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Título: Lupanares, burdeles y casas de tolerancia: Tensiones entre las prácticas sociales y la
reglamentación de la prostitución en Santiago de Chile: 1896-1940.
Title: Brothels, bordellos and whorehouses: Tension between social practices and
regulation of prostitution in Santiago de Chile: 1896-1940.
Resumen
El auge de las enfermedades venéreas y su rápida diseminación durante la primera mitad
del siglo XX en Chile, provocó que el fenómeno de la prostitución fuera un tema
ampliamente tratado y debatido por todos los sectores de la sociedad, ya que se creía que
era la prostitución el principal agente diseminador de las lúes. Debido a esto, la necesidad
de regulación y control del comercio sexual cobró relevancia excepcional en el debate de
las políticas sanitarias. Lo que intentaremos demostrar en este artículo, es que durante este
periodo asistiremos a una intensa lucha en el campo de las representaciones sociales por
controlar el fenómeno meretricio, entre el Estado “racional y moderno”, que intentó
disciplinar el mundo prostibulario por medio de normativas y reglamentos, y los actores
sociales de la prostitución, que transgredieron con sus prácticas permanentemente dicho
control.
Abstract
The rise of venereal disease and its rapid spread during the first half of the twentieth
century in Chile, caused the phenomenon of prostitution was a topic widely discussed and
debated by all sectors of society, as it was believed to prostitution the main spreading agent
of syphilis. Because of this, the need for regulation and control of the sex trade gained
exceptional importance in the health policy debate. What I try to show in this article, is that
during this period will witness an intense battle in the field of social representations to
control the meretricious phenomenon between "rational modern" state, which tried to
*
Estudiante de Doctorado en Historia en Universidad de Santiago de Chile. Magíster en Historia por la
Universidad de Chile 2011. Licenciada en Educación y Profesora de Historia por la UMCE 2001. Postítulo en
Estudios Regionales del Cono Sur en Universidad de Santiago de Chile 2002. Este artículo es parte de la tesis
de magíster en Historia aprobada el año 2011 en la Universidad de Chile. Email: comandinig@gmail.com
2
discipline the brothel world through policy and regulations, and social actors of
prostitution, who transgressed their practices such control permanently .
Palabras Clave
Prostitución, prácticas sociales, representaciones sociales, disciplinamiento, control social.
Keywords
Prostitution, social practices, social representations, discipline, social control.
Introducción
Santiago de Chile a comienzos del siglo XX fue una ciudad que se caracterizó por
mantener amplias brechas sociales, sumiendo a la mayoría de la población en la más
profunda pobreza. Muchas mujeres habitantes de la ciudad o provenientes de las zonas
rurales, generalmente las más pobres y con escasa instrucción, debieron buscar sustento
económico en la prostitución, lo que sumado a las precarias condiciones sanitarias de la
época, y a los escasos avances de la medicina para controlar las enfermedades venéreas,
disparó rápidamente las cifras del meretricio y la sífilis en el país. Esta situación motivó a
que las autoridades decidieran tomar cartas en el asunto, normando e intentando controlar el
ejercicio del comercio sexual. La masiva presencia de las mujeres en el espacio público, no
solo en el comercio sexual, sino también en fábricas y diversos oficios como la lavandería,
costura, planchado, entre otros, conllevó a “la aplicación de ciertas reformas parciales al
trabajo de las mujeres, generando las primeras legislaciones laborales y prácticas
proteccionistas”1.
