Está en la página 1de 9

El deporte en México es muy variado, y en el transcurso de los años han surgido varias figuras que

han destacado a nivel nacional como internacional, tanto en el deporte profesional como en el
amateur. Además, el país ha albergado diferentes eventos de talla internacional entre los cuales se
incluyen dos Campeonatos Mundiales de Fútbol y unos Juegos Olímpicos de Verano

el proceso que ha surgido durante mucho tiempo en el deporte en los años de 1900 ha ido
volviéndose mucho más importante, en la misma medida en que se ha ido concibiendo como el
eslabón inicial del deporte que de generación en generación se han ido modificando diferentes
tipos de reglas para así darle una nueva modalidad, lo que ha traído aparejado una desmedida
especialización deportiva en los tiempos donde por el desarrollo deportivo en que se encuentran
todos para conocer la historia de diferentes deportes es imposible que se puedan lograr objetivos
de rendimiento a largo plazo o sea en las historia donde el deporte está en realidad para ir
conociendo su historia en condiciones plenas que mostraron sus mejores y más altos resultados en
diferentes olimpiadas. es por eso que se hace necesario y pausado de los objetivos que en
realidad es necesario cumplieron con el deporte en su historia, para que cumpla en primer lugar
su cometido social, el que esta referido a lograr un desarrollo.

Multilateral de la historia del deporte q ha llegado a contagiar a todos para así tener una
actividad física y a la vez con relación al deporte crear las bases generales que luego en el
momento adecuado permitan ir encaminando el trabajo deportivo (en aquellos niños y jóvenes
que así lo deseen), hacia una especialización que responda a las expectativas que se habían
preestablecido.

DESARROLLO

Historia del Deporte en México Siglo XX

El deporte en México es muy variado, y en el transcurso de los años han surgido varias figuras que
han destacado a nivel nacional como internacional, tanto en el deporte profesional como en el
amateur. Además, el país ha albergado diferentes eventos de talla internacional entre los cuales se
incluyen dos Campeonatos Mundiales de Fútbol y unos Juegos Olímpicos de Verano.

La Secretaría de Educación Pública incluye la enseñanza de la educación física en las escuelas a su


cargo, como hacen también las instancias estatales encargadas de la instrucción, en el país el
deporte organizado no es una actividad común entre el pueblo.

El más extendido sea quizá el fútbol, aunque en el norte del país tienen mayor presencia el
básquetbol, el béisbol y el softbol, éstos dos últimos, también con muy buena aceptación en el sur
del país; en el sur del Distrito Federal la práctica aficionada del frontón y la pelota vasca es muy
importante, y ha dado lustre al deporte mexicano a nivel internacional. Con el creciente aumento
de un mercado de jugadores tanto infantil como juvenil el deporte extremo de raqueta, el
racketball, goza de un constante desarrollo.

El patinaje artístico sobre hielo y el hockey sobre hielo son deportes practicados por la juventud
mexicana acomodada, mostrando un constante crecimiento. Otros deportes que gozan de gran
popularidad en México son el voleibol el cual se practica como uno de los deportes básicos a nivel
escolar, así como el fútbol americano el cual se practica de manera organizada en diversas ligas
integrantes de la ONEFA

Es fin de siglo, y llegada la pacificación de México, sale del aislamiento internacional. Esto incide en
el desarrollo del deporte en nuestro país, por que los grupos de inmigrantes muestran que
jugando, hacen un culto del desarrollo físico y espiritual.

Los técnicos ingleses que vinieron a enseñar cómo se explota una mina, trajeron a Pachuca Y
Orizaba la afición por el fútbol; otros compatriotas suyos impulsaron el tenis, el ciclismo y el remo.

Los marineros estadounidenses del barco Montana, de visita en Guaymas, bajaron a tierra y
jugaron entre sí, un partido de béisbol. Rápidamente prendió en México la afición por el bate y la
pelota.

De otros barcos ingleses y estadounidenses descendieron boxeadores, principalmente en Tampico


y Veracruz, así, este deporte se extendió rápidamente por todo el país, inicialmente acogido por la
alta sociedad, que lo practicó sobre todo como acondicionamiento físico.

