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Textos II
Un periódico que no apostó a medias tintas
Colombia vivía “la guerra de los extraditables” y en esta fatal contienda fueron
asesinados todos aquellos que estuvieran de acuerdo con la extradición, entre 1988 y
1989 fueron asesinados impunemente mas de 15 personas entre quienes estaban,
Guillermo Cano, los ministros Rodrigo Lara y Hernando Baquero, miembros de la
Unión Patriótica como Jaime Pardo Leal, entre otros jueces y periodistas que murieron
por orden de los capos de la mafia. Colombia estaba congestionada de droga,
violencia, corrupción, desestabilidad política, de enriquecimiento ilícito y de lo más
grave de una sociedad de ciegos. El espectador trabajó bajo la presión de la muerte,
no solo estaban en contra de sus editoriales el narcotráfico, las FARC y los recién
nacidos Paramilitares, también fueron parte de esta presión los mismos colombianos
que cancelaron sus suscripciones al Diario por temor a ser también amenazados.
El Espectador cayó en una crisis financiera patrocinada primero por los mismo
colombianos y segundo porque también existían otros diarios de editoriales más
superficiales que se quedaban en el que de la noticia y por lo tanto no se
comprometían con hechos que los pudieron afectar. En todo caso el diario dejo de ser
rentable, además los mismos periodistas ya comenzaban a sentir temor por ellos y
por su familia y en consecuencia fueron renunciando al diario.
Así pues, las pautas publicitarias no se hicieron esperar, el periódico debía conseguir
alguna forma de salir de la bancarrota así que acepto la condición de los mercados
que patrocinaban al diario: Las editoriales debían dejar a un lado las denuncias. A
pesar de todo el Espectador aún es recordado por la valiente labor de denunciar y
defender el derecho a la información a capa y espada, por eso fue un periódico que
no apostó a medias tintas.