Es en este contexto de regulación y normalización general de la sociedad, es que
durante la primera mitad del siglo XX el Estado moderno, influenciado por el racionalismo
de la ciencia médica, dictaminó códigos sanitarios y sistemas legales que ampararon,
prohibieron o intentaron controlar la prostitución, situándonos frente a lo que Michel
Foucault denominó como sociedades disciplinarias2, donde todo el accionar del sujeto se
pretendía controlar, examinar y sancionar por medio de la reglamentación jurídica, lo que
denominaremos en este estudio como panóptico3 higienista, representado en el sistema
1
Ana López Dietz, “Feminismo y emancipación en la prensa obrera femenina Chile, 1890-1915”, en Tiempo
Histórico1 (Santiago 2010), 75
2
Michel Foucault, La verdad y la forma jurídica (Barcelona: Editorial Gedisa, 1996)
3
Utilizaremos el concepto que Foucault emplea sobre el Panóptico, según los términos expresados por él
mismo y que han tomado como base la idea original del filosofo Bentham, esta es que la vigilancia y el
3
disciplinamiento social se simbolizan por medio de la presencia de un Vigilante permanente (el Ojo Soberano)
que registra y examina todas las acciones de la sociedad, clasificando aquellas que son punibles de las que no,
apoyado por la creación de normas jurídicas e instituciones de secuestro para mantener el control social, como
cárceles, hospitales, escuelas, fábricas, etc.
4
Roger Chartier, Escribir las prácticas. Foucault, de Certeau, Marin (Argentina: Editorial Manantial, 2001),
45
5
Manuel Baeza, Los imaginarios Sociales. Apuntes para la discusión teórica y metodológica (Concepción:
Editorial Universidad de Concepción, Serie Monografías, 2003), 27
4
una acápite especial dedicado a la labor que debían cumplir los médicos del servicio, los
que serían nombrados por la Municipalidad y deberían visitar una vez a la semana a las
asiladas de los prostíbulos para verificar su condición de salud por medio de un control
sanitario que implicaba un examen físico y ginecológico. Este Reglamento, tenía la
particularidad de extender derechos y obligaciones a personas situadas frecuentemente en
los márgenes de la sociedad y de la legalidad.
El reglamento original de 1896, se fue ajustando y modificando paulatinamente de
acuerdo a los reparos o necesidades higiénico-sociales que fueron surgiendo en el tiempo.
Por ejemplo, el 22 de diciembre de 1899, la Municipalidad de Santiago dictó un decreto
que prohibía a las asiladas de los burdeles estacionarse en las puertas y ventanas, y su
intromisión en paseos públicos, el que es refrendado con un decreto de la Intendencia de
Santiago el 30 de diciembre del mismo año, este señala:
“ 1) Queda estrictamente prohibido que las asiladas de las Casas de Tolerancia se
estacionen en las puertas, ventanas o veredas de sus habitaciones;
2) Las puertas, ventanas a la calle de una casa de tolerancia deberán permanecer
constantemente cerradas; ó bien provistas de una mampara que impida la vista al
interior;
3) Los regentes o dueñas de las casas de tolerancia son responsables del cumplimiento de
los artículos anteriores;
4) Queda prohibido la intromisión o permanencia de prostitutas en los paseos o lugares
públicos;
5) Sin perjuicio de la inspección de la oficina municipal, la policía de seguridad cuidará
de dar estricto cumplimiento a las disposiciones anteriores.
6) Las infractoras a cualquiera de dichas disposiciones pagarán una multa de veinte pesos
por cada infracción.”9
Asimismo, en 1902 se decretó que los cafés asiáticos10 y casas de citas quedarían
sujetos al reglamento de casas de tolerancia, y que a las prostitutas que concurrían a estos
9
Decreto de la intendencia de Santiago, 30 de diciembre de 1899. Archivo Histórico Nacional de Chile,
Fondo Intendencia de Santiago (A.N.CH.I.S.), vol. 200
10
Se denominó Cafés Asiáticos a los prostíbulos administrados por gente del oriente, principalmente de
China, quienes inmigraron al Perú y posteriormente a Chile a fines del siglo XIX.
6
lugares se les deberá exigir la libreta con el examen médico al día. En 1917 se prohibió la
instalación de “nuevas” casas de tolerancia y/o sus derivados cerca de avenidas principales
y de líneas de tranvía.
Como se aprecia, la tolerancia tenía límites, la prostitución se podía ejercer siempre y
cuando se hiciera discretamente, y al interior de las casas destinadas exclusivamente para
ello. Este decreto lo que hace es invisibilizar y excluir de la vida cotidiana y citadina a la
prostitución ya que cualquier manifestación pública del oficio era considerada una grave
ofensa contra el orden moral imperante. Las prostitutas, objetivadas socialmente como la
cuna del mal venéreo, son aisladas desde el punto de vista espacial, moral e higiénico.
