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EL LIBRO DE LAS NINAS Dios quiere que seamos buenos; que ; nuestros padres; que quiéramos & nue manos; que sobrellevemios con paciencia. las adversidades deta vida; los dolores, gonemos los agravios y las ofensas; que el pan con el trabajo “honrado; que a mal anadie, que tengamos lastima del de: ridad con el pobre. Debemos hacer manda Dios en su santa ley, para mi divina gracia. Invoquemas el nombre de Dios en to buenas obras. Confiemos en su misericol en todas las situaciones de la vida. Yo lo invoce tambien al abordar la de este pobre libro, para que me guie € fin de que pueda ser de alguna utilidad estudiosas de mi Patria, que son el alb dias, destinadas por su saber y virtudes aj tar la sociedad 4 que pertenecen. No sésialcanzaréen éla realizar el cepto del poeta latino: mezclar lo util: ble; pero ese es mi deseo, con el favor d II La Creacion Dios cred el mundo en el espacio con la eficacia de su divina palabra y de su volun tad, descansando el séptimo, — Asi fore Historia Sagrada, En el primero, cred la luz. ; En el segundo, el firmamento. En el tercero, separé las a ne haciéndola oraditoeees a ‘ers, 2 En el cuarto, cred los cuerpos inte En el quinto y oo cred los “animales y a hombre. En el séptimo descansé. ey ‘ Dios formé al hombre a su imagen y semejanza. El primer hombre se llamé Adan. Dios le dié por compaiera una mujer, quater de una de sus costillas, y se Hlamé Eva. Carolina era una niita muy €so de todos. melos, 6 alguna otra persona amiga. Tenia compasion de los pobres, y cuando sentia que iba algunoa pedir limosna 4 su casa, corria presurosa a buscar en su cajita algun vinten de los que guardaba para darselo. Jna vez se presentd una cieguita conducida de ano por una pobre anciana a pedir limosna. ‘olina no tenia ese dia ningun vinten para darle, ‘se puso triste al ver que no podia realizar lo 1 buen corazon deseaba. Pero se acordé en nto que conservaba una medalla de ganado de premio en los exame- o Uruguayo, donde se educaba, | Ana Pereira y Magdalena Ville- ue podia servirle 4 la cieguita y sacar algun real —i Quieres, mama, le dijo 4 su madre, dé mi medalla de plata 4 Ja Pobrecita ciega de limosna, para que la yenda para ellaP—No tengo otra cosa que darle. —No hijita, le responde Ia mama, no quiero que te privesde tu medalla. Te daré con qué cumplir tu buen deseo. 'Foma esta monedita (sacandola de la cartera) y dasela de limosna, aunque ya le he dado dos reales. Carolina la tomé contenta, y corrié al zaguan a darsela a la cieguita. {Qué bella accion! —Dios se lo pague, nifia, di- jole la viejesita que acompafiaba a la ciega. — Venga todos los stbados, le contests Carolina, que mama le dara limosna, y yo tambien de lo que tenga. Asi deben ser las nifias. Buenas con todos, y compasivas con los pobres. Il Amor filial Paulina era una joven de 20 afos, de fam pobre. Su madre era una seftora enferma y_ a se ] = sons con tres hijas menores. Paulina tr: tento, sostener A su pobre madre y as nitas chicas. Su vivienda era decente, ‘ ' . . * se ocultaba que alli se sufria miseria, pu seian mas recursos que el producto d diario de Paulina. 55 Asi pasaron algun tiempo, hasta que quedé completamente inutilizada para pod tar sus cuidados maternales 4 las peque' tras Paulina se contraia al trabajo, pare: ala subsistencia de todas. La madre qued litica y enteramente imposibilitada para’ Desde entonces Paulina se hallé sola el quehacer de la casa, asistir A su madre de sus hermanitas, y sobre todo, teniend bajar sin descanso para la manutencion El dia y la noche los empleaba en elt prestar sus cuidados personales a la é Ajena 4 toda otra aspiracion que no cumplimiento del deber que se habi como buena hija, paso su juventud en constante, luchando con la indigencia tiendo su pan y sus cuidados con suma | y sus hermanitas menores, 2 Al fin, tras tantas fatigas, la pobri Paulina cayé enferma. Lo pesado de de aporar en que trabajaba, le produjo. enfermedad, impidiéndole continuar en FL LIBRO DE LAS mitas ;Cuanto no sufriria su espiritu, ante tanto infor nio! Sin amparo, jqué iba A ser de aquella pobre familia faltandole hasta el débil apoyo de Paylinal — La abnegacion y el cari con que se habia saeri- ficado por su madre, y lo triste y acervo de swsitua- cion, atrajo sobre ella el socerro providencial de una buena alma, de una matrona caritativa que legs A saberlo con ocasion de investigar la existencia de personas de ejemplar virtud de su sexo, dignas del premio anual dé la Sociedad de Beneficencia. os Sin conocerla, fué é visitarla, la socorrié y alenté en su infortunio. Hizo mas: tratandose de repartic premios a la virtud, por su intermedio se accrdéa Paulina el premio discernido al Amor filial; se le costed la asistencia médica, y se promovid una colecta entre algunas personas benéficas, con que se le socorrié piadosamente. ae Con esos auxilios recuperé Paulina la salud, y pudo ser til todavia & su anciana madre, y herma nitas, bendiciendo a la Providencia y a sus bienk choras de la Sociedad de Beneficencia. He Ejemplos como éste se ven muchos en el m y muchos se han ofrecido y ofrecen en de poblacion es donde existinan sin iCudntos no pasaran inapercibidos del campo, en la pobre choza ¢ EL LIBRO DE LAS NINAS donde la virtud resignad, tunadas, ; igna medio de la oscuridad y la miseria de las gentes! Bee : Las que sois hijas, inspiraos” sh buenos ejemplos del amor filial, si desgracia, Iegaseis 4 veros en la si tiosa de Paulina, u otra semejante: lV La joven ahorrativa ee Residia en la Villa de la Union, honrada familia. Matilde pertenecia la mayor de las hijas, joven m ahorrativa, Su madre era yiuda d litar, que gozaba de una corta pent que apenas le alcanzaba para su sez 4 lo mas preciso de la subsi milia. Matilde trabajaba afanosa pare ayudar asu madre 4 la manutel alquiler de casa. Se dedicaba ala para una fabrica de camisas en I tenia que venir a buscar y traer cluidas, Cuando éstas Ie faltaban, se trabajos de crochet para. planchado que se le propo jeran algunos reales, ~ Destinaba lo mas del Ja ayuda de la manute: gastosa de emplearlo” en ad ahorrande cuanto podia, hacendosa -y econ posible, en vez de gastar bale tener lo muy 2 sencillez -y decet No participaba del sombrero, lujos sus facultades 6 1 Sus ahorros una alcancia, en mente una cant Pero vino w absoluta del pago su madre, y la sum arbitrios para adq Situacion tan tiral atender 4 las nec del alquiler de ¢ En situacion tan angustiosa en ¢ jamentaba fa madre, su buena M consuelo, poniendo a proyecho el ahorros. Abriéd su alcaneia y cont el dinero que habia logrado reunir” nomias, dijole alegremente—« Aqt qué ir haciendo frente a las necesidad lacasa hasta que las circunstancias Una lagrima -deslizése de los ojos € producida por la alegria, Los aho 0 venianle a servir de recurso eficag aflijente, volyiendo la tranquilidad 4 Si Matilde no hubiese sido aho visora, no habria tenido con q des presentes, y la satis! zarlo. —Consecuencia dulce y ahorrativa. Debemos amar mucho ala Pa ‘ y nos formamos, La Patria es la madre comun de hombres y mujeres, nifias y nific Sucuna bajo su cielo, partici y alegrias. La del Uruguay, & la intenso. ie Queriéndola co bemos interesarne su gloria. y honrarla. Y pai desde la _nitie saber y del tra moral é intel Esto deela una en hora de reer Maestra, institu aproximandose ; efecto; el or hombre. «La mujer — honra & s Aspirar jCuan esas nob hoy que se forma en as bancas del vole, «La nifa de | la familia, y en | conla edad, llegara A ejercer las delicadas y Sa madre de familia, en el carifio, em ehe ja formacion de los seres qué le rod Jando en ellos el amor é la Patria. » consiguiente, todo cuanto pi buir al bien de su pais, nunca debe rente; porque la ventura y la_prosp Patria, se impone a sus sentimiento: entra, naturalmente, én sus mas m1 aspiraciones. » «Obedeciendo a esos sent n Oriental, en la época de la lucha de dencia, llevd abnegada y entusiast de su influjo, de sus bienes de for nto era compatible n de mujer a la causa de la Cuantos ejemplos de abnegacioy levantado entusiasmo, no nos presenta en la mujer de nuestros campos Pueblos, de aquellos tiempos en que. y se sufria por la ansiada Indepe Patria, que ahora disfrutamos! > «iY cuantos tambien, no registr Americanos, desde Venezuela hasta dinero para ¢ de la plaza ¢ la campaiia hubo que dela por los cieron sobre 16 meses COM Artigas, resignadas, todo genero de penalida ensefia la historia.» En ja guerra del ano 25, hubo que se distinguieron por su yaronil, prestando servicios «En Buenos Aires, cuando la nara armar el brazo de los patriota ea el gobierno coa qué adquirirlos i Arribé en esas circunstan os Unidos con armamento.” jeron las sefioras patriofas piradas por el amor 4 la Patria: ron entusiastas para comprarlo, itando unicamente del go de que se grabasen sus nombres” que debian servir 4 los patricios, ade ron, $ A esa memorable lucha de se distinguieron por su acendrado las sefioras Tomasa y Maria de Maria Sanchez de Thomson, R y Nieves de Escalada, “Angela Petronila Cordero, Teodora Suarez de Margarita Arias y 7 Yalo ven usted Preceptora con su Ayudante. —El am mucho y - Siem, nuestros coraz Todo lo que trabajo por el f del libro contra ceguera del pueblo. * ~ La nifa_ el limbo de instintos y past ys enearnan 1a tes para aprender 4 leer y adquirir — ; ntos que se ignoran en la infan- en & Ja mision moral y civiliza— auxiliares excelen muchos conocimie cia, cuando respond dora de la prensa culta. Vil Curiosidades y nueve (119) empez6 la En el afio ciento diez 1 uso de conservarla en bendicion del agua, y © Jas pilas de las Iglesias. EI afo ciento cuarenta ( 140) se establecia. que 7 se dijesen tres misas la noche de Navidad. ; Hasta ef aio doscientos cincuenta y cinco (255) celebraron misa los sacerdotes con sus vestidos © ordinarios. El afio trescientos quince (315) se empezarom a) 4 bendecir las Iglesias y los vasos sagrados, y el afio trescientos diez y seis (316), empezése a colocar imagenes en los Templos. El afio cuatrocientos diez (410) se introdujeron” Jas campanas en las Iglesias. a El afio cuatrecientos diez y seis el Cirio Pascual. El afio seiscientos cincuenta y ocho (658 introdujeron los organos en los Templos. (416) tuvo uso El ano seteci Setecientos (700 ) tuvo princi corona a los sacerdotes oe El afio mil noventa y ocho ( 4 usarse los rosarios. A tee : H El afio mil trescientos ( jubileo de los cristianos, El afio mil tresci a rescientos sesent; , RT AQe 2 : & A e oe llevar habitos Ree a Iglesia s ' «a Iglesia solo celebra tres nacimientos: el de Jesu-Cristo, el d : ey e su Santisim Juan Bautista. aMadre y el de San pio el abrirse 1098) empezaron : 1300) fué el primer La primer mis; a e sa nueva que se cel Nuevo Mundo, fué oo ee ndo, fué en la poblaci : : por el célébre Padre By : sd oe : adre Bartolomé de Las Casas : compaiiero de Colon en'su segundo viaje : Méjico fué la primera colonia que cultivé el pee. — Tres granos de trigo hallados en una bolsa le arroz, por el criado de Hernan Cortés, sir- , alae la primera plantacion (1530), : : aria Escobar fué la pri ina : a a primera que introduj trigo en el Pert. : ao LA TORRE DE BABEL : La existencia dela célebre torre de Babel data le muchos siglos, y porcion de siglos ha que no €s sino un monton de ruinas. wando sobrevino 1a confusion: solo han quedado dos pisos en ef ‘tiempos en medio de sus ruinas, refieren las crénicas modernas, es in, que se divisa & una distancia de le 2 cuentan las mismas crénicas extran= poco tiempo ha sido coronada com “dela Virgen de la Victoria, bendecida Santidad, y colocada alli por un Padre base ocupa una superficie de 200 Los ladrillos con qué esta _con ‘cubiertos con caracteres cancifors adios en el ladrillo antes. de ser cocides agregan que en vez de cal @ ed betum de una mina que habia , ( iste. : canias y que aun existe. : i oi quisieron escalar el cielo al” —De cierto, que la Babel, no era de Eiffel de estos tiempos. DE ARROZ r chino prese Se © trabajo sumamente curioso y admi rable l de «City Hall» de. Léndres. Ese trabajo era __caligrafia ejecutado en un grano de arroz, _ sistente en una estrofa Compuesta por el mi maestro, conteniendo treinta y tres distintos y bien formados caracteres chinescos, perfectamente es— critos y sin abrebiaturas, sin ninguna contradic- cion, Aunque los caracteres del idioma no estaban introducidos en esta poesia liliputiense, Parece increible, pero es cierto—deeia el peri dico donde leimos esta referencia— gue la totali- dad de esos treinta y tres ‘caracteres, esté escrita en un grano de arroz. Es una muestra de la pas ciencia del chino. cota El grano de arroz.asi trabajado, estaba encerrado. bajode un vidrio de aumento en un guarda pelo de plata. Lo acompaiaba una caja de madera conteniendo una especie de discurso relativo “al “grano de arroz. ~ oem Indudablemente, el trabajo era - prodigioso. jCuanto digramos por verlo y admirarlo! Noe verdad lectoras y lectorsitasPp—Pues han de saber ustedes, que otro semejante produjo la paciencia _ del chino escribiendo todo el Alcoran en caracteres _ ‘chinescos en poco mas que en un ano de arroz.. fabulosas, y aunen el dia es superior quizds Ja de muchas otras del mundo, porque el fanatig ‘de