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Carátula: "GOMEZ MATEO JACINTO C/ DELGADO DANIEL ALFREDO Y OTRO/A S/DAÑOS Y PERJ.

AUTOM. S/LESIONES (EXC. ESTADO)".


Expte. Nº JU-6788-2013.
Juzgado en lo Civil y Comercial N° 3. Departamento Judicial Junín.
Junín, 4 de Julio de 2016.-

AUTOS Y VISTOS: Los presentes, venidos a despacho para sentenciar, de los cuales,
RESULTA: Que, a fs. 45/56, se presenta el Sr. MATEO JACINTO GÓMEZ, con el patrocinio letrado de la
Dra. IVANA MEDINA promoviendo acción de DAÑOS Y PERJUICIOS contra el Sr. DANIEL ALFREDO
DELGADO y NATIVA COMPAÑIA DE SEGUROS S.A.
Según aduce, siendo las 01:50 horas del día 7 de septiembre de 2013, circulaba a bordo de la camioneta de
su propiedad marca FORD ECO SPORT DOMINIO GIN592 por la Ruta nacional Nº 7 en direccion JUNIN –
Bs As.
Que, al acercarse al acceso ELGUEA ROMAN de CHACABUCO advierte que sobre el mismo un vehículo
conducido por el demandado pese a encontrase ante el cruce con la ruta no se detiene. El actor, ante el
sorpresivo encuentro intentó frenar, sin perjuicio de lo cual la colisión fue inevitable.
Producto de ello, la camioneta sufrió daños materiales de gran magnitud que impiden su uso normal.
Ofrece prueba, funda en derecho, y solicita se haga lugar a la demanda, con costas.-
Que, a fs. 126/132, se presenta NATIVA COMPAÑIA ARGENTINA DE SEGUROS SA por medio de su
letrado apoderado Dra. MARIA ANA GRIBAUDO.
Indica que ES VERDAD QUE EL DEMANDADO, Sr. Alfredo Delgado, contrató seguro con su mandante el
día 13 de marzo de 2013 y con una vigencia que se extendía desde el 13 de mayo al 13 de noviembre de
2013. Sin embargo, declina responsabilidad fundando en que el asegurado y demandado conducía en
estado de ebriedad al momento del hecho.
Ofrece prueba y solicita que oportunamente se deslinde su responsabilidad.
A fs. 142/145 contesta este planteo la actora y a fs. 146 se decreta la rebeldía del demandado, cuyo cese
acontece a fs. 173.
A fs. 154, se abren los presentes a prueba y a fs. 270/271 se certifica la prueba producida, quedando los
presentes en condciones de sentenciar a fs. 276.
Y CONSIDERANDO: I- Se encuentra fuera de discusión que, siendo las 01:50 horas del día 7 de septiembre
de 2013, el aquí accionante -Sr. MATEO JACINTO GOMEZ-, se desplazaba a bordo de una camioneta
marca FORD ECO SPORT DOMINIO GIN592 por la Ruta Nacional Nº 7 en dirección JUNIN–Bs. As. y al
llegar al acceso ELGUEA ROMAN de CHACABUCO, sector que se encuentra señalizado con luces y un
cartel de advertencia que reza 40 km. y otro que advierte el cruce con la Ruta nacional, el demandado, Sr.
DANIEL ALFREDO DELGADO, en forma imprevista e inesperada lo embiste. Como consecencia de tal
obrar, la camioneta del actor sufre daños materiales de gran magnitud.
II.- Que sin duda alguna, el caso objeto de litis ha de regirse por la teoría objetiva sentada por el art. 1113
del CC –por remisión art. 7 del nuevo CCyC-, en cuanto prescribe que el dueño o guardián de la cosa
peligrosa -en virtud del riesgo o vicio de la misma- es responsable de los daños causados, con
prescindencia de toda apreciación subjetiva de su conducta.-
En tal orden de ideas, para el factor de atribución de responsabilidad por el riesgo o vicio creado por las
cosas, eminentemente objetivo y vacío de todo reparo moral, basta con acreditar el daño sufrido y el nexo
de causalidad adecuada de tal daño con el riesgo o vicio de la cosa que lo produjo, para que el juicio de
reproche se vuelque sobre el dueño o guardián de dicha cosa. Cabrá a éste si quiere sacudirse de sus
espaldas tal reproche, acreditar acabadamente un obrar de la víctima o de un tercero por quien no deba
responder y que posean virtualidad interruptiva total o parcial de aquel nexo causal -v. Selección de Fallos
1992-1993, pág. 48-.-
En casos de choque entre dos vehículos, se presume que cada uno debe responder por el daño sufrido por
el otro. En el accidente hay dos actividades contrarias y hay dos daños. Si ambos accionan para resarcirse
de los daños, para resolverse cada una de las acciones el juez echará mano de la presunción de
responsabilidad, pero son dos acciones. "La presunción está contra el autor del daño causado al otro. No
hay contradicción de presunciones" -Mazeaud-Tunc, citado por Félix A. Trigo Represas, "Responsabilidad
Civil en materia de accidentes de Automotores", pág.129-.-
Que, en tal sentido se ha manifestado el máximo tribunal provincial: “La solución en los casos de colisiones
entre cosas que representan riesgos o vicios, es la misma, cada dueño o cada guardián deben afrontar los
daños causados a otro. No existe norma ni principio jurídico que permita otra interpretación del art. 1113 del
Código Civil” -v. S.C.B.A., Ac. 33155 del 8-4-86, etc.; Excma. Cámara de Apelación Civil Departamental,
Expte. Nº 28.955 "Gómez c/Calvo s/ Daños y Perjuicios", Sent. del 26-8-93, Nº 202, Libro 34, etc.-.-
Resulta inadmisible la supresión de ésta teoría cuando se ha producido un encuentro entre dos vehículos,
porque el choque que los puede dañar no destruye, de ninguna manera, los factores de atribución de la
responsabilidad -Mazeaud-Tunc, "Tratado teórico-práctico de la Responsabilidad Civil Delictual y
Extracontractual", Ed. 1977, t. II, vol. II, Nº 1535-.-
La circunstancia de que en el art. 1113 del Código Civil no se hable de cosa riesgosa -o sea, el peligro que
puede engendrar una cosa, el que puede resultar de su conexión con diversos factores- no autoriza a
concluir en que exista un riesgo específico y un riesgo genérico -presentado a priori por alguno objetos-, que
haría que las cosas que poseen ésta última característica sean normalmente riesgosas. Por el contrario, en
cada oportunidad el Juez debe preguntarse si la cosa, por cualquier circunstancia del caso, genera un
riesgo en el que puede ser comprendido el daño sufrido por la víctima -S.C.B.A., L 32.813, Sent. del 7-8-84,
D.J.B.A. 127-414, L 67897, Sent. del 6-7-99, D.J.B.A. 157-81, Sum Juba B 3668-.-
Cualquiera sea la cosa que actúe en la producción del daño, la responsabilidad del dueño y del guardián
resultan concurrentes, como consecuencia de la regla general que siente el art. 1113 del Código Civil. Y, en
los supuestos en que el dueño ha delegado la guarda, concurre la responsabilidad de ambos sin que la del
segundo excluya la del primero -S.C.B.A. L 36202 Sent. del 12.8-86, A y S II-1986-385, Sum Juba B 7983-.-
Nuestro Código Civil ha receptado el llamado sistema de la "causalidad adecuada", al que incluso alude
ahora expresamente el nuevo texto del art. 906, reformado por la ley 17.711. "Causa", será únicamente,
aquella condición que "según el curso natural y ordinario de las cosas" -art. 901-, era idónea por sí para
llegar a producir ese resultado, debía normal o regularmente producirlo; mientras que serían meras
"condiciones" los demás antecedentes o factores, en sí relevantes, de esa consecuencia. Por lo demás,
debe tenerse en cuenta que, desde el punto de vista jurídico, sólo interesa el hecho humano productor de
daños, que no es puramente equiparable a una cosa o a una fuerza mecánicas; ya que a diferencia de
éstas, el hombre puede, al menos en cierta medida, dirigir o gobernar el proceso, sea desviándolo, sea
acelerándolo o agravándolo, por lo que, en tanto y en cuanto haya intervenido de ésta manera, bien puede
decirse que el resultado del proceso, en el que participaron también otros factores, ha sido sin embargo su
resultado -Orgaz, "El daño resarcible", Pág.79 Nº 21, Soler, Sebastián "Derecho penal argentino", TEA, Bs.
As., 1978, t. I, Pág. 289, 24,Nº IV, citado por Félix A. Trigo Represas en "Régimen legal aplicable en materia
de accidente de automotores", Rubinzal-Culzoni, "Responsabilidad Civil en materia de accidentes de
automotores", Capítulo Segundo, págs. 71 y ss.-.-
III.- Partiendo pues de esas premisas, para poder determinar la "causa" de un daño, se deberá hacer ex
post facto, un juicio o cálculo de probabilidades: prescindiendo de la realidad del suceso ya acaecido, habrá
que indagar si la acción u omisión del presunto agente era por sí misma apta para provocar el daño, según
el curso ordinario de los acontecimientos, si se contesta afirmativamente de acuerdo con la experiencia
diaria de la vida, se declarará que la acción o omisión era verdaderamente "adecuada" para provocar el
daño, el que será entonces objetivamente atribuible al agente; si se responde de manera negativa, no habrá
relación de causalidad entre el hecho y el daño, aunque considerado el caso en concreto deba admitirse
que dicha conducta fue asimismo una condictio sine qua non del perjuicio, que no se habría producido, o al
menos no de esa forma, de haber faltado aquella.-
Es necesario formular un juicio de probabilidad, determinando que aquél se halla en conexión causal con el
acto ilícito, o sea, que el efecto dañoso es el que debía resultar normalmente de la acción u omisión
antijurídica, según el orden natural y ordinario de las cosas -art. 901 del Código Civil-.-
Dicha relación causal exige una relación efectiva y adecuada -normal- entre una acción u omisión y el daño:
éste debe haber sido causado u ocasionado por aquella -S.C.B.A., Ac.50.004 del 14-6-94, v. Sum. Fallos
