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​El enfoque “tradicional”  
En términos generales, este enfoque se asocia muy directamente a la 
definición de competitividad presente en el desempeño comercial de las 
naciones como sumatoria del comportamiento de las firmas que en ellas 
se localizan. De acuerdo con esto, suelen utilizarse ciertas metodologías o 
instrumentos de medición de la competitividad a nivel internacional cuyo 
denominador común es el análisis de la evolución del market share de un 
país en el mercado mundial, trátese de la participación total de las 
exportaciones del país en relación con las exportaciones totales mundiales 
o algún recorte particular de mercancías representativas de las corrientes 
de comercio más dinámicas al momento de la medición23. En este último 
caso, suelen tomarse las exportaciones de manufacturas o también de 
productos de alta tecnología, definidos de alguna de las diversas formas 
posibles 
la competitividad internacional no sólo es vista como el desempeño de un 
país en los mercados externos sino también como la capacidad de ese 
país de hacer frente a los productos foráneos en el mercado interno. 
Dentro de estos, destacan la tasa de cobertura, la tasa de penetración, el 
indicador de adaptación a la demanda mundial, la contribución relativa o el 
saldo comercial de productos hi-tech, la posición de mercado por rama, el 
indicador de ventaja comparativa revelada, etcétera 
 
Por tanto, en términos generales, la competitividad de un país, desde el 
enfoque tradicional, está determinada por la relación entre salarios 
promedio de la economía y nivel del tipo de cambio. En este sentido, una 
caída de los salarios o un aumento del tipo de cambio (depreciación de la 
moneda nacional) implica ganancias de competitividad; por el contrario, un 
aumento de los salarios o una caída del tipo de cambio (apreciación de la 
moneda nacional) implica pérdidas de competitividad. En este sentido, si 
bien se reconoce que la mejor forma de ganar competitividad es mediante 
la mejora de la productividad de las empresas, se sostiene que eso es 
“cosa de la firma” y no asunto de la política pública.  
  
 
El enfoque “estructural”  
Este nuevo enfoque sobre como definir, medir y fomentar la competitividad 
macroeconómica surge de la insatisfacción y la poca capacidad explicativa 
del anterior. Su origen debe ser rastreado en los esfuerzos realizados en el 
seno de la OCDE 
 
De esta forma, y de manera estilizada, la competitividad estructural puede 
ser entendida como aquella que deriva del conjunto de innovaciones y 
conductas tecnológicas de los agentes que se desenvuelven dentro de un 
determinado sistema nacional de innovación, sean éstos empresas u otras 
instituciones u organizaciones ligadas a las actividades de cambio técnico 
u organizacional. Por lo tanto, si bien desde este enfoque se entiende que 
existe una multiplicidad de fuentes desde donde emana la competitividad, 
se sostiene que su fuente principal es el saber o el conocimiento necesario 
para llevar a cabo tales actividades32 
el cual determina la aparición de ventajas competitivas dinámicas, 
entendidas como aquellas que no están basadas en la dotación de 
recursos con que naturalmente cuentan las naciones sino que pueden ser 
construidas y reconstruidas a través de esfuerzos concientes y conjuntos 
realizados por las firmas, coadyuvadas por distintas medidas, 
instrumentos de política e instituciones relacionadas al sistema nacional 
de innovación. En términos de Chudnovsky y Porta, se trata de la obtención 
de una “competitividad industrial genuina basada en el progreso 
tecnológico que incorpore las ventajas de la nueva tecnología y del cambio 
organizacional, que se oriente hacia la especialización intraindustrial y 
hacia los productos que corporizan el avance tecnológico”.  
 
 
En síntesis, de lo visto hasta aquí, se pueden reconocer tres niveles 
distintos en la determinación de la competitividad estructural: un primer 
nivel relacionado a los esfuerzos individuales o competencias de las 
firmas, un segundo nivel vinculado a la existencia de una estructura 
productiva predeterminada dentro de la cual operan esas firmas y, por 
último, un nivel relacionado a las políticas de fomento de la competitividad 
que afectan no sólo a la firma sino a su entorno. A este último respecto, 
Chudnovsky y Porta concluyen en que “cuando hablamos de 
competitividad internacional de una economía nacional, nos estamos 
refiriendo a un fenómeno que se manifiesta a través de la competitividad 
de las firmas, pero que involucra también la acción voluntaria del gobierno 
para promover esa competitividad, que a su vez se construye sobre una 
determinada estructura de la economía que incluye tanto su configuración 
productiva como aspectos institucionales que van más allá de lo 
productivo”40.  
 