En diversas partes del territorio nacional, se producen exhibiciones de gimnasia sueca, y alpinistas
europeos trepan por las montañas mexicanas. Sin mucho entusiasmo se juega cricket, y los
golfistas lo hacen con cierto rubor, porque este deporte no es bien visto en una sociedad regida
por los varones muy varones.

En tierras veracruzanas, con Raúl Dehesa, regresa de su high school de Nueva York, e instruye a un
grupo de amigos sobre la forma como se juega este deporte y así es como se celebra el primer
partido de fut bul americano en México.

En la famosa Casa de los Azulejos se funda el Jockey Club, mientras que la Alberca Pani es el sitio
predilecto para practicar los deportes acuáticos.

Miguel de Beístegui encargado de negocios del Gobierno Mexicano, conoce a Pierre de Fredy,
barón de Coubertin y el hombre que había restaurado los Juegos Olímpicos, y Beístegui, pronto
manda una carta al presidente Porfirio Díaz, que decía: “Con todo respeto, señor, le informo que
he aceptado el cargo de representante de México ante el Comité Olímpico Internacional…” Una
nueva misión ha llegado a su vida: coadyuvar al nacimiento del Comité Olímpico Mexicano.

Enrique Ugartechea, ya no es solamente el hombre fuerte de México, profesor de lucha


grecorromana y de gimnasia física, fue el primer representante del deporte mexicano en unos
Juegos Olímpicos(1904)
(1968) .El presidente Díaz Ordaz hace la declaratoria oficial de la inauguración de los XIX Juegos
Olímpicos, con sede en nuestro país y los primeros en tierras latinoamericanas.

El tenis fue uno de los deportes que llegó a México durante el porfiriato.

En las primeras décadas del siglo XIX, la gimnasia, el tiro al blanco, la esgrima, la lucha libre y la
acrobacia circense fueron las principales actividades de cultura física, previas al boom deportivo
que se produjo durante el porfiriato.

La vehemencia con que Porfirio Díaz buscó que la vida diaria de la alta sociedad adquiriera rasgos
europeos y las incesantes políticas migratorias provocaron la aparición en México de un amplio
espectro de actividades deportivas.

El surgimiento en 1882 del Hipódromo de Peralvillo fue el detonante del desarrollo deportivo
nacional, fomentado por la reapertura del capitalino Frontón de San Camilo, la creación de una
plaza para jaripeo en la Viga, la constante actividad beisbolera por los rumbos de San Lázaro y la
llegada de grandes cargamentos de velocípedos para niños.

Hacia mediados de los años 90 del siglo XIX la explosión del deporte transformó la cotidianidad de
mexicanos y extranjeros residentes en el país. En 1895 tuvo lugar la primera pelea de box ante un
público masivo entre Billy Clarke y Billy Smith en Pachuca que significó el fin de las ideas puritanas,
respaldadas por el gobierno, que concebían al pugilismo como la más baja expresión de la
idiosincrasia estadounidense.

La diversificación deportiva y el ensanchamiento de un público interesado en el deporte


contribuyeron a que en 1896 apareciera en la capital del país The mexican sportman, la primera
gran revista especializada en ese ámbito que haya existido en México.

El 1 de noviembre de 1895 fue inaugurada una pista de patinaje sobre ruedas en la Alameda. No
era la primera que se conocía en México, desde 1877 se practicaba el patinaje en el Tívoli del
Eliseo, así que casi 20 años después ya se encontraba entre el gusto del público. Para cuidar las
buenas costumbres, las mujeres sólo podían patinar, de martes a viernes en un horario que iba de
las 10 de la mañana a la 1 de la tarde. El turno de los varones comenzaba a las 4 de la tarde y se
extendía hasta la noche.

Los periódicos comenzaron a darle espacio a las noticias deportivas

Otra pista de patinaje que también se ganó el gusto del público se ubicaba en el llamado parque
Luna –donde hoy se encuentra el edificio de la Secretaría de Salud junto a Chapultepec-, en la cual
lucían sus habilidades los entonces campeones García, Durán, Dávalos y Barreiro. Los empresarios
solían organizar competencias de una milla que llegaron a contar con la asistencia de hasta 3000
personas para presenciarlas.

