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Acerca del valor patrimonial de los mercados municipales..., pp.

130-134 Fermín Seño Asencio

Empieza el trasiego del día […] hay gente que va a la plaza,


las tiendas empiezan a abrir las puertas, el Steyr de Antonio
Gómez, que produce un sonido especial de motor de aceite pe-
sado, ha llegado prepotente y estruendoso y sin detener sus
ACERCA DEL VALOR PATRIMONIAL motores, chirría la sierra eléctrica en la carpintería de Currito
DE LOS MERCADOS MUNICIPALES Y Lobo, algunos vendedores ambulantes están instalando la mer-
PLAZAS DE ABASTOS DE cancía en la puerta de la misma plaza, en los bares algunos
consumen los calentitos del puesto que hay al comienzo de la
NUESTRO ENTORNO1 calle Morón, la vendedora del pan francés va de retirada tras
la madrugada esforzada en la que ha pregonado el producto
Por diciendo el pan francés, qué calentito y qué bueno va, Manolo
Cárdenas ya ha pasado silbando el himno de la marina ame-
Fermín Seño Asencio ricana con muchísimo acierto y perfección, algunas mujeres
Antropólogo social conversan junto a nuestra ventana, el vendedor ha empezado
el canto con el que anuncia la mercancía, peine pa que te pei-
nes, bobinas a real, pastilla de jabón a dos reales, […] y hay
ue nuestros mercados y plazas de abastos poseen un un aire general de vida que se realiza […] (Rodríguez 2003:

Q indudable valor patrimonial que no debemos despre-


ciar parece hoy día cosa indiscutible. Pero ¿qué sig-
nifica este valor?, ¿qué es lo que lo fundamenta?, ¿cómo lo
25-26).

Quizá todo esto nos suene, aunque no seamos de la Puebla.


