Está en la página 1de 84

En los páramos de Yorkshire del Norte

de Inglaterra, el estudiante universitario


Caleb Winters se enamora, no sólo de las colas
de brezo, sino del hombre que lo contrató
para el programa de trabajo estudiantil.

Para Caleb, Jon Cook es un misterio.


Tras años de silencio después del accidente
automovilístico que mató a su padre, Jon
vive una vida aislado. Desde el principio,
Caleb empieza a sospechar que tras el rudo
exterior de Jon se oculta el alma de un
hombre atormentado y solitario.

Repentinamente cuidar de las ovejas de


Jon no es tan importante como derribar el
escudo que el granjero ha levantado para
comenzar a vivir verdaderamente.
Capítulo 1

M irando por la ventana, Caleb observó cómo


el tren serpenteaba a través del campo de Yorkshire.
Todavía no podía creer que estaba aquí. Le había llevado
casi un año de papeleo obtener un empleo de estudiante,
pero finalmente había llegado el día.

Escudriñó con rapidez la carpeta de información que


había recibido. Sonriendo, la cerró. Había mirado la maldita
cosa tantas veces, que ya la retenía en la memoria. Estaría
trabajando para Jon Cook, en una pequeña granja de
ovejas apenas a las afueras del pequeño pueblo costero de
Whitby(1).

Según la información que había recibido, tendría que


trabajar muy duro. Después de que su mamá la hubo leído,
ella había tratado desesperadamente de disuadirlo a ir.

No, el señor Cook no era un asesino en serie ni nada


parecido, simplemente era diferente.

Había sufrido un accidente automovilístico diecinueve


años atrás. El accidente acabó con la vida de su padre y lo
dejó a él con una pronunciada cojera e incapacitado para
hablar. Una caída más reciente, al bañar a sus ovejas,
había agravado su lesión anterior. Incapaz de atender
correctamente a las ovejas en los campos, el señor Cook
accedió finalmente a inscribirse en el programa de ofertas
de trabajo.

( ) Ciudad costera en el Nordeste de Inglaterra, Yorkshire norte.


1

3
Caleb ya sabía que tendrían un problema, porque el
señor Cook había insistido en que no necesitaba a un
trabajador durante un año entero, pero el programa sólo
ofertaba trabajo a los estudiantes por esa cantidad de
tiempo. Una vez que comenzara a trabajar, tendría que
continuar allí el tiempo acordado, o se arriesgaría a perder
sus créditos en la universidad.

Mientras apoyaba su frente contra el vidrio, Caleb se


perdió en sus problemas.

Él le había contado a su madre que era gay cuando


apenas tenía dieciséis años, pero había esperado para
decírselo a su padre. Mientras los años pasaron, estuvo
prometiéndose a sí mismo que lo haría, pero nunca había
llegado el momento oportuno.

Después de que sus padres se divorciaron, Caleb y su


madre regresaron al área de Kansas City(2), dejando atrás a
su padre y la granja de la familia. Había pasado sus años
de formación, en campos de béisbol y alamedas en lugar de
graneros y pasturas.

Había ido a Iowa dos semanas cada verano para


quedarse con su padre. Fue en ese tiempo cuando había
sentido crecer la brecha entre ellos. Normalmente él pasaba
todo el tiempo sentado en el porche o delante de la vieja
televisión. No era que no quisiera ayudar a su padre en la
granja, simplemente no sabía qué hacer.

Su padre tuvo poca paciencia y perdía a menudo los


estribos mientras trataba de explicarle la forma de realizar
una tarea en particular.

Caleb había aprendido a quitarse de en medio, los


hacía a ambos mucho más felices.

( ) La ciudad más grande del estado de Misuri, EE.UU


2

4
Todo cambió después de que salió fuera del armario
con su madre. A la edad de dieciséis años, decidió que era
hora de arremangarse y aprender todo lo que pudiera
acerca de las ovejas. Antes de su visita de dos semanas,
revisó internet, leyendo cada artículo que pudo encontrar.

Sabía que este sería el verano en que finalmente diría


a su padre que era gay y quería que ellos establecieran
alguna relación antes de ese momento. Pronto descubrió
que leer acerca de ovejas y cuidar realmente de ellas, eran
dos cosas diferentes.

Su padre fue un poco más paciente con él, pero Caleb


sabía que todavía tenía un montón de cosas que aprender
antes de que el hombre confiara en él. A partir de entonces,
se dio cuenta de que realmente disfrutaba aprendiendo
acerca de los animales del campo, no sólo ovejas, sino
también de los cerdos, el ganado y los pollos.

Cuando llegó el momento de elegir una universidad,


Caleb escogió el Estado de Kansas por su conocido buen
programa agrícola. Sabía que no quería ser agricultor o
ranchero, pero estaba descubriendo que había muchas
clases de carreras que una persona podría seguir con tal de
que tuviera conocimientos agrícolas.

Al final, se decidió por un título doble en


mercadotecnia y ciencia agrícola. En su segundo año de
estudiante, le habían entrevistado representantes de una
compañía nacional de alimentos y pensó que esa era la
trayectoria profesional que más disfrutaría.

Tal vez un año fuera fortalecería su determinación


para hablar con su padre. «Caramba, de cualquier
manera, no puede doler». Alejó su mirada del
impresionante paisaje, y recorrió con la mirada la carpeta
otra vez. Se preguntó qué pensaría el señor Cook sobre los

5
gays. ¿Esperaría que pusiera esa parte de su vida en
suspenso durante el próximo año?

Caleb no estaba seguro de hasta qué punto serían


tolerantes las personas de Whitby y sus alrededores. Desde
que había crecido, disfrutaba una vida sexual bastante
activa y si tuviera que hacerlo, dejaría en suspenso sus
deseos, pero no sería fácil. Al menos se aseguraría de que
su orientación sexual fuera conocida. Aunque no pudiera
involucrarse en uno de sus pasatiempos favoritos, al menos
no quería esconderlo más.

Jon Cook tenía treinta y seis años, sólo trece años más
que Caleb, pero por las pocas cartas que había recibido del
señor Cook, parecía mucho mayor. Tal vez estaba
imposibilitado para hablar. Caleb no estaba seguro, pero las
cartas estaban siempre muy bien escritas e iban
directamente al grano.

La señal a lo largo de la ruta y el anuncio del altavoz


por encima de su cabeza, indicaban que habían llegado a
Whitby. Caleb metió rápidamente la carpeta dentro de la
funda de su ordenador antes de mirar su nueva ciudad.
Podía ver el océano a lo lejos. Caleb no podía recordar
haber estado alguna vez así de cerca del océano. Bien, él lo
había sobrevolado en su camino a Inglaterra, pero esto era
diferente. Definitivamente, este era un nuevo capítulo en su
vida.

De ninguna forma este lugar podía ser real. Se veía


más como un set de película, con estrechas calles
adoquinadas situadas entre pintorescos edificios.

El tren frenó y Caleb observó que varios de los


pasajeros de su vagón recogían sus pertenencias.

6
Supuestamente, el señor Cook, debería encontrarse
con él en la estación, y no podía dejar de preguntarse cómo
se vería su nuevo patrón.

Colgándose la mochila al hombro, tomó el maletín del


portátil y arrastró una de sus maletas a la puerta. Una vez
que la dejó en el andén de la estación, volvió rápidamente
a por la otra. Los nervios y la falta de alimento tenían su
estómago revuelto cuando bajó del tren al andén, con el
último bolso.

Lo primero que lo golpeó fue el abrumador olor del


mar. Se tomó un momento para inclinar la cabeza hacia
arriba y mirar las gaviotas que volaban por el cielo nublado.

Al mirar a su alrededor, no vio de inmediato a nadie


que se pareciera a como se había imaginado que debía
verse un criador de ovejas. Por supuesto que en realidad
sólo tenía en mente una versión más joven de su padre.
Cuando divisó a un hombre solo, apoyándose en un bastón,
a un lado, el aliento de Caleb se le quedó atrapado en el
pecho.

«Mierda», si era de verdad Jon Cook, seguro que no


se parecía a ningún granjero que hubiera conocido nunca.

Tragando el nudo que se le había formado en la


garganta, Caleb se abrió paso hasta el hombre de cabello
oscuro, decidiendo dejar su equipaje donde estaba por el
momento.

Su diferencia de tamaño era aún más evidente cuando


se encontró frente a su nuevo patrón.

—Soy Caleb Winters. ¿Es usted el señor Cook?

Le tendió la mano en señal de saludo. El señor Cook se


la envolvió con un apretón. Caleb no pudo dejar de notar

7
cómo la suya era tragada por la curtida y callosa mano del
hombre que estaba frente a él.

Su polla también empezó a tomar nota. Tan pronto


como sus manos estuvieron libres, el señor Cook comenzó
a hacer garabatos en el bloc de papel que llevaba colgado
en el cuello.

Caleb esperó, notando los largos dedos que sostenían


el bolígrafo.

Arrancó la pequeña hoja de un tirón y se la entregó.


Caleb la tomó y leyó.

«Por favor llámeme Jon. El señor Cook, era mi padre.»


Caleb levantó la mirada nuevamente y le sonrió.

—Encantado de conocerlo, Jon.

Jon saludó con la cabeza su aprobación antes de


gesticular para el equipaje completamente cargado.
Además de las bolsas que él ya llevaba, Caleb había
empacado dos maletas medianamente grandes. El peso no
había excedido los requisitos, pero a duras penas. Él
comenzó a recoger las dos, pero Jon palmeó su mano lejos
de una de las agarraderas.

Caleb miró hacia arriba a los ojos más azules que


alguna vez hubiera visto. Odiaba meterse en una discusión
sin salida cuando apenas habían comenzado a conocerse,
pero Caleb sabía que Jon no podría llevar el pesado bolso
con su rodilla lastimada.

—Está bien. Lo tengo —dijo Caleb, intentando levantar


la maleta nuevamente.

8
Jon golpeó con su bastón el bolso azul marino y negó
con la cabeza.

Rindiéndose, Caleb dio un paso atrás. Observó cómo


Jon levantó fácilmente la maleta y giró hacia el
estacionamiento.

Caleb se puso a caminar detrás de él, luchando con la


que él llevaba. Vio cómo las venas y los músculos de los
antebrazos de Jon se resaltaban. Aunque su patrón todavía
se apoyaba con exceso en su bastón, parecía tenerlo más
fácil que Caleb. Él debería haberlo sabido. Siempre había
sido un tipo medianamente pequeño. Había pasado muchas
horas en el gimnasio los últimos cuatro o cinco años, pero
lo único que en realidad logró hacer fue tonificar su todavía
delgado cuerpo.

Jon tiró con facilidad la maleta en la parte de atrás de


la camioneta. Caleb lanzó su mochila en el fondo y colocó el
estuche del portátil en el suelo. Con ambas manos libres,
luchó para levantar la maleta que faltaba sobre el costado
del camión.

Dos brazos dorados le rodearon y ayudaron a terminar


la tarea. En el momento de soltar el pesado objeto, Caleb
perdió el balance lo suficiente como para rozar contra el
duro pecho de Jon. Oyó una rápida inspiración y miró sobre
su hombro.

—Lo siento —él habló entre dientes.

Jon bajó la vista hacia él. Se quedó con la mirada fija


por unos momentos antes de dar finalmente un paso atrás
y retirarse hacia el asiento del pasajero del viejo camión.

«¿Qué?» «¿Se suponía que él debía conducir?» Fue


entonces cuando recordó lo obvio. «Duh, los ingleses

9
manejaban por el lado contrario de la carretera». Sonrió
para sí mismo.

Caleb recogió su portátil y trepó a la cabina.

Colocó la pesada caja negra en su regazo, esperando


esconder lo dura que se le había puesto su polla unos
segundos antes. Antes de arrancar el camión, Jon escarbó
en el asiento y le dio un delgado cuaderno de apuntes.

Caleb abrió el cuaderno, y vio que contenía la


descripción escrita del trabajo que Jon necesitaba que él
hiciera. Todo se veía bastante fácil. Caleb solo esperaba
realizar sus deberes asignados según las expectativas de
Jon, nunca había sido hábil en estar a la altura de las
expectativas y probablemente nunca lo sería. Sin embargo
eso no quería decir que no lo intentara.

Mientras viajaban a través del campo, Caleb todavía


no podía creer que estuviera ahí.

—Es todo tan bello, —susurró en voz alta, recorriendo


con la mirada a Jon.

Notó un leve movimiento hacia un lado, de la perfecta


boca de Jon. Evidentemente, había dicho lo correcto. Era
una cara o cruz sobre qué era lo más bello, el paisaje fuera
de la ventana o el escenario sentado al lado de él.

«Basta», se regañó duramente a sí mismo. Había una


enorme diferencia entre dejar que Jon supiera que él era
gay y ostentar realmente el hecho de estar delante de él
con una perpetua erección.

Caleb trató de concentrarse otra vez en los papeles


que tenía en su mano. Releyó el párrafo inicial.

10
«Caleb, espero que tu viaje haya sido
tranquilo. Te he dejado mucho tiempo para que te
aclimates a la diferencia horaria en los próximos dos
días. Espero que esto sea satisfactorio. Si no lo
es, por favor no dudes en decírmelo claramente.
Seré directo diciéndote que odio no ser capaz de
cuidar de mi granja. Mi doctor me asegura que
mi rodilla se curará, pero mientras tanto, necesito tu
ayuda fuera, con las ovejas en los páramos.

