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Flor8 Chicory
Flor8 Chicory
Esta planta muy ramificada alcanza hasta 90 m de altura. Crece en suelos pedregosos,
campos improductivos y caminos abiertos. Sus flores estrelladas de un color azul brillante no
se abren todas al mismo tiempo son muy sensibles y se marchitan enseguida de haber sido
arrancadas.
Principio
Chicory está relacionada con la capacidad anímica del sentimiento maternal y el amor
abnegado. En el estado Chicory negativo estas cualidades se dirigen a lo negativo y se
truecan en egoísmo.
Hemos sido invitados a una reunión. Cornelia, la niñita de 1a casa que
cuenta nueve años, nos abre la puerta. Su aspecto es muy dulce con sus rizos
que le llegan a los hombros y su primer vestido largo. Está encantadora. Los
demás invitados comparten la misma opinión. Cornelia se solaza en su éxito y
actúa condescendiente como una estrellita de cine. Sin embargo, cuando poco
a poco el interés de los mayores se centra en temas más adultos la cosa no
parece agradarle, y con la excusa de querer llenar la copas vacías, revolotea de
grupo en grupo y trata de inmiscuirse en su conversación. Cuando al dar las
doce su mamá le dice que es hora de ir a la cama, la niña se enfada y
prorrumpe en un sonoro llanto, con lo cual vuelve a atraer hacia sí la atención
d todos los invitados. Este es el comportamiento característico de una criatura
de tipo Chicory.
Muchos niños necesitan Chicory. Desde la cuna se advierte que reclaman la
continua atención de los miembros de la familia y reaccionan con
malhumorados berridos cuando se les deja solos. De mayores, ya no logran
nada con el llanto, apelan a otras tretas, a todos los recursos, desde la
zalamería a enfermar e intentar pequeñas coacciones: «Haré mis tareas
escolares, pero sólo si mañana puedo faltar a gimnasia».
Chicory es un estado anímico negativo que no debe pasarse por alto y que
siempre atrae energéticamente la compasión de los demás. Se presenta en
ambos sexos y a cualquier edad y se basa sobre todo en querer ejercer
influencia, tener exigencias, no querer abandonar ideas, cosas y sentimientos.
Pongamos atención, por ejemplo, en cómo se saludan dos famosos tenores
en una recepción: por fuera con jovialidad y acentuado espíritu de colegas,
pero en su interior se adivina el pequeño Yo acurrucado y alerta para ver si el
otro cosecha más muestras de simpatía que él. Este comportamiento es
también típicamente Chicory.
Algunos describen este sentimiento como un agujero negro o un tonel sin fondo que necesita
ser llenado sin cesar con dedicación, reconocimiento y autoconfirmación. Para satisfacer esta
necesidad en estado Chicory negativo, la persona pone en juego su recia voluntad y toda su
destreza manipulativa. Como en un estado tan vacío uno mismo no puede dar amor, se sufre
de inseguridad interior y variados miedos de perder. Cuando a pesar de este déficit afectivo,
se logra activar los sentimientos estos tienen inevitablemente carácter de inversión: «Te amo,
a condición de que...». Una experta inglesa en el sistema Bach describe gráficamente el
estado Chicory negativo como el de The needy mother (La madre necesitada), en
contraposición al estado Heather, «el niño necesitado».
En los individuos acentuadamente Chicory existe en potencia una gran
fuerza interior y auténtica capacidad de amar, que también se puede despertar
si la persona está dispuesta a realizar un giro interior. Evidentemente, el
agujero negro sólo se puede llenar con la fuente del amor que brota en nuestro
interior, que fluye incesante de nuestra alma. Tan pronto ponemos
abnegadamente esta actividad al servicio de los demás y del Gran Todo, de
acuerdo con los mandamientos de nuestra alma, advertimos cómo esta fuente
de amor divino comienza a manar y sentimos crecer en nosotros una fuerza y
seguridad increíbles. Entonces ya no necesitamos imponer la dedicación y el
amor, porque vendrán por sí solos. Tampoco habremos de temer volver a
perder esta dedicación, porque la fuente interior del alma no se agota.
