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Anuario de Estudios Bolivianos, Archivísticos y Bibliográficos, n°19,

237-253, Sucre, 2013


ISSN: 1819-7981

DON PEDRO FRANCISCO DE ARISMENDI,


JUEZ REAL SUBDELEGADO DEL PARTIDO DE CHAYANTA.
ESTUDIO Y TRANSCRIPCIÓN DE SU HOJA DE SERVICIOS
DON PEDRO FRANCISCO DE ARISMENDI,
JUDGE REAL DEPUTY CHAYANTA PARTY.
STUDY AND TRANSCRIPTION OF HIS SERVICE RECORD

María Concepción GAVIRA MÁRQUEZ


Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Morelia, México

RESUMEN: Este trabajo pretende realizar un análisis del cargo de los subdelegados a través de un caso
concreto y un tipo de documentación precisa: la hoja de servicios de Pedro Francisco de Arismendi.
Este subdelegado de Chayanta durante los años de 1791 a 1797 representa uno de los funcionarios
coloniales más preparados y eficaces que encontramos en la administración de los partidos bajo la
jurisdicción de la Audiencia de Charcas; sin embargo, como podremos observar, no estuvo exento de
polémica en el ejercicio de su cargo. Analizaremos “los claros y las sombras” del ejercicio de Aris-
mendi a través de su hoja de servicio, cuya transcripción anexamos como documento importante.
PALABRAS CLAVE: Subdelegados; Chayanta; Colquechaca; Mita nueva.
ABSTRACT: This work aims to conduct an analysis of the position of the sub-delegates through a case
and a type of documentation required: the service record of Pedro Francisco de Arismendi. This
Chayanta deputy during the years of 1791-1797 represents one of the most prepared and colonial
officials found effective in the management of the parties under the jurisdiction of the Audiencia of
Charcas, but as we can see was not without controversy in the performance of their duties. Analyze
"the light and shadows" of the exercise of Arismendi through his service, we attach as a document
whose transcription important.
KEYWORDS: Subdelegates; Chayanta; Colquechaca; New mita.

El primer régimen de intendencia que se estableció en el continente americano fue


en el virreinato del Rio de la Plata con fecha de 1782. La premura en este virreina-


Comentarios: cgaviram@hotmail.com.

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to fue producto de la situación de crisis y conflicto que la sublevación indígena


había conseguido establecer en gran parte de su jurisdicción, especialmente en el
Alto Perú. Este levantamiento indígena, que se dio de manera simultánea en dis-
tintos lugares, tuvo uno de sus focos en Chayanta (Potosí) liderado por los her-
manos Katari, el cual extendiéndose por el altiplano terminó contactando con el
movimiento de Tupac Amaru y alcanzando un importante impacto en ciudades
como Oruro o La Paz. Una de las quejas de los indígenas sublevados fue la extor-
sión y abusos de los corregidores (Moreno Cebrián, 1977 y Golte, 1980). La re-
forma administrativa a partir de la aplicación del régimen de intendencias con-
templaba entre uno de sus objetivos acabar con la odiosa figura del corregidor de
indios y sustituirla por los subdelegados. En esta ocasión analizaremos la hoja de
servicio de un subdelegado que ejerció en Chayanta, partido de la provincia de
Potosí, y que nos resulta muy interesante por lo que manifiesta “de claro oscuro”
en el ejercicio de su cargo como subdelegado primero en Porco, desde 1785 a
1791, y después en Chayanta, a partir de 1791 a 1797.
La Real Ordenanza para el establecimiento e instrucción de intendentes de ejér-
cito y provincia en el Virreinato de Buenos Aires en 1782, conocida como la Real
Ordenanza de Intendentes, fue aplicada durante el reinado de Carlos III. Según
estudiosos como José M. Mariluz Urquijo (1995:84)1, esta legislación es fiel refle-
jo del pensamiento ilustrado, evidenciando especialmente las respectivas funciones
de la metrópoli y las colonias, y en consecuencia se manifestaban diferencias con el
conjunto de disposiciones. En todo caso, el objetivo era potenciar el Estado au-
mentando a la vez sus recursos y para ello había que consolidar un buen cuerpo de
funcionarios que fueran capaces de gestionar y aumentar la Real Hacienda. En
esta política, los intendentes serían los hombres claves para conseguir esos objeti-
vos ayudados por sus subordinados directos: los subdelegados2.
La bibliografía sobre la administración colonial en los territorios compren-
didos en la jurisdicción territorial de la Audiencia de Charcas, hoy Bolivia, para
este periodo, no es muy extensa, se pueden señalar trabajos clásicos como el de Jon
Lynch (1962) sobre el virreinato del Río de la Plata, y de los historiadores del

1
En la obra Estudios sobre la real Ordenanza de Intendentes del virreinato del Río de la Plata, el au-
tor señala que en las Ordenanzas del Río de la Plata no se hace alusión al estímulo de la industria, mientras
que fue una de las disposiciones de las Ordenanzas de 1749 destinadas a las intendencias de la Península.
2
Para estudiar precisamente a estos nuevos cargos en toda la América Hispana, se ha creado la
RERSAB (Red de Estudios del Régimen de Subdelegaciones en la América Borbónica), proyecto promo-
vido por el Dr. Rafael Diego–Fernández Sotelo (El Colegio de Michoacán, México). Esta Red de estudios
está avanzando de forma significativa sobre el conocimiento de los subdelegados, las competencias, norma-
tivas, prácticas, gestión, nombramientos, etc.