sus habitantes y la abundancia de metal preciosos que existia en tiempo de la conquista durante el vireinato, permitia desplegar el may, esplendor en el adorno de los Templos. Para dar una idea de la riquezade los obj del culto, citaremos 1a custodia de la archi fradia de Nuestra Sefiora del Rosario, cuyo - ofrecida para la guerra, cuando las Islesias sieron A disposicion del dictador sus joyas. — Tenia esta custodia, en piedras preciosas, siguientes: : - Diamantes, 1,304; Rubies, 522; l 1,029; Amatistas, 45; Topacios, 2; Perlas fi 121. LA TINTORERA © TIGRE DE MAR mas la finforera 6 tigre de mar. Es el mas que habita las desconocidas profundidades- mares. Por primera vez aparecié uno en el oO Pacifico, que causé un gran susto en ef Calla los banistas del puerto. Se Conociéd su aparicion por haber voleado un bote que iba tripulado ry oe un inglés que fue victima del terrible animal : Una ballenera hacia dos dias que la buscaba, 5 hasta que al fin la encontré en el fondeadero del vapor inglés « Britania>. En el acto que se recono. cieron, se buscaron con afan, tratando la tintorera de yolcar la ballenera, y alli un marinero le clayg _ tal harponaso, que la hizo huir mas de dos millas _ Ilevandose 4 remolque la embarcacion con una velocidad de 10 millas por hora. 2 A las dos p. m. estaba el caddver en el muelle- darsena rodeado de centenares de curiosos que se " _ disputaban el derecho de admirar al tigre de mar. Media 13 varas de largo y su boca tres metros cuadrados, adornada con dos hileras de dientes, los. primeros de tres pulgadas de largo y los segundos - de dos. El cuerpo del pobre inglés que victimé, le sirvié solo de un bocado, y viéndola conla boca abierta como la exhibieron, podria tragarse un buey sin hacer un solo gesto. El lomo es salpicado como de grandes obleas de color, que forma un obero claro, y la barriga tiene la blancura de la le- che. or aqui de tal aparicion de ti snversaciones familiares “CARIDAD Y BENEFICENCIA jdad y la beneficencia son virtudes digni en quienes las practican. io de esas virtudes distinguid siempm lad Oriental, dejando ejemplos que la ea on = nifiez que se forma debe conocerlos y bendecir los nombres de aquellos yotro sexo, que por su caridad y bem erecieron vivir venerados en la me 08, rindiendo culto a sus ejemp ‘honra, lo mismo que otros pueblos de 0. " *< ) pre recordarlos con respeto, imiento, porque nos dejaron una | le en el pasado, que las generac Asi hablaba una anciana, séntada un sombra de un copudo ombi en su quinta _Miguelete, rodeada de sus hijas y nietas que ~bian ido en el verano 4 pasar algunos dias d campo en la morada apasible y pintoresca de su buena madre y mama seftora, que residia alli en compafia de un hijo y de una de sus tire mayores. : — Conversemos hijas mias, un rato, de estas co- sas que me gustan, aqui en estos lugares delicio— sos donde he visto erecer esos arboles seculares qué nos dan sombra, y correr mansamente las aguas del arroyo que los borda, bendiciendo 4 Ja — Providencia que dilatando mi vida, a través de el favor de poder contemplarlos feliz hasta ahora, — y de veros reunidas & mi alrededor a su som- bra. he Os referiré lo que recuerde, para que tengais — “beneficencia de nuestros mayores, y os siry: “ta vida de modelo sus virtudes. de las nietas, tomando y besando su mano), cu tenos todo lo que se acuerde desde el Padre de ignas ide ‘alabanza y recuerdo tens: por el a que “hicieron A sus semejantes. Sus nombre: rosos no se han borrado de mi memoria. Mon. Jeo las contd en primera linea desde tiempos — wy _lejanos. No faltaron en Paysandu, Soriano y / Canelones, San José, Minas y otros centros de _ poblacion: del territorio de la Banda Oriental como llamaban antes a esta ‘Provincia, Rel idad y senctesiici} tuvo en todo tiempa j as : partes en nuestro pais, quien la ejercies Ustedes son jévenes; ti eres nifia, y las nifa ~ deben saber esos nombres y sus buenas obra para quererlos é imitar sus virtudes. Los bienhechores de la Humanidad, tiene tulos justisimos al respeto y veneracion de lo Los que nos precedieron, sembraron, con a jemplo de sus virtudes, la semilla del bien, de g - ficencia publica que funcionan desde muchos afios: en Montevideo, empezando por su antiguo y hoy | hermoso y cémodo Hospital de Caridad. En los” Hospitales de Paysandu, (creacion humanitaria de Pinilla), del Salto, San José y de otros que en circunstaneias de epidemia, funcionaron en Minas y otros pueblos de campafia. En las asociaciones de seforas de Beneficencia, creadas — ‘aqui y en otros centros de poblacion de la Repi- _ blica. En los socorros distribuidos 4 la indigencia — por la mano caritativa de las sefioras de la Con- ferencia de San Vicente de Paul; y en fin, por los innumerables actos de caridad y beneficencia — ejercidos indistintamente con los pobres por las almas piadosas y benéficas de la sociedad Oriental, haciéndolos estensivos, cuando se ofrecid, a otros — aises, donde los flajelos, las inundaciones 6 las atastrofes, de que fueron victimas, llamaron en su -auxilio el concurso de la caridad y beneficenciade — la humanidad condolida. : La juventud de ahora, vastago del arbol ben- dito de la caridad, plantado en esta tierra de pro- ‘mision, por nuestros antepasados, esta llamada robustecer su savia, para que fructifique abun- dantemente en la vida. El Sefior la bendiga. 4 El primer nombre que me viene 4 la memori plares de la humanidad, eg lo el Padre de los Pobres, ador del primer Hospital de Mon- ‘opia casa, el siglo pasado, y el ‘0 del de Caridad A donde se trase. un siglo, los 8 6 10 enfermos solemnidad que amparaba y asistia con esis ejemplar al socorro p fdufragos, y sucesivamente al lesvalidos, creando un Asilo para dos que no es dotados a una alma bastan mente caritativa ¥ generosa, para compri que nunca es mas grande Ag meritoria una perso que cuando hace servir su posicion, su in gencia 6 sus bienes de fortuna bien adquiridos en favor del infortunio, y de sus semejantes : postrados y desvalidos. El segundo de que me acuerdo, es fi de- Cipriano de Melo, fundador del primer. Tessaa que tivo Montevideo 4 tiltimos del siglo pasado, llamado vulgarmente Casa de Comedias, trans- formado al girar del tiempo en el mismo ugar, por el que conocemos de San Felipe. Hom! sobremancra benélico, no lo hizo por especula Sino con el propdsito de destinar sus product a beneficio del Hospital de Caridad, reserydn mas tarde adjudicar su propiedad al mismo | pital. La mano caritativa de Cipriano, limosnas y socorros a los pobres, hacien pre el bien a sus semejantes. El Padre Larrafiaga, es el tercero viene 4 la memoria, modelo de piedac duria reconocida. ee ‘de 7o aftos, cuando la poblacion de Monte- : pobre y reducida, en que frecuente- ente aparecian criaturas recien nacidas arrojadas en las puertas y zaguanes de las casas, en el srtico de las Iglesias, y lo que era mas lastimoso, ‘Jos huecos de la ciudad, donde morian ateridos de frio muchos de aquellos séres inocentes y des- graciados, ‘contandose casos de encontrarse comi- dos de los perros! . : _ Jestis! Jestis! —; Qué espectaculo aquél, tan desgarrador! Solo en pensarlo, sufre el alma y n0 se horroriza. Pues bien, hijas mias. En esa situacion tar wustiosa, en que hubo familia pudiente, q Ilegd a recoger en Sus puertas hasta doce cri as arrojadas, la piedad del Padre Larranag Sura entonces de la Matriz, recogia las que apa- ecian en el pértico del Templo, confiando 1a ‘crianza A sus espensas, aqui y hasta en Bue Aires, 4 donde las mandaba 4 personas caritae ivas. De ahi nacié la idea de fundar la C rrafiaga, encontrando la mejor acogida et Jo y en el Gobernador Intendente Pit le Araujo, que ofrecié donar para ello cien mensuales de su sueldo, y se funds el af = 3 _ torno exteriormente, EL LIBRO DE LAS NIfiAS dose 4 cargo de Larrafiaga la economia de ‘aes direccion y cuidado, é Los Cabildantes que asociaron sus nombres a tan piadosa obra, eran Orientales, jefes de familia, Me acuerdo de algunos:—Duran, Muiioz, Giré , Blanco, Bianqui, Correa, Estrada, Mendez Caldeira y Artecona. En Noviembre de ese afio, se recibieron por el torno de ella, los primeros ocho expdsitos que la estrenaron, @ontando desde entonces Monte- video su Asilo de expdsitos. _ Recuerdo todavia la inscripcion que tenia el puesta en un humilde tablero, que decia: : Mi padre y mi madre Me arrojan de si; La piedad divina Me recibe aqui. Como éstos, hay muchos nombres de bienhech -res de la humanidad, de antiguos tiempos, y de con- emporneos que podrian citarse, desde el Padre de los Pobres, hasta el que merecié llamarse pos- eriormente Padre de los desgraciados, en Nueva ‘almira, cuyo nombre de pila era Rafael Eguren ero les hablaré solamente de seforas ejemplar- a as “nombres, y- estoy cierta que por la tradicion 6 el recuerdo propio, nombraran no pocas, no solae ~ mente de Montevideo, sino de la campaiia, dignas = ~ todas de recordacion. ; Por el momento recordaré algunos de tiempos lejanos, dejando para otro dia, st Dios me presta la vida, hablaros de las contemporaneas, que * siguiendo las huellas santas de nuestros antepasa= | dos, con’ su buen corazon, dejaron honrosa y - bendecida memoria en Montevideo, Paysanda, Soriano, Mercedes, Canelones, Minas, Cerfo- { res enfermos de solemnidad. Las principales: floras que pertenecian a ella, iban mas lejos €N gercicio de la caridad. Se constituian en eM barrios, indagando donde habia a+ desyalido, yisitando, socorrien sonalmente, tanto en la ¢ _ Largo, y otros centros de poblacion de nuestto 7 ‘Pais, que debeis tener presente como ejemplos. B _ Antes de haber Hospital en Montevideo, el siglo £ ‘pasado, se formé una Cofradia de San José ¥ 4 Caridad, promovida por Maciel y su consorte, que = ‘distribuia una limosna diaria de dos reales 4108] cho del dolor, 4 la choza mds misera en’ que pa- decian pobres enfermos de uno 4 otro sexo. j Qué bellos corazones! ; Qué almas tan caritativas! Entre esas benditas mujeres, figuraron en a primera linea Maria Franco, Francisca Warnes, : Maria Camejo, Maria Zavala y Vidal, Petronila Pagola, Isidora Achucarro, Maria Perez Valdez, Manuela Ruiz, Mercedes Sanchez, Juana Morales, Josefa Bermudez, Pascuala Sachristan, Josefa Elisondo y Maria Josefa Gomar. En pos de ellas descollaron en obras de caridad y beneficencia, Josefa Duran y Pagola, Maria Clara Zavala, Ana Cipriano, Gervasia Basabil- baso, Maria Vilardebd, Regina y Dolores Betbezé, Matilde Duran, Genara Vidal, Margarita Vidal, y otras que escapan 4 mi memoria, Montevideo, hijas mias, puede ufanarse de haber contado en su seno, desde remotos tiempos hasta nuestros dias, muchas sefioras benéficas y S caritativas; cuyos descendientes por lo comun no : desminticron su noble origen. Lo mismo digo de los pueblos de campafia que contaron las Paredes, — Zambrana, Marote, Escalada, Montero, Marquez, Chopitea, Vidal, Golfarini, Zipitria, Mas, Arrue Sienra, Cantos, Rivarola, Cabal, Machado, La- redo, Laguna, Muniz, Balsamo, Ruiz Pajes, Galan, Poe Y qué sé yo cudntas otras. ; a EL LIBRO DE LAS NINAS 37 “Vamos—concluyé la anciana—ya he conyer- sado mucho de estas cosas, que me transportan con la imaginacion al tiempo de mi mocedad Fl fresco de la tarde convida para que vayan 4 dar una vuelta por la quinta y tomar flores del jardin. Hortencia—la menor de las nictas—se_ encargara de traerme un buen ramo para mi Virgen, pero ten cuidado con las espinas del rosal. por otros autores, demostrando «que el primer oro Ilevado de Indias, 6 América, por Colon, se empled en la Custodia que sirvid al Augusto Sacramento depositado en la Iglesia de Toledo.» (Monconys Baltazar) tomo V, 4.* parte de sus viajes. ; «La Custodia—decia el citado autor—en que e] dia de Corpus se lleva el Santo Sacramento, es del tamafio casi de un hombre, toda de plata dorada y esmaltada. Se desarma en siete mil piezas. En el medio tiene otra donde se deposita el Santo Sacramento, que es toda del primer oro que se trajo ad Espafia de las Indias Occiden- tales. ; Discurriendo sobre este tépico—dice Llano de Zapata en el tomo primero de las Memorias His- torico-Fisico-Critico-Apologista de la América Meridional (1:758)— « Poca refleccion es menester para creerlo, si se contempla la virtud y piedad de los Reyes Catdlicos Don Fernando € Isabel, en cuyo tiempo se descubrieron las Islas . Occi- dentales de nuestra América, Fueron estos Monar- cas muy dedicados al culto divino. Asi seria mas propio de su religiosidad y devocion, pagar como tributo a Dios las primicias del oro de nuestras Indias, que ofrecerlas 4 la vanidad. » En la Catedral de Sevilla— dice el mismo autor IX Destino del primer oro de América Colon, el descubridor del Nuevo Mundo 4 que pertenecemos, fué, como es sabido, el que aportd 4 Espafia el primer oro de las Indias Occiden- — tales—es decir, de América. Procedia el oro de — Cibaé, una de las Lucayas, presentado 4 Colon por Goacunat. Su destino 6 aplicacion, fué objeto de controversia entre los analistas de aquellos Temotos tiempos. Un autor (Argensola) en los Anales de Aragon, referia: «que con el primer oro que se trasporto de las Indias, se habian dorado los techos y arte- sones de la Sala Real de Aljaferia, palacio de _ Zaragoza.» 