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El caracazo se le conoce a los hechos ocurridos el 27 y 28 de febrero de 1989 bajo el

gobierno de Carlos Andrés Pérez cuando un grupo de medidas económicas implementadas


causaron una serie de protestas y disturbios en Caracas. Saqueos, incendios y muertes
ocurrían cuando fuerzas de seguridad de la Policía Metropolitana (PM) y Fuerzas Armadas del
Ejército y de la Guardia Nacional (GN) salieron a las calles a «controlar» la situación.

A finales de los ochenta, Venezuela se veía en una apretada situación económica


originándose en el elevado endeudamiento externo contraído entre 1975 y 1978, la deuda
externa aumentó de 6 mil millones de dólares a 31 mil millones y el precio petrolero bajó
debido a los precios internacionales del petróleo a partir de 1983. El elevado endeudamiento
externo y la caída de los precios del petróleo colapsaron las finanzas del Estado.

Esto causó una devaluación de la moneda en 1983. A partir de entonces las políticas
económicas de los gobiernos de Luís Herrera Campíns y Jaime Lusinchi no fueron capaces de
frenar las espirales inflacionarias, generando desconfianza en las inversiones y pérdida de
credibilidad en la moneda nacional. Se implementaron políticas que trataran de controlar la
situación como controles de cambio y control de precios pero esto llevó a corrupción y
mercados negros.

Esto llevó al gobierno de Carlos Andrés Pérez a implementar un conjunto de medidas


económicas que se creía que podrían cambiar la economía venezolana al momento. Este
“Paquete Económico” fue promovido por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Algunas de las medidas fueron:

• Implementar un programa con el fin de obtener aproximadamente 4500 millones de dólares


en los 3 años siguientes.

• Liberación de las tasas de interés activas y pasivas en todo el sistema financiero hasta un
tope temporal fijado en alrededor del 30%.

• Eliminación de la tasa de cambio preferencial.

• Liberación de los precios de todos los productos a excepción de 18 renglones de la cesta


básica.

• Incremento gradual de las tarifas de servicios públicos

• Aumento en el precio de la gasolina.

• Aumento inicial de las tarifas del transporte público en un 30%.

• Congelación de cargos en la administración pública.

Estas medidas generaron un violento cambio para las personas, especialmente aquellas de
menores ingresos. Esto llevó a que hubiera un gran rechazo del paquete ya que empeoraba la
creciente tasa de pobreza, originando protestas violentas y disturbios en lo que se conoció
como el Caracazo. Las protestas también se presentaron en otras ciudades y se tornaron
violentas cuando los cuerpos de seguridad no pudieron contener la situación.
Durante el Caracazo la ciudad se encontraba en caos, saqueos, incendios y muertes se
presentaron en la ciudad especialmente en los barrios. Esto causó a que las medidas fueran
descartadas por la gran inestabilidad política que había generado.

El 27 de febrero de 1989 estalló en Guarenas, estado Miranda, una Rebelión Popular contra «el paquetazo»
impuesto por Carlos Andrés Pérez, medidas neoliberales recomendadas por el Fondo Monetario Internacional
(FMI).

Tales decisiones implicaron el aumento de pasaje, la liberación de precios de productos de primera necesidad,
la privatización de empresas del Estado, el congelamiento de sueldos y salarios, y el endeudamiento del país.

De esta explosión popular, 30 años después, se desconoce la cifra exacta de muertos, heridos y desaparecidos.

Ese estallido social espontáneo, denominado “El Caracazo”, se extendió a las principales ciudades del país,
como La Guaira (Vargas), Maracay (Aragua), Valencia (Carabobo), Barquisimeto (Lara), Mérida (Mérida),
Maracaibo (Zulia), San Cristóbal (Táchira), Puerto La Cruz y Anaco (Anzoátegui), Cumaná (Sucre), Barinas
(Barinas) y Ciudad Guayana (Bolívar).

Con «El Caracazo» o “Sacudón”, como también se le llamó, fue el día en que el pueblo «bajó de los
cerros»; se desató una ola de saqueos en el país, principalmente de supermercados, carnicerías, negocios de
artículos electrónicos y línea blanca.
Para la época el 62 % de la población de Venezuela estaba sumida en la pobreza.