los 12 pilares de la competitividad 
El foro económico mundial viene desarrollando y publicando desde 1979
el índice global de competitividad, midiendo la competitividad de los
países bajo 12 pilares o categorías diferentes a las que se les asocian
distintos indicadores con el objetivo de promover políticas económicas,
sociales y culturales que favorezcan la ​competitividad​ del país y con ello
su crecimiento económico y prosperidad.

stos ​12 pilares de la competitividad​ son:

● Entorno Institucional
● Infraestructuras
● Ambiente macroeconómico
● Salud y educación primaria
● Educación superior y especializada
● Eficiencia de los mercados
● Eficiencia del mercado laboral
● Desarrollo del mercado financiero
● Adaptación tecnológica
● Tamaño del mercado
● Sofisticación de los negocios
● Innovación
ntorno institucional

El entorno institucional comprende el marco legal y administrativo de


las instituciones públicas y privadas por el cual las personas, empresas
y gobiernos interactúan. Es decir las reglas y procedimientos necesarios
para realizar cualquier actividad económica así como el conjunto de
políticas enmarcadas hacia el crecimiento económico y por tanto de la
competitividad, siendo el entorno institucional un pilar fundamental
dentro del ámbito de la competitividad y crecimiento de un país.
Indicadores del entorno institucional

● Grado de transparencia de los presupuesto estatales.


● Grado de empresas auditadas externamente.

Infraestructura

La disposición de infraestructuras eficientes es otro pilar fundamental


para la competitividad de un país, infraestructuras de transporte como
autopistas, aeropuertos, puertos marítimos, red ferroviaria… mejorarán
y reducirán los tiempos invertidos en transporte tanto de mercancías
como de personas mejorando la productividad global del país. Por otro
lado infraestructuras relacionadas con el suministro energético
(electricidad, gas…) son necesarias para el buen funcionamiento de las
empresas, así mismo una buena infraestructura asociada a las
telecomunicaciones (telefonía, internet…) permitirá un flujo rápido y
seguro de la ingente cantidad de información que las empresas,
instituciones y personas manejamos diariamente.

Indicadores de la infraestructura

● Eficiencia del transporte por tierra.


● Ratio de electrificación.
● Calidad de la infraestructura ferroviaria.

Ambiente macroeconómico

Un ambiente macroeconómico estable y sólido permitirá un mejor


desarrollo de la competitividad de un país. Altas tasas de inflación o
deflación, altos interés de pago por parte de los prestamos pedidos,
altos niveles de déficit fiscal… todo ello son inconvenientes
macroeconómicos que frenan la competitividad de un país y por ende su
crecimiento económico.

Indicadores del ambiente macroeconómico

● Deuda del gobierno.


● Inflación.
● Ratio crediticio del país.
Salud y educación primaria

La existencia de unos servicios sanitarios así como de centros de


educación primarios son vitales para que los futuros y presentes
trabajadores puedan realizar su trabajo de manera productiva, evitando
altas tasas de absentismo por enfermedades así como desarrollando su
trabajo correctamente.

Indicadores de la salud y educación primaria

● Expectativa de vida.
● Tasa de matriculación en educación primaria.

Educación superior y especializada

Los países que quieran mejorar su competitividad deben de contar con


centros de educación superior especializados y de calidad, formando a
los presentes y futuros trabajadores para la generación de productos
y/o servicios con un alto valor añadido.

Indicadores de la educación superior y especializada

● Tasa de matriculaciones universitarias.


● Grado de inversión en formación a los trabajadores por las
empresas.

Eficiencia de los mercados

Es necesario un entorno transparente, eficiente y estable para el


intercambio de bienes y servicios, evitando excesivos trámites
burocráticos e impuestos que ralenticen el mercado. Por otro lado la
existencia en el mercado de clientes y compradores exigentes fuerza a
las empresas a seguir innovando y mejorando su competitividad.

Indicadores de la eficiencia de los mercados

● Número de procedimientos necesarios para crear un negocio.


● Grado de sofisticación de los compradores.

Eficiencia del mercado laboral


Los países competitivos han de contar con un marco laboral eficiente y
flexible, permitiendo que los trabajadores puedan cambiar de actividad
rápidamente a bajo coste sin desordenes sociales, por otro lado la
igualdad laboral entre hombres y mujeres así como la cultura de
promoción por méritos propios atraerá y retendrá el talento de los
trabajadores de un país.