Dentro de los espectáculos sobre ruedas no podían faltar las bicicletas, ni las carreras de
automóviles. Desde 1892 se desató la euforia de “andar en bici” por las calles de San Francisco y
Plateros (Madero), Corpus Christi (avenida Juárez) y el Paseo de la Reforma. Cuatro años después
la capital contaba con 800 bicicletas. Los ciclistas se organizaron en distintas asociaciones y no
tardaron en aparecer los anuncios donde se invitaba al público a presenciar carreras en
Chapultepec o en el velódromo de La Piedad. Las mujeres también le encontraron gusto a la
bicicleta aunque en un principio fue mal vista, se le consideraba una actividad “marimacha” y que
no iba acorde con la decencia y las buenas costumbres.

El Hipódromo de Peralvillo se inauguró el 23 de abril de 1882, según lo determinó la sociedad


mexicana de carreras, con el fin de que esa diversión se sujetara a las reglas del arte. La incipiente
clase media y las clases populares no vieron con buenos ojos este espectáculo, preferían acudir los
fines de semana a pueblos como Coyoacán para presenciar las carreras al estilo charro, parejeras
principalmente, donde dos jinetes competían a campo abierto.

Las carreras en el hipódromo fueron alentadas por los ricos, por los inversionistas extranjeros, por
los hombres de negocios así, entre 1882 y 1910, se construyeron los hipódromos del Peñón, el de
Indianilla y el de la Condesa que fue patrocinado por el Jockey Club e inaugurado en octubre de
1910, por el propio don Porfirio, cuando la revolución estaba por presentarse en el escenario
nacional.

Sin duda, la moda internacional recorría el México porfiriano. Junto a la fascinación por las
carreras dentro de los hipódromos, también encontró franco desarrollo un deporte de la elite: el
polo. Hacia 1905, el club contaba con 30 socios fundadores, los cuales sólo podían conformar dos
equipos que se enfrentaban continuamente y sin embargo, la gente siempre acudía a los partidos
y llenaba el graderío. Otra excentricidad importada de Europa fue la caza de la zorra realizada en
Chapultepec, Anzures y en la Hacienda de los Morales. La pelota vasca regresó por sus fueros con
dos frontones, el Jai Alai y el Nacional, luego de que decayera en la segunda mitad del siglo XIX.

También las regatas, el golf –que se jugaba en Mixcoac-, el tenis y el cricket encontraron algunos
adeptos en el México de Porfirio Díaz, sobre todo entre las colonias americana e inglesa. Todos
esos espectáculos deportivos eran considerados profesionales, pues los participantes cobraban, y
el público pagaba por presenciarlos.

Aunque el proyecto educativo por entonces, no contemplaba la materia de educación física, a


partir de 1895, se desarrollaron competencias de atletismo, sobre todo carreras de velocidad, de
obstáculos, salto con garrocha, esgrima, y gimnasia para varones las cuales convocaban a un
numeroso público. Si los estudiantes querían hacer ejercicio, sólo se les permitía en los días
festivos si presentaban un permiso por escrito de sus padres.

Una crónica de 1895, daba cuenta de la llegada del beisbol. “Recientemente ha empezado en
México la afición a los juegos atléticos y de agilidad. Ahora, justo es reseñarlo, muchos practican
en la capital y en algunos estados un deporte que se originó en el vecino país del norte: el base
ball. Se juega en un campo extenso y abierto, entre dos equipos de nueve individuos. Casi todos
tienen un nombre especial en inglés porque aún no se han castellanizado: pitcher, catcher,
primera base, segunda base, tercera base, shortstop, y tres fielders”.
La asistencia a los juegos de beisbol comenzó siendo escasa, alrededor de 300 espectadores
aplaudían a las novenas México y Demócrata, a los equipos Victoria, o a los del Colegio Militar y de
la Escuela Nacional Preparatoria. Hacia 1905, ya se registraban entradas de 1500 espectadores
para presenciar juegos que se hicieron célebres, como los encuentros entre El Águila de Veracruz y
el Tacubaya. No había campos propiamente para este deporte, pero se improvisaban dentro de
algunos clubes de la ciudad de México.