3 Hsa referencia fué victoriosamente contradicha pe rande relicario, en el cual se veneran sy singulares reliquias. Entre ellas hay una de finisimo oro con yarias figuras del mismo I que representa uno de los misterios de la "Pasion del Senor. Esta cruz, que levanta en alto ma dé wna tercia, la he tenido en mis manos. Se z0 del primer oro que aporté Colon de Indias, y en seal de reconocimiento consagré 4 aquel an Templo, como primicias de su primera nave- on. Consta de un instrumento que se guarda el mismo. relicario en una area de plata, Z } x ‘a una madre de familia descendiente de os Constituyentes. Tenia una hija Angélica, de unos 12 afos de edad, wena como Berta. de ao nuevo en que Angélica un lindo ramo de flores, toma- n Pee Carifiosa de agui- Esta lo recibid con el mayor beso: en Ja frente angelical — EL LIBRO DE LAS NINAS 39 los brazos, estrechandola Felicia contra su seno maternal. Felicia. —Tu ramito es muy lindo y me agrada mucho. Te has adelantado con él al regalo que te preparaba de afio nuevo. Dime, Angélica, qué te gustaria mas que te regalase r Angélica. —Nada, mama; me bastan tus besos y verte contenta. Felicia. —Pero yo quiero darte tambien mi aguinaldo, como lo habia pensado. Dime, aque te gustaria mas, un sombrero, una pulsera, un anillo, un prendedor 6 un relojito? Angélica. —Me gustaria un prendedor.... No, que el que tengo es muy bonito y no quiero otro.— Mejor quisiera un abanico. Felicia. —Bien, querida, cumpliré tu gusto. — ~ Mandaré buscar algunos 4 la abaniqueria de Ra- baioli para que escojas el que mas te agrade, porque hay de muchas clases. Pero dime, gpor qué prefieres el abanico al prendedor, 6 A otro cual- quier objeto de gusto? Angélica. —Porque el prendedor que tengo es muy bonito, y ademas, es regalo de papa, del dia de mi cumpleaiios, y no deseo otro para mi uso.—— No me habia acordado que Io tenia. Felicia. —Pero tambien tienes abanico. Angélica.—Es verdad, y muy lindo, parecido: semejante al que guardas en la cémoda, como una alhaja preciosa, como te he oido decir, y qu por nada cambiarias. Felicia. —Asi es.—No es de moda, sino muy antiguo, pero para mi vale un tesoro por sy origen, por el recuerdo, por lo que representa el paisaje, pues fué regalo de mi amado padre hace muchos afios, que he conservado con carifio y cuidado como una reliquia, que sera tuya, para que la guardes tambien en memoria de los Legisladores Constituyentes de nuestro pais. Bs un abanico tradicional, de que no se encontrara nin= gun ejemplar semejante en ninguna abaniqueria, ni merceria, para comprarlo; "porque esa clase’ d abanicos fué especial en nuestro pais de la época en que se jurdé la Constitucion de la Republica, cuando yo era aun nifia, y solo por una rareza conseryo ese. Pero sino es posible cumplir fl gusto, de comprarte uno igual, porque no los hay te regalaré otro de los de moda para que lo uses, que los hay muy lindos, y podras elejirlo 4 tt agrado entre los que he mandado buscar a la Abaniqueria de Rabaioli con la sirvienta. Angélica. —Bueno, mama. —Si no hay de clase del tuyo, elegiré otro cualquiera de It moda, para usarlo en tu nombre, como 1 EL LIBRO DE LAS NINAS : 41 oe ee eee de afio nuevo. Pero muéstrame el tuyo que tienes tan guardado, porque no recuerdo bien como era, desde aquella vez que me lo mostrastes; y repe- time por qué lo quieres tanto, que me gusta sa- berlo. Felicia. —Voy 4 complacerte.— Aqui lo tienes en la caja en que lo conservo.—Miralo, que aun cuando tiene tantos afios en mi poder, estA con- servado, gracias 4 mi cuidado. Este abanico tradi- cional, fue regalo de mi padre, — ue era uno de los Constituyentes, — 4 mi madre. No es lujoso, no tendrd mérito artistico, pero lo tiene histérico en el paisaje, representando la vista de la plaza de la Matriz, en la jura de la Constitucion, el . afio 30, con el Cabildo, el tablado, las tropas, el pueblo, las banderas y los principales edificios “que habia entonces. El dibujo fué obra de un sefior Irigoyen, cuyo retrato, con su medalla, con- serva papa y puedes yerlo, como tambien la Biografia que tiene en un libro, y voy 4 decirle que te la lea a la noche, para que sepas quién fué esa persona. El dibujo se mando 4 Europa, por idea de un sefior Echevarriarza, Constituyente, y de alla vinie- ron los abanicos con el paisaje, que estuvieron — en boga, usindolos con noble orgullo las sefioras - Orientales. Se vendian hasta & media onza, Mi- ‘uno para mi madre, que lo con: a de inestimable mérito. ‘no como simple curiosidad, sino como una réli despues de su fallecimiento. : Bésalo, hijita, que es una memoria grata y santa de otros tiempos, y cuando yo no viva Ms consérvalo con el mismo amor que yo, venerando ‘en él el recuerdo de los Constituyentes de “ Repibblica, de que nos habla tu tata siempre, y cuy nombre lleva una de las calles de la nueva cu ‘dad, donde esta’ la estacion del tranvia del Este, que vemos cuando vamos 4 los bafios de Ramirea Madre é hija besaron el abanico tradicional y luego lo colocaron sobre una bandeja de plata, ae ‘ie ‘entre jazmines y nardo$ para mostrarlo 4 las Felicia, dijole: esta es una antigiedad para me otras las Orientales, de valor inapreciable.—N __tendrd el mérito artistico del abanico del siglo XVI, pintado sobre tela de huevo de avestruz, como él _ que conserva por curiosidad la sefora N., pel en cambio, es precioso por el recuerdo patria _ tan bien conservado por usted, que es admir. EL LIBRO DE LAS NIN, Nos hace acordar 4 Ja pluma virgen con que firmo la Constitucion el Constituyente don Pedro Pablo Sierra, que la guardaba como una reliquia — en un estuche con la medalla conmemorativa de la jura. Al i La Matriz En una hermosa y apacible noche de verano, que conyidaba 4 ir a gozar el suave ambiente que se respiraba en la plaza de la Matriz, en medio de las acacias y paraisos que adornaban sus contor- nos, concurrian a ella, como de costumbre, mu- chas familias, a disfrutar del fresco, con el doble atractivo de oir las armonias de la musica, que proporcionaban las bandas militares de los cuerpos de linea de Lenguas y otro jefe, alternando cor dialmente con las de Buenos Aires que venian a” hacernos gustar sus acordes en la _ejecucion, alla” por el afio 62, z En uno de los grupos de elegantes damas y sefioritas, se hallaban Ercilia, Ventura, Rosa y Pilar con sus familias, en plicida conversacion, opinando cada una A su modo, sobre el mérito ~ de la ejecucion musical de las bandas en cc petencia. : oro, al decir de jovenes galantes, como Alfredo, sirvidles de tema el reloj trasparente que se habia. estrenado hacia poco en la torre de la Iel Matriz, llamada vulgarmente «la torre del Relo - Decia una—qué lindo reloj, hace juego con} : a del Templo.—Es una _ adquisicion valiosa,—dicen que ha costado 4 la Junta 1,800 patacones, y que la campana pesa 10 quintales; _asise oyen las horas 4 largas distancias. El Gu Brid se regocija con razon de haber adquirido e mejora para nuestro primer Templo, cuyo estre fué una grata novedad en noche buena para Men video. : —Cierto,—dice una de las seforas mayor que las oia.—La Matriz es el primer Templo la Republica. Obra monumental del tiempo de lo espafioles que nos legaron nuestros antepasados. Empezo A construirse el afio go del siglo- pasad y se consagré el afio 4 del presente, desde cuya €poca funciona este suntuoso Templo, con las me= joras debidas a los gobiernos patrios, y bajo cu bévedas, las generaciones que se sucedieron h vino Redentor del género humano. : Asi es—afiade otra de las interlocut podemos decir con verdad, que Ja Matria EL LIBRO DE LAS NIRA‘ Necido como lo vemos, exterior é interiormente, respondiendo al adelanto de los tiempos moder- nos en todo sentido, y al crecimiento de la pobla- cion. La memoria de su iniciador, que fué el Cura Ortiz, el primer contribuyente para su fabrica, segun las referencias de nuestros viejos, debe ser estimada. Estaban las damas en esa conversacion, cuando cuadré la casualidad de aparecer 4 su inmedia- cion don Juan Ignacio, anciano amigo, que andaba dando tambien su paseito por la plaza.— Despues de saludarse, le dice una de las sefioras: «Aqui estan las muchachas hablando de la Matriz, mudo testigo de tantas cosas de nuestro Montevideo, : "que esti en visperas de ver desaparecer al viejo San Francisco, en cuya demolicion es usted uno de los comisionados. Vamos; usted que es cartilla vieja, puede contarles como se hizo esta Iglesia _ que contemplamos como una obra monumental Con mucho gusto, —repuso el buen anciano.— Les diré lo que sabemos por tradicion, pudiendo comparar lo que fuimos, con lo que egamos —@ ser. primer Templo de la Republica, mejorado y embe- Han de saber ustedes, que cuando se fundé— - Montevideo, hace proximamente ‘Siglo y medio, = —pillta al Norte de esta plaza, fabricada de piedra ety teja por los Padres Doctrineros, en que se decia : misa. En pos de ella hubo otra construida por Jos Padres de la Observancia, que no cra mas que una choza de paja cubierta de cueros, donde “se celebraban los oficios divinos, 4 falta de la Iglesia parroquial acordada por don Bruno Mau=— ficio de Zavala, con oferta de contribuir con parte del material. Esta se empezd 4 construir con muy escasos recursos, trabajando en ella 2 “yecinos, alternando con otros tantos, con tanta” lentitud, que el afio 38 quedé-parada la fabrica con ‘cinco yaras de pared construidas. — Mientras tanto, Ja misera Capillita de la Observancia, era la que ~ “servia para decirse misa. En ese estado, se ofrecié Alzaybar a concluirla, cosa que no se realizé hasta el afio cuarenta y tantos. Esa fué la primer Iglesia parroquial que hubo, — Wamada despues Ja Matriz Vieja, techada de teja. Su mal estado y su insuficiencia para la feligresia impulso al Cura Ortiz A promover la construcci le la Matriz Nueva, en condiciones grandiosas, © costo, capaz de responder al porvenir d lontevideo, que yaticinaba prospero y feliz. & aio 90 comenzé la obra, luchando a cada paso | Ja falta de arbitrios para levarla adelante Las limosnas de los fieles, un impuesto volun= tario en el vecindario sobre la carne del consumo — _Felipe con su capillita de piedra y-teja, 6 con su choza de paja y cueros, y 4 donde legs hasta — de algunos cientos de pesos de los diezmos para EL LIBRO DE LAS NINAS por un afio, y otro por dos a que asintieron los hacendados sobre los cueros, arbitraron medios para seguir la obra. Despues vino el Cabildo en su auxilio, destinando algunas cantidades del pro- ducto del remate del abasto para la obra de la Matriz nueva, que & esfuerzos del pueblo de Mon- tevideo, se concluyd a los 14 afios, teniendo de costo mas de 200 mil pesos, y que es la misma que tenemos 4 la vista, y de que puede vana- gloriarse Montevideo. Qué les parece 4 ustedes, como empezo en aquellos tiempos la naciente poblacion de San la ereccién de este gran Templo, legado piadoso de nuestros progenitores! Asi ha sido todo en los principios. Soriano, San Isidro, Guadalupe y Paysandi, por ejemplo, empezaron con una capillita de palo A pique.—Todavia Paysandu, el afio 21 de este siglo, no contaba sino con una pobre Iglesia, construida de terron, promediados con horcones que amenazaban ruina, por lo cual gestiond el Cura don Solano Garcia la concesion una Iglesia nueva. Z Perdonen ustedes si he abusado tanto de su por laplaza, cambiando saludos con otras mnocidas, gozando del fresco de la noche y de la Itimas armonias de Ja musica. XI ‘Los Bazares 0 Exposiciones de Caridad Se habia fundado en Montevideo el afio 43, — ‘cuando el asedio de esta plaza, la primer Socie- lad Filantropica de Damas Orientales que tuvimos Su principal objeto, por el momento, fué establece in Hospital & sus espensas, para la asistencia Jos heridos y enfermos del Ejército, suscribien dose con cien patacones cada socia para da “Ricker, Maria Quevedo de Lafone, Jose ‘Areta de: Cavaillon, Teresa Conde de Perez, Dolores Vidal de Pereyra, Joaquina Navia de Tomkison, Ramona Luna de Correa, Petrona Reboledo de Buxareo, Manuela Belaustequi de Bustamante, _ (unica sobreviviente ) y Belen S.de Estevez. ~~ Durante un ajo sostuvieron el Hospital con sus recursos y los que pudo proporcionarse delas personas benéficas, pero acreciendo las necesi- ‘dades por efecto de lo aciago de la situacion, y 2 luchando con la escasez de medios para el sostén — del Hospital que Mevaba su nombre, se resolvié la Asociacion & promover el primer Bazar 6 Exposicion de Caridad que tuvimos, destinando u producto & beneficio del establecimiento filan- trdpico. as El éxito correspondié 4 la nobleza del fin. Al Jlamado de Ia caridad, concurrié diligente el bello sexo con sus ofrendas, fayoreciendo el bazar con sus modestos labores. Con ese concurso, unido 4 otros donativos de la sociedad de Montevideo, se inauguré un dia del aio 44 el primer bazar de Caridad en un espacioso salon en la ‘alle 25 sefioras Bernardina F, de Rivera, Maria Josefa de Mayo. : a Alamo de Suarez, Josefa Lamas de Vazque! Aquello fué una novedad que atrajo especial: na Herrera de Mufioz, Maria Antonia Agell ente a las familias, con el interés de ver los Hocquard, Matilde Duran, Isabel Navia d abajos exhibidos por lo principal de'las sehoniias” Montevideo. —En aquel tiempo eran conta¢ Jos buenos Colegios de nifias y limitadas las labo. que se enseflaban. No obstante, se habian for- mado jdvenes