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La Bestia De La Niebla

Al salir de la casa de mis padres los chicos y yo, nos dirigíamos a mi casa que

estaba por la calle llamada Catalpa, por la noche cuando eran las 12:00 am. Mientras

nosotros nos manteníamos platicando y riendo en el camino, de repente, se apareció una

niebla mientras ellos continuaban con su paso una fría brisa que se sentía.

Ellos continuaron caminando y dirigiéndose a la casa después de haber terminado;

tú sentiste unos escalofríos mientras ellos seguían el rumbo a tu casa. De pronto sentiste

que algo te había tocado la mano, al mirar hacia atrás no había nadie más, solo la niebla que

los rodeaba.

- ¿Qué fue eso? — lo dije con tono asustadizo.

- ¿Qué pasa Hoshi tienes miedo de algo? — Dijo Leonardo.

- M….miedo n….no — Me iba trabando con lo que intentaba decir.

Y así fue como seguíamos dirigiéndonos hacia mi casa y de repente la niebla se

empezó a hacer más densa, haciendo que nuestra vista se nublara y ni siquiera podíamos

ver nuestros dedos. Empezamos a caminar intentando de encontrarnos pero fue demasiado

tarde; había dejado de escuchar las voces de los que me acompañaban. Ahora había un gran

silencio; solo se podía escuchar los latidos acelerándose cada vez más rápido.

Sentía como unos pequeños ojos me empezaron a mirar por todas partes. Aquellos

mismos ojos pero que a la vez empezaban a brillar con un brillo segador que se veía desde
lejos. Empezaría a caminar hacia allá tratando de escapar de aquella niebla fría que había

aparecido.

Me fui corriendo en busca de mis amigos, al dar un paso y buscar con mi mano para

ver en donde me encontraba.

Al seguir encontré algo raro; se sentía muy frio cuando separaba la mano para sacar

el celular y posteriormente alumbrar, para ver que eran mis amigos los que estaban

atrapados en un gran estómago de una bestia fría la cual me vio y se empezó a levantar

dándose una media vuelta mirándome con aquello ojos azules sin vida.

- ¿Qué es lo que quieres humana? – Me dijo mostrándome sus dientes puntiagudos

- Po……..Podrías liberar a mi amigo – Dije con una voz temblorosa mientras juntaba mis

manos mirándolo con unos ojos un poco cristalinos. – N….No quiero hacerte daño

La bestia al escuchar esa amenaza se soltó riendo, mientras golpeaba el suelo

provocando que la tierra temblara, me intente de mantener de pie y lo miré fijamente aun

temblando por más que intentaba de ocultarlo, más crecía.

- N……….No te lo volveré a repetir deja a mis amigos o………- Había sido interrumpida

por la bestia

- ¿O qué? – Lo dijo grujiéndome mostrándome sus dientes- ¿A poco vas a llorar? sabes

niña, mejor deberías largarte y dejarme.

- Tal vez – Lo dije desanimada.

Cuando ya estaba lista para irme escuché una voz:

- No deberías rendirte y menos por tus amigos – Dijo la voz misteriosa-.


Yo voltee a ver a todas partes buscando quien me había hablado

- ¿Me estaré volviendo loca? – Mientras me rascaba la nuca mirando hacia todos lados -

¿Quién dijo eso?

Fui yo, ahora vamos te ayudaré a salvar a tu amigo pero debes confiar en mí – Dijo

la voz misteriosa.

Me detuve a pensar y miré a la bestia tragando saliva desconfiada, cuando una luz

que provenía de mi collar se hacía más intensa al ir disminuyendo la luz, estaba muy

cambiada tenía una armadura de aquellas antiguas y en mi mano derecha tenía una espada.

Di unos pasos hacia la bestia con una mirada tan fría; vi para todos lados buscando algo

para poder combatir. Al desaparecer la niebla que se dificultaba, el escenario tenía muchas

espadas clavadas en cadáveres. La criatura intentó con sus garras el atacarme, salí corriendo

hacia donde se encontraba la espada justo cuando el monstruo se abalanzó sobre mí

dejándome inmóvil. Intenté arrastrarme para zafarme de él, veía como que no funcionaba.

Empecé a excavar creando un pequeño hueco que cada vez se hacía más grande para que

pudiera escapar de aquellas garras que me apresaban. Cada vez más se me iba el aire así

que, empecé a cavar más rápido de lo que me era posible.

