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HÁBITOS:
Mantener una adecuada limpieza nasal; Sonarse la nariz, y si es necesario limpiar
con suero fisiológico. Así despejamos las fosas nasales. Si están obstruidas, la
tendencia es respirar por la boca. Ésta se seca y es más fácil que aparezca la
disfonía.
Evitar carraspear. Es mejor toser. Cuando tengamos la sensación de que algo nos
molesta en la garganta, deberemos toser para expulsarlo. El carraspeo con la boca
cerrada provoca mucha tensión en las cuerdas vocales. Las hacemos vibrar y el aire
que acumulamos, al no salir hacia afuera, provoca más tensión y presión, pues se
acumula en el interior.
Hidratar la garganta con agua. Evitar caramelos, pastillas y chicles. Podemos beber
agua al empezar y al terminar de hablar. No consiste en beber un vaso de agua, sino
más bien en dar pequeños sorbos. Si mantenemos la garganta hidratada, la voz
suena más clara, tiene más potencia, y hacemos menos esfuerzo, por lo que las
cuerdas vocales, sufren menos. Los caramelos de menta y las pastillas mentoladas y
de eucalipto, etc. sirven para despejar la nariz a cambio de eliminar mocos pero
también la mucosidad de la garganta, que es la que la mantiene hidratada. La
función de estos caramelos es despejar la nariz, si queremos refrescar la garganta, lo
mejor es el agua.
Evitar corrientes de aire, cambios bruscos de temperaturas, salir desprotegidos a la
calle cuando hace frío, y beber líquidos muy fríos. Es mejor beberlos a temperatura
ambiente.
Evitar los lugares con presencia de humo de chimeneas o de tabaco.
Evitar los ruidos y sonidos producidos con la laringe o la boca que puedan suponer
un sobresfuerzo.
Evitar los gritos repetitivos y realizados con esfuerzo.
Controlar el volumen de voz: es más difícil de lo que parece, pues es algo
automático, con mucha carga genética, muy ligado a la personalidad y el carácter y
que en caso de no hacerlo bien, necesita mucho entrenamiento para mejorarse.
Tanto en exceso, gritar, como en defecto, susurrar, la voz está sobre expuesta.
Asegurar un ritmo de descanso suficiente para la voz y para el conjunto de
actividades del niño.
Vigilar los procesos alérgicos y catarrales.