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derecho como Emilio Ravignani (1938), José M. Mariluz Urquijo (1987 y 1995),
Ricardo Rees Jones (1992), Eduardo Martiré (2005) y Edberto Oscar Acevedo
(1992) que han publicado diferentes estudios sobre las instituciones y autoridades
de fines de la colonia. Los trabajos sobre el espacio del Alto Perú o jurisdicción
territorial de la Audiencia de Charcas son más escasos y destacan los centrados en
Potosí, y especialmente los que abordan la política borbónica y sus implicaciones
en la minería, como ejemplo sirvan las obras de Enrique Tandeter (1992) y Rose
Mari Buechler (1989). En definitiva, lo más frecuente ha sido abordar la figura de
los intendentes y se ha marginado el papel y la importancia de los subdelegados.
Mi particular aportación al tema consiste en el trabajo sobre Oruro, y otro
estudio sobre las instrucciones a los subdelegados de Potosí. Sobre este último
caso, he realizado la transcripción y el comentario de las instrucciones que recogió
el gobernador intendente de Potosí Juan del Pino Manrique en 1784 (Gavira, en
prensa). Estas instrucciones tenían el objetivo de ayudar a los subdelegados de la
intendencia o provincia al gobierno de sus partidos. Para el virreinato del Río de la
Plata, las primeras instrucciones fueron las realizadas por el intendente presidente
de la Audiencia de Charcas, Ignacio Flores, sin embargo, Acevedo califica las del
intendente Pino Manrique como el conjunto de instrucciones más detalladas
(Acevedo 1992: 119-122).
La Real Ordenanza de intendentes estableció la división del virreinato del
Río de la Plata en ocho intendencias o provincias, y lo que antes considerábamos
provincias tomaría el nombre de partidos, así quedaba definido muy bien en la
primera ley dicha Ordenanza:
A fin de que mi Real voluntad tenga su pronto y debido efecto mando se divida por ahora
en ocho intendencias el distrito de aquel Virreinato y que en lo sucesivo se entienda por una
sola provincia el territorio o demarcación de cada Intendencia con el nombre de la ciudad o
villa que hubiese de ser su Capital y en que habrá de residir el Intendente, quedando las que
en la actualidad se titulan provincias con la denominación de Partidos… (San Martino,
1999: 135).

En el territorio bajo la jurisdicción de la Audiencia de Charcas, o también conoci-


do como el Alto Perú, se crearon cinco intendencias o provincias: La Plata o
Charcas, Potosí, Cochabamba, La Paz y Puno desde 1784 hasta 1796, en que pasó
a formar parte del virreinato del Perú (Luque Talaván 1999: 219-252). Los parti-
dos sujetos a su gobierno eran cinco: Porco Chayanta, Chichas3, Lipez y Atacama,

3
El partido de Tarija fue creado en 1785 separándose del partido de Chichas con capital en la vi-
lla de San Bernardo de Tarija. Posteriormente, una Real Cédula de 1807 separaba el partido de Tarija, de
Chichas y el Chaco para integrarlo a la Intendencia de Salta del Tucumán.

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los mismos que antes eran nominados como corregimiento y tenían como repre-
sentante de la administración colonial un corregidor.
Las competencias de los subdelegados estaban agrupadas en cuatro causas y
quedaron recogidas de manera explícita en las instrucciones que Juan del Pino
dejaba por escrito a sus subdelegados: Policía, Hacienda, Exército, Justicia. Todos
los subdelegados de la provincia de Potosí eran subdelegados de cuatro causas,
aunque hay que decir que en el Alto Perú hubo subdelegados de dos causas (Ha-
cienda y Guerra), en especial cuando se encontraban en ciudades de españoles con
cabildo, como por ejemplo ocurría en Oruro4.
Los partidos que comprendían la intendencia de Potosí se distinguían por
tener una mayoría de población indígena y, en segundo lugar, mestiza, asentada
en pueblos o doctrinas de indios. La descripción que daba el primer gobernador
intendente de Juan del Pino Manrique después de su visita a estos pueblos era
muy deprimente:
Lugares desolados sin orden ni formación; casas pajizas derramadas por los campos; total
abandono de estos; ríos sin puentes; caminos casi intransitables; ninguna comodidad para los
viajes: distancias muy largas sin albergue, y gente sin cultura, es la fea imagen que presenta
cada uno de estos países más o menos cercano o distante a los caminos reales o pueblos nu-
merosos. En todos los partidos sólo se ven trazas y señales del gobierno despótico de los co-
rregidores, atentos solo a hacer un comercio exclusivo a su utilidad… (Pino Manrique,
1787).

