EL AMOR EN EL MITO DE

CUPIDO Y PSIQUE

10 DE ENERO DE 2020
PAOLA HERNANDO GONZÁLEZ Y ALEX SALVADOR CASTRO
3º ESTUDIOS CLÁSICOS
RESUMEN

Este trabajo se basa en la interpretación del mito de Psique y Cupido a partir del texto
de Apuleyo en su obra El asno de oro o Metamorfosis. El objetivo del trabajo es
descubrir qué representa concretamente el mito y el papel que juega el sentimiento
del amor en este relato.

PALABRAS CLAVE: Amor, Alma, Filosofía, Inmortalidad

1. INTRODUCCIÓN

Apuleyo nació aproximadamente en el año 125 en Madaura y murió en torno al 180

en Cartago. Él fue el escritor romano más importante del siglo II y, aunque escribió
otras obras, es recordado por sus Metamorfosis, una obra también conocida como El
asno de oro, que es la única novela latina completa que ha perdurado hasta nuestros
días.

Las Metamorfosis explican en once libros cómo Lucio, que ha estado hechizado, pero
ha salido mal, se transforma en asno, conservando todas sus facultades excepto el
habla. El protagonista, bajo la apariencia de asno oye y ve muchas historias, pero, sin
duda, la más extensa y famosa es la historia de Psique y Cupido.

Lucio es raptado y acaba en una cueva en la que se encuentran también una vieja y
una muchacha joven. Para entretener y consolar a la muchacha, la vieja cuenta una
historia, la de Psique y Cupido, y de esta manera Lucio escucha el relato.

2. CUERPO DEL TRABAJO

2.1 RESUMEN DEL MITO

En una ciudad griega vivían unos reyes que tenían tres hijas. La más pequeña de las
tres, Psique, era una muchacha muy bella y era admirada por todos como si fuera la
misma diosa Venus.

La diosa, al ver que los ciudadanos descuidaban sus ritos, se enfadó y le pidió a su
hijo, Cupido, que la muchacha se enamorara del más horrible monstruo para
castigarla, pero Cupido se equivoca disparando la flecha y acaba enamorándose de
ella.

Psique, por su parte, veía que sus hermanas mayores se habían casado, pero ningún
hombre se atrevía a casarse con ella debido a su hermosura. Por esta razón, su padre

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fue a consultar el oráculo de Apolo y el dios le dijo que debía dejar a su hija en lo más
alto de una montaña y allí la desposaría el más horrible de los seres.

A pesar del horrible destino que dictaba el oráculo, Psique fue llevada a la montaña
y, estando allí, un viento se la llevó volando y la dejó en una pradera llena de flores.
Cuando la joven se despertó vio un palacio al que entró y se quedó asombrada por
unas voces que la invitaban a quedarse, y así lo hizo.

Durante la noche, Psique escuchó un rumor, era un ser que se acostaba con ella y
ocurrió lo mismo varias noches. Esto hizo que por la noche Psique estuviera
acompañada, pero durante el día se sentía sola, así que le pidió a su esposo que le
dejara ver a sus hermanas y su esposo le concedió el deseo, aunque le advirtió que
tuviera cuidado, pues sus hermanas querrían acabar con su suerte.

A la mañana siguiente sus hermanas la visitaron y le interrogaron por su marido.

Psique cayó en la cuenta de que no conocía el aspecto de su amado, así que se lo
inventó con tal de callar a sus hermanas. Después, por la noche, el marido le aconsejó
que no intentará averiguar quién era, pues entonces no lo volvería a ver nunca más,
y él tampoco quería eso, porque Psique estaba ya embarazada.

Con el tiempo, Psique volvió a ver a sus hermanas. Las hermanas volvieron a
interrogarle por su marido y la muchacha inventó otro aspecto diferente al que le había
dado anteriormente. Sus hermanas se dieron cuenta y, como estaban llenas de
envidia, decidieron acabar con la alegría de su hermana diciéndole que seguramente
su amante era un monstruo y que debía acabar con él.

