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BIBLIOTECA PREDICABLE
POR
D. FELIZ LAZARO G-AROIA,
CURA PARROCO DE SANTA EULALIA DE LA CIUDAD DE SE
GOVIA Y CATEDRATICO DE FILOSOFIA Y TEOLOGIA (QUE
HA SIDO) DEL SEMINARIO CONCEJAR DE LA MISMA
T
otros señores sacerdotes.
TOMO XVII.
i ■ niO¡n 1 '
MADRID:—1840
IMPRENTA DE JOSE REDONDO CALLEJA,
Calle de los Abades , núm. 5.
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SERIE SESTA. — Sermones Panegíricos de los Santos
principales por el orden del Calendario.
TOMO IV.
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:': i cu . "t ¡
jFilii Sion exultate... '• •>í< ¡I >
F. L. G,
SERMON
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De san bienaventura.
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Avellaría. v;. •
r .. .' ; . • :• .• .- .". h
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Placebo Domino in regiome vivorum. f¡ . .
A. M.
SERMON
i. ' ' .
Ave María.
F. L. G.
De santa Librada, patrona del obispado de Sigucnza.
Ave María.
V —60 —
A. M.
SERMON
Ave liarla.
Ave María.
'
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- ¡ .'il¡. . ¡.í ¡" V • '.•}:'•' '. ••:¡.•'•• . " ¡.
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F. L. G.
SERMON
ron;!;.'' i.'iiiiir! ».' ¡¡! ; ':' l¡ri!ii»í .* I » ' ii i .:.« ' •''•'••:. n » H'nnl«
San Pedro estaba encerrado en un lóbrego calabozo y
amarrado á las cadenas entre los soldados que le custodia
ban , y sin embargo no eran las cadenas corporales las que
le sujetaban; á la prision. La concupiscencia dela carne, \á
concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida son
las cadenas que nos esclavizan y aprisionan. Los vínculos
de las ambiciones terrenas, de los deleites carnales, delos
honores. mundanos son los que nos oprimen , y el que se
entrega á ios depravados deseos desus concupiscencias con
dificultad se desenreda de los lazos y ligaduras de sus pe
cados. Las concupiscencias malas, dijo en un sermon dé
este dia el sumo pontífice Inocencio III, sbn las cadenas
indisolubles. Pues san Pedro estaba libre de todas estas ca^
denas. Lo dejó todo por seguir á Jesucristo : Ecce nos relü
quimus omnia el sequti summ te. Nada apetecía de cuanto
hay en el mundo , y solamente deseaba el logro de tas al
mas, la estension y propagacion de la fe de Jesucristo » y
por consiguiente no estaba atado' con aquella^'ligaduras
que con tanta ansia aman los mundanos, y de que con
tanta dificultad y sentimiento se desprenden. Con una sola
palabra hubiera roto sus cadenas y abierto sus prisiones;
jamás hubiera entrado en ellas si antes no hubiera sido y se
hubiera declarado por siervo de Jesucristo. ¿ Qué era pues
lo que le sujetaba y tenia en las prisiones? Unas cadeháá
de mas fortaleza , unas cadenas iáteriores , las cadenas que-
ligaban á su alma y su corazon y no las que oprimían á su
— ne —
cuerpo , unas cadenas fabricadas en el cielo por los mas
encendidos serafines. x «
San Lorenzo JustínianO hablando delas ligaduras que
ataron á nuestro adorable Redentor á la columna esclama:
¡O caridaóS y qué grande y qué poderosa es tu fuerza, que
pudiste ligar al misino Dios ! Porque si hubiese faltado el
vínculo de la caridad no hubiera habido cosa alguria que
hubiese podido sujetar á la columna al mismoflíjo de Dios.
