia de ello es. tanto en la historia del pensamiento analítico como 1
ferencia. Este lugar, circunscrito por algo que se.m~.eó~ de la imagen cspecu·
en lo que podemos concebir como la conexión más segura. el complejo de hi ·a. donde la constituc1
castración. Por C.4'0 ya han visto ustedes aparecer en mis esquemas la nota- borde, una abertura. una ~ci ar redilecto de ta angustia. .
lar muestra su límite - ah1 está el lug P . d r ejemplo. en ocas1lr
ción (-q;) en el lugar mismo en que a falta.
Este fenómeno de borde, lo encuentran ustebcs. :arcando el límite del
Así. primer punto. les he hablado del objeto como causa del deseo. Pun-
nes privilegiadas. en aque 11.ª~e
ntana que se re. ª ._ __i.. ste
iiamolaescena.EsteCJ<n.,...e.
to dos, les he dicho que reconocerse como el objeto del propio deseo es nmndo ilusorio del reconoc1rruento. el que al menos dos \·eces - en
siemp": rnas_oq~ista, les he indicado a este respecto lo que se perfilaba encuadre esta hiancia. se ilustra en este esq~e~a o Que éste es el lugar
como ciena mcidencia del superyó, y he subrayado una particularidad de • . pequeno signo, · -aJ de
el borde del espejo y también en este . rdar siempre como sen
lo que se produce en el lugar de este objeto a bajo la forma de (-¡p). de la angustia. es algo que deben ustedes reco . -
Lleº""""'
.,._.~ ... pues. a nuestro tercer punto, que concierne a las post·b'1l"d
1 a- que ~ rcmitan. lo dcJ
31
lo que se debe buscar en medio. _
dcs ~cturales de la manifestación del objeto a como falta. Si desde hace El texto de Freud sobre
Do al que les ruego
ra.
scn111 Para
r la doble cara que ~· . · ....nl
algún uempo les presentifico el esquema del espejo, es para que puedan da vez que 1ce, po · ·uficie.nct.:t.\. ,~ --
concebir esto. uno más estupefacto ca _debilidades. las ui~ "~sta -~·"
· • 1 · destacar son 1as pe revela '"" "!""'
1os novtc1os o pnmero a de tropieza con ~11 lO . ramos uaiar.
la profundidad que alcanza allí don . po que nosotros inren
punto gir.iba ciertamente en tomo al ¡;aJll
I . ™1~1: ~mo tn•~
..,.... at·"""'a ·~ · · !deyección) y ajera (arrojar). (N.""'
.. •- "-'Jectrtm -'~I T· 1
/21
120
RE\'JSJÓN DEL ESTATUTO DEL OBJETO
ú\ CA USA DEL DESEO
A quienes e~ucharon nli discurso sobre El Banquete, el texto d Do
- pillf supues10. con\"iene que primero se fanliliaricen con él_ pu cd ra 1od , ¡0 soporta por su Dama, se confonna con los favores más
caballero que ( ustanciosos, prefiere incluso no recibir más que éstos.
rordarles la dimensión siempre eludida cuando se trata de la trans'eer e~- ínfimos. ~enos Is . el obieto de su amor de lo que se podría llamar la re-
11 enc1a
• •
a saber que la transferencia no es simplemente lo que reproduce y . · cuan . to mas seá,a .ejabrestima, dicho objeto . .
de emmente 1gm a .
d" "d d
• . . . rep11e
una sit\13'.·ión. una acción. una actitud. un trau~al!smo ~tiguo. Siempre compe ·
nsa. m s so · ·
pu· blico 00 puede dejar de unponerle el hec o e que
h d
hay otra coordenada, que he destacado a propósito de la mtervención ana- e ando el rumor . . 1 al
u d . bien amada es efectivamente de las mas dudosas, a ex -
ütica de Sócrates. a saber. en panicular, en los casos que evoco, un amor la conducta e suse \e . re10 • rzada por el objetivo suplementario de salvarla.
. ·n amorosa
i:n~nte en lo real. No podemos comprender nada de la transferencia si no tac10 . dmirablemente destacado por Freud. .
sabemos que es también la consecuencia de este amor. de este amor pre- Todo ello es a d . d , modo es conducida la muchacha en cuestión a
Y .. ben uste es e que . d
sente. y los analistas deben recordarlo a lo largo del análisis. Este amor está asa·ulta Esta. re I·ac i"ón tenía lugar a sabiendas de toda la c1uda . . •con un o-
presente de diversas fonnas. pero aJ menos hay que pedirles que lo recuer- su cons . ., d 1 F ud se percató enseguida que consutu1a una pr 1

dm cuando está ahí. \"isible. En función de este amor, digamos. real, se ins- estilo de desaho e qlue . re d .su farn"1lia y pronto se ve que se trata de su 1
. . d" · ·da a a gu1en e . • ., '

titu~·e lo que es la cuestión central de la transferencia. la que se plantea el vocac1on 1ng1 . . entro La 1·oven. acompañada de su
La !ación finaliza con un encu . ·1 padre !

sujeto a propósito del áRalma, a saber. lo que le falta. pues es con esta falta padre. re 1 . dre que va camino de r.u despacho. E
con lo que ama. bien amada. se_ ~ru~a. co~ ~a ':e irritación. Entonces la escena se desarrolla
le lanza una mirada carga d . uien esta aventura no es sm duda
No sin motivo. desde siempre. les repito machaconainente que el amor muy deprisa. La persona ama a. para : que manifiestamente empieza a
es dar lo que no se tiene. Es incluso el principio del complejo de castración. má s que una d .ivers1··o'n bastante oscura. d"fi. ltades le dice a laJo,·en .
Para tener el falo, para poder usarlo. es preciso. precisamente, no serlo. . rse a grandes 1 1cu •
estar harta y no quiere expone . 1 d . ah1' que de1· e de mandar-
d ··ado que o e1en . .
Cuando uno vuel\"e a las condiciones en las que parece que lo es - que la cosa ya ha du;ado em.~st l l~s talone~. Entonces. la chica se aITOJá '1
puesto que se lo es, en el caso de un hornbre no hay duda. y en el caso de le llores todos los días y de pisar e
una mujer ya volveremos a decir de qué modo se ve llevada a serlo-, pues inmediatamente de un puente. 1 b minuciosamente los mapas de
bien. siempre es muy peligroso. Hubo un tiempo en que ~o exp ora ; Juanito. pero hoy no llegaré a
Viena para dar su pleno senudo al caso e algo comparable a lo que
. Muy Probablemente es sea. un pequc!llO - foso al
decirles qué lugar es. d p eire 0
pueden ver todavía junto al Boule~ar de e:n pe~ueño ferrocarril que ya no
3 fondo del cual se encuentran !ºs ra1 es .a. niederkommt. se deja ~ae~.oo de
funciona. Ahí es donde la chica se 3";~n el parto para agotar el ~n~ación
No basta con recordar la analogía ·a1 en wda súbita puesta en,.re u·enc
esta palabra. El• meder . kommen es esenc1.· razón el suJeto . me Jancó 1co _,_ . n-
Básteme con pedirles. antes de dejarlos, que relean atentamente el rexto ·¡ ·omo a. No sm . ful urante. uo;5'0
entaamcnte consagrado por Frcud a sus relaciones con su paciente llamada del sujeto c~n lo _que e es e . da a cabo con una rapidez gn tanto que ou~
la .JO'iCll homosexual. Les recuerdo que el análisis pone de manifiesto que es tal propensión. siempre lleva En efecto, la \'entana. el ue s1gni!ica
· la ventana. · dica •·o q iumfu111en·
·
esencialmente a raíz de una decepción enigmática relativa al nacimiento en certante, a arrojarse por el mundo. nos 111
recuerda el límite entre la escc~a y retorna a aquella exdusió0 o tn que S(
la familia de un hermanito que se orientó hacia la homosexualidad. en forma
tal acto- de algún modo. el su1etoroduce en el momento alirn1s1~• .~-i..rno~
de un amor dc~trativo por una mujer de dudosa reputación. respecto a la · an s ~· r--
El s·alto se. Pto que sólo Jl()SllUO·s'nront~h~
~ se conduce.~ dice Freud, de un modo esencialmente viril. tal en la que se siente.
1 de un sUJC c:.·10 es r-r •
Jo que
...,.,s
E... ~ tan habituados a hablar de eso sin saber. que no nos damos cumple. en lo abso u l 0 úc Ja ley. "' baUCT8 de Lcsvv
concebir. la con1unc . 1"ó n del deseo Y úc la parcJª . de Ja ca
'-UCnta de q1JC: ui Pretende acentuar lo que traté de presentificar ante uste· d encuentro Jre
ocurre en el momento e1
~acerca de la función del amor cortés. Lo hace con un estilo. con una y su objeto karemmano. · · por as
í úe.. ir con el P" ·
~ •
~ icocia de la analogía, absolutamente admirable. Ella se comporta como el
JlJ
RE\'/SIÓN DEL ESTATUTO DEL OBJETO LA CAUSA DEL DESEO

- l· ·onfrontación del deseo y la ley. Aquí, se trata


No basta con decir que el padre lanzó una mirada furiosa para co La segunda es ª l: al uu e toda
. a 1 acto. H ay <th'1 algo que se deriva
. e l pasaje mpren- ncuentro. . . d 1 deseo del padre. en base al cu se cons y
der CÓIIll' pud o p rocl uc1rse de ~ ta confrontación e . . presentifica en la mirada del padre. Esto es
fondo mismo de la relación. de la estructura en cuanto tal. ¿De qué se tr '. su conducta. con l~ ~eyd~~~i~vamente identificada con a y. al mismo _úem-
ta'? Digimoslo en términos breves. los creo suficientemente preparad;s to que la hace senursl~· d· fuera de la escena. y esto, sólo puede realizarlo
romo para que lo entiendan. echazada. expu sa a,
La hija. cuya decepción respecto al padre por el nacimiento de su her- Po· r 1de1·arse caer. . . '6 od t
el dejar caer. e . . ara indicarles hacia en que drrecc1 n va t o es o.
mano menor había sido el punto de inflexil)n en su vida, se había dedica- Hoy me falta uempo p l· ·élebre notación de Freud sobre el duelo
od s modos que a c d .. 'da
do. pues. a hacer de su castración de mujer lo que hace el caballero con su Digamos. de t ~- i
b"eto como aquello contra lo cual va 1ng1
Dama. o sea. ofrecerle precisamente el sacrificio de sus prerrogativas viri- - la identificación _con e o. J nta el duelo - no es suficiente. Llevamos
les. lo cual. por inversión de dicho sacrificio, hacía de ella el sopone de de quien expenme d"d el
una venganza . f . de devaluación en la me 1 a en que
. entamos sus e ectos 1 ha
aquello que falta en el campo del Otro, o sea. la garantía suprema de que ta luto y expenm 1d elo era. sin nosotros saberlo. e que se -
ley es ciertamente el deseo del padre, de que se está seguro de ello, que hay obJ. eto por el que hacemos e u . tración Cuando ésta nos retoma.
.d porte de nuestra cas · ·a1
una gloria del padre. un falo absoluto, <t>. bía convert1 o en so 1 dida en que nos vemos esenc1 •
Sin duda. resentimiento y venganza son decisivos en la relación de nos vemos como l o q ue somos. en a me . ,

l
ición de castracion. í
esta hija con su padre. Su resentimiento y su venganza son esta ley. este mente devueltos a esa pos . me ur e. y que sólo puedo darles aqu
falo supremo. La <t> mayúscula. he aquí dónde la pongo. Ya que fui de- Ya ven ustedes que el t~e~po h g , punto es de esto de lo que se
una indicación. Dos cosas indican asta que
cepcionada en mi apego a ti, mi padre, y que no pude ser, yo, tu mujer
sumisa ni tu objeto, Ella será mi Dama y yo seré, por mi parte, quien sos- trata. . tiene Freud es de que. por espectacular .
De entrada. la sensación que ál1·s1·s todo le pasa. por así
tenga. quien cree la relación idealizada con aquello que de mí misma fue · t haga en su an ·• nd
que sea el avance que la pacten e d to El lugar que correspa e
rechazado, aquello que de mi ser de mujer es insuficiencia. No olvidemos,
decir, como el agua por las pluma~ e un ~:Cc;amente mediante todas I~
en efecto. que la muchacha ha abandonado la cultura de su narcisismo, al a en el espejo del Otro. él lo designa pe to de los elementos de m1
sus cuidados. su coquetería, su belleza, para convertirse en el caballero d. pone par supues , tropie-
coordenadas posibles. No is . , . claramente. Me detengo, .
~r.idor de la Dama.
Todo esto, toda esta escena, es lo que se presenta ante la mirada del padre
topol~gía. pero es i~~sible decir~:;; en la hipnosis. Aho_r3 bie~¿:~
zo dice con algo s1m1lar a lo que 1 1·0 del Otro. es ~apaz .
en aquel simple encuentro en el puente. Y esta escena, que había conseguido • •
ocurre en la hipnosis· · ? El
suJ '· eto en e espe- florero punteaw. .. •.- es decir.
el completo asenúmiento del sujeto, pierde sin embargo todo su valor por la , n el pequeno N .. n razón e1
todo lo que se encuentra ah1• e blema con eso. 0 si . •
desaprobación que percibe en aquella mirada. Es por eso por lo que se pro- todo lo que es especulari1.able. no hay ~roda del hipnotizador so? los::::.
duce entonces lo que podríamos llamar, refiriéndonos al primer cuadro que . al • orno la mira h ·pnos1s es r-
espejo. el tapón de cnst· . as1 ~ . . , que no se ,.e en 1a ' '-~ la causa
les presenté sobre las coordenadas de la angustia. el supremo embarazo. . · · La umca l:Osa · dor a Sli""r.
trumentos de la h1pnos1s. . da del hipnouza · ~cuenda~
Luego viene la emoción. Remítanse a ese cuadro. verán sus coordena- cisamente el propio tapón la ~ura . °
d la hipnosis no
se revela en tas con
das exactas. La emoción la invade por la súbita imposibilidad en que se en· de la hipnosis. La causa e _ basa es.a duda
cucntra de hacer frente a la escena que le hace su amiga. de la hipnosis. . . del obsesi\·o. ¿Y e~ qu!se Jcmguen tan·
Aquí. me dirijo a alguien que me pidió que adelantara un poco lo.que La otra referencia es la duda álisis de obse..~ 1 "º.5 i::,na ,·crdiJdi:'-
puedo tener que d«:ir sobre la dislinción entre el actíng out y el pasaje al radical que hace también que Jos an d~ obsesh·o es ~·~J:i en que se <:a:O-
acto. Tendremos que volver a ocupamos de ello, pero por lo pronto pode· to tiem.po y tan lindamente? Una cura ali· -.. Ao, en lu ITI<'.., .•.•· y que F~ud
mm revelar que la.o; dos condiciones esenciales de lo que se llama. hablan· · el an z<W 1 tise,1H·· . h· •
ra luna de miel entre el analista Y ... mantiene e " ..,,. .;uC'nta la:- 15
do con propiedad. pasaje al acto ~ cumplen en este ca.'io. · .. ...,,. en la que brc
traen esa clase de d1scw"" . ·dable. ··~
""" es tofllll
La primera C.'1 la identificación abwluta del sujeto con el a al que se re· sen-ai a muy b.ten - a ·saber· ese horn
duce. Et0~ cienamcnte lo que le sucede a la muchacha en el momento del
JZ5 ___ ,t~
1
RE\'/S/ÓN DEL ESTATUTO DEL OBJETO

ton~ más bella." del mundo, el proble1na es que no me lo acabo de cree IX


Si esto es central. es porque se encuentra aquí, en x. r.
En el caso de la joven homosexual. de lo que se t~ata es de ciena pro. PASAJE AL ACTO
YACTINGOUT
mcxión dd falo. en cuanto tal. al lugar de a. Es precisamente esto lo que
Jebe esclarecemos en lo referente al desenlace de la cura.
Dejarse caer y subir a la escena
Siento escnipulos al abordarlo, porque es un texto tan maravillosamen-
te esclara"Cdor que no tengo necesidad de mencionar sus otras propieda-
des. Les ruego, al meno!"., que no confundan con uno de esos estribillos a
los que luego nos han habituado, eso con lo que aquel hombre, que enton-
ces está llevando a cabo un descubrimiento, concluye su texto - o sea. la La yoización
distinción entre los elementos constitucionales y los históricos de la deter- El corre natal
minación de la homosexualidad, poco impona cuáles. Distinguiendo en El goce del síntoma
cuanto tal la Objektwahl. la elección de objeto, mostrando que comporta /As mentiras del inconsciente
mecanismos originales. aísla el objeto en cuanto tal como el campo propio IA pasión de Fre11d
del análisis. Todo gira. en efecto. en tomo a la relación del sujeto con a.
La paradoja de este análisis confina con lo que les indiqué la última vez
coroo el punto donde Freud nos lega la cuestión de saber cómo operar al . hablando de lo que les designo como a mi·
Hoy vamos a conunuar
ni\-el del complejo de castración. Esta paradoja está designada mediante
algo que se inscribe en la observación y que me sorprende que no sea el núsc ula. . , . • n el su· eto, y ello con el fin de .man·
Empezaré recordando su relación i;~ d d J deriva por mi propia ex·
objeto más común de la sorpresa entre los analistas. a saber, que este aná- · d ¡ · la onortunida e una . . 1
tener nuestro eje y no ar es r-- . acentuar hoy es su i:_elac16n i;on e
lisis termina en lo siguiente - Freud lo deja. 2 licación. Sin embargo, lo que vamos a
En lo referente a Dora - ya hablaremos de esto - ahora podemos ar- P
Otro con mayúscula. .r del Otro. y es en la rel~t'ón_ cid
ticular mejor lo que ocurrió. Todo ello está lejos, muy lejos, de ser una tor- El aislamiento de " se produce a partl resto Por eso he reproductdo este
peza. y se puede decir que si bien Dora no fue analizada hasta el final. Freud se constituye como .
sujeto con el Otroque · t de la división.
vio claro hasta el final. Pero con la joven - que es un caso donde la fun- esquema, que es homólogo al apara o
ción de a es tan prevaleme que llegó a pasar a ese real. un pasaje al acto,
cuya relación simbólica él comprende, sin embargo. tan bien - Freud se
A s
da por vencido. No voy a llegar a nada. se dice, y se la pasa a una colega
femenina. Es él quien toma la iniciativa de dejarla.
$ f.
a o
Los dejaré con este término para que hagan sus reflexiones.
. Como ustc~s pueden ver, lo que me preocupa es una referencia esen·
.. ,
-
.

de lo dil'isián
~ ~, ..
cial en la manipulación analítica de la transferencia. Segunáo esquenUJ
diaJécli·
16 DE ENERO DE ¡ 963 uc en nuestI1l
. to en 1an10 q • Es el sujeto lu·
Arriba de todo a la derecha, el 1fsuuJnCciÓn del signifi.:.:inhtedo. ""' su p;t11e.
artida en a ·eto tac a · ,--
ca, tiene su punto de p . h' dialéctica. El sUJ • r'tu)·e en el lugar
.
potético en el ongen de die a . ~-
xpenenc1a. "" ..(lfl... i '1
, . . al ac __....., nuestra e
un1co sujeto que ~-
2. ÚJ lai.i~, '°""'" .,.,.
• r-~
al u,..,., · "-rlcom111<•n lau~n Cf. supra. 1N. del T·1
'"- 11 ""'""
/27
1
RE\'/SIÓN DEL ESTATUTO DEL OBJETO
PASAJE AL ACTO Y ACTING OUT H

Otro colll(I marca del significante. lnversan1ente. toda la existencia d . d 1 de homosexualidad femenina salta por encima de
1
queda sus~ndida de una garantía que falta, de ahí el Otro tachado e Otro
uJer e caso -
La m que la separa del canal por donde pasa el pequeno
ña barrera
Pen1 de esta operación hay un resto, es el a. · la peque . bt áneo Dora pasa al acto en el momento del emba-
ía sem1su err . . K M'
tranv la frase-trampa la trampa torpís1ma del Sr. .. 1
q ue 1a pone · •
. r no es na da para mi'. La bofetada que ella le da entonces no pue-
razo en
1
mu1e d ás que la más perfecta ambigüedad - ¿es al Sr. K.
de e xpresar na a .m 1 1 1
. ., No es ciertamente la bofetada a que nos o 1
l S a K a quien ama. .
o a 1a r .
1

. te bofetada es uno de aquellos signos, de aquellos


dirá. Pero se::;f:1:s en el destino, que podemos ver resurgir de gene-
momentos c '6 con su valor de cambio de agujas en un desuno .
. · , n en generac1 n.
La última vez. a partir del caso de homosexualidad femenina, ejemplo rac10 n d1'rección a evadirse de la escena. Es 1o que nos 1
El jeto se mueve e . . . . d él 1 ,¡,
oo único, puesto que se perfilaba detrás del de Dora, he hecho surgir ante . su nocer el pasaje al acto en su valor propio, y distm~tr ~o
ustedes una característica estructural de la relación del sujeto con el a. permite reco . . rán ustedes, a saber. el acting out.
A esta posibilidad esencial, a esta relación que se puede llamar uni- que es muy distinto, ya Jo. ve 1 bien manifiesto? ¿Alguien discutiría este
-¿Habré de darles otro ejemp fo. . ., . A qué llamamos fuga en el sujeto.
versal puesto que a todos los niveles la reencontrarán ustedes en lo que • 1
ro tu o para
lo que llaman una uga. t.
. .6 . nfantt' l que allí se 1anza. smo a
. l.
al a respecta - y tal es su connotación más característica, puesto que , enos en pos1c1 n 1 • '
siempre puesto mas o m .da . ti hacia el mundo puro donde el su-
está ligada precisamente a la función de resto - , la llamé. con un tér-
esa salida de escena. esa paru erraº~: ulsado. rechazado, por doquier?
mino tomado del vocabulario de Freud a propósito del pasaje al acto que jeto sale a buscar. a reencontrar, allg de ~ por supuesto. vuelve. lo cual
le plantea su caso de homosexualidad femenina, el dejar caer, el mo se sue e c1r y. · .
Se hace mala sangre. co aires La partida es. c1ertamen-
niederkommen lassen. puede ser una oportunidad para él de darse .
Ahora bien. recordarán ustedes, sin duda. que terminé con la observa- te el paso de la escena al mundo. . ras fases de este discur-
, , · 1 t ara en las pnme ·
ción de que. extrañamente, fue un dejar caer igual que éste lo que había Por eso era tan ~ul qu~ ~ a~ e ocia! de estos dos registroS - por
marcado la respuesta del propio Freud a una dificultad ejemplar del caso. so sobre Ja angusua la d1stmc1ón ese 1 recipita y por otra parte.
En todo lo que Frcud nos ha testimoniado sobre su acción, sobre su con· · 1 donde lo rea se P ' · ·
una parte, el mundo, el ugar . to tiene que consUtu1rsc.
1hombre como suJe porta·
ducta. sobre su experiencia. este dejar caer es único y al mismo tiempo en la escena del Otro, d on d e e b pero no puede ser su
dor de la pala ra, t es es·
su texto es tan manifiesto, hasta provocador, que para algunos se vuelve ocupar su Jugar como port
.
ª e por más ven ic
·d· a que se presc:n e.
casi invisible al leerlo. dor sino en una estructura qu , .
Es,te '!~ja~ ccur es el correlato esencial del pasaje al acto. Aún es n~­ tructura de ficc1'ó n. .6 de la angusl.la. . 1es anuncio que es
ccsano precisar dc!>de qué lado es visto, este dejar caer. Es visto. preci· Antes de ir más lejos en la. func1 n nque de entrada pueda paree -
samentc, del lado del sujeto. Si ustedes quieren referirse a la fórmula les hablaré en seguida del acti~g ~~~~~la angustia. Por otra P::~ ":n
del fantasma. ~1 pasaje al acto está del lado del sujeto en tant~ qu_~ ést_e ser más bien del orden de la ev1ta1.:~de parecerles. sin duda.btanc"en que
aparece borrado al máximo por la barra. El momento del pasaje al acto tenderme ahora sobre este tema pu odeo en exceso? Pero.o se ... ación
á · no es un r una 101erroe-
~ :' dcl;ayor embarazo del sujeto, C()!l el añadido comportamental de rodeo - y un rodeo m s, "
, . e volver a en
contrarnos con
.
·_, A s.a1'er·
esencJ...
moc n como desorden del movimiento Es entonces cuando, desde aquí no hacemos mas q~ ñalado al principio con o di: comunicación 10
allf donde . ~ ..-·· . el .lugar de la escena en la que.
..... ucntra -- a saber, desde que mi discurso ya habla se . y el Otro. un mod
. . tre el sujeto . . hablan
do con pcopie·
como ~u)CtO fundamentalmente historizado puede únicamente mantener- s1 la angustia no es, en
s
M.-nos s1 no es.
pregunuu-
\C en su estatuto de s · t 0
Ésta
· · '
u1e =- se precipita y bascula fuera de la escen ·
a tan absoluto que pod cm · O

c1 la estructurd misma del pasaje al acto. dad. común a ambos.


/29
RE\'JSJl)N DEL ESTATUT<> DEL OBJETO PASAJE AL ACTO Y ACTING OUT

AJ,·ertitt a este respe1.·to que debemos lener en cuenta el h h . 'fi ·ación que se encuentra esencialmente al principio del duelo. por
· · ' ecodc¡
angul>lta en alguno!". an1n1ales. Este es uno de los aspectos que nos a m lo ic¿,Cómo a, objeto de la identt'ti1cac1'6n. es tamb"é
la. 1dent1 1 na, ob.Jeto del
1
más dificultades. pero que debemo~ preservar y que ningún discu P antca eje ~E. la medida en que arranca metafóricamente al amante. para em-
la angustia puede desconocer. Dejo aquí, para volver a encontrarlarsoáso~c amor · ! término
n · · 1• de1estatuto baJO
medieval y trad1c1ona · el cu al se prcsen-
~.una pequeña marca. una piedrJ blanca. ¿Córno podemos estar~ast~- ple~ ~e amable, erómenos. para convertirlo en erastés. sujeto de la falta
. · · l?. Ah ora b.1en. 1a angustia es el u'n .se. ta.
euros de un senunuento
~ . .
en un anima
· nico _ eaque 11o por ¡0 que ·se constituye propiamente en. el amor. Es lo que le
scnnm1enlo del que no podemos dudar que se encuentre en el animal. E cir el instrumento del amor. en la medida en que se ama. que
da. por as Í de • .
contramos allí. bajo una fom1a exterior, aquel carácter que he indicado q: se es amante. con lo que nos~ nene. . .
comporta la angustia. de ser lo que no engaña. Si a se llama a en nuestro discurso. no es tan solo por es':3 función de 1~n­
'd d al 'brica de la letra que predicamos el otro día. sino. para decirlo.
11 a ge · 1 1
· ·u· amente porque es lo que ya no se llene. Por eso este a que en e
humons c • . · ·ti
·ene se \o puede reencontrar por vía regresiva en la 1denn 1-
amor ya nose Ú ·· .
·6n en forma de identificación con el ser. Por eso Frcud califica exacta-
-
')
caci •
mente con e1
tému'no regresión el ~so del amor a la identificación. Pero. en
r- . 1 .
"ó permanece como lo que es. ms1111mento. Es con o que se
esta regres1 n. a . .
es que se puede tener o no, por ai•t decu.
Una vez planteado el gráfico de lo que espero recorrer hoy. empiezo ha-
ciendo algunas observaciones para refrescar la memoria.
El último pensamiento de Freud nos indica que la angustia es señal en
el yo.
Si esta señal se encuentra en el yo, debe estar en algún lugar del yo ideal.
a 4 ' 1
A X

I " '\
Creo haber esbozado suficientemente para ustedes que debe estar en x en

JJ
el esquema.
Esta señal es un fenómeno de borde en el campo imaginario del yo. El
término borde el\ legítimo. pues se apoya en la afinnación del propio Freud
según la cual el yo es una superficie, incluso, añade, la proyección de una [A ima~en rtal rodea fo.f objetos a
su~cie. lo ra"Ordé en su momento. Digamos. pues. que es un color, tér-
nuno cuyo empico metafórico justificaré más adelante. Este color se pro- . . uando emerge como i(a). con lo que
duce en el borde de la superficie especular. i'(a). inversión ella misma. en Es con la imagen real. const1tu1da: e. 'd d d los objetos a. aquí repre-
tanto que especular. de la superficie real, i(a). se atrapa o no en este cuello la mult1phc1. a le peJ·o cóncavo del fondo.
El~ ideal es la función mediante la cuaJ el yo es constituido por la ~rie sentados por las flores re al es, Ye
llo gracias a es --'~--
,..,,ctura del córteX. fuJ1U01•":-
de "u~ identificaciones con ciertos objetos, aquellos a propósito de los cua- símbolo de algo que debe encon
trarSC en la esu u
. de su cuerpo. Y con °· ·
1 ~di~·

. Frcud
les . delitaca
.· ·..An Das ¡eh und das E.~. un problema que lo deJa · pe rple-, .
to de cierta . de1hombre con la imagen las. ~azos""
relación -'•I c··""""'
..... ,..- on-.
:k. de cOD~U·
· 00 rvIn oca~w"
· 'bl es de dichc1 cuerpo. c·¡ l) tiene
JO. la ambigüedad entre la identificación y el amor. No nos sorprendera. untos objetos consl1tu1
pl.IC'i, que. por nuestra Parte, sólo podamos abordarla ayudándonos con fór· ginal captados. o no. en e1mome nto en que ' '
mula\ que ponen b . . . · ·_
dM1 . ª prue ª el estatuto nusmo de nuestra propia subjel1VI luirse.
en el dir.cuf"O - emiéndase,
b;gfdad de
· en e1 d.1scurso docto o ensenante.
- La arn-
'
·"'- ac
1
ª que ~ trata designa la relación que desde hace tiempo he
uc\tacm ante u'ltcdc · 1 · 1. e~ qu'on "'t.1 plus. IN- del T.)
· i;, ª re 1ación entre el ser y el tener.
U no de l<" puntos
· de re f ercnc1a
·
que se destacan en la obra de Freud•es /JI

......
i\L • ISICJ:V DEL ESTATUTO DEL OBJETO
PASAJE AL ACTO Y ACTING OUT

d be aparecer. Esto es el a. el resto aborrecido del Otro. ¿A qué se debe


no el ovimiento de la reflexión y los caniles de la experiencia hayan Ue-
qude e ~s analistas. Ran.k en primer lugar y Frcud !>iguiéndole en este punto.
va o a
.
. 1 . 1 ul
ontrar el origen de la angustia en e mve pre-espec ar y pre-auJoeró·
a. enedel nacimiento. donde a nad.1e en e l concierto
. ali . 1 h
an· uco se e a ocum-
.
~:ºhablar de la constitución de un_ yo? Ahí es_tá sin d~da la prueba de que.
si bien es posible definir la angusua como sena!, fenomeno de borde, en el
~o cuando el yo está constituido, esto seguran1ente no es exhaustivo.
Lo encontramos de nuevo muy claramen~e en fenómenos que se hallan
tre los más conocidos que acompañan a la angustia. los designados como
~~nómenos de despersonalización. Son precisamente los_ fenómenos más
contrarios a la estructura del yo en cuanto tal. Esto suscita para nosotros
cuestión que no podremos evitar, la de situar auténticamente la
una . . . · d.
despersonalización, en la medida en que baJO esta rul)nca. s1 se ven 1~s 1-
vergencias de los autores, se agrup~ los fe~~menos de una forma cierta-
mente ainbigua desde el punto de vista anaht1co. .
Es conocido el lugar que la despersonalización ha ocupado en c1~
observaciones propia.e; de uno o varios autores de la escuela francesa a _qu1e·
Antes del estadio del espejo, lo que será i(a) se encuentra en el desorden nes ya he tenido que referinne. Les resultará fácil reconocer las relaciones
de los a minúscula que todavía no es cuestión de tenerlos o no tenerlos. Éste que existen entre estas observaciones y lo que desarrollo ~uf. Ypresunu·
es el verdadero sentido, el sentido más profundo a darle al término blemente los esbozos que he hecho previamente no son ajenos ell~. U. ª
autoerotismo - le falta a uno el sí misn10, por así decir, por completo. No es noción de distancia es, en efecto. casi· patente en este e""uema
.., • donde. s1em·
el mundo exterior lo que le falta a uno, como se suele decir in1propiamente. pre he señalado la distancia que era necesaria con respecto al espejo parl ª
sino uno mismo. . . { · la dimensión especu ar
darle al sujeto aquel aleJamtento de s mismo que .
Aquí se inscribe la posibilidad de este fantasma del cuerpo despedaza· le ofrece. De ello no se debiera concluir que un acercarse. cualqndruie7 ~~
do que algunos de ustedes han encontrado en los esquizofrénicos. Por otra . • d 1 d"ficultades que enge a a
sea. sea capaz de darnos la soluc1on e as 1 ·
parte. esto no nos permite decidir el detenninismo de este fantasma. Ypor cesidad de dicha distancia. . ue en la piicosis los ob-
e.<;o he señalado el mérito de una investigación reciente sobre las coorde· . En otros ténninos, lo que h~y que decir. no es q el ? Es la c~tructura
nadas de dicho determinismo. Esta investigación no pretendía en absoluto Jetos sean invasores. ¡,Qué peligro repi:esenta ";3 ; lo yoi1..ación.
agotar el tema. pero connotaba uno de sus rasgos observando estrictamen· misma de esos objetos lo que los ha~e ~~dec~: io que pueden ustcde.~
1
te. Yna_da más, lo que la madre del esquizofrénico articula de aquello ~ue Es lo que traté de hacerles caplar ~iniendo ue esto ,. 3 má.~ le·
había sido para ella su hijo en el momento en que se encontraba en su \'len·
. .
11 amar metáforas, s1 qmcren o t pol601cas - - pero creo q .
e· .b·l"dad de una 1onna nn
. . . oducen la pos1 • '
tre - nada más que un cuerpo inversamente cómodo o molesto, o sea. la JOS - en la medida en que estas intr de dichos obje1<>5. . .
subjetivación de a como puro real. . especularizable en la estructura de algunos . rsooali7.aci6o empiua
bvio que la despe . • ~,ni!)
Permanezcamos todavía un momento en este estado antes del surgi· Fenomenológicamente, rmi:ce 0 . T~ saben hA.,-t.i que i--··
1
miento de la irnagen í( a) - antes de la distinción entre todos los a rninús· con el no n."Conocimiento de la unagen especu ~ec.~ ..-.rlJI e~ ni no ret.·on<.ICC!!'C
•· ·on qué .-..... ~ .-.:a de
cula Yesta imagen real con respecto a la cual ellos serán el resto que se tic· este hecho es palpable en la e1mica. Ye el ;..10 e~z.a a ~ ""-
--"'oga. e·uando uJ ~u,-
en el espejo, o cualquier cosa ....... ..... .h«.ho no
..nlt' da cucnlll uci
ne 0 no 'ie tiene - para hacer la siguiente observación. . · o.. cst;I fóml ¡¡ -,--
Freud ~dice que la angustia es un fenómeno de borde, una señal que la vacilación despersonahzante . .- .. ro
~ produce en el límite del yo cuando éste se ve amenazado por algo que

J.l2
RE\'/SIÓN DEL ESTATUTO DEL OBJETO PASAJE AL ACTO Y ACTING OUT

~.ta~ ser msuticiente. Si lo que se ve en el espejo es angusfr el niño habita originalmente en la madre es en todo
_1 " ' ..... ~.. al . . ante, es""'" L forma en que
sier.ugo que 1-""'" ..... proponer!'e reconocm11ento del Otro. ·~· no ª la re 1ac1
·ón del huevo con el cuerpo de madre en los mamíferos.
Basta ~on referirse a aquel momento que señalé como caract , .. como . d . saben. hay todo un aspecto en el que es, con respecto al
· · .i .• · d. .. d erisuco de 0 mo uste es , . .
la ex~nenc1a uc 1espejo v para 1gmauca e la constitución del y ·d
. • o 1 eat e
e de la madre. cuerpo extraño, cuerpo paras1to, cuerpo mcru5tado
el espa~10 del Otro - aquel momento en que el niño vuelve la cabe· . n cue~ ,,.; -es arteriovenosas de su corion en el órgano especializado
el mo••imiento f~li~ que ~es he descrito, hacia. ese Otro, ese testi:;~:
dtante r..A •
me ·b'rlo el útero con cuya mucosa se encuentra en una cierta
ara rec 1 1 • ' . .
e~ adulto que esta ahí <letras de él. para comunicarle con su sonrisa ' P . · 'n El corte que nos interesa, el que aporta su marca a cierto
las manifestaciones de su júbilo. digamos. algo que Jo hace comuni~·con
intnncac10 · . , .
, de fenómenos reconocibles chmcamente y que por lo tanto no
con 1a ·unagen especu 1ar. s·1 1a re 1ac1on
· ' que se establece con la imagenarse numero . . ·ó
e. emos eludir. es un corte que, gracias a D1~~. para nuestra concepc1 n.
pecular es tal que el sujeto está demasiado atrapado en la imagen para q;e pod
es mue o
·h ma's satisfactorio que el corte del mño que nace en el momento
este mo\·imiento sea posible, es que la relación dual pura lo desposee de su en que cae al mundo. . .
relación con el Otro con mayúscula. ·C rte respecto a qué? A las envolturas embnonarias.
Por otra parte. el sentinliento de desposesión fue perfectamente señala-
" o
No tengo más que remitirlos a ustedes a cualquier .
h.braco de ero bn~- .
do por los clínicos en la psicosis. En ella la especularización es extraña, logía de menos <le cien años de antigüedad par~ que puedan captar en el
odd, como dicen los ingleses. impar. fuera de simetria. Es El Hor/al de que. para tener una noción completa de este conJunto pre-especular que es
f\taupassant. el fuera del espacio. en la medida en que el espacio es la di· el"· es preciso que consideren las envolturas como elemento. del cue~ del
mensión de lo que se puede superponer. niño. La diferenciación de las envolturas se produce a par_ur del huevo, Y
En el punto en que nos hallamos. detengámonos en lo que significa la verán ustedes de qué formas tan curiosas - confío lo suficiente en ustedes
separación ligada a la angustia del nacimiento. Subsiste ahí alguna irnpre· tras nuestros trabajos del año pasado en tomo al cross-cap. En los e~ue-
.fi t 1odas las vaneda·
cisión. que engendra toda clase de confusiones. Me falta tiempo para ha- mas que ilustran las envolturas. podrán ver maru es arse ·
cer algo más que indicarlo, y volveré a ocuparme de ello, pero sepan. sin des de la relación del interior con el exterior, el celoma externo en e1que
. ··d d 'ótica - a su vez. en·
embargo. que conviene plantear grandes reservas en lo referente a la flota el feto envuelto en su anuuos. la ca\ 1 a amm . .
' . . cara hacia el extenor
cstru1..'1Uraeión del fenómeno de la angustia en este lugar del nacimiento. vuelta por una hoja ectodémuca - que presenta su
Les bastará con remitirse al texto de Freud. En el plano de la angustia en continuidad con el endoblasto.
1ogta • tre lo
aiente la ana en
del nacimiento. dice, se constituye toda una constelación de movimientos En suma, verán ustedes hasta qu é punto es P . •
rte del embnón. y la separa
principalmente vasomotores y respiratorios. constelación real que será que es separado de estas envolturas con e1co . · ·u·d Si luc-
. á· n el que he ms1s o.
transportada a la angustia en su función de señal. al modo en que se cons- ción, en el cross-cap, de cierto a emgm tico ,e . ue ya la habli intrO-
go volvemos a encontramos con esta analog1a. e~ q
tituye el acceso histérico, reproducción a su vez de movimientos hereda·
ducido hoy lo suficiente para hacérnoslo más fáctl. uncié ~ wque
~para la expresión de ciertos momentos emocionales. Esto es ciertamen-
te del lOdo inconcebible. Es imposible situar al comienzo una relación tan . ~os queda por hacer hoy, ~ lo tan~~· aquello. q~
mdica el acting-out de la relación esencial del a nun
:m el A mayú.'iC\lla.
compleja de la angustia con el yo. Si luego podrá servirle como señal al yo.
ello~ sólo por intcnnedio de la relación de i(a) con el a, y precisamente
con lo que lene:~ que encontrar en él como estructural. o sea, el corte .
. Pero entonces. la separación característica al principio, la que nos per· 3
mrte abordar Yconcebir la relación. no es la separación respecto de la ma-
dre. El corte de que se trata no es entre el niño y la madre. • Se nn'i;COfa
. al pa..aje al _,¡;1..,. •·:- _
Todo lo que es acting 0111 debe opon·":::O a.isfllifo:
con cienas caractensticas que nos pcnnll . - .
2. 'Hnria.. '' homoft>nico de Hors liJ !fuera allá). (N. del T.I
/35
134
RE\'/SIÓN DEL ESTATUTO DEL OBJJ:/O
PASAJE AL ACIV r ACTING OUT
La reladón profunda. necesaria. del acting 0111 con el .
. 11 1 . ....1 <1,ahies·• . ., 'les de conforn1ar, porque el hijo en cueslión no tiene nada que ver
qu~1 _evar os, en cierto mliuo de la.mano, sin dejarlos caer. · uonde J1hCI • • . .
una necesidad maternal. Por eso quena por lo menos md1carles que,
Adviertan ustedes en sus observal·iones clínicas h·ista '· qu é pum 0 con
contrariamente a to~o ese des_¡·~z.amtento . d 1
e pensamiento .
~n~ftico, con-
ner C\ln la mano para no dejar caer es del lodo esencial en e ·,c... . sostc.
. • 110 tipo de ' ne ponl·r la relac1611 del nmo con la madre en una pos1c1on de algún
lac1ones del sujeto. Cuando den con algo así, pueden estar ab so1utamentre. modo lateral respecto a la corriente
\IC . . . 1 de (a elucidación del de-
prmc1pa
seguros de que es un a para el sujeto. Esto produce uniones de u . e
J'd 11 .1 • n tipo muv seo inconsciente.
e:'(tenut o. que no.- por e o son .
mas comodas.
de maneJ· nr• y·i• ((U e por otni• En lo que podemos captar al menos por su incidencia económica, hay
parte el a e~ cuestión puede ser para el SUJeto el superyó más incómodo. en la relación nonnal de la madre con el niño algo pleno, redondo, cerra-
Hay un tipo de madre 4ue llan1an1os 1nadre fálic¡i., ténnino que no cace. do. algo tan completo como en la fase de gestación, hasta tal punto que
ce de p~lpiedad. pero _que emple_amos sin saber en absoluto lo que quere- necesitamos cuidados del todo especiales para hacerla entrar en nuestra
mos decir. Les aconsejo prudencia antes de aplicar esta etiqueta. Pero si se concepción, y para ver có1no se aplica su incidencia a la relación de cone
ocup~ de ~guíen que le.s dice que cuanto más precioso es un objeto para i:ntre i(a) y a. Después de todo, nos basta con nuestra experiencia de la
ella. inexplicablemente llene la atroz tentación de no retener a este objeto transferencia para ver en qué momento del análisis nuestras analizadas
quedan encinta y para qué les sirve eso - es siempre el escudo de un re-
en una caída. esperando no sé qué de milagroso en esa especie de catástro·
tomo al más profundo narcisismo. Pero dejemos eso.
fe. y que el niño más amado es precisamente aquel que un día, inexplica-
Este niño, ella quiso tenerlo ciertamente en tanto que otra cosa distinta,
blemente, dejó caer. entonces podrán identificar lo que conviene llamaren y por otr.i parte esta cosa no se le escapa. gracias a Dios. a Freud. Quería
c..-.te caso una madre fálica. Sin duda. hay otras modalidades, nosotros de- ese niño en tanto que falo. o sea. tal como la doctrina lo enunda de h1 for-
cimos que éste es la que nos parece menos engañosa. En la tragedia griega. ma más desarrollada en Freud. como sustituto, ersat:.. de algo que cae de
Y e1.to no le pasó desapercibido a la perspicacia de Giraudoux, el reproche lleno en nuestra dialéctica del corte y de la falta, del (a) como caida, como
más profundo de Electra para con Clitemnestra es que un día ésta la dejó faltante.
deslizarse de sus brazos. F...s lo que le permite, tras fracasar en la realización de su deseo. reali·
Entremos ahora en el acting out. zario al mismo tiempo de otra y de la misma maner.i. como e~zstls. S~ hace
. En_el caso de homosexualidad femenina, mientras que la tentativa de amante. En otros términos. se exige en aquello que ella no uene · el htl':i!
SUlcid10 es un pasaje al acto, toda la aventura con la da1na de dudosa repu· para mostrar bien que lo tiene. lo da. Es. en efecto. una fonna dd iodo ·
. Se comporta respecto a 1a [)·ama. nos· d'a•·e freud · como 1111 ca·
tación elevada a la función de objeto supremo es un acting out. Mientras mostrativa. ~ ,
que la bofetada de Dora es un pasaJ· e al acto todo su comportamiento pa· ballero que la sirve, como un hombre. como aquel que puede dark en sa-
radó" •
~i.co ~on la pareja de los K.• que Freud descubre enseguida con tanta crificio lo que tiene, su falo. .
d .,..,,, y
1 d ! mostrar o Cnltl~u ....
pcr..p1cac1a. es un actinx out. Entonces, combinemos los dos témunos,· e e strar'-1.' ·como otnJ - - }.
El actino .... nc1·a1 mente a1go, en la conducta del sujeto.
· " out es· cu• . que ·se el. del deseo. para aislar un deseo cuya esencia . es mo.este rmxkl.
. de · En . e.1O<•trnl(
·
sm emhargo. mostrándose como otro. designar.;e · d···' _ drntra .:n
muestra. El acento demo!>trativo de todo acting 0111 •. su orientación hacia-t:l . fi 1arse L·omo ver .w, se '1
Otro, dc_bc ser dcstac~o. · out diremos, pues, que el deseo, para a 1m • 11am·lfiam11s
· .· d d· de un 1n<Kl<l que '
En el caso.de homosexualidad femenina. Freud insiste en ello. la con· una vfa en la que S<'>lo lo consigue. sin u a. . , la \crdad lll• e~
· buJO aqut t¡UC'
Mngular si no supiéramos ya por nucstnl tni d ·u.......io con la cual
r~uha tal bl" " ·•..ul ante ¡os OJOS
Ó\.K..1a de la chica 'iC e· ... ·be ·
de todos. Cuanto más escan a º·.
d 1 sa . · l "Snnul11 e :tt: ciu
de la naturaleza del deseo. S1 recordamos .a, •llado nos ~orprc nck"nl n~o<.>~
pu .•cidad, má." se acentúa su conducta. Y lo que se muestra. se el deseo no es articulable aunque cslé :irui;u ·.• d un esl11"'1n m.:is · -
muestra cscnc1almentc
. como d"t!;tlnto
· de lo que es. Lo que es. nadie · lo ~a
·· be • . Le~ he ua o .
e1 tenl'>meno ante el cual nos em:ontram~. ... •to que la últmta ve1
pero que ~ dtstmto. nadie lo duda . 1 d con co;tc o••JC
Lo.· que está articulado objetivamente. art1c11 a 0
d C!\, Freud lo d"ice de to d. as fom1as. es nue ella habría quen"do llamé objeto causa del deSffi.
un h110 e1 padre · Pero si· ustcde!i . ..,
!!C confonnan con eso. es que no so
n 11.

I U.
137 _J
RE\'/SIÓN DEL ESTATUTO DEL OBJETO
PASAJE AL ACTO Y ACTING OUT
El cu:ti11g ""' es esencialn1ente . la demostración • la mostració . .
ve~ (ll!ro no ,·elada en st. Sólo está velada para nosotro . n, ~•n duda do Bueno. pongamos pues los puntos sobre las Ít!S. Como ustedes
1erpreta · . .
· 1 d'd s,\:omosuJ ~ saben el síntoma no p~ede ser •.nterpretado directamente, se necesita la
at:t111g out, en a n1e 1 a en que eso habla, en 1a inedida en etosjc¡
.......
1.W\.~ \'e
rdad ' s· 1 . . .
. 1 no. por e contrano, es v1s1ble al máximo
que eso nn,1_,--
~·a nsferencia. o sea. la introducción del Otro.
· d · d · · · · ' Y por ese mis111o-- tra Quizá todavía no lo captan uste_des b.ten. y me d'icen ~ Bien. sí, esto es
mou,·o. en un etermma o registro es mv1s1ble. al mostrar su causa- ·-·----.
cial de lo que es mostr.ido es aquel resto. su caída, lo que cae en .· ~lesci:_ lo que está diciendo ~sted del actmg out-, - No. no fonna parte esencial
. $ ,O . - d , . este asumo de la naturaleza del smton1a que deba ser interpretado. No llama a la inter-
En tre e 1sujeto • aqut tnhca o, por as1 decir. en su estru t :.
pretación como lo hace el acting out, contrariamente a lo que podrían uste-
•. , 1O Jf • . fi , . c ura de fic-
\; 1on. y e tro. ,... no autenll icable. nunca del todo autenlificabl 10
des creer.
surge es este resto. a. es la libra de carne. Lo cual significa que see, qduc Hay que decir, por otra parte. que el acting out llama a la interpretación,
. pue en
tomar todos los préstamos que se quiera para tapar los agujeros del de pero la cuestión es, ciertamente, saber si ésta es posible. Les mo~traré que
como los de la melancolía - allí está el judío que sabe un montón sobr~~j sí, pero plantea dudas. tanto en la práctka como en la teoría analíticas.
balance de las cuentas y que. al final demanda la libra de carne• creo q~ Tratándose del .síntoma. está claro que la interpretación es posible. pero
ustedes saben lo que estoy citando. Éste es el rasgo que siempre encuen- con. una d~terminada condición añadida. a.saber. que la transferencia esté
tran ustedes en lo que es acting out. establecida. En su naturaleza, el síntoma no es como el acting out. que lla-
Recuerden lo que resulta que escribí en mi informe sobre La dirección ma a la interpretación, puesto que -- demasiado a menudo se lo olvida-
ck la cura, acerca de la observación de Emst Kris a propósito del caso de lo que el análisis descubre en el síntoma es que el síntoma no es llamada al
plagi_2: Kris. como ha tomado una determinada vía que quizás deberemos Otro. no es lo que muestra al Otro. El síntoma, en su naturaleza. es goce.
ño lo olviden, goce revestido, sin duda. 1mtergeblieóe11e Befriedigung. no
nombrar, quiere reducir a su paciente con los medios de la verdad, le mues-
los ñecesita a ustedes como el acting out. se basta a sí mismo. Es del orden
tra de la forma más irrefutable que no es plagiario - ha leído su libro, su
de lo que les enseñé a distinguir del deseo como goce. es decir, que este úl-
libro es bello y claramente original. Por el contrario, son los otros quienes timo se dirige hacia la Cosa. una vez atravesada la barrera del bien - refe-
le han copiado. El sujeto no lo puede discutir. Pero le importa un rábano. rencia a mi Seminario sobre la ética -, o sea. del principio del placer. Y
Cuando sale. ¿qué hará? Como ustedes saben - creo que hay, de todas for- por eso dicho goce puede traducirse como un Unlust- para quienes toda-
mas. algunas personas. una mayoría. que leen de vez en cuando lo que es- vía no lo hayan oído, este término alemán significa displacer. .
cribo-. se \'a a comer sesos frescos. Todo esto. no soy yo quien lo inventa. y no soy yo quien lo arucula. está
No estoy recordándoles el mecanismo del caso. Les enseño a reconocer dicho en sus propios términos en Freud.
un actin¡: ou~ Y_ lo que esto quiere decir. o sea. lo que yo que les designo Volvamos al acting out. b. 1es-
como el a mmuscula o la libra de carne. .,. . d , 1 . ut por su parte pues ien. es e
A d11erenc1a el smtoma e actmg o · . . . · , sidad de
Con los sesos frescos, el paciente simplemente le da una señal a Kris. bozo de la transfercn<:ia. Es la transferencia salyaJC. No h_~~ nece . .,,. la
, . haya 1ransterenc1a. rd'O
~ lo que usted dice es cieno. sólo que ~eja intocado el _probl~ll)'!, ~~ aná11sis, como ustedes se lo figuran. para que . · .. .ilisis es la
_ _19~ l'>CSO!;__~_cscos. Para mostrárselo bien, al salir de aquí iré a comerlos transferencia sin análisis. es el actin.r: out. El acnn~ out sin anSI!' planiean
Y~ lo_ contaré en la próxima sesión. l_!ansferencia. De ello resulta que una de las cuesuo~es :Su Handliíng.
. bre 1aorgamzac1 ,. renci·a -~_,--
. . .6n de. 1a trans1e n.\r ello enuen
lnc;1'\to, en csta.<1 cuest'1onc!\ es 1mpresc1ndible
_.__ . . ir despacio. Me d'-<" 11 "'' us· so . . uede dofJle~lk.11'.
teuc:.
_. __ .
- en. fin · soy y0 quien . hace las preguntac; y da las respuestas. l"~ ...,virfªn su manejo - es saber cómo la transferencia salvaje StóP ·poner el caba-
• al · 1cercado e mo
~•nnc s1 no lo he de ta do . ·ui- como se hace entrar el elefante s vaJe eo e · ·
nal . s ca sufic1cnlemente - ·qué tiene eso de one-·
• C'iC cu:tmJ! out y cira d · de aquel deseot. ' to- llo a dar vueltas en el picadero. bl . _,_. la m1nsfcreoóa.
. emostrac1ón ignorado? El sin . 1 ar d pro ema "" .
maci; Parecido El
tra como d. . .
· ·
ac1111g <>111 es un síntoma. El síntoma también. se mues-
Esta es una de las fonnas de P anle ·, · ·a forma de ~a~r
-- d uc es la u01<:
1Mmto de lo que e!!. Lo demuestra el hecho 'de que debe ser in· Sería muy útil plantearlo por este la o. porq ·
cómo actuar con ella en el acting 0111.
J Fm,.. ~"" [N del T 1
JJ9
1 tR
l\L ~ JSJ(J,\i DEL l:.."STATllTO
DEL OBJETO
.-\ las ~rsonas que Jesde ahora se inte . PASAJE AL ACTO Y ACTlNG OUT
ñalo la existencia. en el Psvchoanab,·r ·r~sen por el acring our 1
Ph~ llis Greenacre. Gt•neral Prohlems ;if~ Q_uarterfy, del arti~u~ssc. 0111 en sesión. Ade1nás, también se les dice a los pacientes que no tomen
J\ del \'Olumen 19 dt' 19'.';0 así qu • . ct111g out. Está en el n, o de decisiones esenciales para su existencia durante el análisis. Es un hecho
. - • . e no es inhallahle E uincro que. allí dond.c tenemos influencia, ~xiste cierta relación con lo que se pue-
interesante en muchos aspectos. pero tan1bié . ". .s un artículo bic
un recuerdo. n es para mí evocador d: de llamar pehgro. ya sea para el sujeto. ya sea para el analista.
¿Por qué se hace todo esto?
~~ en la época. una decena de años atrás. en la ue . , Esencialmente - para ilus~rar lo q~e digo - porque somos médicos y
la ,·1s1ta de algunos inspectores Phyll' G q hab1amos recibido porque somos buenos. Como dice alguien que ya no recuerdo, uno no quie-
· ts reenacre que f
ellos. me proporcionó la ocasión de observar un be.11 . ~rmaba parte de re que el paciente que viene a ponerse en nuestras manos se haga pupa. y
la masturbación frenética a la que se cnt 6 ti o ac,flng out. a saber. lo más fuerte de todo es que a veces lo conseguimos. Que se hable del
- reg rente a mt de
quena pescadora de mejillones. netsuké japonés u . . .' u~a una pe. acting 0111 es, con todo, señal de que se impiden muchos de ellos. ¿E.\ de
y a la que todavía le quedan marcas n1e refi . q e estab~ en m1 posesión esto de lo que habla la Sra. Greenacre cuando dice que hay que dejar que
tamb.é .
i n que su visita me proporcionó la ex: '6 d
·• ero a este objeto Debe d .
. i ecrr se establezca más sólidamente una verdadera transferencia?
da . as1 n e una conversa 'ó Quisiera hacerles advertir en este punto cierto a.-;pecto del análisis que
agr.t. ble. mucho mejor que la que tuve con la Sra. Lam 1de G; c1 ~muy
estu\o, por su parte escandida d' P oot, la cual no se suele ver. su aspecto de seguro de accidente, seguro de enfermedad.
casi la hací~ lleg..; aJ techo ~b~. tversos pasaje~ aJ acto, como saltos que Es muy curioso. de todas formas, hasta qué punto - al menos desde el mo-
E ajo, hay que decirlo - de mi despacho mento en que un analista ha adquirido lo que llaman experiencia. o sea. todo
ser\'an~ontramos, pue~. en el artículo General Prohlems of Acri11x. out o~ aquello que. en su propia actitud. a menudo ignora - la.~ enfermedades de
ctones muy pertinentes aun 1 corta duración son raras durante los análisis. hasta qué punto en un análisis
_ gan h . • que - o verán ustedes. quienes lo lean
traz
an mue o s1 se esclarece
· n con 1as 1•neas
• . .
originales que trato de que dura cierto tiempo, los resfriados. las gripes, todo ei.o desaparece, e
ar ante ustedes. La cuesf • " be . . incluso las enfennedades más prolongada.\. Si hubiera má.~ análisis en la
Ha" tres ne) 'b'l'd· d : - .. ion es sa r como actuar trente aJ acting out.
h'b·,; - e· -SI i 1 a e~ ' dice ella · Se 1o pue d e interpretar · se lo puede pro-
-- - sociedad. todo iría mejor. Pienso que tanto la !>eguriclad social como los se-
~~~e ~ede_ ~efo_rzar el yo. ' guros de vida deberían tener en cuenta la proporción de análisis en lapo-
En cuanto a interpret f - ll blación para modificar sus tarifas.
. ar o, e a no se hace muchas ilusiones. Está muy,
Inversamente, cuando ocurre el accidente - no me refiero "olamcn1c al
pecuenrotamuloy bien esboamujer, Phyllis Greenacre. Interpretarlo teniendo en
que aca d d · • actirig out - es atribuido muy regulamtente al análisis tamo por el paóenrc
aunque •610 f e ecarles, está condenado a tener pocos efectos. como por su entorno. Es cargado en la cuenta del análisis como por ~umle·
~ uese por - ---
CX3.lllinen la e . d que está hecho para eso. el acting out, cuando
osa e cerca la m , d · 1..a. Tienen r.izón. es un acting out. por lo ranto se dirige al Otro. Y~ si está en
sabe perfcc•~-- ' ayona e 1as veces advertirán que el sujeto análisis se dirige al analista. Si él ha ocupado este lugar. peor par..i el. :nene de
. """ente que lo que hace en e¡ actmg
interpretación d .
·
out es para ofrecerse a a
1
todos modos la respcmsabilidad que corresponde al lugar q~ él acepio ocupar.
e ustedes Pero b d · ro doc1r ctran-
lo que interpretan . d · . _ ueno. no .es el sentido, sea cual sea, e Estas cuestiones son quizá.'i para ad ararles lo que 1es quae
· -- ustc es lo -- -- ··
vez. al meno" si no !>e añad que_ cuenta •.sjn_q, (!l r_~sto.· Entonces, por esta do hablo del deseo del analista y cuando me pregunto por é1: f
Es m_uy interesante dcdic e algo_, esto es un cal_lejó~ s_in sal!da. Pero no voy a preguntarme qué hizo que se decantara hacia un re ~~
. . . · · de cómo donJC~~il
Pmh1birlo. natur.il ar un tiempo a escandir las h1pótes1s. •mento del yo - tercera de las hipóte~1s - la cuesu~ . nada
'do decir que 11<1 es ,(isa
dice - de toda. t mente. hace sonreír, hasta a la propia autora. quien mos la Lr.msferencia. puesto que ya me han º1 .. ,,,... mt he
· · ello a lo que slC'm.--
jeto, nada de "cs11·nognna.<i, hi;e pueden hacer muchas cosas pero decirle al so- sample. Tampcx:o voy a detenenne parn decir aqu que ,..,.,_.,.
. · ·ITl(ls .--.n cs;i \'Íll hoKt'
.
... out e· ·,.1n . •
otra parte. Sea corno . ' aqw ._o b1eo difícil. A nadie se le ocurre. por opuesto, rv1rque como lo reconocen 1os mis · . -•~·.:ruos que
bi . . liCa, liC observa . .. . . hí- r; • .
mucho ma.-. de un decenio - más cxact.a.men e.
. t hlK-'C: de1an1os ""'~ .
C()lldll'-"lf ;il SUjelCI
C K>nes pcrJudicial . ªeste respecto que siempre hay pro
lo es en el análi . . D . "• ahora ya se empieza a hablar menos de ello-. sc_tnila
que~ cree. Se hac sis. e hecho, se prohíbe mucho más ""
en muchas cosa<; .de
· • cvi ntemente. para evitarlos acflng
. a• la 1den11ficación.
· ·
Es10 se reconoce en 11
J<i¡ UPll hl(C1llllflS·

'
•• /4/
14n

'
RE\'ISIÓN DEL E.'STATUTO DEL OBJETO PASAJE AL ACTO. Y ACTING OUT

No se trata de una identificación con la imagen como fl . - linda. se trata de una disputa en tomo al inconsciente.
en el.~· sino con el yo del ~alista. con el resultado q~: s:~~~el Y~ idea1 pró'um . · . pre merece confianza. d'ice, y e l d'1scurso de 1sueño es
· a vez es muy
. nsc1ente siem . d . .
la cns1s \'erdaderan1ente maniaca que nos describió com0 1 d ~ahnt - El inco · . nsc·iente resulta de un deseo que viene el inconsciente
quee 1meo ·
an.:ilisis caracterizado de este 1nodo. ª
el hn de un otra cosa . al mismo tiempo. llegando incluso a formularlo, que por lo
ro admite d' ·
Esta crisis. ¿qué representa, precisamente? La insurrección del - pe d Jo que se expresa a través de ichas mentiras.
to es el eseo . de
permanece absolutamente intocado. ª· que tan · . . le dice que esos sueños son mentirosos. Ante lo que se
Ella misma. ante · el problema de toda menura . smtom
· áuca
· - vean uste-
-

tiene Freud · esa mentira en el nino · - - . el de lo que e 1sujeto


· quiere
· decir · al
de~ lo que es l . d
· . y 1 xtraño es que Freud tira la toalla. ante este agarrotamiento e
menur. oe
4 todos los engranajes. No se interesa po~ lo que los hace a~arrotarse. o sea.
ueño resto lo que detiene todo y que. sm embargo. es lo
el desee ho. e 1peq · •
que aquí surge como pregunta. .
Volvamos a Freud y a la observación del caso de homosexualidad fe- s· saber qué es lo que le produce ese embarazo. Freud está conmoVJ-
mmo él mismo lo pone de manifiesto. sin duda. ante esta amenaza a la
menina. donde tenemos toda clase de indicaciones del todo admirables. do.co
Al mismo tiempo que dice que nada indica en este caso que se produz- fidelidad del inconsciente. Y entonces. pasa al acto. .
Es el punto donde Freud se niega a ver en la verdad. que es su pasión. la
ca lo que se llama transferencia, señala que tampoco se trata de detenerse
ni un instante en la hipótesis de que no hay transferencia. Ahí se muestra estructura de ficción que está en su origen.
no sé que punta ciega en su posición. porque esto es claramente descono-
Es el punto acerca del cual no ha meditado suficienteme~te, ése que. Y:·
hablando del fantasma. había destacado ante ustedes en un discurso recied-
cer lo que ocurre con la relación de transferencia. e incluso lo encontramos · perfect~nte a -
te a saber la paradoia de Epiménides. E l yo miento es
expresamente formulado en el discurso del propio Freud sobre el caso. • • ' 1d el momcn-
misible. en la medida en que aquello que miente es e eseo, en . .•
16g11:a
Esta paciente - la cosa está articulada así - le mentía en sueños. Así · t a esa anulación
to en que afirmándose como tal. entrega al suJe o
es como Freud caracteriza el caso. El precioso ága/ma de este discurso so- • d' ión del vo m1enro.
en la que se detiene el filósofo cuando ve la contra ice · al
bre la homosexualidad femenina es que Freud se queda pasmado ante este
d se 1e
escapa es. lo sabemos. go
Pero • después de todo . lo que a F. reu eció para él en eswuv ,_A,, de
hecho - él también hace las preguntas y da las respuestas - . Así. pues.
¡el inconsciente puede mentir! que falta en su discurso. Es lo que siempre pennan · nto de Frcud
En efecto, los sueños de esta paciente indican cada día mayores progre- pre~unta - ¿qué quiere una mujer? Ahí es ~~de e:;:.;1~~eminidad. 1
tropieza con algo que podemos llamar. provisional .:......,,. ·uando digo
sos hacia el sexo al que ella está destinada. pero Freud no se lo cree ni por . . anto tal rnenwv-- ¡,;
No me hagan decir que la mujer es en cu . ni•rll cmplCllf
u~ mome~to, Ycon razón, porque la enferma que le cuenta sus sueños le de ese estilo que es, r- -
que la feminidad se sustrae. y que algo hay 1 cual freud C)1UYO
1
dice ~.mismo tiempo - Pues sí. seguro, eso me permitirá casarme Y me
los términos del 1-Ching, dulzura que ftuy_e, alg~::.~~s de Jos hccli05· el
pemutirá. al ~smo tiempo y mucho mejor, ocuparme de las mujeres.
punto de morir asfixiado 1.:uando descubnó. poc . . .....-arnbiaball sus
, Así. ~lla nusma le dice que miente. Y por otra parte. Freud no lo duda. De .
paseo nocturno que su prometida. el nusmo
· día en que se in.... •
.
.-
·Jl)O insiput1c.a.ote.
ahí ~isamcntc la apariencia de que está ausente cualquier relación de trans- ·1 . dad . ,,___ ,_....lo con c1er10 pn __ ..., •· No-
u tunas promesa-; había o sm ~u""' .
00 he coe>Sul~ '° .
ferencta. Entonces a Frcud se le plantea lo siguiente - Pero. entonces. este
Lo llamo un insignificante. ya no me acuerdo bte~~\·erdeS .;OD el pon~·
mconsc1ente que tenemos la costumbre de considerar como lo más profun-
do, la verdad verdadera. puede engañarnos. Y todo su debate se centra en este
grafía.

o es cualquier otra cosa. es uno de ~
. 11·enen mngu.~·
r:., . - k o ¡3 muJ~·
.
ZMtrauen. la confian7.a en el inconsciente. -¿Podemos mantenerla? dice.
como ~icen, ao;egura~ - o sea. no • ue ella ~ Jo di&" ·~· Ah. fu<:
Ah1 está el punto ciego. Freu~ quiere q la ,.h¡,,mry-swe~pin.e
Lo afirma en ~n~ frase muy característica. porque es tan elíptica Ycon- Pues bien, ella lo hizo - la talkmK curr Y
~ que casi llene el carácter de un tropiezo verbal del que hablo en
un buen deshollinam.iento.
rru informe de Roma. Les leeré Ja frase, no la he traído hoy. la traeré la

1.1?
Rl'\JS/c)NDEL ESTATUTO
DEL OBJETO
Durante cieno tien1po. allí no se abum· . -
tos. la · eron. 1o importan
. en trusma chimenea. Sólo que. al salir d ahí te era estar ju
X
tión -ya la conocen ustedes. la recordé al fimale d ' se plantea una cucn.
tomada del -r e uno d . s-
1 alrnud - tras salir juntos de una ·b· e nus artículos DE UNA FALTA lRREDUCTIBLEAL SIGNIFICANTE
se la\'ará? e •menea, ¿cuál de los do,
Si, les aconsejo que relean esre artículo y no sól s
el que escribí sobre ú.1 Cosafreudiana ~Cosa t' oda~uél, sino también
. · reu 1ana pu d
us.tedes designada allí. me atrevo a decir con un . ' e en verla
Es o· . acento caracterí ti
. a iana a quien designo como la que muestra la h .d s co. Topología diferencial~ los agujeros
nuac16n. de esa Cosa. ui a, o la conti- Una falta que el símbolo no suple
La Cosa freudiana es lo que Freud dejó caer - pero ella conti . . El objeto en ÚJ transferencia
~~uerte. y es la que todavía se lleva toda la caza, que somos tod~u~': Margaret Uttle y su R mayúscultJ
lnterpretación-cone
Esta búsqueda. la continuaremos la próxima vez.
La angustia, nos enseñan desde siempre, es un temor sin objeto.
23 DE ENERO J963 Canción, podríamos decir ya. en la que se enunció otro discurso - canción
que. por científica que sea. se parece a la del niño que se tranquiliza -ya que
la verdad que yo enuncio para ustedes, la formulo así - no carece de objeto.
Lo cual no significa que dicho objeto sea accesible por la misma vía que
todos los demás. Ya he subrayado que sería otra fonna más de desembara-
zarse de la angustia decir que un discurso homólogo o semejante a cual-
quier otra parte del discurso científico pueda simbolizar tal objeto, poner-
nos respecto a él en esa relación del símbolo de Ja que volveremos a ocu-
pamos. Si la angustia sostiene esta relación de no carecer de objeto. es ª
condición de reservarse que ello no supone decir. como en algún orto ca.w.
de qué objeto se trata - ni siquiera poder decirlo.
Dicho de otra manera, Ja angustia nos introduce. con el acento de la
máxima comunicabilidad, a una función que es. para nuestro campo, radJ-
caJ - la función de la falta.

.· --
tal en la constitución ~ tod.1
• • ...... La relación con la falta es tan fundamen
. h'
16g1ca, que puede decirse que la 1srona. de la
. . •• de sus logros en
lógica ei;... . •
··~to acto faJhdo. si

... enmascararla. por lo que eslá emp~n lada con un ~­

-.. damos a este 1érmino su sentido pos1uvo.


•.·
~'

/~5
•••
RE\'IS/ÓN DEL ESTATUTO DEL OBJETO 'ALTA IRREDUCTIBLE AL SIGNIFICANTE
DE UNA " fi

P1.1r eso ciertamente n1e ven ustedes volver siempre


........... ~· ,¡_, l ló . .
. ,
por algun canu·
- Siempre
. od . n la vía del pensamiento lo que nosotros llama-
• se mtr uce e
di
. , 1 . ¡· 'ó
os metafóricos - la planificac1on, a 1mp 1cac1 n
esas .,.... ..~Jas U\; a gu:a destinadas a sugerirles las puert d ll<l a mbres vers • . al
-.i.. . l as e entrad JtlOS con no ·. mente _ pero que se refiere ciertamente a go, a
dollUC" se nos 1D1pone y as vías por las que cierto estilo se d ª !>Or ura y s1mp1e • .
.. '"-"·d or ena Para del P1ano P lgo que constituye fundamentalmente el soporte m-
I111wnos. este acto 1dUI o. lograrlo, o sea, no faltar a la falta f>er· i plano como a . l rfi .
Por eso mismo pensé en introducir una vez más mi disc~rso h saber. ª d . , perficie. Ahora bien, la relación con a supe 1c1e es
. . . atura! e 1a su . al
diante un apólogo. ºY me. tUJU"º n á mpleJ· a como se lo mostré a ustedes sencillamente
. fi ·tamente m s co . . . ás .
10 int . . toro Esta superficie es en apanenc1a de las m · sun-
No es más que eso. y no pueden ustedes basarse en ninguna anal , . oduc1r el an1 11o 0 · · .
para encontrar allí con qué soportar alguna situación de esa falt pogia 1ntr . . . . pero si la elaboramos para poder refenmos a ella, y a con-
' ·1 · b a. ero les de imaginar. · · h podid · d
este apól ogo es ut1 . sin. em argo, para abrir P_ : d ·derarla como Jo que es, una superficie, an o uste es
. de nuevo la dimensión _ res- d1c16n e consi , se diversifica extrañamente la func1"6 n del agu1ero.
·
pecto de 1a cual todo d1scurso de la propia literatura analítica los lleva for. constatar que ali1
rosamente a reencontrar un crunino trillado. en los intervalos. yo diría, de
éste en el que, cada ocho días, yo los atrapo - la dimensión de que algo pue- círculo irreductible
/
da cerrarse en nuestra experiencia, y de que toda hiancia con la que se preten-
diera designar dicha falta seria también algo que tal discurso podría colmar. otro círculo irreductible
Así pues. pequeño apólogo. el primero que se me ocurrió. habría otros,
lo que quiero es ir deprisa.
Ya les dije en otro tiempo. en suma. que no hay falta en lo real, que
la falta sólo puede captarse por medio de lo simbólico. Es en el nivel
de la biblioteca donde se puede decir - Aquí, el volumen tal falta en
su lugar. Este lugar es un lugar designado por la introducción previa de
lo simbólico en lo real. Por este motivo, la falta de la que hablo aquf, el Los dos tipos de agujeros en el roro
símbolo la colma fácilmente, designa el lugar, designa la ausencia,
prescntifica lo que no está ahí. ue entenderlo.
Pero observen este volumen. que compré esta semana y que me inspiró Les haré observar una vez más eÓmo haY q · acabar ¡;·olm"-~hse,
lW'A'·
Se trata de saber cómo puede llenarse UD agujero y . 1 si· bien cuál-
este pequeño apólogo. . to de un ctrcu o.
Esto es representable como el estrech anuen basla no ser sino
En la primera página lleva la indicación - Los cuatro grabados de tal
quier círculo dibujado sobre el plano puede estrecharse, que ocum:: en la
a cunl fallan. . . et: no es esto o
un punto, límite evanescente, y desaparee ' .. -•.-s ¡xidr1an~ Of'C"
¿Significa esto que aquí interviene la función de la doble negación? · los con los Clüll"" -'·
superficie del toro. Sobre ella, hay circ.u . s de otr1I ronna nuesrro ..,..
t,Que si el volumen llega a faltar en su lugar. la falta de los cuatro grabados
rae de este modo pero basta con que dibUjCillO ~•que no c;QJlll~vall
quedará suprimida y los grabados volverán al volumen? ' . Hay estnJcru•...,
culo para que no pueda reducirse a cero.
Salta a la vista que no es a-;í en absoluto.
el colmamiento del agujero.
~te apólogo puede parecerles un poco simplón. sin embargo es toda la
_...,i
de otrO mvu0 · • -·""'•ii>,
Si dibujo. es para no expresarme .~ 3 ustcácS el ilJlO .,..--
cuesuón de la lógica cuando se la transpone en los término!. intuitivos que 0 se lo mosu" NUJJCª liaY un
La esencia del cross-cap. t al com s distintos de cÍJ\'.uJo. dibtJJCtl
el e:"l.ucma culeriano da a propósito de la inclus.ión de la falta. ¡,Cuál es la es que no nos proporciona los dos upo . que se-3 el c;()(IC que
P'O!'Któn de la familia dentro del género del individuo dentro de la espe· . .,, cualquiera
círculo con reducc16n puntuonne.
cie? ~el interior de un círculo planific~do, ¿qué es el agujero? ustedes en su supert'icie.
S1 les tuc.e hacer tanta topología el año pasado, era ciertamente para su·
genrlc11 que la funci<m del agujero no es unívoca.
,,1 1

dJ
-~El'/S/fM' DEL ESTATUTO
DEL OBJETo

---- ...
' '\
--- DE UNA FALTA IRREDUCTIBLE AL SIGNIFICANTE

. ·ente_ que la relación con el Otro. donde se sitúa toda posibilidad de


rln~
siJnbOliz.ación y de lugar de1di scurso, va a )..1<11.
lo Slgtll • ·
con un VICIO de estructura.
1
El paso más que h~y que dar e_s concebir ~ue en este punto tocamos
" 1
' ..... __ ,,.
1
¡
aquello que hace propiamente posible la relación con el Otro, o sea. con
' ,. aquello de donde surge que haya signifi~an.te .
_..,. 1 Este punto de donde surge que haya significante es el que, en cierto sen-
1 • - • • .

údo. 00 puede ser significado. Es lo que llamo el punto falta de significante.


¡ '-,··,~ L •
.... - L._

Hace poco escuché a alguien, que no me entiende nada mal, preguntar-


Ya sea que la dibujemos de una fo h , me si de este modo no me estoy refiendo sencillamente a lo que es en cier-
toro. participa de los dos tipos de círcu~ª ~mologa al corte que, sobre el to modo la materia imaginaria de todo significante, la fonna de la palabrn
vilegiado que les mostré el - d • o bien pasando por el punto 'Y pri- o la del carácter chino, si ustedes quieren, o sea. lo que hay de irreductible
3lgo que. aparenteme~te ~o pas~ o, en el cross-cap siempre tendrán en el hecho de que el significante tenga un soporte intuitivo, como los otros.
quede al final • .nd • podra ~educirse a la superficie mínima. no sin que
como todo el resto. Pues bien. precisamente. no.
baliza. no . con 1 epend~nc1a de la variedad del corte, algo que se sim-
como una reducción co é · · · Por supuesto, es lo que se nos ofrece. es la tentación, pero en lo concer-
tibie. ésta 0 aquélla. . ne ntnca. sino ba30 una forma irreduc- niente a esta falta no se trata de eso. Para que les resulte patente. me referi-
oo podemos no d. f que_ son 1 nusma - la llamada ocho interior - que
ª ré a definiciones que ya les he dado y que tienen que servir.
Por 1 erenciar de la puntificación concéntrica.
eso e1cross-cap fue . , . . Les he dicho que no falta nada que no sea del orden simbólico. Pero la
posibilidad de . . ~a nosotros una v1a d1sunta para abordar la privación. por su parte, es algo real.
La fal un .upo ITTeduct1ble de falta.
ta es radtcal radical 1 . . . Eso de lo que aquí hablamos, por ejemplo, es algo real. Aquelloª cuyo
!.al como se nos maní· ª
en const1tuc1ón misma de la subjeti\'idad, alrededor gira mi discurso cuando trato de representificar anre ustede~ ese
ría cnunc;~_. fiesta por la vía de la experiencia analítica. Me gusta· punto decisivo que. sin embargo, siempre olvidamos. no sólo eo_ nue_~
•auo con esta fórm J·
accede al saber hay al ~ ª - en cuanto eso se sabe, en cuanto algo teoría sino en nuestra práctica de la eitperiencia analítica. es una ~n,·~ion.
0
dido. es concebirlo e g perdido, Y la fonna más segura de abordar eso per· .
que se manifiesta tanto en la teoría como en 1a pr.ácuca. · E.~ta pn\'actón es
. . .
He aquí. de un ~mo un pedazo de cuerpo. . l .
re a • en cuanto tal puede ser reducida. pero ¿ a.' • b ·ta para supnrrurla. con
· ?
"'~nos da la,............___ . general Yopaco, Yen su carácter irreductible la vettlad apre henderla científicamente si es que conseguim · os hacer tal cosa· ~ ... ..
,_ ~ .......:ta anaifti • . · .• . . b ·ar Ja Jilerarura ..,...-
retlcl:ión posible sobre . ca, Yque esta introduce en con.<;eeuencia en toda Es perfectamente concebible, y nos basta con tra llJ .
~ puruo. hay quiec~er forma concebible de nuestra condición. lítica para ver lo que ocurre. Enseguida les daré una_ mue;::· del flllt'TTW-
~wr traterncis de e ;.~_, :irlo, es lo bastante insoportable como n.'lr.i que ~in He tomado el primer número que ha caído en mis m . •~s .....hlert111-'
enconrrarn<>s '" .......
v ......o. El hech< . .· ,.--· 1·
d e\fueri.o mi.mio de evitar! >~lene, s1~ duda. dos caras, a saber. que en wnal loun1ul, y prácticamente en rodas partes
.
. , ode fl-oo
· _,., d. del ,1c11ng ()11..
qaae. a merlida que 00!.
0
no hacemos sino tr.u.ar aún más su contorno. Y en cuestión, ya sea que se hable de la ansrcua ~pue~1;1 rotal dd
1
doirSo, en función de la pr-;:r.camos
ª ~l. siempre tenemos Ja tentación de olvi· soy el único que usa letJc1s · - The Total Resp<'nse., ª uc 11eva esle tltul<>
defarrJcuoq ndo
""" - o«ra "cniad _ q :W:,~ra que representa esa falta De ello se de· anali Sta en la situación analítica. La autora eslll que en el SCJ!U
e lormcnto de nuestra eitpcriencia resulla de es alguien con quien volvemos a encontr.u-nos. pu

' .... /./9


RE\"/SIÓN DEL ESTATUTO DEL OBJETO IRREDUCTIBLE AL SIGNIFICANTE
DE UNA FALTA
a&.' de 1ni Senlinario ya hablé de la llamada Margaret Litlle E - . piel.a fa1tante es en este · ca<;o el a. ¿Queda resuelto el asun-1
, · ncontrare. Esta pequena &' paradigmática? En absoluto, porque es e
mos. mu\ centrado en su artículo. el problema de saber d<inde se .. • 1 de esta iorrna de
. . • • porque man1. t-1estamente é sta. se des 1iza
prnai.:ton. · .
a medida que laSitúa la to
describiéndo ª · .
f lta lo que cons
·ti·ruye toda la realidad del mundo por don
. d 'bl
. . ~~ hecho de que· aecto El peque ño ocho interior es ciertamenteNirre uctt c.
trata de acercarse mas al problen1a que le plantea cieno tipo de pacient
se pasea e1 ins . . . falta que el símbolo no suple. o es una au-
~ no es la redll\..-ción de la privación. su simbolización, su articulación,e~ . de otra manera. es una .
que va a suprimir la falta. E.~o es algo que de entrdda es preciso meterse en Dicho .' bolo pueda remediar. ., .,
1 sencia que el sm1 J· . , n ni una denegación. Anulac1on y denegac1on
~ aunque sólo sea parJ comprender lo que significa este modo de apar¡~ · es una anu acto • . ea!
Tampoco · . 'd d lo que el símbolo permite introducrr en 1o r .
cK.io de la falta en la experiencia analítica que se Uanm castración. La privación , as consutu1 as e - h ¡ el
son 1onn · · . A 1 y denegar es tratar de des acer o que en
es a120 ~. mientras que la falta. por su parte. es simbólica. E.'ltá claro que una a saber. la ausencia. ~u lar . en y del vicio de estructura original, es de·
mu_;c;.. no tiene pene. pero. si no simboliz.m ustedes el pene como el elemento significante nos aparta el º:1g 'ficante su funció~ de signo, aquello por lo
~ial que se ha de tener o no tener, ella no sabrá nada de esta privación. . de alcanzar en e s1gn1 '6 t
ctr. tratar . , el obsesivo Anulación y denegac1 n apun an.
La castración, les dije, es simbólica. Es decir, se relaciona con cieno que se esfuert.a, se extenua. . e.llo lo atrapan puesto que. como lo
fenómeno de falta. Surge durante el análisis en la medida en que la rela- nto de falta pero no por • . d1
pues. a este pu . . . : d blar la función del significante aphcán o.ª
ción con el Otro, que por otra parte no ha esperado al análisis para consti- explica Freud. se hmt~an a re oo más di o que eso no está ahí. má~ Jo esta.
tuirse. es aquí fundamental. En esta simbolización - o sea. en la relación a ella misma. Ahora bien. cuant a u:lla con la que se extenúa L~dy
con el Otro en la medida en que el sujeto tiene que constituirse en el dis- La mancha de sangre, ya sea q I ténnino intelectUlll, es im-
curso analítico - una de las fonnas posibles de la aparición de la falta es Macbeth o la que designa Lautréarn;; c~n ~ficante es precisamente Ja de
el (-qi), el soporte imaginario de la castración. Pero ésta no es más que una posible de borrar. pues la naturaleza e s1;n más se intenta borrarla. para
de las traducciones posibles de la falta original, del vicio de estructura ins- esforzarse por borrar una huella ..y ~ua~ oh lla como significante. Así.
crito en el ser en el mundo del sujeto de quien nos ocupamos. En estas con- volver a encontrar la huella. más insiste

ª
aquello
u~
baJO 1o cu
al se manifiesta el o
. .
diciones. ¿no es normal preguntarse por qué la experiencia analítica podría en lo concerniente a la re 1ac1 n con una problemática
en cuanto causa del deseo, siempre . nos enfrentarnos a
ser llevada hasta ese punto y no más allá? El término que Freud nos da
am b.igua. . . . . · mpre dcfx:
uestro esquema. que s1e
como último, el complejo de castración en el hombre y el Penisneid en la
En efecto, cuando lo mscnb1mos en n d parecer el a en la rc:la-
mujer. puede ser cuestionado. No necesariamente es el último. renovarse hay dos modalidades con las que pu~ e nte par la función de
3

Por esta razón. ciertamente. es un camino de abordaje esencial de nuesn:a ' Otro. S1. podemos reun irlas es prec1same , . al Je
ción con el . rodui.c.a. es la sen
experiencia concebir en su estructura original la función de la falta, Yes preci· se Pfonna de m1erp~
· se produzca donde tra - w lo
la angustia, pues la angustia.
so \'olver ahí muchas veces para no dejarla escapar. Así pues, otra fábu~a'. esto - al menos en la medida en que no hay o
El insecto que se pasea por la superficie de la banda de Moebius. s1 uene que se nos dice en la literatur.1 analíti<;a.
la l'C'pres.Cnlación de lo que es una superficie. puede creer en todo momento
que hay una Carel que no ha explorado, aquella que siempre se encuen~ en F
cl rcv~ de la cara por la que se pasea. Puede creer en dicho · reverso. nuen- JI '
, ·ca cara
1

11
tra\ que oo lo hay, como ustedes saben. Él sin saberlo. explora 1a um a
(7
que hay, )' sin embargo, a cada instante, hay ciertamente un reverso. . I ,,
•-
uJ que le falta para advertir que ha pasado al reverso es la pequena-pw
za que un dfu materialicé, construí, para ponérsela a ustedes en la mano. la
que les dibuja C!'.ta forma de cortar el cross-cap. Esta pequeña pieza fattante
CJ una especie de cortocircuito que lo llevaría por el camino más corto al
u 1
1J
1

reveno del punto donde se cncontrdba un instante antes.


/51
RE\'/SIÓ1V DEL ESTATUTO DEL OBJETO DE UNA FALTA IRREDUCTIBLE AL SIGNIFICANTE

A propósito de la angustia. el discurso analítico se div·d - 'l nos manifiesta. sea de la naturaleza que sea. Como
caras. Obsenen hasta qué punto resulta extraño ponerlas¡ e y ~resenta dos ·ni>.cto
tinto resr-- a lo que e h una de mis . pacientes
. - S1. estu\ 'iera segura dt'
. una Junto , o hace mue o , tá
Por una parte. refieren la angustia a lo real. y nos dicen qu . ªotra. me dec1a .n s•erencia. La función del no es nu1s que en no es n s
1 ,nicamente 1ran ~· ., . h ,
sa priru:~pal. ~a m~s radical. l~ r~spuesta al peligro más origin:~sal~::fen. q11e es 11 . . 1 reverso de su functon en no hay mas que acer as1.
~•erencia es e ntá
rabie H11¡1os1gke1t, el desvahmtento absoluto en el momento d ·upe. que rran·.1• bo se conjuga pero no como ustedes creen. como no s
. e entrar al forma de 1ver . ' . .
mundo. Por otra parte. sostienen que luego es retomada por el Esta . f nna que vemos surgir en un discurso espontaneo.
-=~• d
seu.u . fiin1tamente
e pe l.1gros in . , 1eves, a propósito de los cualesyo como q11e cenw• ~~ de lo que nos hablan es de la carga. el fardo que lleva el héroe
mas 1di . ~or otro •.. un·'a en tener que interiorii.ar este a, incluirlo en él como ob-
curso analítico a menudo carga las tintas evocando Jo que llama lase s- anaJista.. que cons1s . . d ah' . , toda
. ame- · mal0 pero en todo ca<;0 como objeto mterno, y e 1surgma
nazas del /ch y del Es. Jones. en este punto. demuestra un tacto y una me- · al mundo.
la cual debe restaurM el acceso de1sujeto
· to bueno 0 •
sura que l~s falta. a nuestros colegas. y habla simplemente en algún lugar .JC . . d ediante
la creanvtda m · 1 p
de un buned des1re. un deseo enterrado. para preguntarse - ¿después de Las dos cosas son ciertas. aunque no la'> ponen la una JUnto a a otra. ero
todo. tan peligroso es el retomo de un deseo enterrado? ¿Está justificado , lo las confunden. y al confundirlas no se dice nada claro en lo con-
a! no hacer · ·a1 ¡ · e tomo al a
poner en juego una señal tan fundamental como sería la angustia. si nos ve- . iente al manejo de la relación transferenc1· . a que g~a n .
mos obligados. para explicarla. a recurrir al peligro vital más absoluto'? cen;,ero esto es lo que explica suficientement~ l~ observa~16n que les he he-
Volvemos a encontrar la misma paradoja un poco más adelante. pues no cho sobre lo que distingue en la clínica la pos1c16n del sujeto respecto a a y
hay discurso analítico que, tra'> haber hecho de la angustia el cuerpo últi- la constitución misma de su deseo. d 1 .;cón·co
· · t del perverso o e ps. ·
roo de toda defensa. no nos hable de defensa contra la angustia. Así, este Par.1 decir las cosas sumanamente. s1 se t.ra a . r. . do
. tit e de tal manera que a está s1tua
instrumento tan útil para advertimos del peligro. resulta que es de él de lo la relación del fanta..'>nla ($ Oa) se ms uy , ·a1 e efecto tene-
.ar la relación trans1erenc1 . a •
que deberíamos defendemos. Y resulta que, n1ediante esta defensa contra en i( a). En este caso. para maneJ . a de un cuerpo extra-
la angustia. se explican toda clase de reacciones. de construcciones. de for- mos que incluir en nosotros el a en cuesuón, a 1a mane~ ue el objelD
ño de una incorpordCión en la que nosotros somos eall pa~1entquee.ya[)(qlS habla
maciones en el campo de la psicopatología. ¿No hay ahí alguna paradoja. • . · no sujeto ·
en tanto causa de su falta le es absolutamente ª.it: medida en que
que exige formular las cosas de otro modo? - o sea. que la defensa no es . 1 ·'ción es diferente, en 1a
En el caso de la neurosis, a pos! · algo que es un
contra la angustia. sino contra aquello cuya señal es la angustia. . 1 . eni'(a) Enxsurge
De lo que se trata en realidad. no es de defensa contra la angustia, es de
algo de su fantasma aparece en imag
1 a
ª
no es especu
·. . ·zable y no puede apa-
1an ..
a y que sólo lo parece - ya que e · Sólo eslo mouva
cierta falta. con la salvedad de que sabemos que hay, de esta falta. estruc· • . . Es sólo un susu1u10. . ... ¡
turas diferentes y definibles en cuanto tales. La falta del borde simple. la
recer aquí, por así decir, en persona. . ad 1análisis clás1co..... ª
· d
el profundo cuestionamtento e t . a ' od autenc1d· en e
de la relación con la imagen narcisista, no es la misma que la del borde
transferencia. de la uansferencia. Siempre re-
redoblado. rela<..-ionado con el corte que se lleva más lejos en el cross-cap Pero ello no significa que ahi esté la cau.~ tá. nnr su parte:. en esce-
Yque concierne al a en cuanto tal. en la medida que es con éste que debe- . , ·ula. que no es r - . ella nlll"J
nemos que vérnoslas con este a mmu~ . cada instllllte subir a i- -
mos vérnosla en cieno nivel del manejo de la transferencia. na, pero que no hace otra cosa más que pedir ª iéndose en Ja e.~ a.u~
Aquí ~ verá. me parece, mejor que en ninguna otra parte. que la falta . . 1
mtroducir su discurso en aque que s "' .
·iuue sosten 1~ -we1/la. "
cliciendO Basltl (IC ''.~"
del mane10 no es el manejo de la falta. sólo sea para introducir el desorden. un Jaleo.(11(ldo es un paco rne.JOf· ,.,...
~ vez que un discurso llega lo bastante lejos en lo referente ~ l.a re~ .
1guahnente Basca de come ia.
d. aunque de e!'te
·uele decirse se
hace mala :lllDL"' -
. r nvt'j¡¡.<'.'
lactón que nosotros tenemos. como Otro. con quien tent!mos en anáh 515 ',5 A
¿Por qué se mete ese ya · .
x 0 como !>
cosa más que
C'.xicrnuna
.1 .....¡nado a
plante.a la cucslión de lo que debe ser nuestra relación con este a. Convte· o Juzo otrj . . h biefll ex c••••
- cuando después de t od n 0 · ·e que SJ u
ne '\ituarlo. Ysiempre van a encontrarse con él. También en este caso ha)' . . t menos gra v
Es tanto me1or. y c1ertamen e 1 1111
. dtl T-1
una hiancia manifie'!lta entre dos caras del discurso analítico. . . no reai• ~que
al 1I tt ·ai•oit qu iJ 1
Por un lado, nos hablan de la ellperiencia analítica como de un cuesu_o- 1. Ellpn:sión que invi~rtc 13 u5 u
namlCtltO profundo Ypctnumente que remitiría siempre al sujeto a algo dis-
t5J
DE UNA FALTA IRREDUCTIBLE AL SIGNIFICANTE

~.Jl"to. los- gnegt'-"·


· . Coffi\l no ha ext • . O - dcast había reavivado el sentimiento de duelo que tenía por la muerte
n~\OS par.i la deshonra.) si~ ~n:l~:dº.. ª lod~s los griegos, ¡,roa reciente de su madre. quien. d'ice él • no hah'ia poc1·ido as1sur
· · al éxito
snundl.\ ~ q~ es porque f\.1inerva lo ~ah:~ .~nan1festación ridfc~~Y menos
- ·
que representaba para su h"IJO verse promov1'do de esta forma a una posi-
muY
w ~oniedía es menos fácil de e . .. ~htzado. En suma. no haa. todo el
mas al<- xor~1zar
Con10 tod ydrama. ción momentánea de estrella.
lC'\:~nt<- pu~
- grc. y aun después del exorcis1uo lo . . o el mundo sa A Margaret Little. que tomó a este paciente tras ese análisis anterior. le
continuar. Se vuelve a em que ocurre en escena be, es impresionó que el analista. en su interpretación, se hubiera limitado a in-
c_o~ terpretar lo que ocurría en su propio inconsciente. el del analista. o !>Ca. que
en~~~;;:;•:~"
macho cabrio. con la \'erdadera histori·pezar la .canción de los .e per,
ro. <n el orig<n del deseo. Por eso. Juego de>;dc el , : : : efectivamente estaba muy pesaroso por el éxito de su paciente.
De lo que se trata, sin embargo. es de algo muy distinto. A saber. que no
~ e.taba""~
gedia hace reterem:ia al ntacho cabrío y . J á •. propio nombre de la Ir
•ado. .""" pan_e. al final de una trilo:ía'. uro. euyo lugar basta con hablar de duelo. ni siquiera de la repetición del duelo en la que
estaba entonces el sujeto. el que dos años más tarde hacía por su analista.
i~vers'::1~~
El macho cabno que salta por el escen . sino de percatarse de lo que está en juego en la función del propio duelo y
out del que hablo es el mo\'imiento :" el acting out. El actinK
;:""modero<>. a saber. que los actores bajen al q~el~o
a lo que aspira cl
por lo tanto. al mismo tiempo, de llevar un poco más lejos lo que Freud dice
- espectadores suban a escena y digan lo que
He aquí por qué, por así decir. convoco que

10 e butacas - es que
ahor~enen dec~.
del duelo como identificación con el objeto perdido. No es ésta una defini-
ción suficiente del duelo.
Sólo estamos de duelo por alguien de quien podemos decimos Yo ero
da entre otros. tal como les diJ·e 1 ..l a Margaret L1ttle, elegi-
~,,-s e in ucir un cuchillo entr 1 • .
nao · trod · a mciuo en que uno p d
ue e vendarse los
s11 falta. Estamos de duelo por personas a quienes hemos tratado bien o mal
y respecto a quienes no sabíamos que cumplíamos la función de estar en el
la adi\·inación. e as paginas de un libro para practicar
lugar de su falta. Lo que damos en el amor es esencialmente lo que no te-
nemos. y cuando lo que no tenemos nos vuelve hay, sin duda. regresión Y
al mismo tiempo revelación de aquello en lo que faltamos a la persona para
representar dicha falta. Pero aquí, debido al carácter irreductible del des-
3 conocimiento acerca de la falta. tal desconocimiento simplemt".ntc se invier-
te, o sea que la función que desempeñábamos de ser su falta ahora creemos
poder traducirla como que hemos estado en falta con esa persona - cuan-
do precisamente por eso le éramos preciosos e indispensables.
"~c~fidad~s
Margarct Little.
de u en su
. artícul 0 so
. bre la respuesta rotal del analista a las
He aquí lo que les pediría que situaran. si quieren dedic.VSC .ªello. en d
lumen 38, prosi~u::i~~r~.
5 de mayo-agosto de 1957. parte 111-IV del vo-
profundizada~
nuevo artículo de Margaret Little. que constituye una fase uJienorde.su re·
rni ~minario, cuando iscur~ en el que me detuve en cierto momento de flexión, considerablemente - no mejorada. rorque mcJOfadn
Quiene~ se cnoontra::: ;iculo todavía no había aparecido. . . , d la con1racrnnsfercnc1a.
1rec~erdan las observaciones que había hecho a
"'"P',.,.,•JPl'i""li'ii1o de cierto di.'iCUNl
no lo está. .
~~ente.
a autora no adelanta ninguna defi01c1on e . esrarlc
~angustia hablan&- de angustiado en ella. y de sus tentativas de domi.nllf L
~~~,W.
cuestión siempre tan problemática. y hasra cierto punto 11
ncoc1.a
· · del problema, uu C<mtratrans~erenc1a. · No me detuve en la primera apa- agradecidos, porque si lo hubiera hecho hubiera . t0 eslado
tal de1•au.,.I..' "' 0 ""
.....il. iodo 11
... ~su pro-1
U n d.ia. un anahst.a o llea.·beJos ef~'tOs· de una mterpretación
. inexacta. en el error. Sólo quiere considerar lu respuesta Jjsta co1no cosa.'
hrtx d ca.u. una cmi · reci a uno . de sus· pacientes,
· que acaba de hacer un - · tanto el hecho de que está ahí en cuanto ann · · 1 .. de qUt'. L'OJ1)t.
~ n de radio • i;o 8 demás del ~"" ti
h
1
an1tl' :<.ta -- ••cmoi. 51 6 . bre un tema que .interesa al propio . .
p10 inconsciente que se le pueden escapar. • 1an;íJisis v qllt' al in
1
Hubl · u.tt~d '1U4)' bien
tod . . . . . nto-' durante e . .
ma... 0 menos en q ue· medio · pudo ocurrir esto. Le dice - o ser v1v1ente, experimenta sen11m1e 1 . el c)ltl:>. -e r"'ucn-
t.rmt" ~ ha be~ of'"did Y~ cabo - no lo dice así. pero de e!'<> ~~w-·ª- E ...~s e<,n ~re ,nmcn
.
0
ayer. lo ve.o · · hoy, St!f?Uramente por e/
· muy d epr1mido ..
. . n<lns:1btlldll<l· ~ l'--
1 u•i.cron que pa.\at do-..0 por haber pisado m1· terre110. en una pos1c16n de entera resl'- ·
de un nuc~o
tra
. anivcr'.\llrio
. · ·de
ai\os para que e 1!;U.Jeto
· se percatara. a propósito
·
' que la razón de su tristeza se debía a que el /55
IRREDUCTIBLE AL SIGNIFICAN!
REi'JSJ(J/\' DEL ESTATUTO DEL OBJETO E UNA FALTA
D .
. entola transferencia debe ser dre~ada, enJu~a-
Tr.Jtt1J de ~u posi1..·ión de <Utalista con10 pretende exponemos ho e a partir de cierto mo:todo el análisis. Ninguna de esas 1nte.rpretac10-
nestam
lo q~ ella concibe 1..-omo la respuesta del analista. eme qu . esar a lo largo d_ .. das que sean roza ni por un mstante la
da sin e . . . Por suules y vana . . •
De ello resulta que llega a tomar posiciones completainente contr . . e elabora.
ilisas - a 1as tiormu1ac1ones
. 't-tea que sean f;:...I . ana~- oes qU · t fi ·
lo "·ual oo sign1 clásicas 1..e· defensa de su ~uJe ~- bondad de hacerme el favor. en una fecha que iJare-
permanecer tuera . de1JUcgo,
. . que e 1an a)'1sta se suponga, .al pri
es preciso 10S de
._ Si alguien uene Ja sición detallada de este ca.'iO, cosa que yo no. pue-
pío, metido en él ha.;;ta el cuello, se considere efectiv<Unente responsabl~
1
de entrar en la expo decirles verán ponerse de mamfies-
rnos. tengo otras cosas que • .
por ejemplo. no se niegue a testin1oniar si. en relación a lo ocurrido en el anr: Jo hacer Porqu_e l· bservaciones que les estoy haciendo.
lisis, es llamado ante un uibunal de justicia para responder de su sujeto. to Ja pertine~c1~ de as ~)eza a moverse. nos dice ella. a partir del momento
No digo que ésta no sea una actitud sostenible. Digo que situar en el in- El anális1s solo em~1 11 n la cara tumefacta por el llanto que Je
. . paciente ega co h ·
terior de esta perspectiva la función del analista es de una originalidad que en que. un d ia. su , . ue había abandonado mue o t1cm-
l uerte - en un pa1s q . .
s.e presta a problemas. El analista puede. en alguna ocasión. verse conmi- ha provocado a m . b la Alemania de entonces. Ja Alemania nazi
nado a justificar todos sus sentimientos, no sólo en el propio tribunal del po atrás con sus padres, .
ª.sa er,d. . .
e solo se 1sungu1a.
, de entre quienes habían velado
. .
analista. algo que todo el mundo admitirá. sino incluso ante el sujeto. El - de una persona qu . . de sus padres. pero una amiga con quien
peso de todos lor.. sentimientos que puede experimentar el analista respec- p<lr su infancia. por ser una anud_g~ . d.e las que había tenido con sus pa-
. .· nes n 1 uy 1sllntas d.
to de determinado sujeto comprometido con él en la empresa analítica pue- había temdo re1acto ·. hecho un duelo semejante por na ie.
de ser. no sólo invocado. sino promovido. en algo que no será una inter- dres. Es un hecho que nunca hab~a dente . cuál es la reacción de
.. te estalhdo sorpren , ,,
pretación. sino una confesión. Ello in1plica entrar en una vía cuya primera Ante esta reacc1on. es · . hace También en este
. d . t rpretar como siempre . . .
nuestra analista? La e in e , ál t. nciona. lnterpretac1ones
introducción en el análisis por parte de Ferenczi fue objeto de las má<; ex- . .· nes para ver cu u b-
caso varia sus tnterpretac10 . • , 'd· d de venganza contra e1o
trema.<; rcser\'as entre Jos analistas clásicos. • t d elo es una neces1 a . de ·~,.r-
Nuestra autora divide en tres a los pacientes de quienes se ocupa. Como
clásicas. a saber, que es e u . ai· ·t como una torma u ....
d.inge
· u1zás a la an is a. .· . d
·eto
J • o que este duelo se q . para hacerle, a tr'd'es e
parece admitir que se ocupa del más amplio abanico de casos. tenemos por . . hes que ucne .·
le a ella, la analista. todos los re.proc. . aciendo el duelo. Nada funi:1ona.
un lado las psicosis. En este caso, se ve obligada a admitir desligarse de una la pantalla de la persona por qmen esta h . do la analista le confiesa al
parte de sus responsabilidades mediante otros soportes, aunque sólo fuese Alguna cosita empieí"..a a desencadenarse cu~e da pena. y entonces nucs- 1
alguna.'\ veces. para la necesaria hospitalización. En las neurosis, nos die.e . d . da y que verla as1 · t. rnienw. Jo
su1· eto que ya no enuen e na al lo v·ivo de un sen 1
que la mayor pane de las responsabilidades de las que también nos desh- · · · lo re ·¡ y d or-
tra analista deduce que es lo posiu~o'. ~autora elige el esu 0 .
gamm., es para ponerlas sobre las espaldas del sujeto, prueba de lucidez no- que ha devuelto al análisis su mov1m1e~tdoe.cir que lo que afC1,:ta ;il su¡~~ I~
0 1
table. Entre ésta y la anterior. define una tercera clase, la de las neurosis de 11 • ue podamos .ó ·oo la :lllª is
den de su desarro .º para-~ hablando. a la relact n' aniJic~lll Jo
carácter o personalidad reactiva, lo que Alexander describe como ne11mti.c le permite transfenr. propiamente d 1J es que se pone de nfult'
characters. En suma, es todo aquello a cuyo alrededor se elaboran tentall- reacción que estaba en JUCg · o en ese ·
ue·en
l •
ella pocfla •
r.er una ah bíil
11 •
en 1:1
va.-. cla.-;ificatoria." bien problenláticas. cuando en realidad no se trata de un~ siguiente - hab_ía una per.:°"
a para qui · 1 que a
o ·rcibir a la pac1en e d 1ía111e de :i)go
dase de sujetos, sino de una zona donde prevalece lo que yo defino aqut La intervención le habia ~ech '7nos eoconlfilIIJOS en. c•tc injerto.
6
como acting ow. analista lo que se llama angustia. A~ la falla. Esta in:;e~• ~;mcni11<l e<1!>"
que designa en el análisis el lu~ar e ,...rnúte a es~ ~u~< 1 t<i cn 1ocl;a ~u
1
De er.o se trata, en efecto, en el caso que ella nos desarrolla. Es el caso
de un sujeto femenino que ha acudido a la analista porque lleva a cabO esta acodadura. abre una di mens1ón ·
que r-
.vvt(a hal~ 0
rl en allSO u
act0$ que han sido clasificados en el cuadro de la cleptomanía. Durante tarse como una falta, nuen · tras' que no ...,.. . ~¡ Jo que.' ..e IH"·
un año no hace la menor alusión a esos robos. A lo largo de una parte p~o­ .A4 JlaJl)ll!SC: lll • .~(O pt.>-
relación con los padres. de que pucu-o
0
rJl{) .;i:n111n1
longada del análisi~. se ve sometida al fuego intenso de las interpretai:to- Si la interpretación - en caso _1 lllan<-'º· no es '
.Ó daCO"
nc·· actuales de transferencia más repetidas en el sentido que actualmen- describe en la observac1 n -
te: >.e \;On~idcra. De acuerdo con la vía adoptada, se considera, en efecto.
J5í

