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Don Pedro Francisco de Arismendi Juez Re PDF
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RESUMEN: Este trabajo pretende realizar un análisis del cargo de los subdelegados a través de un caso
concreto y un tipo de documentación precisa: la hoja de servicios de Pedro Francisco de Arismendi.
Este subdelegado de Chayanta durante los años de 1791 a 1797 representa uno de los funcionarios
coloniales más preparados y eficaces que encontramos en la administración de los partidos bajo la
jurisdicción de la Audiencia de Charcas; sin embargo, como podremos observar, no estuvo exento de
polémica en el ejercicio de su cargo. Analizaremos “los claros y las sombras” del ejercicio de Aris-
mendi a través de su hoja de servicio, cuya transcripción anexamos como documento importante.
PALABRAS CLAVE: Subdelegados; Chayanta; Colquechaca; Mita nueva.
ABSTRACT: This work aims to conduct an analysis of the position of the sub-delegates through a case
and a type of documentation required: the service record of Pedro Francisco de Arismendi. This
Chayanta deputy during the years of 1791-1797 represents one of the most prepared and colonial
officials found effective in the management of the parties under the jurisdiction of the Audiencia of
Charcas, but as we can see was not without controversy in the performance of their duties. Analyze
"the light and shadows" of the exercise of Arismendi through his service, we attach as a document
whose transcription important.
KEYWORDS: Subdelegates; Chayanta; Colquechaca; New mita.
Comentarios: cgaviram@hotmail.com.
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238 MARÍA CONCEPCIÓN GAVIRA MÁRQUEZ
1
En la obra Estudios sobre la real Ordenanza de Intendentes del virreinato del Río de la Plata, el au-
tor señala que en las Ordenanzas del Río de la Plata no se hace alusión al estímulo de la industria, mientras
que fue una de las disposiciones de las Ordenanzas de 1749 destinadas a las intendencias de la Península.
2
Para estudiar precisamente a estos nuevos cargos en toda la América Hispana, se ha creado la
RERSAB (Red de Estudios del Régimen de Subdelegaciones en la América Borbónica), proyecto promo-
vido por el Dr. Rafael Diego–Fernández Sotelo (El Colegio de Michoacán, México). Esta Red de estudios
está avanzando de forma significativa sobre el conocimiento de los subdelegados, las competencias, norma-
tivas, prácticas, gestión, nombramientos, etc.
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derecho como Emilio Ravignani (1938), José M. Mariluz Urquijo (1987 y 1995),
Ricardo Rees Jones (1992), Eduardo Martiré (2005) y Edberto Oscar Acevedo
(1992) que han publicado diferentes estudios sobre las instituciones y autoridades
de fines de la colonia. Los trabajos sobre el espacio del Alto Perú o jurisdicción
territorial de la Audiencia de Charcas son más escasos y destacan los centrados en
Potosí, y especialmente los que abordan la política borbónica y sus implicaciones
en la minería, como ejemplo sirvan las obras de Enrique Tandeter (1992) y Rose
Mari Buechler (1989). En definitiva, lo más frecuente ha sido abordar la figura de
los intendentes y se ha marginado el papel y la importancia de los subdelegados.
Mi particular aportación al tema consiste en el trabajo sobre Oruro, y otro
estudio sobre las instrucciones a los subdelegados de Potosí. Sobre este último
caso, he realizado la transcripción y el comentario de las instrucciones que recogió
el gobernador intendente de Potosí Juan del Pino Manrique en 1784 (Gavira, en
prensa). Estas instrucciones tenían el objetivo de ayudar a los subdelegados de la
intendencia o provincia al gobierno de sus partidos. Para el virreinato del Río de la
Plata, las primeras instrucciones fueron las realizadas por el intendente presidente
de la Audiencia de Charcas, Ignacio Flores, sin embargo, Acevedo califica las del
intendente Pino Manrique como el conjunto de instrucciones más detalladas
(Acevedo 1992: 119-122).