En su mayoría, salvo Atacama en la costa del actual Chile, eran poblaciones esta-
blecidas a gran altura en el altiplano andino con unas condiciones climáticas difí-
ciles para los españoles, pero con el atractivo de las minas de plata. Partidos como
Porco, Lipez, Chichas y Chayanta habían sido o eran a fines del S. XVIII centros
mineros productores de plata más o menos importantes. En el caso de Atacama,
ya se destacaba la minería del cobre. Sin embargo, como indica el intendente, la
provincia se encontraba falta de atenciones en caminos, puentes, albergues…,
cuestiones pendientes y destacadas en las instrucciones de las Ordenanzas respecto
al ramo de policía.
Pero antes de hacer referencia al personaje en cuestión que nos ocupa,
abordaremos algunas cuestiones importantes sobre estos cargos: ¿quién nombraba
a los subdelegados y quiénes podían ser nombrados como subdelegados?
El nombramiento de estos cargos fue en un principio responsabilidad del

4
Estas condiciones diferentes dieron lugar a muchos conflictos por competencias entre los subde-
legados y otras instituciones. En Nueva España igualmente se establecieron dos subdelegados diferentes, de
dos o cuatro causas, y también se generaron muchos conflictos (Brading, 1975: 112-114).

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intendente hasta la real orden de octubre 1788. Esta ley estipulaba que los inten-
dentes debían dar cuenta al virrey de los nombramientos para su aprobación, pero
mientras llegaba la confirmación virreinal, se podían nombrar interinos. Los re-
quisitos para ser nombrados eran un poco confusos, pues se requería personas
hacendadas, es decir con recursos, pero que estuvieran dispuestas a salir de su am-
biente para ejercer un empleo sin sueldo. La dificultad radicaba, según los inten-
dentes, en encontrar postulantes para un cargo sin sueldo y sin posibilidad de
comerciar, tan sólo tenían estipulado un 4% del total de los tributos recogidos.
Estas condiciones eran incompatibles con el proyecto de implantar una burocracia
eficaz, puesto que si no se remuneraba el empleo, era bastante probable que se
utilizase el cargo con fines particulares. Sin duda la falta de sueldo reducía el nú-
mero de postulantes, de tal forma que se terminó nombrando vecinos del mismo
partido, como ocurrió frecuentemente en Oruro. El aliciente y atractivo para ejer-
cer este puesto dependía de la cantidad de población de los partidos y del monto
de la tributación estipulada, del cual el 4% se quedaba el subdelegado, pero esta
cantidad se reducía más porque tenía que separar el 1% para el cobrador. En Nue-
va España quedó establecido en el 6% y se reducía al 5%5. En el caso de los parti-
dos de Chayanta y Porco, que eran de población muy numerosa, el subdelegado
obtenía una cantidad respetable. Por ejemplo, Pedro Francisco de Arizmendi6, que
fue subdelegado de Porco y después de Chayanta, tenía una ganancia de 2089
pesos por el 3% del tributo de este último partido en 1797. Sin embargo, la de
otros partidos, como Oruro, se reducía a 300 pesos.
La duración del cargo fue motivo de modificaciones. En principio, no se es-
tipuló una duración limitada del cargo, sino a voluntad del intendente, pero en
1792 una real orden determinó el ejercicio durante cinco años y posteriormente se
decidió que fueran seis años (Acevedo, 1992: 117). En algunos casos los subdele-
gados fueron rotando por los distintos partidos de la intendencia como el caso al
que hicimos alusión de Pedro Francisco Arizmendi que fue subdelegado de Porco
en 1785 y después de Chayanta en 1791, o también el caso de Benito Antonio
Goyena que fue de Atacama en 1790 y después en 1804 estaba como subdelegado
de Chichas.

5
Artículo 132. Véase Real Ordenanza para el establecimiento e instrucción de intendentes de exército
y provincia en el reino de Nueva España. Edición anotada de la Audiencia de la Nueva Galicia. Edición y
estudios de Mantilla, Diego–Fernández y Moreno, 2008, p. 287.
6
Archivo General de Indias (en adelante AGI.), Charcas, 694. Hoja de servicio de Don Pedro
Francisco de Arismendi, fechada 31 de mayo de 1797.

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Dr. don Pedro Francisco de Arismendi, Juez Real subdelegado del partido de
Chayanta
Cuando leemos la hoja de servicios del que fue subdelegado en Porco y Chayanta,
nos quedamos admirados de la talla del funcionario colonial. Este personaje se
destacó como un burócrata muy capaz, competente, bien preparado y con estu-
dios, pero también descubrimos que se implicó de forma personal en la actividad
minera, teniendo actuaciones de abusos con respecto a la población indígena y
utilizando en interés personal y de sus socios las prerrogativas de su cargo, algo
que por otra parte era lo habitual en la administración colonial, es decir servicios a
cambio de beneficios, especialmente cuando el nuevo puesto no contemplaba un
sueldo.
En el memorial de Arismendi se dice había cumplido quince años al servi-
cio de la Corona, pues desde 1781 dice haber sido asesor del Cabildo de Potosí
donde permaneció hasta que fue nombrado subdelegado de Porco en 1785, y en
1791 se le vuelve a nombrar como subdelegado de Chayanta. Nacido en Potosí de
padres “ilustres y beneméritos de esta República”, tuvo el apoyo suficiente para
poder preparase en el Colegio Convictorio de la Real Universidad de Córdoba del
Tucumán y terminar haciendo la carrera de leyes y ejerciendo sus prácticas en la
Audiencia de Charcas, según aparece en su hoja de servicios. La influencia de su
familia debió ser decisiva para su carrera política y también para sus actividades e
intereses mineros, como veremos a continuación.
La recopilación de sus cargos en la administración, destacando su gobierno
y responsabilidad en este ejercicio, respondía al objetivo de continuar con una
mejor plaza, o al menos la renovación de su puesto como subdelegado de Chayan-
ta. Su hoja de servicios está firmada por el gobernador intendente Francisco de
Paula Sanz en 31 de mayo de 1797, ya cumplido los seis años reglamentarios en el
partido de Chayanta como subdelegado. El intendente firma y recomienda a
Arismendi haciendo un elogio sobre su gobierno y sus aptitudes:
Aptitud: para cualquier empleo y principalmente para magistraturas
Talento: escogido
Conducta muy arreglada
Aplicación constantísima7.