dictados durante el mes de Junio de 1994, pág. 6, Nº 35-.-
IV.- Que, en lo sucesivo, corresponde determinar quien o quienes han abierto el nexo causal determinante
del accidente. Esto es, avizorar dentro del proceso quien abre el nexo causal para que el infortunio se
produzca -S.C.B.A., A. y S. 1987-II-587-.-
Que, de las constancias de autos, emana que el demandado -Sr.DELGADO- no compareció en primer
término a ejercer su derecho ( ver fs. 146) habiéndose declarado rebelde y cesando luego tal estado, con su
presentación de fs. 172.
Que, en análisis de la postura de la citada en garantía, cabe indicar que la misma plantea la exclusión de
cobertura por encontrarse su asegurado conduciendo en estado de alcoholemia. ( ver fs. 126 vta).
Que, sin perjuicio de tratar en apartado siguiente la cuestión –exclusión- cabe señalar que conducir en
estado de ebriedad es a todas luces un acto de imprudencia.
De la IPP04-01-000766-13, emana que el propio demandado “refiere ingesta de bebida alcohólica” ( ver fs.
04) y surge de fs. 21 y 30 de la citada IPP que volvían de una cena.
Que a fs. 11 de la IPP indicada luce el acta de la extracción de muestra sanguínea del demandado, cuyo
resultado obra a fs. 109 y determina la cantidad de 1,60g/l de alcohol en sangre del demandado (12/9/13),
en tanto que en la pericia practicda en La Plata (10/12/13) se obtiene el resultado de 0,76g/l.
Así, surge acabadamente que el demandado conducía luego de haber ingerido alcohol.
Que, el Pto. Hugo Díaz en su dictámen afirma que "se observa el ingreso del automóvil Ford Fiesta desde
Elguea Román, traspone la mitad de la calzada de Ruta 7 invadiendo la mano por la que transitaba el
FordEco Sport desde la derecha" (v. fs. 212 pto. II 2~párrafo), extremo que no ha sido cuestionado.-
De tal forma, ha quedado acreditada la responsabilidad del demandado, Sr. DANIEL ALFREDO DELGADO
en el hecho de autos. (art. 375, 384, y art. 48 Cód. De Tránsito).
V.- Que, a continuación, se avocaré a tratar la defensa opuesta por la Compañía Aseguradora Nativa
Seguros SA bajo el título exclusión de cobertura:
“Como principio del derecho, la justicia delimita y armoniza los deseos, pretensiones e intereses en conflicto
con la vida social de la comunidad. Adoptando la idea de que todos los problemas jurídicos son problemas
de distribución, el postulado de justicia equivale a una demanda de igualdad en la distribución o reparto de
las ventajas o cargas. La justicia es la igualdad”.- (Alf Ross – Sobre el Derecho y la Justicia traducida por
Genaro Carrió– Ed. Universitaria de Buenos Aires- 4ta. Ed. 1977- pág. 261).-
La idea de mencionar este precepto aquí y ahora, no tiene por objeto hacer un análisis filosófico de la
cuestión debatida, sino utilizarlo como puntapié de una serie de cuestionamientos sobre la justicia que a la
luz de los derechos e intereses en juego, cabe a estos “nuevos tiempos” realizarse.-
Refiero a “estos nuevos tiempos” en base a que desde hace ya tiempo, ha habido en todos los niveles del
derecho innumerables análisis tanto doctrinarios como jurisprudenciales respecto de la figura contractual del
seguro automotor obligatorio y sus efectos frente al asegurado y a los terceros damnificados.
Particularmente, en el seno Judicial se han abierto y debatido diferentes frentes de análisis tales como el
papel de la autonomía de la voluntad, el de los terceros, el de la oponibilidad de la franquicia, el del alcance
del término culpa grave, el de la aplicación o no de las normas de defensa del consumidor, la afectación de
la ecuación económica financiera del contrato, etc. (vg. Planario Justicia Nacional -13/12/2006- y CSJN
“Obarrio” O. 166. XLIII. RHE 4/3/2008; CSJN “Buffoni” B. 915. XLVII. RHE 5/4/2014; SCBA “Pantusa” C.
110.199 del 18/6/2014, SCBA “Duarte” C. 106.051 del 15/7/2015, Alzada Dptal. “Macetti” Expte. Nº 41657
Nro. Orden 426, LS47 14/12/2006, entre otros.-), cada uno –vale remarcar- frente a los supuestos fácticos
particulares y determinantes que cada caso trajo aparejado (me remito a la lectura de ellos en honor a la
brevedad).-
Y si bien bajo esas “directrices ideológicas” marcadas por los Tribunales Superiores podría la Judicatura
entender fundadamente que pesa sobre ella la obligación de acogerse genéricamente a las mismas con el
fin de no ingresar en un derrotero jurisdiccional obtuso, creo con suficiente convencimiento que así como la
forma de interpretar el derecho se renueva en forma constante en base a los cambios sociales, políticos,
culturales, etc. que sobrevienen, también debe renovarse la visión de la justicia, de su papel y el de normas,
analizando cada caso en concreto y en el contexto en que el conflicto a resolver se ha suscitado, con el solo
efecto de armonizar los derechos que se encuentren en pugna.-
Lo expuesto no resulta novedoso ni revolucionario. Véase si no, que ya la Corte Suprema de Justicia de la
Nación desde antaño, aleccionó que “la interpretación de las leyes por la doctrina y la jurisprudencia no
puede permanecer fuera de las corrientes profundas de la vida social. No hay un jurista moderno que no se
preocupe de poner su interpretación en armonía con las necesidades actuales y con las ideas ambientes o
circundantes” (C.S., 7/12/1934, “Avico”, Fallos 172:37); que la tarea de juzgar consiste “en la valoración
comparativa de dos intereses jurídicamente protegidos con el fin de salvaguardar en la mejor forma posible
a ambos, dentro de los criterios axiológicos que surgen del mismo orden jurídico y de la medida de
protección que el legislador ha considerado digno de revestir a uno y otro” (CS, 6/11/1980, Fallos 202:1293).
Que, ese "juicio de ponderación constituye una guía fundamental para solucionar conflictos de fuentes, de
normas, o de interpretación de la ley" apoyándose “en los principios de armonización, complementariedad y
pleno significado de todas las disposiciones” (C.S., 14/6/2005, S. 1767. XXXVIII. RHE, LL 2005-E-331; Voto
Dr. Lorenzetti) constituyendo una herramienta de exégesis que debe ser utilizada no sólo para resolver los
llamados “casos difíciles” o los “grandes casos” de conflictos de derechos fundamentales de origen
constitucional, sino también para resolver los “casos corrientes o cotidianos” (doctrina de CS, 22/04/2008,
Fallos: 331:819; R.C.y S. 2008, 860; La Ley, 2008-C, 562; CS, 09/03/10, Fallos 333:203; CS, 07/02/2016, LL
2006-B, 630 y JA 2006-II-696 voto Lorenzetti; CC Azul, Sala II, Causa nº: 2-60869-2015 Registro nº: 64 del
16/05/16).-
Con tal norte, particularmente analizando las singularidades del hecho acaecido y el nuevo espíritu de
interpretación que desde hace tiempo se comenzó a gestar pretorianamente y que ahora se refleja
expresamente en el texto del Código Civil y Comercial y sus Fundamentos (arts. 1, 2, 3 y 7 CCCN y arts.
958, 960, 962 y 963 –para las figuras contractuales), indudablemente deviene necesario efectuar un nuevo
análisis integral del asunto.-
Pues entonces, sobre el marco del contrato de seguros automotor obligatorio (Ley 17.418 Boletín Oficial Nº
21266 06-sep-1967) vigente al momento del siniestro y mediando la prima saldada, sumado a la ausencia
de reproche alguno imputable al damnificado (art. 375 y 384 del CPCC), imperiosamente nace
repreguntarme si acaso la declinación de cobertura basada en la cláusula de “no seguro” invocada por el
Asegurador con fundamento en la aplicación de la genérica causal “culpa grave” del Asegurado (conf.
términos de demanda fs. 127 vta. ult. párrafo), no representa verdaderamente un impetuoso desequilibrio
posicional entre el asegurador y el tercero víctima; una flagrante violación a la finalidad y al espíritu social y
solidario del contrato de seguro (SCBA “Pantusa” C.110.199 18/6/2014 voto Dr. Hitters) emergentes del
propio texto de la ley Nacional de Tránsito; a la buena fe con que deben ejecutarse los contratos (art. 1198
CC) y por si acaso también, a la evidente colisión frente al marco protectorio que la ley de Defensa del
Consumidor prevé para los terceros no contratantes (art. 1 2° párrafo ley 24.240 texto según ley 26.361) y el
mecanismo de interpretación para el supuesto de cláusulas abusivas estipulado por la misma (art. 37 inc. a
ley cit.).
Claramente entonces, ha de reconsiderarse qué papel juegan todas las premisas mencionadas, y cual el
orden público que algunas de ellas detentan.-
Pero antes de ingresar entonces en ese análisis, corresponde aclarar que resulta indistinto la ley fondal
aplicable (refiero al Código Civil del Vélez Sarfield o al nuevo Código Civil y Comercial sancionado hace
poco más de un año) en el entendimiento que los principios fundamentales a sopesar resultan ser los
mismos, pero sin negar que el juicio de ponderación que el nuevo ordenamiento impone al juez –reitero,
amén de la aplicabilidad o no de sus normas imperativas al caso en concreto en virtud de la fecha de
acaecimiento de los hechos- acrecientan la tesitura planteada con el deber de dictar sentencias y
resoluciones razonablemente fundadas en el sistema plural de fuentes, conforme las reglas, principios y
valores que inspiran la totalidad del orden jurídico, el que constituye una estructura orgánica, armónica y
coherente (arts. 1, 2, 3 y 7 CCCN).-
