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Mi agradecimiento a José Ildefonso Ruiz Cecilia, por la paciencia y sus
nutritivas aportaciones al texto; a Rosa M.ª Pérez de la Torre, por las in-
dicaciones y correcciones tras la lectura; a mi hermano Juan Sebastián,
por los datos y las conexiones con La Puebla, y a Francisco de Asís, por
las reflexiones que están implícitas.
130 Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna, n.º 15|| ISSN 1697-1019 ||2013
Fermín Seño Asencio Acerca del valor patrimonial de los mercados municipales..., pp. 130-134
Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna, n.º 15|| ISSN 1697-1019 ||2013 131
Acerca del valor patrimonial de los mercados municipales..., pp. 130-134 Fermín Seño Asencio
mantenerlo en su lugar. Se ignoró lo invisible en la trama y se desde la construcción de cementerios en las afueras de las
argumentó que el mercado no tenía valor, entendiéndose ex- localidades, hasta la dotación o renovación de infraestructu-
clusivamente el valor material o arquitectónico del objeto en ras urbanas como redes de alcantarillado, alumbrado, y pavi-
cuestión. El proceso de derribo, como otros tantos de historia mentación de calles.
esquilmada en esta ciudad, vino acompañado de una «deste- Con la abolición, desde mediados del siglo xix, de los mo-
rritorialización» de toda la vida del lugar, pues gran parte de delos de abastecimiento del Antiguo Régimen basados en el
lo que había alrededor del mercado (bares, pequeños comer- monopolio y la especialización de determinados edificios
cios, tiendas, y viviendas de dos plantas) fue abandonándose (los antiguos pósitos, alhóndigas, carnicerías y pescaderías
hasta quedar en la ruina, obligando en parte a la demolición del concejo), los mercados municipales se convertirán en los
que dicta la ley. Hoy, en el solar entre las calles Duque, Bar- nuevos centros del abastecimiento de alimentación fresca
celona y Carmen, donde las vías y el mercado se expresaban a para un consumo saludable.
escala humana y el germen de la vida social había calado muy Al mismo tiempo, con esta forma centralizada se hallaba
hondo, existe una explanada para 100 plazas de aparcamien- una manera eficaz de fiscalizar y controlar la producción y
to. Un uso provisional hasta que se comiencen los trabajos los impuestos, de ahí que desde el principio estuvieran mo-
para la construcción de una plaza mayor porticada, según los nopolizados por los ayuntamientos. Antaño y hasta esa épo-
responsables políticos. Quizá, para algunos onubenses, sea ca, los mercados se celebraban en las plazas y calles donde
este un paisaje urbano novedoso, pero a costa de la pérdida de las mercancías se exponían en el suelo o en pequeños tende-
un paisaje histórico. En las páginas del periódico local donde retes, siendo muchas las dificultades para cobrar los corres-
se realizaba la crónica se podía leer lo siguiente: «Parece hoy pondientes tributos.
