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Soluciones Actividades Lazarillo de Tormes Anaya PDF
Soluciones Actividades Lazarillo de Tormes Anaya PDF
a las
Actividades
de
Lazarillo
de Tormes
Anónimo
Edición de
Lourdes Yagüe Olmos
Ilustraciones de
Jordi Vila Delclòs
lazarillo de tormes · soluciones
Prólogo
1 Los libros de caballerías solían comenzar anunciando que iban a mostrar cosas
nunca oídas ni vistas. ¿Lázaro hace lo mismo? ¿Qué razones pueden inducirle
a comenzar así el prólogo?
Sí, Lázaro hace lo mismo. Comienza diciendo: «Yo por bien tengo que cosas tan
señaladas y por ventura nunca oídas ni vistas vengan a noticia de muchos y no se
entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser que alguno que las lea halle
algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleite». Es un exordio con
el que comienza la narración, una forma de atraer la atención del lector y animarle
a que la lea, bien sea porque pueda resultarle provechosa o porque le divierta.
2 ¿Estás de acuerdo con la afirmación de Plinio de que no hay libro por malo que
sea, que no tenga alguna cosa buena? Justifica tu respuesta.
Sí, porque de todos los libros se puede extraer alguna enseñanza o conocimiento ya
que reflejan la memoria colectiva de la sociedad y de todos ellos podemos aprender.
3 El oficio de escribir es, según afirma el autor, trabajoso. ¿Qué tipo de recom-
pensa recibe el escritor por sus obras?
La mayor recompensa para un escritor es que sus obras sean leídas y, si lo merecen,
alabadas; el reconocimiento y la fama importan más que el dinero.
5 ¿Por qué Lázaro dice «Suplico a Vuestra Merced reciba el pobre servicio de
mano de quien lo hiciera más rico si su poder y deseo se conformaran»? ¿Quién
es «Vuestra Merced»?
En los memoriales o documentos de la época era frecuente este tipo de súplicas a
la persona a la que se dirigían como muestra de servidumbre halagüeña. «Vuestra
Merced» es, supuestamente, una persona importante, que ha pedido a Lázaro que
cuente su «caso» y este decide complacerlo aunque, como es un pregonero, sin
cultura académica, es consciente (o lo simula) de que su respuesta, la carta-contes-
tación, no estará todo lo bien escrita que él desearía, al carecer de instrucción, por
lo que el estilo de lo que escribe es rústico o grosero.
Algunos creen que «Vuestra Merced» era Juan Martínez Silíceo, arzobispo de Tole-
do; otros, señor del pregonero y amigo del arcipreste de San Salvador; o una dama
que se confesaba con el arcipreste, preocupada por la conducta de su confesor y por
sus secretos de confesión. Pero puede ser también un simple pretexto que utiliza el
autor para, a través de Lázaro, hacer una crítica social de la época.
6 ¿Estás de acuerdo con la afirmación final del prólogo: «Porque consideren los
que heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues Fortuna fue con
ellos parcial, y cuánto más hicieron los que, siéndoles contraria, con fuerza y
maña remando, salieron a buen puerto»? Justifica tu respuesta.
Respuesta libre.
lazarillo de tormes · soluciones 7 ¿Crees que lo que expone en el prólogo Lázaro es producto de una mente necia
e irreflexiva o producto de la experiencia que dan los años?
Es la constatación de una realidad que se percibe a través de la experiencia que dan
los años y la reflexión sobre lo que se ha observado y vivido.
Tratado I
9 ¿Cuáles son los rasgos que caracterizan al ciego a lo largo de todo el tratado?
La astucia, sagacidad y agudeza de ingenio; su gran conocimiento de oraciones y
poses de humildad y devoción tanto dentro como fuera de la iglesia para conseguir
atraer el interés y la caridad de la gente; su «videncia» y remedios para todo tipo de
males; su avaricia y mezquindad.
12 Indica las cosas positivas y las negativas que Lázaro aprende con el ciego.
Entre las enseñanzas positivas que Lázaro aprende del ciego destacan: la jerigonza
propia de ciegos y pedigüeños, advertencias o consejos para sobrevivir, oraciones y
poses para atraer la caridad de la gente, remedios para curar determinados males, ayu-
dar a misa, las burlas y el convencimiento de que «más da el duro que el desnudo».