La Real Ordenanza de intendentes estableció la división del virreinato del
Río de la Plata en ocho intendencias o provincias, y lo que antes considerábamos
provincias tomaría el nombre de partidos, así quedaba definido muy bien en la
primera ley dicha Ordenanza:
A fin de que mi Real voluntad tenga su pronto y debido efecto mando se divida por ahora
en ocho intendencias el distrito de aquel Virreinato y que en lo sucesivo se entienda por una
sola provincia el territorio o demarcación de cada Intendencia con el nombre de la ciudad o
villa que hubiese de ser su Capital y en que habrá de residir el Intendente, quedando las que
en la actualidad se titulan provincias con la denominación de Partidos… (San Martino,
1999: 135).
3
El partido de Tarija fue creado en 1785 separándose del partido de Chichas con capital en la vi-
lla de San Bernardo de Tarija. Posteriormente, una Real Cédula de 1807 separaba el partido de Tarija, de
Chichas y el Chaco para integrarlo a la Intendencia de Salta del Tucumán.
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los mismos que antes eran nominados como corregimiento y tenían como repre-
sentante de la administración colonial un corregidor.
Las competencias de los subdelegados estaban agrupadas en cuatro causas y
quedaron recogidas de manera explícita en las instrucciones que Juan del Pino
dejaba por escrito a sus subdelegados: Policía, Hacienda, Exército, Justicia. Todos
los subdelegados de la provincia de Potosí eran subdelegados de cuatro causas,
aunque hay que decir que en el Alto Perú hubo subdelegados de dos causas (Ha-
cienda y Guerra), en especial cuando se encontraban en ciudades de españoles con
cabildo, como por ejemplo ocurría en Oruro4.
Los partidos que comprendían la intendencia de Potosí se distinguían por
tener una mayoría de población indígena y, en segundo lugar, mestiza, asentada
en pueblos o doctrinas de indios. La descripción que daba el primer gobernador
intendente de Juan del Pino Manrique después de su visita a estos pueblos era
muy deprimente:
Lugares desolados sin orden ni formación; casas pajizas derramadas por los campos; total
abandono de estos; ríos sin puentes; caminos casi intransitables; ninguna comodidad para los
viajes: distancias muy largas sin albergue, y gente sin cultura, es la fea imagen que presenta
cada uno de estos países más o menos cercano o distante a los caminos reales o pueblos nu-
merosos. En todos los partidos sólo se ven trazas y señales del gobierno despótico de los co-
rregidores, atentos solo a hacer un comercio exclusivo a su utilidad… (Pino Manrique,
1787).
En su mayoría, salvo Atacama en la costa del actual Chile, eran poblaciones esta-
blecidas a gran altura en el altiplano andino con unas condiciones climáticas difí-
ciles para los españoles, pero con el atractivo de las minas de plata. Partidos como
Porco, Lipez, Chichas y Chayanta habían sido o eran a fines del S. XVIII centros
mineros productores de plata más o menos importantes. En el caso de Atacama,
ya se destacaba la minería del cobre. Sin embargo, como indica el intendente, la
provincia se encontraba falta de atenciones en caminos, puentes, albergues…,
cuestiones pendientes y destacadas en las instrucciones de las Ordenanzas respecto
al ramo de policía.
Pero antes de hacer referencia al personaje en cuestión que nos ocupa,
abordaremos algunas cuestiones importantes sobre estos cargos: ¿quién nombraba
a los subdelegados y quiénes podían ser nombrados como subdelegados?
El nombramiento de estos cargos fue en un principio responsabilidad del
4
Estas condiciones diferentes dieron lugar a muchos conflictos por competencias entre los subde-
legados y otras instituciones. En Nueva España igualmente se establecieron dos subdelegados diferentes, de
dos o cuatro causas, y también se generaron muchos conflictos (Brading, 1975: 112-114).
