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DISCUSIÓN

Se finaliza con la presentación del desarrollo que ha tenido esta investigación respecto al
análisis de las entrevistas que le dan origen.

El presente acercamiento a la etiología de la depresión y su prevalencia, remite


indiscutiblemente a tratar de encontrar respuestas en múltiples factores que pasan por lo
biológico, lo psicológico y lo social.

La mayor parte de las investigaciones revisadas en torno a la depresión, establecen las


relaciones familiares, y en particular el apego, como el principal factor asociado al
síntoma. Sin embargo, habría que establecer de entrada que serían las diferencias
establecidas en las prácticas parentales y el apego con niños y niñas lo que debería explicar
la prevalencia de la depresión. Es por esto por lo que el factor cultural resulta ser
fundamental para analizar tanto históricamente como en la actualidad.

En cuanto a los aspectos relacionados con la sobrecarga emocional del cuidado del
paciente depresivo la idea central que aparece en los diferentes relatos de los familiares
entrevistados sería el hecho de que convivir con un familiar depresivo
(independientemente de la relación, edad y sexo) “es una experiencia muy dura y de difícil
comprensión”, pero afirman que no les había implicado tantas dudas y sufrimiento ya que
creen que la depresión es una enfermedad difícil de entender tanto para la persona que la
padece como los que le cuidan y ello genera una gran dificultad en las relaciones
familiares, personales y un fuerte rechazo social.

En todos los casos de la muestra, se constata un mayor impacto familiar en los procesos de
depresión crónica que en los procesos de depresión más aguda. En los procesos más
agudos la gravedad de la sintomatología presentada por el paciente hace que se tenga que
buscar otros recursos fuera de la familia, en cambio, en la depresión más crónica al no ser
tan aparatosa desde el punto de vista clínico ocasiona en el entorno familiar el efecto de la
gota de agua que por su persistencia va erosionando la piedra. Este aspecto nos indica la
importancia de la atención familiar no sólo en los niveles especializados de salud mental
sino también en los de atención primaria donde se atienden preferentemente los casos de
depresión con una sintomatología más leve, pero persistente.
El aumento de conductas de riesgo y psicopatología es un signo de alarma al cual
debemos responder con acciones concretas y viables. La revisión de los diversos
programas de prevención exitosos en cada uno de los tipos de conductas de riesgo,
lleva a definir algunos comunes denominadores: atención individualizada e intensiva;
programas colaborativos comunitarios; identificación y tratamiento precoces; foco en
los sistemas escolares; provisión de programas comunitarios para las comunidades;
necesidad de capacitación de los profesionales; entrenamiento en habilidades
sociales; incorporación de los pares y de la familia en la prevención; conexión con el
mundo laboral. Entonces, la mayoría de las evaluaciones muestran que los programas
intensivos, integrales y flexibles son los que más sirven para prevenir las conductas
de riesgo y sus consecuencias. El contar con profesionales interesados, entrenados y
con habilidades de liderazgo es otro elemento importante. Para ello, deben ser
capaces de priorizar los mejores intereses del paciente, y colocar en un segundo lugar
su propio desarrollo profesional. Esa capacidad de entrega es algo que los
adolescentes captan rápidamente en un buen maestro o en un profesional realmente
dedicado a ellos, y es lo que deberíamos conseguir los profesionales que trabajamos
con ellos.

CONCLUSIONES

Los resultados de este trabajo permiten concluir, por una parte, que la información
obtenida mediante la administración exclusiva de cuestionarios de autoevaluación de
la depresión debería ser complementada con la medición a través de escalas de
evaluación externa. Por otra parte, indican la necesidad de tomar en consideración la
presencia de patología somática y los niveles de ansiedad como factores
distorsionadores de la autoevaluación de la depresión en los sujetos de estudio.

A cada persona, cada situación le afecta de diferente manera. No a todos les impacta
por el igual una situación de estrés, o el consumo habitual de estupefacientes. No
todos los que tienen una depresión profunda tienen ideas o planes de suicidio, ni
todos los que tienen un ambiente familiar desestructurado, ni los que no saben cómo
gestionar sus emociones pierde el sentido vital. Bien es cierto, como se ha expuesto,
que todos estos son factores de riesgo, pero no tienen por qué afectar a todos por
igual. Todo depende de la perspectiva que tengamos de ver las cosas y la actitud ante
los problemas. Creo que es importante destacar que comunicar los problemas
personales es el único método más efectivo que hay para la prevención del acto
suicida. Ya que quien comunica, está buscando ayuda y el mero hecho de expresarse,
desahogarse y pedir asistencia tiene un efecto positivo y quiere decir que comienzas a
ser consciente de que tienes un problema del cual quieres huir. A veces, son nuestros
propios pensamientos en silencio los que acaban con nosotros mismos y quizás,
muchas de las veces, por pensamientos equívocos o distorsionados. La
concienciación y la prevención de esta problemática social es el único método para
que el suicidio deje de ser un tema tabú, deje de ser un tema estigmatizado por la
sociedad y se hable con normalidad. Es un tema tabú ya que el instinto más fuerte de
los seres humanos es el de supervivencia y el suicida va en contra de él, por eso se
estigmatiza y silencia, sin razón suficiente.

En lo que respecta al cuidado integral del adolecente depresivo, creemos que el


profesional de psicología posee en el área de cuidados especializados o de atención
primaria un espacio fundamental para acompañar al familiar, entender la vivencia y
la experiencia que le comporta el cuidado o convivencia con un familiar con un
trastorno depresivo. La escucha y el acompañamiento del familiar en su proceso de
cuidador facilita el tratamiento, la evolución y la prevención de las recaídas en el
enfermo depresivo, a la vez que aumenta la calidad de vida y disminuye el
sufrimiento de los cuidadores familiares.
REFERENCIAS

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https://medlineplus.gov/spanish/ency/patientinstructions/000648.htm
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