La recomendación del entonces intendente de Potosí, Francisco de Paula Sanz, era


de suponer, pues este subdelegado había apoyado toda la gestión del intendente
cuando se pretendía aumentar la mita en Chayanta en 1792-95, cuestión que

7
AGI. Charcas, 694. Hoja de Servicio de Arismendi, 31 de mayo de 1797.

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levantó una fuerte oposición del fiscal de la Audiencia de Charcas Victorián Villa-
va, el cual contrario a la obligación de los indios de cumplir con la mita de Potosí
se enfrentó al intendente y al subdelegado, y con su polémica logró paralizar este
aumento de mitayos que se pretendía en los partidos de Chayanta y Porco. Es
cierto que contuvo Arismendi una inminente sublevación en Chayanta en 1795,
pero era la que él mismo y el intendente provocaron con la intención de sacar más
mitayos para concederlos a los azogueros de Potosí: Urzainqui, Jauregui y Orueta
(Tandeter, 1992; Buechler, 1989; Gavira, en prensa)8.
En este conflicto por la mita nueva terminó implicada la Iglesia, pues a la
reticencia de algunos curas y caciques de aumentar la mita, Arizmendi y el inten-
dente argumentaban que la Iglesia tenía más indios concedidos que la mita minera
de Potosí. También denunciaron los abusos de los curas y doctrineros sobre la
población indígena, cuestión que le conllevó a Arismendi la enemistad de la Igle-
sia, pero puso en evidencia una situación de abuso que no se criticaba institucio-
nalmente y que apenas se conocía.
Los excesos de los curas fueron detallados en diferentes informes con testi-
monios que hablaban de los abusos económicos y de poder que practicaban los
curas de forma generalizada, pero en algunos curatos eran más escandalosos, según
el intendente y el subdelegado:
los abusos, las supersticiones, la irreligiosidad y las tiranías que se practican en los curatos de
aquel partido, singularmente en los de Chayantacas y Laymes de la misma capital de Cha-
yanta y en el de San Pedro de Buenavista9.

Denunciaba Francisco de Paula Sanz que los curas tenían ocupados 1123 indios
que habían representado los gobernadores de las parcialidades de aquel partido en
los servicios y fiestas, además de treinta y seis más en que se equivocaron las rela-
ciones. Según el intendente, este servicio doblaba en número a la mita establecida
al partido de Chayanta. Recordemos que la matrícula de la Monclova señalaba
que debían enviar 627 mitayos, aunque sólo enviaban 533 tributarios, es decir
realmente más del doble de tributarios estaban al servicio de la Iglesia. Como con-
secuencia, se reglamentó y se vigilaron más las actuaciones de los curas doctrine-
ros10.
El conato de rebelión por parte de la misma población que se había levan-

9
AGI, Charcas, 440. Francisco de Paula Sanz a Diego Gardoqui, Potosí, 26 de junio de 1796.
10
Mónica Adrián, “Curas, doctrinas, reformas y conflictividad local en la provincia de Chayanta,
segunda mitad del siglo XVIII”, presentada en la Universidad de Buenos Aires, en diciembre de 2009,
asesorada por Ana María Lorandi.

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tado durante la sublevación katarista, obligó a dar marcha atrás al intendente por
orden expresa del virrey del Río de la Plata y la Corona. Es decir, no llegó a mani-
festarse la rebelión aludida en el memorial de Arismendi, tan sólo hubo un conato
que se contuvo con la inmediata paralización de las medidas que se pretendían
implantar con la nueva mita.
Sin embargo, apreciamos una diferencia en las posiciones de Arismendi
como subdelegado de Porco y como subdelegado de Chayanta con respecto a las
disposiciones para aumentar los mitayos procedentes de ambos partidos a partir
del aumento de población manifestado en la última revisita realizada durante el
gobierno del primer intendente Joaquín del Pino Manrique en 1786-87. Según
los oficiales de la Caja Real de Potosí se debería aumentar los mitayos en esta pro-
porción:

Mitayos correspondientes a Chayanta y Porco


Matrícula la Monclova Chayanta Porco
Deben 627 Mitayos Deben 426 Mitayos
Envían 533 Mitayos Envían 318 Mitayos
Ultima revisita 1787 Deben 1056 Mitayos Deben 769 Mitayos
Fuente: Real Academia de la Historia (Madrid). Colección Mata Linares.

