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LAS PROFESIONES
Augusto Hortal Alonso
2a edición
m
C en tros Universitarios
de la Compañía de Jesús *
m desclée
Diseño C olección
Luis Alonso
Impresión
R C M , S.A . - Bilbao
ISBN : 84-330-1718-7
C entros Universitarios
de la Compañía de Jesús
Depósito Legal: BI-2210/04
Contenido
PRESENTACIÓN DE LA C O LE C C IÓ N .................................................... 9
B IB L IO G R A F ÍA ....................................................................................................269
I. É t ic a p r o f e s io n a l y u n iv e r s id a d
II , C lie A Y PROFESIONES
III. ¿Qué é t ic a se p r e s u p o n e ?
C am ach o , I., ETXFBfRRiA, X y F ern ández , J.L. (1999), "Una experiencia for-
mativa para profesores", Revista de Fomento Social 54 (1999) 121-140.
C o rtin a , A. y C o n il l , ). (2000), 10 palabras clave en ética de las profe
siones, EDV, Estella (Navarra), 2000. "Presentación: El sentido de las
profesiones", págs. 13-28.
H o rta l , A. (1994), La ética profesional en el contexto universitario,
Publicaciones de la Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 1994.
I. P r im e r a c a r a c t e r iz a c ió n d e la s p r o f e s io n e s
II. El eth o s p r o f e s io n a l c o m o fe n ó m e n o s o c ia l
egoísmo corporativo.
La corporación era una especie de gran familia y perseguía en
parte fines morales. Algunas funciones que antes se habían atri
buido a la familia pasaron a ser atribuidas a las corporaciones.
Pero esto no significa que en el futuro tengan que tener carácter
doméstico. Pueden y deben adoptar otras formas si han de cum
plir su papel en las actuales condiciones de la existencia colecti
va. Para realizar hoy su función la corporación tiene que dejar de
ser un fenómeno meramente local y pasar a ser, como lo es ya la
gran industria, un fenómeno nacional, una institución pública. Sólo
así podrá estar al servicio de los intereses generales de la sociedad.
I as corporaciones deben pues aproximarse al Estado sin dejarse
III. D e f in ic ió n d e p r o f e s ió n
Lectu ra s c o m p l e m e n t a r ia s
I. L a s p r o f e s io n e s l ib e r a l e s
II. L a m e d ia t iz a c ió n t e c n o l ó g i c a d e la s p r o f e s io n e s
V. I n d i v i d u o y o r g a n iz a c ió n c o m o s u je t o s d e l a é t ic a p r o f e s io n a i
* * *
* * *
1. "H ier stehe ich; ich kann nicht anders" es el d ich o de Lutero en la D ieta de
Augsburgo (1 5 1 8 ) ante las aleg acio nes del card enal C ayetano. Tam bién podría
traducirse co m o "Ésta es m i p o sició n ; no puedo h ace r otra cosa''.
Lecturas c o m p l e m e n t a r ia s
I ntre la ética general que trata de los aspectos éticos que son
Válidos para todos en todo momento y circunstancia, y las actua-
clunes puntuales que lleva a cabo cada persona en situaciones con
cretas, está esa zona intermedia de lo que vienen llamándose las
Alcas aplicadas o éticas especiales tales como la ética económica,
la ('tica política, la ética sexual, ética de la educación, etc. En esa
lona intermedia se sitúa la ética de las profesiones en general y la
íli« a de cada profesión en particular. La ética general reflexiona
K>bre lo que es la ética y sobre lo que exige o recomienda siempre
y en toda circunstancia: ¿qué debemos hacer? ¿cómo es bueno que
tuluemos en orden a llevar y promover una vida que merezca ser
llamada buena? La éticas aplicadas, entre ellas las éticas profesio
nales, tratan de especificar los criterios a los que hay que atenerse
0 que pueden orientar un ámbito particular de las actividades
humanas como es el en el caso que nos ocupa el del ejercicio de
una profesión determinada o de las profesiones en general.