Tienden a vagar y será tu principal trabajo


comprobar las cercas diariamente y asegurarte de
que las ovejas están saludables. Logran liberarse de
las cercas y vagar por la carretera muy a menudo.
He perdido más de una de mi rebaño por culpa
de algún conductor descuidado. Si el área no
fuera rocosa y llena de colinas lo podría hacer por
mí mismo. Pasarás la noche en el cuarto de
invitados, al lado del mío. Si hay cualquier cosa
en las listas accesorias que encuentras poco clara o
poco satisfactoria, por favor háblalas conmigo lo más
pronto posible. Permitir que las cosas se agraven no
es manera de construir una relación de trabajo de
un año.

Sinceramente,

11
Jon»
Caleb cerró el cuaderno de apuntes y miró a su
compañero.

—Estoy de acuerdo acerca de la parte en que se


agravan. Por favor siente que tú puedes hacer lo mismo
conmigo. Leer acerca de algo es sólo el primer paso sobre
aprender realmente acerca de ello. Estoy seguro de que la
joderé, siempre lo hago, pero sigo bien las instrucciones
cuando me las muestran.

Jon dio una inclinación de cabeza leve sin mirarlo.


Caleb se preguntó cómo iba a estar sin poder hablar
realmente con alguien durante el año siguiente. Mirando
nuevamente fuera de la ventanilla, se dijo a sí mismo: «lo
tomaré un día a la vez».

12
Capítulo 2

S
entado sobre su peñasco favorito de piedra
caliza, Caleb miró al rebaño pastando abajo en
el valle. No podía creer que ya llevaba en Inglaterra dos
meses. Aún, una parte de él quería volver a casa. En el
momento en que había dado un paso fuera del camión el
primer día, la granja pareció penetrar por sus poros.

Mientras las ovejas comenzaron a ir hacia el oeste,


Caleb se levantó y se sacudió el asiento de sus pantalones
vaqueros. Había estado tomando un descanso con el perro
Border Collie(3) de Jon, pero era hora de regresar al trabajo.

—Vamos Champ, —llamó en voz alta en busca del


perro negro y blanco de tres años de edad. Champ
permaneció al lado de Caleb mientras bajaba la cuesta. Al
principio le había sorprendido que el perro de Jon no
tuviera aún un nombre.

Una vez que llegaron a la granja, Champ les había


dado la bienvenida a los dos con entusiasmo. Caleb se
dobló y rascó al perro detrás de las orejas.

—¿Cual es su nombre? —le había preguntado a Jon.

Jon escribió en el bloc alrededor de su cuello.

«No tiene ninguno.»


Caleb se escandalizó.

3
Pastor Escocés Fronterizo

13
—Estás bromeando. ¿Cómo puedes tener un perro sin
un nombre?

Jon lo miró durante varios segundos antes de


garabatear.

«No lo puedo llamar.»


Él había sentido su cara sonrojarse.

—Lo siento. No pensé en eso. —Él volvió su atención


al perro. No estaba seguro si era por azoramiento o
vergüenza por lo que mantuvo su cabeza baja, pero Jon de
nuevo le golpeó ligeramente en el hombro.

Volviéndose, él recibió otra hojita de papel.

«Tú le puedes poner un nombre si quieres.»


Él todavía no lo podría entender, pero allí mismo,
arrodillado sobre la tierra apisonada del camino de acceso,
Caleb, comenzó a enamorarse de Jon Cook.

—¿Champ(4)? —preguntó, buscando la aprobación de


Jon—. Siempre quise un perro llamado Champ. Mi mamá
tuvo varios perros mientas yo crecía, pero eran caniches,
muy de nenitas.

Él vio a Jon sonreír realmente por primera vez,


mientras afirmaba con la cabeza en aprobación.

Desde ese día, Champ se había convertido en su


compañero casi constante. Él se imaginó rápidamente que
Champ era para Jon más un amigo que otra cosa. Sin la
habilidad para enseñar órdenes al perro, Champ era
bastante inútil como pastor.

( ) Nombre dado a un famoso monstruo del lago, Lago Champlaim, en la frontera de


4

EE.UU y Canadá.

14
Caleb se había propuesto a sí mismo la tarea de
enseñarle a Champ cómo cumplir con su trabajo. Habían
estado trabajando cada día durante más de un mes y
Champ había cogido el truco. Realmente. Decidió enseñarle
al perro pastor no sólo órdenes verbales, sino también
señales con la mano. También compró por internet un
pequeño silbato para perros.

No había mencionado ninguna de esas cosas a Jon.


Esperaba sorprender a su patrón una vez que él y Champ
resolvieran los problemas, esperando que, para cuando él
tuviera que irse, Champ pudiera ayudar a Jon a cuidar de
las ovejas.

El pensamiento de irse lo detuvo en su camino. Miró


hacia el impresionante paisaje. ¿Cómo sería despertar cada
mañana y no poder caminar entre campos de brezo? ¿No
ver la salida del sol sobre las suaves colinas?

Caleb aspiró profundamente. Aún allí, lejos del Mar del


Norte, todavía podía oler indicios de la agitada agua salada.

¿No ver los tristes ojos azules de un rudo hombre bien


parecido? «Bravo», él admitió para sí mismo, no era
simplemente la tierra lo que él perdería cuando fuera el
momento de irse. Jon había comenzado a significar mucho
para él. Pasaban sus tardes juntos, ya fuera mirando la
televisión o jugando al ajedrez.

Caleb sonrió pensando acerca de la pecaminosa vida


nocturna que él había esperado. Había descubierto
rápidamente, que las noches que pasaba con Jon eran más
satisfactorias que cualquier salida a un bar.

Jon había estado retraído la primera semana de


convivencia con Caleb. Parecía que realmente no sabía qué
hacer con alguien más en la casa. Al principio, Caleb había

15
tratado de permanecer fuera de su camino. Luego, una
noche mientras, él yacía en su cama y se dio cuenta de que,
probablemente, Jon había estado solo durante diecinueve
años, desde la muerte de su padre. Diecinueve años de
soledad. ¿Qué debería hacer una persona ante eso?

Habían ido a Whitby un par de veces en los dos meses


anteriores, pero Caleb se dio cuenta de que nadie le
hablaba a Jon. No sabía si era porque estaban incómodos,
o si era algo más profundo.

Caleb decidió en ese momento traer a Jon de vuelta a


la tierra de los vivos. La mañana siguiente, comenzó a
hablar en la mesa del desayuno. No hizo preguntas. Sabía
que eso le intranquilizaría. En lugar de eso, comenzó a
contarle sus planes para el día.

Jon pareció absorber cada palabra que Caleb había


pronunciado.

De ese punto en adelante, Caleb planeaba su día por


la mañana, y hacía un resumen del mismo por la noche.
Jon inclinaba la cabeza y ocasionalmente escribía una nota
de observación. Algunas veces era una tarea específica que
necesitaba que Caleb completara.

Jon lo sorprendió una tarde cuando sacó un viejo


juego de ajedrez. Gesticuló hacia Caleb y luego al tablero.

—Sí, juego, —Caleb dijo con una inclinación de cabeza


entusiasta. Desde entonces, jugaron al ajedrez al menos
cuatro veces a la semana.

16
Alzando la vista, Caleb vio que las ovejas le sacaban
ventaja, así que retomó su camino.

Mientras se abría paso a lo largo de la vieja pared de


piedra seca(5), Caleb notó que una pequeña sección había
comenzado a perder el equilibrio, a caerse.

Vio que algunas piedras estaban sobre la tierra. Eran


todas de tamaños diferentes.

Estudiando el resto de la pared, recogió varias de las


piedras caídas y las probó para reconstruirla.

Después de casi dos horas, él estaba sentado sobre la


tierra y echó a un lado las rocas. Era como un condenado
rompecabezas. Se preguntó si Jon lo podría ayudar.

Tratando de orientarse, Caleb estudió el paisaje. Si


estacionaban en el camino del oeste, se podría hacer.

Sacando el silbato de su bolsillo, Caleb le dio a Champ


la señal para dar la vuelta al rebaño para traerlo de regreso
hacia un pasto más cercano a la casa. Esperaba que las
ovejas permanecieran fuera de esta sección particular el
tiempo suficiente como para arreglar la pared.

5
( ) Un muro de piedra “seca” significa un muro sin argamasa para sostener las piedras juntas. Debido a
que las piedras individuales se pueden levantar levemente en respuesta al levantamiento por helada, no
hay necesidad de tener cimientos debajo de la altura de helada. Aún así, la construcción con piedra
requiere de un compromiso sustancial de tiempo y esfuerzo.

17
Esa tarde, en la cena, Caleb sacó el tema a colación.

—Hay un área de pared que necesita un arreglo, —


comenzó—. Me dediqué a ello durante varias horas, pero
me temo que soy malo con los rompecabezas. Me
preguntaba si tú me podrías ayudar. Estoy seguro de que si
me lo enseñas una vez, podré arreglarlas de ahora en
adelante.

Jon lo miró un poco inquieto y apuntó a su rodilla.

—Pensé en eso, —dijo Caleb—. Hay una carretera


justo al oeste de la pared derribada. Pienso que si me dejas
ayudarte, podremos llegar. El terreno está bastante
nivelado desde la carretera a la pared.

Jon inclinó la cabeza y movió su mano levantada de


un lado para otro, como diciendo que haría un intento.
Caleb se levantó y comenzó a recoger la mesa. En un
momento Jon se unió a él y le golpeó ligeramente en el
hombro.

Llenando el fregadero de agua jabonosa, Caleb dirigió


a Jon una interrogante mirada. Jon apuntó hacia la sala de
estar.

—Está bien, —dijo Caleb—. No me importa. Tú lavas la


vajilla y cocinas la cena casi todas las tardes. Puedo tomar
un turno.

18
En lugar de discutir, Jon sacó un trapo del cajón y se
puso de pie al lado de él.

Mientras Caleb lavaba, le daba los platos a Jon para


secarlos y guardarlos. La tarea fue confortable para Caleb.
Incluso cuando el musculoso antebrazo de Jon pasó
rozando el suyo. Cada toque parecía en cierta forma
correcto.

Caleb se preguntó varias veces si Jon lo estaba


haciendo a propósito. ¿Estaba el hombre tan hambriento
por liberación sexual como él? Se preguntó si Jon habría
tenido alguna vez una cita. Dudaba que fuera considerado
educado preguntarlo, pero su curiosidad lo estaba
volviendo loco.

—¿Tuviste novia alguna vez? —preguntó


repentinamente.

Los ojos de Jon se abrieron por la sorpresa. Negó con


la cabeza y puso la cacerola que estaba secando en el
armario de abajo. No miró a Caleb después de eso.
«Mierda».

—Lo siento, —dijo Caleb—. No debería haber


preguntado. —Él dejó que el agua del fregadero saliera y
extendió el paño de cocina para que se secara.

Sintió una mano en su hombro, y miró hacia arriba a


los ojos de Jon. Antes de soltar su agarre, Jon le dio al
hombro de Caleb un leve apretón.

El toque inocente disparó directamente a la polla de


Caleb. Duro y avergonzado, Caleb se excusó.

—Discúlpame, voy a mi cuarto a escribir algunas


cartas para casa.

19
La columna vertebral de Jon pareció tensarse cuando
dio un paso atrás. Tratando de esconder la cordillera dura
atrapada detrás de su bragueta, Caleb se abrió paso al piso
superior.

Después de recoger el correo de su tocador, Caleb se


sentó sobre la cama. Él negó con la cabeza y sonrió.
Parecía que su mamá le había escrito diariamente desde
que se había ido. No leía su correo a diario porque le hacía
echar de menos a su familia, así es que tenía un buen
montón para examinar.

Pasó el resto de la tarde leyendo y contestando los


correos de sus amigos. Se rió cuando abrió un sobre
grande del papel Manila(6) de su mejor amigo, Jay.

«Pensé que podrías utilizar un poco de


material para masturbarte. Jay».

Caleb abrió el paquete y soltó un silbido bajo. Jay le


había enviado varias revistas llenas de ardientes hombres
desnudos. Sip, eso era exactamente lo que él necesitaba.

Apartando de un empujón el correo de lo alto de su


cama doble y echándolo a un lado, se sacó los pantalones
vaqueros y envolvió sus dedos alrededor de su palpitante
polla.

—Oh, sí, —gimió mientras empezó a acariciarse a sí


mismo.

Mirando las fotografías, él se detuvo.

—Joder, —susurró, mientras contemplaba al hombre


de la imagen. Tenía el mismo cabello de color café oscuro y

( ) Tipo de papel hecho de cáñamo de Manila o abacá, sus fibras son visibles a simple
6

vista, de bajo costo. Se utiliza para sobres, trabajos manuales, embalar…

20
los ojos azules, el modelo podría estar emparentado con el
hombre que estaba escaleras abajo.

Usando su líquido pre-seminal, mojó sus dedos y los


dejó viajar hasta su descuidado agujero.

Mientras clavaba los ojos en la imagen, empezó a


follarse a sí mismo con una mano mientras se sacudía con
fuerza a sí mismo con la otra.

Caleb se relamió los labios mientras estudiaba la polla


pesadamente venosa del modelo. Se preguntó, y no por
primera vez, cómo se vería la polla de Jon. «¿Estaría
circuncidado o no?» La imagen delante de él se
transformó en Jon.