Entre los aspectos negativos: la desconfianza, el disimulo, el resentimiento, el deseo
de venganza, las malas artes, la crueldad y el burlarse del mal ajeno.
13 ¿Cómo finaliza la relación de Lázaro con el ciego? ¿Se establece alguna rela-
ción entre esta burla y la primera que le gastó el ciego?
Si Lázaro había recibido un golpe (una «calabazada») contra el toro de piedra, ahora
es el ciego el que sufre un descalabro mayor con el poste en la plaza («Da con la
cabeza en el poste, que sonó tan recio como si diera con una gran calabaza»), que el
14 Imagina que eres la madre de Lázaro o Zaide. Narra en primera persona, tal
como ha hecho Lázaro, desde tu perspectiva, lo mismo que este cuenta hasta
la aparición del ciego por el mesón.
Respuesta libre.
Tratado II
7
1 Define los rasgos característicos del clérigo.
El principal rasgo del clérigo es la avaricia, tanta que el ciego, comparado con él,
era un «Alejandro Magno». Le sigue la falta de caridad para con el prójimo; una
vista tan aguda que Lázaro no le podía hurtar nada; su gran tacañería, disfrazada de
moderación pero puesta en evidencia en los mortuorios o cuando pide prestada la
ratonera y las cortezas de queso a los vecinos; la falsedad de la que hace gala en sus
actuaciones y la crueldad.
7 En el Lazarillo cobran gran importancia los incisos y los apartes. Señala algu-
no de ellos e indica su función.
Lázaro de Tormes utiliza en ocasiones incisos y apartes con los que hace partícipe al
lector de sus pensamientos íntimos, como si hablara consigo mismo en voz alta, sin
que le oyera su interlocutor, introduciendo de este modo un guiño de complicidad
con el lector para que este sienta simpatía hacia él: «“¡Tal te la dé Dios!”, decía yo
paso entre mí. Preguntome si tenía algo que adobar. “En mí teníais bien que hacer,
y no haríais poco si me remediaseis”, dije paso, que no me oyó. “¡Nuevas malas te
dé Dios!”, dije yo entre mí.». A veces los incisos sirven para introducir comentarios
críticos sobre el clérigo, que hace extensivos a otros de su misma clase, en la mis-
ma línea que lo hicieran los erasmistas: «No digo más, sino que toda la laceria del
mundo estaba encerrada en este (no sé si de su cosecha era o lo había anejado con
el hábito de clerecía); Despertando a este lacerado de mi amo y poniéndole más
lazarillo de tormes · soluciones diligencia de la que él de suyo se tenía (pues los míseros, por la mayor parte, nunca
de aquella carecen)»; para hacer reflexiones filosóficas sobre la vida: «¡Oh Señor
mío —dije yo entonces—, a cuánta miseria y fortuna y desastres estamos puestos
los nacidos, y cuán poco duran los placeres de esta nuestra trabajosa vida!» o para
exponer buenos deseos: «Pues, estando en tal aflicción (cual plega al Señor librar
de ella a todo fiel cristiano)».
8 En este tratado hay varios refranes y frases hechas: busca algunos de ellos y
explica su significado.
Escapar del trueno y dar en el relámpago. Pasar de una situación mala a otra peor.
Ser un Alejandro Magno. Ser el prototipo de la generosidad.
Rogar al Señor, que le echase a la parte que más servido fuese. Pedir a Dios que haga lo
más conveniente para la persona: mantenerla con vida o enviarle la muerte y con
ella el descanso eterno.
No hallar descanso, salvo en la muerte. Desear la muerte para terminar con los traba-
jos y fatigas de la vida terrenal.
Ir de mal en peor. Pasar progresivamente de una situación mala o adversa a otra peor.
[Hacer algo] en dos credos. Hacer algo en muy poco tiempo, el que se tarda en rezar
dos credos.
Tener a buen recaudo. Tener algo muy custodiado para que no pueda ser robado.
Donde una puerta se cierra, otra se abre. Expresión con la que se invita a no perder la
esperanza porque, cuando todo parece perdido, surge otra ocasión favorable.