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intendente hasta la real orden de octubre 1788. Esta ley estipulaba que los inten-
dentes debían dar cuenta al virrey de los nombramientos para su aprobación, pero
mientras llegaba la confirmación virreinal, se podían nombrar interinos. Los re-
quisitos para ser nombrados eran un poco confusos, pues se requería personas
hacendadas, es decir con recursos, pero que estuvieran dispuestas a salir de su am-
biente para ejercer un empleo sin sueldo. La dificultad radicaba, según los inten-
dentes, en encontrar postulantes para un cargo sin sueldo y sin posibilidad de
comerciar, tan sólo tenían estipulado un 4% del total de los tributos recogidos.
Estas condiciones eran incompatibles con el proyecto de implantar una burocracia
eficaz, puesto que si no se remuneraba el empleo, era bastante probable que se
utilizase el cargo con fines particulares. Sin duda la falta de sueldo reducía el nú-
mero de postulantes, de tal forma que se terminó nombrando vecinos del mismo
partido, como ocurrió frecuentemente en Oruro. El aliciente y atractivo para ejer-
cer este puesto dependía de la cantidad de población de los partidos y del monto
de la tributación estipulada, del cual el 4% se quedaba el subdelegado, pero esta
cantidad se reducía más porque tenía que separar el 1% para el cobrador. En Nue-
va España quedó establecido en el 6% y se reducía al 5%5. En el caso de los parti-
dos de Chayanta y Porco, que eran de población muy numerosa, el subdelegado
obtenía una cantidad respetable. Por ejemplo, Pedro Francisco de Arizmendi6, que
fue subdelegado de Porco y después de Chayanta, tenía una ganancia de 2089
pesos por el 3% del tributo de este último partido en 1797. Sin embargo, la de
otros partidos, como Oruro, se reducía a 300 pesos.
La duración del cargo fue motivo de modificaciones. En principio, no se es-
tipuló una duración limitada del cargo, sino a voluntad del intendente, pero en
1792 una real orden determinó el ejercicio durante cinco años y posteriormente se
decidió que fueran seis años (Acevedo, 1992: 117). En algunos casos los subdele-
gados fueron rotando por los distintos partidos de la intendencia como el caso al
que hicimos alusión de Pedro Francisco Arizmendi que fue subdelegado de Porco
en 1785 y después de Chayanta en 1791, o también el caso de Benito Antonio
Goyena que fue de Atacama en 1790 y después en 1804 estaba como subdelegado
de Chichas.
5
Artículo 132. Véase Real Ordenanza para el establecimiento e instrucción de intendentes de exército
y provincia en el reino de Nueva España. Edición anotada de la Audiencia de la Nueva Galicia. Edición y
estudios de Mantilla, Diego–Fernández y Moreno, 2008, p. 287.
6
Archivo General de Indias (en adelante AGI.), Charcas, 694. Hoja de servicio de Don Pedro
Francisco de Arismendi, fechada 31 de mayo de 1797.
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Dr. don Pedro Francisco de Arismendi, Juez Real subdelegado del partido de
Chayanta
Cuando leemos la hoja de servicios del que fue subdelegado en Porco y Chayanta,
nos quedamos admirados de la talla del funcionario colonial. Este personaje se
destacó como un burócrata muy capaz, competente, bien preparado y con estu-
dios, pero también descubrimos que se implicó de forma personal en la actividad
minera, teniendo actuaciones de abusos con respecto a la población indígena y
utilizando en interés personal y de sus socios las prerrogativas de su cargo, algo
que por otra parte era lo habitual en la administración colonial, es decir servicios a
cambio de beneficios, especialmente cuando el nuevo puesto no contemplaba un
sueldo.
En el memorial de Arismendi se dice había cumplido quince años al servi-
cio de la Corona, pues desde 1781 dice haber sido asesor del Cabildo de Potosí
donde permaneció hasta que fue nombrado subdelegado de Porco en 1785, y en
1791 se le vuelve a nombrar como subdelegado de Chayanta. Nacido en Potosí de
padres “ilustres y beneméritos de esta República”, tuvo el apoyo suficiente para
poder preparase en el Colegio Convictorio de la Real Universidad de Córdoba del
Tucumán y terminar haciendo la carrera de leyes y ejerciendo sus prácticas en la
Audiencia de Charcas, según aparece en su hoja de servicios. La influencia de su
familia debió ser decisiva para su carrera política y también para sus actividades e
intereses mineros, como veremos a continuación.