J51)
IRREDUCTIBLE AL SIGNIFICANTE
VE UNA FALTA
- . . . e se relatan nos muestran sobre todo que no
s1t1' o. Aunque l"s cieno 4ue el sujeto abre los hraJ:os y suclt· 1 . h1stonas qu . . . d sd 1 t
. . • · a que e ta· iraba. Pero a.o; . , odo algo que hubiera podido. e. e e pun o
tt>rprl"tac1ón ha Jado en el blanco. Es porque introduce ~ •n· adlll tarde ningun m . 'ti . d t
. 1 . . d L.. por una vfa ..nttía represen . padre. Escena bien s1gn1 1cat1va - uran e
W\'olwllana o que esta en Juego, y coc estarlo siempre en el anál' . .....~ f ·e faltar 1e a su . . ból'
'iCa de vista que u~s .adre ella lleva un bastoncito de madera. bien s1m . ico
cual ~a el punto en 4ue se encuentre. aunque sea en su término . ISIS, .. be· aseo con su p. ·, 1 ·ubnlya. De forma. al parecer. bastante mo-
..isa r la
iunción del corte. • un P 1 opta enienna os . h'
del pene. 'f ª pr . al't 1agua sin el menor comentano. Esta isto-
Lo que nos pemlitirá advertirlo son los virajes que vendrán a conti . el adre le ura e 1 p 1 o a , ' ' .
óón y que serán decisivos para el análisis. Hay dos nlomentos. nua- cente. P Lo domingos de Vtlle d A~ray. .
ria no es como en ·~ a incidencia es la máo; cercana en el detenn1-
EI primer n1on1ento. La analista. annándose de valor. en nombre de la En cuanto a la ma re. cuy do hacer de esta hija nada más que una pro-
idwlogia. de la \'ida. de lo real. de todo lo que ustedes quieran. hace de . d los robos. nunca pu . . . .ns-
nssmo . e . . isma. un mueble, incluso un mstrumento, a veces t ..
todas fom1as la intervención más singular respecto de esta perspectiva que longac16n de. eJl:n~ de chantaje. pero, en ningún ca:'°, algo que ~~b1e-
llamaré sentimental. Un buen día, cuando el sujeto le insiste con toda.¡ su~ 1IUmento de am . :iación causal respecto a su propio deseo. Es cterta-
historias de dinero con su madre, la analista le habla en estos términos_ ra podido te~er. ~na . eseo - r supuesto, ella no sabe cuál - po-
Escut·he, tennine con eso, porque, /iuralnwnte, no puedo se¡:uir escuchun- mente para md1car que s~ d . . , r::e cada vez que la madre se acerca.
do. luu:e que mt' tluenna. No se lo doy corno un modelo de técnica. les pido dría ser tomado en _cons1der~~~:~c¡6n donde puede tener algún efecto. el
que kan una observación y que sigan los problemas que se le plantean a cuando entra en el campo de bo que como todos los robos
sujeto se entrega muy regulru:mente a utn ro , ~s m~e5tm un objew qiu lar
una analista tan experimentada con10 llena de ardiente autenticidad. · d ·ir snnplemen e - LC
La segunda vez se trata de ligeras modificaciones que han tenido lugar de cleptómano, quiere ec . . º" ue en •algún luJ(ar hay otro
quitado por la fuerza o mediante ast1~c1as. p 'dq ad" que lo dejen por un
en el consultorio de la analista, en lo que ella llama su decoración - de
objeto, el m{o, el ~ q11e m~recerfa -~~~~:::oe~el ~!>lar solo. es de algún
acuerdo con lo que es la media de la decoración entre nuestros colegas, debe
in.Hante aislarse. El>ta función del~~~ de la a~gustia. ú1 ~·ida. dice en al-
de ~r bello. Nuestra Margare! Little ya está aburrida de las observaciones modo un pobre correlato de la f~nc . . Gil son la exüte11t·ia eJ un po-
de sus pacientes - Está bien, está mal. este marrón es asqueroso, este gún lugar alguien que no es anahsta. Eu~nne . ,
~~rde es admirable ~- , y resulta que nuestra paciente insiste al final de la der ininterrumpido de acti\•as separaciones. onfundirán ustede~ esra
jornada. y además en términos todavía un poco más agresivos que los de- Me parece que luego del discurso de hoy no cb 1 s frustraeione~. Se
b' 1nente so re 11! al
más. La analista le dice textualmente - Oiga, me da exactamente iK1wl lo observación con la que se hace ha itua 1 . ·taura el lugar de la f· 14·
qiu u.~ted pueda pensar al respecto. Como la primera vez. la paciente se trata de otra cosa. Se trata de1111· nitc donde se .tns continua y
. d sohrt'
vana ª ·
queda perpleja. pasmada. tras lo cual sale de su silencio con gritos de entu· Nuestro discurso cont1nuar · á e·on una re 0ext60 . en la clínica · Jos pun·
· · . · en las que aparc\;en ·~....,httn Jos
!iÍa.o;mo - Lo que acaba de hacer usted es formidahle, etcétera. . las formas diversas. metomm1ca.i;, d ., de cuestionar""'"
d mos cJar · ~IJ'U'll-
w ahorro los progresos de este análisis. Lo que quisiera designar aqui tos focales de esta falta. Pero no po e . ·te respecto son tan 1~ •
- . . " · e. tomadas a es e ., efl(;oo-
'>Implemente a propósito de un caso seleccionado, en una parte del campo 1mes del análisis. Las pos1c1on s . . 1 punto t:"n qu 110 ..
qu1s1era. en e ta.~ del U'llta
particularmente favorable a esta problemática, es que el factor decisivo del vas, cargadas de enscñan1.as. que · tal s7..a.,z ~re la.~ me donde se
progreso de la cura está relacionado con la introducción de la funci(io del tramo<;, que se retome el artículo de upn h .,,~,,Nric rrearmt'nr. al rna.!illll'
o' sv1· ,~,... · ue ·
CC>r'k. La primera interpretación consistió en decirle - Me produce u.~ted miento analítico, On tlie y,h''º? " . · _;,.Aas en su regla Y q ..: defin~
.. -<Jo pue""
1 . ála· 't!o· csian .U4lU ·~no no. ""
ll1I efecto soporífero, ~ adonnece.. La segunda vez, literalmente, Ja po~e Plantea que las met·Lo;' de an ·' ál' . d1dác1J....,. (fÍt.'0
_,_ w•
~,.,. • .
en \U ~itio ~ Pie1L~e 111 q11e le pltJzca de la decoració11 de mi consultorio. tiempo, el fin último de todo ~n ii.1s. un punlti de ,.¡~u• cien 1

~ importa un bledo. Y e.o; entonces cuando algo decisivo se moviliza en Ja mediante la iniciación del p:ictentc en ·iwa.iid.i· No
propios movimientos. d .... mu" singular vy~pee.)-- :(Jui t.diJ
rct..:ión tran~fcrencial que aquí está en juego. . . san º"" 1.1'(J<'fPf" r''· 1¡,:• '
Es ésta una pos1c16n extrema· pt>dt
b~to pc:nnitc -.cflalar que uno de sus problemas era que ella nun~·a ha~ta digo - ¿E.~ tsta 111w dejinictflll que
11111

podido hacc:r el menor ei.bozo de i.cntimiento de duelo por un padreª quien


J59

158
'l ESTATUTO DEL OBJETO

ql«' p1Wde enseñamos esta dejlnición? Ya han 'd - XI


• • i..... • • o1 o ustedes l 0
aqut par.t sa~~r que s1 hay algo que he cuestionado h suficiente
. . • mue as vece
~nte el punlo de vista científico. en tanto que su ob· . . . ses cierta. PUNTUACIONES SOBRE EL DESEO
.L. l ·-1 ~et1~0 es s1em
Ul:"r.ir a huta como colmable. en el extremo opuesto d 1 Pre cons¡.
. . . 1 e a problemár
una expenenc1a que 1nc uye el hecho de tener en cuenta la fa) ica de
De todos modos, resulta útil situar este punto de vista ta~ncuan101a1.
lo pone en relación con el artículo más antiguo de ot;a ' soa1· re todo si se
an 1sta Barb
Low, so bre lo que ella llama los Entschiidigungen, las com . ·. ara De la contratransferencia al deseo del
. . . d 1 aJ. " . pensac1ones d
la postc1on e an 1sta. veran ustedes cómo alJí se present e analista
. . del aJ' a una concep- El deseo como volwrtad de goce
c1on an 1sta completamente opuesta a la del artista. De lo
. dº de que se trata El deseo, de la lucha al amor
ea el. an álisis. nos ice, es algo .del todo comparable _no es esta
· una
anal_ista -~enos not~ble por la_ firmeza de sus concepciones _a la
subhmac1on que preside la creación artística. El artículo está en alemán
la lnrernationale "Zeitschrift del vigésimo año. Aunque es difícil de encoe~ Bueno, aquí estoy de vuelta de las vacaci~nes de invierno.
trar. lo tengo a disposición de quien tenga la bondad de encargarse de él~ La mayor parte de mis reflexiones ha segu~do estando. como de costum-
bre. al se~icio de ustedes. aunque no exclusivamente. . . .
El 20 de febrero, día de mi regreso, puesto que voy a ausentarme, dos Aparte de que este año me fueron bien, lo cual no siempre s~cedc. las
. . . al que se me ocumó al final
personas que están aquí y a quienes acabo de interrogar. ¿podrían ocupar- vacaciones de mv1emo me impactaron por go
se de los tres artículos de los que acabo de hablar, repartiéndose los pape- ue me hizo pensar de nuevo en un problema que ellas parecen encarnar
Yq . . . · t roblema conrem-
les como les parezca, añadiéndose quizás un tercero para el tercer artícu- perfectamente, como una matenabzac1ón muy v1_va-e P
lo? ¿Podrían comprometerse a no dejar demasiado tiempo vacía esta tribu· poráneo de la función del campo de concentración. "ón
Las vacaciones de invierno son una especie de campo de conc:~~c~
na. Y a retomarla por mí si no me encuentro aquí, o conmigo entre la asis· do sabe se conve1w 0 e
para la veiez acomodada, que como todo e1mun · . . . . ,;..,
tencia si vuelvo? J • stra c1v1hzac16n. en '~ 8
Creo haber obtenido de ellos - se trata, respectivamente, de Granoff Y
vez más en un problema a medida que av~ce nue
de cómo avanza la media de edad con el uempo. · · y de su
de Perrier - su consentimiento. Les doy cita, pues, para escucharlos, el 20 de l ·ampo de l·oncenrrac100
de febrero, o sea exactamente dentro de tres semanas. (lacan no estará de Esto me recordó que del probl ema 1.: se ha entendido
. · h sta ahora no
función en esta época de nuestra h1stona a. do por la era de
vuelta hasta el 27 de febrero). 1 t · ente enmascara 1
nada de nada, al quedar comp e am . la gue.ir.i. y por a
30 DE ENERO DE t 963 morali zac1.ón creuruzante
. . .
mme d1'atamente poi.tenor
. a
dio - ."lf:º. -fi
•• -
.de
1 a absurda de que se
podrí b nsecrrnda
a aca ar e · e- con b
aqu
más comentan·C!i·
riéndome a Jos campos de concentrac1"ó n. No voy . . a acer .... rapar el a.~un10 su
· ue tucieron"" .,,.óeJ
sobre los diversos viajantes de comercio q ntra uno que rect 1
especialidad, en primera linea de los cuales se enc,uevo 8 1:1 l!l1ura de su ~-
é punlo es u · 1 serta·
Premio Nobel. Ya se ha visto hasta qu 16 de 10mar patrie l' ·
mismo del absurdo en el momento en que se tra .....
·CÍO de uSlc:v<-!I.
mente sobre una cuestión actu al· ·~s ~ ei a. s.,·cm,,.... al sien·•
r - 110 ..a111 re!K'l
var Jo
1
. d hace aJgul]( . 110
Paralelamente a estas re flexio · lS 0~. Y e r- · · 1Jue~
. rnti.~ e.-coc1a
nu Seminario sobre la ética e ¡ll(fo aJI( ct)(tlO
bien fundado de lo que creo haber articu
/6/
Ir.ti
ES SOBRE fL DESlU
L\TRODUCCJÓN A /.A ESTRUCTURA DE LA ANG pUNTVACION
U!:i7JA
. duros pueden dejar de entender que •
de nuestro maestro Freud. algo que creo haber destacado de u .. - . l· oídos mas .
. na 1onnadi ti de cuentas. ni as d tos autores en lo referente a la contratrans-
na de la \'erdad que está en Juego, a saber, que toda moral debe b . . g- Ad~~cultad del abor~aje e ~sobstáculo es el proble1na del deseo del
en su principio y en su proveniencia. del lado de lo real Todavía uscarse, en la i.. lo que constituye e . el apoyo de una elaboración com-
. . · es preciso ferenc1a. d lobalmente, sin
$3ber que se entiende por esto. · . ta Considera a g h ·ho toda intervención de este orden, por
anal 1s · • hemos ec • ..
Que la moral deba, sin duda. buscarse del lado de lo real, y más ble a la que aqui . . . nta años de elaboración anahtica. parece
cialmente en política. no es incitarlos a buscarla en el Mercado Com:spe. para e resulte tras sese
un. wrprendente qu fundo impudor. .
Ahora voy a devol\'er, no sól o l a palabra. sino incluso la presidenci
Participar de dun pro en ··uestión trátese de Szasz o de la propia
más exactan1ente la posición de chainnlln, a quien la ocupó la última~: Ninguno e o. 1 s autores. , "' de· Margaret
• Little - y ensegm'da di ré en
Granoff. Ya que hizo una introducción general a las tres partes, será preci: 'tese mas aun. · d
Barbara Low. otra . • d 1 • estión en las prodigiosas confidencias e
. 1 avance e a cu . ~ 'ó
so que dé al menos una breve respuesta a la Sra. Aulagnier. que acabará hoy qué consiste e , . t de todos ellos con la con1esi n muy
tora mas recicn e •
el ciclo de lo que se inició el otro día con el artículo de Margaret Little. Lucy Tower, l a au . . . - puede evitar situar las cosas en el
(Siguen las inten enciones)
1 profunda que hace de su expenenc1a
El artículo de Barbara Low es ciertamente con mucho el más extraordi- plano del d~seo. ntratransferencia apunta a grandes rasgos a la participa-
nario y el más notable de los tres. Me ha parecido ver cierta señal de eva- El ténnmo co . . .. 1 ·om romiso del analista. a pro-
sión en el hecho de que Granoff nos haya remitido a una fonna más mo-
pósito del cual ustedes ven pr·º· ucdirsle .
:n
ción del analista. Pero mas ese~ci~ es ~sos~extos las vacilaciones más
ien hasta la más completa
derna de intervención con el artículo de Lucy Tower. Por otra parte, le es-
extremas. desde la responsabihda a cien por c
to)· bastante agradecido. puesto que así ya está introducido. dicho artículo.
algo que yo mismo no habría hecho este año, pero ahora ya no lo podemos retirada. _ r vez primera. pero
El último artículo. el de Lucy Tower, sena1a. no ~ den de cosas es
evitar. Estoy igualmente muy agradecido a Perrier por habenne enviado · . 1 do lo que en este or
ayer un breve resumen de lo que él aportó. Voy a darme tiempo, y quizás
por primera vez de un m od o articu ª ·
lla llama un pequeno
- e
·ambio que
mucho má<; sugerente, a saber. 1o que e . . tratransferencia
mejor información. para referirme a los puntos de detalle que tendré que . ta Nos dice - es con
puede sobrevenir del lado del an al is · 'be en el análisis
destacar. . . · e de lo que rec1
todo aquello que el ps1coanahsta repnm
como significante. ansferenda. que po-
No se trata de una definición exacta de contratr que está en jue-
·ón hace que 1o
dría darse muy simplemente. Esta a fi1rmaci . de la contratrans-
1 . p t parte la cuestl 6n .. e
go pierda todo su alcance. or o ra la significacion ~u
ferencia no es verdaderamente el problema. porque . rean. L.:i ún1~·11
. ·, que nos la P .m 1 1d
adquiere se debe al estado de confus1on en ecisamcn~. e e-
Creo que. a grandes rasgos, ya saben bastante sobre lo que deseaba apor- . · de escapar es. pr ·
Mgmficación a la que ningún autor pue . .
.. uie-
tar con la referencia a estos artículos. centrados todos ellos en la contra- seo del analista. .~11... suelta sino que 111 si~ .......
transfcrenda, tema que no pretendo poder precisar ahora como merece. S1. la cuestión de dicho deseo no 5ólo no esu ~ lo siguiente '
-
1ia.,e;1 ... ...
. ha
· mente por · ufl'."8 se
Sólo lo evoqué en la perspectiva de lo que tengo que decirles sobre ~a an- ra ha empezado a ser resuelta. es s1mp e
J
. serninanº· "
. ente en e!'te
gustia.. más exactamente sobre la función que debe desempeñar la referen- raen la teoría analítica, salvo prccisam sel deseo. 11 u.~-

cia a la angustia en la secuencia general de mi enseñanza. pucsto . exactamente en su lugar lo que esae: meno.... Por oua _,.,., parre.vez~......_-¿
. .,, ..... ·
E...,te di!!Cllrso sobre la angustia no puede mantenerse alejado por más Sm duda. hacerlo no es una empr .· hacerlo de un:i l>U'~ll- LIJt>-
tiempo de un abordaje más preciso de algo que aparece en mi discurso de tedes constatar que nunca he pretendid.0 ."' .... cnn:lll .i l.:s ~11-
- . disunc1 .. n ·~•...-· ntlé''º·
un modo cada vez más insi!>lente desde hace algún tiempo. a saber. el pro- en!ienándoles a situar el deseo c:n su · IJ"(KluJC 11lgti
d
go, en particular al comienzt1 e C..' te aiíO· in
blema del de.<;CO del analista.
¡6J
162
l.\TRODllCC/Ó:\' A LA ESTRUCIURA pUNTVACJONES SOBRE EL DESEO
DE LA ANGUSf¡A
- erecto que tiene necesidad de pasar por la pro-
d\l~lo prinien1 par.i ver su respuesta, sus reacciones . . uestra. en I'
. . . .
que no han taltado - a saber, la 1dent1dad del deseo •
• como se su 1
-
e e decir
El neurótico nos m. i • . ,
ara sostener su deseo. Más que mngun otro SUJe-
. •

. · con 1a 1ey · . ·nstitución de la ey p 1· e este hecho ejemplar - que sólo puede de-
Es bastante cunoso que una evidencia corno ésta in. · . · p1a 1 . . pone de re iev · . ..
. · scnta en los p . el neuróuco d dar su estatuto a su deseo más que como msa-
ros pasos de la doctrina analítica. sólo haya podido . . nrne. 10, , . ley. No pue e ·
. . . ser Introducid 0 . ar segun 1a 'bl
re1ntroduc1da. con tales precauciones. Por eso vuelvo hoy al mismo ª· se
tisfecho o com
o impost e. h' . , .
. l'fico las cosas al hablarles tan solo de la isten-
par.t mostrar algunos de sus aspectos, así como sus implicaciones. punto . .. que me s1mp l
Es c1e ..o
1 od .
, deJ· 0 fuera del campo algo con o que t av1a
jvo porque as1 1 al
ca y el obses ' aber la neurosis de angustia. acerca de a cu
ué hacer. a s • · .
no sabemos q h s iniciado espero hacerles dar el paso necesano.
- ·on lo que emo. · · .
este ano, c · f d aht' de donde partió Freud, y que s1 su muerte nos
2 .·d rnos que ue e · . .
Noo1\I e . d haberle deJ'ado el tiempo suf1c1ente como para
pri"ó de algo es e no

Ello no sólo es cierto en la doctrina analítica. donde esto es el cuerpo reto;arl~adójico que pueda parecerles. el sujeto de la angustia nos devuel-
central del edificio. Está claro que lo que constituye la sustancia de la ley or p 1 plano crucial que llamaré el mito de la ley moral..º sea. que
es el deseo por la madre. y que. inversamente, lo que nom1ativiza el deseo ;~;:·i~ón sana de la ley moral debería buscarse en el sentJdo de una
rrusmo, aquello que lo sitúa como deseo. es la ley llamada de interdicción autonomía del sujeto. · · d 1 teorías
del incesto. La acentuación cada vez mayor. a lo largo de la h1stona e : ta
Tomemos las cosas por el sesgo que define esta palabra. que tiene un éticas de la noción de autonomía. muestra suficientemente de dqud se. tra~
' d eres esa ver a pnm-..u
sentido pre~ntificado en la época que vivimos, el erotismo. asaber, de una defensa. Lo que se trata e reconoc ·
Corno se sabe, su manifestación edipica. si no sadiana. es la más ejem· y evidente de que la ley moral es heterónoma. al tan-
. d llo que yo llamo lo re· . en
piar. El deseo se presenta corno voluntad de goce, sea cual sea el lado por Por eso insisto en que proviene e aque . J'diendo
. . o Freud nos dice. o sea. e J
el que se manifieste. ya sea del lado sadiano - no he dicho sádico - o del toque interviene. cuando interviene. com ., 'ón Lo que
· 10· t enc1on la represi ·
lado que llaman masoquismo. al sujeto y detenninando. por su propia erv . ' . . de la función
incluso en la perversión, donde el deseo se presenta como lo que hace recibe este nombre sólo adquiere su pleno sentJdo adp3(ir e en una pri-
la ley. o sea. como una subversión de la ley, de hecho es. ciertamente. el sincrónica que he articulado ante ustedes al hablarles e ~ qu ·
~ de una ley. Si hay algo que ahora sabemos del perverso es que lo mera aproximación. se llama simplemente borrar 13:" hu~ ó:·porque corrn.1
que aparece desde el exterior como satisfacción sin freno es defensa: Y Evidentemente. no es más que una pnm · era aprox1mac1 ·
_ .de la 3 porío de e.~te
pue~ta en ejercicio de una ley en tanto que frena. suspende. detiene al suje- todo el mundo sabe las huellas no se borran. Yaqut resiresolver13, precisa-
to en su camino al goce. La voluntad de goce en el perverso es, como.en asunto. Esta aporía no lo es para ustedes, porque ~a No se tr.1!a del
· rm1te
1 . · . . de sígmfican1e. .. ..... de
cualquier otro. una \'oluntad que fracasa. que encuentra su propio mente, se elaboró ante ustedes la noc1on . '{icante al estauv
..u propio freno, en el ejercicio mismo del deseo. Como lo subrayó mu: bie~ ·
borram1ento .
de las huellas. smo de 1 reto . ¡fi¡:anre. es Jo que in 1
mo del s1gru · ~1t!

una de la" personas que hablaron hoy a petición núa. el perverso no.s~bed huella. La abolición del paso de la huelfo al sigo é u:sis de la huella. 11
0
1 d . ·ta entre par n . es lo que
servicio de qué goce ejerce su actividad. En ningún caso es al servicio e estacar para ustedes mediante una pues El significante _,
suyo. · b
su rayado, una tachadura. una marca
• de la huella- huell.-.
. al sujeto 3 1ª . sit>O
>-,..
E-.to es lo que permite situar qué está en juego en el neurótico. El ncu: ·aJ
s ta con la intervención de lo re· ·
al Lo real .renute · ' · suJC'I"
rvlrQUC: no ¡1a) • ..,. LJC' ~
rótico fue el camino ejemplar que nos condujo al descubrimiento: quea.~~ · · ·ó del suJeto. ,....
nusmo tiempo. produce la abohcl. 0 . ·cante:. Un .~igni ''ª"" ·
fi 1·e:' ..., 'I
un pa~ decisivo en moral, de la verdadera naturaleza del deseo. Este P por el significante. por el paso al s1gni.fi
deci~ivo ~lo ~ franqueó a partir del momento en que. aqu •
f dirigimos
de Presenta al sujeto para otro significante.
~ atención hacia lo que estoy articulando expresamente ante uste s.
/65
164
J,vlRODUITION A L.\ ESTRUCTURA DE LA
ANGUSTIA PUNTUACIONES SOBRE El DESEO
El resorte de lo que aquí está en juego no d be . --
. .. d . . . ~ e captarse 1
\a., siempre emas1ado factl de la historia y del en a pers...... . la ética, no hay peligro interno, puesto que aquella envoltura que
. . . . recuerdo El 0 1 . "'"'-ti- no sobre to neurológico no tiene
. . . a1 ser una so1a superfi1c1c,
. y e1
ser una cosa muy matenal. demasiado natural com · Vtdo !>arec mtenor.
- . 1 ~el~~
turu:tona so o, cuando es la cosa más misteriosa del
o para que n0
se crea que
e . 'I' como Aujbau. como estructura. como 1o que se mlerpone · entre
. . ahí . . mundo pues l sistema • . . . • . d. .ó O
na esta · para ex1sttr. Por eso trato de introducirlos
-· - • __. . . . .
'.
a una dtmensió
ª
InelllQ.. ·
percepc1
·ón y conciencia. se s1tua en otra 1mens1 n, como tro en cuanto
l significante. El
_
ano pas
ad . od .
o mtr UJC entonces 1a angusua como
.
\"e1:'MU. tC1uav1a no tan s1ncron1ca como la otra. n trans- lugar de ,
·'estación especifica del deseo de 10 tro.
Tomemos al masoquista. el masoca. como dicen al are la man • l 11

.t.. . • . • P cer. . Qué representa el deseo del Otro en tanto que sobreviene por este ro-
. Es lo que resu lt a mas en1gmattco poner en suspenso d 1
• d . . be .
El . me diran uste es, si que sa que es el Otro quien goza s ·. e a
.•
pervers100
· d ;? Es ahí donde la señal adquiere todo su valor. Si bien se produce en un
. - h .. . ena, pues, el l:gar que pod~mos llamar topológicamente el yo. co~cieme. ciertamente,
penerso que . . a \lSto la luz de su verdad. Sería una excepc 1·0• n respecto de a alguien distinto. Aunque el yo se~ el lugar. de la s~nal. no es para el yo
todo lo. que dije hasta ahora. que el perverso no sabe que goza . por supues- para quien se da la seña~. Es muy evidente. S1 se enciende en el yo, es para
to. es siempre_ el Otro- y el masoca lo sabría. Pues bien. lo que se le esca- que el sujeto sea advertido de algo, a saber, de un deseo, o sea. de una de-
pa al masoquista. y que lo pone en la misma situación que todos Jos per- manda que no concierne a ninguna necesidad, que no concierne a nada más
vc~. es que cree, por supuesto, que lo que busca es el goce del Otro. y que a mi propio ser. es decir que me pone en cuestión. Digamos que me
precisamente porque lo cree no es esto lo que busca. Lo que se Je escapa. anula. En principio, no se dirige a mí en cuanto presente, se dirige a nú, si
aunque sea una verdad sensible. que se arrastra por todas partes al alcance ustedes quieren. como esperado y, mucho más todavía. como perdido. So-
de todo el mundo, pero que aun así nunca es percibida en su verdadero ni- licita mi pérdida para que el Otro se encuentre en ella. Es esto la angustia.
vel de función, es que busca la angustia del Otro. El deseo del Otro no me reconoce. Hegel lo cree así, lo cual lo hace todo
Esto no significa que trate de molestarlo. A falta de comprender qué fácil, porque si me reconoce. como nunca me reconoce suficientemente, no
significa buscar la angustia del Otro, las cosas se reducen. mediante una tengo más que recurrir a la violencia. En realidad, ni me reconoce ni me
especie de sentido común. a este plano grosero, incluso estúpido. A falta desconoce. Sería demasiado fácil, siempre podría salir mediante la lucha Y
de ver la verdad que hay detrás de esto, se deja de lado este caparazón. la violencia. Él cuestiona, me interroga en la raíz misma de mi propio de-
dentro del cual hay algo más profundo, que se formula ral como acabo de seo como a. como causa de dicho deseo, y no como objeto. Y como es ª
decirles. eso a lo que apunta. en una relación temporal de antecedencia, no puedo
Por eso es preciso que volvamos a la reoóa de la angustia. hacer nada para romper esa captura. salvo comprometerme en ella.
Esta dimensión temporal es Ja angustia, esta dimensión re.mporal es la
del análisis. Si quedo caprurado en la eficacia del análisis. es po~u~ el
deseo del analista suscita en mí la dimensión de la espera. Me ~a b~~
. . d mÓ un ob•eto Ui reia-
que me tomara por éste o por aquél. que h1c1era e uu J · e.ti _
3 "ó h · ómoda rque entonces. en ec
c1 n egehana con el otro es aquí muy e • po ~·...,,
· traS que contra 1• vuu
to, tengo todas las resisrencias para oponenne. maen . saber
· bal Sólo que e:~ ~ 150

;.Qué aporta de nuevo la dimensión introducida en la enseñanza de


dimensión, buena parte de la resistencia res a. d 1 lucha.· sino
qué es el deseo. Su función no está únicmente en d planO e: ª n •J plano
Lacan en relación a la angustia? .
all1 donde Hegel. y por buenas razones. no qmso
· buscarlo - e ~
Freud. al ténnino de su elaboración habla de la angustia-señal que se
produce en el Y0 Y concierne a un pelig,ro interno. Es un signo. que repte· •1~ ~~~~~
. Cuanto más pienso en ello, cuanto más ~o habl~~ el attículo dr lUCY
'>enta algo para alguien, o sea. el peligro interno para el yo. • s1dero ilustrar las cosas de las que hablo. St l~n u '--S - P"' hablar
. Empleo C!.1a ~tructura dándole su pleno sentido, suprimiendo esta.nos .
1iower, verán la historia d b eno~ bom"'"' ,¡,..
de amor de os u · 111 b;I Je z,uena..; inu,.
ci_ón de pchgro mterno. Como les dije . - paradójicamente para Jos 01.¡Jo ando l'C ha n
dt:\traídos - c ......... ~ como se hablaba después de la guerra. cu
"sé 1
ua.1ruv rev1. a topología del E111w1"f al darles mi. •sem1n:i·
/()7
INTRODUCC/()N A LA ESTRUCTURA D~ _LA_ANGusnA

res en cieno medio. En un casü, el sujeto la situó en el plano del


·
e l otro 1,;aso. no 1o oons1gu1
· ·ó• y e 11 a d"ice por que.· Lo 1nd1co amor.. En
· · para ind
· llClfnos
a hacer algunas reflexiones sobre el hecho de que. si hay algunas pe
. . rsonas
que han dkho sobre la supuesta contratransferenc1a algo sensato son ..
. • Un¡.
i:-.amente mujeres.
!\te dirán ustedes - Michael Balint. Pero escribió su artículo con Ali
. B b ~.
Ella Sharp. ~largaret L1ttle. ar ara Low. Lucy Tower. Son mujeres en una
mayoria aplastante quienes han osado hablar del asunto y han dicho cosas
interesantes. El porqué se esclarecerá por completo si lo tomamos desde el
ángulo del que hablo, o sea, la función del deseo en el amor. Están ustedes
maduros para entender esto, que por otra parte es una verdad bien conoci-
da desde siempre. pero a la que no siempre se le ha dado su lugar - en ta
medida en que el deseo interviene en el amor y es lo que esencialmente se
pone en juego en él. el deseo no concierne al objeto amado.
~lientras esta verdad primera. a cuyo alrededor únicrunente puede girar LA ANGUSTIA
una dialéctica válida del amor. la rebajen ustedes a la categoría de un acci-
dente. de una Emiedrigung de la vida amorosa. de un Edipo que se queda
ENTRE GOCE Y DESEO
entrampado, pues bien. no comprenderán absolutamente nada de la fonna
en que conviene plantear la cuestión sobre lo que puede ser el deseo del
analista -es que es preciso partir de la experiencia del amor, como lo hice
el año de mi Seminario sobre la transferencia para situar la topología don-
de esta transferencia puede inscribirse.

Sin duda, mi discurso adquiere, debido a que voy a terminarlo ahora. un


aspecto interrumpido. Lo que he presentado en último ténnino como fónnu-
la puede quedar tan solo como una pausa. encabezamiento de capítulo o con-
clusión. como a ustedes les parezca. Después de todo, es licito que lo tomen
como piedra de escándalo o, si les place, como una banalidad.
Es en este punto donde quiero que retomemos, la próxima vez. la con-
tinuación de este discurso, para situar exactamente la función indicativa de
la angustia y aquello a lo que ésta nos permitirá luego acceder.

27 DE FEBRERO DE ¡ 96J

lfaR
- XII

LA ANGUSTIA. SEÑAL DE LO REAL

Los pavores tk ChLjuv


La mama y el objeto caduco
Ágata y Lucia
La pen·er.rión y la angustia tkl Orro
De la det~scencia a la castración

Vamos a seguir avanzando, pues, en nuestra aproximación a la angus-


tia, esa angustia que les hago entender como algo que es, en sí mismo. del
orden de la aproximación.
Ya están ustedes suficientemente advertidos por lo que aquí produzco
para saber que la angustia no es lo que la gente cree.
Sin embargo, cuando luego relean los textos principales soln la cues-
tión de la angustia, podrán ver que lo que yo les habré enseñado está lejos
de estar ausente en ellos, simplemente 5e encuentra velado. enmascarado
por fórmulas que son modos de abordaje quizás demasiado llenos de ptt·
cauciones, revestidos, por así decir, de su caparazón.
Los mejores autores dejan sin embargo traslucir eso que yo he destaea-
do, que la angustia no es objekllos, no es sin objeto.

. Ergiin:J1118 :;MT Altg.$1.


En Hemmung. Symptom und Ang.rt. apéndice B. ff'llSC en Ja que. 5'-
Ca_mple~nto sobre la angustia, pueden u~ leer ~ObfrbfoSit:ilíl. ~
' . 1
'. : ~i.lh=t'
. 1."\:•, 11"! .: ·., •
guiendo l_a tradición, Freud evoca la mdeicrrnioadóa. d il(ticU1o pan Jecít
la angustia. No tendré necesi~d ~ re~-ocdatfes todoJ;arta por , ,ilJJJ. ~
. '4..., .
''' '
-· que esta característica de ser sm obJciO no~~ es~~
1 •. . ~ vean la frase anterior. El mismo Freud dice que Ja an
Angst vor etwas, angustia ante algo.


-- •
/7/
L.\ A.VGU~7/A ENTRE GOCE y DESEO LA ANGUSTIA. SEÑAL DE LO REAL

- . b uesto que conoce el lugar. que no se puede acce-


,.Pudt'fl1'.'S ~-onfonnarnos con esta fónnula? p - al que sa e• P · · 11 ama que nada 1e
. . . 1. . . or supuesto elevado. , d ve una misteriosa. 1nexphcable
mol' que ir Ola.' eJOS. decir algo mas acerca de e ·t· . . que no. Tene. . gun .mo o. 'n efecto de reflejo. Hace un breve repaso de lo que
con 1 . ~" . al . s a estructura e0 Jer de nin
a que 1nlJ\.~UJe · st1uar la causa del deseo d trá d · ntrasta . tribuir a a1gu . .
n:1 ...) ·'-·l· t .., E. . . e s el deseo 'Có \ permiteª . . ,, ·stencia de dicho fenón1eno y, tras excluir cualquier
r·--S auc- an e. sle es qutzas uno de los resort . .....s d e1 probl ema· · t. mo 1 e ... 1
1 puede m0 uvar aonocida de repente se apodera de él algo que, al leer el
ea \'.\.lffiO sea, subrayen1os cl:tramente que en este p t '. de causa e · . y que nos traducen
. 1 di . . un o nos ene e1ase d de ningún modo llamarse angustia.
~con a tra c1on ante un tema casi literario un 1 , , • · ontra-
.1 . . ......• -1 , ugar comun - el . te xto.' no puetérmino
e espanto. Se trata de algo que no es de 1 orden de 1a
do ) a angusua. 1uuos los autores que se refieren a la'<) .. semán nuc-. 1 .
•' rmac16n 11 m~~e . · del miedo. No tiene miedo de algo que lo amenace, smo
ca de las palabras . las oponen por lo menos aJ comienzo . • aunque algunos·
. · angusua. sino acterística es que remite . a lo desconocido. de aquello que
1uego. las aprox1n1an.
- . o reducen la una a la otra. . • lo cual no oc urre en el caso· de a1gocuy a Car ·
de los mejores. Se uende a acentuar la oposición entre el mied 1 se manifiesta. . .
. f -. . d . . o y a angus- Segundo ejemplo. Un día. ve pasar po~ el honzonte una especie de va·
tia en· unc1on e la pos11:16n de cada uno respecto al obieto y e s.1o es s1g01-
· .
del J • gón que le da la impresión de ser un vagon fantasm~. porque nada puede
ti1ca11
. vo error que. cometen cuando se ven llevados· a acentu Mq~e1
licar su movimiento. Este vagón pasa a toda velocidad, tomando la cur-
nuedo. por su parte. llene un objeto. ex P ' · ? Adó
''ªde la vía que en ese mo1nento hay frente a él. ¿De donde He.n~. i. . ~-
~qui babri~ peligro objetivo, Gefahr, peligrosidad, Gefiihrdung, si-
de va? Esta aparición. separada, en apariencia, de todo deterrmmsmo v1s1-
tuación de peligro, entrada del sujeto en el peligro. Detengámonos en
ble. he aquí to que provoca en él. por un instante, el desorden de un ver<ia-
esto. ¿Qué es un peligro? Llegan a decir que el miedo es por su natura-
dero pánico, que es claramente del orden del miedo. Tampoc~ en este caso
lez~ adecuado. corresponde. entsprechend. al objeto del que parte el
hay amenaza. falta la característica de la angustia. en el senlldo de que, el
peligro. sujeto no se siente acorralado. ni está implicado. ni afectado en lo más in-
El artículo de Goldc;tein sobre el problema de la angustia en el que va·
mos a detenernos es muy significativo, a este respec:to, de una pluma que timo de sí.
El tercer ejemplo es el de un perro de ra7.a cuya presencia resulra inex-
se deja arra~trar. en un autor que. sin embargo. supo ver en nuestro lema · · d tperro
plicable a esa hora y en ese lugar. Le hace pensar en e1m1steno e
características muy valiosas. Insiste en el carácter orientado del miedo. . . .b · • 0 aJgo que es del or-
de Fausto. El miedo, ciertamente, se d1 UJª aqu1 coro
como si todo él consistiera en la localización del objeto, en una organiza· den de lo desconocido. Él no sabe bajo qué forma lo aborda el diablo. No
ción de la respuesta. de la oposición. en la E11tgege11stel/e11, de lo que es . . d - de otra cosa. algo
es de un objeto, no es del perro de lo que uene m1e o. es
Um-K·elt Y todo aquello que, en el sujeto, debe enfrentársele.
que está detrás del perro. . dri a priori
Creo haber subr.tyado ya lo que se encuentra a este respecto en algo que Se insiste en el hecho de que los efectos dc:l m2edo ten . anE 1 •
. d arf n la huuJa. ~ta e
no llega a ser una novela corta. sino un apunte, una impresión de Chéjov un . carácter de adecuación. es decir, .desenca en ª
1he ·ho de que, en no,.- no-
q_ue fue traducida con el título El horror. He pedido que me averigüen el sis queda suficientemente en entredicho por e c . · h.illidllf35,
. d1.. nte acciones in
Utulo en ruso, en vano. porque de un modo inexplicable este texto, perfec· cos casos, el miedo paraliza. se manifiesta me
. • .
ª .
• . J SUJCIO en e 1
desconcier·
tameatc situado con su año en la traducción francesa, ninguno de mis oyen· mduso plenamente desorgamzantes. o arrojaª · . d. nre la cual la
tes rusófonos ha podido encontrarlo en la'i ediciones de Chéjov, pese a que lo menos adaptado a la respuesta. Así, 1a re e
f rcnc111 rne 'ª
;irte
!>1guen un orden cronológico. Es desconcertante. y no puedo decir que no . . . . d d be buscarse en orra p . _,.1,. ,, ....
an gusua se d1st1ngue del m1e o e - · ante u$ltv--~ .. ....
me haya decepcionado. . . ·uando sosii:n¡;0 1nw:r·
T1enen ustedes razón si piensan que. i.: d 1·usar .:on urni
Se trata de l~ terrores que experimentó él, Chéjov. Un día. con un la angustia no es sin objeto. no es sólo por deseob. 10e que vellt:" dt•~
JOVen que conduce su trineo, su dro.fchka, avanza por un llano Y· al Po' ··6 1 é ino o jt:' • ·'-1 "ue ne·
s1 n, una paradoia.> Por supuesto. .e 1 rm (un acc11 1., Ji.;111110~
. 1:1.,J1bu)!I
.
r::~nc el !K>l, cuando el sol se oculta tras el horizt>nte, ve a lo tejos un 11 ando de~de
. hace mucho tiempo. rrene . aqu . do . f.,t:J
O dd ntlC .. f(lrrnu
<:ampa.nario que parece sin embargo lo bastante próximo como para ne en los aulores que hablan del ohJel
poder apreciar lo<i detalles. Entonces, en un ventanuco. en un piso muY
J7J

172
U ANGUSTIA ENTRE GOCE y DESEO LA ANGUSTIA. SEÑAL DE LO REAL

una re~ación subjetivada. Marca una etapa a partir de la cual


zar mas hoy. ,
Es fácil encontrar enseguida el sopone del vor etwas de F
deseo avan.
- - A
a
S
f.
$
el lo articula de todas las formas posibles en su artículo Es l0 reud. porque
· G h . · ·
el peligro. ~fa ro Gefcihrdung. interno, el que viene de adentr v
que él llam
o. •aselo
ª '
Tercer esquema de la dfrisión
he dieho. se trata de no confonnamos con esta noción de peligr Le
o. s he
indie·ado ha· ce un momento su carácter problemático cuando se tr t d
. Qé ad . .
pe li gro cxtenor. ¿ u es 1o que viene al SUJeto de que es un peligro ·
a a el
- d i"tuar el proceso de la subjetivación, en la medida
ºdo mismo,
.. "?El sent.tdo
smo fa angustta. . que puede tener el térmiSIDO he ensena o a s . od .
e1 mte Ya 1es1 .eto uene
. que co . nsu·tu1·rse en el lugar del Otro bajo los m os
peligro interno está ligado a la función de una estructura que se debe co: en que e suJ . .fi te y a partir de lo que está dado en ese tesoro del
. .os del s1gru ican • d . . t
servar. Es del orden de lo que llamamos defensa. En el propio ténnino de- pnntan . . "d l Otro tan esencial para todo a verum1en o
. .fi . te ya const1tu1 o en e •
fensa. la función del peligro está en sí misma implicada, pero no por ello s1gru ican tod lo que podemos concebir del Umwelt natu-
de l vida humana como o . .
queda esclarecida. al ~! tesoro del significante donde tiene que situarse e~~rd ya al S~J~ºj
Tratemos. pues. de seguir paso a paso la estructura. y de señalar dónde r · · el míti·co todavía no existe. Sólo ex1st1rá a parttr e
que en este ntv · · t
sig~;~::~ :~~ ~~ :;j::~~~~ !:.:c~:ar;z:~~~ ~~~:~¡~~:::~::~:;~
pretendemos situar el rasgo de señal en el que Freud se detuvo por ser el
más adecuado para indicamos. a nosotros analistas, el uso que podemos
hacer de la función de la angustia. en A- . cuántas veces? Suponiendo que esta operac1on se haya pr 1 .
Sólo la noción de real. en la función opaca que es aquella de la que " . . l A e ·puesta marcado por a m-
surge
do • • entonces una diferencia entre e -r 1s . ductJble
• . del . t Es
suje o.
les hablo para oponerle la del significante, nos permite orientarnos. Po- terrogación, y el A-dado, algo que es el resto. o irre .6 total de adveni-
demos decir ya que este etwas ante el cual la angustia opera como se- a. El a es lo que permanece irreductible en la operac1 .n. fun ··ón
. ah'1 donde adquirirá su '1 ·
ñal es del orden de lo irreductible de lo real. Fue en este sentido que osé miento del sujeto al lugar del Otro. Y e~ nte como aquello que re-
formular ante ustedes que la angustia. de todas las señales, es la que no La relación de este a con S - el a precisam: S lo que completa la
engaña. presenta al S en su real irreductible -, esteª so re·f:: ir no tiene común
De lo real. pues, del modo irreductible bajo el cual dicho real se pre- operación de la división, ya que en efecto A. por as e :6n cerrar de to-
.
denominador entre el a y el S. st querem •
os por convenc1 .
~ .. racforel resto
senta en la experiencia. de eso es la angustia señal. Tal es el hilo conduc- ? Ponemos en e1nu ......
tor al que les he pedido que se aferren para ver a dónde nos conduce. dos modos la operación ¿qué hacemos. bre s
. ' • . 1 á uivalente a a SO •
Yen el denominador el d1v1sor. E f es eq

2
ti. tiV;t, Cll cslt'
. de la opc'.r.idóo ~u tJC :1110. d
E.'itc l'Céll, su lugar puede inscribirse con ayuda del signo de la barra. en En tanto que es la caída. por así dcc:~iante la ana)ogi:i de:~~~. póf
la operación que aritméticamente se IJama división. resto reconocemos estructuralmente. por una parte ~ e saa CJl un
objeto perdido. Con esto· nos enfrentalJl(lS.. ,.,.,0 ello en lo llllA!º· d JchCI.'·
. N
otra parte en la angusUa. 9s en freuiamos ....r1ue lo ful"·enio.• en
. al omento e0 .,
momento lógicamente antenor m

¡7J

174
L4 :\NGUSTIA ENTRE GOCE y D LA ANGUSTIA. SEÑAL DE LO REAL
ESEO

A
ti
S
X

ang11s1ia
- - Ahí está ª c
fenómllno
1 ·lave
de la angus ta.
. - . egura para lo que podrán encontrar ~iempre en el
ma.o; s
·t· sea cual sea el modo de abordaje con el que se

deseo \es presente. . rovocativa que sea, por así decir, la estrechez del
.. xprc;>:s1va. por p . . .be d .
Por " · d .. como aquel que la angustia c1rcunscn , a viertan
ue les es1gno . .
La angustia entre x y deseo lugar q . · se encuentra ahí como fuera de los hm1tes, no es por
sta imagt>:n. s1 .. . . Es
que e . _. 0 d. mi elección. No es una elecc1on excentrica. co-
ningún prec1os1sm e
. te encontrarla. . . al
rnen u·ier exposición por ejemplo la que eslá ahorn abierta '
Para i:onnotar Vayan a cua1q · • . .
. . .los. tres pisos de la operación de la división . di remosque . 1 useo de Artes Decorativas. y encontraran dos Zurbarán, uno
aqu1 hay al pnnc1p10 una x que sólo podemos nombrar retroac 11·... ~@enem .
. •amente, P .¡¡· 1otro de Nantes, que les presentan. uno a Lucia. el otro a
que es. propiamente hablando. el acceso al Otro, el punto de mira esencial de Montpc 1er, e . . . .
· . cotl s·us oio~ en un plato. la otra con su par de senos. maru-
en el que el sujeto debe situarse. Aquí tenemos el nivel de la angustia. cons- Agata. 1a una · J.•
res lo cual significa testigos. .
titutivo de la aparición de la función a. Y donde aparece el ~como sujeto ·'La angustia no es que esos ojos hayan sido exur_pados. esos senos arr~-
del deseo es en el tercer término. ·ad . Vale la pena subrayar que esas imágenes cnsuana<> no son espec1al-
Para dar vida a la abstracción. sin duda extren1a, que acabo de articular. ~e~t: mal toleradas. aunque algunos hagan muecas de disgusto frente a
voy a devolverles a la evidencia de la imagen. y ello tanto más legítima- nes que no son siempre las mejores. Stendhal. hablando de San
e~11 por razo . . ~
mente cuanto que de imagen se trata - eso irreductible del a es del orden Stefano il Rotondo de Roma. em.:ucntra repugnantes las 1mag~nes que
de la imagen. . d da . án 10 b tante desprovistas de arte
encuentran en las paredes. Sm u • est as · . . .dad
Aquel que poseyó el objeto del deseo y de la ley, aquel que gozó de su como para que uno se vea introducido a su significación con ~ vivaci :
rbarán presc=nt.ándonos esos
madre. E<lipo, para llamarlo por su nombre, da este paso más, ve lo que ha Pero las personas encantadoras que nos trae Zu • ed
· ello que en este caso pu e
hecho. Ustedei-. saben lo que entonces ocurre. ¿Cómo decir lo que es del objetos en un plato, no nos presentan smo aqu EstaS
. . . d ll ¡ 0 bieto de nuestro deseo.
orden de lo indecible. y cuya imagen, sin embargo, quiero hacer surgir? Ve consl.ltutr - y no nos pnvamos e e o - e J • .•- no-
. . , ocio n lo que a la mayona ""
lo que ha hecho. y a consecuencia de ello luego verá - ésta es la palabra imágenes no nos introducen de nmgun m · e
con la que tropiezo-, un instante después, sus propios ojos, hinchados por sotros se refiere, en el orden de la angustia. . •0 •..,,.,_J impli-
ndria qu e el su•eto se em.: nu~·
su humor vítreo, en el suelo - confuso montón de porquerías. porque. al Para c¡ue esto · se produzca • conve . 0 • ' ista. por eJcmp · ¡1>· No
haber arrancado sus ojos de sus órbitas, evidentemente ha perdido la ,·ista. cado allí más personalmente, que fuern sádico m~oqu. . Jfll(l sádl-
. f . - que des1gnan10S ' 1
Y sin embargo, no deja de verlos. de verlos en cuanto tales. como el objeto me refiero a alguien que pueda tener antasmas . • ...1~¡Jero sádico.
soq wsta un ver"" .
cos o masoquistas• sino a un vcrda de.ro ma •
al poc1en10s~--· .- 1.... L-oordi·
causa. por fin develado tras la concupiscencia última, la más extrema -
no culpable. sino fuera de los límites-, la de haber querido saber. cuya condición esencial. su situación tunda~nt_ · b"do 1
a Ja necesicb:I de
nar, construir mediante el1mmac1one. . · · s sucesivas · de ·.. :.i:.0 de Jo que.,...' ..,,n·i:·
La tradición dice incluso que es a partir de este momento cuando se , 1 de su pos1~·
llegar más Jeios en lo que se refiere al Pano al --~o-pertlque
convierte verdaderamente en vidente. En Colona. ve todo lo lejos que se , . • . _;:,. h< Jgéneo ne111vw~ . ·/iel-
nos dan como Erlebnts - tennmo 11 ""-; >tll( ,..,.0 stiruve J.'I c~pecl.
pucC •ver. tan lejos hacia delante, que ve el futuro destino de Atenas. · " más allá Y qUC "" • -=-.11C1S Y
no es smo la imagen de algo que esta : . ::o encuentr.1 su ~1 ~ ~ ~
¿Cuál es el momento de la angustia? ¿Es acaso lo posible de ese ges~o dad de la posición perversa. en la cual el nc:uron~ mos. fnit'"'OOS. puc~ .. ,...
con el que &tipo se arranca los ojos. los sacrifica, los ofrece en pago Por ª ºº e:itanuna.re
su punto de apoyo para fines que 1ue.,. · es la _pos1ó1Sn · . ~.,....
,o¡jdic;t (l /J)&SL
c~gu~.ª con la.que se cumplió su destino? ¿Es esto la angustia? ¿Es la 1; clecir qué podemos presumir acerca de lo q~. ~ ......~ inlC:~ 'e
,..,_ Luda y Agata ,,.,..--
<tibihdad que ue_ne el hombre de mutilarse? No. es propiamente I? ~ue ue .
quista. Lo que en las imágenes= uc IJU~arlil-
C!<>fuerzo en dc.,1gnarlcs mediante esta i1nagen. es la imposible visión q ·u·a Pero hay q
mente, la clave está en la angus ·
te amenaza. de tus propios ojos por el suelo.
177
RE GOCE r DESEO LA ANGUSTIA. SEÑAL DE LO REAL
. / nos escondida. Lo está incluso tan poco,
-
El n1asoquista. como les dije la última vez. · cuáJ es . . - - ·ua esta n1e · d 1 .•
" · su posición? . E el sádico. la angus . 1 fanta,.ma, que hace de la angusua e a 1ilC-
k ennla..~·ara su fantasma de ser el objeto de un goce del Otro?_· <.Qué
º·1á en primer pi~~;n ~ólo que esto es precisamente lo que debe sus-
s.u rn.'Pia \'Oluntad de goce, porque después de todo el mas . que es que e:. ·ondición eiogi a.
. . · oqu1sta no
i.:UC'Otr.l torzo~lente su pareja. corno nos lt) recuerda un apóJo cn- urna una e ti nza 1O
··1ar nuestra descon. l~. ~n el Otro? Está muy claro que, para él, e. tro
ristico que ya hemos citado. ¿Qué enmascara esta posición de !~·humo. d . Qué busca el sad1co 1 t me como objeto no debiéramos decir que
· equipararse
· él inismo.
· · de la piltrafa hum~eto -
ponerse en 1a f unción
su~)
aquel pobre desecho de cuerpo separado que nos presentan aquella:!
eid~te. y Por el h~cho. ~~ó~u~n~a~ura o incluso pregenital.. El Otro es abso-
hay ahí no sé que· rela · i'ert·tmente lo que quise artlcular cuando les
Por eso digo que el goce del Otro al que ~punta es. fantasmático. Lo que~ lutarnente _ese~c1a '
1 y eso es c •
la ética al vincular a Sade con Kant, y mostran es
· dol
buliea es. en el Otro. la respuesta a esa caida esencial del sujeto en su mise- di mi Senunario so.bre . . 1 del Otro por parte de Sade llega hasta el
ria final. y dicha respuesta es la angustia. . amiento esencia 1 al ue
que el cuesuon
.
. l. dad las exigencias de Ja ey mor ' q
r y no por casua 1 • · , ar
¿Dónde está el Otro en cuestión? Por eso. ciertamente, se ha introduci- punto de s1mu1a ' J· eferencia al Otro en cuanto ta1,onna p -
do en este círculo el tercer término, siempre presente en el goce perlierso. tán ahí para mostrarnos que a r
es 1 punta
La profunda ambigüedad en la que se sitúa una relación aparentemente te de aquello a o que a E.' t punto donde los textos. aquellos que
dual. volvemos a encontrarla aquí. Podríamos decir. en efecto - como lo • 1 e busca" sen es e -
¿Que es o qu . .. . n su valor indicado por la extraneza
ponen suficientemente de relieve toda clase de aspectos de la historia - dan Pie a una crítica suficiente,
· rt r
oduene
eos que
. de.stacan que desentonan res-
se · ·
que esta angustia. que es a lo que apunta ciegan1ente el masoquista. puesto de ciertos momentos. d e c1e o~ . J ¡· tte incluso en las ciento
. ¡ Le deJO buscar en " ie • .
que su fantasma se la oculta. no es menos realmente lo que podríamos lla- pecto al hilo genera . s . donde los personajes. !llII ocu-
mar la angustia de Dios. de
1•einte jonradas Sodoma: al.gunos tª:¿:._s su avidez de tonnentos. entran
·Es necesario acaso que apele al milo cristiano más fundamental para pados en saciar sobre sus victimas e eg . arlo en esas palabras. extra-
. 1 ·urioso trance expres ¡
dar(,cuerpo a lo que estoy planteando? Toda la aventura cristiana se entabla en ese extraño, singu ar Y c . . a uf_ He hecho gritar a tor-
ñas. en efecto, que me es preciso articular q
a partir de una tentativa central encarnada por un hombre cuyas palabras
deben ser \'Ueltas a escuchar todas ellas, ya que es él quien Ue\'a las cosas ruradnr, me he cargado al tonto. . 1surco de lo imaginable. Su carácief
hasta el último término de una angustia cuyo ciclo sólo se cierra verdade- No ''ª de suyo que este ra,.go siga e . 1 • nota su estatuto de tro-
. . 0 que o con · .
ramente en aquel para quien se instauró el sacrificio, o sea el Padre. privilegiado, el momento de entusias~ t del capítulo, es sufic1entemen-
· no Uene
· · · teólogo ·se le ha feo supremo exhibido en el punto culminan e de algún modo el re\'er.;o
Dios alma. Esto es muy evi'dente. a mngun . . lo que se busca es _, __,.¡,., ,·ud·
te indicativo de lo s1gu1ente - . . aire de guante"""" al
ocurrido todavía atribuírsela. Sin embargo, el cambio radical de la perspec-
del sujeto, lo cual adquiere su significaci.ón poderle~íctima Se ttata cid paM> •
tiva de la relación con Dios empezó con un drama. una pasión. en la ~u~ · fememna ª. 5 aJ mismo uempo que
ta que es destacado por la esencia
alguien se hizo el alma de Dios. El lugar del alma debe situarse en el mve ás x:ulto Obser;emo __ ...,,dd tod<'
· v1v1en
· · te del alma-con exterior de aquello que está m 1 • t nJomento sigue ~ 1 cu.... ,n·o
a de residuo. de obieto caído. No hay concepción •
el propio texto indica de al gun m
odo que es e · angu.•
el rasgo de su propui •. .~ ......
·
~ fu · en nues·
todo el cortejo dramático en el que esta noción aparece Y nciona . de •
impenetrable para el sujeto. Yle en~
SCaf3 • (' alJVO :\CJlH~
de un modO c:<p ic ~
- 1
tra era y cultura - que no esté acompanada. de ¡a ,1onna más· esencia
, · ue rtan los textos cid fantasnlll -
El poco de luz que nos apo . . _ rque se ap~ .11 al qui: se
la imagen de la caída. Todo lo que articula Kierkegaard no hace mas q
la relación ••erdaderamente sádica ~- 1carácter mstrU~nl ¡~ip.'1!-TO·
remitirse a est~ grandes puntos de referencia estructurales. más di- a S311<". e
sugiere de todas fonnas un cOsa· ~ le oculta. salvo en "
a]<'UP ~
.
Ob<>erven ustedes que he empezado por el masoquista. Era e. 1 ahí reduce la función del agente. lo cu Dt,,~. Vtt'I$
ffcil. pero también el que evita las confusiones. porque a partir d: cer ·ón · nado C('lll ¡;1
adónde apunta de su acc1 · tnillajo rd;¡('J(l dJIJ' un f'J-"'1 ca
..e puede entender me1or lo que es el sádico - y la trampa que es ~so­ Su operación tiene el carácter;ee;:de. fi.~te no P~ _y~·~ 1411 da·
de él tan ~lo la iavcnión. el reverso. la posición invertida del ma ti- está por todas partes en el texto IJ· d sin que se P"'
.
qu1.,ta. a meno' que se proceda. como se hace hab1tua. 1men te • en sen
referencia al Ser supremo en mn ·'
do contrano.
/79
178
,,,,,.,...~~~~~~-U\~A-N_G_-u_s_T_1A_.-S-.E~Ñ~A~L--;:;D~E~L~or.--.R~E~A~L~~~~-
U .-\;V(IUSTIA ENTRE GOCE y DESEO

ro para él "'Onli.l ~ara aquel que habla_ que es de Dios de . - -- . sta dimensión está hecha, verdaderamente,
• . ov1paros - e. . . dr
Hll\.·e un gran estuerLo y se agota hasta errar su ob· 1. quien se rrata. yjv1paros u Todos Jos animales son v1v1paros. porque engen an
. . ~e IVO para re J"
"lue. gracias a Dios, nunca mejor dicho, Sade nos evita l~n ªizar lo n•ra enredar las cohsas. un ser viviente. y todos son ovíparos, porque no hay
r- Jos que ay . . . d h
truir. ya que lo articula como tal, o sea_ realizar el goce ~equ~ recons- huevos en h an vivipareado en el 1ntenor e un uevo.
Creo que les he n1ostrado aquí el juego de ocultación d" Dios. \'ivíparos que no, ay dar toda su importancia a un hecho verdaderamente
.• ..:...1: 1 . me •ante el cua1 ·por que nohe dicho del seno?- a saber, que. para los h uevos que
Pero. l.
en e 1. s.swco y en e nlasoqu1sta. angustia y obieto se ven 11 eva dos a ocu · 1
el pnmer plano. un término a expensas del otro.
J
par análogo.a lo q~e es de vida intrauterina. hay un elemento irreductible a la
· n cierto uempo ue se llama placenta. Aqut, tan1b1en
uene · ' h ay al go adh en'do.
En estas estructuras se denuncia el vínculo radical de la ·
. .. . angustia con el ,· ión del buevo q
di ns . . ·h
objeto en tanto que cae. Su func1on esenctal es ser el resto del s · t . od es tanto el niño quien le chupa a la madre su le(; e. es
· · UJe o, resto Para decirlo t o. no d 1 .
como re al . te es la existencia de la placenta lo que le a a a pos1-
el seno 1gu almen ' ' d ·da ·ó
.Sin duda. esto nos incita a poner más énfasis en el estatuto real de tales . d · · - en el interior del cuerpo de la madre su caracter e aru c1 n
objetos.
c1ón e1mno
· ·
, e
"eces manifiesta en el plano de la patolog1a. orno ust es
ed
paras1tana. a • · · d
ven. pretendo destacar el privilegio de elementos que podemos calificar e
amboceptores.
¿De qué lado está el seno? ¿,Del lado del que ch~pa. o~~! lado del que
3 es chupado'? Hay una ambigüedad. de la que la teona anahttca ha hablado
a veces a propósito del seno y de la madre. subrayando, JX:'r supuesto, que
no son lo mismo. Calificar al seno de objeto parci~. ¿e~ decirlo todo~ Cu:;
Pasando a este capítulo siguiente, no puedo dejar de observar hasta qué do digo amboceptor, destaco que es tan necesano articular la relación
punto el estatuto real de los objetos. que nosotros ya habíainos advertido. sujeto materno con el seno como la relación del lactante con el seno. El
ha sido dejado de lado o n1al definido por gente que. sin embargo. afirma corte no pasa en los dos casos por el mismo lugar. ._
1
tener puntos de vista biológicos. Hay dos eones tan dislaJltes que dej31l desechos diferentes. Para el ~· e
h 'nea~ a ti con-
Es el momento de percatarse de cieno número de ra~gos que tienen su re- corte del cordón deja separadas las envolturas, que son omoge • .. .
. P· 1 madre el cone se situa
lieve Y que quisiera introducirles como puedo, empujando mi arado. Porque unuas respecto a su ectodermo y su endodermo. ara ª · llama
en fin. ya que los tenemos ahí, por ejemplo en la bandeja de Santa Ágata. ¿no en el nivel de la caída de la placenta. lnduso es por esta razón que~ lasLa _,_
• . . . de . peñando su función. "'"'
e!. acaso una oponunidad para reflexionar sobre lo que dice desde hace tiem- caducas. Ahí esta la caducidad del objeto a. . sem .. balgO. k es
po?-o sea.. que la angustia aparece en la separación. En efecto, lo vemos per· da. la niederfallen, es típica de la aproximac1ón a un ª.que. sm em
fectamentc, son objetos separables. No son separables por casualidad, como la más esencial al sujeto que cualquier otra parte de sí mi~mod nde se ~
pata de un saltamonte~. Son separ.ibles porque tienen ya 3Jlatómicamente esa Este barrido apresurado de las líneas de separación . ºprudent•s sino
· · · nes 1m " ··
C3J'3'..1eristica ele ser algo adosado, porque están ahí enganchados. esa caída no apunta a llevarlos enseguida a revisi 0 e esta in1crrog.11·
E.o;te carácter tan particular de algunas partes anatómicas especifica un Para hacerles navegar directamente hacia el nivel en e1qu ·
~'tor de la escala animal, llan1ado de los mamíferos. Es bastante curioso ción se ~~eve. el de la castración. . . . no podemos pn-gunt~
que no se haya advertido el caráL·ter significante, hablando con propiedad. Tamb1en aquí se trata de un órgano. c.Acaso.d hoy ante u>t•«s. ' 1 .ª
ft...,.. en un Jug;Jf di~·
0
de c~e rasgo. Parece que hay cosas más estructurales que las mamas para aqui, por analogía con la imagen que he produci
· debe SICU"" ~ -10
dcM~nar a este grupo animal, que presenta muchos otros rasgos de homo- tenemos ya la indicación de que la angusua he 1Jarn1Jdt1 el¡¡··~
t1. nto que la amenaza de castrac1'6n. es. decir. Jo que . it>lc
geneidad con los que podría ser designado. Sin duda no fue un error elegir
b' .,g1a. .:''ª un-' ,~rr~x>
~ rasgo, pero en este caso se ve bien que el espíritu de objetivaci<Sn no
~Ja de \'ct"§C influido por el predominio psicológico de cienas significa-
posible'?
Hay quienes siempre se Uerum 13
boea con JO1
ne 00 csrá 1tm1
.,_di • ~.,

ciones en 1~ que ll01' encontramos más comprometidos. ligereza en el abordaje del fenómeno· Un pe

JIU
180
~ '-·· . l
}_4 A.VGUSTIA ENTRE GOCE y

de lo manifiesto. Hay montones de insectos d. .