En respuesta a esta petición, Arismendi, como subdelegado entonces de la provin-


cia de Porco, informaba que de los dieciocho pueblos o curatos de Porco, diez
eran de originarios y ocho de forasteros sin tierras, y comentaba que estos últimos
no debían ser obligados a cumplir con la obligación de mitar porque no tenían
recursos, además de la dificultad de retenerlos. Alegaba que no se había innovado
respecto a la obligación de cumplir con la mita de los forasteros y que por tanto
los oficiales reales se equivocaron en las cifras. Aludía que los azogueros decían
recibir sin escrúpulos originarios y forasteros, pero estos últimos eran personeros
pagados por los mismos tributarios originarios. También argumentaba que como
el sistema establecía dos semanas de trabajo y dos de descanso, si el mitayo era
pobre no podía mantenerse él y su familia durante esas dos semanas y se veía obli-
gado a trabajar sin descansar, siendo totalmente injusto. El subdelegado decía que
intentaría cumplir con la orden y enviaría una relación de los pueblos obligados a
mitar y a los que estaban exentos11.
El subdelegado de Chayanta también cuestionaba las cifras que proponían

11
Real Academia de la Historia (en adelante RAH), Colección Mata Linares, Informe del subde-
legado del partido de Porco, 29 de abril de 1790.

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los oficiales reales de Potosí. En el pueblo de San Pedro de Macha decía haber un
equívoco de ciento tres indios. Respecto a los originarios y forasteros con tierras o
sin tierras de Moromoro y Pintatora, argumentaba que no debían ser incluidos
pues gozaban del privilegio de no mitar porque los primeros tenían la obligación
de hacer trincheras en la plaza de la ciudad de La Plata por la fiesta de Nuestra
Señora de Guadalupe. Respecto a los de Pintatora decía que no sabía por qué
estaban exentos12.
Comentaba que era difícil cumplir con la asignación de mitayos porque los
caciques tenían muchas dificultades para obtener el número asignado, los origina-
rios acomodados ponían personeros, pero los caciques tenían que cumplir y “re-
poner por los muertos, ausentes y reservados” con la dificultad añadida de tener
que entregar un crecido número a los doctrineros para el servicio de sus iglesias.
Es evidente que los subdelegados tenían que defender la posición de los ca-
ciques pues si estos no les entregaban los tributos se veían en la obligación de
completarlos. Por tanto, defendían y eran celosos de las listas de tributarios que se
proponían desde la Real Hacienda, porque las listas internas establecidas con los
caciques eran negociables pero a los oficiales reales había que responderles de for-
ma íntegra para no dejar deudas pendientes que cuestionaran “su amor y servicio
al Rey”.
Cuando Arismendi pasó a ejercer su cargo como subdelegado de Chayanta,
con el nuevo intendente de Potosí Francisco de Paula Sanz, mostró una posición y
actuación totalmente alineada con las decisiones del intendente, con el cual mani-
festaba una total colaboración, y esto nos explica también los buenos informes y
alabanzas de Francisco de Paula Sanz sobre el subdelegado Pedro Francisco Aris-
mendi y su gestión. Es decir, mientras fue subdelegado en Porco mantuvo una
actitud más crítica con las listas de tributarios que proponían los oficiales reales de
Potosí, sin embargo, cuando pasó a ejercer de subdelegado en Chayanta mantuvo
una total colaboración con los planes del intendente Francisco de Paula Sanz y su
disposición para aplicar la nueva mita procedente de este partido de Chayanta.
Hay que reconocer que Arismendi era un personaje con influencias, con
preparación, de procedencia intachable, lo cual le proporcionaba esta influencia,
pero también con reciprocidades y obligaciones manifiestas precisamente por ser
originario de esta región minera. Su familia era y había sido azoguera. Su padre
Luis de Arismendi había sido diputado del Gremio de Azogueros de Potosí en
1754 y socio originario del Banco de Rescates de Potosí que se convirtió más tarde

12
Ídem.

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en el Banco de San Carlos (Buechler, 1989). Es decir, tenía muchos recursos e


