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INSTITUTO DE ESTUDIOS ECLESIÁSTICOS

PADRE FÉLIX VARELA

TRABAJO FINAL PARA LA ASIGNATURA

METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN

TÍTULO

INVESTIGACIÓN CUALITATIVA

Rancey Rodríguez Romero


4to Año

LA HABANA 2019

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INVESTIGACIÓN CUALITATIVA

HISTORIA

Las diversas corrientes de pensamiento que han surgido principalmente en Occidente


se han diversificado en dos aproximaciones o enfoques respecto al conocimiento objetivo
de los diversos temas de estudio: los métodos cuantitativo y cualitativo. Ambos enfoques
son también los paradigmas por medio de los cuales la investigación científica se nutre y
prosigue en un ciclo siempre ascendente.

Las dos proyecciones se caracterizan por emplear un proceso cuidadoso de


investigación cuya sistematicidad y comprobación empírica de análisis da como resultado
lo que normalmente denominamos «constatación científica». Sampieri, citando a
Grinnell, asevera que en los dos métodos intervienen un conjunto de axiomas cuasi
invariables cuya cuidadosa observación garantiza el rigor del resultado obtenido. Ellos
son, en general: llevar a cabo observación y evaluación de fenómenos, establecer
suposiciones a partir de la evaluación realizada, demostrar en qué grado dichas
suposiciones tienen algún fundamento y esclarecer, a través de las nuevas observaciones,
la modificación o fundamentación del tema en cuestión.1

Ahora bien, desde el siglo XVI con el «renacimiento» de las ciencias naturales de la
mano de Galilei, Copérnico y Newton, el método de investigación cuantitativo terminó
por imponerse logrando en pleno siglo XVIII que su aceptación fuera materia de
necesidad en el ámbito científico. Para inicios del siglo XIX el enfoque cuantitativo
terminó siendo sinónimo de ciencia en tanto el científico se hallaba en la necesidad de
utilizar herramientas de medición en su estudio de la realidad. Por ello, el aspecto
empírico del método cuantitativo estaba supeditado a priori, al menos en la época en
discusión, en la medida en que el sujeto cognoscente fuera capaz de dar razón del objeto
estudiado en términos numéricos. Es el motivo principal por el que muchos individuos
ajenos al tema (y no pocos de los que sí están inmersos en el asunto) consideren que
verdadero método con el cual la ciencia ha de abrirse paso hacia el conocimeinto consista,
únicamente, en el aspecto cuantitativo.

1
ROBERTO HERNÁNDEZ SAMPIERI, Metodología de la investigación, México 20064 , P, 4
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Sería Wilhelm Dilthey, filósofo, historiador e intelectual alemán, quien aclarara la
situación estableciendo una distinción clásica entre los diversos objetos de estudio. Según
él, todo acercamiento a la materia del conocimiento social se encuentra fundamentada en
una determinada «hermenéutica» de la vida, cuyo estrato último es el hombre mismo que
sitúa todo aspecto circundante (incluido el yo) al interior de su propia experiencia vital.
Para Dilthey las ciencias duras —matemáticas, física, biología— solo conocen su objeto
de estudio. El conocimeinto en sí mismo es, por tanto, su fin último. Las ciencias sociales,
por otro lado, no solo conocen. Como su espacio de indagación suele realizarse desde la
interpretación de la propia vida individual, es imposible que la experiencia de este campo
quede reducida únicamente a lo constatable empíricamente, puesto que las realidades que
aborda la ciencia social no se compone de cuerpos inamovibles y objetos en estado de
reposo, cuyas leyes se deducen debido a la rigidez de tan vagos comportamientos.

La historia, la sociología y etnología, por ejemplo, tienen como meta de estudio al


hombre, un ser con consciencia y capacidad de decisión. Las decisiones de este dan a luz,
en última instancia, un objeto escurridizo y difícil de aprehender en su propia
subjetividad. Por ello, solo queda echar mano de una hermenéutica de la vida cuyo último
fin sea concebir en un plexo unitario toda la realidad viviente de la que el hombre no es
sino una forma de vida.