Al seguir excavando pensé que iba a ser mi fin. En un inesperado momento pude

terminar el hoyo por lo que me metí en el agujero y salí por otro lado mirando a la bestia

por atrás. Agarré el mango de una espada que estaba clavada en un esqueleto; la fui jalando

lo más que pude, la bestia escuchó la espada rebotar en las costillas donde iba rebotando.

Fijó la mirada hacia mí y un fuerte rugido movió la cola hacia mi golpeándome con

ella intenté de esquivarlo pero fue muy rápido salí volando estampándome contra un árbol.
Caí y se escuchó un crujido, miré hacia arriba y vi que una rama del árbol cayó

golpeándome en la cabeza fuertemente y dejé caer mi mano con la espada al lado de mí. Al

despertar y mirar a mi alrededor vi que estaba herida, me intenté de levantar y miré a la

bestia que sonreía lamiéndose con aquellas ganas de quererme comer, intenté retroceder.

Salí corriendo sin mirar hacia atrás ignorando que la bestia extendía sus alas y

empezaba a volar directamente hacia mí, al ver pasar la sombra dirigí mi mirada hacia

arriba viendo como la bestia se abalanzaba hacia mí. Casi dejándome inmóvil intenté

alcanzar mi espada con el brazo que me había dejado libre, pero no la lograba alcanzar.

Miré a la bestia que reía abriendo la boca listo para comerme pero en el único momento Commented [FG1]:
Commented [FG2R1]:
pude alcanzarla a clavársela la espada, la punta de la espada salió por la nuca por la boca

con el mordiéndome el brazo arrancándome el brazo me levanté desangrando demasiado.

Agarré el mango de la espada sacándose la del hocico me dirigí hacia el estómago donde

tenía atrapados a mis amigos. Clavé la espada en su estómago con cuidado moviendo la

espada.

Haciéndole una gran grieta en el estómago con la espada después solté la espada y

agarré las dos orillas de la cortada que le había hecho y le empecé a jalar haciendo que se

hiciera un gran hueco, al ver a mis amigos les extendí la mano para que pudieran salir.

Los miré un poco extrañada y los ayudé a salir, al ver que ya era el último día, un

solté un gran suspiro y miré mi brazo muy débil. Caí de rodillas dirigiendo mi mano hacia

donde solo había quedado un hueco, donde estaba mi otro brazo levante la mirada con los

ojos sin vida y caí derramando cada vez más sangre.


Cuando de repente se escuchó una risa que provenía del estómago de la bestia,

empezó a salir algo oscuro como una especie de esfera tan negra como la misma noche, se

fue flotando en zic zac hacia nosotros, intentamos atraparlos, pero era muy rápido así que

Aimeé agarró una bolsa y se preparó para atraparlo.

Me intenté de levantar para evitar que lo atrapara en aquella bolsa que ella había,

pero al ver que se lanzó y logrando atrapar al aura todos sonrieron vaya incrédulos que

pensaban que ya todo había terminado, Gael e Isaí se acercaron a mí, levantándome y

sosteniéndome Gael puso mi mano en su hombro.

Miré a Isaí que estaba manchado de sangre, intenté de mantenerme en pie yo solo,

pero volvía a caer, miré mi espada llena de sangre me fui arrastrando hacia ella con un solo

brazo, al llegar a mi espada y agarrarle del mango la bolsa en donde estaba atrapada el aura

empezó a brillar miré hacia atrás la bolsa se empezaba a inflar igual que un globo que iba

creciendo cada vez más hasta reventar, al reventar y dejar libre al aura, el aura empezó a

brillar cada vez más hasta agarrar la forma de uno de nosotros y como Aimeé estaba más

cerca de esa maldita aura, me fui levantando enterrando la espada en la tierra usándola

como un bastón.

Me fui levantando aún demasiado débil, agarré un impulso y ataqué a la sombra

velozmente, él lo esquivo me miró soltando una risilla siniestra y señalando a Aimeé con

una flecha y arco de sombra, mire a Aimeé y salí corriendo protegiéndola con la espada y

atacándola rápidamente enterrándole la espada en el pecho y al terminar caí desmayada por

perder tanta sangre.

5 Meses después
Al despertar y mirar a todos mis amigos me intenté de levantar apoyando mi mano

sentí algo raro, así que miré dónde estaba mi brazo izquierdo estaba un brazo mecánico.

Después vi a mis amigos soltando unas lágrimas de felicidad ya que ellos estaban

bien. Ellos me miraron sonriendo y ya después de aquello que pasó hemos tenido mucho

cuidado ya que nadie sabe lo que les sorprenderá, al pasar ya unos cuantos ya años tenía

unos 22 años

FIN

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