Aunque la ética de las profesiones se mueve en el nivel inter
medio de las éticas específicas o "aplicadas", no puede prescindir
del todo del nivel de la ética general, fundamental o básica. El pro
fesional se juega en el ejercicio de su profesión no sólo su ser un
buen o mal profesional, sino también su ser ético; no acaba de
poder ser considerada persona éticamente aceptable quien en
todos los ámbitos actuase bien y cumpliese con sus deberes,
menos en el ejercicio de sus responsabilidades profesionales. Por
otra parte, las razones últimas por las que una actuación profesio
nal puede ser calificada como buena o mala, obligatoria, permiti
I. 11 PRECEDENTE DE LA BIOÉTICA
II. ¿ C ó m o s e ju s t if ic a n l o s p r in c ip io s ?
III. ¿Cómo s e a p l ic a n l o s p r in c ip io s ?
IV. C a s o s y c a s u ís t ic a
(Jo n sen y T o u im in , 1 9 8 4 , 3 4 )
F ig u r a 2 : E s t r u c t u r a d e l a r g u m e n t o p r á c t ic o
(Jo n s e n y T o u l m in , 1 9 8 4 , 3 5 )
Lec tu r a s c o m p l e m e n t a r ia s
L ectu ra s c o m p l e m e n t a r ia s
ÉTTCA d e i a s p r o f e s i o n e s
Interferencias no desearlas para mejor atarse y esclavizarse a
t aprlchos propios y seducciones ajenas. Siempre es fácil declarar
le autónomos, exentos de cumplir las leyes que otros han hecho,
rsas leyes que nos permiten convivir como iguales y diferentes en
lin espacio público; para a continuación entregarse a las arbitra
riedades que sólo compartimos con nuestros cómplices.
Lo normal será que el mismo usuario de los servicios profesio
nales sea el primer interesado en que se haga bien lo que consti
tuye para él un bien, la razón de ser de por qué acude en deman
da de los servicios profesionales. El que va en busca de un profe-
ilonal para que le resuelva un problema que él tiene y no está en
condiciones de resolver por sí solo, está razonablemente más inte
resado en que se le haga bien lo que él demanda y necesita, que
en su propia autonomía, para cuyo ejercicio no necesita al profe
sional.
La autonomía no sólo pone límites, sino también ofrece un
horizonte hermenéutico al principio de beneficencia. Cada prin
cipio obtiene una interpretación profundizada cuando es interpre
tado a la luz de los otros principios. No se entienden los princi
pios de la misma manera en su formulación primera que después
de haber entrado en relación con los otros principios. Esto no
excluye los conflictos, pero no se reduce a ellos.
Más allá del cuestionamiento y de los posibles conflictos entre
benevolencia y autonomía, lo que interesa es abrir la perspectiva
antropológica de una posible -no siempre fácil, no siempre exen
ta de posibles utilizaciones ideológicas- benevolencia que se pro
longa en autonomía, y de una autonomía que acoge lo que le ha
proporcionado la benevolencia: se sabe posible sólo desde ella, se
sabe solidaria con el bien, y se sabe comprometida con llevarlo
adelante. Cada uno de estos principios tiene su propio significado
y contexto; en un planteamiento inicial responden a lógicas dife
rentes, pueden entrar en conflicto. Pero también es posible ver cómo
se ilumina y potencia cada principio a la luz del otro. Empecemos
por considerar cómo puede iluminar, corregir y potenciar la auto
nomía el principio de beneficencia, de hacer bien las cosas para
hacer bien a las personas.
La vida moral no consiste sólo en hacer cosas buenas, cosas
bien hechas, en hacer bien las cosas y así hacer el bien, sino en
Lectu ra s c o m p l e m e n t a r ia s
Lectu ras c o m p l e m e n t a r ia s
Hacer bien las cosas para hacer bien a las personas prestándo
les un servicio profesional competente, responsable, adecuado a
sus necesidades y deseos como forma de ayudarles a vivir la vida,
a vivirla mejor o a no vivirla peor, es la caracterización que hemos
ofrecido del que puede llamarse principio de beneficencia en el
ejercicio de una profesión.
Tratar a los clientes y usuarios de los servicios profesionales
como personas, contando con su parecer, respetando sus derechos
y convicciones, proponiéndoles las diferentes alternativas que su
caso presenta y recabando su consentimiento tras haberles infor
mado en términos inteligibles, es decir, relacionarse con ellos como
con personas iguales y diferentes, merecedoras de respeto y consi
deración, puede asociarse con el principio de autonomía en ética
profesional.
Proceder con justicia, cumplir las obligaciones contractuales
implícita o explícitamente contraidas, teniendo en cuenta el marco
institucional público o privado y el rol que desempeña el profesio
nal en él, así como los títulos que concurren en el cliente o usuario
que acude a los servicios profesionales, tomando en consideración
también el contexto social y las obligaciones que de él se derivan a
la hora de establecer prioridades y asignar recursos, es lo que pro
ponemos como principio de justicia en ética profesional.