El Dr. Luis Prunés señaló que en la década de 1920 el 33% de las consultas por
afecciones cutáneas eran producto de la sífilis 11, lo que motivó que la autoridad sanitaria
considerara que tolerar la prostitución y reglamentarla era el mal menor, ya que la
prostitución clandestina producía mayores trastornos que la prostitución asilada en los
burdeles, sobre los que se creía tener el control. En palabras de Foucault, según la economía
del poder, resultaba más eficaz y más rentable vigilar que castigar. En consecuencia,
“siendo la prostitución una enfermedad social, hasta hoy incurable i la causa principal de
difusión de las enfermedades venéreas, la Municipalidad la tolerará dentro de la comuna i
la vijilará mientras se encuentran los medios de evitarla”12.
El Reglamento de las Casas de Tolerancia vendrá a operar como un mecanismo o
herramienta que vehiculará por medio de la ley el sentido y representación que el burdel
tiene para la sociedad chilena. Si bien el reglamento no mencionaba las faltas que la
tolerancia de la casa colectiva ayudaba imaginariamente a suprimir (expansión de la sífilis,
adulterio, incesto, violación, etc.), ellas eran conocidas por la sociedad en general, por lo
tanto la reglamentación no vendrá más que a confirmar el reconocimiento social de que el
prostíbulo era necesario para poner límite a otros morbos indeseados. La importancia de la
reglamentación de las Casas de Tolerancia, entonces, no se manifestó en su operatividad o
11
Luis Prunés. “Discurso pronunciado en la ceremonia de su incorporación como Miembro de Número de la
Academia de Medicina del Instituto de Chile, el 25 de noviembre de 1965”, en Boletín Academia de Medicina
(Santiago: Vol.1, N° 2. 1966), 51
12
Francisco Landa. “Sobre reglamentación de la prostitución”. Observaciones que el Rejidor don José D.
Gajardo hace al Proyecto de reforma del actual Reglamento de Casas de Tolerancia, presentado por el
Doctor don Francisco Landa Z. a la I. Municipalidad. Santiago de Chile: Librería e Imprenta “Artes y Letras”,
1919. Pp. 7
7
13
Francisco Vázquez. "Mal menor": Políticas y representaciones de la prostitución (siglos XVI-XIX) (España:
Universidad de Cádiz, Servicio de Publicaciones, 1998)
14
Rosalina Estrada Urroz, “La lucha por la hegemonía francesa en la medicina mexicana: el caso de los
medicamentos para combatir la sífilis” en Nuevo Mundo Mundos Nuevos http://nuevomundo.revues.org/3115
(consultado el 12-07-12)
15
Elías Ascarrunz Vega, “Base racional para el mejoramiento de la hijiene de la prostitución en Santiago”,
(Memoria de Prueba para optar al grado de Licenciado en la Facultad de Medicina y Farmacia de la
Universidad de Chile, Santiago de Chile, 1901), 38
16
Luís Prunés. La Prostitución. Evolución de su concepto hasta nuestros días. El Neo Abolicionismo frente al
nuevo Código Sanitario de Chile. (Santiago de Chile: Publicación de la Liga Chilena de Higiene Social,
Imprenta Universo, 1926), 138
8
20
Oficio de la Municipalidad de Santiago a médico de la oficina de Casas de Tolerancia, 28 de noviembre de
1896 (A.N.CH.M.S.), vol. 369
21
Michael Foucault. Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión, (Buenos Aires: Siglo XXI editores, 2002),
128
22
Liga Chilena de Higiene Social Folleto N° 15, Concepto científico moderno de la esclavitud blanca, Carlos
Westphal Thurston (Santiago de Chile: 1919), 14
10
23
Ibidem. Pág. 8
24
Liga Chilena de Higiene Social Volante N° 5, Lo que debe saber para evitar la sífilis en Ud. y los que lo
rodean, (Santiago: Secretaría y Farmacia, Imprenta Selecta, 1924), 7
25
Alfredo de María, “Situación actual de la lucha contra las enfermedades venéreas”, (Memoria de Prueba
para optar al grado de Licenciado en la Facultad de Medicina y Farmacia de la Universidad de Chile.