La recopilación de sus cargos en la administración, destacando su gobierno
y responsabilidad en este ejercicio, respondía al objetivo de continuar con una
mejor plaza, o al menos la renovación de su puesto como subdelegado de Chayan-
ta. Su hoja de servicios está firmada por el gobernador intendente Francisco de
Paula Sanz en 31 de mayo de 1797, ya cumplido los seis años reglamentarios en el
partido de Chayanta como subdelegado. El intendente firma y recomienda a
Arismendi haciendo un elogio sobre su gobierno y sus aptitudes:
Aptitud: para cualquier empleo y principalmente para magistraturas
Talento: escogido
Conducta muy arreglada
Aplicación constantísima7.
7
AGI. Charcas, 694. Hoja de Servicio de Arismendi, 31 de mayo de 1797.
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levantó una fuerte oposición del fiscal de la Audiencia de Charcas Victorián Villa-
va, el cual contrario a la obligación de los indios de cumplir con la mita de Potosí
se enfrentó al intendente y al subdelegado, y con su polémica logró paralizar este
aumento de mitayos que se pretendía en los partidos de Chayanta y Porco. Es
cierto que contuvo Arismendi una inminente sublevación en Chayanta en 1795,
pero era la que él mismo y el intendente provocaron con la intención de sacar más
mitayos para concederlos a los azogueros de Potosí: Urzainqui, Jauregui y Orueta
(Tandeter, 1992; Buechler, 1989; Gavira, en prensa)8.
En este conflicto por la mita nueva terminó implicada la Iglesia, pues a la
reticencia de algunos curas y caciques de aumentar la mita, Arizmendi y el inten-
dente argumentaban que la Iglesia tenía más indios concedidos que la mita minera
de Potosí. También denunciaron los abusos de los curas y doctrineros sobre la
población indígena, cuestión que le conllevó a Arismendi la enemistad de la Igle-
sia, pero puso en evidencia una situación de abuso que no se criticaba institucio-
nalmente y que apenas se conocía.
Los excesos de los curas fueron detallados en diferentes informes con testi-
monios que hablaban de los abusos económicos y de poder que practicaban los
curas de forma generalizada, pero en algunos curatos eran más escandalosos, según
el intendente y el subdelegado:
los abusos, las supersticiones, la irreligiosidad y las tiranías que se practican en los curatos de
aquel partido, singularmente en los de Chayantacas y Laymes de la misma capital de Cha-
yanta y en el de San Pedro de Buenavista9.
Denunciaba Francisco de Paula Sanz que los curas tenían ocupados 1123 indios
que habían representado los gobernadores de las parcialidades de aquel partido en
los servicios y fiestas, además de treinta y seis más en que se equivocaron las rela-
ciones. Según el intendente, este servicio doblaba en número a la mita establecida
al partido de Chayanta. Recordemos que la matrícula de la Monclova señalaba
que debían enviar 627 mitayos, aunque sólo enviaban 533 tributarios, es decir
realmente más del doble de tributarios estaban al servicio de la Iglesia. Como con-
secuencia, se reglamentó y se vigilaron más las actuaciones de los curas doctrine-
ros10.
El conato de rebelión por parte de la misma población que se había levan-
9
AGI, Charcas, 440. Francisco de Paula Sanz a Diego Gardoqui, Potosí, 26 de junio de 1796.
10
Mónica Adrián, “Curas, doctrinas, reformas y conflictividad local en la provincia de Chayanta,
segunda mitad del siglo XVIII”, presentada en la Universidad de Buenos Aires, en diciembre de 2009,
asesorada por Ana María Lorandi.