Introdujo dos dedos más en su culo, saboreando el


rápido mordisco de dolor que vino con eso.

—Sí, Jon, jódeme, —gimió mientras bombeaba su


polla más rápido.

Sabía que estaba cerca mientras su ritmo vaciló.


«Dios», él deseaba que fuera la polla de Jon arando su
agujero. Con el primer chorro de su semen, Caleb gritó, —
¡Jon!. —Continuó ordeñando su polla, observando la
salpicadura de la semilla sobre su mano y su pecho en
gruesas cuerdas blancas.

Dejando sus dedos salir de su culo, Caleb restregó su


semen en la piel de su pecho casi lampiño. Un sonido en la
puerta captó su atención. Mientras sus ojos trataban de
enfocarse, vio la puerta cerrarse lentamente. «¿Le habría
oído Jon gritar su nombre?»

Recordar la forma en que él había estado tumbado


desgarbadamente en la cama unos momentos antes, hizo

21
gemir a Caleb. «¿Cómo podría trabajar junto a Jon
ahora?» Solamente esperaba que no lo echara de la granja.

Limpiando el semen que mojaba su abdomen, Jon


contempló el techo. Echó a un lado los cobertores, se
levantó de la cama y encendió la pequeña luz de su
escritorio. Abrió su diario, y comenzó a poner sus
pensamientos en papel. Era algo que había hecho desde
que era un niño, su madre le había comprado su primer
diario recubierto en cuero negro.

En los últimos dos meses, cada entrada le concernía a


Caleb, de una forma u otra. Al principio fue la
intranquilidad general que él experimentaba. Caleb
encendía fuegos dentro de él que creía completamente
muertos.

Mientras golpeaba ligeramente la pluma en contra del


papel blanco rayado, pensó acerca de lo que había
interrumpido más temprano. Había salido del cuarto de
baño de camino a su cuarto y había oído su nombre.

Deteniéndose, caminó más cerca de la puerta de


Caleb. Cuando oyó que gritaba su nombre otra vez, él
automáticamente abrió la puerta, pensando que algo
estaba mal.

Lo que vio le quitó el aliento. Nunca había presenciado


una imagen más bella en sus treinta y seis años. Estuvo

22
hipnotizado por unos momentos mientras observaba el
semen disparado de la corona del pene de Caleb.

Los dedos sepultados en ese diminuto culo hicieron


más por él que cualquier cosa. Durante mucho tiempo
había pensado en sí mismo como sucio por jugar con su
agujero. Para él había sido una progresión natural, pero
nunca había hablado con otro hombre gay, y a menudo se
cuestionaba a sí mismo.

Cuando había recibido la solicitud de Caleb, había


sonreído por la manera en que el hombre más joven había
escrito ‘Gay’ entre paréntesis al lado de su nombre.
«¿Como sería ser tan franco acerca de la orientación
sexual de uno?»

Jon pensaba que nunca sabría la respuesta a esa


pregunta. La única vez que él había tratado de ser honesto
acerca de su atracción por los hombres, había acabado con
la muerte de su padre.

Rápidamente empujó los pensamientos de su papá


fuera de su mente y pensó una vez más en Caleb.

«¿Se atrevería él a seguir adelante con su


atracción? ¿Qué ocurriría cuando fuera la hora de que
Caleb se fuera?» Jon casi pensaba que sería más fácil no
haber experimentado nunca el amor y el sexo, que verlo
salir de su vida para siempre.

Su propia culpa sobre el pasado lo había mantenido


encerrado en la granja desde hacía diecinueve años.

Arrancando una hoja de su diario, Jon escribió el


nombre de Caleb arriba. No estaba seguro de cuándo sería
lo suficientemente valiente como para darle a Caleb sus
diarios, pero quería estar preparado.

23
«Mi querido Caleb», —él comenzó.

24
Capítulo 3

E l desayuno de la siguiente mañana se sintió


embarazoso para Caleb. No estaba seguro de si debería
mencionar la noche anterior, o dejarlo pasar. Había visto a
Jon mirándole varias veces desde que había bajado la
escalera, pero no vio desprecio en esos ojos azules.
Empezaba a pensar que no sería despedido y enviado de
regreso a Estados Unidos en poco tiempo.

Mientras lavaba los platos de la mañana, observó a


Jon recoger comida para su almuerzo juntos. Sacó un trozo
de saludable queso Wensleydale( 7 ) de la nevera y lo
envolvió en un pedazo de papel encerado. Caleb sonrió
abiertamente. Amaba ese queso. El gusto bien definido del
quebradizo queso blanco, había sido lo mejor que había
comido desde que estaba en Inglaterra. Observó cómo Jon
ponía el queso junto con una barra de pan, y un par de
peras con delicadeza en la mochila. Después de llenar una
jarra de plástico con agua, estaban listos.

—¿Listo? —preguntó Caleb, enjuagándose las manos.

Jon inclinó la cabeza, y recogió una chaquetilla ligera


antes de salir por la puerta lateral.

—¿Te gustaría que condujera yo? —preguntó Caleb,


dirigiendo a Champ al fondo del viejo camión.

( ) Típico queso producido en la ciudad de Hawes en Wensleydale, al norte de


7

Yorkshine. Existen 5 variedades, con una textura flexible, quebradiza y húmeda, el


sabor recuerda a la miel silvestre equilibrado con una fresca acidez

25
Jon lo miró un momento antes de ir alrededor de él,
hacia el lado del pasajero y trepar adentro.

—Bien, eso fue más fácil de lo que pensé, —dijo Caleb


en voz baja.

Después de que Caleb estacionara a un lado del


camino, Jon abrió su puerta. Caleb había estado en lo
cierto. Se veía bastante recto hasta la pared en cuestión.
Caleb lo sorprendió deslizando un brazo alrededor de su
cintura.

—Déjame ayudarte.

Jon comenzó a negar que necesitara ayuda, pero se


detuvo. Sabía que ciertamente la necesitaba, y era lo
suficientemente honesto consigo mismo como para admitir
que disfrutaba sentir el cuerpo de Caleb al lado del suyo.

—Oh, espera. Caleb soltó su agarre y fue a la parte de


atrás del camión para tomar la pequeña bolsa de
herramientas y su almuerzo.

Esta vez, cuando envolvió su brazo alrededor de él,


Jon correspondió poniendo un brazo alrededor de sus
hombros. Observó cómo Champ ladraba y salía corriendo.

Abriéndose paso lentamente a través del campo, Jon


disfrutó de la sensación de ser abrazado. No se había dado
cuenta de cuánto extrañaba un simple contacto humano.

26
«¿Habían pasado realmente más de veinticuatro años
desde que lo habían abrazado?»

En la familia había sido a su mamá a la que le habían


gustado los abrazos. Su muerte, cuando él tenía apenas
doce años, le había pegado duro. Su padre, James, se
había quedado solo para educar a Jon, hasta su muerte.
Pensar acerca de su papá no era nunca una cosa buena.

Lo que le había hecho al único miembro de la familia


que le quedaba era inexcusable, y Jon sabía que tendría
que estar conviviendo con eso el resto de su vida.

Repentinamente, dejaron de caminar. Jon bajó la


mirada hacia Caleb. La cara del hombre más pequeño
estaba de color escarlata mientras lo miraba con la mirada
perdida a los ojos. Entonces se dio cuenta de que, de
alguna manera, su mano había bajado desde el hombro de
Caleb hasta su culo.

Parpadeando, la quitó rápidamente, avergonzado.


Caleb rió burlonamente.

—La podías dejar allí. Se sintió bien, solamente me


sorprendió.

Jon apartó la mirada y comenzó a caminar otra vez.


Su rodilla realmente palpitaba cuando alcanzaron
finalmente la pared derribada. Rápidamente garabateó,
‘descansa’ en su anotador y se sentó él mismo en la hierba.

Mirando las piedras caídas sobre la tierra, Jon


gesticuló hacia la bolsa de herramientas. Caleb se la
entregó y Jon sacó dos pequeños cepillos metálicos. Le dio
uno a Caleb y recogió una de las piedras caídas. Su papá
siempre le había enseñado a limpiar ligeramente las
piedras antes de reconstruir la pared.

27
Caleb lo entendió rápidamente y comenzó a seguir la
indicación de Jon. Cuando las piedras estuvieron limpias, se
acercó más a la pared. Después de estudiarla al igual que a
las piedras que estaban sobre el terreno, comenzó a
reconstruir la pared en su mente, antes de recoger la
primera roca.

Cuando iba haciendo progresos, le hizo una seña a


Caleb para que se aproximara a la pared e hiciera un
intento. Colocó una piedra en la pequeña mano de Caleb y
gesticuló para la pared.

Mordiendo su lindo labio inferior, Caleb probó a


colocar la piedra varias veces, en vano.

Aproximándose, Jon cubrió la mano de Caleb y la


movió físicamente al lugar correcto.

Caleb soltó la roca, pero Jon no podría resignarse a


soltar la mano que todavía sujetaba. No supo cuánto
tiempo permanecieron de ese modo, pero finalmente Caleb
miró sobre su hombro.

Jon estaba a punto de dejarlo ir, cuando sintió unos


suaves labios en la parte inferior de su barbilla. Caleb fue
el primero en retirar la mano y se giró rápidamente para
enfrentarle. «¿Mierda, qué estoy haciendo?» Mientras
estaba tratando de resolverlo en su mente, Caleb movió
sus manos a la parte de atrás de la cabeza de Jon y lo
atrajo hacia abajo para un beso.

«Un beso». «Uno verdadero». Los labios y la lengua


de Caleb jugaron sobre su boca durante breves segundos.

—Ábrete para mí, —instruyó Caleb.

28
Tragándose su miedo, Jon abrió la boca. Los labios de
Caleb se sellaron contra los suyos mientras provocaba la
punta de la lengua de Jon con la suya.

El remolino de sentimientos le hizo bambolearse en


los brazos de Caleb. Este confundió la acción, y rompió el
beso.

—Tal vez sería mejor que nos sentáramos para esto,


—dijo Caleb.

Jon no era capaz de saber qué era lo que necesitaba


aparte del regreso de los labios de Caleb. Lo dejó ayudarle
a sentarse, antes de atraer al hombre más pequeño de
vuelta a sus brazos.

Esta vez el beso fue más profundo. Con cada segundo


que transcurrió, los instintos naturales de Jon empezaron a
asumir el control. El sentimiento de empujar su lengua
dentro de la boca de Caleb por primera vez, casi lo envió al
borde. Su polla estaba dura y goteando, lo sabía con
certeza a medida que sentía el material mojado en contra
de su piel.

Cayendo hacia atrás, Jon trató de llevar a Caleb con él.


Pero en esa fracción de segundo, no se dio cuenta de su
rodilla lastimada. El cuerpo de Caleb aterrizó encima de él,
golpeando su pierna contra la tierra.

Jon soltó su agarre y sujetó su rodilla mientras un


grito hizo erupción desde su garganta. Sonó más como un
animal herido que como un hombre, y Jon estuvo
inmediatamente avergonzado.

—Mierda, —Caleb saltó lejos de él—. Lo siento, oh


Dios, lo siento tanto.

29
Jon negó con la cabeza. Mientras continuaba
sujetando su rodilla, deseó que el insoportable dolor se
desvaneciera.

Caleb se arrodilló a su lado y vertió un poco de agua


de la jarra y lo sujetó para él.

—¿Necesitas una bebida?

Jon negó con la cabeza otra vez.

—Cristo, —Caleb escupió y echó a un lado el agua.

A pesar del dolor, Jon sabía que necesitaba


tranquilizar a Caleb. Soltando su rodilla, buscó palpando el
anotador y el bolígrafo que estaban en el suelo. Con las
mandíbulas apretadas fuertemente, escribió una nota
concisa.

«Estaré bien. Simplemente espera».


Arrancó de un tirón la hojita de papel y se la dio a
Caleb. Después de leer la nota, este metió la hoja dentro
de su bolsillo trasero.

Caleb le asombró otra vez sentándose con las piernas


cruzadas cerca de su cabeza.

—Aquí, descansa en mi regazo.

Caleb, con amabilidad, ayudó a Jon con las maniobras


necesarias para hacer justamente eso. Mientras cerraba los
ojos ante el dolor que poco a poco iba desapareciendo,
Caleb frotó pequeños círculos en sus sienes.

—Estarás bien, —Caleb cantó suavemente—.


Simplemente relájate. Probablemente lo mejor para ti sería
que pudieras quedarte dormido.

30
Esas fueron las últimas palabras que Jon recordó
antes de despertar varias horas más tarde. Evidentemente,
las noches que había pasado sin dormir lo habían
alcanzado. Abrió los ojos, asombrado de ver el sol cayendo
hacia el horizonte. Tentativamente, trató de mover su
pierna. El dolor estaba todavía allí, pero era más un dolor
sordo que el dolor punzante de antes.

Miró hacia arriba, a los ojos color café de Caleb.


«¿Caleb había estado observándolo todo el tiempo que
había estado dormido?»

—¿Cómo te sientes? —preguntó Caleb.

Jon se esmeró en dar a Caleb una sonrisa mientras


afirmaba con la cabeza. Aunque odiaba interrumpir el
contacto con Caleb, sabía que cuanto más tiempo estuviera
tendido sobre la tierra, más rígido se pondría.