Indicadores de la eficiencia del mercado laboral

● Salarios y productividad.
● Políticas laborales para la contratación y despido.
● Porcentaje de mujeres trabajadoras.

Mercado financiero

Un mercado financiero estable, transparente y seguro permitirá


conseguir nuevos fondos para inversiones que repercuten en la mejora
de la competitividad, así como asegurando en todo momento el capital
de las empresas y personas del país.

Indicadores del mercado financiero

● Grado de financiación a las pequeñas y medianas empresas.


● Ratio de liquidez de los bancos.

Adopción tecnológica

Los países competitivos han de ser capaces de adoptar e implantar


rápidamente las innovaciones tecnológicas que permitan un aumento de
productividad y competitividad

Indicadores de la adopción tecnológica

● Disposición de las últimas tecnologías.


● Tasa de adopción tecnológica por parte de las empresas.

Tamaño del mercado

El tamaño del mercado está estrechamente ligado a la productividad de


las empresas, mercados de gran tamaño permitirán a las empresas
fabricar en grandes cantidades (economía de escala), reduciendo costes
tanto de compra, fabricación como de distribución, repercutiendo
directamente en la productividad y competitividad. El efecto de la
globalización hacen que los mercados traspasen las fronteras de los
países expandiéndose a lo largo de todo el planeta, por ello los países
que promuevan la exportación y la apertura de nuevos mercados
favorece su competitividad.

Indicadores del tamaño del mercado

● Tamaño del mercado interno.


● Tamaño del mercado externo.

Sofisticación de los negocios

Los países que dispongan de buenas redes de negocios en donde


empresas especializadas (proveedor – fabricante – instituciones…) estén
bien interconectadas darán lugar a la creación de clústeres, siendo un
elemento clave y catalizador de la competitividad del país.

Indicadores de la sofisticación de los negocios

● Calidad y cantidad de proveedores


● Sofisticación del proceso productivo

Innovación

La innovación es el motor para la creación de nuevos productos


/servicios que produce una nación, aumentando su valor y por ende la
competitividad. Para ello los países deben de fomentar la inversión
tanto pública como privada en I+D, así como de disponer de redes de
colaboración entre las universidades, científicos cualificados y empresas
privadas con el objetivo de crear e impulsar estas nuevas tecnologías.

Indicadores de la innovación.

● Inversión de las empresas privadas en I+D


● Capacidad de innovación
competencia vs competitividad
hay pequeños matices que suponen grandes diferencias, pequeñas variaciones que
transforman la armonía en disonancia, la virtud en vicio.

No es lo mismo competencia que competitividad​, aunque compartan raíz etimológica… Y


resulta desesperanzador que en nuestra sociedad –y en nuestras empresas- se preste más
atención a la segunda que a la primera.
La ​competencia –del latín ​competere–​ es una ​virtud que supone ir al encuentro de aquello a
lo que se aspira con la preparación necesaria para conseguirlo​. Competencia supone
capacidad, aptitud, preparación… Y ​pone en relación al individuo con su propio ser y con el
objeto de su deseo​. Ser competente es una ​lucha personal​, depende de ti, de tus
capacidades, de tu esfuerzo y de la meta que pretendas alcanzar. ​Implica cultivarse a uno
mismo, desarrollarse, prepararse para saber, cada día mejor, lo que uno se lleva entre
manos​… El que quiere ser competente en una materia, se siente llamado hacia la perfección,
hacia la mejora diaria.
Sin embargo, la ​competitividad poco tiene que ver con lo anterior: ​quien es competitivo no
tiene la vista puesta en su propia capacidad para alcanzar una meta, sino en su posición
relativa respecto a la del otro –al que considera un competidor- para lograrla. La
competitividad no es un modo de relacionarse con la meta sino con los demás​, un modo
conflictivo de relación en el que no existe colaboración sino lucha encarnizada. Cuando uno
cede ante la competitividad, ya no se preocupa tanto por su desarrollo personal como por su
superioridad respecto a sus competidores… Por lo que su esfuerzo y preparación dependerá
más de cuán competentes sean sus oponentes que de lo que sea realmente necesario para
hacer las cosas bien. ​La competitividad no implica una lucha consigo mismo sino con los
demás… Y su objetivo no es la perfección o el desarrollo de las propias capacidades,
sino la victoria​.
Merece la pena distinguir entre ambos términos, diferenciarlos… Porque conducen a dos
lugares bien distintos: ​la competencia es una virtud que nos lleva al pleno florecimiento de
nosotros mismos, mientras que la competitividad es un vicio que nos pone en relación
con las peores pulsiones de nosotros mismos, esas que nos aíslan de los demás y
convierten nuestra vida en un permanente conflicto, en una lucha, en una jungla que dista
mucho del Paraíso Perdido​.