la plaza un reducto de vida, con el trasiego de siempre, en Así, desde mediados del siglo xix, se generalizan en la ma-
un círculo inmenso de abandono que son las ruinas de la ca- yoría de las grandes ciudades españolas los mercados muni-
lle, una ciudad fantasma dentro de una ciudad3». Ni la arqui- cipales acomodándose los inmuebles en los espacios urbanos
tectura, ni el emplazamiento histórico, ni el valor comercial destinados tradicionalmente a la celebración de mercados al
que subyace en las calles fueron argumentos para mantener y aire libre. Para legitimar la construcción, se redactó un texto
conservar el mercado en la trama que lo vio nacer, crecer y legal publicado mediante Real Orden de 30 de abril de 1880
nutrirse dentro del corazón del barrio del Carmen. (López y Gil 2004). Algunos de ellos ocuparon solares o edi-
El hecho de que, en este caso, la arquitectura no tenga in- ficios desamortizados a la Iglesia. En Carmona, por ejemplo,
terés, no quiere decir que el lugar donde se asienta carezca el mercado municipal de 1842 ocupó un antiguo Convento de
de valor. En Huelva existían valores suficientes y de peso Dominicas, reproduciendo el modelo arquitectónico de plaza
para salvaguardar el mercado en su emplazamiento que era de abastos abierta y porticada; en Écija se edificó en 1844 en
el centro. Se puede reedificar si el edificio está obsoleto o re- el solar del antiguo Convento y Colegio de la Compañía de
habilitar si presenta problemas de conservación y con resul- Jesús; y en Osuna como cuenta Ramírez Olid en su monu-
tados magníficos que no supongan rupturas con el barrio y la mental obra sobre la etapa que va de 1875 a 1931, el mercado
ciudad, como se ha hecho, por ejemplo, en Cádiz con el mer- municipal se instaló en el que fuera Convento de San Francis-
cado municipal junto a la plaza de las Flores o en Granada co, adquirido al Estado por una sociedad privada denominada
con el mercado de San Agustín en pleno centro. El fermento «La Concepción» en 18694. También en Morón la plaza de
que lleva hasta la plaza de abastos es ya mercado. abastos que hoy conocemos se construyó sobre el Convento
de la Compañía de Jesús a finales de la década de los cuarenta
del siglo xx, quedando oficialmente inaugurada en 1947.
Dice Cantero que la arquitectura de los mercados ha ten-
dido siempre a ser diáfana y a presentar un grado de movili-
dad, tanto la que fue heredada de los soportales como la que
apareció en los dos últimos siglos (Cantero 2007:409). En el
edificio con trazas de plaza, permeable y con un mínimo de
orden para facilitar el tránsito y los desplazamientos se dio
cobijo al fermento.
Tal vez, con esta reflexión, deje confundido a más de uno o
el lector empiece a comprender cuál es el sentido y la impor-
tancia patrimonial de los mercados en nuestras ciudades, por
qué es preciso rehabilitarlos, adaptarlos o hacerlos accesibles
en sus lugares de origen, y lo que a menudo nos preocupa,
Los caminos que llevan hasta la plaza de abastos se parecen unos a cómo hacer que se mantengan desempeñando su función co-
otros. Granada. La Romanilla. (Foto: Fermín Seño)
mercial en un contexto socioeconómico cada vez más com-
petitivo. ¿Están abocados los mercados municipales a desa-
Para hablar del valor patrimonial de las plazas de abastos, parecer en este contexto? ¿por dónde pasa la rehabilitación
habría que tener en cuenta algunas consideraciones históricas de un mercado que ha quedado obsoleto?
generales, además de las particularidades relacionadas con
el lugar. Recuperar fermento, (re)habitar la plaza
Las plazas de abastos son un producto histórico, un mode-
lo de abastecimiento alimenticio urbano (González Turmo Aunque sea una obviedad decirlo, comprar es algo más que
1993) que surge en un momento concreto. Si el mercado al adquirir los avíos que sirven para hacer un puchero. Es una
aire libre es antiguo –como lo es el intercambio de seres vi- actividad social en la que nos reconocemos y nos identifica-
vos y mercancías en las sociedades humanas–, la aparición mos. Cada uno tiene su carnicería o su pescadería, según el
de un edificio para el abastecimiento central de productos trato que recibe, además de la calidad del producto. Se puede
de primera necesidad constituye un fenómeno relativamente
reciente que tiene su plasmación en algunas poblaciones en
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Ese mismo año y con el visto bueno de la municipalidad, la Diputación
Provincial aprobó el expediente para la construcción de una plaza de
el contexto de las transformaciones urbanas de la segunda abastos, estableciéndose en septiembre de 1871 en acuerdo de Cabildo
mitad del siglo xix. que la plaza sería el único mercado público de la población, sin per-
En esa época se generalizaron una serie de medidas para juicio de que existieran tiendas en las casas particulares o en puntos
mejorar las condiciones de salubridad en los municipios, ambulantes. La plaza se reservaba el monopolio de la venta de carne
y pescado. Con ella, empezó a funcionar un sistema de control para
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Huelva Información del 07/10/2008, «El Carmen con el tiempo dentro», garantizar la salubridad y evitar el fraude en el consumo de alimentos
reportaje de Inma Gallego. (Ramírez Olid 1999: 691).