Pues la caridad , hermanos míos, el grande amor de san
Pedro á Jesus eran las cadenas que le sujetaban. La cari
dad que es el vínculo de la perfeccion y la que siempre le
unió; tantová Jesucristo, que aun despues de sir libertad mi
lagrosa no deseó mas que padecer y morir por éí. La cari
dad, qoe'le hizo siervo y esclavo de Jesucristo y por la que
no supo separarse de Jesucristo : ¿Qiw ibimusl Verba vt'tce
wternce habes. La caridad , aquel amor tan encendido ch el
corazon de este apóstol que se atrevió á decir á su Máles-
trpj.. Tú, Señor, sabes bien que yo te amo: Tu seis Domine
(¡uia amo te. La caridad de que ni la tribulacion , ni la an
gustia , ni el hambre, ni la desnudez, ni el peligro»,
la persecucion ,. ni la espada , ni la muerte, ni la vida, ni
los ángeles, ni les principados, ni las virtudes, ni lo pre
sente, niio futuro, ni criatura alguna podia separarle.
¿ Estragaremos ya que se nos diga que san Pedro dor
mía tranquilo é imperturbable entre los mismos centinelas
que le custodiaban y cargado de cadenas en la noche ante
rior al «lia en que iba á. ser sacrificado? Los tomentos y
la muerte ¿qué era» á sus ojos sino la puerta para litigar
á unirse con su. querido Maestro? El quedarse sepultado eh
un profundo sueño no provenia de tedio ó debilidad , ' sin*
- m —
'del fervoroso amor que ardia en su eofaíjon, del gozo
grande que le causaba el irá padecer el martirio', porqué
el justo, dice el padre san Hilario, jamás descansa con ma¿
tranquilidad y reposo que cuando se; ve fatigado Con los
trabajos. Jamás se llena de mayor alegría que cuando se
halla en las prisiones y los* tormentos por amor á Jesucris^
to. Las ligaduras y cadenas son de hierro , dice san Agus-í
tin , para aquellos que temen : que ámen y se convertirán
en cadenas de oro. Bien pudieran desprenderle de sus cade-
nos y dejarle libre los soldados, Pedro sin la ordenacion
de Dios, jamás hubiera dirigido «U8 pasos, aunque hubiera
estado en su arbitrio, sino para correr al lugar del suplicio
á recibir el martirio ; porque no era el hierro el que le de
tenia, sino el amor que ardia en su alma y el deseó de pa
decer. Dormía tranquilo porque no cuidaba sino de agradará
su Dios y cumplir su ley, y siempre esperimentan la paz en
abundancia los que aman y se complacen en seguir la ley
del Señor:, Pax mulla diligentibus legem tuam. Gomo siervo
fiel del Señor no tenia otra voluntad que la de su Dios y
descansaba tranquilo en su Providencia sin temor á los que
pueden quitar la vida del cuerpo; pero que no tienen poder
para herir en lo mas mínimo á la del alma..:. •il ¡;;;: " ••ivrt
El Señor se complació en ver el sacrificio de 'su disol*
pulo y no le. abandonó en su tribulacion , ni le dejó ofvi¡.
dado en las prisiones. Era su siervo y con esta servidum
bre se adquiere la libertad y el derecho de hijos de Dios; ¿Y
cómo es posible que se olvide ni desampare Dios á sus hijos?
Este Señor que tiene siempre abiertos sus ojossobrelos
justos y sus oidos atentos á sus peticiones; que siempre
que han recurrido á él sus siervos los ha oido y librado de
— H8 —
sus trabajos ; que los asiste y conforta en sus penas y que '
si permite que se multipliquen sus males, es para hacerlos
ver, .librándolos, que no deja de asistirlos; que cuando
parece que los abandona al furor de sus enemigos , los sos
tiene interiormente y los llena de consuelos; que siempre
mira con atencion á los que le" temen , y los socorre en
los peligros y alivia en las necesidades ¿había de dejar
abandonado á su apóstol?; ••. : •i '••¡r: .¡ ••;¡:.; . mi
No, hermanos mios , el Señor que viste á las flores del
campo y cuida de los pájaros que vuelan por los aires; que
90 permite ¡que caiga un cabello de nuestra cabeza sin su
voluntad , rompió las cadenas , cayeron por sí mismas de
las manos de san Pedro y envió su ángel que le pusiese á
salvo y le librase del espectáculo sangriento que querían
dar con él los judíos. Aquellas cadenas se convirtieron en
llaves para abrir las puertas de los cielos. San; adornos de
gloria y no instrumentos de infamia. Desde los pies y las
manos de Pedro pasaron á ser y formar aquella preciosa y
riplicada corona que ennoblece y distingue á san Pedro y
sus sucesores. La Iglesia toda , los fieles de Jerusalen con
su obispo Santiago oraban sin intermision, dirigían sus fer-.