Tal vez porque ir al mercado ha formado parte de nuestras
percibimos en el paisaje urbano de nuestros pueblos y ciuda-
des?, ¿en qué se expresa? vivencias y casi todo el mundo ha llegado hasta él por alguno
El antropólogo Pedro Cantero, que ha escrito sobre estas de sus caminos. La imagen nos sitúa en los márgenes de la
cuestiones en la provincia de Sevilla, señala que ese valor no plaza para mostrarnos varios aspectos de enorme interés: las
lo es tanto por la arquitectura en la que se plasman ni por lo funciones de mercado y de sociabilidad que encontramos al
que representan para las economías locales –argumentos con paso, en la calle o a las puertas de la misma plaza, (vende-
los que se justifica en mayor medida el interés patrimonia- dores ambulantes, comercios y bares), y los modos de expre-
lista para rehabilitarlos y conservarlos–, sino por algo más sión que se reproducen en ella (el pregonar de la mercancía);
inmaterial que forma parte de nuestra cultura y que se ex- dos cuestiones que son un preámbulo de lo que podíamos
presa en las relaciones sociales: el hecho de que sean lugares encontrar dentro. Y digo que podíamos porque esta antigua
de intercambio y sociabilidad excepcionales, «fermento que plaza, construida en la década de los cuarenta del siglo xx,
reaviva la frágil ecología urbana» (Cantero 2007). abierta y porticada –un mercado como el de Carmona, pero a
Sobre esta idea quisiera centrar esta reflexión patrimonial a pequeña escala– desapareció a comienzos de la década de los
propósito de qué sentido tiene que mantengamos los merca- ochenta para convertirse en el espacio público que hoy es la
dos de abastos donde permanecen, qué es lo que se ha hecho plaza de Andalucía finalizada en 1983.
con ellos en algunos pueblos de nuestro entorno, cómo se En otro libro de memorias sobre Morón de la Frontera, Pe-
está entendiendo el valor patrimonial y qué futuro les aguar- dro Font Guerrero, para ilustrarnos sobre el mercado de abas-
da en un contexto socioeconómico cada vez más precario en tos, también recrea los alrededores de la plaza desde una de
el que los modos de comprar ya no oscilan alrededor de un sus principales arterias, la calle Vicario o lo que popularmen-
centro, sino que se vierten hacia distintos lugares y no-luga- te conocemos los moronenses como el Callejón del Pescao,
res de nuestra «modernidad líquida» (Bauman 2000) desde llamado así por la particularidad de alojar las pescaderías so-
los centros comerciales y supermercados, hasta las tiendas bre unos soportales que daban al exterior de la calle. Dicha
24 horas o internet. vía, al reclamo de los puestos del pescado, era uno de los
puntos neurálgicos del comercio y la sociabilidad en Morón.
De qué hablamos cuando hablamos del valor patrimonial […] Fue una arteria comercial y de tránsito de personas,
Cuando reflexionamos sobre el valor patrimonial pensamos de primer orden, desde el amanecer hasta las dos de la tarde y
en el fermento. El fermento es esa bacteria o microorganismo durante sólo meses a finales de los setenta, los atardeceres de
que, en contacto con otro cuerpo (también orgánico), pro- los sábados para no abrir los domingos. Esta calle, comenza-
ba flanqueada por dos comercios de gran fama, Los Madrile-
duce transformaciones por una serie de procesos químicos. ños –quincallería, perfumería- en la esquina de la izquierda,
Mediante fermentación (la acción y el efecto de fermentar) el y el prestigioso bar Palomo, cita habitual de artistas –Diego,
mosto o el zumo de la uva se convierte en vino; el trigo y la el Melli,…y el Maestro Quesada –en la esquina opuesta. […]
cebada en cerveza, y la leche en cuajada, en yogur, o lo que Continuaba con la tienda de ultramarinos –comestibles, joven
en algunos lugares denominan kefir. Del fermento germinan lector– de Paco «parroquia» –superviviente aun, pero que
cosas que nos nutren. Pero ¿cuál es el fermento de una plaza tiempo hace que cambió los fideos y las pastillas de caldo por
de abastos?, ¿qué es lo que fermenta?, ¿en qué se expresan los cableados y los integrados de los aparatos electrónicos-;
esas transformaciones? Si aceptamos que el fermento son las en frente, estaba Gordo, el que nos gobernaba los zapatos y
relaciones sociales, de intercambio y sociabilidad, como nos nos reponía los «spais» o tiras de refuerzo de las suelas de
aquellas casi eternas botas de «material»; le seguía a «Parro-
sugiere Cantero, ¿qué resulta del contacto entre el mercado quia» […] una tienda lo más parecida a los todoacien de hoy;
y la ciudad?, ¿hasta dónde se expande?, ¿existen imágenes allí se vendía de todo, desde flores contrahechas al cuadro de
de lo que produce esa fermentación? Veamos a la lente del un santo, pasando por cacharros de alfarería; se doblaba el
microscopio algunos ejemplos de lo que hace unas décadas suave ángulo que presentaba la pared, donde exactamente se
podíamos encontrar en dos pueblos vecinos que tienen en co- ubicaba el puesto de churros de Ganga, y ya te embriagaba
mún el ser agrociudades de distinto tamaño. el ambiente y el olor del famosísimo bar de Joaniquito –el de
En un librito excelente sobre La Puebla de Cazalla –que los pajaritos fritos, que con su megáfono de latón, pregonaba
también recoge Cantero (2007)-, Rafael Rodríguez Sández el impar Siguerín en las mañanas de domingo–. (Font 2007:
escribe lo siguiente al rememorar la antigua plaza de abastos 90-91).
en la actual plaza de Andalucía:

1
Mi agradecimiento a José Ildefonso Ruiz Cecilia, por la paciencia y sus
nutritivas aportaciones al texto; a Rosa M.ª Pérez de la Torre, por las in-
dicaciones y correcciones tras la lectura; a mi hermano Juan Sebastián,
por los datos y las conexiones con La Puebla, y a Francisco de Asís, por
las reflexiones que están implícitas.

130 Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna, n.º 15|| ISSN 1697-1019 ||2013
Fermín Seño Asencio Acerca del valor patrimonial de los mercados municipales..., pp. 130-134