Evidentemente, Psique se asustó y llevó a cabo un plan. Se preparó cogiendo una

lámpara de aceite y un cuchillo; la chica iluminó la cara de su amante, vio que era el
mismo dios Cupido y de la emoción cayó una gota de aceite encendida encima de
Cupido, que se despertó. El dios, al ver que su amada no le había hecho caso, se
alejó de ella para siempre, pues se sentía traicionado.

Psique se quedó desolada y decidió vagar por la tierra intentando que los dioses la
ayudaran a recuperar a su amado, pero la ira de Venus la perseguía siempre. La
diosa, al encontrarla, decidió encerrarla en una torre y decidió someter a Psique a
varias pruebas: discernir de un montón mezclado las semillas de diferentes cereales
y gramíneas, coger un mechón de la lana de oro de unas ovejas salvajes y llenar un
frasco con el agua de un manantial de la Estigia, que está vigilada por unos dragones.
Psique consiguió superar estas tres pruebas con la ayuda de unas hormigas, las
cañas de los ríos y el águila de Júpiter.

Al ver que las había superado, Venus impuso una última prueba mucho más
complicada que las anteriores: Psique debía bajar a los Infiernos para buscar una caja
que contenía un ungüento de belleza. Al principio, la prueba le parece realmente

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imposible y cree que la mejor solución es suicidarse, pero la torre en la que se
encuentra le da las claves para conseguir superarla.

Con los consejos de la torre, Psique baja a los Infiernos y consigue la caja, pero la
curiosidad por saber qué hay exactamente dentro de la caja es más fuerte que ella y
decide abrirla, de manera que un infernus somnus la deja sumida en un sueño
profundo. Justo en este momento, Cupido decide rescatarla, pues es más fuerte el
amor que el rencor que pueda sentir por lo ocurrido, y consigue entregar la caja a
Venus.

Finalmente, por petición de Cupido, Júpiter decide que los amantes pueden
permanecer juntos y ordena a Mercurio que la lleve con los dioses. Cuando Psique
se encuentra allí, el dios le da de beber ambrosía y se celebran unas bodas y un
banquete. Del amor de ambos nace una niña llamada Voluptuosidad.

2.2 INTERPRETACIÓN DEL MITO

· ¿Qué representan los personajes?

Por una parte, Psique, ya nos los dice su nombre, pues en psyche en griego significa
alma, representa el alma humana. Por la otra, Cupido, siendo el dios del amor, no
puede representar otra cosa sino el amor y el deseo.

En este relato intervienen otros personajes que, por supuesto, también tienen una
función esencial en el desarrollo del relato y representan otros elementos.

Las hermanas de Psique representan el tiempo, aunque también la envidia, pues es

en la realidad es el tiempo el que genera dudas y curiosidad, y esta es la función que
tienen las hermanas en el relato. Ellas inician las dudas de Psique por saber quién es
su amado y la llevan a tramar un plan para averiguarlo.

Por otro lado, Venus representa la envidia, y es precisamente este sentimiento el que
la lleva a actuar de la manera en que actúa. Ella, movida por esta rabia y esta envidia
que le provoca la belleza por la que es admirada Psique, decide castigar a la joven.
El castigo que propone es enamorarla del hombre más vil de todos. Este momento
del relato demuestra una visión pesimista del amor, pues enamorarse es visto como
un castigo.

Voluptuosidad, la hija que nace de esta unión, representa la cúspide del amor. Esta
divinidad hace referencia al placer al que los dos amantes pueden acceder sin
impedimentos cuando ya pueden verse. Voluptuosidad es la metáfora de ese goce de
la plenitud amorosa que es eterna.

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 · ¿Qué relata el mito?

Desde una perspectiva general, el relato demuestra que el alma humana sólo puede
conocer el verdadero amor a través de una serie de pruebas, pues Psique, para poder
tener una relación su amado, Cupido, debe superar una serie de pruebas que le
impone Venus. Finalmente, el alma es capaz de superar todas estas pruebas y
consigue alcanzar al amor y la inmortalidad. De la misma manera, cuando Psique ya
ha superado las pruebas, Júpiter permite la relación entre ellos, así que se alcanza el
amor, y le otorga la inmortalidad a la chica dándole de beber ambrosía.