capaces de producirlos de algu mérito en tejidos y bordados en los Colegios Curel, de Rancé y de Lira, en la Escuela de Fer ‘mina de Gordillo, y esas fueron de las primer expositoras. ; Cuanto influyo aquella especie de certim ofrecido en nombre de la Caridad, en la juventu femenina, han de recordarlo las personas de aqu tiempo con satisfaccion. Fue un estimulo qu ~ desperto en ella el amor, la dedicacion mas pro nunciada 4 las labores propias del sexo, ¢¢ _cindose en aptitud de poder prestar tambien concurso, con la obra delicada de sus manos, los dos 6 tres bazares realizados en los ail " sucesivos, con idéntico objeto. La buena se esparcida en el campo de la instruccion, did frutos en el venidero. Vino otra época. Las Comisiones 6 Asociaci _ nes de Caridad y Beneficencia de sefioras, insti _ das desde el afio 53, y de que hicieron | ‘Damas Orientales, promovieron varios Bazi de Caridad, y el mas brillante resultado ¢ ‘Dlecimientos de educacion, con aprovechamiento fe eee afios 5s, 58, 67 y 73. Era natural que, en su conjunto, superaran en yariedad y gusto a los primeros, que no contaron con los elementos que se proporcionaron despues, con profusién de mues- trarios, periddicos de moda, materiales en abundan- cia, que empezaron algo saladitos 4 ponerse al aleance de todas en la Ancla Dorada, en lo de Valle, en lo de Maricot y en lo de Bousquet. A ninguno de ellos falté el concurso de la mu- jer oriental, poniendo 4 proyecho de la humanidad el fruto de su habilidad é inteligencia. _ El ejemplo no fué estéril. Tuvo nobilisimas imitadoras en Paysandi, Salto, Mercedes y San José, donde sus damas y sefioritas engalanaron 4 su turno con sus labores, los bazares organizados con fines benéficos en aquellos centros adelan- tados de poblacion en Ja campaiia. En punto menor, pero no inferior en mérito por la variedad de los trabajos exhibidos, nos vienen 4 la memoria los primeros bazares de nuestros Colegios, empezados en el del Plata, de Madama Gallardo en el foyer de Solis, el afio 62, siguién- _ dole los de la Escuela Lira y de la sefora Cham- pan, con ocasion de los examenes de fin de afio. ; Qué lindos trabajos se expusieron en ellos! Se hicieron moda, y continuaron en otros esta= — de las discipulas. coef. la educacion, que no se cansaba recorrerlos y examinarlos con avidez, detenién dose con especial interés en los labores de costura _ Dejemos dun lado los trabajos de dibujo, q en buena parte realzaban el conjunto, con aquello cuadros trazados con mas 6 menos perfeccion po Ja diestra mano de las discipulas dirijidas en mayor parte por profesores competentes co Jaume y Silva, sirviendo de. preparacion a juveniles inteligencias, para llevar mas adelante g contingente alos bazares de Caridad y Beneficen Bello y preciado fruto fué de ellas, el espléndido _ Bazar del Magisterio el aio 78, en el salon de bajos de Solis, que ocupa el Museo actualmente i Sus joyenes tenderitas y el nombre distintivod Sus compartimentos. En todos ellos lucio el tra de las educandas, sirviendo de emulacion a las les sucedieron en las bancas del Colegio. Gratas reminiscencias que levantan el espirit regocijado en la contemplacion de los progre actuales, en que pueden ostentarse trabajos tal ados, como los exhibidos ayer no mas en ieSlepic de las Hermanas, que parecian pin’ EL LIBRO DE LAS NINAS Adelante! que el progreso viene en auxilio de las que se dedican a la ensehanza, economizando trabajo en los dibujos, facilitindolos verbigracia las prensas de Madamas Rosalia, Menoud y Bosshardt, que permiten estamparlos en el terciopelo & otro género con perfeccion y prontitud. f Timbres son de las jévyenes Uruguayas, entre- lazados con los conquistados en los Bazares de antafio y hogaiio. Xill Las Flores Me gustan mucho las flores del tiempo con su fragancia. Las prefiero 4 Jas artificiales, y €so que hoy se hacen magnificas, sirviendo de bonito adorno en las salas, antesalas, costurero, y enlos centros de mesa de comedor. No hay muchacha que no las haga preciosas. Tan amante soy de las flores, que cuando voy Campo me encantan las silvestres que encuen- tro en la llanura, y recojo margaritas, que para Mi gusto son las mas bonitas de las flores silves- es, no sé si sera porque llevo su nombre. Cuando era pequefia, recuerdo que nuestro | paseo del Domingo era al Jardin de Pitaluga, al i, y Vehiamos cargadas de ramos de flores, Como soy tan pasionista de cllas, no pued de ser pedigiiena de plantas y semillas, por- je mi recreo es cultivarlas. Mi mayor gusto es cuidar las que tengo en 1 patio. de casa, en tinas y macetas, que forms Mi pequefio jardin, mi delicia y entretenimient rruinen lo mejor, y las aguas corrientes tan : Tengo Tosas de varias clases, jazmines, anv cenas, junquillos, violetas, coral, lila, hortensh eleotropo, flor de Lis, dalias, aljaba, agapanto, lirio oP Ede olor, mosquetas y camelias. Tam! 3S claveles, pero no sé qué tienen ahora que no fl Tecen. Tenia unaplanta de diamela que me rega” laron de Santa Fé, pero tuve el disgusto de q Secase, por mas que la cuidaba. =f Por Supuesto, que no me faltan las enredader varias clases, especialmente la linda y fragal a reselva, ni menos, como Uruguaya, la : Pajarito, el clayel del aire, el cedron, alb _ 1 campanilla, las plantas medicinales como tO, ruda, menta y amapolas. lienzo de pared del patio, lo tapizan Por fortuna, no hay hormigas que las pelen ey EL LIBRO DE LAS NINAS * 5S enredaderas, particularmente mis tupidas madre- selvas, tan extendidas, que adornan graciosa- f mente hasta el zaguan, y cuyo néctar viene siem- pre 4 gustar en el verano un lindo tente en el aire. Me place sobremanera el cultivo de las flores, proporcionandome el placer de poder obsequiar con ellas 4 las amiguitas que nos visitan, formando jindos ramitos para el seno, ya que no se-usan de adorno en la cabeza. Hasta las chiquilinas fas utilizan, porque los diablitos me muelen siempre por flores para llevar al Colegio para la, Maestra, y las corto con agrado, y se las doy para que cumplan su gusto. {Qué lindas son las flores! Patio sin ellas no me gusta, aunque estén vestidos de marmoles y objetos de arte. Para mi son las plantas el mas _— bello adorno del patio, 4la vez que higiénico. No me den patio sin ellas, donde brillen por. su > ausencia las flores. — {Hasta el Cementerio her— mosean! -Y sino, que lo digan las fiestas regias de Solis, del Club Uruguayo, de los bailes y festejos de alta sociedad, en cuyo adorno entra el matiz de las flores del tiempo, y el verde de las plantas — mas hermosas. Gees Cuanto diera yo, por poseer un buen jardin, - ‘no diré tan espléndido y magnifico como el de pedir mucho; pero 4 lo menos, medio parecido 4 los que poseen en proporcion, tantas quintas 6 casas de recreo, en los pintorescos alrededores de la ciudad, que embelezan al extranjero q los visita. Alli si, en esos jardines famosos que enrique cen la floricultura de nuestra tierra, hay varied de plantagde adorno y bellas flores, antes desco- nocidas, que surten profusamente 4 los floris para sus confecciones de todos gustos, formas dimensiones, cuyos trabajos artisticos se ven todos los dias, y con extraordinaria y admirable pro sion el de finados en los Cementerios. * Suefo con las flores. El gusto por su cult se ha generalizado. Rara es la casa que no! tenga. Cuando paseamos las calles de la ciul dirigimos la mirada al patio de la mas hut casa, nos alegra ver que no faltan en ella s cetitas de flores. Lo mismo, dicen, que se obs en PaySandi, Salto y Mercedes, y otros cen poblacion en Ja campajia. Podria decirse sin exageracion, que este pais de las flores, y sus mujeres las pasion _. jardineras. exposicion de las flores, y el mundo elegante se lucié no ha mucho, en la alegre batalla de las flores en el eden del Miguelete. Nunca como ahora, hubo tanto consumo de flores, ni tantos industriales con depésito especial, para servir los pedidos de soberbios ramos, coronas, canastas, estrellas, corazones, etc.,—6 para expen- — der plantas y semillas, como los reputados de Basso y de Margat. = Ramitos tentadores en la féria para sacar los vintenes; y por fin, flores que ver y codiciar en la plaza chiche de Zavala, bello ideal del paisajista André, y en la vieja de Cagancha. Seiad Me ratifico en lo dicho: este es el pais de. I flores. re Podemos cantar, pues, con las hijas de Maria— Venid y vamos todos Con flores 4 porfia, Con flores 4 Maria, Que madre nuestra es. El Uruguay El Uraguay,—esa magnifica corriente de agua que se extiende desde las montafias de Santa Cata- Jina en el Brasil, hasta la Boca del Guazit, para ‘derramarse en el caudaloso Plata, da nombre a la jéven nacion que tiene asiento 4 !a entrada del io como mar descubierto por Solis, y cuya linda Capital aparece como un cisne en la izquierda de ‘Sus _margenes, teniendo por atalaya el Cerro de Montevideo. Naci en sus riberas, creciendo bajo el azulado : cielo que le sirve de espléndido docel. Dejadme que por un momento me transporte en alas del pensamiento al seno del pintoresco Uruguay, y contemple estaciado las islas, los bos- ques y las flores que lo engalanan, embalsamando— Su-ambiente y deleitando la mirada del viajero ¥ de los moradores de aquella comarca. : Dejadme que postrado de hinojos, admire ‘Dendiga en él uno de los rasgos magnificos de la sublime del Creador, leyendo en ese libro EL LIBRO DE LAS NINAS misterioso de la naturaleza, escrito con caracteres imborrables por la mano de Dios. Dejad que en placidos ensuefos se deslice mi barquilla, sobre la tersa superficie de ese espejo donde se retratan los tupidos y altos arbolados na- turales, de perenne verdor que bordan sus orillas, mudos testigos de tantas acciones herdicas, de los primeros acentos de la fé, y del martirio tambien desde los remotos tiempos en que Solis, Gaboto y Alvarez Ramon pisaron sus arenas. Dejad que despertando, salude con’ emocion’ y respeto los sitios silenciosos y célebres donde un dia plant su tienda el famoso Artigas, y donde el heroismo de Treinta y Tres legendarios Orien- tales, con Lavalleja 4 su frente, desplegaron al viento la simpatica bandera de la redencion de la Patria, jurando vencer 6 morir por ella. I El Uruguay!.... | Qué pintoresco, qué magestuoso aparece ala vista! —La primera vez que lo vi 3 40 afios ha, quedé encantado.—Lo navegaba en. un buque de vela, porque hasta entonces la nave- gacion 4 vapor era desconocida en esa corriente _ de agua que ahora surcan patacios flotantes es- parciendo sus espirales. Contemplandole, pregut= enco de lejanos lugares, bafiando en mi las costas de espléndidos territorios en mas 300 leguas, para ir a engrosar el rio como que la ilusion 6 el egoismo humano Mame Rio de la Plata; queriendo decir, rio de la liber- de la prosperidad, de la ~vida futura, confun- ndo mis aguas con las del Parana en el Guazi, wa derramarlas en la inmensa via acuatica del nercia y de la sociabilidad de los mundos, Ila- el Océano Atlantico. fos de gracia y de poesia: Uruguay y Pa- como para dar 4 entender que la libertad | progreso de los pueblos son hijos de las musas. céano es la unidad, la vida misma del espi- nano. Sin ese lazo divino, la humanidad no intramos al Uruguay, dejando 4 la derecha el Carmelo, la creacion de Artigas—y a esa la Isla Sola. ;Cuanta belleza en la pers- ! Una sonrisa inefable, es la expresion presiones placidas del viajero. A unas seis bien. —El Rio de la Plata es hijo de EL LIBRO DE LAS MINAS tiempos por los Jesuitas, con la entrada a unas cuantas millas de distancia del arroyo de las - Viboras. Mas adelante, Punta Gorda, solitaria y desierta entonces, y en cuya prominencia descuella hoy el Obelisco iniciado y erigido por Domingo Ordofiana a la memoria del inmortal Solis, del insigne Gaboto y de Alvarez Ramon, primeras figuras historicas en el descubrimiénto de estas regiones y en la exploracion del Uruguay. Siguiendo aguas arriba, se encuentra Higueritas 6 Nueva Palmira, la primera poblacion riberefia entonces hasta Paysandu; y mas adelante, la Punta de Chaparro y el arroyo Gutierrez, lugares histéricos de la Agraciada donde desembarcaron — los Treinta y Tres patriotas Orientales el ano 25, entonces solitarios tambien, y donde hoy se destaca la modesta columna levantada por el patriotismo el afio 81 en recuerdo de aquellos heroes. “ae Continuando la navegacion 4 merced del viento, ya favorable, ya contrario, llegamos al Yaguari, — donde desemboca el Rio Negro. Se hallaba alli de estacion el Pandeur, bergantin de guerra fran- cés, cuyos nobles marinos acababan de regresar de esparcir en los montes del Uruguay cantidad de naranjas dulces, con la idea de que germinasen sus semillas, y acaso un dia matizasen sus selvas: el naranjo y sus azahares. 