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Pontificia Universidad Javeriana

Ciclo vital del aprendizaje


Prof. Marlucio De Souza Martins
14 de noviembre de 2018
Martha Liliana Piña

¡Qué problema el aprendizaje!


“Un error corregido puede ser
más fecundo que un éxito inmediato”
(Jean Piaget)

En la pedagogía se han utilizado muchas estrategias para el logro de aprendizajes eficientes,


sin embargo, la tradición ha mantenido un estilo en la pedagogía que ha marcado la mayoría de las
generaciones. En la presente reseña se pretende hacer un recorrido por la cuestión del aprendizaje por
medio de problemas, es decir, aprendizaje por descubrimiento. Esto supone un giro a la propuesta
convencional, pues implica un alto grado de compromiso y curiosidad por parte del sujeto que
aprende, implica también un alto grado de autonomía y libertad para la puesta en marcha de dicha
propuesta.
Así en un primer momento, se puede definir el aprendizaje por descubrimiento como la
“actividad autorreguladora de solución de problemas, que requiere la comprobación de hipótesis
como centro lógico del acto de descubrimiento.” (Ruiz, 1993., p.4) En este sentido, descubrimiento
es la palabra clave ya que quien aprende está en la capacidad de profundizar una temática de interés
lo lejos que su curiosidad le permita llegar. Por ende, no existen límites, el aprendizaje se presenta
como un amplio mundo de posibilidades a las que es posible llegar a partir del reto que supone la
solución de un problema.
Hasta este punto, la propuesta del aprendizaje por descubrimiento se presenta como la opción
más concordante con la naturaleza humana, ya que su objetivo es sacar de él lo mejor y más innovador
que está por descubrirse. No obstante, ¿por qué hoy se sigue empleando en todos los ámbitos de la
educación, especialmente la latinoamericana, los medios de aprendizaje roñosos y caducos? ¿cómo
es posible que en un mundo tan interconectado y lleno de posibilidades se sigan exigiendo contenidos
de tipo memorístico y que poco dicen a la vida cotidiana de las personas?
Son esto los problemas que se plantean al ofrecer una alternativa a lo convencional, pues “este
proceso combina diferentes segmentos o piezas con sus correspondientes enlaces: la observación, la
búsqueda de información, la confrontación de las ideas, la reflexión, la organización de la información
y la generación de pensamiento sintético” (Font, 2004., p.83). Da la impresión de que a los sistemas
educativos no convienen personas que piensen e indaguen de forma autónoma, por ello, los sistemas
generalizan no sólo las formas de aprendizaje, sino también los contenidos, de manera que los sujetos
respondan de forma adecuada a los sistemas económicos y sociales presuntamente sostenibles para
el desarrollo mundial.
En este sentido, el aprendizaje por problemas se puede convertir en un arma peligrosa, pues
entrena a las personas en el desarrollo de sus capacidades y potencias personales, libres de la
corresponsabilidad con el apabullante sistema capitalista que las fracciona. Así “mientras
tradicionalmente primero se expone la información y posteriormente se busca su aplicación en la
resolución de un problema, en el caso del aprendizaje basado en problemas primero se presenta el
problema, se identifican las necesidades de aprendizaje, se busca la información necesaria y
finalmente se regresa al problema.” (Font, 2004., p.84) Esto implica, un cambio de perspectiva en la
antropología subyacente a la forma de enseñanza-aprendizaje, pues el sujeto de aprendizaje no es en
este caso un recipiente vacío que hay que llenar, sino un ser potencialmente capaz de forjar nuevos
caminos y direccionarse de forma autónoma.
No obstante, la autonomía no gusta a en general, es mejor si todos aprenden de la misma forma
y piensan correctamente de acuerdo con la norma y la doctrina. El miedo al cambio es evidente y no
sólo al cambio sino a la posible decisión de ser improductivos para el actual sistema opresor.
Esta propuesta trae consigo la posible “asociación a la producción de errores” (Ruiz, 1993.,
