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El fracking un mal innecesario

En la actualidad la humanidad se encuentra en el final de la que se ha llamado “la era del


petróleo”. Una corta etapa, con menos de 200 años de los 4500 millones que se calcula
tiene la tierra. Para los humanos ha representado avances importantes en varios campos
como el tecnológico, pero al mismo tiempo ha tenido efectos para el planeta que no se
veían hace millones de años, como la pérdida de más del 50% de la diversidad de especies,
debidas al cambio climático, la acidificación de los océanos, las lluvias ácidas, entre otros.
El petróleo se refina en su mayoría en gasolina, diesel, fuel oil, combustible de aviones,
también se emplea para calefacción, para la mayoría de fertilizantes, fungicidas,
detergentes y casi el 100% de plásticos, espumas, icopor, que causan daños a los
ecosistemas por su desmedido consumo y que terminan en las quebradas, océanos, aire y
suelos. Tal vez uno de los efectos del uso del petróleo más cercano para los habitantes de
las ciudades, está en el día a día al enfrentados a la molestia de sentir el humo de un
vehículo en el rostro al caminar por la calle, padecer de rinitis, un familiar con neumonía o
un vecino que murió de un paro cardio respiratorio. Más del 95% de la contaminación del
aire en las ciudades de Colombia se debe a los combustibles fósiles.
Lo que verán en el futuro las nuevas generaciones de esta “era del petróleo” serán
toneladas de basura fabricada de dicha sustancia en suelos, ríos, océanos, en el aire, e
incluso en el interior de los seres vivos, incluyendo el ser humano.
Debido que la humanidad cuenta con nuevos avances económicos y tecnológicos y a los
grandes daños que ha generado para la vida en el planeta, desde hace décadas, nos
preparamos para el fin de la “era del petróleo”, incluso algunos productores de petróleo y
fabricantes de automóviles en el mundo se están preparando para decirle adiós, como
Arabia Saudita, donde el jeque Ahmed Zaki Yamani cabeza de la política petrolera durante
más de 20 años en su país, dijo en el año 2000 “La edad de piedra llegó a su fin, pero no
porque se agotarán las piedras y la era del petróleo llegará a su fin, pero no por el
agotamiento del petróleo” y estimo alrededor de 20 años para el fin de la misma y hoy ese
país cuenta con el proyecto de energía solar más grande del mundo.
Según proyecciones del Foro Económico Mundial, las energías solar y eólica no
subsidiadas, que ya son competitivas en 30 países, serán más baratas que el carbón y el
gas natural en más del 60% del mundo en los próximos años. El Fondo Monetario
Internacional predice que para 2040 los vehículos eléctricos podrían representar el 90% del
parque automovilístico en las economías avanzadas y más de la mitad en las economías
de mercados emergentes.
Sin embargo, algunos de los principales favorecidos del negocio del petróleo que se
encuentran en el poder, se aferran a prolongar una era en decadencia, a imponer a la
humanidad otra etapa de oscurantismo tratando de frenar o bloquear la implementación de
tecnologías que ya hace años se desarrollan y que con los avances alcanzados en campos
como el automotriz, en pocos años se implementaría el cambio en el planeta. Además de
disminuir los efectos adversos de la era del petróleo como la contaminación, los cambios
de tecnologías energéticas permitirían un aumento significativo de la capacidad creativa en
diferentes niveles de la manifestación humana, debido principalmente al aumento de la
libertad en el uso, movilidad y distribución de la energía.
El reflejo de esa etapa de oscurantismo lo vivimos con mucha fuerza en el territorio
colombiano, promovido con un servilismo resignado desde la presidencia, instituciones
públicas, empresas y ciudadanos que aún continúan obtusamente considerando a los
combustibles fósiles como la fuente de energía que inevitablemente se debe usar ahora y
en los años venideros, lo que se puede evidenciar en los pocos avances normativos, de
inversión, cambio tecnológico y desarrollo científico, subsidios a combustibles fósiles, entre
otros en la aprobación del fracking.
El fracking es una técnica de extracción de petróleo que consiste en taladrar la tierra para
inyectar a muy alta presión un fluido para fracturar rocas que contienen hidrocarburos de
difícil acceso y liberarlos. Este fluido está compuesto de una mezcla de agua, arena y
diferentes químicos contaminantes.
El fracking tiene moratoria en más de 50 países y es prohibido por ejemplo en Escocia,
Bulgaria, Francia, Suráfrica, uruguay; en Estados unidos en estados como Nueva York,
Maryland, Vermont. Su prohibición se debe a las múltiples investigaciones de los problemas
ambientales, geológicos y de salud que genera como incremento de enfermedades
respiratorias, problemas hormonales, riesgo de cancer. Según estudios como los de la
University of Iowa (2016) su uso implica desechos tóxicos como el Radio-226, elemento
radiactivo que puede emitir radiaciones que pueden afectar hasta 23 generaciones
humanas en el futuro. Entre otros un estudio de la Universidad de Santa Cruz Estados
Unidos (2018) estableció que el fracking representa un riesgo para el aumento de sismos
(terremotos) a por lo menos 10 kilómetros del lugar de inyección.
Aunque el actual presidente de Colombia en campaña repitió muchas veces que en su
“gobierno el fracking no tenía cabida” y que “los riesgos para el medio ambiente, las fuentes
hídricas y para la estabilidad de los suelos eran enormes” (Noticias Caracol, 11 de abril/18).
Actualmente el plan nacional de desarrollo contiene la “exploración y producción de
yacimientos no convencionales”, en el numeral 2, objetivo 1 del capítulo IX, el fracking
(técnica de estimulación o fracturación hidráulica). Desde el año 2006 se está tratando de
regular en Colombia. Actualmente el Consejo de Estado tiene medida de suspensión del
marco normativo para la extracción de yacimientos no convencionales (fracking) en
Colombia y solicito una nueva comisión de expertos para evaluar y luego determinar si se
aprueba o no su uso en el país.
Como ciudadanos es necesario hacer presión para que el país impulse otras alternativas
energéticas y de desarrollo, que estén en consonancia con el futuro económico y
tecnológico del planeta, alternativas más sostenibles con menores efectos a la salud, al
medio ambiente, en las que además podemos ser potencia, debido a nuestros patrimonio
natural y posición privilegiados, como en energía solar, eólica, hidráulica, hidrogeno, de olas
y mareas, electromagnética, biomasa, entre otras y así no perpetuar una era en decadencia.

Julian Salazar
Ing. ambiental

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