2 jslas del Yaguari, aparece el 9, donde Ja victoria coroné un a Patria, dirigidas por Rivera. — los cubren hoy, alimentando las faenas del valioso establecimiento de Jandolo, aparecen las barrancas de Fray , donde apenas se percibe A sus inmedia- los vestigios de la higuera que dié sombra “pasado al hermitaiio de que tomd nombre ese ‘sitio desierto y solitario de aquella surgié un pueblo como por encanto, A favor 'y de la libertad; y en pos de dl, la fabrica de Liebigs, donde la mano de la bora el celebrado extracto de carne » Teputada en su clase el primer esta- de Sud América. lo el alto Uruguay, no se veian sino hasta las Villas de Paysandi y blaciones que asomaban sobre el uay, desde Palmira. el cuadro que se dibuja en sus Superficie del correntoso rio. vas poblaciones y estableci- ‘en sus campos las haciendas de otro EL LIBRO DE LAS NINAS extienden hasta el confin del territorio Oriental, como Villa Alejandrina, Independencia, Nuevo Berlin, Guaviyt, Constitucion, Belen y Santa Rosa, los establecimientos de Bopicua, Wendles- tag, Roman, Bella Vista y otros, que dan vida y movimiento 4 aquellos lugares, entrelazados con los faeneros de carbon y lefia. Y por ultimo, el astillero del Salto, y los productivos vifiedos, como el.de Harriague, que dan rico vino de la tierra, han cambiado el aspecto de aquellos parajes, ensanchando sus horizontes y augurando un prés- pero porvenir. Cientos de velas lo navegan.—El chalanero boga alegre en su barquilla en torno de las islas. El vapor surca sus aguas, acorta las distancias, acelera la comunicacion y facilita los transportes. Parece que sus bosques sonrien mds, que sus ramas inclinadas besan mas contentas las aguas que bafian su pie, y que las avecillas que los pueblan y alegran con su variado plumaje- y sus trinos, se concertasen para acompafiar mas placi- das el progreso, el movimiento y la prosperidad de aquellos sitios pintorescos, que se retratan en el espejo de las aguas del Uruguay. ES La Costurera Amalia era una jéven costurera que vivia con su abuelita en el barrio de los Capuchinos, cuando aun el tranvia no habia aparecido por aquella parte de la nueva ciudad. Cosia indistintamente para el Registro de San Miguel y C.* 6 algun otro, asi como para la fabrica de camisas de Carbonell 6 de Barouquet. Acostumbraba llevar sus costuras 4 _ entregar 4 fin de semana, con su libreta de apunte para el cobro. ' Era sabado, Amalia madrugd mucho para re- visar las costuras y doblar las piezas para salir a entregarlas. Contenta como unas pascuas, le dice ala anciana que ya estaban prontas y que le ayu- dase a atarlas. La buena sefiora empieza A preparar los atados. Mientras tanto, Amalia se dirije al espejo, para arreglar su sencillo tocado, y dar mas_blancura 4 su rostro con los polvos de arroz, pero, como 4 todas las muchachas Ilenas de gracias naturales, e - bastado, para estar monona, cambiar st! Ncatido, casero por el de percal color jacinto, estt domingo pasado para ir 4 misa al Cordom EL LIBRO DE LAS NIivAs con Isabel y Ramoncita, sus vecinas, y colocar por todo adorno en la cabeza, una cinta celeste, gra- ciosamente. — Yaestoy pronta, mama vieja, le dice, cuando quiera iremos, no sin mirarse deperfil y por ultima vez en el espejo. — Bueno, vamos ya Amalia, le respondié la se- fiora. Y en seguida se presenta ésta trayendo en cada mano un atadito. Amalia toméd uno de ellos, el mas chico, no sin hacer una mueca, mas de pena que de enfado, pensando en ese momento que sus amigas Dolores y Laura tienen un negrito que les lleva las costuras, mientras ella tendra que llevar- las por si misma, cruzando las calles, y pasar por Jadel 18 con su envoltorio. Pero este puntillo de amor propio, tan escusable en toda jéven, no dura mds que un instante, te- niendo en cuenta el uso del dia, en que seforas y sefioritas no esquivan evar por si propias el envoltorio de lo que compran en las tiendas, mer- cerias 6 bazares, 6 sus canastitas al bano. Amalia sale adelante !levando al brazo su ataq dito de costuras, seguida de la abuelita que con- duce el otro. Caminan un poco apresurado, pues viven distante de la roperia, en una de las prime- Yas casitas blanqueadas de Migone, donde no se siente el ruido incesante de los vehiculos y 5 paseito por los alrededores con su traje 0, sin que nadie las critique. : Amalia y su acompanante han hecho ya buen ymino con sas atados, ‘saliendo a la calle del 18. Je pronto, Amalia se detiene, y haciendo un gra gestito, con que procura finjirse contrariaday —Pero sefiora, jpor qué se queda atras lia no comprende, 6 si lo comprende ee guarda de demostrarlo, cual. es la intencion de la buena sefiora. 2 “Quiere lucir d Ia nieta: eso es todo.— Dir le caia la baba al verla tan bien pare quince Abriles, — {Cosas de madre seno in, ya estan en la fabrica. La ancial ‘a jadeante y sudando,—Amalia repartie 3os @ sus amiguitas costureras como ella, | mbien a entregar costuras. Doel es y Maduras se extienden 4 I r. {Qué vocerio! Todas quieren la Que les reciban las ¢ sus libretas. EL LIBRO DE LAS Los dependientes reciben y entregan. El pagador anda de aca para alla paganc labor improba de seis dias, con el vil metal yalor no se explican las pobres muchachas, quienes la vida tiene ideales mas bellos; pero que lo reciben con alegria, porque representa el su: tento propio, y el de sus ancianas madres 6 de sus hermanitos. 3 Lega su turno 4 Amalia.—j;Qué desagrac Gracias sino rechaza las costuras. Amalia compafieras no lo quieren por su modo bri exigencias, y se desquitan riendo y cuchicl entre si, poniéndole mil defectos. Por fin, dicele don Claudio, —‘ dobladillo esta mal, se esta deshaciendo. usted qué costurones! : Amalia se pone roja como la grana que esta bien, y como don Claudio insistiese disimularse cualquier defecto que pudi Costura, para la miseria que se pagaba de ‘Si fuera como antiguamente, en q hasta dos pesos por la hechura EL LIBRO. DE LAS NINAS < Ee vuelve Ja pieza con estas expresiones:— «Sefio- rita, esto tiene falla, no esta de recibo.» Revisadas — Jas demas, fueron admitidas sin obseryacion, Vino el pagador, y le abono el importe correspondiente, que inmediatamente guard Amalia en su carte l como fruto de su trabajo de seis dias, quedando | convenida en volver el lines por nuevas costuras. Se retiré con su mama vieja, murmurando ale gunas palabras sobre don Claudio, regresando 4 paso mesurado por la misma calle hasta el hogar para descansar el domingo de la tarea con que ganaba el pan honradamente. EL LIBRO DE LAS NINAS pero jcuidadito con las consecuencias! Las bonitas formas suelen costar caras. «Estrechad vuestras cinturas—dice un obser-_ yador tratando de la moda—pero tened entendido que cuando el disecador vaya A buscar en vuestro ‘geno un corazon, se encontrara con una avellana>. No se puede respirar con los pulmones pegados, oprimidos por el corsé. Una dama_prensada, -oprimida, ahogada clegantemente, sacrificada por el corsé, es capaz de desmayarse del Tuido que — - hace una puerta al cerrarse sitbitamente. La que quiera gozar salud, dando respiro 4 los pulmones, evite los extremos en el uso del "7 XVI corsé, con que tienta la moda. Sila moda lo impone, tened presente el consejo El corsé ( ; ‘ pi de Maria del Pilar Sinués:—’«Debeis amar 4 la ‘moda como a una amiga; pero no debeis ofrecerla sacrificios como 4 una Deidad. » Convenido que la soltura absoluta podra ensan— char las carnes, y no dar A las formas la belleza BONERS : Ti aan _ -y disminucion que busca el modismo con el sistema El ajustamiento extremado en el uso del corse Pde la es pero. en combio, slanengas ha ‘causado en el mundo elepante 79 ‘con demasia, impedireis la libre circulacion de — timas de la imprudencia. ee la sangre, el libre respiro de los pulmones, senti~ ~ Hay en las jovenes predise a ie am reis A la corta 6 A la larga Jas molestias del para aparecer con una cinturita esbelta, P© pecho y del estomago, que Taras veces See : ; na mumecdy : eee ‘ menos que semejante al talle de una ae la campesina, extraiia A las imposiciones rigoro Sin duda alguna, el uso del corsé tiene su lad bueno y su lado malo. Usado con holgura, bue 0 pero ajustado con demasia, malo para los ul: XVII Maldonado visto del mar _ ;Queé linda vista ofrece Maldonado visto desde 4 bordo, cuando va uno en viaje de Montevideo, y “se aproxima la nave que lo conduce A aquel puerto de mar del Rio de la Plata! Por el Norte, aparece una costa cubierta de montafias y cerros elevados, entre los que descuella el Pan de Aziicar, con una vegetacion relativa- “mente exuberante, y una playa extensisima, que parece formada de lapidas de oro.—Tal es limpieza y brillantez de sus arenas. ~ Por el Sud, la Isla de Gorriti y la punta trad _ cional de la Ballena, formada por rocas negtas "gue tienen la configuracion de un enorme cetdce Por el Este, la punta del mismo nombre, dom esti el edificio de Aduana, que dista legua ¥ ia del Pueblo, y entre éste y la costa Norte el blo de Maldonado, del que sdlo se ven las de la Iglesia, destacindose entre exte! a as puntas del Este y la Ballena, la -ttos gramillales, y frondosos y elevados pinedos!.... brioso oscuro de lo de Cherine, EL LIBRO DE LAS NINAS” embocadura del Océano, que da acceso buques que van y vienen del viejo Mundo, un costado de esa gran masa de agua, la torre de la Farola, que se divisa desde larga distanci Bonita vista, perspectiva agradable, digna de una copia en el Atbum de curiosidades nacionales. - Los arenales estériles de aquellas playas que los — besa el Rio de la Plata, ah! silos vistiesen dilata- XVUl Los bafios Edelmira, con su familia y otras amiguitas, iban de paseo a Santa Lucia en el ferrocarril Central. Desde que partid el tren de la estacion, recred- banse en el miraje de la bahia, el Cerro, fabricas, el campo Euskaro, la gran destileria purro, y el conjunto de lindas quintas y bonitos: edificios que hermosean el trayecto del Miguelete Al cruzarlo, el jefe de 1a familia que lo col templaba reflexivo, deciales: —todo eso, en otro tiempo, era playa, médanos, barrancos, de: blados, que crucé tantas veces cabalgar material é industrial de Montevideo: semejantes @ los de los Pocitos; buena playa tam- ‘bien, mucha concurrencia y musica que alegra. — Cierto es que en parte el camino es un poco incé- _ modo, pero estan mas cerca y el transporte es mas econdmico que el de los Pocitos. Z Eso va en gustos—contesta Candida. — En unos 'y otros hay comodidades, buena playa, y excelente servicio, animacion y concurrencia, y las aguas gon iguales del Plata. Tienen cuerdas de qué asirse las bafiistas, y botes salvadores en caso de peligro. E _ Si, responde Luisa,— pero con todo eso, casi se ahoga una jéven el otro dia, y gracias a la sefiorita Brendell que la salvé, que es una exce- lente nadadora. : : Va, les dice dofia Pepa, esos son inciden— _ tes casuales, que pueden ocurrir en cualquier parte, — ‘particularment> cuando uno no sabe nadar, y se a sin pensarlo 41a hondura. Por eso es conve- ‘niente ejercitarse en la matacion, como lo hace Jgunas en Gounouilhou donde aprenden a nadar. Me actitrdo que ahora tiempos, Margarita Faget alvé en el muelle A un nifio que se cayd al gua é iba a perecer ahogado. Al verlo, ella se _arrojé vestida al mar, y lo salvo animosa, © -fiada en que sabia nadar perfectament Hace algunos afios que Paulita ‘mado en hermosa poblacion y foco de industri animada por la locomotora. a Las muchachas iban en alegre platica hablando: hasta del Politeama y las carreras inglesas, cuando una trajo a colacion los baiios de Capurro y ¢ gran establecimiento balneario, visto de lejos de _ bafios fueron el tema de la conversacion. ee ‘: 7 oe ine En el Rio Santa Lucia hay lugares delicios _ para bajio, 4 la sombra de los Arboles que lo : ae bordan—decia una de ellas. — Yo los prefiero Pues para mi —contestéle Rufina,—no hay ~ f , como los baiios de mar, que creo mas tonicos con los arboles, y se divierte uno tanto com regatas yla musica, donde las horas se des _ alegremente hasta tarde de la noche. _ Verdad es que estin un poco distantes, y St uno tener que ir a veces como sardinas en tal en los trenes. 5 Pues hijita, —le dice Maria— para mi no como los de Ramirez, que tienen comodls Ja sefiorita. ; “No ha mucho que en la playa de Santa Ana, - ocurrié un caso semejante. —La que no sabe na- dar, debe ser precabida para no exponerse a una -desgracia. —Es cierto, responde Rosaura, como que yo me hallaba en ese bafio. —Dice bien dona Pepa,—contesta Dionisia,— _ mis bafios eran en Ja canaleta, sin peligro cuando no ~ & _ sabia nadar. Pero con un poco de animo y el auxi- lio de los mates aprendi la natacion en los bafios ~ del buen vizcaino Urquia, y desde entonces he so- ido ir 4 baftarme 4 los Pocitos 4 4 Ramirez, pero este verano lo he hecho en el gran establecimiento _ balneario adyacente 4 lo de Gounouilhou, que arre- até al mar y 4 los pefascos de antes, mas de una ' cuadra, para conyertirlo en tierra firme y levantar sobre él el valioso edificio de ese notable estableci= - Pues, patitos al agua, que yo me quedo ef” fierra con el antiguo de Goyoneche, vecino de los bizcochos de Reiti,—les dice sonriendo el buen Daas a meeehia.