En la base de datos SIPHA del Instituto Andaluz del Pa-


trimonio Histórico (IAPH), la mayoría de los registros que
aparecen inventariados o documentados responden a valo-
raciones arquitectónicas similares al ejemplo de Calañas, la
mayoría vinculados al Movimiento de Arquitectura Moderna.
A la hora de documentar los mercados de abastos, pocas
veces se trata el valor en el sentido holístico que estamos aquí
proponiendo: la importancia que tiene la función de mercado
en el contorno de lo visible (la arquitectura), la lectura de los
itinerarios que llevan hasta el emplazamiento, las relaciones
simbióticas que existen entre la vida social que se hace (de
contacto, intercambio, afinades y cercanías) y el centro que
constituye el mercado. El contexto que forma parte del texto.
Quizá por ello en Osuna, donde llevamos un tiempo ob-
servando los espacios de sociabilidad (Seño 2011 y 2012),
tratamos de difundir los otros sentidos del patrimonio, y en
el mercado municipal reconocemos la continuidad histórica
Plaza de abastos de Morón de la Frontera. Revista de Feria. 1948 del fermento que identifica el centro histórico, la centralidad
económica que ya existía alrededor de la plaza Mayor, como
La imagen que recuerda Pedro Font como estampa de la prueba la existencia de las antiguas carnicerías y pescade-
memoria nos emplaza en la calle. El itinerario es uno de los rías durante el Quinientos y la presencia actual de la plaza
posibles para llegar hasta la plaza de abastos. Si en lugar de de abastos en este espacio público (Seño 2011: 86). Aunque
la calle Vicario nos hubiésemos desplazado en otro sentido de aquellos edificios, característicos de las formas de abas-
(calle Ánimas), las impresiones habrían sido similares, qui- tecimiento del Antiguo Régimen, no ha quedado testimonio
zá con otros comercios y otros tantos bares. Nos habríamos alguno, con el mercado municipal construido en la plaza, re-
topado con fruterías, la Casa del Agua –hoy Biblioteca Mu- cibimos el legado de esa permanencia de un uso centralizado.
nicipal–, o la panadería de Martínez, entre otros negocios. Esa continuidad es el valor que no se puede despreciar en
Con estos ejemplos no quiero caer en el tópico de lo pin- Osuna, pues es lo que da sentido a una trama en la que se
toresco, ni tampoco en la nostalgia de tiempos pasados, sino reconoce el latido de la vida comercial.
mostrar cómo los caminos que nos llevan hasta las plazas de
abastos se parecen unos a otros y que en cada sitio es parti-
cular a su manera. También, hacer ver cómo en esas imáge-
nes se pueden observar los efectos de la fermentación o el
modo en el que el fermento del mercado (en sentido genéri-
co) impregna la vía pública y produce vida en otras formas
de comercio y sociabilidad: negocios, tiendas de ultramari-
nos, bares, puestos de calentitos, personajes populares, gente,
vendedores callejeros, etc. Los textos nos hablan de cómo
esta función de mercado se establece en la trama urbana for-
jando un tejido comercial que, en muchos casos, representa
un mayor interés patrimonial que la propia arquitectura que
permite el uso.
Desde nuestro punto de vista, que los mercados tengan
valor patrimonial significa muchas cosas que no son incom-
patibles. La mayor parte de las veces supone el conjunto de
una serie de valoraciones (más o menos técnicas) centradas
en el objeto que constituye el inmueble (antigüedad, pecu- Vista interior de la plaza de abastos de Osuna,
liaridades arquitectónicas, estilo, tipología, etc.), con las que antes de su remodelación. (Fototeca de la Universidad de Sevilla)
podemos o no estar de acuerdo. La Consejería de Cultura, en
Huelva, protegió el Mercado Municipal de Calañas, por ser Muchas veces, el protagonismo del edificio eclipsa los sen-
una obra de estilo ecléctico del arquitecto Pérez Carasa. En la tidos que esconden las tramas urbanas, y es triste reconocer
justificación de los valores para la protección se ensalzaban que los técnicos de patrimonio y/o expertos en la materia nos
sus particularidades de la siguiente manera: «Sus caracterís- hayamos encargado de difundir el valor patrimonial en una
ticas formales lo sitúan dentro del regionalismo andaluz, esti- única dirección: la arquitectura de la plaza y su antigüedad,
lo arquitectónico representativo de buena parte del s. xx en lo como si fueran las catedrales pobres o los templos de rango
que a nuestra región se refiere, ocupando un lugar destacado menor. Una interpretación que se utiliza para bien o para mal,
como una de las obras más importantes de esta tipología de dependiendo de la sensibilidad que exista en las poblaciones
raigambre historicista en la provincia de Huelva2». y la educación patrimonial de sus gobernantes.
Cuando se desconoce el valor patrimonial del mercado,
2
«[...] Por otro lado ofrece en su interior diversos rasgos que se podrían suceden pérdidas muy lamentables para la identidad de la
calificar como propios del racionalismo, atendiendo a razones de prag- ciudad.
matismo, por lo que la obra se ofrece como una excelente muestra de
eclecticismo arquitectónico propio de su momento histórico. La tipolo- En Huelva, por ejemplo, el antiguo Mercado del Carmen
gía de mercado urbano encuentra en esta obra una original revisión con construido en 1868, de escasa calidad arquitectónica según
una distribución de elementos para las actividades económicas decora- técnicos municipales –venía arrastrando problemas de con-
do mediante una estética original y novedosa que destaca y diferencia servación desde hacía décadas–, se derribó hace pocos años
al edificio del resto del conjunto, y además lo sitúa como único dentro
de su tipología. El Mercado Municipal de Abastos ha sido lugar de re- con la promesa o la realidad de un nuevo mercado en otro
unión de la población de Calañas, testigo de intercambios y actividades emplazamiento. Aunque, si bien un nuevo mercado era algo
no exclusivamente mercantilistas». Resolución de 28 de abril de 2008 muy necesario para los comerciantes y para la imagen de la
de la Dirección General de Bienes Culturales por la que se incoa en el ciudad que se proyecta al exterior en el mercado municipal (la
Catálogo General de Patrimonio Histórico Andaluz como Bienes de In-
terés Cultural, con las tipologías de Monumentos, la iglesia de Nuestra gamba blanca, la calidad del pescado, las carnes ibéricas de la
Señora de Gracia y el Mercado Municipal de Calañas. En BOJA del Sierra, etc.), en ningún momento se planteó la posibilidad de
23/10/2009.