Poniéndose derecho, miró la pared. «¿Qué?» Volvió


hacia Caleb una mirada interrogante.

Una sonrisa brillante apareció en la cara de Caleb.

—Lo terminé mientras dormías. Estoy seguro de que


no es tan resistente como la que podrías haber hecho tú,
pero espero que sirva por ahora.

Él no podía mantener su abierta sonrisa escondida.


Caleb estaba en lo cierto. La pared no estaba bien
construida, y se vendría abajo de nuevo pronto, pero sabía
que era la intención lo que contaba. Al menos no tendría
que preocuparse por eso durante un par de semanas.

Jon gesticuló hacia el camión y el sol que se ponía.

—¿Listo para regresar? —preguntó Caleb.

31
Con una inclinación de cabeza, Jon tendió su mano.
Caleb lo ayudó a ponerse de pie y presionó el antiguo
bastón en su mano. Después de que Caleb recogiera sus
herramientas con rapidez, sostuvo en alto el almuerzo.

—Comí un poco, pero apuesto a que tú te mueres de


hambre. ¿Quieres un poco ahora, o más tarde? —Jon agitó
su mano hacia el bolso, haciéndole saber a Caleb que
prefería esperar. El viaje de regreso al camión pareció
durar el doble. Para cuando Caleb soltó a Jon en el asiento
del pasajero, estaba sudando.

Mientras observaba a Caleb meterse detrás del


volante, se preguntó si alguna vez sentiría esos labios en
los suyos otra vez. Esperaba que no fuera cosa de una sola
vez, porque sabía que podría acostumbrarse a besar al
hombre que estaba a su lado.

Con lo último de su almuerzo-cena, Caleb empezó a


levantarse para limpiar la mesa. Una mano en su brazo lo
detuvo. Él miró directamente a los ojos de Jon.

—¿Necesitas alguna otra cosa? —preguntó.

Jon movió su mano para ahuecar la mejilla de Caleb.


Fue fácil ver el hambre en los ojos del hombre mayor.
Apoyándose en la mesa, Caleb lo besó. Los ojos de Jon se
cerraron y Caleb supo que él había adivinado
correctamente.

32
Al primer toque de sus lenguas, la polla de Caleb se
endureció. A pesar de que quería desnudarse y rogarle a
Jon que lo tomase, sabía que necesitaban tomar las cosas
despacio. Había sido evidente en su anterior beso en el
campo que había sido el primero de Jon.

Quebrando el beso, Caleb se echó para atrás


ligeramente.

—¿Me abrazarás mientras vemos la televisión? —Jon


clavó los ojos en él durante tanto tiempo, que Caleb
comenzó a sentirse cohibido. De repente, él apuntó hacia
las escaleras. Caleb tuvo que admitir que se escandalizó un
poco por la repentina invitación, pero no estaba dispuesto a
rechazarla.

Siguió a Jon subiendo las escaleras, mientras el


hombre herido agarró la barandilla. Estuvo muy tentado a
inclinarse hacia adelante y morder el culo excitante delante
de él, pero pensó que tenía un montón del tiempo para
jugar.

Jon lo dejó entrar al dormitorio principal. Caleb se


quitó su camisa tan pronto como atravesaron el umbral. Se
sorprendió cuando Jon se volvió caminando hacia él con
una pila de cuadernos de apuntes negros en sus manos.

Se veía un poco asustado cuando le tendió un montón


de libros.

—¿Quieres que los coja? —preguntó Caleb.

Jon inclinó la cabeza, y Caleb tomó los libros. Una vez


que sus manos se desocuparon, Jon sacó una hoja de papel
del frente del primer libro y la colocó en parte superior del
montón.

«Mi Querido Caleb,

33
Si lees esto, quiere decir que las cosas comienzan a
progresar entre nosotros. Como probablemente serás
consciente a estas alturas, no soy muy experimentado en el
arte del amor. Antes de que pueda permitir que las cosas
vayan más allá, hay algunas cosas que tú debes conocer
acerca de mí. Por favor toma estos diarios. Léelos y me
conocerás como nadie alguna vez lo haya hecho. Si
después de terminarlos, no estás completamente asqueado de
mí, me gustaría llegar a conocerte mejor.

Con amor, Jon.»


Caleb miró directamente a los ojos de Jon. Vio la
incertidumbre escondida dentro de sus profundidades. No
estaba seguro de por qué pensaba que podría cambiar de
idea después de leer los diarios, pero podía decir que era
importante para él.

—Los leeré, —dijo finalmente.

Jon le dio una sonrisa tentativa y lo besó en la frente.


Caleb le devolvió el favor y se llevó las páginas en las que
estaba escrita la vida de Jon para su cuarto.

34
Capítulo 4

C aleb se despertó la siguiente mañana con uno


de los diarios todavía en su mano. «¿A qué hora había
caído dormido?».

Todavía tenía la impresión de que era una invasión a


la privacidad del hombre. Hizo un intento para no
demorarse sobre los pasajes que sintió que eran
demasiado personales. Los diarios de poco tiempo después
de la muerte de la madre de Jon estaban llenos del dolor
de un niño.

Hacia su decimoquinto año, había comenzado a


escribir acerca de sus fantasías sexuales. Caleb no pudo
evitar sonreír. Jon debió haber sido el típico adolescente
caliente. Él había escrito sobre hacer el amor en el granero,
en los campos, en la mesa de la cocina.

Muchas de las entradas le recordaron a Caleb a sí


mismo. Jon desea decirle a su padre que era gay, sabiendo
que este probablemente no lo entendería. El diario que aún
estaba en sus manos era el más desconsolador. Detallaba
la noche en que finalmente había confesado su
homosexualidad a su padre.

«Papá me recogió de la escuela porque tuve que


permanecer un tiempo castigado por pelear. Él siempre
me había enseñado a defenderme a mí mismo. Pues
bien, eso es exactamente lo que había hecho. Peter

35
Stiles me gritó al salir, delante de la escuela entera,
por ser gay. Le mostré que ser gay no significaba ser
un enclenque.

Cuando me metí en el camión, papá no dijo


nada hasta que alcanzamos las afueras de Whitby.
Él me preguntó por el motivo de la pelea. Supe que
era el momento adecuado para decirle mi secreto tanto
tiempo guardado.

Estábamos haciendo un giro cuando


repentinamente expresé impulsivamente que era gay y
que Peter me había molestado por ello. Eso fue lo
último que recordaba al despertarme en el hospital local.
Antes de que pudiera decir una sola palabra, me
informaron de que mi papá había muerto en el impacto.

Me dijeron que mi incapacidad para hablar es


psicológica, que no había un daño real en mis cuerdas
vocales. Una parte de mí lo sabía. Como sabía que
mis descuidadas palabras habían sido responsables de la
muerte de mi padre. Todo el mundo en el hospital
trató de preocuparse por mí, ‘el niño que había perdido
a su único pariente vivo y se veía forzado a vivir el resto
de su vida con una pierna mutilada’.

36
En ese momento, no me preocupé por mi pierna.
Me sentía como un asesino y estaba esperando que el
agente de policía local me arrestara en cualquier
momento.

Decidieron que era lo suficientemente mayor


para cuidarme y eventualmente me enviaron a casa.

Ésta es la primera vez que puedo escribir desde


entonces. Estoy seguro de que he omitido detalles
importantes, pero al menos mi confesión está finalmente
escrita en papel.

Yo, Jon Cook, maté a mi papá.»


Caleb se enjugó las lágrimas. Entonces, «¿Jon había
escogido no hablar, o era un bloqueo psicológico debido a
los abrumadores sentimientos de pena y culpabilidad?»
Se preguntó si aún podría hablar después de tanto tiempo.
Tal vez era cuestión de fortalecer sus cuerdas vocales.

Después de pasar varias horas más, leyendo acerca


de la soledad de Jon en los años siguientes a la muerte de
su padre, Caleb tomó el diario más reciente. Se escandalizó
la primera vez que encontró su propio nombre escrito en el
diario.

«Pienso que fue un error invitar a Caleb a mi casa.»


Las palabras golpearon a Caleb como un puñetazo en
el estómago. Tragando el nudo que se le acababa de
formar en su garganta, continuó.

37
«Pensé que sería más fácil estar alrededor de alguien
como yo, pero es una pura tortura. Lo miro y mi mente
imagina una serie de cosas. Ninguna de las cuales es
correcta, y las cuales quiero más que mi siguiente aliento.

Cuando él apareció en el granero llevando a un


cordero herido, quise caer de rodillas y adorarlo. Amé la
forma en que los músculos se marcaban en sus brazos
delgados, y tensaban en su largo cuello. En ese momento,
Caleb era cada fantasía que alguna vez había tenido en la
vida.

Tomé a la oveja de sus brazos y me volví de espaldas.


Tenía miedo de que él pensara que lo estaba despidiendo,
pero mi vergüenza por mi dura polla causó que yo escapara a
la seguridad del granero.»
Caleb miró por la ventana. Mientras el sol se
levantaba más alto en el cielo, recordaba ese episodio. Jon
estaba en lo cierto. Él se había sentido descartado.

Decidiendo que había leído suficiente, Caleb se levantó


y abrió la puerta. La casa estaba en silencio. Eran algunos
minutos después de diez, estaba seguro de que Jon ya
estaba fuera, en el granero.

Entró en la pequeña ducha y empezó a lavarse la


cabeza. Desde que había leído los pensamientos de Jon,
sabía que el hombre no entendía nada acerca del sexo.

38
Después del accidente que mató a su padre, Jon trató
de poner fuera ese lado de sí mismo.

Se preguntó otra vez por qué era tan importante para


Jon que él leyera los diarios. «¿Realmente, pensaba que
estaría decepcionado de él?» De hecho, había ocurrido
totalmente lo contrario. No sólo sentía un nuevo respeto
por Jon, sino que había caído aún más enamorado de él.

Cuando se insertó su plug favorito, su polla se puso


dura como una piedra. Caleb eligió ignorarlo, decidiendo en
lugar de eso convertir en realidad la primera de las
fantasías de Jon.

Después de secarse rápidamente, se puso un par de


sudaderas y una camisa, prescindiendo de la ropa interior.
Después de rebuscar en su bolso unos momentos, encontró
la caja de condones. Deslizó sus pies en los viejos zapatos
de lona y fue a encontrar al objeto de su deseo.

Mientras caminaba hacia el granero, no pudo evitar


silbar. El interior del granero estaba oscuro comparado con
el soleado día de fuera. Caleb simplemente permaneció allí
dentro, esperando a que sus ojos se acostumbraran a la
tenue luz.

Oyó un movimiento en el pequeño taller y dirigió sus


pasos hacia su destino. Observó la fuerte espalda de Jon
mientras vaciaba una bolsa de cincuenta libras(8) de comida
de perro en un depósito de almacenamiento. Se aclaró la
garganta, haciéndole saber a Jon que estaba en la puerta.

La columna vertebral de Jon se puso rígida. Pasaron


varios segundos antes de que el hombre mayor lo
enfrentara.

( ) 22 , 67 Kilos aproximadamente
8

39
Caleb podía ver que los nervios comenzaban a
abrumar a Jon a medida que cerraba las manos en puños a
sus costados.

Caleb decidió que Jon había pasado por suficiente en


sus treinta y seis años.

—Los terminé, —dijo momentos antes de sellar su


boca sobre la de Jon.

Mientras más se besaban, más relajado se ponía el


hombre que se convertiría pronto en su amante. Caleb
podía sentir la prueba del deseo de Jon contra su abdomen.
Tanto como él quería doblarse y rogarle a Jon que
penetrase su culo, sabía que eso abrumaría a su amor.

En lugar de eso, Caleb dejó el beso, y se puso de


rodillas, sintiendo el movimiento del tapón dentro de él.
Bajó la mirada para ver una gran mancha de humedad en
el frente de sus abultados pantalones.

—¿Ves lo qué me haces? —preguntó mientras


comenzaba a pasar sus manos a través de la dura
cordillera en los viejos vaqueros usados por Jon.

Mientras comenzaba a desabrochar los pantalones de


Jon, una mano inclinó su barbilla hacia arriba. Jon miró
hacia abajo interrogándole.

—Déjame amarte, —imploró Caleb—. Por favor.

Jon contestó a la súplica sacándose su propia camisa.


Era la primera vez que Caleb veía el pecho de Jon. No
había tenido ninguna idea de que un especimen tan
perfecto de virilidad viviera en el planeta.

—Si me pareciese a ti, pasearía desnudo todo el día.

40
Esto logró un sonrojo y una sonrisa por parte de Jon.
Caleb reanudó la tarea que tenía entre manos y bajó los
pantalones del hombre mayor y los calzoncillos. La larga y
gruesa prueba del deseo de Jon surgió y pegó a Caleb en la
barbilla.

—Sí, definitivamente desnudo —comentó.

Caleb miró la polla más impresionante que alguna vez


había tenido el placer sostener.

Bajando su mano hacia la raíz del pene de Jon, se


maravilló por la forma de la cabeza roja y brillante que
asomaba. Caleb la subió y luego la bajó de nuevo. Era
como un niño con un juguete nuevo. Repentinamente
deseó que sus padres no le hubieran circuncidado.

—Hermoso, —susurró mientras lamía cariñosamente


la punta de la polla de Jon, saboreando el pre-semen de su
amante por primera vez.

