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Universidad Autónoma de Nuevo León

Facultad de Ciencias Biológicas


Licenciado en Ciencias de los Alimentos

Fisiología y manejo de poscocecha

PPA #2

Grupo 371

Equipo: # 3

Andrea Marcela Cantú Hernández

Valeria Alejandra Marrufo Gómez

Diego Eduardo de la Cruz Flores

Luisa Gabriela Romo González

Omar Vargas Cantú

25 de octubre del 2019


Introducción
Las frutas y hortalizas son productos perecederos, susceptibles al ataque de
microorganismos antes o después de la cosecha y durante su almacenamiento; tal es el caso
de los hongos, los cuales, pueden provocar grandes pérdidas en la producción de frutas y
hortalizas. Por otra parte, este tipo de microorganismos son capaces de producir sustancias,
como resultado de su metabolismo secundario, como las micotoxinas, que se distribuyen
con facilidad en el substrato y pueden llegar a ser perjudiciales, aun cuando se encuentran
en concentraciones muy bajas, poniendo en entredicho su inocuidad, ya que un 25 % de las
cosechas de alimentos a nivel mundial están contaminadas con algún tipo de micotoxinas,
lo cual representa un fuerte riesgo para la salud de la población de países importadores de
alimentos que no controlan estos contaminantes (FAO, 2001).

Se estima que a nivel mundial las pérdidas poscosecha de frutas y hortalizas causadas por
microorganismos, son del orden de 5-25% en países desarrollados y 20-50% en países en
desarrollo. La diferencia en la magnitud del daño de ambos escenarios obedece a que en los
países desarollados prevalecen condiciones ambientales de temperatura y humedad menos
favorables para la ocurrencia de daños, tienen mayor disponibilidad de recursos
tecnológicos y económicos para prevenir las pérdidas poscosecha y los mercados son más
exigentes.

Las enfermedades de la poscosecha de los productos agrícolas son aquellas que se


presentan después de la cosecha, provocando el deterioro de los mismos antes de ser
consumidos o procesados. El producto cosechado puede ser suculento (frutas y hortalizas) o
puede ser seco (granos), lo cual determina que los problemas poscosecha de ambos tipos de
productos sean diferentes y, consecuentemente, requieran de un manejo diferente.

Las frutas y hortalizas frescas son generalmente las más susceptibles al deterioro
poscosecha, lo cual puede deberse a las siguientes razones: i) cambios fisiológicos como la
senescencia y la maduración, ii) daños físico-mecánicos causados por magulladuras por
roce, compresión, o impacto, iii) daño químico y iv) descomposición por microorganismos,
los cuales en sentido estricto son considerados causas patológicas.
Las pérdidas por causas patológicas pueden ser de naturaleza cualitativa o de naturaleza
cuantitativa. Las de naturaleza cualitativa típicamente son el resultado de enfermedades
localizadas superficialmente sobre el producto, lo cual lo hace menos atractivo aun cuando
no haya destrucción real del tejido aprovechable. Estas enfermedades son particularmente
importantes en frutas y hortalizas de exportación, en las cuales se enfatiza la calidad visual
y aún daños pequeños pueden tornar el producto inaceptable en el mercado.

Por su parte, las pérdidas cuantitativas son el resultado de la destrucción rápida y extensiva
de tejido en toda la anatomía del producto, causado por los microorganismos. En estos
casos generalmente ocurre una infección inicial (o primaria) por uno o más patógenos
específicos del producto, seguido por la masiva infección secundaria de una gama amplia
de microorganismos oportunistas que son débilmente patogénicos pero que se reproducen
en el tejido muerto o moribundo resultante de la infección primaria. Estos invasores
secundarios juegan un papel importante en el deterioro al multiplicarse y aumentar el daño
causado por el (los) patógeno(s) primario(s).

Los patógenos más importantes que causan pérdidas poscosecha de frutas y hortalizas son
normalmente las bacterias y los hongos.

Revisión de la literatura
Método:

Aislamiento de hongos filamentos: A partir de frutos con síntomas de daño fúngico se


realizó un corte triangular de aproximadamente 1‐2 mm, y se realizó siembra directa en
medio PDA acidificado. Los cultivos fueron incubados a 28 +1 °C por 5 días y reaislados
hasta obtener un cultivo monospórico en el mismo medio.

Identificación de las cepas aisladas: La identificación se realizó en medios PDA, Agar


Czapec y CYA. Se determinaron las características culturales macroscópicas y
morfológicas por microcultivo y la observación directa en preparaciones teñidas con azul
de algodón lactofenol utilizando un microscopio provisto de un procesador de imágenes.
Para la identificación de cada cepa se utilizaron las claves propuestas por Samson et al.
(2004)

Método:

El aislamiento de los hongos fitopatógenos presentes en las frutas y hortalizas, se realizó


mediante la técnica de cámara húmeda, posteriormente se inocularon en medio de cultivo
ADP (agar con dextrosa y papa) con 0.2 g/L de cloranfenicol e incubaron a 27 °C (Agrios,
1998). Los aislamientos fueron identificados de acuerdo con su género y especie.
Para determinar la patogenicidad de los hongos encontrados se utilizaron los postulados de
Koch, de manera que todos los hongos obtenidos fueron inoculados en los frutos de donde
se aislaron originalmente, con la finalidad de observar la capacidad de la cepa para producir
la misma enfermedad.