influencias para ascender dentro de la administración, tanto los corregimientos de
Porco como de Chayanta no eran malos partidos pero no era lo ideal para un
personaje de su capacidad y preparación. Se pedía un cargo con más lustre: el de
oidor de la Audiencia de Charcas.
Sin embargo, después de los aciertos en su gestión descritos en su hoja de
servicio hay que poner en evidencia que se vio implicado en unas prácticas abusi-
vas en relación al desagüe del socavón de Colquechaca junto con Francisco Amaral
y Weber. El subdelegado tuvo una participación decisiva asegurando y proporcio-
nando mano de obra de forma coactiva. Procuró, a través de la violencia y las
prerrogativas de su cargo, trabajadores reclutados a la fuerza entre la población
asentada en los alrededores del socavón y violentando también la mano de obra de
otros azogueros (Gavira, en prensa). Además, también sujetaba a estos trabajadores
reteniéndoles el sueldo. La participación concreta de Arismendi en la compañía
que se encarga del desagüe de Colquechaca, no la sabemos, pero ciertamente puso
un gran interés en fomentarla.
No podemos precisar qué aportó a esta compañía el subdelegado Arismen-
di, aunque tenemos algunas referencias sobre cuestiones de habilitación y de estra-
tegia dentro de uno de los informes del intendente Francisco de Paula Sanz:
sólo su celo supo sostenerlo por tanto tiempo facilitando desde luego maderas para la cons-
trucción de ellas entrando personalmente en la mina para alentar a los trabajadores, buscan-
do a estos por todas partes y sosteniendo al fin el trabajo a esfuerzos de haber hasta empeña-
do sus propias alhajas para el pago de aquellos, hasta mi ida a aquel mineral porque los in-
teresados se vieron sin fondos para mantenerlo13.

Destacaremos algunas precisiones a modo de conclusión sobre el papel de Pedro


Francisco Arismendi como subdelegado dentro de la jurisdicción de la Audiencia
de Charcas y más concretamente en la provincia de Potosí, de donde era origina-
rio. En primer lugar, este subdelegado representa un funcionario capacitado y
preparado, que no era lo común o frecuente de encontrar a fines del siglo XVIII
en el Alto Perú. A partir de 1797, no tenemos muchos datos sobre Arismendi, el
cual en 1805 se encuentra en Potosí ejerciendo de teniente asesor del intendente
en sustitución del Dr. Pedro Vicente Cañete14 y tres años después, en 1808, ya

13
AGI. Charcas, 440, n° 28. El intendente de Potosí, Francisco de Paula Sanz, manifiesta los mé-
ritos del subdelegado de Chayanta.
14
Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (en adelante ABNB), CPLA 59: 153-155. Acuerdo
sobre el nombramiento de teniente asesor del Gobierno e Intendencia de Potosí, 26.03.1805.

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tenemos noticas de su muerte15.


Hemos podido apreciar en estudios relativos a otras provincias, subdelega-
dos de Oruro, Paria, Carangas, a un grupo de funcionarios de escasa preparación y
desempeños muy cuestionables. Los nuevos cargos a nivel local, los subdelegados,
tuvieron comportamientos bastante alejados de los que se consideraban propios de
la nueva burocracia que se pretendía implantar. La mayoría de las veces fueron
nombrados vecinos de la villa con intereses mineros y comerciales. Por lo general,
todos utilizaron sus prerrogativas para fines particulares y los de sus allegados. La
supresión del reparto de mercancías y la ausencia de un sueldo razonable no deja-
ba otra opción que nombrar a los vecinos que se prestaban a ejercer un cargo en
estas condiciones. Pero a pesar de ello puede apreciarse una importante diferencia
entre los burócratas preparados con estudios, con capacidad de litigar y argumen-
tar, y los simples mineros o comerciantes que apenas sabían mirar más allá de sus
intereses particulares. Arismendi se destacó como un funcionario preparado y a la
altura de las exigencias de los cargos que ocupó a fines del periodo colonial.

Recibido el 17 de septiembre de 2013


Aceptado el 30 de septiembre de 2013

15
ABNB. CPLA 60:128-129. Juramento que hace el Dr. Narciso Dulon como asesor y teniente
letrado interino del Gobierno e Intendencia por muerte de Dr. Pedro Francisco de Arismendi. Potosí,
24.12.1808.

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PROVINCIA DE POTOSI EN EL REINO DEL PERU


El Dr. Dn. Pedro Francisco de Arismendi Juez Real Subdelegado del Partido de Chayanta
con el goce de tres por ciento sobre la masa de tributos que asciende a dos mil ochenta y
nueve pesos, su edad de cuarenta y seis años, casado, sus méritos y circunstancias los que se
exponen.

Tiempo en que empezó a servir Tiempo que ha que sirve y cuanto en cada
los empleos empleo
Empleos Días Mes Año Empleos Años Mes Días
De Asesor del Cabildo de 1 Enero 1781 Asesor 4
Potosí
De Juez Real Subdelegado 14 Marzo 1785 Subdelegado 6
del Partido de Porco de Porco
De Juez Real Subdelegado 14 Marzo 1791 Subdelegado 5 2 17
del de Chayanta de Chayanta
Total hasta fin de mayo de 1796 15 2 17