Andar hecho un trasgo. Convertirse en un duende nocturno e inquieto que destroza
todo lo que hay a su alrededor.
10 Cuando la desdicha ha de venir, por demás es diligencia. Cuando una desgracia nos
amenaza, no podemos hacer nada para evitarla porque irremediablemente se aca-
bará produciendo.
Tratado III
1 Lázaro encamina sus pasos a la ciudad de Toledo. ¿De qué vive los primeros
días? ¿Por qué se decide a buscar un nuevo amo?
Lázaro vive los primeros días de su llegada a Toledo de la caridad pues su estado
mueve a compasión pero, cuando se repone de sus heridas, tiene que ponerse a
buscar un nuevo amo ya que la gente le tomaba por holgazán y ya no le daba limos-
13 Al final del tratado aparece de nuevo la justicia. ¿Por qué? ¿Cómo actúa?
El hidalgo debe el alquiler de la casa y de la cama, unos doce o trece reales, a un
hombre y a una mujer por los dos meses que las había utilizado, cantidad que no
llegaba a obtener el escudero en un año. Él les despide con buenas palabras en el
momento pero, cuando estos abandonan la casa, se da a la fuga. Ante la imposi-
bilidad de cobrar la deuda, los acreedores acuden a la justicia, que se persona en
la vivienda para levantar acta con testigos de los objetos que allí hubiera e incau-
tarlos hasta satisfacer la deuda. Al no encontrar nada, inquieren a Lázaro sobre la
solvencia de su amo hasta llegar a la conclusión de que no hay nada que embargar
ni posibilidad de recuperar lo adeudado, visto lo cual, las vecinas salen en defensa
del criado, que queda en libertad. No obstante, el alguacil y el escribano piden
a los demandantes sus honorarios y estos alegan que, al no haber recuperado la
deuda, no estaban obligados a pagar. Discuten todos ellos por sus derechos y es
la vieja, la más indefensa de todos ellos, la que ha de pagar con el alfamar los
servicios de la justicia.
lazarillo de tormes · soluciones 14 ¿Cómo termina el tratado? ¿Ha habido una progresión en las desgracias de
Lázaro?
El escudero, huyendo de la deuda con sus acreedores y de la justicia abandona a
Lázaro sin despedirse siquiera de él ni agradecerle su ayuda. No actúa como un
verdadero caballero, con honor y cortesía. Lázaro se siente dolido pues la fortuna
se ceba con él haciendo lo que parecía imposible, que sea el amo el que abandone
al criado y no al revés, como era lo usual. Aun así, el criado no parece guardar
rencor al hidalgo por lo sucedido, quizás porque ha sido el primer amo que no le
ha maltratado ni se ha burlado del él, ni lo ha humillado, aunque tampoco lo ha
mantenido.
Tratado IV
Tratado V
2 ¿Crees que el verdadero autor está de acuerdo con las bulas. Razona tu res-
puesta.
El autor del Lazarillo no parece estar de acuerdo con las bulas ni con los métodos
que se utilizan para que la gente las compre. Cree, como Erasmo, que son las bue-
nas obras las que salvan a las personas y limitan o evitan las penas del Purgatorio.
Por eso a los bulderos los presenta como charlatanes, pendencieros y embaucadores
sin escrúpulos que, con sus poses teatrales y fingidas y sus falsos milagros utilizan
a Dios en beneficio propio y se burlan de la credulidad e ignorancia de la gente
estafando o extorsionando a los feligreses para celebrar después jubilosamente su
engaño.
3 ¿De qué medios se valen los bulderos para que la gente compre las bulas?
Los bulderos adoptan en la iglesia poses fingidas (se hincan de rodillas en el púlpito,
juntan las manos, ponen los ojos en el cielo, hacen ademanes beatíficos…), ame-
drentan o conmueven con palabras a los crédulos feligreses, fingen falsos milagros,
prometen reducciones de las penas del Purgatorio para los que las compren y sus
parientes y deudos.
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4 ¿Es Lázaro un mero espectador?