Lanzó un suave gruñido cuando los labios de Caleb


envolvieron la gruesa erección, y este sintió que los dedos
de Jon comenzaban a entrelazarse por su cabello.

Con el pene en su boca, Caleb movió una mano para


provocar las pelotas de Jon, mientras subía la otra hasta un
suave pezón de color café.

El agarre en su cabello se apretó casi hasta el punto


de doler, mientras Jon empezaba a empujar sus caderas
contra su cara, sepultándose tan profundo como era
posible. Él inclinó la cabeza, dándole permiso para
continuar.

Con un gemido fuerte, Jon disparó su primera


descarga de semilla abajo por la garganta de Caleb. Se

41
salió lo suficientemente como para saborear mejor la
prueba del clímax de Jon.

Cuando él hubo ordeñado las pelotas de Jon, se


levantó y empujó su lengua por la garganta del hombre
más alto. Con otro gruñido, Jon lo levantó del suelo y lo
colocó en el banco de trabajo. Miró directamente a los ojos
de Caleb antes de bajar la mirada hacia los abultados
pantalones.

—Sí. Por favor, —susurró Caleb, bajando sus


pantalones.

Jon miró el pene de Caleb como si viese uno por


primera vez. Si Caleb no hubiera estado a punto de
disparar, habría dejado a su nuevo amante acariciarle y
lamerle todo el día. Con el tapón todavía sepultado en su
culo, él estaba al borde, y Jon no lo había llevado aún
completamente dentro de su boca.

—Por favor, —Caleb finalmente gimió.

Con una reverente cautela, Jon cerró sus labios sobre


la cabeza en forma de hongo.

—Sí, —gritó Caleb. Trató de pensar sobre escribir a su


madre para librarse a sí mismo de correrse mientras Jon se
movía de arriba hacia abajo de sus cerca de cuatro
pulgadas( 9 ) de longitud—. Tan bueno —Caleb susurró
mientras ensartaba sus dedos a través del sedoso cabello
oscuro de Jon.

—No lo puedo sostener, —jadeó cuando Jon le dio un


leve apretón a sus bolas.

Jon inclinó la cabeza y agarró la base de la polla de


Caleb mientras este soltaba el primer chorro de semen.

( ) 10 cm. aproximadamente
9

42
Caleb realmente sintió como si la corona de su polla
pudiera salir disparada mientras él continuaba eyaculando
como nunca antes.

Demasiado para un hombre inexperto. Caleb observó


como el espeso fluido blanco comenzó a escapar a través
de las esquinas de la boca de Jon. Tan pronto como el
último chorro dejó su pene, levantó a Jon en sus brazos.

Inclinándose hacia adelante, chupó su propia semilla


de la barbilla y mejilla de su amante.

—Eso fue fantástico, —le dijo.

Jon se sonrojó y le dio a Caleb una leve sonrisa. Su


amante miró profundamente a sus ojos antes de alcanzar el
bloc y la pluma alrededor de su cuello para escribir una
nota.

Caleb leyó la pequeña hoja de papel blanco. «¿Esto


quiere decir que no estás disgustado conmigo?»
Él sintió su pecho tensarse mientras ahuecaba las
mejillas de Jon.

—No leí absolutamente nada que alguna vez pueda


producirme como respuesta un sentimiento de repugnancia.
No creo que el accidente que mató a tu padre fuera culpa
tuya. Él era el que conducía y por lo tanto, el responsable
del camión, no tú. —Caleb besó la nariz de Jon—. De hecho,
tú eres bastante más valiente que yo. Todavía no le he
dicho a mi papá que soy gay.

Jon pareció asombrado por la declaración de Caleb.

—Mi mamá lo sabe. Salí afuera con ella a una


temprana edad, pero mi papá, supongo que es parecido a
como era el tuyo.

43
Jon se apoyó en el toque de Caleb. Él observó cómo
los labios de Jon parecieron moverse levemente. Caleb se
preguntó si Jon hablaba para sí mismo, o deseaba poder
hablar en voz alta.

—Escucha, —dijo Caleb—. ¿Por qué no termino mi


trabajo, y podremos tener una agradable cena y mirar la
televisión acurrucados en el sofá?

Jon sonrió. Retrocedió un paso y levantó a Caleb del


banco de trabajo antes de subirse sus vaqueros.

Caleb se subió sus pantalones, consciente del plug


que estaba todavía dentro de él.

—Voy a ir adentro y cambiarme antes de que Champ


y yo vayamos a buscar a las ovejas.

Jon escribió algo y se lo dio a Caleb antes de que él


pudiera pararlo. «Gracias». Decía la nota.
Caleb negó con la cabeza y jaló a Jon en un beso
profundo.

—Por favor no me lo agradezcas. Tú me has hecho el


tipo más feliz en Inglaterra, —bromeó Caleb.

—Te veré en un par de horas. Conserva caliente estos


labios para mí —dijo mientras colocaba otro casto beso en
la boca de Jon.

Prácticamente saltó de regreso a la casa. Sí, su vida


mejoraba todo el tiempo.

44
Capítulo 5

C aleb cerró la puerta del granero, ahuecó sus


manos alrededor de la boca y sopló aire caliente.
Maldición, hacía más frío por momentos. ¿Por qué
infiernos había pensado que Inglaterra tenía inviernos
suaves?

El trabajo del día estaba hecho y no podía esperar a


entrar. Jon era un maestro en encenderlo. Él podía haber
sido virgen cuando habían iniciado su romance, pero tres
meses después, el hombre jodía como un profesional.

Le tomaba todo lo que tenía dejar la cama de su


amante por las mañanas, pero trabajo era trabajo.

Mientras se dirigía hacia la casa, tuvo que detenerse


y acomodar su polla. Simplemente el pensar en Jon lo
ponía duro todo el tiempo.

Caleb abrió la puerta trasera y dio un paso en el


mud room(10).

—Cariño, estoy en casa, —gritó mientras se sacaba


el abrigo y las botas. No sabía qué estaba cocinando Jon,
pero olía malditamente bien. Casi como…

(10) Según el WordReference, “el mud room es un lugar o cuarto pequeño cerca de la
entrada de una casa donde se quita ropa y zapatos de barro y mojados antes de
entrar en otras partes de la casa.” Pero no encuentro una palabra en español ni sabía
que existía un cuarto exclusivamente para eso jejeje en mi casa seguro no hay sino
yo no protestaría tanto cuando llueve.

45
Entró en la cocina y su mandíbula se cayó. Su mirada
se fijó en Jon, que permanecía al lado de la vieja cocina(11).

—¿Qué hiciste? —preguntó Caleb, yendo directamente


hasta su amante y plantando un sonoro beso en sus labios.

Jon señaló el calendario en la pared. Había rodeado


la fecha en rojo. Caleb tuvo que estudiar la fecha durante
varios segundos antes de darse cuenta de por qué era
especial.

—Mierda, —Caleb se rió ahogadamente—. ¿Cómo he


podido olvidar que es día de acción de gracias? Pero los
británicos no lo celebráis. ¿Por qué?

Jon puso su mano extendida sobre el corazón de


Caleb.

Caleb se derritió por el sentimiento. Había


descubierto rápidamente cuán romántico era Jon. Estaba
continuamente haciendo pequeñas cosas para Caleb.
Incluso había vuelto a conectar el servicio telefónico para
que él pudiera llamar a su mamá ocasionalmente.

—Maldición, —Caleb miró el reloj. Había seis horas


de diferencia, lo que quería decir que eran cerca de las
once en Kansas—. Recuérdame después de que comamos
que llame a mamá.

Jon inclinó la cabeza. Después de otro largo beso,


Jon se echó hacia atrás e hizo una seña para que Caleb
se aseara para cenar.

Mientras se lavaba las manos y la cara en el


fregadero, Caleb observó a Jon quitar la salsa del fuego.

( ) En el original dice: “old Aga”, que es un tipo de estufa-cocina que aun se sigue
11

usando en Inglaterra, sobre todo en las casas de campo ya que es grande. En España se
llama cocina económica o de carbón.

46
Se preguntó cómo sabía Jon que él amaba la salsa del
pavo. Se secó sus manos y cara con un paño limpio para
secar platos.

—Todo se ve fantástico. ¿Cómo lo supiste?

Jon colocó el tazón de salsa en la mesa antes de


volverse caminando hacia la encimera de la cocina.
Recogió una hoja de papel que había estado medio
sepultada bajo platos sucios.

Caleb tomó la página y se derritió aún más.


Evidentemente, su amante le había escrito a su mamá y le
había preguntado qué comidas le gustaban para las cenas
de los días festivos. Caleb notó que su mamá también
había incluido la comida de Navidad en la página de atrás.

—Eres asombroso, —dijo Caleb, inclinándose para


besarlo otra vez.

Examinó rápidamente lo que su mamá había escrito


para la comida de Navidad mientras ocupaba su asiento
habitual en la mesa. Había estado tan ocupado
enamorándose, que no le había dedicado a su mamá los
pensamientos que ella merecía.

«¿Como sería para ella pasar la Navidad sola?.»

Jon tocó su mano. Caleb miró hacia arriba a las


inquisitivas profundidades de esos ojos azules. Sabía que
había sido atrapado.

—Simplemente pensaba acerca de mi mamá. Hemos


sido los dos durante tanto tiempo que me pregunto cómo
maneja mi ausencia durante las fiestas.

Caleb podía ver la tristeza en los ojos de Jon. Aquí


estaba él, pensando en que añoraba a su mamá cuando

47
Jon había estado solo en los días festivos durante
diecinueve años.

—Lo siento, —dijo y miró la mesa llena de comida—.


Todo se ve tan bueno que no sé por dónde empezar.

Eso le valió una tentativa sonrisa por parte de Jon


mientras le pasaba el tazón de puré de patatas.

Caleb tomó el tazón y dejó caer una porción grande


en su plato.

—Sabes, es una tradición americana descansar


delante de la televisión después de la comida hasta que
se tiene hambre otra vez.

Después de una pequeña siesta en los brazos de Jon,


Caleb abrió sus ojos. La llamada a su mamá le había
costado un poco más de lo que le gustaría admitir a su
amante. Ella le había dicho que estaba cenando con unos
amigos y que estaría bien, pero Caleb todavía se sentía
culpable.

—¿Piensas que estaría bien que invitara a mi madre


aquí para Navidad? —le preguntó mientras trazaba el
contorno del pezón café oscuro delante de su cara.

Jon asintió. Se señaló a sí mismo, y luego a Caleb,


como interrogando.

48
—Ella sabe lo nuestro, —dijo Caleb—. Pienso que el
hecho de enviarle la carta fue la primera pista.

Sintió que Jon se ponía rígido.

—Está bien. Ella se alegrará por nosotros.

Jon se relajó y bajó su mano por el pecho de Caleb


hasta el vello muy corto de su ingle. Sonriendo, Caleb
separó sus muslos y dejó que las manos de su amante
deambularan. Habían estado tan llenos después de cena
que aún no habían tenido tiempo para jugar. Estaban
desnudos, por supuesto. Habían convertido en una
costumbre el desnudarse después de cenar para
acurrucarse bajo una manta en el sofá.

Ambos sentían que su piel se calentaba más rápido


que si permanecían vestidos.

Además, los beneficios eran fantásticos.

La mano de Jon bajó más allá del pene de Caleb


para ahuecar sus bolas. Con un apretón suave, le hizo
saber que estaba listo para jugar. Él se abrió más y
enganchó una pierna sobre la parte de atrás del sofá.

—Se siente bien —Caleb gimió mientras el dedo


medio de Jon presionaba contra su agujero.

Sacando su mano, Jon la levantó hasta la boca de


Caleb. Él sabía exactamente lo que su amante quería y
lamió los dedos largos y callosos, que tenía delante. Con
un gruñido, Jon llevó su mano nuevamente al culo de
Caleb, deslizando un dedo dentro.

—Oh sí, —dijo Caleb empujando contra la mano de


Jon.

49
Pronto, montaba la mano de Jon mientras le rogaba
a su amante que lo tomara.

—Te necesito.

Jon quitó el dedo y alcanzó bajo el sofá su reserva


escondida de condones y lubricante. Su amante odiaba
usarlos, y si bien él sabía que estaba limpio, Caleb se
había negado a dejar de usarlos hasta que tuviera la
posibilidad de examinarse verdaderamente. Pues bien,
había obtenido su certificado de buena salud sólo unos
días antes. Su plan había sido sorprender a Jon con las
noticias cuando fuera el momento correcto.

Mientras Caleb observaba a su amante desgarrar el


paquete de aluminio comprendió que no había un mejor
momento. Se inclinó hacia arriba y tomó el condón de las
manos de Jon. Caleb se levantó.

—Voy y vengo, —dijo subiendo a la carrera las


escaleras hasta su dormitorio raramente usado.

Agarró la hoja de papel de su tocador y corrió a toda


velocidad de regreso al lado de Jon.

—Quise sorprenderte —dijo sosteniendo los


resultados de los exámenes.

Jon estudió el papel durante unos momentos antes de


que finalmente lo entendiera. La mayor sonrisa que Caleb
alguna vez había visto se extendió por el hermoso rostro de
Jon. Caleb volvió a tomar la hoja y la colocó sobre la mesa,
antes de alcanzar la botella de lubricante.