Dicho ello, creo ahora si conveniente abocarme, a los siguientes tópicos:
1.- Real beneficiario del contrato de seguro automotor: Dispone el artículo 109 de la LS que “el asegurador
se obliga a mantener indemne al asegurado por cuanto deba a un tercero en razón de la responsabilidad
prevista en el contrato, a consecuencia de un hecho acaecido en el plazo convenido”.
A la sazón, no obstante surgir de la letra de la norma transcripta que el fundamento de la Ley de Seguros es
la indemnidad del contratante, lo cierto es que a quién realmente tiende a proteger –destinatario directo- es
al tercero ajeno a la contratación, a quién se le otorga legitimación plena para reclamarle la integridad del
pago.-
Traducido a los hechos, en el caso en concreto, el asegurado, de mediar cobertura vería reparado los daños
sufridos en su vehículo –único objeto de su pretensión v. fs. 51/52- lo cual importa su indemnidad en
términos de resguardo al derecho a la propiedad que le acoge (art. 17 CN); mientras que al asegurado,
siguiendo la ecuación que la normativa dispone, solo se liberaría de abonar esa indemnización, más de
modo alguno la reparación de los daños por él también sufridos –indemnidad strictu sensu-, los cuales claro
está, correrán a su cargo.-
En suma, el seguro de automotor obligatorio, se ciñe necesariamente de una finalidad tuitiva, de garantía,
de reparación, de compensación, pero no en relación al asegurado, sino al tercero que resulte damnificado.-
Por tanto, creo que ya a estas alturas no cabe siquiera vacilar en que el seguro obligatorio es obligatorio
(valga la redundancia) no para mantener indemne al asegurado, sino para garantizar cierta seguridad y
protección a quien en definitiva resulte ser el damnificado, propendiendo esta interpretación a concretar la
función social del seguro y mantener la paz frente a los efectos negativos que producen los sucesos que a
diario suceden.-
“Cumple el seguro obligatorio automotor una evidente función social, a diferencia del seguro clásico de la
responsabilidad civil, que si bien produce efectos sociales, no cumple función social impuesta por la ley,
como es la de proteger a las víctimas, o mejor dicho, la de otorgarle a las víctimas una herramienta para
restaurar, recomponer, o sustituir los efectos negativos del siniestro provocado por el accidente de
tránsito" (Piedecasas, Miguel Ángel, Seguro Obligatorio Automotor, Ed. Rubinzal Culzoni - Año 2010 - pág.
133).-
2.- El rol de la culpa: La Doctrina y Jurisprudencia parecen ser contestes en que la culpa grave como
fundamento de delimitación del seguro frente al damnificado es operativa sólo a la persona del asegurado,
pero no extensiva verbigracia, a la persona del tercero conductor (es decir, tercero conductor + culpa grave=
asegurador obligado de pago -- asegurado + culpa grave = asegurador eximido de pago).-
En definitiva, me pregunto: si el vehículo conducido vg. por el asegurado ebrio no resulta amparado por el
seguro; ¿por qué razón habría de estarlo, cuando el conductor en igual estado de ebriedad es un tercero
autorizado por el primero para manejar su automóvil?. De no mediar una respuesta concreta, pareciera que
el sistema jurídico deja librado la suerte del damnificado, a quién sea el infractor.
Fuera de esa mención, reza el art. 114 de la Ley Seguros que “el asegurado no tiene derecho a ser
indemnizado cuando provoque dolosamente o por culpa grave el hecho del que nace su responsabilidad”.-
En el mismo sentido, el art. 70 al expresa que “el asegurador queda liberado si el tomador o el beneficiario
provoca el siniestro dolosamente o por culpa grave”
Armonizando los textos transcriptos con los alcances vertidos en el APARTADO 1, es dable afirmar que
teniendo en miras el fin último aludido de la ley (la protección social), no es al asegurado a quién debe
indemnizar la compañía frente a su actuar doloso o culposo, sino por el contrario, lo es a la persona del
damnificado, claro está - y como ampliaré en el APARTADO 4-, bajo la garantía de la repetición que el
Código Civil y la ley Nacional de Tránsito reconocen en cabeza del asegurador (arts. 1196 y 767 CC y art.
68 ley 24.449).-
Significa ello que la culpa grave como hipótesis de delimitación del seguro, carece de toda validez en cuanto
exima de responsabilidad al asegurador frente a terceros, en tanto desnaturaliza el vínculo obligacional (art.
37 inc. a, Ley de Defensa del Consumidor).-
"La obligatoriedad -expresa Ghersi refiriendo a este contrato- transforma las cuestiones, ya que la
aseguradora no podrá oponer al dañado o damnificados las cláusulas contractuales de exclusión, porque la
ley ha tutelado un interés superior, que es precisamente -en materia de accidentes de tránsito- la
reparabilidad de daños a terceros, sin perjuicio de las acciones de repetición que posea frente al
cocontratante"; para finalizar su análisis expresando: "consideramos que de esta forma se compatibilizan las
normativas" (Ghersi, Carlos Alberto. Contrato de Seguro - Ed. Astrea - Año 2007 - pág. 239/240)
Piedecasas hace lo propio alegando que "como hemos señalado en diversas oportunidades, la culpa grave
que dispensa la obligación del asegurador, debe ser interpretada restrictivamente, en virtud de que se trata
de una situación excepcional que está fuera de la cobertura asegurativa por una decisión de política
legislativa, ya que los modernos sistemas asegurativos absorben la culpa grave, máxime en un sistema
jurídico como el nuestro, donde expresamente en el derecho común se ha desechado la graduación de
culpas" (Piedecasas, Miguel Ángel, Seguro Obligatorio Automotor, Ed. Rubinzal Culzoni - Año 2010 - pág.
274 - vide tamb. CCCom. Quilmes, 623, RSD-23-96, SENT. DEL 26/11/1996, llba 1998-108).-
“La misma legislación nacional (Ley Nº 24.449), enmarca la posibilidad del derecho que le asiste a la
aseguradora cuando establece a su favor la subrogación en el crédito (Art. 68). En tal sentido, no resulta
concebible la exclusión de cobertura en un régimen de seguro obligatorio, que en una materia como lo es la
relativa a accidentes de tránsito, tiene especialmente en cuenta la más amplia tutela de los intereses de las
víctimas en lo relativo a la reparación efectiva del daño que se les ocasiona injustamente; resultaría
contrario a derecho, desentenderse de la desgracia ajena, dejando de lado la reparación del daño cuando la
ley pone a salvo los intereses económicos de la aseguradora que podrá hacerlos valer contra el asegurado
por la cobertura del riesgo ocasionado" (Superior Tribunal de Justicia de Santiago del Estero, sala Civil y
Comercial. G. L. D. y otra c. R. H. y/u otros - 23/05/2011 – conf. AR/JUR/22759/2011).-
Postreramente y amén de lo expuesto, tampoco en el caso de marras obra acreditado que el estado de
embriaguez del Sr. Delgado sea configurativo de la culpa grave que exima del deber de responder a la
aseguradora, pues no se ha demostrado que éste fuera consciente del riesgo, que lo asumió y con absoluto
desprecio no intentó evitar el resultado, o que se propuso causar el daño propio y el del Sr. Gómez (art. 375
y 384 del CPCC).-
3.- Aplicación de la ley de defensa del consumidor: En el contexto de la presente causa, y frente a las
cuestiones planteadas, cabe razonar este asunto desde cuatro aristas, sin perder de vista en su caso, el
carácter de orden público que las disposiciones de esta ley representa (art. 65 Ley 24.240):
A) La primera de ellas y que refiere a la aplicación o no de la ley de Defensa del Consumidor a la relación
contractual del Seguro Automotor obligatorio, ha quedado ya en evidencia con lo anticipado en el tópico
anterior. Pero profundizando sobre ello y teniendo en miras que la ley de seguros ya ha recorrido un largo
camino, deviene oportuno aseverar que cualquier divergencia existente ha quedado disipada con la
Resolución n° 35.614 (11/2/2011) y demás normativas complementarias de la Superintendencia de Seguros
de la Nación que en forma expresa, clara y precisa determinó que la Ley de Defensa del Consumidor se
aplica a los seguros (v. modif. Art. 23.2 “[…] se considerará la adecuación […] con las disposiciones de las
Leyes Nos. 17.418, 20.091, 24.240 y demás legislación general aplicable; normas concordantes,
m o d i f i c a t o r i a s y r e g l a m e n t a r i a s ” ( v. h t t p : / / i n f o l e g . m e c o n . g o v. a r / i n f o l e g I n t e r n e t / a n e x o s /
175000-179999/179422/norma.htm).-);
B) La segunda, que apunta a comprobar al alcance o no de la tutela consumerista al damnificado no
contratante del Seguro Automotor Obligatorio, también encuentra idéntica solución, siendo la propia
Superintendencia de Seguros de la Nación, quien despejando todo halo de duda, exteriorizó en su portal
WEB (al menos allí puede cotejarse) bajo el ítem “glosario”, que debe entenderse como consumidor o
usuario a “[…] toda persona física o jurídica que adquiere o utiliza bienes o servicios en forma gratuita u
onerosa como destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social. Queda comprendida la
adquisición de derechos en tiempos compartidos, clubes de campo, cementerios privados y figuras afines.
Se considera asimismo consumidor o usuario a quien, sin ser parte de una relación de consumo, como