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Acerca del valor patrimonial de los mercados municipales..., pp. 130-134 Fermín Seño Asencio

mantenerlo en su lugar. Se ignoró lo invisible en la trama y se desde la construcción de cementerios en las afueras de las
argumentó que el mercado no tenía valor, entendiéndose ex- localidades, hasta la dotación o renovación de infraestructu-
clusivamente el valor material o arquitectónico del objeto en ras urbanas como redes de alcantarillado, alumbrado, y pavi-
cuestión. El proceso de derribo, como otros tantos de historia mentación de calles.
esquilmada en esta ciudad, vino acompañado de una «deste- Con la abolición, desde mediados del siglo xix, de los mo-
rritorialización» de toda la vida del lugar, pues gran parte de delos de abastecimiento del Antiguo Régimen basados en el
lo que había alrededor del mercado (bares, pequeños comer- monopolio y la especialización de determinados edificios
cios, tiendas, y viviendas de dos plantas) fue abandonándose (los antiguos pósitos, alhóndigas, carnicerías y pescaderías
hasta quedar en la ruina, obligando en parte a la demolición del concejo), los mercados municipales se convertirán en los
que dicta la ley. Hoy, en el solar entre las calles Duque, Bar- nuevos centros del abastecimiento de alimentación fresca
celona y Carmen, donde las vías y el mercado se expresaban a para un consumo saludable.
escala humana y el germen de la vida social había calado muy Al mismo tiempo, con esta forma centralizada se hallaba
hondo, existe una explanada para 100 plazas de aparcamien- una manera eficaz de fiscalizar y controlar la producción y
to. Un uso provisional hasta que se comiencen los trabajos los impuestos, de ahí que desde el principio estuvieran mo-
para la construcción de una plaza mayor porticada, según los nopolizados por los ayuntamientos. Antaño y hasta esa épo-
responsables políticos. Quizá, para algunos onubenses, sea ca, los mercados se celebraban en las plazas y calles donde
este un paisaje urbano novedoso, pero a costa de la pérdida de las mercancías se exponían en el suelo o en pequeños tende-
un paisaje histórico. En las páginas del periódico local donde retes, siendo muchas las dificultades para cobrar los corres-
se realizaba la crónica se podía leer lo siguiente: «Parece hoy pondientes tributos.
la plaza un reducto de vida, con el trasiego de siempre, en Así, desde mediados del siglo xix, se generalizan en la ma-
un círculo inmenso de abandono que son las ruinas de la ca- yoría de las grandes ciudades españolas los mercados muni-
lle, una ciudad fantasma dentro de una ciudad3». Ni la arqui- cipales acomodándose los inmuebles en los espacios urbanos
tectura, ni el emplazamiento histórico, ni el valor comercial destinados tradicionalmente a la celebración de mercados al
que subyace en las calles fueron argumentos para mantener y aire libre. Para legitimar la construcción, se redactó un texto
conservar el mercado en la trama que lo vio nacer, crecer y legal publicado mediante Real Orden de 30 de abril de 1880
nutrirse dentro del corazón del barrio del Carmen. (López y Gil 2004). Algunos de ellos ocuparon solares o edi-
El hecho de que, en este caso, la arquitectura no tenga in- ficios desamortizados a la Iglesia. En Carmona, por ejemplo,
terés, no quiere decir que el lugar donde se asienta carezca el mercado municipal de 1842 ocupó un antiguo Convento de
de valor. En Huelva existían valores suficientes y de peso Dominicas, reproduciendo el modelo arquitectónico de plaza
para salvaguardar el mercado en su emplazamiento que era de abastos abierta y porticada; en Écija se edificó en 1844 en
el centro. Se puede reedificar si el edificio está obsoleto o re- el solar del antiguo Convento y Colegio de la Compañía de