vorosas súplicas al cielo por la seguridad del que era 'la cas-
beza de toda la Iglesia, y el Señor los oyó , puso en liber
tad y sacó sin lesion de sus prisiones á Pedro , como líbr<>
á Daniel del lago de los leones y á los tres niños de Babi
lonia del fuego del horno. Sus cadenas se convirtieron en
trofeos de su triunfo y en objeto de nuestra veneracion.
En instrumentos con que logramos las piedades del cielo, por
que el Señor quiere manifestarnos la virtud poderosa que ha
querido comunicarlas por los milagros que obra por su medio.
_ iiáÉ. L. -
. ^.üilnsolémonos pues, y cobremos aliéntó' en todas ntíes-'
tras necesidades y aflicciones ¡ Cono^rifld'fcl: paternal cor
dado que Dips tiene de nosotros, lá ftléncion y vigilancia'
con que nos mira ¿ el terifío coA que n6s;itfetá i,:iyietín6'¿-
camos que domo Padtá'nGSda íó qut éí saBe q^ti&sSoh-
vicne. La enfermedad^ <\W -nos értvrá,i:Ia póbreiá én'que
«os tiene ,' la persecniMon tíon que' nos Wfiígé , tfeftes sóin dé
t» misericordia todos esés' que nosotros neciaiheritti'toaitfiá-
mos males; son ardides y astucias de ¡qtte'se''WI8':sti ámor
paca" que le busquemos e» les dias de; nuestra tir%uÍdcToinr,: y
ya que le tenemos ottídado en el tiempo' dé nu^frarsa1uu'
•y nuestra prosperidad. ¡Sañ Pedro 'éntre las cáflfenks yléh
k mas espantosa prision^ |'EI Vlfíárío"dé JesucrWícP en
:peras de ser baldíamente Sacrificado ! (Qué importa,' 'híér-
ananes raios». si las persecuciones yMo¥ trabajos son éí1 pa*
trimoiuo de los cristianos en este muftdo! ^Sl' esíeitué'él
tesoro de Jesucristo y el camino que'iibs énken6;';y tíb^fld»
ben ser los discípulos ni tos siaftrtftP mejor '(rátkdds'^úe 'el
Maestro y el Señor l j Qué importa' i 7 sif tío hay gléflá ijtíé
iguale á la de padecer por Jesucristo 1 ¡ Sí él^é^i*sW5eorn-
place , nos consuela , nos fortalece y nos premia y no bus
ca sino que; peléemtos para que venzamos y recibamos la
corona!
No nos aprisionemos pues , en las cadenas del mundo;
entre las cadenas del pecado y de nuestras concupiscen
cias que nos arrastran al infierno. Unámonos al Señor con
los vínculos del amor y nada nos será duro, ni pesado en
el servicio de Dios ; llevaremos con gusto los trabajos de
esta vida , sacaremos de ellos un gran logro , sentiremos
la dulzura y suavidad del yugo de la ley divina , y corre
— 120' r-
rernos á paso de gigante en los caminos de la santidad.
