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SANTIAGO (94) 2001

Liliana Gómez Castro

Ciencia y sociedad:
reflexiones para el
desarrollo del
planeamiento urbano

Resumen

La vida social contemporánea marca constantemente nuevos


retos y desafíos para la ciencia y en particular para las ciencias
sociales, las que buscan nuevos espacios de reconocimiento y
confrontación en el marco de los procesos de transformación
territorial a escala urbana y comunitaria, contexto en el que Cuba
desde su proyecto de desarrollo social marca una pauta distintiva
en el ámbito del subdesarrollo latinoamericano.

Por ello dirigimos nuestras reflexiones al análisis sociohistórico del


planeamiento urbano y sus prácticas contemporáneas para el caso
cubano y latinoamericano desde la relación ciencia-sociedad;
donde la receptividad institucional a los aportes de las ciencias
sociales, el trabajo multidisciplinario como una práctica sistemática,
la participación ciudadana en los procesos de organización, gestión
y transformación territorial y las metas sociales del sistema
socioeconómico vigente resultan en su mutua interrelación facto-
38 res determinantes para el perfeccionamiento del planeamiento
urbano.

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Introducción

Reflexionar sobre la naturaleza e implicaciones sociales de la


ciencia para su propio desarrollo, deviene en una necesidad de
primer orden si consideramos su creciente impacto para la vida
social; aun cuando ha sido limitada conceptualmente por algunos
autores a un marco puramente cognoscitivo, despojándola de su
relación con la sociedad.

La ciencia ha surgido y se ha desarrollado en los marcos de las


diversas culturas y sociedades humanas, materializándose no sólo
como un sistema de conocimientos en sí mismos sino como un
conjunto de conocimientos cuyos contenidos, aplicabilidad y
alcance social reciben la impronta tanto de los valores éticos,
morales e influencias sociales de sus creadores como de la
naturaleza y objetivos del proyecto social vigente para cada
sociedad; a la vez que impone nuevos retos y oportunidades para
la vida social.
En el ascendente desarrollo de la ciencia actúan factores de
naturaleza heterogénea, donde se conjugan el papel de los
individuos, de los grupos sociales, de las instituciones y de la
sociedad en general, concretándose su acción a través de políticas
que definen la producción, difusión y aplicación de sus resultados.
El análisis de la relación ciencia-sociedad dirige nuestras re-
flexiones al estudio de la sociedad, pero no en un sentido estric-
tamente genérico sino en calidad de niveles de desarrollo so-
cioeconómico y de modelos de desarrollo social; pues la dimen-
sión del bienestar que puede aportar la ciencia a la vida social está
condicionado por el carácter diferencial de las respuestas políticas
dadas desde ambos contextos; e incluso, desde el mismo subdesa-
rrollo es posible encontrar marcadas diferencias a partir de las
metas sociales propuestas por los modelos de desarrollo social
vigentes; tal es el caso de Cuba en el contexto latinoamericano.
La naturaleza dialéctica de la relación ciencia-sociedad ha hecho
factible su aplicabilidad al análisis sociohistórico del proceso de
transformación territorial urbana y de sus prácticas contemporá-
neas; partiendo de los retos y limitaciones que han enfrentado las 39
ciencias sociales en la búsqueda por un espacio mayor en las
políticas y estrategias de transformación territorial; sin excluir
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con ello la posibilidad de su aplicación al análisis de cualquier otra


esfera de la actividad cognoscitiva.