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tado durante la sublevación katarista, obligó a dar marcha atrás al intendente por
orden expresa del virrey del Río de la Plata y la Corona. Es decir, no llegó a mani-
festarse la rebelión aludida en el memorial de Arismendi, tan sólo hubo un conato
que se contuvo con la inmediata paralización de las medidas que se pretendían
implantar con la nueva mita.
Sin embargo, apreciamos una diferencia en las posiciones de Arismendi
como subdelegado de Porco y como subdelegado de Chayanta con respecto a las
disposiciones para aumentar los mitayos procedentes de ambos partidos a partir
del aumento de población manifestado en la última revisita realizada durante el
gobierno del primer intendente Joaquín del Pino Manrique en 1786-87. Según
los oficiales de la Caja Real de Potosí se debería aumentar los mitayos en esta pro-
porción:
11
Real Academia de la Historia (en adelante RAH), Colección Mata Linares, Informe del subde-
legado del partido de Porco, 29 de abril de 1790.
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los oficiales reales de Potosí. En el pueblo de San Pedro de Macha decía haber un
equívoco de ciento tres indios. Respecto a los originarios y forasteros con tierras o
sin tierras de Moromoro y Pintatora, argumentaba que no debían ser incluidos
pues gozaban del privilegio de no mitar porque los primeros tenían la obligación
de hacer trincheras en la plaza de la ciudad de La Plata por la fiesta de Nuestra
Señora de Guadalupe. Respecto a los de Pintatora decía que no sabía por qué
estaban exentos12.
Comentaba que era difícil cumplir con la asignación de mitayos porque los
caciques tenían muchas dificultades para obtener el número asignado, los origina-
rios acomodados ponían personeros, pero los caciques tenían que cumplir y “re-
poner por los muertos, ausentes y reservados” con la dificultad añadida de tener
que entregar un crecido número a los doctrineros para el servicio de sus iglesias.
Es evidente que los subdelegados tenían que defender la posición de los ca-
ciques pues si estos no les entregaban los tributos se veían en la obligación de
completarlos. Por tanto, defendían y eran celosos de las listas de tributarios que se
proponían desde la Real Hacienda, porque las listas internas establecidas con los
caciques eran negociables pero a los oficiales reales había que responderles de for-
ma íntegra para no dejar deudas pendientes que cuestionaran “su amor y servicio
al Rey”.
Cuando Arismendi pasó a ejercer su cargo como subdelegado de Chayanta,
con el nuevo intendente de Potosí Francisco de Paula Sanz, mostró una posición y
actuación totalmente alineada con las decisiones del intendente, con el cual mani-
festaba una total colaboración, y esto nos explica también los buenos informes y
alabanzas de Francisco de Paula Sanz sobre el subdelegado Pedro Francisco Aris-
mendi y su gestión. Es decir, mientras fue subdelegado en Porco mantuvo una
actitud más crítica con las listas de tributarios que proponían los oficiales reales de
Potosí, sin embargo, cuando pasó a ejercer de subdelegado en Chayanta mantuvo
una total colaboración con los planes del intendente Francisco de Paula Sanz y su
disposición para aplicar la nueva mita procedente de este partido de Chayanta.
Hay que reconocer que Arismendi era un personaje con influencias, con
preparación, de procedencia intachable, lo cual le proporcionaba esta influencia,
pero también con reciprocidades y obligaciones manifiestas precisamente por ser
originario de esta región minera. Su familia era y había sido azoguera. Su padre
Luis de Arismendi había sido diputado del Gremio de Azogueros de Potosí en
1754 y socio originario del Banco de Rescates de Potosí que se convirtió más tarde
12
Ídem.
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13
AGI. Charcas, 440, n° 28. El intendente de Potosí, Francisco de Paula Sanz, manifiesta los mé-
ritos del subdelegado de Chayanta.
14
Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia (en adelante ABNB), CPLA 59: 153-155. Acuerdo
sobre el nombramiento de teniente asesor del Gobierno e Intendencia de Potosí, 26.03.1805.