Así pues, para Dilthey, las ciencias duras conocen en tanto las ciencias del espíritu —
como denominaba en ese entonces a las ciencias sociales— comprenden.

Entre conocer y comprender se hace patente un enorme abismo. Conocer no garantiza


por parte del sujeto sino el descubrimiento de algo. Comprender es mucho más profundo
puesto que al unísono se proporciona también al sujeto la posibilidad de intuir una
conexión de lo comprendido. Y una vez hemos vislumbrado dicho vínculo somos capaces
de integrarlo a la perspectiva de las cosas y los objetos. En otras palabras, podemos
conocer, pero no comprender lo conocido. He ahí la principal distinción entre ambos
métodos.

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¿EN QUÉ CONSISTE EL MÉTODO CUALITATIVO?

Según Grinnell, en Sampieri:

«El enfoque cualitativo, a veces referido como investigación naturalista,


fenomenológica, interpretativa o etnográfica, es una especie de “paraguas” en el
cual se incluye una variedad de concepciones, visiones, técnicas y estudios no
cuantitativos»2.

Además, en la investigación cualitativa el investigador plantea un problema que no


siempre sigue un proceso claramente definido porque sus planteamientos no son tan
específicos como en el enfoque cuantitativo. Quizá algo llamativo en este enfoque es que
el investigador comienza observando el mundo social y en este proceso desarrolla una
teoría coherente con lo que observa que ocurre.

Sería interesante notar el modo en que el enfoque cualitativo se acerca al estudio de su


objeto y cuáles son sus peculiaridades. Para ello nos enfocaremos ahora específicamente
en la esfera sociológica y el modo en que se generan sus teorías. Puesto que la
investigación cualitativa, referida al estudio de las ciencias sociales, genera
continuamente un cúmulo teórico cada vez más intrincado, hallamos en ello razón
suficiente para exponer, ejemplificar y clarificar el modus en que la proyección cualitativa
efectúa su quehacer.

La teoría bien puede entenderse como el simple «estudio de las ideas». En términos
más generales, la teoría es el elemento y herramienta con la cual el hombre que hace
ciencia abstrae desde «datos particulares» relativos a un tiempo y lugar determinados,
ciertos modelos de referencia. Explicitemos más. Teoría es «generalización separada de
los particulares, abstracción separada del caso concreto». Decimos que existen teorías
especiales y teorías generales.

Hablemos vagamente de ambas. Por teoría especial se entiende en sociología teorías


como la «estratificación», la «socialización», la «política» y la «administración». Las
teorías generales lo que hacen es unir todas estas teorías especiales y concatenarlas. Las
teorías generales serían entonces teorías acerca de todo lo anterior, visto desde un prisma

2
IBIDEM , 8
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no particular y sin establecer divisiones en la forma específica de interacción de cada una
de las teorías especiales. Ejemplifiquemos. Una teoría general de las clases, desde la
teoría marxista, aglomeraría todas las teorías especiales sobre las clases y las colocaría al
interior del desarrollo económico y las relaciones de clase en cuanto tales.

Pero sería ingenuo creer que la teoría es enteramente objetiva. De hecho, en las
ciencias sociales, aunque las teorías se relacionan estrechamente con la realidad, son las
teorías mismas las que generan los experimentos que verifican los datos empíricos o
«fácticos». Y si a lo anterior añadimos que las teorías se encuentran estrechamente ligadas
a las personas que la elaboran; y estas, a su vez, «marcadas» por el contexto en el cual
viven y se desarrollan, podemos decir sin temor alguno que las teorías están
estrechamente «vinculadas» a los autores que las generan.

