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Según la oms La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la

ausencia de afecciones o enfermedades.

Según la oms 2001 la salud mental es un estado de bienestar en el cual el individuo se da cuenta
de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar
productiva y fructíferamente y es capaz de hacer una contribución a su comunidad

La salud mental es el bienestar general de la manera en que piensas, regulas tus sentimientos y te
comportas. A veces, las personas experimentan una importante perturbación en este
funcionamiento mental. Puede haber un trastorno mental cuando los patrones o cambios en el
pensamiento, los sentimientos o el comportamiento causan angustia o alteran la capacidad de
funcionamiento de una persona. Un trastorno de salud mental puede afectar tu capacidad para lo
siguiente:

Mantener relaciones personales o familiares.

Funcionar en entornos sociales.

Desempeñarte en el trabajo o en la escuela.

Aprender a un nivel acorde a tu edad e inteligencia.

Participar en otras actividades importantes.

Las normas culturales y las expectativas sociales también desempeñan un papel en la definición de
los trastornos de salud mental. No existe una medida estándar en todas las culturas para
determinar si un comportamiento es normal ni cuándo se vuelve perturbador. Lo que puede ser
normal en una sociedad puede ser motivo de preocupación en otra.

Los trastornos de salud mental aumentan el riesgo de otras enfermedades y contribuyen a


lesiones no intencionales e intencionales.

La depresión continúa ocupando la principal posición entre los trastornos mentales, y es dos veces
más frecuente en mujeres que hombres. Entre el 10 y 15% de las mujeres en países
industrializados y entre 20 y 40% de las mujeres en países en desarrollo, sufren de depresión
durante el embarazo o el puerperio.

Los trastornos mentales y neurológicos en los adultos mayores, como la enfermedad de


Alzheimer, otras demencias y la depresión, contribuyen significativamente a la carga de
enfermedades no transmisibles. En las Américas, la prevalencia de demencia en los adultos
mayores (más de 60 años) oscila entre 6,46 % y 8,48%. Las proyecciones indican que el número de
personas con este trastorno se duplicará cada 20 años.

Para los trastornos afectivos, de ansiedad y por consumo de sustancias en adultos, graves y
moderados, la mediana de la brecha de tratamiento es de 73,5% en la Región de las Américas,
47,2% en América del Norte y 77,9% en América Latina y el Caribe (ALC). La brecha para la
esquizofrenia en ALC es de 56,9%, para la depresión es de 73,9% y para el alcohol es de 85,1%.

El gasto público mediano en salud mental en toda la Región es apenas un 2,0% del presupuesto de
salud, y más del 60% de este dinero se destina a hospitales psiquiátricos.
Como se definen los trastornos de la salud mental

(DSM, Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) es una guía publicada por la
American Psychiatric Association (Asociación Estadounidense de Psiquiatría) que explica los signos
y síntomas de varios cientos de afecciones de salud mental, entre ellas, la ansiedad, la depresión,
los trastornos alimenticios, el trastorno de estrés postraumático y la esquizofrenia.

El DSM proporciona criterios para hacer un diagnóstico basado en la naturaleza, la duración y el


impacto de los signos y síntomas. También describe el curso típico del trastorno, los factores de
riesgo y las afecciones coexistentes comunes.

Como se diagnostica un paciente

Un psiquiatra, psicólogo, asistente social clínico u otro profesional de la salud mental puede hacer
un diagnóstico de una afección de salud mental. Tu médico de atención primaria también puede
participar en una evaluación diagnóstica o remitirte a un especialista en salud mental.

El diagnóstico puede basarse en lo siguiente:

Antecedentes clínicos de enfermedad física o trastornos de salud mental en ti o en tu familia

Un examen físico completo para identificar o descartar una afección que pueda estar causando los
síntomas

Preguntas sobre tus preocupaciones actuales o por qué estás buscando ayuda

Preguntas acerca de cómo los eventos o cambios recientes en tu vida (traumas, relaciones,
trabajo, muerte de un amigo o pariente) han afectado la manera en que piensas, sientes o te
comportas

Cuestionarios u otras pruebas formales que solicitan tu opinión sobre cómo piensas, sientes o te
comportas en situaciones típicas

Preguntas sobre el consumo pasado y presente de alcohol y drogas

Un historial de trauma, abuso, crisis familiares u otros eventos importantes de la vida

Preguntas acerca de pensamientos pasados o actuales con respecto a la violencia contra ti mismo
o contra otros

Cuestionarios o entrevistas completados por alguien que te conozca bien, como un padre o
cónyuge

¿Cuándo se necesita una evaluación o tratamiento?

Cada afección de salud mental tiene sus propios signos y síntomas. Pero, en general, puede ser
necesaria la ayuda profesional si tienes:
Cambios en la alimentación y en los horarios de sueño

Incapacidad para afrontar los problemas o las actividades de la vida diaria

Sensación de desconexión o retiro de las actividades normales

Pensamientos inusuales o "mágicos"

Ansiedad excesiva

Tristeza, depresión o apatía prolongadas

Pensamientos o declaraciones sobre suicidio o daño a otros

Abuso de sustancias

Cambios extremos de humor

Ira excesiva, hostilidad o comportamiento violento

Muchas personas que tienen trastornos de salud mental consideran que sus signos y síntomas son
parte normal de la vida o evitan el tratamiento por vergüenza o miedo. Si te preocupa tu salud
mental, no dudes en pedir consejo.

Consulta a tu médico de atención primaria o pide una cita con un psiquiatra, psicólogo u otro
profesional de la salud mental. Puede ser importante para ti encontrar un profesional que esté
familiarizado con tu cultura o que demuestre una comprensión del contexto cultural y social que
sea relevante para tus experiencias e historias de vida.

Con el apoyo apropiado, puedes identificar afecciones de salud mental y recibir tratamiento
apropiado, como medicamentos o asesoría.

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