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Tres sentidos de la historia

Interés por el pasado ¿comprensión de la historia?

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A partir del desinterés de los norteamericanos por la historia escolar, surge los que se
denominó “ausencia de narrativas y marcos históricos convencionales”, es decir que
dedican más atención a actividades informales relacionadas a la historia oral (fotografías,
películas, programas de TV históricos) que a las académicas.

Según Ricoeuer la historia se caracteriza por su distanciamiento o extrañez, en el caso


norteamericano sucede al revés. La inversión se da a partir de lo que podría ser un
desplazamiento semántico: reemplazar el término “historia” por el de “pasado”. Esto da
como resultado el problema con las memorias, donde el “pasado” se integra a lo familiar o
al primer grupo de socialización. Esa visión del pasado se opone a toda visión social e
historicista, es decir, que pasa a ser una práctica antagónica a la de la historia.

Algunos autores sostienen que la industria del entretenimiento (museos, filmes históricos)
aumenta su poder como instancia legitimadora de los saberes compartidos dejando las de
perder a los canales formales y disciplinas históricas.

Sobre esta tendencia surgen diversas críticas, por una lado esta la que promueve la práctica
historiográfica y plantea la necesidad de construir una memoria publica; por el otro lado se
toma como un indicador del carácter democrático y popular de la cultura norteamericana,
enfrentada a los intelectuales, además de pretender reivindicar la singularidad de las
practicas personales y familiares para la construcción de lo público.
En definitiva, en historia, no se trata solo de lo que se recuerda, si no también de lo que se
olvida. Por esto sería un problema caer en una historia univoca. La complejidad que
caracteriza los procesos de construcción de las representaciones del pasado nos introduce
en el problema de los usos de la historia, (públicos, políticos, populares y popularizados) y
entenderla como una disciplina y como un tipo de gestión a favor de una memoria
colectiva.
Orwell, en este sentido, analiza en su obra 1984, la manipulación de las significaciones
sobre el pasado común como estrategia de imposición hegemónica. Para así no solo
construir los contenidos del presente sino los del pasado también. Como ejemplo el autor
menciona el caso del estalinismo, donde describió el funcionamiento de esta sociedad
totalitaria, que tienen una gran vigencia para comprender las visiones sesgadas del pasado
que ofrece la sociedad actual, sobre todo relacionado a los espacios públicos y privados.

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