Solo al principio pero no desde el momento en que percibe la estafa. Lázaro no es
un mero espectador; porta las bulas, acompaña a los cómplices, descubre su enga-
ño, lo calla y comparte su contento por las ganancias obtenidas. Y en el último de
los tres episodios, cuando observa la trampa señala: «Púsose el dedo en la boca,
haciéndome señal que callase. Yo ansí lo hice, porque me cumplía, aunque después
que vi el milagro no cabía en mí por echarlo fuera, sino que el temor de mi astuto
amo no me lo dejaba comunicar con nadie, ni nunca de mí salió. Porque me tomó
juramento que no descubriese el milagro, y ansí lo hice hasta agora».
Tratado VI
1 En este tratado, ¿pasa Lázaro hambre con sus amos? ¿Precisa del ingenio para
poder sobrevivir?
El primer amo al que sirve en el tratado VI es un maestro de pintar panderos, que
lo contrata para que le muela los colores. El capellán le proporciona un asno, cuatro
cántaros y un látigo para que reparta agua por la ciudad. Lázaro cobra ahora por sus
servicios, pudiendo ahorrar algo de dinero gracias a su «boca medida» y a que su
amo le permite quedarse con las ganancias que sobrepasaran los treinta maravedís
diarios y la recaudación de los sábados. Tras cuatro años, con lo ahorrado, pudo
comprar para «vestir muy honradamente de la ropa vieja» y convertirse en «hombre
de bien», siguiendo lo aprendido con el escudero.
Con ninguno de los dos amos pasa hambre ni necesita utilizar su ingenio para po-
der sobrevivir, pero con el segundo puede empezar a plantearse un futuro.
lazarillo de tormes · soluciones 2 ¿Cómo interpretas las frases «ahorré para me vestir muy honradamente» y
«Desque me vi en hábito de hombre de bien»? ¿Qué tipo de ropa compra? ¿Le
influye en esta decisión alguno de sus amos anteriores?
Lázaro había aprendido con el hidalgo la importancia que tiene en la sociedad la
apariencia para poder triunfar, para lo que se precisa una ropa adecuada. El dinero
que ha podido ahorrar no es suficiente para comprar ropa nueva, por lo que ha de
conformarse con comprar ropa de segunda mano: un jubón de fustán viejo; un sayo
raído, de manga tranzada y puerta; una capa que había sido frisada; y una espada
de las viejas primeras de Cuéllar. Con esta ropa toma la apariencia de «caballero»
y hombre respetable, «un hombre de bien», por lo que, convertido en un hombre
nuevo, ya puede aspirar a subir los peldaños que le lleven a la cumbre de la buena
fortuna.
Tratado VII
1 Lázaro se asienta con un alguacil, pero no dura mucho en su trabajo. ¿Por qué?
Lázaro nunca se ha mostrado como un hombre valiente ni arriesgado, su naturaleza
le inclina más hacia el sosiego y la tranquilidad, por lo que, ante la primera señal de
peligro, abandona a su amo y sale huyendo, convencido de que ese oficio no estaba
hecho para él.
4 ¿Qué es lo que murmuran las malas lenguas? ¿Le preocupa a Lázaro lo que
dicen? ¿Es cierto lo que se rumorea?
Las malas lenguas afirman que su mujer, que se pasa el día en la casa del arcipreste
de San Salvador, es la barragana de este, y que antes de su casamiento había parido
tres veces. Lázaro sabe que son ciertas las habladurías pero las niega tras oír las pala-
bras del arcipreste: «Lázaro de Tormes, quien ha de mirar a dichos de malas lenguas
nunca medrará. […] Por tanto no mires a lo que pueden decir, sino a lo que te toca,
digo, a tu provecho» y observar la airada reacción de su mujer. Siguiendo el ejem-
plo de su madre, ha decidido arrimarse a los buenos pues el provecho le importa
más que la honra y, poniendo en práctica lo aprendido con el escudero de la corte,
adelantándose a quienes le quieran malmeter con su mujer, les dice: «Mira, si sois
amigo, no me digáis cosa con que me pese, que no tengo por mi amigo al que me
hace pesar; mayormente, si me quieren meter mal con mi mujer, que es la cosa del
mundo que yo más quiero y la amo más que a mí».
3 ¿Crees que Lázaro ha podido alcanzar fama como escritor con su relato?