p.4). Los errores tradicionalmente han sido vistos como un aspecto de las personas indeseable, por
eso, todo está montado de tal forma que los individuos no tengan que pensar para evitar los errores y
si no da la talla, sería por defecto, es decir, por falta de dedicación a los contenidos que se deben
aprender. Por tanto, el error es un aspecto sumamente condenatorio y está excluido como medio de
aprendizaje. No obstante, la condena del error se convierte en un arma de doble filo, pues gracias a
los errores en la historia las mentes brillantes han logrado grandes avances para la humanidad. No
sería posible gozar hoy de infinidad de medios y comodidades, si unos pocos locos no se hubiesen
atrevido a ir más allá de lo convencional para descubrir lo inexplorado. En este sentido, “de acuerdo
con Piaget, ‘un error corregido puede ser más fecundo que un éxito inmediato’. En definitiva, es la
toma de conciencia del error lo que estimula la elaboración de nuevas conjeturas y la construcción de
nuevos descubrimientos” (Ruiz, 1993., p.4).
Después de todo este desarrollo no se pretende centrar el aprendizaje por descubrimientos, en
la absoluta individualidad del sujeto, pues está inmerso en un contexto sociocultural específico al que
es menester responder. Los problemas surgen allí, gracias al contacto social que implican las
relaciones y la vida misma, así, por tanto, es inconcebible un aprendizaje por medio de problemas
que prescinda de la realidad social y cultural de su contexto. A este respecto como lo expresa Vygotski
Apuntamos que las experiencias colectivas y cooperativas de aprendizaje por
descubrimiento, en la medida que animan al sujeto a expresar y fundamentar su pensamiento,
a descentrar su razonamiento, a coordinar su acción con la de los demás; pueden resultar
altamente favorecedoras de los descubrimientos cognitivos intrapersonales. (Ruiz, 1993.,
p.5)
En la actualidad resulta preocupante ver cómo a pesar de estar terriblemente intercomunicados
y tener información del otro lado del mundo en tiempo real, la construcción de sociedad es cada vez
más vaga e individualista. Las relaciones interpersonales se han visto afectadas por la era digital de
la hiperinformación vacía y saturante. No parece justo en este mundo con un alto acceso a la
información que se sigan manteniendo estructuras que les digan a los sujetos cómo organizar,
proyectar y desarrollar su vida en favor de una utopía sectarista, la del capitalismo. Sistemas así
resultan ser más simples y sencillos, solamente tienen que convencer a las personas de que su
contribución con la cadena de producción es indispensable para el bien común. Por eso el
librepensador resulta incómodo, casi un defecto de la maquinaria productora de entes monopensantes,
que ven en la creatividad y le innovación el demoniaco espíritu anarquista que puede hacer ir a pique
todo un sistema.
Sin embargo, hemos de ser conscientes de que no es un tema fácil hacer despertar las
conciencias dormidas ante las posibles alternativas que generan cambios, pues desde tempranas
edades se enseña a tener miedo al cambio, porque no se educa con la suficiente resistencia a la
posibilidad del fracaso. En este sentido, el aprendizaje por medio de problemas puede garantizar una
cierta resistencia a la frustración y un entrenamiento de la persistencia para volver a intentarlo.
Siguiendo a Ruiz, existe la posibilidad de dar usos inadecuados al aprendizaje por
descubrimiento; pues equivocadamente se puede asociar dicha forma de aprendizaje con el
empirismo, tan en boga en el siglo XX. Es una especie de asociación directa con el cientificismo
propio de la época, reduciendo el aprendizaje por problemas a la búsqueda de datos positivos en
contraposición al “aprendizaje teórico y verbalista tradicional.” (Ruiz, 1993., p.5). Se trata de un tipo
de aprendizaje inductivo que va de lo particular a lo universal, basado en observaciones que guiadas
por la intuición hacen del sujeto empírico cientificista el modelo universal de aprendizaje.
