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Universidad Nacional de Salta – Facultad de Ciencias Económicas, Jurídicas y Sociales.

CIU 2014
Introducción a las Ciencias Económicas - Servicio de Apoyo Educativo

Lectura Nº 2: La historieta del desarrollo


De dónde venimos; a dónde vamos

Por Martín Lousteau, extracto del libro Economía 3D.


El desarrollo es el aumento de las oportunidades y la capacidad de las personas para que puedan
llevar la vida que desean. Implica una expansión de la educación, más salud, creciente seguridad
en el futuro, mayor libertad y elevación del poder adquisitivo. Resulta obvio que todas estas
mejoras en el estándar de vida requieren de recursos.
Y para comprender la cantidad de recursos que genera un país para lograr estos objetivos los
economistas usamos el ingreso promedio por habitante. Por ejemplo, en 2009, el PBI promedio
por habitante en Madagascar fue de 414 dólares, en la Argentina de 7.725 dólares, y en los
Estados Unidos de 45.934 dólares. Naturalmente otra cuestión importante es ver cómo se
distribuyen esos ingresos entre la población, porque los promedios pueden esconder
desigualdades notorias. Una persona con un pie en el horno y otro en el freezer en promedio está
bien, pero la puede estar pasando muy mal. De todas formas, considerar esta medida, es una
buena manera de empezar.
Pero antes de preguntarnos cómo se elevan el ingreso por habitante y la calidad de vida, vale la
pena pensar qué tan reciente es el fenómeno del desarrollo económico en el mundo.
Habrás estudiado en el secundario acerca de aquellos primeros Estados, como Sumeria, Acadia,
Asiria o la famosa Babilonia con sus jardines colgantes, o más hacia adelante, a lo mejor recuerdes
la antigua Grecia con escritos y sus ruinas que todavía subsisten. Numerosas películas
reconstruyen estas épocas. Lo mismo ocurre con Roma: hay una miniserie en HBO, documentales
en History Channel, la propia Gladiador o la historieta de Astérix.
Cuanto más nos acerquemos en el tiempo, más material tendrás disponible para hacerte una idea
de cómo eran los estilos de vida en el pasado. De la Edad Media hay aún castillos y catedrales y
numerosas películas de caballeros con sus armaduras. Y de la Edad Moderna, que se inicia en
tiempos de la invención de la imprenta, la caída de Constantinopla y el descubrimiento de América
hay aún más. Pues esta época finalizó en medio de la Revolución Francesa, la independencia de los
Estados Unidos o la Revolución Industrial, cuando faltaban tan sólo cincuenta años para que
naciera la fotografía.
Ahora intentemos imaginar el hogar y la mesa de una familia típica o promedio en Babilonia, El
Cairo, Atenas, Roma, París y Londres a través del tiempo. Desde el Egipto de Cleopatra hasta el
Londres de Dickens o el París de Víctor Hugo. ¿Cuánto crees que ha cambiado su estándar de vida
en el transcurso de esos más de tres mil quinientos años? ¿Mucho, nada, poco? La verdad es que
se ha mantenido prácticamente constante durante todo este tiempo; y en los últimos dos siglos se
ha multiplicado por diez. Como ves, ha habido más cambios en los últimos doscientos años que en
los tres mil quinientos anteriores.
El desarrollo como fenómeno amplio esta inequívocamente relacionado con la Revolución
Industrial. Antes, el mundo funcionaba de una manera diferente regido por la lógica malthusiana.
Esta palabra deriva del economista británico Thomas Malthus, quien sostenía que la Tierra poseía
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una capacidad limitada de producción para atender a una población en crecimiento permanente.
Mientras la producción progresaba de manera aritmética (2, 4, 6, 8, 10, 12) la cantidad de gente lo
hacía en forma geométrica (2, 4, 8, 16, 32, 64).
Como ves, la diferencia es crucial. Mientras en las dos primeras etapas los niveles son parecidos, a
la larga se genera una brecha cada vez mayor. Esta relación generaba restricciones evidentes para
obtener un progreso continuo: tarde o temprano el incremento poblacional llevaría al
agotamiento de recursos y terminaría regulándose por hambrunas, enfermedades o guerras.
En aquel mundo primordialmente rural, cada avance tecnológico, como la incorporación de arados
y caballos en las siembras, mejoraba la producción. Sin embargo, la población también crecía. Más
alimentos implicaban mejor salud, más hijos, y mayor esperanza de vida. La producción se
incrementaba proporcionalmente al aumento de gente y así el ingreso por habitante se mantenía
prácticamente constante.
Lo que alteró de manera radical la lógica del mundo fue la tecnificación que vino con la Revolución
Industrial. Las nuevas maquinarias fueron generando mayor producción. Pero también requerían
mayores conocimientos para ser utilizadas. Esto hizo que, a medida que el nuevo contexto se hacía
la norma, los padres debían prestar más atención a la formación de sus hijos para que pudieran
tener las herramientas necesarias en los nuevos tiempos. Y empezaron a tener menos hijos.
Las nuevas fuentes de trabajo atrajeron flujos migratorios hacia las ciudades. La población urbana
fue creciendo, mientras que se iba produciendo una mayor especialización laboral. En ámbitos
donde vive poca gente, uno debe hacer muchas tareas distintas. En una gran población, en
cambio, se aprovecha lo que uno mejor hace y se cobra un sueldo por ello. Y luego se intercambia
lo obtenido por lo que se necesita en los mercados urbanos.
Decíamos que las mujeres tenían menos hijos. Con el correr del tiempo también empezaron a
acceder al mercado laboral y luego a educarse. El resultado fue que había más gente trabajando (y
que cada uno producía más) para mantener a un total de habitantes que crecía a un ritmo menor
al de antaño. Entonces aumentó en forma notoria el ingreso promedio por habitante. Sencillo: la
ecuación “más torta y menos gente” trae como resultado porciones más grandes.
Está claro que esto no ha ocurrido en todo el mundo, pero sí en un número importante de países
que se han ido separando del resto. Y cada vez que un país consigue subirse a la autopista del
desarrollo, se suma a ese conjunto de “triunfadores”. Son las naciones “desarrolladas”. En cambio,
a los que están atascados en colectora se los llama, un poco condescendientemente, “países en
vías de desarrollo”, como si se les estaría dando una palmadita en la espalda y diciéndoles: “Dale,
pibe, vos también podes”. Pero a algunos la espera y el retraso se les están haciendo
increíblemente largos.
A los efectos de lograr una mayor equidad global es preciso subir a todos los países al carro del
desarrollo. Hoy, el 60% de la desigualdad entre personas en el planeta esta explicada por el país en
que uno nace. Es decir que si se tomara a dos personas al azar en el mundo me bastaría conocer
su ciudadanía para poder predecir correctamente más de la mitad de sus diferencias de poder
adquisitivo.
Si queremos un mundo más justo, es preciso que la desigualdad se acerque cada vez más a cero.
Para ello se debe abrazar el cambio tecnológico y es necesario que la gente tenga mejor salud,
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más educación y que exista mayor equidad entre géneros. También se requiere de una política
reproductiva más consciente y responsable.
Ahora bien, ¿qué hace falta para llegar a ese objetivo? Y sobre todo, ¿cuánto falta?