No, porque nadie iba a estimar lo escrito por un pregonero que no tiene más cultura
que la que le ha proporcionado la vida, ni este cuenta, como afirma, «cosas tan se-
ñaladas y por ventura nunca oídas ni vistas». Su deseo de gloria parece que lo ha de-
jado convertido, dentro de la ficción, en «un pobre y loco parlero: entremés y burla
del vulgo». Quien sí ha alcanzado el reconocimiento y la fama literaria por lo narra-
do ha sido su anónimo autor, al adelantarse a su tiempo con la ficción, sorprender a
sus coetáneos y dar origen a un nuevo género literario: la novela picaresca.
5 ¿Se podría afirmar tras leer el libro que el origen de las personas condiciona
su destino?
Es lo que afirma Lázaro: la fortuna y el destino conforman la vida de las personas,
sobre todo las de aquellas que, por no haber heredado nobles estados, han de en-
frentarse a las adversidades sin ningún tipo de apoyo y valerse por sí mismas. Por
ello valora mucho más lo conseguido con el esfuerzo personal que lo heredado.
6 Los personajes que aparecen en la obra, ¿a qué clase social pertenecen? ¿Parti-
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cipan de la grandeza o miseria del imperio?
La mayoría de los personajes que aparecen en la obra forman parte de los estratos
inferiores de la sociedad; son parásitos sociales que sobreviven a costa de los demás,
bien sea a través de la limosna, de la caridad o del engaño. No está representada la
alta nobleza ni el alto clero, sino la nobleza venida a menos, el bajo clero, iletrado y
sin vocación religiosa que se vale de la religión para subsistir y las clases populares
que malviven como pueden. Todos ellos son personajes no productivos, que mues-
tran el lado oscuro del imperio, el de la miseria y la degradación social.
7 De los seis primeros amos a los que sirve Lázaro, ¿quiénes son los que más le
aportan? ¿Se puede intercambiar el orden en el que aparecen sin que cambie
sustancialmente la obra?
Los amos que más influyen en Lázaro son los tres primeros, representantes del pue-
blo, el clero y la nobleza, que son los que conforman la verdadera educación del
protagonista cuando todavía está en la etapa de la niñez. El ejemplo de los amos va
condicionando las actuaciones del chiquillo que de ingenuo y bondadoso va con-
virtiéndose en vicioso, mezquino y cruel, aunque todavía perviva en él la caridad y
la compasión, como se muestra en el tercer tratado. Con ellos aprende a enfrentarse
a las adversidades de la vida y a valerse por sí mismo, sin confiar en la ayuda de los
demás. La influencia de los tres amos siguientes es muy pequeña y no tan decisiva,
aunque con ellos deja de pasar hambre y es él quien los abandona.
El orden de los tres primeros amos no puede intercambiarse ya que las enseñanzas
que recibe del primero las aplica con el segundo y las de ambos, para no morirse de
hambre, con el tercero. El orden de los tres siguientes amos sí podría intercambiarse
sin que cambiara sustancialmente la narración.
lazarillo de tormes · soluciones 8 Señala algunos episodios en los que se perciba la hipocresía social como parte
de la crítica que se realiza en la obra.
Son muchos los momentos en los que se pone de manifiesto la hipocresía de la
gente. Por citar algunos: las «medias» oraciones del ciego, cuando percibe que los
que se las han solicitado se han alejado de su lado; el nulo aprecio del sacrificio de
la misa que hace el clérigo, al estar más pendiente de la colecta que del ofertorio;
la hipocresía del hidalgo, que critica de la corte lo mismo que él estaría dispuesto
a hacer en el caso de que topara con alguien que quisiera contratar sus servicios; la
del buldero que suplica a Dios la justicia divina, cuando él está estafando a la gente;
la del arcipreste que encubre su concupiscencia con el matrimonio de su barragana
con Lázaro.
10 Los temas de la honra y el honor están muy presentes a lo largo del libro.
¿Cómo se tratan?
La salida de Lázaro de su casa para guiar al ciego se produce a causa del deshonor
de sus padres (el del primero por ser ladrón y el de la segunda por su amanceba-
miento con Zaide), con lo que Lázaro, como ya hemos visto, parecía condenado a
seguir su camino.