Puso un chorro en su mano y lo extendió en la


erección de Jon. Cuando montó a horcajadas sobre su
regazo, se sintió repentinamente nervioso.

50
—Nunca lo he hecho sin un preservativo.

Las manos de Jon se posaron en sus caderas,


mientras el hombre mayor lo movió lentamente hacia
abajo. Caleb alcanzó debajo de él la polla de su amante y
la guió a su agujero. Una vez que la corona se abrió
camino por el anillo exterior de músculos, Caleb soltó su
agarre y se empaló a sí mismo en un largo deslizamiento
de éxtasis.

Una vez que sus pelotas estuvieron acurrucadas en


el grueso vello que rodeaba la polla de Jon, Caleb jaló a
su amante en un beso. La boca de Jon todavía
conservaba un vestigio de todas las comidas que había
preparado para él. No sabía si alguien alguna vez había
hecho algo tan especial por él.

Antes de entrar en movimiento, quiso que su


amante supiera cómo se sentía.

Rompió el beso y lo miró directamente a los ojos.

—Te amo —dijo.

Los ojos de Jon se llenaron inmediatamente de


lágrimas. Levantó la mano de Caleb y besó la palma
antes de colocarla encima de su corazón.

Recordando algo que le habían enseñado en la


escuela elemental, tomó la mano de Jon y formó un
símbolo con sus dedos.

—Éste es el signo americano de lenguaje por señas


para ‘te amo’.

Jon estudió sus dedos antes de mirar otra vez a


Caleb. Relajó su mano y luego repitió el signo repetidas
veces entre besos.

51
Caleb sintió que su corazón volaba. Él no necesitaba
las palabras habladas. Simplemente saber que Jon lo sentía,
era más que suficiente para él.

—He querido decírtelo hace algún tiempo, pero tenía


miedo.

Jon negó con la cabeza y tiró a Caleb hacia delante


para un profundo beso. Jon empujó hacia arriba contra el
culo de Caleb, dejándole saber lo que quería.

Caleb replegó su lengua y sonrió abiertamente. Se


levantó lentamente antes de hundirse nuevamente en la
longitud de Jon.

—¿Es esto lo que estás buscando? —preguntó,


haciéndolo nuevamente.

Jon inclinó la cabeza y la dejó caer en el respaldo del


sofá mientras agarraba otra vez las caderas de Caleb.
Este tomó su ritmo y en unos momentos montaba la
gruesa polla de Jon como si fuera la última vez que
pudiera enterrarse dentro de él. —Tan bueno —gimió
Caleb.

Jon empezó a empujar hacia arriba, mientras Caleb


usaba los músculos de la pierna para simplemente
sostenerse encima del regazo de Jon.

Caleb trató de alcanzar su polla, pero la mano de


Jon golpeó la suya, alejándola antes de envolver la
palpitante erección en su puño.

—Sí, demonios, sí. Haz que me corra —jadeó.

Un calloso pulgar presionando en contra de la grieta


en la corona de su pene, lo envió al borde.

52
—Joder, —gritó mientras pintaba el pecho y el
abdomen de Jon.

Jon empujó hacia abajo a Caleb para enterrar


completamente la polla en su culo antes de comenzar a
estremecerse bajo él.

—Te puedo sentir —dijo Caleb con asombro. Nunca


pensó que podría sentir de manera real cómo se llenaba
con la semilla de su amante.

Una vez que ambos quedaron agotados, Caleb


colapsó contra el sudoroso pecho de Jon. No importaba
que la casa estuviese todavía fría. Ellos no podían haber
estado más calientes.

Jon formó nuevamente el símbolo de ‘te amo’.

—Te amo, también —susurró Caleb.

Esa misma noche, más tarde, mientras permanecían


en la cama, Jon abrazaba a Caleb. ¿Qué haría cuando
Caleb lo dejara? No era solamente el sexo lo que él sabía
que iba a extrañar, ni la compañía. Era Caleb, puro y
simple.

Miró hacia abajo, al ángel dormido en sus brazos.


Nunca había creído que alguien pudiera amar tanto como
él amaba a Caleb. La vieja frase, ‘No sabes lo que te
pierdes’ le vino a la mente.

53
No, él no lo había sabido. Los anteriores diecinueve
años habían sido duros, pero no insoportables.

Jon tenía la sensación de que pronto conocería


realmente el significado de ‘insoportable’.

Le quedaban solamente otros seis meses de dicha.


No podía dejar de preguntarse si sería más fácil si
comenzaba a alejarse ahora. Caleb escogió ese momento
para agitarse en su sueño, acurrucándose más contra el
pecho de Jon.

Jon negó con la cabeza. «No. Sería imposible hacer


cualquier cosa excepto amar al hombre durmiendo al
lado de él». Pensó en la mirada en la cara de Caleb cuando
había sacado el pastel de nuez más temprano.

Él había pedido a la panadería en Whitby que lo


hicieran especialmente para Caleb. Según la nota de
Suzanne, el de nuez, era el pastel favorito de Caleb desde
siempre. Las gracias que había recibido por aquella
confección de nuez, valía una docena más.

Lo que pudiera pensar Suzanne, la madre de Caleb,


le tuvo preocupándose por la Navidad. «¿Cómo sería con
ella aquí?» «¿Actuaría Caleb diferentemente alrededor
de su mamá?» «Y ¿dónde lo harían con ella durmiendo
en la misma casa?».

—Piensas demasiado, —masculló Caleb.

El hombre más pequeño gateó encima del cuerpo de


Jon hasta que estuvieron nariz con nariz. —Deberías estar
dormido hace horas. ¿Algo está mal?

Jon negó con la cabeza y recorrió con su mano la


espalda desnuda de Caleb. Usó la otra mano para

54
presionar la cabeza de Caleb de regreso a su pecho,
besando la parte superior de la cabeza de su amante
mientras lo hacía.

Decidió hacer caso a Caleb, e hizo otro intento para


quedarse dormido. Tenían un montón de tiempo para estar
juntos. Él aprovecharía bien todos los días, y ya se
preocuparía mañana por la mañana.

55
Capítulo 6

-V amos, deja de estar tan nervioso. Mi mamá va a


amarte, —dijo Caleb mientras esperaban en el camión a
que el tren llegara.

Jon no estaba tan seguro. Para los padres, una


diferencia de edad de trece años podía ser una gran cosa.
Solo esperaba que la mente de Suzanne fuera tan abierta
como su hijo le decía.

Caleb había insistido en que a su mamá no le


importaría que continuaran compartiendo la cama mientras
ella estaba aquí, así es que no se habían molestado en
mover las cosas de su amante fuera del dormitorio
principal.

Con la llegada del tren a sólo unos minutos, él


comenzó a apoyar la decisión. Cambió de posición en el
asiento con inquietud.

Una mano se posó en su muslo.

—¿La rodilla está doliéndote? —preguntó Caleb.

Jon negó con la cabeza, y Caleb se movió más cerca y


empezó a besar su cuello.

—No sé por qué mamá insistió en tomar el tren de


Manchester. Probablemente estará cansada cuando llegue,
—dijo Caleb, lamiendo un camino ascendente por el cuello
de Jon hasta sus labios.

56
Había otros autos en el estacionamiento, pero Jon no
se preocupaba por ninguno de ellos. Él había estado en
boca de la gente durante años, desde la muerte de su
padre. Si esas personas querían insultarlo, los dejaría. Era
verdaderamente feliz por primera vez en su vida.

Inclinando su barbilla hacia arriba, Jon dejó a Caleb


explorar la piel accesible con su lengua y dientes.

La bocina que señalaba la llegada del tren, les hizo


dar un salto. Jon se asomó a su ventana, precisamente
cuando el tren surgía a la vista.

Sus manos comenzaron a sudar mientras Caleb le


daba el último beso, esta vez en la boca.

—Te amo, —susurró Caleb contra sus labios.

Jon usó el signo al que se había acostumbrado desde


el día de Acción de Gracias.

Cuando el tren paró, Caleb abrió su puerta y saltó


fuera.

—Vamos, —le hizo señas a Jon para que saliera.

Después de secarse las manos en sus pantalones


vaqueros, Jon se unió a Caleb en el andén. Su amante
entrelazó inmediatamente los dedos con los suyos mientras
observaban a varios pasajeros desembarcar. Jon divisó a
una mujer de mediana edad, con el cabello rubio hasta los
hombros, bajar del tren, y cubrir inmediatamente sus
orejas por el ruido creado por las gaviotas en lo alto.

—¡Mamá! —Caleb gritó e hizo gestos con su mano


libre.

Jon lo soltó inmediatamente y le dio un empujoncito


hacia su mamá. Caleb tomó la indirecta y corrió a abrazarla.

57
Ver a la madre y al hijo juntos otra vez, calentó su
corazón. Su abrazo duró unos momentos, antes de que
Suzanne lo echara hacia atrás para mirarlo.

—Te ves bien, Cale, dijo, usando un apodo que Jon no


había oído.

Su amante se sonrojó e inclinó la cabeza avergonzado.

—Estoy enamorado, mamá.

Caleb giró y extendió su mano hacia Jon.

—Me gustaría presentarte a Jon Cook. Jon, ésta es mi


mamá, Suzanne.

Después de secar su mano en sus pantalones, Jon


tendió la mano hacia Suzanne.

Ella miró la mano y negó con la cabeza.

—Nop, yo quiero un abrazo. —Ella lo sorprendió


jalándolo para un abrazo.

Su diferencia de altura fue evidente cuando ella


envolvió sus brazos alrededor de su torso. Jon se preguntó
repentinamente si el papá de Caleb sería también más
pequeño que el promedio, o si simplemente, Caleb se
parecía a su mamá.

—Es suficiente, —Caleb interrumpió—. ¿No estarás


tratando de robarme a mi hombre, no es así mamá?

Suzanne dio un paso atrás y puso una mano en su


boca mientras reía nerviosamente como una colegiala.

—¿Me puedes culpar? No me abraza muy a menudo


un rudo y apuesto inglés.

Caleb se rió ahogadamente y puso sus ojos en blanco.

58
—Encuentra el tuyo propio, —bromeó mientras
empezaba a recoger las maletas de su mamá.

Era fácil ver la gran relación entre Caleb y Suzanne.


Su relación con su propia madre había sido amorosa, pero
nunca habían bromeando entre sí de la forma en que esas
dos personas lo hacían. «¿Tal vez él no era lo
suficientemente mayor cuando murió?» «Quizás habría
tenido esta clase de relación con su mamá, si ella no
hubiese muerto cuando él todavía era muy joven».

Jon observó cómo los delgados músculos del brazo de


Caleb resaltaban mientras recogía la primera maleta.
Adelantándose, Jon tomó la más grande de las dos. Quería
tomar también la que Caleb tenía en su mano, pero se
rehusó a hacerle pasar vergüenza a su amante delante de
su mamá.

Gesticuló hacia el camión y comenzó a caminar en esa


dirección. Caleb y Suzanne lo siguieron, hablando sin parar.
Una vez que colocaron el equipaje en la parte de atrás del
camión, Jon subió detrás del volante. Estuvo encantado
cuando Caleb entró de un salto al lado de él, con Suzanne
en el otro lado.

Mientras condujeron hacia la granja, Suzanne le hizo


preguntas sobre ambos, Caleb y él. Ella quería saber cuán
lejos de Whitby solían ir, y si ella podría hacer algunas
compras antes de regresar a los Estados Unidos.

—Y el ruido. Dios mío, nunca oí tal alboroto, —


Suzanne comentó.

—Es algo a lo que definitivamente tienes que


acostumbrarte. Está el sonido del oleaje además de las
aves. Pero las compras en Whitby valen la pena. Amarás
eso, mamá. —Caleb giró hacia Jon.

59
—¿Piensas que tendremos tiempo para llevar a mamá
de nuevo a Whitby?

Jon sonrió e inclinó la cabeza. Si pudiera hacer que


Caleb llevara a su mamá al pueblo, él podría trabajar en la
pared que ya comenzaba a perder el equilibrio otra vez. No
quería que Caleb supiera que todo su duro trabajo tenía
que ser rehecho.

Llegando a la casa de piedra de la granja, Suzanne se


quedó sin aliento.

—Oh Dios mío, es como lo que se lee en una novela


de las Brontë(12).

Jon se volvió a mirar la granja en la que había crecido,


viéndola realmente por primera vez. La casa de dos pisos
estaba hecha de piedra local, así como también el granero,
pero «¿se parecía a algo que las hermanas Brontë habían
descrito?»

Suzanne abrió la puerta y salió del camión, mirando


de la casa hacia el campo circundante.

—Asombroso, —dijo.

Caleb le pinchó en las costillas.

—Pienso que ella la aprueba, —se rió ahogadamente,


siguiendo las indicaciones de su mamá y saliendo del
camión.

Restos de una anterior nevada todavía se pegaba a la


pizarra del techo, supuso que eso le daba algo del encanto
del viejo mundo. Negando con la cabeza, Jon salió y sacó

( ) Las Hermanas Brontë, Charlotte (1816 -1855), Emily (1818 -1848) y Anne (1820 -
12

1849) fueron las novelistas inglesas cuyas obras transcendieron la época victoriana para
convertirse en clásicas.

60
las dos maletas de la parte trasera del camión. Caminó
hacia el pequeño porche y esperó a que Caleb y Suzanne
se unieran a él.

Suzanne todavía charlaba acerca de la casa cuando


entraron.