consecuencia o en ocasión de ella adquiere o utiliza bienes o servicios como destinatario final, en beneficio
propio o de su grupo familiar o social, y a quien de cualquier manera está expuesto a una relación de
consumo. En el caso del seguro, se considera que pueden ser consumidores o usuarios con la consiguiente
tutela particular que la ley acuerda: asegurados, asegurables, beneficiarios, terceros o damnificados” (vide.
http://www2.ssn.gob.ar/index.php/asegurados-usuarios/glosario).-
En definitiva, no ha hecho la Superintendencia más que incorporar a su regulación la última modificación
que sufriera la ley 24.240, que creara la figura del “expuesto” como destinatario de la protección de
consumo, disponiendo que “se considera asimismo consumidor o usuario a quien, sin ser parte de una
relación de consumo, como consecuencia o en ocasión de ella adquiere o utiliza bienes o servicios como
destinatario final, en beneficio propio o de su grupo familiar o social, y a quien de cualquier manera está
expuesto a una relación de consumo”. (Modif. a ley 24.240 por Ley 26.361 Sancionada: Marzo 12 de 2008,
Promulgada Parcialmente: Abril 3 de 2008 http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/
135000-139999/139252/norma.htm) – el subrayado no es del original-
Ello indica que por una sencilla y directa aplicación del art. 1º de la reformada Ley de Defensa del
Consumidor, la víctima de un siniestro, mediando seguro de por medio, debe ser considerada como un
consumidor de seguros (en ese sentido Sobrino, Waldo, "Consumidores de Seguros", Acápite II.4.6. "La
ampliación de los Consumidores de Seguros", Punto II.4.6.1. "Las Víctimas en particular", pp. 157 a 164, La
Ley, 2009) y por evidente correlación, aplicables las disposiciones de los arts. 1195 y 1199 del Código Civil,
en cuando sientan el principio del efecto relativo de los contratos.-
C) El tercero, y que constituye un papel trascendental en toda este dificultoso ejercicio de ponderación, es
que la autonomía de la voluntad (art. 1197 CC), entendida como un valor jurídico, como la expresión de la
libertad para autoobligarse; como la libertad de elegir entre contratar o no hacerlo y una vez decidido, de
disponer el contenido de la obligación según sus intereses (Lorenzetti, Ricardo Luis - Tratado de los
Contratos - Parte General - Ed. Rubinzal Culzoni - Año 2.004 - Pág. 123/124), en la figura contractual en
tratamiento, la libertad se encuentra debilitada por dos factores:
i. la obligación de contratar es impuesta por el Estado (art. 68 Ley 24.449 por rem. art. 1 ley 13.927) basado
en la seguridad y el orden público. ii. el contrato vinculante configura un contrato de adhesión y por lo tanto,
no hay consentimiento negociado. Ello representa un debilitamiento de la libertad de configuración del
contrato y sus consecuentes efectos jurídicos especiales: la interpretación contra el estipulante (control de
interpretación de la clausula) y la posibilidad de declaración de abusividad de las cláusulas (control de
contenido). (Lorenzetti... Ob. cit. pág. 64 y 162) Ambos efectos, claramente diferentes de los que se verifican
en el consentimiento pleno del sinalagma clásico –art. 1137, 1197 y ccds. del CC- D.- El último y quizás más
trascendental arista, redunda en la determinación de supremacía o preponderancia de las normas
invocadas, en cuanto éstas conflictúen; aunque anticipo, también este extremo se encuentra liberado.
Enseña Lorenzetti que "...en los casos que presentan colisión de normas, es importante tener en cuenta que
no es la ley, sino la Constitución Nacional, la que es fuente principal del Derecho consumerista...".
(Lorenzetti, Ricardo Luis; Consumidores, Capítulo Segundo "Fuentes y Futuro del Derecho del Consumidor";
Acápite II "Prioridad de la Constitución", Segunda Edición Actualizada, Editorial Rubinzal Culzoni, Santa Fe,
año 2009, páginas 44 y 45).-
Además, expresamente “el Título del Art. 3 de la Ley 24.240, determina que en caso de conflicto con otras
normativas o contradicción con otras pautas legales, la Ley de Defensa del Consumidor tendrá
‘...Preeminencia...’ por sobre todas las demás leyes” (Sobrino Waldo; "Las Modificaciones a la Ley de
Seguros por aplicación de la Ley de Defensa del Consumidor", publicado en la 'Revista de Responsabilidad
Civil y Seguros', Febrero de 2011).
Entonces, “este Derecho Civil Constitucionalizado” tiene a todo evento prevalencia sobre una ley nacional,
dado que así "...se soluciona un problema que no es de interpretación, sino de jerarquía de
norma..." (Lorenzetti, Ricardo Luis; Ob. cit. pág. 44 y 45).-
En esta senda, nuestra Corte Suprema de Justicia de la Nación, ha señalado que "...el razonamiento judicial
debe partir de la ponderación de los valores constitucionales, que constituyen una guía fundamental para
solucionar conflictos de fuentes de normas o de interpretación de la ley..." (CSJN 22/04/2008-L. 1170. XLII.
RHE-T. 331 P. 819).-
4.- Seguridad jurídica. Alea: No se trata en el presente caso de aquellas cuestiones trascendentales
valoradas en los precedentes de la CSJN “Obarrio” y “Buffoni”, ya que aquí no hubo interferencia de la
víctima en la creación de riesgo alguno ni del consecuente daño. Tampoco riesgo no cubierto (vg. fuerza
mayor). Asimismo no se discuten extremos referidos al alcance de la cobertura (vg. franquicia), sino
simplemente la exclusión basada en la “actitud” del asegurado y la desdicha sufrida por una persona ajena
a la relación contractual.
Pero teniendo en cuenta el alcance de la cobertura –o sea el real beneficiario: el damnificado (me remito a
lo expuesto en el APARTADO 1), deviene sin duda contrario a todo espíritu de equidad, probidad,
fraternidad, igualdad y justicia (solo por nombrar algunos) que frente a un contrato vigente de seguro –pago
de prima de por medio- la parte “mas fuerte y solvente” se beneficie a expensas de quién padeció realmente
los perjuicios.-
Aclaro desde ya, que esta postura no tuerce en lo más mínimo el “supuesto equilibrio contractual -o
ecuación económica financiera del contrato- tenido en miras por los contratantes” (contrato de adhesión –
conforme fuera abordado en el APARTADO 3-), ya que el sistema jurídico prevé la garantía de la repetición
en cabeza del Asegurador (arts. 1196 y 767 CC y art. 68 ley 24.449).
Claro está, que mayor seguridad genera al Asegurador el hecho de no pagar y evitar realizar cualquier
reclamo, pero como ya afirmara hasta el hartazgo, eso no es una cuestión oponible al damnificado ya que
por aplicación del principio pro hominis, debe protegerse al mas débil, en el sentido de la protección integral
del ser humano y de la dignidad de las personas, ya que la Ley de Leyes determina que para el consumidor
deben existir "...condiciones de trato equitativo y digno...". (conf. De Lorenzo, Miguel Federico. El principio
de no dañar al Otro, Diario La Ley, 1/1/2014 - página).-
Pero por sobre todas las cosas, es sencillo percibir que si se convalida el lucro que representa el cobro de la
prima por parte del asegurador y el beneficio que ello genera frente al no pago al tercero damnificado por
cuestiones subjetivas de culpa y por ende “la oponiblidad” de la clausula de no seguro; la función social y
solidaria del contrato obligatorio del automotor frente al damnificado, hace mella con la protección que solo
una interpretación tasada puede hacerse en la función protectora del aspecto económico del asegurador
basada en la regla del art. 1197 del Código Civil, quien en definitiva, se encuentra en un ostensible mejor
posicionamiento económico financiero (además de profesional y estructural) con qué hacer frente a una
vicisitud como esta, además que, claro está, conservando la acción subrogatoria que la misma ley le
reconoce (arts. 1196 y 767 CC y art. 68 ley 24.449).-
Queda desnudo con todo lo ya expuesto, que la tesitura adoptada no tiene por fin beneficiar al asegurado;
tampoco de perjudicar al asegurador, sino muy por el contrario mantener indemne a quién realmente el
seguro obligatorio del automotor viene a resguardar.
Traspolemos entonces lo dicho al caso fáctico: ¿se beneficia el Sr. Delgado, responsable de los daños?
Desde ya que no, ya que restando en cabeza del asegurador la acción de repetición (arts. 1196 y 767 CC y
art. 68 ley 24.449), deberá aquél reembolsar –si el acreedor así lo requiriera- cada peso abonado por
aquél.-
¿Se perjudica Nativa Seguros SA? Tampoco, ya que como contrapartida de lo antes referido, si efectiviza su
derecho de repetir, recuperaría los montos abonados al tercero.
¿Qué sucede si el Sr. Delgado careciera de bienes y Nativa Seguros SA no lograra satisfacer su crédito? Lo
mismo que le ocurriría al tercero, o sea, la insatisfacción de su crédito; sólo que en el caso en concreto, las
posibilidades de amortizar esa posible pérdida, innegablemente son mejores para la Aseguradora a las que
pudiera poseer el damnificado de profesión pintor –v. fs. 47 3° párrafo estos autos y constancias obrantes en
proceso de beneficio de litigar sin gastos n° JU8952/2013 que tengo a la vista- quién además de modo
alguno, pudo considerar el imprevisto (ni tiene obligación de hacerlo) (principio de solidaridad y buena fe