.
DESEO

. . I'li ersamente re
-
•' nnrque de no ·
LA ANGUSTIA. SEÑAL DE LO REAL

. . .
d1sungutr es
tructuralmente el deseo de la dimensión del goce,
· 1 '6
t' ón de saber si hay para cada pareJa una re ac1 n
e5'aral.'-'Jº a a cucaracha. que tienen aguijones. El u . . . pugnantes. del todo
ga muy lejos en el animal. No quisiera darles hoy u ~UllJOn. es algo que lle- y si no se Plantea la cues
r-· 1 O 1
deseo en particular el deseo del tro, y e goce,
· na ecc1ón de uál - entre e 1 . . d
compar.id a. les ruego que se remitan a los autores, ya se los Iré. .anatomía - Ye á ondenado a la oscunda . .
oportuna1nente. pero en muchos easos· el aguiJ. ón es u n mstrument
·

in icando
el asunt~ est c d nemos la línea divisoria. Y esto solo ya es un mJla-
1
\'e para enganchar. 0 •Graci as. a freu · e ·ión ultraprecoz que tuvo Freud de su caracter · esen-
1que sir- Grac1as a la percepc . 1· d 1
No sabemos nada de los goces amorosos del escarab ·
gro. · . f ·ión de la castración. Está íntimamente 1ga a a os ras-
.ndi . b ªJº o 1a cucarach cial. tenem?s 1a. udni;co La caducidad la caracteriza esencialmente. Sólo a
Nada i ca. sin em argo. que estén privados de ellos G . ª·
. al . . . .. . oce y con1unció gos del obJelo i;a u caduco
b'eto · podemos ver lo que significa que se haya ha-
sex.u . t-nenen siempre la ?1ás ~strecha relac1on? Es bastante probable, n
partir de es~~ ~ ~parcial. De hecho, voy a decírselo enseguida. el objeto
no importa. Nuestra expenencia. como hombres podemos pr . · pero
. .. . . • . · esum1r que es blad? de o :1e ~ vención del neurótico. Es un fantasma. Es el neurótico
la de los manuteros . que mas . se nos parecen. Al nusmo
· tiempo . s·1extende- parcial es una in . .
mos esto a los insecto~ y unimos .el goce con el aguijón. estamos tomando uien hace de él un ohjeto parcial. . .,
q En cuanto al orgasmo, hay una relación esencia~ con I~ tunc1on que
la cosa como algo obvio. Ahora bien. todo indica que. cuando el instrume .
· . ·orno la caída de lo más real del sujeto. Quienes uenen aquí una
to copulatorio es un aguijón, una garra, un objeto para enganchar, es en t: de fiaromos e . . ¡ ' de
· ·a de anali'sta ·no han encontrado tesumomos de el o en mas
dos los casos un objeto que no es ni tumescente ni detumescible. y expeneoc1 · '-' · ·do
una ocasión? ¿Cuántas veces les habrán dicho_ que un sujeto ha tem . no
digo Por fuerLa su primer. pero uno de sus primeros orgasmos, _e~ el mo-
El hecho de que en nosotros. para limitamos a nosotros, el goce del or·
gasmo coincida con la puesta fuera de combate. fuera de juego, del instru-
mento por la detumescencia. merece que lo consideremos como algo dis-
• mento en que debía entregar a toda prisa la hoja de una compüSICIÓn de °
un dibujo que era preciso tenninar rápidamente? Y luego. ¿qué es lo quel se
tinto de un rc1Sgo pertenenciente a la Wesenheit, la esencialidad del orga- . " ¡ te esperado de uno. Hay a go
recoge? Su obra, aquello que era esencia men · .
nismo. ténnino de Goldstein. Cuando uno lo piensa. esta coincidencia no · e, d . c gen las hojas. En este mo-
que uene que serle arrancado. i:::.:> cuan o se re o .
tiene nada de riguroso y no forma parte, por así decir. de la naturaleza de mento eyacula. Eyacula en el momento cumbre de la angustia. . .
las cosas del hombre. No~ hablan de la famasa erotización de la angustia. ¿No es preciso pn·
De hecho, la primera intuición de Freud lo lleva a situar una cierta
mero saber qué relaciones tiene la angustia con eros?
fuente de la angustia en el coitus interruptus, donde, por la propia natu·
raleza de las operaciones en curso. el instrumento queda al descubierto en . 1 d.1 de las vertienes respec-
Trataremos de iniciar la próxima vez e estu º
su función y repentinamente decae - en la medida en que, supuestamen· tivas de la angustia del lado del goce y del lado del deseo.
te. el orgasmo significa una satisfacción común. Hay ahí cuestiones que 6 DE MARZO DI! 1963
dejo en suspenso, digo simplemente que la angustia es promovida ~r
freud en su función esencial. precisamente allí donde el clímax orgas·
mico queda separado de la puesta en ejercicio del instrumento. El sujeto
~ucde llegar a la eyaculación, pero es una eyaculación afuera. Yla angus-
tia es provocada por la puesta fuera de juego del instrumento en el gOCC·
La subjetividad se focaliza en la caída del falo.
Esta caída existe también en el orgasmo que se realiza nonnalmente. La
dct~cncia en la copulación merece nuestra atención porque Pone de
relieve una de las dimensiones de la castración. El hecho de que el falo_sea
nm significativo en la vivencia humana por su posibilidad de ser objeto
caído que por §U presencia - he aquí lo que designa la posibilidad ~l IU·
gar de la castración en la historia del deseo. Es esencial ponerlo de relieve.
//JJ

IR'
...
"
XIJI
.. '
AFORISMOS SOBRE EL AMOR
....-·
--

Lo negación t!n ruso


El dt!seo y el profesor
E1 ~ujeto del goce
a 110 es un sig11ijica11te
El hombre y la mujer

CTµi:~11
Y r.rpaxa 1::taJa rw111t.:11
11 óo1<X:1. yroó 011 11e
11111 nuC.•1
11cóoc1. óotoci.. yro OH ne 11p11.1t>T

......
...
..;
'

Ha habido varios q:Ie han tenido a bien tender a mi queja de la üllima


vez, o sea. la de n::i haber podido conocer el ténnino ruso correspondiente
al título de ese relato de Chéiov
p· :.J •
del que tuve conocimienro grJcias 3l •Sr.
ierre Kaufmann. Éste, aunque no es ruso, me ha traído hoy el térmmo
exacto, que le pedí a Smimoff que. como rusófono. tuviera Ja bondnd de
comentar rápidamente.
Apenas si oso articular estos vocablos. de cuya fonologi11 no dispongo.
.-... .. ...""" . -· Se lmta, en el título de crpaxu que es el plural de crpaA. Bsll1 pa/.¡¡lJllJ,
com0 ' ' ·__. 1 :mi:uwa. el
todas aquella-. relacionadas con el temor, el m1= 0 • ª · - .ón Es
terror, la congoja, nos planlean problemas muy difíci~ de '~;: ~n­
u~ P<>co, se me ocurre ahora. como los colores. cuya co~iiol!llC ttder. .i
Clde h 3 "-"~'·1ck1 C<•ITlpíf! '
entre una lengua y otra. Sea como sea, me r- - 10 uc atkl11nté
lravés de los debates con los rusófonos aquí prescn1C:S· q~ q 1éfld'::i /~·
la '1 · · · 111ulo. tlO P'"
bl u tuna vez era correcto, o sea, que ChéJOV, en su
ar de la c.ngustia.

JBJ
,r~~~~~~~A-F-_O_R_IS_M_O_~ss-O~B~R~E~E~L~A~M...,.....U~R..--~~~­

--
LA A1VGUSTIA ENTRE GOCE y DESEO
l
aponar un 1es1imonio La ·¡ ·
· En 1este pun10,• deseo
. · u tr ma vez .
CJemp o par.i 1lum1nar lareralmente Ja inversión me vah deesie
ustedes, o sea, planrear, como por otra parte ya h qbu~ qhuerfa pro<Iucir a~te
. . a ra echo co . odo bastante notable. cuando pensaba en lo que
dad• que la angustia no es sm de objeto. Introducir la
. . 1 1 •.
. .º _antenorj.
cuestión d1c1e d
añana de un m
Esta m . · , d ronto me he puesto a recordar e l tiempo . en que uno
sena agua menle eg111mo sostener que el miedo no lie
· · , p .
b. n o que
ne o ~eto lení· · iba a produ~1r aqu1.d e pntre los más inteligentes - siempre los hay de esta
. de ªcaer- abzante~ e e
b· ·ns1·stentemente la pregunta - ¿Qué puede 11evarIo
to 1nteres para. m1. ero es evidente que eslo no agota 1a cuestión 1 ·
de masan
son os miedos, o pavores, o congojas, designados e 1 . oque me plantea a i . ed'
Es oportun.o que les indique a propósito d~ e~~oeJe:p~~s de
clase - . todtls estas molestias para co111arles eso? Esto suc ta
Chéjov.' a us red a tomarse , · incluso
_ . ~ ·dos en que la lingü1st1ca, · e 1ca'l cu lo de pro ba b.1-
Kaufmann se ocupara de plantear una articulación precisa e q b _ierre en aquellos anos ~ . ,
· d n un Ira ªJº ul
tenor centra o en estos pavores chejovianos. · . d s tenían aqut cierto lugar.
bda e. ·d.. no era un camino equivocado. para introducir el deseo del
Antes de empezar, haré que se beneficien todavía de un peq - h Me tJe que _
.é d b.d al ueno allaz- tá la cuestión del deseo del ensenante.
go. tam b1 n e 1 o Sr. Kaufmann. analista. recordar que es · .
No voy a darles aquí la solución. y con razón. pero al expenmentar un
esbozo de culpabilidad. en el plano de lo que se pu~de llamar la tem~ra hu-
Él ha encontrado el término más común para decir yo tei oo,que~
6o 1or.1_.. A este respeclo, se encretuvo buscando en ruso Ja función de la . do pi·enso en las tranquilidades que arrumo resulta llamatJvo que
negación llamada expletiva, que tanto he deslacado. La encontrarán en fran- mana. cuan · ari - do
cés en la frase je crains qt• 'il ne vie1111e, que dicen ustedes cuando lo que oponga de buen grado la excusad~ ~?e· por ejemplo. ~o.~st a ensenanv·-
si se hubiera producido la esc1s1on de 1953. No ~s cierto'. E~ fin. e~
temen es que venga. Este ne, no basta con calificarlo de discordancia) por
dentemente, me hubiera gustado consagranne a trabaJOS más h~itados, ~ 0
00
el hecho de que marca la discordancia existente entre mi temor, pues temo
cluso más intermitentes. pero en cuanto al fondo de la cuestión. esto
que venga. y mi esperanza. pues espero que no venga. Por mi parte. no en-
cuentro aquí nada menos que Ja huella significante de lo que llamo el suje- cambia nada. . . d 1enseñante
Que a alguien se le pueda plantear la cuestión del deseo e · · b.,,.
to de la enunciación, distinto del sujeto del enunciado. ,;,-<. • planlea. Es tam '""n
Pues bien, lo que vemos, al parecer. gracias al ruso, es que deberíamos es señal, como diría Perogrullo, de que la cues'Wn se
. ad e a fin de cuentas. a 1a
concederle todavía más especifididad, y esto va cienamcnte en la dirección señal de que hay una enseñanza. Y esto nos tntrbl uc na no · se plantea. es que
curiosa observación de que, allí d 1
del valor que le doy a este ne expletivo, o sea, que es el sujeto de la enun- . don e e pro ei¡ respuesta a es.1 .. prcg un·
ciación en cuanto tal lo que representa y no simplemente su sentimien10. hay un profesor. El profesor existe cada vez que
, . . .
ª
su aspecto o en su l:Om(X
: irouniento.
Si he entendido bien a Smimoff, la discordancia en ruso es indicada por una ta está . por as1 decir. escnta. escnta en · . en el plano de
. . . . t ue podemos si1uar
··pul'Wlf. ven·
· aJ que se pu ede e"
matiz esencial. El yro6 sería ya en sí mismo un que 11e, pero además está en aquella especie de 1:ond1c1onam1en o q
·
lo que llamamos preconsciente, es .decir. .goJuso de · Jo que "'º~"" 11arnan sw.
marcado por otro matiz, pues el que que distingue a este yTo6 del que sim-
ga de donde venga, de las instituciones o me
ple del YTO presente en la segunda frase, matiza el verbo con una especie
de aspecto condicional. de tal manera que la marca de Ja discordancia está inclinaciones. . d fi e entonces c()lll(l ¡¡qud
No es inútil percatarse de que el profesor se e m h""e un ~.(!(te ctJ
Y~ en la letra ó. La negación es pues todavía más expletiva en ruso desde el · de 0 tra manera. .....
que enseña sobre las enseñanzas. Dicho· conoc1.dt1 .-_.,••ue se rrat.n «k •11iá.~
:tl
j?('
simple punto de vista del significado.
las enseñanzas. Si esta verdad fu~s.e mejor. fosores fKmer un Po"~ en
Ello no impide que funcione tanto en ruso como en francés. dejando análogo al collage - ello pem11uría a los pro 1..... >qu<: ti.1 ;¡Jqwn
pues abiena la cuestión de su interpretación, que acabo de decir cómo yo • n el sc-n ''" -•~~ '~
de ane en el asunto, del que el _c<>ll~g~ ..co su coll:ige ~,.;Llf"'_',;;;· ialgu~
la resuelvo. la obra de ane • nos· muestra la vta. Sradruc1C{3ll
Y ahora. ¿cómo voy a entrar en materia? menos tem_.-.-io. v-···-- ~rendri
4-,.,¡Ja¡e. o
St\i.

result""º "' '1-- · _ ..... 111--u•" 1


..... _,,,,~¡¡p1mU1" - ~r Ha.ptlf
0
nosdequetodoencajar.t.deunm
·
oponunidad de alcanzar .el nu.smo _,., el vaJ vr"" ..a~ la ....-llfllAI
r-• . •"'"
evocar la falta que constJIUYC touo
¡;.:7

/,V,
AFORISMOS SOBRE EL AMOR
LA .·\NGVSTIA ENTRE GOCE y DESEO

supuesto cuando es una obra lograda. y por est· .•


. .
pues. e 1 efecto propio de lo que es precisamente u
. . .
_
.
a \Ja 11 eganan al
na ensenanza
Digo esto para situarlo. incluso para rendir homen · . ·
-
ª · i:aniar·
-- -s
A

. a3e a quienes q ·
tornarse la molestia de ver, mediante su presencia lo qu . í uieren
par.1 agradecérselo. • e <1qu se
· en - y
sena, . . l
h dejado indeterminado a este sujeto en
En su primera ~s1:i_ón. e~ e~ fin de mi discurso les permitió re:ono-
.~hora. puesto que a veces me enfrento a oyentes que sól .·
. . . h . o 'li1enen aquí anto a su denonunac1on.1:; n este plano mítico. previo a todo el JUego
de tonna
-
1ntenn1tente. me are por un instante el profesor d
l . .
·
e m1 propia
.
:~r cómo p00ría ser nom~r~o od:l g~e. en la medida en que este término
ensenanza y es recordaré el punto pnnc1pal de lo que aporté la últi \;d la operación. Es el suJe . te por razones de las que hablaremos
· d
Partten d d" · . ma vez e ºd pero precisamen • . al
o, pues. ~ 1a 1st1nc~ón en_tre la angustia y el miedo, intenté: nga algún senu o, . , n modo aislarlo como sujeto, s vo
al menos como un pnmer paso, invertir la oposición. actualmente admi- te d \ante no podemos de ningu .
más a e •
tida por todo el mundo, en la que se detuvo la última elaboración de di- míticamente.
cha distinción.
A Goce
Este movimiento no va. ciertamente, en el sentido de la transición
Angustia
entre ambos. Si bien quedan huellas de esto en Freud, sólo por error se te a
puede atribuir la idea de una reducción de la primera al segundo. A pesar Deseo
$
de que en alguna frase pueda surgir de nuevo el término objektlos, él dice
claramente que la angustia es A11gst vor etwas, angustia ante algo. No es, La angustia entre goce y deseo
ciertamente. para reducirla a ser otra forma del miedo, puesto que subra-
ya la distinción esencial de la proveniencia de aquello que provoca la an- . • , . . s a los que corresponden l~s tres
gustia y el miedo. Lo que dije de paso sobre el miedo debe ser pues consi- La última vez descnb1 aqu1 los tres p1~0. 1goce la angusua y d
. S pectivamente, e . fu
derado como un rechazo a cualquier acentuación que aísle el miedo al tiempos de esta operación. on, res . . t s isos para mostrarles la n-
entgegens1ehen - lo que se pone delante - del miedo como respuesta. deseo Hoy voy a avanzar en estos d1st1n o . p ntre el goce y el c1cseo.
· · · d" de la angustia e . . te de
entgegen. ción. no mediadora sino me 13• d ·te momento importan
En la angustia, por el contrario, el sujeto se ve oprimido, concernido, ·Cómo podnamos. seguir · co mentan . o. es les pido tomen dando
~ aJ Otro
interesado. en lo más íntin10 de sí mismo. En el plano fenomenológico te-
"
nuestra exposición. salvo 1cien
.
° ·
d" · d lo s1gwente. que
t 'nninos-que e g
¡ oce no conocen• '
su pleno sentido a los diversos e
nemos. ya un csbow. Recordé a este propósito la estrecha relación ~e 1.ª . . . 7 . *~~~
angui;tia con el aparato de lo que llamamos defensa, y. en esta vía. he_ mdi.· smo por medio de este resto, a adviene al final .··-"" _,
· · fenor lo que tá 1·mph"""' ....
Lo que aparece en el piso m • . tanto que es •·1
cado de nuevo que es ciertamente por el lado de lo real - en una pnmera be el sujeto en ¡ soptJ!fe ....
ción, es el sujeto tachado. a sa r, . que constituyen e : . con a.
aproximación - donde debemos buscar en la angustia aquello que no en- d los ténntno5 de posic16 n
el fantasma. donde es uno e . ada relación ° caráeier
gaña. • a
deseo. El fantasma. es f' en una
detennm
_ .. ntemente de.fin•
·da p0t e1
.;un.:iOO.·"·
E.o;to no significa que lo real agote la noción de aquello a lo que apun: . · ·tá suf11:.1e -'"""Jaco 11,
relación cuya pohvalenc1a es · di unción. v. CUl•>Y ~ión C'll
la angustia. A qué apunta la angustia en lo real, aquello en relación ªlo cu .. tanto sy · de esla •'!~·-.
compuesto del losange. que es ~ es el ¡¿rnuno hllY ningurJ;J
se pre~nta como señal. es lo que traté de mostrarles mediante el cuadro·
51
1
que es tanto lo mayor como lo ~eno~ctiblc:. es un teS º:.~;:'rorn1~' rJl'll4'~
puedo expresarme así. de la división significante del sujeto. Ésta tes r;:: fonna de división, porque a es u-red .• 1·1userarlo ffledtl Jj\l.-''l"· )C(l

senta la x de un sujeto primitivo que se dirige a su advenimiento como' A forma de operar con él. En es t ª forma .uC: · se Jle,·ara ª cabO
·
jeto, de acuerdo con la figura de una división del sujeto S respecto a¿a . sentar que. s• n d ,.
mát1cas, sólo puede repre l:IIͪ amplicadO e
del Otro. ya que como el sujeto tiene que realizarse es por la vía del trO· la relación de a con S lo que esl
JIW

IR.'<!.
SOBRE EL AMOR
L.\ t\NGUST/.4 ENTRE GOCE y D AFORISMos
, ESEO
~.Qu¿ significa esto? Para esbozar la traducción d
-.1.. ..1...-. . ·
ID\~l. iX""'ª sugenr que a adopta la función d
e 1o que des1
áf · gnodecste
. -
En e
1corazón. afi.rmo yo. ~e
ando el deseo es. d g l
t::u:t:
l x riencia del deseo. se encuentra lo
satisfecho. lo que queda aJ final
al final que es siempre el resul-
. . . . e met ora del . ueda cu · pre un fa so m • ,
go~-e. Esto solo estana bien s1 a fuera a~imilable . . SUJeto del que q final que es s1em , . , articulé suficientemente, a propo-
.
b1en. se trata precisamente a un s1gn1ficant Ah del deseo., equivocación. La ultnna .,e~d ·ere el falo en estado abatido.
de lo que resiste a toda as·1 . . e: Or-.t
. . - · nu 1ación a la fu . do de una . 1 valor que a qui
de1 s1gnlticante. y por eso precisamente simboliza lo q nc16n t~ o de la detumescenc_1a. e !aro como el agua. hasta como el agua clara.
. .fi ue. en la esfera d 1
s1gru 1cante. se presenta siempre como perdido, como lo u . . e sEtt·t elemento sincrónt~º· c_ , ah' para recordamos que. esencialmente. el
.. .- . ., . q e se pierde con se . on Petro010. está 1
1a ~1gru.hcanuzac1on. Pero prec1sa1nente este desecho, esta e 'd· para decirlo c . su relación con el deseo. ., .·
. l . . fi . ., a1 a. esto que
resiste a a s1gni 1canuzac1on. es lo que acaba constituyendo el f d ·eto cae del sujeto en 'd he ·1quí una dimension que con\ iene
. un amen- ob~ . té en esa ca1 a. ' _
~º en cuanto taJ del su1eto deseante -, no ya el sujeto del goce. sino el su- Que el objeto es - al que deseo conduclílos hoy y que, con
jeto en tanto que se encuentra en la v1a de su búsqueda. que no es búsque- acentuar para dar ~-se pe;u:~7e~~~ºver aparecer la última vez en mi discur-
da de su goce. Pero en la medida en que quiere hacer entrar dicho goce en poco de atencion. y p . é ·trar bajo qué fonna se encarna
_ un ir del momento en que intent mos
el lugar del Otro con10 lugar del significante el sujeto se precipita, se anti- so. a part , Porte del deseo.
cipa como deseante. Si aquí hay precipitación, anticipación. no es en el el objeto a del fanta~ma. so . de los ojos a partir de Zurbarán. de
Cuando les hable de los se~ols y ·ón que estos objetos a se presen-
sentido de que este paso suponga un salto. que vaya más deprisa que sus , . les llamo a atenci é
propias etapa-;. sino en el sentido de que aborda. más acá de su realización, Lucía y de Agata. (,no .... ? Esos senos y esos ojos que les moslf
taran ahí bajo una forma posi~1" a. . di. nas santas. o en el amargo suelo
la hiancia entre el deseo y el goce. Es ahí donde se sitúa la angustia.
en la bandeja con que los s~suene::::en ~on ~n signo distinto del que les
Tanto es a~f. que el tiempo de la angustia no está ausente en la constitu·
por el que da sus pasos E~po. ap. cíficado por el hecho de ~ue en
mostré enseguida a propósito del falo, es~ "de con la detumescencia. sm
ción del deseo. aunque esté elidido, aunque no sea perceptible en lo con-
creto. Aquellos a quienes tengo necesidad de sugerirles una autoridad para · al el goce comc1 · roo
cierto nivel del orden amm , . d 1 We5e11heit del orgams
que confíen en que no cometo ningún error, recordarán en este sentido el ni nada hga o a ta n. Ja función dt a con el
que haya ahí nada necesario.. . s· 1 falo se presen a e ' roo
primer análisis del fantasma, que realiza Freud en el análisis de Ein Kind
en el sentido goldste1mano. t e . 1 ··6 humana. no sólo'-'º
wird geschlagen. análisis que no sólo es estructural, sino dinámico. Freud f . n la copu ac1 n
signo menos, es porque . unc1ona _e o su negativo.
habla precisamente, también él, de un segundo tiempo. siempre elidido en instrumento del deseo, ~1no 1arnb1én_com castración respecl~ de I<'. que~
Es esencial diferenciar la angustiad~ . .
la constitución del fantao;ma, tan elidido que ni siquiera el análisis puede 1
e Freud designa 1.:omo
reconstruirlo. Ello no significa que el tiempo de la angustia sea siempre tan · ¡ fi al de un análls1s, Y qu No es en
mantiene en el sujeto a in e se puede superar· .
inaccesible. En muchos registros es fenomenológicamente situable. .6 E. . s un punto qu . do e~ ma-
amenaz.a de cas1rac1 n. ste e . susrV>lldido. cuan d ¡
La angustia es, pues, término intermedio entre el goce y el deseo. en la . . · t0 pennanezca. . y-·· ,cxo. e
ab5oluto necesano que el suje do es del orro · . s
· ón y cuan fím1re. e:
medida en que es una vez franqueada la angustia. fundado en el tiempo de cho, de la amenaza de castract. · franquear este punro _,;""" .1,ín.
dnamos · · d;i uw-~'
la angustia. como el deseo se constituye. Penis,,eid. Para saber e6 morP0. llevado e n una detenrunanW\..1 ¡u ..r fun-
preciso saber por qué el an ~ • á 1 15
e lo negaúvo que ·u/r:o pll">-
. . 11da nor e1 qu h mano res
conduce a este calleJón sm sa r·- . en el ser u . -~ ll C'O-
. d 1 copulaCI 6 n ·ble \bh C'""- · .
cionamiento fisiológ1co e a f::.."• irred°'ª · - .•.~-1.1 .J&l&ll·
· fi de una "'"' L-i-rlo ~1\al""'" .
2 movido en el sujeto bajo la orma .· inipo(tllllte """'"...:x!ismo~ y ;ti m;J·
contramos con este proble~ Y consi~nll':- rc1aunl> .il · ~ .....":"
Luego aporté la articulac1ón de ck p ·uaú-c;ipiuil!"~ d41~ ·
. de . . . d ·1 trar algo que había .. ·alc:s les re~ _.J. ~f...,.
, -~ f'llr1I nu "'""
. La 11Ceu~1a m1 discurso estaba destina a a 1 us . cuando soqu1·sml)
· •
cuyos aspectos escnci
1 00 ..en ""
u· .1., ;i 1t,...'
ck f4\ ~'(·,......
'>Ido advenido hace tiempo. pero de lo que no sabemos sacar partido ....,_ servar, pues les pcnnite dar su P e 1 13'f¡.1 octuul
. de ca.~u .. pt'ne ~
5e trata para nosotros de comprender a qué responde el compkJO . . que se ha dicho a este re.s~ '
c•-"- -.A.. .
...... que "'"""mere en nuestro d'1scurso de an·al'asta.-; un va1or muy disunto.
· /91
U :WGUSTl.4 ENTRE GOCE Y DESEO AFORISMOS SOBRE EL AMOR

:or sa y wnbién par.i mi alegría. una lectur.i reciente me ha mostrado que un


Uevó las cosas muy lejos en lo referente al masoquismo. lo más cerca
posible del punto a donde trataré de llevarlo~ este año de~e el punto de vista , 1
con un término expresivo tomado del texto de los fanta<;mas sadianos. que
ahora no voy a recordarles.
Termino con un breve recordatorio volviendo a lo que dije del a, de este
que es el nuestto. De todas fonna-; esle aruc.ulo. cuyo t1~lo les daré, sigue objeto. acentuando un carácter manifiesto en él y que conocemos bien.
si<ndo. al igual que los otros. estnclamente mcomprens1ble, porque la evi- aunque no nos diéramos cuenta de su importancia. Me refiero a la anato-
~ia que voy a enunciar inmediatamente está en él como elidida. mía. a propósito de la cual Freud se equivoca cuando dice sin otra preci-
Se ha conseguido no poner el acento sobre aquello que más chocante le sión que es el destino.
resulta a primera vista a nuestro finalismo. o sea. el hecho de que la fun- La limitación a la que está sometido en el hombre el destino del deseo
ción del dolor interviene en el ma<;oquismo. Se ha conseguido comprender se origina en la conjunción de cierta anatomía, la que traté de caracteri-
que no es esto lo esencial. En la experiencia analítica. gracia<; a Dios, se ha zarles la última vez mediante la existencia de lo que llamé las caducas.
logrado percibir que allí se apunta al Otro. que las maniobras masoquistas que sólo existen en el nivel manúfero de los organismos. con lo que es
en la transferencia se sitúan en un plano que no carece de relación con el efecti\'amente el destino. a saber. la Ananké por la que el goce debe con-
Otro. t.tuchos autores no pasan de ahí, y caen en un i11sight cuyo carácter frontarse con el significante. El deseo está condenado a reencontrar el ob-
superficial salta a la vista. por manejables que hayan revelado ser ciertos jeto en una cierta función que se localiza y precipita en las caducas y todo
casos al no llegar más allá de este nivel. No se puede decir que la función lo que puede servir como esas caducas. Este término nos servirá para ex-
del narcisismo. por ejemplo, que destacó un autor a quien no le falta cierto plorar mejor los momentos de corte en que puede esperarse la angustia.
talento expositi,·o. Ludwig Heidelberg, pueda resultamos suficiente. confirmar que es ahí ciertamente donde emerge y dar un catálogo exhaus-
Sin haberles hecho penetrar en absoluto todavía en la estructura del fun- tivo de esas fronteras.
cionamiento masoquista, quise destacar Ja última vez, para que esa luz ilu- Terminé con un ejemplo clínico de los más conocidos, que iluslra la
minara los detalles del cuadro de un modo muy distinto, lo que no se ve de estrecha conexión, mucho menos accidental de lo que se cree. entre el or-
Ja meta del masoquista. Dicen - el masoquista apunta al goce del Otro. gasmo y la angustia. en la medida en que tanto el primero como la segunda
Como les he mostrado, esta idea esconde que de hecho. en último término, pueden ser definidos en base a una situación ejemplar, I~ de la e~pe~ del
se dirige a la angustia del Otro. Esto es lo que permitirá desbaratar la ma-
,
1'
Otro. La hoja. en blanco o no, que debe entregar el canchda~o es un ejClll-
~ ... el su1ieto por un m5tantc, el a.
niobra. Del lado del sádico, observación análoga. Lo patente es que el sá- I plo sobrecogedor de lo que pue......e ser
· p... a · , ·
dico busca la angustia del Otro. Lo que aquí se enmascara de este modo es
el goce del Otro.
Nos encontramos pues. entre sadismo y mao;oquismo. en presencia de
J
lo que se presenta como una alternancia. Lo que en cada uno de ellos está
en el segundo nivel. velado, oculto, aparece en el otro como meta. Hay
ocultación de la angustia en el primer caso, del objeto a en el otro. No por
Depués de este repaso. vamos a tratar ~e a ... an1.ar un pocol~· Lo h::
ello se trata de un proceso inverso, de una inversión. El sadismo no e~ el í que nuizás no sea. ya lo he dicho. exactamente a que por
rev~ del masoquismo. No es una pareja reversible. La estructura es más por una v a .., · decir con esto.
compleja. Aunque hoy sólo aísle dos términos, pueden ustedes presumir. mismo habría decidido. Ya ver~. lo qu~ q:~ice la obs~rvación de hasta
A propósito de la con1Tatrans1erenc1a. . modidnd Si se
qué punto las mujeres parecen ffiO\.'e~.::s ~~~;s~!: ~:Sumo. ~rque
de acuerdo con muchos de mis esquemas esenciales, que se trata de una
función de cuatro términos. una función cuadrádica. El paso de uno a ouu
mu even má-; cómodamente en sus rá .
escn
que no vean - o me1or
. d1'ch<>
.
se lleva a cabo mediante una rotación de un cuarto de vuelta. y no por una tampoco se mueven mal en la p cuca, aun . de restncción rncn-
111netrla o inverliión. no articulen. pues ¿por qué no conL·ederles un poquito .
La úllima vez les indiqué que lo que se oculta tra.<, la búsqueda de la tal? - su mecanismo de un modo del todo claro.
~gu~ia del Otro en el sadismo es Ja búi;queda del objeto a. Lo califiqué
J9J
192
LA ANGUSTIA ENTRE GOCE Y DESEO

Se tr.ita. evidentemente. de abordar en este punto algo que es del orden •i 1..A;
de la relación del deseo con el goce. Si nos remitimos a estos trabajos, p~­ ;

rece que la mujer comprende muy, muy bien qué es el deseo del analista. I '
e.
¿ orno es eso.')
Par.t captarlo, tenemos que retomar las cosas en el punto en que tas dejé
en este cuadro. diciéndoles que la angustia hace de médium entre el deseo
y eJ goce. Voy a aportar algunas fórmulas, en las que dejo que cada cual se
Sitúe de acuerdo con su experiencia. pues serán aforísticas - es fácil com-
prender por qué.
Acerca de un tema siempre tan delicado como el de las relaciones entre
el hombre y la mujer, articular todo aquello que puede hacer licita, justifi- l
' .i' '
cada, la permanencia de un malentendido obligado sólo puede tener el efec-
to degradante de permitir, a cada uno de mis oyentes, diluir sus dificulta-
des personales. que se encuentran mucho más acá de aquello a lo que apun-
to, en la seguridad de que este malentendido es estructural. Sin embargo.
-- •
'-
si ustedes saben escuchanne, hablar de malentendido no equivale en abso-
luto a hablar de fracaso necesario. Si lo real siempre se da por supuesto. no
se ve por qué motivo el goce más eficaz no podría alcanzarse por las pro-
pias vías del malentendido.
l'
·~
Lo único que distingue al aforismo del desarrollo doctrinal es que re-
1
1 nuncia al orden preconcebido. De estos aforismos. plantearé aquí algunas
fonnas. Elegiré pues. de entrada. el siguiente. que quizás les diga algo de
v./ .

'
un modo que dé menos lugar a una risita burlona - Sólo el amor permite
al goce condescender al deseo.
Plantearemos también algunos otros. que se deducen de nuestro peque-
t ~--
:·· ..
11 .. 'Í.

ño cuadro, donde se muestra que el a. en cuanto tal. y ninguna otra cosa, es '1 '
'

el acceso, no al goce, sino al Otro. Es todo lo que queda de él a partir del '
momento en que el sujeto quiere hacer su entrada en ese Otro.
Esto sirve para disipar en última instancia el espectro. que todo lo en-
venena desde el año 1927. de la oblatividad, inventado por el gramático
Pichon. Dios sabe el mérito que le reconozco en gramática, pero es de la-
mentar que un análisis, por así decir, inexistente lo haya dejado enteramente
! .. . 1
''•
a merced. en la exposición de la teoría psicoanalítica. de las ideas que te- J").
. '
'
nía previamente y que tlQ eran sino las ideas maurrassianas.
Cuando S vuelve a salir de este acceso al Otro. éste es el inconsciente,
o &ea. el Otro tachado. Como les decía hace un momento, sólo le queda ~ ¡,, ·""'º ump" ,.;.t1<1"
L>ibuj1> 1/e /~l/u
bacc:r de A algo cuya función metafórica importa menos que la relación de (tibservuciófl ,¡,
kun Bc>bc111. Utjal.
caída en que él mismo se encontrará respecto a este a. Así pues, desear al
· Otro, A mayúscula. nunca es más que desear a.

194
Francisco de Zurbarán, Santa Lucia.
MllUotk &.uux-Arts, Chartres.
C> Foto RMNll.Af(iew,,ki.

FruncV.~'tl Je Zurhariín, Santa Aguta,


MUSt!" Ful>re, Mflnt¡~l/it'r.
C> Fmt> 1.AumslGiraudtJnlBridgeman.
AFORISMOS SOBRE El AMOR

Tanto para tratar del ai:nor como para tratar de la sublimación, hay que
recordar lo que los moralistas de antes de Freud - me refiero a tos de ta
buena tradición, y especialmente ~e la tradición francesa. ta que pasa por
el hombre del placer. cuya escansión les recordé - ya articularon plena-
mente, y uno de cuyos logros es conveniente que no consideremos supera-
do - que el amor es la sublimación del deseo.
D~ ello res~l~ que no .podemos en absoluto servirnos del amor como pri-
mer m como ultimo lérmmo, por muy primordial que se presente en nuestra
., teorización. El amor es un hecho cultural. No se trata únicamente de ·Cuán-
ta gente no hubiera amado jamás si no hubieran oído hablar de anwr~. COflX)
1

lo articuló muy bien La Rochefoucauld. es que no podría haber amor en ab-
soluto si no hubiera cultura. Esto debe incitamos a situar de otra manera los

1 arcos de aquello que tenemos que decir acerca de la conjunción del hombre
con la mujer. en el punto en que el propio Freud lo dice, al destacar que este
rodeo hubiera podido producirse de un modo diferente.
Continúo en mi vía aforística. Proponenne como descante, eron, es pro-

' ponerme como falta de a, y por esta vía abro la puerta al goce de mi ser.
El carácter aporético de esta posición por fuera tiene que hacérseles
manifiesto, pero hay algunos pasos más que dar. Creo que ustedes ya han
captado. porque se lo digo desde hace tiempo, que si es en el lugar del emn
donde estoy y donde abro la puena al goce de mi ser. está claro que la de-
clinación más al alcance de esta empresa es que yo sea apreciado como
eróme1ws, amable. Esto es algo que. sin fatuidad, no deja de ocurrir. pero
aquí ya se lee que algo anda errado en el asunto.
Esto ya no es un aforismo, sino un comentario. He creído que debía ha-
cerlo por dos motivos. En primer lugar porque he cometido una especie de
pequeño lapsus de doble negación. lo cual debió ad\'ertinne de algo, Yen
segundo Jugar. porque he creído entrever el milagro de la incomprensión
brillar en algunos rostros.
Continúo. Toda exigencia de a en la vía de esa empresa del encuentro
con ta mujer - ya que he adopiado Ja perspectiva androcéntrica - no pue-
de sino desencadenar la angustia del Otro. precisamente porque no hago de
E./ Gran Bu..W, tcmplo Todat-li. Nura. l<1pón
t.'l Michel Gotin.
él más que a. porque mi deseo lo af:a. por así decir. Es cienamente por e.'iO
por to que el amor-sublimación pennite al goce condescender al deseo.
Aquí. mi pequeño circuito de aforismos se muerde la cola. .
·Qué nobles propósitos! Ya ven ustedes que no temo al ndiculo. Esto
1 • • d éd. . cuando se a\'anza por este terreno
tiene para ustedes cieno aire e pr 1t:a. Y . .. _
no se deja de correr tal riesgo. Pero de todas fonna.<> qws1era que se toma
ran su tiempo antes de reÍfliC. Se lo agradeceré. Y vuelvo a empezar.

195
l.4. ANGUS11A EN/'RE GOCE Y DESEO AFORISMOS SOBRE EL AMOR

Hoy súlo \'Oheré a empezar un ~reve i~stante, pero déjenme dar toda- Un ¡><!ne. que yo sepa. salvo en .el hipospadias, no se limita a los cuerpos
, fa algumls pequeños pasos. Estu misma via que acaho de recorrer con un cavernosos. Esto es un parén1es1s.
lODtl q~ tes suena un poco h~n)ico, pode1m~s ~ornarla en lu dirección opues- El hecho de no tener nada que desear en el camino del goce no S<>lucio-
ta. y entonces ,·eremo~ sur~1r algo que qu11.as les parezca ~e .~n tono me- na en abi;oluto para ellas la cuestión del deseo, precisamente en la medida
ntlsconquistador y que conl1nnará. una vez má..;. la no revcrs1b1hdad de este en que la función del a desempeña en las mujeres todo su papel, tanto como
~·orriJo. en nosotros. Pero esto, de lodos modo!>, les simplifica mucho la cuestión
En la vía que condesciende a mi deseo, lo que el Otro quiere, lo que del deseo - no nos lo simplifica a nosotros en presencia de su dc!tCO. Pero
quiere aunque no sepa en absoluto que ~o quiere, es. sin embargo necesa- en fin. interesarse en el objeto como objeto de nuestro deseo I~ plantea mu-
riamentl!' mi angustia. No bast:1 con decir que la muJer supera la suya por chas menos complicaciones.
aJll\lr. Eso hay que verlo.
Procediendo por la vía que hoy he elegido. dejo de lado - será para la Es tarde. Dejo las cosas en el punto adonde he podido llevarla.~. Este
pró:üma vez - cómo se definen los partenaires al comienzo. El orden dt: punto e.'l lo suficientemente tentador como para que muchos de mis oyen-
(a.o¡ cosas en el que nos desplazamos siempre implica que vayamos toman- tes deseen conocer la continuación.
do las cosas por el camino y a veces, incluso, a la llegada, porque no pode- Para aponarlei. algunas de sus premisa'!, les diré que, si puede dar~e un
mns tomarlas en el punto de partida. título a lo que enunciaré la próxima vez, sería algo así como - Dr ¡,,.,
re·
Sea como sea. si la mujer suscita mi angustia. es en la medida en que ladones de la mujer. como psicoanalista. con 1'1 posiáón dt Don Juan.
quiere mi goce, o sea, gozar de mí. Esto. por la n1uy simple razón, inscrita
desde hace tiempo en nuestra teoría, de que no hay deseo realizable que no J3 l>E MARZO OI' 1963
implique la castración. En la medida en que se trata de goce, o sea. que ella
va a por mi ser. la mujer sólo puede alcanzarlo casu....índome.
Que esto no lleve a la parte masculina de 1ni auditorio a ninguna resig-
nación en cuanto a Jos efectos siempre manifiestos de lal verdad primera
en lo que llaman, con un ténnino clasificatorio. la vida conyugal. La defi-
nición de una verdad primera no tiene absolutamente nada que ver con sus
incidencias accidentales. No por ello deja de ser derto que se clarifican
mucho las cosas si se la articula adecuadamente.
Abor4 bien, articularla como lo acabo de hacer, aunque ello coincida con
la experiencia más manifiesta, roza el peligro de que se vea aquello que en
el lenguaje corriente se llama una fatalidad, lo cual significaría que está es-
crito. No porque lo diga debe pensarse que está escrito. Estas fomtas con-
!>tslCtl prccisamenle en entrar en detalles, o sea, en decir por qué. j
En relación con lo que constituye la clave de la fwteión del objeto del de·
\00, lo que salta a la vi~ta es que a la mujer no le falta nada. Sería un error con-
\iderar que el Peni.m~id e.~ un último tém1irtt.1. Ya les anundé que esto sería la
originahdad de lÓ que trato de plantear este año ante ustedes sobre este punto. ....
El he.cho es que en elite punto ella no tiene nada que desear. Quizás tra-
taré de articular ;mat6micamente por qué. La analogía clítoris-pene está le-
jos de tener algún fundamento. Un clítoris no ei; simplemente un ¡><!ni!' más
pequeño, e~ una parte del pene. que corresponde a los cuerpos cavernosos.
197
/Qf>
XIV

LA MUJER, MÁS VERDADERA y MÁS REAL

1iresias cegado
El agujero, t!l vacio, t!l tarro
A la mujer no Je falta IUlda
Don Juan, sueño femenino
Lucy Towt!r y su deseo

Para situarles la angu~tia._ anuncié que tenía que volver al campo cen-
tral ya trazado en el Sem10ano sobre la ética como el campo del goce.
Hoy daremos el pa.c;o de tratar de articular por qué.

Cierto número de abordajes, en particular el que llevé a cabo el año del


Seminario que acabo de citar, ya les enseñaron que, por míticamente que
tuviéramos que situar ese punto, debemos concebir el goce como profun-
damente independiente de Ja articulación del deseo.
El deseo, en efecto, se constituye má.-i acá de la zona que separa goce y
deseo, y que constituye la falla donde se produce la angustia. Esto no sig-
nifica que el deseo no concierna al Otro implicado en el goce, que es el Otro
real. Es normativo, diría, que el deseo. la ley que constituye el deseo como
deseo, no llegue a concernir a este Otro en su centro. Sólo lo concierne
excéntricamente y de un modo lateral - a minúscula, sustituto de Ama-
yúscula. O sea, lodos los Emiedrigungen, las degradaciones de la vida amo-
rosa indicada.~. puntuadas por Freud, son los efectos de esta estructura fun-
damental, que es irreductible. Ahí está la hiancia que no pretendemos en-
mascarar, si, por otra parte. pensamos que complejo de castración y
Penisneid, que en ella florecen, no son en sí mismos los últimos ténninos
para designarla.

199
L.\ A.NGVSTIA ENTRE GOCE Y DESEO
L4 MUJER. MÁS VERD1\DERA Y MÁS REAL
La mujer demuestra ser superior en el dominio del goce, porque su
gran peligro, si es llamado a testimoniar ante Júpiter y Juno sobre Ja cues-
vin.:ulo .:on d nudo del deseo es mucho 1nás laxo. La falla. el signo nt<•nos
tión dd goce es porque habfa sido mujer durante siete años. y entonces.
l.'On d que está marcada la función fálica para el hombre. y que hace que
¿qué dice? Que dirá la verdad. sean cuales sean las consecuencias. Corro-
su vínculo con el objeto deba pasar por la negativación del falo y el com-
boro. dice. lo que dicho p<lr Júpiter. El goce de la~ mujeres es mayor que el
plejo de castración - el estatuto del (- 'f'~ en el centro del de~eo del hom- del hombre.
bre - . he aquí algo que no es par.1 la mujer un nudo necesano.
¿Lo es un cuarto, o un décimo? Hay también versiones más preci~as,
Lo cual no significa que ella carezca de relación con el deseo del Otro. Por
pero p<lCO importa la proporción. Sólo depende, en suma, de Ja limitación
el l.'Ontr.irio. con lo que se enfrenta es precisamente con el deseo del Otro en
que le impone al hombre su relación con el deseo. que inscribe el objeto en
cuanto tal, y ello tanto más cuanto que. en esta confrontación, el objeto fálico
la columna de lo negativo. Es lo que designo como (- ip). 1\-fientras que el
sólo intef\·iene para la mujer en segundo lugar y en la medida en que desem-
profeta del saber absoluto enseña a este hombre que él hor.ida su agujero
peña un papel en el desetl del Otro. Esto supone una gran simplificación.
en lo real, lo que en Hegel se llama la negatividad, yo digo otra co~. a sa-
Esta relación simplificada con el deseo del Otro es lo que pennite a la ber, que el agujero empieza en su bajo vientre, al meno~ si queremos
mujer. cuando se dedica a nuestr.i noble profesión, estar respecto a dicho remontamos a la fuente de lo que en él constituye el estatuto del deseo.
deseo en una relación que nos parece mucho más libre, sin perjuicio de cada Sartre, en C!>te punto, post-hegeliano, no deja de deslizarnos, con Jo que
particularidad que ella pueda representar en una relación, si puedo decirlo llamaré su maravilloso talento para llevamos por el mal camino, una ima-
asi. esencial. Esto es manifiesto cada vez que aborda el campo confusamen- gen que ustedes conocen muy bien. Es la de aquel niñito, que él pinta como
te designado como el de la contratransferencia. Si tiene esta mayor liber- un burgués nato - naturalmente, por aquello de darle un poco de vi<fu al
tad. es porque ella depende menos esencialmente, ll'esentlich, de la relación asunto -y que. cuando hunde el dedo en la arena de la playa está imitan-
con el Otro que. en particular en lo que se refiere al goce. do. según él y a nuestra intención, el acro que seria el acto fumfarm:ntal.
Aquí. tras haber encarnado para ustedes el otro día el a en la caída de Puede ejercerse una irrisión bien merecida contrJ lo que aquí constitu·
los ojos de Edipo. por fuerza tengo que recordarles a Tircsias cegado. ye una nueva fonna del Jwmbreáto dentn1 del lromhrt. que ahora encama-
Tiresias. que debería ser el patrono de los psicoanalistas, Tiresias el vi- mos en el personaje de este niño sin damo~ cuenta de que mem.:e toda~ lai.
dente. fue cegado por la diosa suprema, Juno, la celosa, que de esta forma objeciones filosóficas que se le hicieron al mencionado hombrccito. Pem
se vengaba de que la hubiera ofendido en circunstancias que Ovidio nos en fin. no ba<;ta con la irrisión. Esta figura que nos prrst'nta S~ 1111.'.a, hace
explica muy bien en el libro tercero de las Metamorfosis. del verso 316 al resonar algo en el inconsciente. ¿Qué'! Pues bien. por Dio~. na<la más Y
\'erso 338. Les ruego que se remitan a este texto que, en una nota de Tierra nada menos que el deseo de que todo el cuerpo sea tragado por el seno.de
Baldía. T.S. Eliot califica como de gran interés antropológico. la madre Tierra. cuyo sentido denuncia Freud como es de'11do cuando dice
Júpiter, un día en que por una vez tiene una relación relajada con su textualmente. al final de uno de los capitulos de HemmunJ!. S\•mp1C1m und
esposa. le dijo en broma que sin duda la voluptuosidad que ustedes, las m~­ Angst. que el retomo al seno materno es un fantasma de impotente. Por eso.
jeres. experimentan - es él quien habla - es mucho mayor que la expen- ciertamente, el pupilo que Sartre se dedica a incubar en cc;t~ humb~. Ya
mentada por el hombre. Entonces va y consulta a Tiresias, así, en broma. quien incita mediante toda su obrJ a compartir de su ex1stem:1a la pcsadct..
pue~ los dioses no siempre miden las consecuencias de sus actos. Pero. ª se dejani !it!r el falo. con acento en el ser. .
Pueden ustedes ver el falo en cuestión encarnándolo en una imagen que
propmito. dijo él, ¿dónde tengo la cabeza? Tiresias fue mujer por siete años.
está al alcance de su búsqueda. la que s~ encuentra cx·ult.a en 111.~ valva~ de
Cada siete aiios, la panadera mudaba la piel, cantaba Guillau~e
a~ucllos animalitos llamados navajas. Estos, de vez en cuando.~ ¡x111en_a
Apollinaire, y Tiresias cambiaba de sexo. no por simple periodicidad. sino
sacam;s la lengua en la sopera donde hemo~ colocado ~a cnsi:c a. qu\:;~
debido a un accidente. Tra<i haber tenido la imprudencia de molestar a dos lleva a cabo como la de los espárrago!-, con un lar))O cortapluma.' ~un, .
s.crpientcs acopladas, las de nuestro caduceo, se encontró convertido en le alambre que se introduce en el fondo de la arc_na. No sé s1 I< ~ uste-
mujer. Luego. al repetir el atentado, recuperó su primera posición. Sea cual P
des han visto c6mo ~aten eS& 1enguas de la·s nava1as· en op1stomno:.. pero
sea el o,;,ent1do de e!lta-; serpientes que uno no puede separar sin correr tan
201
200
.....
U .4NGUSTIA ENTRE GOCE Y DESEO
LA MUJER, .\.fAS VERDADERA Y MÁS REAL
~i no han tenido esta experiencia. es un espectáculo único que tienen que
de otra manera, cuando estar medio lleno es para un tarro lo mismo que e~Ur
ofrecerse. relacionado de fonna evidente con el fantasma en el que Sartre
medio vacío. Ello su¡xme que un tarro es algo que no pierde todas partes.
insiste en u1 náusea. el de ver semejantes lenguas clavarse bruscamente en
En todas las culturas, se puede estar seguro de que una civilización está
una muralla u otrJ superficie, todo eJJo inscrito en la temática de la expul-
ya completa e instalada cuando se encuentran las primeras cerámicas. A
sión de la imagen del mundo a una insondable facticidad.
veces contemplo en mi casa de campo una bellísima colección que tengo
Pues bien. ¿y luego?- podemos preguntarnos. Como se trata, al fin y al de vasijas. Manifiestamente. para aquella gente. en su época. de acuerdo
cabo. de exorcizar el cosmos tras haber socavado los ténninos fundamenta- con el testimonio de muchas otras culturas, ésos eran sus principales bie-
les de la teología - considerando aquí la cosmología como de la misma ne.s. Aunque no podamos leer lo que está magníficamente. lujosamente
naturaleza - yo diría que este curioso uso de las lenguas no me parece la pintado en sus pareces. aunque no podamos traducirlo a un lenguaje arti-
buena vía. Pero mucho más que creer. como hace un momento, que está esen- culado de ritos y de mitos. algo sabemos - que en esta va~ija está todo.
cialmente duplicado. wesentlich - y hubiera querido sonorizar la palabra Con la vasija basta. la relación del hombre con el objeto y con el deseo está
para ustedes en muchas otras lenguas todavía-, me encuentro aquí ante cier- ahí toda entera. como algo sensible y que sobrevive.
to babelismo, que acabará convirtiéndose, si me buscan la~ cosquillas. en uno Esto es lo que legitima aquel famoso tarro de mostaza que en su día hizo
de los puntos clave de aquello de lo que tengo que defendenne. rechinar los dientes de mis colegas durante más de un año, hasta tal punto
Sea como sea. esta referencia les indica por qué mi propia experiencia que yo, siempre gentil. acabé por devolverlo al estante de los potes de pa-
no es la misma. en cuanto a lo que uno ve. cuando es pequeño, en la playa, gamento.1 Y sin embargo, sabía cómo usarlo. f\1c servía de ejemplo porque.
o sea. cuando no puede hacer un agujero sin que surja agua. Pues bien, lo en la mesa - es notable - el tarro de mostaza siempre está vacío. como
confieso. es una initación lo que también surge. pero en mí. ante la marcha lo saben ustedes por experiencia.
oblicua del cangrejo, siempre dispuesto a ocultar su intención de pellizcar- Sólo hay mostaza cuando se sube a la nariz.
nos los dedos. Es muy hábil. un cangrejo. Pueden darle cartas para que las Contrariamente de lo que se cree, no soy en absoluto tacaño en cuanto
baraje. lo cual es mucho menos difícil que abrir un mejillón. cosa que el al uso de los tarros. Lo digo porque recientemente se nos planteó un pro-
cangrejo hace todos los días - pues bien, aunque sólo haya dos cartas. blema de este orden. Piera Aulagnier. que es de espíritu firme. como saben
siempre tratará de mezclarlas. serlo las mujeres. aunque es esto lo que le hará daño. sabe muy bien que es
Así. dicen. por ejemplo. que lo real siempre está lleno. Queda bien. sue- lícito poner la etiqueta Confit11ra de grosellas sobre el tarro que coouene
na con un airecillo que da crédido al asunto. un airecillo de aquí, el de un ruibarbo. Basta con saber a quién se quiere purgar por este medio Y espe-
lacanismo de buena ley. ¿Quién puede hablar así de lo real. sino yo? El rar, para recoger lo que se quería del sujeto. ,
problema es que yo nunca he dicho eso. En lo real pululan los agujeros. has- De todos modos. cuando les traigo aquí esas batenas de rarros tan pre-
ta se puede hacer en él el vacío. Lo que yo digo es muy distinto, es que a lo ciosos no crean que es sin haber convertido muchos de ellos al desgua.:~.
real no le falta nada.

Yo también .
en mis buenos tiempos. ·
en ero~· eo que la <K:-
· · t
daba discun;os
Añadí que, si se hacen tarros, incluso todos iguales. seguro que son di- ción, el pen~amiento. la palabrJ, cin:ulaban de tal modo que apes1aban a
ferentes. Incluso es una enonnidad que. bajo el nombre de principio de in- simelría. Pues bien. lodo acabó en la ba.~ura - .·
. d. 10 arn'ba en la columna que conuene el at11ng
dividuación. esto haga sudar tinta al pensamiento clásico. Vean en qué pun- Cuando pongo 1mpe 1men . .·
ºba y en la de al lado, que con!iene el pasaje aJ acto: s1
to se encuentran todavía. Están en el mismo nivel de Bertrand Russell. mo- 0111, em barazo am . b ó y muy bien
vilizando el tiempo y el espacio enteros para sostener la distinción entre los usted quiere. Piera. distingu~r ~I c~ de actmg our quel~ : : ; iransfererr-
observado si quiere usted d1stmguirlo <."Orno lo q~ u_s -~
individuos. Reconozcan que es una bobada. . . .
..L 1 • al por supuesto. es una idea distinta. suya.. que m
c1a actutwu - o 1.:u •
Mi historia de tarros continúa. El tiempo siguiente es que su identidad. 0
~ lo !.U!'.tituible entre los tarros. es el vacío en tomo al cual está hecho un
tarro. Y el tercero. que la acción humana empeló cuando este vacío fu~ ta- J _Por o rolle: perwna ck la que resulla dificil ck~n1hanlzB,l'!:e. IN. del T 1
chado, (Ydf".t llenarse con lo que constituirá el vacío del tarro de al lado. dicho
203
202
LA ANGUSTIA ENTRE GOCE Y DESEO LA MUJER. MÁS VERDADERA Y MÁS REAL

ser discutida-. sea como sea. a lo que se remitirá es a mi cuadro, porque He aquí una mujer que un día me dice que su marido. cuyas insisten-
in\'oca en e~ texto el emhara:.o en el que se había encontrado su sujeto. cias son. por así decir, fundantes en su matrimonio, la desatiende durante
Dado que este ténnino no se emplea demasiado fuera de aquí, es aquí don- demasiado tiempo como para que ella no se dé cuenta. En vista de la fonna
de habrá tomado nota de él. en que siempre acoge lo que siente de parte de él como una torpeza, esto
Como es manifiesto en la observación, al enfermo se le impidió que más bien la aliviaría. Entonces suelta una frase que de todas formas voy a
asistiera a Ja salida de su retoño por las puertas maternas, y fue la turba- extraer de su monólogo. contando con que no van a precipitarse ustedes a
ción por sentirse impotente para superar un nuevo impedimento de este saborear una ironía que me atribuirían de un modo del todo injusto. Se
orden ¡0 que Jo precipitó a provocar la angustia de los agentes del orden expresa así- Poco impona que me desee, con tal de que no desee a otras.
reivindicando por escrito el derecho del padre a lo que llamaré hylofagia, No llegaré a decir que es una posición común y regular. Esto sólo se
para precisar la noción representada por la i1nagen de la devoración de puede valorar partiendo de la secuencia de la constelación tal y como se
Saturno. Este señor, en efecto. se presenta en la comisaría para decir que desarrollará en las asociaciones que constituyen su monólogo.
nada en Ja ley le impide comerse a su bebé. que acaba de morir. Por el con- Así pues, habla de su propio estado. Habla de ello - una golondrina
trario. es clar.imente el embarazo donde lo sumerje la calma que mantiene no hace verano - con una singular precisión, que pone perfectamente de
en este caso el comisario. que no nació ayer. y el choque de la turbación manifiesto que la tusmescencia no es privilegio del hombre. Esta mujer,
que quería provocar. lo que le hace pasar al acto, a actos que son como para cuya sexualidad es normal. cuenta lo que se produce en ella si. estando por
meterlo entre rejas. ejemplo al volante, se pone alerta ante algún automóvil que Ja hace decir
Entonces, no reconocer, cuando manifiestaJnente lo comprende. que yo para sí algo como ¡Dios mío, 1111 coche! Pues bien. inexplicablemente, en-
no podía encontrar una observación mejor para explicar lo que usted sabe. tonces se percata de una hinchazón vaginal. Esto es lo que le llama la aten-
lo que comprende muy bien. que ha puel.to el dedo en la llaga, es un poco ción ese día, y advierte que. en ciertos periodos, el fenómeno se produce
traicionar!;C a usted misma. en respuesta a la aparición en su campo de un objeto cualquiera. del todo
Esto. que por supuesto no se le puede reprochar a nadie cuando se trata ajeno en apariencia al campo sexual. Este estado, que no le resulta desagra-
de manejar las cosas tal cual se presentan, frescas y recién salidas, me au- dable, dice, que es más bien algo incómodo, cede por sí mismo.
toriza de todos modos a recordar que nú trabajo, el mío, sólo tiene interés Entonces - y me fastidia seguir con lo que voy a decirle. dice ella. esto
si se emplea como es debido. o sea. no como por lo general se ha tomado no tiene ninguna relación. por supuesto - . me dice que ~ada una de sus
el hábito, el mal hábito. de hacerlo en la enseñanza - esto no va dirigido a iniciativas está dedicada a mí. su analista. No p~do deC1r con.(agrodas.
usted. Piera - respecto a nociones que se agrupan en una especie de amon- añade, eso significaría hacerlo c<Jn una detemli"!'da finali~ad. Pf'ro 11JJ.
cualquier objeto me obliga a im·ocar/o como testigo. m s1qu1era par~ ob-
tonamiento. sólo a modo de relleno.
tener de /o que veo su apmhación. no. simpleme11te lo mirado. Y d1c1endo
Este recordatorio era para indicarles lo que les da algo de derecho a velar · d'1.~amt>.r que erta
esto voy 1111 poco demasia . do Ie1os. · mirada me avud<l - a
por lo que les aporto y que he elegido para ustedes con tanto cuidado -
retomo mi discurso.
hacer que cae/a cosa adquiera un sentido. . . de
Entonces evocación irónica de su encuentro, en una época.J~\'eDI 1
. 'd d 1título• muy conocido ...,. . Vtwre. un gran
. de 1a o bra de Steve p~<·sell!
su v1 a. e . de su vida? Esta
at1Wr . Conoció esta referem:1a en algún otro momeo 1º. .
re u·n~a la hace remitirse a1 comienzo de su vida marnmomaJ. luego se
2 p g •. aJJ, y habla de lo que fue su primer amor. aquel que no se
remonta ma.\ a . · 010 separada pero
olvida. Se trataba de un estudiante de quien se..~º ~ 1pleno ~ntido
. · do na correspon..... nc1a. en e ·
con quien conunuó manteruen 1 u .b. ·_.,_,. erd en \'erdad. la cito, un
Lo que ahora quiero decir en cuanto a la relación de la mujer con el gCX:e
de la palabm. Y t od0 0
¡ que ella e escn 1a.
. .
un.... · · l i que vo deseaba ser
Y el dci;c:o, voy a tratar de hacérselo percibir, también yo. con una de mis tejido de me11tiras. Crec1ba /11/0 o hilo un persOll(IJe. ' .
obsen-aciones.
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-.. 204
LA ANGUSTIA ENTRE GOCE Y DESEO LA MUJER. 1'.IÁS \'ERDADERA Y MÁS REAL

panz él sin serlo en modo alguno. Fue. me temo. una empresa purameme quiero conservar mi ojos, dice incluso que la mujer está más abierta a la
no~·desca. y que proseguí con la mayor obstinación hasta e111·olvenne. dice angustia que el hombre. ¿Hay que creerlo? En verdad. lo que nos importa
ella. en umz especie de capullo. Y añade. muy graciosamente - Sahe us- es captar el vínculo de la mujer con las posibilidades infinitas o, más bien,
ted. le costó mucho recuperarse. indeterminadas del deseo en el campo que se extiende a !>U alrededor.
Entonct:'s. vuelve a lo que hace <.~onmigo. Es todo lo contrario lo que Ella se tienta tentando al Otro, algo en lo que el mito también nos servi-
aquí me esfuer:.o por ser. Me esfuerzo por ser tiempre verdadera con us- rá. Como lo muestra el complemento del mito de hace un momento, la fa-
ted. Cuando estoy con usted no escribo una 1101•e/a. Lt1 escribo cuando no mosa historia de la manzana, cualquier cosa le sirve para tentarlo. cualquier
esto\· con usted. Vuelve a hablar sobre el ir tejiendo, siempre hilo a hilo, objeto. aunque para ella sea superfluo, porque, después de todo, esta man-
esa dedicatoria de cada gesto que no es por fuerza un gesto que supuesta- zana. ¿para qué Ja quiere? Para nada más de lo que la quiere un pez. Pero
mente me <.'omplazca. ni siquiera que sea acorde conmigo. No crean que resulta que con esta manzana ya es suficiente para que ella. el pececito.
forzaba su talento. Lo que ella quisiera. después de todo, no es tanto que haga picar al pescador de caña. Es el deseo del Otro lo que le interesa.
yo la mire. sino que mi mirada sustituya a la suya propia. Ú> que reclamo Para destacarlo un poco más, diría que el deseo es cosa mercantil. que
es su ayuda. Ú1 mirada. la mía, es i11sufic:ie11te para captar todo lo que hay hay una cotización del deseo que se hace subir y bajar culturalmente. y que
que absorber del exterior. No se trata de 111iram1e hacer, se trata de hacer del precio que se da al deseo en el mercado dependen a cada momento la
por mí. forma y el nivel del amor. El amor. en la medida en que él mismo es un
Pongo fin a esta lectura. de la que me queda todavía una página larga. i•alor, como muy bien dicen los filósofos, está hecho de la ideali.taeión del
Sólo quiero extraer una única palabra de mal gusto que se le escapa - deseo. Digo la idealización, porque no era como de un deseo enfermo corno
Estoy. dice, teledirigida. Esto no expresa ninguna metáfora. no hay nin- nuestra paciente de hace un momento hablaba del deseo de su marido. Que
gún sentimiento de influencia, créanme. Sólo traigo esta fórmula porque le importe. eso es el amor. Que no le importe tanto que él lo manifieste, eso
ustedes han podido leerla en los periódicos a propósito de aquel hombre no es obligatorio, pero forma parte del orden de las cosas.
de izquierdas que, después de haberse hecho arrollar en un falso atenta- A propósito del goce de la mujer. que merece ciertamente concentrar_ en
do, creyó debemos dar el ejemplo inmortal de que, en la política. la iz- él toda clase de cuidados por parte de su pareja. y que ella sabe: muy bteo
quierda siempre está, en efecto, teleguiada por la derecha. Por otra parte obtener. la experiencia nos enseña que la impotencia del partcnaire puede
es precisamente así como puede establecerse una relación estrechamente ser muy bien aceptada. así como sus faltas técnicas. porque la ~os.a se pone
paritaria entre ambas partes. de manifiesto igualmente en ocasión del fiasco. como nos lo hizo obsrn·:ir
Entonces, ¿adónde nos lleva todo esto? A la vasija. La vasija femenina. Stendhal. En caso de que esta impotencia sea duradera, s1 se ve eo _algun
caso que un muj'er se procura. tras cieno · ·
uempo. al gu na a)•uda cons1dera-
·
¿está vacía, está llena? Qué importa, si se basta a sí misma. aunque sea para udor
·
da más eficaz. al parecer es más bien por una especie P · de • ,,-- que
""''"
consumirse rnntamente. como se expresa mi paciente. No le falta nada. En
no se dioa que eso le es negado. por el mouvo que sea.
ella la presencia del objeto está, por así decir, por añadidura. ¿Por qué? • to · vez sobre el masoqu1s·
SI. ustedes recuerdan mi~ fórmulas de la u• 1lima . .
Porque ~'la presencia no está vinculada a la falta del objeto causa del de· · · ·. sea el !lllL~ll:¡tu~-
mo, destinadas. como verán. a devolver al masoqwsmo. ya. "dad de ouo
seo. aJ (- q>) con la que está ligada en el hombre.
mo del perverso. el masoquismo moral o el fcmenm~ ~u ~~ acerca de
La angustia del hombre está ligada a la posibilidad de no poder. De ahí modo inaprehensible, si recuerdan ustedes lo que" he ~•ac "b do ;il
la ocultación. por el g~e del Otro-.::l g=~~=:~:::~:r~~erán
el m.ito. tan masculino. que hace de la mujer el equivalente de una de sus
costtllas. Le han quitado esa costilla. no se sabe cuál, y por otra parte no le
falta ninguna. Pero está claro que en el mito de la costilla se trata precisa- :C
Otro - . de una angus~ que trata i . :quiere un senudo muy distinto.
ustedes que el masoquismo ,emcmno a
mente de~ objeto perdido. La mujer. para el hombre, es un objeto hecho
con eso. bastante irónico. Y otro alcance. i .. se capta que e~ prt'Ciso plantear
Dicho alcance si.~lo es posible atrapa! o_s1 <un•~•ma masculmo.
La angu~tia existe también en la mujer. Kierkegaard. que debía dC' tener . . · ¡ · uismo fememno es un ,,........,
en su pnm:1p10 que e ma.<;OQ •
algo de la naturaleza de 1ire!>ias. probablemente más que yo, porque yo
107
206
LA ANGUSTl.4 ENTRE GOCE Y DESEO LA MUJER. MÁS VERDADERA Y MÁS REAL

Segundo punlo. En este fantasma, y en r~lación a la estructura maso- Hecha esta observación. que es conclusiva. entrarnos en el ejemplo que.
qui~a imaginada en la mujer. es por procurai.:1ón co~10 el ho~bre hace que en suma. me encuentro en posición de hacerles apro\'echar, gracias al fa-
su !lOCe se sostenga mediante algo que es su propia angustia. Es lo que vor que todos le debemos a Granoff por haberlo introducido aquí.
m:~bre el objeto. En el hombre. el objeto es la condición del deseo. El goce
depende de esta cuestión. Ahora bien. el deseo. por su parte, no hace más
que cubrir la angustia. Ven ustedes. pues, el margen que le queda por reco-
rrer par.1 estar al alcance del goce. . 3
Para Ja mujer. el deseo del Olro es el medio para que su goce lenga un
objeto. si puedo ex.presam1e asf. conveniente. Su angustia no es sino anie Para c.:omprender lo que Lucy Tower nos dice en su artículo acerca de
el deseo del Otro. del que ella no sabe bien. a fin de cuentas, qué es lo los dos varones que estu\'ieron en sus manos, no creo poder encontrar me-
que cubre. Para ir más lejos con mis fórmulas. diré que en el reino del jor preámbulo. se lo he dicho. que la imagen de Don Juan.
hombre siempre está presente algo de impostura. En el de la mujer, si hay He vuelto a trabajar muchas veces para ustedes sobre esta cuestión en
algo que corresponda a esto, es la mascarada, como ya dijimos en su estos tiempos. No puedo hacerles recorrer sus dédalos. Lean aquel libro
momento en referencia a un artículo de Joan Riviere. pero es completa- execrable de Rank titulado Die Don Juan Gestalt. Es un embrollo, pero si
mente distinto. ustedes disponen del hilo que voy a darles. esto les parecerá mucho más
En conjunto. la mujer es mucho más real y mucho más verdadera que claro. Don Juan es un sueño femenino.
el hombre. porque sabe lo que vale la vara para medir aquello con lo que se Lo que haría falta alguna vez es un hombre que fuese perfectamente
enfrenta en el deseo. porque pasa por allí con la mayor tranquilidad. y por- igual a sí mismo, como la mujer puede vanagloriarse de serlo en cicna for-
que siente. por así decir. cierto desprecio por su equivocación, 2 lujo que el ma respecto al hombre. Don Juan es un hombre a quien no Je fallaría nada.
hombre no se puede permitir. No puede despreciar la equivocación del de- Esto es perfectamente sensible en ese término al que tendré que vol\'er a
seo. porque su cualidad de hombre consiste en preciar. propósito de Ja estructura general del masoquismo. Casi parece un canielo
Dejar que la mujer vea su deseo, evidentemente, es a veces angustiante. i.ubrayar ta relaci6n de Don Juan con la imagen del pad~e en tanlo que no
¡,Por qué? Les ruego, de paso, que observen la distinción de la dimensión castrado. Quiz:ís to sea señalar que se trata de una purd imagen femenma.
del dejar ver respecto del par del voyeurismo y el ex.hibicionismo. No sólo Esta relación se lee pcrfectamen1e en lo que usledes pue.den encontr~ en
está el mostrar y el ver, está, para la mujer, el dejar ver, cuyo peligro proce- el dédalo y en algún rincón en Rank. Si conseguimos relac1onar:lo con cien~
estado de los nutos · Do n Juan ......
. · y de 1os ntos. .... nn-sentaria nos dice - y aqu1
-· ·
de. como mucho. de la mascarada. Lo que en el caso de la mujer hay para
dejar ver. es que hay, por supuei.to. Si no hay gran cosa, es angustiante, pero su olfato lo guía-. a aquel que. en épocas pa~adas. e~ ca¡xi.r. dc dar e : :
es siempre lo que hay, mientras que para el hombre dejar ver su deseo es sin por ello perder la suya. La famosa práctica del dcr~~ho ~; JlC' m~ d. t
. , d . ·aben es mlli~·a. ue 1 sscer o e
esencialmente dejar \'er lo que no hay. como la existencia. que como uste es s •. .
. en esto Pero Don Juan.,~ una
Así. \'can ustedes, no crean que esta situación, cuya demostración pue- destlorador de la primera noche. se bas arían : · . co-
. . . id e su efe<:lo mdu.;o en quienes no
de parecerle~ bastante compleja. deba considerarse tan desesperada. Si se- bella h1s1ona. que funciona Y_pn uc · . ~ . ntcs del cantll moz.ar·
gur.unente no les presenta la cosa con10 fácil, ¿pueden ustedes ignorar el nocen todas sus genlilezas. Sm no
duda. ;;,r~;:de ff~"'°
tiano. y hay que encontrarlas más bien en s
que en Don
acceso al goce que procura para el hombre?
De todas formru. todo esto es muy manejable si de ello sólo se espera Gitwanni. . rea de Don Juan es que la
La huella sensible de lo que les pl~reo ~l>t da para ~l. pero a cos-
felicidad.
e:
compleja relación del hombre ~<~n ~i°º/::~ de : n Juan está ligado a la
ta de aceptar su im~srura rnd1ca!. ~ hf g_ empre en el lugar de otro. E.~.
aceptaci<Ín de dicha 1mpos1ura. El es a s1
por así decir. el objelo absoluto.
2. MjptTA dr tu mlpriM!. IN. del T.I

208
L4. ~\NGUSTIA ENTRE GOCE Y DESEO LA MUJER. MAS VERDADERA Y MÁS REAL

Obsen·en que no se dice en absoluto que él inspire deseo. Si se desliza cosas en toda su inocencia y su frescura. Pero el primero se manifiesta de
en la cama de las mujeres. está ahí no se sabe cómo. Incluso se puede decir una forma que no se distingue tanto de la del otro.
que él mismo tampoco lo tiene. Está en relación con algo frente a lo cual Ambo~ Ja fatigan con su fonna de mascullar, con su forma de detenerse
debe cumplir con cierta función. Llámenlo odore di femmina y nos llevará a media frase. su cin:umstantiality, lo cual significa que todo lo cuentan,
lejos. Pero el deseo tiene tan poco que ver en el asunto que, cuando pasa el con su forma de repetir. con sus minucias. En fin, sea como sea. ella es
odon? di femmina. es capaz de no darse cuenta de que es Doña El vira. 0 sea, analista. y lo que observa en el primero es su tendencia a atacarla en su
aquella de quien está harto. quien acaba de atravesar la escena. potencia de analista. En cuanto al segundo, más que de destruirla como
Hay que decirlo. no es un personaje angustiante para la mujer. Cuando frustnmte, se trata de ir a obtener de ella un objeto. Sobre este particular se
sucede que una mujer siente que es verdaderamente el objeto en el centro hace a sí misma la observación de que quizás sea porque el segundo es más
de un deseo, pues bien, créanme, de esto es de lo que en verdad huye. narcisista. En verdad. como pueden advertirlo quienes tengan algo de cul-
Ahora vamos a entrar, si podemos, en la historia de Lucy Tower. tura. esto no concuerda con las otras referencias que podemos tener acerca
del narcisismo. Por otra parte, no es tanlo el narcisismo lo que aquí está en
Tiene dos hombres. quiero decir en análisis. Como ella dice. manten-
juego respecto de ella, sino lo que se llama la vertiente anacütica. como la
drá siempre con ellos relaciones humanamente muy satisfactorias. No me
propia analista lo verá a continuación.
hagan ustedes decir que el asunto es simple, ni que ellos no tengan todas
Por largo. por fastidioso que sea el camino recorrido tanto con uno como
las de ganar. Ambos son neurosis de angustia. Al menos es el diagnóstico
con el otro sin que nada ponga de manifiesto la eficacia del análliís de trans·
con el que ella. se queda luego de examinar todo detenidamente. Estos dos ferencia, aun así, de todo eso, nos dice. subiste en ella algo que no llene
hombres tuvieron, como es debido, algunas dificultades con sus madres, y nada de profundamente desagradable. y las respuestas contratrans~cren·
con susfemale siblings, lo cual significa hermanas. pero situadas en una dales que percibe como las suyas propias no supe~ en abM>luto. dice. el
equivalencia con los hennanos. Ahora se relacionan con mujeres bien ele- línúte de lo razonable, más allá de las cuales se hubiera expuesto~ extra·
gidas. se nos dice. para ejercer cierto número de tendencias agresivas y viarse toda analista femenina que. con tales personajes, no estuviera en
otra<;. y para protegerse de una tendencia. por Dios, analíticamente indis- guardia. Ella lo está. y muy especialmente. . .
cutible, hacia el otro sexo. En el caso de estos dos hombres. dice ella. yo Muy especialmente, tr.itándose de su primer paciente. p~~ atenc1l'in a
estaba peifectamente al tanto de lo que ocurría con sus mujeres. y en par- lo que ocurre en su mujer. . Vela por esta u•1u· ma de· un modo quizá.~ _ un .poco
ticular que eran excesivamente sumisos, poco hostiles y en cierto sentido más preciso. Cuando se entera de que la esposa ti~ne un ~queno ~,:'~º~
. tá 1 que tcm.la que esta mujer u.;nva
excesivamente devotious, y que ambas mujeres, nos dice, porque se pone te psicosomático se dice que no es ma · · b. fi 'ad'
· • . . al f hay una angustia 1en IJ a.
directamente a examinar las cosas con prismáticos, que ambas mujeres es- ra un poco hacia la ps1cos1s. pero que . ·~ . . ual p mucho que
taban frustradas por la falta de una suficientemente non-inhibi1ed Luego. no piensa más en ello y I~ s1tuac1ón.~~:1/; en ~o:~uenda. cl
. rre en la trans1erenc1a Y ....,.. • •
masculinc assertiveness, de una forma suficientemente 110 inhibida de afir- analice todo 1º.que ocu . uede hacer en su análisis de ~~ confüctoS
morse cotiw hombres. En otros términos, no se las dan de hombres lo sufi- uso que el paciente. c:I pnmero. P . ~, . tención y las rompensaciones
. obtener de su analista mas a .
ciente. Aquí entrarnos en el meollo de la cuestión. ella se forma su propia con su mujer. para . dre lao; cosas siguen sm avan1.ar. .
idea del asunto. de lo que nunca encontrO en su ma , . . to y hará avamar la.\ cosai- ?
. denará el monrruen
En c..-uanto a ella, por supuesto, sin saber que en todo esto corre el riesgo
. Qué es lo que dei;enca a1· r el que se: da cuenra de
(.. · t" ne ella lll an 1sta. po
Un sueño. nos dice. que Je · . . .. n tan mal con esa esposa.
de entramparse, se siente muy pmtective. un poco excesivamente protectil'e. 0 que las cosas ~ava ·
que quizás no sea tan se_gur . 11 la a:naiista. excc~ivamenk' bien.
aunque de un modo diferente, nos dice. En el caso del primer hombre, pro- En el sueño. esta mu1er la ac.;og~ a e a, .., u·e"" ninguna intención de
tege ~n poco demasiado a su mujer. En el segundo caso. un poco demasia- f posibles que ,,,> ,,.. .
le muestra de t~. 1as .ºnna\io. lo cual hasta ahora fonnaba parte de los
do a el. Lo que la tranquiliza es que ella se siente mucho más atraída por el torpedear el amihs1~ de su man . . -'-1 todo dispuesta ll adoptar. res-
'>egundo. Y ello porque el primero tiene, de todas formas, algunos .
presupuestos de1 asun1o, y que ella esta ""
pJyclu>sexual problem:1 no tan atrayentes. De todas formas hay que leer las
2Il

210
L.\ ANGUSTIA ENTRE GOCE Y DESEO U MUJER. MÁS VERDADERA Y MÁS REAL

pe...·to a la analista de su marido. u~a actitud que llamaremos, para traducir sferencia a partir del momento en que su propio deseo se vio implica-
la aunó~fera del sueño. cooperativa. Esto le pone a la analista la mosca tran . 1 1 , f .,
d _como ella misma destaca con parucu ar va enua -y en una unc1on
.Xtrás de Ja oreja. Comprende que hay algo que es preciso revisar por corn- ~la que se encuentra en posición de rivalidad tercera con personajes de
pkto en su l'Oncepción de su paciente, que en verdad ese tipo trata de hacer :u historia. Entonces, soporta las consecuencias de este deseo, hasta tal
en su "ida de pareja todo lo necesario para que su mujer se sienta mejor, di- punto que experimenta lo que los analistas engloban bajo el nombre de
cho de otra manera. que el deseo de este buen hombre no va tan a Ja deriva, carr.•-over, que significa prórroga y designa el fenómeno en que los efec-
que el muchacho se toma en serio a pesar de todo. que hay alguna forma de tos cÍe la contratransferencia son más manifiestos. Es cuando sigues pen-
~icuparse de él. En otros términos. es capaz de jugar el juego, de tomarse por sando en un paciente mientras te encuentras con otro.
un hombre. algo cuya dignidad hasta ahora le había sido negada. Sin embargo. nos dice. cuando casi había llegado al final de mis fuer-
Cuando hace este descubrimiento, cuando vuelve a centrar su relación zas. todo desaparece de la forma más divertida. amusing/y, y repentina. AJ
con el deseo de su paciente. cuando se percata de que hasta ahora ha des- irse de vacaciones en ocasión de una de sus pausas anuales. se percata de
conocido dónde se situaban las cosas. puede llevar a cabo verdaderamente que no le queda nada de este asunto. Eso ~o le interesa en ab~lu.to. Se e~­
con él una revisión de todo lo que hasta ese momento, en ella. se ha desa- cuentra verdaderamente en la posición mítica del Don Juan mas libre Yete-
rrollado en el engaño. Se descubre que las propias reivindicaciones de reo cuando sale de la alcoba donde acaba de hacer de las suyas.
transferencia han sido una impostura y. a partir de este momento, nos dice. Una vez producidos esta escisión y este despegue, ella recupera su efica-
todo cambia. cia. su adaptación aJ caso y, si puedo expresarme a.si, la implacable_ de~nudez
Pero todo cambia. ¿cómo y en qué sentido? de su mirada. Le había sido preciso tomar la medida de su relación con el
Hay que leerla para comprender que es a partir de ese momento que el deseo y percatarse de que éste, por complejo que podamos suponerlo - ya
análisis se le hace particularmente duro de soportar. Todo tiene Jugar. dice. que ella indica claramente que también tiene sus proble~as -.• nunca es. al
en medio de una tempestad de movimientos depresivos y de rabia desnu- fin y al cabo, algo con lo que uno pueda mantener las distanCJas.
da. como si el paciente me pusiera a prueba a mí. la analista. pedazo a pe-
dazo. Si. por algún instante de inatención. nos dice, alguno de esos pedaci- En este punto continuaré la próxima vez.
tos no hubiera sonado verdadero, si alguno hubiera sido de imitación. sen- 20 OF. MAR10 OE 1963
tía que mi paciente se habria hecho pedazos todo él. Aunque no lo ve todo,
sin embargo sabe nombrar de qué se trata - es. dice, sadismo fálico verti-
do a un lenguaje oral.
¿Qué nos llama la atención aquí? Dos cosas.
En primer lugar. los propios términos empleados confinnan lo que les
he designado como propio de la naturaleza del sadismo. o sea, que la bús-
queda sádica apunta al objeto y, en el objeto, al pequeño fragmento faltante.
Una vez que ha sido reconocida la verdad de su deseo. es ciertamente de
una bú.<;queda del objeto de Jo que se trata en Ja fonna de comportarse el
paciente, cuyas anomalías señaladas como poco atrayentes son ciertamen-
te de orden sádico.
_En !'ieg~ndo lugar. situarse en la línea por Ja que pasa la búsqueda del
objeto sádico no ei; en absoluto ser masoquista. Nuestra Lucy Tower no se
rq>roc~ de nada semejante. y nosotros tampoco tenemos ninguna necesi-
dad de imputár<;elo. Simplemente, atrae sobre sí una tom1enta. y por parte
de un personaje con quien sólo se puso verdaderamente en relai.:ión en la
213
212
--=----- --

XV

UN ASUNTO DE MACHO

lllcy Tower Y la comedia edfpica


Lo que /alta, un a.mnto de macho
ú1 que /Jaman ridfcu/ommre la pen--.;..<....
n .,,.,,,,

Una vasija sin interior. ni exterior


Lo cirrunci.rWn. una in.ftirución

Entonces, vayamos directamente al meollo del a~unto.