Bibliografía
 Lousteau, Martín. Economía 3D. Editorial Sudamericana. Buenos Aires, 2011. Páginas 47 –
50.
Si te interesa leer algo más sobre la temática del desarrollo económico hay dos ganadores del
premio Nobel que tratan esta temática, Robert Lucas y Amartya Sen:
 Lucas, R. Jr. Trade and the diffusion of the industrial revolution. NBER Working papers,
2007.
 Sen, A. Desarrollo y Libertad. Editorial Planeta, 1999.

Otro título interesante es el de William Easterly en el que se pregunta sobre las causas que
producen el desarrollo de las sociedades:
 Easterly, W. En busca del crecimiento, andanzas y tribulaciones de los economistas del
desarrollo. Editorial Antoni Bosch, 2001.

Algunos de estos títulos los podrás buscar en la biblioteca de la universidad, mientras que a otros
podrás encontrarlos en internet.
Si te interesa profundizar en los datos estadísticos te recomiendo las siguientes páginas web:
Para Argentina:
- Estadísticas oficiales: http://www.indec.gov.ar/
- Estadísticas complementarias: http://cedlas.econo.unlp.edu.ar/esp/
A nivel mundial
Estadísticas oficiales:
- Banco Mundial (BM): http://www.bancomundial.org/ (de esta web se obtuvieron los datos de
ingreso promedio por habitante de la lectura).
- Fondo Monetaria Internacional (FMI): http://www.imf.org/external/spanish/index.htm
- Organización de las Naciones Unidas (ONU): http://www.un.org/es/
- Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL): http://www.eclac.org/

Estadísticas complementarias:
- Angus Maddison: http://www.ggdc.net/maddison/

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