La ciencia en la contemporaneidad. Apuntes sobre


Latinoamérica y Cuba

La ciencia como fenómeno históricamente asociado en su produc-


ción, difusión y aplicación a la dependencia económica, política
y cultural del mundo subdesarrollado respecto al desarrollado;
continúa siendo un fenómeno polarizado donde el potencial
científico y tecnológico se concentra en los países desarrollados,
cuyo ritmo de producción, difusión y aplicación cuadriplica el de
los países subdesarrollados; penetrándolos con su ideología cien-
tífica a tal punto que ha logrado enraizarse en el mundo subdes-
arrollado, cuya difícil realidad económica no le permite enfrentar-
se en igualdad de condiciones al mercado del conocimiento y la
tecnología contemporánea.
Para el caso latinoamericano, esta relación de dependencia ha
condicionado como meta científica fundamental importar los
avances de la ciencia y la tecnología moderna, sin considerar el
costo de su no-adecuación a las realidades socioeconómicas y
culturales que le son inherentes; pudiéndose hablar de una euro-
peización y norteamericanización de la ciencia latinoamericana,
por sólo mencionar las dos influencias más importantes que
recibe.
No pocos científicos sociales latinoamericanos, han asumido
críticamente la necesidad de una ruptura con esta realidad de
dependencia; a partir de la cual dar prioridad a la creación de un
potencial científico autóctono capaz de crear y producir de acuer-
do con sus necesidades económicas y culturales; sin embargo, la
persistencia de intereses políticos y mercantiles en la producción,
difusión y aplicación de la ciencia continúa creando frenos para un
desarrollo científico sostenible y un bienestar generalizado.
Dentro de la realidad científica latinoamericana, los logros alcan-
zados por la ciencia cubana desde su proyecto de desarrollo social
constituyen un punto de referencia obligado a la hora de hablar de
40 lo que es posible hacerse aun desde el subdesarrollo.
La sociedad cubana contemporánea ha respondido organizativa y
legislativamente a los retos del desarrollo tecnológico y del medio
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ambiente físico y social para alcanzar un desarrollo sostenible del


país; enfrentando los retos de la globalización económica me-
diante la búsqueda permanente de soluciones propias y creativas,
que respondan a su realidad socioeconómica y cultural e integrán-
dose al mundo científico bajo condiciones de colaboración, inter-
cambio y respeto mutuo.
Si bien, el soporte de una estrategia científica y política al servicio
de la ciencia en Cuba constituye una importante garantía para su
desarrollo aún persisten mentalidades resistentes al cambio, inte-
reses individuales, grupales e institucionales que limitan el logro
de un trabajo multidisciplinario sistemático, limitados espacios
de divulgación científico-técnica, y dificultades económicas que
frenan la rápida implementación de los resultados científicos; por
solo mencionar algunos de los retos que enfrentan los que trabajan
para el avance científico-técnico.
Considerar el nexo ciencia-política-sociedad en el análisis del
desarrollo histórico de las ciencias, en la socialización e imple-
mentación de sus resultados en la vida social puede sin lugar a
duda, aportarnos valiosas consideraciones a partir de la cual
rediseñar políticas o crear nuevas estrategias que tributen al
perfeccionamiento de la ciencia, del propio hombre y de la
sociedad a la cual se debe; resultando viable en el análisis del
planeamiento urbano, permitiéndonos profundizar en la dinámi-
ca de su evolución, en sus realidades y utopías, en sus retos
permanentes y en la necesidad de definir las contribuciones que
las ciencias de lo urbano –en particular las ciencias sociales–
pueden ofrecer a esta actividad territorial, para el desarrollo social
armónico de ciudades y comunidades urbanas.

El enfoque ciencia-sociedad: su concreción en el


planeamiento urbano

El planeamiento urbano, como práctica orientada a la transforma-


ción físico-espacial, ha sido de un dominio casi exclusivo de la
arquitectura y el urbanismo; sin embargo, aunque menos recono-
cidas no son pocas ni desacertadas las aportaciones de las ciencias
sociales a los procesos de transformación físico-espaciales; fun-
damentalmente desde la Psicología, la Semiología, la Filosofía y 41
la Sociología, esta última con un vínculo permanente casi desde
su propio surgimiento.
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Los primeros intentos de un ordenamiento territorial han dejado su