Así conseguiremos los favores de Dios, lograremos que
nos. atienda con una providencia especial , que nos mire
como á hijos queridos suyos; y para esto recurramos á la
oracion á pedir al Señor sin intermision sus auxilios, 't. i
Ea este dia ,no podemos hacer cosa que sea mas agra
dable al apóstol san Pedro que orar y disponernos á una
verdadera penitencia ; á salir de la cárcel de nuestras cul
pas .y á romper las cadenas en que nos tienen aprisionados
nuestros apetitos y malas costumbres. El hierro de vues
tras cadenas, glorioso apóstol, consume y destruye todos
jps pecados del mundo, porque se convirtió en las llaves
que ps dan el poder de .perdonarlos y de abrir las puertas
del cielo. Logradnos por vuestros méritos una contriccion
de. todos ellos, unas disposiciones cuales son necesarias
para ¡que se nos perdonen , una penitencia coa lágrimas
y verdadero dolor ; para que rompiendo sus lazos , saliendo
del sueño de muerte en que sumergen á nuestras almas,
dispertemos á una vida de amor y de gracia en que nos
hagamos dignos de acompañaros en la gloria. Amen.. . ..
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T¡ ,:cn¡l..'i." •! \ :in¡,:' ii i; ' ''[' l.'. i F. L. Gm . "M
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Ave liarla . .
— 135 —
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Ave María.
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Ex ore tnfanttum...
F. L. G.
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SERMON
i
— 165 —
sin respetar diques ni contenerse por ninguna resistencia?
Pues aun son muy débiles estos símiles para esplicar el oo-
rage que se apoderó de Valeriano cuando vió la conducta
de Lorenzo.. Reputó por un insulto á la magestad todo lo
que acababa de ejecutar el santo diácono , y queriendo es
carmentar semejante arrojo con los mayores suplicios que
pudo inventar su furor , mandó que trajesen á su presencia
todos los instrumentos que servían para atormentar á los
mártires , hizo que los reconociese Lorenzo , y poniéndo
selos delante de su vista le dijo el emperador: — Una de dos:
ó Resuélvete á sacrificar inmediatamente á nuestros dioses ín-
morlales, ó disponte para padecer tú solo mucho mas que lo
que han padccidoi^msta aquí todos los de tu infame secta jun
tos. Lorenzo, rebosando el gozo que infunde la fe en los
justos, y lleno de placer porla ocasion que se le presentaba
de confesar á Jesucristo contestó y dijo con resolucion:^.
Vuestros Dioses ni aun merecen los honores que se tributan á
los hombres: ¡,y vos, Señor, quereis que yo les rinda adora,
cion ? Importan muy poco esos instrumentos de crueldqd á
quien no teme los tormentos : yo confio en ta gracia de mi Se
ñor Jesucristo y espero que la misma intrepidez , valor y cons
tancia con que sufriré el mas penoso martirio serán la mejor
prueba de lo que puede el único y solo Dios á quien adoro.
Corlado quedó el emperador al oir tan animosa respuesta,
pero no re rindió, se exasperó mas bien , se irritó, y en su
furor y rabia ordenó que le quitasen la vida con tales y tan
eslraños tormentos , que jamás se bubiesen practicado"
los tribunales. Se ejecutó la orden imperial con la mayor
puntualidad. Viendo que los balagos, las promesas y ame
nazas para pervertirlo no servían mas que para proporcio
— 166 —
ñafie ocasion de dar mayores .pruebas de su fe y de su
constancia , no se pensó mas que en inventar tormentos y
en añadir nuevo rigor á la ordinaria crueldad de los supli
cios. Tendiéronle en el potro , y despues de haberle dislo
cado los huesos , le despedazaron las carnes con garfios de
hierro. Pensó el santo espirar en este cruel tormento ; pero
oyó una voz del cielo que le aseguraba, que aun le restaban
mayores triunfos y victorias. En esta ocasion fue cuando
Roman, soldado del emperador, viendo que un ángel enju
gaba con un lienzo el sudor del rostro , y la sangre que
corria de las heridas del esclarecido mártir, se convirtió
confesando por Dios á Jesucristo. San Lorenzo en la inmen
sidad de sus dolores prorumpia en bendiciones y alaban
zas al Señor, siendo el asombro y la admiracion de los
mismos paganos que no acertaba á esplicar el gozo que bri
llaba en su semblante, sin recurrir á la virtud sobrenatural
de un numen celestial. A proporcion de lo que subia la fe
de san Lorenzo en la constancia de padecer por Jesus , va-
jaba la tenacidad de los gentiles en sus supersticiones ; los
sufrimientos del santo ablandaban y disponían los corazo
nes de los infieles para dejar la idolatría por la verdadera
religion ; muchos se convirtieron , todos se asombraron de
ver en Lorenzo un hombre superior á los tormentos , un
ángel que se gozaba en los dolores y tenia sus delicias en
los padecimientos.