En palabras de Jeffrey C. Alexander3 «la teoría es el corazón de las ciencias». Por


semejante razón decimos que son las teorías las que «estructuran la realidad»,
exactamente, los datos o hechos que estudian los científicos sociales. Cuando los
científicos sociales se preguntan, por ejemplo, a qué se debe el rápido desarrollo del
Japón, no pocos llegan a la conclusión de que tal desarrollo se debe, en gran medida, a la
socialización. Pero ¿cómo se descubre el hecho de que la socialización explica el
desarrollo del Japón? Es porque los científicos sociales están convencidos «teóricamente»
de que el proceso de socialización durante la infancia es sinónimo de un rápido
crecimiento económico. En otros términos, no es necesario visitar el Japón para verificar
el impacto que supone la socialización —teóricamente hablando— en los resultados del
proceso económico.

Ahora bien, ¿cómo se producen esas teorías de las que hemos hablado? ¿qué elementos
entran en su composición? ¿Es una teoría completamente abstracción, o es, por otro lado,
enteramente dato fáctico? Comenzaremos diciendo que, aunque la inducción juega un
papel dentro de cualquier teoría, no es posible que las teorías puedan cimentarse en casos
específicos y aislados. Por ello, la teoría no puede sustentarse desde la inducción.
Podemos decir que las teorías se construyen con datos… Pero ¡cuidado! La teoría no se
compone únicamente de datos porque encontraremos que el mundo real siempre
impondrá sus límites a cualquier teorización.

3
J. C. ALEXANDER, Las teorías sociológicas desde la segunda guerra mundial, pp 5-17.

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Es el motivo por el cual decimos que el razonamiento teórico tiene una relativa
autonomía con respecto al mundo real. Y eso significa que, en la construcción de las
teorías científicas, el mundo real modifica parte del proceso, aunque, sin embargo, no
elimina del todo las teorías. Es imprescindible decir que hay, por consecuente, una
relación directa entre teoría y hechos, entre el medio metafísico y el medio empírico.
Expliquemos el primero de ellos que es el que nos compete.

Los que acabamos de denominar medio metafísico puede ser bautizado con el nombre
de elemento apriorístico. Aquí hablamos de la parte teórica que no hace referencia alguna
a la parte empírica. Este elemento, como indica la palabra, es a priori, es decir, no
depende de la observación sino de la «Tradición». Mucho debate se ha suscitado con el
último vocablo. Con todo, si algo es seguro, es que la ciencia, como «proceso racional»,
se desarrolla siempre dentro de una tradición que se da por sentada y no está sujeta a
comprobación empírica. De lo contrario, en todos y cada uno de los casos, sería necesario
reelaborar vez tras vez los marcos epistemológicos que sustentan toda teoría racional.
Simplemente se trata de una tarea imposible. No sólo por el esfuerzo que demandaría,
sino porque se perdería la posibilidad misma de hacer ciencia.

Las tradiciones científicas están integradas por los componentes básicos de la ciencia
social. Y precisamente el núcleo del debate teórico contemporáneo es cómo deben ser
conceptualizados esos componentes básicos de las ciencias sociales. De hecho, J. C.
Alexander nos dice que «el legado de una generación de sociólogos a otros, consiste en
saber no ya cuáles son los elementos no empíricos, sino cuáles son entre ellos los más
importantes».

Las distintas tradiciones de la teoría social enfatizan un nivel determinado


(presuposiciones, ideologías, modelos, conceptos, supuestos metodológicos) por encima
de otros. Sostienen que tal o cual nivel es de importancia extrema. Y por eso las diversas
comprensiones teóricas del componente que se considera decisivo constituyen la base de
las principales tradiciones sociológicas. Para J. C. Alexander todos los niveles anteriores
son reduccionistas; no irrelevantes, pero sí exentos del poder que se les otorga. El nivel
de las presuposiciones será, por tanto, los supuestos más generales de cada sociólogo en
su enfrentamiento con la realidad.