A ese estallido social el comandante Hugo Chávez lo calificó el 27 de febrero del año 2010 como«la chispa
que encendió el motor de la Revolución Bolivariana».

La burguesía no debe olvidar que una de las causas de El Caracazo fue “el incremento de la pobreza producto
del neoliberalismo que anda aspirando volver a Venezuela”, destacó en esa oportunidad.

n 1998, un fallo de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, 10 años después de la masacre, ordenó
al Estado venezolano indemnizar solamente a los familiares de 45 personas asesinadas durante la revuelta
social, señala una nota de Telesur.

Al llegar a la Presidencia de la República, el comandante Hugo Chávez reconoció la responsabilidad del


Estado venezolano y en el año 2006 a través del Ministerio de Interior y Justicia, anunció mecanismos para
indemnizar también a las víctimas que no tuvieron acceso a la Corte Interamericana. /CP

Un 27 de febrero de 1989 los venezolanos reaccionaron a las políticas


económicas que pretendió imponer el gobierno de Carlos Andrés Pérez.
Hugo Chávez afirmó que ese estallido motivó su actuación en el golpe de
Estado de 1992.

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Guatire, una ciudad satélite ubicada a 40 kilómetros al este de Caracas, fue escenario de uno de los episodios
más trágicos en la historia contemporánea de Venezuela. Hace 30 años esa localidad protestaba en contra
del alza en el precio del combustible y el incremento en el valor del pasaje en el transporte público.

Ese 27 de febrero de 1989 la ciudad registró manifestaciones en varios puntos, cierre de las principales calles
y avenidas además de quema de cauchos y autobuses. Más tarde se verían los primeros saqueos a
comercios, un hecho que en poco tiempo se replicó en Caracas y en otras ciudades del país.
No obstante, detrás de la protesta en contra del aumento del combustible, la población se oponía a un
paquete de medidas económicas impulsadas por el entonces presidente, Carlos Andrés Pérez, bajo la
recomendación del Fondo Monetario Internacional (FMI).

La expresión popular fue apaciguada por el Ejército de Venezuela, que fue enviado a las calles para reprimir
las manifestaciones debido a la poca efectividad que tuvo la policía para contener las protestas.

Venezuela en 1989, fin de la bonanza económica

Durante 1960 y 1970 Venezuela se mostraba como una de las naciones más prometedoras de la región. La
consolidación de la democracia, la nacionalización de la industria petrolera en 1974 y el surgimiento de
proyectos mineros en el sur del país permitieron la llegada de capital extranjero y el desarrollo de ambiciosos
proyectos.

Sin embargo, todo empezó a cambiar a partir de la década de 1980. En 1983, bajo la presidencia de Luis
Herrera Campins, se produjo la primera devaluación en el país desde 1961 lo cual afectó la confianza en la
moneda venezolana.

Con la pérdida de valor del Bolívar vinieron problemas como la reducción en el precio del barril petrolero, la
deuda externa, inflación, fuga de capitales, los cuales no pudieron ser resueltos por los gobiernos que
antecedieron a Pérez (Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi) obligándolo a solicitar la ayuda del FMI.

Hugo Chávez, presidente de Venezuela entre 1998 y 2013, expresó durante una
alocución en cadena nacional que los eventos surgidos en el año 1989 impulsaron
el plan para tomar el poder por la vía militar que se transformó en el golpe de
Estado de 1992.

"'El Caracazo' fue la chispa que encendió el motor de la Revolución Bolivariana",


dijo Chávez durante su alocución al país eEl líder cubano Fidel Castro ayudó con armas y
asesoramiento a izquierdistas venezolanos en los preparativos del 'Caracazo', el intento de golpe de Estado
de 1989 contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, según el ex comandante del Ejército de
Venezuela Carlos Julio Peñaloza.

En una entrevista publicada por el diario 'El Nuevo Herald', Peñaloza dijo que Castro aprovechó su visita a
Caracas para la toma de posesión de Pérez -el 2 de febrero de 1989- para entrar con armas y preparar la
insurrección de civiles y militares venezolanos que simpatizaban con el régimen cubano.