Método:

Las muestras recolectadas se usaron para preparaciones temporales en glicerol al 20 % y se


observaron en un microscopio óptico para detectar signos. En las muestras donde había
esporas, los hongos se purificaron por la técnica de cultivos monospóricos. La caja petri se
observó en un microscopio estereoscópico y se identificó la germinación de las esporas. Las
esporas germinadas se aislaron individualmente, se sembraron en cajas petri con medio de
cultivo PDA. Las muestras de material vegetal sin presencia de signo de los hongos, se
colocaron en cámaras húmedas y con luz ambiental para favorecer la esporulación. En el
material vivo, con siń tomas de ataque de hongos, se cortaron secciones de tejido vivo y
muerto, y se desinfectaron con hipoclorito de sodio al 1.5 %. Estas muestras se lavaron tres
veces con agua destilada estéril, se secaron con papel estéril, se sembraron en cajas petri
(100×10 mm) con PDA y extracto EMA. Durante el aislamiento y crecimiento de los
hongos se identificaron las colonias que produjeron algún metabolito (pigmento) o
causaron inhibición o muerte de colonias fungosas o bacterianas.
Método:

Se identificó la comunidad bacteriana asociada al cultivo, para lo que se utilizaron semillas


botánicas obtenidas por productores especializados en la reproducción de esta especie. Las
mismas fueron previamente desinfectadas y procesadas, se colocaron en cámaras húmedas,
hasta su germinación. Posteriormente, estas semillas se colocaron en tubos espermosféricos
sin fuente de carbono y nitrógeno con el objetivo de aislar las bacterias con la capacidad de
vivir a expensas de los exudados radiculares del cultivo. Finalmente, cada uno de los tubos
espermosféricos fue inoculado con diluciones seriadas. Se establecieron cinco tubos por
dilución y una planta por cada tubo. Se incubaron en un fotoperíodo de 16 horas luz – ocho
horas oscuridad a 27 °C, durante siete días.

Las raíces de las plantas crecidas en cada tubo se extrajeron y maceraron. Se realizaron
diluciones seriadas (10–1 a 10–6) en solución salina y se sembraron en medios selectivos.
Para la identificación de las cepas, se realizaron determinaciones micromorfológicas
(reacción de gram, movilidad, presencia de endosporas, cápsulas, flagelos, etc.) y culturales
(forma, tamaño, opacidad, elevación, superficie, borde, consistencia, etc.) en los medios
estudiados. Se realizaron cinco réplicas por tratamientos y se replicaron estas
determinaciones tres veces para autentificar las cepas encontradas.
Método

Con el objetivo de identificar hongos patógenos en fruto de fresa y su relación con


variedades y el sistema de cultivo, se hicieron cinco muestreos de postcosecha: tres en la
región de Zamora, Michoacán, México, en diciembre del 2001, y en febrero y mayo del
2002, en las variedades Camarosa y Aromas, cultivadas con sistema tradicional, y con
cubierta plástica. Los otros dos muestreos se realizaron en mayo del 2001 y 2002, en fruta
importada de California, EUA. La identificación se realizó en base a las características del
micelio, color de la colonia, forma de conidióforos; y forma, tamaño y color de los
conidios. Para observar las estructuras en el microscopio compuesto, se hicieron
preparaciones permanentes de las colonias en glicerol al 50% acidificado con cinco gotas
de una solución 12N de HCl. Con la ayuda de las claves de Domsch and Gams (1980),
Sutton (1980), y Barnett and Hunter (1998), se identificaron todos los hongos aislados. El
género Rhizopus se identificó a especie de acuerdo a Domsch and Gams (1980). La
preservación de los cultivos monospóricos con producción de conidios, se hizo en tubos
criogénicos de 2 ml conteniendo los conidios en 1.0 ml de solución estéril de glicerol al
25%, y se almacenaron a una temperatura de -85°C. Los cultivos procedentes de punta de
hifa se preservaron en tubos inclinados con PDA y cubiertos con aceite mineral estéril.
Literatura consultada
-Mirna L. Suárez C Quiroz, Irma Mendoza C. Bautista, J. Alberto Monroy C. Rivera, Javier
de la Cruz C. Medina, Ofelia Angulo C. Guerrero, Oscar González C. Ríos. (2013).
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Sitio web: https://www.redalyc.org/pdf/813/81329290004.pdf

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Revista Mexicana de Micología Sitio web:
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Identificación de algunas especies de microorganismos benéficos en la rizosfera de gerbera
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http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1027-152X2009000400007.

- Ramón Villanueva-Arce, C. Arturo Aguilar-Pompa, Y. de las Mercedes Gómez y Gómez,


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- Fraire Cordero, María de Lourdes, & Yáñez Morales, María de Jesús, & Nieto Angel,
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Consulta 24 de Octubre de 2019]. ISSN: 0185-3309. Disponible en:
https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=612/61221307

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