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El Cerebro Adicto
El Cerebro Adicto
El cerebro de un adicto es distinto, funciona diferente, tiene alteraciones en una gran cantidad de
circuitos. Las neuronas cambian de forma.
En el área del placer o sistema límbico, las neuronas son chiquitas en estado natural, pero bajo el
consumo de estupefacientes, las células aumentan, se hacen robustas y con muchos botones
sinápticos, se vuelven insaciables a la demanda de droga. La persona cambia su conducta. Tiene
una gran motivación de buscar droga, que se convierte en una compulsión: se pierde el control.
Por otro lado, en el lóbulo frontal, de la corteza cerebral, hallamos lo que nos hace humanos, es el
centro encargado de cálculo, síntesis, abstracción, concentración, memoria. Es la parte que rige las
funciones superiores de la mente, y por esa razón es dónde más sangre llega. Si consumo alcohol,
drogas, la sangre va a llegar con la substancia. Las neuronas de esta zona se deterioran, se hacen
flacas, se dañan, como marchitadas, se rompen las conexiones neuronales y mueren las neuronas.
Perdemos funciones, perdemos el control de impulsos, las personas adictas no pueden inhibir el
deseo de droga.
En resumen, para una persona adicta, el área del placer pide más estímulos y el cerebro superior,
racional falla y no inhibe ese impulso. Eso le va a llevar a pérdida del trabajo, la salud, dificultad
para tomar decisiones, deterioro de las relaciones en general.
El adicto pierde la capacidad de disfrutar los estímulos normales de la vida: todo le va a aburrir.
Adicción en la adolescencia
El cerebro adolescente es más vulnerable que en el adulto. El cerebro sigue haciendo conexiones
nuevas a lo largo de toda la adolescencia, se va además recubriendo de mielina las neuronas, en su
proceso de maduración.
Si me expongo en escuchar música: lo que queda despierto del cerebro se enfoca en la música,
pero no es un enfoque, sino que subjetivamente lo parece, no se oye mejor, pero como todo lo
demás quedar deprimido, parece eso.
1. las partes corticales, las áreas nuevas, las que procesan la información. Se relajan,
disminuyen su actividad.
2. las áreas límbicas, se relaja, “amor y paz”, el sistema emocional está dormido,
anestesiado. Esto es malo porque uno cada vez puede integrar menos las situaciones de
vida que finalmente nos hacen adultos, sabios…
3. Las Áreas sensoriales y motoras se enlentecen, la velocidad de los reflejos es menor
4. El hipocampo: parte de la memoria, está alterada, se pierde mucha información, declive
en el rendimiento académico.
El adicto a la marihuana, va a generar una dependencia a la sedación y cada vez va a necesitar una
dosis mayor para llegar a esa experiencia. Son personas que entran a una neurosis, acaban
necesitando una intensidad, en la vida. Y para salir de esa intensidad, tienen que tomar conciencia,
no sanan, porque hay un daño hecho, pero pueden saber, comprender que son así para poco a
poco, tomando conciencia y volver a no hacer caso a esa necesidad de intensidad.
En resumen: para una persona que está adicta, el sistema límbico funciona de más, todo estímulo
será magnificado, sobreinterpretado. Tanto lo bueno como lo malo. Su capacidad de controlar sus
deseos y estímulos disminuye, se acostumbra a una intensidad, si ha dejado las drogas buscará esa
intensidad en otras áreas de la vida y eso la llevará a enamorarse continuamente, a situaciones
muy estimulantes, de mucho éxito o mucho placer: sexo, juego, comida, trabajo, riesgo…
El adictivo vive muy resentido por malinterpretar una muchos estímulos, todo lo magnifican.
Te miran a los ojos. El adicto interpreta que están desconfiando: “¡Qué me ves!?” Se alarma,
piensa que pasa algo malo, que lo controlan o le van a agredir.