Peñaloza afirmó que las armas incluían rifles de francotiradores que semanas después fueron utilizados
contra soldados y agentes del orden público durante el llamado 'Caracazo', el levantamiento popular en el
que cientos de venezolanos perdieron la vida.

"Cuando se produce el Caracazo (el 27 de febrero), Fidel trató de explotarlo", dijo Peñaloza, exgeneral de
División del Ejército de Venezuela.

Los servicios de inteligencia de Venezuela detectaron los preparativosde un posible levantamiento cuando
Carlos Andrés Pérez ganó las elecciones de 1988, en un momento en que la economía de Venezuela sufría
una profunda crisis.

Castro llegó a Caracas -su primera visita en 30 años- para asistir a la toma de posesión de Pérez con una
comitiva de 300 personas y "numerosas cajas que contenían armas", dijo Peñaloza al diario
estadounidense.

"Llegaron en tres aviones de Cubana de Aviación y entraron por la rampa presidencial, pero debido a
coordinaciones con agentes del alto Gobierno, la comitiva y los pesados cajones pasaron sin revisión en el
aeropuerto", añadió Peñaloza.
El exjefe militar venezolano explicó también que tres años después advirtió a Carlos Andrés Pérez de que el
teniente coronel Hugo Chávez preparaba un golpe de Estado, sin que el presidente venezolano le hiciese
caso.
Chávez encabezó cinco años después, el 4 de febrero de 1992, junto a cuatro comandantes una fallida
intentona golpista contra el gobierno de Pérez, por lo que fue condenado a dos años de cárcel.

En 1994 abandonó la milicia a cambio de la libertad; se metió de lleno en la lucha política y fundó el
Movimiento V República (MVR), partido que con el apoyo de otros de izquierdas, ganó las elecciones de 1998
y se convirtió en el presidente más joven de Venezuela.

Chávez, que gobierna desde entonces su país tras la celebración de varias elecciones, se presenta de nuevo
como candidato a las elecciones presidenciales de 2012.

n cadena nacional.

Lo que para muchos fue una ola de protestas espontáneas lo ocurrido el 27 de febrero de 1989, en
contra de las medidas económicas del entonces presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, para
el general del Ejército de la República, Juan Antonio Herrera, ocurrió de otra forma. Fue una acción
impulsada por el castro-comunismo que tenía una obsesión por Venezuela y su petróleo, aseguró.

No fue una simple acción espontanea, fue inducida. Los que manejaban el castro-comunismo
infiltrados en el país aprovecharon las necesidades del momento para motivar a la gente a saquear
establecimientos comerciales en varias ciudades. La situación sorprendió al Gobierno nacional que
se demoró en tomar el control de la trifulca popular. La situación se le escapó de las manos. Las
protestas aumentaron por lo que fue necesario decretar toque de queda y sacar a las Fuerzas
Armadas a combatir en las calles, explicó Herrera.

“LA SITUACIÓN SE LE ESCAPÓ DE


LAS MANOS AL GOBIERNO DE CARLOS
ANDRÉS PÉREZ”
La historia ha criticado muchas veces la manera en que actuaron los cuerpos de seguridad. A juicio
del general, las Fuerzas Armadas cuando se movilizan debe ser para acciones de combate. Pero si las
Fuerzas Armadas no hubiesen actuado quién sabe cuantos muertos hubiera habido debido a la
magnitud que tomaron los hechos.

Tras conocerse los primeros hechos de vandalismo, el Gobierno debió movilizar a las policías que
tienen competencia para controlar el orden público. Si la situación tomaba más fuerza se debía
movilizar a la Guardia Nacional. Todos los pasos están tipificados en los planes de contingencia que
tenían los organismos de seguridad del Estado pero no se cumplieron. Hubo demora e incapacidad
en la toma de decisiones, sentenció Herrera.
LA FUERZA ARMADA EN LAS RECIENTES PROTESTAS

Para el general Herrera el papel de los organismos de seguridad en las recientes protestas que ha
habido en Venezuela no ha estado apegado a las normas nacionales establecidas en las leyes ni a las
internacionales que el país ha suscrito. Aquí las fuerzas militares salen de una vez a la acción
criminal de disparar a quienes estén manifestando. Esto representa el gran temor del Gobierno que
sabe que la gente que lo adversa va en aumento. Más del 75% de la población lo rechaza en este
momento. La situación social, política y económica de hoy día es muchísimo más grave que en el
año 1989, enfatizó el general.