Santiago. 1921), 48
11
Además del prostíbulo, las prostitutas también fueron sancionadas legalmente, siendo el
Artículo 167 del Código Sanitario “Prohíbese el ejercicio de la prostitución” el más aludido
por las autoridades para cobrar multas o poner restricción a su libertad. Los archivos de la
Intendencia de Santiago así lo manifiestan, siendo las notas de la Prefectura de Policía
(Carabineros de Chile a partir de 1928), y de la Inspección General de Sanidad las que dan
mayor cuenta de esta situación. Ahora bien, si la penalización iba desde la multa a la
prisión, quedaba, una vez más, en entredicho el tratamiento de las enfermedades venéreas,
o por lo menos la efectividad de la normativa para poner atajo a tan terrible mal social. En
teoría, las prostitutas detenidas debían ser examinadas en la Sección de Higiene Social de la
Dirección de Sanidad, y las que se encontrasen enfermas debían ser derivadas para su
tratamiento al Hospital San Luís. No encontramos ningún caso de estos en los archivos
revisados. Sin embargo, hemos podido evidenciar que el pago de la multa actuaba como un
salvoconducto para que la prostituta pudiera seguir ejerciendo, sin haber de por medio
ningún tipo de control sanitario que resguardara la salud de ella y la profilaxis de
transmisión de las enfermedades de las que era potencial portadora,
“En atención al decreto de esa Intendencia N° 259 de fecha 20 de los corrientes, debo
manifestar a Us. que fue detenida en su domicilio, San Alfonso 130, Sofía Estivil Silva, por
infringir las disposiciones del artículo 167 del Código Sanitario.
Hago presente a Us. que la Estivil fue puesta en libertad por haber pagado la multa
correspondiente, según recibo de la Dirección General de Sanidad que me permito
acompañarle.”28
Este caso, entre muchos otros que pudimos pesquisar, pone de manifiesto que las
mujeres dedicadas a la prostitución continuaron ejerciendo el oficio a pesar de la dureza de
la nueva normativa, y que esta, lejos de ser disuasiva, empujó a la prostitución a la
clandestinidad, recurriendo las prostitutas a múltiples ingenios para librarse de la acción de
la ley.
progreso material, mediante grandes obras públicas que traerán consigo bienestar y crecimiento a los
hombres, aunque los costos sociales sean dramáticos, lo que se relaciona principalmente con el autoritarismo
del modelo.
28
Pago de multa infracción artículo 167 Código Sanitario, 25 de mayo de 1926 (A.N.CH.I.S.), vol. 591
13
29
Memoria anual de Carabineros de Chile, 24 de diciembre de 1929 (A.N.CH.I.S.), vol. 685
30
Idem.
14
¿Cuál fue el efecto inmediato de esta medida? No surtió efecto alguno, al igual que los
anteriores Códigos Sanitarios y Reglamentos, este nuevo Código fue transgredido
permanentemente por las regentas, prostitutas, y los clientes que frecuentaban los
prostíbulos. El 30 de diciembre de 1931, a sólo siete meses de dictado el nuevo Código
Sanitario, vecinos de la calle Coquimbo reclamaban a la autoridad por un prostíbulo
ubicado en la casa número 373, en respuesta y como medida cautelar hasta el desalojo del
prostíbulo, la 2° Comisaría indica
“... que mantendrá una vigilancia especial en este sitio con el objeto de impedir que se
moleste al vecindario con desórdenes que en esa casa se producen, como también que las
mujeres salgan a la calle o se asomen a las ventanas a incitar a los transeúntes a la
prostitución”.35
En 1934 se dictamina un Reglamento de apoyo al Código Sanitario, titulado Profilaxis
de las Enfermedades Venéreas36. Este es más específico aún en determinar las formas de
prevención y control pero, por sobre todo, es novedoso por cuanto se refiere de manera
explícita a la denuncia y castigo del contagio venéreo como una nueva forma legal de
