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E-Book

Cómo reducir el tiempo y coste


de desarrollo mediante el uso de
AMFE

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Fruto de la experiencia en el competitivo campo del diseño
y desarrollo de automoción, y del uso de la funcionalidad
AMFE, se ha evolucionado la metodología integrando
herramientas provenientes del campo de la creatividad y
de la comunicación visual, obteniendo como resultado una
dinámica más fluida y de más efectiva aplicación.
CONTENIDOS

1. Introducción ................................................................. 3

2. AMFE: ¿qué es?............................................................. 4

3. El Proceso de Diseño y Desarrollo ................................. 8

4. Beneficios que aporta el AMFE.................................... 13


1. Introducción

El Análisis Modal de Fallos y Efectos (AMFE) es una potente


herramienta utilizada en las fases iniciales del proceso de
diseño, desarrollo y producción de un producto, que permite
identificar, prevenir y jerarquizar potenciales fallos del
mismo, proponiendo acciones que los eliminen o minimicen
sus efectos.

Y todo ello antes de que aparezcan o de haber fabricado


prototipos. Es decir, cuando las modificaciones aún son
rápidas y baratas.

Permite priorizar los recursos disponibles para el desarrollo


del sistema, documentar el proceso de cara a futuros
desarrollos y aglutinar la experiencia de la empresa
generando un histórico de fallos que servirá como lecciones
aprendidas.

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Como consecuencia, reduce el tiempo y coste del desarrollo
de un producto, aumentando al mismo tiempo su calidad y
fiabilidad.

Además, el AMFE es una dinámica cada vez más requerida en


el mercado internacional, donde es uno más de los
documentos controlados en el desarrollo de cualquier
producto. Por lo tanto, si estás pensando en abrirte a nuevos
mercados, necesitarás integrar la metodología en tu proceso
de diseño y desarrollo.

2. AMFE: ¿qué es?

En el año 2002, una compañía comercializa un difusor


aromático con velas del tipo mostrado en la imagen (basado
en información publicada por el U.S. Consumer Product
Safety Commission - CPSC):

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El difusor es un recipiente cerámico, de unos 20 centímetros
de altura, compuesto por tres partes. La base del conjunto,
donde se aloja la vela, posee tres orificios para permitir la
circulación del aire. Sobre él se coloca la vasija con el aroma,
conteniendo en su interior una mezcla de aceite y agua. Por
último, y cerrando el conjunto por su parte superior se coloca
una tapa con 6 agujeros para permitir la salida del aroma.

Durante el período de su comercialización, la empresa recibe


varios informes sobre porta-velas que se calientan en exceso.

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Como consecuencia, la empresa emite una llamada a revisión
de 80.000 unidades del difusor aromático, ya que la llama de
la vela que se encuentra en el interior de la base puede
asomar a través de los agujeros de ventilación, con el riesgo
de provocar quemaduras en el usuario.

Parece lógico pensar que, con una metodología preventiva


adecuada, este fallo de diseño se podría haber evitado, con el
consiguiente ahorro de costes y perjuicio en la imagen de
marca de la empresa.

El Análisis Modal de Fallos y Efectos es, precisamente, una de


estas herramientas que permite, de forma metodológica,
identificar y prevenir que fallos de diseño lleguen a los
clientes.

De forma simplista, podríamos decir que la finalidad del


AMFE es identificar qué puede salir o ir mal, y cuáles son las
probabilidades de que esto suceda.

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Y, si algo sale mal, ¿cuáles son sus consecuencias?

Y de estas consecuencias, ¿cuáles estamos dispuestos a


asumir?

En definitiva, lo que se busca es responder a la siguiente


pregunta: ¿qué se puede hacer para evitar que algo salga
mal, o para reducir las posibilidades de que algo salga mal?

El Análisis Modal de Fallos y Efectos es una herramienta de


identificación y análisis de estos riesgos. Es una metodología
que identifica y evalúa las potenciales formas en las que un
diseño, sistema, proceso o servicio puede fallar,
jerarquizando los riesgos y proponiendo acciones preventivas
y correctoras que los eliminen o minimicen su frecuencia o
sus efectos en el cliente.