LOS EFECTIVOS DEBEN ESTAR AL SERVICIO DE LA POBLACIÓN

El general Herrera recalcó que las Fuerzas Armadas deben estar al servicio de la población, no al
servicio de orientaciones políticas. Su deber es proteger a la ciudadanía, no agredirla ni maltratarla.

Lo que estamos viendo en la actualidad es que los cuerpos militares del país sólo buscan cumplir
una meta ideológica y política, pero lo que establece la Constitución es que estén al servicio del
Estado venezolano y de sus ciudadanos, agregó Herrera.

Lamentablemente esa desviación tiene sus consecuencias lógicas. Ya la gente no cree en las
instituciones militares. Cuando ve a un efectivo o funcionario de seguridad piensa que lo van a
matraquear. Tiene desconfianza. Los ciudadanos cuando ven a un policía no piensan que están
protegidos sino todo lo contrario.

"Cuando se produce el caracazo (el 27 de febrero), Fidel


trató de explotarlo", dijo Peñaloza, exgeneral de División
del Ejército de Venezuela.
El líder cubano Fidel Castro ayudó con armas y asesoramiento a izquierdistas venezolanos en
los preparativos del "caracazo", el intento de golpe de estado de 1989 contra el entonces
presidente Carlos Andrés Pérez, según el excomandante del Ejército de Venezuela Carlos Julio
Peñaloza.
En una entrevista publicada el lunes por el diario El Nuevo Herald, Peñaloza señaló que
Castro aprovechó su visita a Caracas para la toma de posesión de Pérez -el 2 de febrero de
1989- para entrar con armas y preparar la insurrección de civiles y militares venezolanos que
simpatizaban con el régimen cubano.
Peñaloza afirmó que las armas incluían rifles que semanas después fueron utilizados por
francotiradores contra soldados y agentes del orden público durante el llamado "caracazo", el
levantamiento popular en el que cientos de venezolanos perdieron la vida.
"Cuando se produce el caracazo (el 27 de febrero), Fidel trató de explotarlo", dijo
Peñaloza, exgeneral de División del Ejército de Venezuela, al diario de Miami.
Los servicios de inteligencia de Venezuela detectaron los preparativos de un posible
levantamiento cuando Carlos Andrés Pérez ganó las elecciones de 1988, en un momento en
que la economía de Venezuela sufría una profunda crisis.
Castro llegó a Caracas -su primera visita en 30 años- para asistir a la toma de posesión de
Pérez con una comitiva de 300 personas y "numerosas cajas que contenían armas", dijo
Peñaloza.
"Llegaron en tres aviones de Cubana de Aviación y entraron por la rampa presidencial, pero
debido a coordinaciones con agentes del alto gobierno, la comitiva y los pesados cajones
pasaron sin revisión en el aeropuerto", añadió Peñaloza.
El excomandante venezolano dijo también que tres años después advirtió a Carlos Andrés Pérez
que el teniente coronel Hugo Chávez preparaba un golpe de estado, sin que el presidente
venezolano le hiciese caso.

La crisis de la deuda latinoamericana también conocida como la “década perdida de América Latina”, fue
una crisis financiera que se desarrolló a inicios de los años 1980, cuando los países latinoamericanos
alcanzaron un punto en donde su deuda externa excedió su poder adquisitivo y no eran capaces de hacer
frente a los compromisos adquiridos de pago.

En los años 1960 y 1970 muchos países latinoamericanos, especialmente Brasil, Argentina y México, pidieron
grandes sumas de dinero a acreedores internacionales para llevar a cabo planes de industrialización,
especialmente para programas de infraestructura. Estos países tenían economías crecientes en aquel tiempo,
por lo que los acreedores estaban dispuestos a seguir concediendo préstamos. Entre 1975 y 1982, la deuda
latinoamericana con los bancos comerciales aumentó a una tasa anual acumulativa de 20,4%. Esto llevó a
que Latinoamérica cuadruplicara su deuda externa de 75 mil millones de dólares en 1975 a más de 315 mil
millones de dólares en 1983, lo que significaba el 50% del producto interno bruto (PIB) de la región. El servicio
de la deuda (pago de intereses y de la devolución del principal) creció aún más rápido, alcanzando 66 mil
millones de dólares en 1982, frente a los 12 mil millones de dólares en 1975. 1 El crecimiento económico de los
años anteriores había permitido situar a los países latinoamericanos en un lugar intermedio entre las
economías más industrializadas y el resto del mundo, en vía de desarrollo.