habilitar si presenta problemas de conservación y con resul- Jesús; y en Osuna como cuenta Ramírez Olid en su monu-
tados magníficos que no supongan rupturas con el barrio y la mental obra sobre la etapa que va de 1875 a 1931, el mercado
ciudad, como se ha hecho, por ejemplo, en Cádiz con el mer- municipal se instaló en el que fuera Convento de San Francis-
cado municipal junto a la plaza de las Flores o en Granada co, adquirido al Estado por una sociedad privada denominada
con el mercado de San Agustín en pleno centro. El fermento «La Concepción» en 18694. También en Morón la plaza de
que lleva hasta la plaza de abastos es ya mercado. abastos que hoy conocemos se construyó sobre el Convento
de la Compañía de Jesús a finales de la década de los cuarenta
del siglo xx, quedando oficialmente inaugurada en 1947.
Dice Cantero que la arquitectura de los mercados ha ten-
dido siempre a ser diáfana y a presentar un grado de movili-
dad, tanto la que fue heredada de los soportales como la que
apareció en los dos últimos siglos (Cantero 2007:409). En el
edificio con trazas de plaza, permeable y con un mínimo de
orden para facilitar el tránsito y los desplazamientos se dio
cobijo al fermento.
Tal vez, con esta reflexión, deje confundido a más de uno o
el lector empiece a comprender cuál es el sentido y la impor-
tancia patrimonial de los mercados en nuestras ciudades, por
qué es preciso rehabilitarlos, adaptarlos o hacerlos accesibles
en sus lugares de origen, y lo que a menudo nos preocupa,
Los caminos que llevan hasta la plaza de abastos se parecen unos a cómo hacer que se mantengan desempeñando su función co-
otros. Granada. La Romanilla. (Foto: Fermín Seño)
mercial en un contexto socioeconómico cada vez más com-
petitivo. ¿Están abocados los mercados municipales a desa-
Para hablar del valor patrimonial de las plazas de abastos, parecer en este contexto? ¿por dónde pasa la rehabilitación
habría que tener en cuenta algunas consideraciones históricas de un mercado que ha quedado obsoleto?
generales, además de las particularidades relacionadas con
el lugar. Recuperar fermento, (re)habitar la plaza
Las plazas de abastos son un producto histórico, un mode-
lo de abastecimiento alimenticio urbano (González Turmo Aunque sea una obviedad decirlo, comprar es algo más que
1993) que surge en un momento concreto. Si el mercado al adquirir los avíos que sirven para hacer un puchero. Es una
aire libre es antiguo –como lo es el intercambio de seres vi- actividad social en la que nos reconocemos y nos identifica-
vos y mercancías en las sociedades humanas–, la aparición mos. Cada uno tiene su carnicería o su pescadería, según el
de un edificio para el abastecimiento central de productos trato que recibe, además de la calidad del producto. Se puede
de primera necesidad constituye un fenómeno relativamente
reciente que tiene su plasmación en algunas poblaciones en
4
Ese mismo año y con el visto bueno de la municipalidad, la Diputación
Provincial aprobó el expediente para la construcción de una plaza de
el contexto de las transformaciones urbanas de la segunda abastos, estableciéndose en septiembre de 1871 en acuerdo de Cabildo
mitad del siglo xix. que la plaza sería el único mercado público de la población, sin per-
En esa época se generalizaron una serie de medidas para juicio de que existieran tiendas en las casas particulares o en puntos
mejorar las condiciones de salubridad en los municipios, ambulantes. La plaza se reservaba el monopolio de la venta de carne
y pescado. Con ella, empezó a funcionar un sistema de control para
3
Huelva Información del 07/10/2008, «El Carmen con el tiempo dentro», garantizar la salubridad y evitar el fraude en el consumo de alimentos
reportaje de Inma Gallego. (Ramírez Olid 1999: 691).

