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PACTO DEL OBRERO CRISTIANO

Para corresponder a la confianza que la iglesia ha depositado en mí al elegirme para el cargo que
ahora asumo, hago un pacto por el que me comprometo a:
 Mantener una norma alta de vida y ejemplo cristianos, en armonía con los ideales y normas
de la Iglesia del Nazareno.
 Cultivar mi experiencia cristiana personal apartando cada día un tiempo definido para orar
y leer la Biblia.
 Estar presente en la escuela dominical, en los cultos matutino y nocturno del domingo y en
el de oración durante la semana, a menos que no me sea posible.
 Asistir fielmente a todas las reuniones debidamente convocadas de los diversos comités,
juntas y concilios a los que haya sido o sea asignado.
 Notificarle a mi supervisor o superior cuando no me sea posible llegar a una actividad a la
hora señalada o desempeñar las responsabilidades de este cargo.
 Leer ampliamente las publicaciones de la denominación, así como otros libros y revistas que
me ayuden a cumplir mejor los deberes de mi cargo.
 Procurar mi desarrollo personal y aumentar mi capacidad participando en los cursos de
capacitación continua para laicos, según tenga oportunidad.
 Dedicarme a dirigir a otros a Jesucristo, manifestando un interés activo en el bienestar
espiritual de otros y, apoyando y asistiendo a todas las reuniones evangelísticas de la iglesia.

El ministro ofrecerá entonces una oración apropiada. Se puede cantar un himno especial de
dedicación, después del cual el ministro dirá:
Habiendo dedicado sus corazones y sus manos a la tarea de llevar adelante la misión de esta iglesia
en sus asignaciones respectivas, los instalo en los cargos para los cuales han sido nombrados o
elegidos. Ahora ustedes constituyen una parte vital de la organización y del liderazgo de esta iglesia.
Confiamos que por medio de su ejemplo, palabras y servicio diligente, sean obreros fructíferos en
la viña del Señor.

El ministro le pedirá a la congregación que se ponga de pie y les dirigirá la palabra diciendo:
Ustedes han oído la promesa y el pacto que han hecho las personas que serán sus líderes durante
el próximo año. Ahora los exhorto a que, como congregación, los apoyen con lealtad. Las cargas que
hemos puesto sobre ellos hoy son pesadas y necesitarán la ayuda y las oraciones de todos nosotros.
Esperamos que ustedes siempre los comprendan cuando ellos enfrenten problemas y que sean
tolerantes ante sus aparentes fracasos. Estén listos a cooperar alegremente cuando ellos se lo pidan,
para que, al trabajar juntos, hagamos que nuestra iglesia sea un instrumento eficaz para ganar a los
perdidos para Cristo.

El ministro guiará a la congregación en una oración final, o puede pedir que la congregación repita el
Padrenuestro al unísono.

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