La decisión es nuestra… Más nos vale acertar en nuestra elección… De ello depende nuestra
felicidad, y la supervivencia de ​un mundo que exige colaboración y no enfrentamiento para
seguir siendo humano​. No convirtamos en verdad la afirmación de Hobbes de que el hombre
es un lobo para el hombre… ¿No sería mejor que el hombre fuera ejemplo para el hombre?

Competitividad

Definición

La competitividad es la capacidad que tiene una empresa o país de obtener


rentabilidad en el mercado en relación a sus competidores. La competitividad
depende de la relación entre el valor y la cantidad del producto ofrecido y los
insumos necesarios para obtenerlo (productividad), y la productividad de los otros
oferentes del mercado. El concepto de competitividad se puede aplicar tanto a una
empresa como a un país.

Por ejemplo, una empresa será muy competitiva si es capaz de obtener una
rentabilidad elevada debido a que utiliza técnicas de producción más eficientes que
las de sus competidores, que le permiten obtener ya sea más cantidad y/o calidad
de productos o servicios, o tener costos de producción menores por unidad de
producto.

La competitividad es la capacidad de una persona u organización para desarrollar


ventajas competitivas con respecto a sus competidores y obtener así, una posición
destacada en su entorno.

Generalmente se basa en una ventaja competitiva, esto es, una cierta habilidad,
recursos, tecnología o atributos que hacen superior al que la posee. Se trata de un
concepto relativo en donde se compara el rendimiento de una persona u
organización con respecto a otras.

No obstante, lo anterior, cabe mencionar también que no existe una definición única
de competitividad existiendo varias interpretaciones y formas de medición que
dependen del contexto en que se analice (empresarial, deporte, relaciones
internacionales, etc.).

Diferencia entre Competencia y Competitividad

Competitividad empresarial puede definirse como la capacidad que las empresas


adquieren para asignar recursos de tal manera que sean capaces de aumentar sus
cuotas de mercado, sus beneficios y, consecuentemente, crecer. Naturalmente, se
crece a costa de otras empresas que compiten en los mercados en el mismo
producto o servicio ya que, aunque el mercado puede ser creciente, aumentar la
cuota de dicho mercado se hace por definición siempre a costa de otras empresas.

En principio, la relación entre competitividad y competencia es de doble vía. Por un


lado, hay que aumentar la competitividad para sobrevivir en un mundo de
competencia creciente. Es decir, la competitividad es la capacidad de competir con
éxito. Por otro lado, como señala Michael Porter, un alto nivel de competencia en los
mercados es uno de los elementos fundamentales para mejorar la competitividad de
las empresas, ya que las presiona a reducir sus costes, a mejorar su calidad y a
innovar, o lo que es lo mismo, a potenciar sus ventajas competitivas frente a sus
competidores.

En principio, por tanto, competencia y competitividad son conceptos


complementarios, y así es como lo entienden la mayoría de las personas que utilizan
ambos términos sabiendo, o no sabiendo en la mayor parte de los casos, su
verdadero significado y su alcance. Ahora bien, cuando se contrastan ambos
términos con la realidad empiezan a surgir ciertas dudas sobre si ambos conceptos
son complementarios, o si más bien son sustitutivos.

Competencia
es la acción en la cual las personas, las empresas o las naciones proceden a
demostrar sus capacidades a la hora de conseguir un objetivo. Ejm: un campeonato
deportivo, una feria de negocios, la lucha por colocar productos en mercados
externos, etc.

Son muy pocas empresas, de los millones que existen en el mundo, las que
realmente compiten en la mayor parte de los mercados nacionales o internacionales
y que logran cuotas de mercado crecientes.

Competitividad

es la capacidad para competir; de ahí que a mayor preparación, mayor capacidad y


por ende mayor nivel competitivo

En este nuevo marco competitivo, la competitividad de las empresas, es decir, su


capacidad para crear ventajas competitivas frente a sus competidores, se consigue,
paradójicamente, sobre la base de reducir o anular la competencia, es decir,
adquiriendo un mayor poder sobre el mercado y expulsando o absorbiendo a sus
competidores.

