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ÍNDICE

1. El latín vulgar
2. El neutro de materia
Bibliografía
EL LATÍN VULGAR

Se suele hablar del latín vulgar (a pesar de que éste a veces no está bien definido)
como una lengua unitaria y esto no es del todo cierto (Colón, 2007). El latín vulgar
suele definirse como la lengua hablada por los estratos sociales poco o nada
influenciados por la enseñanza escolar y los modelos literarios (Joseph Herman apud
Frías, 2013). El latín vulgar era una variante hablada que era más libre y que estaba
sujeta a modificaciones, más o menos diferenciadas, frente a un latín clásico, rígido y
poco natural. Muestra de ello son los errores que podemos encontrar en algunos textos
escritos en latín clásico y que nos indican que debajo del latín clásico había una variante
oral (Frías, 2013). Esta visión es contraria a la de algunos autores como Pere J.Quetglas
(2003) quienes opinan que el latín vulgar es un concepto mal utilizado. Más adelante
desarrollaremos esta idea.

La situación de la península itálica en el siglo VIII a.C. era bastante complicada


debido a la multiplicidad de lenguas que se hablaban en ese momento (Quetglas, 2007).
En la mitad norte nos encontramos con un grupo de lenguas que no son indoeuropeas
como el ligur, propia de la frontera actual entre Francia e Italia cuya extensión, es de
suponer, era mayor en ese tiempo; el rético, lengua situada en el centro del arco alpino;
el piceno septentrional, en la zona de la costa adriática; y finalmente, la más importante
de todas, el etrusco, que se extendía desde la Toscana hasta el norte y también hacia el
sur, más allá de Roma. Junto con estas lenguas no indoeuropeas, encontramos también
el véneto, que se situaba en torno a la actual ciudad de Venecia (Quetglas, 2007). Por el
contrario, la mitad sur parecía estar dominada por dos lenguas que tenían cierto
prestigio y desarrollo cultural: el osco y el umbro, que a veces se unen para hablar de la
unidad osco-umbra. En la frontera que separaba estas dos lenguas existían varios
dialectos de transición. Junto con la unidad osco-umbra encontramos también otra
lengua indoeuropea como es el piceno meridional y, también, con las lenguas existentes
en la zona del Lacio. Estas lenguas también se agrupan configurando una unidad
lingüística que a veces se ha denominado con el nombre de latino-falisco (Beekes, 1995
apud Quetglas, 2007). Esta lengua se dividía en tres dialectos: el falisco, el prenestino y
el latín, que no debía de ser el más importante porque solo ocupaba un franja pequeña
(Quetglas, 2007). Por último, debemos destacar la implantación progresiva del griego
como lengua de prestigio en el sur de la península a partir del siglo VIII y del galo, cuya
implantación no llega hasta el siglo V a.C. También debemos tener en cuenta el sustrato
mediterráneo.

La pregunta que cabe hacernos aquí es cómo fue posible que el latín, que era un
dialecto minoritario, acabara por extenderse tanto. La historia del latín debemos
entenderla junto a las conquistas expansionistas del Imperio Romano (Frías, 2013). A
medida que el Imperio crecía, el latín se iba imponiendo en distintos territorios
(Quetglas, 2007) que optaban por aprenderlo porque era útil para ellos, dando lugar a
una situación de bilingüismo (Frías, 2013). La implantación del latín no fue uniforme en
todos los lugares y, de hecho, en algunas zonas, no llegó a imponerse sobre las lenguas
existentes. En Grecia, por ejemplo, no tuvo tanto éxito como en otras partes del Imperio
debido, sobre todo, al prestigio cultural griego y a que éste seguía siendo, en cierta
manera, un modelo para los romanos. Igualmente, tampoco llegó a imponerse en el
Imperio de Oriente (salvo por la Dacia) y en África no existió un sustrato de hablantes
suficientemente amplio como para que se mantuviera después de las conquistas
musulmanas (Badia i Margit, 2007).
El latín se impuso primero como lengua de la administración y después como
lengua de cultura. La rapidez de la expansión política de Roma obligó al Imperio a
incorporar, sobre todo en el ejército, a personas de diferentes lugares cuyo latín se
sostenía sobre sustratos diferentes: etrusco, osco-umbro y celta. Igualmente, la distancia
temporal entre las distintas conquistas hizo que el latín que llegó a las distintas partes
conquistadas por el Imperio Romano no fuera el mismo. A pesar de la fuerza
estabilizadora que ejercía la administración, podemos estar seguros que el latín llevado
por los soldados a Ampurias en el 218 a.C. no fue el mismo que llegó a la Dacia 300
años después (Quetglas, 2007). Igualmente, el latín tuvo influencias de sustrato. La
influencia del germánico se dio en casi toda la Romania, el eslavo influyó en el ámbito
balcanorrománico y el árabe en la Península Ibérica y en Sicilia (Frías, 2013).