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instalaciones. En el censo elaborado para el plan de recu- ámbitos afortunadamente también se trabaja por la cultura.
peración de los mercados, según datos de 2009, se contabi- Reconocer la riqueza comercial en las ciudades históricas
lizaron un total de 468 mercados de los que 287 pertenecen (el fermento que en algunos lugares nos lleva hasta una plaza
a municipios de más de 5 000 habitantes y 181 a localidades de abastos) es un acto patrimonializador en toda regla, muy
de menos de 5 000 habitantes. Sevilla se sitúa a la cabeza con deseable para nuestros pueblos; al mismo tiempo que no po-
85 mercados centrales, mientras que Málaga es la provincia demos olvidar que cada caso es distinto y que las medidas
con menos inmuebles. En el marco de este plan, una de las que tienen éxito allí no tienen por qué cuajar aquí.
experiencias que se han llevado a cabo ha sido la recupera-
ción del Mercado de Abastos de Utrera5. Localizado en una
zona de expansión del centro histórico del municipio, surgió
como un gran inmueble con puestos de escasas dimensiones,
lo que a la larga supuso un problema de adaptación a las nue-
vas demandas. Así, mientras las grandes superficies o nuevas
formas de comercio se implantaban en la localidad, los de-
tallistas del mercado cerraban sus puestos, quedando activos
solo siete puntos de venta en el 2002. Con voluntad política,
el Ayuntamiento de Utrera, la Confederación Empresarial del
Comercio de Andalucía (CECA), la Asociación Provincial
de Comerciantes de Sevilla (Aprocom) y la Asociación de
Comerciantes y Autónomos de Utrera (ACAU) firmaron un
convenio para poner en marcha una serie de iniciativas que
permitieran la revitalización de la actividad en las instala-
ciones. En ese marco, se decidió acometer la rehabilitación
con un concepto nuevo: reubicar a los comerciantes en activo
e instalar un operador alimentario que ejerciera de gancho
para el nuevo equipamiento. El actual mercado denominado
«Utrera Plaza» conjuga los dos conceptos: en la parte baja, Interior de la plaza de abastos de Osuna (Foto: Fermín Seño)
se localizan seis puestos activos y una galería comercial con
trece locales y, en la planta sótano, un supermercado. Bibliografía
ARENILLAS TORREJÓN, J.A. (1999): «El Mercado de abastos de
Marchena (1840-1930)». En Jornadas sobre historia de Marche-
na. Marchena en los tiempos contemporáneos. Ayuntamiento de
Marchena, Marchena. 101-122.
BAUMAN Z. (2000): Modernidad líquida. Fondo de Cultura Eco-
nómica Argentina, Buenos Aires.
CANTERO MARTIN, P. A. (2004): Los antojos de Hermes. El co-
mercio tradicional en la provincia de Sevilla. Diputación Provin-
cial, Sevilla.
—(2007): «Feria y mercado en la provincia de Sevilla. El mer-
cado como valor patrimonial». Actas I Jornadas de Historia y
patrimonio de la provincia de Sevilla. Casa de la Provincia. Di-
putación Provincial, Sevilla. 406-421.
FONT GUERRERO, P. (2005): Morón a destiempo. Recuerdos
(1954-1964). Servicio de Publicaciones de la Fundación Fernan-
do Villalón, Patronato Municipal de Cultura, Excmo. Ayunta-
miento de Morón de la Frontera, Sevilla.
Callejón del pescao en Morón (Foto: Fermín Seño).