—No puedo creer que no cierres la puerta, Jon, —dijo


Suzanne.

Caleb se rió ahogadamente.

—Mira alrededor, mamá. No es como si un ladrón de


casas fuera a venir hasta aquí a robar cosas.

Jon llevó los bolsos arriba, al dormitorio que Caleb


había preparado para ella.

—Tú te quedarás aquí, mamá. Hace frío por la noche,


así que puse mantas adicionales en tu cama. Estaré justo
abajo por el pasillo con Jon, en el dormitorio principal.

Jon se preparó para las consecuencias que podría


provocar la declaración. En lugar de eso, cuando Suzanne
se dio la vuelta, ella sonreía.

—Perfecto. Es como había imaginado.

Jon soltó el aliento que no sabía que estaba


reteniendo. Caleb envolvió un brazo alrededor de su cintura,
y le dio un medio abrazo.

—Te dejaremos desempacar. Baja cuando estés lista y


podrás tener una verdadera taza de té inglés, —dijo Caleb
con una gran sonrisa.

Dejó a Caleb guiarlo hacia fuera del cuarto y escaleras


abajo. Después de añadirle más carbón a la cocina y
algunos leños más a la chimenea de la sala de estar, se

61
puso simplemente de pie dentro de la cocina y observó a
Caleb agitado.

Su amante ya tenía el agua hirviendo, y estaba


sacando los panecillos de su molde y arreglándolos en un
plato. Caleb le miró y sonrió.

—¿Todo listo?

Jon inclinó la cabeza y dirigió sus pasos hacia su amor.


Extendió la mano y jaló a Caleb a sus brazos, besándolo.
Caleb gimió y trató de alzarse más en los brazos de Jon
cuando el beso se hizo más profundo.

Tanto como quería desnudar a Caleb y follarlo en la


mesa de la cocina, era perfectamente consciente de que
ahora había alguien más en la casa con ellos. Trató de
poner algún espacio entre ellos, pero Caleb no lo dejaba, y
continuó moliéndose en contra suyo.

—Te necesito, —Caleb gimió—. Necesito sentirte


llenándome con esa hermosa polla.

Las palabras de su amante pasaron sobre la


disposición de su sentido común y recogió a Caleb en sus
brazos y empujó en contra de él. Empujando su lengua
abajo de la garganta de Caleb, gruñó. Nunca obtenía
bastante de este sexy hombre.

Un chirrido en las escaleras les indicó el inminente


regreso de Suzanne. Quebrantando el beso, soltó el culo de
Caleb y lo dejó ponerse de pie. Miró hacia abajo, era obvio
lo que habían estado haciendo por los labios hinchados y
rojos de su amante.

Caleb lo sorprendió inclinándose hacia adelante y


mordiendo su pezón juguetonamente a través de su camisa
de manga larga.

62
—Más tarde, —prometió Caleb.

Mientras andaba a lo largo de las calles estrechas y


empedradas de Whitby con su mamá, Caleb le contó lo
poco que sabía de la historia del pueblo. Señaló el
acantilado en lo alto, a lo lejos, y a la piedra grande que
permanecía allí.

—Esa es la abadía de Whitby. Se dice que Bram


Stoker escribió Drácula después de pasar por el cementerio
que está allá arriba.

—¿Podemos verla más de cerca? —preguntó Suzanne.

—Depende. —Caleb sonrió—. ¿Cómo de fuertes son


tus piernas? Hay un total de ciento noventa y nueve
escalones para llegar hasta ella.

Suzanne, en broma, golpeó a Caleb en la parte de


atrás de la cabeza.

—Puedo no ser una jovencita, pero estoy segura de


que tampoco soy una vieja. Ve tú adelante, boca punzante.

Mientras caminaban hacia las escaleras recientemente


construidas que los llevarían a la Abadía, Caleb empezó a
hablarle a su mamá acerca del accidente que mató al padre
de Jon.

—¿Así que él puede hablar, y solamente no lo hace? —


preguntó Suzanne.

63
Caleb se detuvo y miró hacia el Mar del Norte.

—No estoy seguro. Pienso que es más un bloqueo


psicológico que cualquier otra cosa. Según los doctores no
hay nada físicamente malo con sus cuerdas vocales o su
cerebro.

—¿Eso es todo? ¿Tú solo lo aceptas?

—Él está viviendo realmente por primera vez en más


de diecinueve años. Ha hecho muchos progresos desde que
llegué. —«Mierda, conocía esa mirada». Su mamá iba a
hacer un gran asunto de eso.

—Por favor, mamá. Déjalo pasar.

—¿Y qué ocurrirá cuando tu permiso de trabajo


termine? ¿Vas a poder simplemente empacar y dejarle?
Cale, tú, de todas las personas deberías empujarlo a hablar.
Él confía en ti, no querrás que se cierre otra vez después
de que te vayas. Dale las habilidades que necesitará para
seguir llevando una vida feliz. Y hablar es el primer paso.

Caleb cerró sus ojos para no enfrentarse a la intensa


mirada de su mamá. Aún no quería pensar acerca de lo que
le ocurriría a Jon después de que él se viera forzado a irse.

Sin otra palabra, Caleb cambió de dirección y empezó


a subir por el largo trecho de escaleras que los conduciría a
lo alto del acantilado.

64
Varios días después de que Suzanne llegara, ella
encontró a Jon trabajando en el granero, atendiendo a una
oveja herida. Caleb estaba fuera cuidando del rebaño,
asegurándose de que todos los animales estuvieran todavía
saludables a pesar del frío clima.

—¿Jon? ¿Estás aquí dentro? —Suzanne llamó, dando


un paso dentro de la oscuridad del viejo granero de piedra.

Él se levantó y agitó su mano para mostrar su


presencia. Mientras Suzanne dirigió sus pasos hacia él, Jon
observó su respiración saliendo de la boca de ella por la
fría temperatura de la tarde.

Ella miró a la oveja con la pierna vendada.

—¿Ella estará bien? —preguntó Suzanne.

Jon inclinó la cabeza y escribió sobre su libreta.

«Simplemente es un mal arañazo de una piedra afilada.»


Suzanne tomó la hoja. Después de leerla ella estrujó
el papel blanco en su mano.

—Necesito hablar contigo. Lo siento, pero Cale me


habló del accidente que se llevó a tu padre.

Jon sintió como si le hubieran dado un puñetazo en el


estómago.

—No estés molesto con él. Le pregunté por qué no


hablabas, y me lo dijo. No debió contar tus asuntos, pero
pienso que mi hijo quería que yo lo entendiera. —Suzanne
levantó la mirada de la oveja para mirar a Jon a los ojos.

—Bien, no lo entiendo.

65
Él sintió que sus dientes se apretaban con fuerza.
¿Quién se pensaba esta mujer que era?

—Sé que amas a mi niño, pero eso no es lo bastante


bueno para una madre. Créeme, pensar que alguien te
ama y poder oírlo realmente son dos cosas diferentes. El
padre de Cale no verbalizaba sus sentimientos. Por eso,
nos separamos.

Suzanne pareció distanciarse con el pensamiento por


breves segundos.

—Quiero más para mi hijo. Quiero que él esté con


alguien que le pueda decir diariamente cuánto es amado y
adorado. Desde que Cale me habló sobre ti, nunca me he
preocupado por la diferencia de edad o la distancia
geográfica, esas cosas pueden resolverse. Pero en mi
opinión, para mí, saber que tienes la capacidad de hablar y
escoges no hacerlo es imperdonable.

Ella se adelantó un paso más y colocó la palma sobre


el pecho de Jon.

—Sé qué piensas que no puedes hablar, pero si no lo


intentas, lo perderás eventualmente. —Diciendo eso,
Suzanne giró y lo dejó allí de pie a solas.

Con las manos en sus caderas, Jon miró hacia abajo y


pateó el cubo de agua a través del granero. El movimiento
debería haberle lastimado su pierna, pero apenas registró
el dolor de su rodilla comparado con el de su pecho.

«Si Suzanne estaba en lo cierto y Caleb le dejaba


eventualmente de cualquier manera, ¿cuál era el
punto?»

Estaba todavía atascado en su enojo y depresión


cuando vio a Caleb acercándose al granero.

66
—Hey, —dijo Caleb, llegando detrás de él.

Jon miró sobre su hombro al hombre que amaba.

—Oye, ¿qué pasa? —preguntó Caleb, moviéndose


para ponerse frente a él. Envolvió sus brazos alrededor de
Jon y lo abrazó—. Vamos, ¿me dices qué ocurre?

Y allí estaba, puesto a sus pies. Jon deseó poder


decirle a su amante lo que estaba mal, pero ese era el
problema. Había sido ingenuo pensar que mostrar su amor
a Caleb sería suficiente, pero ya no creía eso.

—¿Jon? —Caleb preguntó otra vez cuando los brazos


de Jon continuaban en su costado en lugar de envolverse
para abrazar a su amante.

Finalmente negó con la cabeza y mostró con el dedo


hacia su garganta. Los ojos de Caleb se abrieron antes de
estrecharse en finas rendijas.

—¿Mi madre te dijo algo?

Jon tensó la mandíbula, no dispuesto a interponerse


entre madre e hijo.

—¡Esa perra! —Caleb gritó y comenzó a volverle la


espalda.

Alcanzándolo, Jon lo detuvo con una mano alrededor


del brazo de Caleb. Sostuvo en alto un dedo, pidiendo a
Caleb que permaneciera allí mismo. Recogiendo su blok,
comenzó a escribir.

«Tu mamá te ama. Ella me contó cómo la incapacidad de tu


papá para hablar de su amor los separó.»
Caleb negó con la cabeza.

67
—Esa es su historia. No fue simplemente la
incapacidad de mi papá de decirle que la amaba. Él incluso
no podía mostrárselo, a ella ni a mí. No son nosotros, Jon.
Sé que me amas. Está escrito en tu cara cuando me miras.
Está en todo lo que haces para mí. Por favor no escuches a
mi mamá, —dijo Caleb mientras una lágrima solitaria se
escapó de sus ojos y bajó a través de su mejilla.

Jaló a Caleb en sus brazos y enterró su cara en el


cabello de su amante. «Caleb tenía tanta fe en él». Su
amante merecía el mundo en una bandeja, no un agricultor
de ovejas silencioso, pero, «¿podía ser él otra cosa
diferente?»

68
Capítulo 7

J on todavía podría oír las palabras del doctor


cuando conducía a casa después de su cita.

«Lo siento, Jon, no hay nada físicamente mal contigo.


Hasta que decidas salir de esta concha protectora en la que
te has colocado, no hay ninguna cosa que pueda hacer por
ti.»

¿Eso es lo que había hecho? Pensó acerca del


profundo sentimiento de culpa que sintió después del
accidente.

«Preguntas», había tenido tantas preguntas que


había sido incapaz de contestar. Sabía que no lo habían
empujado a recordar, temiendo que se encerrara aún más
en sí mismo.

Jon llevó el estropeado camión a un lado del camino.


La pequeña cruz de madera que había reemplazado varias
veces a lo largo de los años permanecía como un centinela,
protegiendo la escena de accidente. Se sentó donde estaba,
unos instantes antes de levantarse y pararse al lado del
erosionado monumento.

Cerrando sus ojos, Jon intentó, por primera vez,


volver a revivir esa noche de hacía tanto tiempo.

«Jon supo que estaba en problemas cuando se metió


en el camión.

—Lo siento, papá, —dijo, sin mirar a su padre.

69
Su papá no dijo nada mientras condujo fuera de la
ciudad. Jon apoyó su cabeza contra la ventana y observó
cómo dejaban Whitby.

—¿Sobre qué era esta pelea con Peter Stiles? —


preguntó su papá casualmente.

Cerró los ojos. Había sabido que su papá preguntaría,


pero todavía no había decidido si le diría la verdad. Jon
suspiró, nunca en su vida le había mentido abiertamente a
su padre.

—Peter dijo algunas cosas delante de los otros niños,


cosas hirientes. Le di unos puñetazos en la nariz, se la
rompí, creo.

Mientras su padre maniobraba el camión alrededor de


una curva muy cerrada, parecía estar pensando
ensimismado.

—¿Acerca de qué te estaba haciendo burlas el niño? —


preguntó su papá.

Jon tragó el nudo en su garganta. Sintió que sus ojos


y su nariz comenzaban a arder por las lágrimas contenidas.

—Soy homosexual, papá. Peter debió enterarse de eso


y ha comenzado a esparcirlo en la escuela.

Se preparó para la reacción de su papá. Observó,


como en cámara lenta, cómo la mano de su padre se
desprendió del volante y se deslizó hacia él.

Automáticamente se echó más atrás contra la puerta


del pasajero, pero en lugar de pegarle, su papá ahuecó su
mejilla.

—Ya lo sabía, y no tiene importancia para mí.

70
Un objeto en el camino atrapó la atención de Jon por
la esquina del ojo.

—¡Papá, ten cuidado! —gritó mientras una solitaria


oveja surgió completamente a la vista.

La mirada de su padre volvió a la carretera y soltó la


mejilla de Jon, mientras procuraba evitar al gran animal. Al
girar la rueda y apretar el freno, el camión empezó a
patinar antes de salirse de la carretera.

La cabeza de Jon pegó contra el parabrisas. Lo último


que recordaba cuando vio que se dirigían directamente
hacia un árbol, fue la tranquila voz de su papá.