contractual –art. 1198 CC- arts. 375 y 384 del CPCC).-
Frente a la dirección planteada, no resulta ni minimamente concebible que el asegurador prevea o calcule
estadísticamente siquiera un alea ganancial del contrato en el actuar gravemente culposo del asegurado,
cuando el damnificado sea un tercero no contratante, ya que de suyo, además de inmoral (art. 958 CC),
representa un claro enriquecimiento ilícito (art. 1071 CC), máxime cuando obra la prima saldada.-
Por último, creo propicio señalar que además de la nueva directriz interpretativa del derecho, la
constitucionalización de los derechos privados, etc., ha de meritarse que a diferencia de aquellos supuestos
en los cuales la Corte Nacional expuso su doctrina de “la oponibilidad” –por colocarle un nombre- (vg. Fallos
Buffoni y Obarrio), donde se evaluaban cuestiones relativas a la integridad de la indemnización, la situación
planteada en nada se acerca al muy disímil y alejado extremo aquí debatido, en el que se configura la figura
del “no pago”, “de la absoluta exclusión de cobertura”.-
5.- Concluyendo, y por fuera del ámbito resolutivo, no es ocioso descifrar que el sistema carece de
previsiones integrales, ya que esta difícil tarea de lograr un equilibrio equitativo se vería allanada si el
Estado se animara a jugar el papel que realmente le asiste, previendo una solución aggiornada y definitiva
al respecto.
Ya lo decía Stiglitz y Stiglitz hace más de dos décadas al culminar su obra sobre el seguro obligatorio bajo el
título “LO QUE QUEDA PENDIENTE" remarcando la ausencia de creación de un Fondo de Garantía que
precisamente, cumpla una función complementaria con el seguro, al concebirlo como un patrimonio
responsable y supletorio, (Rubén S. Stiglitz y Gabriel A. Stiglitz - Seguro Automotor Obligatorio - Ed. Abeledo
Perrot - Año 1993 - pág. 123).-
Por los expuesto, lo normado por el artículo 1, 3, 37 inc. a de la ley 24.240 (t.o. ley 26.361), art. 767, 958,
1071, 1196, 1197, 1198 y ccs. del CC, art. 68 ley 24.449 por rem. art. 1 Ley 13.927, art. 16, 17 y 18 CN, art.
10, 11, 12, 15, 31 y ccds. CPBA y arts. 163, 375, 384 del CPCC, cabe declarar en este caso la inoponibilidad
para el actor de la clausula de exclusión identificada como CG-RC 2.1 ap. 18, opuesta por la citada en
garantía, Nativa Compañía de Seguros SA.-
6.- Así las cosas, estando determinada la responsabilidad del demandado y la vigencia de la póliza de
seguros -a mérito de lo normado por los arts. 902, 1068, 1069, 1083, 1113 y cctes. del C.C. y arts. 20, 39, 43
y 48 inc. f y t de la ley 24.449- cabe, en virtud de lo normado por el 1.113 del CC, determinar las
indemnizaciones a que hubiere lugar (art. 375 del C.P.C.C).-.-
I.- DAÑO PATRIMONIAL.-
El daño material tiene relación con toda afectación, menoscabo, lesión o perjuicio en el patrimonio, tanto en
su composición actual como en sus posibilidades de realización en un futuro inmediato con cierto grado de
certeza, relacionándose con el interés patrimonial concebido en términos de utilidad que a un individuo le
suministra un bien patrimonial -Frino, José‚ G. Boletín de Jurisprudencia. Año 1991. N 2. Orgaz, Rafal, El
daño resarcible, Córdoba 1980, pág. 19 y ss.; De La Fuente, Horacio, Concepto Jurídico de Daño, E. D. T.
87, pág. 913 y De Cupis, Adriano, El daño trad. de la 2 ed. italiana, Ed. Bosch, Barcelona, 1975, pág. 122.
De Cupis ob. cit. pág. 540 y ss.; Orgaz, idem. pág. 30 y ss. y Alterini, Atilio A., Responsabilidad Civil, Bs. As.
1972, págs. 123 y 318-.-
Se trate de daño emergente o lucro cesante, y se accione por responsabilidad contractual o
extracontractual, para que sea compensable, debe ser cierto y probado. Para ello, requiere prueba
adecuada, la que si no llega a ser totalmente cabal e incuestionable, por lo menos debe alcanzar ciertos
límites mínimos que permitan al Juez aplicar lo dispuesto por el art. 165, tercer párrafo, del Código Procesal,
porque no corresponde otorgar indemnizaciones sobre la base de simples conjeturas.-
Para fijar el "quantum" indemnizatorio, el órgano jurisdiccional a quien compete la realización de tan
dificultosa y delicada tarea impuesta por el art. 165 "in fine" del C.P.C.C., sólo debe cuidar y evitar incurrir en
el extremo exceso, de modo de apartar la posibilidad de que la indemnización constituya en rédito o
ganancia para el sujeto dañado, y en el extremo del defecto, de modo de no establecer una indemnización
irrisoria, que desnaturalice el sentido y alcance de la reparación debida al dañado por el sujeto responsable
del daño. Entre ambos extremos el órgano jurisdiccional ha de actuar sobre la base de una prudente
discrecionalidad -"Alegre, Humberto Leonardo y Otros c/ Somorrostro, Carlos Alberto y Otros" Rev. El
Derecho del 5-4-1997, págs. 1 y ss.-.-
DAÑO EMERGENTE:
Que, el accionante solicita la suma de $ 67.195 en concepto de reparación de daños estructurales del
vehículo, comprensiva de repuestos y mano de obra del vehículo de su propiedad. -v. fs. 51 vta. pto. 1-a.-
Que, con el objeto de acreditar lo solicitado, allega presupuesto -v. fs. 11- y . y -v. fs. -art. 375 del C.P.C.C.-.-
Además, el perito mecánico actuante dictaminó que los presupuestos arrimados por la actora se condicen
con los daños que sufrió su automotor -v. fs. 182 vta. pto. 6; arts. 384 y 474 del C.P.C.C, según su
examinación y las constancias surgentes de la causa penal -v. fs. 26 y 43; arts. 384 y 474 del C.P.C.C.-.-
En consecuencia, se fija -al día 7/9/2013- en Pesos sesenta y siete mil ciento noventa y cinco ($67.195,00)
la suma indemnizable para responder al rubro “gastos de reparación” -art. 1071 y ccs. del C.C.; arts. 375,
384 y 474 del C.P.C.C.-.-
PRIVACION DE USO:
También reclama la suma de $ 1.000, 00 tendiente a reparar la utilización de otros medios de movilidad
desde el día del evento.-
Argumenta que al residir en la Localidad de O'higgins, debió trasladarse en servicio de combi por un costo
de $18 por pasaje.-
Que, en virtud del costo denunciado ($36 diarios), que el Ing. Díaz estimó en 25 jornadas el tiempo que
insumiría la reparación en taller de chapa y pintura, coordinado con tareas mecánicas (resp. 7 Dict. fs. 182
vta.) y que no han mediado cuestionamientos por los demandados respecto a la suma pretendida, considero
prudente fijar -al día 7/9/2013- en Pesos un mil ($1.000,00) la suma indemnizable para responder al rubro
“gastos de reparación” -art. 1071 y ccs. del C.C.; arts. 60, 415, 375, 384 y 474 del C.P.C.C.-.-
DESVALORIZACION VENAL: Indica que en el caso que la pericia determine que el vehículo del actor puede
ser reparado el impacto que ha tenido producirá una pérdida en el valor del mercado al momento de su
enajenación, solicitando por este concepto la suma de $20.000,00.-
Que, el experto indica en su dictamen que efectivamente "la estructura del vehículo a sido afectada, siendo
posible perduren vestigios de su reparación con valor depreciado de 15% para el valor de mercado" (dict. fs.
182 vta pto. 8).-
Que, no existiendo cuestionamiento alguno por los demandados respecto a la suma pretendida, considero
prudente fijar -al día 7/9/2013- en Pesos veinte mil ($20.000,00) la suma indemnizable para responder al
rubro “gastos de reparación” -art. 1071 y ccs. del C.C.; arts. 60, 415, 375, 384 y 474 del C.P.C.C.-.-
Por lo expuesto y edictado por el art. 163 del C.P.C.C., F A L L O:
I.- Hacer lugar a la demanda que por DAÑOS Y PERJUICIOS instaurara el Sr. MATEO JACINTO GÓMEZ
contra el Sr. DANIEL ALFREDO DELGADO y NATIVA COMPAÑIA DE SEGUROS SA (conf. Fundamentos
Considerando V). Consecuentemente, condeno a los demandados a pagar al actor, dentro de los DIEZ
DÍAS de notificados de la presente, la suma de Pesos $67.195,00-, en concepto de “gastos de reparación”;
la suma de Pesos $1.000,00, en concepto de “privacion de uso” y la suma de Pesos $20.000,00 en
concepto de "Desvalorizacion Venal” (arts. 375, 384, 421, 456, 474 y ccs. del C.P.C.C.; arts. 499, 901/904,
1066/1069, 1083, 1113 y cctes. del C.C.; arts. 20, 39, 43 y 48 inc. f y t de la ley 24.449; y art. 27 decreto
1114/97 modif. leyes 25.232, 25.345 y 25.677-. Todo con más los intereses a la tasa que aplica el Banco de
la Provincia de Buenos Aires en sus operaciones de depósitos a treinta días -tasa pasiva-, vigente en los
distintos períodos de aplicación, desde la fecha del hecho -07/09/2013--, pero en los períodos en que tenga
vigencia y sea superior se deben aditar los que disponga para los fondos captados a través del sistema
Home Banking de la entidad (o el que lo reemplace), actualmente denominado Banca Internet Provincia
(BIP) en su modalidad tradicional (sin posibilidad de cancelar anticipadamente), desde la fecha de mora
(7/9/13), y hasta el efectivo pago (arts. 509 y 622 CC, 7 y 767 CCyC, y conf. Ac. 43.448 y 43.858 SCBA, del
21/5/91)._
II.- Imponer las costas a los demandados -arts. 68 y 77 del C.P.C.C.-.-
III.- Diferir la regulación de honorarios para cuando se determine el monto del pleito -art. 51 ley 8.904-.-
IV.- Firme, devuélvase al actor la causa penal fotocopiada bajo apercibimiento que en caso de no retirarla en
el término de cinco días en que devenga firma la presente, será destruída.
V.- Regístrese. Notifíquese -arts. 135 inc. 12 y 483 del C.P.C.C.-.-