—Lo que es por aaa lecimientos de bafios, no se han de quedar ustede tes, que mas tarde serd Mamada 4 desempeftar en EL LIBRO DE LAS NINAS sin bafarse en Montevideo, porque hay donde elegir A placer, hasta en las carpas de A vinten — en la calle del Paraguay, 6 en las casillitas A dos yintenes en la del Rio Negro al Sud. Pero cuidado con algun maremoto, como aquel del susto del 84 y 87. Si alguna prefiere el agua dulce, varhos en viaje & Santa Lucia, donde podra tomarlo 4 medida de su deseo, sin miedo de’ los tigres como ahora yO y mas afios, en que esos habitantes de los montes y pajonales del desierto, solian apare- cerse sin ceremonia, como lo hicieron ahora 80 afios, nada menos que en la ciudad de San Felipe y Santiago, como dice la crénica del Montevideo — Antiguo. : XIX Juegos infantiles Las nifias juegan 4 las muhecas y gustan de tener una muieca linda. Es el juego predilecto de la infancia en el hogar, donde empieza 4 aprender — insensiblemente 4 vestirla, adornarla, prepararle la & cama 6 acostarla en la cunita; funciones inocen— la familia. Biase She lo que ven candorosas en la sociedad. _ Dejémoslas solazarse en sus juegos infantile contentas con sus mufiecas, y el mobiliario, uten: ‘silios de mesa y de cocina, el cochesito, el gallit a ovejita, el perrito, el ferrocarril y tantos otros — objetos propios de la nifiez, que la mama 6 el papa se desvive en proporcionarles del Bazarcit del Bazar Enciclopédico, 6 de otro cualquier esta- blecimiento donde se expenden juguetes. Las que fueron nifias antes, y son ahora mayo _ citas, 6 mayores en edad, tambien jugaron en tiempo a las mufiecas, -querian sus mufhequitas para jug. Y cémo no!— las nifias, que no juegan al trompo, ni 4 la pelot 5 ni a la cometa, ni ala as ni A los earozo 2 semejantes, en ‘lets asidas de la mano, 6 for ando rueda al compas del — Hilo de oro, hilo de plata, Que jugando al ajedrez Una sefiora me dijo Qué lindas hijas tenés. Que las tenga 6 no las tenga, Yo las sabré mantener; Con el pan qué Dios me ha dado, Ellas comen, yo tambien. este otro: Estando una blanca paloma — : A la sombra de un verde limon, el ala cortaba la rama, el pico cortaba la flor. ay! si la viese mi amor, ay! cuando lo veré yo. Apostariamos 4 que la blanca paloma di del j Jue 2 le las nifas, no. era la mensajera del fi iluvio, aparecida con el olivo en el pico ‘EL LIBRO DE LAS NIfiAS ‘por via de ensayo solté El Siglo el aio 72 hacia Buenos Aires con buena nueva, sino la palomita dela inocencia de Cesarina, Bertita, Nema, Nina,” - Delia, Alicia, y de toda la pléyade de chiquilinas ~ alegres y graciosas, que al regreso del colegio bus- can expandir el animo en sus juegos infantiles. _ Dejabamos en el tintero el de saltar la cuerda, = _ gAdivinen por qué?—Porque ese no es como el de los colores, de Ja ollita, del hilo de oro 6” de la palomita blanca, sin peligro de una des- ‘gracia. 3Se acuerdan ustedes de la ocurrida a b= ' malograda sefiorita Larravide? ; Pobre seforital - Saltando la maldita cuerda se fracturé una pierna. Habo que amputdrsela 4 la desventurada. Sufrid — la operacion resignada. —Salvd, pero quedé obli- gada para andar a usar de la muleta. —El espirite de aquella preciosa sefiorita, fué labrandose con su estado, agostindose al fin en flor, su existenciay _ Otros casos.desgraciados han ocurrido con eso ; - de saltar la cuerda. 2 Mirense las nifias en ese espejo; y mucho ci- dado con la cuerda. EL LIBRO DE LAS NINAS XX La seda Hablaremos hoy de la seda, con preferencia 4 la lana, al hilo y al algodon, aunque de todos esos tejidos vestimos. La seda, en sus distintas aplicaciones, nos da las mas ricas telas para el vestido, y tantos otros objetos que nos sirven de adorno, como la pasa- maneria. Desde antiguos tiempos, el raso, el terciopelo, el brocato, la espumiila de colores, el tisii, el tafe- tan, la sarga, el pequin, el gra de Napoles y otros géneros de pura seda, eran el lujo de las elegantes. Muchos de esos han prevalecido, bautizados algu- nos con otros nombres de moda 6 alterados con mezclas, pero lo cierto es que la’ seda hace el gasto y la luce nuestro sexo. go “2A cual no Je gusta el moaré, el surah, el pequin, el ramadé, el otomando’é el fular para un yestido? Quién no gusta, teniendo como, vestir seda, en vez de otra tela inferior ? ‘ : Desde el tapado hasta la media; deste e” paiuelo hasta el guante; desde el sombrero hasta el botin; desde el cubre polvo hasta la sombrilla,, g -y desde el acolehado de cama, hasta el tapizado del juego de sala, toda la elegancia luce las ma- nufacturas de seda, de todas clases y gustos de que nos surten las fabricas de Europa. El corsé de seda, la enaguade seda de colores, ; y hasta la camisa de novia, hecha de rica seda, que empieza a estar en voga, vienen con el uso, a valo- rizar mas los tejidos de esa materia, aumentando el consumo. Hay que convenir, que la seda es un valioso producto, de que la industria sabe sacar partido en la multitud de sus aplicaciones. 5 Es evidente, dice otra.—Sus usos son muchos. -nifia, cuando la abuelita 6 la tia se la abre para _ el arg. Todo est’ muy bueno, pero sepamos cémo se produce la seda. El gusano de seda es el productor. Una oruga, un gusanillo que se transforma en mariposa, es ‘quien nos da ese rico producto. Vale decir, la ma- teria prima, para la confeceion de tantas cosas que debemos a la industria manufacturera. ; El gusano de seda, es originario del Oriente, ‘y en particular de la China, como lo habran leido en algun libro. Es la oruga de una especie de mariposa llamada bombyx, sus huevecillos @— La seda torcida para coser y marcar; la desflocada granos de color parduzco, son pocd mas 6 menos — a para bordar; el cordoné para ojalar.—Tras a ; Pielitamaio de una cabeza de alilen ais wien ce andamos siempre en las mercerias, bat ‘opone A su desarrollo, pero en Jos climas tem carretel, la madejita 6 la madeja de ae a plados como el nuestro, se las puede conservar res para las labores. Y qué lindos y delicados largo tiempo, si se. tiene cuidado de sustraer- trabajos de bordado, produce generalmente " las al calor del hogay 6 al de los rae sola- mano y el buen gusto de la mujer Oriental! = Asi es, en efecto, repone otra, y nada me agrada mas que ver a una nifia 6 seforita, ocupada en _ bajo. la forma de un gusanillo parduzco, $u bastidor, bordando de realce un perezoso, UR” eabeza negra. Se alimenta con hojas de morera almohadon, un toallero, una pafiuelera u otro lanca, que debora con avidez. Al abo cualquier objeto de aes oS y medio proximamente, hi ha acabad Con Ja seda se hacen primores. —Empleamos finisima hebra en tantas cosas, hasta ay F, EL LIBRO DE LAS NINAS cuerpo, un capullo de forma ovalada, dentro del cual se encierra enteramente. Terminado el capullo, experimenta la oruga una ‘ primera metamodrfosis. Entonces se las llama crisd= # ’ lidas, permaneciendo unos ocho dias en ese estado, al cabo de los cuales rompe el capullo y aparece en la forma de mariposa blanca. Sus alas soninca- ie paces de sostener su grueso cuerpo, pudiendo sola~ mente arrastrarse lentamente al rededor del sitio donde ha nacido, En esos momentos fecunda, y cuando ha puesto los huevecillos, muere prontamente sin procurar alimento. Los huevitos se recojen y acondicionan entre aigodon para conservarlos para nuevas crias, Devanando el hilo de los capullos cosechados, se obtiene la seda, que hilada despues, tiene tantas 4 aplicaciones en la industria. é Qué bueno seria que en nuestro pais se propa- gase la cria del gusano de seda. No queda duda que se presta para ello, .y quela mujer puede ser una obrera inteligente en esa industria. dSonries de lo que digo? Pues escucha. dujo la plantacion de la Morera en el Miguelete, “que sirve de alimentacion al gusano de seda, ¥ m seguida hizo traer de Europa los huevecillos de one Hace muchos aftos que el padre Larrafiaga intro- , Y-ensayé la cria del gusano de seday pe eet - EL LIBRO DE LAS NINAS 83 con tan feliz suceso, que coseché hermosos capullos de seda. Con su producto elaborado, mandé tejer una bolsita para dinero, de Jas que se usaban en aquel.tiempo, y un par de medias de seda, con las que fué sepultado 4 su fallecimiento. Catala y Codina, siguié sus huellas en Paysandu, y logro cosechar tan buena seda, que remitid alguna de ella 4 Londres, donde se pagé 4 buen precio. Posteriormente, Adolfo Meyer, renové el ensayo, con resultado satisfactorio en un afio de trabajo. Mas tarde, el doctor Bertelli, efectuo otro ensayo en su quinta, en la Aguada, con tan buen: éxito, ‘que elabord con la seda cosechada dos pajiuelos ydos grandes madejas. El general Moreno, por placer, dedicése en su quinta, en el Miguelete, 4 un nuevo ensayo, con la satisfaccion de poder exhibir en los escaparates dela Merceria de Bousquet, hermosas muestras de su seda cosechada. ; : Otro aficionado en la estacion Progreso, ensayo la cria del gusano de seda, consiguiendo tan buena ; cosecha que hizo elaborar con su producto un Chalsito de seda pura. 5 La Granja Cibeles, persiguiendo el mismo ideal, puso en exhibicion la excelente seda cosechada en Sus ensayos de la cria del gusano productor. una sefora, fer puro gusto, se con— Ja vecindad de Montevideo, estudiosa y de seda Aprovechando la existencia de una hila- Punta Carreta, hizo hilar con ella una ccion de seda cosechada ahora dos aiios, y con cual se tejieron aqui algunos objetos, ademas ie una docena dé pauelos que mando hacer a enos Aires. santo, y como las amiguitas que me oyen, no marse Juanita de Rama. jetos fabricados con seda oriental. te a la cria del gusano de seda con resul- ~ tado satisfactorio, cosechando de 5 4 6 kilogramos” Alentada con el éxito, continiia gustosa en Su _prometiéndose para el verano otra cose: puede hablarse del milagro sin nombrar ‘de pecar de curiosas, 4 pesar de lo que s@” ‘atribuya ‘4 nuestro Sexo, me guardaré de nombrar bondadosa sefiora de la referencia, aunque que me gustaria es, que tuviese imitadoraaed é poder tener el gusto de Iegar a poseer MU~ _ aspira un perfume de santidad que purifica. “consuelo en las adversidades de la suerte. Es su rol, en el mundo, sea pobre 0 rica, labi educacion que reciban, estando tambien en sus EL LIBRO DE LAS NINAS XXI La Madre Madre ! — Nombre como la felicidad. La madre es el faro que nos ilumina en la nebu- losidad de la vida. Es el angel que vela nues- tros suefios infantiles, la que recoge nuestro primer aliento, la que sufre si sufrimos, la que sonrie, y goza en nuestras alegrias, cifrando toda su ven= tura en la dicha de sus hijos. : Al lado de una”madre buena y. virtuosa, se” sublime y bendito, dulce La madre, es nuestra mejor consejera, nuestro La madre, es la primera institutriz, desde ta choza mas humilde, hasta el palacio mas suntuos tencia en ei seno maternal; depende de ella, | Nos la moralidad de sus hijos. : La madre, es la gran influencia del Un orque sobre sus rodillas. reforma la no existe para la buena madre. Deja sin pensar, al ver que su hija em- s en provecho de Ja moral, que los. los fildsofos, porque las ideas que ino- mente de su hija, no las olvida jamas. tambien las buenas hijas, cuyo amor | esponder al santo amor de la madr mision de seryirle en su infortunio, Be orfandad, de madre, tutelindola con su prote la vida y no debe malgastarse. Procediendo ci érden, hay tiempo para todo, hasta para las di : tracciones regulares de la vida. : La costumbre de madrugar és tan conveniente | 4a salud, como para el desempefo sin precipita: : cion de los quehaceres domésticos. “La madre de familia debe levantarse tempran para el arreglo de la casa. Si tiene hijos menores, podra atender a los cuidados que exija el régime de la casa, antes de que despierten, y prepararlo despues para enviarlos al Colegio 6 a su trabaj é para sus ocupaciones caseras. Si tiene sirvientes, éstos no se haran haragam sino activos en el servicio doméstico, vigilados p la sefiora de la casa. aa Las nifas deben levantarse temprano tomar el t@6 el mate, arreglarse y aprovecha’ fresco de la mafana para repasar sus lecci 6 adelantar sus labores, 6 ayudar 4 sus ™ en los quehaceres domésticos. ; tiempo. El tiempo es la tela de que se compone: _ sabe mandar. tra posicion y recursos que tengamos, si ‘como 8, contraeremos empefios, 0 dad, porque quién gasta sin ord gastos domésticos, haciendo por si las cosas indispensables, cuando las circunstancias mitan tener sirvientes.—Quien lo sabe hacer, Deben evitarse los gastos’ innecesarios, fluos, haciendo sélo los necesarios conforme llevar por imprevision, vanidad 6 mal gastar lo que no podemos. Quien gasta en pérfluo, acaba por tener que vender lo Solo en casos de absoluta neceside gastar mas de 16 que montan nuestra Si tenemos 6 ganamos como mos sin nada de reserva, para otra Debe llevarse cuenta de hagan, distinguiendo los ordinarios de dinarios, los de necesidad y de gastar mds de lo que puede, y & le Io que crée, no Ileyando ay Este apunte diario sal 92 EL LIBRO DE LAS NINAS meeterehee cantes que sean, como tambien de los préstamos efectuados: Tambien debe apuntarse lo que se recibe. Satisfechas las necesidades primordiales, puede : pensarse en los gastos de comodidad y de distrac- ciones inocentes, que hacen grata la vida y animan al trabajo, pero sin excederse de lo regular. Es mejor gastar en alimentos, que en adornos” y juguetes.