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En cuanto concentre mi atención, lo inferí, trate de ignorarla

y mantenerme alejado, pero las casualidades parecían


decididas a coartarme la voluntad.

Un día interrumpió mis cálculos de masa en agujeros


negros utilizando la vieja técnica de dejar caer un bolígrafo.
Fue tan evidente.
Antes de mover ni un músculo la mire secamente, luego le
alcé el bolígrafo pero esta vez rehusé la mirada.
Aquel rostro me atraparía.
Presumí.

Alguna noche unos pocos gaznápiros se invocaron por mi


hogar, proyecte entonces algo de música y algún ambiente.
Lamentablemente tales gaznápiros me indujeron a aceptar a
otros más que venían en camino.
Terminaba de programar una nueva secuencia de música
cuando al terminar la encuentro detrás mió, ella me sonríe
yo solo trato de corresponderle amable pero tosco. Me alejo
hacia el baño. Enciendo el Real-izador y formulo una
realidad entre ella y yo, una bella realidad por cierto,
aunque sea solo con mi versión, solo con mi realidad.

Cuando me desconecte trate de recordarla sin aparatos,


utilizo mi tan bien preservada memoria.

En el misterioso recuerdo, primero descubro sus carnosos


labios del infierno, luego su recta nariz, para terminar con
el rostro en su totalidad. Era hermosamente armónico, sus
ojos su cabello ondulado todo parecía estar estrictamente
encajado en su lugar por la mano de Dios. Malditos artistas
recién ahora podría interpretar su locura y conceptos.

Podía intuir algo respecto a ella, así como una terrible


gravedad sicológica hacia ella, creía sentir sus ojos
recorriéndome, hasta sentí pánico de aquello.
Por locura o simple paranoia comencé a quererle sin
conocerla siquiera…

Cuando al finalmente comenzamos a hablar con


regularidad, me cargue a la memoria una correcta
personalidad de canchero, aunque en realidad estaba
cohibido.

El personaje era la perfección, pero por dentro me quedaba


sin guión para actuar, hasta me deje llevar hablando por
inercia, hecho absolutamente insostenible y desagradable.

No quería hablar demasiado o poco, seria una torpeza,


quizás solo eran bazofias o ridículas blasfemias, quizás era
el momento del beso, o no, no soy dios ni buda ni robotech
para saberlo, como saberlo.
¿En que pensara?

No recuerdo en realidad el primer beso que nos dimos,


pero recuerdo no muy bien una vez en que mi hermana
llego con unas tabletas posi-bionicas, eso debía volver loco
a nuestros procesadores y memorias.
Y lo hizo.

Mi hermana, la nena, un amigo y yo. Tarde se uniría un


invocado con más pastillas, pero las ilegales de
contrabando 100% mas toxicas.

Recuerdo… que apenas gateando en algún momento del


día, la encontré tendida cerca del rincón de conexión, trepe
por sus piernas hasta su rostro, nos miramos y nos
besamos, un destello. Intente correrle mano pero sus ágiles
movimientos impidieron cualquier intento posible.
Desperté al día siguiente la vi junto a mi abrazándome,
profundamente dormida y drogada.

Cuando volví a despertar ella venia de regreso del baño, se


me acerca y me da un beso de los mil demonios, fueron
largos minutos.
Luego simplemente wow.

Mi aun drogado amigo me acompaño a comprar algunas


provisiones, pero al llegar a la esquina doblamos rumbo
hacia una licorería próxima riéndonos, por el muto
pensamiento. Al cantinero le pedimos al unísono un Ron de
la muerte. Serio asiente y se aleja.
-Buenas las pastillitas- me dice
- la cago – respondo
Nos entrega la botella y cantando “banderas negras” nos
alejamos bebiendo.

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