Si nos centramos en cada una de las partes del relato, en la primera parte aparece la
joven Psique, que es admirada por todo el mundo debido a su belleza, “Pero la más
pequeña, era tanta su hermosura, que no bastan palabras humanas para poder
exprimir ni suficientemente alabar su belleza.” (López de Cotegana, 1983, p.66), a
punto de ser abandonada en la cima de una montaña, así lo había dictado el oráculo,
“Pondrás esta moza adornada de todo aparato de llanto y luto, como para enterrarla,
en una piedra de una alta montaña y déjala allí.” (López de Cotegana, 1983, p.68),
pues nadie quería casarse con ella. “Todos la miraban y todos la alababan; pero
ninguno que fuese rey ni de sangre real, ni aun siquiera el pueblo, la llegó a pedir,
diciendo que se quería casar con ella.” (López de Cotegana, 1983, p.68). Justo en
ese momento, el viento del Céfiro la eleva y se la lleva a un campo florido en el que
hay un palacio y allí se queda a vivir. Venus quería castigar a Psique, pues por culpa
de su belleza se había abandonado su culto, “Ya nadie quería navegar a ver la diosa
Venus, que estaba en la ciudad de Paphos, ni tampoco la isla de Gnido, ni al monte
Citerón, donde le solían sacrificar; sus templos eran ya destruidos, sus sacrificios
olvidados, sus ceremonias menospreciadas, sus estatuas estaban sin honra ninguna,
sus aras y sus altares sucios y cubiertos de ceniza fría.” (López de Cotegana, 1983,
p. 66) y ordena a su hijo Cupido que la haga enamorarse del hombre más terrible,
“Véngala contra la hermosura rebelde y contumaz de esta mujer, y sobre todas las
otras cosas has de hacer una, la cual es que esta doncella sea enamorada de muy
ardiente amor de hombre de poco y bajo estado, al cual la Fortuna no dio dignidad de
estado, ni patrimonio, ni salud. Y sea tan bajo que en todo el mundo no halle otro
semejante a su miseria.” (López de Cotegana, 1983, p.67) pero el dios se equivoca al
disparar la flecha y acaba enamorándose de ella. Mientras Psique se encuentra en
este palacio, ambos personajes tienen encuentros a ciegas.

Este primer momento representa la primera etapa del enamoramiento, ese tiempo en
el que el amor ciega, pero, a la vez, cada día nos cautiva. De la misma manera, Psique
está ciega, porque no conoce el aspecto de su amante, y Cupido acude cada noche
a su cama para enamorarla.

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En la segunda parte del relato, Psique recibe la visita de sus hermanas y éstas le
preguntan por su amado. Psique, evidentemente, les miente y describe a un hombre
imaginario. Cupido, por su parte, una de las noches le advierte a Psique que no intente
descubrir quién es, pues se le acercaría la desgracia si lo hace. “Aquellas lobas sin fe
ordenan cuanto pueden contra ti muy malas asechanzas, de las cuales la suma es
ésta: ellas te quieren persuadir que tú veas mi cara, la cual, como muchas veces te
he dicho, tú no la verás más, si la ves.” (López de Cotegana, 1983, p. 74) En una
segunda visita, las hermanas incitan a la joven a descubrir quién es su amante
diciéndole que está durmiendo con una serpiente “Porque has de saber que hemos
hallado por verdad que éste tu marido que se echa contigo es una serpiente grande
y venenosa; lo cual, con el dolor y pena que de tu mal tenemos, no podemos encubrir,
y ahora se nos recuerda de lo que el dios Apolo respondió cuando le consultaron
sobre tu casamiento diciendo que tú eras señalada para casarte con una cruel bestia.”
(López de Cotegana, 1983, p. 77) y ella, asustada, trama un plan para saber quién es
el que le visita cada noche. A media noche coge una navaja y una lámpara, ilumina
la cara de su compañero para ver quién es y matarlo, pero se lleva una sorpresa al
descubrir que es Cupido y el dios huye y la abandona, pues ya le había advertido de
que no lo hiciese. “De esta manera el dios Cupido, quemado, saltó de la cama y
conociendo que su secreto era descubierto, callando, desapareció y huyó de los ojos
de la desdichada de su mujer.” (López de Cotegana, 1983, p.79-80).