Asustado Valeriano con lo que pasaba con el invicto
san Lorenzo mandó que compareciese por segunda vez en
su tribunal. Volvió á preguntarle por su patria, por su re
ligion y por su tenor de vida , y el santo le respondió: —
Yo soy español de nacimiento y de origen: pero he pasado en
- 187 -
Romaeasi toda mi juventud. Desde mi cuna tuve lu dicha de
ser cristiano ; he estudiado las divinas letras para aprender
ó serlo ; me lie formado en la escuela de Jesucristo , y estoy se
guro de que con su gracia sabré confesarlo por mi Dios ^pade
cer por él con alegría. Entonces Valeriano arrebatado de
cólera y de rabia añadió: —Pues bien: yo haré que en esta
nociie pases un género de tormento , qne te hará ceder y su
cumbir. Veremos hasta dónde llega tu jactancioso valor. Y Lo-
renzu mas asegurado en su fe y en el amor á su Redentor le
contestó: No ¡ocreas : tus tormentos son todas mis delicias: yo
espero que la terrible noche con que me amenazas sea para mí
la masclara y alegre de mi vida. No pudo tolerar tan generosa
intrepidez el tirano; mandó que con una piedra le magusallen
las quijadas, y este santo sufrió este tormento con el placer
que tuvosan Esteban en otro igual. Se asesoró el cruel empe
rador con el infierno, y en seguida dispuso que lo tendie
sen desnudo en unas parrillas de hierro ardiendo y que en
ellas fuese tostado á fuego lento, procurando que no fuese
sofocado por las llamas , para que su tormento fuese pro
longado y sufriese dolores infernales. Así se ejecutó. Es
tendieron á san Lorenzo en las parrillas de hierro encendi
do y rojo como suele salir de la fragua : pusieron debajo
de ellas una capa de rescoldo con carbones encendidos y
aquí , señores , aquí quisiera yo un Ambrosio , un Crisós-
tomo y un Bernardo para esplicaros la grandeza de la fe
con que nuestro santo correspondió á la gracia del Señor
que lo confortaba.
Estaba san Lorenzo en aquella cama de fuego con tanta
serenidad, con tanta alegría, y con tan heroica constancia,
que asombrados muchos de los circunstantes, se convirtieron
- 168 i —
á la fe. No pocas personas de distincion confesaron por su
Dios á Jesucristo, reconociendo eni el valor del santo már
tir una fuerza sobre humana superior á la dela naturaleza. San
Lorenzo ardiendo vivo, consumía la incredulidad, y amor
tiguaba la idolatría, asado daba gracias á Dios y le pedia
por el romano imperio ; su cuerpo se abrasaba con el fue
go de la tierra; pero su alma encendida con la caridad del
cielo, no respiraba mas que virtud , santidad y gracia: sa
bia que su divino Maestro instruyó á los hombres desde la
cátedra de la cruz; y tratando de imitarlo, él se propuso
enseñar al mundo y predicar la virtud de la gracia desde
el púlpito de sus parrillas centellantes. En medio de tan
bárbaro y cruel suplicio , viendo que ya estaba bien tosta
do por un lado dijo sonriéndose al tirano: —De este lado yd
estoy bien asado , puedes cortar y comer , mientras me tues
tan por elitro, y ver si la carne de los cristianos está me
jor asada que cruda. En seguida levantando rsus ojos al oie- .