huella en las ciudades medievales edificadas en espacios de
frontera, en las ciudades coloniales de América e intervenciones
en interiores de ciudades a través del trazado de avenidas y plazas,
caracterizadas por su grandiosidad y monumentalidad.
Luego, la urgencia de medidas para enfrentar los efectos de una
urbanización espontánea en las ciudades europeas del siglo XIX
caracterizada por el hacinamiento, la insalubridad, la pobreza, la
contaminación y la presencia de enfermedades de origen medio-
ambiental; definió los orígenes del planeamiento urbano; pero ya
no como medidas paliativas o alternativas de reordenamiento
espacial sino como práctica institucionalizada.
Esta actividad se caracterizó –desde entonces– por la introducción
de criterios de racionalidad a través de los planes de urbanismo,
permitiendo organizar la actividad en el territorio y un orden
temporal en la construcción de la ciudad; que bajo el principio de
aseguramiento y rentabilidad de los recursos elevaría la calidad de
vida de la población y controlaría a través de una dirección
centralizada cualquier tipo de desequilibrio espacial.

El planeamiento urbano se ha concretado en la práctica bajo


diversos criterios definidos sustancialmente por los modelos de
desarrollo de ciudad; claros ejemplos de cómo se concreta el nexo
ciencia- política- sociedad están presentes en modelos aún vigen-
tes en la actualidad como: el modelo de ciudad funcional (CIAM,
1943) y el modelo de ciudad comunitaria, con el norteamericano
William Perry como principal exponente.
El modelo de ciudad funcional, caracterizado por la concentración
de viviendas y edificaciones en altura para disponer de mayor
espacio libre y facilitar el contacto con la naturaleza, considera la
ciudad como un conjunto de zonas diferenciadas funcionalmente.
Por su parte el modelo de ciudad comunitaria u orgánica, conside-
rada como parte de una teoría urbanística sociológica, define el
espacio urbano como la coexistencia de comunidades de diverso
tipo, que teniendo como unidad básica de estudio la unidad
vecinal (barrio) conforman el conjunto de la ciudad; todo ello con
42 el objetivo de responder a la necesidad de recuperar las relaciones
sociales perdidas en la gran ciudad industrial.

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En estos modelos de desarrollo urbano, formulados desde el


urbanismo, está presente la influencia de un enfoque social y
sociológico en sus contenidos, que asociados a una nueva visión
culturalista de la ciudad se propone fomentar las relaciones
sociales comunitarias revalorizando el espacio urbano comunita-
rio como lugar de reunión, de reencuentro con el pasado y de
vínculo permanente con la realidad cotidiana.
Las reflexiones teóricas aportadas desde la Sociología Urbana,
hasta la cuarta década del siglo XX, sobre el modo de vida urbano
y sus efectos en la vida de sus habitantes: Ferdinand Tönnies
(1887), Emile Durkheim (1893), George Simmel (1898), Lois
Wirth (1938); podrían considerarse valiosas contribuciones en la
elaboración de ambos modelos de desarrollo urbano; de igual
modo la progresiva incorporación de la ciencia sociológica a
planes y proyectos urbanos han devenido considerables aporta-
ciones para su perfeccionamiento.
Estos modos de hacer y pensar la ciudad, surgidos y desarrollados
en el mundo desarrollado han condicionado las transformaciones
urbanísticas experimentadas en las ciudades de países subdes-
arrollados, resultado de los lazos de dependencia económica,
política, social y cultural que mantienen respecto a los primeros;
haciéndose sentir también en los modos de implementar teorías y
metodologías –casi siempre importadas– para la transformación
del espacio urbano.

El planeamiento urbano en Latinoamérica como


implantación de lo foráneo

Los modos de pensar y transformar lo urbano en Latinoamérica no


han estado ajenos a la marcada aculturación de que ha sido objeto
su quehacer científico, imponiéndose como resultado lógico una
planificación importada, basada en la apropiación de modelos de
desarrollo urbano foráneos no ajustados dialécticamente –en la
mayor parte de los casos– a las verdaderas necesidades del
subdesarrollo, con un costo considerable para la calidad de vida
de su población.
El origen de las prácticas urbanas en América Latina aunque suele 43
asociarse a los inicios de la colonización española (siglo XV), su
verdadero origen podemos encontrarlo en las antiguas culturas
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mesoamericanas (aztecas, incas y mayas), que bajo la grandiosi-


