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I.E.P.

“EL BUEN PASTOR” CATEGORIA “A”

CONSERVEMOS NUESTRO GRANDIOSO RIO GRANDE

Una circunstancia violenta los volvió inseparables amigos. Dos niños del
sector Bellavista, -un hermoso lugar por donde pasa el Río Grande, y cruza
toda la ciudad de Huamachuco-, cierto día se conocieron cuando a Lenin lo
estaban golpeando dos adolescentes y nadie se atrevía a defenderlo.

Mateo, su vecino de barrio y de su misma edad, salía de su vivienda y al ver


la deplorable escena, decidió intervenir; empujó a uno de los agresores y
logró que dejaran de golpear a Lenin. Ambos se armaron de valor y
enfrentaron de igual a igual a los adolescentes, quienes al ver que no tenían
superioridad, optaron por huir.

El problema se originó porque Lenin vio a los dos muchachos estrellar


botellas de vidrio contra las piedras del río.

- ¡Amigos -les increpó Lenin- no rompan las botellas porque el río se


contamina y es peligroso!

- Tú no te metas -obtuvo como respuesta- y de inmediato lo empezaron


a empujar y a golpear.

Realmente, no entendía la reacción de esos adolescentes, sabiendo


conscientemente que estaban equivocados; pero gracias a Dios, las cosas
no llegaron a mayores.

Desde ese día Mateo y Lenin, cada fin de semana, jugaban juntos
recorriendo las orillas del río Grande, sobre todo durante la época de
invierno, buscando peces varados por el torrentoso caudal, para devolverlos
al agua y salvarlos de una muerte segura.

Una noche de crudo invierno y tras una incesante lluvia, los vecinos del barrio
se levantaron completamente asustados, porque escuchaban cómo la voraz
fuerza del río arrastraba enormes piedras y troncos de árboles arrancados

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de raíz, parecía que se saldría de su cauce; felizmente, tras cuatro horas


bajó la tempestad; sin embargo, las consecuencias se vieron en el puente
de Candopata que había destruido los muros de contención.

El alcalde vecinal y los vecinos lamentaron que la obra no haya soportado


esta fuerza de la naturaleza; reclamaron ante el despacho municipal. Para
suerte de la población se volvieron a construir los muros y ahora se puede
ingresar a la ciudad por el famoso e impresionante puente Candopata.

Durante las vacaciones: Lenin y Mateo jugaban intensamente, a veces


subían a un lugar donde el cauce formaba una especie de túnel que ahora
ha sido destruido por las fuertes corrientes. Su felicidad era incomparable,
sorteaban las enormes piedras y saltaban entre ellas hasta llegar a un
bosque donde jugaban a las escondidas.

Al dúo de amigos, dos nuevos integrantes de cuatro patas se unieron: Kailo


y Kira -unos hermosos cachorros los acompañaban en sus aventuras-. Kailo
de raza Schnauzer era la mascota de Mateo, un preciado regalo de la tía
Carold, con apenas dos meses de edad, pero extremadamente juguetón;
mientras que Kira una perrita criolla, le pertenecía a Lenin, menos traviesa,
pero igual de querendona.

Antes de cumplir los tres meses, a Kailo lo llevaron al veterinario para que lo
vacunen contra la rabia; luego felices lo retornaron a casa.

Pero después de cinco días, el pequeño cachorro comenzó a cambiar su


carácter juguetón; no quería comer ni salir a corretear tras su amo.

La familia de Mateo estaba preocupada, pues no se explicaban lo que le


pasaba, a Kailo; así que, decidieron esperar hasta el otro día para llevarlo
nuevamente al veterinario.

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A tempranas horas, los padres de Mateo fueron a la cama del cachorrito y


grande fue su sorpresa al ver que el pobre animalito no se movía, tenía los
ojos desencajados y la lengua afuera: había muerto inexplicablemente.

Los amiguitos de Bellavista lloraron amargamente por esta trágica situación


y tras expulsar su tristeza por varias horas, decidieron cavar una tumba a un
costado del Río Grande y darle cristiana sepultura, con la finalidad de
sembrar un arbolito sobre ella y recordarlo para siempre.

La tragedia humana de haber perdido a su mascotita se nubló aún más,


porque en el lugar que habían escogido para la tumba de Kailo, a la semana
siguiente amaneció lleno de desmonte -arrojado seguramente por personas
que aprovecharon la falta de iluminación y las sombras nocturnas para
cometer su ilícito error-; pese a que existía un aviso metálico que decía:
“PROHIBIDO ARROJAR BASURA Y DESMONTE AL RIO, BAJO PENA DE
MULTA”, mensaje que se estableció mediante ordenanza municipal, a la
gente le importó un comino hacer caso a la advertencia y dio la impresión
que eso le hacía feliz.

Han pasado varios años, desde aquel trágico atentado al Río Grande, Mateo
y Lenin se propusieron -por iniciativa propia y junto a otros amigos del barrio-
, a recoger la basura, pensando en que algún día servirá para que otros niños
de otras generaciones jueguen felices como ellos solían hacerlo.

Pero parece que sus esfuerzos fueron inútiles ya que se sentían muy tristes,
porque cuando limpiaban el río, a la semana siguiente volvía a estar sucio
lleno de basura y desmontes, por culpa de gente que no tiene conciencia ni
respeto por el cuidado de nuestro planeta.

Los inseparables amigos su sueño fue, recorrer por todo el mundo, llevando
el mensaje para las personas, que debemos cuidar nuestros ríos, lagunas y
mares; en caso contrario, estaremos condenados a vivir en las penumbras
de la tragedia y vileza de nuestro ser.

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