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Búsqueda del tesoro

El dinamizador ha escondido un tesoro en algún lugar. Se forman equipos y estos deben tratar de

averiguar dónde se encuentra el botín.

Para hacerlo más interesante, se recomienda plantear esta dinámica en forma de

gincana, poniendo notas o pistas para activar la curiosidad y también dar datos para que los

grupos vayan reflexionando sobre dónde está lo que buscan.

El objetivo es que mediante el trabajo en equipo logren encontrar aquello que el dinamizador ha

escondido.

Cosas en común

Se forman grupos con unos 5 o 6 miembros cada uno. Estos grupos deberán elaborar una lista de

unas 10 cosas que compartan sus miembros. Para evitar ir a lo fácil, queda terminantemente

prohibido mencionar partes del cuerpo, ropa o trabajo.

Cuando todos tengan sus listas hechas, deberán dictarlas en voz alta al dinamizador, quien las

apuntará en la pizarra. Así, se podrá ver con más claridad qué cosas tiene en común todo el grupo,

y a partir de aquí abordar futuras actividades encaminadas a los intereses compartidos.

Este juego es ideal para los niños. Además, pese a ser simple, es útil para para que éstos conozcan

sus cualidades positivas, lo que favorece el autoconocimiento.


Se les reparte a los niños dos hojas de papel y se les pide que apunten su nombre y apellido.

Después, en una de las hojas, se les pide que con cada letra de su nombre apunten las cualidades

que consideran que tienen (si el nombre es muy largo, puede pedirse que lo hagan solo con el

nombre o el apellido). Por ejemplo: Si la persona se llama Bea Salta, las cualidades o virtudes

pueden ser: Buena, enérgica, amable, segura, agradable, lista, trabajadora y asertiva.

En la otra hoja, se les pide a los niños que escriban el nombre de alguien que haya influido en su

vida. y entonces deben escribir palabras que expresen cómo les han influido éstos. De este modo

se crea un vínculo entre el autoconcepto y los valores postivos que han sido asociados a uno

mismo, generando una narración autobiográfica acerca del desarrollo de su personalidad que

ayude a consolidar estos recuerdos.

El juego del nombre

Este juego es ideal para los niños. Además, pese a ser simple, es útil para para que éstos conozcan
sus cualidades positivas, lo que favorece el autoconocimiento.

Se les reparte a los niños dos hojas de papel y se les pide que apunten su nombre y apellido.

Después, en una de las hojas, se les pide que con cada letra de su nombre apunten las cualidades

que consideran que tienen (si el nombre es muy largo, puede pedirse que lo hagan solo con el

nombre o el apellido). Por ejemplo: Si la persona se llama Bea Salta, las cualidades o virtudes

pueden ser: Buena, enérgica, amable, segura, agradable, lista, trabajadora y asertiva.

En la otra hoja, se les pide a los niños que escriban el nombre de alguien que haya influido en su

vida. y entonces deben escribir palabras que expresen cómo les han influido éstos. De este modo
se crea un vínculo entre el autoconcepto y los valores postivos que han sido asociados a uno

mismo, generando una narración autobiográfica acerca del desarrollo de su personalidad que

ayude a consolidar estos recuerdos.

La pelota preguntona

Se hacen varios equipos, en función del número de personas que tenga el grupo. Se les

facilitará una pelota y será necesario el uso de un reproductor de música. Al inicio de la música la

pelota irá rotando por cada componente de los grupos de forma que no pare hasta que no cese la

música.

La persona que tenga la pelota en el momento en que no se oiga sonido alguno deberá decir su

nombre y una pregunta que le haga cada componente del grupo.

Debemos concretar que el ejercicio se repetirá cuántas veces se estime oportuno para que se

presenten la mayor parte del grupo.

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