dad de sus ciudades y monumentos han dejado una huella impere-
cedera hasta nuestros días.
Luego, la colonización española y portuguesa, para el caso brasi-
leño, impuso nuevas formas de organización económica, política,
cultural y social a nuestros pueblos indígenas, deviniendo en una
organización espacial de nuevo tipo, que amparada en las Leyes
de Indias, definió las calles como lugares de paseo, las plazas
públicas como centros de poder y reunión, y la vivienda en su
dimensión de hábitat colectivo; produciéndose con el devenir del
tiempo nuevas formas de urbanización importadas; ya no desde
colonialismo, como forma primitiva de dominación, sino desde el
mundo europeo desarrollado y Norteamérica.
Estas relaciones de dependencia económica y política experimen-
tadas sucesivamente por Latinoamérica se materializaron en un
centro histórico colonial, con un desarrollo concéntrico progresi-
vo, sumándose posteriormente un modelo de desarrollo reticular
de corte anglosajón caracterizado por una organización espacial
fundamentada en la zonificación.
Mientras para Europa y Norteamérica se imponía la progresiva
búsqueda de una industrialización y urbanización en aras de un
desarrollo económico sostenido, en América Latina se ha ido
concretando un ritmo desigual de ejecución entre los procesos de
industrialización, urbanización y desarrollo económico; conde-
nándose a las ciudades latinoamericanas actuales a una imagen
permanente de miseria en la periferia de las grandes ciudades
(villas miserias, fabelas, suburbios o barrios insalubres; etcétera)
resultado de un desequilibrio económico y social entre el campo
y la ciudad, frenándose de esta manera la posibilidad de un
desarrollo sostenible y autóctono.
Las ciudades latinoamericanas actuales resultan más una yuxta-
posición de partes que un sistema articulado, siendo sus rasgos
distintivos la falta de cohesión, de comunicación; imposibilitán-
dose lograr una identificación de individuos y grupos sociales con
su entorno más allá de los límites de la vivienda. Pero esta realidad
definida por la socióloga española Elisabet Tejero como: "cordo-
44 nes de pobreza urbana versus espacios de riqueza urbana",1 ha
1
Elisabet, Tejero Gil, Buscando la ciudad en América Latina, 1997, pág.
3.
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devenido en fuertes movimientos sociales urbanos en defensa de


los barrios, que bajo el empuje y auge de una urbanización
modelada por los intereses del capital pretenden convertirse en
grandes complejos comerciales, administrativos e industriales;
destacándose en esta lucha el ejemplo de los pueblos indígenas del
Perú, Ecuador, Bolivia, entre otros.
Los movimientos sociales urbanos no han estado ajenos al contex-
to europeo, caracterizándose por la presencia de movimientos
ecológicos para la conservación del medio ambiental y movimien-
tos comunitarios que luchan, desde las asociaciones de vecinos y
el poder administrativo local, por una mayor participación en los
procesos de renovación y rehabilitación de su hábitat.
Con la institucionalización de la planificación urbana en América
Latina y su ejecución a través de los planes urbanos, se define lo
que ha de ser la organización del espacio en las ciudades, consi-
derando que la vida de los ciudadanos se limita a: habitar,
recrearse, trabajar y circular (CIAM, 1943).
El planeamiento urbano en su función de coordinar el crecimiento
de la ciudad y predecir a través de proyecciones su desarrollo y
organización; no ha logrado en sus propuestas urbanísticas una
respuesta efectiva a la realidad del subdesarrollo latinoamericano;
en tanto los planes urbanos no responden al contexto en que tienen
lugar: estructura de clases, coyunturas económicas, tradiciones
constructivas; se estructuran en función de criterios y métodos
rígidos incapaces de responder a la dinámica siempre cambiante
de la sociedad. A ello se suma el poco conocimiento o descono-
cimiento de los responsables de la planificación en cuanto a la
realidad social que van a intervenir y sobre las condiciones de vida
de la población que se afecta con este proceso; pudiéndose hablar
entonces de una participación ciudadana limitada y alejada de la
experiencia cotidiana de individuos y grupos sociales.
En el contexto de esta tendencia importacionista cabe destacar las
valiosas experiencias desarrolladas por las universidades y las
organizaciones no gubernamentales (ONG) fundamentalmente,
que proponen un acercamiento a un planeamiento urbano plena-
mente participativo, mediante la incorporación activa de la pobla-
ción a las investigaciones e intervenciones urbanísticas; pero
lamentablemente, bajo las constantes limitaciones que impone la 45
carencia de una sólida voluntad política en este proceso.