El campeonato del fútbol mexicano nació en 1902 con cinco conjuntos y a pesar de algunos
cambios de equipos así se mantuvo hasta 1907 cuando desapareció uno de ellos y el torneo tuvo
que celebrarse con tan solo cuatro escuadras. Para el año de 1908, el fútbol se quedó con tan solo
tres conjuntos y así se tuvo que jugar, aunque al año siguiente nuevamente se tuvieron cuatro.

Cuando la revolución estalló en 1910, el fútbol se vio nuevamente mermado y para las temporadas
1910-1911 y 1911-1912 quedaban en pie tan solo el Reforma A.C., el British F.C. y por supuesto, el
decano Pachuca. Las dificultades para celebrar los torneos son de imaginarse, la transportación se
volvió escasa, la seguridad en los caminos era nula y la vida de cualquiera pendía de un hilo.

LA COLONIA ESPAÑOLA

Ante el paulatino retiro de los ingleses por motivos de la revolución mexicana primero y por el
ingreso de Inglaterra a la Primera Guerra Mundial después, el fútbol se extendió por todo el país y
distó mucho de desaparecer como muchos pudieran pensar.

Diversas colonias extranjeras armaron sus propias escuadras invadidas por el gusto de un deporte
que ganaba adeptos en forma significativa. Franceses, alemanes y españoles practicaban el futbol
en colegios particulares y en poco tiempo surgieron jóvenes que buscaban participar más allá de
un patio de escuela.

El América fue uno de los clubes que participó en el torneo del Centenario de la Consumación en
1921

También los equipos conformados únicamente por mexicanos hicieron su aparición. En la Perla de
Occidente, el Guadalajara ya tenía un lustro pateando un balón y en la ciudad de México, el San
Pedro de los Pinos, nació con la revolución en 1910.

El Club San Pedro de los Pinos fue fundado por los mexicanos Alfredo B. Cuellar “ABC”, Jorge
Gómez de Parada y Alberto Sierra, quienes invitaron a nacionales y españoles a conformar el
grupo. Precisamente de una escisión del San Pedro cinco españoles formarían un conjunto que
pasaría a la historia como el mejor equipo de la época romántica del fútbol: el Club España.

Fundado en 1912, el España marcaría de inmediato el ámbito futbolístico. Al año siguiente de su


creación, ganaba ya un campeonato y en 1914 hilaba el segundo. La racha de títulos continuó y al
ser un club de socios, los más de 1500 inscritos hacia 1916 convirtieron al España en un club rico.
En 1919, por ejemplo, inauguró un Casino y el 3 de diciembre de ese mismo año el rey de España
Alfonso XIII le concedió el título de Real.
El club Guadalajara fue uno de los pioneros del futbol

Surgieron entonces el América (1916), Asturias (1918), Atlante (1920), el Marte (1921), que
ingresó a la liga hasta 1927; el Necaxa (1923). Todos ellos formaron parte de la Liga Mayor que es
el antecedente directo de la Primera División, nada más que se jugaba tan sólo en el DF.

En provincia destacaban equipos como Guadalajara (1908), aunque dos años atrás había nacido
con el nombre de Unión conformado por mexicanos, belgas y franceses; el Atlas (1916) y el Oro
(1925). En el puerto, destacaban el Veracruz Sporting Club (desde principios de siglo) y el Iberia
(1915).

El primer torneo nacional

En 1921 para celebrar los cien años de la consumación de la Independencia mexicana, el gobierno
del presidente Álvaro Obregón decidió festejar con una gran fiesta que incluía la visita de
mandatarios de América Latina, espectáculos, actos políticos y un torneo del deporte de moda: el
fútbol.