Es decir, hace hincapié en la prevención y eliminación de


problemas y riesgos, por encima de la corrección una vez han

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aparecido. Se ve fácilmente que esta forma de trabajar es
más eficaz y económica que el corregir problemas una vez se
han producido.

En definitiva, el motivo más importante para llevar a cabo un


AMFE es la necesidad de mejorar. Y esta mejora ha de
entenderse como la posibilidad de poner un producto o
servicio en el mercado en un tiempo inferior (adelantando a
la competencia), con un coste inferior, y con un aumento de
la calidad, tanto real como percibida.

3. El Proceso de Diseño y Desarrollo

Si analizamos de forma global el proceso de diseño y


desarrollo de cualquier producto, vemos que éste sigue unas
fases secuenciales, constantes y comunes,
independientemente del tipo de producto desarrollado.

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El proceso comienza cuando, como consecuencia de observar
el mercado, de una nueva necesidad o del requerimiento de
una evolución o actualización de un sistema ya existente,
surge la idea de diseñar y desarrollar un producto.

Desde este instante, y hasta el momento de su puesta en el


mercado es decir, hasta que el producto llega al cliente final,
el proceso pasa por tres fases claramente diferenciadas: fase
de diseño, fase de pruebas, testeos y evaluaciones, y Fase de
fabricación.

Cuando un producto se pone en el mercado, incluso después


de haberse realizado las correspondientes evaluaciones, éste
no es perfecto. En un mundo ideal, gracias a las pruebas y
testeos realizadas en los prototipos fabricados, se habrán
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encontrado todos y cada uno de los fallos, errores y
desviaciones del diseño inicial, éstos se habrán corregido, se
habrán introducido de nuevo en el diseño y se habrá lanzado
al mercado, llegando al cliente un producto perfecto tanto a
nivel de calidad como a nivel de usabilidad.

Sin embargo, en la vida real esto no es así. En la vida real hay


una serie de limitaciones que hacen que los productos que se
ponen en el mercado no sean perfectos, entendiendo como
perfección esta ausencia total de defectos.

Dicho de otra manera, siempre hay cosas que se quedan en el


tintero, fundamentalmente porque nunca se dispondrá de los
recursos necesarios en ese mundo ideal. Por ejemplo,
recursos humanos, porque nuestro equipo será inferior al que
nos gustaría tener; recursos técnicos, bien porque nuestros
medios económicos no nos permiten acceder a la tecnología
de la que nos gustaría disponer o bien porque la tecnología

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que tenemos en mente simplemente no está disponible en
estos momentos.

Por lo tanto se hace necesario minimizar el número de


errores que lleguen al cliente final, lo cual redundaría no
solamente en una reducción de costes de garantía, sino
también en costes de imagen de marca, puesto que un
producto que llegue al cliente de forma imperfecta, con
errores de definición, de fabricación o de forma, inducirá a
una pérdida de confianza por parte del cliente.

Con todo ello, hay dos formas de evitar que estos errores
lleguen al cliente:

1. Corregirlos una vez se hayan producido.


Para ello habrá que corregir los errores en los productos que
ya hayan sido entregados a los clientes, corregir los errores
de los productos que se tengan en stock, en el almacén y
corregir o introducir las modificaciones necesarias tanto en el

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diseño como en la línea de producción para que no se
vuelvan a producir.

2. Evitar que los errores se produzcan


Esto es, corregir los errores antes de haberlos fabricado,
antes de que se conviertan en fallos en manos del cliente, del
usuario.

Fácilmente puede verse que la forma preferida es la segunda,


es decir, es mejor evitar que se produzcan los errores a tener
que corregirlos una vez producidos, puesto que las
implicaciones tanto económicas, como temporales y de
imagen, son mucho menores, ya que todo error que llega al
cliente provoca, como mínimo, insatisfacción.

Dicho de otra forma, todos los esfuerzos dirigidos a prevenir


los errores antes de que se produzcan serán más eficaces y
tendrán preferencia sobre aquellos dedicados a corregirlos
una vez se hayan producido.