El propio Bach comparó el estado Chicory positivo con el arquetipo de la «madre
universal», el potencial maternal del alma que está latente en todo ser humano ya sea mujer u
hombre. Los esotéricos dan a este respecto la hipótesis de que en Occidente hay tantos
individuos en estado Chicory negativo, porque se han separado de la conciencia demasiadas
facetas de esta gran energía madre arquetípica y sólo se han concentrado en una, la más fácil
de aceptar, la de la «virgen», personificada en la Virgen María, por ejemplo. Otra interesante
reflexión esotérica es que los individuos que en muchas existencias han estado bajo la
influencia universal de una “madre Iglesia” que exige obediencia.
Las personas en estado Chicory negativo muestran una acentuada postura a la expectativa. A
menudo, basta que aparezcan por la puerta para saber lo que desean. El ejemplo clásico de un
estado Chicory negativo es la «supermamá» que subyuga a su hijos con invisibles brazos de
pulpo, y en los más débiles de voluntad deja traumas para toda la vida. Constantemente
preocupada por los asuntos de su familia y su ramificado circulo de conocidos, pretende
inmiscuirse en todo. Organiza, critica; gobierna y dirige como una mariscala. Siempre tendrá
algo que perfeccionar, proponer o censurar. Lema: «¡Sólo lo digo por tu bien!».
La madre Chicory muy a menudo es infinitamente servicial más aún, casi
impone a la familia sus actos de bien, y cuidado con que no sean aceptados con
gratitud. A los caracteres de acentuado matiz Chicory les gusta disponer de los
sentimientos de la vida de sus allegados en una especie de intimo orgullo de
propietario.
Las madres Chicory sólo se sienten bien en el círculo de «su seres queridos».
Los hijos, ya adultos, deben viajar desde muy, lejos para pasar los días de fiesta
con mamá para no decepcionarla, y si se oponen, la buena señora insiste tanto por
teléfono que consigue hacerlos venir.
No a todos les resulta fácil liberarse del amor de una madre tan posesiva.
Algunos hijos y sus familias viven durante decenios bajo su influencia y pierden
la oportunidad de realizar importantes progresos en su propia vida de pareja.
Cuando, por fin, un hijo encuentra las fuerzas para liberarse, la madre Chicory
manifiesta claramente su decepción. «¡Cómo puedes hacerme esto después de
todo lo que hice por ti!», se queja llena de autocompasión.
Aunque usamos aquí a la supermadre para ejemplificar el estado Chicory
negativo, también se da, por supuesto, con la misma frecuencia en los hombres.
Así, no existe casi ningún jurista sin este potencial.
Detrás de cada estado Chicory hay un profundo vacío anímico, un vacío
interior, a menudo la sensación de ser indeseable y no querido por nadie. De
hecho, no pocas veces antecede a un estado Chicory negativo una infancia
desprovista de amor.
En estado Chicory positivo, la gran energía maternal puede ser
desembolsada positivamente, sacamos de lo que está lleno, podemos dar
desinteresadamente, sin esperar una retribución exigirla interiormente.
Abogamos por los demás con auténtica entrega. Extendemos alas de calor,
amabilidad y seguridad bajo las cuales otros seres pueden sentirse amparados.
En la práctica, casi siempre encontramos en los casos Chicory una madre
problemática, así como una cantidad de síntomas somáticos concomitantes,
por ejemplo: manifestaciones patógenas de sujeción, manifestaciones de
estancamiento de la energía en el dominio inferior, manifestaciones físicas de
intoxicación emocional y espiritual. Entre los antiguos egipcios la Chicory ya
era considerada la amiga del hígado.
8. CHICORY (REMEDIO C)
Aspectos positivos