El hidalgo, pura apariencia, pasa mil calamidades por su honra (que le impide tra-
bajar para no convertirse en pechero) y honor (que le hace ocultar ante los demás
su triste realidad para que lo sigan respetando como noble). Por ello, cuando la
situación se hace insostenible, ha de huir de su ciudad de origen para no ser humi-
llado por sus vecinos. Pero en la nueva ciudad, de su estatus, no conserva más que
la vestimenta, el andar garboso y la espada, hasta que lo desenmascaran sus deudas
y tiene que salir huyendo de nuevo. Lázaro se asombra de que su amo, se preocupe
de que no sepa nadie que es su criado, cuando se ve obligado a mendigar para lo-
grar comida, pero no se preocupe de buscar sustento y de que, aun sin comer, vaya
«calle abajo, con estirado cuerpo, más largo que galgo de buena casta», se escarbe
los dientes con una paja y pueda pasar varios días sin comer, sin intentar remediar
su indigencia. Y su amo le responde: «Eres muchacho y no sientes las cosas de la
honra, en que el día de hoy está todo el caudal de los hombres de bien». Sin embar-
go, tiempo después, cuando Lázaro puede ahorrar dinero como aguador, lo invierte
en «vestir muy honradamente de la ropa vieja» y convertirse en «hombre de bien»,
como aprendiera con el escudero. Y, convertido en un hombre nuevo, al menos en
apariencia, inicia el camino hacia su buena fortuna.
En el tratado VII se vuelve a abordar el tema de la honra, pero ahora no con el senti-
13 Busca en Internet dónde están situados los lugares en los que transcurre la
acción y sitúalos en un mapa uniéndolos con una flecha según han ido apare-
ciendo en el recorrido efectuado por Lázaro.
Respuesta libre.
Recordamos que los lugares por los que transcurre la obra son: Tejares, Salamanca,
Almorox, Escalona, Torrijos, Maqueda, Toledo y La Sagra.
14 Señala el tiempo que Lázaro estuvo con cada uno de los amos y justifícalo con
párrafos o textos extraídos de la obra.
Lázaro tenía ocho años cuando murió su padre y su madre lo entrega al ciego cuan-
do era mozuelo. En el libro no se concreta el tiempo que estuvo con el ciego, van
lazarillo de tormes · soluciones vagando de un lugar a otro, permaneciendo dos o tres días en cada lugar y, pidiendo
limosna, recorren distintos lugares de la geografía española. Llegan a Almorox en la
época de la vendimia donde, al tiempo que cogían las uvas, un vendimiador le dio
un racimo de ellas como limosna. Y había llovido mucho la noche anterior, cuando
le puso enfrente del poste de la plaza con el que el ciego se descalabra. Sin embargo,
podemos pensar que fueron bastantes meses, e incluso años, ya que con él fue con
el que más aprendió y del que guarda más recuerdos.
Sirve al clérigo de Maqueda unos seis meses: «Porque en todo el tiempo que allí es-
tuve, que sería casi seis meses…», aunque él cuenta a veces el tiempo por semanas:
«A cabo de tres semanas que estuve con él, vine a tanta flaqueza, que no me podía
tener en las piernas de pura hambre». «Los sábados cómense en esta tierra cabezas
de carnero…»; días: «Y otro día, en saliendo de casa, abro mi paraíso panal y tomo
entre las manos y dientes un bodigo», «Y así estuve con ello aquel día y otro gozo-
so»; o momentos: «Otra cosa no hacía, en viéndome solo, sino abrir y cerrar el arca
y contemplar en aquella cara de Dios», del hambre que pasa con él.
Con el escudero permanece dos meses, pero, el primer día que trabaja con él, el
tiempo se le hace eterno, según van pasando las horas y su amo no da muestras de
tener intención de comer.
Con el fraile de la merced permanece los ocho días que le duraron los zapatos que
le regaló: «mas no me duraron ocho días, ni yo pude con su trote durar más».
Acompaña unos cuatro meses al buldero y permanece cuatro años con el capellán,
mientras consigue ahorrar dinero. De alguacil dura muy poco tiempo: «Mas muy
poco viví con él, por parecerme oficio peligroso. Mayormente, que una noche nos
corrieron a mí y a mi amo a pedradas y a palos unos retraídos». Cuando finaliza el
libro llevaba ya casado un tiempo impreciso: «En este tiempo… el señor arcipreste
24 de San Salvador… porque le pregonaba sus vinos, procuró casarme con una criada
suya», «Hasta el día de hoy nunca nadie nos oyó sobre el caso», «Aunque en este
tiempo siempre he tenido alguna sospechuela».