DRA. LAURA S. MORANDO.-


JUEZ.-
Una sentencia anacrónica. Resabios del bystander

Josefina Russo
I.= Introducción.-

El 4 de julio del corriente, el Juzgado en lo Civil y Comercial nº 3 de Junín, emitió una


sentencia que a tenor de los paradigmas del flamante novel Código Civil y Comercial, resulta a
todas luces, anacrónica1.-
Se trata de una sentencia sobre un accidente de tránsito acaecido en septiembre de 2013. En
el mismo participaron dos vehículos, los que colisionaron en la intersección de la ruta nacional nº 7
y un acceso de la ciudad de Chacabuco.-
El actor, solicita reparación por daños y perjuicios y cita en garantía a la compañía de
seguros del otro vehículo copartícipe.-
Al contestar demanda la apoderada de la citada en garantía, confirma la existencia de seguro
de responsabilidad civil vigente al momento del siniestro, pero declina responsabilidad con
basamento en que el asegurado conducía en estado de ebriedad al momento del hecho, configurando
ello una culpa grave por la cual no debe responder.-
Por su parte, el demandado fue declarado rebelde.-
Así planteados los hechos y el panorama procesal, luego de producida la prueba ofrecida por
las partes, llegan los autos a fin de resolver sobre la procedencia o no de la demanda entablada y,
oportunamente, evaluar la admisibilidad, de la excepción opuesta por la citada en garantía.-
En ese orden de ideas, la Sra. Juez, previo a adentrarse en la complejidad probatoria, cita el
artículo 7 del Código Civil y Comercial, teniendo en cuenta la fecha del siniestro, y entiende que
resulta aplicable la normativa sentada por el antiguo Código Civil (art. 1113 C.C) en virtud de la
remisión formulada por el nuevo artículo 7 en materia de derecho transitorio.-
Por ello, comienza su análisis con basamento en la responsabilidad objetiva prevista en el
art. 1113. Habida cuenta de ello, inicia un somero análisis de los presupuestos de la responsabilidad
y de su cumplimiento en el caso.-
En ese marco, al centrarse en la relación causal y su fuente, analiza la conducta del
demandado, remarcando que éste circulaba en estado de ebriedad (como surge de la causa penal

!1 GOMEZ Mateo Jacinto C/ DELGADO Daniel Alfredo Y Otro/A S/Daños Y Perj. Autom. S/Lesiones (Exc. Estado)
Juzgado Civil y Comercial Nº 3 de Junín, sentencia del 4 de julio de 2016, inédita.-
ofrecida como prueba por las partes) y afirma que: “…cabe señalar que conducir en estado de
ebriedad es a todas luces un acto de imprudencia…” (vide apartado IV de considerandos).-
De la prueba producida y recolectada en la causa penal y reproducida en sede civil, se
desprende con claridad que el demandado circulaba en estado de ebriedad, quedando acreditada su
responsabilidad en el hecho.-
Acto seguido, se sitúa en el análisis de la exclusión de cobertura planteada por la citada en
garantía. Considera que el tercero damnificado resulta ser el verdadero beneficiario del contrato de
seguro, motivo por el cual, atento a la función social de éste y la ley de defensa del consumidor, la
compañía aseguradora debe responder.-
La línea argumental del fallo se asienta sobre dos conceptos, a saber:
a) equiparación del tercero damnificado al bystander;
b) la función social del seguro y la consecuente inoponibilidad al damnificado de la
culpa grave o cláusulas contractuales.-
Dichos conceptos son extraídos de la Ley de defensa del consumidor, la que es marco y
basamento de ésta resolución.-
Es en este punto en el que pretendo centrar mi análisis del fallo, pues, precisamente, fue el
disparador de éste trabajo.-

II.= Sobre la Ley de defensa del consumidor. Ley 26.361. Bystander.


Interpretación. Nuevo Código Civil y Comercial.-

2
En septiembre de 1993, luego de un largo ir y venir parlamentario, se sancionó la ley
24.240 de defensa del consumidor.-
Posteriormente, ésta novedosa ley, fue modificada por las leyes 25.568, 24.787, la 24.999 y
sustancialmente por la 26.361 del año 2008. Ésta ultima motivada por la complejidad de los
mercados, los abusos y maltratos constatados por parte de las empresas proveedoras de servicios y
demás flagelos que representaban una clara disparidad entre los contratantes en las relaciones de
consumo.-
La mencionada introduce cambios incorporando figuras como el daño punitivo y el daño
directo. Asimismo, entre otras novedades, amplió la definición de la relación de consumo y asimila
al concepto de consumidor o usuario a quien no es parte de la relación de consumo pero como

2 Para mayor profundidad ver ALTERINI, Atilio Aníbal, Las reformas a la ley de defensa del consumidor. Primera
lectura, 20 años después, La Ley 2008-B, 1239.-
consecuencia de ésta adquiere o utiliza bienes o servicios y a quien de cualquier manera esta
expuesto a una relación de consumo (bystander).-
Como se puede ver, la modificación del articulo 1 de la ley 24.240, al ampliar la definición
de los sujetos activos, trajo numerosas interpretaciones que han estirado el derecho consumeril
hasta limites impensados.-
A fin de analizar y poder comprender acabadamente la segunda de las figuras referenciadas
por este art. 1, es decir, el llamado bystander, atento a su difusa redacción, muchos doctrinarios
incentivaron a los interpretes a acudir a la fuente de la norma3 a fin de evitar que la capa protectora
del derecho del consumo se expanda a situaciones ajenas a su ámbito de aplicación.-
En ese orden, no debía escapar el hecho de que el bystander fue incluido transpolando la
figura existente en el Código Brasileiro de Defensa del Consumidor, la que tiene en miras al tercero
expuesto en relación a los productos elaborados4.-
Asimismo, otros autores indagaron más allá del Código de Brasil y acudieron a las fuentes
de éste, encarando el desarrollo conceptual del bystander desde las sentencias dictadas por las
Cortes estatales de los Estados Unidos y a una serie de trabajos doctrinarios que protegían a aquella
persona expuesta a los daños emanados de productos defectuosos5.-
Sin perjuicio de estas advertencias, un sector de la jurisprudencia y de la doctrina han
considerado que los beneficiarios y/o víctimas y/o damnificados de los seguros de responsabilidad
civil están expuestos a una relación de consumo6, idea sobre la que se sostiene la sentencia aquí
analizada.-
Estas voces fueron acalladas, temporalmente, por la sentencia dictada por la Corte Suprema
de Justicia de la Nación el 8 de abril de 2014 en autos “Buffoni, Osvaldo Omar c/ Castro, Ramiro
Martín s/ daños y perjuicios”.7
En la misma, el Máximo Tribunal sentó principios acertados en materia de Derecho de
Seguros. Afirmó que “…sin perjuicio de señalar que el acceso a una reparación integral de los

3En ese sentido PIZARRO, Ramón - STIGLITZ, Ruben, Reformas a la ley de defensa del consumidor, L.L. 2009-B,
949; fallo PEREZ, Mauro Fabián c/ WILHEM, Wilson Ezequiel y otros s/ sumarísimo daños y perjuicios /// Cámara de
Apelaciones en lo Civil, Comercial y Laboral de Reconquista 22/05/2013 - publicado en Microjuris MJ-JU-M-80033-
AR entre otros.-

