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Hoy es un día muy difícil para todos ustedes, seguramente los embargan

sentimientos de emoción, orgullo, felicidad, satisfacción, realización, de sueños,


de tiempo, de aprendizaje, de promesas, de planes y caminos, de vidas
compartidas, de futuros porque sienten que una etapa llega a su fin.

Las palabras que hoy escuchan representan sus silencios y miradas, esa mezcla
de melancolía, alegría, tristeza y miedo. Esa contradicción entre las ganas de irse
y de quedarse, entre el no saber si llorar de felicidad por haber terminado, por
sentirse realizados en esta etapa, por comenzar algo nuevo; o simplemente, si
llorar de nostalgia por todos los recuerdos juntos, por saber que el año próximo
no van a verse todos los días, ni compartir nuevas vivencias en “el Cole”.

Es curiosa la contradicción que se da hoy en este acto, porque las despedidas


suelen ser tristes, pero hoy aquí estamos celebrando que han terminado una
etapa de sus vidas, y las celebraciones suelen ser motivo de alegría. El mundo
tiene estos engaños. Una cosa puede ser otra y al revés. Un abrecartas puede ser
un puñal, un beso puede ser una puñalada de amor, un amor de mentira. El
mundo en el que nos movemos a diario varía entre la realidad y la fantasía, la
realidad que supone el día a día, con sus clases y sus exámenes, y la fantasía que
supone soñar con el futuro que les espera cuando abandonen este colegio.

Pero todos esos años no fueron en vano, dejaron muchos amigos, mucha historia
en ustedes, muchos recuerdos y anécdotas, de las cuáles se rieron y aprendieron
a la vez.

Y también, nunca van a poder olvidar a estos grandes maestros, esos que se
fueron, los que tomaban pruebas sorpresa, esos que le pedían una monografía o
trabajo práctico justo cuando habías arreglado con tus amigos una noche de
fiesta, esos que por cincuenta centésimas o menos te hicieron llevar la materia,
esos que te llamaban la atención por hacer desorden en clase, con los que te reías
hasta que te salieran las lágrimas, los que te llamaban la atención por portar mal
el uniforme… Pero no hay que olvidarse que de ellos ha dependido nuestra
formación, de lo que nos hayan enseñado o transmitido dependerá seguramente
nuestro futuro y buen nombre de la institución de la que venimos, siendo
conscientes de que ellos también enfrentaban un examen a diario ante nosotros,
los alumnos.

De esta forma, el tiempo pasó muy rápido. Y estamos acá reunidos junto a
ustedes, en su tan esperado acto académico. Lo que queda es el recuerdo, el
recuerdo de un camino que a veces quisimos dejar, porque nos costaba o porque a
veces el cansancio y el fracaso podían más. Pero sin embargo, fue un camino, que
todos ustedes lograron recorrer y llegar a su final. Y hoy, estamos en el lugar
donde se despiden grandes personas, en donde cada uno debe emprender su
propio camino, elegir su propia vida. Por última vez estamos todos juntos. Hay
que ser realistas, cada día que pase van a notar que las diferencias se irán
acrecentando, horarios, trabajos, carreras, familias. Pero eso no debe significar
que sus caminos se separen: Los amigos no solo están juntos cuando están uno,
al lado del otro. Ojalá puedan hacer que el camino que los trajo hasta este lugar
sea el mismo que los lleve a estar juntos.

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