GONZÁLEZ TURMO, I. (1993): «El Mediterráneo: dieta y esti-
los de vida». En I. González Turmo y P. Romero de Solís (eds.)
Otra de las actuaciones que este organismo público ha Antropología de la alimentación: Ensayos sobre la dieta medite-
puesto en funcionamiento ha sido el plan destinado al pe- rránea. Junta de Andalucía, Consejería de Cultura y Medio Am-
queño comercio en los centros urbanos, los llamados Centros biente, Sevilla, 29-49.
Comerciales Abiertos6. Un reconocimiento formal mediante JIMENEZ DÍAZ, J. (1981): Mercados y mercadillos. Grupo Anda-
Orden de la Consejería que implica una serie de requisitos luz de Ediciones Repiso-Lorenzo.
por los que se podría pelear en Morón o en Osuna, si hubiere LÓPEZ SÁNCHEZ, M. Y GIL ALMELA, M.R. (2004): «La plaza
voluntad social y política. En la última orden de la Conseje- de abastos de San Pedro en Alcantarilla, obra del arquitecto José
Antonio Rodríguez». IMAFRONTE, n.º 16, pp. 167-175.
ría se han reconocido oficialmente los Centros Comerciales PAÉZ GARCÍA, M. y CABELLO NÚÑEZ, J. (1997): La Puebla de
Abiertos de Almería, Adra, Cádiz, Jerez, El Puerto de Santa Cazalla. Siete décadas en imágenes (1927-1997). Hermandad de
María, San Fernando, Pozoblanco, Montoro, Baena, Córdo- la Triunfal Entrada de Jesús en Jerusalén y M.ª Stma. De la Paz
ba Centro, Córdoba Viñuela, Loja, Granada, Motril, Huétor- en La Puebla de Cazalla.
Tájar, Huelva, Úbeda, Linares, Jaén, Andújar, Álora, Nerja, RAMIREZ OLID, J. M. (1999): Osuna durante la Restauración.
Ronda, Málaga, Antequera, Marbella y Sevilla. 1875-1931. Ayuntamiento de Osuna, Osuna.
Está claro que hoy por hoy patrimonio no es sólo asunto RIOJA LÓPEZ, C. (1992): La tienda tradicional sevillana. Junta
de la consejería competente en la materia y que desde otros de Andalucía, Consejería de Obras Públicas y Transportes, Direc-
ción General de Arquitectura y Vivienda, Sevilla.
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Los datos que se aportan a continuación han sido extraídos de la página
RODRÍGUEZ SÁNDEZ, R. (2003): Querida Puebla. Diputación
web de la Consejería de Turismo y Comercio de la Junta de Andalucía: Provincial de Sevilla, Sevilla.
www.juntadeandalucia.es/turismocomercioydeporte/comercio/openscms SEÑO ASENCIO, F. (2011): «Sobre la plaza Mayor de Osuna y su
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Según información aportada en la web de la Consejería de Turismo y Co- dimensión patrimonial». Cuadernos de los Amigos de los Museos
mercio de la Junta de Andalucía: «Se entiende por Centro Comercial de Osuna, n.º 13, Amigos de los Museos de Osuna, Patronato de
Abierto una fórmula de organización comercial, con una imagen y es- Arte, Osuna, 83-88.
trategia propia que cuentan con la implicación de todos los agentes de —(2012): «Los espacios públicos en Osuna: un valor más allá
un área comercial de una ciudad, con una concepción global de la oferta del conjunto histórico». Cuadernos de los Amigos de los Museos
comercial, turismo, cultura y ocio, y que nacen con la intención de revi- de Osuna, n.º 14, Amigos de los Museos de Osuna, Patronato de
talizar el comercio tradicional en los cascos históricos de las ciudades,
aumentando la capacidad competitiva del pequeño comercio en ellos Arte, Osuna, pp. 114-117.
ubicados».
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