Otro elementos que no se suele considerar para entender la falta de unidad del latín
es el hecho de que las lenguas que son cercanas tienden a cambiar elementos entre ellas,
pero cuando son muy cercanas la imposición de una sobre otra es difícil. Eso explica
que el osco perviviera como lengua hablada hasta el siglo I a.C. (Adams, 2005; apud
Quetglas, 2007).

Como vemos, el latín ya contaba con elementos disgregadores desde el principio, lo


que hace que sea difícil hablar de una unidad del latín. Para Quetglas (2007), el hecho
de creer que el latín era un todo unitario ha provocado más problemas que beneficios, ya
que ha sido el causante de que aparezca el término de latín vulgar para explicar el paso a
las lenguas románicas. No sería posible explicar las enormes variaciones de las lenguas
románicas sin aludir a un término que englobara los supuestos dialectos latinos que
existían a lo largo del Imperio Romano. Para este autor, el uso del término "latín vulgar"
es bastante desafortunado por las implicaciones peyorativas que conlleva. Para él, es un
"error histórico" considerar que existía un latín literario y otro latín (vulgar) que se iba
separando de él ya que el punto de vista debe ser el contrario. El latín literario surge de
forma paralela al latín oral desde el siglo III a.C. y se va forjando de acuerdo a intereses
políticos y culturales hasta que se empiezan a crear unos modelos de lengua que fueron
considerados dignos de imitación. Este latín literario se va diferenciando cada vez más
del latín oral, a pesar de que a veces los autores no pueden evitar la influencia de la
lengua hablada. Para Quetglas (2007) el latín vulgar nunca existió: "Lo que sí existe es
el latín y, a su lado, el latín literario" (p. 79).

Como conclusión, se puede señalar que independientemente de que consideremos


que existe un latín vulgar o no, lo que sí que es cierto es que éste contenía elementos
disgregadores desde el inicio que hicieron que su imposición sobre la Romania fuera
irregular. La rápida expansión del Imperio, las influencias de sustrato y las diferencias
geográficas de los soldados que extendieron la lengua son elementos que no podemos
dejar a un lado cuando hablemos del latín que llegó a los distintos lugares de la
Romania y que, en cierta manera, explican cómo evolucionaron posteriormente las
lenguas derivadas de él.

NEUTRO DE MATERIA ASTURIANO

Según García González (1985), la primera vez que se usó el término María Josefa
Canellada quien por vez primera utilizó el término «neutro» fue María Josefa Canelleda
en 1944. Después, Jesús Neira corrobora la naturaleza genérica del neutro en 1955. Más
tarde, Dámaso Alonso le añade la coletilla «de materia» y consagra el término en un
estudio de 1958. Por último, hay que remarcar también las aportaciones de Menéndez
Pidal en 1897 y en 1906.

El género gramatical tiene la función, en castellano, de establecer concordancias y


de marcar relaciones sintagmáticas para cohesionar el discurso (Rodríguez Díez, 2005,
apud Morala, 2015). A parte, desde el punto de vista del contenido, puede marcar
diferenciaciones relativas al sexo (macho / hembra), al tamaño (grande / pequeño), a la
cantidad (individual / colectivo) e incluso otras como la de árbol / fruto u operario /
herramienta (Rodríguez Díez, 2005 apud Morala, 2015). Dentro de estos aspectos para
los que sirve el género, encontramos el que tradicionalmente se conoce como neutro de
materia1: "Esto es, la posibilidad de que por medio del morfema de género el hablante
pueda diferenciar entre sustantivos contables o discontinuos frente a los que se
consideran continuos o no contables" (Morala, 2015, p. 308). El neutro de materia no
debe confundirse con el género neutro "ya que todos los nombres que reciben
interpretación continua son, desde el punto de vista léxico, masculinos o femeninos"
(Fernández, 2006, p. 3). Lo que sucede con el neutro de materia es que cuando tenemos
un sustantivo masculino o femenino discontinuo, los elementos que concuerdan con él
usan una morfología diferente a cuando se trata de un sustantivo continuo. Según los
ejemplos de Fernández (2007, pp. 3-4):

Discontinuo: - u / -a: un ~ el pelu blancu, una ~ la manzana madura


Continuo: -o: el pelo blanco, la manzana maduro

El neutro de materia no es exclusivo de la Península Ibérica. También podemos


encontrarlo en otras lenguas como en algunos dialectos del centro de Italia (conocido
como "neoneutro"), en retorromance, en los dialectos ingleses del Suroeste de Gran
Bretaña y de la península de Terranova (Canadá) y en las lenguas escandinavas
(Fernández, 2007).

En cuanto a la extensión del neutro de materia en la Península Ibérica, García


González (1999) delimita con bastante precisión dónde se usa el neutro de materia.