Otro mal uso que plantea el autor y que está en perfecta coherencia con el anterior, es acaparar
dicha forma de aprendizaje a los métodos científicos, haciendo así un reduccionismo del método al
cientificismo. “La identificación del aprendizaje por descubrimiento como la aplicación al aula del
método científico ha conllevado implicaciones pedagógicas inadecuadas.” (Ruiz, 1993., p.8) Pero la
finalidad de este método de aprendizaje no puede quedar reducido a la mera inquietud de la
investigación científica, aunque esto haga parte. Se trata entonces de una toma real de decisiones a
cerca de la exploración de la realidad.
Tampoco podemos reducir la exploración de realidad a lo que es empíricamente factico, pues
hay muchas realidades inherentes al ser humano que lo configuran como es y, sin embargo, no
implican una necesaria respuesta científica, así como en la mayoría de los casos puede superarla.
A modo de conclusión es fundamental notar que el aprendizaje por medio de problemas no se
refiere a la invención de estos para mantener ocupados a los alumnos, se trata de una exploración
seria de la realidad y contexto, de manera que sea posible detectar las necesidades, dificultades y
retos, de manera que despierte lo suficiente la inquietud y el compromiso con las ideas que pueden
cambiar el mundo.
Otro aspecto que me parece relevante es el miedo a la autonomía y libertad que esconde la
forma de aprendizaje tradicional, pues acentuar la diferencia y abrirse al diálogo respetuoso con los
demás es signo de madurez y un pueblo pensante y libre; se torna casi imposible de gobernar, por ello
es mejor mantener a las masas oprimidas para una generalización y dominación más efectivas.
La escuela es pues el espacio desde el cual es posible cambiar el mundo, pues por ella pasamos
todos los que un día soñamos con hacer algo productivo de nuestras vidas. La escuela es el espacio
privilegiado para sembrar en las personas el deseo por el progreso (no desde la perspectiva
capitalista), sino el deseo por una vida digna y mejor que contribuya al cuidado de la casa común.
Hoy la educación pide con urgencia gente que se sepa resolver la vida y siempre encuentre posibles
soluciones no sólo a nivel individual sino también comunitario.
En este sentido, el aprendizaje por medio de problemas resulta acertado para forjar una
sociedad pensante, libre y sobre todo comprometida con su contexto. Por eso el trabajo del profesor
en todo momento será el de ayudar a dar a luz las ideas que permitan responder acertadamente a
problemas reales. El factor maestro, en este sentido, es fundamental, puesto que debe lograr
corresponsabilizar a los alumnos de la importancia en su conocimiento para el desarrollo y el bien
común.
El aprendizaje por problemas se convierte más en un medio que en un método, para sacar de
dentro lo mejor de cada persona. Todos hemos experimentado el peso de la antigua escuela, es hora
de innovar, sin perder de vista la referencia al ser humano integral, capaz de alcanzar verdades, no
sólo de índole fáctica, sino también espiritual, es así como es posible ponerle alas a la humanidad.
Pero institucionalizar dicho método de aprendizaje pude suponer un peligro importante para el
espíritu mismo. “Ello no implica negar la utilidad de la enseñanza programada para la promoción del
descubrimiento: la clave radica en cómo se use. Usada de modo que favorezca el ejercicio del
pensamiento productivo y autoregulador, en lugar de adormecer.” (Ruiz, 1993., p.10) En definitiva
de eso se trata, de despertar conciencias activas que posibiliten un futuro mejor para todos.

Bibliografía
Fonti Ribas Antoni (2004). Líneas del Aprendizaje por Problemas. Universidad de Barcelona,
facultad de Derecho. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 18 (1), 79-95.
Ruiz A., Barón (1993). Aprendizaje por descubrimiento: principios y aplicaciones
inadecuadas. Universidad de Salamanca, facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación. Enseñanza
de las Ciencias, 11 (1), 3-11.

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