luchar contra el esparcimiento de la enfermedad. Se apelaba a que el temor al castigo fuese
un disuasivo que ayudase a crear responsabilidad y conciencia social. El artículo 11 del
reglamento señalaba que,
“Si alguna persona afectada de sífilis, gonorrea u otro mal venéreo, deliberadamente o
por negligencia, contribuyere a la propagación de su enfermedad, podrá ser hospitalizada
por la autoridad sanitaria, o recluida mientras dura la posibilidad de contagio.”37
Por lo tanto los individuos comienzan a ser controlados en sus comportamientos
sexuales aunque sin dolo infringieran la ley, presumiendo que de esta forma se podría evitar
la expansión del mal venéreo al resto de la población. Al igual que en el reglamento del
siglo XIX, ahora en el siglo XX se encuadran junto al poder judicial una serie de
instituciones encargadas de prevenir el potencial de criminalidad venérea de cada
individuo, como Carabineros, la escuela, los médicos, hospitales, regimientos, etc. El
35
Carta de la 2° Comisaría a la Intendencia de Santiago, 30 de diciembre de 1931 (A.N.CH.I.S.), vol. 793
36
Decreto Supremo N°147, Reglamento sobre profilaxis de las enfermedades venéreas (Santiago: 3 de abril
de 1934)
37
Ibidem. P. 3
17
38
Carta de Jorge Díaz Valderrama, Coronel de Carabineros de Chile y Prefecto Jefe, a la Intendencia de
Santiago, 08 de julio de 1936 (A.N.CH.I.S.), vol. 932
18
julio de 1936), se habían clausurado 200 lenocinios, pero también señalaba que esa medida
por si misma no era suficiente ni resolvía el problema de la prostitución39.
A continuación en el Cuadro N° 2, se exponen algunas cifras sobre la prostitución
obtenidas de las fuentes revisadas, donde se da cuenta de que el número de prostitutas
reconocidas por los sistemas formales de control sanitario, académico o punitivo, fue en
franco aumento hacía la década de 1940.
AQUÍ CUADRO N° 2
En vista de lo expuesto, en 1936 Carabineros de Chile envío a la Intendencia una
exposición de motivos referente a los cuales debiera considerarse la legalización de la
prostitución y sobre todo de la casa colectiva. Ponen de manifiesto que los Servicios
Sanitarios intervienen para evitar que se sigan clausurando prostíbulos por parte de
Carabineros, ya que tal medida sorteaba cualquier tipo de control que se pudiera ejercer
sobre las mujeres que practicaban el comercio sexual, con el consiguiente aumento de las
enfermedades venéreas. Sin miramientos, y con argumentos sólidos, el Prefecto de
Carabineros indicaba que la abolición del prostíbulo por el Código Sanitario fue un fracaso
porque no logró evitar la propagación del mal venéreo, ni disminuyó los índices de
prostitución. Finalmente indicaba que la ley no se cumplía “porque no puede
cumplirse...”40. Junto a esta exposición de motivos, envió al Intendente un proyecto de ley
que permitía, a juicio de Carabineros, ejercer un mejor control de la prostitución, teniendo
como premisa fundamental “reconocer como inevitable la existencia de prostíbulos” y la
necesidad de “modificar la legislación vigente y ponerla en armonía con la realidad
existente” 41.
La medida contemplaba la legalización de la agrupación de mujeres en casas colectivas
(como en el Reglamento de 1896), la agrupación de los prostíbulos en un barrio exclusivo
de la ciudad, y el control sanitario permanente de las prostitutas, evitando la diseminación
venérea y otorgando un mayor y mejor control sobre este tipo de comercio. A pesar de las
reiteradas solicitudes de Carabineros y de los funcionarios sanitarios, el Código Sanitario
de 1931 no fue modificado. Sin embargo, se recurrió a un artificio administrativo para
39
Idem.
40
Idem.
41
Idem.