Comienzo de la crisis[editar]
Cuando la economía mundial entró en recesión en los años 1970 y continuó en principios de los 1980 y los
precios del petróleo se dispararon debido a la Crisis del petróleo de 1973, se creó un punto muerto para la
mayoría de los países de la región. Los países en vías de desarrollo se encontraron en una desesperada
crisis de liquidez. Los países exportadores de petróleo -abundantes en dinero después de las alzas en el
precio de dicha materia prima en 1973 y 1974- invirtieron su dinero en bancos internacionales, que
"reciclaron" la mayor parte del capital en forma de préstamos a los gobiernos latinoamericanos. Dado que las
tasas de interés aumentaron en Estados Unidos y en Europa en 1979, los pagos de deudas también
aumentaron, por lo que fue más difícil para los países pagar sus deudas contraídas. 2 El deterioro del tipo de
cambio con el dólar estadounidense significó que los gobiernos latinoamericanos terminaran debiendo
enormes cantidades en sus monedas nacionales, por lo que se perdió el poder adquisitivo. La contracción del
comercio mundial en 1981 hizo que los precios de las materias primas (la mayor exportación de América
Latina) cayeran.3
Mientras la peligrosa acumulación de deuda externa se produjo durante varios años, la crisis de la deuda
comenzó cuando los mercados internacionales de capitales se dieron cuenta de que América Latina no sería
capaz de pagar sus préstamos. Esto ocurrió en agosto de 1982, cuando el secretario de Hacienda de
México, Jesús Silva-Herzog Flores, afirmó que el país ya no sería capaz de pagar su deuda. 4 México declaró
que no podía cumplir con las fechas de vencimiento de los pagos y anunció unilateralmente una moratoria de
90 días, también solicitó una renegociación de los plazos de pago y nuevos préstamos con el fin de cumplir
sus obligaciones previas.3
A raíz del incumplimiento de México, los bancos comerciales redujeron significativamente o detuvieron la
entrega de nuevos préstamos a América Latina. Como gran parte de los préstamos latinoamericanos eran a
corto plazo, la crisis sobrevino cuando fue rechazada su refinanciación. Miles de millones de dólares de
préstamos que habían sido refinanciados, eran ahora debidos con vencimiento inmediato.
Los bancos tuvieron que reestructurar de alguna forma las deudas para evitar el pánico financiero; esto
supuso nuevos préstamos con condiciones muy estrictas, así como la exigencia de que los países deudores
aceptaran la intervención del FMI.

Efectos[editar]
La crisis de deuda de 1982 fue la más seria en la historia de América Latina. Los ingresos se desplomaron; el
crecimiento económico se estancó; debido a la necesidad de reducir las importaciones, el desempleo aumentó
a niveles alarmantes y la inflación redujo el poder adquisitivo de las clases medias.3
En respuesta a la crisis, la mayoría de las naciones debieron abandonar sus modelos económicos
de industrialización por sustitución de importaciones y adoptaron una estrategia de crecimiento orientada
hacia las exportaciones, estrategia fomentada por el Fondo Monetario Internacional, aunque hubo
excepciones como Chile o Costa Rica que adoptaron estrategias reformistas. Un proceso masivo de fuga de
capitales, particularmente hacia Estados Unidos, produjo una mayor depreciación de los tipos de cambio,
aumentando el tipo de interés real de la deuda. La tasa de crecimiento real del PIB (Producto Interno Bruto)
para la región fue de sólo 2,3% entre 1980 y 1985. Entre 1982 y 1985, América Latina pagó 108 mil millones
de dólares.3
La crisis de la deuda es uno de los elementos que contribuyó al colapso de algunas dictaduras en la región,
como la Dictadura militar en Brasil y el Proceso de Reorganización Nacional en Argentina.

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