!4 LORENZETTI, Ricardo Luis, Consumidores, segunda edición actualizada, editorial Rubinzal Culzoni, Buenos Aires,
2009.-
5BARLETTA, Alejandro Horacio, La eliminazione del “bystander” en el Proyecto de Código Civil y Comercial del
año 2012, Revista Jurídica UCES.-

6 SOBRINO, Waldo, Consumidores de seguros, 1ª edicion, editorial La Ley, 2009, pág 162.-

7 CSJN - Buffoni, Osvaldo Omar c/ Castro, Ramiro Martín s/ daños y perjuicios - 8/4/2014
daños sufridos por las víctimas de accidentes de tránsito constituye un principio constitucional que
debe ser tutelado, y que esta Corte Suprema ha reforzado toda interpretación conducente a su
plena satisfacción, ello no implica desconocer que el contrato de seguro rige la relación jurídica
entre los otorgantes (arts. 1137 y 1197 del Código Civil) y los damnificados revisten la condición
de terceros frente a los mismos porque no participaron de su realización, por lo que si desean
invocarlo deben circunscribirse a sus términos (arts. 1195 y 1199 del Código Civil, voto del juez
Lorenzetti en la causa “Cuello” y Fallos: 330:3483)” (Considerando 9º) - (el resaltado me
pertenece).-
Por otro lado, aseveró que: “…la función social que debe cumplir el seguro no implica,
empero, que deban repararse todos los daños producidos al tercero victima sin consideración a las
pautas del contrato que se invoca…” (Considerando 10).-
A pesar de la contundencia y claridad brindada por el fallo citado, se registraron igualmente,
sentencias que consideraron a los terceros damnificados consumidores, no solo desoyendo la
doctrina sentada por el Maximo Tribunal (y seguida por la Suprema Corte de la Provincia de
Buenos Aires), sino, incluso, manifestando pertenecer a una renovación interpretativa basada en el
análisis del caso en concreto.-

Esta corriente, se abusó de la frase “estar expuesto”. Su exorbitancia de por sí e imprecisión,


ha impedido determinar con claridad los límites de aplicación de la ley de defensa del consumidor,
llegando a supuestos en los que haciendo uso de la misma y de la famosa “función social del
seguro” muchos jueces han hecho alquimia, para conducir directamente a la indemnización del
damnificado, omitiendo argumentos válidamente expuestos y opuestos por las compañías de
seguros.-
A partir del 1 de agosto de 2015, el flamante Código Civil y Comercial de la Nación se
mostró a nosotros, con la vocación de regir nuestras vidas en adelante y, en algunos casos, hacia el
pasado (Art. 7 C.C.C.).-
Este nuevo código absorbió la Ley de defensa del consumidor; la tomo para sí y la hizo
propia, regulando los contratos de consumo en su seno.-
En efecto, el artículo 1092 del Código Civil y Comercial, recepta el derogado articulo 1º de
la ley 24240, eliminando parte de su ultimo aparado, es decir, la figura del bystander.-
En la exposición de fundamentos del Anteproyecto8 se pone en evidencia la intención de
depurar la redacción y terminología en esta materia, afirmando en relación al “consumidor
expuesto” que: “ello ha sido una traslación inadecuada del Código de Defensa del Consumidor de
Brasil (art. 29), que contempla esta noción en relación a las practicas comerciales, pero no como
noción general. Como se advierte, la fuente, si bien amplia la noción de consumidor, la limita a
quien se halla expuesto a practicas abusivas…En cambio, la redacción de la ley 26.361, carece de
restricciones por lo que, su texto, interpretado literalmente, ha logrado una protección carente de
sustentabilidad y de limites por su amplitud. Un ejemplo de lo expuesto, lo constituye el hecho que
alguna opinión y algún fallo que lo recepta, con base en la frase “expuestas a una relación de
consumo” han considerado consumidor al peatón víctima de un accidente de transito, con
relación al contrato de seguro celebrado entre el responsable civil y su asegurador. La definición
que surge del texto constituye una propuesta de modificación de la ley especial…” (el resaltado me
pertenece).-
La reforma entonces, ha echado luz sobre los limites de la relación de consumo y, sobre
todo, del concepto de consumidor, receptando la tendencia jurisprudencial dominante y saneando
las erróneas interpretaciones a las que condujo la oscura y antigua redacción.-

Ante este nuevo escenario, los partidarios de la incorporación de los terceros damnificados
al carácter de consumidores, podrán alegar que existe a favor de éstos un derecho adquirido, en
virtud del principio de progresividad de los derechos, consagrado en el Art. 26 de la Convención
Americana de Derechos Humanos y en el Art. 2.1 del Pacto Internacional de Derechos Económicos
Sociales y Culturales, imponiéndose a los Estados el desarrollo progresivo de este tipo de derechos
a los fines de lograr una plena efectividad de los mismos, en la medida de sus recursos..-
En ese orden, entiendo que dicho argumento es endeble, atento a que no existe un derecho
adquirido por éstos pues tal concesión obedece a una errónea aplicación del concepto de bystander
por parte de algunos operadores.-
Esta interpretación ha sido contraria al espíritu de la norma, a su finalidad misma y sus
fuentes, siendo una interpretación contra legem. Cabe remarcar que, muchos de dichos
pronunciamientos, han sido revertidos en instancias posteriores.-
Por tal motivo, la nueva normativa goza de una claridad meridiana: El tercero es ajeno al
contrato de seguro.-

8http://www.nuevocodigocivil.com/wp-content/uploads/2015/02/5-Fundamentos-del-Proyecto.pdf
En efecto, se ha afirmado que si no se es parte contractual, ni el texto legal tolera que se le
extiendan los efectos del contrato celebrado entre asegurado y asegurador, va de suyo que el
damnificado no puede invocarlo en su favor. 9
Entonces, el tercero damnificado no es una persona expuesta, ya que el fundamento de la
norma, que establecía la protección al bystander era doble: por un lado contemplaba la situación de
potenciales consumidores frente a campañas publicitarias o practicas comerciales abusivas y, por
otro lado, aseguraba y regulaba la introducción de bienes o servicios en el mercado10 .-
Sin embargo, en un accidente de transito, la seguridad del damnificado no se conculca con el
contrato de seguro, sino por la cosa riesgosa del que el asegurado (real consumidor) es dueño o
guardián, no teniendo vinculo alguno la aseguradora.-
Es por ello que se ha dicho que la indemnización de la que el tercero es acreedor “…no la
obtiene como consecuencia de la adquisición o utilización de bienes o servicios, ni como
consecuencia o en ocasión de ella, ni por hallarse expuesto a una relación de consumo, pues el
contrato de seguro… tiene como motivo (causa) impulsor para el asegurado, ser relevado por el
asegurador de las consecuencias dañosas de su obrar antijurídico…”11
En ese sentido, los tribunales han ido elaborando la tendencia hoy vigente, entendiendo que
las cláusulas de exclusión de cobertura, son oponibles a los terceros damnificados. La Suprema
Corte de Mendoza y la de la Provincia de Buenos Aires, han sido precursoras y, reiteradamente han
resuelto la validez de la cláusula de exclusión de cobertura por exceso de pasajeros, por alcoholemia
del conductor y cuando el asegurado circulaba sin carnet de conducir, o con éste vencido.-
Zunino ha afirmado que “…el seguro como tal es un instituto de índole básicamente
económica, que gira sobre el interés del asegurado de obtener el valor de sustitución en caso de
producirse el evento previsto”12 , por lo que el derecho del asegurado es prima facie el de la
cobertura estando el tercero ajeno a ello.-
Por lo expuesto, al tercero damnificado solo puede caberle acción contra el dueño o
guardián, que no es otro que el verdadero consumidor.-

9STIGLITZ, Ruben - STIGLITZ, Gabriel, Seguro automotor obligatorio, ed. Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1993, pág.
29.-

10P., A.D c/ Cabrillana, Juan Luis s/ daños y Perjuicios - 03/02/2016 - Cámara Tercera de Apelaciones en lo Civil,
Comercial, Minas, de Paz y Tributario de Mendoza - RC J 816/16.-

11STIGLITZ, Gabriel, Contratos por adhesion, clausulas abusivas y protección al consumidor, 2ª edición actualizada y
ampliada con ley 24240 y el proyecto de Codigo Civil y Comercial, La Ley, Buenos Aires, 2012, pag. 196

12 ZUNINO, OSVALDO, Regimen de seguros, ed. Astrea, pág. 64


V.= Objeciones al fallo bajo estudio.