19
43
Dirección General de Sanidad, Orden Administrativa N° 2 (Santiago: Ministerio de Salubridad, Previsión y
Asistencia Social,14 de septiembre de 1943), 17
21
hacia 1949, así por lo menos lo señala el Dr. Prunés en un discurso dado en la Sociedad
Médica de Chile el 22 de junio de 1949 44. La aplicación y masificación de la penicilina para
el tratamiento y cura de la sífilis resultó fundamental, considerando que en 1945 la
Licenciada en Ciencias Jurídicas de la Universidad de Chile, Sofía Vila, estimaba que el
número de prostitutas inscritas en Santiago llegaba a las 3.000 45, y de las cuales casi la
mitad estaba enferma de algún mal venéreo. En la medida que la prostitución dejó de ser
“peligrosa” gracias a la penicilina, la tensión creada en torno al intento de sujeción de los
individuos a los reglamentos, versus la preservación de su identidad por medio de las
prácticas sociales que transgredían esos reglamentos, se fue relajando. Al ser la prostitución
un fenómeno imposible de regir ni de gobernar mediante leyes, lo único que se podía
esperar era que en algún momento el discurso oficial dejará de luchar contra un ente que no
podía subyugar. Finalmente, el prostíbulo y sus prácticas sociales terminaron imponiéndose
en esta batalla simbólica al Estado racional y moderno.
Conclusiones
Frente a la crisis social y económica que el modelo desarrollista imponía a los más
pobres, las mujeres debieron dar respuesta a las necesidades familiares trasladando su
fuerza de trabajo desde el espacio doméstico al espacio público. Es por ello que, entrados
los años ‘20, advertimos una explosión del negocio de la prostitución, medido en el
aumento de burdeles y de las prostitutas en los registros municipales, policiales y sanitarios.
La imposibilidad de eliminar la prostitución del escenario nacional llevó a que la
autoridad estatal finalmente la terminara reconociendo, subrepticiamente, como parte de la
idiosincrasia nacional y de las prácticas de sociabilidad de la población masculina. Es por
ello que, finalmente, se termina accediendo a que los prostíbulos funcionen solapadamente
al alero del control de la legislación sanitaria emanada desde el Estado, bajo el argumento
de ser ésta la única forma de controlar la expansión de las enfermedades venéreas.
Claramente, el Reglamento de Casas de Tolerancia, los Códigos Sanitarios y las
Ordenanzas Administrativas de 1934 y 1943, nos ponen frente a una elaboración “peri
44
Luís Prunés, “et. al.”, “Una circular imperativa de la Caja de Seguro Obrero Obligatorio sobre tratamiento
antisifilítico”, en Sociedad Médica de Santiago (Santiago: Sesión 22 de junio de 1949), 473-480.
45
Sofía Vila Schiavetti, “Profilaxis de las Enfermedades Transmisibles Código Sanitario”, (Memoria de
Prueba para optar al grado de Licenciado en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de
Chile. Taller Gráfico Casa Nacional del Niño. Santiago de Chile, 1945), 47
22
46
Manuel Baeza. Obra Citada Pág. 81
23
Castoriadis, Cornelius. 2002. Figuras de lo pensable. (Las encrucijadas del laberinto IV).
México: Fondo de Cultura Económica.
Chartier, Roger. 2001. Escribir las prácticas. Foucault, de Certeau, Marin. Argentina:
Editorial Manantial.
Estrada Urroz, Rosalina. 2012. “La lucha por la hegemonía francesa en la medicina
mexicana: el caso de los medicamentos para combatir la sífilis”. Nuevo Mundo
Mundos Nuevos http://nuevomundo.revues.org/3115 (revisado el 12-07-12)
Foucault, Michael. 2002. Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión. Buenos Aires: Siglo
XXI editores.
Hutchison, Elizabeth. 1998. “El fruto envenenado del árbol capitalista. Mujeres
trabajadoras y la prostitución laboral en el Chile urbano, 1896-1925”, en Journal of
Women’s History, Volumen 9, Número 4.
López Dietz, Ana. “Feminismo y emancipación en la prensa obrera femenina Chile, 1890-
1915”, en Tiempo Histórico 1 (Santiago 2010): 63-83
Molina B., Carlos. 2010. Institucionalidad sanitaria chilena. 1889 – 1989. Santiago: LOM
Ediciones.
Vázquez, Francisco. 1998. "Mal menor": Políticas y representaciones de la prostitución
(siglos XVI-XIX). España: Servicio de Publicaciones Universidad de Cádiz.