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IMPORTANCIA DEL ENFOQUE CUALITATIVO

PARA LOS ESTUDIANTES DEL IEPFV

Ya hemos dicho que durante mucho tiempo se consideró que el enfoque cuantitativo
era el único y verdadero talante de la ciencia. Con Dilthey, Levi Strauss, Habermas y
otros autores clásicos de las ciencias sociales, cuyos aportes han sido sin duda
significativos, el método cualitativo ha logrado irrumpir en el ámbito de los estudios como
una herramienta determinante para comprender una elevada porción de la realidad del
hombre.

Las ciencias duras, como suele llamársele a las Matemáticas, la química, la biología o
la física, tienen la ventaja de brindarnos una información precisa, y en ocasiones, exacta,
de sus respectivos objetos de estudio. No obstante, por tratarse de cuerpos que en su
mayoría son estáticos y no muestran resistencia al escrutinio del hombre, el solo
conocimiento de estos pasa por alto la complejidad de un ser con consciencia de cuya
intención y decisión es que, de hecho, se hace posible que dichos objetos tengan sentido.
Si las cosas de este kosmos tienen un lugar específico y cierta importancia en el teatro de
la existencia, ello es así porque el hombre es quien se lo otorga. No es posible, por tanto,
debido a vastedad de lo real, objetivar a un ser que, por su propia naturaleza, en su
despliegue histórico y cultural, se niega una y otra vez a la reducción de un esquema
puramente cuantitativo.

El enfoque cualitativo hace entrada ahí donde la investigación puramente numérica no


puede arrojar más datos que los ya obtenidos. A lo sumo, bien podría indicar en algún
que otro sentido, pero ello es ya de por sí comprometedor, pues las ciencias objetivas,
debido a su propia metodología, tiene la tarea de formular diáfanamente la realidad de la
que pretende dar razón. No puede este enfoque determinar si un sistema social, por
ejemplo, trabaja con el fin de hacer realidad las metas de sus ciudadanos o, por otro lado,
las del gobierno. Tampoco puede entrar al ser de una cuestión tan «banal» como la
libertad; a lo sumo, de ella podrá decir que es imposible medirla en términos numéricos.
Es cierto que una de las principales debilidades de la perspectiva cualitativa bien podría
ser su «indeterminación» a la hora de dar un veredicto objetivo respecto al tema que trata.
Pero precisamente en esta indeterminación, en esta aparente flaqueza, se halla su fortaleza

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principal: dejar intacta la naturaleza de lo real, comprendiendo que esta última siempre
trasciende todo esfuerzo de formular el todo en la parte.

La investigación cualitativa puede ser un instrumento útil para escanear la sociedad


cubana actual y reflexionar acerca de sus flaquezas y fortalezas. Siempre que esta se
emplea concienzudamente ha probado arrojar frutos prometedores en el ámbito político,
histórico y social. Permite adquirir un enfoque más abarcador y menos juicioso del ser
humano, cuya relación con las cosas se torna problemática según la dinámica, siempre
nueva, en que se desarrolla en su contexto.

El instituto Padre Félix Valera tiene la misión de reflexionar respecto a la realidad de


Cuba en el presente panorama mundial, y ello difícilmente se hará a menos que la
reflexión se halle desprovista de todo muro de contención y con la libertad suficiente
como para que cada estudiante sienta la necesidad de aportar, desde su óptica, lo que él
considera de vital importancia para el desarrollo histórico, social y moral de la nación
cubana.

Ello nos llenaría de satisfacción, pues la comprensión de nuestra realidad en el


panorama más amplio de la realidad mundial, augura buenos tiempos.

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BIBLIOGRAFÍA

ALEXANDER J. C, Las teorías sociológicas desde la segunda guerra mundial, 1996.

SAMPIERI R. H, Metodología de la investigación, México 20064.

WIKIPEDIA, la enciclopedia libre, 2017.

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