. Voy a plantearles una pregunta colectiva. Quienes, debido a las vaca-
cl l(~nes escolares, no puedan asistir a nuestra cita el próximo miércoles que
e\ anten Ja mano.
Bien. Entonces, no habrá seminario el próximo miércoles ru· el · ·
te d 1 . • s1gu1en-
. e a semana llamada de Ramos. ni el siguiente, de fa semana llamada
de Pascua. Así. seguiremos e1 miércoles de la semana llamada de Quasi-
modo, o sea, el 24 de abril.

Retomo las cosas por nuestra Lucy Tower. a quien tomé como ejemplo.
desde cierto ángulo. de lo que llamaré las facilidades de la posición teme-
nina en cuanto a la relación con el deseo.
El ténruno facilidades tiene aquí un alcance ambiguo. Digamos que una
menor implicación en las dificultades del deseo le permitió rau>Jlllf en la
posición psicoanalítica. si no de un modo más sano, al menos con más li-
bertad, en su articulo sobre la cootratrJJ1sferencia.
Debido a lo que ella llamó aquí, bastante sanamente, su coa1r.11r.1n...rerenci.a
y que yo llamaré su autocrítica interna. se dio cuenta de que había descuidzdo
algo de lo que se podría llamar la justa apreciación o \.-Cnlrlllllicnro del deseo
de su paciente. Ella no nos aporta propiamente lo que le dijo en aquel momcn-

215
L.\ .-\NGUSTJA ENTRE GOCE Y DESEO UN ASUNTO DE MACHO

tll. nos dil-e tan solo que tomó en consideración una vez más las e . . so y de un modo que para ella es amusin,lfl)' sudden. tan sor-
. ·ai d 1 . . x1gen. stan
e. .1 a un Pª· • • ,
orno divertido en su caracter ·
repenttno, se percata de que. des-
\'.'ias transterenc1· es e aque paciente. pero esta vez poniéndole las· cosas
prenucnte c . . ·
. d 1 .... ll ta cosa no dura tanto tras la finahzac1ón de las scs10nes. e-
R
en su punto. pué~ e ou .
Ahora bien, al hacerlo. por fuerza le dio la itnpresión de que era se . so Ja y piensa en otra cosa. . ..
· ns1-
ble a aquello mismo que acababa de descubrir - a saber. que él se ocu _ p¿por qu é". Sabe muvJ bien que por mucho •
que él busque, nunca ha
, •
sido
ba mucho mas · de su mujer.
· que es mas pa
· casero d e lo que resulta en su círcu- · 'ó ,, "ue »ncontrase Se trata precisamente de esto, que él se de cuen-
cuestl n ue ., ~ · · . ,
lo conyugal y que ella no lo había sospechado - . y el paciente no pudo ta de que no hay nada que encontrar, porque lo que ~s el.~b1eto de~ª. bus-
sino trJducir esta rectificación. al parecer, en los siguientes términos_ su queda para el homhre, para el deseo macho. sólo le lOnc1eme. por así de-
deseo. el del paciente. está mucho menos desprovisto de influencia sobre cir. a él. 1
su analista de lo que él creía, y no está excluido que sea capaz. hasta cierto Tal es el objeto de mi lección de hoy. Lo que busca es (- ljl). o que a
punto. de someter a su deseo a esa mujer, su analista - en inglés, to stoop, 11· te falta - pero esto es una cuestión de macho. .
doblegarse, Slze stoops to conquer, título de una comedia de Shcridan. Esto e ªp . parte ella sabe muy bien - déjenme decirlo y no se entus1a~-
or su • · 1
es. al menos. lo que Lucy Tower nos refiere en sus propios términos, tene- men ustedes_ que no le falta nada. O mejor dich~. qu~ la tonna en que a
mos que confiar en ella. falla interviene en el desarrollo femenino no esta articulada en el pi~
Ella destaca igualmente que ni por un instante es cuestión de que esto donde la busca el deseo del hombre. cuando se trata prc~p1amen~e para él
se produzca. A este respecto, está de sobra en guardia. to ware off. no es un d la búsqueda sádica que acentué de entrada aquí este ano. consistente en
bebé - ¿y cuándo lo es una mujer? Pero la cuestión no es ésta. f\.1ediante h:cer que surja aquello que en la pareja debe estar en el lugar supuC'sto de
esa rectificación, que le parece una concesión. una apertura que se le ofre- la falta. Ell · . J muy bien en
ce. en verdad el deseo del analizado es puesto de nuevo en su sitio. Ahora De esto es de lo que él tiene que hacer su duelo. a '!'11~u a h . l
. . . . . . tr lY ·o del duelo. El uenc que a~er e
bien, el problema es que dicho lugar. él nunca ha podido encontrarlo. Esto el texto lo que h1c1eron 1untos. es ese ..ª aJ I· medida en que la pmpia
es. su neurosis de angustia. duelo de querer encontrar en .su pareJ~ -.~n ·a~rdema~1adoquéhace-
Lo que entonces encuentra ella en el paciente, lo dijimos la última vez.
. se s1tua
anahsta . . co mo una pare1a · femenina.
. .sm1•s ctamenial. del hombre. 1·al
su propia. fal ta (- q; )• I·a 1.:·astracíón • pnmana. un .
, b' lóg'1 . la de la.' pa111cu-
.
es que se desata su furor. Quizás no estaría mal que volviera a tratar sobre tede. el ruvel de su raiz 10 1.:a.
ello un poquito. como se la designé a us sen 1 .'ó .11 -re nivel de la e~ala animal.
de la copu ac1 ne •·' Q ·
Esto la somete a presión. Es scrutiniz.ed, escrutada, escrutinizada. como laridades del instrumento odo irá bien. nos dice Lucy Tower. ¿ ue
~ dice en inglés, lo cual le hace sentir que no puede pem1itirse la menor Una vez que haga este duelo. t ·t buen hombre. que nurKa
. .- . pod emos entrar con es e di'
desviación. Soy puesta a prueba. dice ella. trocito a trocito, y si pareciera s1gmhca esto. smo que r ·11'rán ustedes llamar la come a
· 1 ¡0 que me pcnn1 ·
por un instante que no soy capaz de responder. pues bien, es rni pacienre ha alcanzado este mvc ·en reímo~ -
f' i""' ¡11ien h1;:,o wdo t'.ro.
ue I" ,,.. 1
quien se haría mil pedazos. edípica? Podremos em~zar ll sd. h . t1·empo. acuérden.-;e de Jones y
De eso se trata. 1o sa
• hemos· de e . ace . :enda en la mtervern:1 . .'ó mo-
n .
¿Qué significa esto, sino que, habiendo buscado el deseo del hombre. . kommen. la ~omp ª'
1 1· · m¡ed1a
lo que encuentra en él como respuesta no es la búsqueda de su deseo. el de la moralisches Entgegen d 1 ley Vamos a !'('presentar ,1 L' .
ral. Si c:~tá castrado, es a causa ~ ~ó~os. resulw L·onoc1do. e:;tá Mtua-
el~ es la bú.'l<¡ueda de a, del objeto, el verdadero objeto? Aquello que está
en Juego en el deseo, que no es el Otro. sino ese resto, el a. Es lo que ella de la le~'-
J
Ahí nos enconu·ru110s mas
• el deseo de nue. 0
str buc:n hombl'(' wm11 tos canu·
1 mu1 del
do En suma. he aqu1 que . . do una ve7. má.' que a no
misma llama tener nuü masoquismo de /o que crefa. . . d por la ley. demosrran
~ dtgo esto porque lo escribe así. Por supuesto. se equivoca. Ella no nos bien tra7.a os ·sma cosa. .,
deseo y la ley son una sola y nu: dar el pa.~ ~igmc:nle.
e.,tá hecha en absoluto para entrar en el diálogo masoquisla. Su relación con .. He dado a entender lo sufic1enhte parhbal oo de la diferem:ia entre lo que
el Otro. el Otro paciente, el Otro macho - que ella yerra hasta tal punto. (. no es !oufic1entt".
Ah ·
· po rque no . e ª. ....ªl ,,racias a e~te due 1o.
C-OmO van a ver -. lo demuel.tra suficientemente. . . se ha lranquea... .,
había antes y la ctap¡1 que .
Y aguanta hastantc bien, aunque resulte agotador. Simplemente, cuan-
do~ acercan la!'. vacaciones, ya no puede más. Feliunente, las vacaciones 217

216
LA ANGUSTIA ENTRE GOCE Y DESEO UN ASUNTO DE MACHO

Pues bien. lo que había antes era pn)piamente la falta. 1 Él estaba agobia- trata de Ser , más, fuerte • más deseable, que la madre . - porque enseguida . se
do por la carga. por el peso de su (- IP ). Era desmedidome11te pecador_ da cuenta de que el tiempo está de s.u lado -. smo cJc tener el objeto. ~
acuérden...e del uso que hice en su momento de este pasaje de San Pablo. pro fu nd a insatisfacción que está .en 1uego .
en Ja estructurn .del deseo es,. s1
Doy. pues. el siguiente paso. puedo expresarme as{, precastraltva. S1 n:sulta que ella se mtercsa prop1a-
ente en la castración (- ip ), es en la medida en que entra en los problemas
;el hombre. Es secundario. E.<> deulero-fálica. como lo articuló Joncs con
mucha pertinencia.
2 He aquí alrededor de qué gira toda la oscuridad del debate, a fin de cuen·
tas nunca resuelto. sobre el famoso falicismo de la mujer. debate en el que
todos los autores están igualmente en lo cierto, a falta de saber dónde se
encuentra verdaderamente la articulación. No pretendo que u.-.tedc~ la c<~n­
La mujer no tiene ninguna dificultad ni. hasta cierto punto, corre riesgo
serven. presente e inmediatamente silua.ble, en sus. mentes. pero tengo_m:
alguno buscando lo que es el deseo del hombre.
tención de conducirlos alü por los suficientes carrnnos como para que alh
Con todo. en esla oca'iión. no puedo sino recordarles el pasaje célebre. que
donde esto ocurre ustedes acaben sabiendo y sepan dónde se da un ~tl1
cité hace tiempo, del texto atribuido a SaJon1ón. Se lo doy en latín. que es
cuando se teoriza. .
como tiene todo su sabor - Tria su11t difficilia mihi, dice el rey de la sabidu- En la mujer, es inicialmente lo que ella no llttu! lo que con~utuye al
ría. et quartum pe11itus ignoro, hay cuatro cosas sobre las que nada puedo principio el objeto de su deseo, mientras que. en el ca.\O del homhre. es lo
decir. porque no queda de ellas huella alguna, viw11 aquilae in cae/o, del sur- nue él no es y en qué punto desfallece. .
co del águila en el cielo. de la serpiente en Ja tierra. del navío en el mar, y .., . . 1 . hé hecho avanzar por la \'ía del fanta.,ma de Don Juan.
Por este motno es . nde aJ
\•iam \'iri in adulescentula, y de la huella del hombre en la muchacha. Nin- Si el fantasma de Don Juan es un fantasma femenino. e~ porque rcspo
guna huella. anhelo d~ la mujer de una imagen que de,empeñe ~u fulnc~~~,' fciu~~~~
Se trata, aquí. del deseo y no de lo que ocurre cuando es el objeto en h nhrc que lo renga o L'wu,
fantasmática - que haya uno, un. or •. . J'¡J¡¡d _. t<xJaHa
cuanto tal lo que se sitúa en primer plano. Esto deja pues de lado los efcc· . .. . desconocam1enll> endente de la rea a . .
de la cxpenenc1a. es un e<ln ·nlcrlo. l.u que implu.:a ~·asa·
tos sobre la adulescentula de muchas cosas, empezando por el exhibicio- más. que lo tenga siempre. que no ~ufon:ma C:.\ que nmguna mujer puede
nismo y, detrás de esto, la escena primitiva. Se trata de otra cosa. mente la posición de Do~.J~alen~ lo ue él 1icne en común nm lll mu)Cf. a
Entonces. ¿cómo hay que tomar las cosas para concebir lo que ocurre arreb¡¡társelo. he aquí lo escoca .. 1 • qllatado porque no lo ucnc.
en la mujer, respecto a lo que sospechamos, o sea, que tiene su vía de acce· quien. por supucslo. no puede ser e ~edel Jc~eo masculino e~ que e:.c ob-
so a la falta? Lo que la mujer ve en el homenaJ -' . . - \e con\·ierta en prupae·
•-s en nuestro~ 1crm111o~ ·
Nos machacan bastante los oídos con la historia del Penisneid. Aquí es jeto seamos pru den.... · á lo que ,n;aho de pl3n1e111. un
donde considero necesario acentuar Ja diferencia. dad suya E~to no significa nada m ~qued'd de o~iri) tal e~ el objeto
mock, de ~ue no se pierda. El miemhro ~r >Eºte mal~) f'u~damental Je la
Por supuesto, para ella 1111nhién hay constitución del objeto a del deseo. Ja • todia de lot mu1er. -' d
Resulta que la'i mujeres hablan. Habrá quien lo lamente, pero es un hecho. Je la búi.queda y de i:us b la mujer es sulie1en1emen1e e~uca·
dialéctica sexual entre el hum re Y_ . rt h1 expcrienda p~11.:ológ1'11 Je
Ella. por lo tanto, también quiere el objeto, e incluso un objeto taJ como el nor toda una tradid{m. Y. por otra pa e.I· "'ra cn lo~ es.:rilll~ de Paul
que ella no tiene. Esto es ciertamente Jo que Freud nos explicó, su reivin- do ,.. ·d e tiene e~la pa ª" b ~
la mujer. en el ~enll o qu . mpre picn!>ll que un !¡(1m re .
Bourgcl. nos dice q~e una ~~= 1~ºg::n1iza que hay un hombre que oo
dicación del pene seguirá vinculada hasta el final a la relación con Ja ma·
dre. ~sea. con la demanda. En la mujer, el objeto ar.e constituye en dcpen· extravía con o1ra mu1er. Don
dcncia rc~pccto a la demanda. Ella sabe muy bien que. en el Edipo. no se se pierde en ningún caso. f )rma~ pnvilegiada~. típica.~. ~ rci.ulver ~I
Hay evidentemente olfa\ e .1 a para la mujer. hay otro fanla.\ltlll, si
difícil problema de la relación con e
l. fau,,. IN del T.I
219

218
L.\ ANGUSTIA EIVTRE GOCE }' DESEO UN ASUNTO DE .~ACHO

u!'t~s quieren. pero no le surge naturaln1ente, no lo ha inventad 11 .p.idamente por la ,11amma de la unión del vientre con sus dos
. . o e a, lo que pasaba ra
encuentra rrt1dy-made. Para que despierte su interés. es preciso que ella . ·orno en un momento de vértigo ante lo que ve.
mus 1os. e . - .fi bl má .
tenga c11~na clase de estómago. El niño, por su parte. pobre idiota. mira el ~queno gn 110 ~ro e U-
E!'toy considerando. dentro del orden de lo nonnal. aquella clase d . vagamente sobre si ahí hay algo extrano. Luego, tendra que apren-
co. D uda . . . d ,·
dura f~micadora cuyo más nohle ejemplo nos lo proporciona Santa Ter ~ der. 3 su propia costa. que eso que tiene ahí n? existe. quiero ecu en com-
sa de A' ila. Otro acceso. éste más irnaginario, nos lo proporciona el ti~ aración con Jo que tiene papá. c?n lo q~e ~1e~n los hennanos ?1ayores,
de la enainorada de los curas. Un paso más y tenen1os a la erotómana. La ~te. Ya conocen ustedes toda la pnmera d1al~ct1ca _de la comparación.~­
diferencia está en función del nivel donde colapasa el deseo del hombre ués aprenderá que no sólo es que eso no existe, smo que eso no quiere _sa-
ron lo que él representa. más o n1enos imaginario. como enteramente con- ~r nada. 0 más exactamente. que eso hace lo que le _da la g_ana. ~or decirlo
od tendrá que aprender paso a paso, en su expenenc1a md1v1dual. a ta-
fundido con el a.
He mencionado a Santa Teresa de Ávila. tamhién hubiera podido hablar ~h;¡0 del mapa de su narcisismo. precisamente para que pueda empezar a
de la bienaventurada Marguerite Marie Alacoque. que tiene la ventaja de servir de algo. , . . .
No digo que sea tan sencillo, sena insensato atnbutrmel~. po~que. por
pennitimos reconocer la propia forma del a en el Sagrado Corazón. En
- uesto naturalmente. también está el hecho de que. por asi decir. cuanto
cuanto a la enan1orada de los curas. no podemos decir. lisa y llanamente, :xs se h~nde la cosa. má~ vuelve a la superficie. E.~te juego es. a fin de c_uen-
crudamente. que baste con la castración institucionalizada para establecer- . ·, . . . del apego homosexual o sea - J11ego a que quien pierde
lo. pero de todos modos. en esta dirección. plantearemos que el a en cuan- tas. e pnnc1p10 · ·
to tal. perfectamente aislado. es puesto en primer plano y que se le propo- garw. . r ito a darles una indicación. pero que se acerca a lo que
ne como el objeto elegido de su deseo. En lo que se refiere a la erotómana. Con esto m~ ~ . . fundamental de lo que llaman
les han podido md1car. acerca de I~ estructura el vínculo homo!'Cxual. es la
no es preciso que el trabajo esté preparado, lo hace ella misma.
ridículamente perversión. A cada instante, en! . me esta castración. El ob-
Nos encontramos pues, de nuevo. en el problema anterior. o sea. qué po- . . e"o El homoi.exua asu .
castración lo que esta en JU "'. · . 1 edi"~ en que pi"erde.
demos articular de la relación del hombre con esos diversos a tal como se
jeto del JUego es e - · · 1 . _ ·
. l< 'P) y ~ gana es en a in "" , ·
onstituyó un problema la u1u-
proponen. o se imponen, y de los que se dispone más o menos. como aquello Voy a ilustrar lo que. para m1 sorpresa. e
que da su estatuto último al objeto del deseo en su relación con la castración. ma vez cuando les recordé el tarro de mostaza,. me diJ·o - E.ftoho tiien
Les pediré que vuelvan por un instante a mi estadio del espejo. articularmente aten o, , ..,,
Uno de mis oyentes, P no ncs ofendfamas dentiJSiuuo.
/
En otra época. pasaban una película hecha en Inglaterra. en una escuela aquel tarro de mosta:.a. al men~s,'::i:;.~~a cuestión dd contenido. lo lle·
especializada. esforzándose por hacer coincidir la genética psicoanalítica pero resulw que ahora usted ':in
con lo que podía proporcionar la observación del niño. El valor de este do- 1w hasta la mitad. ¿y con qué' .
cumento era tanto mayor cuanto que aquellas imágenes se habían tornado Vamos. pues. .. . ffi¡l ue define al Homn ftJ«r. Mten-
sin la menor idea preconcebida. Habían cubierto todo el campo de lo que El - <P es el vacío de la vas1p. la nus ~ el hom~ ~. !-Ín duda. el
' . . · rdiahncnte una h!J • · fundamcO-
se puede observar de Ja confrontación del pequeño baby con el espejo, lo tras que la mu1er es pruno lado en la especie humaJl3. uene chic
cual confirmaba plenamente. por otra parte, los datos iniciales y finales que alfarero. Incluso ya sólo por estedi ~ el hilo e~ para la agu1a et~
to aquel estribillo - como ~s ce .rende ser natural. No es UIJl
i.:
yo había aportado. .
Recuerdo que e!>ta película fue una de las últimas cosas que se presen- para el muchacho. R_eferenna qu~r apariencia de la ~asija. y_e,11kntc~~
taron en la Sociedad Psicoanalítica de París antes de que nos ~paráramos. mujer se presenta. sin duda. con . al HQftfO Jaber en cuesuón. el altarero.
La separación estaba mu) próxima. y quizás por ello fue vista con no de- es esto lo que engaiía al ~~enarre.contertd el objeto de su~ n-
· 1 - .maoina que esta va.<itJ3 puede - e: .tá inscrito en nuestr.t expene
m•siada atención. Pero yo mantenía toda mi presencia de espíritu, Ytoda· E. se i ,,. . adónde oos lle\· a C!'IO. e;. 1 digo toda apa·
vía~ aquella imagen sobrecogedora que presentaba a la nifuta frente Pero vean bien . . 10 .:ual ~-u a lo qlJ(' es
. 1 "'-mos deletreado paso a paso.
al CspcJO. Si hay algo que concrete la referencia a lo no especularizable que c1a. oª"'
destaqué el año pa.'>ado, e:; ciertamente el gesto de aquella niña.. su mano 111

220
L.i\ ANGUSTIA ENTRE GOCE Y DESEO
UN ASUNTO DE MACHO

rieocia de deducción o de reconstrucción. La cosa fue advetida · se a ello. de un modo, cienamente, algo confuso, a falta de toda
. . • sin duda.
partiendo del lugar correcto en la-. prenusas. pero fue advertida mu h a consag rar . 1fenomeno
. a1·fi
· · . c o antes . ·
art1cu 1ac1
ón d'ialéctica. pero en fin. hab1a
.
esbozado
.
e que c 1 1-
de \."'\"1mpren~r q~ s1gmfi~aba. La presencia fanta<omálica del falo en el fon- caba como RtmdbevonURUnR. elecc1ón preferencial en el campo fenomé-
J..-, de la vasija. quiero decir del faJo de otro hombre, es un objeto cotidi· . anali'ti' co en cuanto a los fenómenos de borde.
de nuestra experiencia analítica. No tengo necesidad de volver una vez ~ meo .
El borde de la vasija de la castración es un bo~e totalmc~te r o ,
ed ndo
a Salomón para decirles que dicha presencia es enteramente fanta'imáti:. ue no tiene ninguno de los complejos refinarruentos en los
muy f r aneo • q · · f' il
Por supues~o. hay cosas que están en la ~asija, y ?1uy interesantes para que los introduje a ustedes con la banda de Moeb1us. Sm embargo. es ac
el deseo, por ejemplo el huevo. Pero en fin. este proviene del interior, y nos introducirlos. Basta con hacer ~ue se ~nan dos punto~ opuestos del borde
demuestra que si hay vasija es para complicar un poco el esquema. El hue- de la vasija. invirtiendo a medio c~no las superficies. de tal fo~ q~e
vo puede sacar alguna ventaja de los encuentros preparados por el malen- como en la cinta de ~1oeb1us. y nos encontramos ante una \3SIJ3
se u nan . 1 ex
tendido fundamental. quiero decir que no resulta inútil que se encuentre allí que pennite pasar con la may~r comodidad de la cara mtema a a cara -
con el espermatozoide. Pero, después de todo. la partenogénesis futura no tema. sin tener que franquear Jamás el borde.
está excluida. Mientras tanto, la inseminación puede adoptar fonnas muy
distintas. Por otra parte es en la trastienda donde se encuentra la vasija ver-
daderamente interesante, el útero. Es interesante objetivamente, lo es tam-
bién psíquicamente. al máximo - quiero decir que, en cuanto la materni-
dad está presente. ba<;ta ampliamente para captar todo el interés de la mu-
jer. En el momento del embarazo. como todo el mundo sabe, todas esas his-
torias del deseo del hombre pasan a ser ligeramente redundantes.
Entonces, vayamos a nuestra vasija del otro día. nuestra humilde vasija
de las primeras cerámicas, e identifiquémosla con (- ¡p). Es la vasija de la Estnu·tura de las jarras a (la botella de Klein)
ca<;tración.
En una pequeña vasija vecina.. déjenme poner por un instante, para la
.. . las 1· amis a y ahí es don-
demostración. lo que para el hombre puede constituirse como a minúscu- ) . produce en las otras vas1J1tas. •
Esto es o que se
la. el objeto del deseo. de empieza la angustia. ucde bastar para reproducir_ lo que
Es~ dos vasijas están ahí para un apólogo, destinado a destacar que a, Tal metáfora. por supuesto •. ~o p .. al ti· ene la mayor relación con
el objeto del deseo, sólo tiene sentido para el hombre cuando ha sido verti- . ¡ vas1J1ta ongm . . ·
hay que explicarles. que a la renda seAual. el surg1nuen10 m-
do de nuevo en el vacío de la castración primordial. io q ue está en juego en E cuanto a po ·e de imáaenes - chinas.
El primer nudo del deseo macho con Ja castración sólo puede producir-
1 uc toda una sen ""
termitente de su fuerza. s o q fácil mostrarles. de una eroto-pr?pc·
se a partir del narcisismo secundario. o sea. en el momento en que a se se- japonesas y otras - que serí: una erótica. hace fácilmente acccs~bl~.
para. cae de i(a), la imagen narcisista. Hay un fenómeno que es el fenóme- déutica. incluso propiamente d nuestra culturn gran cantidad de ama-
no constitutivo de lo que se puede llamar el borde. Como les dije el año pa- ría difícil encontrar en
Tampoco se __,,,.
· de qué mv....,
sado a propósito de mi análisis topológico, no hay nada más estructurante genes de este upo. . . ,.ase nos permite captar ..
que la forma de la \'asija, la forma de su borde. el cone mediante el cual se No es e,'ltO lo angusuante. El traSd "t .. .., .. dentro de la ,·asaJB de me·
el hecho e !ti u... ,_ 1 tanlO me-
aísla como vasija. el a adquiere su va1or por ¡ nos-a La vasija está por o . .
En un tiempo lejano, se esbozaba la posibilidad de una verdadera lógi- nos-phi y por el bec~ de ser. aq~~';¿: llen~ Pero. corno les dije l:s ulu:
ca rehecha de acuerdo con el campo psicoanalítico. Está por hacerse, aun- dio vacía al mismo ueTtr~~~asc lo esencial. sino el de la ttansfigurllC
que ya le..' he dado má.'i de una muestra - de lógica pequeña y grande - . vez, no es el fenómeno
digo lógica 'J no dialéctica. Alguien como lmre Hennann había empezado 223

222
L·\ ANGUSTIA ENTRE GOCE Y DESEO
UN ASUNTO DE MACHO

Je la ,·asija. Si la \'asija se toma entonces angus1iante, es porque el . 3


a rellenar a medias . 'd o por 1a castración original. a viene
. el h ueco cons11tu1
Toda\'ia es preciso añadir que este a viene de otra pane. y que sól 0
constituye por mediación del deseo del Otro. Ahí es donde vol\'e se No sé. Stcin. en qué punto se encuentra usted del comentario que lle\'a
· 1 &' b' d 1b
encontrar la ~gusua. Y a 'º~ª ~. igu~ ~. or~e d~ la otr~ \'asija que.
mos ª a cabo sobre Tótem y tllbú, pero esto podría llevarlo a alx>rdar también
taJ como esta hecho. no penn1te d1st1nguir m 1ntenor ni exterior. Moisés)' el monoteísmo. .
La angustia. pues. se constituye y. toma. su lugar en una relación que se. Creo que no podrá evitarlo. y entonces se quedará wrpre~d1do por la
instituye más allá del vacío de un pnmer tiempo, si puedo expresarme así, forma en que se escamotea por completo el. pr~bl~ma, srn .embar~o
de la castn1ción. Por eso el sujeto sólo tiene un deseo en lo que a estacas. estructurante como pocos. de saber si algo en la mstttuc16n mosaica r~fleJ.ª
tración primera se refiere - volver a ella. el complejo cultural inaugural, y qué función tu\'O a este respecto la insti-
Tras la intenupción que tendremos. les hablaré exlensamente del ma- tución de la circuncisión. .
soquismo. hoy no hablaré de él. Si quieren ustedes prepararse para escu- En todo caso. por fuerza tendrá usted que comparar la ablac16n del pre-
channe hablar a este respecto. les doy ahora mismo - es un lapsus por mi pucio con este extraño objeto retorcido que un día le puse entre la~ manos.
pane no haberlo hecho antes - la indicación de un artículo, precioso entre matena · l.1zado. para que viera cómo se estructura eso una vez reahzado en
todos porque se alimenta de la experiencia más substancial, cuyo autor es fonna de un trocito de cartón. Se trataba del resultado del corte c~ntral.~el
alguien de quien puedo decir que estoy desolado por el hecho de que las cross-cap. en Ja medida en que aisla algo que se define como enc~ac~ón
circunstancias me hayan privado de su colaboración. Se trata del anículo 'zable Es lo que puede tener que ver con la cons11tuc16n
de 1o no especulan · .
de Grundberger. Esquisse d'11ne théorie psycho-dynamique du masochisme. de la autonomía de Ja a minúscula del objeto del ~eseo. .
en el número de abril-junio de 1954, nº 2, del tomo XVIII de la Re1•ue u • algo parecido a un orden pueda introducirse en el aguJe~~· en e1
Qe . · d" 1 s lo que la circunc1s1ón cn-
frant;aise de ps}·chanaf.vse. Que yo sepa. no creo que se le haya dado a este fallo constitutivo de la castración pnmor
. . d
'ª .
e 1
al bra Todas as l'Oorucnau.u
"·· _,_, de la cir-
anículo el destino que merece, aunque se publicara en Londres con los fas- cama. en el sentido propio e esta P. a .
'ó ·tual incluso muca.
f.: de los pn·mordiales ac·
·
tos de la Fundación del Instituto de Psicoanálisis. A qué se debe este olvi- cuncisión, la con fi1guraci n n ', da . · bo muesiran c.¡ue tiene la rela-
do. es algo que no trataré de dilucidar. cesos iniciáticos en Jos que es 11~\ .ª .ªócad 1' h,ieto del deseo.
. . 1 orma1tnzac1 n e o , -
Verán ustedes indicado en este anículo - sólo lo invoco para mostr.lf- c1ón más evidente con a n memos a una ley que a una
1~ enseguida el valor del material que en él podemos obtener - de qué El circunciso es consagrado - consa~d 1u Por otra parte. aquí nos
. y por eso se trdta e .
modo el recurso a lo imaginario de la castración, a un quisiera que me los cierta relación con e10 tro. d rtar el fuego de la .funl1gh1.
al que pecten o apo . ·.
conaran. puede aparecer como una salida apaciguadora. saludable, para la encontramos en e 1 pun to. .
n un A que esta 11 1. h · el Dios de la tr.11J1c1l1n
angustia del masoquista. acerca de lo que se sostiene e .
Encuentro aquí sólo una indicación del tiempo primordial de la castra· judeocristiana. ed.io tan judaico "-omo el dd p.~icoo-
so mrcsa que. en un m _.....:..1~ .•--·'-
ción. en tanto que el sujeto vuelve a él, en tanto que pasa a fonnar parte de Causa enonnc 'do·.. .· t rrogados text~ cien · mil \'cces rccl•• ""'"'u== . b .
su mira. Ciertamente, no es éste un fenómeno que apone en absoluto la úl- nálisis. no hayan s1 . rem e . Parle -de la Refonna, por a!á dcctr. Y a.'iW
tima palabra sobre esta estructurd compleja, y por otra parte ya he dado las los Padres

de la Iglesia hasta Jos . e:> .odo de la Contr.irreforma.
· decir el pen .. -..L-
suficientes indicaciones como para que sepan que. en cuanto a los víncu· el siglo XVIII. con .esto qwero . 1 XVII del ~ncsis ~refiere aJ "" .... u:r
Lo que se nos dice en el cap1tu o.' 'ó 1 inedida en que forma parte
los de la angustia con el ma'>oquismo. apunto a un punto del todo distinto a d 1 ·ircunc1s1 n en a · .
propó<;ito de la turbación momentánea del sujeto. . fundamental de la ley .e a e za. Este capítulo h~·e ~emont~.1a ~ns-
del pacto que Yahvé hace en la zar. S. duda a la criuca cxcgtoca este
He aquí algo que nos devuelve a lo que destaqué al final de uno de mis
tituci6n de la circuncisión a Abrahamrdoal. imnuy se~sihlemente postenor a la
úln~ ~minarios ~pecto a la circuncisión.
pasaje le parece un añad'do 1 .sace t • •

215

224
LA .A.NGUSTIA ENTRE GOCE Y DESEO
UN ASUNTO DE MACHO
tradii:ión jehovática. y elohística, o sea, los dos textos. primitivos. de 1mq~
se \.-Ompont>n los hbros de la ley. felizmente, tenemos testimonios más directos de la circuncisión de los
egipcios. Tenemos dos testimonios que llamaré iconográficos - ustedes
Tenemos, sin embargo, en el capítulo . XXXIV el famoso . episod'mq~
no carece de humor. sobre el rapto de Dina. hennana de Simeón y de Le . me dirán que no es mucho.
1 Uno es del Imperio Antiguo, está en Saggarah, en la tumba del médi-
hija de Jacob. Se trata. para el hombre de Siquem que la rapta, de ohtene v1'
de sus hermanos. Simeón y Levf• exigen . que
. se circuncide
• - No poden:os~ co Ank.hmahor. Se dice que es un médico porque las paredes de la tumba
entreg3:" nuestra hermana a u~ .1~ctreunc1so, senamos deshonrados. Aquí están cubiertas de figuras de operaciones. Una de estas paredes no~ mues-
hay. evidentemente, superpos1c1on de ambos textos. En efecto, no se sabe tra dos figuras de la circuncisión, de las cuales les he representado la de
la izquierda. No sé si he conseguido hacer legible mi dibujo, que se limi-
si es uno solo el que se hace circuncidar, o todos los siquemitas a un tiem-
ta a destacar las líneas tal como se presentan. He aquí el niño que está
po. Desde luego. esta proposición de alianza no podía hacerse únicamente
siendo circuncidado. He aquí el órgano. Un niño que hay detrás lo sostie-
a título de dos familias, sino de dos razas. Todos los siquemitas se hacen
ne en sus manos, porque es necesario. Un personaje que es un sacerdote,
circuncidar. Resultado, quedan inválidos durante tres días y los otros apro-
acerca de cuya calificación no voy a cxtcndenne hoy, está aquí. Con la
vechan para degollarlos. mano izquierda sostiene el órgano, con la otra este objeto oblongo que es
Es uno de esos episodios encantadores que no le entraban en la cal>cza
un cuchillo de piedra.
al Sr. Voltaire. y que le hicieron hablar tan mal de este libro admirable en Este cuchillo de piedra. lo encontramos también en olm texto que hasta
cuanto a la revelación de lo que se llama propiamente el significante. ahora ha resultado completamente enigmático. un texto bíblico que dice
Con todo. es como para hacemos pensar que la ley de la circuncisión que tras el episodio de la zar1.a ardiente. cuando Moisés se entera de que
no se remonta sólo hasta Moisés. Me limito a destacar los problemas que a han desaparecido todos aquellos que. en Egipto, recordaban el asesinato de
este respecto se plantean. un egipcio. por él perpetrado, puede volver. Vuelve, pero Jurante el II'llyec-
Ya que se trata de Moisés, y Moisés es reconocido en nuestra esfera to, cuando se detiene - de antiguo se rraduce en 11nll posada. pero de-
como egipcio. no sería completamente inútil plantearnos qué ocurre con las jémoslo - Yahvé lo ataca para matarlo. E.'i todo lo que se dice. Entonces
relaciones entre la circuncisión judaica y la circuncisión de los egipcios. su mujer. Séfora. circuncida a su hijo. que es un niño pequeño. y. rocando
Esto me sirve de disculpa para prolongar todavía entre cinco y siete minu· con su prepucio a Moisés, que por su pane no est.1 circunciiliidu, lo p~·
tos lo que tengo que decirles hoy, para que no se les pierda lo que he escri· va misteriosamente mediante esta operación, mediante este conracto, del
to en la pizarra. ataque de Yahvé. quien entonces ce~a en i;u alaque. . .
Cierto número de autores de la Antigüedad hablan de la circuncisión de los Se dice que Séfora circuncida a su hijo con un cuchillo de p1edr.i. Volve-
. t """O.'i más ranJc nnnlUC' lalll·
egipcios.. En particular. el viejo Heródoto, que sin duda a veces chochea pero mos a encontrar este cuch11lo cuarenUI y ran os ''" . · ~- .. ., _
bién está todo el episodio de las ordalía.~ impue~'ta.~ ª los ~g1pclo.\, ~a.~ ~ :;
1
1
que resulta muy valioso, no deja la menor duda en cuanto a que en su época. o
la as cuando en el momento de entrar en la uc:rra de Cana.'in. Josue m:: .
sea una época muy baja pard Egipto, Jos egipcios en conjunto practicaban la p g ' ' . ·h·ll d piedn1 y cin·unciilii a toc.k>s lo que aqm
circuncisión. Lo destaca tanto que incluso articula que a quienes todos los esta orden -Toma lu 'u' 1· 0 eJ C.. - .. .<- Se IJ'a1a de qUICllC'S
. . han ·'"-·
semi~ de Siria y de Palestina deben esta costumbre es a los egipcios. Se ha
están, que van a entrar en 1a uerrd e cu........ . .. . . ILlCJUU
durante los años del desierto. durante los cuales no han sido ,1n;uni:1lo~
~ mucho al rcspe<.10 y, despué.<> de todo, no es1amos obligados a creerle. . b é . d de encilllll de \lJC:\ll':I calle.za - cu
Yah\•é añade _Ahora ha r retira o .
También lo plantea, extrañamente. a propósito de los colquidianos. de quienes. dick el Je~precio de los eg1pc1os.
se trllduce por levanrado. suspen >- 1 . 'ó -•- utih1..irfos
afi~ serian una colonia egipcia, pero dejémoslo. · . irque tenga a mrenc1 n =
Les recuerdo estos textos, no pt . 1deseo o la neccs1·
Griego como es Y en su época. sin duda, no puede ver en ello más que todos. sino con el fin de suscitar en ustedes al ITIC'nos e .
una medida de higiene. Destaca que los egipcios siempre prefieren el he·
dad de remitirse a ellos. h. ,, de pi.edm Indica. por lo
cho de ~1ar limpios, katharoi, al de tener una bella apariencia. En esto. d tenoo en e1 cu<: 111 ·
Por el momento. me e .,. . . .. ó t' ene un origen muy antiguo.
Heródoto, COlll(i buen griego, no nos disimula que circuncidarse es siem· menos. que la ceremonia de la circunc1S1 n i
pre. de lt>do!. modos, desfigurarfle un poco.
227
22fJ
LA ANGUSTIA ENTRE GOCE Y DESEO

Estll to confirma el descubrimiento - por parte de Eliot Smith, cerca de


Luxor si mal no recuerdo, pn1bablemente .
en Naga-ed-Deir - de do s ca-
. .
Já,·eres que tkvan la huella de la crrcunc1s16n y que corresponden al _
nodo prehis1ónco. . o sea, no cstan. moDll'fi1cados de acuerdo con tas formpe
. . p , 1 l as
que perrnilen datarlo~ en la ~stona. or s1 so o, e cuchillo de piedra asig-
naría a esta ceremonia un ongen que por lo menos se remontaría a ta era
neolítica.
Por otra parte. para que no quepa ninguna duda. tres letras egipcias. estas
tres. que son respectivamente una S, una B y una T. SeBeTh. nos indican
expresamente que se trata de la circuncisión. El signo que está marcado
aquí es un hápa.'<, sólo se lo encuentra -~quí. Parecería que es una forma
borrada. gastada. del determinativo del falo. que encontramos mucho más
claramente inscrito en otras inscripciones.
Otra forma de designar la circuncisión figura en esta línea. que se lee
'
FaHeT. F, la víbora cornuda La H aspirada que es también el signo que está
aquí. la placenta. Aquí. la T, que es la misma que ven ahí. Aquí. un LA S CINCO FORMAS
determinativo que es el determinativo de la ropa - les ruego que tomen DEL OBJETO a 1ni11úscula
nota porque volveré a referinne a esto - no se pronuncia.
Aquí. otra F. que designa el. PaN significa prepucio. Con la N. una N
que es la preposición de, esto significa antes de que yo haya sido separado
de mi prepucio. Pa significa ser separado de su prepucio. Esto tiene igual-
mente toda su importancia. porque la circuncisión no tiene que ser tomada
simplemente como una operación. por así decir. totalitaria. Un signo, el ser
separado de algo. está propiamente articulado en una inscripción egipcia.
En vista del valor. el peso que se da en estas inscripciones. si puede de-
cirse así, a la más mínima palabra. el hecho de que se mantenga al prepu-
cio como ob~to de la operación. al igual que aquel que la ha sufrido. es un
matiz que les ruego adviertan. Volvemos a encontrarlo en el texto de Jere-
mías, tan enigmático y tan ininterpretado hasta ahora como el que les he
mencionado hace un momento. en particular el de la circuncisión de su hijo
por parte de Séfora.

Crw haber esbozado lo suficiente la función de la circuncisión - no sólo


en Sll'I coordenadas de fiesta. de iniciación, de introducción a una consagra- j
ción especial, sino en su estructura de referencia a la castración a partir de 1

sus relaciones con la estructuración del objeto del deseo - como para pac1er
avanzar ~con ustedes el día en que les be dado nuestra próxima cita.

27 DE MARZO PE 1963
XVI

LOS PÁRPADOS DE BUDA

LA causa, sfncopa del objeto


LA cene<tJ de ú1 an~ustia
l.LJs judfos y la /unción a del ".fto

'
·~
.• El masoquismo criJ/ianQ
¿Hombre o mujer?

~~ dejé con una afirmación que ponía en cuestión Ja función de la cir-


cu~c1s1ón. e.n la economía del deseo, Ja del objeto en el sentido en que el
ps1coanális1s lo funda como objeto del deseo.
E.~a lección terminó con un pasaje de Jeremías, parágrafos 24 y 25 del
capítulo IX. que desde siempre ha planteado algunas dificultades a los tra-
ductores, porque el texto hebreo se traduciría - Castigaré a todo circun-
ciso en su prepucio. Término paradójico al que los traductores. incluso uno
de los últimos y uno de los mejores. Édouard Dhorme, han tratado de darle
la vuelta con la fórmula - Obraré con severidad contra todo circiurciso
al modo del iru:ircunciso.
Sólo recuerdo aquí este punto para indicarles que se trata, ciertamen-
te, de ciena relación permanente con un objeto perdido en cuanto tal. Este
objeto a en tanto que cortado presentifica una relación esencial con la se-
paración en cuanto tal. El pasaje citado no es único en la Biblia. pero Hu·
mina con su paradoja extrema qué está en juego cada vez que allí se em-
plean los ténninos circunciso e incircunciso. Se trata de algo que no está.
ni mucho menos, localizado en ese pequeño pedazo de carne que es ob-
jeto del rito. /ncirc:unciso de labios, incircunciso de cor.t.Zón rodas esas
expresiones que son numerosas a lo largo de este texto, que son en él casi
comunes y corrientes, destacan que la separación esencial respedo de una
cierta parte del cuerpo, cierto apéndice, se convierte en simbólica de una
relación fundamental con el cuerpo propio para el sujeto en :idelante
¡; alienado.
1. Hoy retomaré las cosas con más amplitud. desde más arriba. desde más
t lejos .

-~
ZJI
L.\S CINCO FORMAS DEL OBJETO a mimíscula LOS PÁRPADOS DE BUDA

Como algunos saben. vuelvo de un viaje que me ha aportado alou Incluso Kant. Kant sobre todo, sigue repleto de causalidad, permanece
experiencias. y iamb1én· 1o esencia· 1- e~ todo caso, 1a proximidad, la visión.
e- nas
pendiente de la justificación -. que h~ta ahora ningún a P_riori ~ conse-
el encuentro con algunas de esas obras sm las cuales el estudio m;is atento de guido reducir - de esta función, esencial de toda nuestra v1venc1a mental,
los textos. de la letra. de la doctrina. en particular en este caso Ja del budis- la función de Ja causa. En todas partes, la causa demuestra ser irrefutable.
mo. no puede sino permanecer como algo seco. incompleto. sin vida. irreductible. casi inasible para la crítica.
Voy a reseñarles lo que fue este acercamiento para mí mismo, y vere- ¿Cuál es esta función? ¿Cómo podemos justificar su subsistencia con-
mos cómo se puede incluir en lo que es este año nuestra cuestión funda- tra toda tentativa de reducirla? Ca<ii puede decirse que esa tentativa consti-
mental. en la medida en que la dialéctica sobre la angustia se desplaza ha- tuye el movimiento sostenido de todo el progreso crítico de la filosofía
cia la cuestión del deseo. occidental - movimiento nunca concluido.
Pues bien. si dicha causa demuestra ser tan irreductible, es en Ja medi-
da en que se superpone, es idéntica en su función a Jo que aquí les enseño
este año a circunscribir y a manejar como aquella parte de nosotros mis-
mos. aquella parte de nuestra carne. que pcnnanece necesariamente atra-
pada en la máquina formal, algo sin lo cual el formalismo lógico no seria
para nosotros absolutamente nada
El deseo es. en efecto. el fondo esencial. la meta. el punto de mira, tam- Este formalismo no hace más que requerimos y damos los marcos de
nuestro pensamiento y de nuestra estética trascendental, nos atrapa por al-
bién la práctica de todo lo que aquí se anuncia. en esta enseñanza. acerca del
gún lado. Nosotros le damos. no 1an solo Ja materia. no lan solo nuestro ser
mensaje freudiano. Hay algo nuevo y absolutamente esencial que pao;a por
de pensamiento, sino el pedazo carnal arr.mcado de nosotros mis~. E.~
este mensaje, y es la vía por la que este mensaje avanza. ¿Quién de entre us-
este pedazo Jo que circula en el formalismo l_ógi_co 1al como se constuuz:
tedes - bien habrá alguno. o algunos. espero - puede dar cuenta de ello?
mediante nuestro trabajo referido al uso del s1grufican1e. _La parte de no
En el punto en que nos hallamos. o sea, retomando nuestro impulso tras tros mismos que está atrapada en la máquina Y que es 1rrecuperab.le por
una larga interrupción. necesitamos motivar nuevamente aquello de lo que siempre jamá.<;. Objeto perdido en Jos distintos ni\'eles de la expcnen~1a cor-
nos ocupamos este año. o sea. el lugar sutil, el lugar que tratamos de cir- poral donde se produce su cone. él es el soporte, el substrJto au1énu1.-o. de
cunscribir y de definir. aquel lugar nunca advertido hasta ahon1 en todo lo
toda función de la causa. . fun-
que podemos llamar su irradiación ultrasubjetiva. el lugar central de la fun- Esa parte corporal de nosotros mismos es, esenc1almen1e y por ~u .
ción pura del deseo, por así decir - lugar en el que les demuestro cómo se . • rpo y que nosotros ~omos
ción, parcial. Conviene recordar que es c~e del dcsc:oen cuaniocuer-
forma a, el objeto de los objetos. objetales, Jo cual significa que sólo somos obJetOSde •-· ~pos creadores de
Nuestro vocabulario ha promovido para este objeto el término de ·al . Jrdar puesto que uno "'~ e
pos. Punto esenc1 a rei:< .• . · al ún suslilulo. El deseo sigue sien-
objctalidad como opuesto al de objetividad. Para condensar esta oposición ta negación es apelar a alg? d1s11nto.~I ~ ~ deseo del cuerpo del Olro.
en fónnulas rápidas, diremos que la objetividad es el término último del do siempre en úhimo témuno deseo cue . .
pensamiento científico occidental, el correlato de una razón pura. que. a fin y únicamente deseo de su cuerpo. _, ' que qu1em Y nada má.f. Con
de cuenta.<;, se traduce en - se resume mediante, se articula en - un for- . d . · nos _ Es tu cora:.un '" · .
Ciertamente. ec~ de iritual. la c:!.Cncia de tu ser, o bien
mali!;mo lógico. Si me siguen ustedes en mi enseñanza de los últimos cin- esto. se pretende designar n~ sé ~u~ ~ .;..mprc la verdad. Este cara·
· 11
tu amor. Pero aqu1 e engua,
·.•e tr.uciona. i:omo
h s.... · · ·
n"·•~ en la me1áfora que JUSU-
co 0 !leis añoi;, !\aben que la objetalidad es otra cosa. Para darles el relieve . 0 1 ,1·cJamo:i que no ay ....... .
de su punto crucial y forjar una fórmula equilibrada con respecto a la pre- 1,ón sólo es metáfo".1 si ' . · ramática de oponer el St'nrido PfOf'.1º
cedente. diré que la objetalidad es el correlato de un patitos de cone. Pero fique el hábito propio de los hb:J.;.: mud1a.."' cosa,. mrtaforizar cosas dis-
~- .. .1.··
p... au<>J1camente, es ahí donde este formalismo, en el sentido anuguo
• del al figurado. El corazón puedes~ las lenguas. Para lo~ sem1w. por c~mplo.
t"-" . . . d /ti
~·u uno. comctde con su efecto. Tal efecto, desconocido en la Crlttca e tintas según las cultura.<; Ysegun ·
ra.--.ón pura, da cuenta. sin embargo, de dicho formalismo. 2.U

., 1.,
LAS CINCO FORM1\S DEL OBJETO a minúscula
WS PARPADOS DE BUDA
el \."orazón es el órgano de la inteligencia misma. Pero hacia donde qu·
. . E •ero Nosotros. analistas, sabemos lo que e~to quiere decir. La ellperiencia de
a~r su atención no es hac1a estos matlces. n esta fi6nnula, como en cuaJ.
la histérica es para nosotros suficientemente significativa como para que
quier otra metáfora de órgano, el corazón debe ser tomado al pie de la letra
sepamo~ que esta comparación, donde se deja entrever que el brazo puede
funciona como parte del cuerpo, por así decir, como tripa. ¿Por qué un~
ser olvidado. ni más ni menos, como un brazo mecánico. no es una metá-
metáfora así ha subsistido tanto tiempo'? Sabemos en qué lugares sigue viva, forn forLada. Por eso me tranquilizo en cuanto a la penenencia de este bra-
particularmente bajo la fonna ~el culto del Sagrado Corazón. zo con la función del detenninismo. Hasta cuando olvido su funcionamien-
Este pequeño volumen de Edouard Dhonne nos recuerda hasta qué pun- to. me importa mucho saber que funciona de un modo automático. y me
to el empleo metafórico de los nombres de partes del cuerpo es fundamen- importa que, en un nivel inferior, toda clase de reflejos tónicos o volunta-
tal para cualquier comprensión de la literatura viva del hebreo y del acadio, rios. toda clase de condicionamientos, me aseguren que no se escapará,
donde. cosa curiosa. no existe la expresión todas las partes del cuerpo. Les aunque por mi parte haya algún momento de descuido.
recomiendo este libro, se puede encontrar porque acaba de ser reeditado por La causa surge pues siempre en correlación con el hecho de que algo es
Gallimard. Allí todas las partes del cuerpo pasan a sus funciones metafó- sometido a la consideración del conocinúento. Ahora bien. es precisamen-
ricas. singularmente el órgano sexual. y en especial el órgano sexual mas- te el deseo lo que anima la función del conocimiento. Cada vez que es in-
culino. Los textos que evocaba hace un momento sobre la circuncisión, el vocada, y en su registro más tradicional, Ja causa es la sombra.. o Ja contra-
órgano sexual y el prepucio, extrañamente. se omiten y ni siquiera figuran partida. de lo que es punto ciego en la función del .:onocimien10. ~to, no
en el indice. esperamos a Freud para recordarlo. ¿Será necesario que evoque a N1e11.SChe
El uso metafórico, siempre vivo, de esa parte del cuerpo para expresar y a otros antes que él. que han puesto en tela de juicio que haya deseo ha10
lo que. en el deseo, va más allá de la apariencia. ¿cómo explicarlo, sino la función de conocer? - es lo que pretende Platón. lo cual le hace ~er
porque la causa ya está alojada en la tripa y figurada en la falta? Hay una en la función central. original. creadora. del Soberano Bien - es lo que pre-
obsesión por la tripa causal. tende Aristóteles, lo cual le hace creer en aquel singular primer motor que
Por otra parte, toda la discusión mítica sobre las funciones de la ocupará el lugar del 110 11.1· anaxagórico, aunque éste no puede ser un motor
.
sordo y ciego a lo que e•1 nusmo · . ·t·1ene. a saber. todo el .cosmos.
sos . E51os
causalidad se refiere siempre a una experiencia corporal - desde las posi-
ciones más clásicas hasta aquellas más o menos modernizadas. por ejem- cuestionamientos ponen siempre. en cues °
. u·ón 1 que el conocumenlo se cree
plo la de un Maine de Biran. obligado a urdir como causa última. . . _
d ? A un cuest1onam1e'nto senil
Éste trata de hacemos perceptible, mediante el sentido del esfuerlo. el Esta clase de crítica, ¿a qu é con uce · . .· .. 1co-
equilibrio sutil en tomo al cual se juega la posición de lo que está detenni- menta! de lo que parece más despojado ~I~ sen1m1un~~uºe·nªci~~bc:¡p· ~nra a
. . d ·ficado en sus u 11 mas c1 ""'" ·
nado y lo que es libre. ¿Qué voy a plantear yo para que resulte sensible lo noc1m1ento elabora o y pun 1 . s' 1 . 'ra ·1·on..< los in,tinl~ Ja.,
· · ológico on as a.'lpt c .... ~.
crear un núto de ongen psic · - -'·-do un Pºº~ más y sere-
que está en juego en el orden de la causa? A fin de cuentas, si presto aten- . - r . sólo estardfl ....... ~~· • .
necesidades - anadan re igwsas, · { d 1 razón dC' la St·hwtint1err1
ción a la función de mi brazo - pero mi brazo en la medida en que lo aíslo: d · los exLrav os e ª ·
mos responsables de to os d boca implícitllmenle en el fa.
considerándolo en cuanto tal como intennediario entre mi voluntad Ynu kantiana, con todo lo que de ella escm
acto - es en la medida en que por un instante queda aislado y requiere ª natismo. xfamos conformarnos? ¿No podC'mos
toda costa que lo recupere de algún modo. Tengo que modificar de inme- . Es ésla una crítica con la que ¡:x . más __ ..a.~n1c más allá
diato el hecho de que, si bien es instrumento. sin embargo no es libre. Ten- L lá · "0 JJ1JCU 1ar1O 0 ~ '" 11
' •
llevar más lejos lo que es. cn.Jue.. '1 . ctura? Apenas hace falla decir
go que precavennc. por así decir, contra el hecho, no ya de su amputación. de lo psicológico que se mscnbc e'n a c·shtrU mos
~no de su no-control - contra el hecho de que otro pudiera apoderarse de 1 e nosotros ace .
que esto es exactamente ·o qu .
· to que requ1
·era ser satisfecho. sino de una
· · ·
él, de que yo pueda convertinne en el brazo derecho o el brazo izquierdo No se trara de un scnum1~n-. ó del sujeto con el significanrc necesita
de otro - o. simplemente, conLra el hecho de que pueda olvidármelo en el necesidad estructural. La re ac1 n . el funcionamiento del fan-
metro. como un vulgar paraguas, como aquellos corsés que, al parecer. to- .6
la estructurac1 n ed 1 deseo en el fantasma. Y
davía M: encontr.iban allí hace algunos años, en abundancia.
Z35
L·\S CINCO FORJ1AS DEL OBJETO a mimíscufo LOS PÁRPADOS DE BUDA

ta."llla ii~plica una síncopa temporalmente definibl~ de la función del a 2


que por tuerza se borra y desaparece en una determinada fase del fu . '
·
namiento tantasmauco. ·· E sta aJan1s1s ncio-
·'" · · d e 1 a, 1a d cs.1parici6n del objeto en
tanhl que ~stc estnu.:tura cierto nivel del fantasma. es algo cuyo rcfl . ¡,De qué naturaleza es este 1:onocimiento que hay ya en el fantasma?
tenemos en la función de la causa. Cada vez que nos encontramos ante e:Jt~ No es más que esto - el hombre que habla, el sujeto en tanto que ha-
funcionamiento último de la causa, irreductible incluso a la crítica, tene- bla. está ya implicado por esta palabra en su cuerpo. La raíz del conoci-
mos que buscar su fundamento y su raíz en este objeto oculto en tanto que miento es este compromiso en el cuerpo.
sincopado. No se trata, sin embargo, de la clase de compromiso que la fenome-
Un objeto oculto está en el origen de la fe otorgada al primer motor nología contemporánea trató de subrayar de una forma fecunda y sugesti-
de Aristóteles, que hace un momento he considerado sordo y ciego a va recordándonos que la totalidad de la función y de la presencia corpora-
aquello que lo causa. La certeza que acompaña a lo que llamaré la prue- les - estructura del organismo de Goldstein. estructura del comportamien-
ba esencialista. que no sólo está en San Anselmo, porque la encontra-
to de Merleau-Ponty - está comprometida en toda percepción. Esta vía,
cargada de toda una cosecha de hechos. nos ofrece algo que desde siemp~
rán ustedes igualmente en Descartes, basada en la perfección objetiva
nos ha parecido bien deseable, la solución del dualismo del espíritu y del
de la idea para fundar en ella la existencia de esta última. esa certeza,
cuerpo. Ella hace del cuerpo. tomado en el plano funcional, una especie de
tan discutible y siempre sujeta a la irrisión. precaria e irrisoria a la vez. doble, de reverso, de todas las funciones del espíritu. No por ello debemos
si se mantiene a pesar de toda la crítica. si siempre nos vemos llevados, estar satisfechos. porque de todas fonnas algo se escamotea allí.
por el camino que sea, a volver a ella. es porque es la sombra de otra Las reacciones filosóficas, de naturaleza fideísta, que la fenomenología
certeza. y esta certeza ya la he llamado aquí por su nombre, es la de la contemporánea ha podido producir en quienes sirven a la caui.a materialis-
angustia. ta, no carecen. seguramente, de motivación, en la medida en que, tal como
La angu!>tia, les he dicho que ei. preciso definirla como aquello que no en· está articulado. incluso dejado al margen de la experiencia en la explor.1-
gaña. precisamente en la medida en que todo objeto se le escapa. La certeza ción inaugurada por la fenomenología contemporánea. el cuerpo se con-
de la angustia está fundada, no es atnbigua. La certeza ligada al re~urso a la vierte en algo irreductible a los mecanismos matenales. Tras muchos sigloi.
causa primera no es más que la sombr.i de esta certeza fundamental. Es su en que se hizo del alma un cuerpo espiritualiza~. la fenomenología con-
car.li.1er de sombrn lo que le da su costado esencialmente precario. Este costa· tempor.inea nos hace del cuerpo un alma cnfJXU-Ctzadil. -"~
· J0 uc ha~ que recondui:ir Ll wa-
do, en verdad, sólo se supera mediante la articulaci6n afirmativa que carac· Lo que nos interesa en la clll':sUúll - Ya q ·. -··• .......
1 .,.....,,, participand<> en su IUldll,_,.
!eriza a lo que he llamado argumento esenciaJista. pero esto no convence, por· léctica de la causa - no ei. en abso1utoe i.:-·r . . .
. · ¡0 se necesiwn lo.. ' /Ol'- sux1
que dicha certeza. si la buscamo~ en su verdadero fundamento, ~ revela No se trata de que a<lv irtamOS que parn v~r no 50 • 1 bañe o ll•.l en un.i
. d. r" as st'!!UD nuestrJ pie se
como lo que es, un desplazamiento, una certeza segunda respecto de la cer· que nuestras reacciones son is 1111 · . . Gold'ilrin. a quien no
cletenninada at111tSsforJ de color, como ~. 10 h.iHl llOlar _...., de ha:hos el
tez.a de la angustia. . . rl' :tamen1e \·ál1ch~. No~ csic ...,..,...,
¿Qué implica esto? Seguramente, el cuestionamiento más radical que le falt.ab~ ell~ncncias pe_ ec; nción de la funcj(lfl del i.:IJllPO. sino el ,un-
que está unpbcado en n0t.~U-J l1lt'la cadena del significante. ,;on k>da.~ sus l'On-
Jamá." '>C haya aniculado en nuestra filosofía occidental de la función del pmnúso del homlm: que habla en . fundammtal ese punlO ~og1·
conocimiento.

==//
.
~uenc1a.~. y s_u r~pc:.~
.... ·usión en
·. . lo suL-cs1vo. •
.. fundacióndcldeseO.par.tckc1rlol1.•uv. ··'-
E.'ita critica sólo puede empezar a hacer~ de la forma mál> radical si nos d\1 de una irntdiac11'irl uhrJSub1euva, ~ . ítirla cx.plicarlo iodo mc.dtan~
pcrcatamo,, de que ya en el fantasma hay conocimiento. No se ~ Jd cuerpo coni_o algo~1;; y del /nneml'tlt. sino que en
una especie de t>Sbozo de Ja amx .so en la di~-uca s1grulkante,
.· debido a e\le compronu
el cuerpo hay hlempre. ·ficado algci inerte. que es la libra de carne.
algo separado. algo saco i .

2J7
L.\S C/1VCO FORMAS DEL OBJETO a 111i111iscula LOS PÁRPADOS DE BUDA

No ~xlemos sinl~ sorprendemos una vez más. en este punto, ante el i .. d to esa función irreductible que sobrevive a la prueba del en-
creíble genio que guió a aquel q~e llaman:il~S Shakespeare, cuando fi'ó :· c1on e 1 res · .gnificante puro - éste es el punlo adonde 1os hab'1a con-
la figura del mercader de Venec:1a la temattca de la libra de carne VJ. n cuentro con el Sl . .
· 1enc 'd
duc1 o ya a .. 1te'rmino de mi última conferencia, con el pasaje de Jeremías
mu~ llien para recordamos que la ley de la deuda y del don - este hecho l'.obre ta circuncisión. .
social tola!. como lo expresó. luego. Marct:l Mauss. aunque cienamenie También les indiqué cuál era la solución cristiana - debe~a decir la ate-
era ésta una dimensión que ~udiera pa~ar de~apercibida en los albores d~ nuac1on . • c·ri· ·stiana - para esta relación irreductible con . el objeto .del corte.
siglo XVII - no le debe su 1n1port~nc1a a nmgún elemento que podamos Es · na
. da más y nada menos, el milagro que caraclenza a la sahda maso-
· t puesto que el cristiano ha aprendido, · a través de 1a d'1a1ect1ca · · de 1.ª
consider.rr como tercero, en el senudo de un tercero exlerior - intercam. qms a. h' .d. . di
bio de las mujeres o de los bienes. como lo recuerda Lévi-Strauss en sus Redención, a identificarse idealmente con Aquel. que se 11.0 1 enuco a ·
Estruct11ras eleme11tales -, sino que lo que eslá en juego en el pacto no cho objeto. al desecho dejado por l.a venga~za d1vma. . . .
puede ser y no es más que la libra de carne, que debe ser tomada. como dice En la medida en que esta solución ha sido v1v1da, orquestada, adorna·
el 1exto de El Mercader, de muy cerca del corazón. da. poeuza · d·a. he podido· hace no más de cuarenta y ocho. horas, lener. una 1
Indudablemente. si Shakespeare, ani1nando con esta lemática una de sus ·ez más un encuentro, cómico a más no poder. con el occidental que \ ue -
:e de Oriente y que considera que allí no tienen corazón, son uno~ a.~tulO~.
piezas más candenles, se la atribuye a aquel mercader que es Shylock y que
hipócritas. negociantes. incluso estafadores- se entregan. Otos m10. a toda
es un judío - llevado por una especie de adivinación que no es nada más
que el reflejo de algo que siempre se insinúa y nunca se aborda en 1oda su clase de pequeñas artimañas. . . d
El occidental que me hablaba era un hombre de una 1lu~tr.ic1.ón me m~
profundidad -. no lo hace porque sí. Es que, en efeclo, ninguna historia . . e él mismo se consideraba una estrella de magnuud algo ~upe
escrita. ningún libro sagrado, ninguna biblia, para decirlo con todas la.~ le- na. aunqu . . J · porque a!H las fo·
·or
n · · Cret'a que si había sido bien rec1b1do en apon. era das al .
tras, más que la Biblia hebraica. sabe hacemos vivir la zona sagrada donde ba 1 na · · con · gu1en
se evoca la hora de la verdad. que anuncia el encuentro con el lado impla- milias se beneficiaban de d.emostrar que~s~~tu~~a ~~~sa.~ cosa\, me diJO.
que casi había sido un prerruo Goncou~. e ·te pun10 ,...n\uro c:l nombre
cable de la relación con Dios, con esa maldad divina que hace que siempre . ·rían en nu - en es · ••
que, ¡x>r supuesto. no ocum ·tal pues como iodo el mundo
sea con nuestra carne con lo que debemos saldar la deuda. . -, digamo·s, Camargue na ·s gente mu1.:ho má.' franca.
de su pro.,·inc1a .
Este dominio que apenas he ro1..ado para ustedes. hay que llamarlo por sabe vamos con el corazón en la mano. somo
su nombre. El nombre que lo designa, y que constituye para nosotros lo nunca hay esas maniobr~ o~licuas. . . e cree iener más coru<Ín que
más valioso de los distintos lextos bíblicos que he evocado. es correlati· Tal es la ilusión del cnsuano, que iae~1pr .. duda. parece má.\ dara
vo de lo que se llama el sentimiento anlisemita. respecto del cual tan1os . . . nor qué'> La cosa. sm .
los demás. y esto, Dios mio. t.r · . . mo que es h• tentativa
el fondo del masoqu1s , . .
analistas han creído que debían interrogarse, no sin éxito algunas veces, si se percatan ustedes de que . rti'da en l.a angusW• ck Dto.~. se
· · . d 1Otro aqut conve . h
para determinar sus fuentes. Éstas deben buscarse, precisamente. en esa d.." provocar la angusua · e · ' . oda naturaleza. Lo que e~ta •·
n una segu ·
zona !\agrada, y yo diría casi prohibida. articulada allí mejor que en nin· ha convertido para el cnsuano e . ·pod·mos perdbirlo en la c:tpcnen·
. ,d · . de ambiguo. •
guna otra parte, Y no sólo articulada sino viva, siempre presenle en la vida rvx~resía llene de \U IC 0 y · ·< nc·•rsa .
r·-- · d la ¡x1s11.:1on pe.·• · · t'I 1bc
de ese pueblo en la medida en que subsiste por sí mismo en la función cia analítica a propósito e á. . ale menos que aquello que pece .
. · ·vale m s o v . • c<o la m1~-
que,ª propósito del a, ya he articulado con un nombre - el nombre del Esta h1pocres1a. t. . zón ·uando siente:" qu. 00
resto. ·om~ la hipocre~ía oriental'? T1c~c rn .~ y en este punlo e~ donde va·
i; E el Orien1al no está cnsuam .
¿Qué es el resto? Es lo que sobrevive a la prueba de la división del ma. s que
mos a 1ra1ar de adenir.unos.
campo del Otro por la presencia del sujeto. En cierto pasaje bíblico. este
rc<.to e~tá fonnalmente metaforizado con la imagen del tronco del árbol
eortado, del cual. en su función viviente. surge el nuevo tronco, en el
nombre del !Cgundo hijo de lsafas, Sear- Yasub. Hay un resto que retorna
en el shont que encontramos también en cierto pasaje de Isaías. La fun· 2.JQ

2J8
l...\S CINCO FORMAS DEL OBJETO a minúscula LOS PÁRPADOS DE BUDA

3 . perial durante varios siglos, antes del siglo X. Manipúlenla.~ con pre-
~ d 1m .d . _,
- porque pienso recuperar ensegu1 a estas tres 1otos.
cauc16n. · · 1 · · ·
Entramos en el budismo. Como ustedes s~~n. su ob~et1vo, os pnnc1p1os
No 'ºY a hacer aquí de Keyserling explicándoles la psicología oriental ·l re ·urso dogmático como de la practica ascética que con ellos se
tanto de ~ .
En primer lugar. no hay psicología oriental. Gracias a Dios. hoy día~ dacionar. pueden resumirse en esta fórmula que nos interesa en el
puede r , s cruct"al - el deseo es ilusión.¿Qué s1gm · ·ti1ca esto.? JI us1on · · no pue-
'ªdirecto a Japón por el Polo None. lo cual tiene Ja ventaja de hacemos punto m a· · ·
sentir que muy bien podría considerarse una península de Europa. Lo es, uí más que referencia al registro de la verdad. La verdad de la que
de ser aq · · la
en efecto. se lo aseguro, y un día verán ust~es aparecer, se lo predigo, a t no puede ser una verdad última, porque queda por precisar. JUnto a
setraa . · de" ·
algún Roben l\1usil japonés, que nos mostrará en qué estamos, y hasta qué ·¡ ·ón la función del ser. Decir que el deseo es 1lus1ón es cir que no tiene
l USI • · h 'do
punto esa relación del cristiano con el corazón se encuentra todavía viva 0 soporte. que no desemboca en nada. ni apunta a nada. Ah~ bien. ya an 01
si está fosilizada. ustedes hablar bastante. aunque sólo sea en Freud. del_ Nirvana. para ~ber
No es ahí adonde quiero llevarlos hoy. Quiero tomar un atajo, utilizar identifica con una pura reducción a la nada. El uso de la negación.
que no Se . . al · ~
una experiencia. estilizar un encuentro. que fue el mío, para acercarme a que es corriente en el Zen. por ejemplo. mediante ~I recurs:o signo nwu. •
no da lug:tr a engaño. Se trata de una negación bien particular. un no tener,
algo perteneciente al campo de lo que todavía puede pennanecer vivo de
las prácticas budistas, y en particular las del Zen. lo cual. por sí solo, bastaria para ponemos en guardia: .
Aquello de lo que se trata. al menos en la etapa mtermed1a de I~ rela-
Hacen bien en pensar que no será en un raid tan breve como les podré
ción con el Nirvana. está siempre articulado. de una forma exte~d1da en
aponar algo al respecto. Les diré quizás, al ténnino de lo que ahora vamos a
recorrer. una frase recogida simplemente del abad de uno de los conventos
toda formulación de la verdad búdica, en el o;enti~o ~e un no dual~:::·
ha un ob"eto de tu deseo. no es nada más que tu mismo. _No ~s •~
s;
de Kamakura. a quien me pennitió acceder. Sin que por mi parte yo se lo so- y 1 . . al del budismo. Tan wan as1. es a u nusmo a quien
otra parte. un rasgo ongm
licitara. me aportó una frase que no me parece fuera de lugar en relación a lo ·· ·to en el Vedanta.
reconoces en el otro, ya esta mscnod al na hisioria v una crítil'a del
que estamos tratando de definir aquí acerca de la relación del sujeto con el Como es imposible hacer en m o . gu_no u O' po. r la ~ía más corta. a
significante. Pero esto es más bien un campo que debe reservarse para el fu- . quí para apro:umarn .,,
budismo. sólo lo recue rd0 3 . . d pen·encia _muy partkular.
turo. Los encuentros de los que hablaba hace un momento eran más modes- tro . uu 11 7.able e 1a ex
aquello que es para noso . s . relación con esa estatua.
tos. más accesibles. más fáciles de insenar en esos viajes relámpago a los que como verán- que yo mismo tu\ e en por progreso.~. tiende a
nos limita el tipo de vida que llevamos. Son encuentros con obras de arte. . b 'd"
La experiencia u 1ca. tal y .como ·. por . ~-'uce por sus i:ammos de
etapai..
la vive quien se muvu
Puede parecerles sorprendente que califique de este modo estatuas cuya establecerse para aque1que . ' . d da esto es infrecuente-. supo-
función es religiosa y que en principio no fueron hechas con el fin de re- un modo propiament~ ascé~co fun~i~~ d~I espejo. Por otra p:ute. ~sw me·
presentar obras de arte. Lo son, sin embargo, indiscutiblemente. en su in- ne una referencia eminente a la . debido a Jo que ya conocia al res-
tención Y en su origen, siempre se sintió que lo eran y así eran recibidas, táfora es hahitual. Hace much? uem~. . espeJ'o sin superficie dolkk no
. de llllS textos. ese · . 1 f- st' a la
indcpe-ndicntcmente de tal función. No está, pues, fuera de lugar que tome- pecto, mencioné. en uno . o la etapa si ustedes quieren. a a.
mos esta vía de acceso para recibir de ellas algo que nos conduzca. no diré se refleja nada. Tal era el 1énnin _' reciso al que en1onces apuntaba. L<>
.que pre1en dí~u referirme. para el hn p .
bre la causa¡·~-·'psíquica.
IUllU
EsLl rda-
.
a su mensaje, sino a lo que pueden representar de una detenninada relación .
-<- ustedes en m1 artícu o so 1 . Jogfa una rcfef\'!!IClll tan
del sujeto humano con el deseo. encontra1 ..... . . para toda gnoseo .
ción en espejo con el objeto es b"én resulta fácil incumr en e1('fT(>r
H_e hecho a toda prisa, con la intención de preservar una integridad que 'n y de tan fácil acceso. que ram ' s fac· 1·1 que las cosa.~ de afuera
comu h ué punto e nos
comndcro muy importante, un pequeño montaje de tres fotos de una sola de la proyección. Sabemos a~::. e incluso su forma. e incluw que se
estatua. de entre las mái. bella-; que se puedan ver en esta zona en la que d . ran ell:olor de nuestra
abundan. toda" ellas del siglo X. Ésta se encuentra en el monasterio de mu- a qut~ . 1 forma de un doble.
aproximen baJO a
jerci., el convento de Todai-ji. en Nara, el lugar donde se ejerció ht autori-
2'1

240
L.\S CINCO FORMAS DEL OBJETO a minúscula LOS PÁRPADOS DE BUDA

Pero si introducimos el objeto a como esencial en la relación co Este trabajo le tomó cien años al escultor mencionado y a su escuela. Van a
1
\kseo. et asunto del dualisn10 y del no dualismo adquiere un relieve ~ue ver ustedes el efecto que produce, ver e.~ ~e frente. y luego, cuando avan-
distinto. Si lo más yo mismo que hay e~tá en el exterior. no tanto porque y~ r el pasillo. en visión perspectiva oblicua.
zas Po
La oposición monoteísmo/po l.1te1smo
lo haya proyectado como porque ha sido separado de mí, las vía~ que to- , . , al go tan c1aro como
no es quu.as
mare para su recuperación ofrecen una variedad muy diferente. ustedes se lo representan habitualmen~e, porque las mil y una estatuas que
Para dar a la función del espejo en esta dialéctica del reconocimiento un allí son todas idénticamente el mtsmo Buda. Por otra parte. por dere-
hay
cho propio. cada uno de ustedes es un Buda - po~ derec ho propm.
$Cntido que no sea del orden de un juego de manos. del escamoteo. de la ·
porque.
magia. conviene hacer algunas observaciones, la primera de las cuales, que por razones particulares. pueden haber sido arrojados al mundo con algo
no debe ser tomada en el sentido idealista. es que el ojo es ya un espejo. que cojea y que les obstaculizará el acceso de un modo más o menos
El ojo. llegaría a decir yo. organiza el mundo como espacio. Refleja irreductible. .
aquello que. en el espejo. es reflejo, pero al ojo más penetrante le resulta Con todo. el Uno subjetivo. en su multiplicidad y variabilidad infi01tas.
,·isible el reflejo del mundo del que él mismo es portador en ese ojo que ve demostró aquí ser idéntico al Uno último, en el acceso consu~ al _no-
en el espejo. Para decirlo todo. no hacen falta dos espejos opuestos para que dualismo. al más allá de toda variación patética y de todo c'.1°1b10 c~smtco.
se creen ya hasta el infinito los reflejos del palacio de los espejos. En cuan- Si tenemos que interesamos en ello no es tanto como fenomeno. smo por
to hay el ojo y un espejo. se produce un despliegue infinito de imágenes lo que nos pennite entender de las relaciones que demuestra por ~as ~onse­
entre-reflejadas. cuencias que ha tenido, histórica y estructuralmente. en los pensanuentos
Esta observación no es una simple cuestión de ingeniosidad, sino que de los hombres.
nos pennite volver al punto privilegiado que está en el origen. y que es el Debo aportarles algunas precisiones. . . . . .
La primera es que. gracia" a efectos de muluphcac1ón mscntos en la
mismo que aquel donde se anuda la dificultad original de la aritmética, el
multiplicidad de los brazos, de las insignias y de alguna~ cab_ezas q~e co-
fundamento del Uno y del cero.
ronan la cabeza central. hay aquí en realidad treinta y tres nul rresc1entoi.
La imagen que se produce en el ojo. aquella que pueden ver ustedes en .d, . E to no es más que un detalle.
la pupila. exige al principio un correlato que. a su vez, no sea una imagen. treinta y tres seres 1 enucos. s · . . 1d. Buda
h bl· d en témunos ab~o1utos. e ios
La segunda es que no es, ª an ~ . d "··n'a Buda del mdo
Si la superficie del espejo no está ahí en absoluto para soportar el mundo, . . . · depnsa. un casi- 8 u a. =
no es que no haya nada que refleje este mundo, no es que el mundo se des- Es un Bodh1sattva. o sea. ~ara lf . ro lo está, v bajo esta forma multiph-
si precisamente. no estuviera ahí. pe · más que la imagen
vanezca con la ausencia del sujeto, es propiamente que no se refleja nada. · • . ., ·h . b ·0 Estas estatuas no son .
Esto significa que antes del espacio hay un Uno que contiene la multiplici- cada que ex1g10 mue o tra ªJ · · .... . Es un Buda que tod11v1a no ha
. . ahí ahí para usteues. . .
dad en cuanto tal. que es anterior al despliegue del espacio en cuanto tal - del trabajo que da estar • "ó de la humanidad. debido sm duda
consegwdo . de smtere.
. sarse de la .salvac1 .n aba hace un momento. Por eso. .
espacio que nunca es más que un espacio elegido en el que sólo pueden ca- • los que mcnc1on ,_
a uno de aquellos 0 bstácu . · . re esta suntuosa .asamblea. ""
ber cosas yuxtapue.stas mientras haya lugar. Que este lugar sea indefinido. ..... e se prosternaran an . .,...,.n
si son ustedes. bu_d¡s....,. . ue se ha tomado la molestu1. en tan t«-·
o infinito. no cambia en nada la cuestión. deben reconocmucnro a la umdad q 1 La iconografía enumera en qué
Para que entiendan lo que quiero decir en cuanto a este Uno que no es número. de estar al alcance paro socom-t os.
mia sino poi/e, todos en plural, les mostraré simplemente lo que pueden ver
" los ·socorrerán.
e·as"'S u· · n se llama en ,,...,--'-scrito A1·alnkiteJht·arcJ.
. Sula
ustedes en Kamakura. Se trata de Buda, obra de un escultor cuyo nombre El Bodhisanva en cues o . . sobre todo en nuestro~ días. en
es muy conocido. de finales del siglo XII, representado materialmente p<>r nombre está excesivamen~c extendido. . .
una el>tatua de tres metros de alto, y materialmente representado por miles esfera mundana que pracuca ~l yoga. e he hecho circular entre u...tedcs .C!j
de otras estatuas. rimera imagen de la estatua _qu de que me mtercsar.t en el Ja-
La P . . rsona•e. Antes ¡· .......
. tar histónco de este pe · ' c1ec····-'~ v que exp 1c... -
Esto ~uce ciena impresión, tanto más cuanto que uno desfila ante ell~ una ava . mara los caminos a UJU<~' •
por un pasillo ba.~tante estrecho, y mil estatua" ocupan lugar. sobre todo si ponés. la suerte hizo que to
1 ~ ellas son de talla humana. pert'ectamente hechas e individuali7.adas.
24.f

242
L.\.S CINCO FOR1"1AS DEL OBJETO a minúscula LOS PÁRPADOS DE BUDA

'-"on mi buen maestro Demiéville. en los años en que el psicoanál" · . vino que por su parte se alimentaba en lo esencial de toda una
• . . ,. ISIS me el mun d o di • . d S
dejaba mas uempo hbre. aquel 1bro llamado El loto de la verdadera 1 variación del deseo. y estaba como puntuada por ella. La Sanuda . con
que fue escrito en chino por Kamarajiva p;rra traducir un texto sánscr.ety, . , ·ula casi la más central en el acceso a la Belleza. se encuentra en-
Este 1exto es mas , o n_ien?s e 1 momento h'1stó ~co . en que se producel º· el
mayusc • . . . .
, d· en una fonna femenina de la d1vm1dad que se ha llegado a 1 entl-
'd ·
aYatar. la metamorfosis singular que voy a pedirles que recuerden. a sa- ficar enªel origen nada más y nada menos que con la reapanc1
cama · 'ón de 1a Shakf1
ber. que Avalok.iteshvara. aquel que escucha el llanto del mundo, se trans- india. principio femenino del mundo. con el alma ~el mundo.
forma - a partir de la época de Kamarajiva. que me parece en parte el Esto es algo en lo que debemos detenernos un instante.
responsable de que esto ocurra - en una divinidad femenina. No sé si esta estatua cuyas fotos les he hecho llegar ha conseguido esta-
Se llama - creo que ustedes ya están un poco en sintonía - Kwan yin. blecer en ustedes la vibración, la comunicación a la que. se lo aseguro. en
o también K wan ze yin. Este nombre tiene el mismo sentido que el nom- su presencia uno puede ser sensible. Yo lo he sido y no fui el ú~co.
bre de Avalokiteshvara. que es la que considera. la que va. Ja que se pone El azar hizo que, acompañado de mi guía - uno de esos Japoneses
de acuerdo. Esto es Kwan. Es la palabra de la que les hablaba hace un mo- para quienes ni Maupassant. ni Mérimée tienen secretos. ni nada de nues-
mento. Es su gemido o su llanto. El ze a veces puede borrarse. tra literatura. no entro en detalles. también Valéry. por otra ~arte en todo
Kwan yin es una divinidad femenina. En China esto es así sin ninguna el mundo sólo se oye hablar de Valéry. el éxito del Mallarme de los nue-
ambigüedad. aparece siempre bajo una t'orma femenina. y en lo que quiero vos ricos es una de las cosas que causan más consternación en ~uestra
que se fijen un instanle es en esta lransfonnación. En Japún, las mismas pa- época. pero recuperen1os nuestra serenidad - entrara en el pequeno hall
labras se leen Kwan no11 o Kwa11 ze 11011. según se inserte o no el carácter de esta estatua. y encontrara ahí arrodillado a un hombre de e~tre tre1~ta
del mundo. y treinta y cinco años, algo así como un empleado m_uy hu~alde. quuá
No todas las fonnas de Kwa11 11011 son femeninas. yo diría incluso que un artesano. verdaderamente muy gastado ya por la e:ustem:ia. Estab~~
la mayoría no lo son. Ya que tienen ante ustedes la imagen de las estatuas rodillas frenle a esta estatua. y manifiestamente estaba ret.ando, 10 \;
· ·par Pero tra.~ haber reza-
de este templo. donde la misma santidad o divinidad - término que debe no es algo en lo que estemos tenla d O!'. de Part tct · h
ser dejado en suspenso - está representada bajo una forma múltiple. pue-
do se acercó mucho a la estatua, pues nada impide tocarla. a la derec .. ª·
•. d b . La .ró así dur.lJlte un uempo que vo no sa-
d~n advertir que los personajes están provistos de pequeños bigotes e infi- a la izquierda y por e ªJº· mi . . d d . t "mpo se ~~uperpu­
rutas barbas apenas esbozadas. Tienen ahí. pues. una forma masculina. lo bria determinar. no vi el final. pues a decir \er a esei::da efusiva de un
cual corresponde. en efecto, a la estructura canónica de lo que representan so al de mi propia mirada. Era verdaderamente una mb· no de ~n h~mbrc
d' nario cuanto que se trata a.
esas estatuas. con el número de cabezas y de brazos convenientes. carácter tanto más extraor 1 rta así no puede serlo. ~ino Je al-
En la primera estatua cuyas representaciones les he hecho circular, se vulgar. pues un hombre que se comdpo . . modo a esla forma de <."<>-
. edestinado e nmgun . 1ad
trata exactamente del mismo ser. Esta estatua responde a la fonna especi- guíen que no parecaa pr . · evidente que ~oportaba. resu 1 o
munión artística. salvo por el fardo tan
fi~ como una Nyo i Rin. Kwan non. o Kwan ze 11011. Nyo i Rin significa. de sus trabajos. sobre sus elipaldas. . .u.~~10 baJO otra forTILI.
al igual que su correspondiente sánscrito, como la rueda de los deseos.
El otro apartado de es13
. aprehensión. "ºYª....,....
h ··sro
. ... 1
esa expresión au.~o u-
He aquí, pues. lo que se nos presenta. ..1~ • . l'ltua su rostro. an \ 1
• . -·'"
uste...,s 1a es '

Han visto · · posible leer en ella s1 e~ I•""'
R~ncontramos por doquier a las divinidades prebúdicas asimiladas a 1amen1e impactante por
el hecho de que es im
·
. .
· r Entonces yo no !>éibl:.i .:¡ue e
ra
1
~ diferentes niveles de esta jerarquía. que se articulan, por lo tanto. como para ustedes o pennanece
toda en e 1 mteno ·
ro hacia tiempo que habíaº'"',
'-'·· hablar
niveles: etapas, fonnas de acceso a la realización última de la Belleza. o sea. una Nyo i Rin. una Kwa~ ze non. ~to de esta'> est;tlua.'i. a.'>Í como de otra5
la mtehgencia · u'I tima
· del carácler radicalmente ilusorio de todo deseo. Sm· de la Kwan yin. Pregunte. a propos. r'.'
~mhargo, en el interior mismo de esta multiplicidad convergente hacia un -
""ª
E/1 fin · '.es '"' hombre. o rodeos mu}t . dc'~••»lló en torno a estA
de )oque se ,....,.,
c~tro que e1. en esencia un centro de ninguna parte, verán ustedes resur- Les ahorro los debates. los . J· pón. tes repito. puesto que los
gir, de la fonna más encamada. lo que podría tener de más vivo. de más pregunta. que tiene todo su M:n11do en a
real má\ annnado · h
· · ma' umano. más patético, en una relación primera con "-15

244
LAS CINCO FORMAS DEL OBJéTO a minúscula LOS PÁRPADOS DE BUDA

Kwan zc no cslán hechos todos de una fom1a unívoca. Y entonces lo - , emanda de la madre. Hay. en el estadio de la casu:ación fálica, el me-
l'CC\.)gí tiene algo de encuesta, en fin. algo así como el informe Kinsey~ de la d . troducción de Ja negatividad en cuanto al instrumento del de-
1a ID
tu,·e la certeza de que. para este muchacho cultivado, merimenia n os-falo. momento en que surge el deseo sexual como tal en e1campo de1
• . d mo, seo · enp e1 1proceso no se detiene en estas tres etapas, ya que en su 1·urute ·
maupassantesco. as1 como para un gran numero e sus camaradas a qu· . Otro. croe
ocs hice interrogar. la cuestión de saber, ante una estatua de esta clase•:¡ debemos reencontrar la estructura del a ~orno separado. . .
es macho o hembra. no se había planteado nunca. ' · azón les hablé hoy de un espejo, no el del estadio del espejo, de
No~r ·dad·~
Creo que hay aquí un hecho que es decisivo en otro sentido para abor- la experiencia narcisista, de la imagen del cuerpo en su totali , smo
dar lo que podremos llamar la variedad de soluciones al problema del 0 ¡,. · la medida en que es ese campo del Otro donde debe aparecer por
espejo en . d. al
jeto. Por todo lo que acabo de contarles de mi primer abordaje de este 0 ¡,. · si' no el a por lo menos su lugar - en suma. el resorte ra 1c
pnmera vez. • .
jeto, creo haberles mostrado lo suficiente hasta qué punto es un objeto para que hace pasar del nivel de la castr~ción al espeji~mo del objeto del de~o.
el deseo. . Cuál es la función de la castración en este objeto. esta estatua, del ~po
Si necesitan todavía más detalles. podrán advertir que no hay abertura má~ turbador, por ser al mismo tiempo nuestra imagen y otra cosa. mien-
del ojo en esta estatua. Ahora bien, la'i estatuas búdicas tienen siempre ojos, tras que. en el contexto de una cultura determinada. ap~ como ~g? que
no puede decirse que cerrados, ni semicerrados. pues ésta es una posición no tiene relación con el sexo? He aquí el hecho extrano Ycaractensuco al
del ojo que sólo se obtiene mediante un aprendizaje, o sea. un párpado ba- que les he llevado hoy.
jado que sólo deja pasar un hilo del blanco del ojo y un borde de la pupila. 8 DE MAYO DE 1963
Todas la'> estatuas de Buda están realizadas de este modo. Esta estatua. por
su parte. no tiene nada semejante. A la altura del ojo tiene, simplemente,
una especie de cresta aguda. que hace que. con el reflejo de la madera. siem-
pre parezca que debajo hay un ojo. Pero en la madera no hay nada. Exami-
né bastante la madera. pedí información. y la solución que obtuve - sin
que yo mismo pueda decidir hasta qué punto hay que creer en ella. me la
dio alguien muy especializado. muy serio, el profesor Kando. por decir su
nombre - es que la hendidura del ojo en esta estatua desapareció a lo lar-
go de los siglos, debido al masaje al que la sometieron más o menos
cotidianamente las monjas del convento, cuyo tesoro más preciado es esta
estatua. creyendo enjugar la<> lágrimas de este rostro del recurso divino por
e.xcelencia.
Por otra.parte, la estatua entera es tratada por las manos de las religio-
~ de la rrusma forma que este oorde del ojo. Su lustre es algo increíble.
algo de lo que la foto no puede darles sino un vago reflejo - reflejo de lo
que es en ella la irradiación invertida de algo que no se puede ignorar que
es como un larg~ ~e~eo, puesto en el curso de los siglos por aquellas
reclu!.as en esta d1vm1dad de sexo psicológicamente indeterminable.