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4. Beneficios que aporta el AMFE

1. Incrementa la calidad, fiabilidad y seguridad del sistema.


Puesto que el Análisis Modal de Fallos y Efectos nos permite
identificar y eliminar los potenciales fallos de un sistema,
tanto en la fase de diseño como en la de fabricación, antes de
que éstos se produzcan, el aumento de su fiabilidad, calidad y
seguridad es una consecuencia de su aplicación.

2. Reduce el tiempo y coste del desarrollo.


El Análisis Modal de Fallos y Efectos permite identificar y
eliminar las causas que producen fallos en las fases iniciales
del proceso de desarrollo, antes aún de haber fabricado
prototipos. Los cambios introducidos en estas fases
tempranas son, por este motivo, menos costos y más rápidos
que los introducidos como resultado de pruebas físicas en
prototipos.

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3. Reduce el número de cambios en las fases finales (físicas)
del desarrollo
Parcialmente una extensión del punto anterior. Al propiciar
que se identifique el mayor número de potenciales fallos y
que se propongan acciones para su resolución en la fase
inicial del desarrollo, se minimiza el número de cambios
necesarios en etapas físicas de pruebas y testeos.

4. Identifica las Características Críticas y Características


Significativas.
El AMFE nos ayuda a identificar los puntos sensibles del
sistema, aquellos que requieren una atención específica y/o
un control específico en el proceso productivo.

5. Genera un histórico de fallos y su resolución.


En algunas empresas, parte del histórico de los productos que
se ha desarrollado se pierde porque no hay un sistema que lo
recoja. Muchas veces, este conocimiento lo poseen los
miembros con más experiencia de la empresa, de forma que

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cuando estas personas dejan la compañía, gran parte del
conocimiento se va con ellos.

El AMFE ayuda a recoger parte de esa experiencia, de ese


conocimiento, en un único documento, y recoge también los
problemas que hubo a la hora de desarrollar esos productos y
qué se hizo para solucionarlos, qué riesgos se decidió asumir.

De esta forma, al iniciar el desarrollo de un sistema similar, se


partirá ya de un conocimiento previo que nos ayudará a
iniciar el diseño con unas pautas que tiendan a evitar
problemas del pasado.

6. Reduce el tiempo de adaptación de nuevos miembros del


equipo.
Esta reducción es una consecuencia del histórico generado en
su realización. Los nuevos miembros del equipo han de
ponerse al día con el producto y sus potenciales problemas,
por lo que han de revisar información en diferentes archivos y

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formatos. El AMFE proporciona parte de esa información en
un único documento, de forma que es mucho más sencillo y
rápido el recoger ese conocimiento.

7. Cataliza la comunicación entre departamentos.


La comunicación, el trasvase de conocimiento, entre
diferentes departamentos de la empresa es una potente
herramienta que permite madurar y mejorar el sistema
objeto de desarrollo.

Lamentablemente, la experiencia nos muestra que, en


demasiadas ocasiones, esto no se produce, y los
departamentos tienden a no divulgar su conocimiento,
generando una especie de competición dentro de la misma
compañía.

Hay que tener presente que, dentro de la misma empresa,


todos nos encontramos en el mismo barco y que, el triunfo o

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fracaso del sistema será el triunfo o fracaso de toda la
compañía.

Es por esto que el AMFE procura abrir vías de comunicación


entre diferentes departamentos, trabajando juntos, mano a
mano, en su ejecución, aportando la experiencia de todos los
miembros en busca de una finalidad común: madurar el
sistema en el menor tiempo y al menor coste posible.

8. El equipo comienza a pensar “out of the box”


Cuando el AMFE se combina con técnicas de creatividad
(brainstorming, dinámicas grupales….) se consigue que los
participantes se sientan cómodos aportando todo tipo de
ideas, sin miedo a que puedan ser vistas como alocadas o
fuera de lugar.

Es importante darse cuenta de que la exposición de ideas


alocadas, en muchas ocasiones, es la chispa que permite la
generación de ideas y soluciones novedosas en cuanto a

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diseño o protección del sistema ante potenciales fallos y al
menor coste posible

Para más información, contacta con nosotros:

Avda. Altos Hornos de Vizcaya, 33


Módulo C6 (Smotion)
48901 Barakaldo - Bizkaia
Tf: 94 675 06 08
info@amfe.es
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