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La libertad del hombre

1. ¿Qué es la libertad? La libertad es el poder dado por Dios al hombre de obrar


o no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar de este modo por sí mismo
acciones deliberadas. La libertad es la característica de los actos propiamente
humanos. Cuanto más se hace el bien, más libre se va haciendo también el
hombre. La libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, Bien
supremo y Bienaventuranza nuestra. La libertad implica también la posibilidad
de elegir entre el bien y el mal. La elección del mal es un abuso de la libertad,
que conduce a la esclavitud del pecado. 1

Para comprender qué es la libertad, es necesario imaginarse en una barca, la cual se


sitúa sobre las aguas en un rio, donde tarde o temprano aparecerán dos cauces; del que
tú serás quien elijas por donde quieres ir. Esa elección, es una serie de opciones que
pueden ser desde dos hasta un número ilimitado, será el momento de la deliberación,
que no es más, que reflexionar lo que más convenga para el bien propio y el de los
demás.

Esa deliberación será un momento crucial, porque de un paso para el otro, no habrá
marcha atrás. ¿Cómo saber si la deliberación será correcta? La esencia está en la
seguridad, confianza, creer que es posible conseguir lo mejor para tu bienestar y el de
los que te rodean. Para ello, los cristianos nos apoyamos en Dios, fuente de sabiduría.
Este apoyo en Dios, ¿Es siempre fiable? Por nuestra fe, creemos que SI. Además los
testimonios de tantísimos cristianos lo confirman, quien reza u ora a Dios antes de
tomar una decisión importante es muy seguro que valla por buen camino. Pero también
se puede dar la posibilidad de haber rezado u orado y después cae en algo horrible. Es
muy probable de que haya puesto sus deseos antes que su corazón.

Por lo tanto, el tener un dialogo con Dios, nos da seguridad, constancia y rectitud en
esos momentos de importancia que es el elegir un camino, que más de una vez se ha
convertido, en un tiempo de amargura y de sufrimientos.

El camino de la deliberación, conlleva a otro que es el de actuar; Yo ya estoy seguro y


convencido, de acuerdo, entonces lo hago. Esa acción conlleva a una serie de
responsabilidades, de las cuales al realizar el hecho o acto, no hay vuelta atrás, no se
puede corregir, no hay borrón y cuenta nueva, es imposible.

2. ¿Qué relación hay entre libertad y responsabilidad? La libertad hace al


hombre responsable de sus actos, en la medida en que éstos son voluntarios;
aunque tanto la imputabilidad como la responsabilidad de una acción pueden
quedar disminuidas o incluso anuladas a causa de la ignorancia, la
inadvertencia, la violencia soportada, el miedo, los afectos desordenados y los
hábitos. 2

1
Compendio de la Iglesia Católica Nº 363
2
Compendio de la Iglesia Católica Nº 364
Esta responsabilidad, en el fondo nos hará crecer como personas, tanto si has actuado
bien o como si has hecho algo malo, e incluso algo horrible o despiadado. El vivir esta
responsabilidad, es una gracia, porque la misma experiencia nos lo ha hecho saber, de
todo se aprende; de todo, incluso cuando haya sido algo catastrófico, se aprende; en
definitiva, tiene algo de positivo.

Saber que hay algo positivo en todo lo que hacemos, es un signo de madurez, porque no
todo el mundo sabe esto. Es más, la gente actúa por actuar, sin pensar, sin reflexionar.
¿Por qué lo hago? Porque quiero, ¿hay algo que me lo impida? Eres libre, de pendiendo
de factores como la educación dentro de la familia o según diga la base cristiana de
cómo se debe actuar. La mayoría de la juventud del Siglo XXI, actúa y piensa así.

Se podría decir, que la juventud de hoy en día, ¿ha perdido valores? En mi opinión, y
según la iglesia, los valores existen desde la creación, y todo lo que existe es porque
Dios lo ha creado. La importancia está en cómo empleamos esos valores o si le damos
un giro de sentido para que el significado sea distinto.

Los valores están ahí, y hoy mucho más presente, ya que la juventud del Siglo XXI,
camina por un bosque de lobos a oscuras y sin provisiones de lámparas de aceite o de
linternas. Están todos unidos, pero les separa, la oscuridad. Y el primer síntoma de la
oscuridad, es la desconfianza, no sé quien está al lado mía, me suena su voz y creo que
se quien es, pero se queda en el creo...

Y por desgracia, este camino de oscuridad, conduce a la perdición del egoísmo, porque
al no confiar en nadie, te encierras en ti mismo y sólo existes tú.

En conclusión, la ayuda de Dios es necesaria para elegir opciones o caminos por dónde
ir. Sin la ayuda de éste, será más fácil equivocarnos, ya que la experiencia misma lo
dice. Mucha gente recoge la misma tradición que consiste en: equivócate, cae y
aprenderás; es cierto, es una manera de aprender, pero ¿cuánta gente se ha quedado
atrapada como si de una arena movediza se tratara, por sólo probar, equivocarse y
aprender?

Más fácil, es crecer en virtudes, sin caer, porque quién crece así no le hace falta bajar
varios escalones para volverlos a subir, siempre se quedaría en el mismo plano. Si
crecemos en virtudes, algún día conoceremos cuál es la libertad que nos conduce al
bien, cuya garantía es la felicidad, que es DIOS.

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