Lo avani:3do de la hora no me pennite llevar más lejos mi discurso. Lo


que~es he dicho hoy nos permitirá ilustrar el pasaje al que hemos llegado.
ay, en el estadQ oral. ciena relación de la demanda con el deseo vela-
do de la madre. Hay, en el estado anal. la enu·ada en juego, para el deseo. 247

246
XVII

LA BOCA Y EL OJO


- . ..
~
los labios, los dientes, fa lenguu
El lactante. pardsito
Punto de angustia Y punto de deseo
Angustia y orgasmo
Anulación escópico de fo castración

•La list~ de los objetos en la teoría freudiana, objeto oral, objeto anal,
.. objeto fáhc~ - ya saben ustedes que pongo en duda que el objeto geniraJ
sea homogeneo a éstos - debe ser completada.
En e_fect~..: el objeto definido en su función por su Jugar como a, el obje-
1 •, to que funciona como resto de la dialéctica entre el sujeto y el Otro. es!Ji
!~avía por definirse en otros niveles en el campo del deseo. Todo se lo ¡0 •
d1ca a usted;s en lo que he esbozado en mi enseñanza, y más especialmen-
te en la de este año.
Por ejemplo, aunque de un modo aproximado, ya lo he indicado lo su-
ficiente como para que perciban que el deseo vinculado a la imagen es fun-
ción de cierto corte sobrevenido en el campo del ojo. O también otra cOSll,
Y que va más lejos de lo que ya conocemos - lo que hasta ahora se mos-
traba como algo enigmático en forma de Cierto imperativo llamado cale·
górico, en el que encontramos de nuevo el carácter de certeza fundamental
ya advertido por fa filosofía tradicional y articulado por Kant bDjo la for-
ma de la conciencia moral. Abordarlo desde la perspectiva del a nos pc'í·
mite situarlo en su lugar.
Si he optado por proceder este año a partir de la angu~tia, ~porque este
1

camino rcvi\'ifica rocb la dialéctica del deseo. y es el único que nos pcnni- 1
le iniroducir una nueva claridad en cuanto a la función del objeto ~pecio
al deseo.
Mi lección de la última vez quiso presentificarfes cómo 1<Jdo un e.ampo
de la experiencia humana que se propone como algo que constiruye ~a
1
especie de salvación, la experiencia búdica, Uegó a plan1car como su pn.n-
cipio que el deseo es ilusión.
..... _.
249
L.\S CINCO FOR.\1.AS DEL OBJITO a minúscula U. BOCA Y EL OJO

(.Qué significa esto? Es f~~il sonreír ante la rapidez de Ja aserción todo a he abordado lo que debe reabrir para nosotros la cues-
Por otra Parte • Y . aJ .
es nada. Por otra parte y~- dije que no es de esto de Jo que se trata en el .ón de esta reducción a la pulsión oral. TaJ como funciona en la actu 1-
budismo. Pero st Ja a~erc1on de que el dese~ no .es más que ilusión puede ll d es sino un modo metafórico de abordar lo que ocurre en el plano
&.oo. to fálico eludiendo el obstáculo creado por el hecho de que Freu d
taml'tién tener un sentido para nuestra expenencia, se trata de saber cómo
de 1o b1e • . . . · J· d
puede introducirse tal sentido y. para decirlo todo, dónde está el engaño. lv .ó nunca en último termmo el func1onam1ento del comp eJo e
1
noreso . . .
El deseo. yo les enseño a vincularlo a Ja función del cone, y a ponerlo .1·0· n La reducción oraJ lo vela. y perrmte hablar de el sin tropezar con
castrac ·
en una determinada relación con la función del resto, que sostiene y anima b táculo. Pero si bien es justo hablar de metáfora, tenemos que encon-
e1o s . . . 'ó d , razó f
el deseo. tal como aprendemos a situarlo en la función analítica del objeto trar en el mismo plano de la puls1ón oraJ la md1cac1 n e por que n aqu
parcial. Otra cosa distinta es Ja falta a la que está vinculada la satisfacción. es tan solo metáfora. .
La distancia. la no coincidencia de esta falta con Ja función del deseo Por eso ya traté de retomar una vez la función del corte del ObJet~ rela-
en acto. estructurado por el fantasma y por la vacilación del sujeto en su tiva al nivel de la pulsión oral. la disyunción entre el l~ga_r de la satJsfac-
relación con el objeto parcial. ahí está lo que crea la angustia, y la angustia ción y el de la angustia. Ahora se trata de dar el pa~o s1~u1ente. al que los
es lo único que apunta a la verdad de dicha falta. Por eso en cada etapa de llevé la última vez, es decir. situar el punto de con~unc1ón en~ el a fun-
Ja estructuración del deseo, si queremos comprender de qué se trata en Ja cionando como (- 1.p). 0 sea el complejo de castración. y el n~vel que .lla-
función del deseo, debemos situar lo que llamaré el punto de angustia. maremos visual o espacial. según el lado que que~amos considerar. mvel
Esto nos hará volver sobre nuestros pasos - en un movimiento dirigido por donde podemos ver mejor qué significa el engaño del de~.
toda nuestra experiencia. pues todo ocurre como si, tras dar Freud con un obs- Para conseguirlo. lo cual es nuestro objetivo ~oy, en pnmer lu~:1' re~­
táculo. el del complejo de castración. Ja teoría analítica hubiera conocido una mos que ir más atr"a.s y volver al análisis de Ja puls1ón oral para precisar bien

. é vinieron a concen ..-~ "' ~ r·~


suene de reflujo, un retomo que la devolvía a la búsqueda del funcionamiento dónde está · en este nivel. el corte. .,...
más radical de Ja pulsión en el plano oral. Ahora bien, este obstáculo, yo plan- El lactante y el seno. he aquí en romo a _q~ . d las pnmeras
teo que es sólo aparente y que nunca hasta ahora ha sido franqueado. das las nubes de la dramaturgia del análisis, el ongen 'óen. la fucnre de
Lo que voy a decirles hoy quizás nos permitirá concluir con algunas . fl 'ó incluso de su retenc1 .
pulsiones agresivas. de su re exi n, ·-• · el desarroUo hoidi.na.I
afirmaciones sobre Jo que significa el tope al que llega Freud en el com-
plejo de castrdción.
todo aquello que co1ea, en
.
·
° .
t temáuca con\ 1ene
,.
¡ más fundamenuu. en ·
no olvidar que se funda en
del sujeto. Al retomar es a ·. ... biológica del sujeto en el oc-
.
un acto ongm . · . aJ esencial para Ja subs1sten1;1a
.
•, sea. Ja succ16n. · En
den de Jos mamueros. 0 . . . '6 ') Aparencemenre. los lah1os. -
. Que, es lo que f une.10
· na en la succ1 . n · se DO.\ reveló ~·omo csen _
" 1funcionamiento que 1 h.
l con tramos aquí de nuevo e .dad la función de un borde. ~el a io
cial en la estructura de la e~ge";' 1 ~rde que sea ella núsma la eni:ai:na·
nos presente la imagen nusma e . ara hai;emos pef\:1bir QUC' pisa-
.. -{ decir de un corte. es 1.'0mo p
Es un hecho singular que el psicoanálisis, que inauguralmente percibió c1on. por as • .,
· ulai;-tun
la fUDCJón nodal de lo que es propiamente sexual en la formación del de· mos un terreno segllfll. 1
disrinto. el de a ;trt.1c
seo, se haya visto llevado a lo largo de su evolución histórica a buscar cada
No olvidemos que en un plano muyl los más ligados al conc. los
á~ fundamenta es. · - 1 más
\'CZ ~ás en la pulsión oral el origen de todos los accidentes, anomalfas, significante. los fonemas m ' .... lo nue se rehcte a su swc
" · . . del 1onema. "" ., --' ocuparme
hianc1as. que pueden producirse en la estructuración del deseo. elementos consonunucos . 1de Jos labios. V..llve11: a
an esencialmente a mve
~~ q~e es cronológicamente original no es decirlo todo. todavía es basal. se mod ul
~tso JU!tt1ficar que sea estructuralmente original, y que a ella deba remi-
ttr'5C ª fin de cuentas la etiología de todos los tropiezos de los que nos ocu-
pamos. 251

250
LA.S CINCO FOR.\·IA.S DEL OBJl:..TO a mimíscula LA BOCA Y EL OJO

4 uizás. si _cenemos tiempo. de lo que ya he i~di~ado varias veces sobre las .


'f os es la eio s e
· t ncia de la placenta. e incluso de una placenta del todo
.... f
palabr~" fundamentales y su aparente espec1fic1dad. Mama y papa son ar- m1 er. · j se llama corio-alentoidca. mediante la cual. en tciua una a~
ticulaciones labiales. .aunque. se pueda poner en duda que su repanición sea especial. a qulel. el huevo en su posición intrauterina se presenta ea una
_ de su desarro o. . d
especihl·a. general. s1 no universa 1. · . . . arasitaria respecto al organismo de la ma re.
Por otra parte. que en los ritos de iniciación el labio sea algo que pued relación semip . s resulta suoerente que en el ·
conjunto de 1os mam· f'1eros· !>e
.
. e Para noso1ro. · e · E 1
ser simbólicamente peiforado o expuesto. tnturado de mil fonnas. nos da . . d . órdenes el de los monotremas y el de los marsupiales. n os
distingan os • · · l'
una indicación de que nos encontramos ciertan1ente en un campo vivo, y . . l . h v dos tipos de placen1a. corio-alentoidea y cono-vite ma.
reconocido desde hace mucho tie1npo en las praxis humanas.
marsupia es
·
ª· 1
a detenemos en este matiz. Creo que de os monotremas es
1.
pe ro no vamos . i:: d 11 · pe
¡_Es es10 todo? Detrás del labio queda todavía lo que Homero llama el ueda a ustedes la imagen, desde la infancia, baJO la ionna e aque - os -
recinto de los dientes, y la mordedura. q - animales que. en Le Petit Larousse, se apiñan en un reb~o y se
La existencia de una dentición llan1ada de leche, esa mordedura vir- qu~~º:n en la puerta de una nueva arca de Noé. Ha~ do~ por es~1e. a ve·
tual implicada que hacemos intervenir en la temática agresiva de la ag p . . lo T'1enen ustedes la imagen del ormtomnco, también la de
ces uno tan so el· ti > e uidna. Estos monotremas son mam1teros. ·• pero. en
pulsión oral. con el aislamiento fantasmático de la extremidad del seno
- he aquí en tomo a qué hen1os hecho girar la posibilidad del fantasma lollq~ee~l~:::'.o a~qu~ situado en el útero, no tiene mnguna rdac1ón
e o . • .. o Sin embargo. la mama ya existe.
del pezón como aislado. que se presenta ya a modo de un objeto no sólo lacentana con el orgamsmo matem . 1 Se p~"nta
P . • 1 t. •· < riginal de a mama. ""'-
parcial. sino seccionado. Es así como se introduce en los primeros fan- Aq uí se
.
ve mejor cual es a um;1<1n o
. - su madre. Tenemoi. que conce .
• . brr'
tasmas la función del despedazamiento en tanto que inaugural, con la que como algo intermedio entre el retono y . . ·smo materno donde
hasta ahora nos hemos conformado. ¿Significa ello que podamos mante- por Jo tanto. que es entre la mama y el propio orgaru.
ner esta posición? reside el corte. nivel del organismo ,·iviente la
Ya en el Seminario que di el 6 de marzo, acentué de qué modo toda Ja Aquí. antes de que apa.rezca en ~~~n olongarse rnás allá de la fun-
dialéctica llamada del destete. de la separación respecto del seno. debía p lacenta . y veamos la relación de nu . pr nn1··A su desarrollo - en
de odo 1bagaJC que pe ....
retomarse en función de sus resonancias. sus repercusiones naturales. de ción del h~ev~ - c~ado . ~ ued: de alillK'nlo en la que el ni~ se .uni~ a
todo lo que. en nuestra experiencia. nos ha pernlitido ampliarla hasta la una expenenc1a comun de busq . Lación que llamé par.1s11ana. tunc1ón
• claramente una re 1 mMY\"
separación primordial. o sea. la del nacimiento. Con razón hemrn• recono- sus padres. tenemO~ . ór ano amboceptor que~ a 11 - · - . • •
ambigua en la que mterv1ene es~. ~ 1 ·-o c.:on la mama t ) má' pnm1fl\ a
cido en nuestra experiencia que hay analogía entre el destete oral y el des-
Dicho de otro modo. la relac1on e ;n nniie afimmr que es homól~a
tete del nacimiento. Si ponemos aquí un poco más de fisiología. esta expe· . apan'ción de la placenta, lo que n pe 1· nta forma una umdad ~~in
riencia es muy adecuada para esclarecemos. que la. A .¡ ·orno ta p ace adbc
a su relación con la placenta.. ~ c . ' a mama e~tá en cierto moJo ---• -
En el nacimiento. les he dicho, el corte está en un lugar distinto de don- . ·~tan junios . ..,.. . C'tlllClWoU"
el niño, el uiño y 1a mama e E J 1 que le permi1e fum:1onar . . .
de lo ponemos. No está condicionado por Ja agresión contra el cuerpo ma- ri<la. implantada sobre la m~·d~~~e por ser algo de fo cual ~I mño e~a
terno. E~ interior a la unidad individual primordial tal como se presenta en • n el nivd dd 11. que .;e de , 0 propill ex1stenc1a. ..
~I ~imiento. El corte se produce entre aquello que va a convertirse en e~ mente e modo interno a la espera . 1 . lo de la pulsi•ln oral
separado de un encia que resulta de: vincu
m~1v1duo arrojado al mundo exterior y sus envolturas, que son partes de si " rán uscedes la consecu
ve · . 1 te Uamamo~
mismo, .en tanto que son elementos del huevo. homogéneos a lo que se ha con este objeto ambocdeepl1orp.ulsión oral? Es lo que hab1hl~ ~o~10 he
producido en el desarrollo ovular, como prolongación directa de su . C ál es el objCIO a 'vel lo que l)(:C: U •
" u . . drc . Dónde está en ~te n1 á! allá de e~ta e~teru qur
ectodermo Yde su endodermo. La separación se hace en el in1erior de la el seno de lama . <- • .., f..c;tá preci~t>nte m ~ . . madre. En el
umd.ad que es la del huevo. llamado el ~un~o d~ ª';!~~:..El punto de angustia es:a;~ ~:otamiento de
Lo que trato de acentuar aquí es la especificidad de la organización lla- reúne al nino con a fal . "- la madre es la an~usu
. · de la la..,..
mada mamífera en la C!itructura organísnuca. niño. la angus113
Lo C!\pccífico del desarrollo del huevo para lll casi 1otalídad de los ma- 253

252
LAS CINCO FORMAS DEL OBJETO a mi11 úscu/a LA BOCA Y EL OJO

~ho. El lugar del punto de angustia no se confunde con el lugar d00d


. organización manúfera dos puntos onginalcs a distin-
Hay pue~ en l a ..
establece la relación con el objeto del deseo. e se . lado la mama en cuanto tal. La relac1on con la mama
· Esta por un
guir.. · .'
' · ·
tructurante para la subsistencia y el sostcrum1ento e a
d 1
Esto queda singularmente ilustrctdo por aquellos animales que he hecho
aparecer ~orno representantes del orden de los monotremas. Todo oc se gutrá
.. siento 1esd . 0 La mama se convertirá ulteriormente en e1o b'Jeto
lac1on con e ese . . d
como si esta organización biológica hubiera sido fabricada por algún eu~ re . . · . Por otra parte. está. en otro lugar, el punto de angustia, on-
fantasmauco. . "de l .
·
do r prensor. para man1·1·estamos 1a verd a d era relación
· oral con ese objet
rea · l ti' ene relación con su falta. Este punto no comc1 con a mama.
0 de el SUje O
alg ún modo deportado al Otro, porque está. en 1a madrc.
pri••ilegiado que es la manta. Se encuentra. de • .
En efecto, lo sepan ustedes o no, el pequeño ornitorrinco habita cieno . ndido de la existencia de su orgamsmo.
tiempo fuera de la cloaca eras su nacimiento. en un lugar situado en el vien- susr:e aquí lo que nos está permitido est.ruct~rar. de una fo~a más
U'e de la madre, llamado incubatorium. Se encuentra todavía, en este mo- articulada por la sola consideración de la fis1olog1a. Esta ~os muestra q~e
lllc!nto, en las envolturas de una especie de huevo duro. de donde sale con
a es un objeto separado, no del organismo de la madre. smo del orgl~d sd-
el • . • con 1a ma d re es di' ·st'1nta de esa tola 1a
la ayuda de un diente llamado de eclosión, aden1ás de algo que se sitúa en
·
mo d e 1 n1no.
- La relac1on
tal .
y se aisla La
su labio superior y se llama carúncula. Estos órganos, que le permiten al organísmica de la que el a. ign?rado e~ cuanto • se separa . allá d ....
feto salir del huevo, no son específicos de él. Existen desde antes de la apa-
rición de los mamíferos, en los reptiles. Las serpientes sólo tienen el dien-
se
. . on la madre. la relación de taita con la madre. ~sil a ma~
~~~~~~:redonde ha jugado la distinción del objeto parcial en tanto que
te llamado de eclosión. mientras que otras variedades, las tortugas y los co- funciona en la relación d~~ deseo. . . le·a todavía. y hay que tener en
codrilos. sólo tienen la carúncula. Por supu~sto. relac1on e~_más i;~::uc~ión. ademá'i de lllS labios, de
'·ª
Lo importante es lo siguiente. Parece que la mama de la madre del
cuenta la existencia. en la fum;1ón de A í fue visto ya hace mucho liem-
ese órgano enigmático que es la lengua. s
ornitorrinco necesita la estimulación de la punta annada que presenta el "'l - acuérdense de la fábula de _E.wpo. . partir del ni,·el oral. to que.
hocico de su pequeño para desencadenar su función. Durante unos ocho r ·t hacer 1ntervemr. a
La lengua nos perm1 e . . . doble homolugía con
días. el pequeño ornitorrinco se empeña a fondo en este desencadenamien· . a áhsts ahmenta una
en la subyacenc1a de nuestro n. . ' • Por una parte. la lengua desem·
to. que parece mucho más dependiente de su presencia y de su actividad . -1·ncrular d1s1metr1a. .6 1Ani
la función fá \1ca Ysu:; e- .• ·al de func1on
· ar por aspirac1
· n. sos•
. -
que de un funcionamiento autónomo del organismo de la madre. Por otra peña en la succión el pape csen~~ de llamada le pe~te a la f~nc16n SC'~
1
parte nos da. curiosamente. la in1agen de una relación de algún modo in- miento de un vacío. cuya potenc1 . la una"en. baJO una pnmeni for
cde aportarnos "' rtnAM-
\'ertida respecto a la de la protuberancia mamaria. Las mamas de ornito- efecliva. Por otra parte. ~u. . del secrero de la succión. que pe ~
rrinco son un hueco. El pico del pequeño se inserta en ellas. Les dibujo los ma de la salida de lo mas mumo 1 ~ do de todo aquello que podAmo.
elementos glandulares. los lóbulos productores de leche y este hocico ar- cerá en el estado de fantas~: e~~ca:. a saber. la re\•ersión del i~:;;;
mado que se aloja - todavía no está endurecido en fom1a de pico, como articular en tomo a la func_s: de lo que se encuenua eo lo más pro
'b' lidad de una. everst n
más tarde ocurrirá. 1a pas1 1 ura el fan-
del secreto del i~teno:~ ..tia esté má.~ allá del lugar "'mde ~e':gmanifiestl•
es
Que d punto _e ª:o~ el ohjeio parcial. lo que se pomuna:c slcmJlfT
tasma en su rel:"-~1: de ese fanuisnu tan gráfi1."0 y q~i!:ierto mt"idll de la
S A en esta prolon~a~1 acente en el crédito que _d~S .ª gt>n del "11mpiriSlllll·
más 0 menOS SU y expresa rnrJ¡afl(C 3 11nll -~A-
rA eJ niño es
fanta.<Jnaque"" ·ó ·on la 11""' 1

a Angustia relación ora1 ·e1 el m.:ido de su relac• n" t' mpo ~uspendi-
.
sl bien es cierto
.
que. en ~ ..
que su org.... u•
i~mo está durante

un ie . . e" de·
ial vampiro - .
un pequeño ,.amp1ro.". ~ " sin embaJ!l'· tamix-:tl es
El pu1tto de angustia .· ·ón paras11ana.
do en pos1c1
255

2.'i4
I..\S CINCO FORMAS DEL OBJf..10 a mimíscu/a LA BOCA Y EL OJO

dr. que en ningún momento irá a buscar con sus dientes en la madre 1 f uy bien cómo justificar en cuanto a la fase fálica. Conviene, sin
te nva ª
· y eai·t~nte d e su a 1·1mento. s·in em b argo. p<_>r mítica que sea, la ima.
uen- sabíamo.S m
embargo. señalar que en e~ p.lano or~ se produce algo que nos penrutlr
··á
gen del \'amp1ro nos revela. por el aura de angustia que la rodea. la verdad . ntanios en toda la d1alecuca ultenor.
de la relal'ión oral con la madre. Más allá de la realidad del funcionami oneAcabo de enunciarles, en efecto. 1a reparllc1 . '6n topol'og1ca
. de1~v -'-~ Y
to organí!-mico. se esboza y se perfila una dimensión que da al mensajee~­ de la angustia. El punto de angustia está en el Otro. en el cuerpo de _la ~-
acento más profundo. el de una posibilidad de la falta, realizada más a~~ funcionamiento del deseo - o sea del fantru.ma. de la vacilación
d re. El . al 1 .
de lo que la angustia esconde en sí de temores virtuales por el agotamient; que une estrechamente al sujeto con el~· aq~ello mediante lo cu e SUJC-
del seno. Cuestiona la función de la madre. La relación con la madre, en la e halla suspendido de ese a resto, 1dent1ficado con él - pennanece
medida que se perfila en la imagen del vampirismo - he aquí lo que nos t~ s
s1empre e
li'di.do oculto subyacente a toda relación del sujeto con un ob1e-
· •· .
~rnlite distinguir el punto de angustia del punto de deseo. En el nivel de to cualquiera. y tenemos que detectarlo allí. . .
la pulsión or.tl. el punto de angustia está en el Otro, es esto lo que experi- Lo ven ustedes aquí en la pizarra. He aquí el mvel S del sujeto, que, ~n
mentamos. · . uema del florero reflejado en el espejo del Otro. se encuentra mas
m1 esq 1 . 1 lano de
Frcud nos dice - la anatomía es el destino. Como ustedes saben, he d 1 pej ·0 He aquí dónde se encuentran las re ac1ones en e P
ac á e es · . · ¡ 1 ·ampo
llegado a alzanne en determinados momentos contra esta fórmula por Jo la pulsión oral. El corte. como les dije, es un térrmno esencia en e \;
que puede tener de incompleta. Se convierte en verdadera si darnos al tér- 'eto El deseo funciona en el interior de un mundo que. aun estllJldo
d e 1 suj · · · · d lo que que-
mino anatomía su sentido estricto y, por así decir, etimológico, que pone d' . rso lleva la marca de su primera clausura en e1mtenor e
is~ . '. . ;,..ual de la envoltura del huevo. VolvemllS a encontrar·
de relie\'e la ana-tomía, la función del corte. Todo lo que conocemos de la da. 1magmano o V1.u • . • .

anatomía está ligado. en efecto, a la disección. El destino. o sea. la relación


del hombre con esa función llamada deseo. sólo se anima plenamente en la nos.~~~
(,
::rrirá
. la noción freud1ana de autoerot1smo. .
con esto en el nivel donde s~ pnxl~ce edelclomple1:cde::
· · . a verdadera m,·ers1ón punto
medida en que es concebible el despedazamiento del cuerpo propio, ese tración? Entonces asistimos a un
corte que es el lugar de los momentos electivos de su funcionamiento. y del lugar de la angustia. --"· . duda wdavía im~rfecto, pero
d de un ffiUU<l sin
La separtición fundamental - no separación. sino partición en el inte- Si algo se ha p1antea o. . ta ardua hecha n:•w a pa.'° desde
l . d una conquts · ,.-
rior-. be aquí lo que está inscrito desde el origen, y desde el nivel de la cargado de todo el re ie\'e e . 1 reveló en la esuucturn. es
· · to freudiano que o .
pulsión oral, en aquello que será la estructuración del deseo. el origen del descu bnnuen ·í ·ulo con el objeto en la relac1 6n
.. o sea que e1' ni.: ..1 1
¿Qué tiene de sorprendente, entonces. que hayamos ido al nivel oral para ciertan1entc la castra1..-ion. · · . .6 d 1óroano En este íll\C • e
. lf . te la pnvac1 n e . ., · . .
encontrar alguna imagen más accesible para lo que siempre ha permaneci- fálica contiene 1mp c1tamen s· h biera Otro- y poco importa
. 'mplicado. 1 oo u . · · -• - no
do para nosotros como paradoja - ¿y por qué? - en el funcionanúento Otro está evidentemente i adr de la interdie1..1ón ongm;u
ligado a la copulación. a saber, que también ahí prevalece la imagen de un que lo llamemos madre ca'itradora o p e .
corte, de una separación? habría castrael'ón. ·6 con el funcionanuenlll · """'latono
~--,-- .
La re !ación csendal de la cas~CI n é . de todo. de acuerdo C()n la ·.~-
intentar aqu1 ~d~ese~ie~amentc que en este nt\'cl.' "ID
ya nos ha incitado· a freud que nos 1c \; es cOll cu~rta
dii.:ación del propio . . m'-argo con lo que nos topatnO~ l""Jad de
que nada 1o JUS 1
t' fique..
SlD C " ' .
algo que re~1de en w-
..n~ partsi:u ;.. •
2
roca biológica - arucularla co~o nh·cl bsológi~-o humano· . .-
.. del ór.,ano copulatono en el . ·efes en otra" r.una.' aD1
la f unc1on ., . en otros nt' • más
Como ya se lo he hecho o~rvar. e uede llamarse de la fonna ti a-
Este corte, lo llamamos impropiamente castración, pues lo que funcio- . 1 órgano copulatono. lo qu p n ..ancho, un órgano de J
na e.\ una imagen de eviración. males. e /. . 1órgano n111i:ho. es u ..
No e~ car.ualidad, sin duda. ni sin duda está mal pensado, que hayamos suman.amente anal•i1.uca e
ido a buscar en los fantasmas más antiguos la justificación de lo que no Z57

256
L-1.S CINCO FORMAS DEL OBJl:.TV a mimíscu/<1 /.A BOCA Y El OJO

ción. Es esencial no creer que un determinado avatar del funcion . . . ·ón como dirección del lugar de la certeza. El orgasmo, de todas las
. 1 d d. h ó 1 . 1 . amiento ub1cac1 • . .
partu:u ar e. 1c o rgano ~opu atono en as org~n1zaciones animales lla. angustias, es la única que alcan7.a realmente su tennmac16n. . .
1nadas supenores. el mecanismo de la tumescencia y en particular de la de. Por esta misma razón. el orgasmo no se alcanza tan comunmente. S1
tumescencia. sea de por sí esencial en el orgasmo. bien podemos indicar su función eventual e~ el sexo en ~I que sólo hay
Desde luego. no trataremos de concebir qué puede ser el orgasmo en realidad fálica en forma de una sombra. t~btén ~n este mismo sexo el or·
relaciones copulatorias estructur.1das de otro modo. Por otra parte ya ha asmo permanece para nosotros más emgmát1co. más cerrado, nunca
bastantes espectáculos naturales intpresionantes. Basta con pasearse por I~ guténticamente situado quizás hasta ahora en su esencia última.
noche junto a un estanque para ver volar. estrechamente anudadas, dos li- a . Qué nos indica este paralelo. esta simetría. esta re\·crsión establecida
bélulas. y este solo espectáculo puede decir bastante sobre lo que podemos ent~e el punto de angustia y el punto de deseo. sino que en ninguno de los
concebir como un largo orgasmo, un largorgtlsmo. si me permiten ustedes dos casos coinciden? Y es aquí, sin duda. donde debemos ver la fuente del
crear una palabra. Por otra parte. no sin razón evoqué la imagen fantasmá- enigma que nos legó la experiencia freudiana. . . .
tica del \'arnpiro. que no es soñado por la imaginación humana sino como En Ja medida en que la situación del deseo - virtualmente 1mphcada
un modo de fusión o de sustracción primera en el origen mismo de la vida, en nuestra experiencia, y que, por asi decir, la trama por entero~ no está
donde el sujeto agresor puede encontrar la fuente de su goce. Sin duda. la sin embargo verdaderamente articulada en Freud. el fi~ del ~áhsss da ctm
un tope. y tropieza con el signo implicado en la relación fálica. eJ (cp), en
existencia misma del mecanismo de la detumescencia en la copulación de
tanto que funciona estructuralmente como (-~).lo ~ual hace que !'C tome
los organismos más análogos al organismo humano basta ya de por si para
esta forma como el correlato esencial de la sa11sfacc1ón.
marcar el vínculo del orgasmo con lo que se presenta. claramente, como la
Si al final del análisis freudiano, el paciente macho ~ hembra ~s rc-
primera imagen, el esbozo. del corte. la separación. el doblegamiento,
clam~ el falo que le debemos, ello es en función de una insufic1enc1a por
afánisis, la desaparición de la función del órgano. nuestra parte a la hora de distinguir la relación del deseo i..'On el objeto y la
Si tomamos las cosas por este lado, reconoceremos que. en esta escansión.
falta constitutiva de la satisfacción. .. . t P"" ..e a
el punto de angustia se encuentra en una posición estrictamente inversa res- . é" p se dinge siempre a u r.t "'• ·
pecto a donde se encontraba en el nivel de la pulsión or.tl. Lo homólogo del El deseo es ilusono: i.J?<>r qu · orq~~n del sujeto con el Otro y que lo
un resto. un resto constituido por la relac . d . ber d<inde puede encon·
punto de angustia oral es el orgasmo mismo como experiencia subjetiva. . . d ·, b. erta la cuesu6n e sa
suslltmrá. Pero esto C:Ja ª 1 . , '··'o todon.xleroso. es ca-
Esto es lo que nos permite justificar aquello que la clínica nos muestra . . fal ""nnancnte nmgun •41 ..-
trarse la certe7.a. Nmgun · ~ ..-- . . dÍaJéctica de la relación del ~ujeto
con mucha frecuencia. o sea, la equivalencia fundamental entre el orgas·
mo y al menos ciertas formas de la angustia, la posibilidad de la produc-
Paz de cerrar con nada apaciguador
. · os
la
acercamos
- la función cstrUcruranrc
a
con el Otro, y con lo real. S t aqui n . . d tenemos aquí. confe~ nues-
ción de un orgao;mo en la cima de una situación angustiante, la eventual del señuelo. ¿significa esto que debamos -~A ·--qui'ct>ra lad1Mim.:ióncntrc
erotización, nos dicen por todas panes, de una situación angustiante que se . nuestro línute · Yet punto dm""' ...... .. ..,, ~s así c.-n aliso
. 1uto.
tra l. mnqtencsa
r ' . . . f ·00?Yocrcoqu .. m ...
busca en cuanto tal. el análisis finito y el anáhsss mde sru ·
. 1 se ocu 1ta en ....¡ nen·io más secreto de
E.o¡to también justifica algo de lo que tenemos testimonio humano um- Aquí es donde interv1cne .º qu~ - . Jel es1adio <kl ci.pejo. y que O(\S
vcrsal, renovado por el de Freud. Vale la pena. después de todo. advertir · ba•o la 1onna · punlo de
lo que planteé hace uempo '. .sma relación. Jcsw. ot>Jclo y -
que alguien del nivel de Freud osa atestar que a fin de cuentas no hay ma- obliga a tratar de ordenar. en la ms f sntruducick1 en la úJuma Ice
\'O objcro a que uc
yor satisfacción para el ser humano que el orgasmo. Si esta satisfacción angustia - o sea. ese nue
supera todo lo que le puede ser dado sentir al hombre como para atribuirle ción, el ojo.
una función de primacía y de prelación. si la función del orgasmo puede
alcanzar tal eminencia. ¿no es porque. en el fondo del orgao;mo realizado.
se encuentra lo que llamé la certeza ligada a la angustia? - en la medida
en que el orgasmo es la realización misma de lo que la angustia indica como 259

258
L.\S CINCO FORMAS DEL OBJETO a minúscula
/_11 IJOC~\ Y tL OJO
3
meno!\. naturJlel>. a saber. las aparienl·ias llarnadas mimética.~. ljllt" ~e mani-
fiestan en la escala animal exactamente en el rni~mo punto donde apare1:c
el ojo. En lor. insectos - a propósito de los cuales puede ..orprendernos.
Por supuesto. este objeto parcial no es nuevo en el análisis.
por qué no, que tengan un par de ojos como los nuestros \emos .. urgir
Sólo tendré que evocar el artículo del au1or más clásico, el más . ,
. 'd 1 1.1· . 1S c.: . Ulll\er- la existencia de una doble mancha cuyo efecto c .. fascinar al otro, predador
sal mente~dm1t1 o ~ne .~na ·~~s. e r.•~entchel, sobre las relaciones de la 0 no. Y los fisiólogos, ya sean evolucionista." o no, <;e rompen la cahci..a
escoptofilta con la tdent1hcac1on, y las homologías que él descubrirá , preguntándose qué puede condicionar su apan~·16n.
· · y 1a 1·uncton
esta f uncton · · ora 1. Stn
· embargo. todo lo que se ha dicho sob
enire
. .msu fi" re Este elemento de fascinaci<ln en la fun~·ión de la mir.ida. domle toda suh-
este tema puede parecer, con razon, 1c1ente. sistencia subjetiva parece perderse, ahsorberse. salir del mundo. e~ en ,í mi~­
El origen del ojo no nos renlite sólo a los mmníferos, ni siquiera a lo~ mo enigmático. 1-le aquí. sin ernhargo. el pumo de arrndiación que no~ per-
vertebrados. ni siquiera a los cordadas. El ojo aparece en la escala animal mite cuestionar lo que no), revela la función del dt.>sco en el campo \·isual.
desde el nivel de organis1nos que no tienen nada en común con no~otros. Por otra parte llama la atención c.¡ue en toda.' las tcntali\':I~ de aprdien-
Como ya he lenido que señalarlo. existe tanto en la mantis religiosa como der. de razonar y de log1ciiar el misterio del ojo con el linde elu(idar e'Ul
en el pulpo. Aparece allí de una forn1a extraordinarian1ente diferenciada. forma de captura capital del de~o humano, st rna111he)tc el lanl;iM11a del
con una apariencia anatómica parecida. en lo esencial, a la del ojo del que tercer ojo. No lcngo necesidad de decirles 4ue . ..-n la' imágcne' del Buda
nosotros somos portadores. que mencioné la última vez. el !ercer ojo cslá ,¡empre ind11:it1Jo de illgún
El ojo se presenta con una particularidad que tenemos que advertir de modo.
Este !ercer ojo es promulgado. promo\'ldo. aniculado. en la má\ 11n11-
entn1da. a saber, la de ser un órgano siempre doble. Funciona en general
gua tradición mágico-religiosa. i{esurge induso en l>eM:arte,, 4u1en. cosa
dependiendo de un quiasma. o sea. está ligado al nudo entrecruzado que curiosa, sólo encuenlra su subslrato en un lirgano rcgre\l\O, rudi111e111a110.
vincula las dos partes simétricas del cuerpo. La relación del ojo con una el de la cpífisb. Pu1."Cle decirse quizás que. en un punlll de l<1 cM:alJ anunal.
simetría al menos aparente - pues ningún organis1no es del todo simétri· aparece y se realiza algo que llevarla la huella Je una a1.1ugu;1 enK''!e.~ia
co - debe ser tenida en cuenta enünentemente por nuestra parte. de este aparato llamado tercer ojo. pero que aquí 110 es m:1s 'lue cni;ullal. I• n.
Mis reflexiones de la última vez señalaron la función radical del espe- porque no tenemos ningún tes11mnnio al IC\pt'Cto. fósil o de otm tipo.
jismo. que está incluida desde el primer momento en el funcionamiento del En este nuevo campo de rdacuín con el deseo. lo que '"r~e r••mo
ojo. El hecho de que el ojo sea espejo implica ya de algún modo su estru~­ correlato del a mm . use- u1a del fan t·.1~·1na e~· •otl"" ,,.., "lle ~ °""111º'
-. ,,.,.... . ll11nw .un pun-
tura. El fundamenlo, por así decir. est¿tico trascendental de un espacio lo cero, cuyo dc~pliegue en rodo el ,·ampo de la v1s11)n e' 1ut"nte pm a n~K~
. . en. de,Je sic.-mprc su 1ru1.h11.~hru
constituido debe ceder su lugar a otro. Hablamos de la estructura 1ra.o;e~n­ tros de una espc:cac ;1pac1guanut'nlo. 4uc 11 e ; . _,_ Je.
. < H· 1 í una w'"''º''°n del ,1e~gJrT" uc 1
dental del espacio como de un dato irreductible de la aprehensión estétt~a en el término contemplacron. ••Y a 1 !" .
fráoil <:orno unu ,on1n.1 \lt/01--
. . ......
f
_ . "u•pen~ión ciertamente r- l(I • ran á 1 r _,_ "
del mundo. mientras que esta estructura sólo excluye una cosa - el OJO seo
· ·• ~ · 1 · · UC'.' ('\l.'On....- Je S1C
. . . ara deo,enmasc•irar e m1,tenu 4 · · "
misn10. lo que es. su función. Se trata de encontrar las huellas de esta fun· dispuesta a rep 1egane P · . d • .LI ~n la 111¡,111 a metl1d:s
• O' J' '11 p·1recC ,·on llL lnlO~ .¡ .-: • ~
ción excluida. Ya i=n la fenomenología de la visión se indica suficientemen· punto cero. la mm~en U< rc · . n•an de la fa.,.,·jn¡¡¡;Uln ~ l11111ir;1·
te como homóloga de la función del a. en que: lo~ párpados t>ntnrnai.k"' no~ prc:-.c '" lo vrs1Mc todli
· I• 'ndican h•l<I fi11 11rn e'"'· en · ·
Sólo podemos proceder aquí por puntuaciones, indicaciones, observa· da ;il ml'mo uempo que JK~ "r l. v11~ Parn det:1rlu hKlo. c~la li~u·
ella vuelta hacia lo in,·1,ihll", ~ "'" oc: . · .. "\U'i""l!Ck. anul.;a en
cione". ua c:n1cr·1111t"11lc: H ~11 l:til!lº ; r--
Todos aquello1>, especialmente los místicos, que se aferraron a lo que ra toma el punto dI! angu~ •.. f-f ·"'lll lo 11 ue qua~ rndkdrle~ J;i
. . 1 1 . de la c;1•U'lll.'Jlln. e ...., ., h.
apanencaa e m1\ enu . · . udW lfl\ t"~ll.!?ªcu\n que ice
podria llamar el realismo del deseo, y para quienes toda tentativa de alean· • . . • , , . ~ 1ib..cfv ;K'U.llX" y ('<lO 1a peq .
u luma ve1 con ma. · • · .. ik c:..a• Jlj?Urlls.
zar lo esencial debe superar aquello que atrapa en una apariencia que nun· sobre la aparen ax ambigl)('dlld pM..:o1oi••" .
ca e~ concebida sino como apariencia visual. nos han puesto ya sohre la
pi"'ta de algo cuyo teMimonio se eocuentra tamhién en toda cla'iC de fenó- '!.61

'lfifl
LAS CINCO FORMAS Dl:.1. OBJETO a minúscula

¿Signifil'a esto que exista. de algún modo, la posibilidad d


. oé . 1 . e confiar en XVIII
un campo apo 11neo •. n dllco. contemp attvo. donde el deseo pueda soste-
nerse en una anu 1ac1 6n e su punto centraJ. en una identificación d
?C ·d d eacon LA VOZ DE YAHVÉ
e l punto cero. obon se~un a , n~. puesto qdu~ queda precisamente el pun.
to cero entre an1 s OJOS, e1 un1co 1ugar e inquietud que permane
nuestra relación con el mundo cuando dicho mundo es espacial. Est~e en
impide encontrar en la fórmula del deseo-ilusión el último término d:~s
. . a
expenenc1a.
Reik y el uso del simbo/o
Aquí. el punto de deseo y el punto de angustia coinciden, pero no se El sonido del shofar
confunden. y dejan abierto incluso aquel sin embargo donde se relanza eter- Que Dios lo recuerde
namente la dialéctica de nuestra aprehensión del mundo. aquel sin embar- Función del lunar
go que vemos resurgir siempre e,n nuestros pacientes y que he estado bus- Lo q~ nos miro
cando un poco cómo se dice en hebreo - eso los divertirá.
El punto de deseo y el punto de angustia aquí coinciden. y sin emh<irgo el
deseo. que se reduce aquí a la nulificación de su objeto central. no es sin este En términos generales. para dar una orientación swnaria a alguien que
Ob'O objeto al que la angustia Uama. No sin objeto. No sin motivo les di la llegara por azar en medio de este discurso, diría que estamos completando
fónnula de la articulación de la identificación con el deseo en este no sin. la gama de las relaciones de objeto.
En efecto, nos hemos encontrado en la necesidad. debido a la C;tperien-
Más allá de este no sin objeto se plantea para nosotros la cuestión de cia de la angustia, de añadir al objeto oral, al objeto anal y al objeto fálico
saber dónde se puede franquear la barrera. el callejón sin salida, del com- - cada uno generador y correlativo de un tipo de angustia - otros dos
plejo de castración. pisos del objeto, llevándolos. pues, hasta cinco.
Lo abordaremos la próxima vez. Desde hace dos de nuestros encuentros. estoy en el piso del ojo. Hoy
voy a situarme en él de nuevo para hacerlos pasar al piso · que ahora se !rala
de abordar, el del oído. Seri bsurdo
15 DE MAYO DE 1963 Como les dije, ésta es una presentaeión a grandes rasgos. ª
..:..:A,. y oscurecedoc De bec • st
1
ho
creer que es así, salvo de un modo exot.,......, · .· -'~~
. d · uáJ es la func16n de1uc"""' Y
trata en cada uno de los ruveles e situar c '. . sobre to-
ninguno de ellos se puede separar de las r~percusiones
dos los demás. Los une una íntima sohd~~ que se: e~ advenimienro
que::: la funda-

ción del sujeto en el Otro por ~a vía del ~8:~i:te. ~am3 que pcnn.we·
de un resto a cuyo alrededo~ glf3 ~I ru:amaalú la =~stia para pennitimos
cería opaco para nosotros s1 no estuviera
revelar su sentido. . -·-'"~s en las que 318~ pue-
Esto nos conduce amen udo a ex1; ·uniones ª""""" de mi C'IJS('ñanZ3. ~,.
,-....L,ft.

den ver no sé que encanto compro bado· "~º· ..


__ ..,;A,. 8
·cencia. Un dfa serii sun.,..,,....

me si les digo que no me adentro en ello SUJ cru;díaZll que les doy. No me~
estudio el método según el cual procedo en ri El día que se rosque~ pnn-
rresponde a mí se011nunente deletrearles su P·_",..,;sjbles y rodavía i;ie ha-
i;- - .· • que sean""'"""-
cipio en los textos que puedan ~-ubsístU"·
AS DEL OBJETO a minúscula

gan entender, de lo que aquí les aporto. se verá que e ¡ . - LA VOZ DE YAHVÉ
. del . • n o esencial este
no se dis ungue · ob3eto abordado. · · método
Este ntétodo se deriva de una necesidad La verd· d d 1 . elevada significación. una fuente de confusión. una profunda falta de base,
. · a e ps1coanáJi · cuya fonna más sensible y más manifiesta se encuentra en lo que llamaré
menos en parte. sólo es accesible a la experiencia del psico a1· sis, al
· · · d an tsta El p · el uso puramente analógico del símbolo.
c1p10 m1sn10 e una enseñanza pública parte de la idea d · .· nn-
. . e que, sm emb El slwfar en cuestión. es preciso en primer lugar que aclare de qué se
go. es comunicable en otro lugar. Dicho esto. nada está res 1
. . . .. . ue to, ya que 1
ar-
trata. pues no estoy nada seguro de que todos sepan lo que designa Es un
expenenc1a ps1coanahttca debe a su vez ser orientada. a falt· d 1
.. S . . . . a e o cual se
ª objeto. y me servirá de eje para substantificar ante ustedes lo que entiendo
extra\ 1a. e extrav1a s1 se parcializa. y, como no hemos deJ·ad d - de la función del a en este piso, el último, donde nos permite revelar Ja
. . . . _ . . · o e senalar
desde el comienzo de esta ensenanza. se parcializa en diversos pu t d función de sustentación que vincula al deseo con la angustia en lo que es
· · al· · . n os el
movtrruento an· 1llco, en especial en lo que, lejos de ser una profundización su anudamiento último. Comprenderán ustedes por qué, más que nombrar
o un complemento aportado a las indicaciones de la última doctrina d enseguida cuál es el a en este nivel - va más allá que la ocultación de la
Freud en la exploración de los resortes y el estatuto del yo, lejos de ser un: angusúa en el deseo vinculado al Otro - lo abordo mediante la manipula-
continuación de su trabajo. es propiamente una desviación, una reducción. ción de un objeto, un objeto ritual.
una verdadera aberración del campo de la experiencia. sin duda fortada por ¿Qué es este shofar? Un cuerno. Es un cuerno en el que se sopla y que
una especie de espesamiento que se produjo en el campo de la primera ex- deja oír un sonido. A quienes no lo hayan oído, sólo puedo decirles que
ploración analitica. la cual se había caracterizado por el estilo de ilumina- acudan a la sinagoga a un ritual de las fiestas judías, las que siguen al Año
ción, por la clase de brillo que sigue acompañando a los primeros decenios Nuevo. llamado Rosh Hashanah, y que acaban el día del Gr.in Perdón. Yom
de la difusión de la enseñanza freudiana y a la forma de las investigaciones Kippur, para regalarse la audición de los sonidos. repetidos tres veces. del
de la primera generación. shofar.
Hoy voy a hacer intervenir a uno de ellos. todavía vivo. creo. Theodor Este cuerno es generalmente. pero no siempre, un cuerno de carnero,
Reik, y precisamente, de entre sus numerosas e inmensas contribuciones en alemán Widderhom. en hebreo Q11ere11 ha yobel. En el artículo de Reik
hay reproducidos tres ejemplares, particularmente valiosos y célebres.
técnicas y clínicas, algunos de sus trabajos impropiamente calificados de
pertenecientes, respectivamente. a las sinago~as de Lond.res Y ~e
psicoanálisis aplicado. los que hizo acerca del ritual.
Amsterdam. Su perfil general es más o menos semej3nte. Se prcst'nta cla-
Se trata aquí. especialmente, del artículo publicado en /mago, hacia el
último año - no lo he traído, me olvidé-, consagrado a algo cuyo nom- sicamente así.
bre ven ustedes escrito en la pizarra en letras hebraicas, el shofar -"te;'.

Este estudio de Reik es tan fulgurante, tiene tal brillo. tal fecundidad.
que se puede decir que el estilo, las promesas. las características de la épo-
ca en la que se inscribe se vieron, de pronto, extinguidos.
No hubo nnguna estimación equivalente a lo que se produjo en este.~­
riodo, Y conviene preguntarse por las razones de esta 1nisma interrupc 100 ·
Sin embargo, si leen ustedes este articulo, verán manifestarse en él en
grado máximo, a pesar del elogio que puedo hacer de su penetración Y su
265
264
L4.S CINCO FORMAS DEL OBJETO · .
a mmuscu/a

fute de aquí más bien nos hace pensar qué es.


. L\)~ autores judí~s que se interesaron en este objeto y catalo
- lA VOZ DE YAHVÉ

cos que le pemliten a una forma de estudio aportarse a sí misma sus pro-
di\"ersas formas. senaJan que una de ellas está hecha con 1 . garon sus pios límites. No nos basta con que el shofar y Ja voz por él Mlportada pue-
.s· d d . . e cuerno de u
mac h \l ca b no. m u a. un objeto que tiene este aspecto d be n
dan ser presentados como analogías de la función fálica. ¿Por qué no, en
·1·d d 1 l e •con lama efecto? Pero cómo y en qué nivel, ahí empieza la cuestión. Es ahí también
yor pro ba b1 1 a , ser e resu tado de la fabricación, de la alt . . ·
.. .. . erac1 6n, de la donde la cosa se detiene. En un cieno límite. este manejo intuitivo,
red ucc1on - quien sabe. es un Objeto. de una longitud considerabl e, más analógico. del símbolo deja al interpretador desprovisto de todo criterio. y
grande que la que les presento en la pizarra - , de la instrumentalizació entonces todo se encabalga, caemos en una mezcla que no tiene nombre.
de un cuerno de macho cabrio. n
Les indicaré algunos puntos. para que se hagan una idea.
Quienes se hayan regalado o se regalen esta experiencia darán testimo- El cuerno de camero es ciertamente indicativo de la 1.'0rrelación, y por
nio. creo. del carácter - digamos, para permanecer dentro de límites qué no decir también del conflicto. con toda la estructura social totémica
. d l' . f que
no sean d. ema.o;1a º. 1ncos- pro undamente conmovedor. inquietante, de en la que está inmersa toda la aventura histórica de Israel. ¿Pero cómo es
esos sonidos. Con independencia de la atmósfera de recogimiento, de fe que ninguna barrera retiene a Reik en su análisis. ni Je impide identificar al
incluso de arrepentimiento, en la que se manifiestan y resuenan. surge un~ final a1 propio Yahvé con el Becerro de Oro?
emoción nada habitual por las vías misteriosas del afecto propiamente au- Moisés, cuando desciende del Sinaí. radiante de la sublimidad del am-Or
ricular que no pueden dejar de conmover, en un grado verdaderamente in- del Padre. ya lo ha matado, y la prueba de ello es que se convierte en aquel
sólito, a todos aqueUos que se ponen al alcance de oírlos. ser verdader.unente airado que destruirá el Becerro de Oro y .se lo dará a
Leyendo este estudio. uno se sorprende por fuerza de la pertinencía. la comer en fonna de polvo a todos los hebreos. Reconocerán ustedes aquí la
sutileza. la profundidad caracteristicas de la época a la que pertenece, por dimensión de Ja comida totémica. Lo más extraño es que. como las necesi-
las reflexiones de las que está repleto. No sólo está lleno de ellas, sino que dades de Ja demostración pasan forzosamente por la identificación de
verdaderamente da la impresión de que se producen en torno a no sé qué Yahvé, no con un becerro. sino con un toro. el becerro en cuestión o¡efá pues
centro de intuición, de olfato. Desde entonces, sin duda cierta macha- necesariamente el representante de una divinidad-hijo junto a una di\~ni­
conería. también el desgaste del método. nos han hastiado con lo que surge dad-padre. Sólo nos hablan de Becerro para confundir las huella!> Y deJar·
de estos primeros trabajos. Pero en comparación con todo lo que se podía nos en la ignorancia de que también había un toro. A~f pues, pue..~1° que
llevar a cabo en aquella época en materia de trabajos eruditos- puedo ase- Moisés es el hijo asesino del Padre. ¿qué es lo que Moisés quie~ deMnur
d <.nlazam.ren1<>5. en-
gurMSelo, confíen en mí, ya saben ustedes que todo los que les aporto aquí con el Becerro? f\tediante la sucesión de todos es1os c.,. .
· bfúiula can:.1 de oncn-
~ alimenta a menudo. por mi parte, de investigaciones llevadas aparente· cadenada de tal modo que carecemos de cua1quier • .'~
. · · · la ~ Mm!>é~. Todo ..r
mente hasta los límite!> de lo superfluo-. el modo en que Reik interroga tamos, resultará. pues. que es su propia ms1gnia. ·
los textos bíblicos donde el shofar es designado como correlativo de las cir· consume en una autodestrucción general. e itr:Ul a qut C:.\·
1
cunstancias mayores de la revelación aportada a Israel, tenía un alcance Sólo les doy aquí cierto número de puntos. queál~s. m~n ssu exceso. En
. d i rma de an is1s L •

muy distinto. Mientras que Reik parte de una posición que, en principio al tremo puede llegar una determrna 3 0 ., que lo ten1amm- en
, ué parece mcrec....
menos. repudia todo vínculo tradicional, incluso adopta una postura casi ra- cuanto a nosotros. \'amos a \er q
dical de critica. por no decir de escepticismo, uno no puede sino sorpren- cuenta en función de lo que buscamos. bandollM los principio~ que fi·
Nuestra investigación nos impone noª f d...... 1r de una Sociedad Je
der..c al ver hasta qué punto profundiza. más que todos los comentaristas ··nod 1ex10 un ""'
en apariencia más respetuosos, más piadosos, más cuidadosos de preser- guran en cierto texto que no es si enrucnuo aqui en P0~ 1 -
. . . l· ó noria que me . . . --~·; ..
..• ·pula que d p;1CQU1wus 1~
var lo esencial de un mensaje. Va directo a lo que parece ser la verdad del Ps1coanáhs1s. la núa, que es ar.u:, nE_..U-
,..-
ttX!O C<><I •
ción de impartirles esta enseñanza. · . ~tic'ndl> ~u rt<:ruca
advenimiento hi~tórico reseñado por estos pasajes bíblicos que yo evoco entre' las c1eoc1a.~ ·
constantemente. sólo puede ~ituarse correc~nte supone y cfcct!W.
al citamen de Jo que en verdad ~
No rei¡ulta menos llamativo ver hasta qué punlo desemboca al final e~l
una inextricable confusión. sin duda a falta de alguno ele esos apoyos teón· 267
L.\S C/1VC(> FORMAS DEL OBJETO a
minúscula
LA VOZ DE YAH\:É
Este texto. tengo derecho a recordar que he le ·d -
. 1 . m o que defend 1
1n1poner o. mientras que algunos que se dejaron arrastr· h· ero e detalles un criterio. si ~o de j~rarquía. al menos de ord~n de prioridad. Sea
.1 · ali' · .
dau no \'elan 1quuas más que palabras vacías Este text · ar asta esta soc· 1e- como sea. tenemos la 1mpres16n de que su demostración aciena en algún
. . . . o me parece f
damental. pues en lo que esta tecmca supone y en verdad e~ . un. punto. . ,
ectua es donde
se em.:uentrJ nuestro punto de apoyo, a cuyo alrededor debe h . Volvamos a los textos bíblicos. A los del Exodo se añaden los pasajes
. mos acer g1
rar todo ord enam1ento. aunque éste sea estructural de lo que l · de Samuel, el segundo libro del capítulo VI. y del primer libro de las Cró-
- 1 s· . ' . . ' :
d esp egar. 1 ignoramos que se trata en nuestra tecn1ca de u11 . ·
. enemos que nicas. capítulo Xlll. que mencionan la función del shofar cada vez que se
. _. . . • . maneJo. de trata de renovar la alianza con Dios, en cualquier nuevo debate, ya sea pe·
una 1nh!11erenc1a.
. incluso.
. en el hnute. de una rectificación del de seo, pero
que deja enteran1ente abierta y en suspenso la noción del deseo y · riódico o histórico.
.• requiere Estos textos mencionan también otras oportunidades en las que el ins-
su perpetua puesta en cuestlon. por fuerza nos extraviaren1os en la red infi-
trumento es empleado. Están. en primer lugar, los usos que se perpetúan
nita del significante. o bien recaeremos en las vías más ordinarias de :
en las fiestas anuales. en tanto que se refieren a la repetición y a la reme-
psicología tr.idicional. ª moración de la Alianza. Hay también ocasiones tan excepcionales como la
Esto sucede con lo que Reik descubre a lo largo de este estudio y de lo ceremonia llamada de la Excomunión. a la que. como saben. el 27 de julio
que no puede sacar ningún partido. a falta de saber dónde poner el resultado. de 1656, fue sometido Spinoza. Fue excluido de la comunidad hebraica si-
Para volver a recorrer su análisis de los textos bíblicos, sólo les enume- guiendo las formas más completas. que conllevaban. junt~ a la fónnula de
ro aquellos que pretenden remitirse a un acontecimiento histórico revela- maldición pronunciada por el gran sacerdote. la re~onanc1a de_I shofar.
dor. Son. en primer lugar, Éxodo, capítulos XIX y XX. respectivamente Bajo esta luz. complementada con la comparación de !as
diversas oca-
versículos 16 a 19, y capítulo XX. versículo 18. siones en que se nos menciona al shofar y éste entra efecllvamente e~ fun·
Primer.i referencia. Se menciona el sonido del shofar en el diálogo atro- . h t. nos dice Rei.k - cierta·
ción. se pone de marufiesto que este s o ar es - ·
nador entre l\.toisés y el Señor, que se desarrolla de un modo muy enigmá- mente la voz de Yahvé, la del propio Dios.
tico en medio de una especie de gran tumulto. una verdadera tempestad de
ruidos.
Una parte de este versículo indica igualmente que, aunque está severa-
mente prohibido. no sólo a todo hombre sino a todo ser vivo. acercarse al 2
círculo rodeado de rayos y relámpagos donde se produce este diálogo, el
pueblo podrá subir cuando oiga la voz del shofar. Punto tan contradictorio . fónnula no parece tan suscc~ble
y enigmático, que en la traducción tuercen el sentido y dicen que podrán Sin duda, en una lectura rápida ..esta adqui·ere para nosc1tros un-
. · 11 entras que
subir algunos. ¿Quiénes? La cuestión pennanece oscura. de ser explotada para el .an ál1sts. " e aqu1: los estoy
. formando- ...
El shofar es expresamente mencionado de nuevo en la continuación del portancia en Ja perspec11va en ª qu
1 . . n'teritl niá;; o melJ(IS ,..en
. . troducir ~·1erto e ill f·
su rawedad y ~·on e
1
diálogo, porque se dice que el pueblo, supuestamente reunido alrededor de No es lo mismo, en etecto. in . .
. hos cntenos. en · 111." es
situado. que el hecho de que.dic uc se ll;un.1 una Connacion. q
este acontecimiento central, percibe el sonido del shofar.
Para justificar su análisis. Reik no encuentra nada mejor. para caracte· ciencia que comportan'. const~tuyr;;/~sq íritu en su poder. medida
en primer lugar una retormación p fuer.ta la atención. en 13
1
A nosotros, esta fórmula nos llam'.:!°mrpJeia fa rdnción del. SUJóem ~-onu,:_
rizarla a una exploración analítica. que decir que consiste en buscar la ver-
dad en los detalles. Esta característica no es falsa, ni errada. pero es sólo ºb' ello que..... ......n ac1 n."' .--
en que nos hace perc1 tr aqu . una primera ª'"~r 1
un criterio externo. la seguridad que se encuentra en un estilo. no en el di~­ .vvfria llamM· en
significante en lo i.¡ue se !"""" · :sal uien 8 quien
cemim1en10 1."J'Ítico consistente en saber qué detalle se debe considerar. Sin
saje al acto. . uierdo de ~•a a.wnblc~ ~onrad S ·
duda. sabemos dcr.de siempre que el detalle que nos guía es el que parece Tengo aquí. en el extremo ¡zq , re~•a. nucsUO .unigo
escapar a los designios del autor y permanece opaco, cerrado, respecto a la . ·arle esui re1c
no puede dejar de mtercs
intención de su predicación, pero no es menos necesario encontr.lf entre Jos
]69

26H
L.\S CliVCO FORMAS DEL VBJl:.TO u minúscula ú\ VOZ DE YAIJVÉ

de quien diré en esta oportunidad qué satisfacción me produjo . valer a lo que otros pasajes del texto bíblico llaman el brarni-
análisis de Tótem y tabú lo llevaba a hablar de lo que él ~er que. su lo hace e qui
. ifi . d. 1 enom1na do de Dios.
s1gn 1cantes pnn1or 1a es, que no puede separar de lo que él llan · Lo interesante de este objeto es que nos presenta la voz bajo una forma
. . 1a 1guaJ.
mente acto. a saber, lo que ocurre cuando el significante no está úni· . . lar en la que, en cierto modo, ella es potencialmente separable. Esto
. . c~~
eJemp . . d . 1 1
te articulado - lo cual n~ supone mas que su ligazón. su coherencia en
pe rmitirá suscitar cierto numero e cueslJOnes que no se sue en p an-
~·adena co_n l~lS otros - sino que_ es emiti~o y v~al!zado. Por mi pane, nos . De qué voz se trata? No vayamos d ema~1a "dodepnsa·" veremos cuál
mantendré rrus reservas sobre la 1ntroducc1ón aqm. sm más comentario tear. " entido y su lugar onentan
es sus
ar·
· • d onos en 1a topogr 1a de 1a re1ac1"ón con e 1
del término acto. Por el mo1nento sólo quiero destacar que esto nos sitú~ Otro con mayúscula. . ...
ante cierta forma. no del acto. sino del objeto a. La función del shofar entra en acción en ciertos momentos pen~cos que
Lo que constituye el soporte del a debe distinguirse bien de la . resentan a primera vista como renovaciones del pacto de la Alianu. El
se P no articula sus principios de base. los mandam.1entos. s·m. cmbargo. es·
fonemización. La lingüística nos ha habituado a percibir que no hay más shofar
que sistema de oposiciones. con las posibilidades que esto introduce de presentado de fonna muy manifiesta com~ do~ de una_ ~unción de re~­
sustituciones y de desplazamiento. de metáforas y de metonimias. Este sis- moración de dicho pacto. incluso en la art1culació~~~ca q~ se~ a
tema se sostiene en cualquier material capaz de organizarse en oposicio- ropo' sito de él. Esta función - l.nk.hor. recordar. .•. - se mscnbe .tambien
P ·
nes distintivas entre sí. Cuando algo de este sistema pasa a una emisión, se en el nombre comente del momento en que ·mte"'l·ene •• .- momento • mtenne-
trata de una dimensión nueva, aislada. de una dimensión en sí, la dimen- dio de las tres emisiones solemnes del shofar. al térnuno de los días de.ar;
sión propiamente vocal. no del Rosh Haslunwh - . llamado Zikknrrm, mientras que la elsshopec~-
. ada fonna de hacer sonar e . 141 es
¿En qué se sumerge corporalmente la posibilidad de esta dimensión trémolo característico de una deternun . . f el Ziil.IVfl(I(. es
emisible? Aquí es donde comprenderán ustedes. si todavía no lo han adivi- llamada Zikkaron tern ah. Digamos que el somdo del i.ho arb:...".,R es ....... m.
. "dos· d daestaremem l<lü'A' ,..,,_...
nado. que adquiere todo su valor la introducción de este objeto ejemplar que la reme1nbran7.a hgada a este som · m u · . . - .. ft..i..ntes la
d ·ta en Jos mstantes p1Cl,.(;U\. ·
he tomado esta vez en el shofar. branza de aquello sobre lo que se m~ l. de Abraham en que Dios detieoe
Tienen ustedes razón en pensar que no es el único ejemplo que hubie- Aquedt1h. el momento preciso del sacnfic10 . . Isaac por el camero que
. .
su mano, ya consmuente. para. . su ·su· tuir a la v1cuma. · ·
ra podido utilizar - porque está a su alcance, porque se encuentra. si ver-
daderamente es lo que nos dicen que es. en un punto de donde surge una ustedes conocen. o creen conocer. . del pacto c1>té rodo él incluido
¡,Significa esto que el momento m1sm~dodel shofar. sonido del sb"far
tradición que es la nuestra, porque uno de nuestros ancestros en la enun-
en el sonido del shofar? Recuerdo dd_so~ tiene ese recuerdo? ¿Por qut
ciación analítica se ocupó de él y Jo puso de relieve. Pero también está la
como lo que sostiene el recuerd~ - ,,qu•. ~ de pasar cierto uempo de
tuba. la trompeta. otros instrumentos, porque no es necesario que sea un . samente ai.:aban
pensar que son los fieles. s1 preci "
instrumento de viento. aunque no puede ser cualquier instrumento. En la recogimiento en tomo a este recuerdo: e nos conduce al teffCDOeD
tradición abisinia. es el tambor. Si hubiera seguido relatándoles mi viaje . · rtanc1a. porqu . F ·ud la fun-
La cuestión uene mucha impo en el espfnlu de re • . .
al Japón. hubiera mencionado el lugar, en el teatro japonés en su forma . más fulgurante. . au10má1Jca)
el que se dibujó en su fonn~ repetición. ;_.es únJCaJIJC'nlt de la ~tffiª
~característica. la del No, de cierto tipo de redobles, que desempe~an ción de repetición. La función de al oeces:lflº e~ ....k en-
por"º forma y por su estilo. con relación al nudo del interés. una fun~1ón .
está exclusivamente as°' ª.
. 1·. da al retomo. -~ JD(fl_..
dimcnsiórl? MC" 1-·- ..... riC'flC' al-
muy particular, de precipitación y de ligazón. También hubiera podido. . uene otnl · · e~ que.,.....
del significante? ¿ b1en
refiriéndome al campo etnográfico. recordarles - como hace Reik - la ·
contrae esta otra d1~ensa. º ·ón en nue,....~ r
....... ex""ric1Klll· i;s •
da el ~1ido de"''."
r. · ccrrogllC 1""
. .t.... de¡., que

ud en qu~ ~
función del bullroarer. intrumento muy cercano a lo que es una peonza. ún
g · sentido Esta d1mens1ón nos d..,..irki loOO· ¿a,.11.w aq ~-....L- no es el
aunque estén hechos de forma muy distinta, que en las ceremonias de · 1Otr0 Para ... ~ ue ~ .1C"lJ<:•~·
es portador el lugar de · erJo. de hacer q ·
ciertas tribus australianas hace surgir cierto tipo de ronquido que el nom- de -..... rt3f d recu
este caso se trata de ~ .. -
hre del instrumento compara nada menos que con el mugido de un bu~Y· propio Dios?
El e.,tud10 de Reik lo compara con el sonido del shofar, porque también !71

"7fJ
L.\S CINCO FORA1.-\S DEL OBJETO a m1nuscu/a
· . LA VOZ DE YAHVÉ

A e"'1e punto nos conduce. no diré este instrumento t · sólo separado. sino siempre elidido, en otro lugar que allí donde sopor-
. _ . an s1mple-
to que. en \ erdad, todos senllmos por lo meno-; un profund b puc~- ta el deseo. y sin embargo en re l ac1on
no · · profunda con e'I . Este carácter elusivo
. 1 . . oem arazoa
1a e:ustern:aa ~- a lu111.:1ón de un aparato semejante-. sino el hecho nte es en ningún otro lugar más manifiesto que en el ni\·el de la función del
~ cruce en nuestn1 camino. de que :o. Por eso el soporte más satisfactorio de la función del deseo, a saber el
De lo que se tn1ta ahora para nosotros es de saber dónde se · . fantasma.. está siempre marcado por un parentesco con los modelos \'isua-
_... • . . insena este
•"-•Jeto en tanto que separado. a que dom1n10 podemos enlazarlo_ les en los que funciona comúnmente y que. por así decir. dan el tono de
la oposición interior-exterior, cuya insuficiencia perciben ustedes nob_eo nuestra vida descante.
. . . . . . . muy ICO
aqu1. !-100 en la referencia al Otro y a los eslad1os de la emergencia d 1 Sin embargo. en el espacio - en este sin embargo reside todo d alcan-
. 'ó . 1 . y e a ce de la observación - no hay. en apariencia. nada separado. El espacio e!>
1n~taurdc1 ~ progresiva. parJ e sujeto. de ese campo de enigmas que es el
Otro del sujeto. ¡,En qué momento puede intervenir un objeto de este tipo homogéneo, cuando pensamos en términos de espacio, incluso este cuer-
en "SU a.specto por fin develado bajo su fonna separable? ' po. el nuestro. del que surge su función. No es idealismo. No es ~~ue el
,-,De qué objeto se trata? De lo que se llama la voz. espacio sea una función del espíritu. Ahí no hay nada que pueda JUSUficar
La conoce1nos bien. creemos conocerla bien, con la excusa de que co- ningún berkeleísmo. El espacio no es una idea. Tiene una ciena relación.
nocemos sus desechos. sus hojas muertas. en las voces extraviadas de la no con el espíritu. sino con el ojo. El espado está colgado de este cue~.
psico!.is. y su carácter parasitario, en fonna de imper.itivos interrumpidos En cuanto pensamos el espacio. en cierto modo tenemos q~ neu~­
zar el cuerpo localizándolo. Piensen ustedes en la fonna en l~ que el f1s1co
del superyó.
Aquf es donde tenemos que localizar el lugar de esle objeto nuevo que.
se refiere en la pizarra a la función de un cuerpo en el espacio. Un cu:irpo
es cualquier cosa y no es nada. es un punto. Pero es de t~os m~ go
con razón o sin ella, por una necesidad de exposición. he creído que debía . · 1 · la:· dimensione~ del
que se localiza en el espacio mediante a go ajeno a s ·
pre~ntarles en primer lugar bajo una forma manejable, si no ejemplar.
espacio - a riesgo de que se produzcan lai:. cuestiones insolubles del pro-
Para orientamos. tenen1os que situar lo nuevo que introduce respecto al . · d 1 - ales va han C\'-11chado us-
blema de la individuación. a propósito e as cu_ . : . , ·
piso articulado anteriormente. que concernía a la función del ojo en la es-
tedes, en más de una ocasión, la expresión de rru 1Tnsion. _
tructurd del deseo. , . al~o que ~ presenta como
Un cuerpo en el espacio es. como mmuno._ - . 'bl N, \'(W
De entrada todo lo que se revela en la nueva dimensión parece estar enmas- . . a1· , d 1 pacm es mso~reru e. •- , 3
impenetrable. Detennmado re 1smo e c:s ~ ··(in -•~ ~n...,.io
carado en el piso anterior. al que necesitamos volver un instante para que re· · uso de 1a ,uno U<" •·'•·--

'>altc más lo nuevo que aporta el nivel donde surge la forma de a llamada voz. reproducirles sus antinomia-;, pero el .~ropio al . . 1 tiemn.i ne.:t:;ana e
. d . d" . 'bl unulonne m1slll( r
sugiere esta umda m 1v1s1 e Y P · no es lo 41ue !oc: U:un:t
. ·ual p<>r supuesto.
insostenible. llamada a~omo - e 1c . · nad.i ~ alómÍ'-'O en el :;c:ntido en
en física con este témuno. que no uene
q ue no es. en absoluto indivisible. sal ' ... sunonga ...."'lll resi~1em1a lilli· . •..
3 ·
El espacio carece de interés q · al .- di>'<'ntmuu.11..a. , 1"'_
" \'O Uc -- · r·-
. ól . ne USl' re ~e~ . ·Que
ma a la sección, puesto qL!I: s 0 ue -•~ punl05 ;i la \tl· 1.
. . . . de estar en """ ·¡0 _..... In
unidad que en el mternene no pue d ·nl>l'.íal. el punto. 50 , ..... -
Vol\"amo:r. al nivel del ojo, que es también el del espacio. . . ·la unida ei>r-- . . . . sfl a.
q uiere decir para nosotros que es ..J• en mntzun ca.•0 ·
El e:r.pacio en cuei;tión no es el espacio que interrogamos bajo la fonna . . l ? Qui:" no pu... ... . i:rl~ c;tCI'
ser reconocida como mal1enab e · d. . ndo" Me uptesUfO ;i h;aC 1 • '"""lll
de una categoría de la estética trascendental - aunque la referencia al apor·
·Qué significa lo que 1es. e~·to"~ 1c1c ·•.·1 •5¡on1fo:-a . ut "''' ,.1 ''""
q • r- . lo
te de Kant en c~e terreno nor. re.\uha, si no muy útil. al meno!. muy cómoda (, . e 'ª han orw. · "' No pl)l'dc1 \Cr
de nuevo en las redes de lo qu } ·.irr-:e ~ resro.
--- <.ino el C"POCio. en lo que éste nos presenta de característico en su rela- · . ·· en el QtrQ, e ·
i( a), mi imagen, nu presen1:ia .d J•I estadio d<:I e~peJO·
c1tin ~·'n el dc..co. · 1 seoll o ~
que allí pit."rdo. He aqu• e ·
La ba.-.c de la funcí6n del deseo es, en un estilo y una forma que se tie-
nen que prcc1!-.<1r cada vez. e!ttc ohje10 central a, en la medida en que está. ]73

?7'>
! -'·' <I\'t ~d P<)RA1As DEL <>1111~1v ,1
"'in úsndu /.A VOZ /JE YAllVI~

El esquetna Je la pizarr.i está destinado a fundar la 1·u . · . -


nc1on del yo·1 Ésta es tamhién la virt~d del tatuaje. No es lll'cesario que les rt:cu~rdc
y del Ideal del yo. y a n1ostr_arles cómo_ funciona la relación del su· tlea1 ·rahlc de Lévi-Strauss cuando flO)> evoca el dc~ncadenam1en·
c:I pasaJC .tu10 1
• •. 1
d Otnl cuando e-n ella donuna la relación especular ll·lnl·id· Jeto con .
• ' • a en esta . d seo de los colonos sedientos cuando llegan :1 111 l.nna c.lcl Paraná
sión espejo del Otro con mayúscula. · oca. 10 de1 e. . .
~speran ª"uellas mujeres enteramente cuh1erta.'i de un
donde 1o.S .... , . . . . 1omai.nl
La im~en en su fon11a i( a), irnagcn especular, es el objeto car . . . variado~.
. J1 . E' á d actcns1t- de d 1.b UJ<· l!-o. Ctl lcis• 4ue• se •
11nhncm1 las lom1as • •
y 1:11lorcs más . •
co de l estad 10 le espejo. ~erce n1 s e una scducdón que ncl está .. En el otro extremo. e\'ocaría la apanc1ón, por asl decir eKta me11c16n
. . . • · • un1ca-
mente vinculada a la estructura de cada sujeto, sano t:unhién ¡¡ la fu ..
_. __ . . e:. . d nci 6n u la emergencia de las forma), e~tá marca~a para mí por un eslilo má~
~ 1\."'On~11111ento. c;.sta 1n1agen e.s ~erra a, está clausurada, es gestáltica.
· -. del propio aparalo \'1~ual,
· ni.sta
· qli .."' evoludonista que, en la."
0 creac10 .
sea. esta man:ada por el predon11n10 de una buena fonna. lo cual es como · . ·.. de los lamelihranquios. empie1.a con la mancha pigmenlilna. pnmc·
1ran,1as .. . . .1.. • ..... ,. .1
par.t ponernos en guardia contra las trantpas que conlleva esta funci<in ele ra upanc1 · ··<íi n ,¡...... utt l'lrgano ditcrenciado en el s~·n11do .
uc una sem.1 .. 1 ll1au ya

la Gestalt. en la n1edida en que se funda en la experiencia característica de proprnmc · nte vi' ·su·il • · Y• "'lr
,.. ·supuesto · • mida más . . cieuo
. "' lJUC . una mancha . A la
ese campo. la de la buena fonna. ci de hace un momento, ¿le añadiré la chmbita, pnmern advenrncia de

Par.t re\·elar lo que tiene de apariencia el carácter satisfactorio de la for- ~s ~ligros orgánicos n1ando se llega a los cincuenta? ..
ma en cuanto tal, incluso de la idea en tanto enraizada en el eidos visual, e ·r l a así es como el deseo visual cnmascar.t a veces la ungusua de lo
para ver cómo se desgarra lo que esto tiene de ilusorio, basta con introdu- que Í~ ~alt:1 esencialmente al deseo. Es lo 4ue le impone ~ue nu~·a r.~ett;
¡;aptar a un ser vivo <.·ualquiera en el campo puro de la scnal visual lllll! 'l_
cir una mancha en el campo visual para ver a qué se agarra verdaderamen-
Col no aquello que la etología llama un dummy. .una muñeca, una alpan~~1a.
te el extremo del deseo. Si rne permiten ustedes el uso equívoco de un tér- ·e puede aprl" 1rnun rn
El objeto a es lo que falta. es no rspecu 1ai. no s • ladli
mino corriente. para dar un soporte a lo que quiero hacerles entender. diré . . . t I· . d 1 ·iego com<1 la unasrn re' e e
que basta con una mancha para desempeñar la función del lunar. 1 h imagen Les and1qué el OJO , ,meo e e 1·¡¡-. c1 o¡o
• · .. . m , Jrl de~ r.~oplo 1~u .•-.
Lunares y tejidos de belleza- pemútanrne proseguir con el equívoco- irremediablemente oculta al nusmo t1e pc mr.11rn1r E.\lll
. 1 ·tn al Otro como Jo lJUC es i , ..
muestran el lugar del a, reducido aquí al punto cero cuya función evocaba del propio voyeur se e mueloi a .. .... <n •iilallll' ,.,,11ellot¡ue
· · 11 uestr'I ~·1v1 111.ai;w •
la última vez. Más que la forma que él mancilla, es el lunar el que me mira.
es cicrtan1entc, lo que le pemute
, .
ª • '
. . . s rfec.:tanK"nte 1011 to 1
....,
. ¡od&!'nt:ll' a los 1hv1·
·

Es porque me mira por lo que me atn1e tan paradójicamente. alguna.'> vec~s


.. es su soporte. baJO fonnas diversa.• pe .
1~
deudos y a las reservas. b·.1nL·an· as14ue ••ob1cma.
"' ·
d . l y la angu . .11:1 '"" ,.. •..... """..cnr.1 "" r'
l•
con más razón que la mirada de mi partenaire, pues esta mirada me refleja
La relación rccípnx:a cnlre e ese< •nnias•·nrmfu. h$11d11 a il'
y. en la medida en que me refleja, no es más que n1i reflejo. vaho imagina· d' ·almen1c • ·•
nivel específico hajo una fomrn ra " J 1dc''!Ctl Ahor.1 1r1ien111' lflK'
e · 1.~ 1111dur1·
rio. No es preciso que el cristalino esté opacado por la catarata para cegar fun1:ioncs más cngañosas de la es1ruc1uru · . ó d1· 1¡11 1.s que hoy'" m
la visión - cegarla al menos en lo que a la castración se refiere. siempre oponerle la apertura que 1c ªPo
. rta la fum.:1 n '
¡¡ccidcn111l. del ~ho :ir
r ......
elidida en el plano del deseo cuando éste se proyecta en la imagen. . "n embargo no _.....," "'~.,..
do lll"di·mte
"' •
el ;u;cesono. SI nM1t: Je IO'I pr111 .. •· , .•
1.1 la 11111." 1- · holfll'.·
¡,Qué es lo que nos mira? El blanco del ojo del ciego. por ejemplo. O, Por Nuestra tradición más elcmcnti ·. ·Xi litrnllicn en l"'1<' L·aw . ,
tomar Otr'd imagen. que espero que recuenlen ustedes, aunque sea un ceo ele . . · · ·t· olrJ Jimc:n~il ' l:>tC ('11 \U di"' Uf.lol .
rrcud. nos exige distinguir e.~ª r)«l .... ¡~11llldo muy. n _ ....n .. hn·
L ......

otro año - piensen en d vividor de La do/ce vira, en el último momento . S . pc•r ,,..._.... .u• 111• 11-' .,-
najeuré a nue~tro anugo te•.~ ·1x . f('1nnul11. ruc~ In r1i- ucn ,/>lt'f711.I " ' ' "
fantasmático del film. cuando avan7..a como saltando de una sombra a otr'J . d. yo ~USl.-0 1 sU /fl' ÚI i/111' ,f{f .
S1 el cle.\·eo. ice - Y ·. . ¿ ,kitt' d1· "' """ JJ:/ ivU11k11llr.
por el bosque de pinos en el que se ve su pertil, hao;ta desembocar en la ~la· liante-, fiu.'ra pnmonlial. M}~fll l :..,rúJ1111AI r11 l'I k'"'.710 l 14rl•l. ,,,J.i
' m¡:1fllJ' (.\M•' l - Je l} \ 1\
ya. donde ve el ojo inenc de la cosa marina que los pe~cadores están hacien· trrulu 1!111'1U"gC1 tkl d ,·nnu-n < • ~..,.r.t ni.'.I~ lufll1'1 •~ .... ru,i. dt la
· d Je 1a m..... ~ nul)IO~ r--
do emerger. He aquí por lo que sonlOl> má'> mirados, y que muestra de qué EI origen. nos dice freu ....r a...cJ!uruJ<i e~•" ,- . ""'ei:c padc<cr
. . . nor no ha•.. · lll pr~ m.i. , .. -
modo la angu$tÍa emerge en la visión en el lugar del deseo gobernado por a. la 1:adena se deshai;e, Y,-- '<>rió• ,-onw en . , 1Cnll'•"· uno I'
. . . 1 nlll en 111 lt rni111ad<" 1111 11
i;adcna el análisis. 111'.011¡· tn c;kii:
ª.

'
C8ta fonna de d1spersi ' · '611 ante
l. Gm111 ik bt-uu1I: lllllal'; lileralm('nlc, grano ik hellc1J1. IN. del T.)

274
~ ,_. -. " ' ' - " ' rtN\iYI.-\., J.Jl:l. OBJETO ..
a mmuscu/a
de preguntarse qué es lo que hace que todavía conserv . . -
. e su coheren . XIX
es e 1 asesinato del padre y todo lo que éste impone. caa -.
De ;)\.'Uenlo con lo que nos atrevemos a esperar no sea más
en la '--·
U\.1':a
de Re ik . es su mugido
· de loro acogotado lo que todque. meláforª EL FALO EVANESCENTE
e·ha en e1soru, "do del sho1ar.
· ' Digamos.
· ·
má." stmplemcnte, ¡ h sehescu..
que es avia
· al ·m~-nto
· · en el nuto · de 1asesinato
· del padre el que constituyee el ec on-
0
gm
'd de U f .. d be punto de De la angustia de castración al orgasmo
partJ a aque o cuya unc1on e m~s cap~ar en adelante en la economía
~l deseo, a saber. que se prohíbe como 1mpos1ble de transgredir lo que cons.
utuye. en su forma má'> fundamental. el deseo original. Sin embargo, esto
secundario respecto a una dimensión que tenemos que abordar aquí, la rel:
ción con aquel objeto esencial que desempeña la función de a. la voz, y la~ Pedagogía de la castraci6n
nuevas dimensiones que aporta su función en la relación del deseo con la an- El xoce en el f untasma
gustia. LA defecación del homhrt de los lobos
Por esta vía recuperarán su valor las funciones de deseo. objeto, angus· Siemprt demasiado pronto
tia. en todos los pisos, hasta el piso del origen. Los callejones sin salida MI Mseo

Para no dejar de anticipar sus preguntas y quizás también para decir a


. . b as re-cientcmente publicadas sobre
quienes las han planteado que no olvido los surcos que debo trazar en este Leyendo en estos uempos ciertas o r . he \·isto llevado a
campo para que me quede completo, advierto que, como ustedes lo han po- · n el pensamiento, me .
las relaciones del lenguaje co . «><! cdo cuestionar a cada ms-
dido observar, no be mencionado, al menos desde que retomé mis charlas representificanne algo que. despues de t o,ralpu del án11ulo desde el que
de este año, el objeto anal, ni el estadio. . be ! lugar y la natu eza " .
tanle por mí nusmo. a sa r, e de todas formas, no puede ser SlllO un
Es que. por otra parte. es propiamente impensable. salvo reconsiderando trato de atacar aquí algo - algo que, . ,,_ ustedes.
· d 13 omprens16 n "'° ·
por entero la función del deseo a partir de este punto. que. siendo enuncia- límite obligado. necesano, e e d . les?
do aquí en último lugar. es el más original. el objeto de la voz. De otro modo. ¿qué tendría yo que ec1r .
Lo retomaré la próxima vez.

22 OF. MAYO DE 1%3 1


. UDll
. objeth'O llJll!
· 0
. senta en su pnnc•pt ia ~ apoya P""
El obstáculo en cuestión no pre. ....,. 50 de una ciaJC \Íl'lll de ~s
- d do que todo proe· - 0 la cxtcn-
dificultad part.acular.. 3 • jea de sus conccpl05 Ye . Pen• lo que puc-
igual en la recu ficacaón fas .mero que en lo segundo.1)311l1UUCº· IJl'"fC'"
conquistas, incluso más en ~ rcJiert> lll c.1DJPO JIS"
10
· · b táculo aqui. rne de llJI
de constJtutr un o s . ulos <!O el P'15". _
ce una reflexión parucular. . corno Jos t~....-nic;UJCl al s1s1Clllll
f" ·1 soluc16n . ~ c,.,~·-
Esto no es de tan áCJ • lf ejemplo dd :-i:. Jrad JuraJefll par;i
sistema conceptual a otro. ':ostiru)'C unot dificu
que m> e
. . .
emste1mano. Pa·~
~

177

276
L.\S CJ.'VCl> FORA1AS DEL OBJETO a mimí.\·c:u/a EL FAl.O EVANESCENTE

sufidentenlente dcsam.llladas y abiert:1s a las 1natemáticas. Se im · vías · Se puede acceder allí sin ninguna dificultad
.1 .. 'd
tantc r,,...11 anll!'ntc que 1as ecuaciones
. . . .
emstem1anas se apoyan en aqupone• bas. nor que . _ por poco que se.
11 ..- zca a la generación a la que se le habrán ensenado las cosas en pn·
las p~~-dian. la." incluyen y la-; si~lia~l con10 casos particulares, de ~od~ q~: pertene . , - ·ó Lo
·nstancia de esta fonna. o con esta 1orma11zact n. s conceptos que
mera 1 . · . .
ta." t~suel\'en por entero. Esto no s1grufica que no pueda haber ahí un mo q · n parecido extremadamente complicados en una etapa antenor de Ja.~
hahria
con10 1a 1ustona
. . 1o den1uestn1. pero es breve. men-
.1.. . . . . . .
to uc- res1stenc1a. matemáticas les ri:sulta~ m~ne_c.hatame~te ~cces1bles a mentes muy Jóvenes.
En el análisis, en la técnica analítica. en la medida en que en ella esta- No hay necesidad de nmgun mtermed1ano.
mos implicados - ya sea más. ya sea nlenos, interesarse un poco en el aná- Indudablemente. en la edad escolar no es así en absoluto. Todo el in-
lisis es ya estar un JX1CO implicado-. debe1nos em.:ontrar en la elaboración .. de Ja pedagogía escolar es captar este punto crucial, y hacer avan-
teres . ·- · bl
de los conceptos el mismo obstáculo reconocido como constitutivo de Jos zar lo que se llaman las capacidades mentales ~el nrno mediante pro e·
limites de la experiencia analítica, o sea. la angustia de castración. mas que las supcrJ.n ligeramente. Ayudando al milo a alx~rd~ estos proble-
Si escucho lo que retoma a diversas distancias de mi voz - y no siem- mas. digo ayudándolo solamente, se hace ~go que no solo llene ~n efecto
pre para responder a lo que yo he dicho, pero cierta111ente en respuesta, de prematuración. un efecto de apresurarruento sohre la madurnc~~n men·
respuesta que proviene de detenninada zona-. es como si. en determina- .· n<> que en determinados periodos que se han llamado sens11J\'OS ·
ta 1, SI . • d de
dos momentos. se endurecieran ciertas posiciones técnicas. estrictamente quienes saben algo al respecto p_ue~e !\eguirme ~rfect_amen~~ _por on _
correlativas en esta materia. el análisis, de lo que puedo llamar limitacio- avanzo. pues lo importante es m1 discurso y no mt!> referencias. qu~ ~e
nes de la comprensión. Es igualmente como si, para superar estos límites, den no conocer -. permite obtener verdaderos efectos de apert~rn. i_ndu-
so de desencadenamiento. Determinadas actividades d~ aprehensión uenen
yo hubiera elegido la vía definida por una escuela pedag6gica que ha teni-
do su propia fonna de plantear el problema de la relación de la enseñanza en ciertos dominios efectos de fecundidad muy especiales. .
. ue se puede conseguir en e1
escolar con la maduración del pensamiento del niño. y como si yo adhirie- Esto es exactamente lo que me: pare<:e q .ti ·.• ..-'del
• · f D b'do a la espca 1~·1uau
ra a ella. dominio por el que avanzamos Juntos aqu . e 1 vendría que los pe·
campo implicado. se trata t:n todo caso de algo que con
Adhiero, en efecto, a una forma pedagógica de proceder. que ahora voy
a articular y definir. Si se observa de cerca el debate pe.dagógico, las escue- dagogos advirtiesen. 'd . . d . uto""s ··uyo iestimo-
L · 1rabaJ<>S e ,1 ·~ w
las están lejos de ponerse de a1:uerdo en lo que a ello se refiere. como po- Ya hay esbozos en este senil o en os . 1 uc: no ucncn nm¡?Un.'I
. · t t er en cuenla
mo es tanto más mteresan e en . .. s ueden aportamos.cu;m oq
Me: rclir:!f\l a .111.'
drán constatarlo aquellos de ustedes que están más necesitados que los
noción de aquello que sus expcnen<;lal P . ono<:c:r nada Jd ;UJÁlt·
demás de interesarse en los procedimientos pedagógicos. en y no qmeren rec 1 bJ .
experimentadores que no conoc . poJ'do fomiulai (¡ue ~ 0 )
Para una escuela - designémosla por ejemplo mediante las teoóas de
sis. El hecho de que cierto pedagogo h~Y·d . ~-'ad()( Ja puhcrtad n1"H..
1

verdadero acceso a los concept os· a partlf e ª •" ··ramo~·


Steiner. aunque buena parte de ustedes nunca hayan abierto los trabajos de 1
·. mirada· QIJ( l'Jl(Ue
este psicólogo universalmente reconocido - todo es dirigido por una ma- b·é nuestrJ propi.t mric:·
cerfa que dirigiéramos ahí tam 1 n ' d e el rnomC'nlO c:n quc: C'
duración autónoma de la inteligencia.. lo único que se hace es seguir la edad ·1 h 11· s sensibles e qu Jo Jurnrcs l 111-
nuestra nariz. Hay m1 ue. a. · . · t -'~I ,,mccptu. Yque. ~. de c¡>ni·
. . °de puro 11zar. con e:11r:'fl111lll'
escolar. ParJ otra. digamos la de Piaget, hay una hiancia, una falla. entre .. onanucn
1.a verdaderamente e1 f unu ui;;
· . urdcJllll'·
aquello que el pensamiento infantil es capaz de fonnar y lo que se le puede
man en este caso. por una homonurun~o /imill' compl"-'"° · 1~1atth.·..-cr·
1
aportar por la vía científica. Si ustedes lo examinan en detalle, esto es. en .
ple10 empleado ptir no.
sotros· · momr . ~ de un \'IJl<.'U
· 10 que 1 <'•"" •·.~Je 111
ambos cai.os. reducir la eficacia de la enseñanza a cero. se de un modo muy distinto. en (uni:11; corno)'{' lo dc:tim>. Y1a
Ahora bien. la enseñanza existe. - .1~1 ub•eto tJ, t
se entre la madurac1 6 n "" J
Si muchas inteligencias en el área científica pueden desconocerlo, es pubertad.
porque una vez que se accede al campo científico, lo que es propiamente
del orden de la en5eñanza - en el sentido que voy a precisar · - se puede
e;on'lidcrar elidihle. Cuando se franquea una determinada etapa de la com-
preOliión matemática, una vez hecho. hecho está. y ya no es preciso buscar

?7>1.
L~S C/1V('() Fl)RJ.1AS /)EL OBJETO a EL FALO EVANESCENTE
minúscula

2 - .dad de la fonna fantaseada de l~ escen~ primiúva es siempre cierta ambi-


11 .. d d especto a dicha presencia. ¿Cuantas veces se puede leer que. pre·
g~e ª rt• no se lo ve en su sitio? A veces, incluso, lo ei.encial del efecto
c1samen e,
La posición de a en el n101nento de su paso por Jo que sin bol' t'co de la escena se debe a las formas en que desaparece, se esca-
traum.á Así l .
e l modo de apanc1 . 'ón de esta eSt:e-
fórmula del (-<¡:;),he aquí una de las metas de nuestra exp. li~a 'ótzodcon la motea. · •
me bastaría con 1nenc1onar
. . _
año. ci n e este · n'iti'va en su forma ejemplar, con la angustia que la acompana. en la
na pn1 ·
El momento caracterizado por la notación (- IP ), que es la a .. historia del hombre de los lobos. .
·ó •1 d . . ngustta de Hemos oído decir en algún lugar que había algo obses1~0, ~parecer. ~n
castrac1 n. so o pue e serles vahdamente transmitido. únicam t
'bl 'd . en e será que volviéramos aquí a lo~ ejemplos origin~es d_el descubnnue~_to freudia-
asum1 e para sus 01 os. mediante un abordaje que aquí no sería más que no. Esos ejemplos son mas que soportes. incluso más que metáforas. nos
un rodeo.
hacen palpar la sustancia misma de aquello de lo que nos ocupam~s. .
A.I no poder ser presentificada esta angustia en cuanto tal, sino única- En la revelación de lo que se le aparece al homb~ de los lobos .por la
mente situada por una vía concéntrica. me vieron ustedes la última vez hiancia del marco - prefigurando lo que he conv~rt1do en una fu~1ón -
oscilar entre el estadio oral y algo que es la voz. a la que le di como soporte de la ventana abierta, y que es identificable en su torma con la fu~c1~n del
su evocación bajo una forma separada. materializada en un objeto, el shofar. fantasma en su modalidad más angustiante, ¿dónde está lo e~nc1~. Ma-
E.;te objeto. me permitirán ustedes que lo deje hoy por un momento de lado nifiestamente, lo esencial allí no es saber dónde está el falo. Está. &1 pue~
para volver al punto central que evoco al hablar de la castración. 'd . · , 1 e yo podría llamar la catatorua
decirlo así por todas partes, 1 enttco a o qu .
¿Cuál es verdaderamente la relación de la angustia con la castración? de la imag~n del árbol y de los lobos encarainados que-. enc~entreo aqNu1
. . . . miran al SUJCIO fijamente. o
No basta con que sepamos que es vivida en cuanto tal en cierta fase lla- el eco de lo que les articule la ultima vez - 'd d 1 ·ola de
mada terminal - lo es. o no lo es - del análisis para que sepamos ver- hay necesidad de buscarlo en el pelaje c.inco vec.eós rdepellla ·ºma~e~ ¡;que él
1 opta reflext n e 1 "' ·
daderamente qué es. . . . · al .
los cmco animales. Esta 11 en pr

ª .
0 es mas que 1a ca v ....
131,..,,;a dd suje-
Para decir enseguida las cosas tal como se articularán en el paso siguien- mismo sostiene con una catatonia que n . fascinación. haslJI
·e par1hzado por esa
te. diré que la función del falo como imaginario funciona por todas partes, to, el niño pasmado ante lo que " ' ' la ·cena Jo mira y que al
en todos los niveles que he caracterizado mediante cierta relación del suje- tal punto que es concebible que aquello que e~ 1:'irasposición del eslll·
to con el a. El falo actúa por doquier con una función mediadora. salvo allí estar resulta invisible por todas partes no se~ sinodo aquí en e~ ártiOI. el
. rpo uanstonna
donde se lo espera. en particular la fase fálica. Esta carencia del falo. pre- do de detención de su propio cue • un título célebre.
sente en todo otro lugar y situable, a menudo para nuestra gran sorpresa. árbol cubierto de lobos. diríamos. evocando n ~·n de-! n11lo \'i\·i<Jo qllC
mejante a u """ ,,.- 3•
este desvanecimiento de la función fálica en este nivel donde se espera que Que se trata en este caso de al go se . dudable. Este goce - P
·e mc parece in . ¡¡del dd
el falo funcione, es el principio de la angustia de castración. De ahí la no- hemos definido como el de 1goc · d horror del go1:c ignor r
riente del que Freud llama en ~tro~u::iquier posibilidad de ~~;%
511
tación (- ip) que denota esta carencia. por así decir. positiva. No haberlo .for-
mulado nunca de esta forma impidió que se extrajeran las correspondien- hombre de las ratas. goce que suJ'C'.fi ado bajo eslll forma erC'~· ula rodo
á ahí pre~entl ic
tes consecuencias.
.
parte del sujeto - est · m1e Jo baCC 1·alo. lo e~
'ó e.sta captura -t-
Para volverlos sensibles a la verdad de esta fórmula. tomaré diversas vías. ya no es más que erecc1 n en . .-. ·)s de t•l;i
'ti ..11 ·o Je IOS ciecti: do
como dando vuel~ alrededor. Y ya que la última vez les recordé la estrUctu- entero, lo arbon 1ca. desarrollo sinWm.1 " eoicntli s{tl•J b.1 ~ 1
Entonces (>eurre algo en e 1 . ·o de que este d F ud no~ so.s·
ra propia del campo visual. la sustentación y la ocultación al mismo tiem~ rt' el tesumom , . · . ue 1ia.:c re __ ,
del objeto a en dicho campo, no puedo sino volver a ese punto. al ser alh escena. Freud nos apo ª '.al ,,ue d análiS1> q CJ'llll ha-'ta el tí~ e1
.do •s tan esene• • ., si .. ue si .,.,, ..,ue-
donde ~produce el primer encuentro con la presencia fálica, y de una fomia recom;tru1 • pero e · Este elenien 10 · ., ·~ •• en e~te c:i.w...,
· ·réramos senn11•~
tendría si no lo adimll . ,iet<>.•~ n<JS ~-
. ,....,,fo Poi' ·e'1~u,
que ~mos que es traumática. Es lo que se llama la escena primaria.
único que no es mtep p-
Todos !!aben que. aunque el falo está en ella presente es visible. bajo la
;:81
forma del funcionamiento del pene. lo llamativo en la evocación de la rea-

'),'((I
! ·L~ L/(\-(iJ 1-Ul<Jl.\S /Jf:/ OBJETO ..
a n11n11scu/a EL FALO EVANESCENTE
llo que Freud articulará más tarde respecto de la constru ·ó - . · sfactorio el orgasmo. Si podemos comprender la fun-
8 k 1 . . cc1 nen cuan tener desa11· . .
'te e mento es a respuesta del SUJeto a la escena trauinática . to tal. pue e d . mo y más en particular la sat1sfacc16n que conlleva, es
def~ación. mediante una . · del orgas •
c1on ·ede en la perspectiva en que se confirma que la angus-
La prin1er.i vez. o casi, al menos la primera vez que Freud . por algo que su.e
. . . del b. . menciona 1 . es sin ob3eto. .
apanc1on
-
o ~eto excren1enc1al en un momento crítico lo arf . 1
• 1cu a en
ª
una ua no , podía limitarme a decir esto y ser comprendido. pero me llegó
f 00 1
unc1 a a que no pode1nos dar otro nombre sino el que hem . .
. , . os creido creidi~ue s al menos de cierta perplejidad, cuyos términos fueron ob-
1eco gamo .
deber artlcular n1ás tarde como caractensttco del estadio genital 0 ~ ~ un intercambio entre dos personas que creo haber fonnado partJ~u-
· ·dad . Es• un don. nos di ce. Como todos saben, Freud destacó
o bl auvt · sea, la
d sde Jelo d b' por lo que resulta más sorprendente que se hayan podido
larmente len. o que entendía yo ahí por satis . f acc1'6n. ¿Se trata pues,
un principio el carácter de regalo de las oca.'iiones en que el niño suelt: in- reguntar acerca de l . . . al
tempesti\·an1ente algo de su co~tenido inte~tinal. Permítanme ustedes que, p , del oce? ¿Sería un retomo a aquel absoluto imsono que ~unos
de paso. llame a estas oportunidades - sin más comentarios, si ustedes de~1an, . gar en la fusión supuesta de lo genital? y luego se refenan al
quieren s1tu ·
an ustia - pongan en este punto toda la amb1gu
· ··edad
que qme-
·
recuerdan mis orientaciones - ocasiones de pasaje al acto.
En el texto del ho1nbre de los lobos, las cosas van incluso más lejos, punto ~e ;. ya no hay angusúa si el orgasmo la recubre. En cuanto al
ran. A ora ien, . . teriza por la ausencia del objeto a bajo la for-
dando su verdadero sentido a lo que nosotros hemos sepultado bajo una unto de deseo, que se carac . "
,;aga presunción moralizante al hablar de oblatividad. Freud, por su parte, p ) . ué hay de esta relación en la mu1er.
ma del (- ¡p • c..q . b luto que la satisfacción del orga.mic> se
habla a este respecto de sacrificio. Como había leído lo suyo. por ejemplo Respuesta. No he dicho en a so l S . an·o sobre la ética sobre el
. l definí en e emm · · .
había leído a Robertson Smith. cuando hablaba de sacrificio no hablaba en idenufique con o que ~o : . subrayar el poco de satisfacc16n,
el aire. a partir de una vaga analogía moral. Si Freud habla de sacrificio a lugar del goce. Parece incluso ir6nico . . . Por qué iba ser lo mismo. Y
propósito de la aparición en el campo del objeto excremencial, esto bien aunque sea suficiente. que aporta. el orgasmo. ~e aquel otro poco ofrecido
debe de significar algo. po r qué iba a producirse en el mismo punto q . "es aJoo que conviene
rada a la muJer. e:.: e-
Aquí es donde retomaremos las cosas. en el plano. si ustedes quieren. por la copulación. aunque sea. 1og •
del acto normal. que se califica. con o sin razón. de maduro. articular de la fonna.más precisa. la satisfacción del orgasmo es corn·
No hasta con decir vagamente que el a Iastanúento de la demanda OaJ~
parable a lo que llamé. en el plano oral.! poral la distinción entrt la nec~
la satisfacción de la necesidad. En el Pano. ,;.,~que fuera de allí D<J_ikJll
'á ·1 d sostener. m1enu- . s medu1111e
sidad y la demanda es t c1 e: . r dónde se si1úa la puls16n. •· kl que
3
de plantearnos el problema de sa~ 1equívoco en el pl:wo or:tl ~"" run-
'bl roduc1r e · · no 1entu.... ·
algún artificio. es post e P demanda en la pulsu.m. ude parc-
tiene de original la fundación dle la oenital. Precisamcnt~ ~~í·1:0scxual. no
En mi penúltimo Seminario, creí poder articular el orgasmo como equi- n el p ano e- • ·• el snsUfl ~-nJl'll
gún derecho a hacerlo e al mstinto . . ,.. ..ná.~ pnn11uv0 •
parte. n1a .
'·alcnk: a la angustia. ciera que nos enfrentamos á ue en nill!?una oltll nor 111 ~J:K.'IÓll
Lo situ~ en el campo interior al sujeto, mientras que dejé provisional- . , ·mos m s q "" D) o sea. ......
ffiC'Tltc la castración con esta única marca. (- lfl). Es muy evidente que no se
podemos dejar de rcien ·& r la fórmula ( 'l'v •
de la pulsión como sostem Po . ., .,
podría separar de él el signo de la intervención del Otro, característica que del deseo con la demanda. ível genital· y a quién' i.11~-toll111 e~.
\1cmprc le fue atribuida, desde el principio, bajo la modalidad de las ame- ¿Qué se dem~da ~n el :mana es algo ~~un que. an•t la eu~
nua.s de castración. Que la coputac16n mterh h<> ~ experi"'n~·1~ l~.:JDOS llt"'(.s1"."1° da':
He hecho la observación a este respecto de que haciendo equivaler . . . ·dual es un hec reflc\e. -•..r16n
tenc1a 10d1v1 · · dvertir ya ~u ··"vC'rUr 111.:00...-
el orgasmo y la angustia iba en la dirección de lo que anteriorn~e?te denc1a,. se aca • ba por noaaaJgo a\·afl/..il""' r- ...-.i""
·-·''' .... ·
babfa dicho de la angustia como punto de referencia, señal, de la unica rodeo por una biología y
relación que no engaña. y que podíamos encontrar allí la razón de lo que ]S3

282
EL FALO EVANESCEN1E
:..!.\ (1,Vco FORAfAS l>EL OBJE'fO a
mimíscu/a
lk la aparición de la bi-sexualidad, de dos sexos, con 1 . -
- , nlo como qu
ieran Dios o genio de la especie - creo haber im·
· .
- . . .~ .• 1 . d' . a emergencia d 1 Llame _ . t en mis discursos que esto no no!> conduce a mnguna
tunc1on uc a n1uerte 1n I\'tdual. Pero en fin, siempre se h b' e a . d l suhc1en e · · . d
a ia presenf d pltca 0 0 , . . S trata de un real. de lo que manttene aquello que Freu
En c:-ste aclo. lo que debe1nos llamar la supervivencia de la . . ~ º· altura metaf1s1ca.. e. · de Nirvana como la propiedad . de 1a v1"dade tener
especie con u . l' n su pnnc1p10
ta se anud.t pues estre<:hamente con algo que no puede deJ· ar d · . ~ n~ ar11cu 0 e , , . para alcanzar la muerte, por formas que reproduzcan
.,. ... 1 b . 1 , . e imp 1tcar s1 que volver a dp~sar, la fonna individual la ocasión de surgir mediante la
1as rwª ras uenen a gun sentido. lo que hemos situado en último térm.'
uellas que ieron a .
romo la pub.ión de muene. ino aq . .. ón de dos células sexuales.
~espués de todo. ¿por qué negarnos ~ver lo que es inmediatamente con1unc1 . fi sto'1 . Qué significa respecto de lo que ocurre con el
·Q é signt 1ca e · t. ·
senstble en hechos que conocemos muy h1en, y que están significados en " u . . ma este resultado, o lo que llamo este tan buen re-
. l sino que. en su . . .1
ob~e o. l. de fonna tan satisfactoria durante un cieno c1c o au-
los usos más corrientes de la lengua'? Lo que dcn1andamos - todavía no d sólo se rea iza · . h d
su1ta, ~· , debe ser definido. y precisamente debido al hec o e que
he dicho a quién. pero en fin. como es preciso demandarle algo a alguien. tomattco. que aun . . d sostenerse mucho tiempo en la vía de la lla-
resulla que es a nuestra pareja - y quizás no sea tan seguro que sea a ella. ,
el organo nunca es capaz e · · fi del goce y respecto a alcanzar e1tér-
·1 R ·pecto a este m ·
hay que ,·erlo en un segundo tiempo-. lo que demandamos. ¿qué es? Es mada del goce· es l· llamada del Otro puede de-
, á · . al que se apunta en a ·
satisfacer una demanda que tiene cierta relación con la muerte. No llega mino, que sena tr g'.cºtxx:e tor cede siempre prematuramente. En. el mo-
muy lejos. lo que demandamos - es la pequeña muerte-. pero en fin. está cirse que el órgano _am pa ser el objeto sacrificial. por así decir. pues
claro que la pedimos y que la pulsión allí está íntimamenle relacionada con mento en que podna lleg~ , ha desaparecido de la escena desde hace
la demanda de hacer el amor. Lo que dcn1andamos es morir. incluso morir- bien, digamos qu~ por lo com~n tr po ya wlo está ahí para la parcJa como
tiempo. Ya no es smo un pequeno a .
nos de risa - no sin razón indico siempre que el amor participa de lo que
un testimonio. un recuerdo. de ternura. 'ó 01···ho de otra manera. r.blo
llamo un sentimiento cómico. En todo caso, es ahí donde debe residir el re- 1 · de castrac1 n. '" ....
De esto se trata en e1comp eJ0 . 1cuestionamiento del ""seo
poso posterior al orgasmo. Si lo que se satisface es esta demanda de muer· .
se convierte en un rama
d · · en la medida en que e · .
· da dirección. la que
deposita
·
te. pues bien, se satisface. por Dios, a buen precio, porque uno sobrevive. • . d n una determina
es planteado e 1mpu1sa e 0 . . 1
La ,·entaja de esta concepción es que permite dar cuenta de la aparición toda su confianza en la c~nsu~ac1~~~~:~~6~ genital pe1X--a~donos
Si abandonamos este ideal e ~
de!
de la angusúa en cierto número de formas de obtener el orgasmo. La an-
gustia aparece - Freud lo captó por primera vez en el coitus intt•rruptus
- en la medida en que el orgasmo se separa del campo de la demanda al ara que la angustia ligada a a ca.
se
te engañoso. no hay ruogull3 raz
que úene de estructuralmente¡ feh:::~ón no nos manifiesl~ e~;:,:
bieto simbólico. y por o otra
P íl ·ble con su o , ·"el Er,10. por
Otro. Aparece, por así decir. en ese margen de pérdida de significación. per~ rrelación mucho m ás exi los obieto~ de otro m · . fireudiana.
d. tinta con · , · de la 1e{ll13
de este modo sigue designando aquello a lo que se apunta de una determi- una apertura del todo is . pre en las premisa.~ Jacióo qllt' no~
nada relación con el Otro. parte. está implicado desde s1c":i esiructuradón. en.u~~;acJ¡¡ narural.
No estoy diciendo, precisamente, que la angustia de castración sea una que pone el deseo. en· cuanto a s a.tura! con la paICJª
1 mente n . · ra recor""' ·
•·· dt iodilS for·
angustia de muerte. Es una angustia relacionada con el campo donde_ l.a en absoluto pura y simp ~ d ué se trata. quiste . ror así deelí· en~
muerte se anuda estrechamente con la renovación de la vida. Que el anah· Para que perciban mejor .e q de entrada sa)\·a,,e~ que les 1111bía :ide-
'>is la haya localizado en este punto de la castración permite comprender mas. qué ocurre c~n las r.ela~::~~. de acuerd~ :.~del ()trO. una':
muy bien que sea interpretable. de un modo equivalente, como aquello que el hombre y la mujer. l)es~óu .de la angustia con e ·uenlf'J an1c un IJólO -'·l
lac1 n se e~ 41T111111 ...
lantado acerca de 1:t re . ue vérselas. no · -fci ue~llf"1e undt>
Frcud nos plantea como su última concepción. o sea. la señal de una. ame· . ·•uién 11enc: q . don<Jcl&•"-·- tlldoelm
naza contra el e!.1atuto del yo (je) defendido. La angustia de castración se Jer no sabe con ..., 1 unto hasta el ;Ifll\lf ~ de ello un
sin cierta inquietud sobre ePoPr Dios. ha ht'hº ·er no b:i ot>teDt<k•
relaciona con el má~ allá de este yo (je) defendido. en e~ punto de Ua.rna~ 1hombre. ue la muJ
deseo. Cuando e sannado. s.¡ resulta'-!
da de un goce que supera nuestrrn. límites. c:n la medida en que el Otro aqui
y se encuentra de.
es proptamente evocado en el regbtro de ese real por el que se transmite Y }.85
~ i;osticnc cierta forma de vida.

184
, ' ·;, •u\:l DEL OBJETO c1 EL FALO EVANESCENl'E
mi111lscula

pro' ~-ht_, sensible. lo cual. como ustedes saben es n1uy b. - . uede decir que el goce del hombre y el de la mujer no se conju-
. · · • · canee ibl
\.'aso est:t lo qu~ ella ha ganado - que ahora está del todo .• . e, en lodo St se P. ente es porque el hombre no llevará nunca hasta ese punto
· · d
to a 1as tntenc1ones e su pareja. · ll anguila en cuan. án1cam ·
gan org d u deseo. En la medida en que el deseo del hombre fracasa,
xtremo es .
En aquel mismo capítulo de la tierra baid(a donde T s El' e1e llevada por así decir normalmente, a la idea de tener el ór-
.
bl ar a lítres1as, . . , · · 101 hace ha
a quien cre1 que deb1a referirme cierto día para . f · 1 mu3'er se
ª ve ,
h bre como si fuera un verdadero amboceptor. y esto es lo que
. . 1 . . • con rontar anode 1 om ' . 1
con nuestr.i expenenc1a a vteJa teona de la superioridad de la · g l f lo Al no realizar el falo, salvo en su evanescencia. e encuen-
muJer cnel se uama e a . . d 1 .
plano del goce. encontramos estos versos cuya ironía siempre m se convierte en el lugar comun e a angusua.
. · e parece tro de los d eseos · ál' · nd 'do
Lo ue la mujer le demanda al analista al final de un an 1s1s co . UL,
que de_be ocup~ un lugar en ~u~stro d~s~u~so. Cuando el joven pisaverde,
, qF d es sin duda un pene. Penisneid, pero para hacerlo mejor que
pcqueno chupatintas de.agencia 1nmob1hana. da por tenninada su pequeña segun reu • • . fi od
. H al o hay muchas cosas. hay mil cosas que con mnan t o
aventura con la secretana - cuyo contexto nos describen extensamente_ el hombre. ay g ' · p ·s""id si
Sin el análisis. ¿de qué modo puede la mujer su~rar su em ·~ ,
T. S. Eliot se expresa así: esto. . pre ·1mpl1'cito? Lo conocemos muy bien. es la forma más
l ·uponemos s1em · bre 1
o s. .a de seducción entre los sexos - es ofrecer al deseo del hom e
"'hen lo\·ely woman stoops to folly and paces about her room again alone
She smoothes her hair with automatic hand and puts the record
~~~~::ie la reivindicación fálica. el objeto n~ detum~~ente!~d
. hacer de sus atributos femeninos los signos
:;:
a
su deseo, o sea. •
fon the gramopli011e.
tencia del hombre. . , debía poner de relieve - les ruego
Es lo que ya en otro tiempo cre1 q_ue al subrayar sio11iendo a Joan
When lol·ely woman stoops to folly, esto no se traduce. es una canción . ·
que se remitan a mis e?1man
s · ·os antiguos - · e--
lama la mascarada femenina. Sun·
.
del Vicario de Wakefield. Digamos. Cuando una bella mujer se abandona Riviere. la función propia de lo que ella 1 . goce. Si de algún modo la
a la locura -stoops no es tampoco se abandona. es se rebaja-paraaca- plemente, allí la mujer debe tener en r~ :,amiento de esta reivindica-
bar encontrándose sola, surca la habitaci6n alisándose Jos cabellos con dej' amos en este camino. decretamo~ : re ad 30'T':lvio sino en rehén de lo
· no dina en es e-·- • ·
uoo mano automática. y canzbia el disco. Esto, co1no respuesta a la pregun· ción fálica, que se convierte. yo <>roo el fracaso del Otro.
ue tome a su c-e · 1 en la
ta que se planteaban entre ellos mis alumnos sobre lo relativo a la cuesúón que se le demanda. en suma. q ta la reali1.ación gemta, .
del deseo de la mujer. Tales son las vías por las qu~ se presen ---Ari"a.mos llamar los c.:alle;o-
, . no a lo que !""". .
El deseo de la mujer está igualmente gobernado por la cuestión. tam- medida en que ésta pondría temu . ra ta abertura de la angu.~ua.
nes sm . salida
. de 1d eseo, si · no estuv1e . .z
bién para ella. de su goce. Que del goce ella esté no sólo mucho más cerca
ucido. la pr6xuna ~e
que el hombre. sino doblemente gobernada, es lo que la teoría analítica nos d nde hoy lo.I\ be cond uc en l:i rnc-
dice desde siempre. Que el lugar de este goce está vinculado al carácter Partiendo de este punto ª. o . analítica nos muestra- q ••.,;unción
_,, l penenc1a . . 'ón en un:i e, ...,
enigmático, insítuable, de su orgasmo. es lo que nuestros análisis han po- veremos lo que toua a ex. objeto de prop1c1ac1 onst'tuye la ca.,WI·
dido lle\·ar lo bastante lejos como para que podamos decir que este lugar dida en que es con\'ocado comofi,...,.." que falta. el faJo e 'ón1 del sujeto con
ue se con u ..- . .... la (l:lac• .
es un punto lo ba'itante arcaico como para ser más antiguo que la actual en impas.~e. y puesto q . posible de eludtrU" 'óo de angu~ttA.
ción misma como un punt~~:tuble en cuanto a su runc•
compartimentación de la cloaca. Esto ha sido perfectarnente situado, en una
e 1 Otro, y como un punto . 29 Df. MAVO DE 1963
determinada perspectiva analítica. por cierta analista, de sexo femenino.
Que el deseo, que no es en absoluto el goce, esté en ella naturalmente alli
donde debe encontrdfSe de acuerdo con la naturaleza, o sea. tubario. es I~
que dcr.igna pcrfectamente el deseo de aquellas a quienes se llama histén-
cas. El hecho de que debamos clasificar a estos sujetos como histéricos no
cambia nada de lo siguiente - que el deseo así situado está en lo verdade-
ro, en lo verdadero orgánico. zs7