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15
ABNB. CPLA 60:128-129. Juramento que hace el Dr. Narciso Dulon como asesor y teniente
letrado interino del Gobierno e Intendencia por muerte de Dr. Pedro Francisco de Arismendi. Potosí,
24.12.1808.
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Tiempo en que empezó a servir Tiempo que ha que sirve y cuanto en cada
los empleos empleo
Empleos Días Mes Año Empleos Años Mes Días
De Asesor del Cabildo de 1 Enero 1781 Asesor 4
Potosí
De Juez Real Subdelegado 14 Marzo 1785 Subdelegado 6
del Partido de Porco de Porco
De Juez Real Subdelegado 14 Marzo 1791 Subdelegado 5 2 17
del de Chayanta de Chayanta
Total hasta fin de mayo de 1796 15 2 17
Archivo General de Indias, Audiencia de Charcas, leg. 694.
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expresados ramos, según consta de certificación del contador de las R. Caxas de esta Villa
dado en 8 de 1788.
La de la Revisita del enunciado Partido de Chayanta que igualmente actuó por encargo
particular de este Gobierno Intendencia y de la que según consta de la certificación de los
SS. Ministros Principales de esta Tesorería, su fecha 23 del corriente aparece haber dado el
aumento de 8,499 pesos anuales que en los tres años y medio que van corridos desde su
actuación hasta el presente han ascendido a 29,746 pesos 4 reales los que ha ingresado a la
Real Hacienda sin incluir en esta cantidad el aumento que igualmente resultó en el Ramo
de Indios llamado Yanaconas que por contingente y correr el arrendamiento no se ha
podido computar su total valor de suerte que el aumento anual que ha dado al erario en
ambas revisitas suma 30,431 pesos.
La del desagüe de las minas nombradas de la Gallofa y Bronce executados en el Mineral de
Aullagas del Partido de Chayanta y verificados por el método de bombas alemanas según
consta del expediente original que existe en la secretaria de este Gobierno Intendencia
debido a la eficacia y celo de este subdelegado que contribuyó no solo con su trabajo y
asistencia personal sino también con erogación de su propio dinero y exponiendo su mis-
ma vida dentro de las minas y de que se le dieron las gracias por este Gobierno Intenden-
cia en oficio de 22 de marzo de 1792.
La de operaciones de Beneficios en la Máquina de Barriles construida en el Mineral de
Toracari a costa de Don Juan Ruiz de Luna en que manifestó su perspicacia y celo para
evitar la menor duda en la realidad de sus efectos como aparece del expediente original que
igualmente existen en la Secretaría de esta Intendencia y por cuyo desempeño en este
particular encargo se le dieron por este Gobierno las debidas gracias en oficio de 3 de
febrero de 1792 ofreciéndole dar cuenta a las Superioridades respectivas de este singular
servicio.
La comisión del recojo del donativo gracioso que consecuente con orden de S.M. se solici-
tó para las urgencias de la pasada guerra con la Francia y que ascendió por lo respectivo al
Partido de Chayanta a 2,829 pesos que efectivamente en casa un año de los que durase la
expresada guerra y por cuyo servicio se le dieron igualmente las gracias en oficio de 5 de
diciembre de 1794 como debido a su actividad celo y amor por el Real servicio.
Circunstancias
Es natural de esta villa e hijo legítimo de Don Luis de Arizmendi y Doña María Ondarra
familias de las más ilustres y beneméritas de esta República.
Dedicado desde sus tiernos años a la carrera de las letras estudio gramática en el colegio
convictorio de la Real Universidad de Córdoba del Tucumán donde siguió las dos partes
del curso de filosofía y con motivo de la expatriación de los regulares de la compañía pasó
al Real de San Cristóbal de la ciudad de la Plata donde concluyó los tres años de aquella,
estudió la sagrada Teología y se le concedió de indulto por premio de su literatura talento
y aplicación el grado de doctor en dicha facultad por la Real Universidad de Don Francis-
co Xavier de la propia ciudad en 5 de septiembre de 1774.
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