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acercan a los pueblos colindantes en coche


para comprar en las grandes superficies. La
distancia de la Puebla a Morón es de 16 esca-
sos kilómetros y de La Puebla a Osuna otros
tantos por la autovía.
En Morón, municipio de 28 390 habitan-
tes, la plaza de abastos, renovada en la dé-
cada de los noventa del siglo xx, trata de
mantenerse a flote gracias al empeño de unos
pocos vendedores. La reforma que se le hizo
suprimió la arquería del Callejón del Pescao
y la vida que había en la calle se enclaustró al
interior. La imagen recreada por Pedro Font,
al inicio, hoy es pura ficción. Solo la presen-
cia de algunos bares y una peña carnavalesca
indican la vida social que se hace. Se decidió
continuar con la distribución en dos plantas,
sin una adecuación de los espacios para la
Plaza de Andalucía en La Puebla de Cazalla (Foto: Fermín Seño) accesibilidad, quedando aislados los puestos
de la planta alta. Para llegar hasta estos ha-
comprar en una gran superficie comercial, incluso en una ga- bía que subir unas empinadas escaleras, de tal manera que
solinera. Pero donde las necesidades del acto de la compra se las incomodidades para los vendedores y los vecinos eran
satisfacen, donde cobran su sentido, es en el mercado o en la muchas. Hoy el mercado solo se mantiene en la planta baja,
tienda de barrio, en lo que se da y se recibe a escala humana. con un bar en el interior y algunos puestos de carne, pescado,
De la decadencia de las plazas de abastos se lleva hablando frutas y verduras. Los bajos se han adecuado para albergar
desde mediados de los años noventa, cuando irrumpieron en diferentes sedes de colectivos sociales, una peluquería y el
el mapa de nuestros pueblos las primeras grandes superficies tradicional puesto de calentitos. La planta alta guarda los li-
comerciales. Se dice que ya no es lo que era y lo que se quie- bros del depósito de la Biblioteca Municipal, emplazada en
re transmitir es que ha perdido la centralidad que antaño os- sus inmediaciones. En los meses de verano se usa para la
tentaban. Una función económica, pero también una función celebración de los espectáculos del Festival Flamenco de la
social como espacio de sociabilidad. Frontera. Pero la multifuncionalidad no es lo que parece; no
En las ciudades, la crisis llegó antes y los mercados –los responde a una planificación, sino a la inercia con la que se
que han sabido mantenerse a flote– se han transformado. En hacen muchas veces las cosas.
algunos lugares se ha pensado que la mejor manera de salvar- El mercado, al igual que el pequeño comercio local, trata
los de la piqueta es convertirlos en renovados centros comer- de sobrevivir frente a la competencia de cinco grandes super-
ciales y otro tipo de espacios multifuncionales que supongan ficies comerciales de capital nacional e internacional, además
un foco de atracción en el emplazamiento donde se hallan. de las tiendas de productos chinos que traen lo exótico o la
En Madrid, el mercado de San Miguel, próximo a la pla- novedad. El mal estado del edificio es evidente y cada cuatro
za Mayor, hoy es gestionado por una entidad privada que lo años suena la campana para su demolición.
ha convertido en un espacio gourmet exclusivo para turistas. Es cierto que la implantación de las redes comerciales y
En Barcelona, el mercado público de la Boquería o de Sant agroalimentarias de la globalización ha menguado y parali-