Club América en sus inicios

Para dicho evento se pretendió por primera vez juntar a los mejores equipos del territorio
nacional. Fueron invitados el Morelos del mismo estado; el Atlas y el Guadalajara de la Perla
Tapatía; el ADO de Orizaba, Iberia de Córdoba y un combinado del puerto de Veracruz; los cuadros
capitalinos España, Asturias también de la colonia española; América (compuesto en ese entonces
solo por elementos mexicanos); el equipo de la colonia alemana, el Germania; L´Amicale Francaise
de la colonia francesa; Luz y Fuerza perteneciente a la Compañía Eléctrica; el México, el Reforma y
el decano de todos ellos el Pachuca del estado de Hidalgo.

La final, curiosamente en un evento para conmemorar la Independencia, la jugaron los dos


cuadros de la colonia española, el Asturias y el Real Club España, éste último se quedó con el
hermoso trofeo que hasta hoy en día, cuando conmemoramos el bicentenario de la Independencia
de México de España, engalana las tribunas de su casa club.

1. El término “arquero” que hoy es sinónimo de portero, fue acuñado durante el porfiriato,
cuando comenzaba a practicarse el futbol. Como los patios de los colegios de ningún modo
contaban con porterías, los niños utilizaban los arcos de las construcciones para anotar en ellos y
quien cubría la zona de anotación comenzó a llamarse “arquero”.

2. Cuando se creó la primera liga amateur en México, los partidos se jugaban en dos tiempos de 35
minutos, ya que se creía que debido a la altura de la ciudad de México era imposible que los
jugadores resistieran tiempos de 45 minutos como se acostumbraba en Europa.
3. A pesar de que durante el porfiriato el futbol se jugaba en territorio mexicano, los equipos
estaban conformados por ingleses o escoceses y el lenguaje de la cancha era el inglés. Era común
escuchar términos como: foot ball, corner, match, goal-keeper, back, linesman, off side o dribling.
Los ingleses se mostraban reacios a que intervinieran elementos no nacidos en Inglaterra, sin
embargo, un joven de alcurnia, que vivía en las Islas Británicas y que estando de vacaciones en
nuestro país, pudo jugar en algunos encuentros para el equipo Reforma en el año de 1902: Jorge
Gómez de Parada. En 1908 por fin un mexicano estuvo inscrito para jugar un torneo de liga
completo, aunque ciertamente no lo hizo en todos los partidos:

4. Durante el porfiriato se publicó la primera revista dedicada exclusivamente a los deportes que
cada vez tomaban más fuerza entre el gusto del público. En 1896 comenzó a circular The Mexican
Sportsman.

5.-En los años cuarenta, existía un portero muy supersticioso llamado Felipe Castañeda. Le decían
“La Marrana” porque acostumbraba escupirle al balón cada vez que lo tomaba en sus manos.
Castañeda entraba al campo de juego antes que los demás integrantes y era también el primero
en llegar al estadio. Se acercaba a la portería que le tocaría en turno proteger y enterraba en ella
cruces y figuras. Pero sin duda, por lo que más se le conocía era por su costumbre de rezar durante
el partido cuando el cuadro rival lo atacaba. Sus oraciones favoritas eran: “¡Ciégalos, Santa Lucía,
ciégalos Santa Lucía!” cuando venía un avance enemigo y cuando le lanzaban un tiro peligroso,
atinaba a decir: “¡Atájala San Blás, atájala San Blás!”. Un domingo, cuando Castañeda pertenecía a
los tiburones rojos del Veracruz en un partido contra el Atlante, el “Caballo” Mendoza no fue
cegado por Santa Lucía y de fuerte tiro, colocó el balón en las redes mientras se escuchaba el
clásico “¡Atájala San Blás!”. Rufino Lecca, peruano de gran valía y compañero de equipo de
Castañeda, al ver que éste había cerrado los ojos al momento del disparo, fue por el esférico al
fondo de la portería y le dijo enojado a su cancerbero: “¡Atájela usted, hijo de P…, que es el que
cobra!” y se regresó, con el balón en las manos a colocarlo en el centro de la cancha.

6. En abril de 1935, se ensayó en México jugar un partido con dos árbitros en la cancha (la mitad
para cada uno) aún cuando algunos defendieron la medida, al parecer resultó un fracaso porque
las jugadas se cortaban mucho y cada árbitro señalaba de manera distinta acciones similares.