286
XX
LO QUE ENTRA POR LA OREJA

E1111añosa pottnt:ia fálica


El monólogo del nillo
El camarón de fsalcowtr
La incorporación dt la V<1Z
los dioses en la trampa del dtsto

Lo que les dije la última vez se cerró, creo que significativamente, con
el silencio que respondió a mi discurso, pues nadie conservó la suficienre
sangre fría para coronarlo con un ligero aplauso.
O bien me equivoco, o no sería excesi\•o ver en ello el resultado de Jo
que había anunciado expresamente al comenzar este discurso, o sea. que
no era posible abordar de frente la angustia de la castración sin provocar
algunos de sus ecos.
Después de todo. no es una pretensión excesiva. pues lo que les he di-
cho, en suma. no resulta muy esperanzador tratándose de la unión del hom·
bre y la mujer. problema que de todas formas siempre ha estado presente.
y con razón. entre las preocupaciones de los psicoanaJi5tas. E.~pero que:
todavía lo esté.
1
Jones dio muchas vueltas en tomo a este problema. encamado por.º~
· la igllOf"3llCUI pn-
supuestamente implica la perspectiva faloctntnca. 0 _sea. . . • del
. . 1 ho b . de la propia muJer. respecto
m1uva no sólo por parte de m re smo Ji _.....,
' · Los ro<kos en parte ccu•..,,,..
lugar de la conjunción. a saber. la vagma. . ,,.... nnrmla
'6 J n esta \·{a rnue.~tr.111 ~ .,...- ·..--·
aunque no culm.inados. que recom ones e ,. , ..... hombrr ,., 11U1fer,
d 1 famoso e,,1,os cfl'v .
en la invocación a Ja que recurre e
por otra parte tan ambiguo. libro 1 del QéneA~. ~ no 1°
• - ~ - 1 27
Después de todo, este versículo de 1
había meditado a partir del texro tie~o .
.
..
. .. ...... . .. .
.... ... .. • - 4 ••

. '
.

1,. ....' . . .. .... ' . . .