—En pan, queen perfumes; en ma- * quina de costura, que en lujosos trajes y muebles. E Los objetos duraderos y de labor, tienen la yentaja de sernos mas ttiles, y prestarse 4 otros ahorros. VESTIDOS En el vestido, el primer cuidado debe ser pro- veerse de suficiente ropa blanca, para el aseo interior. La ropa blanca debe marcarse y nume- Tarse, para que no se confunda con la ajena 0 extravie en el lavadero. Debe guardarse limpia, planchada y bien acondicionada, aparte, si fuese posible, de lade color. Un pequefo saquito con ‘ alucema 6 trébol de olor colocado entre ella, le dara . un perfume agradable. & Debe tenerse tres mudas de ropa blanca por lo menos. —Una para el uso, otra para el lavado ¥ otra de repuesto 6 reserva. ee iW 4 | | } q | EL LIBRO DE LAS NINAS Debe mudarse uno la de uso interior semanal- mente cuando menos, En verano, con mas fre= cuencia que en invierno, por el sudor. Conviene mudarla 4 menudo, tanto para facilitar la traspi- racion, y conservar el aseo que importa a la salud y ala decencia, cuanto porque la ropa muy sucia se deteriora. La ropa de uso debe recorrerse antes del plan- chado, zurcirse, componerse si lo requiere, pro- veerse de botones, cintas y broches; 6 de punte- ras 6 plantillas 4 las. medias, cuando Io necesiten para poder usarse. La que se considere inservible, no debe tirarse, Sino conservarse, especialmente la blanca, para trapos, necesarios siempre en una enfermedad,6 = para proporcionarlos a los necesitados. Z La ropa de deshecho 6 que queda chica, tiene su aplicacion conveniente en una familia econo- mica. Si no est demasiado usada, puede destinarse 4 los menores, achicandola, 6 A los sirvientes, 0 para darse 4 los pobres. En el pobre, vale mas Ja ropa zurcida, remen~ dada y limpia, que presentarse cubierto de hara- Pos, roturas y suciedades. Todo puede utilizarse, hasta los retazos de gene- Tos, con los cuales la mujer hacendosa hace col chas, destinando fos de pafio para hacer carpetitas, — cubre piés y otros objetos econdémicos. ‘EL LIBRO DE LAS NIfAS EL LIBRO DE LAS MINAS El calzado que se deteriora por el uso, puede componerse, economizando el gasto de otra nuevo, ya mandando ponerle medias suelas, punteras 6 tacos, y ya cosiendo la rotura, que lo hagan seryi- ble. Conviene evitar el resecamiento del cuero con unto sin sal, 6 grasa en rama y lustrarlo, La ropa de color no debe exceder el nimero : indispensable para el uso, porque, de lo contrario, obliga & gastos que deben economizarse; porque si pasa de moda, no podra usarse, a menos que se reforme, y rara vez quedara tan buena como se desearia. » En invierno debe uno proveerse de ropa de abrigo, I La comodidad del pié en casa, y la economia asi como de buen calzado, para evitar la humedad en el calzado fino, puede consultarse con el uso en los piés. En verano debe uno proveerse de ropa de zapatillas 6 de otro calzado de menos valor en la vida interna del hogar, donde las exigencias propia de la estacion, utilizando en lo posible, la de lasociedad no obligan 4 otros usos. del aio anterior que tengamos, y que conviene guardar sin almidonar, porque el almidon suele -cortarla. 3 PROVISION ALIMENTICIA ~~ La ropa de color, asi como todo otro objeto a de uso que pueda sufrir deterioro por la hu- I Siempre que sea posible, conviene proyeerse 7 medad, el polvo 6 la polilla, debe ventilarse y | por mayor de los articulos de almacen, y otros de limpiarse de cuando en cuando para conservarla los mas necesarios para el consumo de casa. — ‘ en buen estado. Lo mismo debe hacerse con la ' Asi pueden obtenerse 4 menos precid que al me- ropa de cama, colchones y almohadas. nudeo, y se ahorra tiempo y servicio para buscar- La ropa de pafio necesita sacudirse, cepillarse los cuando se precisan. ees : y ponerse al sol, para conservarse,—Si se tiene en i Conviene efectuar su compra por peso 0 medida a percha, conviene cubrirla con una cortina para pre- ; métrica, para evitarse el fraude, haciéndolo por li- servarla del polvo. Si en la cémoda 6 estante, \ bra 6 cuarta del antiguo sistema, por la ie de no debe usarse el alcanfor 6 pimienta en grano para F haber pesas ni medidas garantidas del antiguo uso. preservarla de la polilla. Las manchas 6 grasitud | Lo comprado para la despensa debe guardarse _ Se sacan con amoniaco, 6 palo de jabon. Las de bien acondicionado, libre de humedad y de otras Sebo 6 espelma, pueden sacarse aplicando una cauisas que puedan deteriorarlo, evitando en s iente sobre papel de estraza. _ uso el desperdicio. ; ‘abundancia, para obtenerlos ecio, como la papa, el zapallo, la -cebolla los granos, el tomate, el aji, etc. —Con el se hace salsa para el invierno, y con el idos. a fruta puede aprovecharse para dulces 6 con- ‘as, como el durazno y la manzana para orejo~ »y el higo para pasas. Una familia 6 persona hacendosa y economica, sacar provecho de todo esto. En lacria de aves de corral, puede reportar muchos beneficios. Tendra aves y huevos para el y en caso de necesidad, podra vender los ‘productos. El pan casero, el bizcocho, las velas y _ al charque, beneficiado en casa, especialmente en ” ‘Tepresentan una economia en el con=3 _ ALIMENTOS debe hacerse uso con prefe- ) de sustancias animales, y en ne el estémago Ss, que en verano. _ En el verano los calees excesivos: estimulan fuertemente la piel, distraen las fuerzas digestivas, yhace preferentes los yegetales que abundan en jugos capaces de reparar la grande eliminacion que sufre en esta época del afio la economia animal. _ En invierno se tiene mas apetito que en verano, por cuya razon conviene alargar mas el ems de las comidas en verano. La carne de vaca y de carnero, es la mas " nutritiva y fortificante. La carne asada, se digiere ‘on mas facilidad y prontitud que la hervida, por- que esta ultima deja en el agua todo el jugo hutritivo, y no conserva mas que la fibra. Laleche y los huevos son de excelente y nutri- ‘tiva alimentacion. En los alimentos vegetales, los mas nutritivos son los de plantas leguminosas, como el trigo, el arroz, el maiz, el garvanzo, las habas, las papas, etc. Es malo bafiarse inmediatamente despues de mer, antes de que haya hecho la d “Puera de eso, los bafios son excelentes: salud y la limpieza del cuerpo. Estas son reglas que nos da la higiene. “Bl agua pura y limpia, es 1a bebida més sana y itil, que la naturaleza ha prodigado 4 todos los seres. HABITACION Y MOBILIARIO La buena vivienda, dice el adagio, ahorra mé- dico y hacienda. En la eleccion de casa para ha- bitar, debe procurarse que sea sana, ventilada, que le dé el sol, y que ofrezca Ja distribucion con- veniente, segun el nimero de la familia, posicion y ocupaciones. Atender a estos requisitos es eco- nomia de interés y de salud. “Las casas mal sanas 6 incémodas, exponen 4 contraer enfermedades y obligan 4 sufrir muchas incomodidades y frecuentes mudanzas. Los gastos y deterioros que originan las mudanzas deben evitarse; por aquello «de que tres mudanzas cues- fan casi tanto como un incendio ». Los muebles deben arreglarse 4 las circuns- tancias de Ja familia. Nunca debe anteponerse la decoracion de Ja sala, a los utensilios de cocina, B al servicio del comedor y a las necesidades del __ dormitorio. Para conservar los muebles en buen estado, _thala costumbre. EL LIBRO DE LAS NINAS evitar su deterioro y hacer las reparaciones nece- sarias, Cuesta menos barnizar un mueble que gas- tar en otro nuevo, 6 componer una silla 6 mesa que comprar otra nueva. : . Ademas de la limpieza diaria, debe hacerse con mas detencion todas las semanas, y particular- mente al principio de cada estacion del ano para disponer las habitaciones al mejor uso. ” I Agujas y alfileres La aguja es el instrumento de trabajo de la mujer, y con dificultad habra alguna que no lo haya usado en la vida, siquiera para un mal zur- cido, 6 pegar un boton, un broche, 6 una cinta en el vestido. El alfiler es el compafero para asegurar en la almohadilla la costura, para nuestros prendidos y hasta para sacarnos la espina de la rosa, del espi- nillo 6 del cardo, si nos la hincamos en la mano. — Solemos tener la mala costumbre de ponernos _alfileres en la boca, con peligro de tragarlos al Menor movimiento, y sufrir luego las malas conse- cuencias en el estémago. Evitemos prudentes esa EL LIBRO DE LAS NINAS La invencion de las agujas y alfileres data de algunos siglos aca, y sus primeras fabricas se esta- blecieron en Inglaterra y Francia. Es curiosa y complicada la fabricacion de esos productos de la industria, que cuestan tan baratos, como yarnos 4 verlo, por la descripcion que trans= cribimos. z Hablemos primero de las agujas. Las agujas se fabrican de acero templado, y el primer cuidado del fabricante es asegurarse de la buena calidad del acero, que le remiten en hazes; y sies de un grueso uniforme en toda su longitud.« Para conocer si e! acero es de buena calidad, se cortan algunos cabos de cada haz, se enrojecen en —_unhornillo, se sumergen en agua fria, y se rompen con los dedos. Los alambres que se doblan quedan desechados, y-sdlo se emplean aquellos cuya rotura es muy limpia. Se aseguran de la igualdad de espesor de los alambres, colocandolos sucesivamente en ciertas muescas: si entran todos con la misma_facilidad, son aceptados; en caso contrario, se devuelven & Ta fabrica de que proceden. -_Una vez probados los alambres, se cortan en " pedazos del tamaiio de dos agujas, por medio de "un instrumento que fija de una manera invariable Jongitud para todas las agujas de la misma ‘3 ) sean tan quebradizas, se vuelven 4 enderezar las wc iaa cai ih EL LIBRO DE LAS NINAS SS clase. Un operario endereza estos alambres en numero de cinco 4 seis mil Ala yez, con la mayor facilidad ; otro los adelgaza por ambos extremos para hacer dos puntas; un tercero los corta del famafio que debe tener cada aguja, y los pasa a otro, que les achata la cabeza. Las agujas pasan “en seguida 4 un horno para reconocerlas: despues se hace cargo de ellas un agujerador, que las ho- fada por mitad con un punzon, y luego concluye otro los agujeros hechos por el precedente. Estas dos iltimas operaciones, se ejecutan por nifios, con una velocidad increible. Otro operario hace la hendidura 6 media cafia y otro redondea las cabezas. Se marean con una y¥ las agujas mas @smeradamente trabajadas; se enderezan, se remo- ‘jan, se desengrasan, se recuecen, para que no = que han falseado, y se entregan al pulimentador. El pulimento es la operacion mas larga y cos= fosa y dura muchos dias;: pero esta lentitud es = debida 4 la inmensa cantidad de agujas que se” + pulimentan a la vez. Se forman paquetes, que cada uno contiene cinco mil, y una sola maquina dirigida Por un solo hombre pulimenta de una vez de yeinte 4 treinta paquetes. es © | Despues del pulimento, se desengrasan las agu- J@8 moviéndolas en un tonel con serrin’de madera; Sunt +3 6 1 EL LIBRO DE LAS NINAS a ae ae RTS luego se colocan en cajas, se enjugan, y se hace obrero se encarga de ponerlas con las cabe- gas a un mismo lado, y separa las que estan defectuosas. Otro hace dos montones, segun que- el pulimento es mas 6 menos brillante; un tercero ae separa aquellas cuya punta se ha roto; un cuarto 4 obrero-endereza las que se han ladeado y un quinto las separa, segun sus longitudes. El afirmarlas y empaquetarlas son las ultimas operaciones, en las cuales se ocupan muchos obreros: uno corta cuadrados de papel; wn se- gundo los dobla por la tercera parte; un tercero cuenta cien agujas, las pesa y toma este peso por base para dividirlas por centenas y colocarlas en el papel; un cuarto acaba de doblar los paquetes; un quinto pone en cada paquete el nimero de -agujas y el nombre y marca del fabricante; un séptimo reune de diez en diez los paquetes, para millares. Las agujas ordinarias son atadas com - hilo blanco, y las IMamadas inglesas con encat= nado. el apartado de ellas en un taller muy seco. Otro” sexto les pone el sello de la casa; y en fin un. _y-me pediria cuenta del tiempo malgastado. EL LIBRO DE LAS NINAs Il Los dos relojes Los relojes no tienen alma. Esto es sabido; pero su timbre habla como una voz, su pendula palpita como un corazon. Desde la infancia me ay habitué 4 considerarlos como otras tantas per- sonas. jDejad oir sus gritos! le decia yo a un anciano amigo de mi casa, sobre cuyas rodillas me subia. Me acercaba al oido su grueso reloj, de aquellos que se usaban en su tiempo, de forma rancia, como una cebolla, en cuyas tapas se podria freir un huevo. Abria luego las tapas y al ver yo la misteriosa maquinita, me admiraba, sacando la lengua fuera de la boca como un bebe. Ah! He vivido, he envejecido, y la experiencia me ha ensejiado todo Jo que palpita! ; Sin embargo, conserve mi opinion acerca de los relojes, A los que doto de emaciones y pensa~ Mientos. Me inspira cierto temor supersticioso, y en mi habitacion no he querido tener un péndulo, cuya voz severa me recordaria que todo acaba, Algunas veces, cuando interrumpiendo a pagina onocido, rompen el silencio en la soledad de la noche. El uno es el reloj del convento de monjas; él ‘otro pertenece 4 un cuartel. Ambos marcan horas bien tristes, y si tuviesen alma, deben arrastrar una existencia melancolica. - Escuchad. —Sus voces lo revelan. El reloj del claustro lanza la nota nasal y des de una vieja superiora que canta los maiti< 1 como debe aburrirse ese reloj! Hace “trazados con la yulgar simetria de las yhospitales. Qué traen esas horas de _ madre @ quien debieron el ser, de estrechar es que manda, teniendo el acento de la disciplin La repeticion de practicas cansadas, él ‘tecitado rapidamente, el rosario enue EL LIBRO DE Las | mano contra el corazon, de recibir su dltimo éseulo de amor y de ternura. Oh! terrible su- frimiento, contra la ley de Ja naturaleza. ora El reloj conoce la inmensa tristeza de esas horas mondtonas y amargas, que mide la invisible rapi dez de las agujas. Escuchad el reloj del cuartel, Su voz es ruda y breve, como la de un jefe Siempre que suena, provoca un redoble de t @ una ronca Hamada de corneta, y una lista 6 la mar: chat Te compadezco reloj sufride, que sdlo ha do horas de cansancio sin trabajo, y de } sin pensamiento. Debes estar aburrido de sion de los ejercicios, de las revistas, de I “thos, de las tareas de la cuadra. Desde que acompafa la primera sonrisa de la aur hasta Ja retreta de la noche, tienes tiempo sob de conocer la insipida nostalgia del cua Asi me entretengo en traducir los de los dos relojes. Hace algunas noches ne lome conducir por las exageracio ia, me preguntaba de qué viv les y tantos celibatos. Braid lojes hablaron.. EL LIBRO DE LAS NINAS responde una plegaria.» Si. —Pero yo tambien la elevo al Sefior en cada instante de la vida, sin la esclavitud monastica, ni el rigor de sus reglas, ni el oido al reloj. El del cuartel me dijo: —« De ordenanza son es Jas horas que yo sefialo, lamando a la accion a los defensores de la Patria ». tel—Patria! g Nada contesté, sino que Dios vele mi suefo, ¥ me deje sentir la hora del despertar con el dia, "dada por el despertador de mi velador, que no es el reloj conventual ni el cuartelario. Vv La vida real CAPITULO PARA LAS SENORITAS Bs Habla Maria del Pilar Sinués de Marco: todos mis consejos, lectoras mias. El del convento me dijo: —«Benditas sean las horas que yo sefialo, porque a cada una de ella Asi hablaron los dos relojes. Y cuando sond la tltima campanada de las doce, me parecid que el reloj del convento decia:— Dios!