lo y poniendo su pensamiento en Roma esclamó dicien
do: — • ¡Jesus divino , único Dios del universo , luz eterna,
y autor de todas las cosas 1 Vos que habeis dado á Roma
todos los cetros de la tierra , y habeis querido que el mun
do entero reconociese su poder: Vos, Señor, que en vuestra
sabiduría habeis dispuesto que todas las naciones estuvie
sen reunidas bajo una sola cabeza: ¿no habeis tenido en
esto vuestros designios? Yo confieso que vuestros caminos
son muchas veces incomprensibles, y siempre adorables:
pero, Señor, yo os suplico que hagais que Roma, capital del
mundo , se sujete á vuestra ley santa, y que desde ella se
estienda por todo el universo vuestro santo nombre. Que
los tiempos idólatras de Rómulo y de Numa , se trasfor-
— 169 —
men en evangélicos y cristianos. Enviad . vuestro ángel,
haced que venga el caritativo Rafael á disipar la ceguera
de los gentiles, y mirad el sepulcro de los principes,; dd
los apóstoles san Pedro y san Pablo euyá sangre clama y
pide desde la tierra piedad y misericordia. Recibid, Señor,
mi espíritu y conceded á vuestro siervo la gracia .de que
Roma sea cristiana hasta la consumacion de los siglos. »
Concluida esta oracion fervorosa espiró san Lorenzo, y1
venció muriendo ; siendo su muerte la del paganismo que
comenzó á renunciar el culto de sus falsos dioses, á dejar
las ridiculas, prácticas de la idolatría, á concurrir á los
templos del Dios vivo, á hacerse cristianos, y á triunfar
con la virtud de la cruz no solo de los enemigos esteriores
sino tambien de los interiores, de las pasiones, de las sujes-
tiones del demonio, de los alicientes voluptuosos; de 14'
carne, y demás que circumbalan nuestras almas para per
derlas. , . ' o¡¡p mi il VniAl^ift'B'íi.q dí!i•' .. '•• ['} ' :.p
Murió asado san Lorenzo: pero el altar del Dios de los
cristianos se ha colocado en Roma , y de sus muros ha
huido el infame Júpiter con su fabuloso circo de los dioses;
la iglesia santa resuena en himnos y cánticos sagrados; los
magistrados dejan su púrpura para ponerla bajo los piesde
los apóstoles. Los sacerdotes de la gentilidad arrancan' de
su frente las vendas profanas y las cintas de seda para
adornarla con la señal de la cruz : las vestales apagan el
fuego sagrado para ir á .venerar las cenizas de los mártires.
Lorenzo , el gran Lorenzo , ese español fuerte que alegró
al cielo con sus virtudes, asombró al mundo con su heroi
cidad , y confundió al infierno con su fe , atrajo sobre Ro
ma todos los bienes de la religion del Crucificado en el
— 170í —•
Calvario , y todos , todos los hombres de juicio y de razon
confiesan , que venció muriendo , porque su muerte fue la
del paganismo ; porque el fuego que abrasó su cuerpo consu-
mió la idolatría, y derribó sus falsos Ídolos.