• • • 1 - 1 . . • ... .-

. ~ ~
t •

. ·~·--~· .. .. '·...
_-., 1119
US CINC() F()RMAS DEL OBJETO a minúscula LO QUE ENTRA POR LA OREJA
1 repositivación del~~; que suponen que opera en el campo psicoanalítico.
h aquí a qué amb1c1onan acceder.
Sea_ como sea. lratetnos
. de sostener
. lo que diJ·e la últ.J" ma~~· e Que el falo no se encuentra allí donde se lo espera. allí donde se lo exi-
pequeoo esquema fabncado a partir del uso del círculo euleriano. nu 0 sea. en el plano de la mediación genital, esto es lo que explica que la
~~~ustia sea la verdad de. la sexualid~d. es decir, lo que apar~e cada vez
que su flujo se retira y d~Jª al descubierto la arena. La castración es el pre-
cio de esta estructura, viene a ocupar el lugar de esa verdad. Pero. de he-
- ip cho. éste es un juego ilusorio. No hay castración. porque en el lugar donde
debe producirse no hay objeto que castrar. Para ello ~ría preciso .que el falo
estuviera allí. ahora bien. sólo lo está para que no haya angusua. El falo,
H M allí donde es esperado como sexual. no aparece nunca sino como falta. y
éste es su vínculo con la angustia.
Todo ello significa que el falo es llamado a funcionar como instrumen-
LLl falta ele la mediación to de la potencia. Cuando hablamos de potencia e~ el análisis, lo hac~s
de una fonna vacilante, porque siempre nos refenmos a la .omrupotel)(;Ul.
cuando no se trata de esto. La omnipotencia es ya un deshzarrueoto'. una
El campo cubierto por el hombre y por la mujer en lo que se podría lla- evasión respecto al punto donde toda potencia desfallece. A la pote~1a no
mar. en el sentido bíblico, su conocimiento el uno del olro, sólo coincide se le de~anda que esté en todas partes, se le demanda que esté alh donde
. d d fallece allí donde es espe-
en lo siguiente - que la zona a la que son conducidos por sus deseos para está presente, precisamente . porque,
. cuan °
.· o· ·ho es de otra manera. el 'al ,, o es tá
que se alcancen. allí donde podrían coincidir efectivamente, se caracteriza rada • empezarnos a urdir la ommpotenc1a. d0 nd
u.:
se encuentra en s1tuac1 . . ··ón
·
por la falta de lo que sería su intersección. El falo es lo que. para cada uno. P resente. está
. presente
. en todas partes . e no· . .
sar la cluscún de re1v1la · ·odi-
cuando es alcanzado, precisamente lo aliena del otro. He aqm la veruente que nos permite traspa_ '--la ~noustia
.Ó 1 medida en que CUun;; _..,
Del hombre, en su deseo de omnipotencia fálica. la mujer puede ser con cación engendrada por la cas~aci . n. en ª . ilusión tiende a la con-
toda seguridad el símbolo. y ello precisamente en la medida en que ya no presentificada por toda actuahzac1ón del goce. ~ e el progreso de 1~
· de la potencia. on
es la mujer. En cuanto a la mujer, queda muy claro siempre que lo que he- fusión del goce con los mstrumen 1os . aJoo me1·or que su es-
. . h na se convierte en .,. ,
mos descubierto bajo el ténnino Penisneid es que sólo puede tomar el falo instituciones. la 1mpotenc1a uma . fesión. Entiendo pruic-
tado de miseria fundamental. se constituyesden p~'esi"<lll de fe iuL''ª el
pro¡
por lo que éste no es -ya sea, por el a, el objeto, ya sea por su pequeñísi- . al bra. de· e a "''' ·
sión en todos los senudos de la P ª . d'onidad de 1.·ualquier pru-
?1° 1~),el de ella. que apenas le proporciona un goce aproximado de lo que ideal profesional. Todo lo que se
ocu Ita traS 1ª i.,.
. .....,,encía. La irnpotencia. e ·
· n ~u
una~ del goce del Otro, que puede sin duda compartir mediante una es- · .....u que es 1my~ • -i.- e de su
fesión es siempre esa ta1tacen ..al• hombre a no ,,.,... ~t-r go1.ar . """' qu
.mosa
pecie de fantasma mental, pero únicamente aberrando su propio goce. En
fónnula más general. condena.n) es d~lf. .. ~·'· una Potencia eoi ..
· ,.,~ ¡UU1.-U·
otro!> términos, si puede gozar de (<p) es porque éste no se encuentra en su d 1 (
• 13
relación con el soporte e + .,. ' . deriva de Ja seciKn.: ' t -
lugar, en el lugar de su goce, en el Jugar donde su goce puede realizarse. Si les recuerdo que esta estrui:tura se: aJ.nmos ~hOS IJ'.llallles que '1)1?"
Voy a darles una pequeña ilustración un poco animada. lateral pero ac- nducirtos hasw .,.-
lé la última vez. es rar:d co. • . . soci41 e11 nues-
tual. de este hecho. trolan la estructura ast articulada· nncipio del etrnienio . . uc Frcud
En un auditorio como éste, ¿cuánta.¡ veces no habremos visto - tanto. -J • ·¡ ada cofllO P
• ..1 •• 0f)i¡er\CJ11C.'-" q
La homosexuabuau ~ u . . · del macho· ·
1 duda &te
q_ue 5C conviene en una constante de nuestra práctica - a las mujeres que- . 5
1pnvJlej!.IO 10 nieswr ·
tra teoría. la. freud1ana.
. i
e e
um:u susct . 'tó en este punio __.
. M! pr•"'111.~ e:
n l:a
n~ ~eri;c P.!>ic~analizar c~mo su marido, y a menudo por el mismo siempre lo indicó as • Y n . 1 1311 10 qui= S(I10 •
anah\ta · 1.Qué "1gn1fica esto, smo que ambicionan compartir el deseo su- • . 11 . socia . en
cimiento lib1dinal de BW ·
~nle coronado de sus maridos? El menos-me1ws-phi, - (- ¡p), la 291

290
•~~' l i.\l ,, fl)!<J\IAS DEL 0811:.70,,
" mimísc11la
U> QUE ENTRA POR LA OREJA
niJad ~ los mal.·hos. está vinculado a la vertient d f . -
Clmesponde n1uy especialn1ente al m·icho deb'de 1 o ael a racaso sexual que le La diferencia que hay entre el pensamiento dialéctico y nuestra expe-
. •
Pore l conlrano, lo que se llama homosexu 1·d· d f . c1on. castra ·•
.. . . . a I a emeni . riencia es que nosotros no creemos en la síntesis. Si hay una vía de pa.'iO
zas una gran 1mportanc1a cultural. pero ningún v 1 d . n~ llene qui- allí donde la antinomia se cierra. es porque estaba ya antes de la constitu-
a or e !unción · ción de la antinomia.
~rque se apoya. por su parte, en el carnpo propio d • social,
• d e 1a compete .
sexua1• o sea. a ll 1 onde, aparentemente, tendría me . nc1a
, . .1 . nos oportunidades d
tener ex1to. s1 os SUJetos que llevan ventaja en este campo f . · e
•· . . no ueran, pre-
c 1sarnente. 1os que no tienen el falo. La omnipotencia la . .
· mayor v1vac1• 2
dad del deseo. se produce en el plano del amor que llainan ·
. .. _ . uraniano. a
proposlto del cual creo haber senalado su afinidad más radical con 1 h0 .
mosexualidad femenina. ª Para que el objeto a en el que se encama el obstáculo con el que tropieza
El amor idealista presentifica la mediación del falo como (-1p). El (q¡) el deseo en su ac.ceso a la Cosa le abrn paso. es necesario volver a su inicio.
es en ambos sexos lo que yo deseo, pero también lo que sólo puedo tener Si no hubiera nada que preparase este paso antes de la captura del de-
como (- lf). Este menos es lo que resulta ser el médium universal en el cam- seo en el espacio especular. no habría salida.
po de la conjunción sexual. No omitamos, en efecto, que la posibilidad de este propio ob~táculo está
Este menos, querido Reboul. no es en absoluto hegeliano, no es en ab- vinculada a un momento que anticipa y 1:ondiciona lo que se pondrá de ma-
soluto recíproco. Constituye el campo del Otro con10 falta. y sólo accedo a nifiesto en el fracaso sexual para el hombre. E~te momento es el nusmo c:n
que la puesta en juego de la tensión especular erotiza Ian precozmc:nte Ytan
él en la medida en que tomo esta misma vía y me atengo a lo siguiente, al
hecho de que el juego del menos me hace desaparecer. No hago más que profundamente el campo del in.rixht. . . .. ..
Es conocido lo que se esboza en el an1n1po1de a propós110 del ~:ll'll\:t.er
reconocenne en lo que Hegel percibió, por supuesto, pero él lo motiva sin conductor de este campo a partir de que la observación del mono nos hll
este intervalo, a saber, en un a generalizado. la idea del menos en tanto que mostrado que no carece de mte · ¡·1genc1a. · uauo.1 •• 1
que puede hacer mtKha.~ co·
está en todas partes, o sea, en ninguna. . . de que pued·a ver a. quello que debe akan1.lll'. Ayer
sas nt•ro con la cond1c16n
El sopone del deseo no está hecho para la unión sexual. puesto que. ' r- .. 1 te puntl1 no que el pnlll.1te
mencioné lo siguiente - que todo resiue en es ·
generalizado, ya no me especifica como hombre o mujer. sino como lo uno . .· ) uc no puede hacer cnlrar w
sea más incapaz de hablar que nosotros, smt q
y lo otro. La función del campo descrito en este esquema como el de la palabra en ese campo operato~o. . da Jcl bcdio de que- para
unión sexual plantea para cada uno de los sexos la alternativa - o el Otro. No es ésta la única diferencia. Hay otr<1. den va ..., nan·i~ismo. <"11 lit
. . . · en ,'.On~cuenu... ··
o el falo. en el sentido de la exclusión. Este can1po de aquí está vacío. Pero el ammal no hay estadio de 1espejo Y· . . . ......ll ~uslJ'itel·ión de 111
br i. refenmos a c1~" · ·
si lo positivo. el o adquiere otro sentido, y significa ahora que el uno Yel medida en que. con este nom e, no. d ri'•hl cuy:i for11111 111 J.1
1in .. " '
·
libido ubicua y de su 1nyccc1 n en ·ó el camPo e .. -"·el fenómeno dc Ja
otro son sustituibles en todo momento. . trás de .. . ta fi.1rma nos es1.a>1..,..
Es por esta razón que he introducido el campo del OJO oculto de. la v1s16n es¡x.-culanzada. Pero es . _,_ ....,;. nurar de~c tl)(Üll; p:irto ª
ocultación del ojo. que en co~ ~uencia ""''""' '" Jcl . . er.
.. rsalidad
todo el universo esnacial mediante una referencia a aquellos seres-unáge·
•·
ne!> en el encuentro con los cuales se pone en juego cierto recom 0
·d de sal·
·
aquel que somos, situarlo haJO la unt\t: & 1
, lo que se IJ,11na lo unhrun·
vación. en panicular el recorrido budista. Cuanto más Avalokiteshv;a ~n Se sabe que esto puede prod0':1r.;e.. ~~¡,·ulllfL'll Habitualmente. "''
.
lich pero se precisan cu·t:un' . 1. .... prcc1sarncnre que .cnm:u·
· . ·1a1ic1:1-' bien r- ·
su completa arnbigüedad sexual se presentifica como macho, m~~ ªá qui:: ' · 1 f, nna e~pccu ar"· · ·m111uve la
que tiene de satisfm::tono ª 0 . . . E ol!Oli 1tnnino~. d l!JO 1
re a.'>pecto femenino. Si esto los divierte. otro día les presentaré 101 ge~e~
·
. d panc1\ln. n h~··- Jc:sc•'"'-'ccr.
caru la posi bihdad e esta ª · -. ,,,..., tic:nJt' :.i ~ante.
......... •
de ~tatuas o de pinturas tibetanas - abundan - donde el rasgo que . til nnrquc 51cmr -
relación fundamental desea e ...-. ckst:ablt hay un
dc<ligno es patente. ede uc haJlt este
en la relación con el Ott\l, q
Se trata, hoy. ele captar cómo la alternativa del deseo y del g.oce pu
encontrar una vía de paso.
L.\S CINCO FORi\1AS DEL OBJETO · ,
a m11111scula
LO QUE ENTRA POR LA OREJA
Retlexionen sobre d alcance de esta fórmula. que creo -
la más general de lo que es el surgimiento de lo unheini/1· ·hpodp·er dar como mensaje - y por lo tanto por insuficiente que sea - nunca es infonne.
• < • tensen q
entrentan ustedes a lo deseable más apaciguador, a su fonna más tran ue_ S: puesto que el lenguaje existe ea lo real. está en curso, en circulación. y
zador.i. la estatua divina que sólo es divina - ;qué es más / . . quih- muchas cosas a propósito de él. el S. en su interrogación supuestamente pri-
• . u " " 1e1m 11ch q
Yer con10 se anima. o sea, se muestra deseante? ue mitiva. están ya regladas en este lenguaje.
Ahora bien. la hipótesis estructurante que planteamos para la ge' . Ahora bien, retomando mi frase de hace un momento, si defino tal como
neMsdel lo hago la relación de S con A, no es sólo por hipótesis, puesto que es una
a es que nace en otra parte. y antes de esta captura que lo oculta. Esta h'pó.
hipótesis que he dicho que está fundada en nuestra praxis, que he identifica-
tesis está basada en nuestra práctica, y es desde ella que la introduzco'.
do con dicha praxis, incluso en sus lírrútes. Además. el hecho obsen·able -
O ~ien nuestra. praxis es defectuosa - entiendo defectuosa respecto a
¿y por qué tan mal observado? - confinna el juego autónomo de la palabra
ella misma - o bien supone que n~:stro campo es el can1po del deseo, y tal como está supuesto en este esquema. Creo que aquí hay las suficientes
que el deseo se engendra en la relac1on de S con A. Esta relación, por fuer- madres no afectada'i de sordera como para saber que un niño muy pequeño.
z.a la reencontramos en nuestra praxis en la medida en que reproducimos en la edad en que la fase del espejo está lejos de haber dejado de operar.
sus términos. Lo que engendra nuestra praxis es este universo, simboli- monologa antes del sueño en cuanto posee algunas palabras. El tiempo me
zado en último término por la famosa división que nos guía desde hace impide hoy leerles una larga página donde se retranscribe un monólogo así.
un tiempo a través de los tres tiempos en los cuales el S, sujeto todavía Les prometo cierta saúsfacción cuando se la lea. cosa que haré sin falta
desconocido. tiene que constituirse en el Otro. y el a surge como resto de la Felizmente. tras haber suplicado mi amigo Roman Jakobson durante
operación. diez años a todas sus alumnas que pusieran un magnetófono en la enfer·
Les ad,·ertiré. de paso, que la alternativa o nuestra praxis es defectuosa roería. la cosa al fin tuvo lugar hace dos o tres años. gracias a Jo cual t~nc­
o supone esto no es excluyente. Nuestra práctica puede permitirse ser en mos por fin la publicación de uno de esos monólogos primordiales. S1 I~
parte defectuosa respecto a sí misma y que haya un residuo. porque eso es hago esperar un poco, es porque resul1.a prop1c10 · ·
paramostrar mucha~ otr.is
precisamente lo que está previsto. Podemos pues presumir - gran presun· cosas aparte de lo que tengo que delinear hoy. .
El hecho de que tenga que mencionar de lejos alg~ refcrenci~~.. ~~
ción - que arriesgamos muy poco si nos empeñamos en una formalización . , dcrl n el conocurucnro de ust~'-
saber muv bien que puede correspon es e d 1• •
que se impone como necesaria. Pero es preciso decir que la relación de S • de f1no e~ tener que esp=M·
muestra por sí solo ha'\ta qué punto nuestro s • • ura·
con A supera en mucho en su complejidad - no obstante tan simple, inau· ·6 0 está m mucho mefl(lS a.<.cg
gural - lo que aquellos que nos legaron la definición del significante con- nos por un campo en el q~e su ed ucac.1 n n ndencia del gastn que se haya
da, se piense lo que se prense y con ~ndcpe
sideran su deber situar como principio del juego que organizan. a saber. la
llevado a cabo en cursos Y conferencias. . ue p¡~oel 114Jllll d
noción de comunicación. recuerden aqu1 1o q .... .
Sea como sea. puede que ª1gunos . b· ¡jo esta deoominaciOn. qw·
La comunicación en cuanto tal no es lo que es primitivo, puesto qu~ en lenguaje egocéntrico. Y lo que esl~ ~n 1ueg~ s;rte de malentendidos Esta
el origen S no tiene nada que comunicar. por la razón de que todos los ms· zás defendible. pero sin duda prop1c1a a todonólogos a los qut ~ enUCg• un
trumentos de la comunicación están al otro lado. en el campo del Otro. Y expresión designa, en efeclo, la clase de ~ 05 ,amar.ida~ a renhw una
de él tiene que recibirlos. Como lo he dicho desde siempre, de ello resulta niño en voz alta cuando se lo pone con gunes un mcmólo!?O dlng.ido ~
principalmente que es del Otro de quien el sujeto recibe su propio mensa· tarea en común. Lo que muy evidentemenre
· . ......,,., dentrO de~ · oomUlll·
je. La primera emergencia. la que se inscribe en la pizarra. no es más que . de od irse. ~in em...... j!o-• . • . ~ ~•~3
cia sí mismo solo pue pr uc '. -00 de efOCéotnCO· si r·-
. ·6 Ja calificac• ~,..,¡,. ruuecef
un i. Quién soy? inconsciente - puesto que es informulable - al que res· dad. Esto no es una ob1ec 1 n ª t>l:i de C!?ocenlriSJll()· •""'""'." ,-
ponde. antes de que se formule. un Tú eres. Es decir, el sujeto recibe ante su sentido. Ademá.<t. puesto que se ha_,,~ -··f. tan a menudo elidido. ,,_
· .1-1 enunc11JUV c- . -:ir conui.:to"""
todo su propio meni;ajc bajo una forma invertida. sorprendente que el sujeto"" . 111citatl0!i qui~¡¡ to..... e
E.'ito es algo que digo desde hace tiempo. Hoy añado, si lo escuchan: que Les recuerdo esta referencia para . taco•. del todl> dul~ para
IOS lCJllO<i pllf!!'
él lo recibe, ante todo. bajo una forma interrumpida. Escucha. un pnmer nuevo con el fenómeno en
lugar. un Tú ere:s sin atributo. Sin embargo, por interrumpido que e<;té este
195

294
L4.S C/lo/C(J FOR~IAS DEL OBJETO a n11nusc
· - ¡
11 a LO QUE ENTRA POR U OREJA
turo. pen.) sobre todo para que adviertan que el problema qu
. . e queda pla No sabemos todo sobre el funcionamiento de nuestro oído, pero sabe-
teado es el de situar. respecto a esta mantfestación, qué es el n-
. · · · d
h tpnopompico registra o por a1umnos de Jakobson correspond· monólogo mos. no obstante, que el caracol es un resonador. Es un resonador comple-
.
es1ad10 muy antenor.
. • tente a un jo, 0 compuesto si ustedes quieren. per~ ~n fin, un resonador. aunque i.ea
compuesto. se descompone en compostción de resonadores elementales.
De entrada.
_ les indicaré que el famoso grafo que les ha dado tant o ¡a ata
1 Esto nos lleva en una dirección. la de decir que lo propio de la resonancia
durante anos recobra su valor en lo referente a estos problemas de ge· .
. - ~m es que en ella el aparato predomina. El aparato resuena, y no resuena ante
)'de desarrollo. De cualquier modo, el monologo del niño de quien les ha- cualquier cosa. Si ustedes quieren. para no complicar dema~iado las cosas,
blo nunca se produce cuando hay alguien más. La presencia de un henna- sólo resuena ante su nota, su frecuencia propia.
no o de otro bah.ven la habitación basta para que no se produzca. Muchas En Ja organización del aparato sensorial en cuestión. nuestro oído, te-
otras características indican que lo que ahí sucede. tan sorprendentemente nemos que vérnoslas, concretamente, con un resonador que no es cualquie-
revelador de la precocidad de las tensiones designadas como primordiales ra. sino un resonador de la clase de los tubos. El retomo de la \'ibración,
en el inconsciente. es análogo en todos los puntos a la función del sueño. trasmitida siempre desde la ventana redonda, pasando por la rampa
Todo ocurre en la Otra escena. con el acento que di a este ténnino. timpánica. hasta la rampa vestibular, parece estar netamente vinculado a la
¿No debiera guiarnos aquí la pequeña puerta - nunca es una mala en- distancia del espacio recorrido en un conducto cerrado, que opera pue~ al
trada - por la que los introduzco al problema, la constitución del a como modo de un tubo, sea cual sea. flauta u órgano. La cosa es, evidentemente,
resto? En todo caso, este fenómeno. si sus condiciones son ciertamente las complicada. pues este aparato no se parece en nada a ningún otro instru-
que les digo. sólo lo tenemos en el estado de resto, o sea, en la cinta del mento musical. Es un tubo que sería. por así decir. un tubo t'OD teclas. en el
magnetófono. De otro modo, sólo nos queda como máximo su murmullo sentido de que. al parecer, es la célula puesta en posición de cuerda. pero
lejano. siempre próximo a interrumpirse con nuestra aparición. ¿No nos que no funciona como una cuerda. la que está implic~a en el pu~to de re-
tomo de la onda, y se encarga de connotar la resonancia en cuesuó~
incita esto, acaso, a considerar que de este modo se nos ofrece alguna vía
~te disculpo tanto más por este rodeo cuanlO que con toda segun 00
para captar que. en el cac;o del sujeto en vías de constitución. debemos bus- . . como ent:ontraremos • l·a última palabra de l~
es yendo en esta dirección .
car el resto. ciertamente, en una voz separada de su soporte? , . d ·1 alizar que algo en la lomui
cosas. Pero este repaso esta destina o a ac u .. .
Estén muy atentos. Aquí no hay que ir demasiado deprisa. . esos datos topológicos pnma-
orgánica nos parece estar emparentad0 1:on . · · . r la forma má~
rios. trans-espaciales. que nos han llevadoª mtere~ ~ 1 qut 11emo.~
. ., d· ·readora de un ~ ac10. a
elemental de la const1tuc1on crea Y e ª ·• de los rarros. "-·.,
nMOut es UIJllbién
encarnado apologéúcamente en a s ona 1 hi 1
3 un tubo y puede resonar. . . 0 dejan de unpo~r.;t ~-omo
Dijimos que diez tarros de 1todo se~eJanle: n lanrear la cue-~tión dt' !oóil.ICr
individualmente indiferentes. pero que se podí ~ ue {'stuvo suo:e~1vamen-
. de ob'O. el vacio q . .
Todo lo que el sujeto recibe del Otro a través del lenguaje, la experien- s1.. cuando se pone uno en e11 ugar . . ___-1.., 0 no d OllSJllO· A1)(ll':I bien.
cia ordinaria es que lo recibe en forma vocal. La experiencia de casos que llos s1oue s1e1JUV . -:ia a wdo
te en el corazón de cada uno de e · " . . ·~~ unaex11•·-
_ _ _ ,1, del tubc.l acúSlll.'0 lu't"'"- .__.. Cl1 UD pi!-"°
no son tan raros - aunque siempre se evocan casos fulgurantes como el el vacío que está en el CUl<UA'n a.lidad-quedcsem~ª IO
de Helen Keller - muestra que hay vías distintas que las vocales para re- aquello que en él puede resunardeesW
. onido y que no ~~
1:
tan simple de cfefllllr -. ~sus
1 a1rura de una ~
0

cibir el lenguaje. El lenguaje no es vocalización. Vean ustedes a los sordos. ultenor de nuestro rec ·
efet."tO. una
flauta wcada a
.
ª s· bien (:Sta
¡1Jr;1Cr6n .• 1
Sin embargo, creo que podemos llegar a decir que lo que liga el lengua- 1 En
abertums impone a todos los sop1 . una Jey. indiCll sm e
que se llama un sop o. . ~ posiblc.; la nu...ma v . mbargº que el a
je a una sonoridad es algo más que una relación accidental. Y quizás cree-
. . . modo de ... er. --A ·1ón.
remos que avanzamos en la vía correcta si tratamos de articular las cosas ex1g.enc1a no es. a nuestro al función dt' 11""' 1 ~
mác; de cerca calificando esta sonoridad de instrumental. por ejemplo. Es
.
en cue!>1ión funciona aq ui en una re
un hecho que aquí la fisiología abre el camino.
L..\S CJ,\TCO FOR1WAS DEL OBJETO a minúscula LO QUE ENTRA POR LA OREJA

Pues bien. no cedamos a esta ilusión. Todo esto sólo tiene int .
.;.' s·l 1a voz. en e 1 sentl"do en que nosotros la entendemeres Como oduddos estos granos de arena desde el exterior. puesto que el camarón
met.uora. . : los produce por sí mismo en ningún caso, el utrículo se vuelve a cerrar.
· · . , os. llene 0
1n1portanc1a. es porque no resuena en n1ngun vacío espacial. La m · . he aquí que el animal tiene en su interior los pequeños cascabeles nece-
ple innü.1(ión de la voz en lo que se llama lingüísticrunente su funció~~~·~- ~arios para su equilibrio. que ha debido traer del exterior.
- se cree que . ,
ésta se suua 1 . ld 1 .
en e n1ve e a simple toma de contacto c
atica
. • uan- Reconozcan que la relación que esto tiene con la constitución del
do se trata c1ertan1ente de otra cosa - resuena en un vacío que es el vacío superyó es lejana. Lo que me interesa. sin embargo, es que el Sr. lsakower
del Otro en cuanto tal, el ex nihilo propiamente dicho. La voz responde a no haya creído necesitar mejor comparación que la de referirse a la opern-
lo que se dice. pero no puede responder de ello. Dicho de otra manera. par.t ción siguiente, que, de todos modos. se les ha podido ocunir si han oído
que responda. debemos incorporar la voz como alteridad de lo que se dice. despertarse en ustedes ecos de fisiología. Esta operación, ejecutada por ex-
Por eso ciertrunente y por ninguna otra cosa. separada de nosotros, nues- perimentadores malicio~os. ~onsiste en sustituir l_os gr~os _de arena por
tra voz se nos manifiesta con un sonido ajeno. Corresponde a la estructura granos de hierro. para divertirse luego con la dafma y un 1man.
del Otro constituir cierto vacío, el vacío de su falta de garantía. La verdad Una voz, pues, no se asimila. sino que se incorpora. Esto es lo que pue-
entra en el mundo con el significante antes de cualquier control. Se experi- de darle una función para modelar nuestro vacío. Nos encontrarnos aquí de
menta. se retransmite únican1ente mediante sus ecos en lo real. Ahora bien. nuevo con mi instrumento del otro día. el shofar de la sinagoga Y su músi-
es en este vacío donde resuena la voz como distinta de las sonoridades, no ca. ¿Pero es ciertamente música esa quinta elemental. esa altera~ióo de
modulada sino articulada. La voz en cuestión es la voz en tanto que impe- quinta que lo caracteriza? ¿No es esto más bi:n ~o que le da su sentJd<> a la
posibilidad de que por un instante pueda suslltuir a la palabr.i. arrancando
rativa, en tanto que reclama obediencia o convicción. Se sitúa. no respecto , de todas sus annomas
a la música. sino respecto a la palabra. poderosamente nuestro 01do • a~·ostumbradas?
. · Modela
el lugar de nuestra angustia, pero obser.·émoslo, sólo después de que el
A propósito de este bien conocido no reconocimiento de la voz grabada.
deseo del Otro ha adquirido fonna de mandamiento. Por eso p~edt' ~m-
sería interesante ver la distancia que puede haber entre la experiencia del
peñar su función. eminente.
. 1a de dar!e a. 1a angustia su resoluc1ón. uamcse
cantante y la del orador. Propongo a quienes quieran investigarlo en fomu
culpabilidad o perdón. mediante la introducción d~ ~n:ior~j SC"ntido de
desinteresada que lo hagan. porque yo mismo no tengo tiempo de hacerlo.
Que el deseo sea falta. diremos ~ue es s~ fa~~:~~= un coorenidc>
Creo que aquí es donde podemos palpar aquella forma de identificación
algo que hace falta. Cambien el senudo de e. ta y he aquí lt1 qll(
que no pude abordar el año pasado, cuyo primer modelo. al menos, nos lo - ·en la articulación de qué?, dejémoslo en suspenso-. ·
proporciona la identificación de la voz. En determinados casos. en efecto. <. !ación con la angus1111.
explica el nacimiento de la culpa Y su re . .-ciso que ICIS ~irc:
no hablamos de la misma identificación que en los otros, a saber, hablamos Para saber lo que se pue de
hacer con ello. es r·- ·
. .·10 pi· sarlu un ¡xx.-o. e
H
de Einverleibung, incorporación. Los psicoanalistas de la buena generación • - pero ncccsi · . 1
hasta un campo que no es el de este ano, . el cJan>Of de 1.:i ~u -
se habían dado cuenta, y hay un tal Isakower que escribió, en el año 20 de~ dicho que no sabía lo que. en e s
1 ·hofar - digamos. en
brc la angustia. Si nueslnl
fátmula
lntemational Journal, un artículo muy notable cuyo único interés. a mi pabilidad - . se articula del Otro que cu ,.,J.._ estar implic..i&>.
modo de ver. reside en la necesidad que se imponía de dar una imagen J d ·eo del Otro..,..,.. - .-.rn J.:is ,.~
es adecuada. algo como e. es introducir algo que Pf·r--
impactante de lo que tiene de diferente este tipo de identificación. Me doy todavía tres rrunuros para
E.-.ta imagen, la va a buscar en algo singularmente alejado del fenóme- .. . , próx.imO pac;(). ·¡ adr."I recipro-
q ue nos pemut1rán dar nuC".stre nn<"slCI 8 1.1USu·~·-'o ¡u
1
y a~ 1 u..'1fi
Lo más favorablemente di ~y-~·
'
no idenúficatorio en cuestión. Se interesa. en efecto, en el pequeño animal ¡uego
llamado dafnia. que no en absoluto un camarón. pero represéntenselo como '6 del sacn ficto. --•·· lo qUC' c5fá ~.
eamente· es la noc1 o · í han in1.... ·-'""' ~11.,...
•""""'
~" ...... ·-'ut•~
e:- en ..,~
sensiblemente parecido a él. Sea como sea. este animal, que vive en aguas Muchos otros además de m _ qut: el ~oficio l>O .~:.-ostón mu'
..., .... b-vemen1• Ullll uw~ .
~ina.<;, tiene el curioso hábito, en un momento de sus metamorfosis. de en el sacrificio. Les uu<- •· se ~gan rn
· --'- ni al don. q~ -'•I JeSCO
llenanc la concha con menudos granos de arena, que introduce en un re· destinado a la olrenuu ()trCI en la red .,.. · ·
.
ducido apara.lo que tiene. llamado estato-acústico dicho de otra manera. .en
~u utrlculo, que no se beneficia de nuestro prodigioso caracol. Una vez in-
distinta. sino a la captura de 1

29'1
LAS CINCO FORMAS DEL OBJETO a · .
m111uscula

La cosa seria ya perceptible viendo a qué se reduce p· - XXI


.. ara nosotros
plano de la et1ca Forma parte de la experiencia común . ~n el
ºd • . que no v1vuno
nuestr.1 \"l a, seamos quienes seamos, sin ofrecer sin cesar a . s EL GRIFO DE PIAGET
· "dad d esconoct"da e 1 sacnºfi1c10
v1n1 .
· de alguna pequeña mutilacno • sevqué
1·on, ál"idadio·
no. que nos unponernos en el campo de nuestros deseos.
La subyacencias de la operación no son todas visibles. No hay duda de
que se• trata de algo relacionado . con a como polo de nuestro deseo. pero
tendrJ.D que esper.ir a la próx.1n1a vez para que les muestre que hace falt LA ca1egorfa dt: la causa
algo más. y en particular que ese a sea algo ya consagrado, lo cual no e: La puesla en.forma del síntoma
Cut:stión de comprr1u1er
concebible sin retomar en su forma original lo que está en juego en el sa-
1..lificio. Espero que en esa cita no tenga una gran cantidad de obsesivos. El agua y los deSt:os
Los dnco pisos de la constitución dt:I a
Nosotros. sin duda, por nuestra parte, hemos perdido a nuestros dioses
en la gran feria civilizadora, pero se ve que por un tiempo bastante prolon-
gado en el origen de todos los pueblos tenían con ellos sus disputas como
La angustia reside en la relación fundamental del sujeto con lo que has·
con personas de lo real. No eran dioses omnipotentes, sino dioses poten1es
dondequiera que estuviesen. Toda la cuestión era saber si estos dioses de- ta ahora he llamado el deseo del O~. . . ubri·
El análisis siempre ha tenido y sigue teruendo como objeto el dese
miento de un deseo. Si este año me veo llevado a articular esallolpofr ~-~ó-fan
seaban algo. El sacrificio consistía en hacer como si desearan igual que
nosotros. y si desean igual que nosotros, a tiene Ja misma estructura. Esto · · · 1 "ón en la cu a u....i
de una definición. digainos, algébnca. artu:u adc1 .d de J• función
no significa que vayan a comerse lo que se les sacrifica, ni que eso pueda . d h" · de ºªP e res1 uo, ..
aparece en una especie e iancta, "' · 1 Pe twnbién
servirles para algo, lo importante es que lo desean, y yo aún diría más, que . l po alguna razón estructlltll . ro
significante. ello es, adm1tan º· r . . & Ja vía que 1oma·
eso no los angustia. lo he hecho. pincelada a pincelada. mediante e1emp1os.
Hay un ~-pecto que plantea un problema todavía no resuelto por nadie
ré hoy. tal la anguslia apar~:e en fUn·
de forma satisfactoria - las víctimas. siempre, debían ser inmaculadas. En todo advenimiento del a en cuanlo . . J·--ión con el desOO dtl
Ahora bien. acuérdense de lo que les dije de la mancha en el campo vi· . d 1Otro pero ~u re -
ción de su relación con el deseo e · ·'-lante en ~u momcnlO
sual. Con la mancha aparece, o se prepara, la posibilidad de resurgimiento .eto . cuál es? Es .
s1tuab 1e en 1a fónnula que a~
... _,.,s de lt'vdar en e: 1
SUJ • t. . d 1deseo que ira.........
en el campo del deseo de lo que hay, detrás, oculto, o sea. en este caso. aquel diciéndoles que a no es el ob1eto e
ojo cuya relación con este campo debe ser necesariamente vaciada para que análisis. es su causa. . •-"ala la de~ndénei1t de 1odil condins-
el deseo pueda permanecer allí. con esa posibilidad ubicua. incluso vaga· Este rasgo es esencr · ª·ai s·
1 1 angustia
· . SCU•Jehujelo···-se c:ncU(ntra ~Uf"" · ' r Dr

hunda. que le permite escabullirse de la angustia. litución del sujeto respecto al A,_ el de.sOOI. nstitución an1c:ce«nrc: cJr:.l ~- ~·
· ned10 de a ¡;o · · ......1 como aiJ."'
Cuando se amansa a los dioses en la trampa del deseo, es esenci·a1 no do de esta relación .por uiren d lc:s cómo c:s IJI ...... r- sem:1a . ""' . · " ·1611 ··-·•·u··
. !B.,..,
despertar su angustia. ahí el interés que uene re'-·or ar rimero~ datos de la anv~~de la causa.
del deseo se anuncia desde los P · velado· en la función .•.. MM- !it
· . odo más o men<>1> . ~ dd cA111Po uvi- ·
El tiempo me obliga a terminar aquí. Ya verán ustedes como. por lí~ca ca. Se anuncia.. de un m .. en los daJOS prunc:ro. todo sínwma. en
que pueda parecerles esta última excursión, nos servirá de guía en realida· Esta función se puede satuarl .. ~ .... po del síntolllll· Endi ..... u.~ón !:& l1lll·
· ·ó o sea e ....... . ~" e:~º .. ...
des mucho má!. cotidianas de nuestra experiencia. inició la invesugaca n, ' '""•e n<>i in1c:r..,....
de este nom•n 1td~·
tanto que un element° · la h<>Y ante U5
5 DE JUNIO DE 1963 nifiesta. Voy a trlllaT de desplegar

JO/

J()(J
L'\S ( ·¡,\(, '{)f.'ORMAS DEL OBJETO ,,
mimhcula El GRIFO DE PIAGET
- iión? Es ¡0 que podemos llamar lo no a~imilado del síntoma, no a.~imila-
do por el sujeto. . ..
. Para
. que les .resulte sensible. paniré de un sintonm q ue como
. ustede. Para que el síntoma salga del estado de enigma 1odav1a mfonnulado, el
ran tiene. y no stn rJZón, esta función ejen1plar, a saber el , · s vc- paso a dar no es que se fonnule. es que en el sujeto se perfile algo tal que le
. di . smtoma obsesiv0
L es 10 co ya de entrada que si lo anticipo es "'lrque no. . · · ·
. .< d 1 . . r" s pernute entrar sugiera que hay una causa para eso.
en 1a 1ocal1lac1on
.
e a tunc16n de a en la medida en que se d 1 •
. . . eve a como Ésta es la dimensión original. Aquí está tomada en la fonna del fenó-
algo que f unc1ona, desde los datos 1n1c1ales del síntoma en la d. . meno. les mostraré dónde más se la puede encontrar. Tan solo por este lado
de la causa. · • ' •rnens16n
se rompe la implicación del sujeto en su conducta, y esta ruptura es la
i,Qué nos presenta el obsesivo en la forma patognomónica de su ·. complementación necesaria para que el síntoma sea abordable para noso-
· · ? r,
c1on. LS
1a o bses1on.
· , o con1pu 1s1'6 n. articulada
· en una motivación e . pos¡ tros. Este signo no constituye tan solo un paso en lo que podria llamar la
. . . H n su
1enguaJe 1ntenor - a: esto o lo otro. Ver~(lca que la puerta esté cerrada inteligencia de la situación. es algo más, que es esencial en la cura de la
o el grifo. de lo cual quizás nos ocuparemos enseguida. De no seguirla, ¿qué obsesión.
ocurre? El no seguimiento, por así decir. de esta línea. despierta la angus- Esto es imposible articularlo si no ponemos de manifiesto la relación
tia. Así. el propio fenómeno del síntoma nos indica que nos encontrarnos radical de la función de a, causa del deseo. con la dimensión me~t.a.I de la
en el plano n1ás favorable para vincular la posición del a tanto con las rela- causa. Ya lo he indicado en los apartes de mi discurso. y lo he e.scnto en un
ciones de angustia como con las relaciones de deseo. punto que podría volver a encontrar en ~I artíc~I? Kant con 5:"1e, que se
publicó en el número de abril de la revista Critico. Sobre esto pretendo
La angustia aparece antes que el deseo. Históricamente. antes de la in-
vestigación freudiana. así como antes del análisis de nuestra praxis, el de- desplegar hoy lo principal de mi ~scu_rso. . . . . . ue la
Ya ven ustedes desde ahora el mteres que supone hac~r \erostmildaq .....
seo está oculto. y sabemos qué dificultades tenemos para desenmascararlo, .ndi 1 mergenc1a. en !Olí tos""
dimensión de la causa es la ~nica que 1 ca ªe , ckdo delX' irar codo
si es que lo conseguimos alguna vez. n•utida del análisis del obsesivo. de aquel a a cuyo aire . r ,__g, e:-.
Aquí merece ser puesto de relieve aquel dato de nuestra experiencia que 1~~ bl. doau1rnrencu.uo.......
0 iga
, ál'
e1an 1s1s e
.· d la transferencia para
.
no verse .. . .
ue el cll'CUllO se ~-
aparece desde las primerísimas observaciones de Freud y que. aunque no
lamente, un círculo no es lo rrusmo que na~:~ y 110 soy yn quien lo ha
fue advertido en cuanto tal, constituye quizás el paso más esencial de nues- Pero hay un problema respecto del fi~ del an . de iransferenc:ÍJI. l.A neu-
tro progreso en lo relativo a la neurosis obsesiva. Lo que Freud reconoció, . d .. ~ 1 · ed ·uble neWOSlS • .. ,
enunciado - den va o uc a irr u1: 1 m1··m.a que e111 Jc1ecraint
lo que nosotros núsmo~ podemos reconocer todos los días. es que el pro- . ál" . ·eso no es :i _,
rosis de transferencia en un an ¡sis. <- • . salida. a v~ conduce 1

ceder analítico no parte del enunciado del síntoma tal como acabo de des- al comienw? A veces la vemos en un c~le.1ón~~n~lii.ado con el 111l311sr.i.
cribírselo. o sea. de acuerdo con su forma clásica definida desde siempre un pert'ecto estancamiento de las rd_ac.iones ..-v11 m.:uiiftsia~ de
da d1st1nto de 1o que 1""' 3
~- la compulsión, con la lucha ansiosa que lo acompaña - , sino del reco- pero en suma. no hay en eti ª na adD. roda ella presente:. .
• sal e esl.á 1.--oncenln h1 ocu1os1•
nocimiento de que eso f11m:ionll así. análogo al comienzo. · vo qu 'gmática. pucslD que l"hrt
El sujeto tiene que darse cuenta de que eso funciona así. Este recono- Se entra en el análisis Por um1 puertaJ:a e~t n '"°ti'ª-''º de un !ll!í 1.Hn '··a
r. ahí cada cu • au iá 13 mm''"renc; 1 ·
cimiento no es un efecto separado del funcionamiento de este síntoma. de transferencia esla para uien él ama. Ahí e~ ud. llA unn~i.:·
no e5 epifenomenaJ. El síntoma sólo queda constituido cuando el sujeto
~ percata de él, porque sabemos por experiencia que hay formas de cont·
como Alcibíades. Es a Aga16~1-ª ':imos dema:-iado 11 men
transferencia evidente. que ~.• ,.un ami.)( ~l. Li• ~~t ;insterenci~
10
;º'" esquc:'

portamiento obsesivo en las que el sujeto no sólo no ha advertido sus ob- rencia lateral - aunque este amor__"""" 1 lo .. uc n<~~ re
11 rnc en "' r
.· sarde 1vu<> "
~iones, !'lino que no las ha constituido en cuanto tales. En este caso. el se entra en el análisis 8 pe. :t.I cio:uico del an'·
primc1' par.o del análisis - los pasajes de Freud en este sentido son céle· que funciona como real. · o de wrp•~ _,,,en le> referente: '-nch se
· de cr:in~•~·~ · · ·
bre-. - es que el síntoma se constituya en su forma clásica. sin lo cual no Pero el verdadero mouv . de 111 neuros•~
. . es cómo. en u-andoenétape.'illl'
hay modo de ~alir de él. porque no hay modo de hahlar de él. porque no hsts
hay niodo de: atrapar al síntoma por la!> orejas. ¿Qué es la oreja en cues- JO.~

J02
~ .tr:r ' '· • .... ~, ,. t.r:\.-11.1."I PLJ_ ()8.IETQ a . ,
nunuscu[a EL GRIFO DE PIAGET
de obtener a la salida la neurosis de transferenc. . . -
que hay algunos malentendidos en lo referente ~~ m1~l~~- Sin duda es por. ulacíón de algo a lo que todo nos conduce, que el espacio no es un ras-
cta. De otro modo no veríamos manifestarse la ~n; is1.s de la transferen. mo de nuestra constitución subjetiva más allá del cual la cosa en sí encon-
oído sat1s1acción que
e:\presar - que haber dado fom1a a esta neu .. d a veces he ~raría. por así decir. un campo libre, sino que el espacio fonna parte de lo
. . . 1 . .• ros1s e transfer .
e~ quizas a pertecc1on. pero es. con todo, un resultado E. . enc1a no real.
tl xlo• un resu ¡ta d o. que 1o deja
· a uno bastante perpl . · s \'erdad · Es· ·con En las formas topológicas que dibujé aquí ante ustedes el año pasado.
. . ejO. algunos ya lo percibieron. La dimensión topológica, cuyo manejo simbó-
S1 enuncio que la vía pasa por a. que es el único obi t0 d
· al anál. ·· d 1 · Je que ebe propo.. lico trasciende el espacio, evocó para muchos no pocas fonnas que nos
nerse tsis e a transferencia. ello no significa que tod 1
os os problema~ son presentificadas por los esquemas del desarrollo del embrión - for-
quede n resue ltos de este modo. Esto deja abierto como verán tr mas singulares por su común y singular Gestalt, que nos lle\'a mucho,
r.. · d' .. ' •O o proble-
ma. 1..:;.s precisamente me iante esta sustracc1on como puede surg1r· I· d. mucho más lejos que la buena forma. Con una indicación impresionista.
·- . · a 1men-
s1on esencial de un~ pregu?ta ~!anteada desde siempre. pero ciertamente no diré que esta forma que se reproduce por todas partes es sensible en la
resuelta. porque la msufic1enc1a de las respuestas es evidente a los ojos de clase de torsión a la que la organización de la vida parece obligarse para
todos cada vez que se plantea - la cuestión del deseo del analista. alojarse en el espacio real. . .
Dicho esto para mostrarles el interés de lo que ahora está en juego. he- La cosa está presente por todas partes en lo que les explique el año pa-
cho este recordatorio. volvamos al a. sado y también este año. En efecto, es precisamente en estos puntos de
El a es la causa. la causa del deseo. Les indiqué que no es una mala for- torsión donde se producen también los puntos de rup.tura cuyo _alcance
ma de comprenderlo volver al enigma que nos plantea el funcionanuento trato de mostrarles en más de un caso en nuestra propia topolog1a. la de
de la categoría de la causa. porque está rnuy claro que, cualquiera que sea S. A mayúscula y a minúscula. de un modo que sea más eficaz.~. ,·er·
la critica, el esfuer¿o de reducción, fenomenológico o no, que le aplique- <ladero más conforme al juego de las funciones de todo lo que_esta ~uua·
mos. esta categoría funciona. y no como una etapa únicamente arcaica de do en I~ d~ctrina de Freud - sus vacilacio~es son ya_indicaU\'lL' ~1~:~
nuestro desarrollo. Esta categoría, pretendo transferirla del dominio que lla- mismas de la necesidad de lo que estoy haciendo ~q~~~ide n:f~rode l:i~
· 1 · das con Ja amb1gut"Ua • en · ·
maré. con Kant, la estética trascendental a lo que llamaré, si tienen ustedes vacilaciones. por e1emplo. re ac1ona · To-
'd tinente yo y mundo exicnor.
la bondad de consentirlo. mi ética trascendental. relaciones yo y no yo, contem 0 Y con · si ·Porqué?
. e no se recubren entre . "
Estoy avanzando por un terreno en el que me veo obligado a barrer tan das estas divisiones, salta a l os OJOS qu · . trat:i en ¡3 ropologia Y
solo los laterales con un proyector. sin poder insistir. Convendóa. diré por Para responder. es preciso haber captado d~ que sc·ta wpología ~utiJel!va
mi parte, que los filósofos hagan su trabajo y osen formular algo que per- haber encontrado otros puntos de referencia en es
mita situar verdaderan1ente en su lugar la operación que les indico a ust~­ que explora1nos. . . . . . O ue a]gUn<lS, J!Or fo OlCn(IS, ¡;¡)fl<'-
des cuando digo que extraigo la función de la causa del campo de la estéti- Acabo con esta mdicac16n. sabiend q . -·" Es e~oc1al caplal' la
e me esian oye1ru•1. dimen-
ca trascendental, la de Kant. Convendría que otros les indicaran que esto cen muv bien su alcance ahora qu . . to que espacio Je UC'·' .
- ¡·dad
naturale1.a de la rea 1
d ¡ espacio c:m tan
e · .
. . 1. .......u-n<:lil
el piso es.·opl•'º ª r"·-
no es más que una extracción enteramente pedagógica, porque hay muchas . , ue adquiere en _.16 dc:I muco
otras cosas que conviene extraer todavía de esta estética trascendental. siones, para defirur la 1onna q sea. que J.a fllll' n del
. 1 ·omo fanr.asrna 0 . n la ~uuciu~
Aquí es preciso que les indique al menos lo que conseguí eludir la últi- del deseo ' en particu ar c na que tra r.é de definir e · espacio
(') . e~
ma vez con una pirueta cuando les hablaba del campo escópico del deseo. - entiéndanlo como 1a ven 13
. ·- arco e~iste es portlUL'
táfora St este m
No puedo pasarlo por alto, es preciso que explique aquí, en un mom~~to fantasma no es una me · rl:l Cfl Jo que~ 13
en que voy a ir má'> lejos, lo que estaba implicado en aquello que les d11e a real. _ trllremos de apre~ ~ Poi" ciert•)
pt'Opósito del espacio - que no es en absoluto una categoría a priori de la En lo que a la causa se ret1cn:· DI~ que' fes ball s.ido ~ de fil···,.dfa
maraña común de esos ,-onocunt~ _..s¡onada c<lfl el noin
intuición &ensible. una clase: "" "'
E..." muy sorprendente que en el punto avanzado de la ciencia en el que bla-bla-bla a su paso por
no~ enc:ontramos nadie se haya decidido a acometer directamente la for- J05

304
. • ""'"·' oz:z. tlBJETO ..
a mmuscula EL GRIFO DE PIAGE.7
Ll historia de la crítica de la causa nos a -
'""'e sobre el origen de esta función Dicha cn~t.na muy. claramente un índi de este hecho - que, primordialmente, el efecto le falta. Esto lo encon1ra-
1a causa en -inaprehensible. que el propter
· tea consiste e b
hoces sie~ n o servar que
-

nos un post hoc - ¿y qué otra cosa podría ser para eqp~e poal r fuerza al me-
. bl h
pre0!\1 e propter oc?-, sin el cual. por otra pan, . . .
u1v eraesc·
incom.
... rán ustedes en toda la fenomenología de la causa. El gap entre la causa y el
efecto, a medida que se va colmando - y es esto ciertamente lo que lla-
man. desde otra perspectiva, el progreso de la ciencia-. hace que la fun·
· l t:, 111 s1qu1era pode ción de la causa se desvanezca, quiero decir. allí donde es colmado.
empezar a arucu ar nada. sea lo que sea. Lo cual no im ·d mos
l" di p1 e que esta críti Por otra parte. a medida que se va completando, la explicación de lo que
tenga su 1ecun dad. como se ve en la historia. Cuanto m • . . . .ca
l . . as cnttcada ha sido fuere acaba no dejando más que conexiones significantes. volatilizando
a causa. mas se le han unpuesto al pensamiento las exigencias d
ede 11 d · ·. . . . e 1o que se aquello que la animaba en su origen, y que te había empujado a buscar lo
pu_ amar etemun1smo. Cuanto rnenos aprehens1ble resulta la causa que no comprendías, a saber, la hiancia efectiva. No hay causa que no im-
mas causado _parece tod~ - hasta el término más extremo. el que se halla~ plique esta hiancia.
mado el senudo de la historia. Todo esto puede parecerles bien superfluo. Sin embargo, permite cap-
Al respecto, no puede decirse ninguna otra cosa más que todo está cau- ~ , ,. tar lo que llamaré la ingenuidad de ciertas investigaciones de psicólogos y,
sado, salvo que todo lo que ocurre procede sie1npre al principio de un bas· .~ 1 __.':
en particular, las de Piaget.
tante causado, en nombre del cual se reproduce en la historia un comienzo
que no osaría llamar absoluto, pero que sin duda era inesperado y que da
tanto trabajo. clásicamente. a aquellos profetas nachtriiglich que son los ,
interpretadores profesionales del sentido de la historia. -
Entonces. esta función de la causa, digamos sin más cómo la conside-
ramos aquí. asado por cierta evoca-
Las vías por las que los conduzco este año han P .
Esta función. presente por doquier en nuestro pensamiento, nosotros la
considerarnos. diré en primer lugar. para que me entiendan. como Ja som-
ción de Jo que Piaget llama lenguaje egocéntric~. Como éfl mis
. d d · do discurso m anu 11--~
:;c;:i:
ce su idea del egocentnsmo e etennma h3blan
bra proyectada, o mejor, la metáfora de aquella causa primordial que es el , . ., .- renden enlll: ellos, de que
supos1c10n de que los nmos no se comp
a en cuanto anterior a toda esta fenomenología, el a que hemos definido Para sí mismos· · Él cree. haberlo demostrado. ..a~¡, que
. . d ba·o de esto. no voy a~
como el resto de la constitución del sujeto en el lugar del Otro en tanto que El mundo de supos1c1ones que hay e ~ de ...,.;sar Es una su~i-
. 1 de ellas se pue p..... ·
tiene que constituirse como sujeto tachado. sea insondable. porque a mayor .• ~ hceha par:i comu·
.d 1 d uc la palabra e~ ...
Si el síntoma es lo que nosotros decitnos, o sea, implicable por entero ción excesivan1ente exteod1 a,
.
ª
eq
ede captar e1gap
que él mismo. sin em-
en el proceso de la constitución del sujeto en la medida en que éste tiene mear. No es verdad. P1aget no pu · de traba_io.~-
que hacerse en el lugar del Otro. la implicación de la causa form~ p~e bargo designa. y éste es todo el interés . sus · lm~uafa' d,./ ,,1&1. que""
' d El ,,,,nmn11f11JO > • .. ~ nk> lm
legítima del advenimiento sintomático. Esto significa que la causa imph- Les suplico que se hagan e ,.. . od rnnmento ha~ q~ pu.
· bl 11 stra en r o ,.... · ·..,,, son
suma es un libro admira e. u. . . . 1:ierran1e en $11 pnl!Clr·· • ·
cada en la cucs.tión del síntoma es, si ustedes quieren. una pregunta. pero . , su iruc1auva, a aUlf3hnCllU'· cortl'I
hechos que P1aget re1:oge en ·. de lo que él piensa. N , \'¡¡ti co e11ia
de \a que el síntoma no es el efecto. Es su resultado. El efecto es el deseo. 1 0
demostrativos de algo muy dist1nr propias obsen·llCIOflC.'>
Pero es un efecto único y bien extraño, porque él es el que nos explicar~
0
ulta que su 5
está lejos de ser un tonto, re~ · del
al menos nos hará escuchar. todas las dificultades que ha habido para vsn- . d' '6 r....r n.v q~ d Jengu3JC
• misma uecc1 n. . el roblem.1 de s;¡,,... y-· que lean esas
cular la relación común, que se impone al espíritu, entre la causa Yel efec- '11 Tomemos por ejemplo. p · mismo- LeS rucg . 0
cada
. • • .aJmente pani 51 . -'·!'. veran có!DO i1
to. E.s que el efecto primordial de esta causa. a, este efecto que se uama su•eto ei;tá he<:ho csenct 1
.. -..ta.~ Col1 u~ ""'"· -.ní1:010
~ ed0 d~menu.uu • . 11 un pllllll•"""
de\CO, ~ un efecto que no tiene nada de efectuado. páginas, porque no pu · . se .11Jt11e~
. nto se c1esb1.a Y
En esta perspectiva. el deseo se sitúa, en efecto, como una falta de ef~­ momento el pensarme
\0. Asf. ~¡ la causa se constituye como algo que supone efectos. es a parur )(17

306
L1<l CINCO l'URMAS DEL OBJETO ..
a m1nuscula
1.1. GRIFO DE PIAGEI
cuestión que es precisamenle el que vela el fenóm -
..·lar.unen1e n1anifestado. Lo esencial del error es e eno, por otra Parte muy
. •.. reer que la p lab .
esencialmente como efecto comunicar. mientras qu 1 ti
-
ª
e e e ecto d l .
ra llene
h~ante es hacer surgir en el sujeto la dimensión del · 'fi e signi- e
. . · s1gn1 tcado V\0 1
retomar esto. SJ es preciso. una vez más. · veré a
Bajo el nombre de socialización del lenguaie se dese 'be .
.. l . . 'J , • n aqu1 la rel
cton con e otro como la clave del vICaJe decisivo entre len · . a-
. gua1e egocentri
"'O y lenguaje acabado en su función. Este punto decisivo n •
, . .
de e1ecto. de impacto efectivo. es designable como deseo de comu ·
o es un punto
~ · ocla la ped agog1a
• de P1aget
. . aquí sus aparatos rucar.,Por
vu .. parte. s1 t enge
. y sus ian-
tasn1as. es ciertamente
._ , porque este deseo resulta decepcionado y
· a 1e mo-
lesta que el runo solo parezca comprender a medias. pero añade que tam-
poco se comprenden entre sí. ¿Pero es ésta la cuestión?
Se ve muy bi~n en su texto que la cuestión no está ahí. Se ve por la for- Aquí úenen el esquema. si quieren controlarlo. Por otra parte, considera
ma en que él artJ.cula lo que llama la comprensión entre niños. que tiene que completarlo con la presencia de Ja cubeta. que no inrervendrá
He aquí cómo procede. Empieza tomando una imagen que será el so- en absoluto en los siete puntos de la explicación que le da al niño. Le Uama
porte de las explicaciones. Es el esquema de un grifo. Es algo más o me- mucho la atención que el niño repita muy bien todos Jos ténninos. Ni que
nos así. decir tiene que para él, Piaget, esto significa que el niño ha comprendido. No
digo que se equivoque, digo que ni siquiera se plantea la pregunia.
Luc:go se servirá de esle niño como de un explicador para orro niño. al
que llamará, de un modo extraño. reproductor. Ahora bien, ti~ne que ~
vertir. no sin alguna sorpresa. que aquello que el niño Je ha repelido i.an bJCD
a él. Piaget, en la prueba realizada, no es en abwluto 1"d"",.nuco · 8 lo que Je va
a repeúr al segundo niño. Entonces Piage1 obsen·a. muy ~""Uadamen:;
. .
que en sus exphcac1ones el1'de 1o que ha l:·omnnondido-
""t"' -
sm petcatat~
Jj .,__
. . . • uando da sus exp c:ac1.,._,,
lo que esta observación unphcana. o se.a. qu~ e . ha comprcn-
1
el niño no explica, de hecho. nada de nada. SJ es ci~o queueº1o haya c:om-
dido todo como dice Piaget. Por supuesto. no es cierto q
prendido tocio - como cualquiera. p·agei llamad c3.llJPCI
Junto a estos ejemplos. relacionado~ con qdue 1 • hr"siorÍllS
10 1
él llama e as ·
de las explicaciones, esrá el cam~ que otra manera. i-~'° a qué llJIJIJ
Con las historias la cosa funciona de . . ... Niabt tf. un puro
• 'bit la h1stooa ""' . ba ,
Entonces. le dicen al niño, tantas veces como sea necesario - Ves este . h.
Piaget historias'? Su fomla de uanscn ....
escándalo, porque no parece ...... se~
·uenlJI ""'que
ahi baY un tn1U1. que '
. --~ cuand<1 st ........ _..,.joaa
~.
tubito. está tapado, pnr eso el agua que está allí no puede pasar y caer . d 1mito que se lmr-··- .. Aemoüen·
quizás una dimensión propia e ,~-~""'en UJI caldue.,.,
aqu(. en lo que llamaremo.t la salida. Etcétera. Lo explica. • bé IJC al IJ'll(l.~ICJUl-w fabtlJo!!O -,
el nombre propio de N10 Yq · ..,.,. es simpkn~nte
.tan a este rexro• .,-- - ~ u ¡¡kall<.-C. pero
te - les ruego que se re~ niñO aigo que no e~~ ª 5Uldor el
quizás se le está proporuendo alf __.A .1-<fü;it del cxpensnet1 ·
. .1:~ un pro unuv ""'
también algo que m..... a
J(}9

308
• t 'j\( ·u fOR.\i \S L>EJ. 0/JJ/:....,,()
•1
1 a minihc11/u EL GRIFO DE f'IAGE'f

Pla~et. respt"ClO a lo que son las funciones del lenguaJ·e s1· se . . que rehace el trabajo por ~í mismo. Porque. ¿cómo define Piagel
- . . · ' · propone nos d icen . ·~ ?
muo. qlk" kl sea. no esta htstoneta vaga - Había una vez una '"" un .. comprensión entre mnos.
· ·· '-· .V.10bt'.. que> te>n111
"'"'"' . <l oce Ill)O.'i
.. Y<l on• /11;as.
.. "ª
l In día se encontr6 e lla- d
la tasa ... ·
L - , ·¡ . h .. . I .. N. h . on 1111
nuutl qut· .fll o tt•n111 un 110 ,. 111ngu11a u;a. 10 e se burló <le/ /iu l
. . .. · . <" por-
qu<' estt1 stl/o tt•tua un h110. Entonces. el hada st• enjacló y la ató a""" me lo que el reproductor ha comprendido
Ella e>st10·0 llorando Jurantt• die:. cuios. Finalmc•nte,
se con\•irtió en rocaª· lo que el explicador ha comprendido
. . - • J y
sus ldgnmas }omwro11 1111 <1rn>yo cuya.\· oguas tot1av1a corrnr.
En realidad. no hay nada parecido a esto, salvo las olrao; dos hislorias No sé si ad\'ierten ustedes que sólo hay una cosa. de la que. no se habla
que propone Piaget. la del negrito que ro1npe su pastel a la ida y a la vuelta nunca_ to que Piaget, por su parte. ha.:omprend1do: Es. sin emhargo.
ha\.'C que se funda la pella de 1nantequilla. y la otra. peor todavía, de los .- 1 porque no abandonamm. a los mnos al lenguaje espontáneo pam
niños con\ertidos en cisnes, que pennanecen toda su vida separados de sus esencia , ¡ d
ver lo qUe C omprenden cuando uno hace una cosa
. en ugar e otro.. r
padres por este rualeficio. pero que cuando vuelven no sólo encuentran a Ahora bien. lo que Piaget parece no h~her visto es q~e su propia exp 1-
sus padres muertos. sino que recuperan su antigua forma. aunque enveje- . · d de el punto de vista de cualquiera, de cualquier otro tercero. no
cac1on. es · . d 1 . _
cidos. Que yo sepa no hay un solo mito que deje que el envejecimiento nde en absolut o Si el tubito. que aqu1 está lapa o. se ro oca
se compre · · . · · 1
transcurra durante la transformación. Para decirlo de una vez. las historias ~racias a algo a lo que Piaget concede roda su 1mportam:ia. :e:an~:d:
in\'entadas por Piaget tienen en común con las de Binet que reflejan la pro- . " . d los dedos que giran el grifo - de tal forma que el g P..
operac1on e ~ , , hav la menor prec1s16n
funda maldad de toda posición pedagógica. correr. ¿signihca esto que corra! En este ~unto n0 . '6 saldrá nada
Les pido perdón por haberme dejado extraviar en este paréntesis. Al . .. be que s1 no hay pres1 n. no
en Piaget. Por supuesto. él bien sa . . . 1 n•ur !iC n<lflC'
menos habrán conquistado ustedes la dimensión. advertida por Piaget, de . él ·ree poder om111r o po... · r
del grifo aunque se lo haga gir.II, pero e .
la enttopía de la comprensión, que se degrada necesaria1nen1e. El propio al mismo nivel que la supuesta mente del mño. ro ya \'l~rán. El ..c"ntido
Piaget constata. para su gran sorpresa. que hay un contraste enorme entre l>éj'enme seguir. Todo esto parece muy 1on~o. r:.cula··ioncs sino de lll
las explicaciones y las "historias". término que pongo entre comillas. Es . rge de mis es,.- • ·
que brota de toda esta aventura no su . . b rvadón que le~ ha¡:o >
muy probable que si las historias confirman su teoría de la entropía Yde la . . x.I . odos. de c:sta o se
expenenc1a. Resulta, de t( os m dido exhau~n,·amcnrc.
comprensión. ello sea precisan1entc porque no son historias. y si fueran his- que por ini parte no pretendo haber c<;1f re~fo como causa. 13 c~pli<x'l(Ju
torias. verdaderos mitos. probablemente no habría tal pérdida. . Una cosa es cierta. que trntándo~ e gn. . brJ ahn: oót·1TU- lf11 pi/o
. . un fo. su m.uuo · _, una hucl·
En todo caso, les propongo un pequeño signo de esto. Cuando tiene no está bien dada d1c1cndo que un e-· ·cz con oca.,ión de"'~ L.

que repetir la historia de Niobé. uno de los niños. en el punto en que está hecho para cerrar. Ba.~ta co . . . n que una ~ ·
.... sión. par:1.~;1ticr q LK' ~• k• ,~111
.,
, d 'b a volver 1a P•~· . '"""un ¡:ni•1
Piagct nm-. dice que la dama ha sido atada a una roca - nunca, en ningu- ga• no hayan sabido cuán o 1 ª . t < que com 1c:nc -i--
. . n inconven1en c.,•.11
º" de '>US formas, el mito de Niobé ha articulado un tiempo semejante-. dej· ado ustedes abierto iodo so
. d o hay pres .
·ión
. 1 ,. del r.\r 1,,auvo
•- J,.. .U
hace '>urgir la dimensi(m de una roca que tiene una mancha. restituyendo esté cerrado incluso cuan ° n la rran~111 1 s "n .:1 nitlt'
· ue falta en UC\1a111cntl'.
a!'>í el elemento que yo hice surgir ante ustedes en un seminario preceden- Ahora bien. ¿,qu~ es 1o q d 10 ra E~ c.¡ue. ~up 1 J.>< ~ar'l<'ftll>.
Piaget cp · ¡¡e1e •' "~
te como esencial en la víctima del sacrificio, el de no tener ninguna man- reproductor? Algo que r ti·-'o lo que se re • cm"'·n.'<I. ,~;i
· t resa p<• ..., . ¡ ·s ~111 , ....,. •
..:ha. Por !i>Upue~t<>, me dirán, es fácil, se apoya usted en una falla auditiva. reproductor ya no se in e · 1 11 uc di<> 1mr •~ · ·~dcn1111p« 11
en un calambur. Sr. pero ¿por qué preci1'amcnte éste? Dejémo~lo. No es la operación de los dedos Y100' ~ ~;ti<Jo en p.tJ1r. La ~..c:Jc::. J.s.• c,,pJrc:1·
· · lo ha lfllll"''u ~1 lt'C' 11 ...... 0;11 ro d
prueba. por •upueMo. sólo sugerencia. Piaget. el primer mi\o se 1 s 1L'it'gur 11 c.¡UC · uc ~ ll;ttt¡¡¡ ru
lt Pero yo e· x.1u.:1or. q . c<NI-' - ~
Vuelvo a mis propias explicaciones. y a la observación de Piaget en el sión le parece enom · ""'°uc:1i•l rc:pf\ Cf1f;1.•I> cndo~
· i\O ten:el'IJ, C1r-. nnnC' t'1
-.cnlido de que. a pesar de que el explicador explica mal, aquel a quien se c1011es del peque . ·.anin cuent.i de qll(' ,-
I~ ex~lic.:a comprende mucho mejor de lo que el explicador. por la insufi-. texto en cuesuón. sed
c1eocia de !\U"> c~plicacioncs. parece haber comprl!'nclido. Por supuesto. aqul -~ //

31()
EL GRlfU
L.\S CINCO FORMAS DEL OBJETO a minúscula
- f .·one" debido a la suposición. nos dice - confe-
sara realniente por el>
taS unc1 "•
ada es notablemente interesante en a entr
l acta
c'Í~to del grito como algo que cierra y el resultado, o sea que .
,...,;f. -·-'-· 11 i._. . d
~...o se pucuc enar una cuu.;ta sin que se esborde. En suma el .
• gracias
. a. un 11'.·. de psicólogo~· de qlu~ ~to salvo en el plano de la educación. En efec-
. .. . . surgim1en s1on a1e en e suje • · ha 11
to de la dimens1on del gnfo como causa. - ·ueºº del lengu ~ nde Pero en cuanto a lo que . ce e en-
enJ "' . . algo que se apre . . d l.
(.Por qué se le escapa a Piaget tan certeramente el fenórneno que·se , pro- el lenguaje. es l· di· zaie ha hecho falta la sugerencia e un m-
to. d 1campo de apren ~ ' .
duce_'~ Porque _desconoce por completo que lo que tiene de interesante para guaje fuer.i e. lar Jakobson. para empezar a interesarse en ello:
un ruoo un gnfo como causa. son los deseos que el grifo provoca en él güista. en parucu .ó de que aquí el psicólogo se rinde. pues ciertamente
sea.. que por ejemplo le da ganas de hacer pipí. corno cada vez que uno e~t~ Nos da la impres1 n_ l ·t déficit de las investigaciones psicológicas.
como sena a es e .
en presencia de agua. como si uno fuera un vaso comunicante respecto a es con humor , Al fi al de su prefacio, hace dos observaciones que
· n absoluto. in · .
esa agua. Si he tomado esta metáfora para hablarles de la libido y de lo que pues bien. e . , l titud del psicólogo es verdaderamente in'We-
asta que punto a ac
ocurre entre el sujeto y su imagen especular, no es sin razón. Si el hombre muestran h ·
tu\'iera alguna tendencia a olvidar que en presencia del agua él es como un terada. d olumen de alrededor de trescientas páginas y pesa
,.aso comunicante, existe, en la infancia de la mayoría. la lavativa para re- Como se trata e~; vmonólogos de niños durante un mes y se ha hecho
cordárselo. mucho. se han rec~gi o l e ·te ritmo. . cuánto va a costamos una
una lista cronológica comp eta. a s 'ó <.
En un niño de la edad de aquellos que nos designa Piaget, lo que se pro- . ., . · nte" Primera observaci n. .
duce en presencia de un grifo es un tipo irresistible de acti11g out, consis- investtgacion semeja ; , fuerte Es muy interesante advertir todo lo
La segunda es todavia mas , . dice el psicólogo llamado
tente en llevar a cabo una operación que corre el riesgo de desmontarlo. De .- . l pero a m1 me parece,
tal modo que el grifo se encuentra una vez más en su lugar de causa. esta que el nino arttcu a. . rí ber What oifthat he /cnows.
·11 l único interesante se asa
,·ez en el plano de la relación fálica. En efecto, como lo muestra la historia Georges M1 er. que o Ahor.i bien precisamen-
· - de lo que nos cuenta. · .
qué es lo que sabe · e 1 ni no. · portante advertir que
de Juanito. se introduce necesariamente el hecho de que el grifito es algo be lo que dice y es muy im
te, la cuestión es que no sa • brá ·abrá más tarde. o sea.
que puede tener relación con el fontanero. se puede destornillar. desmon- de todos modos lo dice. Ya dice lo que sa o nos
tar. reemplazar, etc. En suma, el (- <p).
los elementos del complejo de Edipo.
Lo que quiero destacar no es que Piaget omita estos elementos de la
experiencia que, por otra parte. informado como está de las cosas analíti-
cas. él no ignora. sino que no \'e qué tienen que ver las relaciones que no-
sotros llamamos complexuales con toda constitución original de esta fun- 3
ción de la causa que él pretende interrogar.
Volveremos a hablar del lenguaje del niño. ueño esquema
La última vez les indiqué que hay trabajos originales - sorpren- . ¡ de todas fonnas. eJ pe~ he uí
Son las dos y diez. Quiero dar es. .. . En cinco ounutos. aq
dentemente no se han llevado a cabo antes - que en verdad nos permiten , nte a1 obses1'\'0. .
de lo que plantearé en 1o reiere · ·ones provisonas. . ·.L..
captar in statu nascendi el primer juego del significante en los monólogos en forrnu 1ac1 · . ·urucwu
h1poopómpicos del niño muy, nluy pequeño, en el límite de los dos años. Y
la cuestión tal como se presenta. arme asi. de la con~
. · edo ellpres Jeor ahon1.
Se trata de los cinco pisos, 51 pu . omo se lo voy 3 . n
~en él. bajo una forma fascinante, el propio complejo de Edipo ya ar-
de a en la relación de S con A.
s00 defirub1es e so a ~'ºe
• he adt:lantado plll
tt<:ubdo, aportando así la prueba experimental de la idea que siempre he · te por 1o qu...
lo cual se impone sufic1entemen
planteado ante ustedes, que el inconsciente es esencialmente efecto del
sign¡ficante. las lecciones precedentes. ..
. ra operac1on.
Para tcnninar con la posición de los psicólogos, les diré que la obra a la que Aquí ven ustedes la pnme
me ~fiero lleva el prefacio de un psicólogo, a primera vista muy simpático, en ,
d .-.cntldo de que confiesa que nunca había sucedido que un psicólogo se inte-
L.\S CINCO FORMAS DEL OBJETO u 1ni11úscu/a El GRIFO DE PIAGI:.T

. · el falo. Aquí encontrarán ustedes toda la dialéctica que les


Tercer piso. . ( f .ó . .
- d a reconocer en la función de - (j)), unc1 n umca respecto a
s he ensena o . fi
¡J , . 0 tras funciones de a. en la medida en que se de 1ne por una falta.
todas 1as un obieto. Dicha falta se n1an1· fi1esta aqui' en cuanto tal · , es cen tral
al d · en 1a
la f ta e ción" lo cual justifica
ela
. ..1
que t<NO e1an áJ 1s1s
· · encuentre su e1e
en estar • .
·dad Aquí la llamaremos goce en el Otro. La relación de este goce
sexua¡1 • • . .
1Otro con la introducción del instrumento faltante designado por (-<p)
El segundo tiempo de la operación no está del t<xio fuera del alcance de en e relación inversa. Tal es lo que articulé en mis dos últimas lecciones
la comprensión de ustedes, a partir de la división que ya añadí como di vi. es
y lounaque constituye la base. el ~Je · de .toda ub'1cac1'ón 1o bastante efi1-
· sólido
l>ión del Otro. Esto está lejos de la transfom1ación del sujeto Sen $.cuan. caz de lo que llamamos angusua de castración.
do pasa de la parte izquierda del primer esquema a la parte común del segun.
do, quedando por precisar. evidenten1ente. la función del círculo de Euler.
En el plano de la relación con el objeto oral no hay, digamos hoy para
ser claros, necesidad del otro - esta ambigüedad es rica, y ciertamente no S X + q>
nos negamos a utilizarla - sino necesidad en el Otro, en el nivel del Otro.
Es en función de la dependencia respecto del ser materno que se pr<xiuce
la dis_yunción entre el sujeto y a, el seno. cuyo verdadero alcance sólo pue-
den ustedes percibir si ven que el seno forma parte del mundo interior del
sujeto y no del cuerpo de la madre. En el piso escópico, que es propiamente el del fantasma. nos enfrenta-
mos a la potencia en el Otro, que es el espejismo del deseo humano .. En lo
que es Ja forma principal de toda posesión, Ja posesión contemp~~llva. el
sujeto está condenado a desconocer que sólo se trata de un espeJ1smo de
a $ potencia. · úl ·
Como ustedes ven. voy muy deprisa. ¿Qué hay en el qwnto Y limo
. ?
~so. ~
Diremos provisionalmente que ahí es donde debe emer~er. en una
· di en el e1emplo del que
ma pura el deseo en el Otro. Lo que nos Jo m ca '
En el segundo piso, el del objeto anal. tienen ustedes la demanda en el • • 1 dominio aparente de la an-
hemos partido o sea el del obsesivo, es e pre
~- Es la demanda educativa por excelencia. en la medida en que se rela- . ' ' , .
gustta en su fenomenolog1a. El hecho esl.rllct
ural del que sólo nos pen:ats-
ál" . ha Jo que haga.
c~ona con el objeto anal. No hay fonna de captar cuál es la verdadera fun- mos nosotros es que. hasta cierto momento del an ists, ga rácticas al
ción de este objeto anal si no perciben que es el resto en la demanda del . al . sus fan1asmas Ysus P
sea cual sea el refinamiento que caneen . 1 deseo en el Otro.
O!ro, que aquí llamo, para que se me entienda bien, demanda en el Otro. 1J es siempre e
construirse, lo que el obsesivo capta de e os edida del retorno
1
Verifiquen ustedes el alcance de esta fónnuJa. ~ en ~.:1esenciaimente rc-
el obsesivo. es...
del deseo en el Otro - en tanto que. en · mandado y en particular
primido - que todo en su sintomatología eslá co ntrev~ como Angsr.
H -cp M en los síntomas. donde la dimens1'ó n.éde lan el
causa-. ·semeno
.1en e ""
n...~ cubrir d de-
. r<Mu
6
La solución, la conocemos 1am b1 0 e ., su demanda. Ohser-
. • es el recurso ..
seo del Otro, el obsesivo uene una v.'a. bio ráftco. en lo que he llamado
ven a un obsesivo en su comportam1ento g
L-tS CINCO FORMA~ DEL OBJETO a minúscula
xxu
JuK·e un nklm<'nto sus tentativas de encontrar una vía de paso en lo referen-
te al dcst"o. Estas tentati,·as. aunque sean las más audaces, complicadas DE LO ANAL AL IDEAL
retinadas. lujuriantes. perversas en la consecución de su objetivo. est~
siempre." man.·adas por una condena original. Siempre le es preciso
hacér.;clas autorizar. Es preciso que el Otro le denlande eso.
Éste es el nlecanismo de lo que se produce en cierto momento decisivo
de todo análisis de obsesivo. En toe.la la medida en que el anáJisis sostiene Constitución circular del objeto
una dimensión análoga a la de la de1nanda, algo subsiste hasta un punto El origen de la causa
muy a\·anzado - ¿es acaso superable? - de esa forma de escape del ob- Jones y la Inmaculada Concepción
sesivo. Ahora bien. vean ustedes cuáles son sus consecuencias. En tanto que Amar más allá del falo
la evitación del obsesivo es la cobertura del deseo en el Otro por la deman- El deseo de los dioses
da en el Otro. a. el objeto de su causa, se sitúa aUí donde la demanda domi-
na. o sea. en el estadio anal. donde a no es pura y simplemente el excre-
~nto, puesto que es el excremento en cuanto demandado. .. · . que persigo este año ante ustedes de la función del objeto
Pero nunca se ha analizado nada. de la relación con el objeto anal en estas La d e fiin1c1on . hi . · último
coordenadas de aquí. que son las coordenadas verdaderas. para compren- a tiende, de acuerdo con l~ observ_aóci~~:~~;~en ':e r:ie::~braham
d' . a oponerse a la concepci n a .
der la fuente de lo que se puede llamar angustia anal, la que surge de un isc~rso. . . l el objeto y sus mutaciones a estadios. .
análisis de obsesi,·o proseguido ha-;ta aquí, lo cual nunca sucede. En un el psicoanahst~ - que vincu a ~ ·to por así decir. una constitución car-
Esta definición les propone, en e ec •
punto que de he ser situado como un punto terminal. la angustia aparece con
un carácter de predominio, como un núcleo irreductible. y es casi imposi- cular del objeto. . .• b" t persiste como objc-
En todos los niveles de esta const1tucion. e 1o ~e o . . re de
ble de dominar en algunos casos. . . é manifiesta, se trata s1emp
to a. En las diversas formas en que ste ~ 1 1 onstitución del sujeto
una misma función, y de saber cómo se vmcu a a a e
Es lo que tendremos que situar la próxima vez, y supone articular lo que
rc!;uJta de la relación con el objeto anal con la demanda que lo requiere.
en el lugar del Otro Y lo representa.
demanda que no tiene nada que ver con el modo de deseo detem1inado por fálica
esta causa.
fálica
anal
12 DE JUNIO DF. 1963
superyó
oral
o

Las fomu1S estcídicas del objetfl

diversos estadios dd
. tral respecto a los . d ' está re-
En el estadio fálico. que es i:en • ·el 3 Ja función e ' ·
. 11 amos e1ru\ •
objeto y que por convención am

.. ~
US l1NCO FORlvfAS DEL OBJETO a miniücu/a DE LO ANAL AL IDEAL

pre~ntaJa por una falta. a saber, Ja ausencia del falo en tanto q . poder seguir pensando causa allí donde correría el riesgo de ser
ye la disyunción que une el deseo con el goce. ue consl!tu- que P~ª necesitainos hacer que subsista un velo sobre el dekrminismo es-
Esle estadio tiene aquí una posición extrema. El estadio 4 y el . d' col~ha ~~s conexiones, a través de las cuales actúa la causa. Es lo que ilus-
. . . .. d esta to 5 trec o, . . d 1 ."
esun. por su parte. en una pos1c1on e relomo que Jos pone respect' . , I' última vez mediante el ejemplo e gn10.
en corre1al'tOn . . con e J estadi o 1 y e 1escad10
. 2. ivamcme
tre -~ quién vimos que se le revelaba la esencia de la función del grifo
Todos conocen - y este pequeño esquema sólo está destinado " 0 causa. o sea, como concepto de grifo? Sólo al niño que flaqueaba en
. . . are~
· · o que prescm
comue Piaget llama la Cl>1nprens1on, · d"1a d e e ll a, y de quien
· nos
~lo - los vmculos del estadio or,ll y de su objeto con )as man·" ..
1
· · · d .
c1ones pnmanas el superyo. Al recordarles su conexión evidente co .
1iesta-
d~¿ían que ignoraba en este caso. por no haberlo comprendido, el estrecho
·
t0011a
del b' . .
o ~eto a que es 1a voz. les indiqué que no podía haber con
n esta
_ mecanisino que le habían representado en forma de un esquema con un
ción analítica válida del superyó que olvide que, en su fase más profu~~ corte del grifo.
es una de las formas del objeto a. Por otra parte, la conexión del estadi~ La necesidad que vincula la subsistencia de la causa con una hiancia
anal con la escoptofilia fue indicada hace mucho tiempo. tiene su origen en esto, en que la causa en su forma primera es causa del
Po~ mucho que vayan unidas dos a dos las fonnas estádicas l, 2 y 4, 5, deseo, o sea, de algo esencialmente no efectuado. Por eso, ciertamente, no
el conjunto de todas ellas está orientado siguiendo esta flecha ascendente, podemos en absoluto confundir el deseo anal con lo que las madres, así
luego descendente. La flecha expresa lo que hace que, en toda fase analíti- como los partidarios de la catarsis, llamarían en este caso el efecto, en el
ca de reconstitución .de los datos del deseo reprimido, en una regresión. sentido de ¿Esto ha hecho algún efecto? El excremento no desempeña el
haya un lado progresivo. y que, en todo acceso progresivo al estadio plan- papel del efecto de lo que nosotros situamos como el deseo anal, es la cau-
teado como superior en la propia forma en que está inscrito aquí en la pi- sa de dicho deseo.
zarra. hay todo un lado regresivo. Si vamos a examinar este singular objeto, ello es. sin duda, por la im-
Una vez recordadas estas indicaciones para que sigan presentes en su portancia de su función, que siempre nos reiteran, y especialme~te. como
mente durante mi discurso de hoy, ahora voy a seguir. ustedes saben, en el análisis del obsesivo, pero en verdad es también por el
hecho de que este objeto ilustra para nosotros una vez más có~o con\iene
concebir lo siguiente - que el objeto a subsiste bajo modos diversos.
En efecto, a primera vista, lo anal se sitúa un poco aparte respectoª los
1 otros modos. .
· ·ó ---'fi
Todos estos hechos anatómicos, la consutuc1 n 111.auu e '. ra el func1ona-
1niento fálico del órgano copulatorio. la plasticidad de la lannge hum¡~
. ~ les dije la última vez, se trata de explicar la función, en la cons-
. oda , d sde el valor. ant1c1patono
frente a la huella fonemáttca. y otros e v1a, e. .
Utuetón del deseo anal · de c·ierto o b'~eto que es, s1. ustedes quieren,
. . . "ó natal del sistema nerv10-
la mier- de la imagen especular hasta la prematurac1 n neo
da. para llamarlo por su nombre. , . . nos tras otr0s, para mostrar-
so. que les recordé en estos ulamos uempos, u · . pue-
~ de todo, es privilegio del análisis en la historia del pensamien- . . d con su sola enunierac•00
les cómo se conjugan con la función e a -y · del árfx1I
to haber hecho e~rger la fun 'ó d . . . . tá disperso a 1o 1argo
c1 n eterm1nante de este ob1eto displac1ente den ver ustedes hasta qué punto su 1ugar es ad . n.':lrn -t
en 1a economía del deseo. J • . . b" sólo qweren ,,--- e>
de la'i determinaciones organísnucas - . pues ien. · pan un lugar que
Les .hice
. observar la úlrtma vez que, respecto al deseo el objeto .
a se hombre su valor de destino, como dice freud. porque oc~--'iante la consti-
presenta !>1cmpre en funció d . • . . . .·nas se estrocturan m~u
ustedes me . n e causa, Yes posiblemente para nosotros, SI se encuentra en un tablero cuyas casi · do . ancia del sujr!to que
siguen. e1 punto-raíz d de
de la causa.. La forma i
l bo .
. on se e a raen el sujeto la func1on
.. lución subjetivante. tal como ésta resulta de;;su .;:~ndel insiGht.
, .
La causa, ~ ~1al de la causa e!> la causa de un deseo.
pat"d 'íuhs1!.ttr f ·
habla sobre el sujeto que comprende. 0 sea. ·ch~.
. ·te· en e 1 llllt"•
--'*'
.. - ·
Sea cual sea Ja
tencia de una b · . · en su unción mental. necesita siempre la exis- De este sujeto. conocemos Jos l 1 ~ s h0 mbre respecto a las del
superioridad supuesta de las capacidades de 1
1anc1a entre ella Y su efecto. Esta hiancia es tan necesaria
L.\S Cll\'CO FOR.~IAS DEL OHJ/:..70 ,, mi11tist·u/a !>E /.O ANAL Al, l/JHA/.

ch1mpam:c. d hecho de que llegue más lejos en la praxis está ligado a la .


.· lo tacncn e·n ~··uent·•1 p·U"a
• cst:ir ustedes mismos sobre aviso dl" lo que ..e\ in-
Jonunaocia sobre él del sujeto que hahla. Por el hel·ho de hablar, cree al- st. • ·¡··mto pana ellos como para nosotros se cncuenrra allí la m;uufesta·
m1nentc. • _ . .•
canzar el com.·epto, o sea. i.:rec poder captar lo re:~l _mcdiantc un significante . d. un lu.,ar del Otro. Es Otra cosa lo que P\C mamhesla en cuanto tal.
el6n e l:' , 1 d d 1
que gobierna este real de acuerdo con su caus:u:1on fntirna. Esto no signilica. y con razon, q1~c haya a guna parte cm ~ ese ugar
El ~·an1po de la relación intersubjetiva, que parece no plantear tantos dd Otro deba alojarse fuera del espacio real, como lo recordé la ultima vez.
problemasª. ~os psicólogos, nos planr~a algunos 1nás a nosotros. Por poco
que pretend1eramos dar cuenta de la lonna en que la función del signifi-
cante se inmisi:uye originaln1entc en esta relación, las dificultades son ta-
les que nos conducen a una nue\'a crítica de la razón, y sería una necedad 2
propia de escolares, ver en ello una recesión cualquiera del movimiento
conquistador de dic.:ha razón. Esta crítica, en efecto, situará de qué modo
la r.uón está ya tejida en el dinan1ismo más opaco en el sujeto. allí donde Ahora entraremos en la particularidad del caso en que el cxcrcmenro
se modifica aquello que él experimenta como necesidad bajo las formas puede acabar funcionando c.n aquel punto .det.erminado ~1r la nece!>idad en
del deseo. siempre más o menos paradójicas en cuanto a su supuesta na- la que se encuentra el sujeto de const1tuarsc, en primer lugar, en el
turalidad. significante.
Así es como la nueva crítica de la razón de la que hablaha revela, en lo La cuestión es importante, porque aquí, quizás más que en ninguna otra
que les he mostrado, ser Ja causa del deseo. Tener que añadir a esta revela- parte. reina una sornbra de confusión. .
ción que la noción de causa revela también ahf su origen. ¿es pagar un pre- Al tratar de lo ;mal, se suele creer que nos acercamos más a la matena,
cio demasiado elevado? ¿Es esto hacer psicologismo, con todas las c:onse- nunca mejor dicho, o a lo concreto. Se considera demostrado que nosotros
cucncias absurdas que comporta en cuanto a la legalidad de la ra1-6n'! No, sabemos tener en cuenta hasta Jos aspt,-ctos más desagradable~ de la vida.
no es esto lo que hacemos, porque la subjetivación en cuestión no es psi- Se felicitan de que sea ahí y no en e1emp1reo · donde nnso · tros· buscamo'
. · ·. el
cológica. ni dcsarrollista. A estos accidentes del desarrollo que acabo de dominio de las causas. Resulta divertido captar roda csra re111át1ca en la 111 -
enumerar, a las particularidades anatórnicas de las que se trata en el hom- . de Joncs a un arttcu . 1o de sus <' ¡ .1.,¡ Pap"rS cuya lectun1 ler.
. . .,e
troduci.:1ón ec t • • ·•
bre. siempre se le añade el efecto de un significante cuya trascendencia es recomiendo muchfsirno. porque vale oro. .
pues evidente respecto al mencionado desarrollo. El artículo en cuestión se titula Madot1na s Cont't•p~ion thrr Kh f.."'-"· 111

He dicb~ trascendencia. ¿Y luego? No tienen por qué alarmarse. Esta la conccpci6n de la Virgen a través de 1a oreja. · L11 mahc n• prore.. 11111IC' '1e
• • •. ,
tra.~e~nc1a no está aquí ni más ni menos marcada que en cualquier otra . . • d del trasfondo de compl.1t:cnL ia
este galés no puede ser en absoluto e1muna
·
ª ·
19 J4 euando C' 1 prnpio
·
ancuienc1a de lo real. ese real que en biología llaman Un1welr con tal de con la que trata esre tema. El texto está esenio en · . d \
do~ucarto. Pero. precisamente, la existencia de la angustia en el animal . . , . . daderamcntc ilumina ora:
Jones emerge de sus prnncras 1mprcs1011es. ver d ... . ·_
J n al"uno~ grun es º"'iC"
~~lJma pcrfcctamente las imputaciones de espiritualismo que no pueden '(I •
para él, sobre la prevalencia de la func1 ana e "
.

. , . . algunos añ<>s espu s .,
·. d , é de nue
érscmc de mngún modo con el pretexto de que en esta oca-;ión planteo vos que cayeron como st nada en sus manos'. E. . ... """"''llL'IOnes de
como tra."SCendc~te la situación del significante. En efecto, en la angustia . .
rreud se encontrara con sus propios s
· . 0 b es1 vos •stas 0 "'"' •
b· -. d en 1 1 ~ dos números
anunal !le trata ciertamente de un más allá de dicho Umwelt. Debido a que · . 1 pu 1JCU O '" .
Jones, las he ido n buscar a su rexto ongi~u ' . bllcación del arti·
algo. un lerTCITlQto por ejemplo, o cualquier otro accidente meteórico, sa· · samenlc a 1a pu
del Jahrbuch. tomo V, que prcceden prel 1· ·~n· ~L·ionnks. nunc¡ue
cudc este Umwelt hasta sui. raíces, el animal demuei.tra estar advertido culo sobre la Madooa. Son casos ev1 "denlC'OlCOlC s ... ·'"
·~U4r><lo enloque(;e.
nosotros mistnos havamos visto otros después. . ·dad 1ema dk1f11·
Aquí \e verifica una vez m/.~ que 1a anguslla · es lo que no engaña. L(l , • d , J00es aborda cnsegu1
:.kmuci.tra el he.cho de ~·
En el artículo sobre la Ma ººª. · l 1 fecund;wor.
· ·"
que 1e•ncmus hudl;1., Je
que:. :.1 ven ustedes a loe; anímale!. agitarse de es1e
modo en la<i rcg1onc~ di ndc d __ , . . · . d<mos que es muy bonito C'!«l de 1sop 1· ye11u:1.
1
·'· • nnt'sÍll ,, t' no hily nad·
en 1.1 ,.... . . .. 11
· ' puc en Pf•JUUCJ~e rale!i tncidentei., harán bien 1
esto en todas parte!!, en el mito. en ª e
L-\S CINCO FORMAS DEL OBJJTFO u minúscula DE LO ANAL AL IDEAL

mas bello que el despertar del ser <:uando pasa el aliento del Etern( En comparación con los distintos accidentes que he evocado hace un
. • ·" >, (lero esde el lugar anatótnico de la mama hasta la pla~ticidad de la
que él. Jonei;. sabe un poco más del asunto. Es cierto que su ciencia momen lo . d ·
. fi . . . esto-
da\"fa reciente. pero en m. esta entusiasmado. As1 que nos mostrará de qué laringe humana. pasando por la imagen especular de la castración, ligada a
clase de \"iento se erara. Se trata del viento anaJ. la conformación particular del órgano copulatorio en un plano más bien
Tal como nos lo dice Jones. la experiencia de1nuestra el interés _ 1 vado de la escala animal, el excremento se encuentra ahí desde el prin-
este punto supone que el interés es el interés viviente. el interés biológi~: e _e. y lo vemos ya en funcionamiento antes incluso de la diferenciación
c1p10, ·
- que el sujeto. tal como se descubre en el análisis, tiene por sus excre- de la boca y el ano, en el blastóporo.
mentos. por la mierda que produce, Yque dicho interés está infinitamente Sin embargo. en la idea biológica, sin duda siempre insuficiente, que nos
más presente. es más evidente, más dominante, que la preocupación que hacemos de las relaciones del ser vivo con su medio, parece que el excre·
tendría muchas razones para tener por su respiración, la cual parece, según mento se caracteriza como algo expulsado y que, en consecuencia. se sitúa
dice Jones, no llamarle mucho la atención. ¿Por qué? Porque la respiración más bien en el flujo de aquello de lo que el ser vivo tiende a desinteresarse.
es habitual. Lo que le interesa es lo que entra. ~ q~e sale. la estructura ~arece i~pli­
El argumento es débil. El argumento es débil en una disciplina en la yue car que no tienda a retenerlo. Parece 1nd1cado, en consecuencia. a partir de
luego no se ha podido dejar de advertir la importancia del ahogo, de la di- estas consideraciones biológicas, preguntarse exactamente por qué vías
ficultad respiratoria, en el establecimiento original de la función de la an- acaba adquiriendo el excremento la importancia subjeti\•ada que tiene en
gustia. Decir que el sujeto viviente, incluso humano. no está advertido de el ser humano.
la importancia de esta función es un argumento inicial que sorprende, tan- En lo que se puede llamar la economía viviente, se puede constatar:, por
to más cuanto que ya por entonces se había descubierto algo muy adecua- supuesto, que el excremento sigue teniendo su importancia en el medio. A
do para destacar la posible relación de la función respiratoria con el mo- veces, en determinadas condiciones, lo satura hasta el punto de hacerlo
mento fecundo de la relación sexual. La respiración, bajo la forma del ja- incompatible con la vida. Otras veces, para otros organismos, adquiere una
deo paterno o materno, fonnaba parte, ciertamente, de la primera fenome- función de soporte en el medio exterior. Hay toda una economía de la fun-
nología de la escena traumática, hasta el punto de entrar en la esfera de lo ción del excremento, economía intra-viviente e inter-viviente.
que podía resultar de ella como teoría sexual infantil. Esto tampoco está ausente del campo humano. He est~do buS(;ando en
No digo que lo que Jones desarrolla luego deba ser refutado, porque de vano en mi biblioteca para mostr'drles aquí - se ha perd1~0. c~mo el ex-
hecho la vía por la que se adentra encuentra mil correlatos que nos recuer- cremento - un librito admirable, como muchos otros de nu anugo Aldous
dan su peninencia, en una multitud de dominios antropológicos. en toda Huxlev titulado Adonis \'el alfabeto. Bajo este tÍlulo prometedor.' encon-
clase de referencias de la literatura mitológica. Se encuentra, por ejemplo, .' ·. b I· · ·ión .industnal de la
trarán ustedes un soberbio artículo so re a orgamzac
la función de este soplo inferior hasta en los Upanisad, donde se precisa- . . 1 b . ·u· ·o en una ciudad del Oeste
recuperación del excremento, a 111ve ur an1s e • ·
ría. con el término Apcma, que Brahma engendró en particular a la especie
amencano. h ·~ (uv11 -
humana con el viento de su tra.'iero. En verdad. si se remiten ustedes a este . d · 1 pues ocurre en mue osº'"'"'
Esto sólo uene un valor e e1emp o, _.... _ et
artículo. verán que La extensión misma de estas referencias sobre el tema . N eden sospechar ustc;u<;S o·
res además de en la industrial Aménca. o pu . . n·
llega _hasta la d~fluencia, lo cual demuestra de por sí que no es en absoluto . . sól con ayuda de los ex1;remc
das las riquezas que pueden recons11tu1rsc o
convm~nte, ru mucho menos.

Pero para nosotros esto no es sino un estímulo más para preguntamos tos de una masa humana. ""Cto lo uue cier-
Por otra parte, no esta . f uera d e 1 'lf re'·ordar a este re!>,,.-
ug. .... .,
por qué ~peña la función del CKcremcnto un papel tan privilegiado en , . . _ esas Juumlll rt'wfUlnS tan de
'·· ·
lo progreso de las relaciones mterhumana.." . · abo dur.m1c di·
~modalidad de la constitución subjetiva que calificamos de deseo anal. , . h· nol.hdo 11 evar a c •
.,.........., resolver hac1e
E-;to ...ólo se "''·A· ,. ndo mtervemr
· · de forma más estructura1• moda después de la_uluma g~erra ~-. r ª . a la función de excrcmcn-
de acuerdo con el esp'tn·1 u de nucstrn investigación, el motivo por el que e 1 cha guerra, al reducu a masas humanas_ent_e~ . d un pu~bl(l, ekgido
tos. La transformación de numerosos mdivi uos e
excremento puede llegar a ocupar el lugar de a.

J2J
322
L-\S <'/NCr.J FORMAS DEL OBJETO a
minúscula DE LO ANAL AL IDEAL
precisamente por. ser un pueblo elegido entre los d emas
· por m d. -
Todo esto parece indicar que mi pregunta inicial no ei. t.an imponante. y
horno crematono. en algo que al parecer se acab b · . e 10 del
\f. l
cuito económico. la perspectiva del hombre como
cir al excremento no está ausente.
al:
a a repart1end 0
. 1ne europa en forma de jaboncitos nos 1nuestra t bºé 1 por la
n que. en el cir-
que se puede redu-
que vemos muy bien de qué modo adquiere la caca con facilidad la fun-
ción de aquello que llamé. Dios mío, el ágalma. Que en este caso el ágalma
haya pasado al registro de lo nauseabundo, sería tan solo el efecto de la
disciplina de la que es parte integrante. Sin embargo, todo esto no les per-
Pcro nosotros. analistas. nos atenemos a la cuestión de 1 b. . . mite a ustedes en absoluto dar cuenta satisfactoriamente de la amplitud de
a su ~elJvac1ón.
los efectos vinculados a la reladón agalmática de la madre con el excre-
mento de su hijo, si no ponemos estos hechos en conexión con las otras
fonnas de a. El ágalma sólo es concebible en su relación con el falo, con
3 su ausencia, con la angustia fálica en cuanto tal.
En otros ténninos, si el a excremencial se ha puesto al alcance de nues-
tra atención, es en tanto que simboliza la castración.
¿Por qué vía entr.i el excremento en la subjetivación? Yo sostengo que no podemos comprender nada de la fenomenología de
Pues bien. entra a través de la demanda del Otro. representada en esta ta obsesión, tan fundamental para toda nuestra especulación. si no capta-
ocasión por la madre. Ello queda del todo claro en las referencias analíti- mos, de un modo mucho más íntimo, motivado y regular de lo que lo hace-
cas. o por lo menos así parece a primera vista. mos habitualmente, el vínculo del excremento no sólo con el (- 1f1) del falo.
sino con las otra'> fonnas del a, evocadas en la tabla en su clasificación.
Cuando encontramos esto, quedamos muy contentos - he aquí que nos
acercamos a datos observacionales, los de la educación de lo que se llama digamos, estádica.
Retomemos las cosas regresivamente, con la reserva que he planteado
asco, que obliga al niño a retener. No es algo evidente. Conocemos las es-
de entrada - que esto regresivo tiene por fuerza un ru.pecto progresivo.
cenas familiares, fundamentales, de uso corriente, no tiene sentido criticar.
En el plano del estadio oral, donde el objeto a es el seno, el pezón - como
ni refrenar. ni. por Dios. hacer tantas recomendaciones educativas. La edu- ustedes prefieran - de lo que se trata en el fondo es de lo siguiente. El suje-
cación de los padres, siempre a la orden del día. hace demasiados estragos to, que se constituye en el origen y alcanza su terminación tambié~ en_el
en todos estos dominios. mandamiento de la voz. no sabe y no puede saber hasta qué punto el mis-
Se le pide al niño que retenga. Se le exige que retenga demasiado tiem- mo es aquel ser adosado al pecho de la madre como bajo la forma del seno.
P?· que inicie la introducción del excremento en el dominio de la pertenen- tras haber sido el parásito que hundía sus vellosidades en la mucosa
cia al cuerpo, haciendo de él una parte del cuerpo, considerada. al menos uterina como placenta. No sabe. no puede saber que el seno. la placenta.
durante cierto tiempo. como algo que no se debe alienar. Luego, tras esto. es la realidad del límite de a respecto al Otro. Cre.e que a es el Otro. Y
se le dice que lo suelte, siempre bajo demanda. La demanda tiene aquí taro· que cuando se ocupa de a a lo que se enfrenta es al Otro. al Otro con ma-
b~én un papel detenninante. Esta parte que el sujeto siente de todas fonnas yúscula. la madre. ·dad
cicna aprehensión de perder, resulta entonces por un instante reconocida. Por el contrario. en el nivel anal tiene por primera vez _la oportu~i
Es elevada a un valor muy especial. es como mínimo valorizada. porque de reconocerse en un objeto. Pero aquí no \'ayarnos demasiado dep~sa.
aporta a la dc~anda del Otro su satisfacción, aparte de que se acompaña Algo en este objeto gira. Se trata de la demanda de la ~adre. G.ira -
de lodos l~ cuidados conocidos. No sólo el Otro Ja aprueba y le muestrJ Guárdalo. Dalo - Y. si lo doy, ¿adónde va? La importanct~i==~~
~-ión, smo ~ añade toda., esas dimensiones suplementarias que no es de· de los dos tiempos de la demanda es algo que no tengo nece o·
. • . . al1'ti a A los o1ros. ios
masi~ necesano evocar - en otros dominios esto es física recreativa - . el dar a quienes tengan aqu1 la menor expenenc1a an e · lo
olor. tncl~:~ limpieza del trasero, dotada, como todos saben. de efectos mío que se limitan a leer esto. verán lo que ocurre por poco que ~bran
• d h1·11 0 sea. la literatura
erógenos 1 tscutibles. Ellos ~ hacen tanto más evidentes cuando sucede que en otro lugar llamé la psycho-an~lytical . ung •
q~una madre $\gue limpiándole a su hijo el trasero hasta la edad de doce analítica. Dunghill significa montonc1to de mierda.
"'""'· E5to 5e ve t.o<k>S los día.'!.
125
324
LAS CINCO FORMAS DEL OBJETO a minúscula DE LO ANAL Al IDEAL

¿Pt.lf qué son tan importantes estos dos tiempos?


.
Porque el montoncito ue sólo se aplica al falo - . hace en el hombre de intennediario de las
en ~IJC'stión se obtiene a demanda. y es adrrurado - ¡Qué caca tan linda! ;e~ciones entre los sexos. La evacuación del resultado de la función anal,
~ro et segundo tiempo de esta demanda implica que sea, por así decir· en tanto que exigida. tendrá todo su alcance en el nivel fálico, como ima·
repudiada. porque esta linda caca. de todos modos. se le enseña al niño qu~ gen de la pérdida del falo. . . .
no dd:~ mantener demasiadas relaciones con ella. salvo por la vía bien co- Todo esto. por supuesto, sólo sirve en el mtenor de lo que he dicho al
nocida. que el análisis reconoció igualmente. de las satisfacciones respecto anteriormente. Con sólo pensar que algunos pudieron estar ausen-
sublimatorias. Si se embadurna con ella - como se sabe, es con esto con tes y no Jo oyeron. me siento en la obligación de r:ec~rdarles una vez más
lo que se hace-. se prefiere de todos modos indicarle que más vale hacer- lo esencial del 1iempo (- ip ), que es central en el s1gu1ente esquema.
lo con otra cosa, con los plastiquitos del psicoanalista de niños, o con unos
buenos colores. que huelen menos mal. En esta primera relación con la -- voz a dc~o del Otro
demanda del Otro, nos encontramos. pues, con un reconocimiento ambi· 5
guo. Eso de ahí es al mismo tiempo él y no debe ser él, e incluso. más ade- 1--

lante. no es suyo. 4 imagen potencia del Otro


Progresamos, las satisfacciones se van perfilando. y muy bien podría-
mos ver allí el origen de la ambivalencia obsesiva. Podríamos inscribirla
goa: del Otro
en una fórmula. la siguiente, (a O $>. donde a es la causa de esta ambiva· 3 deseo llllgusha (- .p)

lencia. de este sí y no. Es núo. este síntoma, y sin embargo no es núo. Los
malos pensamientos que tengo respecto a usted. el analista, evidentemente 2 huella demanda del Otro
yo se los indico. pero en fin. de todas formas no es cierto que yo lo consi-
dere a usted como una mierda. En suma, vemos dibujarse aquí todo un or- anguslla a deseo X del Otro
den de causalidad. 1
Sea como sea. no podemos admitirlo enseguida como la causalidad del