—y el del cuar- Os yoy 4 dar un consejo de amiga, como lo son EL LIBRO DE LAS NINAS Buscad siempre lo que os favorezca, pero entre ésto, escojed tambien lo que sea menos costoso: lo que lejos de proclamar yuestra vanidad, hable en favor de vuesira modestia. Sino podeis llevar una joya de oro, Yevadla de dublé, 6 sustituidla con una rosa 6 cof un lazo de blondas. No todas las cosas que la moda inventa sientan bien 4 todas las mujeres. Una rubia de tez blanca y lijeramente rosada, estara linda con un traje azul celeste. Una morena, por bonita que sea, vestida de este color, parecera no solamente morena, sino tambien de tez tostada como la de una mujer del campo. - Poned en unos cabellos negros y-brillantes, cin- tas del encendido color del coral, y os deslumbra- Tan con su hermosura. Rizad una cabellera rubia, lijeramente empol- vada, y entrelazad con perlas sus rizos, y la joven OS parecera un querubin. Basta con que sepa conocerse, y que no se deje alucinar por su amor propio, exagerandose a si . misma sus gracias y cerrando sus ojos acerca de sus defectos, para que acierte en adornarse. : El trato del mundo contribuye asimismo “A for- Mar no sdlo el gusto para vestirse, los modales. sino tambien ~ io de lo bello, no perjudica en nada ;y yo que la deseo amable, piadosa, ; enuna palabra, creo que ¢s tambien uno de sus deberes el parecer lo ms bonita po El fausto hiere, ofende, oa la envidia, y -sencillez atrae las simpatias, y a veces hasta miracion, y esta no da ningun fruto amargo, VI _ EI mate a ratones. Digo, como que es nuestro con. bombilla, aunque sea servido en donde tuvo origen el bene= -mate por los Jesuitas que como en el campo, 4 falta Jos indios, y luego la comer= chifle, segun cuenta un viejo campesino? Siguiendo la costumbre, Manuela, una mu cha conocida, era muy matera, que siempr estaba en disposicion de tomar mate a sel f que nos obsequiaba los Sue an reuniones familiares. Cuando andabamos en el Colegio, Se tora llevarnos de paseo 4 los sauces 6. de las Albahacas, con buena provision: -azucar y becca para ee mate. Se para cebar y tortiar mate, ‘gané S ‘Para ella era lo mismo que ck Bas. compafieras, mientras | inta 6 iban a asediar al je flores 4 dos vintenes. — Se suscitd la conversa- ~cion sobre la mejor yerba.—Unas decian que era a Argentina, otras la Paraguaya, y otras la Bra- _ silera marca Fontana. En eso se nos aparecié un paseante conocido, padre de una nifia, un sefor catalan, pero anti- guo yecino de Montevideo, que nos habia estado oyendo desde afuera, y 4 quien le ofrecimos un matesito si gustaba. Lo aceptd de buena voluntad, cebado por Rosa, diciéndonos—« Aunque soy de Huropa, me gusta mucho el mate, que dulce 6 amargo, es costumbre muy antigua tomar en los paises del Plata, y que 0 falta éste ni en el ultimo rancho de la campaiia, cuanto mds entre las familias de aqui. Han de saber ustedes que cuando vine de Barcelona a 2 pais, ni en suefios conocia el tal mate. Pero al yerlo en uso en todas partes, hasta en los _ velorios, alternando con el pocillo de chocolate, 'y servido no sdlo en calabasitas 6 poritos como , semejantes A un caliz, cai en la tentacion de lo en una visita, y una picata criada me lo n caliente, que el primer chupo me quemd_ y se lo devolvi mas que de prisa, tra- : n el pafiuelo puesto en la boca, de disimu- EL LIBRO DE LAS NINAS Tt —Eso no es extrafio, don José—le dijeron Isabel y Luisa.—No es usted el unico extranjero 4 quien ha pasado lo mismo, hasta que habitua- dos 4 tomarlo, se acostumbraron a él como nos- otras, gustando de nuestro té con bombilla, en sa- broso mate. —Pues no escarmenté, continud don José, y quise repetir la prueba en otra parte, donde una morochita me lo prepard por su mano, instan- dome a que lo tomase, que era la costumbre del pais, para que aprendiese a tomar mate, diciéndome con afable sonrisa, «que el extranjero que lo tomaba y comia zapallo no se iba mas del pais. » Pues sefioritas, lo tomé, agarrando y moviendo la bombilla, y lo encontré tan rico preparado con -azticar y canela, que me hice amigo del mate, pre- firiéndolo al té y al café. Y aqui me tienen ustedes, ‘convertido desde entonces en un gran matero. Las muchachas sonrieron y continuaron obse- quiandole con mate. ~ —Le gusta a usted la Amalia. — Si, sefiorita, contestéle. —Es argentina, agre- g0 la interlocutora. Me agrada, respondid, pero yo uso mas la para- yerba?—Le pregunté les ha faltado otra: la Oriental. no la tenemos del pais, donde no hay émo no!—El arbol que produce la hoja de beneficia la yerba-mate, lo tienen ustedes ais, y en varios parajes de la campafia y con ia. Lo que falta es quién lo cultive, quién ‘su beneficio, poniendo a provecho de } | ia Nacional ese ramo de riqueza propia ahora inexplotado. Pero esperen ustedes que enes, que el ferrocarril cruce los campos lirecciones, despertando el espiritu de olonizacion que realiza maravillas, y ‘en que puedan ustedes tomar su rico a Oriental, producida y beneficiada” \+ dejando de ser tributarias obligad le industria de otras partes. we les gustaria 4 ustedes mucho, ‘de yerba Oriental, aun cuando inferior 4 algunas de las otras? os! — contestaron todas. — Pero Capital para surtirse de yerba, I — Todo lo que podré decir 4 ustedes sobre eso, es lo que me han referido personas antiguas del’ pais, y lo que he leido en algunas publicaciones. Es un plantio natural, que puede propagarse por semilla y por trasplanto.—Se encuentran Arboles de yerba-mate en varios Departamentos, en la sierra del Yerbal Grande, en el arroyo Saldaiia, en Olimar Chico, en la Sierra de la : Lorenzita, en la cumbre de Pan de Aztcar, en a la Sierra del Infiernillo, en las puntas de Tacua- rembod, en las del Queguay, Dayman y Arerun- gua, y en otros parajes de la campafia; ya ven si cultivando y fomentando esos plantios espontaneos, que generalmente tienen ‘origen en los arroyuelos y cafiadas que descienden de las cumbres de los cerros y serranias, pueden formarse yerbales que explotar de esa riqueza natural, y con su beneficio, poder saborear mucho mate de yerba Oriental. Para abreviar, baste decir, que en la época de Artigas, los paisanos utilizaban las hojas sin benefi- ciar de esos arboles para tomar su mate; y que un hacendado de Ja costa de Olimar Chico hacia trabajar todos los afios una cantidad crecida yerba del Yerbal Grande para el consume | estancia; que otro, cxando no pi : alegrémonos de saber que, muchos viajeros del Rio — de Ta Plata, han tenido el gusto de hacerlo cono lo el aito, y la ‘cual 4 los seis meses de ensacad uirfa un aroma exquisito y un gusto excelente, Por ultimo, el afio 61 se beneficis en Tacuarembé se mandaron muestras 4 la Exposicion de Pari ‘Con qué gusto tomariamos mate de ella! le dijeron las muchachas, que ya se preparaban para regresar del paseo. Mientras el problema se resuelve, como Dios mediante, se ha resuelto el del vifiedo, y gustamo mate con yerba de donde nos hemos criado, cer practicamente en algunos puntos de Europa, donde lo han tomado a placer, llevando las pro visiones en el viaje, yal que han hecho honor mas” de un hijo de Europa que por alla lo ha gustado. _ El mate que tanto nos agrada, y de costumbr lan antigua y general en estas regiones, acaba de merecer un puesto de honor en Norte América Asi como aqui se convida para un té, en Washing- m, se ha invitado para un mate, (matecebotea) en eunion de alto tono. En lla se sirvio el ri la vez en calabasitas y en mates de porce Jana, con su bombilla de plata para cada persona, como quien sirve una tasa de té con su cucharita — respectiva a cada convidado. Nada de una bom- billa misma para todos. —La idea fué aplaudida, e] hecho merecid ser referido por la prensa, y el mate en Washington el timbre de nuestro mate.— Un antiguo marino que estuvo en el Plata fué el autor.—El hecho es reciente.—j; Viva el mate! Vil Embolismos VALOR DE LA PUNTUACION SIN NINGUNA Tres hijas que buenas son En competencia las tres Me piden diga cual es 3 La que prefiere mi amor ‘ Y aunque parezea rigor on Digo que amo 4 Soledad No a Julia cuya bondad Persona alguna no tiene No aspira mi amor 4 Irene Que no es poca su beldad.— 3s hijas, que buenas son, En competencia las tres, Me piden diga cual es La que prefiere mi amor. Y aunque parezca rigor, - Digo, pues, que a Soledad; No 4 Julia, cuya bondad Persona alguna no tiene; No aspira mi amor 4 Irene, Que no és poca su beldad. ui aparece preferida Soledad. Julia la puntud, sacandose ella preferida, ¢ Tres hijas, que buenas son, En competencia las tres, Me ‘piden diga cual es : La que prefiere mi amor. > - Y aunque parezca rigor, _ Digo, pues, aqué 4 Soledad £ No: a Julia, cuya bondad Persona alguna no tiene. No aspira mi amor a Irene, Que no es poca su beldad. de la madre, en esta forma: Tres hijas, que buenas son, ; En competencia las tres, oe Me piden diga cual es La que prefiere mi amor. Y aunque parezca rigor, Digo, pues, qué a Soledad? No: 2a Julia, cuya bondad Persona alguna no tiene? No: aspira mi amor a Irene, Que no es-poca su beldad. ella, y lo hizo asi: Tres hijas, que buenas son, En competencia las tres, Me piden diga cual es La que prefiere mi amor. Y aunque parezca rigor, - Digo, pues, squé a Soledad? No: 24 Julia cuya bondad — Pee oe no ory Vill A La maquina de coser CANTO (copia) - Triqui, triqui, triqui, traca, Maquinita de coser, Ingeniosa maravilla, - Quién te ha visto, que mas ve? Triqui, triqui, triqui, traca Qué agitarse, qué correr; _ ;Cuando vieron las ee Ya la aguja perezosa, e, vuela, rayo es; das alas y la impulsas Triqui, triqui, triqui, traca, Maquinita de coser, Ingeniosa maravilla, f Quién te ha visto, qué mas ve? Ya pespunta, ya recoje, Al derecho y al revés; Y va y viene sin descanso Tu travieso carretel. Triqui, triqui, triqui, traca, Maquinita de coser, 2 Cuando vieron las edades — Mas pasmosa rapidez? AX=* La costurera Corre, corre, aguja mia, Que viene ya el dias Corre, corre, aguja mia, — Corre sin cesar. Aguja querida — Ti que me das fa | ~ Aguja querida EL LIBRO DE LAS NINAS Eres precioso tesoro Para-la pobre mujer, Pues moviéndote ligera Ganamos nuestro sostén. Pues moviéndote ligera Ganamos nuestro sostén. Si, si. El trabajo es la fortuna, El trabajo es el placer; El disipa nuestras penas ¥ alivia en el padecer; Vale mas nuestro trabajo Que opulenta ociosidad, Si, si. INDICE PARTE PRIMERA Dios.....+.. La Creacion A La nifia buena...... Amor filial.....- La jéven ahorrativa.....++-+ Amor 4 la Patria..-.. bebe: Importancia de la lectura. Curiosidades..... La Torre de Babel El grano de arroz.. ? Riqueza de las Iglesias del Peri, La Tintorera.....++++ Conversaciones nice: Caridad y Beneficencia..... ..-+ Destino del primer oro de ‘Américas El Abanico Tradicional.. La Matriz.....e.ee++- 3 Los Bazares 6 Exposiciones a Caridad . Las Flores. ; El Uruguay La Costurera El Corsé.. Maldonado 4 vi Los bajos ... Juegos Infantiles La seda.....« sce La Madre. ...+.--.+0++ jain de coser (canto) . Costurera (idem) : OBRAS DEL MISMO AUTOR DE VENTA FLAS PRINIPALES LIBRERIAS e 4 | Compendio de Historia de la Republica Oriental | | del Uruguay, hasta el afto 1815.—2 tomos. | Rasgos biogrdficos de sus hombres més nota- i bles, 4-°, 3.° y 4.° libro.—Agotado el 2.” i Geografia de la misma, muy eumentada. — Texto | _-y libro de lectura. | i) Elomentos de Historia de la misma, hasta el ano 4851. Catecismo Constitucional de la misma. : Anales de la defensa de Montevideo, con planos y -retratos, 4 tomos. Montevideo Antiguo— Tradiciones. y recuerdos, | 3 3 tomos. Flores Poéticas Uruguayas — Cantos Escolares y Recitaciones. EN VIA DE PUBLICACION del futuro ciudadano oriental. —Texto de

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