—Te amo, Jon.»

Jon abrió los ojos y se volvió a mirar los pacíficos


alrededores. De no ser por la cruz de madera rugosa, nadie
sabría que alguna vez un hombre había muerto en este
lugar. Cayó de rodillas mientras los recuerdos lo
abrumaron.

—¡Papaaaá!, — gritó cuando enterró la cara en sus


manos.

Pasaron varios agonizantes momentos antes de que


Jon se diera cuenta de lo que había hecho. Enderezándose,
puso la mano en su garganta e intentó hablar de nuevo.

—Caalleb, —logró gruñir.

Decir el nombre de su amante por primera vez, trajo


nuevas lágrimas a sus ojos. Había estado equivocado.
Todos estos años, bloqueó lo que verdaderamente había
ocurrido ese día hace mucho tiempo.

Se preguntó si alguna vez sabría por qué.

71
Eventualmente se puso de pie y secó la humedad de
su cara con la parte baja de su camisa. Antes de volver al
camión, Jon miró una vez más alrededor.

—Loo sieeento, papaaaá.

Caleb atravesaba andando la tierra de pastoreo hacia


el granero, cuando vio el camión de Jon entrar en la calle.
Hizo un gesto y cogió su ritmo. Estaba casi allí, cuando Jon
salió de la cabina y tendió sus brazos.

—Caaalleb, —llamó Jon.

Él se paró en seco. «¿Qué diablos?» «¿Acababa Jon


de llamarlo por su nombre?»

—Caaalleb, —dijo otra vez.

—Santa mierda, dijo Caleb mientras echaba a correr.

No se detuvo hasta que estuvo pie con pie frente a su


amante.

—Dilo otra vez, —jadeó.

Jon sonrió y jaló a Caleb en sus brazos.

—Amor, —dijo Jon cuando se inclinó para darle un


beso.

72
Él dejó a Jon barrer el interior de su boca durante
largos segundos antes de retroceder.

—¿Cómo? —La mente de Caleb daba vueltas. Jon


había salido más temprano en la mañana para ir a Whitby.
«¿Que había sucedido desde que se había ido?»

—Recordé, —dijo Jon. Su discurso no era de ninguna


manera perfecto, pero parecía mejorar con cada palabra
que decía.

—¿Recordaste? —preguntó Caleb—. No lo entiendo.


¿Recordaste cómo hablar?

Jon negó con la cabeza.

—Accidente. —Los labios de Jon se movieron varias


veces antes de que el resto saliese afuera en un
tartamudeado discurso.

—No fue. Mí C-Culpa.

Caleb lo abrazó otra vez.

—Oh, dulce, nunca fue culpa tuya. No importa cómo


ocurrió el accidente.

Jon enterró su cabeza en el cabello de Caleb cuando


comenzó a llorar. Caleb sabía que tuvo que haber sido un
día muy emotivo para su amante.

—Vamos. Entremos donde esté más caliente.

Condujo a Jon a la casa, pegado al costado de su


amante. Todavía no lo podía creer.

Cuando comenzó a entenderlo, se preguntó si Jon


finalmente tendría citas después de que el tiempo que le
quedaba en Inglaterra hubiera terminado.

73
Sintió su pecho tensarse. «¿Qué esperaba?» Le había
dado a Jon una muestra del sexo. Él sabía por experiencia
que no era algo de lo que uno se pudiera simplemente
desconectar.

Una vez que Jon estuvo sentado en el sofá, Caleb


gateó encima de su regazo. Era su lugar favorito para estar.
Podría pasar toda una vida sentado donde estaba,
fácilmente. Apoyó su cabeza sobre el pecho de su amante.

—Estoy tan, pero tan orgulloso de ti, —le susurró,


desabotonándole lentamente la camisa.

Sintió la erección de Jon presionando contra su culo


mientras él comenzaba a chupar camino abajo por el pecho
de su amante.

—He estado trabajando con Champ desde que vine.


Creo que has arruinado mi sorpresa, —se rió.

—¿Qué? —Jon detuvo el avance descendente de Caleb


poniendo una mano bajo su barbilla.

Caleb miró hacia arriba a esos brillantes ojos azules.

—Quería que Champ te ayudara con las ovejas, así


que le he enseñado señales con la mano. También sabe
reaccionar a un silbato para perros. Seguiré adelante y le
enseñaré la cadencia correcta de los silbidos, pero ahora
podrás decirle lo que necesites.

La mandíbula de Jon se dejó caer.

—¿Por mí?

Caleb se encogió de hombros.

—Por supuesto. Sé que tienes a Champ por la


compañía, pero él es un perro de trabajo. Necesita

74
ayudarte para sentirse feliz, y tú necesitarás su ayuda sin
mí aquí.

—Quédate, —Jon farfulló.

Por la manera en que Jon lo miró a los ojos, Caleb


supo que realmente lo quiso decir. Gateó de regreso arriba
por el cuerpo de Jon y lo besó, largo y profundo.

—Te amo. Más de lo que alguna vez pensé posible,


pero ambos sabemos que tengo para volver a los Estados
en un par de meses.

Jon negó con la cabeza, y Caleb podía ver las lágrimas


juntándose en sus bellas profundidades.

—Cassaate conmigo.

Conmocionado, la mandíbula de Caleb se cayó esta


vez.

—¿Que me case contigo?

Jon inclinó la cabeza y besó a Caleb nuevamente.

—Te amo, —dijo Jon cuando rompieron su beso.

Mierda, Jon iba en serio. El cerebro de Caleb empezó


una reacción lenta y constante.

«¿Podría abandonar todo por el hombre que


amaba?» Había oído que Inglaterra tenía legalizadas las
uniones gay, pero nunca le había dado la impresión de que
Jon le querría para siempre. Trató de imaginar el pasar
toda una vida en la granja con Jon. «¿Podría él incluso
conseguir un trabajo en Inglaterra?» La granja tenía una
gran cantidad de trabajo, pero ahora que Jon estaba bien,
él podría encargarse de eso.

75
—¡Sí! —finalmente gritó. Se envolvió tan
apretadamente alrededor de su amante que parecían ser
una sola persona.

—¿Sí? —Jon sonrió—. ¿Realmente?

Caleb inclinó la cabeza.

—Mientras todo pueda resolverse, la respuesta es


definitivamente sí.

Simplemente procedió a mostrarle a Jon cuán feliz


estaba con el proyecto de convertirse en su marido.

Caleb no podía esperar a llegar a casa. Había estado


en el camino durante casi una semana, algo no frecuente,
pero necesario si quería conservar su trabajo. Su jefe había
prometido que éste sería el último viaje durante al menos
otros seis meses.

Caleb solamente esperaba que su jefe mantuviera esa


promesa, porque estar con el hombre que amaba era más
importante que cualquier maldito trabajo. Incluso aunque
había conseguido un trabajo de ensueño con una compañía
regional de forraje. Por lo menos había sido capaz de
mantenerse en contacto con Jon. Sus llamadas telefónicas
por la noche lo mantenían a través de su día.

Sonrió cuando rodeó la última curva en la carretera


que lo conduciría a Jon.

76
Había pasado casi un año desde su ceremonia de
unión en el registro civil en Whitby. Su mamá había
tomado un vuelo, y para su sorpresa, su papá había venido
con ella.

Poco después había sabido, por la conversación


telefónica con su padre acerca de su orientación sexual y
su deseo de permanecer en Gran Bretaña con Jon, que su
amante le había escrito a su padre. Caleb todavía no sabía
qué había puesto Jon en la carta, pero su papá los había
sorprendido a ambos cuando se bajó del tren con su madre.

Caleb recorrió con la mirada el sobre que descansaba


encima de su maletín. Había decidido sorprender a Jon con
un viaje a Londres para su primer aniversario. Su marido
muy raras veces dejaba la granja, así es que un viaje a la
capital sería excitante para los dos. «Había tantas cosas
de su país que a Jon le faltaba experimentar…» Caleb
estaba un poco preocupado por las multitudes, a las cuales
Jon no estaba acostumbrado, pero estaba seguro de que
podrían pasar mucho tiempo en el hotel si su amante
necesitaba relajarse.

Detuvo el coche y rió cuando vio a Champ que venía


corriendo hacia él desde la zona de pastos. Abriendo la
puerta, aceptó sus lametazos húmedos con gracia.

—Basta, Champ, —se rió—. Me vas a meter en agua


caliente. Se supone que eres el perro de Jon ¿y
simplemente lo abandonas cuando me detengo en el
camino? ¿Qué clase de leal compañero eres?

Metió la mano en su bolsillo trasero, sacó un pañuelo


blanco y almidonado y se limpió la cara. Decidiendo entrar
su equipaje más tarde, prácticamente corrió hacia la zona
de pasto.

77
Esperaba que Jon estuviera cerca de allí. Sus zapatos
de vestir no eran realmente los más adecuados para vagar
por el valle.

Jon estaba comprobando las orejas de uno de sus


nuevos corderos.

—Qué culo tan sexy —gritó Caleb.

Jon se dio la vuelta y sonrió.

—Ya era hora de que volvieras a casa.

Caleb trotó los últimos pasos cuando Jon abrió sus


brazos. Los dos hombres se juntaron en un beso de
lenguas y dientes. Jon metía su lengua a la fuerza en la
boca de Caleb.

Mientras Jon continuaba devorándole con sus labios,


Caleb empezó a quitarse la ropa. Su amante rompió el
beso.

—Vas a conseguir que tu traje quede enlodado.

—No me importa, —dijo Caleb, pateando fuera sus


zapatos y saliendo de sus pantalones.

—Te necesito.

Caleb pensó en el tapón que se había introducido más


temprano ese día. Había conducido las últimas dos horas
con su culo mendigando por la gruesa polla de Jon.

Una vez que sus ropas estuvieron amontonadas,


empezó con los pantalones de Jon.

Cediendo a los deseos de Caleb, Jon se quitó su


camisa cuando Caleb cayó de rodillas.

78
—Tienes que sentarte, así puedo sacarte tus
Wellington.

Riéndose, Jon sentó su culo desnudo sobre la tierra


mientras Caleb le quitó las altas botas impermeables.

Cuando se quedó delante de Caleb completamente


desnudo, él saltó al ataque.

—Jódeme, —gimió mientras molía su polla contra la


de Jon.

Jon los hizo rodar hasta que estuvo encima de Caleb.


Retrocediendo hasta sentarse sobre sus talones, se inclinó
y llevó el pene de Caleb a su boca.

—Sííííí, —Caleb siseó, enganchando sus brazos bajo


sus rodillas y llevando sus piernas hacia el pecho.

Jon soltó la polla de Caleb y golpeó con su lengua más


abajo, en la grieta del culo expuesto de Caleb. Un gruñido
le hizo saber a Caleb que su amante finalmente había
descubierto el tapón púrpura.

—Muchacho travieso. No es extraño que me hayas


atacado antes incluso de darme un correcto saludo.

Jon sacó el tapón hasta la mitad, antes de empujarlo


de un golpe de nuevo hacia dentro.

—Por favor, —imploró Caleb.

Sonriendo, Jon quitó el tapón y lo echó a un lado.


Tomando la gruesa erección en su mano, miró hacia Caleb.

—¿Esto lo que quieres?

—Oh, demonios, sí, —contestó Caleb.

79
Jon escupió en su mano y recubrió su polla. Poniendo
la corona en el hueco ya estirado de Caleb, Jon empezó a
provocarlo. Su amante empujaba una pulgada antes de
retirarse completamente.

Después de la cuarta vez, Caleb agarró el culo de Jon


y empujó hacia adentro completamente.

—Sí, eso es lo que necesito.

Jon aparentemente dejó su rutina de tortura y


comenzó a follar a Caleb, rápido y duro. «Joder sí». Nunca
tendría suficiente de Jon estando en modo Alfa. Caleb
podía sentir la tierra áspera bajo su espalda.

Se sentía como que unas uñas diminutas rastrillaban


su piel, y sorprendentemente sólo se añadió a su disfrute.

—Sí, hazlo. Más duro, —continuó implorando Caleb,


mientras los empujes de Jon se volvían aún más enérgicos.

Planeaba pasar toda una vida con este hombre dentro


de él y no podía pensar una mejor forma de vivir. Con sus
bolas tensándose, Caleb bajó y agarró su polla.

—Me corro, —avisó.

—Juntos, —gruñó Jon entre dientes.

Tres empujes más y Jon miró directamente a sus ojos.

—Ahora.

La polla de Caleb hizo erupción con la orden, mientras


que el cuerpo de Jon se puso rígido encima de él,
llenándolo de semen. Soltó sus piernas y las dejó deslizarse
alrededor de las caderas de Jon mientras atraía a su
amante hacia abajo para un beso.

80
Continuaron con sus baños mutuos de lengua hasta
que el pene fláccido de Jon se zafó del cuerpo de Caleb.

—Bienvenido a casa, —susurró Jon contra los labios


de Caleb.

—No hay ningún otro lugar en el que prefiera estar, —


respondió Caleb antes de darle otro beso.

Fin

81
Pervi

Patito

Isolde/May

Gaby
Si quieres leer más de nuestros proyectos, no olvides
pasarte por:
www.thedreamofdesire.blogspot.com

¡Y no olvides comprar a los autores, sin ellos no podríamos


disfrutar de todas estas historias!

82

También podría gustarte