deseo, pero en fin, es un resultado. como les decía la última vez hablando Cuadro (- ip)
precisamente del síntoma. de un modo general. En este nivel.se dibuja una
estructura que parece darnos inmediatamente la estructura del síntoma. en
su función de resultado. Sólo que, obsérvenlo, esta estructura basada en la Les ruego que retengan estas fónnulas. 1 oce del 01ro. en
demanda deja fuera de su circuito lo que debe interesamos si la teoría que Debido al (- qi) el momento de avance del goce. de ~ .ó de lacas-
les expongo es correcta. a saber, el vínculo con el deseo. Se puede pensar, '. porta la const1tuc1 n
su movimiento hacia el goce del 0 tro. com
puc.<i. que la introducción de otra dimensión, externa. ajena, la del deseo, Y 1ración como prenda de su encuentro. deseo macho cncuenlrC su pro-
en ~pccial la del deseo sexual. hará pasar a un segundo plano, barrerá lo 1
Dicho de otra manera. el hecho de qu~ e 1 -areja femenina. e incluso el
que aquí tenemos de una cierta relación donde el sujeto se constituye como
Pia caída antes de la entrada en el goce e ª p un término toma-
. plaste para rc1omar
dividido. ambivalente. en relación con la demanda del Otro. De hecho. no hecho de que el goce de la mujer se ª ' en la nostalgia fálica. im-
es así en absoluto. d 1 del lactante.
do de la fenomenolog ía e seno Y . __._ ada. a 00 amar al Otro
. .d diría que casi conu•on
Sabemot. ya por qué el deseo sexual no lo barre. ni mucho menos. Es plica que la mujer se ve eJUgi 8: más allá de aquello que la detiene 3
que. por su misma duplicidad. el objeto podrá simbolizar maravillosamen- macho más que en un punto situado
te. al menoi. mediante uno de sus tiempos, aquello de lo que se tratará en el . deseo que es el falo. .
ella también en cuanto • Es digámoslo bien. ya
advenimiento del estadio fálico, a saber, el falo en tanto que su desapari- A este más allá se apun~a en el_amor. sfi~urado en ténninos.
ción. ~u afánisis - por emplear el término de Jones que él aplica al deseo lransverberado por la castración. ya sea tran ~

327
326
US CINCO FORMAS DEL OBJETO a minúscula DE LO ANAL AL IDEAL

tenda. El Otro macho no es el Otro en tanto que se trataría de estar un·d 10 gico la función de representante del sujeto que tiene el objeto a como fru-
al Otro. El goce de la mujer está en ella misma. No se une con el Otro. to anal.
Esta función central. llámenla obstáculo si ustedes quieren, pero no es . vamos a conformarnos con esto? ¿Es esto todo lo que podemos extraer
en absoluto obstáculo. es el lugar de angustia de la caducidad del órgano co~o cuestionamiento de la función del a en su relación con un determi-
en tanto que da cuenta. de forma distinta en cada lado, de lo que se pued~ nado tipo de deseo. el del obsesivo?
llamar la insaciabilidad del deseo. Hasta ahora no hemos justificado ninguna otra cosa más que el sujeto
Sólo gracias a este repaso vemos la necesidad de la'i simbolizaciones instalado en sus límites y, dentro de estos límites, más o menos dividido.
que con este fin se manifiestan tanto en la vertiente histérica como en la Estos límites se ven en la unión sexual. y en el hombre están singular-
,·ertiente obsesiva. Hoy estamos en la segunda de estas vertientes. mente reprimidos. Pero tampoco el acceso que le dan dichos límites a la
Debido a la propia estructura evocada. el hombre sólo está en Ja mujer función simbólica nos dice nada todavía de lo que está en juego y de lo que
por delegación de su presencia. bajo la forma de ese órgano caduco. órga- nosotros exigimos ahora. que es saber cómo este ocultamiento del objeto
no del que es fundamentalmente castrado en la relación sexual y por Ja re- motiva Ja función del deseo. La huellas de esto. nos las da la experiencia
lación sexual. Aquí es donde vamos a dar el siguiente paso. que es también el paso
Hablar aquí de don no es sino metáfora. Es demasiado evidente que el esencial.
macho no da nada. La mujer tampoco. Y sin embargo. el símbolo del don
es esencial en la relación con el Otro. El don es el acto supremo, se ha di-
cho. incluso el acto social total.
4
Nuestra experiencia nos ha hecho comprobar desde siempre que la
metáfora del don está tomada de la esfera anal. Desde siempre se ha visto
que el esc1balo, para empezar a hablar más educadamente, es en el niño el
Hasta ahora nada nos explica las relaciones tan particulares del obsesi-
regalo esencial, el don del amor. A este respecto se han advertido muchas
otras cosas todavía, incluso lo que se llama. tras la visita del ladrón. la.fir- vo con su deseo.
Precisamente porque. incluso a este nivel, todo está simbolizado-~-
ma. bien conocida por todos los policías y los libros de medicina legal. Se
to el sujeto dividido como la unión imposible-. resulta todavía más sor-
trata de aquel hecho extraño de que el tipo que acaba de manejar en tu casa
prendente que una cosa no lo esté, el propio deseo. .
las tenazas para abrir los cajones. siempre tiene en ese momento un cólico. Precisamente, dada la necesidad en que se encuentra el sujeto de cul-
Por este lado vamos a desembocar enseguida otra vez en el nivel de los minar su posición como deseo. lo hará mediante la categoría ~ la polen-
condicionamientos mamíferos. . . fl . lar el sorvwfP narc1síst1co del
c1a o sea, en el piso 4. La re ex16n especu • · r-·- ,
Es en el nivel de los mamíferos donde situamos. al menos por lo que • . . 1 d 1Otro - ahí está el nncu1o.
dominio de sí en su relación con el ugar e .
!WlbemO!> de etología animal. la función de la huella fecal. más exactamen- . d sería re.correr un canuno
Ustedes ya lo conocen y expl1car1o e nuev 0
te, de las heces como huella. Y aquí, también. la huella está profundamen- · • , . · ar dad de lo que nos reve1an
trillado. Por eso quiero señalar aqui la ongm 1 caso
te vinculada al lugar que el sujeto organísmico se asegura. su posesión 1 ·tión tomemos un ca.~. e1
los. hechos . Para partir del meo11o de ª cues
' •nología de la fu nc1·ón ;uuu--·'
en el mundo, el territorio y al mismo tiempo su seguridad para la unión
nº 2 en el que se apoyaba Jones para su ienome .
sexual. Ahora hay publicaciones que han difundido suficientemente este . ·1 asos en la literatura.
fe~m~no por el que el hipopótamo, sin duda, o incluso, porque esto no en el obsesivo. Podría citar otros mi e dado mil veces. Si bien
Este caso ilustra lo siguiente. que les he r~'--or 'ndependenciadc lo
se hm1ta a los mamíferos, el petirrojo, se siente invencible en los límites . . f d 1suJ·eto obsesivo, con 1 .
~su t~torio. pero una vez franqueado el límite, de pronto hay un vira-
ordmanarnente los antasmas e ·
n ejecutados. a veces s
·ucedc• sm
JC Y· cunosamcnte, se vuelve úmido. La relación de este límite con la sofisticados que lleguen a ser, nunca so nd' . es que aplazan más o
:cuella fecal ha sido advertida hace mucho tiempo en los mamíferos, Y embargo. que a través de toda clase d~ ~~~::su deseo. Mejor
menos indefinidamente la puesta en act •
bemO\ ver en eUa. por fuerza, algo que prefigura en el trasfondo biol6-
J29
328
L.\S CINCO FORMAS DEL OBJETO a minúscula DE LO ANAL AL IDEAL

\"e\.""CS ocurre que los otros franquean por él el espacio del obstáculo. Ocu- He ha bl ado d e Apolo . Apolo no . ni después. Dcs-
. está castrado, ni antei>
rre que un sujelo que se desarrolla. y muy pronlo, como un magnífico ob- és 1e suc ede Otra cosa. Nos dicen que es Dafne quien se transforma en
sesivo. ~nenece a una familia de disolutos. El caso en cuestión es uno de
~u ' E. ahí donde nos ocultan algo. Nos lo ocultan - es muy sorpren-
arbo.1 s rque no nos lo ocultan. Ell aure1, tras 1a trans1onnacion, ' .. no es
éslos. po
dente - Apolo. Lo propio . d e 1d.1os es que. una vez satis1ec
· • ho. se trans1or-'
Toc:las las hermanas - y son numerosas, la fainilia es numerosa, la ma- Dafne. es . 11 . ºfi En otros
l obieto de su deseo. aun s1 para e o llene que petn icarse.
dre. la tia. los distinlos amantes de la madre e incluso creo, Dios me perdo- ' dios, si es real. da aqm.· en su re¡aciºó n con e1obº~eto de su de-
ma. en· e . un
ne. de Ja abuela - pisotearon a ese jovencito en tomo a sus cinco años de ternunos. . • ·¡
. 1 · agen de su potencia. Su potencia está alh donde e se encuentra.
edad. No por ello es menos obsesivo, un obsesivo constituido, con deseos ª
seo.Estoimes cierto respecto de todos ¡os d.ioses, taro b.ié n de El oh.1m. de
del único tipo que puede llegar a constituir, en el registro de la potencia, 0
Yahvé, que es uno de ellos. aunque su lugar sea muy panicular. Sólo ~ue
sea. deseos imposibles, en el sentido de que, haga lo que haga para reali- ·intervino algo de otro origen. Esto, llamémoslo para la ocasión
zarlos. él no se encuentra allí. En este registro, el obsesivo nunca está al entonces . ·. · be ·
_es históricamente cierto, pero sm duda la verdad htstónca de rr un
1érmino de la búsqueda de su satisfacc.ión.
•0 más allá _ con el nombre de Platón. . .
La cuestión que les planteo, tan viva y brillante en esta observación pocPlatón sólo nos dijo cosas que siguen si~ndo muy manejables en ~l m-
como en muchas otras, la encontramos en este anículo bajo la forma, tam- terior de la ética del goce. ya que nos penn1t1eron trazar la barrera que~~~
bién \Í\ida y brillante. de la imagen evocada de un pececito. Este ic:htus, titu e lo bello respecto al bien supremo. Sólo que. mezcla~ con el cnstla-
LX900 - que me encuentro entre la'i manos, por así decir, y con razón, lo nis~o naciente. esto produjo algo que se suele creer que se en~uen~ ahí
encontrarán ustedes por todas panes en el campo del obsesivo por poco que . y desde siempre en la Biblia, pero la cosa es discutible. y
desd e siempre. . · od ·f tamos to·
sea de nuestra área cultural, y no conocemos ninguna otra - es el propio sin duda tendremos que retornarlo el año que vien~. s1 t ª" a es 1 al
. . . 1f· t del Dios ommpotente, o cu
Jesucristo. Se podría especular mucho sobre la especie de necesidad
blasfematoria - nunca hasta ahora, debo decirlo. bien justificada en cuan-
to tal - que hace que un sujeto como éste, al igual que muchos otros obse-
dos aquí. Esto que mtervmo es e an asma . .
significa el Dios potente en todas partes y al ~1smo ue~:~ tiene :
tente para todo, en conjunto, pues ~s a est~ ad~ ~~~cía de Dios, que se
se el Dios

sivos. no pueda entregarse a ciertos actos más o menos atípicos en los que llegar. Si el mundo va como va •. es en raz o
se agota su búsqueda sexual sin fantasear con Cristo corno asociado a ellos. ejerce a la vez en todos los. sentidos. i tcncia con. por así decir. la
Aunque el hecho ha estado a la vista desde hace tiempo. creo que no se ha Ahora bien. la correlactón de esta omn po Se trata de lo que
dicho la última palabra al respecto. . . . · · . fi · temente de qué se trata. .
ommv1denc1a. nos indica su 1c1en allá d 1 espejismo de la potencia. Se
Si este fantasma es una blasfemia, es porque está claro que en esta opor- se dibuja en el campo que es~ más cW: del ideal.. desdoblado entre.
tunidad el Cristo es un dios. En verdad, es un dios para mucha gente, para trata de esa proyección del sujeto en el .pod y por otro lado. lo que
1 elyo1ea-. 1
tanta gente, incluso, que es muy difícil desalojarlo de este lugar, aun con por un lado, el alter ego especu ar -
todas las manipulaciones, tanto de la crítica histórica como del psico- está má!"> allá - el Ideal del yo. . . l Ideal del yo adquiere la
logismo. Pero en fin. no es cualquier dios. Déjenme dudar de que a los Allí donde se trata de recubnr la angustiba. e . , busca y encuentra el
donde el o ses1vo el
obsesivos del tiempo de Teofra~to, el de los Caracteres, les divirtiera ha- forma del Todopoderoso. Ahí ~s tituirsc como deseo. o sea.
cer participar mentalmente a Apolo de i.us baje1.as. complemento de lo que necesita para cons b 1cual va y viene. va sal·
b" é 1soporte so re e . de
Aquí adquiere su importancia el esbozo de explicación que creí que fantasma ubicuo. que es tam 1 ~e tiene que llevar más leJOS -
dchfa plantear de paso en su momento - que los dioses son un elemento tando. la multiplicidad - que siempre se
de lo real. lo queramos o no, y aunque ya no tengamos con ellos ninguna sus deseos. --~•; · aq uellos·
. calientes del auausis.
relación. Ello implica que, si todavía están aquí, es muy evidente que sepa- En lo que podría llamar los círculos mas run·era inspiración. se h3 plan-
. · l ··miento de una P
~ de incógnito. Pero lo que es seguro es que la relación del dios con el en los que sigue vivo e mov 1 . a1· ta debe 0 no ser ateo. Y 51·el
ber s1 el an is
objeto de MI deseo es distinta de la nuestra. teado una pregunta, la de sa

JJJ
330 - - • J
L4.S CINCO FORMAS DEL OBJETO a minúscula DE LO ANAL AL IDEAL

~to, aJ final del análisis. puede considerar terminado su análisis si toda . .do disculpas por esta pequeña digresión que - están ustedes en lo
. Es una cuesll'6n que hoy no voy a abordar todavía. Pero v1a P1 •
cree en D tos. . rto _ es tan solo preparatona.
·
aproxtmanne · · 1es m
a esta cuesllon, · d'1co que, con independencia de lo·Para cie Ya ven adónde nos ha llevado nuestro circuito de hoy, o sea. al vínculo
· en sus d'1ch os, s1· no h a s1'do extirpado
les diga e 1obsesl\'O · de su estructque profundo entre estos dos estadios. el 2 y el 4, que enmarcan la imposibili-
obscsh·a pueden persuadirse ustedes de que. en cuanto obsesivo, toda~r:1 dad fundamental. aquella que separa, en el plano se.xual, ~I deseo y el goce.
cree en Dios. Quiero decir que cree en el Dios que todo el mundo, 0 ca:; Su modo de ir rodeando y encerrando, la base 1mpos1ble que da el ob-
sostiene, en nuestra área cultural. Jo cual significa el Dios en quien todo ei sesivo a su deseo, nos ha permitido. a lo largo de nuestro aoálisb de hoy.
mundo cree sin creer en él, o sea. aquel ojo universal puesto sobre todas ver cómo se va dibujando el hecho de que la relación del sujeto con un
nuestras acciones. objeto perdido del tipo más repugnante muestra un vinculo necesario con
Esta dimensión está ahí, tan firme en su marco como la ventana del fan- la producción idealista más elevada.
tasma de la que hablaba el otro día. Sin embargo, es igualmente necesario,
quiero decir. incluso en el caso de los más firmes creyentes. que no crean Este circuito, sin embargo, todavía no se ha completado. Vemos bien de
en él. En primer lugar. porque si fueran tan creyentes. eso se vería. Si fue- é modo el deseo pende de la estructura del objeto, todavía nos queda
ran tan creyentes. las consecuencias de esa creencia serían perceptibles, ~dicar lo que la tabla intermedia - que espero q~e todos hay~ copiado
pero eso es algo que permanece estrictamente invisible en los hechos. - les indica como el próximo campo de nuestro discurso. es dec1C. la rela-
Tal es la \'erdadera dimensión del ateísmo. Ateo sería aquel que habría ción del fantasma del obsesivo, establecido como estructura de su deseo.
conseguido eliminar el fantasma del Todopoderoso. con la angustia que la determina.
Pues bien. un señor que se llamaba Voltaire, muy entendido en temas 19 DE JLIKIO DE 1963
de revuelta antirreligiosa. se aferraba muy fuertemente a su deísmo, o sea,
a la existencia del Todopoderoso. Diderot lo encontraba incoherente, y
Volt.ain:. por su pane. considerdba por este motivo que Diderot estaba loco.
No es seguro que Diderol no fuese realmente ateo, y a mí su obra me pare-
ce demostrarlo. dada la fonna en que hace jugar el ínter-sujeto, en el Otro,
en sus principales diálogos, El sobrino de Rameau y Jacques el fatalista.
Sin embargo, sólo puede hacerlo dentro del estilo de la burla.
En efecto, la existencia del ateo, en su sentido verdadero. no es conce- ..
bible sino en el límite de una ascesis que vemos claramente que sólo puede ~·

ser una ascesis psicoanalítica. Me refiero al ateísmo concebido como la ne- J_" 1
- -~
1 ..
- .. ~

gación de la dimensión de una presencia de la omnipotencia en el fondo del 1-· ·- ....


mundo .
.Ello no significa que a la existencia del ateo no le corresponda nada his-
tóricamente: pero esto es de una naturaleza muy distinta. Su afirmación
apunta prcc1samcnte a la existencia de los dioses en cuanto reales. No la
.l :;· -_,..,
.,
.·- --
niega. ni la afinna. apunta en esa dirección. El ateo de la tragedia El ateo ~ .
- me ~fiero a la tragedia isabelina que lleva este título - , el ateo como
combatiente Y~mo revolucionario, no es quien niega a Dios en su función
~ onuupotcncta. es quien se afirma como alguien que no sirve a ningún
diOI. Y éste es .el valor dramático esencial que aporta desde siempre su pa-
sión a la cuestión del ateísmo.
1

JJJ 1

JJ2 -- _J
, •

XXIII

DE UN CfRCULO IMPOSIBLE DE REDUCIR AL PUNTO

. --1 .---·~

--··- Del objeto cesible


Del deseo-<kfensa
---'- ,_ - _/
Del acto y <k las obras
De las .fup/encias del agujero fálico
... Amor y deseo en el obsesivo

lfir"<l."W... ... ' Para tratar de avanzar hoy en nuestro discurso, voy a retomar la consti-
~ - ....... . tución del deseo en el obsesivo y su relación con la angustia. Con este fin.
volveré primero al cuadro de doble entrada, la matriz que les di en mi pri-
mera lección del Seminario de este año y que luego completé. Aquí repro-
duzco su fonna. enmarcada en un trazo blanco e inscrita en rosa.
Este cuadro respondía a mi intención de separar y distribuir en pisos los
tres ténninos a los que llegó Freud, inhibición, síntoma y angustia. que ins-
cribió en el título de su artículo. Alrededor de estos tres términos puntuali-
cé cierto número de momentos. definibles en los términos que ven ustedes
aquí. Si se relaciona cada término con su cabeza de columna arriba Ysu
cabeza de fila a la izquierda, se encuenlr'd una correlación que puede so-
meterse a interrogación y, puesta a prueba. demuesta ser algo que puede ser
desmentido o confinnado en su función estructural.
. . Por otra parte, estos términos les fueron dados en aquel momento de un
modo algo incompleto, y comportaban algunas suspensio~ eni~~~as.
Por ejemplo. a pesar de las referencias etimológicas que hice, la ~st111c1ón
entre la emoción y la turbación podía ser de todas fonnas matena de ~na
interrogación que no les resultaba del todo posible resolver por sus propios
medios. ·
Lo que hoy aportaré. me parece que puede darles precisiones ~ue. 510

. -. duda, serán para la mayoría de ustedes, si no para todos, nuevas. mcluso

. ,.
., •
.. •
inesperadas .

:./"-• ..

JJS
lk-
.,. __ !
LAS CINCO FORMAS DEL OBJETO a minúscula DE UN CÍRCVW IMPOSIBLE DE REDUCIR AL PUNTO

1 En consecuencia, aun estando ligada a la turbación, la angustia 00 de-


pende de ella. Por el contrario, la detennina. La angustia se encuentra sus-
pendida entre, por un lado, la forma anterior, por a.'ií decir, de la relación
Veamos. para empezar. esta turbación cuyo origen es bien distinto del con la causa, el ¿Qué hay? que llegará a formularse como causa y, por otro
origen del término emoción. lado. la turbación. La causa que primitivamente la angustia, literalmente,
No es mcx:iónfuera lmotion horsj, movimiento fuera del campo adap- ha producido, la turbación no puede retenerla.
tado de la acción motriz. como lo indica etimológicamente, con toda segu- Hay algo que lo ilustra de una forma abyecta y tanto más satisfactoria,
ridad. la emoción, y no les estoy diciendo que la etimología sea algo en lo algo que he puesto en el origen de mi eir.plicación del obsesivo en la con-
que podamos confiar por entero. La etimología de la turbación debe bus- frontación angustiada del hombre de los lobos con su principal sueño re-
carse en otra parte. en un esma.ver, que se refiere a una raíz germánica del petitivo, algo que surge como una mostración de su realidad última. Es algo
todo primitiva, el miJgen, magan. Se trata de algo que pone fuera. ¿Fuera que se produce, pero que jamás acude para él a la conciencia, de modo que
de qué? Del principio del poder. Hay, por lo tanto, enigma en tomo a un sólo puede ser reconstruido como un eslabón de toda la determinación ul-
término que no carece de relación con la potencia. terior. Para llamarlo por su nombre y su producto, es la turbación anal.
Si se considera la forma que este término ha adquirido en francés, yo He aquí la primera forma en la que interviene en el obsesivo la emer-
diria incluso que es quizás algo del orden del fuera de mí, o del fuera de sí. gencia del objeto a, que está en el origen de todo aquello que se desarrolla-
Casi hay que referirse en este punto al calambur, et moi, 1 abordaje que tie- rá bajo la modalidad del efecto. El objeto a se encuentra aquí dado en un
ne su importancia. momento original, donde desempeña una determinada función en la que
Para ir enseguida al meollo del asunto, puedo decirles crudamente, brus- ahora trataremos de detenemos para precisar bien su valor, su alcance, así
camente, en el punto en que nos encontramos - y también porque la como sus primeras coordenadas, antes de que se añadan otras. Si a puede
fenomenología del obsesivo lo ilustra inmediatan1ente de una forma muy funcionar luego en la dialéctica del deseo que es la del obsesivo, es porque
sensible -. que la turbación en cuestión es, nada más y nada menos, que el en su producción original es esto. ..
a mismo. al menos en las correlaciones que tratarnos de explorar. de desanu- Así, la turbación está coordinada con el momento de la apanc1ón del a,
dar. de crear hoy, o sea. las relaciones entre el deseo y la angustia. momento del develamiento traumático en que la angustia se revela como
A lo largo de todo el discurso de este año, les he enseñado a circunscribir lo que es, lo que no engaña. momento en que el campo del Otro. por as!
mejor la coyuntura de la angustia con su extraña ambigüedad. Esta elabo- decir, se hiende y se abre hasta el fondo. ¿Qué es este a? ¿Cuál es su fun-
ración nos permite formular lo que llama la atención en su fenomenología, ción respecto al sujeto? .
lo que nosotros podemos observar en ella y aquello a propósito de lo cual Si podemos captarla aquí, de algún modo, de una foi:ma pura. es ~rcc1-
los autores cometen deslizamientos y errores - la angustia es sin causa, samente en la medida en que, en esta confrontación radical. traumáuca, el
.
sujeto . .
cede a la s1tuac1ón. pero e.que
. · re dº"Ír
qu1e ..... aquí• en este momento.
pero no sin objeto.
He aquí la distinción que introduzco. distinción en la que baso mis es- cede? ¿Cómo hay que entenderlo? d · d
fuerzo~ por situar la angustia. No sólo no carece de objeto. sino que desig- No es que el sujeto vacile, ni que se doblegue. Acuérdense ~ 1 af1.1ltu
. . d 1 • . t ante la ventana abierta rente
ª
~ muy probablemente el objeto, por así decir, más profundo, el objeto úl- esquematizada por la fascmac1ón e suJe 0 lado
tuno, la Cosa. En este sentido les enseñé a decir que la angustia es lo que aJ árbol cubierto de lobos. En una situación que por su carácter coagu de
. ·· ·narticulable marca que
no engaña. En cuanto a su aspecto de sin causa, tan evidente en su fenóme- nos presenta su condición de pnnutJvamcn 1e 1 • ' ~•n da
. 1 ha producido c:s "'6l' que
no. se e!ielarcce mejor con la forma en que he tratado de situarles dónde todos modos él llevará para siempre, o que se .. <
· rteralrnente
1 una ces111n.
empieza la noción de causa. su verdadero sentido al cede del sujeto - es . _._ que
.bl cará ·ter t.an 1mponante uc1o.
Este carácter de objeto cesa e es un i; .. ~r.¡ \'et
.•--' d . ·nne en una breve rcvllit 6n ,..--
les pido que tengan la bonuau e segui A ¡
1. ÉlflOi suena como~' moi (y yo). (N del T.)
si todas las formas que hemos enumerado del a llevan su marca. qu

336
337
.-·-· -··- ~j
L.\S CINCO FORMAS DEL OBJETO a minúscula
DE UN CÍRCULO IMPOSIBLE DE REDUCIR AL PUNTO
Jemo~ ,·er que los puntos de fijación de la libido siempre se sitúan en tor-
no a uno de esos momentos que la naturaleza ofrece a la estructura C\' Este objeto que él llama transicional, se ve bien qué lo constituye en esta
en- función de objeto que yo llamo el objeto cesible. Es un trocito arrancado
tual de cesión ~ubjetiva.
de algo, lo más a menudo un pañal, y se ve bien el sostén que en él encuen-
El primer momento de la angustia. al que la experiencia analítica se fue
tra el sujeto. No se disuelve en él, sino que se conforta con él. Se conforta
a¡:ercando poco a poco en tomo al trauma del nacimiento. esta observación
allí en s~ funci~n de_I t~_? original d~ sujeto en posición de caída respecto
oos pennite destacarlo mejor y anicular lo que de entrada fue abordado de
a la confrontación s1gmhcante. Aqu1 no hay investimiento del a, hay. por
un modo grosero como frustrdción. El momento más decisivo de la angustia así decir. investidura.
en cuestión. la angustia del destete. no es tanto que alguna vez el seno le fal-
El a es aquí el suplente del sujeto - y suplente en posición de prece-
te a la necesidad del sujeto. sino más bien que el niño cede el seno del que dente. Al sujeto mítico primitivo. que al principio tiene que constituirse en
pende como de una parte de sí mismo. No olvidemos nunca lo que les he Ja confrontación significante, nunca lo captamos, y con razón, porque el a
representado. y que no he sido el único en percibir - me refiero a Bergler lo ha precedido, y en tanto que marcado él mismo por esta sustitución pri-
en panicular. Durante el amamantamiento. el seno fonna pane del individuo mitiva tiene que re-emerger secundariamente. más allá de su desaparición.
alimentado. éste se encuentra adherido a la madre, como les dije con una La función del objeto ccsible como pedazo separable vehicula primiti·
expresión ilustrativa. vamente algo de la identidad del cuerpo, antecediendo en el cuerpo mismo
Que este seno pueda tomarlo o soltarlo - ahí es donde se produce ese en lo que respecta a la constitución del sujeto.
momento de sorpresa. el más primitivo, que a veces se puede captar en la Ya que he hablado de manifestaciones en la historia de la producción
expresión del recién nacido, en la que por primera vez aparece el reflejo humana que pueden tener para nosotros valor de confinnación o de reve-
- en relación a ese órgano que es mucho más que un objeto. que es el pro- lación, no puedo dejar de evocar inmediatamente, como el ténnino más
pio sujeto - de algo que presta su soporte, su raíz. a lo que en otro registro extremo de estas manifestaciones, los problemas que nos planteará. has-
se ha llamado el desamparo. ta lo más radical de la esencialidad del sujeto, la extensión inminente. pro-
¿Tenemos alguna otra fonna de controlar esto, aparte del énfasis que bable, ya iniciada - más de lo que puede advertir la conciencia común.
pongo aquí. al igual que en todos los objetos a. en la posibilidad del reem- o aun la de los practicantes como nosotros - de los injertos de órganos.
plazo del objeto natural? El objeto natural puede ser reemplazado en este Ahora adquieren un ritmo galopante, sin duda sorprendente, y que puede
ca~ por un objeto mecánico, si puedo expresarme de esta fonna para de- dejar al espíritu suspt"ndido en no sé qué pregunta - ¡,hasta dónde debe-
signar el reemplazo posible de este objeto por cualquier otro objeto que se mos consentirlo?
pueda encontrar. Puede lrdtarse de otro partenaire, la nodriza. que suponía La mina. Ja fuente de estas sorprendentes posibilidades, permitirá qui-
un problema tan importante pard el primer partidario de la educación natu- zás muy pronto mantener artificialmente a ciertos sujetos en un estado del
ral - vean el tema rousseaniano de la alimentación por parte de la madre. que no podremos decir ya si es la vida. si es la muerte. Como ustedes sa"
Aparte de esto, tenemo!". algo que. Dios mío. no siempre ha existido y que ben. los medios del ángstrom pem1iten hacer subsistir en estado v1~0 !CJI·
dcbemoi; al progreso de la cultura. el biberón. Es la posibilidad. en lo que a dos de sujetos de Jos que todo indica que el funcionamiento de su sistema
este a se refiere. de dejarlo en reserva, en stock. en circulación en el co- nervioso central no puede llegar a restituirse - ondas cerebrales planas.
mercio. Ytambién de aislarlo en tubos estériles. 1nidriasis, ausencia sin retomo de los reflejos. ¿Qué hacemos c:ando ~ 3
Lo que llamo ~a c~sión del objeto se traduce pues en la aparición. en la un sujeto en este estado a quien le tomamos prestado un órgano· ¿~o sien-
cadena de la fab~cac1ón humana. de objetos cesibles que pueden ser equi- ten que emerge en lo real algo que es como para suscitar, en témunos del
1r-alcnte$ a los objetos naturales. Si este recordatorio no está aquí fuera de todo nuevos, la cuestión de la esencialidad de la perwna Yde aquello con
lugar es porque, por esta vfa. pretendo conectarlo directamente con la fun- lo que está vinculada? Respecto de todo esto, que a veces puede ser ~te-
.
ria para lo jmídico. no dejaremos de solicuar
· a 1as· au toridades
, . doctnnales .
ción que durante mucho tiempo destaqué, la del objeto transicional. por re-
tomar este lénnino· aprop1a · d o o no, pero ya consagrado, con el que lo eu-
· que aprecien hasta dónde puede llegar. esta vez en lil practica, la cuesnón
quetó su creador, el que lo advirtió, o sea, Winnicott. de saber si el sujeto es un aln1a o bien un cuerpo.

J.?9
338
L-tS CINCO FORMAS DEL OBJETO a minúscufo
DE UN CÍRCULO IMPOSIBLE DE REDUCIR AL PUNTO
Hov no ire más lejos en este sentido. tanto más cuanto que esa.
- s autorj
daóes doctrinaria.~ ya parecen haber aportado respuestas por demás · - ha adquirido el objeto esta función. Sin embargo. tenemos que captar
. d . . . singu. . ,. . 1 • pre-
lares. cuya coherencia respecto e ciertas pos1c1ones adoptadas h· cisamente en que mterv1ene e objeto en este nivel.
. . . . · ace ya
tiempo con\·endria estudiar deterudan1ente. Por ejemplo la identi.fic ·ó No ol;idemos pon~r a prueba aquí la guía que nos da nuestra fónnula,
. . , • ac1 n
de la per.;ona con algo 1~ortal que se ~~nom1nana alma se distingue radi- que el objeto a es, no hn. meta del deseo. sino su causa. Es causa del deseo
calmente. en el plano trusmo de la relac1on. de una doctrina que articula e en tanto que el de~eo. es en sí mismo algo no efectivo, una especie de efec-
sus prácticas lo más contrario a la tradición platónica., a saber. que no po~ to basado, y con!>t1tu1~~ en la fu.nción de la falta. que sólo aparece como
dría haber otra resurrección más que la del cuerpo. efecto al.h d.onde se s1tua la noción de causa. o sea. sólo en el plano de la
Por otra parte. el dominio aquí evocado no está tan ligado al avance cadena s1gmficante. a la que el deseo le apona aquella coherencia median-
te la cual el sujeto se constituye esencialmente como metonimia.
industrioso en sus posibilidades singulares. con10 para que no haya sido
Este deseo, ¿cómo vamos a calificarlo en el plano anal. donde captamos
e\'ocado desde hace tiempo por Ja fabulación visionaria. Sólo tengo que
su incidencia en la constitución del sujeto? Es el deseo de retener, sin duda.
remitirlos una vez más a la función unheimlich de los ojos cuando !.on
¿pero es el hecho contingente, la facticidad de la educación del asco. lo que
nianipulados par.1 hacerlos pasar desde un ser vivo hasta su autómata, por
le da la función de retener? No. porque ésta le da al deseo su estructura fun-
el personaje - encarnado por Hoffrnann y puesto por Freud en el centro damental.
de su artículo sobre lo unheimlich - de Copelius. Éste vacía las órbitas De lo que se trata en el deseo de retener es de una forma más general, y
para ir a buscar hasta su raíz lo que es objeto. en alguna parte, objeto capi- esto es lo que intentaremos captar.
tal. esencial por presentarse como el más allá - y el n1ás angustiante - ,
del deseo que constituye. a saber. el ojo mismo. .'
Ya he dicho lo bastante al pasar sobre la función de la voz y por qué
nos parece - y nos lo parecerá, sin duda, cada vez n1ás, con tanto per- 2
feccionamiento técnico - que tan1bién puede ser del orden de los obje-
tos cesibles. de aquellos objetos que pueden ser colocados en los estan-
tes de una biblioteca en forma de discos o de cintas. No es indispensable En su relación polar con la angustia. el deseo hay que situarlo allí don-
evocar aquí algún episodio, viejo o nuevo, para saber qué relación singu- de lo he puesto yo ante ustedes en correpondencia en esta matriz antigua. o
lar puede tener esto con el surgimiento de detenninada conyuntura de la sea, en el nivel de la inhibición. Por eso el deseo puede adquirir la función
angustia. de lo que se llama una defensa.
Podel1lilit añadir. simplemente, lo que connota - en el momento en que Vayamos pa~o a paso para ver cómo esto puede producirse.
esto surge por primera vez en áreas de Ja cultura que no tenemos ninguna ¿Qué es la inhibición? Para articular correctamente su función. no llO$
razón para llamar primitiva-; - la posibilidad de desprender del cuerpo la basta con tener experiencia analítica y manipularla en cuanto tal. Qué es la
imagen. quiero decir su imagen especular, la imagen del cuerpo, y reducir- inhibición sino la introducci<ín en una función -en su articulo. Frcud toma
la al estado cesible. en forma de fotografía.~. o incluso de dibujos - a sa- como ejemplo la función motriz. pero puede ser cualquiera-. la introduc·
ber. el choque, la repugnancia. incluso el horror que provoca en la sensibi- ción. ¿de qué? De un deseo distinto de aquel que la función satisface natu-
1~ el .su.rg1m.1ento repentino de este objeto, y bajo una fonna al mismo ralmente.
tiempo mdcfimdamente mulliplicable y susceptible de extenderse por to- Esto, después de todo. lo sabemos, y no pretendo estar descubnendo
~ ~ - . con la negativa a dejar tomar esta imagen, de la que nadie nada. pero creo que articulándolo así introdu:z4-"0 una fonnuJac1óo nue\'a,
sabe. Dios mio, adónde irá a parar después. sin la cual se nos escaparían las deducciones resultantes.
. Igualmente es en la función de objeto cesible como el objeto anal inter- Las correlaciones indicadas por esta matriz nos invitan a r~nocer el
~·ienc en la funcíón del deseo. Ei.ta función se muestra aquí como la más lugar de la inhibición como el lugar donde. hablando con prop
natural. en ..urna, pero lo natural sólo se debe at que se puede explicar cómo deseo se ejerce, y donde captamos una de 'ª" raíces de lo que el

340 141
L-\S CINCO FORJ1AS DEL OBJETO a minúscula
DE UN CÍRCULO IMPOSIBLE DE REDUCIR AL PUNTO
~sig~ ~(l~l.l~ Un·erdrangung. La ocultadón ,estructural del deseo detrás
~ nuestro obsesivo tiene para nosotros el valor más ejemplar. Pc><kmos palpar
la mh1l'>ictl'n es lll que nos hace decir comunmente que si Fulano tie
el calan1bre ~I escritor ~s porque erotiza la funcit'in_de su mano. Creo
~ui tt~l el mundo se onenta. Esto es Jo que nos exige hacer intervenir e
q:: constantemente ese c~rácter cuyo a.~pecto enigmático sólo puede borrarlo la
costumbre - que en el los deseos siempre se manifiestan en una dimensión
el mismo lugar tres ténninos, de los cuales ya les he nombrado los dos P~~
cuya función he llegado a calificar hace un momento de defensiva.
Lo he dicho de un modo un poco anticipado, porque ·en qué la inc·d _
meros. inhibición y deseo, y el tercero es el acto. . 1 1 . h"b· . L i en
eta de deseo en a m 1 1c1ón merece ser llamada defonsa? únicamente en
Cuando se tr.1la de definir lo que es el acto, único correlato polar en el
tan~o que es_e efecto dd de~o indicado de esta forma por la inhibición pue-
lugar de la angustia. lo único que podemos hacer es situarlo allí donde se de 1~troduc1rse ~n una acc1on ya capturada por la inducción de otro deseo.
eocuentra en esta matriz. en el lugar de la inhibición. Este es también un hecho de experiencia común para nosotros. Pero de-
Ni para nosotros ni para nadie es posible definir el acto como algo que jando de lado el hecho de que siempre nos encontrnmo~ con algo de este or-
ocurre únicamente. por así decir, en el campo de lo real, en el sentido en den. observamos, ~o~ no dejar a nuestro obsesivo, que ahí está ya la posición
qll<! lo define la motricidad. la respuesta motriz. Sin duda. siempre puede del deseo anal, defimda por el deseo de retener en cuanto centrado en tomo
quedar alguna participación de un efecto motor en este campo de lo real, a un objeto primordial al que le dará su valor. El deseo de retener sólo tiene
pero se traduce allí de tal fonna que se manifiesta la incidencia de otro cam- sentido para nosotros en la economía de la libido, o sea. en sus vínculos con
po. No es sólo el campo de la estimulación sensorial, por ejemplo, como Jo el deseo sexual.
articulan al no considerar más que el arco reflejo. y tampoco debe Aquí conviene recordar el inter urinas et Jaeces nascimur de San
articularse como el campo de Ja realización del sujeto. Agustín. Lo importante no es tanto que nazcamos entre la orina y las he-
Articular el acto en el campo de la realización subjetiva, eludiendo en ces, al menos para nosotros, analistas. sino que entre la orina y las heces es
a.
él la prioridad del es el mito personalista. El a inaugura el can1po de la donde hacemos el amor. Antes meamos y luego cagamos, o a la inversa.
realización del sujeto y, en adelante, conserva allí su privilegio, de modo Ésta es una correlación más a la que concedemos muy poca atención en
que el sujeto en cuanto tal sólo se realiza en objetos que son de la misma la fenomenología que dejamos desplegarse t."11 el análisis. Lo hemos visto
serie que el a. ocupan el mismo lugar en esta matriz. Son siempre objetos a propósito <le aquel elemento tan desapercibido como quizás incvocado en
cesíbles. y son lo que desde hace mucho tien1po se llama las obras, con todo la historia del hombre de los lobos, su regalito primitivo. Por eso hay que
el M:ntido que tiene este térnüno incluso en el campo de la teología moral. tener bien abiertos los oídos y situar. en los casos en los quc esto suq?e. la
Entonces. ¿qué ocurre en este otro campo del que hablo. y cuya incidencia. relación que vincula el acto sexual con algo que, por supuc~to. no parece
cuya instancia, cuya insistencia en lo real connota una acción como acto? tener mucha importanciu, pero que Ja adquiere en tanto e~ indicati\·o de la
.:Cómo vamos a definir el acto? ¿Sólo por su relación polar con la angustia. relación a la que me refiero, o sea. Ja producción habitual del poquito de
por lo que alli se produce de superación de la angustia. si puedo expresanne así? mierda, cuya evacuación consecutiva no tiene. sin duda, la misma signifi-
Digamos, en.fórmulas que sólo pueden aproximarse a lo que es un acto. cación en todos los sujetos, según se em:uemren en la \ertiente obsesiva o
que hablamos de acto cuando una acción tiene el carácter de una manifesta- en otra.
ción significante en la que se inscribe lo que se podría llamar el estado del
deseo. Un acto es una acción en la medida en que en él se manifiesta el de-
se<> mismo que habria estado destinado a inhibirlo. Sólo si se funda la noción
de acto en su relación con la inhibición puede estar justificado que se llame 3
actm a e~' que. en principio, tienen tan poca apariencia de estar relaciona-
da.\ con lo que se puede llamar un acto en el sentido pleno, ético, de la pala-
, Retomemos nuestro camino en el punto donde los dejé. .
bra - el acto sexual. por un lado, o, por otro, el acto testamentario.
¿Qué hay del punto aJ que lo!> dirijo ahorn. relativo_ a la subyacencta
PIJC'J bien. acerca de la relación del a con la constitución de un deseo. Y
deseo al deseo?¿ Y como com:ehir lo que. en este .:anuno. no:. con
acere.a de lo que 00\ revela de la relación del deseo con la función natural.
)J3
142
L4.S CINCO FOR,WAS DEL OBJETO u mimí.~cula
DE UN CÍRCULO IMPOSIBLE DE REDUCIR AL PUNTO
cloc~ióo de su ~ntJdo'! - nos conduce. ~uiero decir, no simplemente Él no sabía que era esto, Y por esta razón, en el punto donde no pue<k
en ,l14llllO al ba:ho sino en cuanto a su necesidad. impedirse,' deja que las cosas pasen. o sea, esas idas y venidas del
HeOK\.\ interpretado el deseo como defensa. y hcrn~s dicho que de to que
significante que ponen y borran alternativamente. Pero estos movimientos
~ defiende es de otro deseo. Ahora podremos a concebir que nos vemos con- van todos ellos por la misma vía. igualmente no sabida, la de reencontrar
dll\:tdl~ basta ahí. si puedo expresanne así. de la forma más natural, por lo la huella primitiva. Lo que el sujeto obsesivo busca en aquello que he lla-
que lJe,·a al obsesivo a introducirse en un movimiento de recurrencia del pro- mado su recurrencia - y ustedes ven por qué se ha elegido esta palabra -
1.."eSO del deseo. mo\imiento mediante el cual tiende a reconquistar sus etapas. en el proceso del deseo es reencontrar, ciertamente. la causa auténtica de todo
Este mo\·imiento es engendrado por el esfuerto implítico de subjetivación el proceso. Y como dicha causa no es nada más que ese objeto último, ab-
que está ya en sus síntomas. en la medida en que hay síntomas. yecto e irrisorio. él sigue buscando el objeto, con sus tiempos de suspensión,
¿Qué significa Ja correlación doble, inscrita en la matriz, con el impe- sus falsos caminos. sus falsas pistas. sus derivaciones laterales, que hacen que
dimento y ron la emoción? Es lo que nos designan los títulos que he pues- esta búsqueda dé vueltas indefinidamente. Todo esto, que se manifiesta en el
to aquí debajo. acting out, se manifiesta también en el síntoma fundamental de la duda. que
afecta para el sujeto el valor de todos los objetos sustitutivos.
Aquí, no poder, ¡,es no poder qué? Impedirse. La compulsión es aquí la de
la duda. Concierne a aquellos objetos dudosos gracias a los cuales se aplaza el
no poder causa momento de acceso al objeto último. que sería el fin en el pleno sentido de la
palabra. o sea. la pérdida del sujeto en el camino en el qu~ está siempre abieno
a entrar por la vía del embarazo - el embarazo donde lo introduce como tal la
no saber
cuestión de Ja causa, que es como entra en la transferencia.
·Acaso hemos circunscrito, o al menos nos hemos acercado a la cues-
angusua
tió~ de saber cómo interviene aquí la incidencia de otro deseo ~ue. respec-
a
to a un primer deseo, desempeñaría el papel de defensa? ~amfi.estamentc
no, todavía no. Sólo he trazado el camino del retomo al objeto pnmero. con
su correlación de angustia. porque ahí es donde se encuentra. en efect?, el
Reformulación del cuadro de la angustia motivo del surgimiento creciente de la angustia a medida que el análisis de
..... , . h · . · · por poco que se lle\'C
un obsesivo es llevado mas leJOS ac1a su 1ermm0 ·
únicamente por este camino. . de . ue
Acabo de explicarles por qué aquí el deseo está en el lugar de la inhibi- , Queda pue..; abierta la pregunta. no por lo que ~ quendo crr de~
ción. En el lugar del impedimento, hay no poder. En efecto, el impedimen- creo que ya han podido ustedes entreverlo -. smo por qué es y .
to - era prcci!W elegir un ténnino - , que viene de impedicare, hacer caer . . . . d fensa defensa conlnl un pnmcr
proviene la mc1denc1a del deseo como e • . . __ i,.,...
m la trampa, aquí no es redoblamiento de la inhibición. ¿De qué se trata? , fi · 0 para aleJar el desuno que ¡Jl.avv
deseo, defensa que actua lo su ic1ente com ºbl ? Sólo pode-
De que el sujeto. ciertamente, está impedido de atenerse a su deseo de re- rle traz.ar como el del retorno al objeto. ¿Cómo es es~o i;,s~ e~ un momen-
tener. y es lo que~ manifiesta en el obsesivo como compulsión. No puede mos concebirlo si damos al deseo. tal como ya 10 he ec . :
retcnene. l o ' su posición central en el deseo sexual, que llaman gen~ · . tor-
· . d cmración propia en
En el lugar de la emoción, está el "ºsaber. La palabra emoción está En el hombre, este des~. en función e ~u e~~ o ue tic~ en su ínte-
tomada de una psicología adaptativa de la reacción catastrófica. que no es no a la mediación de un ob3eto. se plantea com g q
la nucwa. También interviene aquí en un sentido muy distinto que en la de-
finlción clásica y habitual. La emoción en cuestión es la que ponen de re- •
lacve las experiencia:\ fundadas en la confrontación con la tarea. cuando el
W.)ek> no ~ dónde rc~ponder. Ahí confluye con nuestro no saber.
-~45
J44
L.\S CINCO FORAfAS DEL OBJETO a minúscula
DE UN CIRCULO IMPOSIBLE DE REDUCIR AL PUNTO
0 ,)f la .mgu;o;tia. que se~a ~I deseo del goce. En ~l _plano del deseo geni-
entra e~ juego en la ex~riencia del niño la atracción que ejerce sobre él
tal, la iunc1ón del '~· analogK·;nnen~e a s~ predominio, :;u fonna de impo-
contranamente a cualquier otro pequeño animal, ese tipo fundamental d~
nerse en la «·onom1a del deseo. se s1mbohza con el (- <p) que aparece como
objeto. El no poder hacer algo con él, al igual que el no saber quedan . -
el residuo subjetivo en d nivel de la copulación. La cópula está por todas • ·
suhc1entemente · d.1cados, y en su distinción.
m • aqu1
panes. pero sólo une faltando allí donde. precisarnente. sería propiamente ¿Qué es el síntoma? Que el grifo pierde.
copulatoria. Este agujero central da su valor privilegiado a la angustia de
El pasaje al acto ~s abrirlo. pero abrirlo si~ ~aber lo que se hace. Se pro-
castración. único nivel donde la angustia se poduce en el lugar mismo de duce algo donde se hbera una causa por medios que no tienen nada que ver
la falta del objeto. con ~~la. porque, como les _he hecho observar. el grifo sólo desempeña su
Precisamente a esto se debe en el obsesivo la entrada en juego de otro func1on de causa en la medida en que todo lo que puede salir de él viene de
de:~. Este otro deseo proporciona su base a la posición excéntrica que ou·a parte. Si aquello que puede ocurrir en el nivel de lo anal entra en juego
acabo de tratar de describirles. del deseo del obsesivo respecto al deseo y adqmere su sentido. es porque extste la llamada del agujero fálico en el
genital. centro de lo genital.
El deseo del obsesivo. en efecto, no es concebible en su insistencia ni en En cuanto al acting out, si queremos situarlo respecto a la metáfora del
su mecanismo si no es por lo siguiente - se sitúa como suplencia de lo que grifo, no es el hecho de abrir el grifo, es simplemente la presencia o no del
es imposible de suplir en otra parte, es decir, su lugar. Para decirlo todo. el chorro. El acting out es el chorro, es decir. lo que se produce siempre como
obsesivo, como todo neurótico, ya ha accedido al estadio fálico, pero dada la un hecho proveniente de un lugar distinto que la causa sobre la que se acaba
imposibilidad en que se encuentra de satisfacer en el nivel de este estadio, de actuar. Nuestra experiencia nos lo indica. Lo que provoca el acting out no
llega su objeto. el suyo. el a excremencial. el a causa del deseo de retener. Si es que nuestra interpretación. por ejemplo en el plano anal. sea falsa. sino que,
qui.-;iera verdaderamente conjugar su función con todo lo que he dicho de las allí donde incide. deja lugar a algo que viene de otra parte. En otros ténni-
relaciones del deseo con la inhibición. este a, lo llamaría más bien el tapón. nos. no hay que molestar desconsideradamente a la causa del deseo.
Respecto a esta función adquirirá ese objeto los valores que podría lla- Aquí se introduce por lo tanto - en este terreno donde se juega el des-
mar desarrollados. Y aquí es donde percibimos el origen de lo que podría tino del deseo del obsesivo, de sus síntomas y de sus sublimaciones - Ja
llamar el fanta~ma analítico de la oblatividad. posibilidad de la entrada en función de algo que tomará su sentido del he-
Ya he dicho y repetioo que la oblatividad es un fantasma de obsesivo. cho de ser lo que rodea la hiancia central del deseo fálico. Es lo que ocurre
Todo el mundo, por supuesto, estaría encantado con que la unión genital en el nivel escópico. Todo lo que acabamos de decir de la función del a
fuese un don - Yo me do.v. tú te das. nosotros nos damos. Desgraciada- como objeto del don analógico. destinado a retener al sujeto al borde del
menle. no hay huella de don en un acto genital, copulatorio, por muy lo- agujero castrativo, podemos trasponerlo a la imagen. La imagen especular
grado que lo puedan ustedes imaginar. Precisamente, no hay don sino allí entra en función análoga. porque está en posición correlativa respecro al
donde siempre se lo ha situado. en el nivel anal. En el nivel genital. algo se estadio fálico.
perfila. se alza. que detiene al sujeto en la realización de la hiancia, del agu- Y es aquí precisamente donde interviene en el sujeto obsesiv~ la ambi-
jero central. e ii:"pide aprehender aquello, sea lo que sea. que pueda fun- güedad de la función del amor. subrayada en todas las observaciones.
cionar como objeto del don. objeto destinado a satisfacer. ·Qué es ese amor idealizado que encontramos tanto en el hombre de las
Como he hablado de tapón. pueden ustedes reconocer ahí la fonna más rat~ como en el hombre de los lobos, y en toda observación algo avanza-
primitiva del grifo, introducido en la discusión de la función de la causa. Pues da del obsesivo? ¿Cuál es la solución de esce enigma?-enigma de la fun-
men. ¿~ podríamos ilustrar la función del objeto-tapón o grifo. con su ción atribuida al Otro. en este caso la mujer, que la convierte_ en e~ º~Jeto
consecuencia, el deseo de cerrar? ¿Cómo podrían situarse ahí los distintos exaltado que, ciertamente, no nos han esperado. ni a ustedes ~ ~ nu. m 8 la
elementos de nuestra matriz? enseñan1.a que aquí se da. para saber lo que representa subrepuc1aniente de
La cansa. La observación indica que la relación con la causa - ¿ keseso ?,
negación de su deseo. En todo caso. las mujerc~. por su parte. no se e
¿qué !iC puede hacer con un grifo? - es claramente el punto inicial donde ñan a este respecto.

347
J46
l.~S C/1VCO FORMAS DEL OBJETO a minúscula
DE UN CÍRCUW IMPOSIBLE DE REDUCIR AL PUNTO
¡,Qu~ distinguiría a este tipo de amor de un an1or erotomaníaco sí
. compromete d '' •DO de lo fálico a lo escópico Y de lo escópico a lo vociferado, eso no vuelve
fuera por lo que e lbs o es1vo_ ~ s1 m1sm? ~n el amor, y que
nunca sobre sí mismo. salvo volviendo a pasar por su punto de partida.
oosotr0s debemos bu~c'.1'"? S1. ~orno Y.º les d1g~. es el ulumo objeto el que Este ejemplo es suficientemente demostrativo si se elabora, y se puede
puede re\·elar su anáhs1s. mediante cierto camino de la recurrencia, a sa- trasponer a otras estructuras. en particular la histérica.
ber. que se trata del e¡¡:cremento, ¿no está aquí para el obsesivo la fuente de En torno a estas estructuras daré la próxima vez su formulación
adivinación para encontrarse como objeto amable? conclusiva. lo que nos permitirá situar en último término la posición y la
Les ruego que traten de iluminar, con su linterna de bolsillo. qué hay de función de la angustia.
esto en la posición del obsesivo.
No es la duda lo que aquí prevalece, sino que el sujeto prefiere no mirar 26 DE JUNIO DE 1963
siquiera. Esta prudencia. siempre la encontrarán en él. Y sin embargo el
amor adquiere para él las formas de un vínculo exaltado. Es que aquello
.
que él considera que aman es una determinada imagen suya. Esta imagen,
se la da al otro. Se la da hasta tal punto que se imagina que el otro ya no
sabría de qué agarrarse si esta imagen llegara a faltarte. Es el fundamento
•~
de lo que en otro lugar llamé la dimensión altruista de este am~r nútico,
._ ..
fundado en una nútica oblatividad.
El mantenimiento de esta imagen de él es lo que hace que el obsesivo
pe~ista en mantener toda una distancia respecto de sí mismo, que es, preci-
......
__ L·....._
~~

samente. lo más difícil de reducir en el análisis. Sin duda fue de ahí de donde
alguien. que tenía mucha experiencia con estos sujetos, pero no el aparato
para fonnularla. por razones que quedan por profundizar. extrajo la idea ilu-
soria de poner todo el énfasis en la noción de distancia. Pero la distancia en - - ,· .. •.
...__ "'"- . '

cuestión es esta distancia del sujeto consigo mismo, debido a la cual todo lo
que hace nunca es para él - cuando está sin análisis y abandonado a su so-
ledad - tan solo es algo que percibe en última instancia como un juego, que
a fin de cuentas únicamente beneficia a aquel otro de quien hablo, esa iina-
..... _

gen de si mismo.
Por lo común, se destaca esta relación con la imagen a título de la di-
mensión narcisista en la que se desarrolla todo lo que es, en el obsesivo, no
central. o sea sintomático, sino comportarnental o vivido. Pero de lo que se
trata para él - y esto le da su verdadera base - es de realizar al menos el
primer tiempo de lo siguiente - nunca le está permitido a su deseo mani-
fe5larSe en acto. Su deseo se sostiene recorriendo en círculo todas las posi-
bilidades que determinan lo imposible en el nivel fálico y genital. Cuando ..
digo que el obsesivo sostiene su deseo como imposible, quiero decir que
sostiene su deseo en el plano de las imposibilidades del deseo.
Si aquí se impone la imagen del agujero, y sí he insistido tanto tiempo en
esta ref~ncia. es porque el círculo del deseo del obsesivo es precisamente )
uno de esos drcul~ que nunca pueden reducirse a un punto. debido a su lu-
gar topológico en el toro. Es porque, de lo oral a lo anal. de lo anal a lo fálico,
•• 349
348
••• ~-

~-
XXIV

DEL a A LOS NOMBRES DEL PADRE

• 4 ••

&miascaram~nro escópico tkl objeto a


El 11acimiento como intrusión tkl Otro
Separar y rttener
º"''°· manía, melancolfa
La voz. ti padrt, ti nombrr, el amor

Hoy concluiré con lo que me había propuesto decirles este -


de la angustia. ano acerca
Marcaré_ su límite y _s~ función. indicando de este modo cómo pretendo
que se prosigan las pos1c1oncs que nos permitirán, sólo ella~. si es posible.
completar lo que se refiere a nuestro papel de analistas.

:·....,.
··:l. l

La angustia, Freud. al término de su obra, Ja designó como señal. La


designó como una señal distinta del efecto de la situación traumátka, y
articulada con lo que llama peligro. término que para ~J remite a la noción
- no elucidada, hay que decirlo - de peligro vital.
Lo que habré articulado este año de manera original para ustedes es una
precisión sobre lo que es este peligro. En conformidad con la indicación
freudiana. pero articulado con más precisión, digo que el peligro en cuestión
está ligado al carácter de cesión del momento constituth·o del objeto o.
Así pues. en este punto de nuestra elaboración, ¿de qué debe ser con-
siderada la angustia señal? También aquí articularemos de un modo dis-
tinto que Freud el momento en que se pone en juego la función de la
angustia.
Yo sitúo este momento como anterior a Ja cesión del objeto. al igual
la necesidad de su articulación obliga a Freud a situar algo más ·

JSJ
._ _ J
'flll' l.t 'llU;t\·1011 dt' j'lt'h~111. 1:11 rlt~l'lo, l;1 t'X(>1'lll'lll'ta 1111, 11111hll.... 'IU
h.tt:.tlU.. 1\
... l' "º 111 pll'I" lu n111~11111nú11dd11 lt!'Pct·111 a la l1111nt111dd1 )1111 ,·1111 10 lu~a 11_s,. l;i
cuikm1 ltl¡.!11if11:a11lr.
t \1mo
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Lo qut' huy JCC'lllUilll", e' esto. U11in11111:·11lt' t'n t•l 111\'d qut· drsig11i.' l'll lit Al1111 a hiet1, 111 l 1111c1(111 drl Jl.IÍl11 ya la \llué hai:r 1tr111¡M111111111 rdM.1<'>u
p1.urra llllllll t'I L'Ua1111 dl' c.•ntrl' los l'itll'O dt'linihlcs como cnrnc.·ll·risti·
1111 .,, iµ.111al. ~i1111 trnn111al, con 111 <jll«' <lr.hc11111~ (1111Mdr1;1r q11r i.:on~liluyc
"'º' Jc la 1·11n,111uoón 1ll'l 1>11je1u cu su f('lud(m 1.·1111 el< >1n1, c.~n la 1111.'dida c.-n et L·o1u1.t'i11111i1111111 cli- r.11r <llrn, rn l;i 1m·d11f;1 cu LIUl" t\lc ah;.e111.a p1ua nc11io·
qur pode mu., a1 tKulat la 1:1111111 '~cnll ada t"ll lnr 1111 u la 111111:1(111 d(' lu illl!,!ll!i· lro~ en un 11111111t'nlo clacl11 la f11nm1 dr nuc\1111 pró111no. l.A!~ rur¡co 111.1r un
lm·- se azt1c.·ula plcnarncnll·-. nJquicrl' forma c1c111plar, i;c compl1~1a en "' in'>la11lr. que i.c lljl'n t'11 l11 p:u;11l11t:t que: 111n1ul(:1111111I el p11n111 dr ¡m111d111k
plt'mtuJ ac.¡udht lomlil t'\pecífil:a 111cd1a11ll' la 1.:ual el tlcst"o hu111:11111 e11. l un· t'!>ll' p11111rr elrt:lo 1k c.·l•\i(ui que r.i. el dr la anfi?U\IW. ron In qur "''ª· 111 fl.
c:tún del dt''>CO del Otro. n:tl, :11110 '"'' i.:c uno su punlu tlr lle11t11d¡1. l .il d11C'rrm:ia r.' que t:no el 11n10 lfUC'
La an~w.11a, (e, he d11.:h11, e:.tá v111culada n lo 1üg11ic111c no hé qué ,...- Ir r~capa ni redén m1i: 11111. él 111ul;i pur.dr l1<1ccr :11 n:~fl<'"'º Ahl ha cc1.h ·
ob¡eto" -.oy para el dt'st'n dt'I Otro, J>t'ru t'Slo, u fi11 d1· n1c11t;u1, s<'1lo vale do :il¡lo, y ya nada lo vi11c.·ula a ello
rn el n1H~I eM:1'ip1cu. Atjui es dundt• puedo das lt's a uslt'dcs la fáhula l"jcm· ¡,Soy ac.aso el pri111t'r11 en de\lac.·ur e~IH an11u~11a 11n111n;11'1 'locl1,-. "" ~11-
l'lar en l;i que el Otro serfu rndicuh11c111c un Otro, la 111u11li11 rdiy.1os;1 de lores lo han ht'dto. llan dcKl;ir;1tl11 MI c:uádr.r rn 1111.1 dr1111 rrl;u·1{m dr11
dt' ..t'n \'11r11L con la 4ut' 110 tllt' vi111.:ula ningún Ja1.·1or c.·u1111ín. Por d con· 111átii.:a dt'I or~uni~mo, en eot1lt' 1::1);(J humano, ~nn rl mundo donde VII a vi-
truno, i.:1111 el Otro hum¡1110 :tlgu me vinl·ula, que t~s mi cu:1l1d;uJ dC" ~cr "º vir. ¡,<Jué p0Llt'11111i. lomar de la~ imlit1111tUlt'!. mlilt1plet1y1:1111111,11\ 1.111r '""'
\t'mc11111lc, y de ello resulta lJUt' el rc"lo "· el dt'I 110 ,,.,. 1¡11t• oh)t•/o Joy da11 ~olne e~la rmer¡.:crKÍa, y qur poi lurrta h;111 de ll'm:r ulyunr" rAAll,•."'
llJlgu~ti;mtc. cli pr11tu111lumt'nlt" dt'sc:onocido. llay dcsc111111ci111ienlo dt" lo c11nlraJ1t:111ri11''! ¡,l'111k11111' 1oc11•11. por t"jemplo, c.:011111 \'fll11Jn la 111tl1ta1111 n
que e' el t1 en lu t't.:onomía dr 1111 dC"sco dt' h1)t11hrc, y por CMl en c.-1 nívcl lercm:;riam1dt' l(UC huy e111c1v·11Lia, para la p111p1i11mlo¡t~nr'1'. lur111lit1111
1
· ·
~é qu~ 111rd10 ac.'1101o<1pr11111l1vo1111c: ~i-rí 11 1111rnól•"'" . ., nu1r1111>' 1. l·I
.,.. _111 _mrc.1111
ll•t1n<1Jo cuarto, el dl'I 1kseo esc(1pico, aqul"I do111k la cst1 uc.:tura drl
deseo está más plcnalllt'!lll' dr3asrollada en !111 alic-.11a1.:i611 lundamen- Uqu1tlo 1111111161ii:o 1endríu rclui:16n cnll c~lu a¡.!Uil ¡111111111vn
t;,el. C!'> t:11nb1c!u, paradójic:11nc111c. 114ucl donde l'I uhjt"ln a 11e c11l:11e11·
. cu J ll' 1111 mru111,
l':tl':t el a1111n:tl qur v1vr .1·
e1intc:H·arnlw1ckl1n1c·n11r ,·un
uur ,111 lu¡1:11 a ilud:t' r11
Ira mái. ennu1!lcurado y, 111.1r clllc hed111, el 1mjclo cslá m:h p111tcg1d11 en rl t'Xll'l'IOr !ll' p111dUl't' 1'11 lu h111111.¡U111, lnlt'll 1lll\,
. 1 . I· l 1anc¡11111 huma1111 \111 rmhar
uanto a la u11¡u~t111
1. ningún 11111111rn10 dr.l c111h11b11 11111 111na a '
go todo lo que 11c noi. 111d1ca rn .. ,1:1 C'f)(.~ u il 111
. 1 ci( a Olt'llllllll continu qut
¡.._, e ...111, t1ena11lt'r1tc. lo 4uc hac.:e ncccs¡u ¡, 1qut• vayamos a h11M::1r en olrn , . .
C!I la t''(1Ct:11lu~·1611 a11uh1ir11, dc:ht'mo' 1.:011,11
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tlc:\pro1·1,111
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En cfel10. '' h1r11 e' i:it'no 1¡ue prn c'cnúa d Otro ci.lá 11Ít'111pre ahí en tli: !\C'Olido 111dU\ll como al¡:o que: pur r ""' 1ª 1
· "Ut'
- ' . . · • ilumina Pos º"ª pot11c. ya,
~ plcr111 rc:ihd.id, y hlu, por l111an1u, en lil 1111:chda en qul' adquit'rl' prc,.t•n- n1li''itllVn. Saltn. 1oc :t1T••'lr•1. pero il H'lt' len 111
u vect'~ ~e rC'cunr u lu hlo}!tllC'\J\ 1e~ ro11.nr • •
e m~' h1cn lf 11 l" tr.< ucri
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t:1a \Uhjl:'IJ\la, C\ \111."lllprc \ll'C:cptJhlc de lllllllllC!lllll"lr. p1lf11Jg1111a de SUS CU ji;..
lih. '1" cmh•llKO e111á ~ l1u11 que el tlc'>a110110 1111propc1rl·ior111111111cccso 1i11al "i(!lllt"nlc. .. 1 1 1 ·11tl"r' amhro \'1111 1er1 1re un •lf"ll"''""'
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L..\S CINCO FORMAS DEL OBJETO a minús<'u/a
DEL a A LOS NOMBRES DEL PADRE
tr.ule.ta lk este salto por el que algunos seres vivos salieron de su d.
... . ·~m las cuales nuestra experiencia nos enseña a buscar enseguida sus correla-
pnnutlH~ y pasaron al arre.
ciones en el plano del Otro con mayúscula?
Ahi es preciso un tSrgano que - les ruego que consulten ustedes los li- Para funcionar auténticamente como lo que se considera que es en la
bros ~ embriología - por fuerLa sorprende por su carácter de neofonna- teoría dásica. o sea. el objeto en juego en la ruptura del vínculo con el Otro,
1.ión arbitraria. por así decir. en el desarrollo. Irrumpe en el interior del or- a este objeto primero que llamamos el seno le falta su vínculo pleno con el
ganismo y moviliza toda la adaptación del sistema nervioso, al que le torna Otro. Por eso he destacado fuertemente que está vinculado de un modo más
mucho tiempo acomodarse a este aparato antes de que funcione verdade- cercano al sujeto neonatal. El seno no es del Otro, no es el vínculo del Otro
ramente como una buena bomba. Se puede decir que hay tanta extrañeza que hay que romper, es como n1ucho el primer signo de dicho vínculo. Por
en el salto que constituye la aparición de este órgano con10 la que hay en el eso tiene relación con la angustia. pero también por eso es la primera for-
he.cho de que. en un n1omento de la historia. se haya visto a seres humanos ma del objeto transicional en el ))entido de Winnicott, la forma que hace
respirar en un pulmón de acero. o también en el hecho de que salgan a lo posible su función. Por otra parte, no es, en este nivel definido por el a. el
que se llama impropiamente el cosmos. con algo a su alrededor que no es, único objeto que se ofrece para desempeñarla.
esencialmente. distinto de lo que les evoco aquí como reserva de aire en Si. más tarde, otro objeto, el objeto anal, viene a desempeñar de fonna
cuanto a su función vital. más clara esta función en el momento en que el Otro mismo elabora la suya
La angustia fue elegida por Freud como señal de algo. Este algo. ¿no como demanda, podemos recordar la sabiduría de siempre de aquellas
debemos reconocer aquí su rasgo esencial, en la intrusión radical de algo mujeres que velan por la venida al mundo del animal humano, las coma·
tan Otro para el ser vivo humano como constituye ya para él el hecho de dronas. que desde siempre se quedaron asombradas ante ese singular y sig-
pasar a la atmósfera. de modo que al salir a ese mundo donde debe respi- nificativo objeto que era, con la aparición del niño. el meconio.
rar. de entrada. literalmente. se ahoga. se sofoca? Esto es lo que se halla- Como ya lo hice extensamente la última vez, no retomaré hoy la articu'.3·
mado el trauma - no hay otro-. el trauma del nacimiento. que no es ción, mucho más característica, de la función del objeto a que nos pernute
sepantción respecto de la madre, sino aspiración en sí de un medio pro- concebir el objeto anal, en la medida en que éste resulta ser el primer soporte
fundamente Otro. de la subjetivación en la relación con el_ Otro, quiero _decir <."ll~ aquello en
Por supuesto, no se pone claramente de manifiesto el vínculo de este lo cual, o aquello mediante lo cual, el sujeto es requendo en pnmer lugar por
el Otro para que se manifieste como sujeto, sujeto de pleno derecho.
momento con lo que se puede llamar la separación del destete. Sin embar- · tiene · que dar ya es lo que él es· - en. la
go. les ruego que reúnan los elementos de su experiencia, experiencia de En este nivel. lo que e1 sujeto
en el mundo como resto.
analistas y de observadores del niño. sin dudar en reconstruir todo lo que medida en que eso que él es SÓIo pue de en trar bó-
como irreductible respecto a aque 11o que se e 1rn 1 · pone de la marca s1m
.
revela ser necesario para dar un sentido al ténnino destete. Digrunos que Ja . ·al d de aquello que pnmor·
relación del destete con este primer momento no es una relación simple. una lica. De este objeto. en cuanto objeto caus · epen rimera forma
dialmente identificará el deseo con el deseo de retener. Lardp de inhi-
relación de fenómenos que se recubren. sino más bien alguna relación de ,
evolutiva del deseo se emparenta asi en i.:u
- an10 tal con el o en ª
1
~ nnado digo en
contemporaneidad. ·mera vez como 10 •
Esencialmente, no es cierto que el niño sea destetado. Él se desteta. Se bición. Cuando el deseo aparece por pn ·g·nali·dad de de·
·. 1que su on 1
el segundo nivel, se opone al acto mismo por e nda forma del
desprende del seno.juega. Tras la primera experiencia de cesión, cuyo ca- , . ·d ¡ t dio precedente. La segu
rácter ya subjetivado se manifiesta sensiblemente mediante la aparición en seo se hab1a mtroduc1 o en e es ª do al b•icto se ma-
.6 d a que yo le Y 0 , • •
deseo, la que esclarece la funci n e caus f nción anterior que
"º 1'0$tro de los primeros signos que esbo1.an. nada más y nada menos. la . . .
mfiesta en lo s1gu1ente - en que se
- vuelve contra 1a u
mímica de la sorpresa, el niño juega a desprenderse del seno y a volver a
introduce el objeto a en cuanto taJ. . d depende la la prime-
IOmarlo. Si no hubiera ya aquí algo lo suficientemente activo como para que 1
En efecto está claro que es Yª del objeto e qu~, . .•~ scparaci
0
podamos articularlo en el sentido de un deseo de destete. ¿cómo podríamos ' h ¡ horado como uese<I =
ra fonna del deseo, la que emos e ª . . pl!Cl
C()f)Cehir siquiera lo~ hechos muy primitivos, muy primordiales en su apa- lo el ob•c!O está ahi. por su
Como lo recordé hace un momen · ,
naón. de l'e(:hazo del scoo, la." fonnas primeras de Ja anorexia, acerca de
155
J54
L·\S CINCO FOR1HAS DEL 0811:.TO a mintíscu/a
[)EL a A LOS NOMBRES DEL PADRE

ya (}ad('. ya pn.xiu.ddo. producido prin1itiva~1en1e. ya presente como pro- de agresividad. Ya he escrito la fórmula que lo define en el punto don-
JU\.·to Je la ang.usua. Luego. c~mo algo ~tenor. es puesto a disposición de de igualamo!> a cero el momento - lo entiendo en el ~entido de esta
la fun.:1ón detennmada por la mlroducc1on de la demanda. palabra en física - de.este deseo. Es la fórmula d(u): O> d(OJ, que debe
Lo que aquí está implicado no es. pues. ni el objeto en sí, ni el sujeto leerse - deseo de a. dicho de otra manera. deseo en tanto que detenrunado
que se autonomiLaria en una vaga y confusa prioridad de totalidad. Desde por el primer objeto característic~nte cesible. En este punto. se puede de-
el principio. inicialmente. se trata de un objeto elegido por su cualidad de cir que el sujeto se encuentra efectivamente confrontado con aquello que la
ser ~pecialmente cesible, de ser originahnente un objeto soltado -y se tra- fenomenología hegeliana traduce como la imposibilidad de la coeitisten-
ta de un sujeto por constituir en su función de ser representado por a, fun- cia de las conciencias de sí, y que no es más que la imposibilidad par.t el
óón que seguirá siendo esencial hasta el final. sujeto de encontrar en sí mismo su causa en el plano del deseo.
Ahí es donde se encuentr.i el nivel donde debemos apoyamos si de ver- Como deben ver ustedes. aquí se esboza ya algo que está coordinado con
dad queremos considerar lo que corresponde a nuestra función técnica. la función de causa de la noción de causa sui. fantasma en el que el pensa-
miento se conforta con la existencia. en algún lugar, de un ser a quien su
causa no le sería ajena. y al cual la especulación humana ~ vio de algún
modo obligada a recurrir como a una compensación, como la superación
2 arbitraria de esto propio de nuestra condición - que. la c~usa de su ~o;co.
el ser humano está de entrada sometido a haberla producido en medio de
un peligro que él ignora. . .
Ahora se !rata de darse cuenta de que las posiciones respectivas de la an- Con esto está relacionado el tono supremo y magistral con el que resue-
gustia y de lo que es a son intercambiables. Hay. por una parte. el punto de na y no cesa de resonar en el corazón de la Escritura sagrad3: a pesar de su
inserción primiti,·o del deseo. constituido por la conjunción en un mismo pa- aspecto bl as·fema tono. · • el Todo es i·anidad del Eclesiastés. Lo ques
. el •,.,,,
réniesis del a y de la D mayúscula de la demanda. y. por otra parte, la angustia. traducimos mediante la palabra vanidad es en hebreo eslo'. ruah.' cuyas_tre.
He aquí. pues. la angustia. ...,, ,..,, · ni· fi··a viento también aliento. s1 us-
letras radicales les escn•">• • ' ·que sig ~ • b"
Sabemos que desde hace mucho tiempo ha sido dejada de lado. ha queda- 10 • 1 nos devuelve a un am 1-
tedes quieren. nube. cosa que se borra - cua, · dt
1
do disimulada en lo que llamamos la relación ambivalente del ob~sivo. esa güedad que considero má~ legítimo evocar aqui, re~pectoóad obequel~~--
llo que Jones crcy e re duv• a.o
relación que simplificamos. que abreviamos, que incluso eludimos. limitándola tener de abyecto el soplo. que tod0 aque . Ena lcmática de la
a no ser sino la de la agresividad. cuando se trata de otra cosa. Ese objeto que a prop<'isito de la concepción de la Madona po~ la oreja .. s . pre prt-
. d . anc1a y su alcance. s1em
el sujeto no puede e\itar retener como el bien que lo hace valer. tampoco es vanidad es ciertamente la que ª su reson .. al ~ nda de la que
Ob'a cosa. en él. más que el deyecto. la deyección. Son la~ dos caras por la-; que . · , h ¡·. de la lucha or1gm Y ecu
sentes. a la defimc1on egc iana 11 da de puro
. d l (, ·1 la lucha a muerte ama
el objclo determina al sujeto mismo como compulsión y como duda. parte la Fennme110/ogta e esp " u. . -'~·ir la lucha por
. d ¡ 1·mpresión de querer ~
De tal oscilación entre esos dos puntos extremos depende el paso. mo- prestigio. lo cual, ciertamente, ª ª
mentáneo. posible. del sujeto por este punto cero. donde se encuentra, a fin nada. . la agresividad es introducir
de cuenta!>. enteramente a merced del otro, aquí en el sentido dual del otro Hacer girar la cur.i de la obsesión en tom?dª . , .-esa aunnue Dt> :;ea
t Por as1 e<:lf, c00,, . , ~.,
con minúscula. en su principio - de forma paten e y, . al d del anaJi-;t.a. f.o;te
"ó d 1d . o del sujeto. eseo .
Por C'iO dc!tdc mi segunda lección les indiqué que la estructura de la deliberada - la subducc1 n e ese , . · tema al a. se arncu-
. b. ti i: una re1erenc1a 10 .
relación del de!;CO con el deseo del Otro, en el sentido que les enseño. se deseo, como iodo deseo. s1 ien en 1·c1e 1de la """ici6n que el analista
opone a la C!itructura donde éste se articula, se define, incluso se algebriza. la en otra parte. Aquí. se 1·c1e nll·tiica <.:·on e 1 a .dad"-···d al al que el ·
en la dialéctica hegeliana. ha obtenido o creído obtener respet:·to a la reah · 1 e
la dije que el punto donde estos dos deseos se superponen parcialmen- del paciente será obligado ª someterse.
te C!i aquel mi\mO que 0()1; permite definir esa relación como una relación
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1
356 - .J
L.4S CINCO FORMAS DEL OBJETO a mi11ú.w:11lti DEL a A LOS NOMBRES DEL PADRE

Ahor.1 bien. el a en cuestjón. señalado corno causa del deseo, no es esta con el deseo del Otro. La singular observación de Kierkegaard, que la mu-
,·anidad ni este desecho. Aunq.uc es ciertamente, ~n su f~nción. lo que yo jer está más an~ustiada q~e el ~ombre. e.s. creo yo, prof~ndamentc acerta-
articulo. 0 sea. el objeto defintdo con10 un resto 1rredut1blc a la simboli- da. ¿Cómo sena esto posible s1, en el nivel central. fáhco, la angustia no
zación en el lugar del Otro. sin emhargo depende de este Otro. porque. de estuviera hecha precisamente de la relación con el deseo del Otro'!
lo ...""Ontrario. ¿cómo se articularia? El deseo. en tanto que es en su corazón deseo de de!>co, o sea, 1en-
Si a es el resto único de la existencia en tanto que ella se hace valer, no tación. nos remite a esta angustia en su función más original. La an-
es pues. como se ha dicho, existencia en su facticidad. Esta facticidad, en gustia. en el plano de la castración, representa al Otro. si el encuentro
efecto. sólo se situaría mediante su referencia a una supuesta, mítica, ne- con el doblegamiento del aparato nos da aquí el objeto bajo la forma de
ct"sidad noélica. planteada ella misma como referencia primera. Pen> no hay una carencia.
ninguna facticidad en el resto a. porque en él se enraíza el deseo que llega- ¿Tendré que recordar lo que, en la tradición analítica. confirma lo que
rá. más o menos. a culminar en la existencia. estoy articulando? ¿Quién nos da el primer ejemplo de la castración atraí-
La se\'erid.ad más o menos lograda de su reducción. a saber, aquello que da. asumida. deseada en cuanto tal, sino Edipo?
Jo hace irreductible, y en lo que cada cual puede reconocer el nivel exacto Edipo no es de entrada el padre. Es lo que quise decir hace tiempo al
hasta donde se ha alzado en el lugar del Otro. he aquí lo que se define en aquel observar irónicamente que Edipo no hubiera sabido que tenía un complejo
diálogo que se desarrolla en una escena. De ahí que el principio de dicho de Edipo. Edipo es aquel que quiere pasar auténticamente, y míticameote
deseo. tras alzarse. deba vol\'er a caer, mediante la prueba de lo que allí ha- también. al cuarto nivel. que tendré que abordar por su \'Ía ejemplar, aquel
brá dejado. en una relación de tragedia. o de comedia lo más a menudo. que quiere violar la prohibición que afecta a la conjunción del a, aquí (- !p),
Se desarrolla. por supuesto, como un rol, pero no es el rol lo que cuen- y de la angustia. aquel que quiere ver lo que hay más allá de la satisfacción.
ta. lo sabemos todos por experiencia y por certezas interiores, sino lo que. ésta lograda, de su deseo. El pecado de Edipo es la cupído scit>ndi, él quie-
más allá de dicho rol, queda. Resto precario y expuesto, sin duda. pues. re saber. y esto se paga con el horror que he de.'iCrito - lo que ve al fin son
como todo el mundo sabe hoy en día, yo soy para siempre el objeto cesible, sus propios ojos, a, arrojados al suelo. . .
el objeto de intercambio, y este objeto es el principio que me hace desear, L
·Significa esto que tal es la estructura del cuarto mvel. Y que . ~•empre
. ?
que me hace descante de una falta - falta que no es una falta de sujeto, deba estar presente en algún lugar este rito sangriento de encegucc1m1ento ·
sino una falta hecha al goce que se sitúa en el Otro. No, tienen ojos para no ver. no es necesario que se los arranquen. .
Por eso toda función de a no hace más que referirse a la hiancia central Por eso, ciertamente, el drama humano no es tragedia sino comedia.
que separa. en el plano sexual, el deseo del lugar del goce. y nos condena a La angustia es suficientemente repeh·da. dcsconoc1'da. en la solll c~nr,..
..,.-
ción de la imagen especular i(a). Lo mejor que se puede anhelar e~ qu~ ~
que necesariamente para nosotros el goce no le esté, por su naturaleza, des- . . . es necesario porque está e
refleje en los ojos del Otro -pero m s1qu1era · •
1
tinado al deseo. El deseo no puede más que ir a su encuentro y, para encon-
trarlo, debe no sólo comprender sino franquear el fantasma mismo que lo espejo.
<>0stienc y lo construye.
Esto. lo hemos descubierto como aquel tope que llamamos angustia de
castración. pero ¿por qué no deseo de castración? ya que en la falta central
3
que <;epara al deseo del goce. allí también está suspendido un deseo, cuya
amenaza P'.tra cada uno no está hecha sino de su reconocimiento en el de-
seo del Otro. En el límite. el Otro. cualquiera que sea. parece ser en el fan- . . 1cuarto nivel utili.umck1 n~sll'O
wma el c&1rador, el agente de la castración. Veamos ahora cuál es la articulación de .
. . 'b' 'ó s1'ntoma-angusua.
cuadro de referencia. rnhr 1c1 n-.
Sin duda. las posiciones !IOTl aquí diferentes en el hombre y en la mujer.
He aquí cómo voy a describirla.
En el caso de la mujer, la posición es más confortable, porque la cosa ya
está hecha. Eo;to es también lo que vuelve mucho más especial su vínculo
)59
.158
L.-tS CINCO FORMAS DEL OBJETO a minúscula DEL a A LOS NOMBRES DEL PADRE

Hegel. 0 sea. la incidencia simbólica, o bien la que nos da la angustia. úni-


impotencia concepto de angusúa ca aprehensión última y en cuanto tal de toda realidad-y que hay que ele-
l deseo de n<> •'CI'
gir entre ambas -'! .
Jcs,:Qnocmucnro omnipotencia SUICldio El concepto de la angusua sólo surge pues en cuanto tal en el límite, y
s
de una meditación de la que nada nos indica que no tropiece muy pronto
duelo angustia
A ideal con su tope. Pero lo único que nos importa es encontrar aquí la confinna-
ción de las verdades que ya hemos abordado por otros caminos.
El nivel escópico Vuelvo ahora. como he anunciado. a la función del duelo.
Al ténnino de su especulación sobre la angustia. Freud se pregunta en
qué todo aquello que ~a podido pl_an_tear ~obre las relaciones de la ~~a
En d lugar de Ja inhibición. está el deseo de no ver. En vista de la dis- con la pérdida del objeto puede disungutrse del duelo. Todo el codicilo, el
posición de los fenómenos, apenas es necesario argumentarlo. porque se apéndice a Inhibición, síntoma y angustia indica el embarazo más e~tremo
cumple en todo. a Ja hora de definir cómo se puede comprender que estas dos funciones a
El desconocimiento. como estructural en el nivel del no saber, está ahí. las que él da la misma referencia den lugar a manifestaciones tan diversas.
en la segunda linea. Creo que debo recordarles en este punto a qué nos llevó nuestra inte-
En Ja tercera. como turbación, el ideal. Es el Ideal del yo, o s~a. aquello rrogación acerca de Hamlet como personaje dramático eminente que mar-
del Otro que es más cómodo introyectar, como dicen. ca la emergencia, en los albores de la ética moderna, de la nueva rclac16n
Si el lérmino introyección se introduce aquí, no es en absoluto sin mo- del sujeto con su deseo. .
tivo, aunque les ruego que lo tomen con reservas. porque la ambigüedad Indiqué que es propiamente la ausencia de duelo en su m~ lo que~
que permanece entre la introyección y la proyección nos indica suficiente- desvanecerse en él. disiparse, hundirse de la fonna más rachcal. t~ im~
mente que será preciso introducir otro nivel para dar su pleno sentido al pulso posible de un deseo. Mientras que. por otra parte, este pe~Jl3Je nos
término introyección. es presentado de un modo tal que pennitió ªun Salvador de tt.tadari_ag~ por
En el corazón del cuarto nivel. en el lugar central del síntoma tal como · . · d los héroes del Renacurucnlo.
e1· emplo reconocer en él el esu1o nusmo e · .
se encama especialmente en el obsesivo, ya designé el fantasma de la om- ' ede decir - ·tengo ne-
Hamlet es un personaje del que lo menos que se pu . "
nipotencia. Este fantasma es correlativo de la impotencia fundamental para cesidad de recordarlo?- es que no re troe
ede ante demasiadas 1.-osas.
.
Yque
1
sostener el deseo de no ver. , . de h er es pre<:1samentc:. e
no le tiembla el pulso. Lo uruco que no pue ac
1
dese<> falta.
Lo que pondremos en el lugar del acting out es la función del duelo, ya acto que está destinado a llevar a cabo. Yello porque e · e&.,..0
que voy a proponerles ahora mismo que reconozcan lo que en un año ante- .
El deseo falta porque se ha hundido e e .
l Id al Hamlel evoca. en u.... .
1 ual para nuei;-
rior les enseñé a ver en él de una estructura fundamental de la constitución . df f nle a un ser anie e c ,
lo que era la reverencia de su pa e .": amlel se doblegaba li1erallll<'n-
del deseo. tra sorpresa aquel rey supremo, el v1eJO H . asalla;,. de ena-
En el lugar del pasaje al acto, el fanta.;ma de suicidio, cuyo carácter, así . · . rl de alfombra en su v ,-
te para rendirle homenaje, para hace e lasc: de relación idolátrica que ira-
como su autenticidad. deben cuestionarse esencialmente en la casuística. morado. ¿Qué hay más dudoso que la c , . de un sentimiento dcma-
Abajo a la derecha. sigue estando la angustia, aquí en tanto que enmas- 51
zan las palabras de Hamle1? ¿,No hay allí gno." _._ ·amor único. mili-
carada. . 0 ser del º'""" un
siado forzado, exaltado. como paran ·1 del amor cortés? Ahora bien.
.
En el lugar del embarazo, lo que llamaremos legítimamente el concep- co, de un amor emparentado con el eso o . referencias propiamente
to de angu!>tia No sé si se dan cuenta del todo de la audacia que aporta cuando éste se manifiesta fuera del e~ de sus se dirige a algo · ·
Kierkegaard con este término. ¿Qué puede querer decir esto, salvo que la . do de toma evidente que
culturales y ntuales - n se el 5¡onn el<:
rt .t. s por e1¡,'()Ou,...,,.;
~ •0 • i:,--
mcldcncia verdadera sobre lo real es. o bien la función del concepto según to que la Dama - . el amor co .,s e ·

J6/
360
US CINCO FORJ.IAS DEL OBJETO a mimí.~cu/a DEL a A LOS NOMBRES DEL PADRE

~'aretKla. de no se qué coartada, ante los difíciles caminos que implica el recuerda y articula con fuerza en la nota que cité, así como en el artículo
a1.·~'1.'SO a un amor 'erídico.
bien conocido sobre Duelo y melancolía. ¿Es preciso que les lea el pasaje
.-\ la sobrevaloración por parte de su padre de la Gertrudis conyugal, tal en cuestión para que lo tengan presente? Tras defender la noción de rever-
et)mo ~ pre~enta esta actitud en los recuerdos de Hamlct, resulta patente SI
.ón de la libido presuntamente objeta! al yo propio del sujeto, Freud con·
que le corresponde dialécticamente su pr~pia evasión animal de la fiesa. en sus propios ténninos. que evidentemente en la melancolía este
GertruJis materna. Cuando el Ideal es contradicho, cuando se hunde, el re- proceso no culmi~a, porque el objeto supera a la dirección del proceso. Es
sultado. constatémoslo. es que el pocler del deseo desaparece en Hamlet. el objeto el que tnunfa.
Como se lo he mostrado a ustedes, este poder sólo será restaurado en él a En la melancolía se trata de algo distinto del mecanismo del retomo de
partil Je la visión. en el exterior. de un duelo. uno de verdad, con el que la libido en el duelo, y, por este motivo, todo el proceso, toda la dialéctica.
enu-.i en competencia. el de Laertes por su hennana. que es el objeto ama- se edifica de otro modo. En cuanto al objeto, Freud nos dice que es preciso
do de Hamlet y del que se ha encontrado repentinamente separado por la _¿,por qué en este caso? ahora lo dejo de lado - que el sujeto le dé expli-
carencia del deseo. caciones. Pero el hecho de que se trate de un objeto a. y de que éste, en el
¿Acaso esto no nos abre la puerta. no nos da la llave que nos pennite cuarto nivel, esté habitualmente enmascarado tras el i(a) del narcisismo y
articular mejor que como lo hace Freud, aunque en la misma línea de su sea ignorado en su esencia. exige para el melancólico pasar, por así decir, a
investigación. qué significa eso. un duelo'? través de su propia imagen, y atacarla en primer lugar para poder alcanzar
Freud nos hace observar que el sujeto del duelo se enfrenta a una tarea dentro de ella el objeto a que la trasciende, cuyo gobierno se le escapa -y
que seria la de consumar una segunda vez la pérdida del objeto amado pro- cuya caída lo arrastrará en la precipitación-suicidio, co~ el automatismo,
\OCada por el accidente del destino. Y sabe Dios cuánto insiste, con ralón, el mecanismo, el carácter necesario y profundamente alienado ~on el q~e.
en el aspecto detallado, minucioso, de la rememoración de todo lo que se como ustedes saben, se llevan a cabo los suicidios de melancól11."0S. Y es-
ha vivido del vínculo con el objeto amado. tos no se llevan a cabo en un marco cualquiera. Si ocurre tan a menudo en
Por nuestra parte, el trabajo del duelo se nos revela. bajo una luz al mis- una ventana. o a través de una ventana. no es por azar. Es el recursoª una
mo tiempo idéntica y contraria, como un trabajo destinado a mantener y estructura que no es sino la del fantasma.
sostener todos esos 'iÍnculos de detalle, en efecto, con el fin de restaurar el Aquello que distingue lo que corresponde a1c1c · lo m·anía- melancolía de
\·fnculo con el ve.rdadero objeto de la relación, el objeto enmascarado, el todo lo que corresponde al etc . 1o 1'dea1de 1a re'erencia
• 1 al duelo y al deseo.
• •

objeto a - al que, a continuación, se le podrá dar un sustituto, que no ten- .fi n ia de función entre. por una
sólo podemos captarlo acentuan do 1a d1 ere e ..
drá mayor alcance, a fin de cuentas, que aquel que ocupó primero su lugar. r otra parte en e 1otro 1: te1o,
l
parte. la relación de a con i(a) en e 1d ue º·Y· po . ' al · otra
Como me lo decía uno de entre nosotros. humorista, a propósito de la aven- • ara el sujeto que cu qwer
. ""' la referencia radical al a, más arraigan 1e_ P ad · ar da en la relación
tura que se nos describe en el filme Hiroshinw mon amour, es una historia relación, pero, también. profundamente ignor a. iena ·
muy adecuada para mostramos que cualquier alemán irremplazable puede
narcisista. . función de a lo que:
encontrar inmediatamente un sustituto peñectamente válido en el primer , . nsegu1da que es 1a n0
En la manta, precisemos e · . . t En ella el sujeto no
Japonés que aparezca a la vuelta de la esquina. . l 1 su desconoc1m1en o.
está en juego, y no s1mp emen e · . sibilidad al~una a \e-
El problema del duelo es el del mantenimiento, en el nivel escópico. de . d · · 1 ·ual lo entrega. s111 J>O
tiene el lastre e mngun a, o' . f'1111.1 lúdi1:a de la ca dC'na
10!> '·fnculos por los que el deseo está suspendido, no del objeto a, sino de ces de liberarse. a la pura metonimia. 10 ª
y '
i(aJ, por el que todo amor está narcisísticamente estructurado, en la medi-
signficante. .. pero eslo nos pemutirj con-
da en que este ténnino implica la dimensión idealizada que he señalado. . 1 d.d quf muchas co~.
Esto con.~tuye la diferencia entre lo que ocurre en el duelo y lo que ocurre S1n duda. he e u 1 o a . ·ión de dejarlos.
. 1d d te año tengo mten~
en la melaocolia y la manía . cluir en el mve on e, es •
. . A~~ que <.e di~tinga el objeto a del i(a), no podemos concebir la
dúcrcoc1a radiC.U que hay entre la melancolía y el duelo, que Freud nos
36.l
362
US CINCO FORMAS DEL OBJETO a minúscula DEL a A LOS NOMBRES DEL PADRE

4 Ahora bien. el desconocimiento del a deja abierta una puerta. Lo sabe-


mos desde siempre. ni siquiera hay necesidad del análisis par.1 mostrárnos-
lo. porque creo habérselo podido indicar en un diálogo de Platón. El Ban-
EJ deseo en su carácter más alienado, más profundamente fantasmático quete. La única vía en la que el deseo puede libramos aquello en lo que
es lo caracteristü:o del cuarto nivel. Si he esbozado la estructura del quin~ deberemos reconocemos como el objeto a en tanto que. en su término. tér-
to. y si ~ indicado suficientemente que en este nivel el a se recorta en este núno sin duda nunca alcanzado. él es nuestra exi!>tencia más radical. sólo
c~so abiertamente alienado. como soporte del deseo del Otro, que ahora es se abre situando a. en cuanto taJ. en el campo del Otro. Y no sólo es que
nombrado. podrán ustedes advertir que es también para decirles por qué deba ser en él situado. sino que es situado en él por cada uno de nosotros v
\"OY a detern!rme este año en este término. por todos. Es, nada más y nada menos. la posibilidad de transferencia. •
En efecto. toda la dialéctica de lo que ocurre en el quinto nivel implica La interpretación que damos apunta siempre a la mayor o menor depen-
una articulación más detallada de lo que nunca se ha llevado a cabo con lo dencia de los deseos los unos respecto de los otros, pero esto no es enfren-
que ai:abo de designar como introyección - la cual implica en cuanto taJ tru'SC a la angustia. No hay superación de la angustia sino cuando el Otro se
la ~nsion auditiva. la cual implica también la función paterna. ha nombrado. No hay amor sino de un nombre. como cada cual lo sabe por
Si el año próximo todo ocurre de tal fonna que pueda proseguir mi Se- experiencia. El momento en que el nombre de aquel o aquella a quien se
minario de acuerdo con el camino pre,;sto, voy a darles cita. no sólo en dirige nuestro amor es pronunciado. sabemos muy bien que es un umbral
tomo al Nombre. sino en tomo a los Nombres del Padre. Y ello no sin que tiene Ja mayor importancia. . .
motivo. Esto no es más que una huella. huella de algo que va de la e:u!>1enc1a
En el mito freudiano. el padre interviene de la fonna más evidente- del a a su paso a la historia. Lo que hace de un psicoanálisis una aventura
mente mítica como aquel cuyo deseo sumerge. aplasta, se impone a to- única es la búsqueda del ága/ma en el campo del Otro. .
dos Jos demás. ¿Acaso no hay ahí una contradicción obvia con el hecho Les he interrogado varias veces acerca de lo que connene que sea el
evidentemente dado por la experiencia. de que, por esta vía, es muy dis- deseo del analista para que el trabajo sea posible allí donde tratamos de lle-
tinto lo que se produce, o sea. la nonnalización del deseo en las vías de var las cosas más allá del límite de la angustia.
la ley? Conviene. sin duda, que el analista sea alguien que. por poco que sea.
¿Es eso todo? La propia necesidad de mantener el mito junto a lo que por algún lado. algún borde. haya hecho \•oh·er a entra_r su deseo en este a
irreductible. lo suficiente como para ofrecer a la cuesuón del concepto de
nos indica y nos hace perceptible la experiencia. incluso en los hechos que
tantas veces sopesamos de la carencia de la función del padre, ¿acaso no la angustia una garantía real.
atrae nucstrd atención hacia algo distinto? - hacia lo siguiente, que en la
manifestación de su deseo. el padre. por su parte. sabe a qué a se refiere 3 Dli SVUO DE 1963
dicho deseo.
Contrariamente a lo que enuncia el mito religioso. el padre no es causa
sui. sino sujeto que ha ido lo suficientemente lejos en la realización de su
deseo como para reintegrarlo a su causa. cualquiera que ésta sea, a lo que
hay de irreductible en la función del a. Esto es lo que nos pennite articular.
en el principio mismo de nuestra investigación, sin eludirlo en fonna algu-
na. que no hay ningún sujeto humano que no deba situarse como un obje-
ro. un objeto finito, del que penden deseos finitos. los cuales sólo adquie-
ren el ~pecto de infinitizar.;e en la medida en que. al evadirse Jos unos de
l'X Ob'"O!s cada \'CZ más lejos de su centro, alejan al sujeto cada vez más de
cualqwer reali1..ación auténtica. . 1

165
364
NOTA

• •
...... ' ....
........... .4

.
El estahlecimicnto
. d .
del texto de Chte Seminario &e ha bene fiu;......,
.;k"·· de la
ex1stenc1a
,
e un ejemplar d;1ctílografiado cxccrv·ional
r-
• ,._an -'
· i....a; • en "'ecta
enviaba cada una de su11 lecciones a su hija Judith, entonces au'ICnlc de Pa~
rfs, y añadía a la dactilografía anotaciones y correcciones manuscri~ que
he utilizado.


En el primer capítulo, se habrá advertido que Lacan interpela a su audl·
torio para asegurarse de que la paJabr.t smaRare exista en italiano. y que la
respuesta que se le da lo lleva a concluir que persiste una duda. En el ejem·
piar dactílografiado dirigido a su hija con una dedicatoria fecháda el 16 de
noviembre de 1962, o sea. dos dfas despu~s. figura aJ margen esta prcci·
. - J sión: «En este punto interpelo a Píer.t - que me sugiere esua duda - pem
.. .. luego lo he confirmado. smagare tiene ciertamente el sentido que le dan B.
y W».
Una anotación marginal identifica al autor del trabaj<1 esperado por
.,.... Lacan: «Se trata de un trabajo de Green sobre El peWJamieflln salvajt•. La
recensión del libro de l~vi-Strauss por el Sr. André Green se publicó ulle·
...
.. 1

. .
.
~.
~
.
....
'""'-

. . .
...

· -
1

......
1
..
ríom1ente en la revista Critique.
J.-A. M.
. . . :!"'...~:-:.;.
.,.:.,.;-•. .. 1

"''~i",l~~
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Es un camtno de abo: t..11<· L">enclal c·o11.,lru1, para ponerst'la a ustedrs
para nuestra cxpcn:-nc-1;1 ronreb1r en ' • mano. la que lt"s lnd1c-a esla
rn su estrurtwa vrtg1nal ta fu11r1on lonna de cortar el ::ro!.s ·cap Esta
de la falta, v rs preciso \''lh cr aht pee;· ;eñci plt't.a tallantl" l"S una
nn1chas veces para no dejarla l'Spccle de cortocircuito que lo
escapar. As1 pues. otra fábula llc-\. r:c1 por el camino más corto al
El tnsecto que se pasea por I~ reverso drl punto donde st"
supc-rfiele de 1a b::inda ,ie !'.ioehius, "'f," l O t':Tl • .~ntraba un instante antes
si tiene la representarlon de lCl que ESTABLECIDO Esta pl'quena pleia faltante. en elite
es una supc-rflt·ie. puedt' creer en FvR caso el a. ¿queda resuelto el asunto
todo momento que hay una cara JACgUES·ALAIN desr :ibtendola de esta forma
que no ha explorado. aquella que M.TJ LER par" lt~maut·a? En absoluto.
siempre se encuentra en el reverso porque es el h,.1.ho de que falta lo
de la cara por la que se pasea. que constituye toda la realidad del
Puede creer en dicho reverso. munno por donde se pasea el
mientras que no lo hay. como h1secto. El pequeño ocho lntertor es
uatcdcs saben. ti "'In ¡,¡a"f:ie11.,, t•tr.rtamente trreducUble. Dicho de
explora la untca cara que hay. y sin otra manera. es una falta que el
embargo a cada instante. hay sinabol;, no suple. No es una
Ciertamente un reverso ausencia que el símbolo pueda
1.o que le falta para advertir que ha remediar.
puado al rewno -'l8 pequet.a
pi fe que \Dl ella ma~ cu.t••
-Exaaldo del

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