Josep, que abastece al barrio de La Rambla, presenta una zado la actividad del mercado del antiguo sistema que hemos
moderna y atractiva imagen que articula lo local y vecinal heredado del xix. Pero también que esto se ha hecho sin ve-
con el turismo. En Santander, el Mercado del Este, declarado lar por los intereses del pequeño y mediano comerciante, los
bien de interés cultural en 1986, fue demolido y reconstruido vendedores locales o el fermento que da la vida alrededor. Si
(conservando escasos elementos originales), para albergar Morón pierde su mercado tendría mucho que lamentar, pues
diversos negocios, una oficina de información turística, ca- con él desaparecería una parte muy importante de la historia
feterías, tiendas delicatessen y el Museo de Prehistoria y Ar- de la ciudad. En los gestores está el reto y la oportunidad de
queología de Cantabria. En Triana, el del Altozano en el sitio dar respuesta a los problemas de su crisis.
del antiguo Castillo de San Jorge desde 1823 (sede del anti- En Osuna, con menos habitantes que en Morón (apenas
guo tribunal de la Inquisición), se reinauguró en 2001 en su 18 000 habitantes) y casi el mismo número de grandes super-
tradicional ubicación para seguir dando abastecimiento a los ficies comerciales, la plaza se mantiene modernizada desde
trianeros y gusto a sus visitantes. «Si no vienes al mercado, hace una década mediante una reforma que se hizo en dos
no conoces Triana», dice el lema para captar a los turistas. fases: una primera durante el año 2000 y otra segunda en
En todas estas ciudades el mercado se mantuvo en la trama, el 2003. Ocupando el mayor de los dos claustros del anti-
imprimiendo un carácter de autenticidad a las ciudades. Por guo convento de San Francisco, distribuye los puestos en
eso, el turista (ávido de imágenes y experiencias auténticas) el centro y alrededor del primer claustro, mientras que en
lo busca, cuando la ciudad no se lo ofrece. el segundo se halla el bar La Plaza, las oficinas de atención
En los pueblos de nuestro entorno la historia es otra, aun- al ciudadano del Ayuntamiento y diversos negocios que son
que en el fondo es la misma. El mercado tradicional langui- una proyección del valor comercial de la calle Carrera (ropa,
dece, sin haber experimentado transformaciones o los hilos calzado, droguería, etc.). Sus dos accesos principales: el de
que se tocaron para imprimir los cambios no resultaron los la plaza Mayor y el de la calle San Francisco, permiten las
adecuados. conexiones que lo hacen funcionar.
En La Puebla, después de remodelar la Plaza de Andalucía El mercado central es viable en nuestra sociedad si hay
y cambiar el mercado a otro espacio (un edificio cerrado y voluntad política. En los últimos años la Consejería de Tu-
muy limitado), los gestores municipales decidieron clausurar rismo y Comercio de la Junta, consciente de la importancia
la actividad hace un par de años por la poca vida que había. de los mercados de abastos y el papel que siguen desempe-
Hoy en este municipio de apenas 11 556 habitantes no exis- ñando en las poblaciones, ha apostado por la transformación
te mercado central, aunque sí un mercadillo que se celebra de las instalaciones en centros comerciales especializados,
todas las semanas los viernes en el recinto ferial. Los veci- destinando una inversión de casi 77 millones de euros para
nos se proveen de productos en tiendas de toda la vida y se actuaciones de construcción, rehabilitación y mejora de las