Esta parte demuestra que el amor huye cuando se pretende descubrir cómo es en
realidad, y este descubrimiento comporta, en el caso de Psique, la soledad y el
sufrimiento.

Es en la tercera y última del relato en la que vemos que Psique hace todo lo posible
para poder encontrar a Venus y tratar de solucionar el problema. Venus, de la misma
manera que al principio de la obra, la maltrata y le impone una serie de pruebas
realmente difíciles para tratar de echarla. Sorprendentemente, Psique consigue
superarlas y Venus, enfadada, impone otra prueba más, la definitiva. debe bajar al
inframundo y coger de las manos de Proserpina un poco de ungüento de belleza. La
joven cree que la tarea es imposible, pero recibe ayuda y consigue realizarla a pesar
de las dificultades. Júpiter convoca una asamblea de dioses a la que acude también
Psique. Allí, le dan ambrosía para convertirla en inmortal “Toma, Psiches, bebe esto
y serás inmortal; Cupido nunca se apartará de ti; estas bodas vuestras durarán para
siempre.” (López de Cotegana, 1983, p.94) y Venus deja de lado todo el rencor.
Finalmente, se celebran las bodas de Psique y Cupido. “Dicho esto, no tardó mucho
cuando vino la cena muy abundante, como a tales bodas convenía. Estaba sentado
a la mesa Cupido en el primer lugar y Psiches en su regazo.” (López de Cotegana,
1983, p.94).

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 2.3 EL AMOR EN LAS RELACIONES FAMILIARES

Aunque, evidentemente, la relación amorosa principal en esta historia es la de Psique

y Cupido, no debemos olvidar las relaciones familias que aparecen, pues también son
otro tipo de relación amorosa.

Por un lado tenemos la relación entre Psique y sus hermanas.

Esta relación, en un primer momento, se presenta como una relación buena, pues
Psique pide ver a sus hermanas cuando está en el palacio porque las echa de menos,
“[…] pero además de esto, señor, te ruego que mandes a tu servidor el viento Cierzo,
que traiga a mis hermanas aquí, así como a mí me trajo.” (López de Cotegana, 1983,
p.72) y el lector puede llegar a pensar que se llevan bien entre ellas. Después, a
medida que avanza la lectura, podemos ver como realmente las hermanas están
consumidas por la envidia, “En esta manera, inflamadas de la envidia, se tornaron a
casa y hablaron a sus padres, aunque de mala gana.” (López de Cotegana, 1983,
p.77) y no quieren el bien de su hermana, y esto está claramente reflejado en el
momento en el que ellas mismas planean engañar a su hermana para acabar con su
felicidad, pues no soportan que su hermana sea feliz y ellas no. “Cierto, hermana, tú
hallarás que esta mala hembra nos miente, o ella no conoce quién es su marido; y
cualquier cosa de éstas que sea nos conviene que la echemos de estas riquezas.”
(López de Cotegana, 1983, p.76) Las hermanas son las que causan el primer
sufrimiento de la pareja y aparecen retratadas como personajes egoístas y falsas,
“[…] y con unas pocas de lágrimas que por fuerza y apretando los ojos sacaron […]”
(López de Cotegana, 1983, p.77) pues delante de Psique ocultan sus verdaderos
sentimientos.

Claramente, como Cupido es un dios, conoce muy bien estos entresijos de la mente
humana y por esta razón advierte a su amada de la desgracias que pueden venir si
hace caso a lo que le dicen las muchachas.

Por otro lado está la relación entre Venus y Cupido. En este caso, la relación es
totalmente opuesta a la anterior. Pues si entre las hermanas y Psique veíamos una
relación con poco amor y cariño, en este caso sí lo hay.
Venus quiere tanto a su hijo que es capaz de hacer cualquier cosa por él, aunque no
demuestra su amor de la mejor manera. Posiblemente Venus reaccione de la manera
en que reacciona, imponiendo las pruebas a Psique e incluso tratándola mal, porque,
en el fondo, quiere lo mejor para su hijo y no acepta cualquier esposa para él, aunque,
obviamente, también influye en su reacción la envidia que siente por la joven.