Básicamente, lo que una empresa debe intentar para mejorar su competitividad es


aumentar los márgenes y, por tanto, los beneficios, reduciendo los costes o
aumentando los precios. Esto se puede conseguir con varias estrategias básicas.

·​ ​Laprimera estrategia, que ha sido la más clásica, es la de liderazgo de costes:


explotando mayores economías de escala y de alcance y siendo más eficiente, es
decir, con una estrategia de alto volumen y bajos márgenes.

·​ ​La segunda es mediante la diferenciación del producto con calidades distinguibles

que lo hacen percibir como único.

Esta diferenciación permite vender el producto más caro y aumentar los márgenes.

·​ ​La tercera se basa en la segmentación del mercado, mediante la concentración

en una pequeña parte del mercado, en un determinado nicho o producto, que


ningún otro competidor puede servir tan eficientemente, vendiendo, por ejemplo,
un producto de alta calidad a un reducido número de clientes. Esta es la
estrategia de bajo volumen y alto margen.

·​ ​La cuarta estrategia consiste en crear barreras de entrada en un determinado


mercado, industria, sector, segmento o región geográfica, por ejemplo, siendo el
primero y consiguiendo un acceso preferencia a los canales de distribución
introduciendo una barrera tecnológica al producir un bien difícilmente copiable.

·​ ​La quinta está relacionada con el tamaño. Cuanto más grande es la empresa

puede aguantar durante más tiempo las pérdidas derivadas de la estrategia de


una fuerte reducción de precios para desplazar a los nuevos competidores, o
puede tener un mayor acceso a fuentes de financiación para adquirir a otros
competidores más pequeños.
En definitiva, una empresa sólo consigue aumentar su competitividad si consigue
reducir o anular la competencia de sus competidores y ganar un mayor poder sobre
el mercado. Por tanto, los términos son claramente sustitutivos y no
complementarios como se están utilizando hoy por la mayor parte de las personas
que hablan, incansablemente, de ambos. La competitividad se consigue a costa de
que exista una menor competencia, no nos olvidemos de ello. Es decir, cuanto
mayor sea la competitividad mayor serán los niveles de competencia imperfecta u
oligopolista. Por eso, el número de empresas realmente competitivas es cada vez
menor y su tamaño mayor, a pesar de que los mercados sean crecientes.

Calidad total: estrategia clave de la competitividad

El mundo vive un proceso de cambio acelerado y de competitividad global en una


economía cada vez más liberal, marco que hace necesario un cambio total de
enfoque en la gestión de las organizaciones.

En esta etapa de cambios, las empresas buscan elevar índices de productividad,


lograr mayor eficiencia y brindar un servicio de calidad, lo que está obligando que
los gerentes adopten modelos de administración participativa, tomando como base
central al elemento humano, desarrollando el trabajo en equipo, para alcanzar la
competitividad y responda de manera idónea la creciente demanda de productos de
óptima calidad y de servicios a todo nivel, cada vez más eficiente, rápido y de mejor
calidad.

La calidad total no solo se refiere al producto o servicio en sí, sino que es la mejoría
permanente del aspecto organizacional, gerencial; tomando una empresa como una
máquina gigantesca, donde cada trabajador, desde el gerente, hasta el funcionario
del más bajo nivel jerárquico están comprometidos con los objetivos empresariales.

Para que la calidad total se logre a plenitud, es necesario que se rescaten los valores
morales básicos de la sociedad y es aquí, donde el empresario juega un papel
fundamental, empezando por la educación previa de sus trabajadores para conseguir
una población laboral más predispuesta, con mejor capacidad de asimilar los
problemas de calidad, con mejor criterio para sugerir cambios en provecho de la
calidad, con mejor capacidad de análisis y observación del proceso de manufactura
en caso de productos y poder enmendar errores.

Como estimular la competitividad

La productividad, la calidad y los costos constituyen lo que ha dado en llamarse "las


tres dimensiones de la competitividad". Hay multitud de ámbitos en los que las
empresas pueden intentar mejorar su competitividad. Al mejor la competitividad, no
sólo podemos obtener una mayor rentabilidad, sino fortalecer y consolidar nuestra
marca de cara al futuro, crecer y expandirnos a otros mercados y, sobre todo,
generar confianza en nuestro público objetivo.