La geografía de este interesante fenómeno comprende una zona bastante amplia del
centro y norte de la Península. Por la costa se extiende desde el Nalón en Asturias hasta
el Nervión en Vizcaya. Hacia el interior abarca gran parte de las dos Castillas (García
González, 1999 apud Morala, 2015).

Desde un punto de vista tipológico, son muy raras las lenguas que usan el neutro de
materia. La mayoría de las lenguas acuden "recurren a procedimientos sintácticos
basados en la selección de determinados cuantificadores, la expresión u omisión de los
artículos y demostrativos, y la concordancia o ausencia de la misma con el verbo"
(Fernández, 2007).

A continuación, vamos a explicar algunas de las características generales del neutro


de materia asturiano.

El neutro de materia no se manifiesta con la misma intensidad según la categoría


gramatical de las palabras. Las que más se ven afectadas son los pronombres, seguidos
de adjetivos y, por último, los sustantivos. Los pronombres que se pueden ver afectados
por el neutro de materia son los personales, los demostrativos y los cuantificadores.
Según la información que aparece en el COSER, podemos encontrar el neutro de
materia en aproximadamente el 80% de los pronombres; sin embargo, en sustantivos y
adjetivos no pasa del 50% (Fernández, 2006).

Igualmente, desde un punto de vista sintáctico, el neutro de materia de adjetivos y


participios no aparece igual en todas las posiciones. Es más probable que la
concordancia de adjetivos y participios se dé en posiciones predicativas (concordancia a
través del verbo) que cuando éstos modifican a sustantivos que forman parte de
sintagmas nominales; e incluso en las posiciones predicativas, no se da en el mismo
grado, ya que es más probable que aparezca cuando se refiere al objeto o al sujeto como
predicado secundario que cuando son atributos con "estar" o con "ser" (Fernández,
2006).

Igualmente, hay diferencias de uso en función de que los adjetivos sean relacionales
o calificativos y, dentro de éstos, perfectivos o valorativos. Cuando modifican a un
sustantivo, en este caso, los relacionales son los más reacios a aceptar la concordancia
continua. Esto puede deberse a que forman estructuras ya lexicalizadas. En cambio, la
coordinación aumenta con los perfectivos y los valorativos. En cuanto a los que
modifican a través del verbo, cuando funcionan como atributos de "ser", la
concordancia es menos frecuente con los calificativos que con los valorativos. Cuando
funcionan como atributos de "estar" o establecen una predicación secundaria, la
coordinación aparece en calificativos, perfectivos y valorativos más o menos en la
misma proporción. Este fenómeno puede deberse a que en el segundo caso, los adjetivos
están denotando estados episódicos que manifiestan un cambio, mientras que en el
primer caso, son propiedades inherentes al sustantivo que modifican. Si analizamos los
verbos en los que el neutro de materia aparece como predicativo, observamos que suele
aparecer cuando se trata de verbos son transitivos cuyo significado implica cambios de
lugar o de estado donde el predicativo no es necesario, sino más bien optativo y tiene
carácter descriptivo. Igualmente, encontramos casos de neutros de materia con verbos
pseudo-copulativos que, a pesar de que demandan la obligatoriedad del predicativo,
también denotan cambios de estado. Igualmente, parece ser que los predicativos que se
refieren a los objetos directos, marcan un concordancia obligatoria, mientras que cuando
se refieren a los sujetos no siempre se da (Fernández, 2006).

Dos de los factores que influyen en la aparición del neutro de materia son la
distancia referencial y la concordancia continua, de forma tal que "las concordancias
propias del “neutro de materia” se ven beneficiadas cuanto mayor es la distancia entre el
antecedente léxico y el elemento concordante" (Fernández, 2006). El neutro de materia
está relacionado con la distancia referencial. Podemos decir que la unión de los
adjetivos y los participios que van con ser y con estar es mayor que la de aquellos que
se comportan como complementos predicativos, por lo que la distancia estructural de
estos últimos con respecto al sustantivo es mayor. Ahora bien, debemos tener en cuenta
que cuando los complementos predicativos están acompañados de verbos pseudo-
copulativos cuyo valor semántico es débil, éstos parecen formar parte de predicados
primarios y no secundarios como sería el caso de aquellos predicativos que acompañan
al complemento directo. Esta relación se ve reflejada en el neutro de materia. Sin
embargo, no es la única que explica su aparición, ya que también se ve potenciado por
la lejanía del antecedente léxico, es decir, cuando éste no se encuentra en la misma
oración (cuando no hay concordancia continua) (Fernández, 2006).
Con respecto al neutro de materia en el castellano, no se abordarán aquí las
características debido a que no es el tema del que trata este ensayo.

Como conclusiones, se destaca la importancia del fenómeno del neutro de materia y


la necesidad de hacer estudios diacrónicos que expliquen la evolución y la aparición de
este, así como también la importancia de realizar estudios comparativos con otras
lenguas donde también se den este tipo de fenómenos.

BIBLIOGRAFÍA

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