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La osteoporosis es una enfermedad esquelética en la

que se produce una disminución de la densidad de masa ósea.


Así, los huesos se vuelven más porosos, aumenta el número y
el tamaño de las cavidades o celdillas que existen en su interior,
son más frágiles, resisten peor los golpes y se rompen con
mayor facilidad.

Síntomas
La osteoporosis se denomina epidemia silenciosa porque no
manifiesta síntomas hasta que la pérdida de hueso es tan
importante como para que aparezcan fracturas. Las fracturas
más frecuentes son las vertebrales, las de cadera y las de la
muñeca (fractura de Colles o extremo distal del radio). La
fractura de cadera tiene especial importancia ya que se
considera un acontecimiento grave debido a que requiere
intervención quirúrgica, ingreso hospitalario y supone para el
paciente una pérdida de calidad de vida aunque sea por un
periodo corto de tiempo.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento de la osteoporosis es la reducción del número de fracturas por fragilidad.
Como medida generalizada se recomienda mantener hábitos de vida saludable, como una dieta equilibrada rica en
calcio, abandonar el tabaco y el consumo excesivo de
alcohol, así como realizar ejercicio diariamente con
control para evitar caídas. Además, algunas personas
pueden requerir suplementos de calcio y vitamina D.

Osteomalacia
La «osteomalacia» es un término que hace
referencia al reblandecimiento marcado de los
huesos; en general, debido a una deficiencia
grave de vitamina D. El reblandecimiento de los
huesos en los niños y en los adultos jóvenes con
osteomalacia puede provocar arqueamientos
durante el crecimiento, en particular, en los
huesos de las piernas que soportan peso. En los
adultos mayores, la osteomalacia puede causar
fracturas.
La osteomalacia es distinta de la afección más
frecuente de tener un nivel bajo de vitamina D.
También es distinta de la osteoporosis que provoca el adelgazamiento de los huesos.
El tratamiento para la osteomalacia comprende proporcionar suficiente vitamina D y calcio, necesarios
para endurecer y fortalecer (mineralizar) los huesos, y tratar los trastornos de fondo que podrían
ocasionar la afección.

ES, SÍNTOMAS, DIAGNÓSTICO Y


ARTROSIS:
La artrosis es una patología reumática que lesiona el cartílago articular.
Las articulaciones son los componentes del esqueleto que nos permiten el movimiento y, por
tanto, nuestra autonomía funcional y están formadas por la unión de dos huesos a través de la
cápsula articular. En el interior de las mismas existe, generalmente, un fluido llamado líquido
sinovial que es producido por la membrana sinovial. Los extremos óseos que se unen para
formar la articulación están recubiertos por el cartílago articular.
Cuando este cartílago articular se lesiona, se produce dolor, rigidez e incapacidad funcional.
Normalmente la artrosis se localiza en la columna cervical y lumbar, algunas articulaciones del
hombro y de los dedos de las manos, la cadera, la rodilla y la articulación del comienzo del
dedo gordo del pie.

Artritis
La artritis es la inflamación de una articulación del cuerpo. Los dos
tipos más comunes son la osteoartritis (también conocida como
enfermedad degenerativa de las articulaciones) y la artritis
reumatoidea (AR). La osteoartritis se presenta en las personas
ancianas o luego de un trauma, está causada en parte por la
degeneración de las articulaciones, y empeora con la edad. La AR
es una enfermedad autoinmune que ocurre en los adultos jóvenes,
en la que las propias defensas del cuerpo atacan el recubrimiento de
las articulaciones.
Los síntomas de la artritis incluyen:

 Dolor articular, rigidez o hinchazón.


 Rango limitado de movimiento en la articulación o en la columna.
 Sensibilidad y enrojecimiento de la piel alrededor de la articulación.
 Bloqueo de la articulación o articulación que se traba con el movimiento.

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