Parages donde ha servido


En esta Villa de Potosí de asesor fue de su ilustre Cabildo el espacio de quatro años, com-
prhendido en ellos todo el tiempo de las pasadas revoluciones.
En el partido de Porco el tiempo que va expresado de Juez Real Subdelegado de él, en
cuyo empleo se manejó con el mayor acierto sin que hubiese habido la más leve queja de
su conducta, dando casa día las pruebas más decisivas de sus singulares talentos adminis-
trando justicia con prontitud e imparcialidad y haciendo los enteros de los Ramos reales
que estuvieron a su cargo con la mayor exactitud y pureza
En el partido de Chayanta desde 14 de marzo de 1791 en que no sólo ha manifestado las
mismas particulares circunstancias que en el de Porco, sino que ha contribuido con infati-
gable celo al fomento de la minería en los términos que se hará presente en su lugar para
cuyo encargo se le nombró por su meritos anteriores y por juzgarse no sólo conveniente
sino necesaria su translación a este partido como consta en el informe dirigido por este
Gobierno al Exmo. Señor Virrey de estas Provincias en 16 de Abril de 1791.
Encargos y comisiones
La de la Revisita del citado Partido de Porco que actuó en calidad de Juez por nombra-
miento de este Gobierno Intendencia dando de aumento al Real Erario 21,932 ps. compa-
rada con la que executó el corregidor Dn. Luís de Echeverría sin que por esta diligencia
tuviese percibido sueldo ni otra recompensa, haciendo a sus expensas dilatados viajes por
más de quatrocientas leguas que obrara dicho partido para la percepción y cobranza de los


Archivo General de Indias, Audiencia de Charcas, leg. 694.

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expresados ramos, según consta de certificación del contador de las R. Caxas de esta Villa
dado en 8 de 1788.
La de la Revisita del enunciado Partido de Chayanta que igualmente actuó por encargo
particular de este Gobierno Intendencia y de la que según consta de la certificación de los
SS. Ministros Principales de esta Tesorería, su fecha 23 del corriente aparece haber dado el
aumento de 8,499 pesos anuales que en los tres años y medio que van corridos desde su
actuación hasta el presente han ascendido a 29,746 pesos 4 reales los que ha ingresado a la
Real Hacienda sin incluir en esta cantidad el aumento que igualmente resultó en el Ramo
de Indios llamado Yanaconas que por contingente y correr el arrendamiento no se ha
podido computar su total valor de suerte que el aumento anual que ha dado al erario en
ambas revisitas suma 30,431 pesos.
La del desagüe de las minas nombradas de la Gallofa y Bronce executados en el Mineral de
Aullagas del Partido de Chayanta y verificados por el método de bombas alemanas según
consta del expediente original que existe en la secretaria de este Gobierno Intendencia
debido a la eficacia y celo de este subdelegado que contribuyó no solo con su trabajo y
asistencia personal sino también con erogación de su propio dinero y exponiendo su mis-
ma vida dentro de las minas y de que se le dieron las gracias por este Gobierno Intenden-
cia en oficio de 22 de marzo de 1792.
La de operaciones de Beneficios en la Máquina de Barriles construida en el Mineral de
Toracari a costa de Don Juan Ruiz de Luna en que manifestó su perspicacia y celo para
evitar la menor duda en la realidad de sus efectos como aparece del expediente original que
igualmente existen en la Secretaría de esta Intendencia y por cuyo desempeño en este
particular encargo se le dieron por este Gobierno las debidas gracias en oficio de 3 de
febrero de 1792 ofreciéndole dar cuenta a las Superioridades respectivas de este singular
servicio.
La comisión del recojo del donativo gracioso que consecuente con orden de S.M. se solici-
tó para las urgencias de la pasada guerra con la Francia y que ascendió por lo respectivo al
Partido de Chayanta a 2,829 pesos que efectivamente en casa un año de los que durase la
expresada guerra y por cuyo servicio se le dieron igualmente las gracias en oficio de 5 de
diciembre de 1794 como debido a su actividad celo y amor por el Real servicio.
Circunstancias
Es natural de esta villa e hijo legítimo de Don Luis de Arizmendi y Doña María Ondarra
familias de las más ilustres y beneméritas de esta República.
Dedicado desde sus tiernos años a la carrera de las letras estudio gramática en el colegio
convictorio de la Real Universidad de Córdoba del Tucumán donde siguió las dos partes
del curso de filosofía y con motivo de la expatriación de los regulares de la compañía pasó
al Real de San Cristóbal de la ciudad de la Plata donde concluyó los tres años de aquella,
estudió la sagrada Teología y se le concedió de indulto por premio de su literatura talento
y aplicación el grado de doctor en dicha facultad por la Real Universidad de Don Francis-
co Xavier de la propia ciudad en 5 de septiembre de 1774.

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Dedicado igualmente al estudio de la Jurisprudencia y siguiendo las clases de esta Facultad