He concluido : pero ¿á qué reflexiones no se prestan
los actos heroicos de nuestro glorioso compatriota? Su fe,
su esperanza y caridad : su valor y constancia; su amor a
Jesucristo , y el celo con que defendió los derechos y san
tidad de nuestra adorable religion , con la proteccion que
dispensa á sus devotos, como lo asegura san Agustín ¿no
deberán estimularnos á creer , esperar y amar , con una
caridad que escluye todo pecado , al Dios que sacó de
nuestra nacion al héroe cuya memoria celebra en este
dia la Iglesia en todo el universo? ¿Puede haber un verda
dero católico español , que no desee imitar las virtudes
de san Lorenzo para ser como él participante de la gloria
que Dios prepara para premiar á los que lo aman , cum
pliendo con aus divinos preceptos? Pues aunque lo haya,
yo diré, que nadie pidió á san Lorenzo una gracia que no
la consiguiese por su intercesion : que los incrédulos pue
den pedirle la fe , los impíos la piedad , los lascivos la pu
reza, los ambiciosos el espíritu de la pobreza evangélica,
y los viciosos la virtud. Que dóciles á las inspiraciones de
la gracia confien en la misericordia del Dios que dió á san
Lorenzo la virtud necesaria para vencer muriendo; para
atraer sobre Roma las bendiciones del cielo , y para ense
ñar á los hombres todos el camino que conduce ála gloria
eterna, que á todos deseo. Amen. i.
A. M.
SERMON
F. L. G.
.r
'•
fie Santa Filomena.
;.¡..i. ' '' 1
Ave María.
Domine, spes mea á juventute mea.
Si quis vutt.,..
F. L. G.
SERMON
De san Roque.
Ave María.
' i
', . . a . 'i. ^e San Joaqoin. „.
.;• • - • .O.i
Ave liaría
Potens in terra...
Ave liaría.
Magna virtus ejus.
Ave Miaría.
Eral pernoetans...
F. L. G.
SERMON
I 1
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; .1. Miaría.
- ..:»i o.T i . •
Ave María.
v i. .:vU ••' , !. .' •: .7 ;.: h ..np : •! .:. :»; !
F. L. G.
,.' .'. l'ie.san Ramón Nonato. !, ¡ ;:..''.i
•.;...ii:.¡» ; ". ?' ••"..';•. ..'•''.•>•«
E" ; " '.' '• ' •,• '•: • ' • ' •'vi¡"I
1 sabio conocedor de los hombres dijo inspirado por el
Espíritu Santo, que es infinito el número de los necios: y sin
duda lo dijo así , porque son innumerables los que prefie
ren los deleites de la carne á los del espíritu , el vicio á la
virtud; los bienes caducos de la tierra á los eternos del cic
lo. Salamun lleno de celestial sabiduría conoció que es
— 280 —
una insigne locura el pasar la vida entre afanes y solicitu
des turbulentas por adquirir riquezas, honores y dignida
des fabulosas que supieron despreciar los filósofos gentiles:
que es un delirio buscar la felicidad á espensas de la con-
ciencia y de la salvacion, y que bien examinada la natu
raleza humana puede asegurarse que la grandeza del hom
bre consiste en conocer á Dios , en amarlo y servirlo
cumpliendo con sus preceptos. Teme á Dios ij guarda sus
mandamientos : este es el compendio y como el epílogo de
toda la ley: aquí está el gran secreto de nuestra felici
dad; sin esto todos somos del número de los necios que in
festan las sociedades. Procuremos pues conocer á nuestro
Dios, amémoslo cumpliendo con lo que nos manda, y
convenzámonos de que en esto consiste toda la perfeccion,
toda la sabiduría, toda la prudencia, toda la bondad, to
da la sana razon , y el buen uso que de ella debe hacerse
para ser sabios , virtuosos é ilustrados, y merecer la coro
na que se concede á los que triunfan con las armas del
Evangelio. Escuchemos esa voz divina que sale del augusto
templo de la revelacion increpando y diciendo á los hom
bres para que adquieran la inteligencia: —¿ Hasta cuándo,
como los párvulos habeis de amar la infancia buscando las
cosas que os son nocioasl (1) ¿Se os figura que el crimen
puede conduciros á la gloria de los héroes cristianos?
¿Creeis que para llegará las honras no hay mas camino que
el de la iniquidad ? ¿ Pensais que sois deudores al vicio de
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Ave liaría.
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Ave María.
F. L. G.
tomo xvu. 20
— 506 —
DIA 2.