7. Las chivas rayadas del Guadalajara deben su sobrenombre a un periodista llamado Reynaldo
Martín del Campo “Anotador”, quien no ocultaba su amor al Atlas y para burlarse, en el partido
jugado el 30 de septiembre de 1948, los llamó “chivas locas” porque se movían sin parar por todo
el campo de juego y en el titular de un periódico de Guadalajara al día siguiente sentenció:
“Jugaron a las carreras y ganaron las chivas”. El mote fue del agrado de los aficionados del
Guadalajara y lo adoptaron como suyo desde entonces.

8. El entrenador del Asturias Fernando Marcos en 1948 al mismo tiempo que dirigía, narraba
desde la banca para la radio el partido y en el medio tiempo y al final escribía la crónica para
Ovaciones.
9. Partido México-Suiza, Mundial 1950. Ambas selecciones traían una playera idéntica. En un
volado se decidió que los suizos debían cambiar su camiseta, pero como a corteses nadie nos
gana, la delegación mexicana caballerosamente optó por cederle el derecho a Suiza de utilizar la
playera oficial. La selección europea, agradeció el detalle y aceptó gustosa. Solamente que existía
un pequeño problema, nuestra selección no llevaba un uniforme diferente, por lo que se tenía que
conseguir uno de inmediato. Por la premura era imposible pedirlas a la Federación Mexicana de
Fútbol o mandarlas confeccionar en el mismo Brasil. México, se hospedaba en las instalaciones del
Porto Alegre, por lo que pidió la camiseta prestada al Club y así jugó su partido, con uniforme a
rayas.Cartelón del Mundial de Brasil 1950.

Juego de pelota

Algunos deportes tienen un origen prehispánico. En Michoacán se practica la pelota tarasca, que
como la pelota mixteca de Oaxaca y el ulama de Sinaloa, están vinculados con el antiguo juego de
pelota practicado por los pueblos mesoamericanos. Este juego de pelota dramatizaba el
movimiento de los astros en el firmamento, y en teoría sus descendientes actuales también lo
hacen; claro está que ahora los equipos vencidos no son sacrificados a los dioses. En Chihuahua,
los tarahumaras realizan carreras rituales llamadas rarajípara y ariweta. La primera es para
varones, y es jugada en equipos que se relevan para completar un recorrido de varios kilómetros
por la sierra pateando una pequeña pelota. La segunda es para mujeres, y ellas deben hacer el
recorrido empujando un aro.

El juego de pelota mesoamericano fue un juego ritual cuya práctica se extendió a lo largo de los
tres mil años de historia precolombina mesoamericana, en todas las culturas de la región, e incluso
en sitios oasisamericanos como Paquimé y algunos de la cultura Fremont.

Charrería

La charrería.

Con frecuencia se dice que el deporte nacional de los mexicanos es la charrería. Este deporte es
derivado de las faenas de los caporales en las haciendas ganaderas. Su origen data de la época
colonial, y se atribuye a Maximiliano de Habsburgo, segundo emperador de México, la creación del
traje de charro en su forma definitiva. La práctica de la charrería está limitada a un sector muy
pequeño de la población, debido al elevado costo de la manutención del caballo y de los aperos
necesarios (indumentaria, accesorios). El reconocimiento como deporte nacional es más bien
honorífico, porque como otros supuestos símbolos mexicanos, no tiene declaración oficial. La
versión popular de la charrería es el jaripeo, presente en casi todas las fiestas de los pueblos.
Como escuela hípica-rural, la Charrería se origina en los Llanos de Apan, México. Como deporte
surge tras la reforma agraria de principios del siglo XX, cuando los antiguos terratenientes emigran
a las Ciudades principalmente de México y Guadalajara. En ellas se organizan en asociaciones de
charros que gradualmente se extienden por todo el país dando lugar a la Charrería Organizada.
Esta práctica está basada en las actividades tradicionales de la ganadería, como ha sucedido en
otros casos, ya que las actividades ecuestres y ganaderas son el origen de deportes en varios
países de América y del resto del mundo: rodeos, toros coleados, rodeo chileno, gauchadas,
corridas de toros, peleas de toros etc.

También podría gustarte