La sentencia en estudio argumenta, erróneamente, que el verdadero beneficiario del contrato


de seguros resulta ser el tercero damnificado, alegando que se trata de un contrato a favor de
terceros y, por ende, la exclusión de cobertura no le es oponible.-
Para arribar a dicha solución, luego de reconocer la diversidad de criterio en relación a
tribunales supremos, expone que el real beneficiario del contrato de seguro es el tercero.-
A criterio de la sentenciante, el destinatario directo es el tercero ajeno a la contratación y no
el asegurado. En ese sentido, se refiere a la obligatoriedad del seguro de responsabilidad civil y la
finalidad de éste, entendiendo que su fin ultimo es garantizar la seguridad y protección de la
víctima.-
En efecto, el seguro de responsabilidad civil para automotores es obligatorio con la finalidad
de proteger a la sociedad ante el riesgo inevitable de la conducción automotor.-
Ello, no implica que los terceros deban ser siempre indemnizados, pues ésta función social
debe ser interpretada en el marco del ordenamiento normativo en plenitud, es decir, teniendo
presente que el contrato de seguro no deja de ser un contrato, con las características propias de
éstos.-
La interpretación dada por la sentenciante, llegaría a extremos tales como la obligación en
cabeza de la aseguradora de indemnizar a la víctima de transito atropellada por conductor ebrio, sin
habilitación (imaginemos un menor al volante), incluso, por un conductor que suscribió el contrato
y jamas abono la prima.-
Corresponde al Estado, entonces el control del cumplimiento de la normativa que impone la
obligación de contratar un seguro de responsabilidad civil automotor. No es posible que la Justicia
sanee ello e imponga obligaciones a cargo de personas (jurídicas) que, en situaciones normales no
estarían obligadas motivadas por la exclusión de cobertura13.-
“Si se responsabiliza al Estado por la falta de controles de quienes circulan sin el seguro
obligatorio y causan daños que no son indemnizados por su insolvencia, el gobierno incrementará
los mecanismos a su alcance para hacer cumplir esta ley. Esa eficiencia estará contribuyendo a

13 En igual sentido, ver GOSSIS, Norberto Daniel, Doctrina del día: el seguro obligatorio de responsabilidad civil y la
responsabilidad del Estado en caso de accidentes causados por vehículos sin seguro o por autores ignorados, Thomson
Reuters - junio 2012 - http://thomsonreuterslatam.com/2012/06/19/doctrina-del-dia-el-seguro-obligatorio-de-
responsabilidad-civil-y-la-responsabilidad-del-estado-en-caso-de-accidentes-causados-por-vehiculos-sin-seguro-o-por-
autores-ignorados/
realizar la justicia con las víctimas que en la situación actual no obtienen la debida reparación
integral (justicia de llegada)” 14
La interpretación ilimitada y aplicación indiscriminada de la función social del seguro crea
una situación dispar, que ella misma (por otro lado) intenta evitar.-
Tiende a crear desigualdades entre quien se encuentra con seguro vigente y en regla con
quien no; quien conduce bajo los efectos del alcohol o tóxicos y quien no; incentivando así,
conductas desaprensivas por parte de los conductores.-
Podrán rebatir esta postura refiriendo que tal desigualdad se sanea con el “recupero”. En ese
sentido, basta con abrir la mirada y verificar: ¿cuantos procesos de recupero existen? acaso el
asegurado ¿no se insolventa?.-
La indiscriminada aplicación de este criterio puede llegar a consecuencias inimaginables,
como el quiebre de las aseguradoras, primas más onerosas o, incluso, a la existencia de personas
componentes de la lista negra de los “insolventes” a quienes nadie aseguraría ante la eventualidad
de un siniestro con prima impaga o, peor aun, ante la posibilidad de que el conductor sufra un
siniestro en estado de ebriedad.-
La culpa grave quedaría limitada a los casos de dolo comprobado, lo que sabemos, es ,
muchas veces, incomprobable.-

La decisión adoptada por la Juez de primera instancia de Junín dista con los precedentes y
doctrina legal emanada de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, que afirma
que entre la aseguradora y el tercero damnificado no media ningún nexo 15.-
No corresponde la aplicación del marco tuitivo consumeril al tercero damnificado pues la
causa del daño que se pretende resarcir es un ilícito de fuente extracontractual, más precisamente de
un accidente de transito, que no tuvo su origen u ocasión en la aludida relación de consumo.-
De lo hasta aqui expuesto emana la equivoca solución arribada en los autos bajo estudio.-
La sentenciante cita la existencia de “nuevos tiempos” y la imperiosa necesidad de reflejar el
espíritu del nuevo Código Civil y Comercial, lo que en la sentencia, queda en una simple
manifestación.-

14RONCHETTI, Alfredo Fernando, Análisis trialista del seguro automotor obligatorio, Revista Cartapacio - http://
www.cartapacio.edu.ar/ojs/index.php/ctp/article/viewFile/908/733

15Vease SCBA LP AC 81938 S 29/12/2003 /// SCBA LP Ac 40812 S 04/07/1989 /// SCBA LP Ac 51937 S
15/11/1994 /// SCBA LP Ac 38748 S 01/03/1988 /// SCBA LP Ac 34388 S 05/11/1985, entre otros.-
Con la finalidad de “indemnizar a la victima”, la sentenciante construye una red tendiente a
“atrapar” a la compañía de seguros citada en garantía, atento a la rebeldía del demandado.-
En tal sentido, tímidamente, comienza su argumentación con la supuesta existencia de un
“desequilibrio posiciones” entre el asegurador y el tercero y se refiere a la existencia de cláusulas
abusivas, de modo oficioso.-
Por otro lado, no puedo dejar pasar la confusión que se desprende de la sentencia en estudio
sobre conceptos emanados del derecho de seguros. La sentenciante realiza una errónea deducción al
manifestar que en caso de que un tercero se encuentre conduciendo el vehículo asegurado en estado
de ebriedad, la culpa grave no podría alegarse y la aseguradora debería indemnizar al tercero, no
pudiendo excluir su cobertura.-
Dicho encuadre no solo resulta erróneo sino carente de conocimiento de las condiciones
generales de contratación en materia de responsabilidad civil, entre las que se encuentra la
exclusión cuando: “… el vehículo asegurado sea conducido por una persona bajo la influencia de
cualquier droga desinhibidora, alucinógena o somnífera, o en estado de ebriedad.” nótese que la
cláusula expresa una persona y no se refiere al asegurado.-

En ese orden de ideas, enmarca al tercero en la figura del bystander del derecho consumeril,
citando la mismísima ley de defensa del consumidor.-
Aunque se pensara que, invocando el art. 7 del Codigo Civil y Comercial, el tercero
damnificado podría considerarse un expuesto, debemos tener en cuenta que el daño no acaeció con
motivo u ocasión de una relación de consumo, tampoco por estar el tercero expuesto a ésta, sino que
se debió a un ilícito extracontractual, fuera del marco del contrato de seguro. Es decir que el
contrato de seguro no ha sido la causa del daño.-
En ese sentido, ha resuelto la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires,
sentando doctrina legal: “…la relación obligacional legal que sí vincula a éste (en referencia al
tercero damnificado) con el asegurado y la relación contractual que existe entre este y la
aseguradora, son, entre si, absolutamente independientes… Mediante la citación que contempla el
articulo 118 de la ley 17.418, el asegurador es llamado a juicio para que cumpla la prestación
debida a su único acreedor: mantener indemne a su asegurado… y no se constituye en deudor de
un acreedor de su acreedor…”16

16 MORERA, Arturo c/ Provincia de Buenos Aires s/ Daños y Perjuicios, Ac. 51.937, SCBA 15/11/94.-
Se ha afirmado en innumerables ocasiones que el contrato de seguro no constituye una
estipulación a favor de tercero, por lo que éste no puede ser considerado, como pretende la
sentenciante, beneficiario principal del contrato.-
En efecto, el contrato de seguro es celebrado en interés exclusivo del asegurado, quien
pretende mantener indemne su patrimonio frente al acaecimiento del riesgo cubierto y asumido por
la aseguradora, frente al reclamo de el tercero damnificado.-
Es decir que el asegurado y la aseguradora poseen un vinculo obligacional de base
contractual al que se aplican las pautas interpretativas mínimas relacionadas al derecho del
consumo, que nada tiene que ver con el vinculo obligacional con fuente en un ilícito (cuasidelito)
existente entre el asegurado y un tercero damnificado.-
La causa fuente de ambos es diferente y no poseen relación. El acaecimiento del riesgo
cubierto y su consecuente daño, hace operativo el contrato vigente entre asegurador y asegurado,
oponible a terceros.-
Es por ello que ante la oposición, por parte de la compañía de seguros de la exclusión de
cobertura; basada en el incumplimiento por parte de su co-contratante de alguna de las cláusulas del
contrato que los vincula, el único perjudicado es el asegurado quien no tendrá la prestación debida
por la compañía, es decir su indemnidad.-
Punto aparte merecen los límites del seguro. El riesgo cubierto siempre tiene que ser
limitado en cuanto a su monto y objeto. Aplicando indiscriminadamente el derecho del consumo a
los contratos de seguros, considerando consumidores de éstos a terceros damnificados, puede llegar
a debilitar la solvencia de las aseguradoras, originando un perjuicio al sistema y, en particular a los
asegurados.-
En ese orden, las sentencias deben aplicar la ley con sustento en los valores de justicia y
seguridad jurídica.-
La aplicación de la norma efectuada en el caso en estudio, propugnada por algunos juristas y
por los defensores acérrimos de la función social del seguro, desnaturaliza el derecho de seguros,
vulnerando garantías constitucionales tales como el derecho a la propiedad, derecho a contratar y
tiende a travestir la responsabilidad civil de seguridad social.-
En ese orden de ideas, premonitoria y lúcidamente, el estimado Dr. Fernando Sagarna,
afirmó que “el resarcimiento no deberá confundirse con la seguridad social para que no se tiña el
"derecho de daños" de características impropias a su naturaleza” 17

17 SAGARNA, Fernando Alfredo, El futuro del derecho de daños, Publicado en: RCyS, 2012 (portada)

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