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Las formas de hacer y aplicar los contenidos teóricos, métodos y


metodologías de las ciencias de lo urbano, articuladas a través de
una política diseñada bajo la impronta de un modelo de desarrollo
espacial importado ajeno a la realidad económica, política y
cultural latinoamericana, ejemplifican las influencias mutuas que
caracterizan la relación ciencia-política-sociedad para el caso del
planeamiento urbano en América Latina.

Cuba en Latinoamérica: un pasado común y una nueva


historia desde 1959

Las ciudades cubanas actuales surgidas y evolucionadas –en la


mayoría de los casos– en los marcos de la dependencia colonial y
neocolonial comparten una historia común con los países latinoa-
mericanos; sin embargo, a partir de las transformaciones experi-
mentadas en Cuba el 1ro de Enero de 1959, podemos hablar de una
respuesta cubana diferente de las transformaciones del espacio
físico desde el subdesarrollo.
El planeamiento urbano cubano, a partir de este período, fue
evolucionando hacia formas cualitativamente superiores median-
te la búsqueda constante de nuevos métodos y estrategias de
trabajo, resultado de la necesidad de un planeamiento territorial de
nuevo tipo ajeno a su precedente carácter mercantil. Este planea-
miento territorial de nuevo tipo puso en práctica diversas acciones
radicales de carácter legislativo encaminadas al mejoramiento del
hábitat rural y urbano como: la 1ra y 2da Ley de Reforma Agraria,
y la Ley de Reforma Urbana, por sólo mencionar algunos ejem-
plos; así como la erradicación de barrios insalubres en las zonas
urbanas y un urgente plan de construcción de viviendas; a lo cual
no estuvo ajeno ningún rincón del territorio cubano.
Situaciones anómicas como: la inadaptabilidad a vivir en edificios
multifamiliares por parte del campesinado, el rápido deterioro de
las nuevas viviendas entregadas a grupos sociales procedentes de
barrios insalubres, como resultado de la extrapolación de su modo
de vida al nuevo hábitat, nuevas urbanizaciones y renovaciones
constructivas carentes de referentes culturales y signos de identi-
dad, fueron planteando la necesidad de incorporar enfoques
46 multidisciplinarios, los que adquieren con el desarrollo del
estudio y trabajo social en la comunidad una connotación mayor.

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El estudio y trabajo comunitario en Cuba con valiosas experiencias