DIA 5.
DIA 4.
EL MISMO DIA.
DIA 5.
Morlui enim eslis , et vita vestra abscondita est cum Christo in Deo.
. '. Cotoss. cap. 3, v. 5.
DIA e; '
m. LUCIA, V. Y M,
DIA 7.
8. FERMIN. OB. Y M-
FX MISMO DIA.
. . "."./."" ' . i ' "
i '. i' . ' " '" ' * .
EL BTO- LORENZO DE BRINDIS.
DIA 8. . ',' [ .
DIA 9.
S. CIRILO, OB. Y MR
DIA 10. i!
DIAH.
S- ABUNDIO, MR-
DIA 12.
DIA 13.
DIA 14.
DIA 15.
S. ENRIQUE, EMPERADOR.
EL MISMO DIA.
S CAMILO DE LEUS
DÍA 16.
EL MISMO DIA.
' y . • '
DIA 17.
S. ALEJO, CONF.
DIA 18.
Palior , sed non confundor. Scio enim cui credidi, el certus sum quia
potens est depasitum meum servare in illum diem.
2, AD TUttOTH., CaP. 1, v. 12.
DIA 19.
S. VICENTE DE PAUL.
EL MISMO DIA.
DIA 20.
STA. LIBRADA, V. Y M-
EL MISMO DIA.
S. ELIAS, PROFETA.
DIA 21.
S. VICTOR, MARTIR.
DIA 22.
TOMO xvn. 23
— 354 —
DIA 23.
DIA 24.
DIA 25.
SANTIAGO, APOSTOL.
EL MISMO DIA.
S CRISTOBAL, MR
DIA 26.
STA. ANA.
DIA 27.
DIA 28.
DIA 29.
Ego credidi quia tu es ChrislUt filku Dei vioi, qui in huno mundum
venisti. Joann., cap. 11, V. 27.
DIA 30.
DIA 51.
S. IGNACIO DE LOYOLA.
S- PEDRO ADVINCULA-
DIA 3.
DIA 4.
DIA 5.
DIA 6.
EL MISMO DIA.
DIA 7.
S CAYETANO, FIIND.
DIA 8.
DIA 9.
S. ROMAN, MR.
DIA 10.
S. LORENZO, MR.
DIA11.
STA. FILOMENA, V. Y M.
DIA \%
STA. CLARA, Y
DIA 15.
S. CASIANO, MR.
DIA 14.
S. EUSEBIO, CONF.
DIA 15.
DOMINGO SIGUIENTE.
DIA 16.
S ROQUE-
DIA 17.
DIA 18.
Ubi est Thesaurus tuus, ibi est et cor tuum. Matth., cap. 6, v. 21.
DIA 19.
6. LUIS, OBISPO.
EL MISMO DIA.
S- MAGIN, MR.
DIA 22.
Venirunt autem mihi omnia bona parittr cum illa. Sxr. , 61-
pitdlo 7, v. 11.
S, BARTOLOME, APOSTOL.
DIA 25.
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S. LUIS, REY DE FRANCIA-
DIA 27.
DIA 28.
DIA 29.
. • . ' . . . : ,.,'¡' .i .(
• !' ' • ' • ' . ' . •,/fl. '..'•',.,..'..
Dicebat Joannes Berodi: Non hicet tibi habere uxurem fratis tui.
. ' '''\' ' '• ':• ' "i Mam.; cap/6.. íii :'¡¡;
ob r'i¡i'i.''';(\ •• •' .. ", ¡i.;ix
; ! . . .i ' ,;. : 7 . .,..•,.;•! y :•' "ü
Véase el sermon , pág. 267, .
;b i,.••,.'/.
Todos debemos reprender los vicios con una santa libertad
como el Bautista y sin temor á los respetos humanos.
— 400 —
DIA 50.
DIA 31.
S. RAMON MATO.
F. L. G.
TOMO XvII. 26
JUMES.