El principio de no maleficencia -ya lo hemos dicho- es la som
bra de los tres anteriores y de cualquier otro; propone ante todo
no hacer daño, es decir, para empezar no hacer mal el propio ofi
cio profesional, no perjudicar ni hacer el mal ni al cliente ni a
es informado
consentimiento
informado
contrato de
prestación
de servicios
El responsable
informa, ofrece el
servicio profesional
El cliente
El profesional
o usuario
acepta, si quiere
una vez informado
L ecturas c o m p l e m e n t a r ia s
..
Capítulo 11
Ética y Deontología Profesional.
Los códigos deontológicos
é t t c :a de las profesiones
misma prolusión « m i otras latitudes, sino también de profesiones
muy alejadas de la propia, listo puede ser legítimo con tal de que
sepan hacer las pertinentes adaptaciones. Rara interpretar correc
tamente un código deontológico hay que tener en cuenta en qué
situación se encuentra la correspondiente profesión, si está en una
tase de ascenso y creciente reconocimiento social o si está en cri
sis, si está ya consolidada y estable, cohesionada o dividida, qué
tipo de liderazgo interno y de reconocimiento social tiene, qué
escándalos ha habido o hay, con qué apoyo cuentan los redacto
res del código, si es un código para escribir y guardar o es un códi
go que mantiene vivo el debate sobre la profesión y el mejor modo
de regularla.
El prim er tema del que se ocupa todo código profesional es el
fie señalar y ensalzar la contribución específica del correspon
diente colectivo de profesionales a sus clientes y al conjunto de la
sociedad: cuidar la salud, construir edificios o puentes, asesorar y
representar a otros ante los tribunales o en las cuestiones legales
complejas o conflictivas, etc. son aspectos que, de una manera o
fie otra, están presentes en todas las sociedades y en la mayoría
son encomendados a un grupo especialmente dedicado a ello. La
contribución específica de una profesión a la vida humana es la
raíz última que, como hemos dicho, legitima que exista ese cuer
po de profesionales. Los códigos tratan de mostrar cómo las pro
fesiones no sólo son necesarias, sino provechosas y convenientes.
El segundo gran capítulo del ethos profesional es que ese ser
vicio específico no puede ser prestado por cualquiera. Se requie
ren conocimientos, habilidades y competencias específicas. Sólo
al competente "compete" el ejercicio profesional. Al recomendar
se como expertos, apartan a los legos, ignorantes, incompetentes.
Esto lleva a la progresiva reivindicación de la independencia y
autonomía en el ejercicio profesional que aspira a consolidar un
régimen de monopolio: sólo podrán ejercer la profesión y prestar
sus servicios específicos quienes obtengan licencia del colectivo
profesional conforme a las normas que ellos mismos se dan. Sólo
el profesional puede juzgar al profesional y ofrecer garantías de
profesional idad.
La reivindicación de la autonomía y la implantación del mono
polio plantea, como veremos, problemas de demarcación de "com
I. R e l a c i o n e s e n t r e m ie m b r o s d e l a m is m a p r o f e s ió n
I I. C o l a b o r a c i ó n , c o o r d i n a c i ó n y s u b o r d in a c ió n de p ro fe sio n a i i s
en CONTEXTOS c o m p a r t id o s
III. E l p r o f e s io n a l c o m o ie f e d e o t r o s p r o f e s io n a l e s
Jennings , B., C alla h an , D., ano W olf , S.M .,(1987), "T ile l’rofossions: 1’uMli
Interest and Common Good", The Public Dulies o í theProfa^ionah
A Hastins Canter Report Special Supplement /February 1987.
WutbTE, D.E. (ed.) (1994), Professional Ethics and Social Rcsponsibllitv,
Rowmand and Littlefield Publ., Boston.
L ecturas c o m p l e m e n t a r ia s
ÉTICA d e l a s p r o f e s i o n e s
vas enunciadas, que merecen ser sopesadas tras cuestionar algo
nos de los supuestos en los que se asientan, se hace necesario
abordar la posible, frágil y deseable dimensión vocacional de la
profesión al menos por tres razones fundamentales:
L ectu ras c o m p l e m e n t a r ia s
I. B ib l io g r a f ía s o b r e p r o f e s io n e s y é t ic a