15 Señala alguna de las simetrías y contrastes que aparecen entre los distintos
tratados.
Al igual que su padre sangraba los costales de harina, el Lazarillo sangra el fardel del
ciego, desclava el arcaz del clérigo y deja intacta la bolsilla de terciopelo del hidalgo
al estar vacía y llevar mucho tiempo sin contener nada.
El ciego califica como «banquete» el compartir el racimo de uvas con el Lazarillo
que, por estar muy maduras y desgranarse, no lo podía guardar en el fardel sin es-
tropearse y echar a perder lo que guardaba en él; el clérigo le pone huesos roídos
para comer, ponderando estos como un festín: «Toma, come y triunfa, que para ti
es el mundo. Mejor vida tienes que el Papa»; y el escudero le da un real, como si
fuera el tesoro de Venecia, y muy eufórico le dice: «Ve a la plaza y merca pan y vino
y carne: ¡quebremos el ojo al diablo!», «Comamos hoy como condes».
Pero, sin duda, las simetrías y contrastes más importantes son las que se establecen
entre el primer y séptimo tratado:
Tomé González es juzgado y condenado por robar harina; su hijo acompaña como
pregonero a los que han sido juzgados por la justicia.
Antona Pérez, tras quedarse sin marido, decidió arrimarse a los buenos y acaba
amancebada con Zaide; Lázaro, recordando a su madre, decide aceptar el casamien-
to deshonroso que le propone el arcipreste y, ante el aviso de este de que «quien ha
de mirar a dichos de malas lenguas nunca medrará» le responde: «Señor, yo deter-
miné de arrimarme a los buenos».
Las relaciones ilícitas de la madre de Lázaro con el esclavo, de las que ha nacido un
17 Se ha afirmado que el Lazarillo es una novela cómica. Señala algunos de los re-
cursos de los que se vale el autor para hacer reír a la gente. ¿Cuándo se utilizan
más estos recursos, cuando Lázaro es un muchacho o cuando es una persona
adulta? ¿Por qué?
Lázaro afirma en el prólogo su deseo de que «Cosas tan señaladas y por ventura nun-
ca oídas ni vistas vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del
lazarillo de tormes · soluciones olvido, pues podría ser que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no
ahondaren tanto los deleite». Con su vida quiere no solo explicar su caso a «Vuestra
Merced» sino que sirva también para enseñar y deleitar a cuantos lo leyeren, una de
las máximas ponderada por los clásicos. Para ello el autor, más que el propio narrador
(no olvidemos que Lázaro es un simple pregonero sin estudios), acude a distintos
recursos literarios y estilísticos, tales como la introducción en el relato de situaciones
cómicas (el final del episodio de la longaniza, el desasosiego del clérigo ante lo que
él cree que son ratones), muestras de agudeza de ingenio (la paja para beber el vino
o el episodio de las uvas), el doble sentido de ciertas palabras («Padeció persecución
por justicia», o el «Manténgaos Dios» que tanto enfurece al hidalgo), cuentos folclóri-
cos divertidos (el episodio del entierro), ironías (golpecito, refiriéndose al jarrazo que
le destroza la cara), juegos de palabras (Le alcanzaron [las deudas] lo que él en un año
no alcanzara [lograra conseguir]), ironías, en muchos casos relacionadas con temas
religiosos («El Evangelio los llama bienaventurados»), etc.
Estos recursos son mucho más abundantes en los tratados en los que Lázaro es un
niño porque al autor le interesa que el lector sienta simpatía y ternura por el desva-
lido y maltratado muchacho (a pesar de su crueldad en ocasiones, reflejo de la de
sus amos), no así cuando se ha convertido en adulto, cuya actitud ante el «caso»
es reprobable, por lo que el autor tiene gran interés en que se produzca un distan-
ciamiento entre la persona que lee el relato y el personaje, para poder enjuiciar su
comportamiento de forma crítica.