pioneras desde las organizaciones de barrio y los grupos de teatro
comunitario de montaña (Grupo Teatro Escambray) ha ganado
progresivamente nuevos espacios de confrontación y un alcance
estratégico mayor; planteándose la organización y movilización de
la comunidad en la toma de decisiones, elaboración y ejecución de
soluciones a sus problemas con recursos materiales y humanos
propios y la consolidación del sentimiento de identidad; como
objetivos de cardinal importancia para el desarrollo sostenible y
armónico de ciudades y comunidades urbanas.
En los marcos de esta estrategia las ciencias sociales junto al
urbanismo participan más activamente, aunque no de manera
permanente, en los proyectos y planes de desarrollo a escala macro
y micro territorial; experimentándose un crecimiento favorable en
la participación de la población y una incorporación al análisis
socioeconómico y demográfico de la población de indicadores de
naturaleza socioantropológica, necesarios para que las formas del
diseño constructivo respondan a los hábitos y costumbres de sus
habitantes.
Las transformaciones urbanísticas en Cuba van experimentando
este tipo de prácticas en un orden ascendente para lograr perspec-
tivamente nuevas formas de urbanización y remodelación habita-
cional que respondan a las particularidades de cada territorio y de
los grupos sociales que en ellos coexisten; dirigiéndose los esfuer-
zos al perfeccionamiento de la gestión social del planeamiento, al
logro de una cultura científica en instituciones y organismos
encargados de esta actividad y a estimular al investigador de las
ciencias sociales en la divulgación e introducción de sus investi-
gaciones en el marco de la actividad del planeamiento, a través de
su activa participación en grupos multidisciplinarios de trabajo.
Las serias limitaciones económicas de que han sido objeto las
prácticas constructivas en Cuba, desde la década de los 90 del
siglo XX hasta la actualidad bajo la influencia creciente de un
mundo globalizado, exige de nuevas respuestas desde las ciencias
sociales mediante la introducción de nuevas teorías, métodos,
metodologías y estrategias, fundamentadas en un análisis territo-
rial desde una perspectiva micro-macro que integre la dimen-
sión afectivo, simbólico y valorativa en el mismo, que parte de 47
comprender el espacio físico como una dimensión vívida donde

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está presente la huella de quienes la apropian y transforman


cotidianamente, propiciándose con su materialización en estrate-
gias y políticas socioespaciales comunitarias, un acercamiento a
las necesidades, preferencias y sentimientos de la población.
Las experiencias del planeamiento urbano cubano mediante la
progresiva introducción de las aportaciones de las ciencias socia-
les, y en particular de la Sociología, ha sido el resultado de como
la actividad científica en Cuba ha logrado organizarse e integrarse
al mundo científico, en tanto el proyecto de desarrollo social
cubano actual, con una política en pro del desarrollo científico
constituye un contexto favorable para el desarrollo de las ciencias
y la aplicación de sus contenidos a la práctica social; pues aún
cuando debemos enfrentar las secuelas del subdesarrollo: menta-
lidades dependientes, conservadoras y resistentes al cambio en
políticos, científicos e individuos con capacidad de decisión en las
transformaciones sociales y territoriales, contamos con el presu-
puesto básico para la consecución de su desarrollo: una sólida
voluntad gubernamental de hacer una ciencia en pro del bienestar
y el desarrollo de la sociedad en su conjunto.

Conclusiones

El p erfeccionamiento y desarrollo del planeamiento urbano, como


un proceso asociado a la producción, difusión y aplicación de los
conocimientos emanados de las ciencias sociales –en particular de
la Sociología– se encuentra determinado por:
· Una postura receptiva y flexible por parte de científicos,
políticos, promotores y divulgadores del planeamiento urbano,
ante los nuevos conocimientos y aportaciones de las ciencias
sociales al desarrollo de esta actividad; como garantía para la
introducción y aplicación permanente de estos resultados en
correspondencia con la dinámica de las necesidades sociales
urbanas.
· El conocimiento que tengan científicos, políticos, grupos e
instituciones, involucrados en el planeamiento territorial, sobre
las características socioeconómicas, políticas y culturales del
territorio que van a estudiar, intervenir y transformar.
48 · El trabajo interdisciplinario y multidisciplinario como una práctica
sistemática, capaz de dotar de una visión integradora de la

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realidad urbana a los promotores y ejecutores de las


transformaciones urbanísticas.
· La democratización del proceso de organización, gestión y
transformación del espacio urbano, a partir de una mayor
participación ciudadana.
· La naturaleza de los contenidos y metas sociales del sistema
socioeconómico vigente, que como determinantes respecto al
tipo de relación con el suelo, condicionarán las transformaciones
que tengan lugar en éste.
Estas conclusiones no intentan agotar la amplia gama de factores
intervinientes –desde la relación ciencia sociedad– en la práctica
de la planificación urbana, sino de apuntar el camino hacia otras
reflexiones necesarias y pertinentes, que desde las aportaciones
de las ciencias sociales, contribuyan al desarrollo y perfecciona-
miento constante de esta actividad.

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