La experiencia indica que para alcanzar el éxito se necesita, como condición previa,
un verdadero cambio de mentalidad del empresario.
Veamos diferentes estrategias para mejorar la competitividad que puedes poner en
práctica en tu negocio.

1. Aumentar la satisfacción de los clientes

Vivimos en un entorno cada vez más personalizado, y en el que además cada vez es
más fácil recoger información de clientes. También disponemos de más canales de
comunicación para poder gestionar nuestros contactos y listas de clientes. En este
sentido, herramientas como el CRM se ha convertido en uno de los instrumentos
estratégicos clave para aumentar la satisfacción de los clientes.

¿Cuál es la reacción de nuestros clientes al comprar un producto? ¿Qué imagen


tienen de nuestra marca? ¿Con qué nos asocian? ¿Cómo es nuestro servicio
posventa? ¿Cuáles son las principales quejas de nuestros clientes cuando no están
satisfechos?

Trabajar en esta área es fundamental para que tu empresa pueda solucionar sus
defectos y posicionarse como un negocio que realmente deja satisfechos a sus
compradores.

2. Optimizar los procesos de trabajo

Ante esta nueva realidad, planteada por la estabilidad y la apertura económica, no


basta con la incorporación de tecnologías de última generación. También, se hace
imprescindible capacitar al personal para posicionarse ventajosamente. De este
modo, la productividad no sólo será mayor sino de mejor calidad.

Es decir, invertir en productividad. Pero productividad no es hacer más pero con


menos calidad, sino crear una estructura de procedimientos y coordinar equipos de
trabajo para que realmente se puedan conseguir unos objetivos. Lo que no se mide,
resulta muy difícil de mejorar. De ahí que muchas grandes empresas apuesten por
herramientas como el control de presencia y gestión de recursos humanos.

A todos los niveles, sin embargo, es posible medir, controlar, monitorizar y mejorar
los procesos de trabajo. Pero primero tienes que conocerlos, determinarlos y buscar
la manera de evitar problemas como el presentismo, el absentismo y la dispersión a
la hora de que cada empleado realice sus tareas.

3. Busca la innovación y el desarrollo de nuevos productos

Muchas empresas dependen única y exclusivamente de productos de proveedores,


no desarrollan productos. En este sentido, la innovación parece un terreno reservado
a las empresas que apuestan por la fabricación de sus propios productos, o que
cubren todas las fases de trazabilidad de un producto.

En cualquier caso, una empresa que quiera ser competitiva tiene que ser
innovadora. Y la innovación pasa por un profundo conocimiento de las necesidades
de tus clientes, una investigación exhaustiva y constante de tus productos y una
inversión adecuada en la mejora y la gestión de los mismos, así como en el diseño y
creación de otros nuevos en un entorno cambiante y en el que continuamente
surgen nuevas necesidades.

4. Internacionalizarse o expandirse

Si tu empresa quiere ser competitiva, otra de las claves que debes tener en cuenta
es la necesidad de internacionalizarte o expandirte. No todas las empresas salen a
vender en el extranjero, pero hoy día las posibilidades son mucho más atractivas en
muchos sectores gracias a las posibilidades que te abre Internet y el comercio
electrónico.

Para ser competitivo, debes replicar tu modelo de negocio una vez hayas logrado
consolidarlo y exportarlo a otros mercados, teniendo en cuenta que deberás buscar
las similitudes y considerar que a veces puede haber diferencias (culturales, legales,
etc.) que pueden hacer el proceso de internacionalización más difícil.

5. Optimizar costes

Es esencial que tu empresa pueda reducir costes y tratar de hacer más con menos.
Cuanta más liquidez y rentabilidad puedas obtener por las actividades empresariales
que estás realizando, generalmente será mejor para tu negocio. Ahora bien, no
queremos decir con esto que reducir costes siempre sea la solución; de lo que se
trata es de reducir costes innecesarios, tratar de automatizar el mayor número de
cosas y obtener ventajas competitivas del uso de la tecnología.

Por ejemplo, muchas empresas están observando ya los beneficios de la


digitalización y el uso de programas de gestión en la nube para reducir gastos en
términos de costes de mantenimiento y adquisición de licencias de programas, o
programas formativos para los responsables de gestionar el software empresarial. Y
no sólo eso, el uso de software ERP está ayudando también a las empresas de
tamaño pequeño y mediano a optimizar la toma de decisiones, logrando resultados
mucho más eficaces y pudiendo aprender de sus errores.

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