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San Juan de la Cruz

Noche Oscura

1. En una noche oscura,


con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.

2. A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

3. En la noche dichosa en secreto,


que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

4. Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

5. ¡Oh noche que guiaste!


¡Oh noche amable más que el alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

6. En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba

7. El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

8. Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.

Amar duele, pero no amar duele más. Aquél que dice que amar es lo más sencillo, que amar no es
más que un calor que desborda, se equivoca. Esto refiere más al enamoramiento que al acto
mismo de amar. Un enamorado jurará y prometerá que hará todo lo que sea por el amado, pero
una vez que cese ese enamoramiento, los juramentos y promesas se expondrán.

El verdadero enamoramiento recae en amar cuando no parezca que haya forma de amar. San Juan
de la Cruz ama cuando no tiene claro su objeto de amor, no tiene dirección y siente dolor. El año
aproximado es 1578, posiblemente se encontraba encarcelado durante la composición del poema,
dado los problemas con la orden Carmelitas.

Intentando hacer recreación contextual, podemos fácilmente imaginar a San Juan en una cárcel
fría, desolado, abandonado y melancólico; una verdadera noche oscura. Lo esperado en alguien
común hubiera sido que se lamentara y reclamara ante el encierro, ya sea a sí mismo, a los demás
o a Dios. Nada bueno le habría traído esto. Sin embargo, buscó lo inusual, buscó la luz en la
oscuridad, buscó el amor en el dolor.

La oscuridad es entendida como la ausencia de luz. ¿Existirá, de hecho, la oscuridad absoluta? Me


inclino a pensar que no. Aun cuando algo parezca completamente oscuro, no significa que
realmente lo sea. Tal vez no lo percibamos. Que no percibamos algo, no significa que no exista. El
amor funciona de forma similar.

No existe momento, lugar, ni circunstancia que carezca de amor. Duele buscar el amor cuando
parezca que no se encuentra, pero duele más lamentarse, culpar y reclamar. Eventualmente el
amor hará sobrellevar e incluso cesar el dolor. El amor encenderá el rincón más oscuro. San Juan
amó cuando parecía no haber amor y encontró lo inquebrantable. Amar duele, pero no amar
duele más.

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