En conclusión, en esta historia realmente se muestra, de alguna manera, la realidad

y queda reflejado que las relaciones familiares no siempre son buenas y no en todas
reina el amor y el cariño.

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 2.4 LA FILOSOFÍA EN EL MITO

Apuleyo viajó a Atenas entre los años 145 y 155 dC, donde estudió poesía, geometría,
música, dialéctica y, evidentemente, filosofía.

Respecto a la filosofía, se interesó especialmente por los pensamientos aristotélicos

y los platónicos y, de hecho, así se convirtió en un philosophus platonicus. Por otra
parte, también se interesó por los cultos mistéricos y por las religiones orientales, y
así se refleja en su obra, pues demuestra su visión mágica del mundo.

La historia de Psique y Cupido ha sido analizada tradicionalmente como una alegoría

platónica.

El Amor, para Platón, es un daimon, un espíritu intermediario entre los dioses y los
mortales, pone en comunicación el mundo terrenal con el mundo celeste y, a su vez,
conduce el alma hasta el mundo celeste.

Por otra parte, el Amor se diferencia de los dioses porque ellos poseen la inmortalidad
y la belleza, mientras que el Amor no, y por eso, precisamente, busca lo bello, pues
es un punto intermedio entre lo bello y lo feo. Por lo tanto, el amor platónico es una
fuerza que es un punto medio entre lo material y lo inmaterial, entre lo terrenal y lo
celestial.

Toda esta teoría está perfectamente reflejada en la obra el Banquete de Platón.

“-¿Qué puede ser, entonces, Eros? -dije yo-. ¿Un mortal?

-En absoluto.
-¿Pues qué entonces?
-Como en los ejemplos anteriores -dijo-, algo intermedio entre lo mortal y lo inmortal.
-¿Y qué es ello, Diotima?
-Un gran demon, Sócrates. Pues también todo lo demónico está entre la divinidad y
lo mortal.
-¿Y qué poder tiene? -dije yo.
-Interpreta y comunica a los dioses las cosas de los hombres y a los hombres las de
los dioses, súplicas y sacrificios de los unos y de los otros órdenes y recompensas
por los sacrificios. Al estar en medio de unos y otros llena el espacio entre ambos, de
suerte que el todo queda unido consigo mismo como un continuo.” (Banquete, Platón,
202d-202e)

El alma humana, para Platón, es el principio divino e inmortal que nos permite el
conocimiento.

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El alma tiene tres partes: la parte racional, la parte irascible y la concupiscible. De
estas teorías platónicas Apuleyo recoge una gran parte en sus obras.
En primer lugar, la parte racional es la parte inmortal y divina con la que alcanzamos
el conocimiento; en segundo lugar, la parte irascible es donde se encuentran la
voluntad y el valor; por último, la parte concupiscible es la responsable de las pasiones
y los placeres.

La parte racional la vemos reflejada en Psique cuando Júpiter la deifica y la convierte

en inmortal; la parte irascible, cuando Psique saca su valor y su fuerza de voluntad
en el momento en el que desobedece a Cupido y traza un plan para verle el rostro, y
también en el momento de realizar las pruebas que le impone Venus; finalmente, la
parte concupiscible se muestra en el deseo amoroso entre los dos personajes.

Asimismo, vemos como el alma de Psique está contaminada por los deseos
terrenales. Incluso después de ser salvada y deificada, sigue sin ser libre de los
deseos físicos. Por lo tanto, Apuleyo acepta que es imposible que el alma se separe
jamás de estos placeres.

En conclusión, la historia refleja el ascenso del alma a un reino trascendente, el reino

celestial, pues el alma presenta una naturaleza inmortal cuando se une con el Amor.

También resulta importante explicar que en el mundo clásico la pasión amorosa

aparece por primera vez a través de la mirada. Los griegos entendían que el amor era
un sentimiento que se originaba visualmente, y esto hacía que la vista fuera uno de
los sentidos más importantes. En el caso de mito, esto no es así, pues el amor se
origina a pesar de que los amantes no se conozcan ni se hayan visto nunca, y es
precisamente cuando Psique siente el deseo de conocer el rostro de su compañero y
lo contempla con los ojos, cuando Cupido la deja abandonada.