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instalaciones. En el censo elaborado para el plan de recu- ámbitos afortunadamente también se trabaja por la cultura.
peración de los mercados, según datos de 2009, se contabi- Reconocer la riqueza comercial en las ciudades históricas
lizaron un total de 468 mercados de los que 287 pertenecen (el fermento que en algunos lugares nos lleva hasta una plaza
a municipios de más de 5 000 habitantes y 181 a localidades de abastos) es un acto patrimonializador en toda regla, muy
de menos de 5 000 habitantes. Sevilla se sitúa a la cabeza con deseable para nuestros pueblos; al mismo tiempo que no po-
85 mercados centrales, mientras que Málaga es la provincia demos olvidar que cada caso es distinto y que las medidas
con menos inmuebles. En el marco de este plan, una de las que tienen éxito allí no tienen por qué cuajar aquí.
experiencias que se han llevado a cabo ha sido la recupera-
ción del Mercado de Abastos de Utrera5. Localizado en una
zona de expansión del centro histórico del municipio, surgió
como un gran inmueble con puestos de escasas dimensiones,
lo que a la larga supuso un problema de adaptación a las nue-
vas demandas. Así, mientras las grandes superficies o nuevas
formas de comercio se implantaban en la localidad, los de-
tallistas del mercado cerraban sus puestos, quedando activos
solo siete puntos de venta en el 2002. Con voluntad política,
el Ayuntamiento de Utrera, la Confederación Empresarial del
Comercio de Andalucía (CECA), la Asociación Provincial
de Comerciantes de Sevilla (Aprocom) y la Asociación de
Comerciantes y Autónomos de Utrera (ACAU) firmaron un
convenio para poner en marcha una serie de iniciativas que
permitieran la revitalización de la actividad en las instala-
ciones. En ese marco, se decidió acometer la rehabilitación
con un concepto nuevo: reubicar a los comerciantes en activo
e instalar un operador alimentario que ejerciera de gancho
para el nuevo equipamiento. El actual mercado denominado
«Utrera Plaza» conjuga los dos conceptos: en la parte baja, Interior de la plaza de abastos de Osuna (Foto: Fermín Seño)
se localizan seis puestos activos y una galería comercial con
trece locales y, en la planta sótano, un supermercado. Bibliografía
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Marchena, Marchena. 101-122.
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FONT GUERRERO, P. (2005): Morón a destiempo. Recuerdos
(1954-1964). Servicio de Publicaciones de la Fundación Fernan-
do Villalón, Patronato Municipal de Cultura, Excmo. Ayunta-
miento de Morón de la Frontera, Sevilla.
Callejón del pescao en Morón (Foto: Fermín Seño).
GONZÁLEZ TURMO, I. (1993): «El Mediterráneo: dieta y esti-
los de vida». En I. González Turmo y P. Romero de Solís (eds.)
Otra de las actuaciones que este organismo público ha Antropología de la alimentación: Ensayos sobre la dieta medite-
puesto en funcionamiento ha sido el plan destinado al pe- rránea. Junta de Andalucía, Consejería de Cultura y Medio Am-
queño comercio en los centros urbanos, los llamados Centros biente, Sevilla, 29-49.
Comerciales Abiertos6. Un reconocimiento formal mediante JIMENEZ DÍAZ, J. (1981): Mercados y mercadillos. Grupo Anda-
Orden de la Consejería que implica una serie de requisitos luz de Ediciones Repiso-Lorenzo.
por los que se podría pelear en Morón o en Osuna, si hubiere LÓPEZ SÁNCHEZ, M. Y GIL ALMELA, M.R. (2004): «La plaza
voluntad social y política. En la última orden de la Conseje- de abastos de San Pedro en Alcantarilla, obra del arquitecto José
Antonio Rodríguez». IMAFRONTE, n.º 16, pp. 167-175.
ría se han reconocido oficialmente los Centros Comerciales PAÉZ GARCÍA, M. y CABELLO NÚÑEZ, J. (1997): La Puebla de
Abiertos de Almería, Adra, Cádiz, Jerez, El Puerto de Santa Cazalla. Siete décadas en imágenes (1927-1997). Hermandad de
María, San Fernando, Pozoblanco, Montoro, Baena, Córdo- la Triunfal Entrada de Jesús en Jerusalén y M.ª Stma. De la Paz
ba Centro, Córdoba Viñuela, Loja, Granada, Motril, Huétor- en La Puebla de Cazalla.
Tájar, Huelva, Úbeda, Linares, Jaén, Andújar, Álora, Nerja, RAMIREZ OLID, J. M. (1999): Osuna durante la Restauración.
Ronda, Málaga, Antequera, Marbella y Sevilla. 1875-1931. Ayuntamiento de Osuna, Osuna.
Está claro que hoy por hoy patrimonio no es sólo asunto RIOJA LÓPEZ, C. (1992): La tienda tradicional sevillana. Junta
de la consejería competente en la materia y que desde otros de Andalucía, Consejería de Obras Públicas y Transportes, Direc-
ción General de Arquitectura y Vivienda, Sevilla.
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Los datos que se aportan a continuación han sido extraídos de la página
RODRÍGUEZ SÁNDEZ, R. (2003): Querida Puebla. Diputación
web de la Consejería de Turismo y Comercio de la Junta de Andalucía: Provincial de Sevilla, Sevilla.
www.juntadeandalucia.es/turismocomercioydeporte/comercio/openscms SEÑO ASENCIO, F. (2011): «Sobre la plaza Mayor de Osuna y su
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Según información aportada en la web de la Consejería de Turismo y Co- dimensión patrimonial». Cuadernos de los Amigos de los Museos
mercio de la Junta de Andalucía: «Se entiende por Centro Comercial de Osuna, n.º 13, Amigos de los Museos de Osuna, Patronato de
Abierto una fórmula de organización comercial, con una imagen y es- Arte, Osuna, 83-88.
trategia propia que cuentan con la implicación de todos los agentes de —(2012): «Los espacios públicos en Osuna: un valor más allá
un área comercial de una ciudad, con una concepción global de la oferta del conjunto histórico». Cuadernos de los Amigos de los Museos
comercial, turismo, cultura y ocio, y que nacen con la intención de revi- de Osuna, n.º 14, Amigos de los Museos de Osuna, Patronato de
talizar el comercio tradicional en los cascos históricos de las ciudades,
aumentando la capacidad competitiva del pequeño comercio en ellos Arte, Osuna, pp. 114-117.
ubicados».

134 Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna, n.º 15|| ISSN 1697-1019 ||2013

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