dado sus exámenes y recibido de pasante, fue graduado de licenciado en sagrados cánones
y leyes, solicitó de la Real Audiencia de Charcas ser admitido a práctica en sus estrados
para recibirse de abogado, se le concedió por auto de 7 de diciembre de 1773 y concluida
aquellas se le recibió al uso y exercicio de tal abogado en 18 de julio de 1775, empleo que
ha desempeñado con grandes créditos en sus estrados y en los juzgados de dicha villa de
quien era el oráculo después de haber dictado y enseñado en la expresada universidad
sucesivamente Filosofía, Teología y Jurisprudencia con mucho aplauso y singular aprove-
chamiento de sus discípulos.
En informe de 16 de octubre de 1787 manifestó a S. M. el Sr. Don Juan del Pino Manri-
que Gobernador que fue de esta villa, no sólo la actitud de este empleado para qualquiera
destino que la bondad de S.M. quisiera dispensarle sino también que era acreedor a la justa
recompensa de sus servicios por ser el subalterno que daba más pronto cumplimiento a las
órdenes que se le comunicaban el que llevara con más arreglo y orden todos los asuntos
que se le encargaban y el que había propendido con mayor esmero a entablar por su parte
la nueva ordenanza de Intendentes.
En otro informe dirigido por el cabildo Secular de esta villa con fecha de 8 de julio de
1788 expuso a S.M. que condolido por una parte de que un sujeto de su nacimiento,
literatura y prendas no estuviese colocado con mejor fortuna y lleno por esta gratitud a los
insignes servicios de que le es deudor esta República, la que preservó del contagio de las
pasadas revoluciones por sus sabios consejos en calidad de asesor lo hacía presente expo-
niendo lo comtemplara acreedor a qualesquiera empleos honorifico de Justicia o Hacienda
con que su Real benignidad quisiera premiarlo.
En otro de 30 de enero de 1791 expuso el gobierno del Exmo. Sr. Virrey de estos Reynos
no sólo los anteriores méritos de este juez sino el particular servicio que había contraído en
el partido de Porco, así por la sagacidad y prudencia con que había sabido mantener a sus
naturales como por lo que a esfuerzo de su aplicación se había compuesto y aderezado los
caminos públicos que guían a las capitales de Buenos Aires y Lima y como también por su
dedicación al arreglo de milicias de citado partido en que consiguió levantar dos regimien-
tos armados y uniformados habiendo sido propuesto para coronel del de caballería por lo
que se repitió la recomendación a su favor apoyada nuevamente con el mérito no corto de
la cesión que hizo a S.M. de los derechos que tenía al Socavón de Berrio que le pertenecía
por los que correspondían a su padre Luis, el cual se trabaja hoy de cuenta de SM.
En otro de 24 de agosto de 1794 volvió a repetir este Gobierno Intendencia las más justas
recomendaciones a favor de este subdelegado para que se le mantuviese en el partido de
Chayanta ya por las circunstancias que concurrieron para su translación a él ya por los
particulares servicios que había contraído en la nueva revisita, fomento de la minería,
desagüe de las labores principalmente en la mina de Colquechaca y demás que va relacio-
nado pidiendo para teniente asesor de este Gobierno en caso de ser removido el actual
señor ministro que ejerce este encargo a que S.M. le remunerase según sus meritos y cir-
cunstancias.

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En otro informe de 24 de octubre de 1795 consecuente con la visita que se actuó en el


enunciado partido de Chayanta, y a las diligencias en informaciones judiciales recibidas en
ella, volvió a repetirse al Exmo. Sr. Virrey de estas provincias los particulares nuevos servi-
cios de este magistrado que a más de verse amado de todo sus súbditos, se manifestó por
estos la rectitud y prudencia de su mando, la imparcialidad en la administración de justicia
y otros caracteres recomendables con que por una vos unánime y constante lo aclamaban
por padre protector y bienhechor de todos La pueblos pidiendo su continuación en el
partido como lo executó igualmente este gobierno en el citado informe y en otro de 26 de
febrero de este año solicitando igualmente que mientras S.M. premiaba su mérito se le
condecorase con los honores de oidor y protestando no ser responsable del enunciado
partido si no era continuado en su mando el referido D. D. Pedro Francisco de Arizmendi
todo en concepto a la sabiduría a la vigilancia a la sagacidad y a la política con que este
singular magistrado ha preservado muchas veces nuevas sediciones la delicada provincia de
Chayanta, según lo ha insinuado con repetición en este gobierno el Exmo Sr. Virrey y a la
Real Audiencia de Charcas.
Ultimamente por certificación de los ministros del Real Banco de San Carlos de esta villa
su fecha 16 de febrero de 1788 y por el citado informe del cabildo consta que dicho Dr.
Cedió a S. M. el expresado Banco como heredero de uno de los primeros fundadores cual
fue su padre D. Luis de Arismendi con la particular circunstancia de que no habiendo
dejado este por herencia a sus cinco hijos hermanos de dicho doctor otros bienes que las
cantidades que les correspondían en sus fondos se ha visto en precisión de mantenerlos a
sus expensas tomando sobre si esta gravosa pensión por servir a SM con este opulento
presente
Aptitud para cualquier empleo y principalmente para magistraturas
Talento escogido
Conducta muy arreglada
Aplicación constantísima
Don Francisco de Paula Sanz caballero de la Real distinguida orden de Carlos 3° del Con-
sejo de S.M. en el Supremo de las indias intendente de Exército Gobernador Intendente
de esta fidelísima Imperial Villa de Potosí y su Provincia Superintendente de la Real Casa
de Moneda Minas, Mita y Real Banco de San Carlos.
Certifico que la antecedente hoja de servicios de Dr. Don Pedro Francisco de Arismendi,
juez Real Subdelegado de partido de Chayanta es sacada de los documentos que para este
efecto me ha hecho presente el interesado, la cual he formado con arreglo y para los fines
que previene la Real orden de 7 de noviembre de 1792. Y para que conste la firme en
Potosí a 31 de mayo de 179…1797.
Francisco de Paula Sanz (firma)

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