El amor a través de los ojos es un primer paso en el ascenso erótico de Platón. Según
Platón, el sentimiento amoroso se inicia amando a un cuerpo bello, después siegue
con el amor hacia las almas bellas y, por último, se proyecta hasta alcanzar la visión
de la idea de Belleza en sí misma, absoluta y plena. Una vez más, esta idea queda
reflejada en el Banquete.

“Es preciso, -dijo- que quien quiera ir por el recto camino a ese fin comience desde
joven a dirigirse hacia los cuerpos bellos. Y, si su guía lo dirige rectamente,
enamorarse en primer lugar de un solo cuerpo y engendrar en él bellos
razonamientos; luego debe comprender que la belleza que hay en cualquier cuerpo
es afín a la que hay en otro y que, si es preciso perseguir la belleza de la forma, es
una gran necedad no considerar una y la misma la belleza que hay en todos los
cuerpos. Una vez que haya comprendido esto, debe hacerse amante de todos los

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cuerpos bellos y calmar este fuerte arrebato por uno solo, despreciándolo y
considerándolo insignificante. A continuación debe considerar más valiosa la belleza
de las almas que la del cuerpo […]. En efecto, quien hasta aquí haya sido instruido
en las cosas del amor, tras haber contemplado las cosas bellas en ordenada y
correcta sucesión, descubrirá, de repente, llegando ya al término de su iniciación
amorosa, algo maravillosamente bello por naturaleza […], sino la belleza en sí, que
es siempre consigo misma específicamente única, mientras que todas las otras cosas
bellas participan de ella […].” (Banquete, Platón, 210a-211b).

Las miradas deseantes de los personajes son un elemento de especial importancia

en esta historia, ya que les otorgan el impulso necesario para derrotar todas las
dificultades que se les plantean y superar los obstáculos que les impiden estar juntos,
consiguiendo, al final, unirse para siempre.

A la vez, el intercambio de miradas entre los dos amantes tiene un doble efecto, por
una parte, da lugar al erotismo y, por otra, activa el instinto reproductivo que culmina
en la procreación, aunque en el mito queda relegado a un segundo plano.

La fecundación se produce al inicio del relato, cuando el esposo todavía insiste en

mantenerse en el anonimato y además pide a Psique que mantenga en secreto su
embarazo: “acrecentaremos nuestro linaje, que aun este tu vientre niño otro niño trae
ya dentro, y si tú encubrieres este secreto, yo te digo que será divino, y si lo
descubrieres, desde ahora te certifico que será mortal” (López de Cotegana, 1983,
p.74-75). Lo que nos muestra aquí es la idea de que para que el alma engendre lo
divino tiene que desvincularse de toda cosa mortal.

3. CONCLUSIÓN

Como hemos podido comprobar a lo largo de este trabajo, el relato se puede

interpretar claramente como una alegoría del trayecto que realiza el alma desde el
mundo terrenal hasta el terreno celestial. Para realizar esta alegoría, Apuleyo recibió
una gran influencia del filósofo griego Platón, especialmente de su teoría sobre el
alma y la concepción amorosa.

Por otra parte, concluimos el que el amor es una parte, evidentemente, esencial en
este mito y que es el motor de la acción en todo momento, pues los protagonistas
actúan de una manera determinada movidos por este sentimiento.

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 4. BIBLIOGRAFÍA

-Libros:

Apuleyo. (1983). El asno de Oro (Diego López de Cotegana, trad.). España: Club
Internacional del Libro.

Apuleu. (1999). Psique i Cupido: Les Metamorfosis 4,28-6,24 (Bàrbara Matas, trad.).
España: La Magrana.

Platón . (2004). Diálogos I. España: Editorial Gredos.

-Webgrafía:

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el-conocimiento-en-el-asno-de-oro-de-apuleyo/ (28/12/2019)

https://www.ancient-origins.es/mitos-leyendas-europa/el-antiguo-cuento-hadas-
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